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 La importancia de la escansión... 7 1 LA OTREDAD EN LA LITERATURA DE VIAJES DE RUBÉN DARÍO Marina Martínez Andrade * Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa PA LABRAS CLAVE : IDENTIDAD  /OTREDAD, LIB ROS DE VIA JES , PARISIANA , PEREGRINACIONES , R UBÉN D  ARÍO L a literatura de viajes por su propia naturaleza está acostumbrada a traspasar confines, a cruzar fronteras para ver qué hay más allá, a contrastar lo interior con lo exterior, a establecer comparaciones entre lo propio y lo ajeno; por lo que, un momento privilegiado de este tipo de textos lo constituye el encuentro con el otro, con los otros. Al enfrentarse el viajero con ellos, en tanto que habitantes de un espacio diferente, lo primero que salta ante su vista es lo distinto, que puede provocarle curiosidad, atracción o rechazo, pero que siempre será asun- to digno de ser enunciado. Los viajes resultan formas de contacto en- tre sociedades y civilizaciones diversas, siempre realizados por viajeros concretos; de modo que los relatos de dichos encuentros difícilmente pueden separarse de las características de la personalidad y las circuns- tancias de vida de cada viajero. Rubén Darío (1867-1916), nicaragüense e impulsor fundamental del Modernismo, fue poeta, narrador, periodista y viajero infatigable. Él mis- mo ha contado en algunas páginas autobiográficas y en otras en que se fusiona implícitamente con un personaje ficcional, algunos hechos de su existencia, 1  aun siendo ésta tan rica de experiencias y tan variada * [email protected] 1  Entre las primeras:  La vida de Rubén Darío contada por él mismo (1991), publicada originalmente por Maucci en Barcelona, 1915 y, entre las segundas,  El oro de Mall orca (1990) —editada en 1913 y reeditada junto con  La isla de oro por J. R. S. en Barcelona, 1978— uno de sus textos más netamente autobiográficos, pese a ser novela, en la que bajo 71 Signos Literarios   6 (julio-diciembre, 2007), 71-97

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    LA OTREDAD EN LA LITERATURA DE VIAJESDE RUBN DARO

    Marina Martnez Andrade*

    Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa

    PALABRAS CLAVE: IDENTIDAD/OTREDAD, LIBROS DE VIAJES, PARISIANA, PEREGRINACIONES, RUBN DARO

    La literatura de viajes por su propia naturaleza est acostumbrada atraspasar confines, a cruzar fronteras para ver qu hay ms all, acontrastar lo interior con lo exterior, a establecer comparacionesentre lo propio y lo ajeno; por lo que, un momento privilegiado de estetipo de textos lo constituye el encuentro con el otro, con los otros. Alenfrentarse el viajero con ellos, en tanto que habitantes de un espaciodiferente, lo primero que salta ante su vista es lo distinto, que puedeprovocarle curiosidad, atraccin o rechazo, pero que siempre ser asun-to digno de ser enunciado. Los viajes resultan formas de contacto en-tre sociedades y civilizaciones diversas, siempre realizados por viajerosconcretos; de modo que los relatos de dichos encuentros difcilmentepueden separarse de las caractersticas de la personalidad y las circuns-tancias de vida de cada viajero.

    Rubn Daro (1867-1916), nicaragense e impulsor fundamental delModernismo, fue poeta, narrador, periodista y viajero infatigable. l mis-mo ha contado en algunas pginas autobiogrficas y en otras en que sefusiona implcitamente con un personaje ficcional, algunos hechosde su existencia,1 aun siendo sta tan rica de experiencias y tan variada

    * [email protected] Entre las primeras: La vida de Rubn Daro contada por l mismo (1991), publicadaoriginalmente por Maucci en Barcelona, 1915 y, entre las segundas, El oro de Mallorca(1990) editada en 1913 y reeditada junto con La isla de oro por J. R. S. en Barcelona,1978 uno de sus textos ms netamente autobiogrficos, pese a ser novela, en la que bajo

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    de horizontes; lo esencial de la misma bien podra sintetizarse en unoscuantos episodios, aqullos que ms repercusin tuvieron sobre suvida literaria y la de Hispanoamrica; en particular, sus mltiplesdesplazamientos y residencias en tierras extranjeras que ensancharonsu conocimiento y perspectivas del mundo y, a la larga, contribuye-ron inevitablemente a forjar su propia identidad y la de su nacin, dondela imagen de Daro ha devenido smbolo de identidad nacional.2

    Viajes y formacin

    Sus primeros viajes constituyen propiamente un rito de iniciacin: deMetapa, su pueblo original, hoy Ciudad Daro, va a Len, luego a Managuay, ms tarde, a El Salvador donde la lectura de autores franceses con-temporneos, bajo la orientacin de Francisco Gavidia, acrecienta elconocimiento y la admiracin que el joven Daro ya senta por Francia ysu gran aspiracin de conocer Pars: "Yo soaba con Pars, desde nio, apunto de que cuando haca mis oraciones rogaba a Dios que no me dejasemorir sin conocer Pars" (La vida... 71-72).3 Con el paso del tiempo, eseanhelo infantil se transform en un deseo vehemente de escribir a la manerafrancesa, como lo manifiest en "Los colores del estandarte", uno de susartculos publicado en La Nacin el 27 de noviembre de 1896:

    Mi adoracin por Francia fue, desde mis primeros pasos espirituales, hon-da e inmensa. Mi sueo era escribir en lengua francesa... Al penetrar enciertos secretos de armona, de matiz, de sugestin, que hay en la lengua

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    los nombres aparecidos en la obra se esconden personas conocidas. Benjamn Itaspes esRubn Daro; Jaime de Flor y ngel Armas son, respectivamente, sus amigos SantiagoRusiol y Gabriel Alomar; y Mara es Pilar Montaner, la esposa de Juan Sureda (Luis deArosa en el relato), su anfitrin en la isla.2 "Nicaragua es una repblica de poetas [...] El poeta formaba parte de los idelogos de latransformacin del pas [y] se convirti [...] mxime a partir del genio y de la glora deDaro, en el hroe nacional por excelencia, en su lder natural". (Valle Castillo 40-41)3 Daro se haba formado literariamente bajo la influencia de los poetas romnticos espaolese hispanoamericanos. Antes de su trato con Gavidia, haba ledo a Vctor Hugo quien llega ser su dolo; y, en la Biblioteca Nacional de Nicaragua, a otros escritores franceses, comoTefilo Gautier, que ya anuncia una superacin del romanticismo.

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    de Francia, fue mi pensamiento descubrirlos en el espaol o aplicarlos[....] Y he aqu cmo, pensando en francs y escribiendo en castellano quealabaran por lo castizo acadmicos de la Espaola, publiqu el pequeolibro [Azul] que iniciara el actual movimiento literario americano... (Daroesencial 25-26)

    Una serie de circunstancias, amores desdichados, falta de un ambientepropicio a su desarrollo intelectual, imposibilidad de tener la "buenaposicin social" a que aspiraba, incitan en l un ansia de partir, de viajar,de arribar a nuevas tierras y crear un mejor destino. Primero piensa enirse a Estados Unidos; despus se decide por Chile, lugar en que permanecedesde 1886 hasta 1889.

