Ovidio Para Homenaje a Prieto

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La Elegía II, 9 bis de Ovidio: Reivindicación Paradójica de la Pasión El análisis de la elegía de Ovidio (Amores. II,9 bis) que desarrollaremos en el presente trabajo, tiene por objetivo mostrar el tratamiento del tema de la Pasión en la poesía ovidiana de los Amores. Nuestra hipótesis la planteamos, ya, la elegía reinvindica la pasión en calidad de paradoja. Según intentaremos demostrar, la pasión aparece definida, en esta poesía amatoria, por una constante oposición: glorias del placer/azote del alma. Y bajo este doble aspecto contradictorio es reinvindicada. En esto la elegía se aleja del resto de la literatura latina en la que, aunque con distintos fines, estilos, géneros y actitudes, el tema es expuesto desde la univocidad de la voz que concibe a la pasión como una triste enfermedad o como una forma más de la tendencia humana hacia el exceso que conlleva la ruina. Contraponiéndose a esta literatura,

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Análisis de la elegía II, 9 bis de Ovidio como reinvindicación paradójica de la pasión

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La Elega II, 9 bis de Ovidio: Reivindicacin Paradjica de la Pasin

La Elega II, 9 bis de Ovidio: Reivindicacin Paradjica de la Pasin

El anlisis de la elega de Ovidio (Amores. II,9 bis) que desarrollaremos en el presente trabajo, tiene por objetivo mostrar el tratamiento del tema de la Pasin en la poesa ovidiana de los Amores. Nuestra hiptesis la planteamos, ya, la elega reinvindica la pasin en calidad de paradoja. Segn intentaremos demostrar, la pasin aparece definida, en esta poesa amatoria, por una constante oposicin: glorias del placer/azote del alma. Y bajo este doble aspecto contradictorio es reinvindicada. En esto la elega se aleja del resto de la literatura latina en la que, aunque con distintos fines, estilos, gneros y actitudes, el tema es expuesto desde la univocidad de la voz que concibe a la pasin como una triste enfermedad o como una forma ms de la tendencia humana hacia el exceso que conlleva la ruina. Contraponindose a esta literatura, la pasin, en la elega y especialmente Ovidio llega no slo a ser la inspiradora de esta poesa, sino que aparece, incluso, reinvindicada a pesar del sentido especial que impone el trmino en este contexto, sentido que justamente intentaremos mostrar a travs de los textos que formarn parte de nuestro anlisis. Es decir, que contra todos los valores de la poca y el buen sentido Ovidio y los elegacos en general se proponen cantar y alabar la vida exclusivamente amorosa, excluyendo cualquier otra actividad que no sea la de la militia amoris. Aunque, como veremos el tono no es serio, sino que el movimiento general del texto invita al humorismo, lleva al lector a tomar un distanciamiento tanto de las afirmaciones de la catstrofes del amor como de sus glorias. La estrategia elegaca y especialmente la de Ovidio es eficaz: explota la ambigedad y la contradiccin, enunciando en un mismo texto dos verdades que se anularan a s mismas en otros contextos, pero que aqu, adquieren un nuevo sentido que no las hace excluyentes. El ego es un sufriente alegre', un 'feliz desdichado', por momentos reinvindica y alaba la vida amorosa, y por momentos hasta llega al insulto o al reproche ms encendido contra Cupido. De modo que, si hablamos de una vindicatio cupidinis sta encerrar esencialmente un sentido paradjico, ya que la pasin no ha abandonado su carcter de enfermedad del alma. (1). As, la elega recoger en su decurso textual la misma ambigedad de sentido que encierra la definicin de la pasin, pasando a travs de un movimiento continuo y circular, de la reinvindicacin y el elogio de Cupido al rechazo 'incondicional' de tan grande mal para la salud del alma (felicidad).

