Papeles del Exilio - La Democracia Social Vs. Socialismo del Siglo XXI

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“Democracia Social vs. Socialismo del Siglo XXI” es un trabajo realizado por el Presidente Fundador de Un Nuevo Tiempo, Manuel Rosales, como un aporte al desarrollo político del partido y su militancia, a los dirigentes políticos y a todos los sectores del país, en estos tiempos de grandes definiciones para Venezuela.

Transcript of Papeles del Exilio - La Democracia Social Vs. Socialismo del Siglo XXI

3Introducción

Hegemonía - Personalismo 79 Democracia Social

11Un Nuevo Tiempo

16 El Partido

21Justicia Social

26 Mi Negra

Desarrollo económico 31

35 Plan Energético

La Propiedad Privada4345 Descentralización

49 Educación

Seguridad56Medio Ambiente 6064 Reto demográfico y la pobreza

6771 Semblanza

Levantamos la bandera de la Democracia Social como altenativa para el progreso

Para quien contempla a Venezuela desde lejos como lo hacemos cientos, miles de venezolanos ahora, lo primero que se evidencia es que está viviendo en una etapa de anormalidad que toca la anarquía y el bochinche. Todo es violencia y confusión. La impresión domi-nante es el desencanto que en silencio se apodera de todos los sec-tores. Parece haberse perdido el sentido de avanzar hacia niveles de modernidad. Y lo más grave, parece haberse perdido los fines.

La crisis no es solamente política, sino que combina otros muchos aspectos, incluso más difíciles de resolver, que abarcan las estruc-turas del Estado, la economía, la moral pública, y la profunda divi-sión entre los venezolanos. Es la circunstancia de mayor importan-cia y de inmensas consecuencias para el futuro. Lo que está en juego, simplemente, es salvar el porvenir de las nuevas generaciones y ha-cer las rectificaciones necesarias para enmendar errores y asegurar el funcionamiento de un sistema eficiente de libertades y derechos.

Mucha gente sencilla piensa que el gobierno no gobierna y que la oposi-ción tiene dificultades. Que todo parece ir a la buena de Dios, sin rumbo ni concierto. Sienten que no hay dirección y perciben vagamente como si el país estuviera dando vueltas en un círculo vicioso del que no puede salir.

El orgullo de ser venezolano, ese orgullo al que no ha podido es-capar ningún hombre de pensamiento de nuestra tierra, no nos ha permitido tregua en el sereno ambiente de Perú o de paí-ses que visitamos en nuestro destierro, rodeados de ejemplos vi-vos de democracias pacíficas, modernas y con respeto a la libertad.

No hay un muro, por muy alto que sea, que nos separe de nuestra con-ciencia y de nuestro corazón. No ha habido un minuto en que nues-tra Patria, su dolor, su angustia, su presencia, no hayan estado junto a mí. Ha sido una obsesión de todas las horas y todos los días, y no es simplemente la situación que marca el distanciamiento de tu patria. No es mal de ausencia ni apremio de desterrado. Es que cada día veo con profunda preocupación que el país va por un camino errado y eso no me permite estar callado. Me siento obligado a decir lo que creo que es la verdad. A escribir con claridad y buscar la reflexión crí-tica sobre los problemas sociales, políticos, económicos y culturales.

Derrotar al actual gobierno no basta para resolver los grandes problemas existentes, pero la campaña electoral brinda a todos los sectores la oportunidad de presentar propuestas para una rec-tificación a fondo de los errores cometidos y para una oferta sin-cera y definitiva de organización de la sociedad y sus institucio-nes. Anclarnos en la revancha lamentable sin buscar la lección que nos mejore el rumbo, es un salto al vacío. Sería terrible, y es uno de los peligros que nos acechan, ponerse a atizar odios y divisiones que la mal llamada revolución sembró con tan fatales resultados.

La verdad es que esta grave situación no surgió con la IV Repúbli-ca ni con la V República. Ambos periodos son tan solo referen-cias de esa crisis interna que nace a partir de la ausencia de insti-tuciones sólidas y fuertes, donde imperen la verdad y la justicia.

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La crisis va más allá de las conveniencias políticas y las eternas mentiras repetidas en cada campaña electoral, o lo más grave, de

la aprobación de constituciones

Todo arranca de un pecado original que no ha sido posible ab-solver. Nuestra independencia no fue el producto de una evolu-ción política y social hacia las instituciones representativas, ni la consecuencia madura de una evolución de la sociedad, sino el inesperado resultado de acontecimientos históricos, como fue el proceso de independencia montado en ejemplos tentadores como el de la Independencia de Estados Unidos, el cataclismo político, social y económico de la Revolución Francesa y la invasión de Es-paña por las tropas de Napoleón, que eliminó toda estructura de legitimidad del gobierno para los países americanos.

Veníamos de tres siglos de una monarquía absoluta de derecho divino, sin ninguna forma de representatividad o institución de igualdad social. Fue una ruptura cataclísmica. Se proclamaron los más avanzados principios de libertad e igualdad en una sociedad que nunca los había practicado.

Esta contradicción agravada por quince años de guerra federal y de violencia, hizo del país, como ocurrió también en América Latina, un desierto institucional. El resultado inevitable fue la anarquía, la desaparición de las instituciones tradicionales políticas y sociales, la violencia y el caudillismo.

Simón Bolívar vislumbró desde el primer momento, el inmen-so riesgo que ello representaba para el futuro. Su discurso ante el Congreso de Angostura es el reconocimiento angustiado entre el choque de la realidad política y social, hecha por la historia de tres siglos, y las instituciones que nacían. Lo que surgió después fue la anarquía, largas dictaduras, la inestabilidad y la dramática

insinceridad de las instituciones.

Esta es la verdad. A estas alturas de la historia, después de varios siglos de perpetua crisis institucional, es tiempo de plantear el pro-blema en sus verdaderos términos, que no son distintos de aquellos en que los plantearan Simón Bolívar y Simón Rodríguez. La crisis va más allá de las conveniencias políticas y las eternas mentiras repetidas en cada campaña electoral, o lo más grave, de la apro-bación de constituciones hechas a capricho del mandón que ilu-minado por una visión personal, propone una nueva república para imponer su impronta. Al final es letra muerta y todo sigue igual o peor.

Hay que ir al fondo de la ya demasiada larga crisis institucional y apartar el fetichismo con respecto a la Constitución y la falacia de creer que se puede modificar la realidad política del país por medio del cambio de normas constitucionales. El mal es que nunca se ha cumplido con la Constitución. Más que leyes que sirvan de soporte para el funcionamiento cabal de las instituciones, son proclamacio-nes políticas.

El trabajo de hacer república, de formar instituciones efectivas que permitan el equilibrio de poderes y el respeto a las normas, va más allá de la fachada de nuevas repúblicas y requiere una voluntad de acatamiento y una correspondencia estrecha entre realidades y principios. Sin el respeto y cumplimiento de las normas constitu-cionales no hay instituciones ni país, no hay nada.

Sin el respeto y cumplimiento de las normas constitucionales no hay instituciones ni país,

no hay nada

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Poder económico que ace-cha en la sombra

Actualmente, el gobierno plan-tea el advenimiento del llamado Socialismo del Siglo XXI como una realidad en el acontecer polí-tico nacional, enervando la lucha de clases, así como el uso del con-flicto político para mantener la sociedad en permanente tensión y antagonismo. Es la hegemonía versus la unidad la que enmar-ca la preparación de las eleccio-nes, donde el ciudadano tendrá la oportunidad de decidir una sucesión pacífica, provocando la rotación y transferencia del poder o de mantener el cuadro actual.

Por otra parte, hombres podero-sos que son idólatras de sus sórdi-dos intereses económicos, aspiran volver a sus andanzas perversas de manejar los hilos del poder trasbastidores a partir del chanta-je y la manipulación. Persona-

jes que habiendo vivido, aumen-tando su poderío económico y montando instrumentos que in-clinan la balanza a su antojo, abo-rrecen a todo líder o gobernante en cuya administración no pue-dan influir en beneficio propio.

El personalismo siempre apunta al corazón de la sociedad, y como dijo Bolívar “no puede ser una ad-quisición de la lanza” para explicar la avalancha de hombres de presa, cuya precipitación trastornaba los pasos de la nueva república. Es así como cuando una voz fuerte ante la cual nadie se levantó o se levanta, se escribe el primer capítulo de una crónica de mandones que el tiempo ha perfeccionado hasta términos inimaginables.

El periodo que se cierra en Ve-nezuela muestra de manera cla-ra una tendencia creciente, lentapero sistemática, que rechaza cualquier forma de hegemonía. Esta realidad política presagia una

situación conflictiva, un choque con las ideas obsoletas del presidente Hugo Chávez por un lado, y por el otro, con sectores que quieren cam-biar el Socialismo del Siglo XXI por sus intereses y oscuros valores.

Frente a este cuadro, nuestra co-rriente filosófica y programática de la Democracia Social, recono-ce y asume el desarrollo de una situación de “lucha y resistencia” como desafío colectivo, dispues-ta a contener la imposición au-toritaria del régimen y las fuer-zas de una parte de poderosos sectores económicos que solo velan por sus propios intereses.

El conflicto que padece Venezuela hoy, es por la defensa de la demo-cracia, sus instituciones y valores fundamentales. El respeto a los po-deres que generan los contrapesos y equilibrios. La libertad plena, ladefensa de valores universales como la propiedad privada. La justicia que liquide toda discriminación contra los individuos, brindando igualdad de derechos y oportunidades. La ruptura de cualquier lazo de depen-dencia con sectores económicos y poderosos que pretendan poner por encima sus intereses y ambiciones. La preservación del medio am-biente ante las amenazas y peligros que afectan el equilibrio ecológico.El conflicto que padece Venezuela hoy, es por la defensa de la

democracia, sus instituciones y valores fundamentales

El periodo que se

cierra en Venezuela

muestra de manera

clara una tendencia

creciente, lenta pero

sistemática, que

rechaza cualquier

forma de hegemonía

Nuevo modelo para gobernar

En Venezuela existe un claro mo-delo de atraso y opresión política que avanza hacia el totalitarismo y el personalismo creciente, lo que nos obliga a profundizar en los va-lores de la democracia con la pro-puesta de un modelo de sociedad donde impere la libertad, la justicia social y la preservación del medio ambiente. Asumimos el proyecto para impulsar una reforma general y una verdadera distribución de la riqueza para el beneficio material y espiritual de las grandes mayorías, que se encuentran en una espantosa pobreza crítica o en la clase media depauperada y en franco retroceso.

Sustentada nuestra doctrina en la ética religiosa que señala la igual-dad de las almas ante Dios y en este mundo. En los impulsos emancipa-dores de las grandes revoluciones europeas y americanas que sirven de base a las auténticas democracias, y en la tradición de las luchas obreras ajustadas a las nuevas realidades de la tecnología y la protección delmedio ambiente. Fuente espe-cial de inspiración han sido los movimientos juveniles y estu-diantiles, que históricamente han asomado sus manos blancas en

protesta contra la injusticia, el personalismo y el caudillismo.

Pasemos a considerar que nues-tra organización se define en el marco de la Democracia Social, una tendencia ideológica que nos identifica como centro de sus principios y valores, lo que cla-ramente promueve una forma, un modelo distinto de gobernar.

La definicion ideológica y linea-mientos programáticos se expo-nen ampliamente en el documento aprobado en el año 2009 por el Par-tido como resultado del Congreso Ideológico.

Ahora bien, en Venezuela existe una polarización entre lo que se presen-ta como el socialismo-comunista, doctrina en el poder sustentada por el presidente Chávez, bandera per-manente que su partido presenta como soporte a la necesidad de con-tinuidad y quienes la rechazan. Has-ta ahora no hemos colocado frente a este socialismo ninguna ideolo-gía que en forma relevante se dis-cuta y analice. Ha sido un error no proporcionar y mantener los valo-res relacionados con la forma de go-bierno que promovemos, entrando en una falta de contraste que no nos permite marcar la diferencia.

Los valores permanentes que trascienden la Unidad

Debemos mostrar permanente-mente los valores de la Democracia Social, en función del desarrollo y el bienestar ciudadano. Grave error el no tenerlo como el concepto cen-tral y reflexión obligada de líderes y candidatos a todos los niveles.

