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EL P O L I G E N I S M O (*) ¿Dispersión poligenética o monogenismo estricto? 3 º Los NUMEROS DE LA BIBLIA Las Ciencias Naturales dan para la .aparición del hombr ,e so- !bre la tierra medio millón de años. Las mediciones hechas por medio del carbono 1 4 radioactivo ofrieoen cifras del mismo or- den, . hasta donde pueden alcanzar. Por otra partJe, si consultamos la Biblia, surge un problema que pide respecia.l atención. El nú- mero de años que s 1 e saoan de las Sagradas Páginas hasta rel -0rig,en de la humanidad, no pareoe cor11esponder a los datos de las otras ciencias. La cuestión incluye dre hecho un aspecto dob1e, que es preciso tratar a lia vr ez: datación absoluta de la antigüedad humana y ,edad dre los patriarcas. DATACION ABSOLUTA. -Si sumamos cuidadosament,e los iaños ·sueltos, registrados ,en las listas grernealógicas, obtenemos en ci- · fras 11edonda.s sólo sreis mil .. 1ños hasta Adán. Parece, pues, que , según la B_iblia el hombre fué crieado rel año s,eis mil antes de Jesucristo. EDAD DE LOS PATRIARCAS. -S,e complica notab1ementJe la · <:'U\estión por ,el hecho die atribuirs1e a algunos individuos ,en los 11ec'Uientos g,enealógicos años tarn c11ecidos de vida, que no pare- oen humanos. Adárn vivió 930 años, y otros tantos aproximada- mente los restanties patriarcas antidiluvianos. Noé vivió 9 50 años, . Abrahán 17 5, José de Egipto 1 1 o, Moisés 1 20. SOLUCIONES INSUFICIENTES. - AntJe tal problema, imposible ,de sos1a.yar, han propuesto los oomentaristas solucio¡rues qure no , satisfaoen plrenament,e a las rexig,encias del conjunto. Ja Solución textu,al. -En realidad rel Texto ;Masorétioo, es- · crito . ien hebreo, discrepa ien los números del Samarita:niob y am- (*) Véase el contexto anterior del presente estudio en EsP1RITU, 4 ( 1 955~ 159 - 18¡, iESPIRITU 5 ( 1956) 13-31.

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EL P O L I G E N I S M O (*)

¿Dispersión poligenética o monogenismo estricto?

3 º Los NUMEROS DE LA BIBLIA

Las Ciencias Naturales dan para la .aparición del hombr,e so­!bre la tierra medio millón de años. Las mediciones hechas por medio del carbono 1 4 radioactivo ofrieoen cifras del mismo or­den, .hasta donde pueden alcanzar. Por otra partJe, si consultamos la Biblia, surge un problema que pide respecia.l atención. El nú­mero de años que s1e saoan de las Sagradas Páginas hasta rel -0rig,en de la humanidad, no pareoe cor11esponder a los datos de las otras ciencias.

La cuestión incluye dre hecho un aspecto dob1e, que es preciso tratar a lia vrez: datación absoluta de la antigüedad humana y

,edad dre los patriarcas.

DATACION ABSOLUTA. -Si sumamos cuidadosament,e los iaños ·sueltos, registrados ,en las listas grernealógicas, obtenemos en ci­·fras 11edonda.s sólo sreis mil .. 1ños hasta Adán. Parece, pues, que ,según la B_iblia el hombre fué crieado rel año s,eis mil antes de Jesucristo.

EDAD DE LOS PATRIARCAS. -S,e complica notab1ementJe la ·<:'U\estión por ,el hecho die atribuirs1e a algunos individuos ,en los 11ec'Uientos g,enealógicos años tarn c11ecidos de vida, que no pare­oen humanos. Adárn vivió 930 años, y otros tantos aproximada­mente los restanties patriarcas antidiluvianos. Noé vivió 9 50 años, .Abrahán 17 5, José de Egipto 1 1 o, Moisés 1 20.

SOLUCIONES INSUFICIENTES. - AntJe tal problema, imposible ,de sos1a.yar, han propuesto los oomentaristas solucio¡rues qure no ,satisfaoen plrenament,e a las rexig,encias del conjunto.

Ja Solución textu,al. -En realidad rel Texto ;Masorétioo, es­·crito .ien hebreo, discrepa ien los números del Samarita:niob y am-

(*) Véase el contexto anterior del presente estudio en EsP1RITU, 4 ( 1 955~ 159 - 18¡,

iESPIRITU 5 ( 1956) 13-31.

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SEBASTIÁN BARTINA, S. I.

bos ,de la ,v,ersión griega de los Set,enta. La suma de los años en cada uno es respectivamente: 1656, 1307 y 2242, desde Adán.. hasta el diluvio ( 3 5). No posexiendo datos concordes, no po­demos insistir mucho en las cantidades numéricas.

Tal respuesta no soluciona el problema, porque de hecho las. disc!iepancias totales de los tres textos son mínimas, comparadas oon 1os datos de las otras diencias, y en último .término esta falta de concordia se reduoe a una cuestión de crítica textual, a 1a que cornespondierá, conforme a lieyies bien fundadas, busoar el texto definitivo original que no difierirá mucho de alguno de los tres.

2a Solución língütstica. - La palabra año •es ;equívoca. Anti­guament,e sie aplicó a duraciones diversas, .algo así como la pa­labra di,a del hebl'leo bíblico. Luego los cómputos no corriesponden a los nuestros. Si ,el año .vino a s1er alguna Vlez como un mes de los nue3tros, la vida de los patriarcas queda enmarcada dentro: de un üempo razonabLe. :

El aserto en que 3e apoya esta respuesta es muy difícil de probar. Además, al r,educine la duración de los afros reales, s~ reduoe mucho más 1a fiecha del origen del hombre, ya de sí inve-'. msímilment,e baja. .

3a Solución 2stronómica. - Ha habido un cambio obj,etivo en los periodos de tiiempos, días y años. Los días astronómicos no siempr,e han sido como los nuestros.

Aunque •es V1erdad que el movimiento de rotación y traslación t1en1estI1e no si,emp!ie ha sido de ,la misma duración (probable­mente se ha ido r,etrasando ), puec1e decirse, según los datos ac­tualies de la astronomía, que en medio millón de años ha sido Méntico. :

4a Solución fisiológica. - Lo.; hombr,es primitivos eran de compliexión tan rr;>busta que vivían mucho más que los actua1es. Los primeros moradores del globo habrían .sido una raza de hé-110es o gigant,es casi inmortalies. En el comer de los siglos se redujo 1a potencialidad vital humana, hasta 11egar a la de nuies-'. tros día3. · '

Como observa muy bien Agustín BEA ,(36), del examen' 0JI1tropológico de Los r,estos humanos más antiguos que poSieemos; i;nás biien parece d1educine lo contrario. Su constitución. ,era más débil,. y oán ,el t:íiempo la humanidad ha ido robusteciéndo.3e. . ,

(35) · Para estas discrepancias y los problemas que suscitan véase BEA, A. De Pl}n~ateucho'; .PIB (Romae 1933), De tempore ínter diluvium et Alraham págir nas 181-18.¡ 1 números 129-130.

