PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ PABLO JOSÉ … · crean los montes de piedad, sobre todo de grano y...

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Evangelio Mateo 22, 34-40 En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: --Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él le dijo: --“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejan- te a él: "Amarás a tu prójimo co- mo a ti mismo." Estos dos mandamientos sos- tienen la Ley entera y los profe- tas. H H o o j j a a D D o o m m i i n n i i c c a a l l Parroquias del Ssmo. Cristo de las Cadenas y Latores www.cristodelascadenas.es · Tfno. 985 237 424 Domingo XXX del T.O. (A) · Oviedo, 29 de octubre de 2017 · 263 PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ Diez reformas católicas en la Diez reformas católicas en la Diez reformas católicas en la Diez reformas católicas en la Iglesia Iglesia Iglesia Iglesia antes de antes de antes de antes de Lu Lu Lu Lutero tero tero tero (III (III (III (III) ) ) 7. La universidad 7. La universidad 7. La universidad 7. La universidad y la prensa fueron y la prensa fueron y la prensa fueron y la prensa fueron incorporando refo incorporando refo incorporando refo incorporando refor- r- r- r- mas mas mas mas A finales del siglo XV la Cristiandad se llenaba de estudian- tes universitarios. Había 17.000 univer- sitarios en Francia y 12.000 en Alemania. En España hay figu- ras teológicas e inte- lectuales como Fran- cisco de Vitoria, Mel- chor Cano y un to- mismo serio. La im- prenta sirvió a la re- forma católica antes que a la protestante. Se imprimían nume- rosas ediciones de la Imitación de Cristo de Kempis, vademécums de predicación, teología de Padres de la Iglesia. Erasmo, en Rotterdam, publicaba a clásicos cristianos como Orígenes, Jerónimo, Ambro- sio… 8. La reforma desde la 8. La reforma desde la 8. La reforma desde la 8. La reforma desde la Curia Curia Curia Curia La Curia vaticana y los cardenales en Roma también entendían que era necesaria una reforma. Se convocó en 1512 el V Concilio Lateranense, que acabó en 1517. Los camaldulenses venecianos presentaron un alegato lleno de exigencias reformistas en lo que respecta a lo monástico, la unión con Oriente, las misiones en el nuevo mundo, la liturgia… "Esas peticiones pueden con- siderarse más valientes que las de Lutero", señala Corts. "Pero no se pensó en ese concilio en el fuego alemán. El concilio acabó en marzo…. y en octubre Lute- ro lanzaba sus tesis". 9. El servicio a los pobres 9. El servicio a los pobres 9. El servicio a los pobres 9. El servicio a los pobres Hemos visto que los laicos en el siglo XV se organi- zan en muchas cofradías de asistencia caritativa y espi- ritual. Es también un siglo en el que se construyen los grandes hospitales monumentales y los hospitales de iglesia. Ya antes había hermanos “hospitalarios” de dis- tintos tipos (monjes fosores, que entierran; monjes mer- cedarios en España, por ejemplo). En el siglo XV se crean los montes de piedad, sobre todo de grano y co- mida para ayudar en hambrunas. Darán origen a mu- chas iniciativas sociales eficaces. 10. El teatro religioso y la reforma 10. El teatro religioso y la reforma 10. El teatro religioso y la reforma 10. El teatro religioso y la reforma en en en en las artes las artes las artes las artes Por último, el ardor por las cosas de Dios en 1400 y 1500 llevó a una creatividad artística, pictórica, musical y, especialmente, al teatro religioso, que acercaban a miles y miles de europeos las ideas emanadas de la fe. [cont [cont [cont [conti i inúa] núa] núa] núa] Pablo José Ginés Rodríguez es periodista. Colabora en las web E-Cristians, ForumLibertas y Religión en Libertad. Es responsable de la sección de religión del diario La Razón. Ha sido profesor de Teoría de la Comunicación, Teoría de la In- formación y Doctrina Social de la Iglesia. SANTORAL: 3 DE NOVIEMBRE SANTORAL: 3 DE NOVIEMBRE SANTORAL: 3 DE NOVIEMBRE SANTORAL: 3 DE NOVIEMBRE S. Martín de Porres S. Martín de Porres S. Martín de Porres S. Martín de Porres San Martín de Porres, también conocido como fray Escoba, nace en Lima el 9 de diciembre de 1579, hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava y de Ana Velázquez, negra libre panameña. Juan de Porres marcha a Guayaquil, hoy Ecuador, comisionado por el Virrey Don García Hurtado de Mendoza. Allí reclama a sus dos hijos que salen para Ecuador. Años más tarde, D. Juan Porres es nombra- do Gobernador de Panamá por lo que los niños, Martín y Juana, regresan con su madre a Lima en 1590. Al año siguiente, con 12 años, Martín está de aprendiz de peluquero, y asistente dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad. Fray Juan de Lorenzana, famoso y virtuoso domini- co, le invitó a entrar en el Convento de Ntra, Sra. del Rosario. Martín ingresa como Hermano Lego, entre- gándose a Dios; su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida. Su anhelo era “pasar desapercibido y ser el último”. Se le confía la limpieza de la casa; su escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida. Sirve y atiende a todos, pero no es de todos comprendido. Martín no entró en el convento pobre y sin