Esta mirada elegaca sobre el Amor propone una perspectiva nueva en la que cabe el humorismo y el distanciamiento de los propios valores. El Juego de la militia amoris ya no se somete al planteo moral que propugnaba la supresin de los excesos, la autarqua y la entrega a los imperativos de la vida civil (ejrcitogobierno de la ciudad). Sino que en contra de esos valores Ovidio propone, aunque humorsticamente, la moral invertida de un mundo ficcional tan irreal como divertido: una vida dedicada exclusivamente a obedecer, disfrutar y sufrir los imperativos de Cupido. Un mundo marginal y transgresor y por lo mismo un mundo privilegiado, que se opone al 'otro' no iniciado en artes de esta militia amoris.

Nos queda, ahora, luego de esta breve introduccin en el tema y en los alcances de nuestro trabajo, pasar a deslindar los pasos de esta vindicatio cupidinis.

Centraremos, pues, nuestro anlisis en la elega II,9 bis de los Amores. Aunque tambin se incluirn referencias y comparaciones con otras composiciones ovidianas del mismo libro o de otros, slo en la medida en que sirvan para ampliar y corroborar nuestras afirmaciones, sin que se propongan como objetos de un anlisis particular.

En primer lugar, haremos referencia a la estructura interna del enunciado potico distinguiendo sus partes, en el que claramente pueden reconocerse tres.

Primera parte (v.12): invocacin a los dioses en general a travs del uso del indefinido "siquis deus", para pedir que no dejen al ego vivir sin amor. Y se anticipa la temtica general del poema: "dulce puella malum est", el amor definido contradictoriamente, una gran paradoja, un 'dulce mal', una desdicha fascinante.

Segunda parte (v.3 -26): desarrollo del enunciado potico, organizado por un movimiento especial (anticipado ya, a travs de la temtica general destacada por el oxmoron " dulce ... malum") que permite reconocer a nivel textual distintos planos que contrastan por el modo verbal y la consecuente actitud del yo potico. Analizaremos, ms adelante y pormenorizadamente, este movimiento textual y las consecuencias que tenga para la significacin general del poema.

Tercera parte(v 27 a 30): invocacin a los dioses, esta vez especficamente a Venus y Cupido. Podemos sealar, aqu, una gradatio respecto de la invocin anterior, ya que se pasa de la indefinicin primera ("siquis deus") a una invocacin personalizada de Cupido y Venus. Por otro lado, tambin la peticin se ampla, desde la reinvindicacin del Amor para ego (en la Primera Parte) hasta la inclusin del gnero de las muchachas (ltima parte). Con esta clusula no slo se vuelve al comienzo del poema (estructura circular) sino que se termina de especificar y ampliar los alcances de esta vindicatio cupidinis, como vimos a travs de la gradatio.

Pero volvamos, ahora, al anlisis del desarrollo del enunciado potico (Segunda Parte) central en la construccin del sentido general del poema y en la demostracin de nuestra hiptesis inicial.

Habamos hablado de un movimiento especial del enunciado potico que pona de relieve distintos planos, contrastantes por el modo verbal. As, podemos observar que el uso del Indicativo est reservado para afirmar la realidad de la pasin, definir sus caractersticas y sus consecuencias sobre el nimo: la pasin, enfermedad del alma, arrebato de los sentidos, esclavitud del ego (v.3 a 10 y 23 a 26). Pero tales afirmaciones del carcter negativo de la pasin, que enmarcan esta segunda parte contrastan con el centro (v.11 a 22) de la misma. Ya que a travs del uso del Imperativo y el Subjuntivo de deseo, el yo potico reinvindica para s todo aquello que en el modo de la realidad afirm como negativo, como una catstrofe que lleva a la ruina, un mal que viene de afuera y que se lleva junto con su "incerta cupidinis aura" el alma del poeta. De modo que esta reinvindicacin, anunciada ya desde los primeros versos, tendr un sentido pardojico ya que nadie pedira para s males ni deseara fervientemente su propia ruina. Es decir que este contraste entre el modo de la realidad (el Indicativo) y el del deseo y el volitivo (Subjuntivo-Imperativo), marcan a nivel textual distintos planos que contrastan por la actitud del ego. La cual se vuelve contradictoria y el enunciado ambigo.El texto se desdice tan evidentemente que provoca en el lector un distanciamiento humorstico, tanto de las calamidades como de las supremas glorias del placer que ego afirma y reinvindica. La estructura circular del poema y de esta Segunda Parte especficamente acentan, tambin, esta ambigedad y contradiccin que impone el Amor.

