Out Tours, Sailing Patagonia

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Navegación en el Fiordo Comau con www.sailingpatagonia.cl

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El Agartha, yate de altamar bautizado en honor a la mítica ciudad subterrá-

nea, está preparando sus velas para zar-par. Su casco Fuji 35 corta suavemente las aguas, evitando un bajo a la salida del canal Tenglo. Hoy los cielos están despejados, y las balizas marcan con claridad los lími-tes de esta trampa, en la que seguramen-te otras embarcaciones menos precavidas han tocado fondo.En cubierta se preparan Sergio y Hermann, los tripulantes que el capitán Carlos Lonza tiene dispuestos para esta aventura de na-vegación al fiordo Comau, donde aprende-remos algunas técnicas básicas del despla-zamiento a vela y exploraremos las salvajes tierras que se ubican lejos del urbanizado panorama de tabernas marineras y malls de la más poblada de las ciudades de la re-gión de Los Lagos, Puerto Montt.Por la radio se escuchan transmisiones de emergencia. Nos avisan que en el paralelo 44 sur alguien se cayó al agua, con vesti-menta roja y azul. El tiempo es bueno, no nos amedrentamos y ya fuera del canal, en una zona más abierta del seno de Relon-caví, desplegamos la vela mayor y la trin-quetilla para empezar a desplazarnos con la sola propulsión del viento. Las lanchas pesqueras nos acompañan en la travesía, en que vamos cotejando nuestros derrote-ros a costa y mar: nos acercamos al paso Nao, que cruza entre la punta Trentelhue y la isla Queullín, a poca distancia del peli-groso banco San José, que se formó a par-tir de una gran colonia de moluscos. Por el costado de babor, un grupo de toninas nos supera. Es el primero de muchos que encontraremos en los 4 días de travesía a bordo del Agartha.

Fantasía en los FiordosSon las 20:30 horas y el sol ya se escondió en el poniente. Avistamos las casas celes-tes que corresponden a las termas de Llan-

“Hay algo en común entre las artes de la navegación y la escalada.

Cada una esta íntimamente ligada a cosas elementales, que en

determinados momentos demandan a quienes practican estas artes,

toda la prudencia, fortaleza y auto-confianza que puedan tener”

H.W. Tilman, Mischief in Patagonia

cahué, ubicadas en la zona norte de la isla del mismo nombre, y en la alturas, la cum-bre del cerro Calzoncillo (1180 msnm) que tiene un pequeño sombrero de nubosidad. Luego de un rodeo a la isla, atamos cabos en bahía Manila, donde fondearemos para nuestra primera noche de camaradería, gozando en cubierta de las cálidas y espe-ciadas preparaciones de Carlos y Hermann, bajo un cielo de deslumbrantes estrellas. Cerca de las 08:00 comienza nuestro se-gundo día de nevegación y nos dirigimos, esta vez propulsándonos a motor, al estero Quintupeu. Las montañas -se observan el volcán Yates y Hornopirén- caen a pique al frío mar, creando cotas de profundidad cercanas a los 50 metros. La pureza y ma-jestuosidad del lugar llaman a Sergio, que es un ávido lector, a recordar la imaginería tolkeniana del Señor de los Anillos; nave-gamos entre paredes de granito cubiertas por una exhuberante vegetación de coi-hues, tepas y lengas que parecen invocar historias de fábula. Pero estas aguas tran-quilas, donde el entorno sugiere imaginar veleros míticos y yates de recreo, han sido escondite de guerra. El capitán Lonza nos cuenta que fue aquí donde el SMS Dresden se escondió en 1915, luego de sobrevivir a la batalla de las Malvinas, enfrentamien-to donde fue el único buque alemán que se salvó del fuego británico.La hermosa vista de una cascada, que ge-nera ondas en las hoy tranquilas aguas de Quintupeu, nos relaja la vista, antes de vi-sitar una colonia de lobos marinos, que con su griterío familiar -rugidos de los grandes machos, bullicio juvenil y chillido de crías- nos muestran que la vida de los fiordos tie-ne también un fuerte dinamismo.