Más allá de la necesidad lógica de crear un comando unitario o de for-mar parte de la Mesa de la Unidad como opción para enfrentar al Go-bierno en las próximas elecciones, el Partido debe fortalecer su persona-lidad en cuanto a los valores que lo soportan, no solo manteniendo su representación popular, sino ade-más en sus actividades diarias, en la defensa de los intereses de los ciu-dadanos, sus actividades políticas y el desarrollo de lo programático.

Es equivocado pensar que al estar alrededor de un candidato presi-dencial esté fuera de contexto re-saltar la imagen del partido, sus valores y principios. Nada más equivocado que esto, puesto que Un Nuevo Tiempo es una institución con carácter permanente, con unos valores definidos que están por en-cima del candidato que hayamos decidido apoyar en un momento determinado. Sin que signifique de ninguna ma-

nera incoherencia o desacuerdo con respecto a la Mesa de la Unidad, de-bemos resaltar nuestros principios y puntos de vista ante la colectivi-dad. Mayor fuerza tiene la idea, en cuanto al error que se viene come tiendo, de identificar la lucha con individualidades desechando a los partidos y sus doctrinas definidas, mientras que el Gobierno se sostie-ne sólidamente sobre el concepto de Socialismo del Siglo XXI como ob-jetivo permanente. En poco tiempo las expectativas de continuidad del Gobierno pasan a sostenerse exclu-sivamente de su doctrina política como base de pensamiento único. En ese sentido, se requiere un men-saje político que se presente como la opción, asociado a una serie de valores que conformarían una forma de gobierno sustitutiva con base en otra alternativa.

Lo importante es dejar establecido que la Democracia Social es una opción que está presente a través de nuestra organización, con líderes comprometidos y que esa tendencia tiene principios claros de cómo go-bernar bien para lograr la felicidad del pueblo.

Es una lucha dura, profunda y tenaz que avanza lentamente de posición en posición, pero inspirada en las inquietudes, dolores, anhelos, su-frimientos y necesidades del pueblo tantas veces engañado por la pala-bra que no se cumple o banderas que son arriadas o vendidas.9 10

Elecciones Presidenciales 2006

Con audacia y coraje realizamos la cam-paña electoral en el año 2006. Venciendo el desaliento y reunificando las fuerzas de la oposición montamos una platafor-ma que nos permitió la hazaña de ganar-le por primera vez a Chávez en el Refe-rendo del 2007.

Al asumir la candidatura presidencial sentimos que no había ambiente ni con-fianza en las posibilidades electorales. Entre apatía y desgano enfrentamos dos grandes obstáculos: la abstención, que había echado raíces y era promovida por la mayor parte de la oposición, y al can-didato – presidente Hugo Chávez, quien contaba con todos los recursos econó-micos, logísticos e institucionales.

Con el viento en contra y sin ningu-na señal que sirviera de esperanza, salimos a recorrer los pueblos de Ve-nezuela, entrando en los vedados te-rritorios de la pobreza y la marginali-dad. Mítines, caminatas, apretones de manos, abrazos, y las agresiones del oficialismo, adornaron la llegada nues-tra a lugares donde la gente me decía: “Hacía años que no venía un dirigen-te de la oposición a esta comunidad”.

Teníamos claro que la victoria era muy difícil en una campaña sumamente breve: tres meses apenas, en medio de todas las dificultades y ante un ventajismo escandaloso y obsceno por parte del oficialismo. Pero nuestro objeti-vo, nuestra idea y propósito era retomar la ruta cívica y recuperar el prestigio democrático perdido dentro y fuera del país. No resultaba poca cosa para quien esta-ba acostumbrado a ganar elecciones desde que fui electo presidente del Centro de Estudiantes, concejal, diputado, alcalde y gobernador, todas en abiertas luchas y partici-pación electoral. Pero principalmente, ganarle todas las elecciones al para entonces invencible Hugo Chávez en nuestro estado Zulia.

Esa campaña electoral fue una hazaña del pueblo de-mocrático que logró echar las bases de un proyecto unitario hacia el futuro, capaz de trascender lo electoral y darle inicio a un proceso de avance real en la lucha por una sociedad moderna. Es a partir de esa jornada que se inicia la conquista de espacios, hasta entonces ocupados por el oficialismo, tales como las gobernaciones, alcaldías y Asamblea Nacional, paralizando la intención descarada y creciente de imponer un régimen militar, personalista y unipartidista, con pensamientos atrasados y obsoletos.

Compitiendo con precario respaldo económico, enfrentando a todos los poderes del Estado y al fenómeno de la claudicación abstencionista, obtu-vimos más de cuatro millones de votos, alrededor del 40% del electorado, en tan solo 90 días de una dura campaña electoral.

A lo largo del trayecto siempre sonaba el canto de los radicales y activistas de sofá, insinuando mi retiro ante la supuesta trampa que ya estaba mon-tada. Seguimos en la lucha y profundizamos los mecanismos de control en las mesas electorales, seguros de que si lográbamos tener todos los testigos, nada podía ocurrir; pero al final no lo logramos totalmente y un porcenta-je de ellas quedó sin los ojos escrutadores y la voz de nuestros testigos alia-dos. Estamos convencidos que esta situación pudo favorecer a Chávez en un porcentaje importante, pero que jamás cambiaría el resultado soberano.

Con hidalguía reconocimos el resultado y respetamos la voluntad popular.

Cobrar lo que no habíamos ganado era una cobardía que hubiese provoca-do un enfrentamiento en la calle sin precedentes, teniendo la mentira patas cortas, hoy aparecería como un miserable politiquero.

La campaña en mi contra fue bestial, fabricada en laboratorios de radicales y de otros que querían destruir el mérito que en esa jornada histórica un pueblo rebelde conquistó en medio del mayor ventajismo gubernamental.

La elección presidencial del 2006 fue la cuesta más empinada, pero tam-bién significó el rescate del valor del voto como único mecanismo real para cambiar.

En nuestro discurso defendimos la existencia de los partidos políticos como la tecla maestra del tinglado de la democracia. Dentro de esa defen-sa, refutamos la intención escondida de señalar a los partidos como instru-mentos que para nada sirven.

Un Nuevo Tiempo pasa de ser una orga-nización regional a un partido nacional

para liderar las victorias futuras.

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Siempre entendimos el valor y la importancia del camino que tran-sitábamos. Nos empleamos a fon-do con tesonera energía, todas las horas que fueran necesarias para levantar la bandera de la democra-cia, la libertad y la Justicia Social. Se cumplía un sueño que siempre ha-bía tenido: recorrer toda Venezuela para conocer sus más recónditos lu-gares y núcleos poblados. En ese largo peregrinaje, deci-dimos constituir al partido Un Nuevo Tiempo en organización nacional. Lo habíamos fundado unos años atrás en el Zulia como respuesta al ataque desmedido en contra de nuestro estado y la pro-vincia venezolana. No era cosa de soplar y hacer botellas, pero la se-milla de la Democracia Social, se sembró para recoger los frutos de un nuevo aporte a la lucha y sueños del pueblo venezolano.

Un Nuevo Tiempo sobresale por su capacidad organizativa, y obtiene en las elecciones posteriores impor-tantes resultados que demostraron que no era un mascarón de proa de un gobierno regional. Es una orga-nización implantada en todo el país, con voceros y estructuras partidis-tas que deja lejos sus inicios como una organización zuliana.

La campaña electoral y la fundación del Partido dejaba un mensaje claro al liderato de las organizaciones po-líticas en cuanto a que ningún par-

tido puede desarrollarse teniendo como única actividad aparecer en los medios de comunicación o mi-rarse el ombligo. Cumplimos la eta-pa de organizar el Partido, llevarlo a todo el país, desarrollar su filosofía y doctrina, inspirados en la Demo-cracia Social, banderas que deben flamear cuando el partido entre en la historia por la puerta grande, la del poder en Miraflores.

Instrumento de lucha democrática

La actitud de los ciudadanos hacia la política en Venezuela y el valor que ella representa ha venido pasando durante los últimos años por una fase de apatía. El tema se interna en el territorio de una serie de facto-res asociados a lo que la política ha venido representando para los inte-reses y problemas de cada quien. A este desgano no escaparon los par-tidos políticos que reciben el mayor peso de la carga y soportan la anda-nada de ataques abiertos y soterra-dos de sectores de la rancia derecha y obsoleta ultra izquierda, como representantes de la antipolítica.

El Partido es por su propia natura-leza una asociación de individuos unidos por los ideales que resume la Democracia Social y que persi-gue como meta alcanzar el poder y el gobierno para llevar a la práctica esos ideales y principios. Un centro de intercambios de ideas y propues-tas, eje del debate de los intereses de los ciudadanos. Instrumento per-manente de lucha y no una estruc-

tura que solo se mueve en campa-ñas electorales. El tema central es la necesidad de tomar la calle y liderizar la lucha social. Los partidos se desarrollan y alimentan en base a los intereses y las preferencias de los ciudadanos. Eso es lo relevante en toda organi-zación política en cualquier parte del mundo. Es decir, sin la aten-ción y respuesta a los intereses del pueblo, de ninguna manera existe fuerza que sostenga ni justifique a un partido político. Lo otro es pre-sentarse como envases vacíos, fran-quicias para que algunos “vivos” ha-gan negocios y obtengan beneficios personales.

En lo interno del Partido, la política que asumimos no se puede ejecutar como simples apetencias personales de poder, sino como la doctrina y las prácticas destinadas a influir sobre el desarrollo de nuestra so-ciedad con la conciencia de unos objetivos propuestos a partir de la lucha histórica del pueblo, de sus avances y retrocesos.

El Partido es un pino que debe ser

EL PARTIDO

A lo largo del trayecto

siempre sonaba el canto de

los radicales y activistas de

sofá, insinuando mi retiro

ante la supuesta trampa

que ya estaba montada

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regado en todas las parroquias y municipios. Es la creación de un partido nacional, que existe en mu-chas partes pero que solo gravita en el amor y pensamiento de la gente, en la mayoría de ellos. Es la aten-ción y la estrategia de un partido nacional, no solamente un partido para la Gran Caracas, el Zulia o las capitales de estados. Hay que reco-rrer el país edificando, tejiendo su red organizativa, conocer todos los rincones de la patria para no tener solo la noción libresca o virtual de nuestra geografía.

Debemos olvidar los círculos y las cúpulas que flotan sin destino y co-mandar acciones en el futuro inme-diato, sentir la fuerza y el llamado de la historia para hacer del deseo una realidad. Vivir la verdad y la crisis, para ser una organización de combate.

La principal tarea es tratar de pre-servar el cuerpo y alma del Parti-do con el objeto de que cumpla las tareas futuras, y para ello es nece-sario el esfuerzo sincero de todos los dirigentes. Afrontar cualquier diferencia, ya que lo contrario seria escribir en el agua. Es importante revisar cuidadosamente el resulta-do electoral, el trecho recorrido y hacer un inventario de daños.

Todos actuamos con vehemencia y buscamos la verdad para me-jorar el partido, pero sin falsosarrepentimientos ni con posturas de la imparcialidad o inocencia

cantada antes de escrutar. Tampoco somos jueces para condenar o ab-solver, debemos detallar con trans-parencia las razones de los éxitos y fracasos. Buscar corregir, confron-tando los propósitos y la realidad cumplida.

Alternativa con visión de País

Es el tiempo de hacer una profunda reflexión de la responsabilidad que tenemos en nuestras manos. Si este mal gobierno ha fallado en sus lo-gros por sus ideas obsoletas, por in-competente y por no tener objetivos que configuren un destino deseable, es a nuestro partido a quien le co-rresponde ostentar y presentar una clara visión de país, como al-ternativa frente al Socialismo del Siglo XXI.

Estoy convencido que nos corres-ponde el mandato de la orien-tación política del país para los próximos años, por la elemental razón de representar la Democra-cia Social que nos permite con-ceptualizar una Venezuela con visión de futuro. Tenemos grandes potencialidades pero se impone la necesidad de llevar adelante algu-nos cambios en su estructura y el remplazo o movimiento de algunos de sus dirigentes, más por razones de orden limitativo en sus desarro-llos cognitivos, que por motivos deorden cronológico.

Vivimos en una cultura que exalta más los derechos que los deberes y una política montada en prome-sas, la mayoría falsas, populismo y verdades a medias. Para colmo hay que lucirse como mediáticos y con-graciarse o hipotecarse con algunos factores que manejan la opinión pública.

