Páginas desdesumaria_relacion_cosas_NE_58-99 (1)

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; n , . 1 1 i 11 t \ ¡, \ . , \ .'>.ttt hHI•>i<> • tll'ttl.t, ) lt.ty tllll) 111111tln.ub.\ isLts t'llll<' ('lb:-., y l.llllll l.t 11111\ll'lllll los j>tlCLIS, <jll!' dijtTOII \lT ;l(ltiiiLltl:t de ('1!'11 t Ítttbdt·s. Y 11o soLtlltl'lllc los pocLts, como S{ncct en la 'J'rap;t'dill prillHT;t ll;nnada llhculcs l'urcns carruine; pero aun muchos de los historiadores, a los cuales siguiendo San Isidoro, lib. 14. cap. 8. Ethi- 11/0logiarwn, dice que tenía cien ciudades otro tiempo. Pero rearguye Solino en su Polistor, cap. 35, y dice que aquellos fueron muy pró- digos en el hablar y dar loores demasiados: non stipata centum urbi- llus, sicut perhibent qui prodige lingua largiti sunt, sed magnis et ambitiosis oppidis. Confiesa empero tener algunos grandes y famosos lugares y poblaciones; y puesto que le dieron los poetas demasiados y fingidos loores, cerca de esto todavía los mereció verdaderos por mu- chas excelencias que tuvo, de las cuales cuenta Salino y Estrabón, lib. lO; Diódoro, lib. 6, cap. 15; y Plinio, lib. 4, cap. 12; y San Isi- dro, lib. 14, cap. 6, Ethim., y otros muchos poetas e historiadores. La hrrandeza de ella, según Plinio, es de longura: de oriente a poniente doscientos y sesenta mil pasos, que hacen 90 leguas, y de latitud no excede a cincuenta mil, que son 16 leguas; y en circuito y boje tiene quinientos ochenta y nueve mil, que cumplirán no cabales 200 leguas .. Esta es cuenta de Plinio, donde arriba Estrabón, refiriendo a otros, dice que tiene de luengo dos mil trescientos estadios y más, que hacen 96 leguas, y de circuito cinco mil y algunos más estadios, que será 206 leguas. Por manera que cuanto a la grandeza, bien podrán tres Cretas o Candias caber en la isla Española; cuanto a la templanza y fertilidad, dicen Salino y San Isidoro: que antiguamente se llamaba Macarone, que en griego significa ser templada por la clemencia del cielo y fertilidad y bondad de la tierra. Plinio dice,. lib. 25, cap. 8, que las cosas que en ella se crían son infinitamente mejores que las que nacen en otras partes de aquel género: el vino· señaladamente que en ella se hace es excelente; y abunda en campos. para pastos de ganados, mayormente para ganado de cabras: ciervos no los hay; las lechuzas y serpientes no pueden vivir en ella, y si acaso de otra parte allá las llevan, luego se mueren, según dice Salino y San Isidro; lobos ni zorras ni animal ponzoñoso alguno no lo tiene. según todos y Plinio, lib. 9, cap. 58; excepto arañas ponzoñosas, según Plinio, allí, y según Salino, que se llaman phalangia, cierta especie de arañas chiquitas, y que dando una picada mata a un hombre, Plinio, lib ... cap. 24, y Solino, cap. 16 de su PolistOT, y San Isidoro, lib. 14, cap. 6. Tiene abundancia de cedros, según Plinio, lib. 16, cap. 24, principalmente sobre unos montes o sierras altas que nunca carecen de nieve, y según Salino, si los cortan tornan a reverdecer. Hay en ella una yerba, según Plinio, lib. 25, cap. 8. y Solino y San ' 1 ',( \1 \1\1.\ 1.:.1 1 \«.11 J;'\j • i 1\tdlllo, ljlll' \(' ll.tlll.l dtl.llllllOS y j¡,tlttllOII, O quiÓ Sllll d11s l"ii.IS yt'l h,t\, de 1. 1 1 u;tl pmH' Plinio gt ,mdcs vit tudcs y electos e11 _llllll lt,ts p;trtcs. v Solino y s, 1 n lsidmo ponen que si la muerden 110 se stcnte l·l_ lt:ttnlnt· por todo el día. Otro de los efectos suyos que ponen es, que st 1111a ('a- bra es herida con una saeta, 1 u ego la va a buscar y comiéndola le salta la saeta del cuerpo. Otro efecto tiene, y es: que a las mujeres que tie- nen dolores de parto las ayuda luego a parir o les apalea los dolores y para esto no de las ramas, ni de la fruta o flor de ella, de las hojas, bebidas con agua, se han de aprovechar, las tiene jantes a las del poleo. También afirma esto Teophrasto, hb. 9, cap. lh de la Historia de las plantas. Estas cosas son en las que se pueden cotejar la isla Española con la de Creta, dejadas muchas fábula_s e historias con que aquélla fue por poetas e historiadores de las cuales se tocarán algunas abajo cuando la matena lo pidiere. Ya, pues, se ha visto que la Española excede a aquélla en longura. anchura y redondez de toda ella; en la templanza y suavidad de los tiempos, clemencia de aires y cielo y fertilidad ?e la . queda también manifiesto: porque aun allí había en oerta sierra siempre nieves, que por la mayor parte donde quiera que están, al menos los lugares que ocupan y los que alcanzan propincuidad de ellas no suele ser buen vecino y al cabo son estériles. Si aquella tenía muchas .Y grandes poblazones, como dice Salino, a que ésta tenía infinitas v llena de infinitas uentes: no eran muy grandes, pero toda cuan estaba de g:ntes llena. Es de esta multitud manifestísimo o ' 1 argumento que toda la isla Española, con todas las demás que e tocan, son sanísimas: no tenían entre sí guerras; no padecían hambre ni pestilencias; nacían y multiplicaban cada día infinitas cada mujer casada tenía comúnmente tres y cuatro y cmco hiJOS, como parecerá, y morían viejos. De necesidad la gente había de ser infinita, porque ésta es conclusión universal _Y que donde no hay guerras ni hambres y faltan pestllenoas siempre nacen más gentes que mueren. Otro argumento y señal es y será al que quisiere mirar en ello manifiesto, que como las labranzas que t_enían eran en montones de tierra, y no fácilmente con las aguas y v1entos se deshacen, no hallarán en toda la isla rincón que no haya sido amontonado por su orden, lo cual es de sus claro vest_igio, y por consiguiente haber habido innumerables vecmos. Yo creo nerto que pasaban de tres y de cuatro cuentos los que halló vivos Colón y los suyos; y que esto sea así que más de ,las digo, persuádoles por este cammo: el remo de DIO- doro, lib. 1, cap. 3, afirma, tiene de luengo dos mil estadiOs, que son casi ochenta y cuatro leguas, y de ancho mil sesenta, que hacen