Los primeros ocho versos de esta Segunda Parte, estn dedicados a exponer las consecuencias de la pasin en tanto que enfermedad del alma, tal como surge de la realidad de su sintomatologa expuesta, tambin aqu, de acuerdo con el consenso general de la poca. (2).

Los versos 3 al 10 despliegan estas ideas a travs de las metforas ms consagradas, la del mar y sus tempestades que son imprevisibles, injustas y destructoras, es la ms frecuente y la encontramos aqu en los versos 6 y 7; tambin la comparacin con ideas asociadas a todo movimiento irracional y sbito: "torbellino de la mente" (cf.v 4), el caballo que no obedece ("durior oris") y lleva a su propio dueo al precipicio (cf. v 5 y 6. As, cualquier hombre que se entrega al amor, se entrega como al mar, donde ya no es dueo de su suerte. Todas estas ideas permanecern en la ficcin elegaca del amor a travs de estos smiles consagrados por la toda literatura antigua grecoromana.

En primer lugar, un gran vocativo que intenta destruir toda oposicin a la vindicatio cupidinis, con dos ncleos:"Infelix" (v.15) y "Stulte"(v.17). Resultando, as, que no slo se reinvindica una posicin de 'privilegio' para ego, dominada por Cupido, sino que se invierten los valores morales que anteriormente fueron indirectamente aceptados, desde los cuales se pudo enunciar la realidad del estatuto de la pasin. Ya que, ahora, "infelices" y ''stulti son aquellos que conservan su nimo dentro de la tranquillitas, de la moral de supresin de los excesos.

Por otra parte, cabe sealar que este mismo adjetivo "stultus" es usado por Ovidio en otra elega, la III,11, pero con el referente cambiado. All, "stultus" es el mismo ego, que recibe este epteto por haber encarnado ese mismo papel que en II,9 bis reinvindica (el de enamoradopoeta) y que le permite (desde su situacin de privilegio) amonestar a todo lo que se le opone. En III,11, inversamente, el poeta se ha cansado de servir a Amor y de sufrir su esclavitud. Y entonces, viene no slo el reproche y el alejamiento de la doncella (causa directa de su desdicha) sino de Cupido. Si antes ego exhortaba con aqul "Fige puer" ahora clama y afirma: "Cede fatigato pectore, turpis amor"(III,11,2), "Vicimus et domitum pedibus calcamus amorem"(III,11,5). Y si antes deseaba y reinvindicaba el engao (Me modo decipiant voces fallacis amicae", II,9 bis,19) ahora se reprocha eso mismo: "Turpia quid referam vanae mendacia linguae"(III,11,21). Aqu el poeta encarna la actitud inversa, de aquel que, habiendo alcanzado la tranquilidad y la libertad exhorta a Cupido a no perder su tiempo: ''Desine blanditias et verba, potentia quondam, / Perdere; non ego sum stultus, ut ante fui" (III,11, 3132). Se utiliza tambin la misma metfora natica, pero, esta vez, para acentuar la idea de que el poeta ha alcanzndola calma y ha vuelto a la razn (III,11,2930). Una vez ms, es ostensible la ambigedad de esta poesa y el efecto humorstico que provoca este ego siempre en trance de morir entregado a la actividad amorosa, y de alejarse completamente de aquel mal, pero siempre con la irona propia del que no se compromete con ninguno de los dos papeles.

