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    BR I GADA S NAC I ONALE S

    Para vo ver a hacer deChile una Nacin

    DISCURSO DE -La tragedia de los sacrificios perdidos /JORGE .IIacia el Gobierno de los rasputinesSeptiembre: disyuntiva histricaHombres fuertes contra oligarquasSlo el hombre y el puebloNecesidad de un gobierno nacionalLa oligarqua burocrticaLa oligarqua de la horcaCandidatura de Jorge AlessandriUn Estado jerrquicoSacrificios compartidos.Una sola categora de chilenos.FF. AA.: refugio de la nacionalidadUnidad de nuestra Amrica

    1 Reconstruyamos la Patria 1BANDERA 657 1 1

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    Para volver a hacer deChile una Nacion

    JORGE PRAT

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    D esde hace tres aos, junto con un numeroso grupo deamig~s~a t r io tas ,emos permanecido en calidad de especta-dores del actual proceso poltico, econmico y social, anhe-lantes de .ver en l un asomo de reaccin o algn impulsopositivo y constructivo o siquiera algn gesto de audacia he-roica que permitiera dar refugio a la esperanza o encendernueva fe en los destinos de la patria.Desgraciadamente en este lapso ha descendido un pesado

    teln sobre el horizonte nacional, trgicamente conducente aun mayor escepticismo general. En un deseo inviril de rehurlos sacrificios y de no afrontar la impopulariddd que emanade los mismos, el Gobierno y los partidos ibaiistas abandona-ron en 1955 la poltica anti-inflacionista que se haba empren-dido en 1954, fundada en el conocimiento de la realidad chi-lena a travs de tcnicos chilenos. Sucedi a este abandonoun ao de irresponsable frivolidad gubernativa, de torpesdesahogos pasionales y de contradictoria y generalmente hue-ca palabrera. Hasta que el peso inexorable de la realidad,seal, hacia fines de 1955, que el grado de inflacin econ-mica y su consecuente efecto de caos moral estaba marcandolas ltimas lneas del termmetro de la paciencia nacional.O se rectificaba o se sucumba.Se inici entonces, desde 1956, una nueva poltica eco-nmica, dirigida por un grupo de tcnicos extranjeros, que hatratado de dominar en forma fulgurante un proceso econmicode gestacin larga y por 1o.tanto de dominio, control y desen-lace paciente. Y para obtener resultados inmediatos y qlocuen- .tes se han usado en trminos extremos las recetas clsicas,

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    actuando sobre el crdito y sobre los salarios, esto es sobrelos factores que pueden ser operados mediante'leyes, decre-tos o resoluciones de carcter drstico, pero dejando de manolos factores no menos principales del saneamiento fiscal y delaumento de la capitalizacin nacional y del desarrollo econ-mico, que requieren algo ms que una declaracin imperativa,porque se fundan en el espritu de sacrificio, en la confianza,en la capacidad e idoneidad de los elementos ejecutores, ysobre todo en el ejemplo que conduce e impulsa.Pero adems se olvid que un proceso inflacionista nose reduce nicamente a un simple proceso econmico, sinoque engendra o agudiza todo un complejo cmulo de efectosde orden moral. Peor an, no salo no se actu con energasobre esos efectos, sino que desde las esferas del Gobierno,del Parlamento y de los partidos, se ayud a exacerbarlos.EA TRAGEDIA DE LOS SACRIFICIOS PERDIDOS

