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    E ~ A I r . . S lE S

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    TEMAS ESPANOLESNiim. 23

    OVIEDO, CIUDAD LAUREADA

    PUBLICACTONES ESPA"ROLASMONTE ESQUTNZA, 6 - MADRID

    1953

    p o r

    ALTAlt FANEZ

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    "Pedimos una revoluci6n; pero ni la rusanos sirve como modelo, porque necesita-mos llamaradas gigantescas que se yeanen todo el planeta y oleadas de sangreque enrojezcan los mares."El movimiento liberador de Espanaera una actitud absolutamente necesariapara salvar la propia existencia de la Pa-tria. La intentona cornunista de octubrehabia sido ya una leccion definitiva. Larevolucion ardio en casi todo el mapapeninsular. En Asturias la revuelta rojaadquirio caracteres tragicos.

    El ministro de la Guerra hizo llamaral general Franco, que estaba en el ar-chipielago balear.

    Habia que dominar el levantamiento;y, como no existia posibilidad inmediatade enviar refuerzos a Oviedo, porque elloera desguarnecer otras plazas, fue pre-ciso trasladar a Asturias fuerzas de Africa.

    EI teniente coronel Vague se encontra-ba de permiso en Soria, mas como dichojefe era quien debia man dar la Legiony los regulares, se Ie llama.

    Ante la amenaza roja, el Gobierno otor-ga una plena autoridad al general Fran- .co, quien desde Madrid yugula la revo-lucien roja de octubre.

    OVIEDO, CIUDAD LAURE ADAMoscu fue qui en, desde la sornbra,

    como es su acostumbrado proceder, dictolas sangrientas jornadas revolucionariasde aquel luctuoso octubre de 1934, duran-te las cuales una gran parte de Espana,pero sobre todo Madrid, Barcelona y As-turias, considerados por los revoluciona-rios como los puntos neuralgicos de lanaci6n, vivieron dias de dolorosa angus-tia.

    La revoluci6n roja quiso tomar el pul-50 a un Estado pusilanirne y necio, aspi-rando a acogotarlo; pero detras de la de-bilidad de aquel .Gobierno heterogeneo,presidido por Lerroux, alentaba energica-mente Espana, quien, poniendose en pie,pudo liquidar dolorosarnente el dificiltrance. Pues no fue el Gobierno, sino lanaci6n, la que gano aquella primera ba-talla contra las hordas marxistas.

    Pero la suerte estaba echada. La anti-Espana se habia quitado la careta con in-solente actitud. V, como apenas si la con-tienda de ague) octubre nefasto habia sidodirimida, las espadas quedaron en altodispuestas a caer con golpe definitivo.

    Por aquellas fechas, poco mas 0 me-nos, la Margarita Nelken habia escritoen las columnas de la Prensa disolvente:

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    Franco habia movilizado a los suyos,a los legionarios y regula res, que des deAfrica navegaban rurnbo a Asturias.

    Lopez Ochoa y Vague dominaron, nosin contribuci6n de sangre, la insurrec-cion. Dias despues, dos banderas del Ter-cio y un tabor de la antigua Policia indi-gena desfilaban por las calles de Oviedo,aclarnandoles una multitud deJirante.

    * * ..La revolucion de octubre habia sido li-

    quidada; mas con la derrota aumentabaelodio.

    Despues de las elecciones de febrerode t 936, el Gobierno de Azafia desguar-necio otra vez los escenarios de la re-vuelta de octubre, de modo que, inrnedia-tamente despues de las elecciones, esto es,desde el 17 de febrero al 31 de marzo,con una Espana nuevamente indefensa, elsenor Calvo Sotelo registraba los siguien-"les atentados, quedando su declaracioninserta en el Diario de Sesiones del Con-greso: "199 asaltos y destrozos a centrosoficiales, domicilios particulares, iglesiasy establecimientos publicos y privados;168 incendios en otros sitios analogos,siendo destruidas 56 iglesias. La estadis-tica de muertes y heridos asciende a 74de los primeros y 345 de los segundos,durante 169 tiroteos y 11 huelgas genera-les."Los crimenes y revueltas, despues de Jaselecciones de febrero, dorninan la cronicanegra de la vida espafiola, Ilegando, porfin, el caso escandaloso de la tragica no-che del 13 de julio, cuando el egregiopatriota don Jose Calvo Sotelo fue sacado

    violentamente de su casa y asesinado parla fuerza publica.

    En tan tragicas circunstancias advienela gloriosa fecha del 18 de julio de 1936,en que un pueblo unanime y heroico hubode alzarse contra la revoluci6n rnarxista,que pretendia reducir a Espafia a la hu-millante condicion de colonia bolchevique.

    Pero Espafia, aunque maltrecha y dolo-rida, vivia aun, y sus hijos se lanzaroncon impetu a defenderla.

    Franco, al referirse a este alzamientounanirne de los espafioles en torno a suEjercito, pudo decir por aquellos dias he-roicos: "Nunca estuvo un pueblo mas uni-do a su Ejercito, ni [amas ha sido estemejor la representaci6n del pueblo en ar-mas; en los frentes, fraternal mente, lu-chan y mueren sin distinci6n de clases yprocedencias los soldados espafioles... Laguerra une y da cohesi6n a los que un sis-tema politico habla separado artificial-mente. Esta es la Espana futura: la queconstruye esta juventud, que aprende enlas trincheras y en los frentes la herman-dad de los hombres en la hora de la ver-dad, del valor y de la disciplina."

    Y 1 0 que Franco afirmaba de modo ca-teg6rico y solemne, refiriendose a todas ycada una de las batallas que comenzabana Iibrarse en la Peninsula contra el cornu-nismo invasor, el general Aranda en Ovie-do, y concretandose a la guerra particularde Asturias, 1 0 repetia de manera seme-jante: "La caracteristica de la defensa deOviedo es la fe absoluta, desde el primermomento, en el mando y la cooperacionde los compafieros de armas: energica yrisuefia durante los dos meses de constan-te lucha: tenaz, traglca, resuelta a todo,

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    en los terribles dias finales, sin dudas nititubeos, en el porvenir glorioso de la nue-va Espana."

    Porque, como despues de Iibrada la ulti-ma batalla que fue la victoria definitiva,se ha podido comprobar, en medio de losazares de la contienda y dentro de los vai-venes de la fortuna, una virtud se mantuvointacta durante los angustiosos treinta ydos meses que duro la lucha: aquella feciega e inquebrantable en el triunfo final,

    Algunas semanas antes del 18 de julio,una parte de los oficiales de la guamiciontuvo noticias de que en el resto de Espanase preparaba un movimiento contra la ti-rania marxista, que se habia aduefiado dela nacion. Hubo entre ellos reuniones.Llego a constituirse una a modo de jun-ta, en la que figuraban prestigiosos of i-ciales de los Cuerpos de Ingenieros, Ar-tilleria, Infanteria e Intendencia militar.No vamos a citar aqui sus nombres, por-que todos ellos figuran ya en la monu-mental Historia de la Cruzada que se pu-blico a raiz de terminada la sangrientacontienda. De jefes, al parecer, solo cons-ta el coman dante de Caballeria senor Uz-quiano.

    Aranda, entonces coronel, jefe militarde la provincia, nada ignoraba de 10 quese tramaba c!andestinamente. Dejaba ha-cer. Los entregados a los trabajos de lapreparacion del Alzamiento ten ian la ab-soluta seguridad de contar con su aquies-cencia. Juzgaron prudente, sin embargo,no comunicarle nada de un modo oficial.

    por el convencimiento intima de que 10 'que se defendia con las armas era laexistencia de una Patria y de una civili-zacion, que propugnada en nuestra Pen-insula, seria mas tarde salvaguardia parael res to del continente y aun para elmundo.

    Por eso, nuestros ejercitos, y Espanadefendida por ellos, daban a esta contien-da un caracter de Cruzada.

    IMucho entusiasmo reinaba entre los in-trepidos oficiales, que con fervor patrio-

    tico y exponiendose a enormes peligros,se aprestaban a dar sus vidas por Espa-na. Aquel fervor subio de punto cuandoapareci6 en la capital de Asturias el co-man dante de Infanterfa don Gerardo Ca-ballero (1).

    Con el prestigioso jefe llegaba el almainflamada de la gloriosa gesta. Porqueen toda accion heroica se precisa del hom-bre to do corazon, todo ardimiento, todoenergia y valor, un oceano sin Jimites demistico impulso, que infunda la fe en losdernas y les conduzca ciegos a la peli-grosa aventura-tal vez a la muerte-ya la gloria.

    EI comandante Caballero habia tenido(1) La prosopograffa

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    el mando del 10.0 Grupo de Guardias deAsalto, de guarnicion en Asturias. Cuan-do, en junio del 36, llego a Oviedo, 10primero que hizo fue ponerse en contactocon sus antiguos subordinados, a fin dever cual era su moral y cuales las ten-dencias politicas de los jefes y oficiales.Ha1l6, claro esta, divisiones entre la gen-te militar. Unos jefes y oficiales eran par-tidarios del Frente Popular y del Gobier-no; otros estaban dispuestos a sumarsecon el alma y el coraz6n al Movimiento.

    Y todos aquellos preparativos marcha-ban bien, muy bien. Mas, para bastantesde los metidos en cabildeos y tanteos,Aranda era un enigma. Ignoraban en abcsoluto 1 0 que en el alma del coronel pa-saba. No pod ian adivinar 1 0 que se vi6manifiestamente despues (2).EI dfa 17 de julio de 1936-vfspera de

    una fecha inolvidable-, ya muy entradala noche, ernpezo a recibirse en Oviedonotlcias de 1 0 que en Africa y en Burgosestaba aconteciendo. Supose que habiahabido movimientos de varias guarnicio-nes en protesta contra el Gobierno de Ma-drid.

    No tardan las noticias en lIegar a oi-

    (2) Sin duda, convenia ohrar de estemodo para no malograr la empresa. Loseshirros rojos prepon deraban en Asturiasy habia que despistarles. Por 10 dernas, laeficacia del coronet Aranda al Crente delMovimiento liberador de Asturias ha pasa-do a la Historia como mcdelo de actuaci6ninteligente y heroica. Oscar Perez Solis, enla portada de su libro Sitio y detensa deOviedo traza la siguiente silueta del gene-ral : "Don Ant00nio A rfll'011 Mata espada yescudo de Oviedo, abanderado victorioso deEspana Iren te a 1a Asrurras roia, impavidoen el peligro, luc ido en las dificultades,diestro en la maniobra, herotco en el com-bate, general insigne, nuevo y esclarecidogrande de Espana."

    dos de los dirigentes del Frente Popular.Cuando en la manana siguiente-dfa IS--los pacificos vecinos de "Vetusta", quela noche anterior se habian ido tranquilosa sus camas, se disponen a salir de casapara encaminarse a sus oficinas, tiendas,tabricas 0 taIleres, advierten un no se quede extrafio y de anormal, que parece ha-ber cambiado la fisonomia de su vieja yantigua ciudad. (_Quehabia pasado? (_Qu~habra ocurrido en la noche ultima, una delas mas tipicas del verano ovetense, quedaba aspecto tan inquietante a su cielo yal trafico nervioso de sus calles?