futuro: su padre había llegado a gobernador de Guayaquil y lue- go de Panamá, y estaba dispuesto a ofrecerle altos cargos (algo inconcebible para un mulato en la Améri- ca inglesa u holandesa) pero él había recibido la lla- mada de Dios en el convento, un Padre aún más alto, y desde allí sus milagros se extenderían por doquier. El 2 de junio de 1603 San Martín de Porres se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testi- ficará: “Se ejercitaba en la caridad día y noche, cu- rando enfermos, dando limosna a españoles, in- dios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”. Él so- lía repetir: “No hay gusto mayor que dar a los po- bres”. San Martín de Porres es un amor desbordante y universal. Su hermana Juana, casada con un noble español, disfrutaba de buena posición social, por lo que, en una finca de ésta, daba cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones. Entre los mayores milagros que se cuentan de él está la resurrección del Arzobispo de México. En oca- siones salía del convento a atender a un enfermo gra- ve, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir". Se le vio repetidas veces en éxtasis y, algunas levantado en el aire muy cerca de un gran crucifijo que había en el convento. A el acudían obispos y autoridades civiles en busca de consejo. Más de una vez el mismo virrey tuvo que esperar ante su celda porque Martín estaba en éxtasis. Este mismo Virrey fue a visitarlo en su le- cho de muerte para besar su mano. Partió a la Casa del Padre un 3 de noviembre de 1639, besando el crucifijo con gran alegría. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Añadiendo las palabras «como a ti mismo», Jesús nos ha puesto delante de un espejo al que no podemos mentir; nos ha dado una medida infalible para descubrir si amamos o no al prójimo. Sabemos muy bien, en cada circunstancia, qué significa amarnos a nosotros mismos y qué querríamos que los otros hicie- ran por nosotros. Jesús no dice, si se presta aten- ción: «Lo que el otro te hace a ti, házselo tú a él». Esto sería aún la ley del talión: «Ojo por ojo, diente por diente». Dice: lo que tú querrías que el otro te hiciera a ti, házselo tú a él, que es bien distinto. Jesús conside- raba el amor al prójimo como «su mandamiento», aquél en el que se resume toda la Ley. «Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado». Muchos identifican todo el cristia- nismo con el precepto del amor al prójimo, y no carecen de razón. Pero debemos intentar ir un poco más allá de la superficie de las cosas. Cuando se habla de amor al prójimo la mente va enseguida a las «obras» de cari- dad, a las cosas que hay que hacer por el prójimo: darle de comer, de beber, visitarle; en resumen, ayudar Si encuentras a un pobre hambriento y tiritando de frío, decía Santiago, “¿de qué le sirve si le dices: «¡Pobrecillo, ve, caliéntate, come algo!», pero no le das nada de lo que necesita?” No se trata por lo tanto de devaluar las obras exte- riores de caridad, sino hacer que éstas tengan el fundamento en un genuino sentimiento de amor y de benevolencia. La caridad del corazón o interior es la caridad que todos podemos ejercitar, es universal. No es una caridad que al- gunos (los ricos y los sanos) sólo pue- den dar y los otros (los pobres y los en- fermos) sólo recibir. Todos pueden darla y recibirla. Además es concretísima. Se trata de comenzar a mirar con ojos nuevos las situaciones y a las personas con las que vivimos. ¿Qué ojos? Es sencillo: ¡los ojos con los que querríamos que Dios nos mirara a nosotros! Ojos de disculpa, de benevolencia, de comprensión, de perdón... Cuando esto sucede, todas las rela- ciones cambian. Caen, como por mila- gro, todos los motivos de prevención y hostilidad que impedían amar a cierta persona y ésta nos empieza a aparecer por lo que es en realidad: una pobre criatura que sufre por sus debilidades y sus limitaciones, como tú, como todos. Es como si la careta que los hombres y las cosas se han puesto se cayera y la persona se nos apareciera por los que verdaderamente es. P. Raniero Cantalamessa, ofm cap. al prójimo. Pero esto es un efec- to del amor, no es aún el amor. Antes de la beneficencia viene la benevolencia; antes que hacer el bien, viene el querer bien. La caridad debe ser «sin fin- gimiento», esto es, sincera; se debe amar «con corazón puro». Se puede de hecho hacer la ca- ridad y la limosna por muchos motivos que nada tienen que ver con el amor: para adornarse, pa- ra pasar por benefactores, para ganarse el paraíso, hasta por remordimiento de conciencia. Mucha caridad que hacemos a países del Tercer Mundo no está dictada por el amor, sino por remordimiento. Nos damos cuenta de la escandalosa dife- rencia que existe entre nosotros y ellos y nos sentimos en parte responsables de su miseria. ¡Se puede carecer de caridad inclu- so al «hacer caridad»! Sería un error fatal contraponer entre sí el amor del corazón y la caridad de los hechos, o refugiarse en las buenas disposiciones interiores hacia los demás para encontrar en ello una excusa a la propia falta de caridad activa y concre- ta. San Ignacio de Loyola ven- ciendo a Lutero con el poder de la Eucaristía. (Iglesia de S. Nicolás de Praga)