Nuestro reto es dominar el men-saje, convertir nuestras ideas en el lanzamiento de gran impac-to y creación política. Podemos tener las ideas más innovadoras de la política moderna, pero si no logramos convencer y excitar a la gente con ellas, su innovación nada importa. El mayor desafío es aumentar nuestro caudal electoral.

Somos un instrumento de lucha que pretende sacar a los venezo-lanos de este atolladero y avanzar hacia un modelo moderno que se fundamente en lo económi-co, lo social y el conocimiento. Es pues, un partido que proyecta un modelo de sociedad con altos niveles de educación para ir a la economía del conocimiento y la in-versión, dejando de girar solo alre-dedor de la exportación petrolera.

Soñamos la patria de la ciencia, el desarrollo, la cultura, el arte, la educación, la ecología y la justicia social. Es un nuevo modelo de so-ciedad, no es cambiar un presidente para poner otro, ni un hombre por otro.

El método y forma de comunicación política

Desde el punto de vista político la comunicación del Partido con los ciudadanos no puede seguir siendo a través de las sedes, actos, eventos y algún material de apoyo. Tampo-co es sólo a través de los medios tradicionales como la radio, la TV convencional y la prensa escrita, contacto que se realiza solamente en un sentido y con la característica del “uno a muchos”, siempre tratan-do temas generales o con mensajes encamisados.

La lucha en la calle en defensa de los ciudadanos es fundamental. La atención a los medios tradicio-nales es importante, pero hay que asumir la capacidad que tiene la gente para expresarse a través de las redes e Internet y conectar con ideas y comentarios directos a los candidatos y líderes de los partidos.

El ciudadano se entera en directo y se comunica en directo, arma la in-formación, la transmite y recibe de manera personal, y esto ocurre en todos los niveles de la población, a través de medios inteligentes e in-cluso de los medios tradicionales.

Lo cierto es que los ciudadanos se están comunicando en directo, están buscando por sí mismos la conexión, acortando caminos de forma práctica. Es la necesidad

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de ver propuestas que no reciben y también la búsqueda de con-tacto con los líderes, que aunque vía Web, tiene un impacto inicial.

El Partido es mucho más que can-didatos y elecciones. Somos una organización donde confluyen so-ciedad, programas y poder. Nues-tra función natural es articular las demandas de la sociedad. Es pro-mover una forma distinta de hacer política y de gobernar. Es un ins-trumento de servicio a la sociedad a partir de su gestión de gobierno o desde la oposición.

El ciudadano común se pregunta con toda razón, cuál es el proyec-to, la doctrina frente al socialismo obsoleto del presidente Chávez, y nosotros tenemos la obligación histórica de responder y llenar ese vacío en la sociedad con la Demo-cracia Social.

Más allá de la estructura orga-nizacional o la visión interna, debemos avanzar en promover las razones por las que se debe militar en el partido y respaldar sus ideas y programas. Para qué le sirve y qué valor le aporta a los intereses de los ciudadanos estar en el partido, qué podemos hacer por el pueblo.

Vivimos en una cultura que exalta más los derechos que los deberes y una política montada en promesas, la mayoría falsas,

populismo y verdades a medias19 20

Equidad para alcanzar el estado de bienestar

La idea de Justicia Social late como un reclamo en el corazón del pue-blo. El Partido inspirado en la De-mocracia Social no puede seguir hablando de justicia social solo como un concepto manoseado desde la “justicia distributiva”, sino plantearla en los términos rea-les que reclama el país, como es la equidad, la igualdad de oportu-nidades, el estado de bienestar, la cuestión de la pobreza y el uso de nuestra riqueza petrolera.

La lucha contra la distribución desigual de los bienes y la preo-cupación por el bien común, es la idea que se resume en la paz y la conciencia de un sistema social justo.

Es la Justicia Social un límite al que debe sujetarse la distribu-ción de la riqueza, de modo tal que se reduzca la diferencia gro-tesca entre unos pocos cargados de fabulosas opulencias y la in-contable multitud de necesitados.Los principios de Justicia Social im-

plican que la sociedad debe propor-cionar a sus miembros estándares mínimos de bienestar. Este prin-cipio debe figurar en el centro de diseño de la política social y con-tribuir al rescate de la cohesión social.

Dicho concepto choca con la reali-dad venezolana, en la que imperan viejas formas de exclusión, y a las que se han sumado en los últimos años nuevas formas por razones políticas. Lo que se plantea es la creación de una economía abierta y productiva que combine los meca-nismos del mercado con una clara regulación estatal para avanzar en el logro de metas de desarrollo pro-ductivo, diversificado y sustentable que promueva la plena ocupación laboral.

Reconoceremos la existencia delmercado con los controles necesa-rios del Estado y respetamos la pro-piedad privada dentro de una visión moderna de economía abierta que permita desarrollar las fuerzas pro-ductivas, de modo que la equidad sea la prosperidad y la abundan-cia, no la destrucción y la escasez.

La Justicia Social se traduce en una sociedad plural, inclusiva, progresista y que brinde igualdad de oportunidades a todos los ve-nezolanos. Es decir, donde todos tengan la garantía de un empleo,

sustento material, seguridad social y con plena realización personal y espiritual.

El Nuevo Modelo de Gestión en Salud ha sido una experiencia exitosa que ha atendido a toda la población

del estado Zulia

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Condiciones para el progreso

La superación de la pobreza tiene que ser un fin real y no una ban-dera electoral. Es la educación el mejor instrumento para capacitar y descubrir destrezas y habilidades vocacionales que permitan opor-tunidades y la liberación creadora de la persona. Es la posibilidad de formar al ciudadano en el marco de los valores cívicos de la toleran-cia, el trabajo y la superación. La lucha contra la pobreza se inicia con el diseño y fortalecimiento de los valores y creencias de la gente, y la elevación del concepto de fa-milia como institución, pilar de la sociedad y el núcleo de valores y principios.

Cuando hablamos de formación para el trabajo y empleo estable, lo hacemos a partir de una gran alianza de la inversión pública, la inversión privada y el conocimien-to o pericias para el auge industrial y comercial. Esto será posible solo respetando la propiedad privada y a través de la promoción y cre-cimiento sostenido de la actividad industrial y comercial.

Programas sociales:Experiencias exitosas

Por otra parte, los programas so-

ciales siempre tendrán vigencia como instrumento de apoyo a las familias con serias limitaciones para el sostenimiento del hogar. Es mar-cada nuestra diferencia con sectores de la derecha que promueven, que avalan “los subsidios para algunos sectores” y desprecian los progra-mas sociales para la clase media y sectores populares. Una familia que pasa necesidades y apremios econó-micos necesita de la mano del Esta-do hasta que tengan empleo estable, seguridad social y vivienda.

Además, como hemos explicado

varias veces y con suficientes argu-mentos, una parte de la gigantesca riqueza petrolera que ha sido di-lapidada y regalada debe ir direc-tamente a la familia venezolana. Es un requisito indispensable para alcanzar las metas de equidad social y avanzar hacia la disminución de la brecha convertida en inequidades sociales.

La salud es uno de los objetivos clave para el desarrollo y calidad de vida. Sin salud no hay vida ni esperanza. Es necesaria la imple-mentación de una nueva doctrina

y modelo de administración del Sistema de Salud en Venezuela.

Lo afirmamos por los resultados que obtuvimos en nuestra gestión en la Gobernación del Zulia con la aplicación del Nuevo Modelo de Gestión en Salud, que es un plan conectado con la realidad de enfer-marse y no contar con los recursos para cubrir los gastos.

El plan nos permitió atender du-rante nuestra gestión alrededor de 2 millones 636 mil 514 familias de escasos recursos y a más de 545

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mil que se encontraban en pobreza crítica. Gracias al Programa Signo Vital se llevaron adelante más de 150 mil intervenciones quirúrgicas, a aquellas personas que esperaban por años por cualquier operación, apoyados con los programas Barrio a Barrio y Con Buenos Ojos. El Sistema Regional de Salud logró construir y modernizar más de 20 hospitales, más de 117 centros clíni-cos ambulatorios dotados de tecno-

logía de punta, y la apertura de 467 Casas del Pueblo para la Salud.

Es necesario el desarrollo y la efica-cia del sector sanitario-asistencial público que promueva un nuevo modelo de la administración de la salud en el país, tanto a la coopera-ción de la salud privada y el estimu-lo al personal médico y asistencial.

El petróleo, un tema venezolano

Existe una identificación en el país con el petróleo de tanta profundidad, que este se ha constituido en uno de los temas con el cual la sociedad venezolana convive.

Desde hace casi un siglo el petróleo constituye para Venezuela su princi-pal fuente de ingresos, hasta el punto que no se establecen otras fuentes de riqueza, por lo que se puede decir que la economía y el presupuesto nacio-nal están sujetos en cada ejercicio fis-cal a las fluctuaciones de los precios del petróleo en el mercado internacional.

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El alto precio del barril de crudo, los regalos a otros países que alcanzan cifras astronómicas, el derroche y el despilfarro generan una sensa-ción de riqueza colectiva, pero a la vez de recla-mo e injusticia social que determina un enorme grado de insatisfacción en los venezolanos. La mayoría de quienes han sido administradores de esa gigantesca renta petrolera, hoy están se-ñalados por ser ineficientes y deshonestos; en tanto que la población no entiende cómo es esa relación entre el petróleo y el pueblo que recibe las burusas que sobran del gran festín.

Este gobierno asume a plenitud el control de PDVSA y establece que de ahora en adelante “el petróleo es del pueblo – PDVSA es del pueblo” para embaucar, una vez más, al pueblo. De esta manera, el gobierno es el representante del pue-blo y por tanto, puede disponer del petróleo a su mejor leal saber y entender.

Desde siempre he sido marcado por imágenes de un taladro petrolero y al lado un rancho con el techo per-forado y el piso de tierra, de niños que en vez de es-tudiar trabajan, de familias que pasan sus días y años girando en el círculo de la pobreza.

Una política petrolera eficiente para Venezuela no es aquella que maximiza la renta petrolera, sino aquella que, en conjunción con una política económica in-tegral, sea capaz de impulsar el máximo crecimiento de los distintos sectores productivos en el largo plazo. Es decir, la política petrolera debe entenderse como un capítulo de la política integral de Estado para impulsar el desarrollo global de nuestro país.

Este programa representa un cambio sin precedentes en la estructura de la propiedad sobre el petróleo en el país

Transferencia directa de la renta petrolera

En el 2006 propusimos un programa de real Justicia Social, sin alcabalas ni mordazas polí-ticas, con la instrumentación y entrega de una tarjeta de debito denominada “Mi Negra” al jefe o la jefa de familia.

La idea es bien clara, rechaza cualquier discri-minación política y su uso para la manipulación partidista. La tarjeta se cargará automáticamen-te con el primer aporte y condicionará su uso y entrega de los recursos a la participación del beneficiario en programas de inversión social, claramente definidos en educación, formación para el trabajo y vivienda. Es un instrumen-to personal e intransferible. Los beneficiarios podrán acumular el dinero para ser utilizada posteriormente como una cuenta personal.

La tarjeta “Mi Negra” es un instrumento se-rio y de profundo sentido de Justicia Social. Plantea la transferencia monetaria, de mane-ra planificada y ordenada de una quinta parte de la renta petrolera nacional, dirigida a apro-ximadamente 2 millones 500 mil familias si-tuadas por debajo de la línea de la pobreza y la deteriorada clase media, y que así mismo serviría como un seguro contra el desempleo.

Este programa representa un cambio sin precedentes en la estructura de la pro-piedad sobre el petróleo en el país, limi-tando la regaladera inconsulta, el des-pilfarro, la corrupción y la alcabala que generan los aportes del gobierno a la gente a través de programas sociales y misiones.

“Siempre estuve marcado por imágenes de un taladro petrolero y al lado un rancho con el techo perforado y el piso de tierra”

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Ingresos millonarios y oportunidades perdidas

Desde el siglo pasado Venezuela ha dependido de un gigantesco ingre-so que no ha generado el aparato productivo interno. El Estado ejer-ce el monopolio sobre la riqueza del subsuelo y el ingreso generado supera ampliamente la productivi-dad nacional. Este es un problema característico de toda economía rentista y trae aparejado otro pro-blema como es la inflación, porque el país no tiene la capacidad de pro-ducir ni siquiera los alimentos que consumimos.

