Pacto

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LA CLAVE PARA IGNORAR LA VERDADESTÁ EN EVITAR CONOCERLA Andrés Menjívar

N u e v o P a c t oN u e v o P a c t oE lE l

Un estudio sencillo, fácil de entender, que poneal descubierto la verdad respecto al significa-do del Nuevo Pacto y la implicación que tieneen la vida de quienes han aceptado a Cristocomo su personal salvador.

Por ANDRÉS MENJÍVAR

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© 2000 Derechos ReservadosCon excepción de las fuentes citadas, el contenido espropiedad del autor.Las citas bíblicas corresponden a la Versión Reina-Valera 1995

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El Nuevo Pacto“Nuevo Pacto dio por viejo al primero, y lo que es

viejo, y se envejece, cerca está de desaparecer” (He-breos 8:13.)

Posiblemente no exista cristiano alrededor de la tierraque nunca haya oído mencionar el nuevo pacto, despuésde todo, casi por regla general se cree y se afirma que losredimidos por la sangre de Cristo viven bajo el nuevo pac-to. Incluso de vez en cuando se escucha con sonora vozdecir que el antiguo pacto fue para el pueblo de Israel yque el nuevo es para los cristianos, lo cual claramente diceque los cristianos sí lo conocen o lo han oído mencionar.

Debido a la poca importancia que usualmente se le da aeste tema, se ha considerado oportuno comentar algo alrespecto. Será de verdadera ayuda para quienes descono-cen el tópico leer este pequeño estudio, al final de su lectu-ra seguramente habrá quedado en su mente un conoci-miento que millones no han alcanzado.

Primera mención del nuevo pactoLa primera mención al nuevo pacto dentro de las Escri-

turas se encuentra en Jeremías 31:31-33, que dice:“Vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un

nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa deJudá. No como el pacto que hice con sus padres el díaque tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;porque ellos invalidaron mi pacto, dice Jehová. Peroeste es mi pacto que haré con la casa de Israel despuésde aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mentey la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellosserán mi pueblo...”Cuando estas palabras fueron pronunciadas por el pro-

feta Jeremías, estaba en plena vigencia el antiguo pacto,faltaban varios siglos para que terminara, pero siendo Diosprevisor en todo cuanto hace, dispuso anunciar con sufi-ciente tiempo de anticipación lo que haría venido el mo-mento.

De acuerdo al compromiso adquirido por Dios, el pactofuncionaba a la perfección, funcionaba de acuerdo al dise-ño para el cual fue realizado. Posiblemente los israelitas notuvieron una idea clara acerca del significado de las pala-bras del profeta, ¿por qué un nuevo pacto? ¿acaso el actualiba a dejar de funcionar? ¿acaso Dios estaba queriendo de-sistir de las promesas de bendición que les hizo cuando lossacó de la tierra de Egipto? ¡Nada de eso! Con todo, losplanes divinos consistían en revitalizar su pacto con el pue-blo de Israel hecho en el monte Sinaí.

No parece que las palabras de Jeremías hayan impactadoo despertado alguna sensación de intranquilidad o de in-quietud entre el pueblo israelita; al menos eso es lo queindica la falta de interés de ellos por conocer las causas porlas cuales se les estaba haciendo semejante anuncio.

Pero... ¿Qué es el nuevo pacto? En primer lugar es bue-no recordar que pacto es un convenio legal realizado entredos partes, mismas que al aceptarlo quedan obligadas alcumplimiento de todas las cláusulas que tal documentocontiene. Por consiguiente, cuando se habla del nuevo pactose habla del nuevo convenio o compromiso entre Dios y elpueblo israelita, cuyas leyes debían ser obedecidas.

Verdaderamente importante es poner atención a un he-cho explícitamente claro hallado en las palabras de Jere-mías: El nuevo pacto no iba a consistir en nuevas leyes departe de Dios. El nuevo pacto continuaría regido por lasmismas cláusulas o leyes que estaban rigiendo el antiguo(Corrobórese leyendo otra vez el texto transcrito). La únicay notoria diferencia entre ambos pactos estribaba en queen el primero las leyes fueron dadas en dos tablas de pie-dra, mientras que en el nuevo pacto iban a ser dadas en lamente y corazón de cada individuo. Con todo (a manera deénfasis) es bueno tomar en cuenta que el anuncio proféticono menciona nuevas leyes, tampoco que las que les habíansido dadas serían modificadas o reformadas. El profeta nomenciona semejantes cosas sencillamente porque las leyesque sirvieron de base para concertar el primer pacto, oantiguo pacto, continuarían en el nuevo sin padecer ningu-na variación.

