Osos Polares (la lucha por sobrevivir)
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Osos polares
(La lucha por sobrevivir)
El oso polar u oso blanco es una especie de mamífero carnívoro de
la familia de los osos (Ursidae). Rivaliza con su pariente, el oso
Kodiak, por el título de carnívoro terrestre más grande de la Tierra.
Vive en el medio polar y zonas heladas del Hemisferio Norte. Es el
único superdepredador.
Taxonomía
Estudios genéticos
realizados
posteriormente
muestran que incluso
algunas poblaciones
de oso pardo se
encuentran más
relacionadas al oso
polar que con otras
de su misma
especie; esto implica
que el oso polar no cumple con algunas de las definiciones de
especie. Adicionalmente, las dos especies pueden reproducirse y
obtener híbridos fértiles, indicando su reciente divergencia y su
similitud genética. Sin embargo, se consideran especies separadas
porque ninguna de las dos especies pueden sobrevivir a largo plazo
en el nicho ecológico de la otra, tienen
diferencias morfológicas y fenotípicas; metabolismo,
comportamiento y comportamiento social distinto.
Descripción
Presenta un
perfil más
alargado
que el de
otros osos y
las patas
más
desarrollada
s, tanto
para
caminar como para nadar largas distancias. Las orejas y la cola son
muy reducidas, para mantener mejor el calor corporal, al igual que
en muchos otros mamíferos árticos. En esto también colaboran una
gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje, que en realidad
no es blanco, sino translúcido, formado por miles de pelos huecos
(que al estar llenos de aire, son un buen aislante térmico). Bajo el
pelaje se encuentra la piel, que es negra para atraer mejor la
radiación solar y aumentar así el calor corporal. La luz ordinaria se
refleja sobre el pelaje, generando normalmente la falsa sensación
de blancura. No obstante, en determinados momentos y lugares
puede verse amarillenta o incluso parda clara. La pérdida del calor
corporal se encuentra muy reducida, tanto por el pelaje y el color
de la dermis como por el espeso panículo adiposo que se encuentra
bajo la piel y que sólo se adelgaza en la cabeza, especialmente en la
nariz. Durante el verano estos osos adelgazan y al poseer muy
densamente vascularizados los músculos pueden irradiar entonces
el exceso de calor. Los osos polares del zoológico de Singapur se
volvieron verdes en 2004 al crecer grandes cantidades
de algas sobre ellos, algo que nunca hubiese sucedido en una zona
más fría. Episodios similares pero de menor importancia se dieron
también en San Diego (1979) y Chicago (2005).
Los
machos
adultos
alcanzan
normalm
ente
pesos de
entre
350 y
680 kg, a
unque se
conocen ejemplares excepcionalmente grandes que alcanzaron o
incluso superaron los 1000 kg. Las hembras suelen pesar alrededor
de la mitad; sin embargo, en el tiempo en el que acumulan grasa
antes de dar a luz, pueden pesar entre 350 y 500 kg. Los machos
pueden medir hasta 2,6 m de largo, mientras que las hembras
rondan los 2 m.
Esta especie es la más carnívora de todos los osos, aunque ingieren
una parte ínfima de vegetales durante el verano ártico en la tundra.
Nadan con facilidad (a veces cientos de kilómetros), pero capturan
a sus presas en tierra o sobre el hielo, siendo los depredadores
dominantes de su hábitat. Las focas y otros mamíferos marinos,
como la beluga, son capturadas cuando abren agujeros en el hielo
para respirar. En verano rastrean el aire con su poderoso olfato, a la
búsqueda de crías de foca resguardadas en cámaras bajo el hielo;
más raramente se acercan a las colonias reproductivas de morsas,
donde capturan ejemplares jóvenes, o a las zonas de anidación
de aves marinas, como los araos, para alimentarse de huevos y
pollos. No hibernan, y durante estos meses fríos suelen ser
seguidos por decenas de zorros árticos que devoran las carroñas
que deja a su paso, pero nunca los atacan. Los hábitos de estos
animales son casi siempre solitarios, y son frecuentes las peleas
entre machos para aparearse con las hembras y las peleas entre
individuos de cualquier sexo para apoderarse de la comida. Por lo
general las peleas se resuelven por horripilación; es decir: cuando
un ejemplar disuade o intimida a otro haciendo notar su potencial
fortaleza evidenciando su corpulencia. Tampoco parecen tener
problemas con los lobos, siendo su único enemigo pluricelular
importante los humanos.