    Parecla como que el aire estuviese elec-trizado. La luz misma que habitual mentebafia a la poblaci6n-luz de un sol sua-ve en los dias serenos y gris plateada enlos neblinosos-, era otra distinta. Y losoven tenses volvian a preguntarse: GQuehabra acontecido? (_Por que tanto ir y ve-nir de camiones, a velocidades desusadas?En las calles se veian compactas masasde obreros, en su mayoria procedentes dela cuenca minera, algunos, con armas.Lanzaban gritos amenazadores: vivasy mueras, levantando el pufio en alto.El U. H. P. se oia por todas partes. Al-gunos grupos iban en forrnacion cerra-da, con paso ritmico y marcial que acom-pafiaban del estribillo de la Internacional:

    Agrupemonos todos,que es la lucha final...

    La calle V ria, la hermosa calle oveten-se, estaba rep leta de pueblo e igualmenteel campo de San Francisco. Y desde elOobierno Civil a la casa de los Sindica-tos obreros no se podia dar un paso.

    Ya entrada la manana, los mas exalta-dos empezaron a juntarse alrededor de los

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    cuarteles y de la Fabrica de Armas, conla esperanza de apoderarse de los fusilesy municiones que en aquellos sitios hu-biera.

    Entretanto, en este mismo dia 18 se ce-lebra una conferencia del coronel Arandacon el gobernador de Oviedo, que 1 0 eraLiarte Laurin. Ya Aranda, cuando se di-rige al Gobierno Civil para entrevistarsecon el Poncio de la provincia, sabe de an-temano la actitud que ha de tomar.

    Merece la pena reproducir aqui el dia-logo entablado entre el jefe militar y elcivil. Con este se encontraban los jerifal-tes del Frente Popular: Gonzalez Pen ay Belarmino Tomas.

    -Senor Aranda-dice el gobernador-:me acaban de asegurar que los e l i tilleroshan instalado ametralladoras para batirlos accesosa su cuartel.

    -Es una falsedad-responde el coro-nel-, y si ustedes quieren comprobar 1 0que afirmo, vengan ahora mismo con-migo.. --GEs verdad 1 0 que dice?-En absoluto.

    EI gobernador qued6, al parecer, satis-fecho de las seguridades de Aranda. PeroGonzalez Pefia y Belarmino Tomas inter-vienen en el dialogo. Hacen saber al co-ronel que, puesto que asi el 1 0 afirmaba,seria cierto; pero que el pueblo necesita-ba fusiles, ametralladoras y municiones.

    -GFusiles?-replica rapido Aranda-.GPara que? GNo estoy yo aqui? GA quie-nes temen ustedes?Y afiadio:-Me han dicho que se disponen a en-

    viar gente a Madrid, y me parece muybien, puesto que puede alii hacer fa Ita.

    GContra quienes iban a luchar en Oviedo?Creo-prosigui6-que la presentaci6n deobreros mineros asturianos en la capitalde la Republica producira sensaci6n y le-vantara la moral.

    EI habil coronel logra ganarse la vo-luntad de los jefes del Frente Popular,especialmente la de Gonzalez Pefia, yaquel mismo dia se organiza la famosacolumna destin ada a reforzar a las hues-tes rojas de Madrid.

    A poco de verificada la inolvidable con-ferencia, todo Oviedo sabia que, por indi-caci6n del coronel, saldrian aquella tar-de dos trenes con la direcci6n indicada:el uno, larguisimo; el otro, expreso or-dinario.

    Y asi Iue. Tarnbien por carretera, y enla misma direcci6n, sal en innumerablescamiones, repletos de gente brava de lamina. j Seiscientos dinamiteros! Gritos es-tent6reos al partir. Aplausos. EI U. H. P.,resonaba violento... Los pufios, en alto.

    EI dia declina ya. La luz va decrecien-do suavemente. La noche, acercandose. Si-lencio. Los pacificos vecinos de Oviedo es-tan aterrados. Ante ellos veian otra vezel fantasma de los espeluznantes sucesosde 1934. GCaerla de nuevo la ciudad enpoder de las hordas, como en aquellas [or-nadas tristisimas?

    Los jefes y oficiales de la guarnici6nvelaban.

    EI dia 19, a las siete de la manana,Aranda oye un telefonazo.-G Quien llama ?-pregunta.-Aqui, Pamplona; el general Mola.-Aqui, el coronel Aranda.-GSabes que se ha sublevado Marrue-

    cos?-7-

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    -S.- Tarnbien Burgos, Palencia y Vallado-lid. lCuimdo te lanzas?

    -Espero que sea manana. Depende deuna concentraci6n de fuerzas.

    -Un abrazo, Adi6s. Te felicito y mefelicito.

    -Adi6s.y asi termin6 el dialogo de ambos sol-

    dados.Un escritor, testigo de los sucesos, y

    actor destacadisimo en la gesta de Astu-rias, describe de esta manera el cuadroque Oviedo ofrecia el 19 de julio delafio 36.

    "AI dia siguiente-domingo 19-el as-pecto de la ciudad era ya torvo y arne-nazador. Entraban camiones llenos deguardias civiles, y circulaban otros aba-rrotados de milicianos. Los de Asalto, ar-mados de mosquet6n, patrullaban por lascalles, y en Ia torre de la "Casa Blanca"-un edificio grande de la calle Uria-emplazaban ametralladoras. Corrian ca-prichosamente los rumores, de un lugara otro. Las noticias contradictorias de laRadio aumentaban la irnpaciencia de lasgentes. EI Gobierno de Madrid daba poraplastado el movimiento y describia contodo lujo de detalles como la flota de gue-rra, la aviaci6n y el "pueblo" estaban asu lado. Pero otras emisoras hablaban deguarniciones sublevadas, de avances vic-toriosos, de ciudades y comarcas enteraspuestas en pie con patriotico fervor, dejuventudes vibrantes que corrian a ernpu-fiar las armas... Los altavoces cantabanalternativamente la lniernacional y mar-chas militares de sabor patriotico ..." (3).(3) Jesus E. Casarlego : La ciudad- si-tiada.

    Entretanto, en el transcurso de aquelJashoras decisivas, van concentrandose enOviedo las fuerzas de la Guardia Civil:siete cornpafiias, de unos 140 hombrescada una. Los gubernamentales, engaiia-dos por Aranda, creian que aquellosguardias habian sido traidos a la capitalpara hacer frente a los militares, caso deque estes trataran de pronunciarse contrael pueblo. Las tropas del Ejercito, las deAsalto, la policia, permanecian como a laexpectativa en sus cuarteles. Querian conello inspirar confianza y celar sus inten-ciones.

    EI mismo dia 19, por la tarde, el coro-nel Aranda volvi6 a celebrar otra conie-rencia con el gobernador civil. En el des-pacho del Gobierno se hallaban, como enla primera entrevista, los mas destacadosjefes del Frente Popular. La situaci6n delcoronel era ahora bastante delicada. EIEjercito se habia levantado ya en todaEspana. En unos sitios habra side venci-do; pero en muchas partes del territorionacional se habia impuesto. Aranda, dequien ya recelaban los rojos, tenia queseguir la inteligente politica indicada, has-ta que la concentraci6n de fuerzas se hu-biese operado.

    Las respuestas que da en la especie deinterrogatorio a que es sometido por elgobernador civil son modelo de serenidad.

    Aranda se da cuenta de que hay queemplear todos los rnedios dilatorios posi-bles. De otro modo la empresa fracasaratotal mente. EI gobernador y los satelites,por su parte, le apremian a que entreguelas armas al pueblo. EI coronel se esqui-va. EI gobernador y los satelites le mues-tran telegramas oficiales, en que los diri-

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    gentes de Madrid ordenan se pongan fu-siles y municiones en las manos de losmilicianos. El busca mil subterfugios. Res-ponde Aranda que el necesita que el mis-mo ministro de la Guerra Ie de la ordenpar escrito ...

    j La suerte estaba echadalY aqui surge la figura de CabaIlero.A eso de las ocho de la noche, mas bien

    antes de esa hora, hallandose Aranda ensu despacho del cuartel de Pelayo, se Iepresenta el comandante.

    -Ha lIegado nuestro momenta, co-man dante Caballero-Ie dice Aranda.

    -Estoy a sus 6rdenes, mi coronel-re-plica Caballero-, y tengo la seguridadde que no me tallara ninguno, 0 muy po-cos, de los guardias de Asalto.

    EI comandante Gerardo Caballero, se-cundado por hombres nobles y valientescomo el, despues de innumerables golpesde audacia, logra hacerse duefio del cuar-tel de Santa Clara, que es donde se alo-jan lo s guardias de Asalto, parte de cuyaoficialidad es hostil al Movimiento, y sehalla entonces ocupado por cientos de mi-Iicianos.

    EI cuartel de Santa Clara, que enc1avasu pesada mole rectangular en el coraz6nde "la urbe, Iue en otro tiempo un viej0convento, que las criminales leyes des-amortizadoras del siglo pasado convirtie-ron en alojamiento de tropas. Ultimamen-te alll habian sido instalados los guardiasde Asalto del 10.0 Grupo, de guarnici6nen Oviedo, constituido por dos cornpafiiasde fusiles-Ia 42 y la 18-y una de espe-eialidades-c-la 10.a En la parte trasera deledificio se hallaban instaJados la Caja deRecluta, eJ Centro de Movilizaci6n, dep6-sitos, oficinas y cuartel de Intendencia.

    Una vez que Caballero se, apoder6 delcuartel, los acontecimientos se precipitan.Los agentes de vigiIancia y los guardiasde Seguridad se adhieren al Movimiento.Los dirigentes rojos, que se hallaban enel Gobierno Civil, al saber 1 0 ocurrido,ponen los pies en polvorosa. EI goberna-dor Liarte Laurin qued6se solo, en el ma-yor desamparo, en su despacho.

    Entonces, a eso de las nueve de la no-che, Ia estaci6n local "E. A. j. 19, RadioAsturias", cambia de disco. La Inierna-donal y el Himno de Riego quedan susti-tuidos por el pasodoble Los voluniarios.Una de las veces al acabar de radiarlo,cuantos se hallaban a la escucha pudie-ron oir estas palabras:

    "jAtencionl [Atencion! Dentro de unosmementos pronunciara unas palabras an-te el micr6fono el comandante militar dela provincia de Asturias, coronel Aranda."

    G Que pasaba? Entre los ovetenses nohabia sino confusi6n, desorientaci6n. Re-cordaban una vez mas 1 0 ocurrido en oc-tubre de 1934, Y ternblaban ante la ideade que Ia capital del Principado volviesea caer en poder de la horda anarcosocia-lista.

    EI escritor antes citado, en el relata no-velado que hace de 10 ocurrido, escribe:

    "AI obscurecer, Martin y Carlos (per-sonajes de la obra) se hallaban en casade este buscando estaciones y estacionesde radio. Por la calle se veian pasar nue-vos autornoviles repletos de milicianos, y,en unos campos pr6ximos, la gaita y loscohetes, indiferentes a la tragedia que seestaba preparando, celebraban con alga-zara el bullicio de una romerfa popular.