(36) BEA, A. !l problema del Pentateu&o e della Storia Primordiale: La Civilta Cattolica 99-II (1948), 122. ·· 1

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EL POLIGENISMO

Descartadas estas soluciones y prescindtendo de otras pa­recidas, hay que int,entar otro camino.

PRINCIPIOS DE SOLUCION. -Ant1e todo se ha de advertir cuidadosament,e que en la Biblia no se da la edad absoluta del homb11e en ninguna par1Je. Nunca se dice: «Adán fué creado. hace tantos mi1e.:; de años», o «Dios c:neó el mundo hace tanto tiem.,, po •>. Sic dar: sólo descarnadas listas g,en,ealógicas, fragmentarias y variadas, y no3ot10s sumándolas sacamos la. cuenta total de años. ¿ Andamos acertados en ,est,e cálculo?

En 1a Biblia hay números de varios tipos. a) Primero, números ordinarios, taLes cua1es nosotros los

eintiendiemos. Sin duda son la mayoría. Así, en el Salmo 90 se dioe, en contraposición a la 1etemidad die Dios :

La suma de nuestros días son setenta años, y si somos vigorosos, ochenta años ,(37).

Donde se da una medida media exacta de la vida humana, conforme a ilia que tiene ie1 hombre en nuestros días.

b) En seg1indo lugar, no raras veoes nos ,encontramos en la Biblia con números falsos. Entonces las incongruencias son fá­cHes de die.:;cubrir. En realidad ,este fienórrneno se debe a una ma1a transcripción diel original antiguo. Es obra de copista, no del autor inspirado. En tiempos 1en que no existía la imprenta, lo5 amanuens,es, al transcribir iel mode1o, introducían con facilidad error,es ,en la copia, debidos a múltipLes causas, que tienie cuida­dosamente estudiadas y catalogadas la Crítica T,extual. Infiltrado un ,error, se propagaba en cadena a los manuscritos que depen­dían del defectuoso. Por otra part,e, ni ,en hebreo ni en gri1ego se empl1eaban nuestros caract,er,es numéricos que llamamos ará­bigos. Servían para expr,csar los números las mismas Letras, con 11espectivos valor.es convencionales. Ahora bien, sabido es c~n cuánta facilidad unas letras se cambian .por otras, dada su seme­janza, y .a cuán lamentables error,es pueden dar pie.

Un ,ej,emplo instructivo lo of:rieoe tel libro primero de los Ma­cabeos.

El pouente ejército de Antíoco Eupátor .sie desplegaba en gran parada contra Judea. De la s,ección de ,elefantes se dice: «Iban montadas sob11e cada uno de los ,el,efant,es torres de madera pro­ttegidas, ceñidas con cinchas al animal, :Y en cada una había t:r¡einta hombr,es v.al1ero3os, los quie combatían desde ,ellas y el indio conductor» ( 3 8). Así el texto griego, único que co1nooemos,:

¿ Cómo es posible qu,e sobre cada elefantie, agobiado ya por

(37) Ps goh, 10.

(38) 1 Mac 6, 37.

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SEBASTIÁN BARTINA, S. I. [ 16]

un ingente torne6n de madera, fueran trieinta guerreros com­batiendo, y el indio conductor ?

RAHLFS ha dado una buena solución, ,que ,es ejemplar. El número treinta se ,expr,esa con una lambda, que ,en los códigos uncia1es gnegos viene a s,er nuestra uvé mayúscula invertida. Por otra part·e, el número cuatro se iexpr,esa por una delta, que equivale a un triángulo ,equilátero, que descanse sobre un lado. La semejanza de las Letras lamb,a; y dielta ,es sorprendente, y basta un engaño óptico o un mal trazo para confundir una por otl'.a. Puesto el error, s,e perpetúa cuidadosamente entre los fieles copistas post,eriores. Si se sustituye 1en nuestro caso delta por lamda, se tiene: «Sobr,e cada ,eLefante ... iban cuatro hombres ·v;a1eros03, a saber, los que combatían... y ,el indio conduc­tor» (39).

Cuando se· .:;ospecha la ,existencia de s,emejantes casos, la so­lución ,es .:;encina. Con paciencia de inv,estigador hay que ir pu­·rificando textos, conforme a la.:; normas de la Crítica Textual.

c) NUMEROS DESPROPORCIONADOS. - No raras y,ece.:;, aun aplicando los sanos principios de la Crítica T,extual, nos encon­tra'lnos en la Biblia con números enorm,es, desproporcionados al hecho, y ial par,eoer, no conform,es con la naturaLeza de las oosas. Los añ9s de Los patriarcas, los ejércitos, más numerosos que la.:, ·a11enas de la.3 playas, vencidos por ,el ,exiguo pueblo de Israel. ..

Para explicar e interpretar adecuadamente esto.3 casos, ·es p11eciso ten,er p11esent,es los principi,os sigui,entes :

1 º Vivimos en ti,empos privi1egiados. Acostumbrados a cro­nómetros de pr,ecisión y a la indoLencia de Los ca1endarios infa­libl1es, ba.3ados en exactitudes astronómicas, difícilmente pode­mos f9rmarnos idea de la inferioridad de condiciones en que se '~ncontraban los antiguos respecto a Los ,cálculos y a los cóm­putos. Puede afirmarsie sin rodeos que hacia el 2000 antes de Jesucristo, incluso los pueb1os más civilizados, ,encontraban difi­•cultades insuperabLes para p11ecis:ar la antigüedad del homb11e y la suoesión de la historia, que no conocían por lo g,eneral, sino ;por tradición más o menos fiel.

Zº Bajo otro aspecto, ,es propio del ,estilo oriiental antiguo ·s1eguir unos principios de numeración que no son los nuestros . . Bast,en tr,e.3 ,ejemplos.

LA LISTA DE LOS REYES SUMEROS. -Es conocida y ha sido .atJentamente ,estudiada r1epetida.3 v,eoes la llamada «lista de los reyes ¿¡umeros». El docum,ento 1ent,ero ,está contenido ,en ocho ta­'b~etas de barro con unas cincuenta líneas cada una, de ·escritura

(39) RrnLFS, A. Die Rriegselefanten im Makkabaerbuche: Zeitschrift für die ..alttestamentliche Wissenschaft 52 ( •934), 78-79,

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EL POLIGENISMO

cuneiforme. S,e han hallado varias «,ediciones », algtmas frag­mentarias, y se ha logrado una reconstrucción crítica tan p:er­~ecta como las análoga3 de nuestros manuscritos. El original de -este importanbe documento se r,eüen:e ser del tiempo de Utu-hegal, r.ey de Uruk, cuando libertó, hacia el 2403 antes de Jesucristo a Sumer del yugo de los Gut,e,05. La «lista die los reyes sume­.110s » anota Ja3 ciudades capitales que iban teniendo la supr,e­macía ,en el sur de Mesopotamia, los nombres y la suoesión de los rey,es y los años de .sus reinados. En su aspecto literario ,e3te ,documento d,elata tr,es capas d,e composición, la de tipo histó­rico de datos cuidado.,, 1a de tipo épico, 1eg,endario y de tradi­ción anecdótica, y la más primitiva integrada por el «preámbulo .antidiluviano ». Hace a nuestro caso el tiempo atribuido a los 11eyes. Mientras Las últimas dinastías señalan para cada rey cifras normalies <le uno, tres, cinco, si,ete, veinticinco o cuarenta años de reinado, las primera3 dan a cada persona cifras inimagina­:bl,es, como de 28.000 y de 43.000 añ-os de rieinado, de suerte que ,entonces r,einos de 9.000 a 1.200 años par,eoen ínfimos ( 40).