    Sera fatigoso triste tratar de pintar el cuadro de des-moralizacin que Ka corrido paralelo al de los sacrificiosexigidos a los asalariados y a las empresas. Sera cruel indicarcmo cada embate contra el standard de vida de nuestrosobreros, de nuestros empleados y de. nuestras Fuerzas Arma-das, ha sido sarcsticamente jalonado de los enriquecimien-tos ilcitos obtenidos encareciendo el pan o el azcar, O 10sfletes del trigo y del aceite, o las tarifas de los servicios p-blicos; o negociando las propuestas para las adquisiciones oconstrucciones pblicas; o prometiendo la distribucin de lastierras fiscales; o fomentando el contrabando y protegiendo alos contrabandistas.Co,mo. sera igualmente desconsolador retratar la accinde quienes por estar ubicados eficazmente en la oposicin,dominando el Parlamento y la prensa, pudieron tener una ac-cin decisiva en el campo de la moral pblica y no supierono no tuvieron el coraje de hacerlo.qu solvencia depuradora, que reaccin convincente, enefecto, pueden destacar aquellos partidos, de uno y otro ladodel campo poltico, que todava siguen manteniendo, contra elsentir de toda la opinin pblica, las corruptoras consejeras~arlamentarias; ue nada eficaz o sancionador han hecho paradetener la avalancha de peculados pblicos; que han nego-ciado tantas veces su poder fiscalizador; que constituyen blo-ques de accin comn, n con fines evidentes de bien pblico,

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    sino bajo el acicate del despecho o del temor; que presentana la opinin pblica giros tan inesperados como el de apoyarhoy al Gobierno que ayer acusaban de asesino de los 20 muer-tos del 2 de abril de 1957?dAcaso no est aun fresco el recuerdo de aquel rematebochornoso de las colocaciones en las listas electorales demarzo de 1957?2 0 el recuerdo de aquel momento negro de la vida nacio-nal, en el que ante el caos y el pillaje que se apoderaba deSantiago, en ese 2 de abril que he recordado, los representan-tes polticos propusieron al Gobierno una transaccin ominosa,que slo pudo atajar el sentido fsico de la autoridad queposee el Presidente de la Repblica? -

    No es extrao entonces, que a poco ms de dos aos de lainiciacin de la poltica econmica de los tcnicos extranjeros,y cuando se pone trmino a su misin, contemplamos al passumido en un caos de depresin y desmoralizacin econ-mica, de cruel cesanta asalariada y paralizacin empresaria,y sobre todo, de general convencimiento de que el golpe ases-tado a la inflacin puede ser efmero y traer aparejada surevancha.Estamos a un paso de que lo que debi ser la poltica o elplan de los sacrificios com artidos, resulte el plan o la tra-gedia de los sacrificios pera dos.

    HACIA EL GOBIERNO DE LOS RASPUTINESEsto puede ser trgico porque no hay peor .dao paraun hombre, para una sociedad o para un pas que la des-moralizacin. De los pueblos desmoralizados nacen las dife-rentes taras que han caracterizado a las sociedades en deca-dencia. As se engendra la entrega al colonialismo; el colabo-racionismo con el enemigo; el gobierno de los rasputines yde las favoritas; el afloramiento de los Trujillo o de los So-moza. En las naciones desmoralizadas a los hombres limpios-y patriotas no les queda ms profesin digna que la de in-cendiarios.Este es el peligro a que est hoy expuesto nuestro Chile.Una sempiterna direccin claudicante, que nunda impone san-

    ciones; una crnica lucha partidista, que nunca crea, sinoreparte; y una cada vez ms aguda expresin pblica, a tra-vs de la prensa sensaciowlista, d e las debilidades, de lastaras y de los crmenes de los elementos ms bajos.de cada

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    capa social, nos tiene transformados ante el concepto inter-nacional, y tal vez si ante el propio, en un pueblo de hom-bres que violan mujeres o asesinan por la espalda a 10schoferes de taxis, qiie practican el homosexualismo, que porindefensos, profanan a ]os muertos; iin as en que los preva-Picadores de arriba siguen !gozando de OS honores del Podery hasta de la de 10s ms por SU habilidad en el

    robo; un pas en que el giro doloso de cheques es el pan decada da, en que la actividad ms lucrativa y habitual es elprctamo de dinero al 4%mensual.y de esta manera hemos llegado los chilenos al fondo dela en diente y aqu nos encontramos o para cerrar los Ojos, ydormir y morir en la vergenza; o para levantarnos y traba-

    jar, para romper la tierra muerta, abonarla, enmendarla ydarle vida y futuro.SEPTIEMBRE: DISYUNTIVA HISTORICA

