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Manual de

Oraciones Encuentro Líderes 2018

“No es más espiritual orar más, sino escuchar a Dios en la oración”.

Papa Francisco

¡Escucha y pasarán cosas extraordinarias!

“Escucha, Israel: Yahvé, nuestro Dios, es el único Yahvé. Y tú amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón,

con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.

Dt 6, 4-5

Índice

Introducción I es momento de escuchar

Uno I Es hora de empezar

Dos I ¿De qué tienes miedo?

Tres I Vuelve a lo básico 1) Gratitud 2) Conciencia 3) Momentos significativos 4) Paz 5) Libertad 6) El prójimo 7) Oración final

Cuatro I Da el siguiente paso 1) Concentración 2) Reflexión 3) Conversación 4) Compromiso

Cinco I Escucha su voz

Seis I Enciende tu alma. Algunas lecturas espirituales para reflexionar. 1) Mensaje del Papa Francisco: “Una jornada para escuchar” 2) Confesiones de San Agustín: “¡Tolle Lege!” 3) San Francisco de Sales: “En las fuentes de la alegría” 4) Santa Teresa de Jesús: “Nada te turbe”

Siete I El Rosario Guía para rezar el Rosario

Ocho I Redescubre la misa 1) La Misa Esquema de la misa 2) Misal Lecturas misa 22 de marzo Lecturas misa 23 de marzo 3) La Confesión Modo de confesarse

Nueve I Top de apps

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Si has optado por hacer una experiencia de Dios más íntima, que te lleve a transformarte en la mejor versión de ti mismo, debes estar decidido a cerrar la brecha entre la persona que eres y la persona que Dios te llama a ser.

Necesitas desarrollar cierta disciplina y fuerza interna, con la finalidad de alcanzar una madurez en tu vida espiritual que te disponga a “escuchar”, la voz de Dios que te habla de una manera particular.

Recuerda que Dios tiene una visión mucho más grande para ti y quiere trabajar a tu lado; esfuérzate por estar consciente y con una disponibilidad interior para escucharlo y prestar atención a su voz.

En este cuaderno de oración, encontrarás un apoyo para disponerte a la escucha de Dios, por medio de una metodología y pasos a seguir, que te sean de utilidad dándote estructura y manteniéndote enfocado en las resoluciones que hagas a nivel espiritual.

Se te presentan una serie de textos elaborados por distintos maestros espirituales, con el propósito de que diariamente tengas la oportunidad de adentrarte en ellos. En la medida que combines disciplina y una apertura a la gracia de Dios, podrás experimentar discreta y sutilmente la voz de Dios que te llama a crecer y cambiar para convertirte en la mejor versión de ti mismo.

Finalmente podrás encontrar también otros recursos, como la guía de oración para el rezo del Rosario, la confesión y las lecturas del día de la misa.

Muchas veces estás acostumbrado a escuchar la palabra, rezar u orar, pero ¿sabes el significado y la diferencia?

El rezo “es una oración ya preestablecida, como el Padre Nuestro, el Ave María, entre otras. Por lo contrario, la oración es el diálogo que espontáneamente establecemos con Dios”.

La oración “es buscar a Dios, es ponernos en contacto con Dios, es encontrarnos con Dios, es acercarnos a Dios”. Santa Teresa de Calcuta la define como “Orar es hablar de amor con alguien que nos ama”.

3 / Manual de Oraciones

introducción Es momento de escuchar


En síntesis, el rezo es una oración ya establecida, lo contrario a la oración que es el diálogo que uno establece con Dios; pero ¿qué es la meditación?

La meditación es la reflexión intima que se realiza sobre un tema espiritual o trascendente, se puede hacer con la ayuda de la Biblia, algún libro de espiritualidad, o simplemente contemplando la creación a través del día a día de nuestra vida; y su propósito es escuchar lo que Dios espera de mí: “Señor, ¿qué quieres que haga?”.


uno Es hora de empezar

Si estás inquieto porque piensas que no sabes cómo rezar, quédate tranquilo. Hacer oración es más fácil de lo que supones.

En silencio y desde el fondo de tu corazón, háblale a Dios y trata de escucharle como lo harías con un gran amigo, mentor o maestro.