[ 1 ª dinastía]

(28 dinastía]

Jlª dinastía]

Lista d~ los reyes sumeros Columna I.ª

Cuando el reino bajó de los cielos, el reino estuvo en la ciudad de ERIDU. En ERIDU A-lulim fué rey y reinó 28.800 años. Alalgar reinó 36.000 años.

2 reyes reinaron los 64.800 años de ella. Yo (escritor) abandono (ya el tema de) ERIDU. Su capitalidad pasó a BAD-TIBIRA. En BAD-TIBIRA Enmenlu-Anna reinó 43.200 años. Enmengal-Anna reinó 28.800 años. El divino Dumuzi, un pastor, reinó 36 ooo años.

3 reyes reinaron los r 08.000 años de ella. Yo (escritor) abandono (ya el tema de) BAD-TIBIRA. Su capitalidad pasó a LARAK. En LARAK Ensipazi-Anna rein6 28.000 años.

, rey reinó los 28.000 años de ella, Yo (escritor) abandono {ya el tema de) LARA.K.

_......,~ __ ..,,.,___su ca?l.talidad pasó a SIPPAR. {4ª-dinastiiJ i il,., E'::isiPPAR.É~mendur-Anna fué rey y reinó 21.000 años.

1 rey reinó los 2 1.000 años de ella. Yo (escritor) abandono (ya el tema de) SIPPAR. Su capitalidad pasó a SHURUPPAK,

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:is SEBASTIÁN BARTINA, S. l.

Estos datos son de suma importancia .si se comparan con la ttécnica numeral de los primeros oapítulos ,del Génesis. Ante todo sobresale en ella el sist1ema ,esquemático. Tanto en el docu­mento sumero como en el Génesis unas mismas frases hechas se repiten mecanicament,e y ,en ellas se cambian los nombres y, k>s números. Luiego se descubre una ley d,es.c,en,de,nle ien ambos~ como si se tuviese empeño en atribuir a lo antiguo mayor gran-

[5ª dínastía]

[Resumen]

En SHURUPPAK Ubar-Tutu fué rey y reinó 18.600 años, , rey

reinó los 18.600 años de ella, 5 ciudades fueron ellas

8 reyes reinaron los .141 • .100 años de ellas. El Diluvio lo barrió allí todo.

[Una región cual Mesopotamia, que es una inmensa llanura entre dos cauda­losos ríos y una red capilar de afluentes y canales, está expuesta a catastróficas inundaciones aun en nuestros días, debidas principalmente al deshielo o a los tempestuosos aguaceros que fraguan en las cordilleras del norte. Sufrió mu­chas en la antigüedad, algunas de las cuales fueron excepcionales, Entre todas sobresale una, citada en este documento y en las hazañas del héroe Gilgames, qu­co~ suma probabilidad coincide con el Diluvio de la Biblia (Gen, 6-9). Cf. SUT­CLIFFE, E. F. «A Catholic Commentary on Holy Scripture» London 1953, Ge­n1sis: 1 ke Extend of tk, Flood 14 7 c. d. e., Tke Ba/Jilonian Flood and its Date 148

c. d.] Despues que el Diluvio lo hubo barrido allí todo, cuando el reiu.o bajó (nuevamente) de lo,;; cielos, el reino estuvo en KISH.

f6ª dinastía] 1 En KISH Ga .. ur fué rey y reinó 1.200 años ... ¡(El documento que } o, el escritor, copio está) destruido!

z Lo de •la celestial Nídaba» es claro ... reinó 960 años.

Colum,,a 2.ª

3 Pala-kinatim reinó 900 años. 4 Nagish-lishma reinó ... años, 5 Bahira reinó, .. años. 6 Bu-an ... um reinó 840 años, 7 Kalibum reinó 960 años, 8 Qalum reinó 840 años. 9 Zuqaqip reinó 900 años.

10 Atab reinó 600 años. 11 Mashda; hijo de Atab, reinó 840 años. 12 Arwi'um, hijo de Mashda, reinó 720 años. 13 Etana, un pastor, ei que subió a los cielos

y 'el'que consolid6 (?) todas las tierras, fué rey y reinó 1500: años. . .

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,.

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EL POLIGENISMO 19

treza, ,Los años qlllle en los tiempos primordiales son fuera de toda expectación elevados ( mucho más en ,el document:Q sumero); van bajando a cifras corrientes cuando Jlegamos a épocas re­cientes. Por tanto, no sie! pu¡etle neg,ar que exisoo un procedi'­miiento común de historiografía que haoe ;sospechar vehementie­m~te _q~ nos hallamos ante un sistema convencional que atiende poco al valor matemático de 1as cifras y quiere preferentemJenbe subrayar ¡por ,e3os medios de expresión otros valores que no nos son .por ahora plenamenre conocidos.

UGARIT. -A unos veinticinco ki16metros al sudoeste de la dudad del Oront1es, Antioqufa de Siria, allí donde, prolongando la dirección que insinúa Chipre, sie tocaría la · costa méditierrá-111.ea, estJuvo 1a floreciente ciudad de Ugarit. En abril de 1928 un viandante solitario, pa.3mdo jtmto a ,Ras Shlambra o «1el oabezo del jinojo », vino a dar casua.lmentJe con unas ruiinias hasta en­tonoes desconocidas. Fué el descubrimiento inicial de un.o de los

Balih, hijo de Etana, reinó 400 (410) años. Enmenunna reinó 660 años. Melam kishi, hijo de Knmenunna, reinó 900 años. Barsalnunna, hijo de Enmenunna. reinó 1.200 años, Samug, hijo de Barsalnunna, reinó 140 años. Tizkar, hijo de Samug, reinó 305 años, llku, reinó 900 años. Iltasadum reinó 1.200 años. Enme-baragesi, el que trasportó como despojo las armas de la

tierra de Elam, fué rey yr einó 900 años. Aka, hijo de Enme-baragesi, reinó 6J5 años,

23 reyes reinaron de ella loe 24.510 años, 3 meses, 3 días y medio . KfSH fué destruída por las armas. Su capitalidad se trasladó a E-ANNA. EnE-ANNA, ..

Columna 7.ª (final)

Yarlaganda reinó 7 años, Si'um reinó 7 años. Tiriga reinó 40 días.

21 reyes reinaron los 91 años y 40 días de ella (GUTIUM)».

