Page 033

1
Máter, no veían con buenos ojos a la nueva Institución. La ministra Lee los persuadió sobre las ventajas y beneficios educativos, logrando, en una memo- rable reunión, convencerlos de que el proyecto se necesitaba para formalizar el funcionamiento de la nueva Institución. La lucha por las 60 hectáreas En la década de los 80, Panamá escribía un nuevo capítulo en la formación de la República. Luego de la firma de los Tratados Torrijos-Carter revirtieron al país gran cantidad de bienes y lotes a los cuales debía darse el mejor uso colectivo. En este contexto, la comunidad universitaria se lanzó en una cruzada para obtener los terrenos para su propio Campus Central Metropolitano. La oportunidad llegó al momento de revertir unos terrenos en las inmediaciones de la Vía Ricardo J. Alfaro. Estos, colindaban con las ofici- nas administrativas que mantenía la Universidad Tecnológica de Panamá en los edificios que antiguamente eran instalaciones de la Clínica Orillac. Se contempló la posibilidad que se estableciera la sede en los lotes que colindaban con la clínica. De acuerdo a Zía Elena Lee, había oposición porque se pretendía desarrollar un complejo habitacional en esa área. En las páginas de esta historia se distingue el activismo de la familia utepista. Estudiantes, administrativos, docentes, delegaciones de las sedes regionales, padres de familia y simpati- zantes de la comunidad. Todos estuvieron pre- sentes en las marchas, las protestas, como unidad y expresión genuina de una comunidad universitaria que dejó claro ante la faz del país que se debían obtener las 60 hectáreas para la UTP. El Ing. David Córdoba, recuerda que llegó un grupo de personal de mantenimiento de las áreas verdes, junto con un grupo de docentes y limpiaron la parte de la entrada alterna hasta formar un solar. “Luego vino el profesor Víctor Cano -si la memoria no me falla-, y dijo 'yo voy a dictar clase allí'. Dicho esto, llegó con su grupo, sus tizas, su tablero y se puso a dar clases en el lote. Así fuimos implantando bandera y tomando posesión de los demás lotes”. Fueron varios docentes los que imitaron esta sin- gular protesta. El ex rector de la UTP, Ing. Salvador Rodríguez, asegura que fue uno de los - 33 - El sueño por obtener los terrenos para edificar la UTP, tuvo como protagonistas a estudiantes, docentes y colaboradores.

description

 

Transcript of Page 033

Máter, no veían con buenos ojos a la nueva

Institución.

La ministra Lee los persuadió sobre las ventajas y

beneficios educativos, logrando, en una memo-

rable reunión, convencerlos de que el proyecto

se necesitaba para formalizar el funcionamiento

de la nueva Institución.

La lucha por las 60 hectáreas

En la década de los 80, Panamá escribía un

nuevo capítulo en la formación de la República.

Luego de la firma de los Tratados Torrijos-Carter

revirtieron al país gran cantidad de bienes y lotes

a los cuales debía darse el mejor uso colectivo.

En este contexto, la comunidad universitaria se

lanzó en una cruzada para obtener los terrenos

para su propio Campus Central Metropolitano.

La oportunidad llegó al momento de revertir

unos terrenos en las inmediaciones de la Vía

Ricardo J. Alfaro. Estos, colindaban con las ofici-

nas administrativas que mantenía la Universidad

Tecnológica de Panamá en los edificios que

antiguamente eran instalaciones de la Clínica

Orillac. Se contempló la posibilidad que se

estableciera la sede en los lotes que colindaban

con la clínica. De acuerdo a Zía Elena Lee, había

oposición porque se pretendía desarrollar un

complejo habitacional en esa área.

En las páginas de esta historia se distingue el

activismo de la familia utepista. Estudiantes,

administrativos, docentes, delegaciones de las

sedes regionales, padres de familia y simpati-

zantes de la comunidad. Todos estuvieron pre-

sentes en las marchas, las protestas, como

unidad y expresión genuina de una comunidad

universitaria que dejó claro ante la faz del país

que se debían obtener las 60 hectáreas para la

UTP.

El Ing. David Córdoba, recuerda que llegó un

grupo de personal de mantenimiento de las

áreas verdes, junto con un grupo de docentes y

limpiaron la parte de la entrada alterna hasta

formar un solar. “Luego vino el profesor Víctor

Cano -si la memoria no me falla-, y dijo 'yo voy a

dictar clase allí'. Dicho esto, llegó con su grupo, sus

tizas, su tablero y se puso a dar clases en el lote. Así

fuimos implantando bandera y tomando posesión

de los demás lotes”.

Fueron varios docentes los que imitaron esta sin-

gular protesta. El ex rector de la UTP, Ing.

Salvador Rodríguez, asegura que fue uno de los

- 33 -

El sueño por obtener los terrenos para edificar la UTP, tuvo como protagonistas a estudiantes, docentes y colaboradores.