Este sencillo manual de oraciones puede ayudarte en este camino de oración y de transformación.

Empieza hoy con diez o cinco minutos. Más adelante podrás sentir el deseo de tomarte más tiempo. Comienza enfocándote en lo básico, reordena tu dinámica de actividades espirituales, ten la seguridad de que pronto verás cosas extraordinarias.

Cualquier cosa que te haya impedido ser la persona que Dios te llama a ser, no te limita a volverlo intentar, deja que estas palabras de Marianne Williamson te ayuden a reflexionar un poco.

“Nuestro miedo más profundo no es el de ser inapropiados. Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos. Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad la que nos atemoriza. Nos preguntamos: “¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?” en realidad, ¿quién eres para no serlo?, eres una creatura de Dios.

Tu juego a ser insignificante no sirve al mundo. No hay nada de iluminación en hacerte menos, con el fin de que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor.

Todos podemos brillar, tal como lo hacen los niños. Todos nacimos para manifestar la Gloria de Dios que se encuentra en nuestro interior. Esta gloria no está dentro de unos cuantos, está dentro de todos nosotros. Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.”

dos ¿De qué tienes miedo?

Repasa y reflexiona en los momentos de las últimas 24 horas en los que fue una buena y una no muy buena versión de ti. Habla con Dios sobre estas situaciones y lo que aprendiste de ellas.

02 Conciencia Comienza agradeciendo a Dios en un diálogo personal, por todos los motivos o situaciones que tengas para estar agradecido hoy.

01 Gratitud


tres Vuelve a lo básico

En el proceso para mejorar tu oración, tendrás que tomar en cuenta todo lo que tienes. Recuerda que Dios nos habla en cada momento y tal vez lo que necesitas es volver a las bases, para escuchar la voz de Dios. Tómate 5 minutos o el tiempo que necesites para meditar y sigue esta secuencia de pasos que te pueden ser de utilidad.

Identifica algo que hayas experimentado hoy, trata de escuchar lo que Dios puede estar tratando de decirte por medio de este evento.

Háblale a Dios sobre como Él te invita a cambiar tu vida, para que puedas experimentar la libertad de ser la mejor versión de ti mismo.

En la noche antes de irte a descansar, ora y da gracias a Dios por un día más de vida, es importante agradecer por los momentos que viviste en el día. Asimismo, toma la decisión de hacer tu oración de la mañana siguiente.

Encomiéndale a Dios cualquier persona que sientas que necesite de una oración, pidiéndole a Dios que los bendiga y guíe.

Pídele a Dios que te perdone por cualquier falta que hayas cometido (en contra de ti mismo, de otra persona, o en contra de Él) para que te llene de paz profunda y duradera.

03 Momentos significativos

05 Libertad

07 Oración final

06 El prójimo

04 Paz


cuatro Da el siguiente paso

La oración es un caminar. Para aprender a caminar, se deben seguir los mismos principios de la física: fricción, gravedad, impulso, etc. Sin embargo, aun cuando los principios son iguales para todos, cada uno camina de modo diverso. La oración sigue un patrón similar, al inicio se empieza con lo más elemental, hasta que se desarrolla un ritmo y estilo propios*.

Si crees que estás listo para profundizar, dedica al menos 15 minutos de tu día para tu oración. La siguiente estructura te puede ayudar a ir más allá. Su objetivo no es coartarte, sino dar una organización concreta para mejorar tu oración.

1. Concentración

Ponte conscientemente en presencia de Dios y comienza diciendo:

- Dios, Tú que realmente estás presente en este momento de oración, te pido que me escuches…

- Sé que tienes algo que decirme. Tú propiciaste este encuentro... - Hoy necesito escuchar tu Palabra, y yo la quiero escuchar… - Deseo convertirme en la mejor versión de mí mismo…

El lugar en que oras influye. Por eso búscate un lugar en el que puedas orar bien. Para algunos, será al pie de su cama o en su oficina. Otros preparan un rincón agradable que les facilite la oración y que les invite a realizarla. Asimismo, puedes encontrarte un taburete o un reclinatorio, un crucifijo, una imagen, la Biblia entre otros elementos que te pueden ayudar.