Cf. J.&.cousEN, TH. 'Ihe .Sumerian Kinr List Assyriological Studies núm. 11

(Chica¡o 1939) 70-85. 120-121 _, principalmente.

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,20 SEBASTIÁN BARTINA, S. 1,

:Principa1Jes oentros culturaLes de Canaán ( 41). A partir de en­tp¡nces, .]os franoeS1es han ido iexcavaindo aquella región. Ya en los 1pr.imeros años aparecieron múltip1es tab1etas de barro, que qo:ntJenian escritos cuneiformes ren uoo 1engua <lesco:nocida. Su descifr.amiento fué rápido. El ugarítico tiene transoendrental im­portalll.cia por su paventesco lingüístico, sus prooedimientos esti­~ísticos y su parecido literario con el heb11eo bíblico. Sobr,e todo ~ ,sorprenden1:Ie la priesencia constante del par.aleli:smo de miem­bros ,que ~lustra de modo admirab1e rel procedimiento semejante de muchos himnos y fragmentos poéticos de la Biblia. . Los poemas mitológicos ugaríticos del dios Baal y de la diosa Anat, y la 1eyienda drel rey K,eret ofvecen particularidades nota Mes que hacen a nUJestrio caso. Su redacción se remonta al :I 4 5 o anties de Jesucristo, aunque su composición oral es mucho más antigua. Se juega ren ,ellos con los números de una maniera a que no está acostumbrada nuestra p11ecisión matemática.

Se :narra en ,el poema <le Baal :

El hace licuar plata y hace fUil!dir oro. Hace licuar plata para miles ( de .cosas) y hace fundir oro para deerenas dre mi!,.es ( 42).

Como por 1ey del _para1elismo en los dos miembros del pa­rea.do se trata de la misma cosa, míl ,es idéntli,oo a dl,iez mll, y sólo se exp11esa asi con énfasis un c11eddo número indeterminado.

En otro pasaje se da un recuento de guerra. 66 ciudades él cogió 77 pueblos. 80 cogió Baal Zafón, 90 Baal el de las cumbres (43).

¿ Quién ,no ve un prooedimiento progr,esivo de aproximación,

(41) Cf. V1ROLLBAUD1 CH. La légende phénicienne de Danel (París 1936), Véase lntroduction a l'étude de la civilisation d'Hugarit, pp. 1-84,

(42) 51:I 26 yi¡lqkspysl 27 h hrl¡l yi¡lq ksp 28 ialpm hrl¡l yi¡lq

29 ro lrbbt GoanoN, C, H. Hu{aritic H11nd6ook, II Texts in transliteration, Analecta

Orienta/la 25 (Roma 1947) 140.

(43) 51:VII 9 tí lítm ahd cr 10 sb cm sb!~ pdr 11 !mnym Bel m .. . 12 ts e m B e l mr .. .

GoRDON, C. H. Hugaritic Hand/Jook II (Roma 1947) 143,

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EL POLIGENISMO 21

con el que se int.ienta ,expresar una gran cantidad, sin demasiaJ da.s exactitudes numéricas ?

Í),e modo par,ecido, una frecuencia ilimitada se ,expresa po­ni,endo ,en paralelismo 77 viec¡es y 88 veces ( 44).

Cuando el rey K,eret, triste por careoer de her,edero, .suplica al dios El que 1e auxfüe ,en .su aflicción, se le instruye en sueños que organioe una expedición para ir en busca de la que ha de ser 3U e~posa, la hija dd 11ey P.ebel Mdek. Y luego, con una I1epetición exacta como ,en 1el procedimiento homérico, se des~­cribe La 11ealizadón de la e~presa.

Ea, salid la agrupada muchedumbre, tu ejército, fuerza poderosa, trres cent·enas de miríadas [tr,es millones] siervos sin número ciudadanos sin cuento marchen a miles compactos y en miríadas aunados ( 4 5).

¿ Cómo es po3ib1e que salgan a una expedición nacional tr,es millones de hombries, donde los habitantes ,de la r,egión y sus oo:ntornos rno 11egaban en aquellos tiempos a urna t,eroera parre ?

Por tanto, no se puede negar que ,estos números tienen es­caso contenido ma1Jemátioo, y por supuesto, mucho menos del que nosotros ,espontáneamente l,es dariamos.

LA VEJEZ IDEAL EN EL ANTIGUO EGIPTO. - En La Biblia s,e diere de José, el hijo die J acob, el que fué v,endido por sus her­manos y Uegó a primer mini.,tro del rey die Egipto, que vivió «dento diez años» (46), con palabras prrecisas: «murió José

(44) 67:V 20 e mnh sb• lsbc m 21 •• .ly !mn ]!mnym 22 wthrn wtldn M!

GoRDON, C. H. Hugaritic Handóook II (Roma 1947) 149.

(45) Krt 87 wyi¡;i •dn me 88 i;¡buk ul mad 89 111 mat rbt 90 hp! dbl spr 91 Ínn dbl hg ,2 blk lalpm bM

93 wlrbt kmy; 178 me ~bub al mad 179 111 mat rbt

GoRDOJ1, C. H. Huraritic Hand/J11ok lI (Roma 1947) 185 s. (46) Gen 50, 22.

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H SEBASTIÁN BARTINA1 S, I. [22]

de edad de ciento diez años, y lo embalsamaron y. fué puesto en un sarcófago en Egipto» (47).

Una longevidad de ciento diez :años, ,aunque no imposible, no creja de ser extraordinaria, y si no prestáramos atención a las literaturas antiguas, no se SUíScitaría quizá el prob1ema en este caso sobre la posibilidad de una :imprecisión matemática. Mas, en l!l :Egipto antiguo la locución «ciento dtez años » se empleaba cp!rno una frase hecha para die.signar el límitie ideal de la edad, y. un.a vejez muy avanzada solí.a l1amars1e de «diento diez años» .

.Un ejemplo claro se enc'Ulelltra en la literatura sapiencial. !Ptah-hotiep, gran consejero del rey Izezi .de la quinta dinastía, !hacia ~l 2450 antJes die Jesucristo, en sus máximaJS y enseñanzas morales, ~pliamente difundidas en tiempos posteriories, dice de sí ;mismo, para expresar quie ha llegado a una avanzada viejiez, á>mo admiten los especialistas :

He alcanzado ciento diez años de vida ( 48). De consiguiente, no puede insistirse mucho sobre el valor

numérico exacto de la cifra., y más bien s,e ha de considerar oomo si con ,ella se quisiese manifostar la idea de una larga vida. Sería un ,equiva1entie de lo qUJe iel mismo Génesis dice de José: «Logré vier a ilios desoendientles de Efraín ( su hijo) hasta la tercera ge­neración» ( 49).

Por tanto, no puede negarse que en los escritos del antiguo oriente hay valor,es numéricos que son más una manera de decir o una frase hecha que un o.ato riguroso matemático.

3 2 Hay otro hecho de importancia. En las genealogías de La Biblia sie desoubren finalidadtes de composición que están por encima de la exactitud histórico-matiemátíca quie ,exigimos en nuestros días. Pueden 11eunirs1e así.