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    todo.-. 'o11 d, elb n;11111;tles. 1.;1 r;un de b 1111111 itud de Solino, co11 viene a saber: porque llllltca salieron de su tierra a buscar ni infestar a otras, sino vivan en ellas pacficos. Las naciones y multitudes de ellas y diversidades de lenguas que en todas estas Indias haba cuando a ellas vinieron los nuestros, tampoco se puede por hombre alguno encarecer como se podran numerar. ~~~ Cuanto al color dice Estrabn que los indios que estn hacia el

    tiooi7. medioda son algo semejantes en el color a los negros; pero no son ,i:I,~~. crespos como ellos, porque participan de los aires hmedos y tem-11~~Jor piados. Los que estn y viven ms hacia el polo rtico que llaman :~~;Km boreales, dice que son semejantes en el color a los naturales de Egipto. ~~ viV. De aqu parece que nuestras Indias alcanzan mejor aspecto del cielo

    ~~a y mejor disposicin de tierra y clemencia de aires y otras causas par-:;,~ue ticulares, y por consiguiente son las tierras ms templadas, pues las ~~ gentes de ellas tienen mejor color, y ms llegada a la mediocridad , en c1 de los extremos dos, negro y blanco, que ninguna de las de la India, a los cgipto. que ha sido siempre tan nombrada y celebrada. ,.tros La razn es, porque segn Tolomeo en su CuadripartitoJ y Hali su

    ~ei~: intrprete, cap. 2, e Hipcrates en el Tratado de aere et aqua et ~~gida regionibusJ y Alberto Magno en el lib. 2 y 4 de Natura locorumJ ~id.!~- la causa del color negro en los hombres principalmente es el gran

    e~~;,_ calor del sol en las regiones clidas, el cual quema o deseca los hu-dnde mores de ellos y asa las caras y rostros y enmagrece los miembros, y

    ed~eg~o as vence la complexin caliente en sus cuerpos, y por consiguiente ,~~:S. su figura y color de sus cabellos es segn la natura de los de donde

    salen. Y porque la complexin de la naturaleza es muy clida, ne-cesariamente han de ser negros; y porque los poros de sus cuerpos no son ductivos ni desembarazados por la sequedad del cuerpo por donde pasan, por tanto de necesidad han de ser en gran manera cres-pos. Y contra esto no falta quien diga que no es regla cierta, porque en las islas se han visto hombres blancos, y cerca de all muchos y gente negra: y junto a la equinoccial comienza la Nueva Guinea y corre al levante: ms no sigo esta opinin por no ser de autoridad grave. Volviendo a mi primer discurso por el contrario en las tierras que son mucho fras, como las que estn sobre el sptimo clima, que tendr de latitud de 50 hasta 63 grados, donde hace poco calor en el esto y en el tiempo' del invierno mucho fro que vence el calor, el cual incluye o encierra las fumosidades y vapores en los cuerpos ta-pando o apretando la superficie o tez de los cueros, causa los cuerpos humanos blancos, y por el enceramiento de las fumosidades son los cabellos rubios, blandos, extendidos, o como dicen correntias; y por-que el calor natural que est encerrado e incluso en los cuerpos se

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    '1 Lw de las l'llmosidadcs y vapores hmedos mucl10s homlli('S, de aqu ts que los cuerpos de los tales naturahncnte son grandes como p;IJTU' en los ingleses y alemanes y las otras gentes que moran sohre el sl:pti1no clima y desde adelante. De lo dicho se sigue, segn Hali, y los que viven sobre la lnea equinoccial como participen de la templan1;1 de ella.

    Son de color algo azafranada, o como decimos loros: y porque 10das estas Indias y regiones por latitud 1,800 leguas son temperat-simas y felicsimas algo ms y algo menos, segn la figura del cielo y clemencia de los aires y disposicin de la tierra, que unas provin-cias y tierras alcanzan ms y mejores que otras, de necesidad se sigue ser la color de todas estas gentes entre blanco y prieto, mediada, en unas partes ms cercana a lo blanco y en otras ms a lo negro, pero en todas en mediocridad o mediana manera, y por consiguiente los cabellos de todos son llanos, blandos, y comnmente tiran ms a ne-gros y todos correntos, segn todo se ha visto y se ve por larga ex-periencia; y as parece que del color de estas gentes se puede colei!;ir la templanza de este orbe, y de la templanza misma su color y tam-bin sus costumbres y sus entendimientos.

    Trtase de las causas que hacen a un hombre de mejor y ms sutil entendimiento que otro) y pnese la primera) que es por las in-fluencias de los cielos.