Reproducción
El período de
apareamiento
(único en que los
osos de ambos sexos se reúnen y tratan de forma amistosa) es
entre abril y mayo, pero los óvulos no se fertilizan y comienzan a
desarrollar hasta septiembre aproximadamente, en lo que se
conoce como implantación diferida. Durante este tiempo, la
hembra trata de almacenar la mayor cantidad de grasa posible.
Sólo las hembras preñadas buscan refugio durante el invierno
(aunque no hibernan), dando a luz una o dos crías, estas crías se
llaman oseznos y durante el invierno en un refugio excavado en el
hielo. El resto de los individuos siguen siendo activos a pesar de la
oscuridad y frío extremo que reinan en el ambiente y vagabundean
a la búsqueda de comida sobre la plataforma helada. Las madres no
comen nada durante este periodo, sino que viven de la grasa que
han acumulado en su cuerpo durante el invierno, mientras que los
cachorros se alimentan de la leche materna. Esto ocasiona en las
madres una fuerte pérdida de peso, que deben recuperar durante
el verano.
Las crías nacen en octubre, tras una gestación sorprendentemente
corta. Al nacer miden apenas 30 cm de altura y pesan 700 g, no
tienen ningún diente, son ciegas, y totalmente desvalidas. En el
curso de 5 meses crecen rápidamente, de tal manera que al inicio
del verano pueden seguir perfectamente a la madre (ésta está
extraordinariamente flaca y hambrienta tras el ayuno, en el que
puede perder la mitad de su peso inicial). Pasan otros 5 meses
junto a ella, aprendiendo a localizar comida y a resguardarse de los
machos adultos, que en ocasiones matan y comen oseznos. Algunos
llegan a convivir con su madre hasta los 2 o 3 años y medio de
edad. Maduran sexualmente entre los 3 y los 4 años, y pueden vivir
un máximo de 30.
Alimentación
El oso polar se alimenta de muchos animales árticos. A pesar de
todo, sus favoritas son las crías de focas y renos (que son mucho
más escasos que los primeros) y llegan a comer unos 30 kilos de
comida al día, y los cachorros 1 kilo. Los osos polares no toman
agua, ya que en su ambiente es salada y ácida. Sacan los fluidos que
necesitan de la sangre de sus presas. También se ha descubierto
recientemente que pueden llegar a ser caníbales, en especial los
machos, ya que si sufren demasiada hambre, no tienen problemas
en comerse a otros osos en especial jóvenes o muertos
generalmente.
Amenazas
Tradicionalmente, los osos polares fueron cazados por
los esquimales y otros pueblos árticos, por su carne y piel, evitando
ingerir el hígado, que por contener niveles extremadamente altos
de Retinol (forma de Vitamina A encontrada en miembros del reino
animal) consumirlo resulta peligroso para el ser humano.
Los colonos europeos comenzaron a matarlos también por deporte
y para evitar sus incursiones en los poblados, donde podían robar
comida o atacar a los animales domésticos. En raras ocasiones se
dieron ataques contra humanos, aunque la gran mayoría de éstos
fue obra de animales heridos previamente por los propios hombres.
La UICN considera que el número de osos polares se ha reducido en
al menos un 30% en los últimos 45 años. Para 2008 la población se
calculaba entre 20.000 y 25.000 individuos. Hasta hace algunos
años, los osos polares se casaban desde embarcaciones de motor,
avionetas e incluso helicópteros. Esta caza masiva puso la especie al
borde de la extinción, por lo que acabó prohibiéndose en ciertos
países como Rusia o Noruega y regulándose en los demás,
en Canadá país que presenta la mayor parte de la población
mundial de osos polares se permite a los inuit cazar un cierto
número de ejemplares. De igual manera en 2010 se autorizó a las
poblaciones indígenas de EEUU y Rusia mediante un acuerdo entre
ambos países una cuota anual de 29 ejemplares, cuota anulada
recientemente por Rusia que prohíbe totalmente la caza de osos
polares en su territorio. También se persigue el uso de cebos
envenenados para matar a los osos.
Aparte del
hombre, el
único animal
que puede
ser peligroso
para el oso
polar es
la morsa, si es
que se acerca
demasiado. P
or culpa del
hombre el oso polar está siendo amenazado por el calentamiento
global, ya que el hombre ha ido generando
este fenómeno haciendo que los polos se derritan.