Aguas llenas de vidaSoltamos la Génova y la vela Mayor y ya en el fiordo Comau propiamente tal, con Ser-gio al timón, vamos navegando a la cuadra,

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manteniendo una velocidad promedio de 5 nudos, en sucesivos largos que nos van acercando a nuestra meta de hoy: las ter-mas de Porcelana. El mar ya no es la taza de leche que era temprano en la mañana; el mediodía despierta el viento y se levantan blancas cabrillas sobre el tapiz oceánico de Comau. Nos detenemos cerca de la costa, y en el Zodiac nos dirigimos al muelle de la fun-dación y centro científico San Ignacio de Huinay. Además de ser recibidos por un grupo de kayakistas, un grupo de 10 delfi-nes se cruzan cuando bajamos del Agartha, y podemos escuchar también a algunos niños jugando a ser radioaficionados. Las instalaciones de Huinay son de 2001 pero realmente se ven impecables y en total ar-monía con la naturaleza. Una vez en tierra nos movemos libremente y, tentados por la vista, salimos en búsque-da de la torre de observación para tener un mejor panorama. En los mismos pasillos de las áreas comunes se pueden ver documen-tos impresos a modo de “libros de carteles” donde se puede conocer más de la flora lo-cal y de Chile, así como de la sorprendente vida marina del fiordo, que tienes especies

que han sido descubiertas por los hombres y mujeres de ciencia que trabajan constan-temente en estas latitudes.. En la costa, al norte del muelle, encontra-mos unos viejos lanchones chilotes que están en restauración. Hermann nos co-menta que en Puerto Montt algunos selec-tos artesanos aún trabajan estas embarca-ciones de antaño, que también se pueden encontrar en versión “de litro” navegando dentro de una botella. Ver las lanchas, con mástiles de alerce y botavaras a la altura del tobillo de quien va en cubierta, con sus tremendas bodegas de carga de 10 x 5 me-tros -donde la mujer y el hombre chilote pelaban las papas e incluso prendían bra-seros- es transportarse al pasado sin mo-tores, en que la vela y el remo hacen lo que hoy cumple la gasolina.

Un animoso caldilloDe atardecida llegamos a nuestro puerto más austral, en las termas de Porcelana. Con las últimas horas de luz salimos a una cercana desembocadura a intentar algo de pesca, pero nos quedamos solo con el gus-to de hacer unos lances y gozar del ocaso,

acompañados del tranquilizante rumor del río y sus piedras. Mañana tendremos un día de relajo en aguas tibias, así que nos acostamos tem-prano. Sergio y Hermann, luego de comer, se enfrentan en una serie de partidas de ajedrez, de las que salen más menos empa-tados. Antes de dormir, le doy una repasa-da a la nutrida biblioteca del capitán Lon-za, donde se encuentran desde novelas de Kerouac hasta manuales de reconocimien-to de cetáceos de Patagonia. Quedamos con Hermann de salir a bucear temprano, así que con la idea de probar las gélidas aguas de los fiordos antes que las de Porcelana, concilio el sueño, mecido por el suave vai-vén del oleaje.Energizados por el desayuno y el buen día, nos subimos al Zodiac y nos acercamos a las zonas más rocosas de la costa donde Hermann, con su desarrollado ojo de buzo comercial, le parece más factible encontrar el botín de mariscos y peces. En cosa de minutos, Hermann emerge con una pie-dra completamente cubierta de generosas cholgas, que voy desprendiendo ayudado de un cuchillo. Al término de nuestra ope-ración subacuática quedaremos bien apro-

El Agartha en Marina del Sur, Puerto Montt Exquisita vista desde Huinay

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tero “en remojo” y pillo mi lugar perfecto. Sin más compañía que mi propio reflejo, el sol empieza a ocultarse e ilumina con luz dorada la bruma que se forma entre el ver-dor y vida que crece alrededor de las aguas.

La tempestadEl viento azotó el Agartha en la noche. Su rugido entre los mástiles y las señales de los instrumentos confirmaban lo que está-bamos viendo en los cielos y en el informe meteorológico que teníamos desde tierra. Despertamos cerca de las 06:00, sin mayor problema. Como medida de precaución, por si hubiera llegado a soltarse el ancla, Carlos había dejado el GPS con una alar-ma para indicar el cambio de posición que implicaría el desprenderse de nuestra co-nexión al fondo del fiordo. El Zodiac quedó inclinado y sin tapón, de manera que no se doblaran los brazos que lo sujetan, con la lluvia que aún sigue rociando la cubierta.La presión del aire había bajado y nuestro barómetro ya no estaba gravitando tanto al “fair” sino al “change”. Tendríamos que despedirnos antes de lo previsto de Porce-lana, en nuestro cuarto y final día de viaje.

visionados de moluscos y con un par de rollizos para animar nuestro caldillo.