    Despus de haber dado nouoa particularizadamente de las cali-dades y bondades de la Espaola, cuanto al sitio y figura del cielo y disposicin de la tierra, con todo lo a esto perteneciente, y en co-mn la misma materia tratado de todas estas Indias, se ha de hablar y se entiende generalmente lo que se escribe, lo que concierne a las gentes naturales, vecinas y moradores de ellas, y despus consiguiente-mente se tocar universalmente lo que conviene decir en este prop-sito en el libro principal: porque no es de este lugar, que hara historia de inmensidad, en donde se probarn las cinco consideracio-nes que intento y slo apunto en este discurso que principalmente se han de intentar: la una declara la disposicin y habilidad natural en lo tocante a los actos del entendimiento y a las otras potencias que al entendimiento sirven: la segunda mostrar las especies de prudencia de que usaban y con que se regan; la tercera cul fue y de qu es-pecie la gobernacin que tuvieron; por la 4

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    Cranse unas races y llmanse guayagas, y, hacen de ellas pan que coman por todas aquellas islas: son como cebollas albarranas, grue-sas, y las ramillas y hojas que salen fuera de la tierra de ellas obra de dos o tres palmos, parecen algo como de palmitos de los que hay en Andaluca, puesto que son ms angostas y ms lisas que las de los palmitos. Hcese el pan de esta manera: que en unas piedras speras como rayos, las rayan como si se rayase un nabo o zanahoria en un rayo de los de Castilla, y sale de l masa blanca, y haden de ella unos bollos redondos, tan grandes como una bola, los cuales ponen al sol, y luego pnense de color de unos salvados o afrechos; estn al sol uno, dos y tres das, y al cabo de ellos se hinchen de gusanos como si fuese carne podrida, y quedan eso mismo tan negros como un negro algo deslavado que tira a pardillo; despus que ya estn en esta dis-posicin, negros y hirviendo de gusanos tan gordos como piones, hacen unas tortillas de ellas, que ya es masa cuanto a la blandura y ser correosa como la de nuestro trigo; y en una como cazuela de barro que tienen ya sobre unas piedras y fuego debajo caliente, ponen sus tortillas, y donde a un rato que estn cociendo, de un lado las vuelven del otro, donde bullndose los gusanos, con el calor se fren y mueren, y as se quedan all fritos, y este es el pan que usan mucho los indios de aquellas islas, y si se comiese antes que se parase prieto, no estu-viese lleno o con muchos gusanos, los que lo comiesen moriran, que tal ponzoa es.

    Tenan los indios otro pan que llamaban cazbe, y este es el mejor pan que debe haber en el mundo, despus del de trigo, porque es muy sano y muy fcil de hacer, y pocas personas y. en pocos das puede aparejar cantidad para provisin de mucha gente y sustentarse mucho tiempo. Este defecto tiene: que para solo, no tiene sabor ni gusto,

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    'dilo 1'"1 o; pl'ro con manjar que haga cocina sabrosa, y tamhi(n p:1t.t ( llll kcltl', muy mejor es que aun el de trigo.

    PtH'St', nase y csese y ansase de la manera siguiente: ltac:JII ''""" " d . 111.1 y 101 los indios unos montones de tierra levantados una vara de rne tr y v '"""'

    l(IH' tenan en contorno nueve o doce pies, el uno ap_artad~ del _otro t P"' dos a tres pies, todos por su orden, rengleras de dos mil y d1ez rml_ de lncng"O, y otras tantas de anchura, segn la cantidad que determma-h:t poner, y hechos los montones tomaban la plai_Ita, que son t~nas ramas tan altas como un hombre y como los sarmientos de las ndcs cuando estn tiernos y verdes con sus yemas, puesto que muy m;s gruesas y an ms hermosas y ms verdes oscuras que los sarmientos que digo de nuestras vias, y hacen pedazos de ellas de a palmo o poco ms de palmo e hincan seis, u ocho, o nueve de ellas, las yemas hacia arriba, en la corona de cada montn por su orden, apartados 1mo de otro, a la manera de un alquerque con que entre nosotros se juega con tres o cuatro rengleras; segn el montn es dentro todo en la tierra, salvo dos dedos o tres que dejan fuera, y la postura dicha en tiempo que no llueve sino que en polvo est la tierra, debe ser; sobreviniendo despus las aguas prenden aquellos pedazos que de a palmo fueron puestos, y de cada yema, que de las que quedaron fuera de la tierra se produce su ramilla, y stas van creciendo, y cuanto las ramas crecen y suben en alto por de fuera tanto se arrai-cran y crecen dentro de la tierra las races, as en grandeza, que ser de dos y tres palmas, de la hechura de zanahoria, aunque no de ~quella color, como en gordura, que llega a ser gruesa como una pierna Y a la pierna como un muslo, y otras veces, segn la fertilidad de la tierra, algo ms. Luego como son presos aquellos pedazos de planta, en las puntas de ellos brotan las hojas.' y creciendo crecen. ellas Y. de las ramas principales nacen otras ramillas y luego sus hoJas enCima de las puntas de ellas: son las hojas como una mano abiert~ ~ exten-didos los dedos. Es muy hermosa, verde oscura, con una hst1lla que tira algo a coloradilla o un poquito bermejuela. Cuando esta labranza es ya de 4 o 5 meses, que hace capa ~a hoja, es tan he~~osa_ de ~er de lejos y de cerca que ni nuestras v1as por mayo m JUlllO, n1 otra al(J'una huerta ni labranza puede parecer ms hermosa; mayormente cubando la labranza es grande, que tiene 20 o 30 mil montones de luengo juntos y 5 o lO mil de ancho, porque ocupa gran campo. Slo carecen de olor, del que abundan las vias en Castilla. Despus de puestas estas plantas, hasta un entero ao no estn las uces para hacer pan de ellas sazonadas; puesto que ha necesidad, bien se podra hacer y comer: de un ao en adelante pudese coger y hacer pan, pero mejor despus de ao y medio pasado, y mejor de dos, y duran