    No soy ingenuo creyente de que la solucin a los malesde un pas se encuentre siempre en ese tipo de elecciones quecocinan a su sabor los partidos polticos, dando al ciudadanoa elegir en* guisos que no son los suyos.Pero hoy, la eleccin de septiembre de 1958 se presenta

    al pas en los momentos en que estas tendencias depresivasllegan a su culminacin y permite por lo tanto que ella lesd luz verde o les ponga tope drstico y definitivo. En estecamino oscuro hay un alto, un claro, un cruce, que permitecontinuar el extravo o iniciar la rectificacin. Sera posibleprescindir de esta circunstancia? Sera posible que los hom-bres independientes de este pas la ignoraran, la subestima-ran, la dejaran pasar sin pronunciarse?Esta es la razn de que me encuentre ante estos micr-fonos, dirigindome a los hombres independientes, a 10s quetienen un hondo sentir nacionalista, a los que no obstante laspesadillas de la realidad actual hacen lugar para los sueosde una patria mejor.

    HOMBRES FUERTE8 CONTRA OLIGARQUIASAhora bien, soy de los que piensan que la historia pol-tica de Chile, desde su independencia, se desarrolla a travsde una lucha sin cuartel entre los ue se llaman hombresfuertes, y que podran llamarse mejor1 mbres de sentido na-cional, y los grupos o frmulas oligrquicas, sean stas d e

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    clases sociales, o de clanes financieros o de tiendas polticas.De un lado los que han mirado a Chile como una patria detodos y la han gobernado como rbitros y jueces, sin tomarpartido por los intereses en lucha, y de otro, los que han que-rido eliminar a este rbitro o juez imparcial y enojoso, porquese han sentido fuertes en su clase, o en su Parlamento o ensu crculo econmico o en su partido burocrtico y monopo-lizador. Primero Portales, y bajo su sombra Prieto y Bulnes;luego Montt y Varas; en seguida Balmaceda y finalmente Ales-sandri e Ibez, sealan, generalmente sin claudicaciones, eltipo del gobernante nacional y enrgico, asilado en la severaautoridad de la ley, e, imponindola a todos, amigos y enemi-gos, partidarios u opositores, ricos o pobres, poderosos o d-biles. Son los regmenes en que el pas marcha: en que hayun motor estatal sin interferencias para las iniciativas de pro-greso; en que hay obras pblicas efectivas y no meras 'pri-meras piedras"; en que hay una poltica internacional y unarenovacin y rectificacin social; en que hay creacin y orga-nizacin administrativa. En que hay orden impuesto aunquesea con dureza; en que hay justicia mantenida aunque seacon lesin de la amistad y del partidarismo; en que hay pro-greso aunque sea con. precipitacin.

    Y en contraste estn los regmenes en que dominan losgrupos sociales, o el Parlamento, transformados en monopoliode las influencias. Un Gobierno como el del seor Prez, deretroceso y estancamiento; o como el sonamblico perodoque va desde el suicidio de Balmaceda hasta el ao 1920:30 arios de inercia y versallesca declamacin en que no sehizo nada para Chile y tal vez mucho para una oligarquaegosta y opaca, sin Ileres y sin osada. O como los 15 aosdel G~bierno adical en que todo se proyect como en plenoperodo parlamentario hacia los fines propios de un grupo so-cial, con iguales caractersticas de oligarqua, agravadas conrealizaciones parciales de una previsin anticientfica que con-templaba beneficios dispendiosos y viciosos, como las jubila-ciones prematuras y las jubilaciones acumuladas, o beneficiossin financiamiento; pero que 'sobre todo, se distingua por suparcialidad, ya que mientras para el sector empleados, y den-tro de stos en forma privilegiada para los empleados pblicos,contemplaba jubilaciones, desahucios, reconocimientos de aosde servicios, reajustes automticos, asignacin familiar y fon-