    En el pas andino vive y trabaja la mayor parte del tiempo enValparaso, pero viaja frecuentemente a Santiago para reunirse con susamigos entre ellos Pedro Balmaceda Toro, hijo de Jos ManuelBalmaceda, presidente de la repblica de Chile procurando, segn lmismo cuenta: "vivir de arenques y cerveza en una casa alemana parapoder vestirme elegantemente, como corresponda a mis amistadesaristocrticas" (36). Tanto por su obra como por su talante, sus contem-porneos hablaban de un "galicismo mental" que empezaba a invadirlo.

    En cuanto a su produccin escritural, colabora en diversas revistasy peridicos chilenos, establece un magnfico contacto con el peridicoLa Nacin de Buenos Aires, que le redundar en magnificas opor-tunidades de vida y trabajo y, en 1888, publica Azul, libro fundamentalque le abre las puertas a la fama en el mundo hispnico, mas no enChile, donde slo empieza a llamar la atencin luego que Juan Valerahiciera elogiosos comentarios, tanto del autor como de la obra, en dosde sus Cartas americanas. El escritor espaol haca notar dice elmismo Daro que Azul estaba escrito "en muy buen castellano", perolo contrastaba con el espritu francs del volumen y el hecho de que suautor, sin haber salido nunca de su patria ms que para ir a Chile,estuviera "tan a la moda de Pars y con tanto chic y distincin, que seadelanta a la moda y pudiera modificarla" (La vida 138).

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    PPPPPaisano inevitableaisano inevitableaisano inevitableaisano inevitableaisano inevitable

    No obstante, cuando Daro anuncia el regreso a su patria, en Chilenadie hace nada por retenerlo. Antes de partir a Managua, escribe suprimera corresponsala para La Nacin, dando cuenta de la llegada delcrucero brasileo "Almirante Barroso" a Valparaso. Ya en su pas, de-sembarca en puerto Corinto sin dinero en el bolsillo, pero vestido comoun dandy. Aos ms tarde, los jvenes poetas vanguardistas nicara-genses pertenecientes a la oligarqua granadina, en un ldico eirreverente poema, lo interpelan en forma despectiva y se burlan de suexcntrico atuendo:

    En fin, Rubn,paisano inevitable, te saludocon mi bombn,que se comieron los ratones enmil novecientos veinte y cin-co. (Coronel Urtecho Pl-la dannta 21. nfasis mo)

    Daro contina sus desplazamientos por Centroamrica: en 1889, deLen, ciudad en que se establece al llegar de Chile, se dirige a El Salvador,ah contrae matrimonio civil con la salvadorea Rafaela Contreras, la"Stella" de sus poemas, funge como director del peridico La Unin,destinado a difundir los principios integracionistas centroamericanos, yrecibe la terrible noticia de la muerte de su querido amigo PedroBalmaceda.4 En homenaje a ste, escribe y publica en este mismo pas, al

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    4 Un ao despus, en Guatemala, contrae nupcias por la iglesia con Rafaela, con la queprocrea su primer hijo, llamado Rubn Daro Contreras. Se mencionan tres mujeressignificativas en su vida, la primera de ellas es la antes mencionada, quien muere en ElSalvador a los tres aos de matrimonio. Despus se casa con la nicaragense RosarioMurillo segunda mujer de gran ascendiente para l, sobre todo por los problemas que leacarrea en un matrimonio que el escritor denuncia como forzado. Y la tercera es laespaola Francisca Snchez, campesina originaria del pueblo de Navalsauz (vila),compaera, amante y solcita que le proporciona comprensin, ternura y apoyo en susmomentos de debilidad. Si bien nunca puede legalizar su matrimonio, tiene varios hijoscon ella y vive a su lado hasta su regreso definitivo a Nicaragua.

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    ao siguiente, una elegaca biografa titulada A. de Gilbert, seudnimocon que el joven chileno, muerto a los 21 aos, firmaba sus escritos.

    En esta obra Daro recuerda que Pedro y l, juntos, gustaban de realizarviajes imaginarios. En su fantstico itinerario primero que nada iran aPars y luego a otros lugares del mundo:

    Oh, cuntas veces en aquel cuarto, en aquellas heladas noches, l y yo, losdos soadores, unidos por un afecto razonado y hondo, nos entregbamosal mundo de nuestros castillos areos! Iramos a Pars, seramos amigos deArmand Silvestre, de Daudet, de Catulle Mends [...] oiramos a Renan en laSorbona y trataramos de ser asiduos contertulios de Madame Adam; y escri-biramos libros franceses!, eso s. Haramos un libro entre los dos, y trabaja-ramos porque llevase ilustraciones de Emile Bayard, o del exchileno Santia-go Arcs...

    Iramos luego a Italia y a Espaa. Y luego, por qu no?, un viaje albello Oriente, a la China, al Japn, a la India, a ver las raras pagodas, lostemplos llenos de dragones y las pintorescas casitas de papel, como aquellaen que vivi Pierre Loti; y, vestidos de seda, ms all, pasaramos por bos-ques de desconocidas vegetaciones, sobre un gran elefante... Pedro, de pron-to, lanzaba una gran carcajada. (37-38)

    Sueos que empiezan a materializarse

    Los sueos de Daro empiezan a materializarse en mayo de 1892, alrecibir el nombramiento de Secretario de la Delegacin Nicaragense,que abra de asistir a la conmemoracin del IV Centenario del Descu-brimiento de Amrica en Madrid; de esta manera viaja por primeravez a Espaa, donde se relaciona con las grandes figuras del mundointelectual: Juan Valera, Gaspar Nez de Arce, Marcelino Menndezy Pelayo, Jos Zorrilla, Emilia Pardo Bazn y otros. La ltima lo recibeen sus veladas, por lo que se siente orgulloso, pues considera que "nohaba extranjero de valer que no fuese invitado por ella" (La vida...63). Posteriormente, en el "Prlogo" de El canto errante, recordar asus detractores hispanos, que tanto sus obras como su persona fueronbienvenidos la primera vez que pis tierras espaolas: "En esos mismos

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    tiempos comenta mi ilustre amiga doa Emilia Pardo Bazn se diola voluptuosidad de hacerme recitar versos en su saln, en compaadel autor de Pedro Abelardo..." (409).5

    Con todo, la Espaa que ve Daro, en su viaje con don FulgencioMayorga, no era an la que vera en 1989, sino todava ms lamentable"Porque la derrota inminente suele ser peor que la padecida", comenta alrespecto Jaime Torres Bodet (82). Agrega el ilustre mexicano que habamuchas carencias polticas, sociales y econmicas, y las burguesa inte-lectual "no representaba a una clase social orgnica, laboriosa, homo-gnea y fuerte" (82).