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    los Vil" JOS, que del p.111 de t 1 igo h;u ;l'>(' y Id( ne 11111)' (lt-lg;do y 11111)' tn;s 1 indo y hlanco p;ILI poner a la mesa para los S('J-totTs, o c; 1.-.i como unas hermosas ohkas. ( :ua11do es rallada la yuca e11 unos cueros de pescado como cazn, que los indios llamaban lihuca, el cual cuero tenan apegado a una piedra, o cubierta la piedra con el sobre que rallaban, y las tortas delgadas que de esta masa rallada en aquellos cueros llamaban jaujao. En las piedras comunes rallado, hacan las tortas ms gruesas para mantenimiento de muchas gentes, y as cuando queran lo diferenciaban. Despus de puesto al sol, aquellas dos o tres, o cuatro horas, o pocas ms, en las cuales se seca y hace bizcocho, como es dicho, cuando se hace en cantidad ponen las tortas en unos cadale-chos de palos o caas sobre unas horquetas, medio estado altas del suelo, y dura dos o tres aos sin daarse, tan buena como si hubiera un mes que se hubiera hecho; pero lo han de guardar de goteras y de agua porque luego se deshace y no aprovecha para cosa sino para echarlo a ganado de hocico y a las aves. Tiene cada persona que co-mer en dos arrobas de aquel pan o de aquellas tortas un mes bueno en abundancia. Sale comnmente de cada millar de montones dos-cientas arrobas, que son cien cargas de los indios, porque a dos arro-bas se les tas la carga cuando cargaban. Hay muchas tierras que de un milln de montones se sacan 150 y 170 cargas de pan cazabe que cada carga tiene las dos arrobas dichas; y reducida toda la facilidad con que se hace, planta y cra y amasa este pan, y el aprovechamiento de l a cierto compendio y brevedad, sbase as: que veinte personas de trabajo que trabajen un entero mes seis horas no ms cada da, harn tanta labranza de estos canucos, que dije llamarse, cuanta puedan comer de pan 300 personas en dos aos, y antes me acorto que alargo: mayormente que arada la tierra con bueyes, como hay de ellos tan grande abundancia, y alzando los montones con azadas de hierro, no como los pobres indios, que con un palo de una braza, tostada la punta, y en tierra virgen y dura la cavaban, es manifiesta hoy la ventaja: amasadn y cocerN 1 '

    Si( ili;t, ni ('11 Italia. ni c11 toda Esp;ula; y como los espafiolcs 110 l1;ty.lll vt'nido a las Indias por otro fin, ni hayan tenido intento,

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    " ntnulf'l IIH'go l.1 IHorHI.HI. fertilidad. ttlnpLt111.a } ~;111idad de todas Lts ' Indias si se 1 onsidn;1~1 r1 general as en islas y tierra firme y partes

    de ~,lla, aunque cstt'~11 de t'stas distantes. Pero para mayor noticia y :;:; dandad de esto es bien de notar, que as como los mdicos dicen que ;e pa~a cono~:er la naturaleza y disposicin del cuerpo humano es nece-,;,1:' s~no consrderar n? slo la raz o la causa superior y universal, con-::, vrene a saber el cielo o cuerpos celestiales indisposicin y movimien-.t tos; pero tambin debe el mdico tener consideracin de la raz o na causa infer_ior, y esta es la complexin y disposicin de la persona: e por esta I~I~ma manera es en _el propsito, conviene a saber que para

    haber notiCia d~ las tierras sr son aptas y dispuestas para la habita-CIOn humana; SI son templadas o destempladas, o enfermas; si son pobladas o frecue~t~das much? ~ poco de los hombres, se requiere que. tengamo_s noticia y conoCimiento de la causa universal, que es el crelo: convrene a saber, segn el filsofo 2, de crelo et mundo, cap. 7, y en otras partes; de la moderacin y mediocridad, templanza o ex-ceso y destemplanza que se causa por la distancia o propincuidad de la va o camino del sol: porque la mucha distancia causa el mucho fro, y la mucha propincuidad o vecindad causa el excesivo calor, y tambin de las particulares causas o especiales por respecto de la tierra y disposicin de ella; y de aqu es que puede acaecer y acaece

    q~e por el aspecto y figura del cielo est alguna tierra favorecida y dispuesta, por su templanza y mediocridad, para la habitacin hu-mana, y para los animales y arboledas y frutos de que los hombres tienen para vivir necesidad; y por las causas inferiores conviene saber por la di~posicin de la tierra, de sierras o valles y aires, o de otros mconvementes que concurren, no sea proporcionada ni conveniente para ser habitada o mal habitada, o del todo inhabitable; y por el contrari?, por el aspecto y figura del cielo ser disconveniente y des-proporCionada para habitarse o ser naturalmente inhabitable, y por la buena disposicin, sitio y compostura de ella y de los montes, valles y aires que en ella hay ser convenientsima y proporcionable para la habitacin humana. Cinco causas particulares se pueden colegir de lo que dejaron escrito los filsofos y astrlogos, que pueden concurrir, o alguna de ellas, para que alguna tierra sea mal habitada o del todo inhabitable, aunque en conveniente y proporcionada distancia del sol: la primera por ser aquella tierra cubierta de algn pedazo de mar o de otras aguas dulces, como lagunas o lagos, o cinagas; la segunda porque la tierra es estril e infructuosa, que ni nace yerba, ni rboles, como los arenales de Egipto o de Etiopa; la tercera, cuando est

    oc~pada de serpientes o malas bestias, como en algunas partes de Etiopa y en otras de la India o Tapobrana, son algunos montes que