    "De pronto, un vecino comunic6 lagran noticia:

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    que los tiros habian cesado. Sus pala-bras, vibrantes, energicas, reposadas Ile-naban los corazone~ ... "

    Las primeras palabras de Aranda quelos angustiados ovetenses oyeron en aqueldia tan cargado de hechos hist6ricos, tue-ron las siguientes:

    "Asturianos; el gobernador civil de laprovincia ha resignado el mando. Yo, tanvuestro, tan asturiano y amante de Es-pana, saludo a todos con emoci6n, y a to-dos os pido que coopereis en esta laborde servicio de la Patria. Que cada hom-bre venga por un fusil, que todos perma-nezcan tranquil os y confiados. Los quehemos hecho con anterioridad juramentode ofrecer nuestra vida por el honor deEspana y por salvar la vuestra, tenernosque cumplir nuestro deber, para que deuna vez para siempre terminen esos cri-menes perpetrados por las hordas al am-paro de un am or a la democracia y a laRepublica que no sienten.

    "Asturianos, j Viva Espana!"Asi se adhiri6 Asturias al glorioso Mo-vimiento naciona!.

    "-La Guardia civil recorre las callesdando gritos de "[Viva Espana!" y salu-dando con el brazo. Lo acabo de ver enla esquina de la calle de Fray Ceferino.

    "En aquel momenta se oyeron variosdisparos. Carlos y Martin querian lanzar-se a la cal1e, pero se 1 0 impidieron lasmujeres, que lloraban a lagrima viva.

    "-Este es un barrio muy malo-de-cian-. Si salis os acribillaran a tiros.o j Esperad, por Dios, a que se calmen lascosas!

    "Radio Asturias-E. A. J . 19-, conla que acababan de conectar, comunicabaCOil voz serena:"EI comandante militar de la provin-cia, coronel Aranda, va a dirigir la pala-bra a los asturianos."

    "Y la marcha Los voluttiarios son6 sumetal en la emisora ovetense.

    "Todos se apifiaban con el alien to sus-penso por la emoci6n. Habia cesado lagait a de la rorneria, y, de cuando encuando, se oian disparos aislados y al-guna rataga de fusil ametralladora."AI fin, habl6 el coronel, en medio deun silencio impresionante. Hasta parecia

    Al dia siguiente, 20 de julio, el coronelAranda, energico, activo, disponese a to-mar las medidas encaminadas al buenexito de su hazafia. Primero habia de es-tudiar con el mayor cui dado que puntosde los contornos de Oviedo eran los masvulnerables y expuestos a los ataques delenemigo, numeroso y bien armado.

    EI lector de este relato que no conozcala topografia de la capital asturiana di-

    .

    II

    ficilmente se hara cargo, aun con un pIa-no a la vista, de la inteligente estrategiadel coronel Aranda. No hablaremos deella sino someramente.

    Aranda piensa establecer la linea de-fens iva en la divisoria entre los rios elNoria y el Nalon, que casi la cercan a ladistancia de unos 4 a 6 kil6metros. EI ter-mino municipal de Oviedo viene a formaruna especie de peninsula, cuyo istmo re-

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    sulta, por su estrechez, facil de cerrar ydefender. De este modo, Oviedo es comouna tortaleza. Los lugares vadeables deambos rios son pocos y dificultosos.

    Aranda disponia de tropas escasas, queadernas eran heterogeneas y estaban malarmadas. Viose por ello obligado a ocu-par !ineas mas reducidas. Lo que-dichosea de paso-c-origino el que la guerra seacercase al casco de la poblacion muchomas que en otras ciudades sitiadas. Veceshubo que se lucho en las misrnas calles deOviedo: al extremo interior de la calle,los defensores; en la parte que daba alcampo, los atacantes.iDias terribles, aquellas primeras jor-

    nadas del sitio lLJegado el 20 de julio y dispuesto el

    plan de resistencia, 10 primero que orde-na Aranda es poner en Iibertad a todoslos que en la carcel se hallaban presospor delitos de hostilidad al Gobierno rojo.

    La ciudad presentaba entonces un as-pecto solitario; a las madrugadas, en lascalles, escasas personas. De tarde en tar-de, pasaban en fila india ante los con-tad os transeuntes algunos muchachos, almando de un oficial. Los fusiles al hom-bro, recien limpiados, chorreaban aceite.Entre los muchachos algunos ostentan elbrazalete rojo y negro de la Falange.

    Renacida la disciplina en la ciudad, losmarxistas habfan desaparecido. Se habiandisipado como el humo.

    Empiezan a pasar incesantes los ca-miones, conduciendo fuerzas de un lugara otro. A medida que la manana avanza,parece como que va a normalizarse la vi-da en la ciudad. Van abriendo poco a po-co los comercios. No obstante, la mayorfade los ovetenses, aunque dispuestos a se-

    cundar a los valientes que han asumidola empresa de restituirles a Espana, estanhondamente preocupados por el exito dela empresa. Ignoran 10 que va a pasar.Las contradietorias noticias de las radioscontribuyen a ese desasosiego.Se sabe, desde luego, que Marruecos-todo el Marruecos espafiol-i-pertenece ala causa nacional y, con Marruecos, Ca-narias, Baleares y Sevilla. Hay confusosy contrapuestos rumores de 10 acaecidoen otras capitales de provincia. i,Es nues-tro Guadalajara? LY Zaragoza? i,Y Te-ruel? G Y Cordoba?

    No obstante, la ciudad entera esta co nsu coronel. Acude al belico Ilamamiento,animosa, la juventud. Entre los que sepresentan se yen muchachos que todaviano se afeitan. En muy poco tiempo se re-unio un contingente de unos tres mil sol-dados.

    Una cornpafiia de Infanteria, con rmi-sica y escuadra de trompetas y tambores,salio del cuartel de Pelayo a leer el bandoen que el coronel Aranda comunieaba alvecindario haberse hecho cargo de la ciu-dad. Entonces el entusiasmo rayo en 10indescriptible. Las ovaciones se repetianclamorosas en cada pausa que hacia elcapitan, el cual lela el documento con vozfuerte, varonil y entonada.

    En aquel mismo dia, Aranda; atento aorganizar los servicios que exige la bue-na conservacion de la ciudad, nornbra alas personas que han de dirigirIos.

    Quedaban aun en este dia 20 algunosfocos de rebeldia que reducir en Oviedo.Resistia attn tenazmente en el local de"Repuestos" del cuartel de Santa Clarael coman dante Ros, del grupo de AsaIto,con cincuenta hombres. Los obstinados

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    Tras de la ocupaci6n del edificio en quese redactaba y tiraba el diario Avance,peri6dico, como es sabido, de exaItadomarxisrno, incansable azuzador de losinstintos revolucionarios de las masas einspirado, en parte, de los crlrnenes co-metidos en Oviedo dos afios antes, en elinterior de la ciudad rein6 la calma masabsoluta.

    A eso del mediodfa comenzaron a olr-se estampidos de cafi6n. EI asedio comen-zaba.

    disponian de rnuniciones abundantes. Pa-rapetados detras de las ventanas, que da-ban al patio del cuartel, disparaban ince-santemente contra los guardias que sehablan sumado al Movimiento, los cualescontestaban desde las ventanas opuestas.Toda la noche del 20 al 21 transcurri6 enun fogueo continuo; hasta que, cansadaslas gentes de Ros, acabaron por rendirse.Ros y seis guardias sucumbieron al ne-garse a levantar los brazos y a gritar"Viva Espafia", como se les ordenaba.

    El sitio de Oviedo fue corto, pero an-gustioso. Y nos referimos al periodo queva desde el 20 de julio, en que Arandaasumi6 el mando absoluto de la ciudad,hasta el dia en que las columnas de soco-rro gallegas se abrieron paso entre lashordas enemigas y penetraron en ella.

    La vida de la poblaci6n en los prime-ros dlas jranscurrio casi normal, como sinada hubiese acontecido. Las gentes es-taban muy lejos de irnaginar las dificilesjornadas que les esperaban.

    Del resto de Espafia apenas se sabiasino 10 que las radios decian. Pero comocada emisora era "la voz de su amo", se-gun al servicio de quien estaban, los ove-tenses, de suyo y de anti guo desconfia-dos, no sabian a que atenerse. De Oij6nlos rumores eran confusos. Habia en Ovie-do quien afirmaba que alli habia triunta-do el Movimiento, mientras otros, pesi-mistas por temperamento, insistian en quelas cosas iban de mal en peor, y que elcuartel de Simancas no tardaria en su-

    III

    cumbir ante los insistentes y rabiosos ata-ques de los marxistas.

    La mayorfa de los rumores salian delas redacciones de los peri6dicos. Dondemas actividad se notaba era en el diarioRegion. Alii se decia que Madrid estabagobernado por un Cornite que presidia faPasionaria y pronto capitularia. Mola,con los "requetes", iba estrechando el cer-co de la capital; habia cortado el agua alos madrilefios, y estes morirfan de sed sino se rend fan. Tarnbien se decla en la re-dacci6n del referido peri6dico, y el dichose propag6 rapidarnente por Oviedo, queBarcelona continuaba en poder de la guar-nici6n, adherida al Movimiento.

    Todo pura fantasia. Suefios, que aspi-raban a ser verdad.

    AI parecer, tales rumones se basabanen las afirmaciones que, para levan tar lamoral de los nacionales, lanzaban incesan-temente Radio Club Portugues, Radio Va-lIadolid y Radio Sevilla.

    No obstante, los dias pasaban con es--12-

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    pantosa lentitud. EI 29 de julio, los avio-nes rojos hicieron la primera excursionsobre la capital asturiana. Un avion degran tarnafio vole sobre "Vetusta"; eraun gran bimotor. Los ovetense pensaronprimero que se trataba de un avion de losnuestros, que dias antes habia cruzado elcielo de la capital para lanzar proclamasalentadoras. Pero el avian, rojo, dej6 caerunas bombas que por fortuna apenas cau-saron dafios, La alarrna entre la pobla-cion civil, nunca hallada en tales trances,fue grande. No tard6, sin embargo, envolver la calma de los espiritus.

    Seguian los rumores optimistas. Todo elmundo contaba con que en breve seria Ji-bertado Oij6n.

    Los rojos, en nurnero cad a dia mayor,estreehaban mas y mas el cerco. Arandadisponia de unos 2.500 a 3.000 hombres.Pero c:a que nurnero alcanzaban los queforma ban las hordas marxistas?

    "De Sama, de Mieres. de Laviana-Iee-mos en la Historia de fa Cruzada-:-, des-ciende la legi6n marxista: todos los ca-minos que bajan a Oviedo se pueblan demineros, que van sobre la ciudad... Alatardecer del dia 20 pueden calcularse enunos 3.000 los hombres apostados a lassalidas de Oviedo y en las estribaciones ycumbres del Naranco, y en San Estebande las Cruces, y en todos los vertices do-minantes, desde los cuales se divisa lagrande, la arnbicionada presa: jOviedo!"

    Quien no haya estado en Ia capital delPrincipado no puede imaginarse 1 0 queesto significa. EI Naranco es un cerroenorme, ya que no montana, que se levan-ta casi vertical sabre la ciudad, y a muypoca distancia del casco de la poblaci6n.

    S610 la pericia de Aranda y la estulticiade los mandos rojos puede explicarnosque hallandose apostados en tales lugareslos sitiadores, con abundante armamento-con muy buena artilleria-no haya pe-recido inmediatamente Oviedo.

