Para cuando la oscuridad se extingue a causa de un interruptor infausto

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Para cuando la oscuridad se extingue a causa de un interruptor infausto Para Cristina, que me escribe el corazón Estiro mis brazos, como un ciego, o como un sonámbulo que juega a estar en estado de vigilia en la noche más oscura, que para el caso es lo mismo, e intento atrapar la nada (o el todo, quién sabe) más negra y fría que me envuelve y me obliga a andar topándome contra los muebles que nos han tenido desnudos encima suyos, gimiendo palabras incomprensibles, sílabas insanas cargadas de fuego inacabable, recorriéndonos las mejillas y penetrando nuestros oídos como una ráfaga de pasión. Me detengo en medio de esa nada (o de ese todo), sin saber adónde debo dirigir el siguiente paso para encontrarme con tu rostro y tus brazos y tu cuerpo, pero lo ignoro. Ignoro si avanzando a hacia la izquierda iré a parar a tu lado más revolucionario y terminaré echado en tu regazo, bebiendo de ti: rey borgeano perdido en un laberinto basto e imposible. Ignoro si mi tentativa de doblar a la diestra divina me hará caer de bruces contra la esquina precisa que separa tu espalda de la gloria, allí donde el hacedor total puso la escuadra y te hizo perfecta, donde se pierde mi mirada en el justo momento en que, como pasa cuando nos encontramos en la calle, nos unimos en un abrazo infinito de segundos que no quiero que se acaben jamás. Ignoro, si debo continuar de frente y de ese modo convertirme en tu camino, en el recorrido que debes seguir con un lápiz, como jugando a dibujar las figuras que se forman luego de unir en determinado orden una serie de puntos en los diarios que

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Primero de diez textos que serán publicados a modo de cuentos (?)

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Para cuando la oscuridad se extingue a causa de un interruptor infausto

Para Cristina, que me escribe el corazn

Estiro mis brazos, como un ciego, o como un sonmbulo que juega a estar en estado de vigilia en la noche ms oscura, que para el caso es lo mismo, e intento atrapar la nada (o el todo, quin sabe) ms negra y fra que me envuelve y me obliga a andar topndome contra los muebles que nos han tenido desnudos encima suyos, gimiendo palabras incomprensibles, slabas insanas cargadas de fuego inacabable, recorrindonos las mejillas y penetrando nuestros odos como una rfaga de pasin.Me detengo en medio de esa nada (o de ese todo), sin saber adnde debo dirigir el siguiente paso para encontrarme con tu rostro y tus brazos y tu cuerpo, pero lo ignoro. Ignoro si avanzando a hacia la izquierda ir a parar a tu lado ms revolucionario y terminar echado en tu regazo, bebiendo de ti: rey borgeano perdido en un laberinto basto e imposible. Ignoro si mi tentativa de doblar a la diestra divina me har caer de bruces contra la esquina precisa que separa tu espalda de la gloria, all donde el hacedor total puso la escuadra y te hizo perfecta, donde se pierde mi mirada en el justo momento en que, como pasa cuando nos encontramos en la calle, nos unimos en un abrazo infinito de segundos que no quiero que se acaben jams. Ignoro, si debo continuar de frente y de ese modo convertirme en tu camino, en el recorrido que debes seguir con un lpiz, como jugando a dibujar las figuras que se forman luego de unir en determinado orden una serie de puntos en los diarios que compraba antao. De cualquier modo, no importa si voy a la izquierda o a la derecho o sigo de frente, lo que importa es avanzar hacia ti y encontrarme con tus manos que me tocan como un acorde de formulacin improbable, con tus ojos de los que jams dejar de escribir, de tus pupilas en las que quiero morir ahogado cuando sea anciano y estemos sentados uno al lado del otro, luego de mostrarte la dedicatoria que me escribirte en un Bolao, en la puerta de una universidad de la que de seguro an recordaremos el nombre, en una calle que nos ha visto rer tanto y con tantas ganas de vivir y ser felices, una calle que hemos pisado tratando de encontrarnos a nosotros mismos; despus, resucitar con el beso que nos daremos y que todava nos sabr a amor y a urgencia por tenernos ajenos de ropas, siquiera para sabernos humanos y necesitados ambos del corazn descubierto del otro. Lo que importa es avanzar y sujetarme a tus piernas y caminar contigo en la misma direccin, con pasos de nio que se tropieza pero que en vez de llorar se levanta y corre torpemente a encontrarse con el destino que desconoce pero en el que sabe que siempre habr mejores pasos. E importa tomarte de la cintura y bailar una danza torpe, muy torpe, pero con la que podamos sentir que volamos, porque siempre volaremos si es que seguimos soando juntos en nuestro mundo.Cuando por fin doy el paso necesario, an con los ojos cerrados, o con la ceguera metafrica todava en proceso, alguien prende la luz. Entonces, te separas de m y se termina, aunque no lo queramos, nuestro abrazo infinito.

Ricardo Lozano Fernandez