La historia de nuestra economía ha sido dividida en dos contextos dife-rentes, signados por la presencia del negocio petrolero. En el primer mo-mento, un país rural y pobre, esce-nario de luchas intestinas, dictadu-ras y caudillos. Con la aparición del negocio petrolero transitamos hacia el otro escenario, el de un país con una gigantesca renta petrolera que en el tiempo generó el crecimiento del Estado, ocasionando inestabili-dad manifiesta de las instituciones

políticas y jurídicas, y la acentua-ción de la desigualdad económica entre las clases sociales.

La riqueza petrolera le ha ofreci-do a Venezuela oportunidades que ningún otro país latinoamerica-no ha tenido para cumplir con un verdadero programa estable y cre-ciente de desarrollo y de Justicia Social. Las cifras descomunales de que han dispuesto los gobier-nos, sobre todo en los últimos años, contrastan con la situación de pobreza y desmejoramiento que padece gran parte de la po-blación, representando el más cla-ro ejemplo de la incapacidad de la mayoría de los gobernantes y la clase dirigente del país para admi-nistrar esa riqueza, producida por un hecho de la naturaleza y que nada tiene que ver con el trabajo gerencial de nuestros gobernantes.

Ante este drama, la lucha es cons-truir un modelo alterno que nos conduzca a todos sus hijos a enten-der la nación como la casa grande, donde conllevando valores y propó-sitos, tengamos la visión de destino compartido para alcanzar el desa rrollo económico sustentable que

claramente se concibe dentro de la Democracia Social, para satisfacer las necesidades presentes sin com-prometer el futuro de las nuevas ge-neraciones.

El Estado promotor de desarrollo integral

Desde la Democracia Social cree-mos en una política de desarrollo y diversificación de la economía, acompañada de un crecimiento equilibrado con orientaciones y regulaciones por parte del Estado que controlen los abusos y cole-tazos del mercado salvaje. Un Es-tado promotor del desarrollo, que cree condiciones favorables para la inversión privada nacional e inter-nacional, la transferencia de tecno-logía, seguridad jurídica y respeto a la propiedad privada. Es la trans-formación definitiva de la relación entre sociedad, Estado, mercado y recursos petroleros, propiciando el crecimiento del PIB no petrolero, creación de estímulos fiscales a las exportaciones, apoyo a la pequeña y mediana empresa y la formación de capital humano.

Como resultado de un acuerdo na-cional, tipo concertación, que invo-lucre todos los factores nacionales: partidos políticos, medios de comu-nicación, trabajadores, empresas e instituciones aún existentes, se pue-de conseguir el piso y apoyo para un proyecto de estado-nacional de

esta dimensión, sujeto al escrutinio, la revisión y a todos los ajustes que tengan lugar, de manera dinámica y con actuación y revisión permanen-te a lo largo de la ejecución del mis-mo, con el objetivo de contar con el piso político-institucional.

Es el respeto absoluto a los dere-chos económicos y sociales, como la creación de sindicatos, el derecho a huelga, la protección a la infancia y la maternidad, el derecho a la edu-cación, al estudio, a la formación profesional, al ocio, a la vivienda, y a la seguridad económica. Resal-tamos, y es de mandato supremo, un sistema de seguridad social a partir de un empleo estable y bien remunerado. Es una política de de-sarrollo con la intención de generar crecimiento productivo y la mayor equidad distributiva.

En el marco de un gobierno de la Democracia Social, el sector agrícola y pecuario se converti-rá en actividad de alta produc-tividad y eficiencia, articulados con el sector agroindustrial que garanticen la seguridad agro-ali-mentaria del país. Esto solo es posible con reglas del juego claras, seguridad jurídica, dotación de infraestructura que inclu-ya sistemas de riego, viali-dad, servicios públicos y ca-pacitación de los productores.

Como elemento central de una polí tica agropecuaria coherente, se

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redistribuiría equitativamente la tierra, otorgando su titularidad pura y simple a quienes la trabajan, considerando una estrategia de fi-nanciamiento destinanda a la pro-ducción agroalimentaria, la infraes-tructura rural y la organización social, definiéndose con precisión los términos de su aplicación para evitar la inseguridad jurídica y para determinar la proporción que le co-rresponde a los municipios. En este sentido, es vital reconocer la total y plena autonomía e independencia de la justicia agropecuaria para que se convierta en la verdadera garantía de la seguridad jurídica de la tierra y de la producción de nuestros campos.

Otro de los pilares fundamentales de la Democracia Social lo repre-sentan las industrias básicas, como la siderúrgica, el aluminio, la ener-gía eléctrica, la minería, las teleco-municaciones y los servicios bási-cos de transporte.

Para transformar la realidad del sector hierro-acero y aluminio, uno de los objetivos fundamentales es la integración de sus procesos pro-ductivos de forma encadenada para unificarlos desde la unidad de ex-tracción primaria de mineral hasta la transformación final.

Esta integración cobra mucha más vigencia y mayor fortaleza, con la inclusión de varias empresas trans-formadoras que deben ser recupe-

radas para aportar la infraestructu-ra industrial para la transformación de la producción primaria de cada sector.

Por eso, después de analizar los diferentes procesos productivos de las empresas básicas de Guaya-na, se propone adoptar la integra-ción por procesos, como forma de organización productiva para las corporaciones, a fin de conformar una estructura sólida, coherente y sinérgica de producción, aplican-do diversos medios de explotación y producción con capital estatal, privado nacional o internacional, siempre regidos por el criterio de rentabilidad, utilidad e interés pú-blico; reglas claras que sean garan-tes de nuestro patrimonio y control con sentido nacionalista.

La riqueza petrolera

le ha ofrecido a Venezuela

oportunidades que ningún

otro país latinoamericano

ha tenido33 34

Crecimiento elevado y sostenido

Planteamos una política energéti-ca integral que desarrolle todas las potencialidades de la nación en las aéreas de petróleo, gas, hidroelec-tricidad, electricidad de origen tér-mico y fuentes alternativas como la eólica, solar, y la bioenergía, entre otras, en función de preservar la capacidad de la industria petrole-ra de generar recursos financieros suficientes para que los pobres y la clase media empobrecida salgan de su condición, y además satisfacer de manera prioritaria las necesidades energéticas de Venezuela, garan-tizando un suministro confiable y continuo, y un uso eficiente de estos recursos.

Una política energética integral implica la incorporación de todos los actores al diálogo y a la acción, coordinado por un organismo téc-nicamente competente, para reto-mar la institucionalidad en el sec-tor, restablecer la separación de las funciones del Estado en el ámbito de la formulación de políticas, la re-gulación, la actividad empresarial,

definir claramente el rol del sector privado y garantizar que el esfuer-zo fundamental sea en función del pueblo venezolano y el ejercicio pleno de la soberanía sobre los re-cursos energéticos.

En el sector eléctrico propone-mos rescatar al país de la oscuri-dad. Para esto es necesario reali-zar conjuntamente con el sector privado, las inversiones, que se estiman en 2.500 millones de dó-lares anuales (casi el 5% de lo que se ha regalado al exterior), para garantizar que el servicio eléctri-co llegue a todo el territorio na-cional con la calidad de servicio apropiada, es decir sin los grandes apagones, cada uno de los cuales ha afectado como mínimo a 250 mil habitantes, y algunos demoran has-ta ocho horas o más (hoy los apago-nes de más de ocho horas afectan a más de 20 millones de venezolanos al año, especialmente en la provin-cia). Esto golpea duramente al ciu-dadano y limita la producción de riqueza de los empresarios grandes y pequeños, y el disfrute del tiem-po libre de los venezolanos. En la actualidad 16 estados del país es-tán en permanente racionamiento.

Las inversiones para recupe-rar los años perdidos solo será posible si se cumplieran las previsiones de la Ley Orgáni-ca del Servicio Eléctrico que con el recurrente desprecio por la legalidad, no cumplen. De esa manera habrá la segu-ridad jurídica necesaria para generar confianza, promover inversiones y generar empleos. Especialmente destacable es que la ley establece claramente una prioridad para el futuro. Cumplir esa misión implica devolver a las empresas eléc-tricas del Estado su capacidad gerencial.

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El recurso petrolero

El petróleo debe estar al servicio del cre-cimiento equilibrado de la economía ve-nezolana, asegurando el abastecimiento presente y futuro del mercado interno. Las políticas de diversificación económica deben contar con la inversión de un por-centaje del recurso petrolero, asimismo propiciar el desarrollo aguas abajo del pe-tróleo y sus derivados con incorporación de la inversión privada. Con respecto a la inversión petrolera, es importante tener respeto y reglas claras para los inversionis-tas extranjeros y la garantía de control ma-yoritario del Estado y participación justa del sector nacional en todas las fases de este negocio.

Ante la perspectiva de la indispensable puesta en marcha de una política de creci-miento económico sostenido y diversifica-do, el petróleo seguirá siendo el factor clave en el desarrollo futuro del país. Venezuela cuenta con las reservas de mayor impor-tancia de petróleo, con 77.800 millones de barriles de crudo convencional y 27.700 millones de extra pesados en la Faja Bitu-minosa del Orinoco.

Se hace indispensable, dentro del contexto global, la expansión de la industria petrolera para lograr incrementar la producción al orden de los 5 millones de barriles por día y hacer realidad el inmenso potencial que tiene el país. Ello traería repercusiones internas muy favorables en lo económico, financiero y social. Además se acrecentaría la actividad petrolera, como una actividad productiva con valor agregado nacional, cuyos efectos para el país sería la creación de miles de nuevos puestos de trabajo, mejores niveles de remuneración, participación de la población y empresas nacionales en el negocio, fomento al desarrollo tecnológico y de la ingeniería del conocimiento aplicado.

Muchas veces se ha hablado de la necesidad de reflexionar sobre la Venezuela grande, es decir, el país moderno que pudiéramos diseñar y alcanzar por medio de los inmensos recursos que la renta petrolera sigue proporcionando. Este es el tema más importante que debe mo-ver la preocupación de políticos, hombres de pensamiento y todos los sectores. Confrontando lo que hemos hecho y lo que estamos permi-tiendo que se haga, con las posibilidades de progreso y crecimiento que el país ofrece por su riqueza petrolera.

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La riqueza petrolera le ha ofrecido a Venezuela oportunidades que ningún otro país latinoamericano ha tenido. Las cifras descomunales

de que han dispuesto los gobiernos, contrastan con la situación de pobreza y desmejoramiento que padece gran parte de la población

Proponemos el desarrollo de un nuevo paradigma petrolero para Venezuela que nos permita estar conscientes de las enormes oportu-nidades económicas que nos puede aún brindar el petróleo como pa-lanca para abatir la exclusión social y la pobreza, y la gigantesca respon-sabilidad que entraña el hecho de tener en nuestro subsuelo un recur-so energético vital para el destino de la humanidad en las venideras décadas.

Un paradigma de producti-vidad distinto

Es un bochorno seguir hablando de temas que mueren al nacer y que tienen que ver con la siembra del petróleo, la construcción de una economía diversificada o una eco-nomía no petrolera que se sustente en los sectores industriales, agríco-la, turismo y servicios, sin concretar un plan definitivo.

La idea de aprovechar la energía hi-droeléctrica, transformar productos siderúrgicos y aluminio con fines de exportación y la explotación de hierro y bauxita no han sido exito-sas en cuanto a las expectativas que se crearon cuando estas decisiones fueron tomadas. Tanto Sidor, como Alcasa y Venalum y Bauxilun tie-nen resultados negativos en cuan-to a rentabilidad sobre el capital invertido, y en vez de aportar in-gresos al Fisco Nacional, más bien

demandan fondos del Gobierno, para subsanar sus déficits de caja.

Por otro lado, la agricultura debe enfocarse como actividad de nego-cios, en el entendido de producir cultivos de manera directa, y de insumos para la maltrecha indus-tria de alimentos, siendo rentable. Para que así sea debe respetarse la propiedad privada y definir con claridad el concepto de latifundio. Estimulo real para que se generen economías de escala, que determi-nen, unos costos razonables de pro-ducción y una alta eficiencia en los rendimientos por superficie culti-vada. Si algún sector está sometido a riesgo es el agrícola y por consi-guiente, la rentabilidad de su capital debe reflejarlo.