    A su regreso a Amrica, en marzo de 1893, es designado CnsulGeneral de Colombia en Buenos Aires. Para llegar a Argentina elige laruta Nueva York-Europa. En mayo parte a Nueva York donde conoce aJos Mart y aprovechando un adelanto de salarios correspondientes alnuevo cargo, en julio embarca rumbo a Francia. Reside en Pars por dosmeses hasta agotar su caudal econmico, viviendo "una vida de granburgus, entreverada de barrio latino y de bohemia" (Albareda 590).Alejandro Sawa y Enrique Gmez Carrillo lo introducen en las tertuliasparnasianas, simbolistas y decadentistas, de esta manera tiene trato conVerlaine, Charles Morice, Jean Mores y otros:

    Vida bohemia, poetas decadentes, reinas del cancan, alcohol y rarezas ele-gantes. Pars fue una fascinacin en el nimo del nicaragense que cayntegro, en la tentacin fcil de los poetas malditos y en los tpicos des-lumbradores de sus vidas. Pars le absorbe, le domina. Pars es una fiebreincontenida en el alma del poeta [...] Con lujos lnguidos, madrugadasjunto al Sena, lunas dolientes que los poetas cantarn luego sobre lasmesas de los cafs de Montmartre. (Albareda 590)

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    5 Por su fama y la calidad de su obra, el escritor nicaragense sufri los ataques de varioshombres de letras contemporneos, no slo en Hispanoamrica sino en Europa. Detenerseen ellos rebasa los lmites de este artculo; pero sorprende la saa con que fue tratadopor los espaoles durante su segunda estancia en ese pas que l am tanto. Lo tacharonde degenerado, borracho y manaco sexual e hicieron mofa de su poesa, de sus aportesy de sus innovaciones mtricas. Y sorprende tambin la fortaleza y magnanimidad conque Daro supo afrontarlos y continuar su obra creadora contra viento y marea (ColomaDiccionario 1383).

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    Argentina, su segunda patria

    En agosto de 1893, por fin llega a Buenos Aires. Poco a poco empieza asepararse de su patria y a sumergirse en la atmsfera cosmopolita deuna de las ciudades latinoamericanas ms avanzadas, de la poca,tanto en lo econmico como en lo cultural:

    Asqueado y espantado de la vida social y poltica en que mantuviera a mi pasoriginal un lamentable estado de civilizacin embrionario, no mejor en tie-rras vecinas, fue para m un magnfico refugio la Repblica Argentina, encuya capital, aunque llena de trfagos comerciales, haba una tradicinintelectual y un medio ms favorable al desenvolvimiento de mis faculta-des estticas. (La vida 112)

    Debido a su cargo diplomtico frecuenta a lo mejor de la sociedadbonaerense; forma parte del cuerpo de redactores de La Nacin; y en lasreuniones de intelectuales se convierte en el foco de atencin, sobre todode los jvenes, que dan un gran impulso al Modernismo. Se cuentanentre sus seguidores Alberto Ghiraldo, Ricardo Jaimes Freyre, LeopoldoDaz y Leopoldo Lugones. Tres aos despus de vivir en la ciudad portea,en la introduccin que escribe para Nosotros, de Roberto J. Payr, expresasu gran admiracin por la que lleg a considerar su segunda patria:

    Buenos Aires modernsimo, cosmopolita y enorme, en grandeza creciente,lleno de fuerzas, vicios y virtudes, culto y polgloto, mitad trabajador, mitadmuelle y sibarita, ms europeo que americano, por no decir todo europeo.(Escritos inditos 101).

    En 1896, publica con gran xito Los raros en octubre y Prosas profanasen noviembre, el triunfo lo lleva a vislumbrar su trascendencia en laliteratura hispnica. "Buenos Aires: Cosmpolis. Y maana!", exclamaentusiasmado al final de Prosas profanas (255), deseando interiormenteque llegara a cumplirse su ansia de residir en Pars, pues tena el afn deprobarse entre los grandes.

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    El eje Madrid-Pars

    Pronto llegara la realizacin de este deseo. Al comenzar el ao 1898, esenviado como reporter de La Nacin a Espaa con la misin de informaracerca del impacto causado en este pas por la desastrosa derrota en laguerra contra Estados Unidos y la prdida de sus ltimas posesiones enultramar, entre ellas Cuba.6 La presencia de Daro es motivo de granexpectacin en los crculos intelectuales espaoles; al respecto, comentaEmilio Carilla:

    Vena con aureola de innovador y los aos en Buenos Aires no hicieronsino aumentar en forma considerable su prestigio. Buenos Aires le dio laconsagracin definitiva, sobre todo, a caballo de sus libros de 1896, per-miti la gran expansin hispnica del poeta. (Una etapa decisiva160)

    A finales de 1889, se traslada a Francia, con el fin de cubrir el desarrollode la magna Exposicin Universal destinada a celebrar el PrimerCentenario de la Revolucin francesa. La Tour Eiffel, recin inaugurada,ser el centro del magno suceso; durante ese tiempo todava aparece ensus artculos el feliz recuerdo de su primer viaje y de puro gozo hacesonar los violines y las trompetas de su canto:7

    Me excusaris que a la entrada haya hecho sonar los violines y trompetas demi lirismo; pero Pars, ya sabis, que bien vale una misa, y yo he vuelto aasistir a la misa de Pars, esta maana, cuando la custodia de Hugo sealzaba dorando aun ms el dorado casco de los Invlidos, en la alegrafranca y vivificadora de la nueva estacin. (Peregrinaciones 13)

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    6 Esta guerra, que en Espaa fue popularmente conocida como Guerra de Cuba, se desatdurante la regencia de Mara Cristina, viuda del rey Alfonso XII y madre de Alfonso XIII.Mediante los acuerdos de Pars en 1898, Estados Unidos adquiri Cuba, Filipinas, PuertoRico y Guam, justificando su accin con el argumento de que preparaban a las nacionessubdesarrolladas para la democracia.7 La Exposicin Universal de Pars (1900) estuvo coordinada por el Bureau Internationaldes Expositions y tuvo lugar del 15 de abril al 12 de noviembre de 1900. La Torre Eiffel,construida de 1887 a 1889 por Gustave Eiffel para dicha exposicin, fue inauguradadurante la presidencia de Sadi Carnot y abierta al pblico el 31 de marzo de 1889.

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    Daro se integra al llamado eje Pars-Madrid, conformado por la elitede las letras hispanoamericanas que haba emigrado a Pars desde finalesdel siglo XIX donde reside hasta las primeras dcadas del XX; el grupo msnumeroso e importante lo integraban segn escribe el mismo Daroen "Pars y los escritores extranjeros" los cronistas de los grandesperidicos latinoamericanos y espaoles:8 aparte de l, Enrique GmezCarrillo, Manuel Ugarte, Amado Nervo y Luis Bonafoux; seguan en im-portancia a los nuevos poetas y narradores que cultivaban la tendenciamoderna y cosmopolita como Manuel Daz Rodrguez o ngel Estrada y,despus, los representantes de una vanguardia poltica de conviccin"latinoamericanista", en la que destacaban Jos Mara Vargas Vila yRufino Blanco Fombona, por nombrar a algunos; adems de traductores,secretarios y agregados de las diversas embajadas. (en Colombi Viajeintelectual 186)9

    Desde 1898 hasta casi el final de su vida, Daro residi en Europa. El12 de marzo de 1903 fue designado Cnsul de Nicaragua en Pars y, en1911, Ministro de Nicaragua en Espaa. Se mueve en el eje Pars-Madrid,desplazndose frecuentemente hacia distintos lugares de Europa yAmrica (Gibraltar, Marruecos, Granada, Sevilla, Crdoba, Venecia,Florencia, Alemania, Austria, Hungra, Ro de Janeiro, Nicaragua, BuenosAires, Mallorca y otros lugares). Alejado de su arraigo originario pasa aarticularse a parmetros otros, completando as su proceso de desterri-torializacin. Sin embargo, desde su nuevo emplazamiento posibilitaprocesos de resignificacin que enriquecen tanto su visin de mundocomo la de sus lectores; con los cuales se mantiene en contacto por mediode las crnicas que enva a La Nacin y son reproducidas en otrosimportantes diarios del continente americano.