Vapores de la selvaAprovechando el ánimo me lanzo a recono-cer los fondos de Porcelana, en apnea, sa-ludando a las estrellas de mar y jaibas que viven en las profundidades que alcanzo sin equipo de aire. El agua es mucho más dulce en los fiordos, así que los tragos que a ve-ces me doy por el snorkel no me dejan ese gusto océanico típico del buceador. A puro brazo llego al Agartha, donde con Hermann preparamos un rico almuerzo y conversa-mos de vueltas al mundo, de lo difícil que resulta cazar peces con una flecha roma y sobre la vida de los hombres que transan la estabilidad de la tierra por el cambiante ir y venir del mar. Con el estómago lleno me doy el premio fi-nal y en el zodiac salgo a las termas de Por-celana, que con sus piscinas humeantes y arroyos en la selva siempreverde de hele-chos, chilcos, canelos y jurásicas nalcas, me transportan a un estado más natural. Me encuentro con el capitán Lonza que viene retirándose después de disfrutar el día en-

El mar ya no es la taza

de leche que era en la mañana; el

mediodía despierta el

viento y se levantan

blancas cabrillas

sobre el tapiz oceánico deComau.

A toda vela viajando a las termas de PorcelanaUna casacada en Quintupeu

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GUÍA DE SERVICIOS• Termas de Llancahué: Ubicadas en la isla del mismo nombre, se puede acceder a ellas navegando desde Puerto Montt o más cercanamente en tierra, navegando 50 minutos desde Hornopirén. www.termasdellancahue.cl

• Buceo Científico: La Fundación Huinay tiene una estación de buceo científico, para la que pueden postular investigadores de diversas áreas. Para los seleccionados ellos cuentan con tanques, plomos y un taller para reparaciones. Para el buceo en los fiordos, recomiendan usar traje seco y equipo personal en perfecto estado. Con las licencias adecuadas, los particulares también pueden bucear en la zona. www.fundacionhuinay.cl

• Termas de Porcelana: El valor de la entrada es de 7.000 pesos y se cancela a la encargada de cuidar el lugar, que está hacendada en la casa que queda camino a las termas. Contacto: 08-2620185

• Kayak en los Fiordos: remando desde Hornopirén se puede navegar a distinta locaciones de Comau. El guía Sebastián Kruger realiza además otras operaciones de turismo aventura en Los Lagos y Chiloé. Contacto: [email protected]

• Buceo desde Puerto Montt: Inmersiones en el estuario de Reloncaví, expediciones al lago Llanquihue, buceo con lobos y más es lo que ofrecen en Ecosub, centro de buceo ubicado en la Panamericana 510. www.ecosub.cl

• Navegación a Vela:Sailing Patagonia tiene alternativas tanto para aventuras de varios días como para experiencias más sencillas. A bordo del Agartha se pueden realizar también viajes de navegación en la bahía de Puerto Montt o el cercano archipiélago de Calbuco.www.sailingpatagonia.cl

Con la baja de la marea nos desplazamos ayudados por la ola, a cerca de 7.5 nudos. Sergio, que sabe muy bien de flujos por sus estudios de ingeniería, nos cuenta junto a Carlos sobre como el juego de mareas pue-de dar la ilusión de desplazarse, cuando a veces lo que uno hace es algo así como ca-minar sobre la huincha de una trotadora; en todo caso, en este minuto el juego nos favorece.El viento viene del noroeste y está rolan-do; nos acercamos a la punta Lilihuapi y al lado oeste de la isla Llancahué, en que hiciéramos fondeo nuestra primera noche. Por radio escuchamos que la situación si-nóptica es de inestabilidad postfrontal. Nuestra navegación va de lado a lado, es-quivando como en un slalom las boyas que marcan los espineles de los pescadores. To-dos estamos en cubierta vestidos en trajes de agua y el oleaje nos tiene en constante estado de alerta.

A tierraYa en aguas del golfo de Ancud vemos un claro en la nubosidad, que se acerca rá-pido a nosotros. Con vela rizada, dado lo cambiante del viento, vamos apuntando el compás al rumbo de isla Puluqui, para pre-pararnos a pasar del golfo de Ancud al seno de Reloncaví. Estamos en el claro que habíamos detec-tado antes y el barómetro mejora al “fair”. Ahora navegando a la cuadra y a reposados 3.2 nudos, jugamos algo con las velas: le damos tangón para fijar la Génova en una oreja de burro -para hacer un largo empo-pado- pero el viento llega desde la proa jus-to cuando terminamos la maniobra. Así, entre navegación, conversa de corrien-tes y su energía, lectura de crónicas mari-neras, platos de mariscos y algo de caldi-llo que había guardado del día anterior, se pasa el día entero. Llegamos, a eso de las 18:00, con la bienvenida de un hermo-so arcoiris, a la Marina del Sur en Puerto Montt. La mujer de Carlos nos recibe, or-denamos nuestras pertenencias y salimos todos juntos a celebrar en un lugar clásico del puerto, el Cirus. Una última cerveza y es el momento de despedirse de los com-pañeros del Agartha.

Tethocyathus endesa, coral de platillo descubierto en las exploraciones realizadas por Fundación Huinay.

Jose Francisco
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