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    dos de retiro, para el sector obrero, en cambio,. slo dejabacaer el olvido y esa pensioncilla risible y desvalorizada de laley 4054.> Y cul ha sido el factor determinante del Gobierno fuer-

    SOLO EL HOMBRE Y EL PUEBLOEl hombre y nada ms que el hombre, en un principio;y el pueblo y nada ms que el pueblo, en seguida, apoyn-dolo. Portales, Montt, Balmaceda, Alessandri, Ibez, han sidohombres que surgen empinados sobre los grupos de que pro-venan. Portales, Bulnes, Prieto, Montt y Varas fueron conser-vadores, con hondo sentido nacional, que mantuvieron a raya

    el espritu partidista de muchos de sus propios partidarios.Balmaceda, de cuna aristocrtica, luch con el pueblo y laclse laboriosa contra muchos representantes de esa mismaaristocracia, y sobre todo contra el partidismo parlamentarioque le hizo la revolucin. Alessandri, lanzado a la lucha pol-tica por los hombres del Partido Conservador, se hizo populary gobern sin eufemismo destruyendo privilegios y apelandoa clases y hombres nuevos. Casi todos ellos tuvieron en sucontra a los partidos, los salones y la prensa; pero contaroncon un pueblo que, descubriendo su sentido nacional, les am-per y los defendi.NECESIDAD DE UN GOBIERNO NACIONALPues bien: esta necesidad del Gobierno fuerte y nacio-nal es hoy da mucho ms imperiosa que nunca en vista delcaos econmico, la desesperacin social, el confusionismo mo-ral y el doloroso espritu de frustracin que han sido las con-secuencias del fracaso del Gobierno elegido con tanta espe-ranza en 1952. Nuevamente est todo por hacer; nuevamentehay que impulsar; nuevamente hay que castigar. Nuevamen-'te entonces estn reunidas todas las circunstancias para quesea la calidad de hombre independiente, apartidista, enrgico,austero, intransigente con el mal, las que determinen la elec-cin popular de 1958, y esta vez sin' frustracin.Como hombre independiente, sin partidos, atormentadode espritu nacional, miro hoy nuevamente al hombre que pue-da empinarse sobre los grupos para buscar un Presidente dela Repblica. Estoy seguro de que interpreto a una enormeporcin de los hombres en esta bsqueda y en esta eleccin.

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    No quiero calificar, ni ofender a ninguno de los hombresque hoy postulan a esta alta responsabilidad, ya que a todoslos s honestos, capaces y meritorios, en el aspecto personal.LA OLIGARQUIA BUROCRATICA

    Pero como hombre independiente creb que el Partido Ra-dical, que cuando estuvo en el Gobierno gobern como grupo,como casta, no ha logrado an destruir esas tendencias que leimpidieron tener una visin nacional del Gobierno y que per-mitieron que fuera tan menoscabado en la legislacin el sectorobrero, mayoritario en el pas. La preeminencia dentro delradicalismo de su espritu partidista se manifiesta de manerainequvoca hasta en la forma en que sus militantes hablan delos hombres de sus filas que llegaron a la primera magistra-tura, llamndolos a secas "los presidentes radicales", sin ape-llidos; o se manifiesta en forma an ms actual en las propiasdeclaraciones de su candidato, quin con espontnea sinceri-dad exhibe como mejor ttulo para aspirar a la Presidenciade la Repblica -ese altar para todos los chilenos- el hechode haber sido un buen asamblesta radical; y declara que sumayor aspiracin es ser un buen y leal Presidente radical.LA "MASONERIA BLANCA"