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    8 Este artculo fue publicado en La Nacin el 21 de agosto de 1907.9 Varios de estos letrados se movan en diferentes grupos o crculos, por ejemplo, AmadoNervo, Manuel Ugarte o Rubn Daro; pudiendo producirse, de esta manera, diversascombinaciones: escritor-diarista, diplomtico-poeta, etctera.

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    Crnicas y libros de viajes

    A finales del siglo XIX, el avance del capitalismo en Amrica Latinapropici la aparicin de una nueva burguesa y una creciente clase media,letrada, culta, asidua lectora de peridicos, vida de modernidad y cos-mopolitismo. Al respecto, apunta Julio Ramos, hablando de Jos Mart:"la mediacin entre la modernidad extranjera y un pblico deseante deesa modernidad, es la condicin que posibilita la emergencia de la crnica"(Desencuentros de la modernidad 90). La lectura preferida del pblicoculto era La Nacin y las novedades extranjeras, de ah la importancia deque Daro publicara sus crnicas en dicho diario.

    La crnica es una narracin de acontecimientos de acuerdo con unorden temporal relatados desde un presente ms o menos mediato yhabiendo sido testigo de ellos; acontecimientos que, adems, se in-terpretan y valoran. Escrita en los linderos del ensayo, la crtica, elrelato y la nota informativa. En este gnero se establece una estrechavinculacin entre los discursos literario, periodstico e histrico.

    Daro combina en sus crnicas los rasgos estilsticos propios delModernismo bsqueda de lo inslito, acercamiento brusco de elemen-tos dismiles, audacia temtica, mezcla de sensaciones, afn deoriginalidad con los requerimientos del nuevo periodismo novedad,atraccin, velocidad, shock, rareza, intensidad de modo que contagiende su novedad expresiva al referente, semejndose a postales contem-porneas que atrapan sucesos y personajes destacados, habitantes y lugaresde inters. El escritor nicaragense dedica varias crnicas a la culturavisual, particularmente a ciertas modalidades de reproduccin tecnolgicacomo el afiche y la tarjeta postal, a las que conceda gran valor:

    La tarjeta postal, en estos momentos, es una de las ms animadas expresio-nes de la actualidad. Sus comentarios grficos de los ms notables sucesossern ms tarde inapreciables documentos. Pintan el estado de nimo, elhumor, la opinin de la generalidad. (Parisiana 77)

    De la recopilacin de las crnicas surgieron los libros de viajes darianos,entre ellos: Espaa contempornea. Crnica y retratos literarios, publicado

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    por Garnier en 1901;10 Peregrinaciones, editado por la viuda de CharlesBouret, tambin en 1901; y Parisiana, cuya primera edicin data de 1907y es realizada por Fernando Fe en Madrid.11

    Los libros de viajes exceden las fronteras de un gnero literarioconvencional, surgen en los lmites de diversas disciplinas y pueden asumirdistintas formas discursivas: memorias, diario, crnica, autobiografa,epstolas, ensayo, etctera, con predominio del relato. Me detendr acontinuacin en dos textos que se estructuran mediante la crnica,Peregrinaciones y Parisiana, porque en ellos el escritor nicaragenseplasma su percepcin de Pars, la ciudad que tanto haba anhelado conocery poseer.

    Beatriz Colombi subraya la importancia que Pars tena para losmigrantes y viajeros letrados hispanoamericanos del siglo XIX, de talmagnitud que lleg a modificar tanto la imagen del intelectual comola percepcin misma de la ciudad:

    [] durante todo el siglo XIX, Pars fue la estacin obligada del peregrinajede distintas generaciones letradas y en algunos casos, el lugar de residenciapermanente de exiliados o desterrados hispanoamericanos. En el fin de si-glo una constelacin de intelectuales poblaron las ciudades europeas comoemigrantes, visitantes o refugiados polticos, confluyendo en su gran mayo-ra en Pars, consagrada como la capital artstica del momento. (185)

    Tanto en Peregrinaciones como en Parisiana, el lugar de la enunciacinse sita en La Ciudad Luz, en ese momento ombligo del mundo, y est acargo de un yo que se autorrepresenta como un hombre culto, refinado,sensible, artista, conocedor, experto en esttica y capaz de realizar un

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    10 En las interesantes crnicas viajeras escritas acerca de Espaa, el escritor nicaragensetoma partido por la antigua metrpoli y reflexiona generosa y comprensivamente sobre lasposibles causas de su derrota ante Estados Unidos; adems de ofrecer un panorama de lavida social, poltica, literaria, artstica, cultural y econmica de Espaa en esa poca.11 Las crnicas de viajes las he consultado en las Obras completas de Daro, publicadas enMadrid por la editorial Mundo Latino, en diferentes fechas y en diferentes tomos, cadauno con su propia paginacin. Aparte de estos libros, Daro public en Francia la segun-da edicin de Prosas profanas y otros poemas, en 1901; y Letras, en 1911, consistente enuna recopilacin de artculos ya divulgados en peridicos y revistas.

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    diagnstico cultural de la ciudad visitada; de esta manera el enunciadorse instala en el texto como protagonista y narrador, pues un rasgo comnen la literatura de viajes es que el viajero desempee ambos papeles yque stos queden claramente delimitados en el relato. Para Daro, comopara todos los miembros de la colonia hispanoamericana, vivir en Parsrepresentaba un acto simblico de integracin con la metrpoli eco-nmica, poltica y cultural del momento, y gran motivo de orgullo, puestoque dicha residencia lo dotaba de autoridad, acrecentando sureconocimiento y prestigio social ante sus lectores.

    Peregrinaciones

    Peregrinaciones se compone de dos partes, en la primera, titulada "EnPars", el autor recoge doce artculos, fechados entre el 20 de abril de1900 y el 8 de enero de 1901, cinco de ellos referidos a la ExposicinUniversal. En la segunda parte, "Diario de Italia", recopila cuatro artculosredactados entre el 11 de septiembre y el 12 de octubre de 1900, bajo lossubttulos: "Turn", "Gnova", "Pisa" y "Roma", en este orden, que dacuenta del itinerario recorrido por el viajero. Parisiana, libro dedicado alnicaragense Jos Dolores Gmez "en muestra de afecto y gratitud", seintegra por 28 captulos divididos en tres secciones conformadas respec-tivamente por 11, 12 y 5 crnicas, en las que Daro recoge impresionesde la actualidad parisina.12

    Un tpico central de este libro de viajes es la visita a la ExposicinUniversal de Pars, ante la cual Daro qued tan maravillado, que algunosaos despus al escribir las pginas de su vida, recordar emocionadoese momento:

    Fue para m un deslumbramiento miliunanochesco, y me sent ms de unavez en una pieza, Simbad y Marco Polo, Aladino y Salomn, mandarn y

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    12 En lo ms agitado de la Exposicin de Pars y en forma contraria a su pensamiento, Darotoma un tour a Italia, de cuyas crnicas resultar la segunda seccin de Peregrinaciones, enla que ataca constantemente a los turistas que empezaban a invadir Europa, sin quereraceptar que en ese momento l era uno de ellos.