Creemos en la necesidad de di-señar una política agrícola con visión de largo plazo, blindando al sector de las fluctuaciones de las políticas improvisadas y per-sonalistas del gobernante de tur-no. Nuestra premisa es proteger al sector productor de alimentos y erradicar la propensión a im-portar productos agrícolas a tasas preferenciales de cambios, cuando ha estado en vigencia regímenes de cambios diferenciales y mediante el mantenimiento de tipos de cam-bios fijos sobrevaluados. En ambos casos se hace imposible competir con los precios de las importacio-nes con aranceles preferenciales.

Estado no debe ser un agente direc-to en la producción, sino colocarse más bien en una posición rectora mediante la promoción de esta ac-tividad, estimulando y creando las condiciones políticas, jurídicas e institucionales para lograr el abaste-cimiento de la población y las con-diciones de empleo y de ingresos para los agricultores, que los trans-forme en prósperos, y los situen en condiciónes similares a los que se dedican a la industria y el comercio.

Inversión e infraestructura

La renta petrolera de los años 60, 70 y 80 le permitió al país poder finan-ciar la infraestructura básica para la producción como fueron las obras correspondientes al sistema de transporte, de autopistas, carrete-ras interurbanas, vialidad agrícola, obras de control hidráulico, puertos y aeropuertos. En el sector de abas-tecimiento de agua y saneamiento fue posible la construcción de acue-ductos y cloacas.

La infraestructura construida en el país permitió un aliento a las actividades industriales, agríco-las, servicios en general y turis-mo, entre otras, durante algunas décadas. Sin embargo, el ritmo de inversiones en esa aérea ha dismi-nuido sensiblemente, y en términos proporcionales la poca actividad económica ha estado sustentada en

la infraestructura construida en la IV República.

Se observa el creciente deterioro de la vialidad, vistos los volúmenes de carga y pasajeros transportados por el excesivo tráfico con relación a la capacidad instalada y a las deficien-cias del mantenimiento, sobre todo, luego de la irresponsable decisión de eliminar las concesiones y rutas de administración de autopistas y vías en general.

El caso del sistema eléctrico na-cional es patético. Su situación nos enfrenta a una grave crisis de pro-ducción, conducción y suministro de energía eléctrica por falta de in-versión y políticas de mantenimien-to. La sombra del racionamiento genera una honda incertidumbre en el país.

Nuestro compromiso se extien-de a las próximas generaciones. Heredamos lo que tenemos, y de acuerdo a como lo administremos hoy, así será el legado que dejare-mos a las próximas generaciones.

El desarrollo tiene que ser ecoló-gicamente consecuente con las ge-neraciones futuras, procurando la interrelación equilibrada entre el mejoramiento de la calidad de vida del ser humano y la conservación del ambiente como epicentro de nuestras estrategias.

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El desarrollo tiene que ser ecológicamente consecuente con las generaciones futuras, procurando la interrelación equilibrada

entre el mejoramiento de la calidad de vida y la conservación del ambiente

Bienestar moral y material

La propiedad privada es un derecho que se reconoce por la sociedad o por el Estado, por la costumbre, por la convención o por la ley. La pro-piedad es de dos tipos: productiva, es decir, la que puede crear más propiedad, como la tierra y el ca-pital. Personal, que sirve exclusiva-mente para el uso y resguardo de la familia, como un pedazo de tierra con una casita de lata, una vivienda de calidad, ropa, vehículo, etc. Pero en el sentido más amplio, abarca todo lo que propiamente pertenece a una persona, incluyendo su vida y su libertad.

Los análisis sobre la propiedad des-de los tiempos de Platón y Aristó-teles han tenido que ver con cuatro factores principales y que sustenta-mos en nuestra visión de la Demo-cracia Social. La relación de la pro-piedad con la Política, con la Ética, con la Economía y con la Psicología.

Nuestro claro argumento político a favor de la propiedad es que ésta debe ser controlada para evitar que

se distribuya en forma extremada-mente injusta, y permita promover estabilidad y limitaciones al poder del gobierno.

Desde el punto de vista moral, afirmamos que la propiedad es le-gítima porque toda la gente tiene derecho a los frutos de su traba-jo. Es el respeto al esfuerzo y a las oportunidades generadas por la persona o la familia. El razonamiento económico que defendemos se levanta a partir del modo eficiente de producir riqueza, mejorar la calidad de vida, generar empleos y estabilidad familiar.

La defensa psicológica de la pro-piedad permite elevar el sentido de identidad y autoestima del in-dividuo. Permite la edificación de valores de sacrificio y recompensa a partir del esfuerzo y el trabajo.

El deseo de tener-adquirir y defen-derlo, es un fenómeno universal, tanto en los animales como en los seres humanos, en los niños como en los adultos, en los pueblos primi-tivos y en las sociedades cultural-

mente avanzadas. Está sembrado en el instinto de conservación, pero también posee una dimensión so-cial importante porque acentúa los sentimientos de competencia y con-fianza en uno mismo. Sus objetivos son los bienes materiales pero tam-bién tiene un aspecto intangible, que abarca las ideas, las creencias artísticas, las inversiones y otras formas muy personales. Las exigen-cias sobre el uso exclusivo son rela-cionadas con la tierra, a la cual los seres humanos estamos ligados por vínculos místicos. La antropología no conoce ninguna sociedad en la que no hayan existido los derechos de propiedad.

Es la universalidad de los derechos y el fracaso de todos los intentos de establecer una comunidad sin propiedad, ya sea voluntariamente o por la fuerza, como es el caso del gobierno del presidente Chávez que pretende ser dueño de todos los ac-tivos y propiedades en nombre de la autoridad soberana, revolucionaria y bolivariana.

La propiedad es un ingrediente indispensable de la prosperidad y el desarrollo del país. Es una rela-ción evidente a través de la historia y con estadísticas muy claras. Así mismo, creemos, que la propiedad no presupone que el Estado no imponga restricciones razonables sobre la utilización de los objetos o propiedades, o garantice un nivel de vida elemental a los estratos más

necesitados de la población. Porque puede darse el caso en que los de-rechos de propiedad sirvan como pretexto para destruir el medio ambiente o ignorar las necesida-des básicas de las clases populares.

Es necesario ubicar los derechos de propiedad en el lugar que les corresponde en la escala de valo-res, en vez de sacrificarlos en nom-bre del Socialismo del Siglo XXI. Las limitaciones y expropiaciones arbitrarias deberán ser valoradas con verdadera justicia y compensa-das adecuadamente.

La propiedad es un valor univer-sal que asumimos como principio de la Democracia Social, nunca ha sido abolida ni será abolida. No existe nada que encienda tanto la imaginación y comprometa la lucha del pueblo venezolano, des-de los más humildes hasta los más encumbrados, como el derecho a la propiedad privada.

Lo que un hombre es, lo que desa-rrolla y lo que posee constituyen una unidad, una suma social, de modo que una agresión contra sus pertenencias, es una agresión con-tra su condición humana y su dere-cho a la vida en plena libertad.

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La ruta hacia el verdadero federalismo

Analizar la historia contemporánea y constitucional de Venezuela exige revisar las etapas que ha asumido en el siglo XX y el siglo XXI la descentra-lización. Podríamos decir que hemos pasado por un proceso ondulatorio de avances y retrocesos. Es decir, el Estado ha sido centralista, descentrali-zado, y finalmente centralizado, estando siempre en medio de ese juego de baja política, el real poder para el ciudadano.

La consecución de un Estado Federal descentralizado es una conquista fundamental del siglo XX y fue producto de una larga lucha de avanzada política, regional y cultural, liderizada por corrientes de renovación de los partidos en la provincia y que se cristaliza con la elección popular, directa y secreta de los gobernadores y alcaldes.

La descentralización acerca el poder a las gestiones de gobierno y le permite al ciudadano disfrutar de obras de calidad

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Nuestra propuesta, sustentada en la Constitu-ción y en nuestras ideas políticas, establece do-tar de mayor eficiencia al aparato público, ma-yor legitimidad al sistema político y fortalecer la capacidad de la sociedad civil en sus diferentes esferas para definir sus prioridades y controlar la actuación de sus mandatarios. Es necesario redefinir las competencias que ejerce el nivel nacional y descentralizar las restantes hacia los estados y municipios.

Es un nuevo modelo que de verdad acerque al ciudadano al poder y la liquidación del andamiaje de instituciones profundamente cargadas de vicios, ineptitud, incapacidades y barreras para su propio desarrollo, como la corrupción, el tráfico de influencias y el venta-jismo, todos los cuales impiden el tratamiento y solución de los problemas de la gente.

Suponemos un nuevo federalismo como viable alternativa para hacer más efectiva la presenta-ción de ciertos servicios y competencias. Redis-tribución del poder del Estado que está concen-trado en el Poder Ejecutivo, el Presidente, como el pulpo mayor, y centralizado en las grandes capitales.

La larga travesía del federalismo y la descentra-lización, está ligada a una historia progresiva y sostenida en el tiempo de ampliación de los de-rechos y relación entre el poder y el ciudadano. La conquista de un Estado federal descentra-lizado no caerá del cielo, sino dependerá del impulso y la fuerza que tengamos para enfren-tar a los defensores del centralismo y a los pri-vilegiados por tratados, negocios y comisiones, muchos de los cuales provienen de ciudades y pueblos de la provincia.

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Las reformas indispensables

La lucha para erradicar la pobreza y reducir de manera gradual, pero sostenida, la desigualdad sólo es posible asegurando altos estándares de calidad y cobertura de la educación pública, fun-damentalmente en sus primeros niveles. En ese sentido, la situación actual del sistema educativo venezolano es alarmante. Nuestro país es ubica-do consistentemente como uno de los países con peor desempeño en América Latina.

La tarea es impostergable, porque el mundo avanza aceleradamente a la economía del conocimiento. Contrariamente al discurso de la rancia dere-cha y de la obsoleta izquierda, los productos naturales no lo son todo para el crecimiento sin invertir en la educación. Para avanzar debemos apostar a la innovación y producción de bienes y servicios de mayor valor agregado.

La distribución actual del gasto en educación refuerza la desigualdad exis-tente en lugar de reducirla. Apenas el 10% del presupuesto educativo se destina a la educación preescolar, perjudicando a los niños de los sectores populares, lo que conduce a que la mayoría de ellos no lleguen preparados a la escuela para iniciar el primer grado. En consecuencia, muy pocos ve-nezolanos pobres podrán llegar a la educación superior.

Por ello, planteamos la urgencia de acometer una reforma profunda para mejorar la calidad de la educación oficial y una revisión de la educación privada. La idea es reformar la estructura del sistema educativo desde el ámbito institucional, con métodos pedagógicos modernos, creando y aplicando incentivos generales y fortaleciendo la formación del do-

cente y mejorando su precaria situación económica. El educador debe estar en el sitial de honor que se merece. Asimismo, el niño debe tener una excelente atención que va desde la alimentación, los textos, útiles escolares y el uniforme hasta la relación familiar – niño y educador.

La Democracia Social es educar para innovar y conquistar el desarrollo. Es el instrumento para construir el futuro, para la inserción en el mercado de trabajo, y la preparación para salir de abajo. La educación es vital para la potenciación de capacidades, en la construcción de oportunidades rea-les para todos. Es necesario fortalecer la educación técnica, construyendo una alianza que la integre con la educación superior y con las empresas como plataformas de investigación e innovación.

Debemos mejorar la calidad de la educación en las universidades, siendo más asertivos al valorar la realidad del país. Hay que brindar amplio res-paldo económico al sector universitario y concretar alianzas con las uni-versidades privadas para dar oportunidad a los bachilleres que buscan un cupo en una de ellas.

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Las universidades están repletas de estudiantes que cursan carreras hu-manísticas u otras que ofrecen poca salida laboral o peor aún, están to-talmente divorciadas de la realidad de la región y el país. Hay una mar-cada tendencia a aumentar el con-gestionamiento en las carreras de las Ciencias Sociales, mientras po-cos estudian Ciencias e Ingeniería.

El número de graduados en Cien-cias Sociales aumenta espectacu-larmente año tras año, generando una inmensa masa de profesionales desempleados. Es un tema que de-bemos abordar con toda franqueza privilegiando los estudios de Inge-niería y las Ciencias Exactas, limi-tando el crecimiento desbordado de los alumnos que acceden a las facul-tades de humanidades.