    La formulacin de la candidatura demcrata cristiana,aunque nimbada en su propaganda de la clasificacin de "na-cional y popular" -la misma que tildaron de totalitaria cuandoen 1952 se le aplicaba al General Ibez- no ha logradotampoco rebalsar las fronteras partidistas. La composicin deque dicha candidatura naci, responde al mismo anhelo bu-rocrtico de un grupo social que disfrut, a travs de la Fa-lange Nacional, durante el perodo radical, de los privilegiosoligrquicos de una clase constituda en gobierno y gober-nado para s. Todas las concepciones previsionales en bene-ficio de los grupos burocrticos y en desmedro de los obrerosy realizadas en dicho perodo, fueron compartidas y celebra-das por las directivas falangistas. Y muchas otras semejanzassugestivas sobre radicales y demcratas-cristianos podrn se-fialarse, semejanzas compartidas por lo dems en . panoramainternacional sobre todo de Francia, donde uno y otro partidoestn recibiendo hoy el salario de su imprevisin y de susapetitos. Igual pre-eminencia de los grupos burocrticos y delos grupos tericos; en la educacin igual sometimiento a las

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    tendencias verbalistas, que no desarrollan la inteligencia ni lacultura, ni conducen como las disciplinas tcnicas a la accintil; igual defensa de la frondosidad administrativa, mejor dis-frazadas con la tesis demcrata cristiana de la obligncii~delestado de dar trabajo a falta de nuevas empresas emanadasde la economa privada. Igual admiracin de la organizacinpartidista; igiial interesado culto al dirigentismo gremial y alsindicalismo poltico; igual horror a las formulaciones tajan-tes del hispanoamericanismo; igual vaguedad doctrinaria queno permite nunca prever la posicin demcrata-cristiana anteningn problema social.Y sobre todo igual culto a la sumisin oligrquica al es-tilo del rgimen parlamentario, manifestada por el asco a loslderes y por su amor a los hombres quietos y fciles de con-ducir. No deja de ser definit~ria, n efecfm, su cautelosa, len-ta, prudente, pero sin embargo decidida preparacin de unintelectual estudioso reacio a la accin y a la definicin, pararepresentar al movimiento en su aspiracin a conquistar elPoder.Como en Francia, slo el color religioso distingue a am-bos grupos. Pero esta diferencia marca un matiz ms de es-trechamiento grupal, del todo ajeno del sentir nacional quedesde hdontt y Varas busca crear en el pas un techo paratodos los chilenos, sin distincin de clases, creencias y parti-dos. El inveterado asco falangista a la autoridad civil y susubconsciente tendencia a dividir a los hombres no ya entrecreyentes y no creyentes, sino entre buenos creyentes y maloscreyentes, traduce un parentesco muy directo con viejas y yasuperadas luchas religiosas de la poca del clericalismo uI-tramontana, que en definitiva slo significaron menoscabo dela autoridad y dao a Chile. La llamada en otros pases "ma-sonera blanca", define, pues, en trminos exagerados, peropictricos, l a clara composicin de grupo con tendencia a oli-garqua de la deinocracia-Cristiana.EA OLZGARQUIA DE LA H ~ R C A

    Los elementos que anhelan representar a la masa, supo-nindola necesariamente materialista y extremista, se han aglu-tinado en una combinacin partidista dispar, que prohija alPartido Comunista, que trata con eficacia de controlarla.Es cierto que hay en esta combinacin una pequea por-cin de hombres que cuando estuvieron en el Gobierno, en

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    1953, se mostraron capaces de honestamente una po-ltica de sacrificios y restricciones esencialmente reidas conla demagogia y el partidismo; pero estos hombres, estos socia-listas de verdad no son nada ante la avalancha de aventure-ros, los ms de ellos desprestigiados, que estn parasitandola candidatura del llamado FKAP, haciendo valer sus influen-cias de prensa de Gobierno o de capital, al extremo de darya al pas la sensacin inequvoca de que estn comprandosu futura impunidad.

