Parroquia Jesucristo Redentor · Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios». El Señor es el lote de...

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III DOMINGO DE PASCUA Parroquia Jesucristo Redentor

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III DOMINGO DE PASCUA

Parroquia Jesucristo

Redentor

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Puedes seguir la transmisión de la Misa y la consagración en el siguiente vínculo: https://youtu.be/GQvJ6HBUOwU

o también en: https://lacuarentena.co/santa-misa/

SUGERENCIA INICIAL PARA PARTICIPAR MEJOR EN LA MISA ONLINE: 1. Mejor no escuches la Misa solo. Si puedes hazlo en familia o con alguno de tus hermanos o hijos. La unión hace la fuerza y te será más fácil concentrarte.

2. Cuida la escenografía: puedes poner una cruz o una imagen de la Virgen cerca de la TV, la tablet, o el cumputador. 3. … y el vestuario: vístete bien para la Misa. Deja la piyama para dormir y la sudadera para hacer deporte. 4. Sigue la Misa como si estuvieras en la parroquia: levántate para la lectura del Evangelio, ponte de rodillas para la Consagración, etc. Los gestos son importantes. 5. En el momento de la comunión, reza una comunión espiritual: te puede servir la que rezaba san Josemaría (Yo quisiera, Señor,

recibirte con aquella pureza, humildad y devoción,

con que te recibió tu Santísima Madre, con el

espíritu y fervor de los santos), u otra. 6. No tengas prisa: la Misa tiene un valor increíble y precisamente en estos momentos hay muchas cosas por las que rezar. Quédate unos momentos después de la Misa para pedir

a Dios por todos los difuntos, los enfermos, el personal sanitario y el Gobierno y por supuesto, por la Iglesia, por el Papa, nuestros obispos y la parroquia.

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DOMINGO III DE PASCUA

Antífona de entrada Sal 65, 1-2 Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su gloria. Aleluya.

RITOS INICIALES

1. Canto de Entrada

BENDÍCEME (Julián Ruiz/Santiago Ardila/Pbro. Juan Carlos Burbano)

Bendíceme padre Cada momento del día Con el el Espíritu Santo y Con la virgen María

Bendíceme padre Junto a tu hijo Jesus Dame tu Espíritu Santo Y lléname de tu luz

Rey de reyes Danos tu Santa bendición

Bendíceme padre Bendíceme hijo Bendíceme Espíritu Santo

Amen.

RITO PARA LA BENDICIÓN Y LA ASPERSIÓN DEL AGUA

2. El sacerdote invita al pueblo a la plegaria, con estas palabras:

Queridos hermanos: Invoquemos la bendición de Dios, nuestro Padre, y pidámosle que la aspersión de esta agua reavive en nosotros la gracia del Bautismo, por medio del cual fuimos sumergidos en la muerte redentora del Señor para resucitar con él a una vida nueva.

Después de una breve oración en silencio, el sacerdote prosigue, diciendo: Oh Padre, que del Cordero inmolado en la cruz haces brotar una fuente de agua viva.

R. Bendice y purifica a tu Iglesia.

Oh Cristo, que renuevas la juventud de la Iglesia en el baño del agua con la palabra de vida.

R. Bendice y purifica a tu Iglesia.

Oh Espíritu Santo, que nos haces renacer de las aguas del Bautismo como primicias de la nueva humanidad.

R. Bendice y purifica a tu Iglesia.

Dios todo poderoso, que por medio de los sacramentos de la fe renuevas las maravillas de la creación y de la redención, bendice + esta agua y concede que todos los renacidos en el Bautismo sean mensajeros y testigos de la Pascua, que se renueva incesantemente en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

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En seguida, el sacerdote rocía el recinto con agua bendita. Se entona el siguiente canto:

TEN PIEDAD (Santiago Ardila)

Señor, ten piedad De nosotros, Señor ten piedad

Cristo, ten piedad Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad De nosotros, Señor ten piedad

Acabado el canto, el sacerdote dice:

Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la celebración de esta Eucaristía, nos haga dignos de participar del banquete de su reino.

R. Amén

En seguida, se canta el Gloria.

Gloria a Dios

Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra Paz a los hombres, que ama el Señor.

Por Tu inmensa gloria Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos, Te glorificamos, Te damos gracias.

Señor Dios Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso, Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre.

Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra Paz a los hombres, que ama el Señor.(bis)

Tú que quitas el pecado del mundo, ¡Ten piedad de nosotros! Tú que quitas el pecado del mundo, ¡Atiende nuestra súplica!

Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ¡Ten piedad de nosotros! Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios padre.

Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra Paz a los hombres, que ama el Señor. (3 Veces)

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3. Oración colecta UE tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, para que todo el que se alegra ahora de haber recobrado la gloria de la adopción filial, ansíe el día de la resurrección con la esperanza cierta de la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. R/: Amén

PRIMERA LECTURA

Hch 2, 14. 22-33 No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

L día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró:

«Judíos y vecinos todos de Jerusalén, entérense bien y escuchen atentamente mis palabras. A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante ustedes con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como ustedes mismos saben, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto, lo mataron, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: “Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada. Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”. Hermanos, permitidme hablarles con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción”. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo». Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor

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Salmo responsorial Sal 15, 1-2 y 5. 7-8. 9-10. 11 (R/.: 11a)

R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida. V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios». El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano. R/. V/. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R/. V/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me abandonarás en la región de los muertos, ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/. V/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/. SEGUNDA LECTURA

1 Pe 1, 17-21 Fueron liberados con una sangre preciosa, como la de un cordero sin mancha, Cristo Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

UERIDOS hermanos: Puesto que pueden llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, compórtense con temor durante el tiempo de su peregrinación, pues ya

saben que fueron liberados de su conducta inútil, heredada de sus padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por ustedes, que, por medio de él, creen en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que la fe y la esperanza estén puestas en Dios.

Palabra de Dios. R/. Te alabamos, Señor

Aleluya

Cf. Lc 24, 32 R/. Aleluya, aleluya, aleluya. V/. Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas. R/.

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EVANGELIO Lc 24, 13-35

Lo reconocieron al partir el pan

✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

QUEL mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta

estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traen mientras van de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». Él les dijo: «¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes son para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor.

R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

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Se dice Credo. 4. Credo Niceno Constantinopolitano. Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan. y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

5. Oración sobre las ofrendas TOMA MI MANO (Julian Ruiz/Santiago Ardila) Ya mi vida no es igual Que agradecido estoy Has despertado en mi la esperanza

De ver que en ti puedo confiar Mis dudas entregar y darme calma Reposo ante tanta oscuridad

Y aunque cansado estoy Me postro ante tus pies haz de mi tu voluntad Recibe mi oración No hay nada más profundo que sentir este amor

Ven toma mi mano Llévame hasta Donde encuentre paz éste corazón

Ven toma mi mano Lleva mi alma Que a tu lado quiero estar, ¡Oh señor!

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ECIBE, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante, y a quien diste motivo de tanto gozo concédele disfrutar de la alegría eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Prefacio pascual.

6. PREFACIO: EL MISTERIO PASCUAL

V/. El Señor esté con ustedes. R/. Y con tu Espíritu

V/. Levantemos el corazón. R/. Lo tenemos levantado al Señor

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.Es Justo y necesario

N verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en exaltarte en este día glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.

Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.

Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:

Santo, santo, santo - Santiago Ardila Zuluaga

Santo, Santo, Santo es el Señor Hosanna en las alturas Bendito el que viene En el nombre del Señor Hosanna en las alturas

Santo, Santo, Santo es el Señor Hosanna en las alturas Bendito el que viene En el nombre del Señor Hosanna en las alturas

7. El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

[CONCELEBRANTE PRINCIPAL]

ANTO eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.

R

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8. Todos se arrodillan en casa. El sacerdote junta las manos y, manteniéndolas extendidas

sobre las ofrendas, dice:

[CONCELEBRANTES] Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,

9. Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y sobre elcáliz conjuntamente, diciendo:

de manera que se conviertan

en el Cuerpo y ✠ la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, Junta las manos. que nos mandó celebrar estos Misterios.

Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,

10. Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

11. Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión.

Después prosigue: Del mismo modo, acabada la cena,

12. Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: Se inclina un poco. TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

13. Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión. Luego dice:

[CONCELEBRANTE PRINCIPAL] Este es el Misterio de la fe.

Y todos, desde casa, prosiguen, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

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14. Después los sacerdotes, con las manos extendidas, dicen: [CONCELEBRANTES] Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad; para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

[CONCELEBRANTE PRIMERO] Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, San Juan Pablo II, Papa; Santa Teresita del Niño Jesús; Santa Faustina Kowalska; y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.

Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: al tu servidor, el papa Francisco, a nuestro obispo Luis José (Rubén), al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.

Atiende los deseos de esta familia que has congregado en tu presencia. En el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal.

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.

A nuestros hermanos difuntos, y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,

Junta las manos.

por Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.

Luego eleva al cielo el pan y el vino y dice la doxología o glorificación de Dios:

[CONCELEBRANTES] Por Cristo, con Él y en Él, A Ti Dios Padre Omnipotente en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén

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Antífona de comunión Año A: Cf. Lc 24, 35 Los discípulos reconocieron al Señor Jesús al partir el pan. Aleluya.

15. Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice: Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

16. Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

17. Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:

Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

Junta las manos.

El pueblo concluye la oración aclamando: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor. 18. Rito de la paz

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz os dejo, mi paz os doy»; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.

Junta las manos.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:

Amén.

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El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade:

La paz del Señor esté siempre con vosotros.

El pueblo responde:

Y con tu espíritu.

Luego, el sacerdote añade:

En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo de reconciliación.

Y todos intercambian un gesto de paz, de comunión y de caridad.

19. Fracción del pan

Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y pone una partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto:

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Mientras tanto, se canta:

Cordero de Dios - Santiago Ardila Zuluaga

Cordero de Dios que quitas el pecado Ten piedad, ten piedad. Cordero de Dios que quitas el pecado Ten piedad, de nosotros, ten piedad Cordero de Dios que quitas el pecado, Danos La Paz, Danos La Paz.

20. Comunión

A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que, por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti. 21. El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, hacia el pueblo, dice con voz clara: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. Y, juntamente con el pueblo, añade: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

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El sacerdote, hacia el altar, dice en secreto: El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo. Después toma el cáliz y dice en secreto: La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna. Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo. 22. Cuando el sacerdote ha comulgado el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión. Canto de Comunión Amigo Mío - Julián Ruiz Botero/Santiago Ardila Zuluaga

Me aleje de ti No tenía un camino cierto Tanta soledad mucho silencio Algo andaba mal Tenía todo y nada al tiempo Me encontré perdido en un desierto

Y fue tu voz tu presencia que cambio mi suerte Fuiste esa luz que me faltaba Tanto espere que llegaste y me hiciste más fuerte Ya no hay temor si me acompañas

Eres la verdad Sin ti no existe un camino Tú le das sentido a mi destino

No duele esperar Porque solo en ti confío Haz tu voluntad amigo mío

Y fue tu voz tu presencia que cambio mi suerte Fuiste esa luz que me faltaba Tanto espere que llegaste y me hiciste más fuerte Ya no hay temor si me acompañas

Eres la verdad Sin ti no existe un camino Tú le das sentido a mi destino No duele esperar Porque solo en ti confío Haz tu voluntad amigo mío

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23. Finalizada la comunión, el sacerdote, el diácono, o el acólito, purifica la patena sobre el cáliz y también el cáliz. Mientras hace la purificación, el sacerdote dice en secreto: Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna. 24. Comunión Espiritual: Terminado el canto de comunión, cada familia puede hacer desde su casa la comunión espiritual. Yo quisiera Señor recibirte, con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tú Santísima Madre. Con el Espíritu y el fervor de los Santos (3 veces). y luego las aspiraciones de San Ignacio de Loyola. Alma de Cristo Santifícame, Cuerpo de Cristo, sálvame Sangre de Cristo, embriágame Agua del Costado de Cristo, lávame Pasión de Cristo, confórtame ¡Oh buen Jesús!, óyeme Dentro de tus llagas, escóndeme No permitas que me aparte de Ti Del enemigo malo, defiéndeme A la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, Para que con tus ángeles y tus santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos.

Amén.

25. Oración después de la comunión

IRA, Señor, con bondad a tu pueblo y, ya que has querido renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glorificada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Se puede utilizar la fórmula de bendición solemne (n. 8). 26. Para la bendición final de la misa.

QUE los bendiga Dios todopoderoso en la solemnidad pascual que hoy celebramos y, compasivo, los defienda de toda asechanza del pecado. R/. Amén.

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El que los ha renovado para la vida eterna, en la resurrección de su Hijo Único, los colme con el premio de la inmortalidad.

R/. Amén. Y quienes, terminados los días de la pasión del Señor, han participado en los gozos de la fiesta de Pascua, puedan llegar, por su gracia, con espíritu exultante a aquellas fiestas que se celebran con alegría eterna.

R/. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,

Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.

R/. Amén. 15. Para despedir al pueblo, durante toda la octava, hasta el II domingo de Pascua, se canta:

Pueden ir en paz, aleluya, aleluya. Y todos responden: Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

Canto final

BUEN PASTOR (Santiago Ardila) Aquí está tu pastorcito, ¡oh Virgen María! Rezando El Rosario Sintiendo Tu compañía intercede por nuestros pecados Escucha mi corazón, No soy nadie sin tu amor, ¿qué haría? Dulce corazón de María No te alejes de nosotros Soy muy frágil, Vida mía Sé la salvación del alma mía Ruega por La Paz del mundo Pues vivimos en agonía Te Ofrezco mi oración de cada día Ser ofrenda en holocausto Soy tuyo Madre querida Te entrego mis cruces y mis heridas Quiero ser como El Buen Pastor Que busca su oveja perdida.