FINALIDAD RELIGIOSA. -Todos los hombr,es vienen de Adán. y éstie de Dios. Lueg,o el Dios de Israel, cr,eador del hombne, es el únioo Dios vierdadero. Pam ,ello basta vier entr;elazada a toda la humanidad con 1os anillos más sobresalientes hasta Adán.

FINALIDAD RACIAL. - Las más extensas tablas giertealógicas tle 1a Biblia está:n contienidas en los llJU!evie primeros capítulos 'del

(47\ Gen 50,~fi. (48)

i :lt. • 1 1 •íl•I ~ ~rn (st md (W) J m •Cnfi

Cf. DavAVD, E. Les m=imes de Ptak_·h.otel (Friburg 1916) 52.

(49) Gen 50, u.

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(23] EL POLIGENISMO

libro p-rimero de los Paralipómenos. En .ellos se registran c-J.i­dadosamente las desoendencias desde Adán por las doce tribus hasta Elioenay de David ( 50) . Aparece una finalidad clara: pro­porcionar un documento jurídico con el cual expeditamente se ,demuestre .1a diesoendencia de Abrahán, con quien Dios pactó so­Jiemnemente, o die Ju<lá, la tribu predi1ecta ( 51), o de Leví, la tribu Sfcerdotal. Algunais familias, después del destierro babiló­nico, fueron excluídas del saoer,docio, porque no pudieron pre­sentar en regla su registro gen,ealógi<:o ( 5 2).

FINALIDAD JURIDICA. - De ahí que el valor ,primordial de estas genealogías es el jurídico. Servían principahnentie para probar derechos de her,enda y d:e posesión. Bastaba mostrar que algún ascendient,e entroncaba con alguno de Las listas oficiales, para vindicar por lo mismo con foerza jurídica un derecho personal.

Nadie puede negar, pues, que en ,las listas geniealógicas de la Biblia otros valores perturban la exactitud matemática que pu­dieran ofrecer.

4Qúna prueba luminosa y convincente de estos prooedim~en­tos y \SU significado la ofrece san Mateo ( 53). El primer evan­gelista comienza solemnemente su Evangelio, que ,va dirigido de modo especial a los judíos y tiende a demostrar la mesianidad y la. divinidad de Jesucristo, con el que llama «libro o instru­mento juddioo de la asaendenda de Jesús, el Mesías, hijo de Da vid, hijo de Abrahán » ( S 4) . ·

Para ,ello, divide a los asoendient:Jes ide Jesús en tres grupos : de Abrahán a David, de David hasta el exilio de Babilonia, y del exilio hasta 1el Cristo. En cada grupo, cosa importante, pone catorce nomb11es, de suerte que 1a suma total de ascendientes es de cualienta y dos, producto de catoroe por tres. Sabemos por el libro de los Paralipómenos y por san Lucas que en Mateo faltan ,eslabones ( 5 5). No se puede atribuir ,este truncamiento y

(50) 1 Par 1-9. (51) 1 Par 5, 2.

(52) Esdr 2, 61-69; Nehem 7, 63-65, (53) Mt 1, 1-17. (54) Mt 1, 1. (55) Mateo omite a Ojocías, Joas y Amasías entre Joram y Ozías (=Aza­

rías) . Cf. 1 Par 3. 5-16 Véase Jmres, A. A Cathol,c Comentary on Holy Seripture (London 1953) St Mathew: Genealogy of Jesus the Messias, n• 680 c. f (e).

Son corrientes en la Escritura las genealogías in.ompletas. Por ejemplo, entre Leví y el padre de Moisés, Amram, se pone tan sólo una generación intermedia; Cahat (Núm. 26, 57-60). Por otra pute sabemos que entre las binas Levi-Cabat y Amram-Moisés, en cada una de las cuales los elementos integrantes fueron con­temporáneos entre sí, medió un lapso de tiempo que abarca 400 años, durante los cuales los descendientes de Cahat llegaron a ser 8.600 varones . (Núm." j,28). Cf. Bu, A. De Pentateuc!,o' (Romae 1933) 183· 184. · · · · · , ·

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SEBASTIÁN BARTINA, S. 1,

es~ disposición a nn puro cuidado mnemotécnico. Hay otra razón más íntima. El nombre de David escrito en hebreo tiene tr,es le­tras 'consonant,es: DW D. Las letras heb11eas tienen también va­lor numérico. Dando valor numérico al nombre de David, se ob­tiene la suma de cuatro más seis más cuatro ( 4 + 6 + 4), que es. · catoroe, a su vez múltiplo perfocto de siete, número sagrado y si¡mbólico, con el que se expresa ,p1eni.tud. En la preocupación 11edaccional de Mateo, el número catoroe, que cifra toda la gran­deza de David, prototipo de la historia de Israel, se realiza con creces ,en J,esús. Jesús triplica el alto significado de David. En J,esús ha cristalizado toda la historia de Israel, con su hondo sig-­nificado de promesa y r,ealidad. }esús 1es el Superdavid.

CONSECUENCIAS. - Las co:ns·ecuencias que de cuanto ante­cede se derivan son claras, Desdie iel momento que el contenido numérico de muchas cifras queda ahogado por otras finalidades,. no ,podrán aquéllas interpr.etars,e con ,exactísima pr,ecisión mate­mática. La tend-encia al ·esquematismo y la derivación a simp1es­modos de decir nos han de hacer cautos en la intierpr,etación.

El _valor de muchos de ,e3tos números ,equivaklría, como ad­mit:ien hoy los component•es exegetas, a nuestras ¡Írases corrien­tes, como la fr,ecuente ,en ,el comentario de un suoeso «Toda la ciudad lo sabe,,, aunque en r,ealidad sea un número reducido de habitant1es los que conocen ,el hecho. O bien, pueden tener algo. die par,ecido ,estos prooedimientos, con la manera de actuar, ad­mitida corrient,emente en algunas partes del extr.anj,ero, cuando en las ediciones de libros se escriben centenas de millar, donde­en realidad deberían escribirse decenas de mi1es. Querer inter­pretar a ¡v1eces ,estas listas según nuestras cat:iegorías, podría con­tie:ner un error de principio semejante al de quien resolvi•ese por ilnt!egr.a.lies o por los últimos procooimientos matemáticos las cifras mágicas de la cába1a. L1egaría a conclusiones diescon­oertantes.

HISTORIOGRAFIA ANTIGUA. - Pueden aplicarse a est:ie punto ooncreto de los números de la Biblia, las sabia;s normas que en la eincíclica «Humani generis » ,el Papa Pío XII da, al tratarse los. prooedimientos de composición histórica. Dioe :

«Esta ,carta [al cardenal Suhard] ,enseña abiertamente que los. Qilce ,primeros capítu1os del Génesis, :aunque -propiam~te no con­vengan con las reglas de composición histórica que emplearon los ~imios historiador,es gri,ego1s y latino,s y lolS especialistas de nues­tros tiempos, sin embargo pertenec.en al género histórico en un . sentido verdadero, que ha de ser todavía más investigado y de­terminado por los exegetas» ( 5 6).