2. Reflexión

Las palabras más claras de Dios son los versículos de la Biblia. Pero habla también a menudo, a través de algún libro de espiritualidad. Cualquiera que sea tu lectura ten presente lo siguiente:

- Lee el texto lenta y calmadamente buscando señales. - Usa tu imaginación para entrar en la escena y pregúntate: ¿quién, qué,

cuándo, por qué? - Observa las acciones y reflexiona qué significa eso para ti.

*Tomado de John Bartunek. (2011). La mejor parte. México: El Arca Ediciones. P. 23


3. Conversación

Diariamente tomamos decenas de decisiones, algunas grandes otras pequeñas. Procura que Dios desempeñe un papel decisivo en la toma de ellas, para ello:

- A partir de la lectura encuentra un punto que te mueva y detente. Trata de escuchar lo que Dios está diciéndote.

- Dile: Dios tengo este problema… La situación es… Con estas circunstancias… - Ahora dile desde el fondo de tu corazón... “Habla Señor, que tu siervo te está

escuchando, ¿Qué crees que debería hacer?” ¿Qué necesito hoy para ser esa mejor persona que puedo ser?

*Las distracciones en la oración te informan también a veces de lo que te preocupa verdaderamente, de lo que te anima, de lo que puedes presentar ante Dios y de lo que puedes confiarle. También puedes escribir los asuntos pendientes, que te vienen a tu mente mientras oras y que no quieres olvidar, para retomarlos en la oración.

4. Compromiso

Si eres capaz de distinguir la voz de Dios de entre las demás voces, podrás reconocer su voluntad. Cierra ese momento de oración y:

- Renueva tu compromiso de seguir a Dios incondicionalmente. - Anota primero los puntos e ideas de las resoluciones que obtuviste, segundo

anota lo que sientes que Dios pudiera estar pidiéndote. - Agradece a Dios ese tiempo de diálogo y termina con una oración.

cinco Escucha su voz

Es momento de que encuentres tu lugar en la historia. El mundo no necesita a otra Madre Teresa. El mundo te necesita a ti, te corresponde encontrar tu papel y cumplir tu misión dentro del plan de Dios que tiene pensado para ti, pero esto solo será posible si te muestras disponible para Él. Por eso esfuérzate por ser un santo y sé tú mismo.


seis Enciende tu alma

Enciende tu alma con lecturas, cuyos mensajes te ayuden a escuchar la voz de Dios, y así tomes resoluciones que te ayuden a convertirte en la mejor versión de ti mismo. Es importante que en tu selección de libros o lecturas, conozcas el contexto en el que fueron escritos y el mensaje que se quiere transmitir.

Maximiza el impacto del mensaje utilizando la estructura y siguiendo cada paso que se te recomienda para profundizar en tu oración. Verás que mientras lees y reflexionas, la gracia de Dios te inspirará y motivará a convertirte en todo lo que eres capaz de ser.

Los textos que a continuación se te presentan fueron escritos por excelentes autores y son valiosos por sus enseñanzas. Hoy en día estos guías y maestros espirituales son ejemplo de escucha y de intimidad con Dios.

1. Mensaje del Papa Francisco: “Una jornada para escuchar”

Esta homilía del Papa Francisco es tomada de la misa matutina en la capilla de Santa Marta, con

motivo de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, 23 de Junio de 2017. El Papa Francisco

en su pontificado se ha enfocado en el aspecto de la misericordia, la humildad, la sencillez y la

inclusión de todos a la Iglesia. Este discurso en particular invita a estar atentos y tomar la elección

de escuchar la voz de Dios, mediante una actitud de pequeñez para ser fieles a ese llamado que

nos hace.

Entre las muchas jornadas especiales que se celebran por los más variados motivos, sería útil dedicar una «jornada para escuchar». Sumergidos como estamos en la «confusión», en las palabras, en las prisas, en nuestro egoísmo, en la «mundanidad», corremos el riesgo de hecho de permanecer «sordos a la Palabra de Dios», de «endurecer» nuestro corazón, y de «perder la fidelidad» al Señor. Es necesario «detenerse» y «escuchar».

Cuando nosotros no nos paramos a escuchar la voz del Señor terminamos por alejarnos, nos alejamos del Él, damos la espalda. Esta actitud conlleva consecuencias: «si no se escucha la voz del Señor, si escuchamos otras voces. Y de tanto cerrar los oídos, nos convertimos en sordos: sordos a la Palabra de Dios».