    Y sobre todo no son nada ante la presencia del PartiPoComunista que agrega al conglomerado un elemento clasistaterriblemente cerrado y oligrquico, profundamente contrariopor lo tanto al inters nacional. Pocas clases ms estrecha-mente exclusivista se han conocido en la historia del mundo,que las que han nacido de las revoluciones comunistas o hansido impuestas por las armas soviticas. En el reinado comu-nista, el partido es mucho ms en el sentido de los privilegiosy las exclusividades, que la antigua nobleza de los reinos oque cualquiera aristocracia o burocracia gobernante. Es unanobleza guardada por los fusiles y las horcas, por la delaciny el espionaje. Es por otra parte una oligarqua medrosa,pronta a virar hacia la direccin que la directiva artidistaseale, o que el tableteo de las ametrallci_doras indique. Escomo la definiera un desilusionado del comunismo, una "nue-va clase que para erigirse y mantenerse como tal ha debidoborrar la libertad y hacer tabla rasa de los derechos huma-nos y comerse a sus propios hijos, permitiendo que en falsosprocesos se fusilen a los camaradas gobernantes de ayer, sinperjuicio de rehabilitarlos maana. Una clase que para ejer-cer su dominio, comparable solo al de las antiguas castas sa-cerdotales de los egipcios o de los israelitas, ha debido acos-tumbrarse a la "abjuracin" y al anonadamiento.Pienso que un hombre dotado de sentido nacioial nop e d e tomar jams sobre s la responsabilidad de que un tananimoso riesgo, cual es este dominio del Partido Comunista,pueda llegar a ser realidad.CANDIDATURA DE JORGE ALESSANDRI

    Frente a estas tres posiciones qq(e ha levantado y tomadocuerpo la candidatura presidencial del seor Jorge Alessandri.Es una candidatura que fue impuesta por la opinin p-blica y por las bases de los partidos Conservador y Liberal,

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    eb ufi momento de superacin del confusionismo ambiente,heroicamente salvado por el sacrificio noble del senador Ma-rn Balmaceda.cmo y por qu se haba producido este vuelco tan ex-trao en nuestra historia partidista? Nada ms que por elhombre, por la bsqueda del hombre empinado sobre los gru-pos, rbitro y ejecutor, juez y sancionador, que sigue siendoel norte y el anhelo de la mayor parte de los ciudadanos deeste pas.Ajeno a los partidos polticos, de vasta experiencia admi-nistrativa, donde ha demostrado su capacidad y su energa,organizador y administrador de empresas, dnde ha probadosu espritu creador, el seor Jorge Alessaildri se haba distin-guido adems por su dramtica independencia personal, sualtiva soledad espiritual y su irrenunciable tendencia a decirsiempre la verdad.Y como hemos visto, las necesidades del pas requierende hombres de este temple. No es la hora de los partidos ni delos hombres que no son peligro para nadie; es por el con-trario, la hora que tambin son en 1952, de las personali-dades superiores a los grupos, del hombre fuerte, capaz deimponer la honestidad y la austeridad por el ejemplo y porla sancin, cap& de crear y avanzar pese a las tramitacionesy a los intereses creados que se oponen a todo progresa.Faltaba al seor Alessandri solamente dar aquel paso quepone a las personalidades de este gnero frente al pueblo,frente a la masa, para observar su recproca comprensin. Yel seor Alessandri tuvo la oportunidad de darlo, primero enmarzo de 1957, con uistando un extraordinario caudal de vo-tos en la provincia \e Santiago, con slo un mes de trabajo.electoral, y venciendo principalmente en las comunas popu-lares; y ruego, aceptando iui desafo plebiscitario en marzode 1958, y triunfando sin discusin.Ha sido sabia la intuicin popular al sealar de esta ma-nera a don Jorge Alessandri y al ver en l a un hombre quetrasciende de los grupos. De carcter retrado y austero nose ha dejado subyugar par los honores, el bienestar y las va-nidades con que habitualmente son subyugados los hombrespor sus grupos, que no aspiran sino a transformarlos en mu:secos. Dotado de una mente clara que lo afirma en sus ideasal extremo de ser tildado de intransigente, ha aprendido a