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    dalmio, siams y cowboy, gitano y mujick; y en ciertas noches, contemplabaen las cercanas de la torre Eiffel, con mis ojos despiertos, panoramas queslo haba visto en las misteriosas regiones de los sueos. (108)

    Al iniciarse el relato, el narrador contempla extasiado la ciudad desdela Torre Eiffel; la perspectiva desde la cumbre le permite obtener unavisin panormica, que posteriormente le facilitar la organizacin ydesciframiento del espacio citadino, comenzando por ubicar el reaocupada por el gran evento:

    A la clara luz solar con que la entrada de la primavera gratifica al cielo ysuelo de Pars, os deslumbra, desde la eminencia, el panorama.

    Es la agrupacin de todas las arquitecturas, la profusin de todos losestilos,de la habitacin y el movimiento humanos; es Bagdad, son las cpu-las de los templos asiticos; es la Giralda esbelta y gil de Sevilla; es logtico, lo romnico, lo del renacimiento; son el color y la piedra triunfan-do de consuno; y es una sucesin que rinde, es la expresin por medio defbricas que se han alzado como por capricho para que desaparezcan en uninstante de medio ao, de cuanto puede el hombre de hoy, por la fantasa,por la ciencia y por el trabajo. (12)

    La Exposicin Universal, abierta al pblico el 15 de abril de 1900,celebra los logros de la ciencia y la tecnologa durante el siglo anterior yanuncia el nuevo siglo XX; en torno a ella se rene tambin lo ms avan-zado del arte. Constituida y construida como microcosmos de laModernidad, fue observada y copiada por todas las naciones modernasdel orbe y otras pretendidamente modernas.13Las elites nacionaleslatinoamericanas participaron en el evento con el fin de consolidar suintegracin nacional e internacional. Es notorio que el cronista no sehaya ocupado de los pabellones de los pases hispanoamericanos (por lomenos no en Peregrinaciones) y s de las grandes potencias: Francia, Italia,

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    13 "French universal exhibitions were an extravaganza of science that proved notonly Frances modernity but also its national existence" (Tenorio-Trillo Mexico at theWorlds 125).

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    Inglaterra y Estados Unidos; actitud que lo muestra plenamente iden-tificado con la Modernidad y recusante de lo propio.

    Percibe Daro, desde el primer momento, la imponente presencia delos estadounidenses a quienes tacha de brbaros que destaca en elconcierto de naciones asistentes y de sus obras: "Dicen que invaden losyanquis; que el influjo de los brbaros se hace sentir desde hace algntiempo. Lo que los brbaros traen es, a pesar de todo, su homenaje a labelleza precipitado en dlares" (14). Sin embargo, la contemplacin delpabelln de los estadounidenses donde "Sobre la cpula presuntuosa,el guila yanqui abra sus vastas alas" (59), lo conduce a una serie dereflexiones acerca del avance alcanzado por ese pueblo del que sedistanciaban cada vez ms los nuestros:

    Los yanquis [...] Tienen "carcter", tienen el valor de su energa, y comotodo lo basan en un cimiento de oro, consiguen todo lo que desean. No sonsimpticos como nacin; sus enormes ciudades de cclopes abruman, no esfcil amarles, pero es imposible no admirarlos. (62)

    No es la primera vez ni la ltima que el nicaragense sostiene unasevera actitud ante Estados Unidos; en 1898, haba publicado en El Tiempode Buenos Aires "El triunfo de Calibn", artculo donde protesta enr-gicamente por la salvaje agresin de los yanquis a Cuba y Filipinas, despusde la Guerra de Espaa; y proclama abiertamente la identidad la-tinoamericana, enunciada mediante los sintagmas "raza latina", "almalatina", "espritu latino", frente a la barbarie yanquee que homologa a ladel deforme Calibn; unindose as a las voces de diversos letradoshispanoamericanos finiseculares que sealaban la monstruosidad yausencia de ideales caractersticas de la sociedad del norte, frente a la"civilizacin latina" de la que se sentan herederos:14

    No, no puedo, no quiero estar de parte de esos bfalos de dientes de plata.Son enemigos mos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los Br-

    Marina Martnez Andrade

    14 La imagen calibanesca creada por los letrados hispanoamericanos de finales del siglo XIXproviene de la lectura de Calibn (1878) de Ernesto Renn, del profundo conocimiento deLa tempestad de William Shakespeare, y de la asociacin entre ambas representaciones.

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    baros. As se estremece hoy todo noble corazn, as protesta todo dignohombre que algo conserve de la leche de la Loba.

    [...] Tienen templos para todos los dioses y no creen en ninguno; susgrandes hombres como no ser Edison, se llaman Lynch, Monroe, y ese Grantcuya figura podis confrontar en Hugo en El ao terrible. En el arte, en laciencia, todo lo imitan y lo contrahacen los estupendos gorilas colorados.Mas todas las rachas de los siglos no podrn pulir la enorme Bestia.

    No, no puedo estar de parte de ellos, no puedo estar por el triunfo de Calibn. (451-452)

    Las crticas a los estadounidenses subirn de tono en Parisiana.

    Caminando por la Expo 1900

    Es deber del periodista ofrecer un paseo al lector a travs de sus pasos yde su escritura; Daro (y con l sus lectores) camina por la Feria vestidocomo un dandy, con el comportamiento de un sibarita y el gusto de ungourmet. Los ojos se le van tras de las mujeres, como puede observarseen los subrayados del siguiente fragmento:

    [] dicen que los parisienses se van lejos al llegar esta invasin del mundo;yo slo dir que las parisienses permanecen, y entre los grupos de english,entre los blancos albornoces rabes, entre los rostros amarillos del ExtremoOriente, entre las faces bronceadas de las Amricas latinas, entre la confu-sin de razas que hoy se agitan en Pars, la fina y bella y fugaz silueta de lasmujeres ms encantadoras de la tierra, pasa. (11. nfasis mo)

    y tras de la comida:

    [Los yanquis] Han trado mucho y han trado bueno. Estn el trigo profusoque teme hoy a su rival argentino; el arroz y las ricas legumbres, y susinfinitos maces [...] La gama de los azcares atrae; las carnes conservadas,los enormes jamones chicagenses, el apretado corned-beef [...] Traen vinoscalifornianos, caf, te y cervezas. (63)

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    En la "Epstola a la seora Lugones", un poema incluido en El cantoerrante, reconoce con aguda irona y cierta actitud cnica, la neurasteniaque lo invade cada vez ms, y su profundo hedonismo:

    [...] La neurasteniaes un don que me vino con mi obra primigenia.Y he vivido tan mal, y tan bien, cmo y tanto!Y tan buen comedor guardo bajo mi manto!Y tan buen bebedor tengo bajo mi capa!Y he gustado bocados de cardenal y papa...! (437)