    Pasan las largas y dolorosas jornadas.Empiezan a IIenarse de heridos los hospi-tales. Se oye, manana, tarde y noche, comoun trueno largo, inacabable, el zumbidodel canon, poniendo un fondo horrisonoal tableteo de las ametralladoras y al rui-do seco de los disparos de fusil. Los ha-lagtlerios rumores no se confirman. Aran-da, que nunea dejo de pensar en la even-tualidad de que las cosas fuesen despacio,recomienda a la junta administrativa demilitares que hagan el inventario de vive-res existentes. Al parecer, 10 que masabunda es el carbon. Mas ocurre que elcarbon no sirve para comer.

    Hallaronse en las diversas tiendas y al-macenes: 14.500 Kg. de [udias; 16.000,de lentejas; to.OOO, de tocino; 26.000, degarbanzos; 800.000, de harina; 1.000, depatatas; 14.000, de cafe; 1.000, de censer-vas; 120.000 Iitros de vino ; 52.000 kilosde azucar. Embutidos, bacalao y botille-ria, en abundancia. Todo esto, para ali-mentar a una poblacion que en julio de1936 se cifraba en 50.000 habitantes.

    Para dar la sensacion de normalidad,las autoridades disponen que reaparezcanalgunos diarios. EI 22 se publica Region;dias despues, La Voz de Asturias.c:Como levan tar los anirnos, que, con-forme pasaban los dias, sin que lIegasenlas ansiadas tropas de liberacion, tendianal abatirneinto y la desesperanza?

    Los secretos amigos de los rojos, en- 13-

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    las armas de Aranda va desapareciendopoco a poco de las mentes ovetenses. Comosuele ocurrir en la guerra de trincheras,en los ratos de calma, y cuando las posi-ciones de uno y otro ejercito se hall anmuy pr6ximas las unas de las otras, rojosy nacionales cambiaban palabras y bro-mas entre ellos, y, en ocasiones, se pasa-ban peri6dicos de uno y otro ban do.

    "De este modo-dice el autor de La ciu-dad sitiada-por los peri6dicos de Gi-j6n se sabia algo de 10 que ocurria en elcampo enemigo."

    A partir de un infortunado combate ha-bido en Olivares, poblado existente en lacarretera de Oviedo a Trubia, combate. que Aranda realize con el fin de abrirsecamino. a Gij6n, hubo que renunciar a Iaidea de liberar la rica villa asturiana delCantabrico, cuna de jovellanos.

    La sensaci6n, en Oviedo, de ciudad si-tiada hizose mas palmaria. Aranda se vi6obligado a tomar rigurosisimas medidasde caracter miIitar e higienico sobre ha-bitaciones, refugios, s6tanos. Los bombar-deos y la actuaci6n artillera del adversariose intensifican de modo alarmante. Empie-za para eI hombre de "Vetusta" una vidanueva, penosisima, de continuo peligro,sometida a una disciplina rlgida, inc6mo-da. EI lobo aulla a las mismas puertasde la ciudad.

    lCuanto podra esta resistir?Acaso Aranda y algun otro jefe 10 sa-

    ben. Pero el resto... iLas columnas ga-lJegas!

    Entretanto, las horas y los dias trans-curren inquietos, y largos. largos... Unasveces traian noticias buenas: otras, pesi-mas. Ya casi al terminar agosto, se ente-

    Oviedo numerosos, no perdian ocasi6n desembrar el pesirnismo. Iban de grupo engrupo. de casa en casa, de tienda en tien-da, propalando noticias desalentadoras.

    "-Aqui no hay nada que hacer. -SI;lque pasa? -GPero, no sabe usted?-No se nada, -Esta neche 01 por laradio que Guadalajara, hasta ayer mismoen poder de la guarnici6n, acaba de ren-dirse al Gobierno republicano. -GPero.es verdad? -Como se 10 digo. Desenga-fiese, querido; la fuerza la tienen los repu-blicanos. -Pero, Gno cree usted que aque-lla gente son una cafila de incapaces deimponer la disci pIina y el orden en sussecuaces y que ... _ ? -Si, es verdad. No ledigo que no. Pero, Gque quiere usted?: loshechos son los hechos.... y yo 1 0 sientocomo el que mas."

    Los cabecillas rojos, eutoricos, ciegos,cantaban mil triunfos. La Radio gijonesavociferaba el 25 de julio:

    "Los traidores no han logrado que lasublevaci6n de los reaccionarios se extien-da mas alia de la capital. donde esta 10-calizado el foco ... 30.000 mineros rodeana Oviedo en estos momentos; dominanla ciudad y estan dispuestos a volar condinamita las rnontafias (sic). si los traido-res tratan de dar un paso para romper elcerco. Contamos can arnetralladoras, ca-nones de Trubia y cajas de dinamita amillares, y todo preparado para funcionarcon la mayor rapidez y eficacia."

    En el Iondo, baladronadas, mas que demomento pretendian hacer mella en losanimos de los sitiados.

    El dia 25 cae sobre Oviedo el primerproyectil de artilleria. De Gijon nada sesabe. La idea de un Gijon rescatado por

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    raron los ovetenses de la heroica muertede los jefes y sold ados que resistian enel cuartel de Simancas, de Oijon. Lasescuadrillas rojas volaban sin cesar sobreOviedo, dejando caer sus bombas no so-bre los objetivos militares, sino en la com-pacta masa de tejados de la poblacion ; laartilleria, apostada en el Naranco y otroslugares estrategicos, subrayaba estos ac-tos de barbarie.

    EI dia 8 de septiembre fue terrible. Losproyectiles enemigos produjeron incen-dios en la estaci6n del Norte y en el con-vento de los padres carmelitas. La esta-cion emisora de Radio Asturias era blan-co preferente de la safia enemiga. Unanoche, la aviacion marxista logro que ar-dieran varias casas del barrio de la Ar-gafiosa. Un cronista afirma que los bom-bard eros diurnos y nocturnos lIegaron ala cifra de ciento cincuenta, es decir, dosdiarios durante el cerco.

    Y seguian los ovetenses, dia tras dia,entre la vida y la muerte. Los muertos yheridos de la poblacion civil aumentaban.La guerra era total.

    Los cafes no abrian sus puertas, salvodos 0 tres que 10 hacian por las mananas,para servir un brebaje que lIamaban cho-colate y que nadie sabia 10 que era. Losviveres empezaban a escasear. Las gen-tes, expuestas siempre a sucumbir victi-mas de la artilleria 0 de la aviacion ene-rnigas, pasaban la vida en' los sotanos.Vivian en los sotanos, en ellos com ian ydormian, y en ellos las mujeres hacian,como Dios las daba a entender, las Iae-nas imprescindibles.

    A pesar de todo, en los ovetenses alen-taba una misma esperanza: la pronta lle-gada de las columnas nacionales, que ve-

    nian por Occidente. Sofiaban con elIas.De elias hablaban en continuada psicosis."- Ya estan en Orado--decia uno, queaseguraba saberlo de buena tinta. -An-teayer-afirmaba otro--~e vieron solda-dos en las cumbres del Naranco."

    Ilusiones ... Porque los dias siguientesno realizaban 1 0 tan ansiosamente desea-do. La alirnentacion era cada vez peor ymas escasa. La base de las comidas soliaserlo el arroz, que, al parecer, habla enabundancia. Mal, mal 10 pasaban los si-tiados en la noble ciudad. Llego a faltarel agua de los depositos, y hubo que to-mar la de los pozos que habia en la po-blacion. La autoridad ordeno que se re-partiese a razon de dos litros por habi-tante, y durante la noche se formabanlargas colas para recogerla. Pero el aguaera mala, y produjo una epidemia tifica.Llego asimismo a faltar el alumbradoelectrico.

    No obstante, el humor de los asturia-nos, ese envidiable humor que les ha dadofama en todas partes y que se manifiestaen sus mejores novelistas y poetas, nofaltaba. Escarmentados de los repetidoschascos que la presencia de aviones en elcielo de la ciudad les habia dado, parcreer propios los que eran del enemigo,solian los ovetenses decirse los unos a losotros con tono de zumba:

    "No te fies del avion,aunque sea de Leon ... "

    Hubo en Oviedo dos establecimientosque no cerraron sus puertas, ni aun si-quiera durante los dias mas tragicos. Unoera el restaurante La Palma; el otro, Iasidrerfa del Ferreru, adonde acudlan ofi-dales y voluntarios a solazarse durante

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    las breves horas que no permanecian enel frente.

    El 4 de octubre de 1936 fue un dia se-fialado en los fastos heroicos de la capi-tal. Quiso el enemigo conmemorar digna-mente a su modo el aniversario de la en-trada en ella, en igual dia de 1934, y sedispuso a tomarla costar a 1 0 que costa-se, y empleando toda suerte de medios yhombres.

    Pero dejaremos hablar a un testigo (4)."Muy de madrugada, a la hora suave

    en que nace el dia, desencadenaron la fu-riosa tormenta de sus ataques sobre Ialinea defensiva de aquel reducto inexpug-nable. Trone la artillerfa-unas cuarentapiezas-cruzando sus fuegos sobre la ciu-dad. Temblaba el aire, estrernecido porazotazos de acero, y los proyectiles calansobre las casas y los parapetos con horri-sono estruendo y horrible destruccion. Sehundian las techumbres sobre el vecinda-rio enloquecido de pavor; saltaban, he-chas afiicos, las gruesas paredes y la me-tralla rebotaba sobre las calles, haciendocon sus ufias de cascote rabiosos arafia-zos en el asfaIto. Las ventanas se venianal suelo en cascada de Ilanto cristalero,y los cables del tendido de la luz y de lostranvias chirriaban lugubrernente al sercortados por las balas, produciendo consus fibras rnetalicas estremecidas un la-mento humano ...

    "AuJIaban las bocas de los fusiles enun forcejeo incesante de polvora y de hie-rro ... Estallaban las bombas de mano ...Toda la ciudad estaba desierta, comoabandonada, sin pulso y sin vida; y , ensus sotanos y refugios, cincuenta mil cria-(4) J. E. Casariego : La ciudad sitiada.

    turas humanas penaban en el tormento deuna vida alucinante, en hacinamiento decuerpos temblorosos, alumbrados por lu-ces rnovedizas, sin pan ni agua, entreIloros y oraciones ... Par la lorna del Can-to, par la Argafiosa, par San Esteban, POfel Deposito, par la Cadellada, par todoslos sectores, el enemigo atacaba con obs-tinacion ciega y rabiosa ... "

    Fue aquella, como decimos, la jornadamas tragica de Oviedo. Aquel mismo dia,el general Mola, que era jefe, como sesabe, del Ejercito del Norte, tras anun-ciar la proxima Ilegada a la ciudad de lastropas Jibertadoras, dirigio par radio alcoronel Aranda, para que la hiciese lIe-gar at vecindario y a los esforzados de-fensores, una alocucion, que decia asl:

    "Vuestro heroisrno es apreciado parEspafia, En nornbre del Ejercito os envio,con su adrniracion, la felicitacion mas en-tusiasta par la defensa, palma a palmo,de esa ciudad. realizada can tanto he-roismo que se la equiparara a las masgrandes epopeyas de la Historia ... "La guarniclon de Oviedo se supero a sfmisma, como con frase estereotipada sue-Ie decirse. Hubo un terrible momento, eldfa 11, en que los defensores, mas quediezrnados, vieronse en la triste necesidadde abandonar las posiciones que en tornode la ciudad ocupaban y de replegarse,en algunos puntos, hasta el mismo cascourbano.