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    no cejar ante polticos y empresarios, tan dados a confundirsus intereses por el pas. Emana de aqu su fama de "hom-bre difcil", de hombre neurtico; la divulgacin de aquellaaltivez y de aqul "estudia para Dios" que le cuelgan: ndel pueblo que no ha sido objeto de sus intransigencias, sinode los hombres de negocios y de los polticos, incluso losms cercanos a l. aue s lo han sido. Por eso lo aue se es-

    , Igrime como arma de ataque ha resultado, paradojafmente, sumejor prestigio popular. Hijo de Presidente; por otra' parte,ha agotado v a~rendido e memoria en su vida los roced di-" J Lmientos sempiternamente puestos en prctica por los Crculosy por los hombres para torcer la voluntad de los poderosos.Sabe por consiguiente defenderse de hombres, camarillas, par-tidos v clases.~ b rso los que buscamos a1 hombre de criterio nacional,capaz de vencer todos los obstculos, principiando por los queo onen los propios partidarios, miramos en el seor Jorge7essandri al hombre ms indicado para ejrcer la primera ma-gistratura.Tiene el templa que se requiere para no atemorizarse porla parente f~ierzade los partidos polticos -de Derecha, deIzquierda o de Centro- y hacer un gobierno nacional; tieneel temple que se necesita para colocar al Congreso Nacionalen su rol de legislador, y no en e! de inspirador u orientadordel Ejecutivo, que corresponde segn la Constitucin vigenteal Presidente de la Repiblica, que ha sido elegido directa-mente por el pueblo.Podemos esperar de l, por consiguiente, las reformasfundamentales que el pas requiere para detener su declina-cin.UN ESTADO JERARQUICOLa creacin de un Estado autoritario y jerrquico, des-tinado a su fin propio de realizar la Justicia y promover elprogreso material y moral de los ciudadanos; la constitucin,en reemplazo de la actual centralismo, de una autarqua eco-nmica y administrativa para las provincias, sin privilegiosexclusivos para ninguna y sin artificiales y corruptores arbi-trios aduaneros o cambiarios; la transformacin y reforma dela administracin pblica en un servicio Civil tcnico quepara acabar con la burocracia poltica se funde exclusivamenteen concursos de admisin, calificacin de los mritos profe-

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    sionales y respeto de la carreralados de los hombreses garanta de realizacin.polticos, que comparte elSACRIFICIOS COMPARTIDOS

    La rectificacin fundamental de los planes Anti-inflacio-nistas para evitar la quiebra y la cesanta, alternando los es-tmulos estabilizadores, colocando el acento en la capitaliza-cin nacionaI y en el desarrollo econmico, en el pago detodas las deudas del Fisco y en el restablecimiento del rolpromotor del Estado en materia de obras pblicas, fomentode las exportaciones y desarrollo de las industrias matrices deChile, como su agricultura, sus recursos martimos, su mine-ra y su industria qumica son .tambin urgencias que recla-man los hombres independientes y que el programa del seorAlessandri contempla insistentemente.UNA SOLA CATEGORIA DE CHILENOS

    No es slo esto. He tenido la oportunidad de conversarextensamente con el candidato independiente y puedo ase-gurar a los elementos trabajadores del pas que el seor Ales-sandri reconoce el rol pblico y nacional del sindicalismoapoltico, como herramienta necesaria para superar la actualoposicin entre empresarios y trabajadores; y ropicia y an-hela la conquista de una justa participacin Be los trabaja-dores en las responsabilidades y resultados de las empresas;el establecimiento de una sola categora de chilenos en ma-teria de derechos sociales y la unidad previsional para todos.FF . AA.: REFU GIO D E LA NACIONALIDAD

    De la misma manera, el seor Alessandri teconoce el rolfundamental de nuestras Fuerzas Armadas no slo como ins-trumento de defensa del orden interno y de la integridad denuestras fronteras, sino tambin como escuela de formacinque impulse las virtudes nacionales y coopere a una conduc-cin unitaria y con sentido nacionalista de los ideales de lajuventud chilena; y sea adems vehculo para el desarrolloeconmico nacional. Puedo asegurar enfticamente que el se-'or Alessandri no comparte y condena las campias que enlos ltimos aos han pretendido desprestigiar a nuestros hom-bres de armas, o que pretendan acliacarles errores de Gobier-nos que a ellos no competen; y que, por el contrario, al igual