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    ll.nn;111 dt 1110 o doradtiS, llenos de gritos) lronrrig;ts y olt;ls lw~ti;l\, la ULII t a por Lt d isposicin o figura de algunos luga11s, mo11 L11 ~. 111011 tes o va llcs, que son i nha hita bies por el exceso de 1 calor o 1 t o que en ellas por su mala postura o sitio hace; la quinta, por rat.II de ser el aire de aquella comarca mucho y clemasiadamente su ti 1, o t'll 111ucho exceso gTueso, espeso y tupido, o por otra causa particular. Por el contrario: es posible que en tierra cuyo sitio est en descon-veniente y desproporcionada distancia del sol, las cuales, cuanto al aspecto y figura del cielo fueran inhabitables o mal habitables, por el concurso de cinco causas contrarias a las cinco susodichas; con-viene a saber: siendo la tierra enjuta de agua de la mar y de lagunas y de cinagas, que es contrario de la primera; y siendo la tierra frtil, fructuosa de yerba y de rboles y frutas, y el terruo grueso, jugoso y su buena color, que es contrario a lo segundo; y que carece de bes-tias fieras y ponzoosas, contrario de la tercera; y porque es tierra exenta, descubierta, no habahada ni sombra, las sierras o montaas altas, de cara el sol, los valles no cubiertos de espesas nieblas, que es contrario de la cuarta; los aires de la comarca no demasiadamente sutiles, ni gruesos, sino llegados a mediocridad, que es contrario de la quinta causa. De aqu es lo que de los montes hiperbreos se dice, los cuales por la figura del cielo estn en la extremidad del mundo, debajo del polo rtico o del norte, el cual tienen encima de la cabeza, y 1~ lnea equinoccial por horizonte, y el da es de seis meses y ele otros tantos la noche: haban de ser inhabitados por el excesivo fro; empero cuentan de ellos las historias, que moran en ellos unos pue-blos y gentes que dicen ser beatsimas, que nunca mueren sino de hartos y cansados de vivir: se suben a una pea alta, de donde se des-pean a la mar. As lo cuenta Plinio en el lib. 4, cap. 12, y Solino en su Polistor, cap. 26, y Pomponio Mela, lib. 3, cap. 5. Estrabon, lib. 15, dice que algunos tenan por opinin que vivan mil aos: de ellos tambin habl Macrobio, de Somno Scipionis, lib. 2. Didoro tambin dice de ellos muchas cosas, en especial de su religin, lib. 3 cap. ll, y otros autores: la razn de aquello, asigna Licomiense, segn refiere Aliacona, opsculo de Imagine mundi, cap. 12, diciendo que aquello acaece por la figura y disposicin ele aquellos montes; porque tienen la superficie hacia el sol polida, o ele su naturaleza clara y cncava, y por esto reciben y retienen la lumbre del sol, y por consiguiente el calor suficiente para que no haya por all tanto fro y sean defendidos y conservados los moradores de aquellos montes, que los vientos natu-rales de la regin, que son fros, no les sean nocivos y empecientes.

    En estas nuestras Indias tenemos tambin ejemplos de lo que deci-mos, y en la lnea equinoccial: la nral, por respecto del cielo, es man-

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  • rn;uq;tt y conwr 111111lr.r~ \cns, prH's por la nrultitud y grandcr;r dl'l n1ncho cdor qut' dt"ntro tienen, abundan cu rJIIIChos espritus 11 huel-~os y humores, los n~;tlcs sou gruesos, bastos y tupidos por la mucht-dumhrc y tupimicnto y grosedad del mucho mantenimiento, y por ser poca la exhalacin o respiradero de los dichos esp~itus o huelgos y humores, y porque de la abundancia del mantenimiento se en~cndra mucha sangre y mucho calor, y por esto su virtud es siempre fue-te: por esta causa son naturalmente animosos, y no temen las heridas: casi la natura conocindose as misma por la abundancia de la sangre; pero temen mucho las fiebres o calenturas por la abundancia de los humores, y porque tambin de la abundancia del manteni-miento procede grosedad y turbulencia o confusin, y humosidad de los espritus: de aqu es que no pueden ser bien ingeniosos ni inte-lectivos o de ascendrada razn; y Alberto dice: que los tales son gruesos y torpes en el entender, estlidos, santochados, atronados y de poco juicio. Todas estas propiedades comnmente vemos convenir a alguna nacin de los cristianos, que por su honra callar. Por el contrario, las gentes que moran en las tierras y regiones calientes no en exceso, segn el filsofo mismo y Alberto y los dems, como las de Asia, que es regin que se llega al medioda, cercana a la va del sol, son ingeniosos y artificiosos y de buenos entendimientos, pero fltales la animosidad, y no son tan esforzados como los otros. La razn pone Santo Toms en el sptimo de la Poltica, leccin F', y Alberto, y es natural como la susodicha; conviene a saber: porque los moradores de las regiones clidas, el calor exterior, que es el de la

    a: misma regin, abre los poros y caminos, y hace botar y exhalar fuera h- y perderse lo hmedo, el cual lleva consigo el calor que est dentro ;~ natural, por lo cual han de ser de necesidad de poca sangre y de

    poco calor, y por consiguiente han de tener pocos espritus, aunque ' claros y limpios y bien representativos para servir al entendimiento,

    y por esto son bien intelectivos, ingeniosos y artificiosos, y aptos naturalmente para las obras de razn, ms que otras naciones, por la sutileza y limpieza de los espritus; pero son tmidos y cobardes y de poco nimo: stos no temen las fiebres o calenturas, casi cono-cindose a s misma la naturaleza y carecer de materia de humores corruptos, pero las heridas s temen mucho por defecto de la sangre v falta de calor natural. Aristteles, en sus Problemas, partcula 14, problema 15, pone otras razones naturales o de otra manera, por ser todas o de todas, un fundamento, y dice as: que la misma causa

    ,, por la cual los viejos son ms sabios que los mozos, por aquello lm e que moran en tierra caliente son naturalmente m;s sabios y para

    las ciencias m;s hbiles que los que viven o habitan en tierras fras.