    Pero no slo le atrae lo mundano; tambin, y fundamentalmente, lasobras de arte expuestas, tanto en la feria como en los museos que visita,para ser contempladas como rodeadas de un aura que las singulariza ydota de autenticidad; sin embargo, no procede como crtico vicario quelas reproduce sin cuestionarlas, sino que interviene y polemiza con ellas:"Estn representadas todas las tendencias que en estos ltimos tiemposhan luchado, con excepcin de ciertas obras sublimes a que la crtica de losdiscernidores de medallas no han puesto su pase autoritario" (Peregrinacio-nes 35. nfasis mo). Aunque, en determinados momentos, no puedeescapar al influjo del aura emanada de los cuadros y trasmitirla as a suslectores a distancia, para quienes el alejamiento espacial o temporal de laobra de arte haca crecer su valor.15

    Rodeado de un mar de colores y de formas, mi espritu no encuentra cierta-mente en dnde poner atencin con fijeza. Sucede que, cuando un cuadro osllama por una razn directa, otro y cien ms os gritan las potencias de suspinceladas o la meloda de sus tintas y matices. (39)

    En tales ocasiones, precisamente el recuerdo de sus lectores lo ha-ce volver a su realidad, la de ser un enviado del peridico para que ellos

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    15 El trmino Aura se emplea en el sentido de Walter Benjamin, que lo define como unfenmeno a distancia, de singularidad y autenticidad, cuyo correlato en el receptor serauna actitud de reverencia tambin encontrada en las manifestaciones del rito o culto, en"The work of art in the age of mechanical reproduction" (219-253).

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    por supuesto, mediante el manejo consciente de ciertas estrategiasnarrativas y procedimientos retricos contemplen, sientan y admiren atravs de sus crnicas:

    [] pero el til del trabajador, vuestro oficio, vuestra obligacin para conel pblico del peridico, os llaman a la realidad. As apuntis, informis,vais de un punto a otro, cogis aqu esta impresin como quien corta unaflor, all una idea, como quien encuentra una perla; y a pocos, a pasoscontados, hacis vuestra tarea, cumpls con el deber de hoy, para recomen-zar al sol siguiente, en la labor danaideana de quien ayuda a llenar elnfora sin fondo de un diario. (39)

    Por lo anterior, son marcas constantes del texto continuos apstrofesy abundantes descripciones, entre cuyos objetivos se encuentra elproducir el efecto de inmediatez del aqu y el ahora:

    La gente pasa, pasa. Se oye un rumoroso parlar bablico y un ir y venircreciente. All va la familia provinciana que viene a la capital como acumplir un deber; van los parisienses, desdeosos de todo lo que no sea desu circunscripcin; van el ruso gigantesco y el japons pequeo, y la familiaineludible, hlas!, inglesa, gua y plano en mano. (18-19. nfasis mo)16

    Un viajero letrado

    Daro puede inscribirse dentro de lo que algunos estudiosos calificancomo un viajero intelectual, sintagma con que Beatriz Colombi designa"al escritor que se autorrepresenta como agente de una cultura e inter-viene como tal en una escena pblica exterior" (16). Con respecto a suexperiencia cultural y artstica en tierras europeas, el nicaragense tie-ne el acierto de haberse situado siempre en el punto justo, pues, segnafirma Julio Ramos en el "Prlogo" a la edicin de las Poesas de Daro,

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    16 En todos los textos de Daro editados en sta poca, tanto los signos de admiracincomo los de interrogacin aparecen slo al cerrarse la palabra o el enunciado. No seabren como marcan las reglas actuales de ortografa.

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    ste "no asume una actitud artificial, ni se integra a una cultura euro-pea, sino que vive naturalmente la captacin del objeto cultural y porende artificial perteneciente al vasto universo, desde el plano concretode la experiencia real del hombre americano" (XXVI).

    En tanto viajero letrado, el escritor nicaragense trata de tomar distan-cia de la historia, la geografa, la etnografa y otras disciplinas cientficas,as como de los turistas, a quienes desdea e ironiza, como se muestraen los ltimos renglones de la cita anterior de Peregrinaciones. Pero nocierra su visin de Pars y del mundo en la Exposicin Universal, tambinse mueve por distintos puntos de la ciudad, observando cmo viven losdiferentes grupos sociales, sobre todo los pobres, y asistiendo a reunio-nes de socialistas y anarquistas; actividades que le permiten ver el ladooscuro de la vida representada en el gran evento y acrecentar su toma deconciencia.

    Si la Exposicin Universal 1900 lleg a constituirse en imagen idealde la Modernidad y paradigma unificador del mundo, dicha imagen,en realidad formada de variadas y a veces contradictorias versiones, searticul y cumpli su propio desarrollo sin voltear la mirada a las zonasdiversas o marginales. Concebida como miniatura ideal de un mundo devirtudes y progresos, se vio empaada por el crecimiento del socialismo yel descontento de los anarquistas, y tuvo que confrontar la crtica de in-telectuales y artistas en la vuelta del siglo XIX al XX. Daro participa detal cuestionamiento, al principio subrepticiamente y, conforme avanzael texto y su vida, en forma ms abierta, manifestando su solidaridadcon las grandes causas de la justicia, la libertad y la democracia.

    Imgenes de la otredadImgenes de la otredadImgenes de la otredadImgenes de la otredadImgenes de la otredad

    El poeta nicaragense fue a Pars buscando mejorar su aspiracin a unmejor destino, pero tambin guiado por un ansia de penetrar en el mundoy un anhelo de ir siempre ms lejos en busca de lo diferente, mas no lefue posible llegar a una visin del otro, libre de distorsiones y de ideaspreconcebidas. En la crnica que cierra la primera parte de Peregrina-ciones, escrita a propsito del ao nuevo, transmite a sus lectores unavisin profundamente desencantada de la ciudad y una imagen de los

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    otros en que trasmina sus impresiones y prejuicios, tanto personalescomo generales de grupo social y de poca:

    Lo que en Pars se alza al comenzar el siglo XX es el aparato de la deca-dencia. El endiosamiento de la mujer como mquina de goces carnales, yalguien lo ha dicho con ms duras palabras el endiosamiento del his-trin, en todas sus formas y bajo todas sus faces. La antigua familia cruje yse desmorona. Los sentimientos sociales se bastardean y desaparecen [...]Hoy reina la pose y la farsa en todo. (137-138)

    Daro opone en su discurso el nosotros (los latinoamericanos) frenteal ellos (los franceses), confrontando la propia identidad con la alteridad,como puede observarse en el siguiente fragmento:

    La literatura, ha cado en una absoluta y nica finalidad, el asunto sexual.La concepcin del amor que aun existe entre nosotros, es aqu absurda. Msque nunca, el amor se ha reducido a un simple acto animal. La despoblaciny la infecundidad, se han hecho notar de enorme manera, y es en vano quehombres sanos y de buena voluntad como Zola hayan querido contener eldesmoronamiento haciendo resaltar el avance del peligro. (139)

    La prdida de valores alcanza no slo a la literatura, sino tambin alas costumbres, las instituciones y los habitantes; segn la percepcindariana, la otrora ciudad maravillosa ahora est contagiada de locura:

    Pars da la sensacin de una ciudad que estuviese soando, y que se miraseen sueos, o la de una ciudad loca de una locura universal y colectiva; locoel gobierno, la cmara, los jueces, las gentes todas, y entre toda esta locurala mujer, en el apogeo de su podero, en la fatalidad de su misin, revelandoms que en ninguna otra poca algo de su misterio extraordinario. (140)

    Descubierta la falacia tras que andaba, traza una frontera entre lofamiliar y lo desconocido, cerrando su crculo de amigos con los hispano-americanos; entre los ms cercanos, el guatemalteco Enrique GmezCarrillo, con quien haba renovado su antigua amistad; el argentino

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    Leopoldo Lugones; el chileno Francisco Contreras, su amigo y bigrafo;y los mexicanos Amado Nervo y Justo Sierra.