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Evangelio Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: --Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?

Él le dijo: --“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejan-te a él: "Amarás a tu prójimo co-mo a ti mismo."

Estos dos mandamientos sos-tienen la Ley entera y los profe-tas.

HHoojjaa DDoommiinniiccaall Parroquias del Ssmo. Cristo de las Cadenas y Latores

www.cr istodelascadenas.es · Tfno. 985 237 424

Domingo XXX del T.O. (A) · Oviedo, 29 de octubre de 2017 · Nº 263

PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ PABLO JOSÉ GINÉS RODRÍGUEZ

Diez reformas católicas en la Diez reformas católicas en la Diez reformas católicas en la Diez reformas católicas en la Iglesia Iglesia Iglesia Iglesia antes deantes deantes deantes de Lu Lu Lu Lutero tero tero tero (III(III(III(III))))

7. La universidad 7. La universidad 7. La universidad 7. La universidad y la prensa fueron y la prensa fueron y la prensa fueron y la prensa fueron incorporando refoincorporando refoincorporando refoincorporando refor-r-r-r-mas mas mas mas

A finales del siglo XV la Cristiandad se llenaba de estudian-tes universitarios. Había 17.000 univer-sitarios en Francia y 12.000 en Alemania. En España hay figu-ras teológicas e inte-lectuales como Fran-cisco de Vitoria, Mel-chor Cano y un to-mismo serio. La im-prenta sirvió a la re-forma católica antes que a la protestante. Se imprimían nume-rosas ediciones de la Imitación de Cristo de Kempis, vademécums de predicación, teología de Padres de la Iglesia. Erasmo, en Rotterdam, publicaba a clásicos cristianos como Orígenes, Jerónimo, Ambro-sio…

8. La reforma desde la 8. La reforma desde la 8. La reforma desde la 8. La reforma desde la CuriaCuriaCuriaCuria

La Curia vaticana y los cardenales en Roma también entendían que era necesaria una reforma. Se convocó en 1512 el V Concilio Lateranense, que acabó en 1517. Los camaldulenses venecianos presentaron un alegato lleno de exigencias reformistas en lo que respecta a lo monástico, la unión con Oriente, las misiones en el nuevo mundo, la liturgia… "Esas peticiones pueden con-siderarse más valientes que las de Lutero", señala Corts. "Pero no se pensó en ese concilio en el fuego alemán. El concilio acabó en marzo…. y en octubre Lute-ro lanzaba sus tesis".