Regresando, una vez ms, a nuestro texto debemos destacar que con los vocativos se exhorta, aunque indirectamente a los terceros excluidos, a revistar en las filas de la militia amoris. Ahora bien, sta actitud se encuentra dentro de una estrategia ms general: para la segunda persona, refirindose al dios, se utiliza el modo ms fuerte de la actitud volitivo-desiderativa, el Imperativo (''Fige puer"v.11); para la tercera persona, opuesta al yo potico, una gran aposicin admonitiva, con dos ncleos ("Infelix" y "Stulte"v.15 y 17), que indirectamente estn ordenando la conducta, so pena de quedar incluidos dentro de la categora marginal de los "infelices" y los stulti; y por ltimo el Subjuntivo presente ("decipiant" v.19, "dicat", "nectat" v.21, "fruar", "repulsus eam" v.22) que pone de relieve, tambin paradjicamente, las consecuencias negativas de la pasin, aunque convirtiendo las catstrofes en los objetos de deseo que construyen el lugar de privilegio del poeta. Queda delineado, as, el perfil del hroe elegaco, un ego que reinvindica el ideal de una moral invertida: la actividad consiste exclusivamente en el ejercicio de la militia amoris, actividad que paradjicamente, surge de la ociosidad, tal como lo podemos leer en los Remedia (3). All, en los Remedia , Ovidio bajo un nuevo disfraz de ego y ubicado desde otro ngulo, da sabios consejos para combatir esta enfermedad, tan contradictoria y ambigua como antes; la ociosidad es, entonces, la causa de este iucundi mali (cf.Remedia,138). Por lo tanto, y de acuerdo con estas ltimas recetas ovidianas, la militia amoris invierte los antiguos trminos del otium y negotium al sostener que no hay persona ms activa que un amante. Una vez ms la pasin y su reinvindicacin, resultan una paradoja: surge de la ociosidad y es modelo de la actividad por excelencia. Ovidio expone en detalle este paralelo entre la actividad del soldado con la del amante, en I,9; llevando al extremo esta divertida paradoja, cuando exclama en el final de la elega: "Qui nolet fieri desidiosus, amet!" (v.46).

Habamos hablado de los subjuntivos presentes (de los versos 19 a 22) que reinvindicaban para ego la situacin paradjica del enamorado, del 'feliz desdichado', aqul que busca y obtiene la recompensa amorsa (los "magna gaudio''), pero que al mismo tiempo necesita del engao, aquel que espera al mismo tiempo blanditias, iurgia; en fin el poeta, nuestro hroe elegaco, que no se contenta con el ''fruar'' sino que tambin exige para seguir el repulsus eam. La pasin resulta, as, un momento exaltante que se busca alcanzar, pero al que por definicin no se puede poseer. De otro modo, dejara de ser deseo, dejara de ser pason: dice Ovidio en II,19: "Quod sequitur, fugio; quod fugit, ipse sequor." (v.36).

Finalmente, en esta Segunda Parte se confirma el movimiento especial que postulamos para el texto en su totalidad: con los dos ltimos dsticos de esta segunda parte, el enunciado pas de la vindicatio (del plano del Subjuntivo, versos 19 a 22) a la realidad objetiva de las consecuencias de la pasin (al plano del Indicativo, versos 23 a 26). En estos dos ltimos dsticos, adems de la clsica asociacin de Marte con Cupido, el poeta aclara que la pasin (Cupido) gua a la guerra (Marte), compartiendo ambos la imprevisibilidad y el desastre que provocan. Se hace hincapi en la pasin en tanto mal angustiante por su inestabilidad y contradiccin. Lo cual es acentuado y puesto de relieve por el quiasmo que deja en el centro y enfrentados los verbos (dasque negasque) que caracterizan el accionar de Cupido; a su vez esta estructura (el quiasmo) se completa con un instrumental "ambigua... fide"(oximoron) que termina de definir conducta del dios, insistiendo en la ambigedad y en la irracionalidad del Amor. Nuevamente la paradoja de la pasin, la objetividad del Indicativo resalta el significado esencial de azote del alma que implica esta sensualidad extrema.

Ahora bien, retomemos las conclusiones surgidas del anlisis de esta Segunda Parte para incluirlas dentro del contexto general del poema. Y vayamos de la la visin del poema en su conjunto a las conclusiones particulares de la Segunda Parte.