Nadie puede sentirse fuera de esta situación, todos nosotros, si hoy nos paramos un poco y miramos nuestro corazón, veremos cuántas veces — ¡cuántas veces!— hemos cerrado los oídos y cuántas veces nos hemos convertido en sordos.

¿Qué conlleva esta sordera? «Cuando un pueblo, una comunidad, pero decimos también una comunidad cristiana, una parroquia, una diócesis cierra los oídos y se hace sorda a la Palabra del Señor, busca otras voces, otros señores y termina con ídolos, los ídolos que el mundo, la mundanidad, la sociedad les ofrece». Se aleja, de hecho, «del Dios vivo».

Cada uno de nosotros hoy puede preguntarse: “¿Me detengo para escuchar la Palabra de Dios, tomo la Biblia en las manos y me está hablando?»; y también: «¿mi corazón se ha endurecido? ¿Me he alejado del Señor? ¿He perdido la fidelidad al Señor y vivo con los ídolos que me ofrece la mundanidad de cada día? ¿He perdido la alegría del estupor del primer encuentro con Jesús?».

De aquí la invitación “Escuchad, hoy, la voz del Señor”, “No endurezcáis vuestro corazón”». Y la sugerencia para la oración personal: «Pidamos esta gracia: la gracia de escuchar para que nuestro corazón no se endurezca».

2. Confesiones de San AgustínLibro Primero

CAPÍTULO XII

La conversión total a Dios («¡Tolle, Lege!»)

Confesiones es un libro en el que San Agustín escribió acerca de su juventud pecadora y de cómo

se convirtió al cristianismo. Fue un modelo para otros autores cristianos, por su aporte de filosofía

y teología. Entre las ideas más importantes de este texto se encuentran las que se refieren a la

interioridad y escucha a la voz de Dios.

29. […] Pero he aquí que oigo de la casa vecina una voz, como de niño o niña, que decía cantando

y repetía muchas veces: «Toma y lee, toma y lee» (Tolle Lege, Tolle Lege).

De repente, cambiando de semblante, me puse con toda la atención a considerar si por ventura había alguna especie de juego en que los niños acostumbrasen a cantar algo parecido, pero no recordaba haber oído jamás cosa semejante; y así, reprimiendo el ímpetu de las lágrimas, me levanté, interpretando esto como una orden divina de que abriese el códice y leyese el primer capítulo donde topase.


Porque había oído decir de Antonio que, advertido por una lectura del Evangelio, a la cual había llegado por casualidad, y tomando como dicho para sí lo que se leía: Vete, vende todas las cosas que tienes, dalas a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y después ven y sígueme (Mt 19,21), se había al punto convertido a ti con tal oráculo.

Así que, apresurado, volví al lugar donde estaba sentado Alipio y yo había dejado el códice del Apóstol al levantarme de allí. Lo tomé, lo abrí y leí en silencio el primer capítulo que se me vino a los ojos, que decía: No en comilonas y embriagueces, no en lechos y en liviandades, no en contiendas y emulaciones sino revestíos de nuestro Señor Jesucristo y no cuidéis de la carne con demasiados deseos (Mt 19,21).

No quise leer más, ni era necesario tampoco, pues al punto que di fin a la sentencia, como si se hubiera infiltrado en mi corazón una luz de seguridad, se disiparon todas las tinieblas de mis dudas.

30. Entonces, registrando el códice con el dedo o con no sé qué otra señal, lo cerré, y con rostro ya tranquilo conté a Alipio lo sucedido, quien a su vez me indicó lo que estaba pasando por él, y que yo ignoraba. Pidió ver lo que había leído; se lo mostré, y puso atención en lo que seguía a aquello que yo había leído y yo no conocía. Seguía así: Recibid al débil en la fe (Rm 14,1), lo cual se aplicó él a sí mismo y me lo comunicó. Y fortificado con tal admonición y sin ninguna turbulenta vacilación, se abrazó con aquella determinación y santo propósito, tan conforme con sus costumbres, en las que ya de antiguo distaba ventajosamente tanto de mí.