Ventajas notorias del nuevo pacto“Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuan-

to es mediador de un mejor pacto, establecido sobremejores promesas” (Hebreos 8:6).El nuevo pacto no consistía en sólo una simple renova-

ción del compromiso entre Dios e Israel, más bien de acuer-do a los planes divinos, el nuevo pacto sería hecho basadosobre mejores promesas, entre las cuales estaban: a) lasleyes que basamentaban el nuevo pacto serían dadas en lamente y corazón de cada persona. b) Quizás la más impor-tante promesa lo constituyó el Espíritu Santo. A diferenciadel antiguo pacto, el nuevo contaría nada más ni nada menosque con la presencia del Espíritu de Dios posesionándosede cada persona. Nunca antes en la historia del pueblo deDios el Espíritu Santo había tenido tan notoria participa-ción como la tendría al entrar en vigor el nuevo pacto, conel cual la observancia o cumplimiento de todas las leyessería verdaderamente fácil; eso quiere decir que el nuevopacto sería concertado de manera tal que los humanos con-tarían con un poder sumamente superior que les ayudaría aobedecer la voluntad de Dios como nunca antes lo fue.

Notorio es que el mediador del nuevo pacto es nuestroSeñor y Salvador Jesucristo. A diferencia de Moisés que fueel mediador entre Dios e Israel en el monde Sinaí, en estavez no sería un ser engendrado por voluntad humana sinouno engendrado por el poder del Espíritu Santo, con locual el nuevo concierto se revestiría de gran esplendor.

Aclarando malos entendidosDentro del ambiente popular cristiano algunas veces se

dice que el antiguo pacto fue para los judíos y que el nuevoes para los cristianos. Nada hay más erróneo que semejante

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creencia. El nuevo pacto fue establecido entre Dios e Is-rael, tal como lo fue el antiguo. La idea de un supuestonuevo pacto entre Dios y los cristianos es folklórico, essólo una posición cristiana adoptada debido a la desinfor-mación existente en el medio religioso. La realidad es queDios nunca hizo un nuevo pacto con los gentiles converti-dos a Cristo. El profeta Jeremías es bien claro al informarque el nuevo pacto sería concertado entre Dios y el puebloisraelita.

Tómese en cuenta que se dice que es nuevo pacto por-que necesariamente existe uno precedente, que en tal casoes el antiguo pacto, pero decir que Dios hizo un nuevopacto con un pueblo con el cual nunca antes había hechouno no parece ser una idea atinada. La Sagrada Escrituramenciona el nuevo pacto varias veces, pero en ninguna deellas sugiere que haya sido concertado entre Dios y losgentiles cristianos.

Requisitos para que el nuevo pacto entraraen vigencia

Como se ha dicho anteriormente, el momento vendríaen el cual el antiguo pacto quedaría sin efecto, sería des-plazado o anulado por uno basado sobre mejores prome-sas. Así fue. Venido el momento, nuestro Salvador derramósu sangre expiatoria para abrir la puerta de la oportunidadpara todos aquellos que desearan concertarse legalmentecon Dios, tanto para recibir innumerables bendiciones comopara obedecer al pacto. A partir de la muerte de Cristo losconcertantes humanos no tendrían necesidad de pensar enun código escrito sobre dos tablas de piedra al cual obede-cer, más bien obedecerían la ley de Dios por la potenciadel Espíritu moviéndose en sus corazones.

Como fue en el antiguo pacto, en el nuevo también serequería del derramamiento de sangre. La sangre era el se-llo para declarar legal el documento del pacto entre Dios yel pueblo. La diferencia es que en esta ocasión no seríasangre animal, sino la sangre del mismo Hijo de Dios.

De esto, Mateo 26:27-28 dice:“Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les

dio, diciendo: Bebed de ella todos, porque esto es misangre del nuevo pacto que por muchos es derramadapara perdón de los pecados”.Notoriamente, el derramamiento de la sangre del Salva-

dor vino a cumplir con dos aspectos encerrados en la leymosaica: La institución del nuevo pacto, y el perdón depecados igual a como se hacía en el día de la expiación enIsrael. El que nuestro Señor haya dicho que la suya era lasangre del nuevo pacto que iba a ser derramada, tiene pa-ralelo con el derramamiento de sangre hecho cuando elantiguo pacto fue concertado. La sangre de un animal de-gollado fue usada para rociar el libro del pacto y al puebloen general en señal de ligamiento del pueblo al pacto. Ha-biendo sido rociado el pueblo, quedó comprometido a obe-decer a todo cuanto Dios demandaba. Dios, a su vez, que-dó comprometido a bendecirlos en todo según lo habíaprometido.