9. El servicio a los pobres9. El servicio a los pobres9. El servicio a los pobres9. El servicio a los pobres

Hemos visto que los laicos en el siglo XV se organi-zan en muchas cofradías de asistencia caritativa y espi-ritual. Es también un siglo en el que se construyen los grandes hospitales monumentales y los hospitales de iglesia. Ya antes había hermanos “hospitalarios” de dis-tintos tipos (monjes fosores, que entierran; monjes mer-cedarios en España, por ejemplo). En el siglo XV se crean los montes de piedad, sobre todo de grano y co-mida para ayudar en hambrunas. Darán origen a mu-chas iniciativas sociales eficaces.

10. El teatro religioso y la reforma 10. El teatro religioso y la reforma 10. El teatro religioso y la reforma 10. El teatro religioso y la reforma enenenen las artes las artes las artes las artes

Por último, el ardor por las cosas de Dios en 1400 y 1500 llevó a una creatividad artística, pictórica, musical y, especialmente, al teatro religioso, que acercaban a miles y miles de europeos las ideas emanadas de la fe. [cont[cont[cont[contiiiinúa]núa]núa]núa]

Pablo José Ginés Rodríguez es periodista. Colabora en las web E-Cristians, ForumLibertas y Religión en Libertad. Es responsable de la sección de religión del diario La Razón. Ha sido profesor de Teoría de la Comunicación, Teoría de la In-formación y Doctrina Social de la Iglesia.

SANTORAL: 3 DE NOVIEMBRESANTORAL: 3 DE NOVIEMBRESANTORAL: 3 DE NOVIEMBRESANTORAL: 3 DE NOVIEMBRE

S. Martín de PorresS. Martín de PorresS. Martín de PorresS. Martín de Porres San Martín de Porres, también conocido como fray

Escoba, nace en Lima el 9 de diciembre de 1579, hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava y de Ana Velázquez, negra libre panameña. Juan de Porres marcha a Guayaquil, hoy Ecuador, comisionado por el Virrey Don García Hurtado de Mendoza. Allí reclama a sus dos hijos que salen para Ecuador. Años más tarde, D. Juan Porres es nombra-do Gobernador de Panamá por lo que los niños, Martín y Juana, regresan con su madre a Lima en 1590. Al año siguiente, con 12 años, Martín está de aprendiz de peluquero, y asistente dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad.

Fray Juan de Lorenzana, famoso y virtuoso domini-co, le invitó a entrar en el Convento de Ntra, Sra. del Rosario. Martín ingresa como Hermano Lego, entre-gándose a Dios; su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida. Su anhelo era “pasar desapercibido y ser el último”. Se le confía la limpieza de la casa; su escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida. Sirve y atiende a todos, pero no es de todos comprendido.

Martín no entró en el convento pobre y sin futuro: su padre había llegado a gobernador de Guayaquil y lue-go de Panamá, y estaba dispuesto a ofrecerle altos cargos (algo inconcebible para un mulato en la Améri-ca inglesa u holandesa) pero él había recibido la lla-mada de Dios en el convento, un Padre aún más alto, y desde allí sus milagros se extenderían por doquier.

El 2 de junio de 1603 San Martín de Porres se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testi-ficará: “Se ejercitaba en la caridad día y noche, cu-rando enfermos, dando limosna a españoles, in-dios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”. Él so-lía repetir: “No hay gusto mayor que dar a los po-bres”.

San Martín de Porres es un amor desbordante y universal. Su hermana Juana, casada con un noble español, disfrutaba de buena posición social, por lo que, en una finca de ésta, daba cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones.

Entre los mayores milagros que se cuentan de él está la resurrección del Arzobispo de México. En oca-siones salía del convento a atender a un enfermo gra-ve, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir". Se le vio repetidas veces en éxtasis y, algunas levantado en el aire muy cerca de un gran crucifijo que había en el convento. A el acudían obispos y autoridades civiles en busca de consejo. Más de una vez el mismo virrey tuvo que esperar ante su celda porque Martín estaba en éxtasis. Este mismo Virrey fue a visitarlo en su le-cho de muerte para besar su mano.