    Quizs el ms poderoso de los incentivos de la peregrinacin de Daroa Pars fue la bsqueda de su consagracin definitiva; sin embargo, sufama no lleg mucho ms all de su crculo o as lo pens. Si en la pri-mera ocasin los parisinos lo haban fascinado, estando all cay en lacuenta que para ellos slo era uno ms, un ser extico y diferente,descubrimiento que lo hace escribir con profundo desencanto: "y jamspude encontrarme sino extranjero entre esas gentes" (193).

    No obstante su desilusin, todava permanece en Pars hasta julio de1908 aunque despus regresa y va alternando su estancia entre estaciudad y Madrid fecha en que presenta, ante el rey Alfonso XIII, suscartas credenciales para desempearse como ministro de Nicaraguaen Espaa.

    PPPPParisianaarisianaarisianaarisianaarisiana

    Las ltimas crnicas levantadas sobre la ciudad las recoge en Parisiana;en ellas representa a sus habitantes como arrastrados por un torbellinode novedad y movimiento. En la primera seccin del libro, el poetapasea por la ciudad, viendo pasar a grandes figuras de la realezaeuropea:

    He visto pasar a una anciana vestida de negro, cuya existencia representauna de las terribles lecciones de Dios. Es la re renante del poema de Robertde Montesquieu...; es el espectro doloroso de una soberana; es Eugenia deGuzmn, Fernndez, la Cerda, Leira, Teba, Baos y Mora, Condesa de Montijo,un tiempo emperatriz de los franceses. Clavel de Granada, rosa de Madrid,lis de Pars, despus de una horrenda tempestad de sangre y duelos, he ahen lo que ha venido a parar. (9)

    Mediante continuas digresiones narrativas, que en la literatura deviajes lejos de oscurecer enriquecen al texto, nos pone al tanto de yproblemas de tan ilustres personajes: intrigas palaciegas, derrocamientos,

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    vaivenes polticos y vaivenes amorosos, grandes desgracias y dems.Algunos, como Isabel II de Espaa, don Carlos de Borbn y dos o tresreyes de "trridos pases", viven exiliados en Pars; otros, en pleno ejerciciodel poder Eduardo VII de Inglaterra, Vctor Manuel III de Italia, el ZarNicols II de Rusia, su compaera la emperatriz Alix, y el ch de Persiaa los que siguen una corte de curiosos y admiradores, slo estn de visitaen la ciudad.

    Mas entre desterrados y poderosos, comenta Daro:

    [] los reyes negros Behanzin, Ranavalona, son los ms felices. No pien-san en que volvern a sus trridos pases a bailar las reales bmbulas y abeber aguardiente. En sus respectivos destierros gozan, como pueden, comoanimales.A reyes blancos y negros el tiempo dice: Fuera!Y la muerte: Aqu! (16)

    Son diversos los momentos en que el narrador viajero se detiene pararesear con detalle tanto las visitas de los reyes como la desmesuradareaccin de los parisienses:

    Mas Eduardo [VII] pasa en Pars, haciendo olvidar por momentos, a pesarde la antipata secular, las picas ofensas. l sonre a la muchedumbreque lo aclama, que lo aclama como aclama al zar, al cha, [sic] al rey decualquier parte, porque es rey, porque el pueblo de Pars gusta de losreyes, porque eso es decorativo, y porque es adems el actual rey de laGran Bretaa y emperador de la India, un clebre homme femmes,amigo del champaa y de la alegra de Lutecia. (29)

    Asimismo cuenta divertidas ancdotas acerca de "sus majestades";por ejemplo, la titulada "Joli Paris" sobre el ch de Persia, narrada converdadera gracia, fina irona y sarcasmo, que pueden advertirse en laforma en que describe sus hbitos de derroche:

    Trajo diez millones como dinerito de viaje. Ya se le acabaron. No importa.Pedir otros diez. Compra todo lo que le gusta; y al brbaro que hay en l legusta, como al nio, lo que reluce, lo que hace ruido, lo que sorprende.

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    Compra cajas de msica, lmparas elctricas, juguetes, espadas, bronces,muebles [...] El oro y las piedras preciosas no tienen valor para l. El amorle ha sido negado y la voluptuosidad le ha hartado y quebrantado. (80 y 91)

    Igualmente desprecia y se burla de la actitud de los parisinos hacia elch, que testimonia la locura y el afn de consumo que los invade:

    El pueblo parisiense le ve pasar; le escribe cartas pidiendo todo lo que se lepuede pedir; le grita viva! como a Krger, como a Ranavalo, como a Cris-tina, como a la reina de las lavanderas y como a cualquier rey de oros, decopas, de espadas o de bastos. (91)

    En otras secciones del libro aade a la configuracin de la ciudad eltpico de la nostalgia por los buenos tiempos que se han ido: el barriolatino ha perdido su encanto; las grisetas y los estudiantes han sidosubstituidos por elegantes damas y caballeros; "no se puede comer co-rrectamente a menos de un luis" (170); la bohemia ha desaparecido ylos tipos que a ella se acogen "son trmino medio entre los estafadoresy los rufianes"; en la parte baja de la clebre taberna hay un american-bar, "donde se sirve toda clase de american drinks". En otros lugares,Vachette, Souffet, la Lorraine... las levitas del templo del pobre Lelian,han desparecido; los bachilleres "hablan de sport y visten en la mejorsastrera que pueden" (171); las terrazas estn llenas de consumidores deflamante e hiriente aspecto burgus que discuten sobre M. Combes y asistena las carreras y los veldromos; Jean Moreas va al Vachette con algunafrecuencia a leer Le Temps, como un simple senador o acadmico (172).