Alianzas para la inclusión

El fortalecimiento de las universi-dades públicas y la alianza con uni-versidades privadas permite el cupo a cientos de miles de bachilleres que no pueden ingresar a la educación superior. En el Zulia durante mi gestión como Gobernador crea-mos el Programa de becas Jesús Enrique Lossada con el que incor-poramos a más de 60 mil bachi-lleres sin cupo a las universidades privadas. Este programa pretende solucionar la brecha que hay en el

sistema educativo en la ruta de estu-dio de los jóvenes. Es altamente ren-table porque apunta a la acumula-ción de atributos productivos de la gente, como única manera de salir de la pobreza.

Hemos visto esta preocupante rea-lidad durante años, y una y otra vez las rencillas personales partidistas, el personalismo, la corta visión por el real proceso de modernización y justicia social. El atraso y políticas obsoletas nos amarran al pasado sin entender que ni siquiera con creci-miento económico - que tampoco tenemos en Venezuela- por sí solo nunca vamos a erradicar la pobreza.

Si no se mejora la educación de los sectores marginados de la sociedad, como florecen ejemplos en Asia, los pobres no van a salir de ese hueco de injusticia.

Dicho programa es el más potente en materia de oportunidades por-que protege a los muchachos en situación de pobreza, pertenecien-tes a los estratos E y D, y parte de la clase media desmejorada, que logran con desigual distribución de oportunidades, obtener el grado de bachiller.

Es pues, una propuesta de mode-lo de sociedad con altos niveles de

educación para ir a la economía del conocimiento, y dejar de girar solo alrededor de la producción y pre-cios petroleros. La lucha que plan-teamos a partir de la Democracia Social es la construcción de la Pa-tria de la ciencia, el desarrollo, la cultura, las artes, la educación y la Justicia Social. No es cambiar figu-ras ni hombres, es la idea el nuevo modelo frente al fracasado Socialis-mo del Siglo XXI.

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La nueva visión social del deporte alcanza niveles de excelencia edu-cativa, por ejemplo, la necesidad de una formación de calidad de nues-tros entrenadores deportivos, cons-truir una estructura de selección de talentos para el deporte que venga desde la escuela, actualizar la nor-mativa y descentralizar completa-mente la estructura deportiva.

Durante mi gestión como Gober-nador del estado Zulia, se esta-bleció el programa de becas Luis Aparicio Montiel, que permitió beneficiar a más de 900 atletas, quienes han hecho del deporte su objetivo de vida.

Por otra parte, existe la moda-lidad especial del programa de becas Jesús Enrique Lossada que contempla el apoyo y res-paldo económico a más de 700

estudiantes universitarios de alto rendimiento deportivo.

El costo de los traslados en la ma-yoría de los casos suele ser un obs-táculo que deben sortear los atletas para realizar sus entrenamientos y medirse en competencias, por lo cual se implementó el programa de Transporte Deportivo con la fi-nalidad de resolver el problema de movilización, permitiéndole a los deportistas cumplir sus compromi-sos dentro del estado Zulia, como en otras regiones del país e incluso fuera de éste.

La formación deportiva, además del entrenamiento físico pasa por el co-nocimiento académico y para ello el Instituto Regional del Deporte del estado Zulia, IRDEZ, cuenta con los servicios de la Biblioteca Deporti-va Doctor Jorge Villalobos.

Deporte

Las disciplinas deportivas no pue-den considerarse como entes ais-lados, que solo son practicados por atletas, sino como una activi-dad social generadora de bienes-tar integral del ser humano, bien sea en la práctica o como medio de entretenimiento, socialización, aprendizaje y reinserción social.

Entendemos el deporte como uno de los pilares fundamentales para el desarrollo pleno del potencial hu-mano. Desde la Democracia Social se genera una nueva visión social del sector deportivo, de la educa-ción física y de la recreación, es-tructurada de manera democráti-ca, descentralizada y facilitadora de la participación de la sociedad. Esta visión está orientada a la

formación de la ciudadanía en una nueva cultura física, a la promoción de la educación fí-sica, el deporte y la recreación en todos los niveles educativos.

El deporte debe tener la importan-cia que se merece a la par de la en-señanza de las otras disciplinas del conocimiento, es menester aumen-tar las horas de educación física a nivel escolar, convertir la escuela en semillero para selección de talen-tos; cumplir las leyes, reglamentos y procedimientos establecidos para el mejor desarrollo del deporte; mejo-rar el deporte de alto rendimiento, brindando protección a los atletas, tanto técnicamente como en su for-mación integral; fortalecer la auto-nomía del deporte federado; replan-tear los programas deformación en los pedagógicos, para formar verda-deros docentes de EducaciónFísica.53 54

La iniciativa del programa Come-dor del Atleta, tiene la finalidad de proveer a nuestros deportistas de una adecuada alimentación, a quienes además apoyamos con la dotación de todo el material depor-tivo que necesitan para su excelente desempeño.

En materia de infraestructura, cen-tramos nuestra labor en función de abarcar tres diferentes tipos de escenarios deportivos, aquellos de carácter múltiple que permiten jue-gos diversos; los estadios para jue-gos específicos de mediana compe-tencia y los complejos deportivos e instalaciones para deportes de alta competencia.

La construcción de la Villa Depor-tiva Arquímedes Herrera, única en

el país y en América Latina, es una estructura moderna y de servicios, en ella se materializa una vieja as-piración de brindarle al deporte zu-liano un centro integral de atención al atleta.

Recuperando la confianza ciudadana

La pérdida de la capacidad estatal en hacer valer la legalidad ha originado una gran y creciente tendencia en los venezolanos a desertar de los meca-nismos públicos de seguridad y justicia, que van a desde la renuencia a de-nunciar hechos delictivos, la participación de miembros de los cuerpos de seguridad, fiscales y jueces que venden o deciden políticamente, hasta la en-tronización del linchamiento como método para combatir la delincuencia.

La penetración del crimen organizado se ha profundizado, particularmen-te el narcotráfico. Pese a todas las políticas nacionales e internacionales, en nuestro país ha crecido el tránsito, almacenamiento y la legitimación de capitales ilícitos que moviliza decenas de billones en la región.

Las disciplinas

deportivas no deben

considerarse como

entes aislados dentro

del sistema educativo

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Los problemas antes señalados y el flujo de recursos han transformado la realidad de la seguridad en Vene-zuela, exponiendo a instituciones policiales, militares, judiciales y políticas en evidente fracaso ante la inseguridad y bajo sospecha la ac-tuación de una buena parte de sus integrantes con un aumento dramá-tico de criminalidad violenta.

Venezuela tiene los más altos nive-les de violencia en la región. Cada año millones de personas son víc-timas, directamente o en su núcleo familiar, de algún acto delictivo. No es posible que en el país exista un promedio de 48 muertos diarios. Es decir, un muerto cada media hora. Esas son cifras de fallecidos, porque los atracos, robos, arrebatones y se-cuestros de diferentes modalidades, es visto ya como común y sus cifras son incalculables.

Por otra parte, los homicidios dolo-sos son apenas la consecuencia hu-mana más aguda y visible del pro-blema. La proporción de los hogares en los que alguna persona ha sido víctima de algún hecho delictivo en el último año, llega a superar la mitad de los hogares en Venezuela.

Es de esperar que un fenómeno de la magnitud descrita tenga repercu-siones políticas considerables en el país. Aunque la lista es larga, desta-ca el hecho de que la inseguridad ciudadana y el temor contribuyen a erosionar el apoyo a las institu-

ciones democráticas. El apoyo a los niveles de gobierno se ve seriamen-te afectado por la alta percepción de inseguridad y la valoración del desempeño del gobierno en gene-ral. Es evidente que existe un debili-tamiento del Estado y su legalidad.

Asimismo, la inseguridad ciuda-dana es también el producto de carencias múltiples en el ejercicio de los derechos sociales y políticos por parte de un segmento signifi-cativo de la población. La relación de la seguridad ciudadana con la desigualdad socioeconómica está sólidamente establecida. Aún más, la violencia no es ajena a una si-tuación explosiva, que afecta con particular intensidad el estado ac-tual y las oportunidades futuras de la población joven.

Un pacto por la vida

Romper este complejo círculo re-quiere recuperar el tono actual de la discusión sobre inseguridad, que gira en torno a las promesas electorales con programas que se orientan a resolver el problema de los delincuentes de hoy, pero no el de los delincuentes de mañana. La vida y los bienes de las perso-nas no tienen color político, no es un tema sobre el cual unos están de acuerdo y otros no. Tampoco es un concepto de enfoques o gus-tos. La seguridad es un principio

constitucional y el Estado, incluidos todos los niveles de gobierno, está obligado a proveer la misma a los ciudadanos.

Como líderes del modelo de socie-dad que proponemos a partir de la Democracia Social, entendemos la verdadera libertad en el sentido a la vez individual y social, considera-mos que para enfrentar con éxito la inseguridad ciudadana en Ve-nezuela se requiere de un esfuerzo integral para promover el diálogo que nos conduzca a un pacto por la vida y la seguridad ciudadana, que garantice el sagrado derecho que tenemos todos a vivir una vida libre de miedo, terror y tristeza co-lectiva. Un pacto para la profunda reforma de las fuerzas policiales, la introducción de tecnología moder-

na y avanzados sistemas de infor-mación, el mejoramiento de la efec-tividad de los procesos judiciales, el fortalecimiento de los programas sociales y al aumento de la inversión en educación, salud pública, vivien-das y oportunidades para la gente, especialmente para la juventud.

El problema del narcotráfico mere-ce una mención especial. Enfrentar este fenómeno, precisa de una res-puesta múltiple, en la que el uso de la inteligencia policial y el uso de mecanismos de control y coerción estatal juegan papeles ineludibles. La intervención militar en el com-bate al narcotráfico, debe ser vista como una situación excepcional y necesaria en aéreas y ubicaciones geográficas estratégicas.

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La seguridad es una exigencia an-gustiante y generalizada que no está asociada a gustos y preferen-cias personales o políticas. Nadie puede estar en desacuerdo con que la seguridad sea el tema del día en todas las familias del país. Es una discusión importante y vital, indife-rentemente de cualquier preferen-cia política.

Todos los ciudadanos debemos, sin excepción, reflexionar, tomar par-te en el problema y asumir que la inseguridad llega a niveles insoste-nibles. Plantear soluciones defini-tivas. Hacer un esfuerzo nacional

por exigir de forma muy contun-dente mejorar la protección ciu-dadana. Que no sea solo una mesa de trabajo; solicitar participación en una solución que involucre a todos los niveles de Gobierno, el Estado, instituciones de orden pú-blico, especialistas y ciudadanos. Más allá del interés político, es un tema de la vida de todos.

El desarrollo sostenible

La capacidad del mundo para aunar el crecimiento económico a largo plazo y el equilibrio medioambien-tal está siendo debatida en profun-didad. Lo cierto es que la actual tra-yectoria de la actividad humana no es sostenible. De seguir en esa ruta, sin alterar la tecnología ni aumen-tar la inversión, se vendrán abajo los cimientos medioambientales del bienestar global. Los límites del propio medio ambiente frustrarán nuestras aspiraciones de prosperi-dad. Si canalizamos una modesta parte de nuestros cada vez mayores conocimientos y recursos hacia el desarrollo y uso de tecnologías de alto valor, el resultado puede ser muy distinto.

Para conseguirlo, tendremos que abandonar algunas malas costum-bres muy consolidadas. En Vene-zuela la naturaleza nos brinda un extraordinario material para la vida (alimentos, agua, combustible, fi-bras textiles y otros más) que no he-mos aprovechado para sustentar la población cada vez mayor, sin repa-rar en las consecuencias a mediano

y largo plazo. De hecho, esas conse-cuencias han sido en términos ge-nerales fáciles de abordar hasta hace muy poco, cuando no había crecido considerablemente la población y la actividad de alta intensidad.

Ante esta grave situación propo-nemos un modelo de desarrollo sostenible a partir de preservar el medio ambiente, estabilizar el crecimiento de la población, redu-cir la brecha entre ricos y pobres, nivelando hacia arriba y poner fin a la pobreza extrema, contribuyendo adicionalmente con la comunidad internacional para abordar la pro-blemática ambiental global, a través del cumplimiento de los tratados y convenios internacionales suscritos por el país en materia ambiental.