Las amenazas más modernas las constituyen la acumulación de
contaminantes en el hielo y atmósfera árticos y
el calentamiento que está afectando su ecosistema. Según estudios
canadienses (2005) el hielo de las zonas habitadas por estos
animales se está derritiendo hasta tres semanas antes que en la
década de 1970, obligando al oso a retirarse a tierra firme sin haber
completado sus reservas de grasa, que pierden durante el verano y
el otoño en forma tan crítica que afecta la capacidad de las
hembras para quedar preñadas y minan su capacidad de producir
leche para alimentar a sus crías. Esto ha provocado una caída del
15% en la tasa de nacimientos.
Un osito tan blanco como la nieve y de apariencia tranquila y
cariñosa es la mayor puerta de entrada a la fama. Es por eso por lo
que los osos polares son el emblema de la Navidad y los campeones
a la hora de enternecer a los amantes de la naturaleza. Pero hay
algo mejor que verlos de lejos, y es conocer cómo se comportan en
las condiciones extremas del casquete polar.
Ficha Técnica
Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Ursidae
Genero: Ursus
Especie: Ursus maritimus
¿Dónde se encuentran?
Siempre escuchamos que los osos polares se encuentran en el polo
Norte. Sin embargo, para los osos polares resulta impensable
desplazarse a semejantes condiciones climáticas en el punto más al
norte de la Tierra, por lo que su real distribución es alrededor del
casquete polar, en Groenlandia, Rusia, Noruega, Alaska y Canadá.
Nacimiento de un osito polar
Aunque vemos a los osos polares
como animales fuertes y resistentes
a las inclemencias del clima, la
verdad es que cuando nacen son
increíblemente frágiles. La época de
reproducción es en primavera, entre
abril y mayo, pero los óvulos
fertilizados no comienzan a desarrollarse sino hasta seis meses
después en septiembre, mientras la madre se alimenta para
acumular la mayor cantidad de grasa posible en su cuerpo para
resistir el invierno. Para octubre (un mes después del comienzo de
la gestación), las crías nacen en un refugio dentro de la nieve. Este
tipo de gestación de tan sólo un mes de duración, muy diferente de
la nuestra de nueve meses, se llama implantación diferida, nombre
que hace alusión al retraso en el desarrollo de los óvulos
fertilizados. Los oseznos recién nacidos tienen apenas 30 cm y 700
g de peso, no poseen pelo, no pueden ver y son totalmente
indefensos. Al cabo de cinco meses la madre los ha alimentado y
estarán listos para comenzar el entrenamiento sobre la nieve. Por
lo general, las crías conviven con la madre hasta los 2 ó 2.5 años, y
pueden llegar a vivir hasta treinta años.
Aislante natural del frío
Una pregunta que nos ronda en la cabeza es, ¿cómo hacen los osos
para resistir las bajas temperaturas de su hábitat? Lo primero es
que su pelaje aparentemente blanco es en realidad de color
traslúcido, y cada uno de los pelos está compuesto por varios más
en su interior, y todos ellos son huecos. Esto permite que cada fibra
de pelaje retenga una cantidad importante de aire, que al
multiplicarla por el total de pelos del animal, forman un aislante de
aire muy resistente al frío. La segunda estrategia consiste en tener
una gruesa capa de piel negra que atrae la radiación solar, y
acumula el calor a lo largo de todo el cuerpo. Otra importante
característica del oso polar es contar con una cola y orejas
reducidas, con el fin de mantener de manera más eficiente el calor
corporal.
Nadador por excelencia
Los osos polares son tal vez los mejores nadadores dentro de la
familia Ursidae. A pesar de tener un promedio de 500 kg de peso y
2,5 m de largo, pueden nadar cientos de kilómetros para
desplazarse, además de que flotan con facilidad.
Estamos en peligro
Los osos polares son el mayor
depredador de la zona del Ártico. Sin
embargo su principal enemigo es el
hombre, quien ha disminuido su
número por medio de la cacería con
fines de obtener su carne y piel, o
para defender asentamientos de los
pueblos cercanos. Hoy en día el número de osos es mucho menor y
continúa en descenso, debido a la contaminación, a la cacería
furtiva y al calentamiento global que derrite los casquetes de hielo.
Esto hace que los osos tengan que desplazarse en búsqueda de
nuevos lugares para vivir, en donde no pueden cazar focas u otras
presas que les proporcionan la grasa necesaria para soportar los
fuertes inviernos. El resultado es que las hembras pierden su
capacidad de quedar embarazadas, y por ende el número de la
población sigue reduciéndose. Se calcula que quedan entre 22.000
y 25.000 osos polares en total, lo cual es una cifra lamentablemente
baja, que los categoriza como una especie amenazada.