(50) Acta Apcstolicae .Su/Is 4:. (1950) 576•577.

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EL POLIGENISMO 25.

Hay que investigar, pues, ,en las literaturas antiguas del próxi­mo oriiente y estudiar su contenido. y su prooedimi,ento. El día de hoy obliga a una cautela especial. Son tantos los descubrimi.entos. que vienen realizándose, que con no rara frecuencia ,en ,el mo­mento menos ,esperado aportan soluciones imprevistas a prob1e­mas arqueológicos, lingüísticos o cronológicos de la Sagrad:a Escritura juzgados insolub1es o t.enazment,e discutidos por parres. contrarias, y derrumban en un instant,e ,aparatosas teorías teni­das por inconcusas. Hoy üenden los inv,estigadories a una. sana. priev,ención contra posiciones ,de contraste y a:nte muchos proble­mas priefierien quedar a la expectativa.

CONCLUSION. - Sea, pues, la conclusión final de cuanto puede decirse sobrie los números y la Biblia.

Ante todo, en ninguna pane de la Biblia se dfoe concreta­mtnt,e que la creación del mundo o •el origen del hombr,e tenga un número determinado de años. Las consecuencias que saca­mos de las sumas de la:s g,enealogfas no son cornectas, porque faltan 1en ellas muchísimos ,eslabonies ,en la cadena de sucesionJes. y se qescubren proc.edimi.entos de composición o esquematismos. que conforme al es'füo <liel próximo or~ente antiguo fieriden a . eocpr,esar otras 'finalidades, ant,es que nuestras precisiones mate­máticas. Además, no raras veoes Los números pueden tener ,el sig­nificado 9,e frases hechas, ,en las que poco s.e atiende al valor de las cifras. Finalment,e, hay que saber ,esperar a que nuevos des­cubrimi1entos y •el estudio más acabado .de los procedimientos. historiógrafos de la antigüedad orioental pueden aportar, ,en un momento dado, soluciones decisivas.

Esto Sl!puesto, por solos los números que nos da la Biblia no puede razonabl,emente dejarse de at1e:nder a los datos dertos. de las otras ciencias sobre la antigüedad del hombr,e.

ASPECTO ESPACIO

¿ DONDE ESTUVO LA CUNA GEOGRAFICA DE LA HUMANIDAD ?' - El lugar geográfico donde apa11eoe ,el primer hombre no ha sido posible hasta ahora precisarlo con exactitud. Supuesto que los ma11es y continentes tienían entonces la misma faz que en nues­tros días, baste pjear 1os datos que nos ofr,eoen la Sagrada Es­critura, la Etnología y la Paleontología.

LA BIBLIA. - El capítulo segunde del Génesis .describe con complaoencia la floresta umbría donde Yahweh Dios colocó al primer hombr,e, después de haberlo formado ( 5 7). Los porme-

(57) Gen 2, 8-17.

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SEBASTIÁN BARTINA, S. 1,

nores del lugar coinciden con la actual Mesopotamia. La di­rección señalada, al oriente (v. 8) die Pa1estina, los hombres de los cuatro ríos, dos d,e los cuaJ.es son ,d Eufrates y el Tigris (v. 10-14), y d1e las tres regiones, Javilá, K~ y Asiria, son por­menores demasiado concretos para no aludir a un sitio determi­nado. Además, la calidad del terreno qwe se supone, que ,es una llanura infinita o Edén, el sistema .de irrigación por dispersión die ríos y /Cana1e!l, y ,lia floración del denso vierg,el o Ga:n, llevan de nuevo a las condiciones agrícolas de Mesopotamia. Por otra pane, tales •expresiones tienen marcada afinidad con las que con­t:iienen las tab1etas cuneiformes acádicas y :sumeras.

Con todo, según buenos exegetas .. no puede ins1stirsie dema­siado por ,estas frases en una localización geográfica concreta, pues no se excluiría el pi ocedirnien to lit·erario, tan del gusto de los orientales, de describir una cosa desconocida con los rasgos panecidos de otra conocida, ca31 como cuando CERVANTES para indicar la abundancia de linfa ien una refierencia harto dis­tinta, se expresa didendo que había tanto líquido que era un Aranjuez. Pudiera también sier, como tanta3 veces ha pasado en la gieografía antigaa y aun en la bíblica, que los nombres con­c11etos de lugares hubieran emigrado a otro sitio, y ya no repre­sentaran la localización de los oríg,enes ( 5 8).

La Etnologia coloca la cuna del primer homb11e al suroeste del mar Caspio, apoyándose ,en las líneas primarias direccionales que sobr,esalien en la madeja de la.;; distribuciones raciales. Los negros habrían ido al sur, los leucodermos al 0<esúe y los mogo1es al ,este. E3ta t,eoria, no ·exenta de dificultades, hoy por hoy es la rr.ás probable ( 5 9).

La P,aleontologia -,eñala, con tímidas proposiciones, como lu­gares más probables para iel orig,en de la humanidad[ o el sur de Africa o ,el extremo oriental de Asia ( 60). P,ero, aun supuesto que han quedado I1e5tos diel primer hombre, para ser probativo en la exclusión de otros lugares d testimonio de la Palieo:ntología, oondria HUJe basars·e ,en un examen univ,ersal positivo. Desde el momento que los datos son fragmentarios y particula11es, pues no

(58) VAcCARI, A. La Sacra Bibbia Ed Sala ni, JI Pentateuco (Firenze 1943) 67,

(59) GrnFFRIDA-RUGGfllRI, V. Sull'origine de/l'uomo Nuove teorie e documen­tL (Bologna 192 ti Cf. principalmente: cap. VI. Prime migrazioni, pp. 117- 1 53; y p. 51 mapa.

GrnFFRIDA-RUGGIERI, V. I'uomo attual1 (Milano Roma 1913) Cf. especialmente el cap. X, pp . 1Q2-168 y la lámina XI.

(fo) TE LH4RD DB Ca.,RDIN l' Afri,¡ue et tu ori'K;nu kumaines: Revue des Questions Scientifiques 1 :16 (1955) S· 17.

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EL POLIGENISMO

se ha buscado en todas partes, sus conclusiones no pueden con­siderarse como decisivas ( 6 I).

TERCERA PARTE

El poligenismo y la filosofía

. CuESTION DE PRI~CIPIOS. - S~poni,endo que ,el cuerpo del pnmer hombre se deb11era a evolución, ,su proceso de formación exige una call5a proporcionada. Esta no puede sier la corrstitu­ción de los prog,enitories, pues s•e trata del primer hombre. Se debe ,recu:rir a ?tra _causa principal, Dios, e_l cual puede emplear U!Il orgamsmo mfenor como causa material para producir el nuevo ser, e incluso instrumental. Causa instrumental es aquella que .actuando, produce un efiecto superior a sí misma, en virtud

(61) La cultura escrita. De estas cuestiones relativas al tiempo absoluto y al espacio en la aparición del hombre sobre la tierra hay que separar cuidadosa­mente la que se refiere al origen de la escritura. El tiempo de origen de la escri­tura es muy reciente, y poseemos conocimientos exactos en este punto.