Es crucial entender que el antiguo pacto quedó selladosólo hasta cuando el pueblo fue rociado con la sangre delanimal degollado. De la misma manera, el pueblo israelitaquedó ligado al nuevo pacto sólo hasta que aceptó la san-gre de Cristo como requisito legal propuesto por Dios. LaEscritura indica que de todo el pueblo sólo 144.000 lo aceptó.

Beneficios del nuevo pactoComo fue en el antiguo pacto, así fue en el nuevo. Es

decir, Dios prometió al pueblo una larga lista de bendicio-nes a las cuales se harían acreedores sólo si aceptaban so-meterse al pacto. Entre esas bendiciones estaba el de serpueblo especial por sobre todos los pueblos de la tierra,tener un reino de sacerdotes, ser especial tesoro para Dios,tener abundantes cosechas, poseer riquezas, vivir seguroen su tierra sin temor a invasiones extranjeras, vivir conbuena salud, etc. En el nuevo pacto el pueblo no sólo seharía acreedor a semejantes bendiciones sino a la gloriosaposesión del Espíritu Santo, y por fin la vida eterna. El nue-vo pacto era portador de un regalo divino que no les fuedado mientras estuvieron regidos por el antiguo pacto, éseregalo fue el de la espiritualidad. Ciertamente durante elantiguo pacto el pueblo obedeció a su compromiso, sinembargo, su obediencia era mecánica y calculada, y en al-gunos instantes fue forzada y monótona. En el nuevo pac-to, gracias a la constante participación del Espíritu Santo, laobligación de obedecer a Dios desapareció. Esa obedienciano volvería a ser una obligación sino una demostraciónjubilosa, espontánea y constante. No volvería ser fría y te-diosa sino animosa y motivadora. Tampoco volvería a cons-tituirse en un compromiso sino en demostración abierta dedeseo de obedecer y de franca comunión. Los hijos de Diosen el nuevo pacto obedecen a Dios sencillamente porqueles nace del corazón. Su alabanza al Divino Nombre esespontánea y con denuedo porque sus sentimientos estánposeídos por Dios. El libro de los Hechos de los Apóstoles,que es la historia de la iglesia del primer siglo, abundante-mente informa de la actitud manifestada por aquellos quefueron rociados por la sangre del nuevo pacto, es decir, porla sangre de Cristo.

La obediencia y sujeción al nuevo pacto dejó de ser unacarga pesada para el pueblo israelita, no más desajustes deconducta, no más infidelidad hacia el Gran Creador, nomás intransigencia en el cumplimiento de las leyes divinas.La presencia del Espíritu en sus vidas es prueba fehacientedel éxito que el nuevo pacto tuvo en medio del pueblo quelo aceptó. Hechos 26: 6-7 declara:

“Ahora, por la esperanza de la promesa que hizoDios a nuestros padres, soy llamado a juicio; promesacuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nues-tras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios dedía y de noche...”.Aquellos que se concertaron con Dios por medio del

nuevo pacto firmado mediante el rociamiento de la sangrede Cristo, son testimonio vívido de la efectividad renovado-ra y de la presencia del Espíritu de Dios. Evidencia que

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fuertemente testifica de ellos: “Sirviendo constantemente aDios de día y de noche”.

Los gentiles y el nuevo pactoHasta este momento el contenido de este estudio ha gi-

rado exclusivamente en torno a los israelitas y a los benefi-cios obtenidos al concertarse con Dios por medio del nue-vo pacto. Posiblemente a estas alturas haya surgido en lamente de los lectores la pregunta respecto a qué hay conlos gentiles que aceptan a Cristo como salvador. Siendoque está escrito que Dios hizo el nuevo pacto con Israel,¿Tienen alguna participación los gentiles en ese nuevo pac-to? en caso que la tengan, ¿cuál es la participación de ellosen ese pacto? Porque obviamente los gentiles que han acep-tado a Cristo necesariamente deben estar relacionados aese pacto. Respecto a eso, la respuesta es un sí categórico.Los gentiles forman parte de ese pacto. Pero es necesarioponer atención a la situación para entender cuándo y cómoes que los gentiles forman parte del nuevo pacto. Póngaseatención a lo siguiente: Efesios 2:11-13 dice:

“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo voso-tros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamadosincircuncisión por la llamada circuncisión hecha conmano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cris-to, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a lospactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en elmundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que enotro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanospor la sangre de Cristo”.Dentro del rango de “mejores promesas” sobre el cual el

nuevo pacto fue concertado, estaba contemplado que losgentiles iban a ser involucrados.