Después entramos a ver a mi madre, indicándoselo, y se llenó de gozo; le contamos el modo como había sucedido, y saltaba de alegría y cantaba victoria, por lo cual te bendecía a ti, que eres poderoso para darnos más de lo que pedimos o entendemos (Ef 3,20), porque veía que le habías concedido, respecto de mí, mucho más de lo que constantemente te pedía con sollozos y lágrimas piadosas.

Porque de tal modo me convertiste a ti (Sal 50,15) que ya no apetecía esposa ni abrigaba esperanza alguna de este mundo, estando ya en aquella regla de fe sobre la que hacía tantos años me habías mostrado a mi madre. Y así convertiste su llanto en gozo (Sal 29, 12), mucho más fecundo de lo que ella había apetecido y mucho más caro y casto que el que podía esperar de los nietos que le diera mi carne.


3. San Francisco de Sales: “En las fuentes de la alegría”

Los años convulsionados en Francia, después de la Reforma Protestante, formaron el fondo de la

vida de San Francisco de Sales. De ahí que sus escritos adquirieron una gran fama por su defensa

a favor de la fe. Junto a Santa Francisca de Chantal fundó la Orden religiosa de las Hijas de la

Visitación de Santa María, a quien dirige esta carta donde las instruye como mensaje central a una

vida de humildad, oración y servicio a Dios.

De entre todas las virtudes, os recomiendo las dos más queridas de nuestro Señor, las que tanto desea que aprendamos de Él: la humildad y la dulzura de corazón; pero poned atención en que sean virtudes del corazón, recordando lo que ya os he dicho: que es una de las grandes astucias del diablo el conseguir que muchos se entretengan en decir palabras y dar muestras externas de las virtudes; pero, como no examinan los afectos de su corazón, creen que son mansos y humildes sin serlo en absoluto.

Hay que mantenerse firmes en estas dos queridas virtudes: la dulzura para con el prójimo y la amabilísima humildad para con Dios... Hay que arrancar de cuajo el afán de preferencias y privilegios, pues nunca se tienen tantos honores como cuando se los desprecia; y además nos turban el corazón y nos hacen caer en faltas de dulzura y de humildad. En suma, hay que tener el corazón dulce para con el prójimo y humilde para con Dios.

La humildad hace nuestro corazón dulce… es la primera y el fundamento de las demás. Nunca llegaremos a la altura de la perfección del amor de Dios sin habernos rebajado profundamente por la humildad.

Nuestro Señor estima tanto la humildad que no tiene dificultad en permitir que caigamos en pecado con tal de sacar de esto una mayor humildad. Nuestro Señor ama tanto la humildad que prefiere correr el riesgo de que perdamos todas las demás virtudes con tal de que la conservemos.

Cuanto más trabajo os cueste la santa humildad, más gracia os proporcionará… Quien desee muchas gracias ha de sentir humildemente de sí y no envanecerse. El gran secreto para mantener mucha devoción es tener mucha humildad.


El sagrado don de la oración está preparado en la mano derecha del Salvador, que lo derramará en vuestro corazón tan pronto como éste se vacíe de sí mismo, es decir, del amor de vuestro cuerpo y de vuestra propia voluntad. O sea, cuando seáis humildes.

Hay que amar lo que Dios ama: Él ama nuestra vocación, amémosla nosotros también sin entretenernos en pensar en la de los demás; cumplamos con nuestro deber; llevar cada uno su cruz no es demasiado.

Servid a Dios con mucho ánimo y lo más que podáis, en los ejercicios de vuestra vocación... rebajaos con gusto a aquello cuya corteza parece menos brillante, si veis que Dios lo quiere; pues de cualquier manera que se haga la voluntad de Dios, no importa que sea por acciones elevadas o bajas. Suspirad con frecuencia para que vuestra voluntad esté unida a la de Dios.

Tened paciencia con todos, pero sobre todo con vos misma. Quiero decir que no os turbéis por vuestras imperfecciones y que siempre tengáis el valor de levantaros de ellas: me alegro de que cada día empecéis de nuevo; no hay nada mejor para avanzar en la vida espiritual que volver a empezar, sin creer nunca que ya se ha hecho bastante.