    Aranda, entretanto, no cesaba de alen-tar a sus hombres. "Esta es la hora demorir como espafioles", les gritaba por laradio. Sectores hubo donde los adversa-rios se disputaron cuerpo a cuerpo, al ar-rna blanca y con bornbas de mano, la po-sesion de una cas a, de un menton de es-

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    EI general Aranda, defensor de la ciudad.

    Las fuerzas nacionales desfilan ante la gruta de Covadonga.

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    Aspecto general de la cap ital de Asturias

    Una calle de Ov iedo con barricadas para la de!ensa.

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    Com an da nte G er ard o C ab alle ro .

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    sombros. Ernpezaron a arder manzanasde edificios. Todo el caserlo de la lornadel Canto, varias construcciones nuevasde las plazas de America y Fray CeferinoGonzalez; otras, de las calles del Arzobis-po Guisasola y Castafiaga.La lorna del Canto, que forma parte deuna de las estribaciones del Naranco. ydomina la carretera que desde Oviedo.conduce a la cumbre del cerro, constituiauno. de los puntos clave de la defensa. Losrojos 1 0 sabfan, y, en consecuencia, enaquella direccion redoblaron sus ataques.Consiguieron, a' fuerza de perder hom-bres, ocupar todo el barrio de la Arga-fiosa, situado en la linea defensiva de lossitiados, por 1 0 que estes tuvieron que re-tirarse a la calle de la Independencia y ala plaza de America.

    Uegada la noche, el adversario, al dar-se cuenta de las escasas ventajas logradasno obstante el sacrificio de hombres he-cho, ernpezo a amainar. En los dias ~i-guientes a esta epica jornada Iue deere-eiendo el impetu de sus ataques, hastacaer en la inactividad absoluta.

    Ello era explicable. Las columnas ga-Ilegas venian sobre Oviedo a marchastorzadas, venciendo toda clase de obs-taculos, as! los que le oponian los hom-bres como los que presentaba la mismanaturaleza, abrupta en extremo en aque-Iia parte de Asturias.

    Corrian noticias-y esta vez eran cier-tas-de que los libertadores habian cru-zado ya el puente de los gallegos, queesta a caballo sobre el rio Nalon. Asi,pues, las tropas enemigas se vefan ahoraobligadas a hacerles frente. El 17, muyti e manana, aparecio la aviacion nacional,

    que bombarde6 posrciones que los rojosocupaban en los altos del Naranco. Pocoantes del mediodia, algunos de los sitia-dos creyeron ver grupos de tropas des-conocidas que bajaban camino de la Ar-gafiosa, rnientras que quienes la ocupa-ban se apresuraban a abandonarla. Loscitados observadores ignoraban, en reali-dad, 10 que pasaba. "c:Eran las tropasgallegas? c:Si? c:No?", se preguntabanangustiados. Y no sabian si alegrarse.

    Por fin, ya muy entrada la tarde, ~esupo que aquellos grupos eran avanzadi-lias de las colurnnas nacionales.

    La alegria de los ovetenses to co en eldelirio. Las mujeres IIoraban; los hombresse abrazaban, ebrios de gozo.

    Resonaban en eI aire cantos patrioticosy vivas estentoreos a las tropas naciona-les, a la Religion, a la Patria. El fantasmadel asedio se desvanecia. Religion, fami-lia, orden, todo cuanto constituye el fun-damento de la civilizacion, habian sidosalvados con la entrada de los soldaditosde Galicia.

    Ya cerrada la noche, el general Arandase encarnino al cuartel de Santa Clarapara recibir alii a los libertadores. Esta-ba muy obscuro. En las aceras cientos ycientos de personas aclamaban a los re-cien llegados.

    Tras de las tropas empezaron a des-filar por las calles de "Vetusta" carnionesy mas camiones con vfveres de todas cla-ses. Muchos de los camiones trafan letre-ros que decfan: "Galicia y Asturias, porla Patria"; "Galicia, a sus herman as deOviedo"; "El Concejo de Salas, a los he-roes de la capital."

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    La cromca de los socorros nacionalesque desde el Occidente envio Espana endefensa de Oviedo desde los primeros diasdel sitio merece un capitulo aparte.

    Como afirma Oscar Perez Solis, afor-tunadamente, Galicia se mantuvo firme ensu historica leal tad a Espana, convirtien-dose en una esplendida base de operacio-nes y en cantera inagotable de hombres yrecursos de toda indole para el Movimien-to nacional, y, de modo especiallsirno,para la liberacion de Asturias.

    Porque, aunque los primeros dias delAlzamiento eran muy escasas las fuerzasmilitares de que los nuestros pod ian dis-poner, ya a fines de julio se pudo anun-ciar oficialmente que una columna de Ga-licia penetraba en Asturias.

    La gloriosa columna, man dada por elcomandante Ceano, bizarro jefe que hablade ser herido gravemente pocos dias des-pues, no Ilegaba, ni con mucho, a milhombres. Franque6, no obstante, a vivafuerza el limite de Asturias en Vegadeo,donde cause un fuerte descalabro a los ro-[os, quienes, por fortuna, no tuvierontiempo para volar el puente que sobre elrio Eo da paso a la carretera de Oviedoa La Corufia, via importantisima, entoncesy luego, para las operaciones militares yel trafico civil.

    Avanzando par la costa, la columnaCeano ocupo sucesivamente Castropol,Navia y Luarca, aduefiandose del puenteferroviario de Canero, que se acoplo a to-das las necesidades del transporte. Ya se

    IV

    comprende que est a pequefia columna,adem as de su energico empuje de conquis-ta, tenia la eficacia de atraer bacia el Oc-cidente una parte de las fuerzas rojas,y por esta razon Ceano con sus hombreshubo de tropezar can una resistencia cad avez mas fuerte y enconada, lJegando unmomento en que bastante hacla con man-tener sus posiciones intactas hasta recibirrefuerzos y ver asegurado en 1 0 posible elf1anco derecho, apoyado como tenia el iz-quierdo en la costa, donde nuestros barcosde guerra pod ian prestarle ayuda. Aquelflanco se cubri6 con el avance, por tie-rras de mas adentro, de otras columnasprocedentes de Galicia y Leon, algo masnumerosas que Ia columna de Ceano y queprecisamente habian tenido que despejarlas cuencas mineras del Bierzo y de Villa-blino.

    EI 15 de agosto anunciaba el parte ofi-cial de Oviedo que "el coronel de Infante-ria don Pedro Martin Alonso se habia in-corporado desde La Corufia a Luarca conimportantes refuerzos, para asumir elmando del grupo de columnas de Galiciaen Asturias".

    Dicho comunicado afiadia: "Radio Co-rufia afirma la proxima llegada a EI Fe-rrol, a bordo del crucero Mendez-Nuiiez,de una bandera del Tercio para incorpo-rarse a las columnas de Asturias."

    Informa Perez Solis: "Aunque no se ha-ga mas que ir por carretera desde Luarca.0 de Cangas del Narcea a Oviedo, es tacilpercatarse del esfuerzo herculeo que pe-

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    saba sobre las columnas de Galicia. Vien-do un terreno tan complicado y peligroso,erizado de fuertes defensas naturales, nosera posible dejar de maravillarse, aunsabiendo el arrojo que prodigaron sin tasaaquelJas columnas, de que s610 tardarandos meses en lIegar a las puertas de Ovie-do..."

    EI hecho fue que las columnas naciona-les, hostilizadas incesantemente, suplianla desigualdad nurnerica con habiles rna-niobras y ataques energicos, y que en losprimeros dias de septiembre-exactamenteel dfa de la Virgen de Covadonga-ha-bian ocupado Pravia, muy cerca de la des-embocadura del Nalon, el cual, desde lasproximidades de Oviedo, forma una con-siderable barrera defensivapara todo elavance sobre Aviles y la parte relativa-mente lIana del concejo de Las Regueras,contiguo a la capital.

    Mas hacia Occidente, el paso de LaEspina habia quedado desbordado conmayor facilidad de 10 que se pensaba, yel propio general Mola habia enviado paraaquella ocasi6n a Martin Alonso una co-lumna de refuerzo. Desbordada tam bienotra fortaleza por el estilo de La Espina(La Cabrifiana), el 15 de septiembre nues-tros cruzados entraban triunfadores enGrado, a unos 25 kil6metros de Oviedo ...

    A partir de esta jornada, los rojos cen-tuplican la resistencia. Acaso el 90 por100 de los marxistas de Asturias, mas losllamados a toda prisa, procedentes de

    Santander y Vizcaya, intentaban detenerel paso de las columnas gallegas. Pero"las columnas de Galicia-decia el cornu-nicado oficial del 1 de octubre, que fue,por cierto, la vispera de saberse en Oviedoel ascenso de Aranda a general-, hancombatido avanzando durarnente en lamadrugada y manana de ayer, siendoenorme el nurnero de heridos evacuadospor los rojos".

    EI parte del dia 4 decia que "la rnanio-bra de las columnas de Galicia progresacon arreglo al plan trazado, impidiendoel secrete de las operaciones el dar masdetalle". (Esta jornada del dia 4 de octu-bre registra el apogeo de la horrorosaofens iva de los marxistas contra Oviedo.)

    Durante los dias sucesivos, los cornu-nicados acusan duras batallas y avan-ces sostenidos de los soldados de Francocontra las hordas, en frenetica detensiva,hasta que el dla t 1 los ovetenses lIegarona cerciorarse de que las tropas Iiberadorasbregaban espantosamente a las mismaspuertas de la capital, derrochando sin re-gatear su sangre, cuando ya los incendiosde Oviedo les avisaban una heroica ago-nia. Pocos dias mas tarde-como hernosescrito anteriormente-, la capital era li-berada, y, aunque durante bastantes mesesmas el enemigo no perdiese de vista a suantigua presa, qued6 impotente para for-zar otra vez las puertas de la capital as-turiana.

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    EI Cuartel de Simancas, sitiado y de-fendido hasta el final, esto es, H i Hasta mo-rir antes de rendirse!", es uno de los ca-pltulos mas sublimes, escrito por el sin-gular heroismo de una de las guarnicionesasturianas, que no debemos preterir eneste sucinto relate historico.

    Oij6n representaba un reducto de laCNT. Y asi como Oviedo era un enclavesocialista, en la villa asturiana del Canta-brico, los anarcosindicalistas habian cons-tituido su feudo. Frente a los fanatizadosanarquistas, c:que fuerzas, junto al Ejer-cito, pod ian oponerse a la marea revolu-cionaria, para secundar en Gijon el prepa-rado Movimiento? Las fuerzas antirrevolu-cionarias no eran nurnerosas ni homoge-neas. Una parte de la clase media liberalse habia ido adhiriendo a la politica deAzafia. Adernas, los reformistas coaligadoscon las derechas en la lucha electoral.Existia tambien la masa conservadora, queen 1933 y, mas tarde, en 1936 pudo pro-porcionar una magnifica ocasi6n en Astu-rias que hubiera dado el triunfo derechis-ta, a no ser por las violencias anti demo-craticas del Frente Popular.