En el tiempo de Israel, los gentiles que deseaban unirsea los israelitas debían primeramente ser circunsidados, sólohasta después de serles practicado ese rito era que podíanser tenidos como nacionales y participar de todas las ben-diciones divinas y de todos los mandamientos de obedien-cia. En el nuevo pacto el esquema ha cambiado totalmente,lo necesario no es circuncidarse sino aceptar a Cristo y creeren él como Hijo de Dios y mediador de un mejor pacto.Pablo es específico al decir que los gentiles, menosprecia-dos en otro tiempo por los judíos, han botado ese oprobioy por Cristo han pasado a ser connacionales con ellos. Tanasí es que los apóstoles tuvieron constante lucha en contrade los judíos que no aceptaron a Cristo, porque ellos conti-nuaban aferrados a negar a los gentiles el derecho de cali-dad de pueblo de Dios que por aceptar a Cristo les es ad-ministrado.

Interesantemente, Pablo también declara que por mediode Cristo, los gentiles ahora tienen acceso a las bendicionesdivinas, pero al mismo tiempo tienen el compromiso desujetarse a “los pactos de la promesa” que naturalmenteinvolucran el nuevo pacto. Lamentablemente la enseñanzarespecto a las buenas nuevas de salvación que hoy en díason esparcidas por todo el mundo no incluye enseñar queaceptar a Cristo y ser lavados con su sangre derramadasignifica exactamente aceptar concertarse con Dios por

medio del nuevo pacto; de hecho, millones y millones depersonas han aceptado a Cristo ignorando que con eso hanquedado obligados al nuevo pacto y a sus cláusulas, queson los mismos Diez Mandamientos de Éxodo capítulo 20.Hoy en día sólo se menciona el derecho a la vida eternacomo bendición por aceptar a Cristo, pero no se mencionala obligación de obedecer al nuevo pacto. Tal cosa es tanilógica como lo es pensar que Israel pubiera haber acepta-do ser el pueblo especial de Dios sin tener necesidad deaceptar el antiguo pacto. En palabras más claras, Es ilógicoy sin fundamento pensar que uno puede aceptar a Cristo ysu sangre redentora, y al mismo tiempo rechazar sujeciónal nuevo pacto. Si se leen con cuidado las palabras de Pa-blo en Efesios 2:11-13 entonces será fácil entender queaceptar a Cristo es involucrarse en los pactos de la prome-sa, mismos que incluyen el nuevo pacto.

De hecho, el nuevo pacto fue concertado entre Dios eIsrael, pero los gentiles son incluidos en él por aceptar aCristo como su salvador personal. La calidad de los gentilesrespecto a su ligamiento a Israel y al pacto está descrita porPablo de la manera siguiente:

“Si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú,siendo olivo silvestre, has sido hecho participante dela raíz y de la rica savia del olivo,...”(Romanos 11:17).Los gentiles convertidos vienen a gozar de las bendicio-

nes del nuevo pacto sencillamente porque han sido adheri-dos a la oliva, que es Israel, con quien fue concertado esepacto. Este es parte del misterio (Efesios 3:8) que en otrotiempo no fue dado a conocer, pero que fue hecho notoriovenido el tiempo del cumplimiento.