La elega, como sealamos al principio, se abre (versos 12) y se cierra (versos 27a3O) con dos invocaciones a los dioses, que reinvindican para el ego la vida bajo el dominio de Cupido (estructura circular en donde comienzo y fin se unen) y que el centro del poema o desarrollo del enunciado potico (v.3a26), estaba ocupado por lo que nos ros hemos llamado Segunda Parte.Respecto de esta ltima hemos destacado que reproduce el movimiento circular y repetitivo que despliega el texto en su conjunto, en el que comienzo y fin coinciden, acompaando estructuralmente el mismo itinerario metafrico de la pasin, un camino circular: desde las desgracias al elogio del momento exaltante de la gratitud sensual y desde ste a aquellas, sin solucin de continuidad. Aqu, hemos reconocido tambin tres partes que contrastaban y se podan diferenciar por la actitud modal. Las afirmaciones en el modo de la realidad, constitua el marco, comienzo y fin (v.3al0 y 23a26) y el centro (v.11a22) diferenciado de las mismas por la actitud volitivodesiderativa.

Si confrontamos la composicin II,9 bis con la inmediatamente anterior, II,9, se amplan nuestras conclusiones, respecto del tratamiento de la pasin en los Amores

En II, 9 el tema de la militia amoris sirve, contrariamente a II,9 bis, para construir una exhortacin de tregua a Cupido en su guerra contra el ego.

El poeta reinvindica en II,9 el descanso y una vida tranquila, fuera de las filas del Amor (a pesar de que en II,9 bis amonesta duramente a los que soportan descansar y dormir). Reclama el merecido descanso que, lgicamente, viene despus del servicio, diciendo al final de su argumentacin: Me quoque, qui totiens merui sub amore puellae, / Defunctum placide vivere tempus erat (II,9,2324). Todo el poema despliega una suerte de argumentacin retrica para convencer (suasoria) a Cupido de que deponga sus armas. Y a pesar de que no nos proponemos un anlisis pormenorizado de esta elega, destacaremos, s, algunos puntos fundamentales que se complementan con nuestro anlisis de II,9 bis.

Para hacer efectiva esta suasoria de la que hablamos, el poeta apela a una serie de preguntas retricas, oraciones exclamativas y grandes vocativos, que se dirigen directamente a Cupido y ocupan gran parte del texto. La argumentacin del ego aparece desplegada en ellas, tambin, a travs de algunos procedimientos consagrados por la retrica: el paralelo mtico, en tanto que sirve de referencia a un conjunto de conocimientos convenidos, un uso referencial sin valor religioso o moral: "Quid? non Haemonius, quem cuspide perculit, heros / Confonsum medica postmodo iuuit ope?" (II,9,78); el recuerdo al que se intenta convencer de los favores y servicios (en este caso el ego le recuerda a Cupido sus servicios, hacindole hincapi en que la guerra se lleva a cabo contra los que se resisten), los cuales por s mismos exigen ahora, siguiendo el paralelo militar, recompensa o por lo menos una concesin a los ruegos de tregua: "Quid me, qui miles numquam tua signa reliqui,..."(II,9,3).

Y adems de la comparacin y asimilacin con la actividad militar que tambin argumenta a su favor, ya que todo soldado despus de haber cumplido sus servicios obtiene retiro y recompensa (" Fessus in acceptos miles deducitur agros;"II,9,19), se refuerza con otra serie de comparaciones que obligaran a Cupido, si fuera racional, a ajustarse a la realidad : "Mittitur in saltus carcere liber equus, / Longaque subductam celant naualia pinum / Tutaque deposito poscitur ense rudis." (II,9,2Oa22).

Es decir, que si en II,9,bis el ego exhorta a Cupido y su milicia reinvindicando la pasin, en II,9 vemos desplegadas, en todo el texto, sus armas retricas para pedir a Cupido una tregua, reivindicando ahora, una vida tranquila. Una vez ms destacamos la ambigedad y la contradiccin que caracterizan al hroe elegaco y a esta poesa.

Podemos decir, para finalizar, que hemos llegado, a travs del anlisis de una elega en particular (II,9 bis) a examinar algunas caracterstica de la composicin ovidiana y, en especial, el tratamiento del tema de la pasin en los Amores, relacionando ambas cosas con las leyes de gnero.