Partió a la Casa del Padre un 3 de noviembre de 1639, besando el crucifijo con gran alegría.

«Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Añadiendo las palabras «como a ti mismo», Jesús nos ha puesto delante de un espejo al que no podemos mentir; nos ha dado una medida infalible para descubrir si amamos o no al prójimo. Sabemos muy bien, en cada circunstancia, qué significa amarnos a nosotros mismos y qué querríamos que los otros hicie-ran por nosotros.

Jesús no dice, si se presta aten-ción: «Lo que el otro te hace a ti, házselo tú a él». Esto sería aún la ley del talión: «Ojo por ojo, diente por diente». Dice: lo que tú querrías que el otro te hiciera a ti, házselo tú a él, que es bien distinto. Jesús conside-raba el amor al prójimo como «su mandamiento», aquél en el que se resume toda la Ley. «Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado».

Muchos identifican todo el cristia-nismo con el precepto del amor al prójimo, y no carecen de razón. Pero debemos intentar ir un poco más allá de la superficie de las cosas. Cuando se habla de amor al prójimo la mente va enseguida a las «obras» de cari-dad, a las cosas que hay que hacer por el prójimo: darle de comer, de beber, visitarle; en resumen, ayudar

Si encuentras a un pobre hambriento y tiritando de frío, decía Santiago, “¿de qué le sirve si le dices: «¡Pobrecillo, ve, caliéntate, come algo!», pero no le das nada de lo que necesita?” No se trata por lo tanto de devaluar las obras exte-riores de caridad, sino hacer que éstas tengan el fundamento en un genuino sentimiento de amor y de benevolencia.

La caridad del corazón o interior es la caridad que todos podemos ejercitar, es universal. No es una caridad que al-gunos (los ricos y los sanos) sólo pue-den dar y los otros (los pobres y los en-fermos) sólo recibir. Todos pueden darla y recibirla.

Además es concretísima. Se trata de comenzar a mirar con ojos nuevos las situaciones y a las personas con las que vivimos. ¿Qué ojos? Es sencillo: ¡los ojos con los que querríamos que Dios nos mirara a nosotros! Ojos de disculpa, de benevolencia, de comprensión, de perdón...

Cuando esto sucede, todas las rela-ciones cambian. Caen, como por mila-gro, todos los motivos de prevención y hostilidad que impedían amar a cierta persona y ésta nos empieza a aparecer por lo que es en realidad: una pobre criatura que sufre por sus debilidades y sus limitaciones, como tú, como todos. Es como si la careta que los hombres y las cosas se han puesto se cayera y la persona se nos apareciera por los que verdaderamente es.

P. Raniero Cantalamessa, ofm cap.

al prójimo. Pero esto es un efec-to del amor, no es aún el amor. Antes de la beneficencia viene la benevolencia; antes que hacer el bien, viene el querer bien.

La caridad debe ser «sin fin-gimiento», esto es, sincera; se debe amar «con corazón puro». Se puede de hecho hacer la ca-ridad y la limosna por muchos motivos que nada tienen que ver con el amor: para adornarse, pa-ra pasar por benefactores, para ganarse el paraíso, hasta por remordimiento de conciencia.

Mucha caridad que hacemos a países del Tercer Mundo no está dictada por el amor, sino por remordimiento. Nos damos cuenta de la escandalosa dife-rencia que existe entre nosotros y ellos y nos sentimos en parte responsables de su miseria. ¡Se puede carecer de caridad inclu-so al «hacer caridad»! Sería un error fatal contraponer entre sí el amor del corazón y la caridad de los hechos, o refugiarse en las buenas disposiciones interiores hacia los demás para encontrar en ello una excusa a la propia falta de caridad activa y concre-ta.

San Ignacio de Loyola ven-ciendo a Lutero con el poder de la Eucaristía. (Iglesia de S. Nicolás de Praga)

175 DE LATORES Y 350 DE O175 DE LATORES Y 350 DE O175 DE LATORES Y 350 DE O175 DE LATORES Y 350 DE OVIDAVIDAVIDAVIDA

3.3253.3253.3253.325 € para el D€ para el D€ para el D€ para el Do-o-o-o-mundmundmundmund

En la co-lecta del Do-mund, reali-zada el pasa-do domingo, se recauda-ron nada me-nos que 3.325 € para ser destinados a las Misiones.