¿Ha aceptado usted el Nuevo Pacto?La pregunta que ahora conviene hacer es: ¿Ha aceptado

usted el nuevo pacto? ¿Le explicaron a usted que al mo-mento de sellar su compromiso con Dios aceptando a Cris-to como su salvador, adquiría la obligación de cumplir contodas las leyes encerradas en el código del pacto? Deberecordarse que aceptar a Cristo hace a la personainvolucrarse “en los pactos de la promesa” mencionados porPablo en Efesios que acabamos de leer. Si no se lo dijeron,¿qué piensa hacer? ¿Cree usted que puede vivir en Cristosin necesidad de aceptar el nuevo pacto? ¿Ahora que cono-ce la verdad respecto al nuevo pacto, podría decir que viveen él? Todo lector experimentado en las Escrituras sabemuy bien que la enseñanza del Maestro y la de sus apósto-les giró exactamente en torno al nuevo pacto. Además, to-das las demostraciones milagrosas hechas en la iglesia delprimer siglo fueron fruto innegable del Espíritu de Diosque fue derramado para dar potencia a quenes testificabande las grandezas del Señor. Recuérdese que, todas esasmaravillas formaban parte del nuevo pacto.

Posiblemente sea desafortunado el hecho de bautizar aalguien si antes explicarle que eso le hace concertarse conDios aceptando el nuevo pacto, el cual, valga la pena acla-rar, está regido por las mismas leyes que aparecen el Éxodocapítulo 20, a las cuales también se les llaman Diez Manda-mientos.

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¿Firmaría usted un documento legal sin antes conocer sucontenido? ¿Diría usted sí, a un compromiso sin saber antesa qué se va a comprometer? ¿Estaría usted en disposiciónde obedecer algo sin haber adquirido antes compromiso?¿Qué pasaría si usted ha adquirido un compromiso y ahorase da cuenta que existen reglas a las cuales debe sujetarse?Pues admítalo o no, quizás eso es lo que a usted le sucedió,de consiguiente, la sugerencia es ponerse a cuentas conDios cuanto antes posible. Cuando usted se bautizó adqui-rió un compromiso del cual nada le informaron, gracias aDios no es un compromiso con las leyes terrenas que nor-malmente son inflexibles cuando de castigar se trata.

Decir sí a un compromiso sin conocer primero sus impli-caciones, o estampar la firma personal sobre un documen-to sin conocer lo serio del compromiso, o comprometerse aobedecer algo sin conocer a cabalidad los pormenores, sonacciones a las cuales todo mundo guarda la debida precau-ción.

Los compromisos legales son serios y su incumplimientoes peligroso, ya que se corre el peligro de enfrentar unademanda judicial cuyo fin podría ser la cárcel para quienincumple su compromiso. El incumplimiento al compromi-so de obedecer al nuevo pacto tiene serias consecuenciasporque el derecho a la vida eterna está en juego.

La predicación actual del evangelio enfatiza nada máslos beneficios que de parte de Dios va a adquirir la perso-na, pero soslaya aclarar que esas bendiciones van acompa-ñadas del compromiso de obediencia a Dios. Posiblementela culpa de estar en desobediencia al nuevo pacto no sea

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de quienes lo han adquirido, sino de quienes llevan elmensaje del evangelio por todos los rincones de la tierra.Enseñar un plan de salvación incompleto no parece seruna idea feliz.

Tiempos de inadvertenciaCiertamente la muchas personas que a diario son bauti-

zadas desconocen el compromiso que en realidad estáncontrayendo con Dios. Fácil es decir que se es hijo de Diosy que en su divina voluntad van a gozar del reino prepara-do en la eternidad. Con todo, el gozo y bienestar ofrecidosa los obedientes es sólo una parte del paquete, la otraparte es la relacionada a la obediencia que Él demanda desu pueblo. Esos muchos deben saber que bendiciones yobediencia van juntas. Si al presente esta situación ha sidodesconocida por la inmensa mayoría, débese saber que esode ningún modo obliga a Dios a modificar lo que de ante-mano ha preparado con tal de justificar ha quienes desco-nocen lo que es el nuevo pacto, más bien son los humanoslos que debemos saber en qué consiste la salvación y porqué se dice que es gratis. Tal conocimiento conduce a lapersona a acatar las disposiciones divinas y a esperar anhe-lante alcanzar el galardón ofrecido.

Ciertamente, Dios disimula los tiempos en los cuales laspersonas carecen de suficiente luz para ver con claridad elpanorana que les rodea; pero cuando esa luz viene, y lamirada se vuelve normal, entonces es necesario tomar lainiciativa para obedecer al Autor de la creación: NuestroDivino Señor y Salvador Jesucristo.

©2000 DERECHOS RESERVADOSCon excepción de las fuentes citadas, el contenido es

propiedad del autor. Las citas bíblicas corresponden a laBiblia Versión Reina Valera 1995.

Andrés MenjívarTeléfono (403) 590-0667e-mail: [email protected]

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