    Cierto que al margen de los citados sec-teres politicos habia en Gijon, como en elresto de las provincias, una juventud po-liticamente incontaminada; y, concreta-mente, se habra fundado la Falange gijo-nesa en otofio de 1933, atravesando canIigeras variaciones las mismas dificultadesque en las dernas poblaciones espafiolas,invadidas ya por la Revolucion ... Mitinesprohibidos, periodicos amordazados, atro-pellos, vejaciones y agresiones... Variasveces habia estado Jose Antonio en Gijon;

    vla prirnera, despues de la revoluci6n deoctubre. En 1935 volvi6 can Ruiz de AIday, otra vez, en 1936, poco antes de laselecciones.Mas, por encima de toda otra conside-racion mas 0 menos atenuante, la verdadconsistla en que Gijon vivia desde el ad-venimiento de la Republica en pleno mar-xismo, y hasta las calles de la ciudad ha-bian tornado un marcharno ruso par lamuchedumbre prolefaria que circulaba porella a todas horas, como para mostrar sudominio.

    La noticia del Alzamiento en Africa lle-go a la ciudad al atardecer del mismo dia17 de julio. Los dirigentes sindicalistasresponden con su lIamada al proletariado,que acude a sus centros politicos donde Iesuministran armas. Toda la noche resuenapor las calIes de Gijon la amenazadora al-garabfa de las patrullas constituldas enmilicias. Se montan guardias en tabricasy talleres y se cumplen a la letra las orde-nes de la Casa del Pueblo.

    Frente "a l temeroso desconcierto de lasturbas desenfrenadas y vociferantes, seyergue, sin embargo, el enigma de loscuarteles. La ciudad entera, atemorizaday precavida, trata de desvelar Ia incognitade la actitud del Ejercito: porque aquellatarde del 18 de julio, el coronel Aranda,despistando todas las curiosidades, se ha-bia presentado en el Cuartel de Simancasvestido de paisano, celebrando poco mastarde, en un sitio distinto del cuartel, unareunion con el coronel del regimiento, se-fior Pin ilia, y con los dernas jefes y rnu-chos oficiales de la guarnicion.

    En la madrugada del domingo, 19, el- 20-

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    coronel Pinilla comenz6 a dictar las dis-posiciones para la salida de las tropas conarreglo al plan convenido con Aranda.Unense a los oficiales de la guarnici6nvarios otros jefes y oficiales circunstan-cialmente en la ciudad, e inmediatamentese hace la declaracion del estado deguerra.

    Este hecho hace que suba la marea re-volucionaria. Surgen las dolorosas defec-ciones de siempre en estos casos decisivos,y en el Cuartel de Asalto se reparten ar-mas a los marxistas. Ya para estos mo-mentos se conoce en Gij6n la sublevaci6nde Aranda, que en el primer momento pro-duce temeroso estupor en la Casa delPueblo; aunque los frentepopulistas notardan en reaccionar. En el Simancas sonconstantes las lIamadas telef6nicas durantela neche: todas preguntan can insistenciapar la actitud del regimiento; casi de se-gura, son los dirigentes del Frente Popu-lar, que buscan una orientaci6n. A las po-cas horas, la duda se desvanece.

    Es sobre el amanecer del dia 20, cuandoal toque de diana forman las compafiiasdel Simancas. EI coronel PinilJa arenga asus soldados, pidiendoles su concurso pa-ra salvar a la Patria, y es contestado conenergia, recibiendo la adhesi6n de todoslos presentes. A las seis, dos cafionazossefialan Ja salida de las fuerzas, que losrevolucionarios hostilizan can furia. Noobstante, las tropas ocupan los objetivossefialados, y a elias se une la Guardia Ci-vil, rnanteniendose, en cambio, equivocala actitud de los guardias de AsaIto. Entretanto, se habian ido acumulando 'en loslugares estrategicos de la ciudad numero-sas fuerzas rojas, que desencadenabancontra las del Ejercito un nutrido fuego de

    Iusil ametrallador y mortera. Refuerzos sa-lidos del Simancas se yen obligados al re-pliegue y algunas secciones se pasan alenemigo. Consurnase, por otra parte, latraici6n de los [efes de AsaIto y, ante lasdeserciones, las fuerzas restantes, mas quediezmadas, se repliegan al Cuartel.

    En este momento es cuando se iniciareal mente la epopeya de los Cuarteles deGijon, porque, al retirarse los soldados deEspana, la ciudad queda en poder de lachusma, inundada en un oceano de pillajesy asesinatos. Desde el dia anterior, lunes,el Simancas habia quedado sitiado, en elmismo momento en que la puerta se ce-rraba tras los ultirnos sold ados, que re-gresaban alii, dispuestos a defender yconservar aquel trozo de tierra para Es-pana. Como un mar bravfo que va a tra-garse un islote solitario, comenz6 el rugirde las masas agresoras, que en la mismatarde del lunes, 20, iniciaron sus furiososataques. Dentro del Cuartel, el coronel Pi-nilla y sus oficiales organizan la defensa,mas tenaz cada dia, a medida que los ro-jos redoblaban su ernpuje. No se limita-ban los sitiados a defender Sll fortaleza,sino que frecuentemente hacian salidas enbusca de provisiones, y para castigar alenemigo.

    Durante las primeras jornadas del ase-dio la lucha quedo casi circunscrita al Si-mancas. EI Cuartel de Zapadores les pa-recia a los rojos menos asequible por sermas apropiado para la defensa. Pero sien-do mas numerosas las fuerzas sitiadas enel Simancas, creyeron los marxistas queera una presa mejor. Y mientras sitiabanel Simancas, los rojos pretendian parla-men tar con Zapadores, hasta convencersede 10 inutil 'de su esfuerzo. Los dos Cuar-

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    teles aguantaban con identico coraje, por10 que las hordas, armadas, simultanearonpronto sus ataques .contra los dos Cuar-teJes, lntentando volar e incendiar el deZapadores.

    No decayeron por un momento los ani-mos de los sitiados, pues ni siquiera 10-graron hacer mella en sus espiritus lasnumerosas deserciones. S610 podia aiec-tarles algo el aislarniento en que estaban,hasta que un dia aparecieron tres avionesnacionales sobre la ciudad, y esta visitaimpresiono profunda mente a los dirigentesmarxistas, que se vieron precisados a le-van tar el animo de sus masas, bastantedecaidas por la inutilidad de sus embatescontra los Cuarteles.

    Para el jefe de los sitiados la visita delos aviones nacionales Iue motivo de ale-gria, porque el coronel Pinilla temia queel aislamiento de sus hombres en continualucha pudiera minarles la moral. Dos diasmas tarde de la visita de la aviacion, elestupor de sitiadores y sitiados abri6 unparentesis en su respect iva ansiedad, So-bre el mar, a no muy larga distancia dela costa, divis6se la silueta de un barcode guerra: era el "Alrnirante Cervera" (5)."i.En que mando esta el crucero?", se pre-guntaban unos y otros. Los disparos pos-teriores dieron la solucion: el "Cervera"esta can los nacionales.A las siete y media de la manana de

    aquel dia iniciase la serie de dialogos his-t6ricos entre el barco y los sitiados, queno podemos leer sin emoci6n.

    EI primer objetivo contra el que dispa-

    (5) Al mando del capitan de fragata donSalvador Moreno Fernandez.

    ra el "Cervera" es el cafi6n de Santa Ca-talina. AI castigo del buque se suma elde la aviaci6n nacional, que reaJiza incur-siones contra las posiciones enemigas. Losrnarxistas recurren a una amenaza de re-presalias crirninales para detener los bom-bardeos. "Se han hecho-decia una notaradiada por el comandante rojo de la pla-za al del "Cervera" -2.200 prisioneros,personas civiles y militares. Al pr6ximodisparo seran fusilados; entre elias se en-cuentran familias de caracter derechistade esta localidad y fuerzas de la GuardiaCivil." EI delicado y doloroso problemaque se planteaba a los jefes del "Cervera"-se escribe en "La Historia de la Cruza-da't=-fue resuelto par sus superiores deEI Ferrol, que contestaron a la consultacon la orden de batir intensamente los ob-jetivos, sin otras consideraciones que lasde orden estrictamente militar.

    Desde la mar, sigue tronando el cafion,hasta que los fortines enemigos enrnu-decen,

    Y al final, los Cuarteles dan las graciasal crucero, como es uso entre caballeros,sin olvidar felicitarle, como entre milita-res, par la certera punteria. Por otra par-te, la presencia del "Cervera" madera losimpetus de los sitiadores, que no tardan.en reaparecer cada vez mas encarnizados.

    Es el dia 2 de agosto cuando se reanu-da, recrudecido, el ataque contra el Cuartelde Zapadores, titanicarnente defendido porestes. En los dias sucesivos, incansable-mente, los rojos buscan medios de destruc-cion, lanzando gran des bombas con ca-tapultas contra el cuartel. Los dias y lasnoches transcurren en el combate desigualde poco mas de un centenar de hombrescontra cinco 0 seis mil enemigos que ata-

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    can. EI bombardeo contra Zapadores esimplacable. Los rojos emplean carros blin-dados y cortan el agua, 10 mismo aqui queen el de Simancas.

    La situacion se hace irresistible. En latarde del dia 9, el Cuartel de Zapadoresrecibe la visita de una comision del Si-mancas. "iViva Zapadores!", es saludo ycontraseiia. "IViva Simancas!", es gritode bienvenida. Los reunidos acuerdan queen un momento dado evacuaran Zapado-res para juntarse todos en el Cuartel deSimaneas.

    No obstante, la evacuaci6n no se reali-zara sin mas ni mas.

    EI domingo, 16 de agosto, la chusmaarmada cree que ha Ilegado el instantedefini tivo del asalto j mas los sitiados, en-tre escombros, se defienden como leones.iHasta los heridos empufian las arrnas!Pero cuando la noehe Ilega, los rojos nohan podido pasar del Ifmite que les hamarcado el valor heroico de los sitiados."iHay que echar del Cuartel a esa cana-lIa! jA vert [Voluntarfos para ataear !",grita a sus hombres el teniente coronelValcarcel. Y aquellos soldados, extenua-dos y enterrnos, calan las bayonetas,aprestan las bombas de mana y, sorpren-diendo a los rojos con su coraje, se lanzancomo una tromba, a pecho deseubierto,camino del Cuartel de Simaneas. Al diasiguiente, el coronel PiniIIa, en la ordendel dia-l1 de agosto-felicita a las fuer-zas del Octavo de Zapadores, "incorpo-radas en la madrugada de hoy a esteCuartel, por su heroieo comportamiento,tanto en la defensa del Cuartel, como porsu brava retirada."

    Los zapadores comienzan su nueva vi-da en el Simancas, dedicados afanosamen-

    te a abrir trincheras y reforzar fortifica-ciones. EI edificio habia resistido veinti-ocho dias. Todavia podia resistir muchosmas.

    Una enorme dificultad acongojaba paresta fecha a los sitiados: carecian de emi-sora de radio. Ignoraban 10 que ocurriaen Espafia. S610 sabian que ten ian queresistir, y 10 harian a conciencia. (Comoveremos, s610 en el ultimo dia del asedio

    , tue cuando el Simancas pudo utilizar unaradio recornpuesta, para avisar al "Cer-vera" su heroica agonia.)

    EI total aislamiento de los defensoreses observado por el "Cervera", que andade Lin sitio a otro, como si buscara unasolucion del problema. Tarnbien el coro-nel Aranda telegrafia al buque, extrafiadopor el silencio de Gijon. Aquel dialogo tanpersuasivo del barco al Cuartel, y vice-versa, ha terminado.