Esta cantidad incluye los 175 € que se recaudaron en Latores y los 350 € en la Residencia Ovida.

Es de destacar que se recibieron 3 donativos de 150 € y uno de 300 €. Muchas gracias a todos los donantes. Dios lo devolverá con creces.

En años anteriores se había re-caudado: 3.493 en 2016; 3.330 en 2015; 2.560 en 2014 y 1.315 en 2013.

Desde 2010 nuestra Parroquia ha entregado a las Misiones nada menos que ¡ 20.0¡ 20.0¡ 20.0¡ 20.000000000 €€€€ ! ! ! !

EN SERIO Y EN BROMA

Gómez Dávila El hombre habla de

la relatividad de la verdad, porque llama verdades a sus innú-meros errores.

• La negación radical de la religión

es la más dogmática de las posicio-nes religiosas.

• El subjetivismo es la garantía que

el hombre se inventa cuando deja de creer en Dios.

Creer que una verdad patente, cla-ramente expresada, ha de conven-cer, no es más que prejuicio inge-nuo.

Senén Molleda El signo de interro-

gación es el anzuelo de la curiosidad...

• Los pianos tienen

freno y acelerador. •

Es más lógico decir “mesero” que “camarero”...

EDUARDO CATTANEO. ESCUELA VIRTUAL PARA PADRES

Haloween, la fiesta del mal gusto…Haloween, la fiesta del mal gusto…Haloween, la fiesta del mal gusto…Haloween, la fiesta del mal gusto… Halloween significa "All

hallow's eve", palabra que provie-ne del inglés antiguo, y que signifi-ca "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la no-che del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un retor-no al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

Hollywood ha contribuido a la difusión del Halloween con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad. Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces, ma-quillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el "consumo del terror". Se busca además favorecer la imitación de las costumbres norteamerica-nas por considerarse que esto está bien porque este país tiene chapa de "superior". Ante todos estos elementos que componen hoy el Hallo-ween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:

**¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacer-les un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)?

**¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para "divertirse" ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valo-res del Evangelio?.

**¿Cómo podemos justificar, como padres de una familia cristiana, que nuestros hijos el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo?

**Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan?

**¿Qué experiencia re-ligiosa o moral queda des-pués de la fiesta del hallo-ween? ¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se vean debilitadas?

**Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en "aras de la diversión de los niños" ¿qué diremos a los jóvenes (a quienes du-rante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?

**¿Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo, podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, in-justicia, muerte, miedo y oscuridad?

Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el Halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contra-rias a los principios elementales de nuestra fe.

P. FP. FP. FP. FERMIN RODRIGUEZ S.J.ERMIN RODRIGUEZ S.J.ERMIN RODRIGUEZ S.J.ERMIN RODRIGUEZ S.J.

Grupo de oración dirGrupo de oración dirGrupo de oración dirGrupo de oración diri-i-i-i-gida gida gida gida

El P. Fermín Rodríguez, jesuita, inició el

pasado viernes, en la iglesia de Montecerrao, un Grupo de Oración Dirigida.

La misión del Grupo consiste en hacer sólo un rato de oración, de una hora, con las Escri-turas, cada semana. La oración dirigida es una excelente introducción a la oración con la es-critura. Esta experiencia enseña a integrar la vida y la oración.

Nos invita a tener un rato de oración cada día y centrar todos los eventos del día de tal manera que la oración sea experimentada en los acontecimientos diarios.

¿Que quiere decir ¨dirigrir¨ la or¿Que quiere decir ¨dirigrir¨ la or¿Que quiere decir ¨dirigrir¨ la or¿Que quiere decir ¨dirigrir¨ la oraaaación?ción?ción?ción? La práctica de guiar a otros a través de su

experiencia de oración es parte de una habili-dad espiritual más amplia llamada "dirección espiritual". Comenzó en la iglesia cristiana temprana, después de la época del martirio cuando los seguidores de Jesús se convirtie-ron en masa. A medida que creció la necesi-dad de esta habilidad, ciertas personas, laicas y consagradas, tenían este carisma y se con-virtieron en los guías espirituales o amigos de los demás. Poco a poco, esta práctica dismi-nuyó y se fue sustituyendo por estructuras re-ligiosas, a pesar de todo, continuó en los mo-nasterios y las órdenes en religiosas.

