Parcial Domiciliario Analisis Soc Argentina Consigna 2
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PARCIAL DOMICILIARIO
ANALISIS DE LA SOCIEDAD ARGENTINA
2DO CUATRIMESTRE – 13/11/2015
CATEDRA RAUS
FACUNDO SANSEVERINO
32766969
COMISION DE PRACTICOS JUEVES DE 19 A 21 – AULA 403
CONSIGNA 2
A) En la última dictadura militar se iniciaron una serie procesos que tuvieron
continuidad y se consolidaron durante la década del noventa.
Según Juan Villareal, en Los hilos sociales del poder, la dictadura militar dio
inicio, tras una serie de reformas y a diferentes procesos que tenían como
objetivo reestructurar la sociedad argentina. La reformas de apertura del
mercado interno a la competencia externa, la liberalización del mercado de
capitales para el uso de los recursos financieros, la eliminación de restricciones
al ingreso de capitales extranjeros, la subsidiariedad del Estado con su secuela
de privatización a fin de controlar el déficit fiscal y la estimulación del capital
privado, fueron una constante a lo largo de la dictadura y que continuaron, tras
otras reformas en la década del noventa.
El papel que jugó la circulación del capital fue hegemónico respecto al factor
productivo que quedó rezagado y sufriendo un proceso de desindustrialización
que genero un quiebre cualitativo y cuantitativo en el sector de los asalariados,
disminuyendo el volumen de obreros, para que los asalariados del sector
servicios, y por fuera de estos los cuentapropistas, fueran ganando terreno. Al
mismo tiempo el crecimiento de la tercerización multiplico la presencia de los
empleados, restando volumen relativo a los trabajadores industriales.
Este proceso de modificación de la estructura social continuara a lo largo de la
dictadura y va a consolidarse en la década del noventa tras la convertibilidad y
las privatizaciones, como lo explica Martin Abeles en El proceso de
privatizaciones en la Argentina de los noventa: ¿reforma estructural o
consolidación hegemónica?
Según este autor las leyes de reforma del Estado y de Emergencia económica,
allanaron el camino a las privatizaciones y al mecanismo de capitalización de
deuda como forma de pago en la transferencia de empresas estatales. El
régimen de convertibilidad, como salida a la crisis hiperinflacionaria, continúo el
proceso de valorización financiera que se instituyo en la dictadura militar. Esta
nueva ley de paridad cambiaria obligaba al banco central a mantener reservas
de oro, divisas o títulos en moneda extranjera por un monto equivalente al
%100 de la base monetaria, a la paridad registrada. El proceso de apertura a
capitales extranjeros, la libre circulación de capitales y mercancías con los
países centrales fue moneda corriente en la década del noventa continuando lo
iniciado a fines de los setenta. La reforma arancelaria, la eliminación de
derechos de importación y de las barreras cuantitativas preexistentes
profundizaron los procesos que modificaron la estructura económica y social en
la dictadura militar a favor de una sociedad neoliberal.
El capital concentrado interno y los conglomerados extranjeros, junto a los
acreedores externos, que fueron participes del proceso de valorización
financiera a fines de los setenta, lograron consolidarse como actores
hegemónicos en los 90 en torno a las privatizaciones y la capitalización de los
títulos de la deuda en la transferencia de los activos estatales. Las
privatizaciones funcionaron como ‘’prenda de paz’’ luego de las tensiones
contradictorias entre dichos sectores en el periodo hiperinflacionario.
Las reformas inauguradas por el gobierno de Carlos Menem, consolidaron el
poderío de dichos sectores en la estructura económica y la sociedad, relegando
como en la dictadura militar a los asalariados, que continuaron un proceso de
individualización, fragmentación y transformación de su composición interna,
consolidando el predominio en los mismos de los trabajadores del sector
comercial y de servicios gracias al proceso de desindustrialización que
comenzó con las reformas económicas en el régimen militar.
La batería de medidas que impulsaron las privatizaciones también acentuaron,
según explica Abeles, la concentración y centralización del capital que había
comenzado en el periodo de la dictadura militar.
B) Las consecuencias que sufrió el sector industrial luego de las reformas
neoliberales de la década neoliberal, son las siguientes:
Según Martin Schorr en Mitos y realidades del pensamiento neoliberal: La
evolución de la industria manufacturera argentina durante la década de los
noventa, entre 1993 y 1999 hubo una pérdida de incidencia relativa de la
actividad industrial en el conjunto de la economía argentina, ya que el PBI total
se incrementaba mas de un %18 y el industrial muy por debajo: un %7. Por otro
lado durante la década del noventa se tendió a consolidar una estructura
manufacturera articulada en torno de un reducido grupo de actividades que se
sustentan en la explotación de ventajas comparativas naturales (producción de
alimentos y bebidas, y derivados del petróleo) y/o institucionales de privilegio
(industria automotriz), así como también insumos intermedios vinculados a la
industria química y siderúrgica. Estas actividades industriales no solo traían
como consecuencia un reducido dinamismo en la generación de valor
agregado, sino que también al estar controladas por un grupo reducido de
grandes empresas oligopólicas que acentuaban el proceso de concentración y
centralización del capital y continuaban dependiendo del mercado externo y la
producción primaria.