    En el momento en que escribe la crnica titulada "El hipogrifo", elrally Pars-Madrid conmociona a la ciudad; el narrador viajero, en sucomentario, compara a las veloces mquinas con los hipogrifos, animalesmitolgicos, que simbolizan lo imposible:17

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    17 El hipogrifo nace del cruce entre un grifo y una yegua. Su cabeza, alas, pecho y patasdelanteras son como las de un guila, caracterstica heredada del padre, y el resto es comoel de un caballo, como la madre. Daro los ve como seres violentos y les dedica una estrofaque introduce en esta crnica: "Hipogrifo violento/ Que corriste parejas con el viento,/Dnde, rayo sin llamas,/ Pjaro sin matiz, pez sin escamas/ Y bruto sin instinto/ Natu-

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    La locura de la rapidez, que ya creo que ha sido estudiada por los mdicos,invade de manera alarmante a la ciudad de los marcheurs jvenes y viejos[...] Y una enorme muchedumbre se ha desvelado para ir a ver partir a loscorredores y ha lanzado gritos de entusiasmo que no oyeron los griegos deligeros pies y los cocheros lricos celebrados por Pndaro [...] Antes de laprimera etapa los muertos han sido siete, entre ellos sportsmen ricos, y losheridos muchos [...] Unos hipogrifos violentos se desbocaron y otros se des-pearon y se deshicieron contra los rboles. (175-177)

    Pero tambin le interesan la pascua; los nios y sus juguetes pre-feridos; sus lecturas y, a propsito de ellas, la importancia de estaactividad en la formacin de los seres humanos; la moda "parisin"versus la moda estadounidense, en que afortunadamente para el cro-nista sale triunfante la primera; las tarjetas postales, a las que dedicaun captulo; las novatadas y el estrafalario cementerio para perros ygatos, aunque no sea sino para criticarlos; en fin, un arsenal de tpicosque imprimen, por un lado, gran inters y actualidad al texto y, porotro, captan la realidad que encuentran a su paso, para plasmarla enmaravillosas e inquietantes imgenes de otredad. De esta manera sepatentiza la importancia de la observacin de lo cotidiano en elconocimiento de los otros y en la configuracin de su imagen.

    Desencanto de Pars

    Al igual que en Peregrinaciones, el escritor nicaragense no deja deregistrar el lado oscuro de la ciudad y denunciarlo: el maltrato yprostitucin de los nios, el maysculo escndalo producido por uncannigo que estafa a sus feligreses, la discriminacin de los negros y, loms terrible, la irrupcin de las ideas estadounidenses sobre modas,costumbres e ideologa. La profeca que l lanzara en Cantos de vida yesperanza: "Maana podremos ser yanquis" (334), parece cumplirse no

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    ral, al confuso laberinto/ De estas desnudas peas,/ Te desbocas, te arrastras y despe-as?" (176-177).

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    slo en Hispanoamrica, sino en todo el mundo.18 El yanquismo y elultramodernismo todo lo penetran. Se va instalando el demonio de lanovedad, el cual es inseparable de los del consumo y el movimiento:

    Todo lleva al exceso; exceso de goces, exceso de negocios, fiebre de veloci-dad. Y el espritu yanqui, invadiendo el mundo, impone el record. Y elmundo tiene la necesidad de comprender el ingls: trust, record, looping-theloop, cake-walk.All right! (Parisiana 177)

    La visin final de Pars adquiere tintes sombros; pues, a la larga, laciudad resulta para el poeta un espacio plagado de espejismos, vicios ysimulacros prostitucin, miseria, mendigos, rufianes profesionales,pederastia al que representa como lugar de locura, sumernage,embriaguez, intoxicacin y vicio, en un proceso de desencantamientoque va de la atraccin a la repulsin por la ciudad querida, muy distantede la contemplacin emocionada que haba tenido desde la Tour Eiffel. Elviejo Pars desaparece y todo conduce a una neurosis colectiva. Talesimgenes de desencanto tambin impregnan su poesa:

    Y me volv a Pars. Me volv al enemigoterrible, centro de la neurosis, ombligode la locura, foco de todo sumernage,donde hago buenamente mi papel de sauvageencerrado en mi celda de la rue Marivaux,confiando slo en m y resguardando el yo. (El canto errante 438)

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    18 En 1905, el poeta nicaragense publica en Madrid uno de sus libros ms impactantes yprofundos, el poemario titulado Cantos de vida y esperanza, que entre sus diversos temasplantea una gran inquietud ante el creciente podero estadounidense, ejercido enHispanoamrica a travs de la poltica del big stick; la presencia de profundas interrogantessobre la existencia del hombre y el sentido de la vida; ciertas notas de esperanza y momentosde alegra en oposicin al dolor y sufrimiento que depara el destino al hombre desde sunacimiento; el desencanto al final de la existencia; el cansancio y hasto de vivir; y unaprofunda melancola.

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    En 1913 deja Pars y se dirige hacia Espaa, al respecto de la partidaagrega a su autobiografa una "Posdata" en que abre el corazn ante suslectores para confesarles:

    Dej a Pars, sin un dolor, sin una lgrima. Mis veinte aos de Pars, que yocrea que eran unas manos de hierro que me sujetaban al solar luteciano,dejaron libre mi corazn. Cre llorar y no llor.

    Juventud, divino tesoro,ya te vas para no volver,cuando quiero llorar, no lloroy a veces lloro sin querer. (131)

    Entonces el poeta procurar el sosiego y la serenidad, que contrastacon los deseos viajeros y la exaltacin de una vida intensamente vivida.Abatido y cada vez ms enfermo, viaja a Mallorca, lugar maravilloso enque encuentra cierto reposo para el cansancio que lo invade:

    Libre de las garras del hechizo de Pars, emprend camino hacia la isladorada y cordial de Mallorca. La gracia virgiliana del mbito mallorqundevolvame paz y santidad. Por cariosa solicitud de mi excelente don JuanSureda, por su cario vigilante, mi alma y mi carne ganaban de da en dala conveniente fortaleza. (La vida... 130)

    Su conversin religiosa y moral en la isla, con las consiguientes cadas,va a trazar el camino por el que transitarn los tres aos que le quedande vida.

    No obstante la visin tan desoladora de los ltimos aos en Pars, y enparte por lo mismo, la estancia en la metrpoli cultural del mundo resultadecisiva en el desarrollo humano y literario de Daro, porqueinevitablemente moldea su percepcin del mundo y su escritura tantoen verso como en prosa. En sus crnicas de viajes, si bien manifiestaprofundo inters por toda seal de modernidad y cosmopolitismo,establece en contrapartida una fuerte crtica contra el materialismo yla decadencia que invaden a la ciudad y, lo ms importante, se mues-tra como un ser profundo y un alma pensante que protesta ante el vaco

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    y la enajenacin espirituales, afianzando su compromiso social aun enmedio de sus contradicciones internas. La confrontacin con el otro,con los otros, lo conduce a un encuentro consigo mismo que influye enla forja de su propia identidad y en la identidad de su nacin al ubicarlaen el mapa de la contemporaneidad.

    Obras citadas:Obras citadas:Obras citadas:Obras citadas:Obras citadas:

    Albareda, Gins de. "Rubn Daro en Espaa". Cuadernos Hispanoameri-canos 212-213 (1967): 588-600.

    Benjamn, Walter. "The work of art in the age of mechanical repro-duction." Illustrations. New York: Harcourt, Brace and World Inc.,1955. 219-253.

    Carilla, Emilio. Una etapa decisiva de Daro (Rubn Daro en la Argenti-na). Madrid: Gredos, 1967.

    Coloma, Fidel. "Daro, Rubn." Diccionario enciclopdico de las letras deAmrica Latina. t. 1. Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte vila La-tinoamericana, 1995. 1375-1386.

    Colombi, Beatriz. Viaje intelectual. Migraciones y desplazamientos en Am-rica Latina (1880-1915). Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 2004.

    Coronel Urtecho, Jos. Pl-la dannta, Katnta, paranta: imitaciones ytraducciones. Poesa 4. Len: Universidad Nacional Autnoma deNicaragua, 1970.

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    RECEPCIN: Marzo de 2007 ACEPTACIN: Junio de 2008

    D. R. Marina Martnez Andrade, Mxico, D. F., juliodiciembre, 2007.