Dirigir, orientar la oración no es asesora-miento, a pesar de que el estilo de diálogo in-terpersonal puede ser similar. Orientar la ora-ción no es psicoterapia, aunque al recibir orientación de la oración o dirección espiritual las personas pueden experimentar curación. Orientar la oración no es para resolver pro-blemas o dar enseñanzas. Tiene que ver con el movimiento interior y las reacciones que una persona experimenta cuando verdaderamente escucha la palabra de Dios.

Movimientos interiores tienen lugar en el corazón cuando uno está meditando o con-templando la palabra. Estas reacciones interio-res son los indicadores de la comunicación personal de Dios con nosotros. Cuando una persona habla de estas reacciones interiores y cuando otra persona está a la escucha con apertura y fe, hay crecimiento espiritual.

El Grupo de oración se reunirá los viernes a las 8:00 pm ( después de la misa de 7:30) en la iglesia de Montecerrao. No hay ninguna limi-tación para participar en él. Todos pueden hacerlo.

««««ELLOS NO TUVIERON MIEDOELLOS NO TUVIERON MIEDOELLOS NO TUVIERON MIEDOELLOS NO TUVIERON MIEDO»»»»

BeatificadosBeatificadosBeatificadosBeatificados en Barcelona en Barcelona en Barcelona en Barcelona 109 109 109 109 mártiresmártiresmártiresmártires claretianos claretianos claretianos claretianos

El pasado domingo por la mañana se cerraron los actos de beatificación de 109 mártires claretianos, iniciados con la ce-remonia de beatificación en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, presidida por el Prefecto de la Congregación pa-ra las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, en re-presentación del Papa.

Entre los már-tires asesinados durante los años 1936 y 1937 que fueron beatifica-dos están el sa-cerdote Mateu Casals, el estu-diante Teófilo Casajús, el her-mano Ferrán Sa-peras, y otros 106 compañeros.

Al día siguiente se celebró la eucaristía de Acción de Gra-cias, presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y concelebrada con el superior general de los Misionero Claretianos, el padre Mathew Vattamattam, doce obispos claretianos de todo el mundo que también habían par-ticipado en la beatificación y sesenta sacerdotes.

El cardenal ha reiterado el mensaje de perdón y reconcilia-ción que se difundió el sábado en la celebración de la Sagrada Familia y la llamada a una confianza absoluta en Dios ante las dificultades. «No tengáis miedo de afrontar las dificultades del tiempo presente porque, a través de acontecimientos que a menudo nos desbordan, Dios va dirigiendo la historia humana hacia su plenitud». El purpurado reiteró que «el amor vence al odio y ninguna dificultad o persecución puede quitarnos la ale-gría de confesar a Jesús»

También pidió a los claretianos continuar colaborando «con todos los que se esfuerzan por construir un mundo más justo y solidario, incluyendo las autoridades políticas, pero no olvidéis que el corazón le pertenece solo a Dios». Por eso ha pedido una entrega absoluta a Dios: «No os dejéis atrapar por ideolo-gías políticas o por otros ídolos modernos que reclaman nues-tra entrega absoluta. Solo a Dios debemos dar lo que es de Dios. Esto nos dará una gran libertad de espíritu».

El cardenal remarcó la historia martirial de los misioneros claretianos que en poco más de 150 años de historia ya tiene 183 mártires beatificados de los 270 claretianos asesinados: «La beatificación de ayer fue, en cierto sentido, la reconstruc-ción definitiva de 109 vidas rotas por confesar a Cristo en cir-cunstancias que no quisiéramos que se repitieran jamás». In-sistió en que «la beatificación no es un ajuste de cuentas con el pasado sino un canto a la infinita gracia de Dios y una invi-tación a ser sus testigos en nuestro mundo».

1 DE NOVIEMBRE A LAS 16:30

Misa de Difuntos en Latores Aunque el día de Todos los Difuntos es el 2 de Noviem-

bre, al ser festivo el día anterior, Solemnidad de Todos los Santos, se acostumbra a celebrar la Misa por todos los Di-funtos este día donde hay Cementerio Parroquial, para fa-cilitar la asistencia.

Así será también en Latores: el próximo 1 de Noviembre a las 4,30 de la tarde.