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    1 .\1.1 l aw.,;t es h multitud o poqut'dad de lo c't!ido: porque por l'l , alor exterior que lleva tr;1s s el natural interior, como dicho e~, los , icjos son m;s quietos y sosegados, y menos sujetos a las yasloiH's 'lll

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    de t'ilo~ IHO llllty lll'tlll~as tspigas. Stnhr t;nnhit.'n ct'had;t por all y sali mucha y lllttna dl' ella, y de all adelante lo mismo.

    Al propsito tomando, aunque no acaezca esta diferencia o varie-dad er~ algunas plantas ni en los animales, pero mucha y grande alt~raon causa en los frutos y simientes que dan la calidad del lugar Y_ tierra dond~ son puestos. Lo mismo es en las inclinaciones, condi-Ciones y propredades naturales de los brutos animales, y tambin de los hombres.

    De aqu es, segn dice Alberto, que los sabios filsofos cn dili-?;encia consideran dos cosas juntamente: la primera, el horizonte de

    c~da lugar y lo que responde al tal lugar, la figura y aspecto de los nelos o estrellas; la segunda, la virtud y calidad de los lugares, casi segundas estrellas, y de estas dos cosas pronostican de la naturaleza de la cosa que en aquel lugar nace o se engendra. La razn es: porque las estrellas y cuerpos celestiales no influyen sus virtudes inmediata-mente, sino mediante algo, por lo cual de dos medios usan: el uno de su ra~o, y el otro el lugar continente: que se dice continente, por-que_ contrene o comprende en s las cosas que se engendran, como es la tierra para los hombres y animales, o el aire para las aves, y para los peces el agua. Todo lo susodicho es del filsofo, en el 79 de las Polticas, y de Tolomeo en su Cuadripartito, y Hal su intrprete, Avicena e Hipcrates, de Acre et aqua, et regionibus, y de Santo To-ms sobre el 79 de las Polticas, y lo postrero de todo, particular-mente Alberto Magno lo dice en el tratado de Natura locorum

    dist~ncin 1~, caps. 59 y 10, y en la distincin 2~, cap. l, y en otro~ capltulos de aquellas dos distinciones y en otras obras suyas.

    Y es menester que consideremos, segn Santo Toms, en el lugar ale~ado, leccin 5

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    e k ,\1111 e y. e 1.1\'e'l" ele- \le .'iiii;Jl ;1, t'l e u;li -,, epll\o ILil cr m;ttstrT dt' ~~~ orden ciiiJILI \oltliiLHI dl' b reina. y illl' JttTcsario que don Alonso de C;rd ('litre sus hierros de andar cargado de hierro y armas, y con esta !llcl nacin y soltura se sali de su tierra. Ofrecironsele dos caminos a esta sazn: el uno con el gran capitn a Npoles, y el otro con Nicols de Ovando, comendador de Lares; y en el inter que se aprestaba el co-nJCndador para ir al gobierno de las Espaolas volvi Corts a Mede lln, y como mozo y enamorado, entr en una casa, por las paredes, de un recin casado: eran las paredes viejas y abrumadas, arruinron-,,c de suerte con el peso de la persona y armas de Corts, que vinieron al suelo con gran ruido, al cual sali el seor de la posada, y como lo hall cado cerca de su puerta le quiso matar, y una buena vieja, su ~uegra, lo estorb: qued muy malo de la cada, y le resultaron unas cuartanas de un gran tiempo, y por esta causa no se embarc con el comendador. San despus y fuese a Valencia, pnrque no poda tener

    a~iento en un lugar, que pareca, segn su desasosiego, que la suerte le llamaba a que pasase adelante; y aunque tuvo gana de ir a Italia, no lo hizo y andvose a la flor del berro y lleno de necesidades y muchos peligros, en casi un ao que se detuvo, como hacienda que no tiene dueo.

    Al fin tornse a Medelln ya cansado de duelos tomados por su voluntad. Estuvo all algn tiempo con sus padres, y con su bendicin pas a las Indias, de 19 aos, el de 1504, en una nao de Alonso Quin-tero. Tuvo gran tormenta, sin que nadie supiese de s, ni en qu paraje estaban, y hallndoles la navegacin en semana santa, el vier-nes santo, a hora que el sol se pona, pareci una paloma sobre la gavia, que fue anuncio de la bonanza de la mar, que luego ces la tor-menta con el buen pronstico que ya Corts se deba imaginar en sus grandes pensamientos; lleg su viaje, y tan destrozado y roto con slo paos menores, como dicen, y como no hall en Santo Domingo al O'obernador comendador Ovando, que estaba fuera de la isla con mucho ;-., espacio en la pacificacin de ella, y l vena en hbito no conocido, tom del tiempo y de la necesidad la comodidad que hall en la tierra para poder pasar la vida como hombre que estaba en la ajena. Acari-1e y hospedle un caballero de aquella ciudad de Santo Domingo, que se llamaba Gonzalo de Guzmn, casado con doa Isabel Maraber, el cual se estaba algunas veces en un trapiche de azcar que tena en