No perdáis ninguna ocasión, por pequeña que sea, de practicar la dulzura de corazón para con todos. Es preciso tener un corazón bueno, dulce y cariñoso hacia el prójimo, especialmente cuando nos parece pesado y desagradable, ya que entonces no tenemos otra razón para amarlo sino el respeto al Salvador, lo que, sin duda, hace al amor más excelente y más digno, puesto que es más puro y más libre de condicionamientos efímeros.


4. Santa Teresa de Jesús: “Nada te turbe”

Santa Teresa de Jesús fue una monja, fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos, mística y

escritora española. Entre sus múltiples escritos se encuentra este poema que al meditarlo, ayuda a

desarrollar la semilla de espiritualidad, confianza y escucha a Dios. Es ideal para esos momentos

difíciles, que todos tenemos.

Nada te turbe,Nada te espante,Todo se pasa,Dios no se muda,la pacienciatodo lo alcanza;quien a Dios tienenada le falta:sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,al cielo, sube,por nada te acongojes,nada te turbe.

A Jesucristo siguecon pecho grande, y venga lo que venga,nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?es gloria vana;nada tiene de estable,todo se pasa.Aspira a lo celeste,

que siempre dura;fiel y rico en promesas,Dios no se muda.Ámala cual merecebondad inmensa;pero no hay amor finosin la paciencia.

Confianza y fe vivamantenga el alma,que quien cree y esperatodo lo alcanza.

Del infierno acosadoaunque se viere,burlará sus furoresquien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,cruces, desgracias;siendo Dios su tesoro,nada le falta.

Id, pues, bienes del mundo;id, dichas vanas,aunque todo lo pierda,sólo Dios basta.


siete El Rosario

1. Señal de la Cruz. Acto de Contrición.

Se formulan las intenciones personales para el Rosario.

2. “Primer misterio:…” Padrenuestro.3. Diez Avemarías.4. Gloria.5. “Segundo misterio:…”

Padrenuestro.6. Diez Avemarías.7. Gloria.8. “Tercer misterio: ...” Padrenuestro.9. Diez Avemarías.10. Gloria.

11. “Cuarto misterio: ...” Padrenuestro.12. Diez Avemarías.13. Gloria.14. “Quinto misterio: ...” Padrenuestro.15. Diez Avemarías.16. Gloria.17. Salve.18. Un Padrenuestro, tres Avemarías

y un Gloria por las intenciones del Santo Padre.

19. Letanías Lauretanas.20. Oración.

Si se reza por la tarde se termina con el Ángelus.

El Rosario no es una oración para ancianas canosas con mucho tiempo libre. Es una oración dirigida a la Santísima Virgen María, siendo un medio en el que nos acercamos a ella como hijos que somos, pidiéndole que nos cuide; que interceda por nosotros ante Dios. El rezo del Rosario nos ayuda a comprender mejor, con la ayuda de María, la vida de Jesús, contemplando todos los momentos importantes de su vida. Así, en los Misterios Gozosos, profundizamos sobre la niñez de Jesucristo; en los Misterios Luminosos, profundizamos sobre lo que hizo en su vida pública; en los Misterios Dolorosos, profundizamos sobre su pasión y muerte; y en los Misterios Gloriosos, meditamos sobre su resurrección.

Guía para rezar el Rosario

Misterios de gozo(lunes y sábado)

1. La encarnación del Hijo de Dios.2. La visitación de nuestra Señora

a Santa Isabel.3. El nacimiento de nuestro Señor

Jesucristo.4. La presentación del Señor en

el templo.5. El Niño perdido y hallado en

el templo.

Misterios de dolor(martes y viernes)

1. La oración de Jesús en el huerto.2. La flagelación de nuestro Señor

Jesucristo.3. La coronación de espinas.4. Jesús carga con la cruz.5. Jesús es crucificado.


Misterios de gloria(miércoles y domingo)

1. La gloriosa resurrección del Señor.2. La admirable ascensión del Señor

a los cielos.3. La venida del Espíritu Santo sobre

los apóstoles.4. La asunción de la Santísima Virgen

a los cielos.5. La coronación de nuestra Señora.