De hecho la escritura, regular y decisiva, aparece hacia el final del cuarto milenio o a principios del tercero antes de Jesucristo. El centro geográfico es Su· mer, región del curso inferior del Eufrates y el Tigris, antes que desemboquen en el golfo pérsico. Los primeros signos escritos, que vienen a ser los primeros eslabones de una larga cadena de lentas transformaciones, son del tipo llamado cuneiforme, por tener en realidad forma de pequeñísimas cuñas o figurillas trian­gulares, que se prolongan -a veces en rayitas rectas a partir de un vértice, y se presentan en complicadísimas combinaciones, se obtenían mediante un finísimo punzón, de huella triangular, imprimiendo con habilidad su punta sobre tablillas de barro dúctil y suave, que luego se secaba, Así pues, desde el año tres mil antes de Jesucristo van apareciendo multitud de documentos, y a veces verdaderos archivos, escritos con el correr del tiempo en varias lenguas, aunque fundamen­talmente con caracteres y procedimientos cuneiformes.

La hipótesis más probable sobre las razas que dieron origen y expansión a la .:ultura escrita la sugiere principalmente la etnología. A finales del mesolítico (hacia el 6.000 antes de Jesucristo) o con seguridad a principios del neolltico la cultura escrita aparece entre Anatolia y Armenia, más concretamente o en los montes Z'i~ros o en el actual Iran, y de aquí se difundiría primordialmente a Sumer, y posteriormente por el Turquestán al sudeste de la China, donde tiene au aparición la escritura china, de relaciones inn~gables con la cuneiforme, pero <lo la que hasta ahora se desconoce el proceso concreto de derhación La cultu­ra escrita, de su foco originario, pasaría también a Mohenjo-Daro (India). Sus razas dolicocéfalas parecen postular una influencia braquicéfala de las altas lla­il:uras. ll'iaalmente, una rama mb tardía se difundiría desde Anatolia por el Da­nubio a Occidente(VEDASTO VAN BULCK),

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SEBASTIÁN BARTINA, S. J.

de la influencia de otra causa que la mueve. Santo TOMAS DE AQUINO ha formulado bi·en el contenido ideol6gico de ins­trumento ,en un 1ej1emplo sencillo que s,e ha hecho clásico. El ha­cha --dioe- es un instrumento. Su acci6n ,es cortar. En cuanto, corta simp1emente, ,ej,eroe su acci6n propia. En cuanto cortando construyie una me.;a o una silla, produoe un efecto superior a sí misma, cuya raz6n total ha de buscarse ,en el que la mueve con. su mano ,e int,enta lo que sie hace. De otra manera. Si el hombre utiliza una pluma para escribir, la ,pluma dertament,e escribe. Que las letras escritas s•e.an finas o gruesas, a la pluma se debe. Que los caracteres tengan tales formas y s,e combinen de tal modo que digan algo, se debe al que mueve la pluma y con ella escribe. Aplicando este conoepto al vivient,e que hipotéticamente t:Je¡ndría quie producir al hombre, debería afirmars,e que tien¡e emoerradas sus actividades dentro de un límitie que le es propio. Para atravesarlo necesitaría un impulso superior, como requieren. el hacha o la pluma la mano del hombre.

Por otra parte, si oonsideramo., 1en sí mismo un orgamsmo ainirr..al, apar,eoe que nunca podría t,ener la última perfecci6n que· s,e n,eoesita para r,ecibir ,el alma espiritual, pues tiene un ser esen­cialmente inferior al alma humana. Ni ,el ambi,ente ni condiciones. purament,e int,ernas habrían podido producir la mutaci6n beluina en ,el floriecim~ento de p,erfocci6n humana. Solo la intervend6n die Dios puede ,explicar suflciientementie iel nacer del cuerpo hu­mano como tal. Qué haya hecho, El solo nos lo puede decir, por la R,evelación.

CUESTION DE HECHO. -Las Ci,encias Naturales, así como no ruieden dar acabada explicación diel mecanismo que llev6 a la formación del cuerpo humano, así tampoco pueden precisar ,el número de parejas que hubo ,en el principio. Es neoesaria una intiervención ,especial de Dios. P,ero si ulteriormente preguntamos si ]o;, hombres vienen de un solo par o die varios, si <le un solo tronco o .de varios, la Fi1osofía se queda sin respuesta, porque se trata d,e una cuestión de hecho. Si intenta dar · una palabra .sobr,e el prob1ema t,endrá que decir que, supuesta cada viez esta inter­vienci6n especial de Dios que ,explique Ja aparici6n de una forma esencial ,e irreductiblemente más perf.ecta, ,es posible ,el hiperpo-­ligenismo, ,el polig.enismo de varia5 parejas de un solo tronco y e:t monogenismo ,estricto. La probabihdad o la certeza de la reali-­zaci6n buscadla, nos dirá, en otros campos del conocimiento de las co,;;as.

La ·Filosofía no puede probar más que la posibilidad del mo­nogenismo.

En último término hay que recurrir a la Revelación. ¿ Mono­gienismo o poligenismo ? Las foen~es die la Rievielación. y el Ma­gisterio de la Ig1esia exigen un monogenismo estricto.

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·{:29] EL POLIGENISMO

CUARTA: PARTE

El poligenismo y la encíclica "Humani generis". Nuevos esclarecimientos.

La posición del Magisterio de la lg1esia sobr,e el poligenis­mo ha sido riedentiemente expueata en la encíclica «Humani ge­neris ». Su iexcepcional importancia y la luz que proyecta sobre d probl1ema, obligan a considerar atentamente sus palabras y salir al paso de algunos comentarios de que ha sido objeto.

Dioe así PIO XII: «Pero, cuando s1e trata de la otra hipó­tJesis, a saber, del poligrenismo, ,entonces los hijos de la Ig1esia no gozan ,en absoluto de la misma libertad [ que se concede con :qespecto al transformismo]. PorqUJe 1ps fie1es no pueden abrazar la opinión, cuyos asertores ienseñan que .después de Adán han ,existido aquí ,en la tiierra vierdaderos hombres qUJe no han te­nido su origen por generación natural del mismo, como de pri­mer prog,enitor de todos los hombr,es, o bi,en dicen que Adán ¡,e­pvesenta un conjunto de primeros padl'es. Ahora bien, no apar,eoe ,en modo alguno cómo estas afirmaciones puedan oomponerse con CUJanto Jas foent,es de la RieveLación y Las actas del Magisterio de la ,lg1esia nos enseñan aoeroa del pecado original, que proviene de un pecado verdaderamente cometido por Adán, individual y personalment1e, y que, transmitido a todos por generación, está ir...herenbe ien cada uno de ],os •.hombres como cosa propia» e 62).

Así pueden nesumirsie las enseñanzas del .documento ponti­ficio y las riep,ercusio:nes que ha tenido, según palabras cl,el pa­d11e Agustín Bea.