    Entre tanto, los rojos han concentradotodos sus esfuerzos contra el Simaneas.Le enfrentan veinte cafiones, y en sus pa-vorosos ataques utilizan toda cJase de ele-mentos destructores, que producen muchasbajas entre los sitiados.

    EI cereo se hace cada vez mas estrechoe irresistible, pero los defensores decidenmorir antes que rendirse. Con toda sere-nidad, el coronel Pinilla, el teniente coro-nel Valcarcel y el comandante Gallego Ve-lasco adoptan esta resolucion sin el masleve titubeo. Y las dernas fuerzas a susordenes, tambien, EI "Cervera" ha presen-ciado, sin poder evitarlo, el bombardeodel Simancas par la aviacion raja. "Lasituacion-c-escribe el teniente de navio La-viga-es desesperante. No se podia hacernada, y nosotros no sabiamos que hacerpara ayudarles."

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    Al amanecer del dia 21, los sitiados sedan cuenta de los progresos hechos porel enemigo, que durante Ia neche ha acer-cado sus puestos y emplazado nuevos ca-nones. Se prodigan por parte de los de-fensores escenas de sublimidad sin par,mientras les rojos van consumando suobra de derrumbar el edificio con el bom-bardeo. Dentro del Cuartel hay bajas,muchas bajas. El propio suelo tiembla co-mo si se conmoviesen sus entrafias. A lasnueve de la manana una granada prendefuego a la techumbre. Las llamas se pro-pagan rapidarnente. Los soldados trepanhacia los tejados para extinguir el ele-mento devorador. EI hurno les atoxiga. La

    -canalla dispara contra ellos. No importa;los heridos son trasladados a las cuadras,y los defensores tienen que ir descendien-do de piso en pi so, acosados por el fuegopara seguir la epica resistencia. EI ataquecontinua con creciente intensidad: y tanta,que los asaltantes logran poner planta enel Sirnancas, siendo desalojados en un im-petuoso contraataque. Todo esta derrufdoy ardiendo. Los jefes acuerdan el ultimorernedio heroico-se escribe en "La His-toria de la Cruzada"-: -I a salida parapelcar en las calIes hasta alcanzar el cam-po libre, seguir camino adelante, defen-derse tras las tapias de las fincas y losmuros de las calleias de aldea, en la es-pesura de los bosques, acosados dia y no-che, para Ilegar, lor, que queden, a Oviedoo donde fuere.Mas antes hay que inutilizar armas yrnunicioncs, que se v an depositando en unpatio: 46 morteios, 36 ametralladoras,mas de medic millen de cartuchos, cerro-jos de los fusiles, que ya sobren por elnumero de bajas; to do va al menton. Una

    gran hoguera=-se ha escrito-consume lasarinas, que han side sus fieles cornpafie-ras, calientes aun en sus manos ... Es laaniquilaci6n volunta-ia de 1 0 mas caro ypreciado ... Es la liquidacion total que sehace para la muerte ...A los heridos se les dice; -Quedan~isaqui, porque creernos que sereis respeta-dos. -No, no-claman muchos-; stem-pre con vosotros, hasta donde podamos.

    Un silencio tragico lIega a poder oirsedentro y fuera del Cuartel. Dura unos ins-tantes. AIgo horroroso e inefable se apro-xirna. Los jefes a 1a cabeza; los cflcialesal lado de sus compafiias y secciones, in-tentan entonces salir para seguir luchan-do en las calles. La formaci6n apenas Ile-ga a doscientos hombres.

    De pronto, por dos enormes brechasirrumpen los asaltantes en el Cuartel. Laformaci6n se deshace para tomar posicio-nes contra los rojos, que, como una oiagigantesca, avanzan freneticarnente. Lossitiados se repliegan contra los rnuros in-cendiados y resisten. En un rinc6n, el te-niente Alfredo Vega ha conseguido en estemomenta hacer funeionar su aparato detransmisiones, y el coronel Pinilla Ie or-dena que transmita el ultimo parte del Si-mancas, que no pide ya ayuda; solo pidemuerte por mana de los propios. EI partedice laconicamente: como una consignaespartana:

    HEI enemigo esta dentro; tirad sobrenosotros" .

    De este modo fue, espafioles, la defen-sa y asalto de las guarniciones de Gij6n.Se ha escrito, para comentar este epico

    heroismo: "Toda esta pagina sublime po-dria resumirse aSI: SE LES DIO ORDENDE RESISTIR HASTA LA MUERTE, YLA CUMPLIERON.

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    Desde la entrada de las tropas gaJlegas,con 1 0 que ya se asegur6 la defensa y eJabastecimiento de la poblaci6n, a los ove-tenses no les quedaba sino esperar, conpacieneia, el desarrollo de los restantesaeonteeimientos en toda Espana. Desde el18 de oetubre del 36 hasta el mes de oe-tubre del 37: [un afio! Un afio larguisimopara los que, sin darse cuenta de la tareaingente del Ejercito nacional, eran todoimpaciencia, no cabia mas que aguantar.

    Tras la eaida de Santander, aument6-el desaliento en el campo rojo, como pu-dieron advertirlo los soldaditos naciona-les, que des de sus trineheras observabancuanto ocurria en las trincheras de suscontrarios.

    Antes de proseguir, hemos de apuntaraqui que, natural mente, conforme iban co-nociendose en Oviedo los triunfos obte-nidos por el Ejercito nacional, la moralde los ovetenses se levantaba. La alegriaera mayor. Cuando cay6 Bilbao, los pri-meros que se enteraron no cabian en sfde gozo y les falt6 tiempo para propagarla notieia por toda la ciudad. Por ejemplo-uno entre cien-, cierto comerciante deultramarinos, burlando las severas dispo-siciones que sobre el consumo de viveresse habian dado, convid6, para celebrarel triunio, a una docena de amigos, yaquella reuni6n aeab6 con una orgia dedi-carla a Baeo. Igual aconteci6 cuando sesupo el hundimiento de Ia resistencia rojaen Santander y la ocupaci6n de la provin-cia por las fuerzas nacionales.

    VI

    Recuerdanse dialogos a este parecidos:-N on sabes, nefiu ...-lQue?-Cay6 Santander.-lDe veras? lQuien te 1 0 dijo?-EI fiu de la jenara, que esta con el

    general (6).-Mi alma, lye verdad?-Como 1 0 oyes, Pachu,- Trae aqui la mano, rapaz. Yen hoy

    conmigo a comer a casa. Voy mandar quefagan una fabada.

    -Pero, ltu tienes fabes?-Non preguntes -. V, si mi apuras, si-

    dra.-i.!Desde la caida de la capital montafiesa,

    el 26 de agosto de 1937, y luego de la to-tal dominacion de la provincia, los aeon-.tecimientos empiezan a caminar a pasosacelerados; mejor aun, vertiginosos.

    Cuando parecia natural que las tropasvictoriosas descansasen para poder repa-rarsus fuerzas, los soldados de Franco'se ponen en movirniento. No permiten queel enemigo se rehaga. Por otra parte, As-turias, a pesar de sus mineros y de sufabrica de Trubia, no disponia de los ele-mentos defensivos con que Bilbao y San-tander habian contado. V si estas capitalesy sus provincias se habian derrumbado,lc6mo habia de defenderse Asturias?

    Los rojos comprendieron 1 0 que para elresuItado de la contienda significaba elhist6rico Principado, por 1 0 que, a pesar(6) Aranda era ya entonces general.

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    -Mucho. La guerra de Espana puededar origen a la guerra rnundial.

    Hubo, pues, resistencia en Asturias, yel ejercito libertador viose obJigado a fran-quear obstaculos de diversa indole paravencerla. Los obstaculos que le ponian loshombres, y mas dificiles los de la natura-leza, tan fragosa en esta provincia.

    Un geograto=-extranjero, par cierto-describe asi aquella endiablada natura-leza:

    "EI rnacizo de los Picas de Europa esmas fragoso, agrio y acantilado que elmas aspero de los Alpes. La accion de lagraved ad hace rodar las piedras que sedesprenden de la masa caliza, formando,al resbalar por los "canales", las "grave-ras" 0 "cascajeras".

    "AI ensancharse luego la zona litoralse forma una amplia region, por dondecorren el bajo Sella y el Nal6n. Este con-duce al Puerto de Tarma (1.278 metros);el Lena, su afluente por la izquierda, esseguido desde Pajares por la carretera yel ferrocarril de Leon a Oviedo. A lacuenca del Sella lIeva, por el puerto ydesfiladero del Ponton, la carretera queune Cangas de On is con Riafio (valle deBuren). EI Narcea abre camino haciaLeitariegos, y el Sil y el Navia, hacia Ga-licia.

    "EI clima, en todo el litoral cantabrica,es templado y uniforme. El pais es muylluvioso. EI maximo de estas I1uvias co-rresponde a la primavera y al otofio ; pe-ro, real mente, no hay estaci6n seca. Enel interior, el clima, naturalmente, sufrela influencia de la altitud. Buena partedel afio la nieve cae sobre las cimas, quese alzan por encima de los 1.200 metros"(Reclus).

    del convencimiento de su fatal derrota, seobstinaron en defender el territorio as-tur. En la Historia de La Cruzada Espa-nola se dice que los servicios de escu-cha del frente nacional sorprendieronun S. O. S. de Indalecio Prieto a los co-mites asturianos que decia asi:

    "Es necesario que Gijon se defienda atoda costa y resista, porque la perdida deAsturias serla gravisima."

    Al parecer, aun tratandose de un ab-surdo, todavia hubo dirigentes rojos quecreyeron que Asturias podria defenderse,aislada en el norte de Espana. Y paraautosugestionarse daban credito a todoslos bulos que entonces circulaban sobreuna supuesta intervenci6n de cancilleriasextranjeras para poner fin a la lucha enEspana.

    Los secret os partidarios del Gobiernorepublicano que en Oviedo habia aprove-chaban, aun a contrapelo, la ocasion paradespacharse a su gusto.

    -Va veras ... , Pepin, como Gij6n nocae.

    -Pero, hombre, si ya estan en Torre-lavega.

    -Aunque esten en Ribadesella; te digoque Gijon no cae.

    -No 1 0 entiendo.-GNo 1 0 entiendes? Pues, oye: antes

    de que acabe esta semana (era una delas ultirnas de septiembre) la guerra ha-bra terminado.

    -jTerminado!-Si; los Gobiernos de Inglaterra y

    Francia estan decididos a que esto se aca-be, y ya se 1 0 han comunicado a Franco.

    -Pero Gque les importa a Inglaterray a Francia 1 0 que aqui pasa entre nos-otros?

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    Con 10 transcrito basta para hacerseidea de la naturaleza del terreno por don-de habian de operar las tropas atacantes.Por tres zonas que tenian delante de si:una, la de la costa, relativamente lIana;otra, la intermedia, de transicion entre ellitoral y la montana; y la tercera, que esla de las altas cumbres, con sus cuatrogran des puertos, que, de Este a Oeste,son: el Pont6n, Pajares, Somiedo y Lei-tariegos. Luego hay otros puertos secun-darios. Y entre Santander y Asturias sealzan, ingentes, los Picos de Europa.