La desintegración de la producción fabril local, fue la consecuencia de las
reformas arancelarias y apertura asimétrica del mercado que habilito la compra
exterior de insumos y productos finales por parte de las empresas y
consumidores, que termino socavando la competitividad de la industria
nacional.
Otra consecuencia de las reformas, que según Schorr marca un sesgo ‘’anti
industrialista’’, son las disparidades en la dinámica de los precios de distintos
bienes y servicios que no se verificaba en la década del ochenta. Hubo un
deterioro de los precios industriales con respecto a los de los servicios; entre
1991 y 1998 el cociente precios industriales/precios servicios descendió mas
de un %33.
Las reformas neoliberales aplicadas en los noventa reflejan una creciente
transferencia de capitales locales al exterior, en el marco del proceso de
valorización financiera donde predominaba la inversión financiera sobre la
productiva, lo que afecta notoriamente la posibilidad de crecimiento del sector.
Son estas consecuencias las que terminaron de reestructurar el aparato
productivo argentino en la década del 90, modificando las condiciones de
producción y reproducción del capital y la estructura interna de los sectores
asalariados, que preexistía a la dictadura militar.
C) Según Maristella Svampa en La sociedad excluyente, los cambios en el
sector sindical no fueron menores luego de la dictadura militar y el proceso de
desindustrialización que se profundizo hasta fines del siglo XX. Con respecto a
la forma de accionar, ya en los 90 los grandes sindicatos nucleados en la CGT,
optarían por la adaptación pragmática al nuevo gobierno peronista neoliberal.
En tanto los gremios que tenían un modelo de acción combativo, y que se
abocaron mediante la movilización masiva para rechazar el programa de
ajuste, fracasaron. El discurso neoliberal también moldeo la identidad de los
trabajadores, sobre todo en las empresas en proceso de privatización. Este
discurso minó completamente las bases de una resistencia sindical logrando
conversiones ideológicas de los dirigentes de procedencia justicialista.
A principios de los 90 se revelaba la crisis de las formas de acción colectiva. No
solo se acentuó el pragmatismo de los principales sindicatos hacia el
neoliberalismo sino que las organizaciones de Derechos humanos, las
organizaciones territoriales independientes sufrieron un repliegue,
hostigamiento y cooptación por parte de las políticas neoliberales.
Según la autora esto conllevo al surgimiento de nuevas formas de acción
directa y el desarrollo de organizaciones vinculadas a los derechos cívicos,
auto organizaciones barriales y nuevas formas de protesta.
La categoría de ‘’nuevos movimientos sociales’’ se puso en vigencia ante los
cambios en las identidades colectivas, que aparecían en acción en los
movimientos feministas, ecologistas, estudiantiles y pacifistas. Los clivajes
conceptuales ya no eran tanto las clases sociales, sino movimientos
heterogéneos y diversos de la sociedad que reclamaban derechos o
reivindicaciones específicas en torno a alguna problemática sectorial. Sus
identidades expresaban una nueva politización de la sociedad, que según
Svampa, se daba en la puesta en escena de temáticas y conflictos que
tradicionalmente se daban en el ámbito privado. Con respecto a las formas
organizativas, aparecían nuevas prácticas tanto hacia el interior de los
movimientos como hacia fuera. Una mayor flexibilización y democratización
contrastaba con los modelos de construcción tradicionales de la
socialdemocracia y sus sindicatos; como los procedentes de los modelos
leninistas del centralismo democrático.
A diferencia del movimiento obrero tradicional, dice la autora, las formas de
acción colectiva tenían una base social policlasista, con una fuerte presencia
de las clases medias.
Por otro lado, la resistencia sindical en los 90 se nucleó en gran medida en
torno a la CTA y la CCC que según Maristella Svampa, encabezaron la
oposición sindical al modelo neoliberal, mediante una estrategia de
confrontación que contemplaba las protestas (marchas, cortes de ruta y
petitorios), como la constitución de multisectoriales que abarcaban sectores de
la sociedad perjudicados por las reformas neoliberales. La CTA, para la autora,
se convirtió en una central de nuevo tipo. En términos organizativos es una
instancia de tercer grado y su estatuto a diferencia de la CGT, permite la
incorporación de organizaciones de primer grado. También las autoridades
eran elegidas por el voto directo de los afiliados. La CTA a su vez fue una de
las primeras organizaciones en organizar a los desocupados, otorgándole al
movimiento una identidad diferente respecto a los sindicatos tradicionales.