La pasin, segn comprobamos, impone en su definicin misma la ambigedad y el contrasentido propios de su realidad doble: dulce...malum, una desdicha fascinante, un un gran placer inalcanzable y por lo mismo a la vez que glorioso angustiante. La misma ambigedad que nuestro texto explotaba con su estructura circular y sus oposiciones contrastantes. La misma contradiccin que pudimos comprobar en el ego potico quien, sin ninguna pretensin de sinceridad, ya reinvindicaba la vida amorosa bajo el dominio de Cupido, ya pasaba en otra elega a reclamar a Cupido una vida retirada. La poesa elegaca resulta, as, una ficcin que exalta un mundo galante, que puede pasar de la exaltacin del placer al reproche ms ardiente contra Cupido y su militia. La elega ovidiana es, pues, una poesa que invita al distanciamiento humorstico de los propios valores, que juega y se burla tanto de las desdichas como de las glorias del amor.

Lic. Mara Victoria Coce

Notas:

1. "...la Antigedad no concibe el romanticismo de la pasin, o mejor dichono sabe glorificarla ms que como una desdicha fascinante y no como un valor positivo."....Paul Veyne, La elega ertica romana. pag. 219 op. cit.

2. "...Cuando un hombre tiene una pasin, ya no es autrquico, y nada poda ser ms contrario a la moral antigua. Esta no era puritana ni kantiana: era receta de dicha... y se supona que el medio para ser feliz era limitar los deseos y las ambiciones ... A lo cual la moral corriente aada un imperativo de civismo y de virilidad; volverse esclavo de una mujer era el colmo de la desdicha y la verguenza...", Paul Veyne, op.cit.pag.196

3. "...Ergo ubi visus eris nostrae medicabilis arti,/Fac monitis fugias otia prima meis./ Haec, ut ames, faciunt, haec quod fecere, tuentur;/ Haec sunt iucundi causa cibusque mali...." Ovid, The Remedias of Love v.135a140, en The Art of Loveand Other Poema. op.cit.

Apndice Textual

Ovidio, Amores, II, 9 bis

PrimeraVive, deus, posito, siquis mihi dicat, amore1

ParteDeprecer, usque adeo dulce puella malum est.

(vv 1-2)

Segunda Cum bene pertaesum est, animoque reuanuit ardor,

ParteNescio quo miserae turbine mentis agor.

(vv. 3 a 26)Ut rapit in praeceps dominum spumantia frustra5

Frena retentantem durior oris equus,

Ut subitus, prope iam prensa tellure, carinam

Tangentem portus uentus in alta rapit,

Sic me saepe refert incerta Cupidinis aura

Notaque purpureus tela resumit Amor.10

Fige, puer! positis nudus tibi praebor armis;

Hic tibi sunt vires, hic tua dextra facit;

Huc tamquam iussae ueniunt iam sponte sagittae;

Vix illis prae me nota pharetra sua est.

Infelix, tota quicumque quiescere nocte15

Sustinet et somnos praemia magna vocat!

Stulte, quid est somnus gelidae nisi mortis imago?

Longa quiescendit tempora fata dabunt.

Me modo decipiant voces fallacis amicae

(Sperando certe gaudia magna feram),20

Et modo blanditias dicat, modo iurgia nectat,

Saepe fruar domina, saepe repulsus eam.

Quod dubius Mars est, per te, priuigne Cupido, est,

Et mouet exemplo uitricus arma tuo.

Tu leuis es multoque tuis uentosior alis25

Gaudiaque ambigua dasque negasque fide.

TerceraSi tamen exaudis, pulchra cum matre, rogantem,

ParteIndeserta meo pectore regna gere;

(vv.27 a 30)Accedant regno, nimium uaga turba, puellae;

Ambobus populis sic uenerandus eris.

Bibliografa

Ovide, Les Amours, Les Belles Lettres, Paris, 1952

Ovid, The Art of Love and Other Poems, William Heinemann LTD, Harvard University Press London, 1957.

Paul Veyne, La elega ertica romana, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1991.

Paolo Tremoli, Infussi Retoricie spiracione Potica negli "Amore" di Ovidio, Univerait degli studi de Trieste, Instituto di Filologia Classica N.l, 1955.