Misterios de luz(jueves)

1. El bautismo del Señor en el Jordán.2. Autorrevelación de Cristo en las

bodas de Caná.3. El anuncio del Reino y la llamada

a la conversión.4. La transfiguración del Señor.5. La institución de la Eucaristía.

Letanías Lauretanas

Se contesta repitiendo la jaculatoriaSeñor, ten piedad de nosotrosCristo, ten piedad de nosotrosSeñor, ten piedad de nosotrosCristo, óyenosCristo, escúchanos

A las siguientes jaculatorias se contesta: Ten piedad de nosotrosDios Padre celestialDios Hijo redentor del mundoDios Espíritu SantoSantísima Trinidad, que eres un solo Dios

A las siguientes jaculatorias se contesta: Ruega por nosotrosSanta María.Santa Madre de Dios.Santa Virgen de las vírgenes.Madre de Cristo.Madre de la Iglesia.Madre de la divina gracia.Madre purísima.Madre castísima.Madre virginal.Madre inmaculada.Madre amable.Madre admirable.Madre del buen consejo.Madre del Creador.Madre del Salvador.Virgen prudentísima.Virgen digna de veneración.Virgen digna de alabanza.

Virgen poderosa.Virgen clemente.Virgen fiel.Espejo de justicia.Trono de sabiduría.Causa de nuestra alegría.Vaso espiritual.Vaso digno de honor.Vaso insigne de devoción.Rosa mística.Torre de David.Torre de marfil.Casa de oro.Arca de la alianza.Puerta del cielo.Estrella de la mañana.Salud de los enfermos.Refugio de los pecadores.Consuelo de los afligidos.Auxilio de los cristianos.Reina de los ángeles.Reina de los patriarcas.


Reina de los profetas.Reina de los apóstoles.Reina de los mártires.Reina de los confesores.Reina de las vírgenes.Reina de todos los santos.Reina concebida sin pecado original.Reina elevada al cielo.Reina del santísimo rosario.Reina de la familia.Reina de la paz.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Perdónanos, Señor.V. Cordero de Dios que quitas

el pecado del mundo.R. Escúchanos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Ten piedad de nosotros.V. Ruega por nosotros,

Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos

de las promesas de Cristo.

Oración

Oh Dios cuyo Hijo Unigénito nos alcanzó el premio de la salvación eterna con su vida, muerte y resurrección; te pedimos nos concedas que al venerar los misterios del rosario de la Bienaventurada Virgen María, vivamos sus enseñanzas y alcancemos las promesas que en ellos se contienen. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

ocho Redescubre la Misa

1. La Misa

Es el acto central de la Iglesia, y cuando un Padre la celebra, no hace una representación. Dios mismo se hace presente en el altar, por eso es importante participar en ella con fe, para poder aprovechar de mejor manera todo lo que Dios nos quiere conceder y así darle mayor gloria.


Esquema de la Misa

La Misa, se divide en tres partes:

- Liturgia de la Palabra: En la primera parte de la Misa, escuchamos la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento, y la buena nueva de Jesús en el Nuevo Testamento.

- Liturgia Eucarística: Esta es la segunda parte de la Misa y lo más importante es que en ella el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesús, en conmemoración de la última cena.

- Ritos de despedida: En esta parte vienen los ritos que concluyen con la Misa.*

*La Santa Misa paso a paso: Esquema. Recuperado el 16 de noviembre de www.misas.org

2. Misal

Lecturas misa 22 de marzo

Del libro del Génesis: 17, 3-9

Cuando Dios se le apareció, Abram se postró con el rostro en el suelo y Dios le dijo: Aquí estoy. Esta es la alianza que hago contigo: Serás padre de una multitud de pueblos. Ya no te llamarás Abram, sino Abraham, porque te he constituido como padre de muchas naciones.

Te haré fecundo sobremanera; de ti surgirán naciones y de ti nacerán reyes. Contigo y con tus descendientes, de generación en generación, establezco una alianza perpetua para ser el Dios tuyo y de tus descendientes. A ti y a tus descendientes les daré en posesión perpetua toda la tierra de Canaán, en la que ahora vives como extranjero; y yo seré el Dios de ustedes”.

Después le dijo Dios a Abraham: “Cumple, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación”.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 104El Señor nunca olvida sus promesas. R/.