Otro aspecto importante sobre los cambios en el accionar de los nuevos
movimientos sociales, fue la aparición de los piquetes como herramienta de
lucha en el marco de la emergencia de las organizaciones de desocupados.
En cuanto a los empresarios industriales, según Mariana Heredia en Reformas
estructurales y renovación de las elites económicas en Argentina: estudio de
los portavoces de la tierra y el capital, la SRA y la Asociación de Bancos de la
Argentina representan a los sectores propietarios mas concentrados en sus
dominios de actividad, siendo los principales soportes del gobierno que puso en
marcha las reformas del mercado en los 90. Según la autora, mientras que es
sistema financiero se visto beneficiado por el nuevo escenario, la Asociación de
Bancos se consolidado como la principal representante del sector
congregándose en su seno las elites económicas más influyentes. Por lo
contrario, en esta etapa el sector agropecuario sobrellevo una crisis, ya que su
asociación no logro imponerse a la competencia de otros actores corporativos
del agro y sus dirigentes presentan rasgos de una elite que supo ocupar un
lugar hegemónico pero que entro en decadencia.
En cuanto a la SRA, al apoyar el gobierno peronista de Menem, tuvieron que
replantearse su perfil identitario antiperonista y el tradicionalismo que
defendieron desde su fundación a fines del siglo XIX.
También a nivel organizativo sufrió una modificación la norma consuetudinaria
que establece una lista única para presentar a sus socios; dos candidaturas
aparecieron en las elecciones internas de 1990. Un grupo conservador se
enfrentaba a otro más renovador y cercano al gobierno, que finalmente termino
victorioso dando un giro en la corporación y transformaciones en la identidad y
posturas frente al gobierno de Menem. Mientras las otras asociaciones agrarias
establecieron distinciones entre los empresarios argentinos, denunciando los
efectos negativos de la lógica financiera, la SRA mantuvo una alianza con los
banqueros que la obligo a evitar una posición clara. Con su representatividad
cuestionada, sus pilares identitarios disueltos y su posición social debilitada, la
SRA tuvo serias dificultades para definir un espacio dentro del conjunto de las
elites.
Según la autora, a diferencia de la SRA que apelaba al poder ejecutivo para
hacer sentir sus demandas, los banqueros, mediante Adeba reafirmaron su
identidad desde un discurso técnico que no daba lugar para referencias
políticas. La organización había logrado articularse fácilmente con el mundo
académico, los empresarios y las autoridades políticas. Hubo transformaciones
cuantitativas en tanto que los participantes aumentaron considerablemente.
El foro de Adeba comenzó a presentarse como un centro de ideas para
América Latina y los beneficios que le otorgaba a los bancos el nuevo modelo
de convertibilidad y las altas tasas de interés locales en relación a las
internacionales, la ubicaron como una organización dinámica y moderna que
llamaba la atención de economistas, académicos y figuras importantes del FMI
y Banco Mundial.
Hacia el año 2000 el sistema bancario se extranjerizo y concentro, controlando
las organizaciones extranjeras el 50% de los bancos argentinos. Ante esto
Adeba se adaptó, modificando sus estatutos para también representar a los
mismos. Hacia fines del siglo XX se creó ABA consolidando una serie de
fusiones y posicionándose como portavoz de casi la totalidad de los bancos
que operaban en el país y también concretando la representación de las
entidades financieras pertenecientes al Estado. Su dirigencia siguió en manos
de los mismos directivos de Adeba, lo que a diferencia de la SRA le dio mayor
estabilidad institucional al no tener prácticamente confrontaciones internas.
D) Según Daniel Aspiazu y Martin Schorr, a comienzos del siglo XXI, la
implosión del régimen de convertibilidad puso en juego una fase de
reactivación económica y fabril tras una fuerte devaluación que trajo un
profundo reordenamiento de los precios relativos de la economía y el punto de
quiebre del modelo hegemónico de la valorización financiera.
Entre 2002 y 2008 la economía argentina y su sector manufacturero tuvieron
una expansión notable: 63% y 71% respectivamente. Si bien no es suficiente
argumentación, este crecimiento hace posible advertir una tendiente reversión
en el proceso de desindustrialización iniciado en la última dictadura militar.
Desde 2005 la recuperación del mercado interno paso a ser una condición
fundamental para el mantenimiento de la economía general e industrial en
particular. La recomposición del empleo y los salarios reales fue un factor clave
para entender la dinámica de crecimiento del periodo.