    Momento hubo en que estuvo a puntode aplazarse la reconquista del Principa-do. En la Historia de la Cruz ada se lee:

    "La violentisima ofens iva roja de Bel-chite consumfa potentes efectivos marxis-tas, que aspiraban nada rnenos que al ani-quilamiento de las defensas aragonesas ya la conquista de Zaragoza; al propiotiempo, las milicias catalanas atacabancon. cierta insistencia en la provincia deHuesca; creaban situaciones delicadas alnorte de Zaragoza, en los sectores de Zue-ra y Alrnudevar, y otras unidades se lan-zaban a fondo en el frente del sur, pre-tendiendo violar la organizaci6n de lasresistencias nacionales enfrente de Pefia-rroya y de Oranja Torrehermosa."

    Para esta nueva reconquista de Astu-rias se formaron dos gran des masas detropas: una al mando del general Sol-chaga, otra, al de Aranda. Solchaga seabri6 camino a 10 largo de la costa desdeSantander, para ir a Oij6n. Aranda entr6por el sur de la provincia, para penetrarrapidarnente en la zona minera y tomarlela vuelta al enemigo.

    Los prirneros encuentros de las gentesde Solchaga con el enernigo ocurrieron

    cerca de San Vicente de la Barquera, to-davia en la provincia de Santander. Huboque salvar el rio Deva y conquistar losPicos de Europa. No tardaron las tropasen ocupar el pueblecito de Potes, 0, masbien, sus ruinas, Con 10 cooperaci6n rna-niobrera de las brigadas navales, queda-ron ocupados, mediante rapidisimos mo-vimientos envolventes, los caserios de Ra-ses, Rosiero, Asmaya, Trillazo, Cobefia,Pinasefia, Escafios, etc., enclavados en losmismos Picos de Europa.

    EI 4 de septiembre, la 4.a brigada seadentra resueItamente por la costa y ocu-pa un aer6dromo rojo que habia cerca deLlanes. En adelante la resistencia roja ibasiendo cada dia mas tenaz. Cae heridoel coronel Alonso, jefe de la 4. a brigada,y es sustituido por el coronel Tella, Noavanzaban con la misma rapidez las fuer-zas todas de Solchaga. En las anfractuo-sidades de las rnontafias se veian a me-nudo paralizadas las fuerzas dias ente-ros. EI enemigo se presentaba en grannumero y aparecia provisto de excelentearmamento. Luego contribuian a hacermas penoso el avance las lIuvias, que em-pezaron a ser torrenciales.

    "Despues de haber superado obstacu-los que no puede representarse la imagi-naci6n-se dice en la Historia de la Cru-zada=-, las cuatro brigadas que tiene Sol-chaga a sus ordenes, asi como los sol-dados de Castilla y de Moliner, desbara-tan la resistencia roja. A. medida que losmilicianos son empujados hacia Oij6n seacentua su resistencia, porque la desespe-raci6n y la cercania de sus bases genera-les les cornunica nuevas fuerzas. EI dia18 de septiembre, el coronel Tella con-quista el pueblo de Posada." Junto a Ri-

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    badesella la lucha es en extrema dura.Hacia el 24 de septiembre los soldadosde Solchaga se acercaban a Can gas deOnis. EI 1 .0 de octubre ocupan Covadon-ga, cuna de la primera reconquista.

    La ultima linea de resistencia roja queel ej ercito procedente del Este tenia queveneer era el rio Sella. Pasar este rio COns-tituia la accion clave que abria la Ilegadaa Gijon. Hubo torcejeo, pero no mucho.EI adv ersario fue batido en Cangas deOnis, y toda su defensa salto en pedazos.

    En adelante todo es mas Iacil. Lashuestes nacionales se acercan a marchasforzadas a Infiesto; de aqui, en un salto,a Villaviciosa.

    Como imaginara el lector, la emoci6nque estos dias finales de septiembre yprimeros de octubre se aduefi6 de los co-razones asturianos tue enorme. En Ovie-do nadie ignoraba 1 0 que ocurria. Diaria-mente entraban en la ciudad gentes del'campo nacional, que traian noticias dandopel as y sefiales de los acontecimientos. EIdia 21 de octubre el general Solchaga co-munico al general Davila:

    "Hoy se ha desmoronado totalmente laresistencia raja en nuestro frente. Las bri-gad as de Navarra han avanzado sin en-contrar resistencia ... A las diecisiete ho-ras, el grueso de la 4. a brigada ha entradoen Gijon ac1amada por la muchedurn-bre ... "

    -c:Sabeis la noticia ?-grita a sus ami-gos en plena calle de Uria un personajemuy popular en Oviedo y que todaviavive:

    -c: Que hay, hom?-Va estan en. Gijon.-c:Quien te 10 dijo?-c:Quien? Vo que 10 se.

    Oviedo estallaba de gozo. Todo sonplacernes y enhorabuenas.

    -Va era tiempo, hombre-se dicen 108mas irnpacienres.

    -La cosa, mi alma, no era tan tacilcomo desde aqui nos parecia.EI mismo dia 21 los soldados rnanda-dos par Aranda terminaban tambien Iamaniobra iniciada en las montafias deLeon.

    EI general Aranda tenia a sus ordeneslas tropas de Galicia: el grueso de lasque habian roto el afio antes el cerco deOviedo. Despues de apoderarse, con ha-biles rnaniobras envolventes, de los puer-tos de Pajares y Piedrafita-empresa na-da facil-se hallaron a rnediados de oc-tubre cerca de Campo del Caso y Polade Laviana. No tardaron en aduefiarse detodo el resto de la provincia. La carre-tera de Trubia es recorrida par un as sol-dados que no necesitan disparar ni un solotiro.iEI 22 de octubre de 1937 Oviedo, ca-

    pital, y Asturias toda quedaban liberadas!La palabra resulta instrumento inade-

    cuado para pintar el entusiasmo que pro-dujo en la poblacion asturiana=-como entoda la Espana nacional (y quiza, oculto,en las demas regiones de la Patria)-Iaentrada de las tropas nacionales, que des-de Gijon y de los puertos de Pajares yPiedrafita convergian en Oviedo. Astu-rias, en poder de los nacionales, era casiel final de la guerra. Nunca se via en "Ve-tusta" fiesta mayor. Las calles, invadi-das de ciudadanos, se lIenaban de un cla-mor unanime, glorificando a los vencedo-res. V todo el mundo respiraba tarnbienmas a gusto, porque habia desaparecidouna horrible pesadilla. EI espectro del

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    EPILOGO

    marxismo, con su lugubre cortejo de ver-gtienza, Iagrimas y sangre, se desvaneciapara siempre.

    Sf, para siempre. Porque la victoria ha-

    El [ete del Estado y Generallsimo delos Ejercitos de Espana se dign6 disponerla concesi6n de la Cruz Laureada de SanFernando a los defensores de Oviedo. Porser reglamentario, se inici6 el respectivoexpediente de juicio contradictorio, to-mandose en consecuencia diversas dec1a-raciones para puntuaJizar los actos heroi-cos realizados por la guarnici6n de Ovie-do, honrada con eJ mas preciado galard6nque pueden recibir los militares espafioles,

    Entre las declaraciones prestadas figu-ra la del por aquel entonces comandantede Artilleria don Jose Maria FernandezLadreda, organizador y jefe de las Com-pafiias de Voluntarios que participaron enla defensa de la capital de Asturias.

    Interesante y elocuente, es una pruebasolemne de que, si la Laureada de SanFernando es blason de valientes, dignosse hicieron de ostentarla los defensores deOviedo en el sitio sufrido por la ciudaddesde el 20 de julio hasta el 17 de octu-bre de 1936.

    Dice asi, en sus parratos mas impor-tantes: "Noventa dias de sitio de la ciu-dad, en los que se multiplicaron peligros,padecimientos, crueldades y horrores, pro-porcionaron numerosas ocasiones al gru-po reducido de los que en la capital am a-ban de veras a Espana y se hallaban dis-

    bia sido amasada al precio de inmensossacrificios. iQue lejos quedaba ya aquelhorroroso otofio de 1934, y hasta la an-gustia de los dias recientes ... !

    . puestos a entregarla generosa y pr6diga-mente la vida, para enriquecer la Historiacon paginas en las cuales el valor y el sa-crificio alcanzaron arnbitos insospecha-dos."

    Sefiala a continuaci6n, individualmente,los nombres del general Aranda, "a cuyoprestigio, serenidad, inteligencia y valorhay que reconocer se debi6 todo el ex itoy hay que atribuir todos los triunfos", yluego menciona al coman dante Caballero,"que, al atraer a Ia causa de Espana a losguardias de Asalto, a la vez que su he-roisrno puso de relieve brillantes y excep-cionales condiciones de jefe".

    La poblaci6n civil estaba situada en li-nea de combate-afirma Fernandez La-dreda-; se vivia, si aquello era vivir, ha-cinados en los s6tanos de los edificiosprincipales, y era tristlsirno contemplar laperegrinaci6n de familias que, habiendoloperdido todo, destruido por el furor y labarbarie enemiga, se encarninaban en bus-ca de refugio y de hogar. Pues bien; apesar de todo ello y de las numerosasdes gracias familia res, ni un momento de-cay6 el espiritu de la poblaci6n civil nivacilaron un instante en ofrendar su viday la de sus seres mas queridos, ocupandoun puesto de honor y de peligro, los de-fensores de Oviedo.

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    "Cuando lIegaron las tropas libertado-ras-termina su informe el coman danteFernandez Ladreda, hoy general-, pocomas de 500 hombres titiles defend ian elrecinto de Ia poblaci6n, y para nuestrassiete piezas de artillerla tan solo queda-ban 100 disparos.

    "iComo dudar que merecieron bienaquellos buenos patriotas, que de tal modosupieron cumpIir con su deber, la recom-pensa colectiva de esa cruz que concede laPatria como prernio a los que heroica einteligentemente 10 ofrecen y dan todo PO tella?"

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    INDICEPaginas

    Oviedo, ciudad laureada 3Capitulo I .. 5

    II 10

    ................................................................................................1218202529

    IIIIVVVI

    .................................................................................................................................................................................................

    ...............................................................................................EpUogo ........................................................................................................

    Sucescres de Riyad.eueyr . ., S. A.-Paseo de Onesimo Redondo, 26.-Madnd.

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    TITULOS PUBLICADOS

    N .O I.-Vista, Suerte y al Toro.N. 2.-Fiestas y Ierias de Espana.N." 3.-Artesania.N." 4.-Los territorios espaiioles delGolfo de Guinea.N .O 5.-EI Crucero Baleares.N .o 6.-Falla, Granados y Albeniz.N.0 7.-Conquista por el terror.N.? 8.-Espana en los Altares,N. 9.-La Gesta del Alto de losLeones.N .o 10.-Excombatientes.N .o H.-La Batalla de Teruel.N." 12.- Vida y obra de MenendezPelayo.N." 13.-Residencias de Verano.N." 14.-Espanoles esclavos en Husia,N .o 15.-La Batalla del Ebro.N. 16.-Clima, Suelo y Agricultura.N .o I7.-Eliminados.N." I8.-La Batalla de Brunete.N.? 19.-La industrializacion de Espana.N.20.-La casa tradicional en Espana.N ." 2I.-General Yagiie.N .? 22.-Museos.N." 23.-0viedo, Ciudad Laureada,

    APARECERAN PROXIMAMENTEFrentes del Sur.Division Azul.