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    que nuestro pueblo sabe que las Fuerzas Armadas son unode los escasos refugios que van quedando de la honestidaddel espritu de sacrificio, de la austeridad, y del anhelo desin-teresado y patritico de una redencin nacional..Podramos darnos satisfechos con estas garantas, sobre

    todo despus de nuestra experiencia de que no son los pro-gramas sino sus realizadores los que cuentan.UNIDAD D E NUESTRA AMERICA

    Pero, como miembro de una generacin aue no acepta ladeclinacin de la patria, porque sabe que ella no es lgicani justa, ya que contamos con todos los elementos I~umanosy materiales para superarla; y que ha llegado a la conclusinde que los peligros cada vez ms evidente que se divisan enel horizonte solo pneden ser dominados por una integracinde todos los pases hispanoamericanos, puedo asegurar quenuestro candidato comparte los esfuerzos para llegar a unaunidad de puntos de mira, de procedimiento de accin y deinstrumentos econmicos y polticos, que permita a la Am-rica Latina ser un bastin espiritual y material con vida pro-pia, con voz propia, y con espritu propio. Yo he luchado poreste ideal que comienza en cada pas latinoamericano con lasuperacin, a travs del nacionalismo, de los fraccionamientosque eitirilizan la accin; que prosigue en el terreno continen-tal con la unificacin 'de intenciones y propsitos para oponer,n voluntades dbiles y pedrosas a los intentos imperialistasy sojusgadores, sino decisiones unnimes e insobornables; yque concluye con toda una construccin integradora, en 10noltico, en lo econmico y en lo moral, que permite hacerde Amrica Latina el continente del maana. Orqanismos deconsulta poltica comunes; arte y dems manifestaciones es-pirituales compartidas; Banco de Latino Amrica; mercadocomn; "pull" de nuestras materias primas, etc., etc., sonideas que ya han hecho carne en las mentes y que debenpasar de la intencin a la realizacin. Porque la incompren-sin de los pases que hoy dirigen al mundo no se condeaaragando como mujeres y escupiendo indignamente como mo-nos, sino trabajando mhs en nuestros proyectos authrquicos yuniendo ms nuestras voluntades- hacia nuestra necesaria in-tegracin.

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    RECONSTRUYAMOS LA PATRIAAMIGOS: Estamos de nuevo ante una aventura de fe enlos hombres. Un pueblo que requiere conductores, porque sesabe capaz de muchas cosas cuando se le enciende con la

    luz del conocimiento y del ejemplo, est nuevamente listo,como lo estuvo en 1952, para emprender la marcha y ascen-der a la victoria. El enemigo es el grupo egosta, el pdocorrom ido y burocrtico, el cacique negociable, el organis-mo sina cal politizado, la cbala financiera, la prensa amarillaque fomenta el asesinato y el homosexualismo, la clase socialque quiere mantener privilegios o la clase social que reem-plaza el trabajo por la habilidad. El enemigo es el chilenodebilitado que "se arregla" con todas las situaciones; el que haexigido la frase decadente de ."conseguir la pega" como el de-sideratum de sus aspiraciones; el que por un falso esprifu detolerancia se resigna a que los asesinos anden sueltos y a que10s ladrones sean poderosos; el que se deja dominar por loscomplejos o por la envidia. Es una hermosa tarea porque aldestruir a estos enemigos, reconstruimos la patria que elloshan derrumbado.

    Para dirigirnos en esta cruzada yo os invito, amigos, areconocer un jefe, escogiendo a un hombre austero, honesto,slido en sus convicciones, intransigente hasta la muerte:don Jorge Alessandri. El dice que nos necesita para hacer unGobierno Nacional. Yo digo que todos lo necesitamos paravolver a hacer de Chile una nacin.