Pan Diario 06 De Febrero De 2009

5
Lucas 9:51-62 Cuando se cumplió el tiempo en que Él había de ser recibido arriba, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén. Lucas 9:51

Transcript of Pan Diario 06 De Febrero De 2009

Page 1: Pan Diario 06 De Febrero De 2009

Lucas 9:51-62 Cuando se cumplió el tiempo en que Él había de ser recibido arriba, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén. Lucas 9:51

Page 2: Pan Diario 06 De Febrero De 2009

La visión periférica nos permite estar al tanto de lo que está a nuestro alrededor mientras nos mantenemos centrados en nuestro objetivo. Lo que vemos con el "rabillo del ojo" puede ser útil, a menos que nos distraiga de nuestro objetivo.

Durante las semanas previas a la Pascua, al pensar en la cruz, puede que quedemos atónitos al ver cómo nuestro Señor se acercaba intencionalmente a la ciudad donde sabía que Le esperaban la crucifixión y la resurrección. "Cuando se cumplió el tiempo en que Él había de ser recibido arriba, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén" (Lucas 9:51). A partir de ese momento, los ojos de Jesús estuvieron puestos en la cruz. Todo obstáculo para cumplir la voluntad de Su Padre se convirtió en parte de Su visión periférica. Cuando un hombre profesó interés en seguirle, Jesús le dijo: "Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios" (v. 62). El problema de este hombre probablemente no era su familia (v. 61), sino su enfoque. No podemos avanzar mientras miramos lo que hemos dejado atrás.

Tampoco las exclamaciones de "Hosanna" ni los gritos de odio pudieron disuadir a Jesús de Su meta de "dar Su vida en rescate por muchos" y pagar el precio para librerarnos (Mateo 20:28). ¿Dónde está tu enfoque hoy?

Page 3: Pan Diario 06 De Febrero De 2009
Page 4: Pan Diario 06 De Febrero De 2009

Jesús reprende a Jacobo y a Juan

51 Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. 52 Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. 53 Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. 54 Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? l 55 Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; 56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

Los que querían seguir a Jesús

57 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.

58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. 61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. m 62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

Page 5: Pan Diario 06 De Febrero De 2009

9.51 A pesar de que Jesús sabía que enfrentaría persecución y muerte en Jerusalén, siguió adelante sin vacilar. Esa clase de determinación debiera caracterizar nuestras vidas también. Cuando Dios nos traza la línea de acción, debemos seguir adelante sin variar nuestra determinación, sin importar los riesgos potenciales que nos esperen.

9.53 Después que Asiria invadió Israel, el reino del norte, y lo reestableció con su gente ( 2 Reyes 17.24–41 ), la mezcla de razas se llegó a conocer como samaritana. La «pura raza» de judíos odiaba esta «mestiza» de samaritanos, en recompensa, estos también odiaban la judía. Surgieron muchas tensiones entre ambos grupos, a tal grado que los viajeros judíos que iban de Galilea a Judea desde el sur, a menudo preferían caminar dando un rodeo para no atravesar el territorio samaritano aunque esto prolongaba mucho más su viaje. Jesús no mantuvo esos prejuicios y envió mensajeros para preparar las cosas en una aldea samaritana. Sin embargo, rehusaron recibir a estos viajeros judíos.

9.54 Cuando los samaritanos rechazaron a Jacobo y Juan, estos no solo quisieron sacudir el polvo de sus pies ( 9.5 ). Quisieron venganza al pedir que cayera fuego del cielo sobre la gente, así como Elías hizo con los siervos de un malvado rey de Israel ( 2 Reyes 1 ). Cuando otros nos rechazan o se burlan, quizás también sintamos lo mismo. Sin embargo, debemos recordar que el juicio pertenece a Dios y no debemos esperar que Él use su poder para materializar nuestros deseos de venganza.