De todas maneras pueden verse algunos factores de continuidad con respecto
al periodo de la convertibilidad. Hubo un afianzamiento del sector productivo
que se consolido durante la década del 90. La vigencia del dólar alto profundizo
los rasgos de una estructura productiva de escaso dinamismo (agroindustrias y
commodities). Según los autores citados, la industrialización de recursos
naturales agropecuarios e hidrocarburos, los productos químicos, la siderurgia,
la producción de aluminio primario y el sector automotor se han consolidado
como las actividades centrales del sector industrial argentino, a favor en la
mayoría de los casos, de crecientes exportaciones, con muy bajos salarios a
escala internacional y en condiciones externas favorables. El aumento de un
punto porcentual de la industria maquinaria y equipo, con respecto al periodo
1993-2001, es el único factor que modifica en alguna medida la estructura
productiva precedente. Sin embargo sigue siendo fundamentalmente
maquinaria agrícola relacionada con las ramas que lideran el sector.
Por lo tanto podemos afirmar que no hubo cambios sustanciales en el perfil de
especialización productiva resultante de los años anteriores. Sí hubo una
reactivación industrial pero sustentada con un dólar alto y bajos salarios locales
en dólares, que se traducen en bajos costos empresariales de bienes
exportables.
Un aspecto importante de la posconvertibilidad es la recuperación del empleo,
a diferencia del carácter expulsivo de mano de obra en las décadas
precedentes.
En consonancia con la recuperación fabril, la ocupación en este sector se
incrementó entre 2001 y 2008 un 27,4%. Aunque hay que destacar que el
empleo no registrado seguía siendo significativo. A diferencia de lo que
plantean Aspiazu y Schorr, la tasa de crecimiento del trabajo no registrado no
es ligeramente menor a la misma tasa del registrado (23,7% vs 33.5%,
respectivamente), si no que un 10% de diferencia es significativamente menor,
por lo tanto puede considerarse como una tendencia rupturista con la década
pasada.
Una serie de variables expresan los cambios significativos en la estructura
productiva en la posconvertibilidad respecto al modelo de los 90:
Luego de que entre 1998 y 2002 haya una elevada subutilización de la
capacidad productiva instalada, la producción generada en el ámbito
manufacturero local se expandió notablemente entre 2002 y 2008 acumulando
un incremento de 85.2%.
También la productividad de la mano de obra sufrió un incremento
considerable del 32% y la tasa de explotación que en 2008 se ubicó 20% arriba
que en el 2001, dando cuenta de una considerable apropiación del excedente
generado en la industria manufacturera. Esto último asociado a la vigencia de
bajos niveles salariales, expresa una transferencia de ingresos de los
trabajadores a los empresarios asumiendo un rasgo de continuidad respecto al
periodo anterior.
Cabe destacar, a diferencia de la década de los 90, que el excedente captado
por el empresariado fabril no se destinó centralmente hacia actividades
financieras o de servicios sino que quedo en gran medida circunscripto dentro
de las actividades propiamente fabriles.
La balanza comercial de las manufacturas en la posconvertibilidad también es
un indicador importante para analizar rupturas y continuidades respecto a la
década del 90. En el régimen de convertibilidad el sector manufacturero
registro fuertes déficit debido a la desindustrialización y a la apertura comercial
que impedía la sustitución de importaciones. En cambio a partir de la
modificación del tipo de cambio luego del 2002 hasta el 2008 el sector tuvo un
crecimiento del nivel de exportaciones anual del 18%. Pero como contrapartida,
las importaciones de bienes industriales seguían teniendo una tasa más alta en
torno al 38.6%, lo que expresa que no hubo un proceso sustitutivo en bienes de
capital que pudiese revertir la tendencia y dejar de depender del mercado
externo. Por otro lado, según Aspiazu y Schorr, el comportamiento del saldo
comercial de las grandes empresas industriales en relación con el resto del
sector, registro abultados superávits, mientras que el resto opero con déficit
mayor y creciente.
Además continua la tendencia que corrobora el perfil industrial del modelo de la
posconvertibilidad, al ser estas empresas que lideran el sector las asociadas al
procesamiento de recursos básicos (agroindustria, hidrocarburos, acero y
aluminio y sus derivados, y algunos productos químicos) y en el ámbito
automotor.
BIBLIOGRAFIA
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noventa. ¿Reforma estructural o consolidación hegemónica?’’, en Época.
Revista argentina de economía política, Año 1, N° 1, Buenos Aires, diciembre.
ASPIAZU, D y SCHORR, M. (2010) ‘’La industria argentina en la
posconvertibilidad: reactivación y legados del neoliberalismo’’, en Problemas
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SCHORR, M (2002): ‘’Mitos y realidades del pensamiento neoliberal: La
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en SCHORR, M. et. al: op.cit.
SVAMPA, M. (2005): La sociedad excluyente, Buenos Aires: Taurus, Tercera
parte, Introduccion y cap 7-9.
VILLAREAL, J. (1985): ‘’Los hilos sociales del poder’’, en Jozami, E., P.Paz y J.
Villareal.: Crisis de la dictadura argentina, Buenos Aires: Siglo XXI.