Tal realidad exige que los recursos naturales disponibles deban ser utilizados en beneficio del pueblo venezolano para ofrecer una me-jor calidad de vida, lo que incluye la superación de algunos intereses económicos que nos pueden llevar a la destrucción del medio ambien-te. Cambiar el crecimiento eco-nómico y las políticas del Estado con responsabilidad ambiental es

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el doble desafío del desarrollo en Venezuela.

El desarrollo económico debe ir unido a la sostenibilidad y a un mayor sentido de responsabilidad, pues la buena gobernanza y la fun-ción económica deben girar en tor-no a lograr una mejor educación, salud y servicios públicos que per-mitan proporcionar calidad de vida a la población. Los recursos más sensibles a esa calidad son los que tienen que ver con el aire que respi-ramos, el agua a tomar y los alimen-tos a consumir y, en consecuencia, debe orientarse una verdadera po-lítica de atención, manteniendo la construcción de los sistemas de agua potable, de aguas servidas y de disposición de residuos sólidos urbanos.

La calidad del agua, se viene dete-riorando progresivamente en las zonas donde existe el servicio, lo que supone la creación de una red de medición de la calidad del agua de consumo. Las playas, los ríos y las corrientes de aguas subterráneas están contaminadas por la ausencia de normas y obras fundamentales para recuperar, preservar y mante-ner la buena calidad de las aguas.

La improvisación debe darle paso a los planes maestros que contem-plen lo referente a la descarga de aguas servidas, el urbanismo mo-derado, la contaminación generada por industrias, drenajes agrícolas,

particularmente aquellos donde se aplican métodos de agricultura industrial y de las zonas urbanas precarias desprovistas de sistemas básicos de aguas servidas.

La ejecución de un plan de sanea-miento básico ambiental es una decisión inaplazable que debe coordinar todos los niveles de gobierno para atender el proceso de urbanización desordenado su-frido por el país, que ha generado el desarrollo de áreas urbanas pre-carias en la periferia y en múltiples espacios de las zonas urbanizadas de las grandes ciudades, cuestión que demanda una rotunda acción en saneamiento básico ambiental, destinada a regularizar el servicio de recolección y disposición de aguas servidas, mejorar y extender el servicio de agua potable, proveer de medios adecuados para la reco-lección, disposición y tratamiento de la basura, al control de vectores de enfermedades y al mejoramiento del hábitat interno de las viviendas.

Como objetivo fundamental de las estrategias a largo plazo para la conservación de la biodiversidad, serán necesarias acciones a gran escala para reducir el impacto hu-mano sobre los hábitats naturales, disminuyendo la contaminación, controlando la sobreexplotación en la pesquería marina y animales salvajes consumidos como alimen-tos o utilizados como adornos ba-nales, los lagos, bosques y recursos

naturales y muchos otros, y mitigar el cambio climático. La ruta de la conservación de la biodiversidad a largo plazo, está ligada al de la sos-tenibilidad medioambiental. Pero dentro de esas categorías esencia-les y muy amplias hay medidas es-pecíficas que podemos tomar para limitar hoy día los daños y detener las pérdidas irreversibles, mientras se concede tiempo para redoblar los esfuerzos a fin de afrontar los gran-des retos.

Protección de los hábitats

Una iniciativa exitosa sería la crea-ción y ampliación de los hábitats legalmente protegidos. Algunos son parques o reservas nacionales, zo-nas marítimas protegidas, espacios de libre acceso y hasta espacios pri-vados donde se burla la ley.

Hace unos años lideramos un movi-miento de reclamo debido a la defo-restación indiscriminada por parte de los traficantes de madera en las reservas de la fauna y flora “Juan Manuel de Aguas Blancas y Aguas Negras”, cuna del Relámpago del Catatumbo.

Hay una gran experiencia que debe-mos profundizar y ampliar con los parques, reservas y zonas marinas protegidas.

La deforestación

Una política de alto vuelo consisti-ría en establecer grupos especiales para evitar la deforestación en vez de pagar comprando madera en forma indiscriminada. El esfuerzo debe ser para preservar la biodiver-sidad. Según el Protocolo de Kioto, los países con bosques tropicales pueden recibir licencias de carbo-no por reforestar o forestar (crear bosques donde antes no había) re-cibiendo además aportes económi-cos de alto monto para saneamiento ambiental.

Productividad agrícola

La agricultura suele percibirse como enemiga de la conservación de la biodiversidad y, ciertamente junto con las malas prácticas agrícolas, puede ser ecológicamente destruc-tiva. Sin embargo, la agricultura de alta productividad es esencial para la conservación de la biodiversidad, ya que cuanto más alto es el rendi-miento por hectárea de tierra cul-tivable, menor cantidad de super-ficie es necesaria para abastecer de alimentos a la población. La nueva agricultura tiene que ser respetuosa con el medio ambiente y ecológica-mente sensata desde el principio. Es combinar la alta productividad con una gestión sostenible de la tierra. 61 62

Es necesario implementar el riego por goteo para reducir el consu-mo de agua, reducir o eliminar los pesticidas químicos, reducir el co-rrimiento de los suelos y su conse-cuente erosión. Proteger los hume-dales y zonas de vegetación como potenciales sumideros de nitrógeno natural; es necesario preservarlas o construir humedales artificiales.

Proteger la biodiversidad no es más ni menos que proteger los pilares de la vida misma. La ecología resalta las interrelaciones entre todos los seres vivos, la destrucción de la bio-diversidad no solo representa una pérdida espiritual, sino también una amenaza cierta para la producción de alimentos y el mantenimiento de infinidad de otros aspectos de nues-tra vida y nuestros medios de vida.

Planificación para el progreso

La población mundial sigue incre-mentándose a marchas forzadas en los países con menor capacidad para garantizar la salud, la estabi-lidad y la prosperidad de la pobla-ción. Sin embargo muchos líderes abren la boca en un gran bostezo ante esta materia. Es un tema alta-mente delicado que amerita accio-nes públicas para abordarlo a par-tir de un crecimiento acelerado, la escasez de recursos, especialmente en lo que se refiere al impacto sobre los ecosistemas y la biodiversidad, afecta fundamentalmente a una gran parte de la población a una pobreza sostenida de generación en generación.

La mayoría de las sociedades y cul-turas todavía se están acomodando a la feliz sorpresa de la disminución de la mortalidad infantil y el au-mento de la esperanza de vida. Esos incrementos demográficos fueron compatibles durante algún tiempo, pero cuando la población siguió aumentando, las amenazas para el bienestar de la gente derivadas del

aumento de la población también se multiplicaron. La tasa de crecimien-to demográfico ha sido tan elevada y sin precedentes que el aumento de la población ha desestabilizado la política y la economía.

En el caso venezolano no estamos atrapados en una camisa de fuerza demográfica, sino que estamos a tiempo de planificar el crecimien-to de la población, generando las capacidades necesarias para dar respuesta a los fenómenos demo-gráficos por parte del Estado y la sociedad en su conjunto, evitan-do así que se agrave los niveles de pobreza y calidad de vida. Existen razones convincentes para prestarle atención al tema y abrir una clara discusión en el país. La primera es que las familias pobres no pueden superar la pobreza sin un descenso de las tasas de fertilidad. Una fami-lia pobre de algún barrio del país, no puede criar seis u ocho niños sa-nos, bien alimentados y con educa-ción. Es el punto de equilibrio entre cantidad y calidad que los padres deben enfrentar. Con un núme-ro alto de hijos, una familia pobre debe racionar estrictamente las in-versiones realizadas en cada hijo.

Los recursos naturales disponibles deben ser utilizados en beneficio del pueblo venezolano para ofrecer una mejor calidad de vida, lo que incluye la superación de algunos intereses económicos que nos

pueden llevar a la destrucción del medio

ambiente

Cotesía: Leonardo Sánchez-azulambientalistas.org63 64

Algunos podrán cursar la educación secundaria y muy pocos llegaran a la universidad. A menudo todos los hi-jos sufrirán de desnutrición crónica y la amenaza de enfermedades por carecer de los recursos necesarios.

No debería haber dudas de que las familias numerosas acentúan la po-breza y crean efectos perniciosos en el bienestar de los hijos.

Segundo, lo que es válido para la familia lo es para la sociedad en su conjunto. En cualquier país siem-pre existen limitaciones o proble-mas para dotar a sus comunidades de escuelas, hospitales, vías y demás servicios públicos, si cuenta con una población que se duplica en cada generación. No vamos a pro-fundizar en los problemas actua-les en cuanto a la calidad de vida y oportunidades en el país que ya es suficientemente delicado.

En tercer lugar, el crecimiento de-mográfico acelerado tiene con-secuencias devastadoras desde el punto de vista ecológico y estre-chamente relacionado con los in-gresos. Los campesinos y pequeños productores sufren para propor-cionar sustento a su familia, y en el tiempo su extensión de tierra no es suficiente para la distribución en esa generación.

En cuarto lugar, el crecimiento de-mográfico rápido eleva la presión migratoria y los conflictos locales.

La gente abandona el campo y mi-gra a las ciudades buscando mejo-rar su precaria existencia por falta de oportunidades que no encuen-tran en sus lugares de origen, lo que ha contribuido a la formación de los grandes cinturones de mi-seria; la falta de planificación en el crecimiento de la población genera pobreza y violencia en sus más va-riadas manifestaciones.

En otros casos, vemos emigrar re-curso humano valioso a otros paí-ses sin rumbo ni concierto, porque no encuentra las oportunidades que la nación debería otorgarles, por un lado, y por el otro, debido a la creciente inseguridad que tampo-co les permite vislumbrar un futu-ro. Cargados de esperanzas parten con nostalgia e intentan iniciar una nueva vida, pero no todos lo logran, lo que les genera frustración; y a Venezuela una pérdida sustancial de capital humano, la fuga de cere-bro y además va en detrimento de la inversión del Estado en materia de formación y desarrollo.

Es tiempo de incluir en la agen-da política el tema del crecimien-to de la población en Venezuela. Discutir y analizar lo que tiene que ver con la salud reproductiva en el contexto de la atención primaria de la salud que debe abarcar: aseso-ramiento, información, educación, comunicaciones y servicios en ma-teria de planificación de la fami-lia, servicios de atención prenatal,

asesoramiento sobre la sexualidad humana, la salud reproductiva y la paternidad responsable.

Las políticas públicas pueden des-empeñar un papel importante y provechoso a la hora de ayudar a las familias pobres a poner en práctica una reducción voluntaria de las ta-sas de fertilidad. La lucha contra la pobreza tiene relación directa con el control del crecimiento de la po-blación en los sectores pobres. El desgano de los dirigentes sobre este tema es semejante al de un hombre que esté cayendo al vacío desde el décimo piso de un edificio y dije-ra al pasar por el quinto piso: “por ahora, todo va bien”.

La población mundial sigue incrementándose a

marchasforzadas en los países con menor capacidad

para garantizar la salud, la estabilidad y la prosperidad de la

población

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La lucha por la consolidación de las instituciones es impostergable

Venezuela es un país singular con paradojas e incertidumbres que cre-cen en los últimos tiempos. No hemos sepultado los fantasmas del per-sonalismo, el autoritarismo y muchas de las amenazas que arrastramos de siglos anteriores. Como ya lo hemos resaltado, esta misión no ha concluido y nuestra democracia se presenta con formas inacabadas y de no cumplimiento con débiles instituciones. Si observamos las recien-tes experiencias políticas, pareciera que nos encontramos todavía en la búsqueda de nuestra personalidad democrática, que es un resultado de permanentes tensiones y conflictos y nuevas formas de autoritarismo y hegemonía.

No es posible avanzar decididamente en la construcción de una so-ciedad moderna sin instituciones que garanticen de manera férrea ese objetivo. Las tendencias históricas muestran que la evolución na-tural lleva a reproducir desigualdades y variadas formas de exclusión.

Si el objetivo central de la democracia es mejorar el bienestar de la ciu-dadanía, articulando niveles de libertad e igualdad, el Estado es el ins-trumento de acción colectiva para lograrlo.