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    1 L1111.'1, 1 11.111o kglt.t'> t~es padeci su muerte, y sabe Dios por qu cammo: al _fm son )lUCIO~ de su alta sabidura, y no es dado a los hombres el JUzgar, aunque sea a otros hombres, sus secretos ni imaginaciones, y por es~os casa-mientos se empezaron los nimos de Corts y de Dtego Vela~quez a inflamar y a encender, el cual prendi a Corts. l, como ammoso y maoso, quebr el pestillo del candado del ce~o, toma la espada y r~ dela del alcaide, abri una ventana y descolgase por ella y fuese a 1: iglesia. Velzquez le quiso sacar con m_~a y engao, y a~nque Cortes anduvo recatado, le prendieron y met1eronlo en un nav10 sobre s

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    .1 1111 l1.1lo y nl.ltH Ll d1 g;IJLtdos donde !'sLlba (') gobernador J)ieoo V('LzqtH'I, y llc!/1 a tielllpo que e.~laha 111irando el libro de Lt d~spensa. que a la ;erdad era muy escaso, y eso le ech a perder l'll todas sus n:sas:. I Jan~~: a, la puerta Co~ts, aunque la hall ahiert;, y dijo .11 que rcspondw como era Cortes que quera hablar al seor ouher-nad:l;, y tras esto entrse aprisa al aposento de Velzquez, el c7tal le

    l~mw por verle armado a tal hora: rogle que cenase y descansase sm ;ecel~. Corts ~e replic que no vena sino a saber las quejas que de el tema y a. satisfacerlas y a ser su amigo y servidor: tocronse las manos por amigos, y despus de muchas plticas durmieron en una c~ma, donde lo_ s hall Diego de Ore llana a la maana. Con esto vol-

    el 1 vreron a a amistad pasada, y a falta de otras muchas personas a quien 10 h b' d a Ja n?ga_ o se encargasen de la armada que pretenda hacer para el

    ~1 " clescuhnmiento ~,e la. Nueva Espaa, y no haban aceptado la em-'" p;esa, se la ofrecw y dw ~ Corts. l la abraz y acept con todo cora-,1 Z(:n, Y sacado. n~mbramr~nto de descubridor y capitn general del

    ~" d:c~o descubrnmento, ahst su partida antes hecha que imaginada. :r~ \ elaz9uez, com_o ~e vio tomar la cosa tan de veras, y conocindole

    su bno y atrevrmrento, y temiendo lo que poda ser, como lo fue, y con !os. malos terceros que andaban de por medio, tuvo gran arre-p.entrmrento d_e lo hecho y procur estorbarle, y le hizo mil estorba-cwnes y agravios por quintarle o que dejase la jornada.

    Sinti Diego Velzquez grande afrenta de ver que a su pesar Corts camina: que la imaginacin le representa el claro fin que el cielo le destina. De cosa, ni de s no se contenta; cien mil contrariedades imagina; de da, ni de noche no reposa, ni buen medio tomar acierta en cosa.

    ~e. todos sus amig-os anda esquivo VIVIendo melanclico, apartado; mucho tiempo anduvo pensativo y casi de las gentes afrentado. Por una parte el corazn altivo le tiene de Corts maravillado. por otro, ver la empresa que as pierde, el nima de rabia le remuerde.

    La muestra de rique7as que ha trado el capitn Grijalva nuevamente;

    la nol i1 ia del IJIIIIHio no sabido qu(' ahora ILt descubierto d occidente: temor que el extremeo que all l'S ido seor ha de ser de l con poca gente, y el no poder prenderle ni estorbarle, causan que en infernal pena se halle.

    Pensando est cmo castigue y dome a aquel que su ventana le contrasta, y hasta que venganza de ello tome paciencia y sufrimiento no le basta. Dormir no puede ya, y apenas come, que humor de sus entraas propias gasta. y en su desvanecida fantasa vino en visin la misma en que se rea.

    l se despach, y a su pesar y acechanzas se vino a Guaniguanico. donde hizo alarde de su gente, y lista de armas y municin y bastimen-tas, que de todo iba harto poco, y an estando all y antes envi correo con pliego de revocacin de los poderes el nombramiento en personas de la armada de Corts; y Juan Jurez, su cuado, sali al camino y quit el pliego y le consumi en el fuego; y sin embargo, tuvo orden cmo llegasen otros poderes a Diego de Ordaz y Pedro de Alvarado y otros para el dicho efecto, y que le deshiciesen y prendiesen: todo hecho con grandsimo secreto, y debajo de l le convidaron algunos a un banquete y comida; y sabe Dios si era para cumplir la voluntad de Velzquez. Corts acept la fiesta, y llegada la hora recogise a su capitana fingindose malo de un dolor de estmago y otros achaques, v casi adivinando el lance los llam e hizo una pltica discreto y ama-Lle y muy llena de prudencia, y aun de promesas; e hzola con tanta persuacin, que asegur los nimos de todos y l qued con mucho

    ~osiego, y todos le siguieron con mucho amor y paz prometiendo que en la fe y seal de su bandera, que llevaba la cruz, le seguiran hasta morir o vencer por Dios y por l: y era la bandera de fuegos blancos y azules, con una cruz colorada enmedio, y alrededor un letrero en latn, que (en) romance dice: Amigos, sigamos la cruz, y nos, si fe tuviremos, en esta seal venceremos. Pues con esta promesa pasaron a su viaje. Los efectos de l, los sucesos y grandezas quin los sabr decir ni escribir, aunque m1ts se anime, y Diego Velzquez sienta su desdicha en tan gran fortuna de su opsito.