Recurran al Señor y a su poder, búsquenlo sin descanso. Recuerden los prodigios que él ha hecho, sus portentos y oráculos. R/.Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R/.

Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera. R/.

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón”. R/.

† Del santo Evangelio según san Juan: 8, 51-59

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”.

Los judíos le dijeron: “Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: `El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”.

Contestó Jesús: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: `Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello”.

Los judíos le replicaron: “No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?”. Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”. Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Lecturas misa 23 de marzo

Del libro del profeta Jeremías: 20,10-13

En aquel tiempo, dijo Jeremías: “Yo oía el cuchicheo de la gente que decía: ‘Terror por todas partes. Denunciemos a Jeremías, vamos a denunciarlo’. Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo: ‘Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él’. Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.

Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.

Canten y alaben al Señor, porque él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados”.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial Salmo 17

Sálvame, Señor, en el peligro. R/.

Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera. R/.

Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libré de mi enemigo. R/.

Olas mortales me cercaban, torrentes destructores me envolvían; me alcanzaban las redes del abismo y me ataban los lazos de la muerte. R/.

En el peligro invoqué al Señor, en mi angustia le grité a mi Dios; desde su templo, él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos. R/.

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.


† Del santo Evangelio según san Juan: 10, 31-42

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: “He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”.

Le contestaron los judíos: “No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios”. Jesús les replicó: “¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: `Soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las manos.

Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: “Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad”. Y muchos creyeron en él allí.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


3. La Confesión

El sacramento de la confesión o reconciliación es uno de los mayores regalos que la misericordia de Cristo nos ha dejado.

Modo de confesarse

Recuerda para confesarse bien se necesita:

1. Examen de conciencia. 2. Dolerse de los pecados cometidos. 3. Propósito de enmendarse de ellos. 4. Confesar al sacerdote todos los pecados mortales. 5. Cumplir la penitencia que nos fuere impuesta.

Al iniciar la confesión el sacerdote dice “Ave María purísima”, a lo que debemos responder “Sin pecado concebida”.

Inmediatamente después se dice cuándo fue la última confesión, si se cumplió la penitencia impuesta o no y se confiesan los pecados.

Al terminar se dice el Acto de Contrición.

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y redentor mío. Por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer. Porque pecando te he ofendido a Ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas.

Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado. Señor, por los méritos de tu pasión y muerte apiádate de mí y dame la gracia para nunca más ofenderte. Amén.

Aquí hay algunas preguntas que te pueden servir para preparar tu examen de conciencia.

> ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica? > ¿He comulgado alguna vez sin las debidas disposiciones? > ¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?

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> ¿Atiendo bien mi hogar y me preocupo de mi esposa y de mis hijos? > ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean? > ¿Procuro ayudar a las personas de mi familia, amigos y compañeros? ¿Soy alegre con ellos? > ¿Tengo odio o rencor a alguien? ¿He hecho daño a otros

de palabra o de obra? > ¿Me he embriagado alguna vez? > ¿Me he puesto voluntariamente en peligro de pecar; por ejemplo,

con fotografías, películas o novelas inmorales? > ¿He tomado dinero o cosas que no son mías? > ¿He dicho mentiras que perjudicaron a otros? > ¿He tenido envidia? o ¿He sido orgulloso? > ¿Realizo bien y puntualmente mis trabajos? ¿Los ofrezco a Dios cada día?

A veces no tenemos tiempo suficiente y nos vemos obligados a echar mano del celular, para aprovechar el poco tiempo que nos queda en el trayecto de casa al trabajo o mientras esperamos. Te ofrecemos las Top de Apps Católicas. Las más usadas y/o las más útiles son:

DOCATDesarrollador: Youcat Foudation Guía joven de la Doctrina Social de la Iglesia. Es un instrumento excepcional para ayudar a conocer y vivir las enseñanzas de carácter social de la Iglesia Católica.


Liturguia Desarrollador: DAComp S.C

iBreviaryDesarrollador: Paolo Padrini

Ideal para el tiempo litúrgico de Cuaresma y todo lo que refiere a la Pasión de Jesús.

Útil para seguir las lecturas de la misa y todas las oraciones católicas más importantes.

“No es más espiritual orar más, sino escuchar a Dios en la oración”.

Papa Francisco

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