El debate sobre la construcción y reconstrucción de las instituciones en Venezuela es impostergable. El desbalance de poder entre los venezo-lanos requiere de la capacidad regulatoria de las instituciones. Lograr ese equilibrio no se producirá espontáneamente sin el compromiso y la actuación de todos los sectores en el país.

Los retos del desarrollo sostenible en el país, ya sea para garantizar la seguridad en general de la familia, combatir la pobreza, lograr la Justi-cia Social o proteger el medio ambiente, requieren de medidas equili-

bradas y justas de todas las instituciones.

Por otra parte, la creciente pobreza está originada por los mismos venezolanos que en posiciones públicas o manejando, desde en-cumbradas posiciones económicas los hilos del poder, han tomado decisiones políticas que han empobrecido a unos y enriquecido de manera obscena a otros. Dado que la pobreza y deterioro de la clase media está originada por grupos de poder, se puede erradicar con toda seguridad. Asimismo entenderemos que el mal gobierno y la participa-ción de grupos minoritarios, pero poderosos económicamente, son el principal escoyo.

Es al propio poder al que hay que limitar, vigilar, repartir y equi-librar con gran cuidado y con instituciones que sean la base de la sociedad. No hemos tenido instituciones sólidas ni hemos entendido que el respeto al Presidente es importante, pero más importante es el respeto a la Constitución.

Venezuela sufre una profunda crisis, como el país de las ocasiones per-didas, a pesar de toda la riqueza producida por el hecho de la naturaleza y que nada ha tenido que ver con la capacidad gerencial en nuestros gobernantes. Es una historia que se repite con una nación endeudada y metida en el atraso y creciente deterioro.

Los tiempos presentes son de gran dificultad y nos demandan voluntad y compromiso, es el momento de repensar el futuro y de impulsar desde todos los sectores las rectificaciones que hagan posible abrir caminos y esperanzas, y construir una Venezuela donde impere la unión, la paz y el progreso. Una sociedad donde haya libertad y respeto a la propiedad privada, donde los ricos paguen impuestos y que esos recursos gene-ren oportunidades para que los más desposeídos sean visibilizados y de verdad salgan de la pobreza, y relancemos la clase media.

Si el objetivo central de la democracia es mejorar el bienestar de la ciudadanía, articulando niveles de

libertad e igualdad, el Estado es el instrumento de acción colectiva para lograrlo

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La Justicia Social es la verdadera distribución de la riqueza petrolera para que el pueblo reciba en forma directa un porcentaje de ella, mediante edu-cación, salud y vivienda, para que todos tengan una casa, un empleo, aten-ción médica, y educación para sus hijos.

Debemos retomar el proyecto de Mi Negra y dinamitar la excusa de que eso es populismo. ¡No es populismo! Es la alternativa ante tanta injus-ticia y despilfarro de nuestra riqueza petrolera. Es la verdadera Justicia Social y el instrumento que saque de abajo a los pobres y eleve a la clase media.

Desde la Democracia Social impulsamos una propuesta de cambio que nos conlleve a la materialización de esa sociedad, con una economía del conocimiento, haciendo buen uso de nuestros recursos naturales, pero con la innovación por delante y la producción de bienes y servicios de mayor valor agregado. Promover las oportunidades y la competencia. Garantizar la seguridad jurídica. Invertir en la infraestructura que tanto requiere el país. Proveer la seguridad ciudadana como el sagrado derecho que tene-mos todos a vivir una vida libre de miedos, terror y tristeza colectiva.

En esta hora histórica que vive Venezuela, los lideres debemos saber con claridad hacia dónde vamos. Volver al principio de Brecht: “Una cosa es ver y otra mirar, una hacer y otra hablar por hablar”, pensar con sentido de grandeza, apartando lo personal para darle paso al interés de la Patria.

En este país avanzamos o fracasamos como nación, como un solo pueblo. Hay notorias cuarteaduras entre las aspiraciones del pueblo y sus logros. No hay espacio para repetir mentiras y engañar una vez más a la gente. El pueblo quiere paz y progreso. El gobierno está desnudo ante la gente y todos estamos claros que su obsesión con el pasado tiene como finalidad, justificar acciones que serían difíciles de explicar si no estuvieran envuel-tas en un manto de supuesta legitimidad histórica. Hay que recordar con orgullo nuestra historia pero la obsesión debe ser el futuro.

En el año 2006 nos tocó la tarea de retomar la ruta electoral, tarea titánica y empinada cuesta, pero hoy podemos decir que lo logramos. Estamos cerca de sonar la hora solemne de la Patria y todos tenemos que aportar nuestra

cuota de sacrificio en esta lucha dura y difícil. La ruta para competir es la vía pacífica, electoral, democrática, cívica y política. Y esa ruta la tenemos que recorrer para fortalecer el espíritu nacional y enfocar un nuevo rumbo. Así es que, como esperanza y norte nacimos y encarnamos la alternati-va democrática y de poder, levantamos y defendemos nuestra bandera de la Democracia Social para llenar el vacío que existe en la sociedad y avanzar hacia la construcción del nuevo modelo que merecemos los venezolanos.

Somos una organización donde confluyen sociedad, programa y poder. Somos más que candidatos y elecciones. Somos un instrumento de lucha comprometido con blindar la institucionalidad democrática frente a las tentaciones de la antipolítica que siempre se mueve en la idea de arrebatar, y desconoce las instituciones y los partidos políticos.

Unidos por los principios y valores de la Democracia Social, luchamos por alcanzar el poder y el gobierno para lograr la felicidad del pueblo; garantizar el ejercicio de los derechos ciudadanos para que nuestras pro-puestas y reclamos pasen del papel y de las buenas intenciones al terreno de los hechos; y relanzar la libertad como valor supremo del ser humano por cuanto, gracias a la libertad, la humanidad ha podido progresar desde la caverna primitiva hasta el viaje a las estrellas y el avance tecnológico, desde las formas de asociación colectiva y despótica hasta la democracia representativa.

Manuel Rosales Guerrero

La lucha es por Un Nuevo Tiempo para el progreso.

¡Es la hora de la Patria!

Hay que recordar con orgullo nuestra historia pero la obsesión debe ser el futuro

En este país avanzamos o fracasamos como nación, como un solo pueblo69 70

Manuel Rosales, más que un líder político es un hombre de familia.

Nacido en Santa Bárbara del Zulia, en un hogar de sólidos principios y valores. Su formación basada en la importancia de la educación y la unidad familiar como herramientas fundamentales para la superación personal, lo llevó a realizar una ges-tión exitosa en su vida como verda-dero servidor social y ser humano con profundo compromiso moral.

Su infancia estuvo marcada por imágenes de familias que vivien-do en una región rica en recursos naturales, protagonizaban las his-torias más tristes que la pobreza pueda escribir. Es ese ambiente de precariedad e injusticia, que le tocó presenciar, el que mueve la fibra del adolescente y lo convence que su vocación es rescribir el destino de esos compatriotas, a través de la lu-cha social.

En la actualidad, Manuel Rosales es considerado uno de los dirigen-tes políticos más importantes del país. Sus aportes y luchas por recu-perar la democracia en Venezuela

hicieron tambalear la hegemonía que ahora la tiene secuestrada, y lo obligó a tomar la ruta del exilio para salvar su vida.

Sin embargo, y aún desde la dis-tancia, Manuel Rosales continúa trabajando para que la Democracia Social sea el modelo de gestión que rija los destinos de los venezolanos.

Toda su vida la ha dedicado al hecho público. Desde muy joven comien-za sus luchas reivindicativas, como dirigente estudiantil de educación media y universitaria. Luego, como funcionario público. Es auditor in-terno en el Consejo Municipal del distrito Colón, para desempeñarse como concejal principal de Santa Bárbara del Zulia en el mismo mu-nicipio. Su espíritu de lucha tam-bién se dejó sentir en la Asamblea Legislativa del estado Zulia como diputado principal durante dos pe-riodos consecutivos.

Es elegido alcalde de la ciudad de Maracaibo. En ese cargo de elección popular despliega todo un ambi-cioso programa de transformación de la ciudad, hasta convertirla en

un modelo de urbe moderna, con servicios e infraestructu-ra de avanzada. Es precisamen-te, durante esta gestión que se proyecta e inicia la construc-ción del Metro de Maracaibo.

Las aspiraciones de un cambio pro-fundo para la región lo llevan a fun-dar el partido Un Nuevo Tiempo, con filosofía y pensamientos basa-dos en los valores de la libertad, la Justicia Social, la equidad, la soli-daridad, y el progreso, que consti-tuyen el concepto político de la De-mocracia Social.

La exitosa gestión y probada capaci-dad gerencial que demostró Manuel Rosales durante su labor como Al-calde de Maracaibo hizo que obtu-viera un sobrado respaldo popular para ser el Gobernador del estado Zulia en el 2000. El trabajo transfor-mador que comenzó en Maracaibo lo expandió por el extenso estado occidental. Rosales creó un nuevo modelo de infraestructura para la región en todas las áreas de aten-ción ciudadana. Construyó y mo-dernizó más de 117 centros clínicos, hospitales y los dotó con equipos de punta, a la par que implementaba diversos programas de salud para el ciudadano zuliano.

La educación es otro de los logros fundamentales de su gestión. Du-rante ese periodo, se construyeron y modernizaron más de mil institutos de enseñanza de todos los niveles. Dentro del concepto de Escuelas

Zulianas de Avanzada, se imple-mentaron más de 300 laboratorios de computación o aulas virtuales. Y se creó el sistema de becas “Jesús Enrique Lossada”, programa mode-lo en el país, que permitió la incor-poración de más de 60 mil bachi-lleres sin cupo a las universidades.

Emprende un agresivo plan de mo-dernización de vialidad y construc-ción de viviendas para las clases populares, así como la ampliación y mejoramiento de la infraestructura en su estado natal. Su labor es reco-nocida y gana la reelección al cargo en 2004.

Manuel Rosales es el candidato de la unidad democrática para optar por la Presidencia en 2006. En sólo tres meses, y sorteando una cam-paña llena de obstáculos y venta-jismos impuestos desde el gobier-no, venciendo además la corriente abstencionista de algunos partidos políticos y sectores de la oposición, el Gobernador del Zulia obtiene al-rededor de 40% de los escrutinios y su gesta marca el retorno al instru-mento del voto como mecanismo de participación popular y garantía sustentable del sistema democrático. Venezuela recupera la ruta demo-crática y su prestigio internacional.

Esa jornada electoral fue califica-da por Manuel Rosales como “una hazaña del pueblo democrático de Venezuela”.

Semblanza

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La campaña electoral recogió también otros frutos: Un Nuevo Tiempo se convierte en un partido nacional. Impulsada por Manuel Rosales, la organización lide-ra en el 2007 la lucha contra los intentos de modificar la Carta Magna a la conveniencia de los intereses del régimen, obteniendo así la oposición venezolana su primer triunfo frente a éste, lo que marcó la pauta para la conquista de importantes espacios democráticos en el 2008, cuando se ganaron alcaldías y gobernaciones.

En los comicios regionales de ese año, Manuel Rosales es elegido nuevamente Alcalde de la ciudad de Mara-caibo con más del 60% de los votos. Sin embargo, su gestión se verá interrumpida. El Gobierno, que sin-tiendo miedo ante el ascendente liderazgo nacional de Manuel Rosales, quien siempre resultó victorioso en todas las contiendas contra el oficialismo en el estado Zulia, emprende la persecución más implacable que haya sufrido político alguno en este siglo y que lo con-dena al exilio.

Desde Perú, Manuel Rosales sigue con inquietud de-mocrática la situación que se vive en Venezuela y su labor como líder político es y será pieza fundamental en la reconstrucción institucional del país.

Federico Olioso Martín Periodista.

No hay un muro, por muy alto que sea, que nos separe de nuestra conciencia y de nuestro corazón. No ha habido un minuto en que nuestra Patria, su dolor, su angustia, su presencia, no hayan estado junto a mí. Ha sido una obsesión de todas las horas y todos los días, y no es simplemente la situación que marca el distanciamiento de tu Patria. No es mal de ausencia ni apremio de desterrado. Es que cada día veo con profunda preocupación que el país va por un camino errado y eso no me permite estar callado. Me siento obligado a de-cir lo que creo que es la verdad. A escribir con claridad y buscar la reflexión crítica sobre los problemas sociales, políticos, económicos y culturales.

Manuel Rosales Guerrero