1 . - El Papa propone como doctrina genuina de las fuentes ;d,e la Rev,elación y de las actas del Magisterio de la Ig1esia qll!e ,el pecado original procede de un pecado verdaderamente come­tido por Adán ( «,ab uno Adamo»), que es trasmitido por g,ener,q,­'.(:ión a todos los hombiies y que en cada uno de 1ellos se halla como cosa propia (inest unicuiqu.e proprium).

2. -Siguen dos aserciones que habían propuesto oomo posi­bles algunos poligenistas 1en campo católico y que «no pueden ser .abrazadas por los fie1es »: a) que después de Adán haya ha­bido otros homb:ries sobre la derra que no provengan de él; b) ,que Adán signifique un conjunto de prog,enltores.

3. -El porqué no pueden ser abrazadas ,estas dos proposi­ciones es claro. Porque dioen 1o contrario die la doctrina de la Iglesia. «Puesto que no aparieoe en modo alguno cómo 1estas

(62) Acta A.Jostolicae Sedis 42 (1950) 576.

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30 SEBASTIÁN BA.RTINA, S. J.

afinnaciones puedan componerse» con la doctrina de la Iglesia. (:cum nequ.aquam appareiat q.uomodo hui,usmoái sententia ,cpm­poni que,at ... ) Algunos han querido ver en esta locución como si el Papa no hubiera negado definitivamente Ja compatibilidad del poligenismo ,con la doctrina catóhca. Pero el Santo Padre no dice «como hasta el presente en modo alguno aparezca» ( cum hacusque nequaqu.am appare.al) o bien «como a Nós •en modo alguno aparezca» ( cum No bis nequaquam appare,1J,t) ; sino sim­plemente «cum nequaquam appareat », es decir, «no se ve la. po­úbilidad die co!tl!ciliar las dos doctrinas». ,Puesto que se dice absolutarnent,e «non appanet », nadie puede ver aquí atien.uación alguna. Pudiera haber usado el Santo Padre, ciertamente) otra fórmula para expresar el mismo pensamiento, como «ya que tal se:ntenci.:'. no pU1ede componerse» (cum huiusmodi s,ent,,entia com­poni neque,at), mas tratándos•e de autores .católicos y bien inten­cionados qufao escoger, como en otras 1parres die la encíclica, palabras menos duras y menos fuertes.

4. - ¿ Podría hallarse una fórmula de polig,enismo conci­liablie con la doctrina católica ? La ,encíclica no habla de esta eventualidad, muy problemática, por no <liecir imposib1e. Para cualquier propuesta de poligienismo que pudiera entonces exco­gita,s,e, nacería el gravie deber die demostrar que no es contrario a . la doctrina católica.

PREADAMITAS v COADAMITAS. - Puesto que el lugar 1o pide,. es preciso mencionar, como ,entne paréntesis, las hipótesis de los preadamitas y coadamitas, a las cuales con frecuencia se haoe alusión. Como en filosofía fabricamos quimeras, para que, viendo lo que no es, entendamos lo que es, veamos lo que podría decirse en 1esúe punto.

Solo inneresan tres aspectos. 1) La hipótesis de la ,existencia de pre.adamitas extinguidos.

En 11ealidad ni ,el Concilio Tridentiiruo :ni la «Humani gerueris » se refieren a esúe caso. Con todo, esta hipótiesis en el campo cien­tífico ,es gratuita por lo menos, e incumbiría a sus posibles d,efo­sores el debier, no sólo ·de probarla con válidas razones, sino a la vez de •no perder de vista otras foent,es de conocimiento. Por­q'UIC si úenemos pnes,ente la enseñanza de la Sagrada Escritura, el sentir de la tradición, reflejo de la verdad revelada, y los mis­mos datos die las ciencias, hemo1S de afirmar que no favo:r:eoe:n esta ,posición.

2) La hipótesis de los coadamitas n,o mezclados con los des­den.dientles de Adán y extinguidos, es por de pronto gratuita, )'1 crea ,una posición más delicada que la anterior. Porque además. de ser mucho 1más fUJerúes las ,razones contrarias de la Escritura, de la Tradición y de las dencias, ~l decreto de fe del Tridentino paneoe suvoner que no sólo Adán y ,sus de,soendientes, sino que

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EL POLIGENISMO 31

t.odos los hombres después de Adán desciienden de él y heredan el pecado.

Adremás, las palabras pontificias son explícitas: «Los fieles no p1,¡ooen abrazar la opinión, cuyos asertores 1enseñan que después de Adán han ,existido aquí ien la tierra verdadero¡¡ hombl'les que no han venido su origen por generación natural del mismo, como primer prog,enitor de todos los hombres».

3) Con mucha más razón, si cabe, se ha de ,excluir por com­pl1eto la hipót,esis de los ca.adamitas m,ezclados, por falsa y abier­tamente contraria al t>estimonio de Dios.

5. - No hay ningún género de duda -<expone de nuevo el P. Bea- que ,el Santo Padr,e ,en la encíclica «Humani g,eneris » ha propuesto y confirmado la doctrina católica, particularmente la del Concilio Tridentino. Rec1,ent,ement,e un ;,autor ha dicho que la unidad <lie origen del pecado original, podría ser una unidad sólo mor,al, y que la expr,esión «g,eneratione transfusum», se opondría a la doctrina de PELAGIO y de ERASMO, quienes decían que ,el pecado original fué transmitido por imitación.; y as'Í la paLabra «gieneración » tendría un s,entido relativo, igual a «no por imitación». Didendo la endclica «cum non appa!'eat », se d.enota la posibilidad de quie algún día las palabras del Con­cilio Tride:nuno sean int•erpretadas en sentido más amplio.

Dejando apart,e las 3utiLezas de ,est,e raciocinio, las palabras del Concilio de Triento son claras. Adán es un personaje histórico, histórico es su acto, y bien definida queda la doctrina del pecado original. A mayor abundamiento, están explicad.as sus palabras por las actas conciliares, y han sido mantenidas en tal sentido durante cuatro sig1os por la Ig1esia. ¿ De tal género de doctrina pudo jamás un Papa dar una int,erpr,etación r,etroactiva modificativa?, Un Papa pu,e<l,e dar una intierp:retación auténtica de un texto con­ciliar menos claro, pero que dé una interpretación r,etroactiva y amplificativa de un documento so1emne y autoritativo que con­tiene una doctrina clara y universalmente aceptada por un Con­cilio, es contra los principios fundamentales católicos sobre la pot,esta:d doctrinal del Sumo Pontífice y de los Concilios.

CONCLUSION FINAL

Después de un largo camino hemos 11egado a término. Y ve:.. mos con satisfacción que hemos dado con una solución perfecta. El esfuerro del hombr,e por hallar la v,erdad, por saber con ,abso­luta certeza lo que es o lo que fué, queda plenamente compen­sado por ,el mismo hecho de habiP.r hallado La vierdad.

En adelante el prob1ema del polig,enismo quedará invariado e inmutable, a no s,er en pequeños pormenoves o en cuestionies co:Latera1es qUJe n9 lo afectan íntimamente.

SEBASTIAN BARTINA, S. l.