    En cuntas cosas ciega y desatina a los que tienen ya por desechados.

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    hltlllll.l, q11c jtllg:Hb htt divina con l:llll:t :tdmiracin de los pasados! Y cuando a dar favor se determina qu medios toma nunca imaginados! quitando de delante trompezones y allegando las buenas ocasiones.

    A Julio Csar hizo que no abriese la carta que la vida le importaba; a Galva que su fin no previniese, pues claro en los ageros se mostraba; por otra parte a \Vamba, que rey fuese por fuerza, cuando menos lo pensaba, y a Pertinax de muerte receloso le hizo emperador muy poderoso.

    Y porque mucho no nos apartemos trayendo ejemplos de la antigua historia, el que en Velzquez y Corts tenemos darn de lo que digo fe notoria. Notorios, digo, son los dos extremos: del don y privacin de honor y gloria al uno inconvenientes va poniendo, y al otro los caminos va barriendo.

    Descubre a Yucatn la no sabida Francisco Hernndez Crdova llamado, tierra firme poblada y bastecida mejor que hasta all se haba hallado: do slo sac el riesgo de la vida de treinta y tres heridas lastimado, huyendo, muertos veinte compaeros, sirvieron los dems de mensajeros.

    As, que la noticia con que l vino, la muestra de riqueza que traa crey Diego Velzquez ser camino que su dichosa suerte le ofreca. Arm a Juan Grijalva, su sobrino, y a rescatar a Yucatn le enva: lleva doscientos hombres escogidos con armas y rescates prevenidos.

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    No quino yo manchar, ui Dios lo quicr;J. del pecho sabio el ;uimo invencible cuyo blasn fijado all;'t en la esfera contiene, todo es poco. lo posible; ni aquella temeraria fuerza fiera con que allanaste casi lo imposible: que es agotar a mano un mar copiOso, slo dir de paso lo forzoso.

    ., '

    Cosas grandes son: no hay saber humano que las alcance: partini-lar nimo y diligencia quisieron corazn muy diferente y alma de los otros hombres. Qu discursos se pueden hacer ni decir en casos tan extraordinarios del uso comn en los caminos de las gentes que van como tropezando en todos sus hechos, sin fiar nada de s aunque les parezcan muy llanos?

    A Corts en estas dificultades le creca el nimo, y como otro Csar echaba sus suertes a lo que pudiera suceder, casi lleno siempre de una gran confianza, con que acab grandsimas hazaas que nadie pudo ni podr pintarlas al vivo, ni en entendimiento humano pueden caber sus alabanzas, pues Dios le escogi para que en su nombre hiciese tan divino hecho.

    Ahora al gran Corts que va en tu nombre y slo en ti el intento soberano, le encargas el remedio de tanto hombre, carga, Seor, de esfuerzo ms que humano: y con peligros, porque el caso asombre, el oro vas tocando de tu mano, por descubrir quilates de aquel pecho a quien cometes el divino hecho.

    Y todo se le ali tan bien en su buen tiempo y fortuna, que a medida del deseo fueron los sucesos con los fines conseguidos por tales manos, como por tan valientes corazones, que se las ayudaron a em-plear por particular gracia, dndole Dios tales compaeros y come-litones, de quien dice Terrazas prometiendo de sus alabanzas sus gloriosos hechos.

    Tiempo vendr que haga la memoria que ahora por el tiempo se me impide, pues no son dignos de menos honra y gloria los por nombrar, ni es justo que se olvide.

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    Y volviendo a nuestro intento digo, pues, que plantado en el Pn " '" qlli!lil 11111 '.,te santo tribunal el ao ante~. lo envi tambin el siguiente de ". ,.., ,,.,,. y ruwl 1"11 1 '171 a sta su gran ciudad mexicana, y como metrpoli y cabeza de to :;', .. .''';,:~ dos ellos. A los cuatro de noYiembre se recibi y jur en su catedral ~:.711 ' metropolitana iglesia por el virrey don Martn Enrquez, que a la ,:vn los gobernaba, y por la real audiencia y cabildo eclesi;stico Era "'""" dor K"rttr.l y seglar con todo el resto, y tanto aplauso y demostraciones de con- "" 1''1''"

    1 ('lid!' tcnto como a tan santo y recto ministerio se deba. nat ,.,, .. IIO~l.

    Era en esta coyuntura inquisidor general en Espaa y en la mo- P. flfnj'r ,., narnu{a de sus estados el cardenal de Siguenza don Diego de Esni- ""1,1""' .,,

    "l ' c.. 1 ~fexico 11 nosa, presidente Juntamente de Castilla, y eligi por los primeros in- p,.,,"~ Mol

    de C.onln

    rmsidores de este nuevo tribunal al doctor don Pedro Moya de Con- "'~' ... .'; t reras, natural de villa Petroche, de la dicesis de Crdoba que poco armt.t_., ...

    ' de Ml''-H. haba lo era en :Murcia, y a pocos aos fue arzobispo de Mxico, g"""'""'.' 0 ' \'sitador y gobernador, y muri presidente del Real ConseJ o de Indias; ~.:;::';,','t"':

    .. J>rt''IH)tll(t'

    ' al L1c. don Juan de Cervantes, canniO'o de Canaria y natural de de .a '" O dtcnn;r 11 .11

    :tquella Isla, que mun vmiendo en la navegacin; y por fiscal al Lic. v .kt , nHt1tl1"

    don Alonso Fernandez de Bonilla, natural de Crdoba, promovido m,.,""'" 1

    .. y dt,pun uego a mqmsidor, el cual, de all a tiempo fue a visitar la real pmi