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PARROQUIA VIRGEN DEL CARMEN ORDEN CARMELITAS DESCALZOS

VIÑA DEL MAR - CHILE

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COMENTARIO BIBLICO SEMANAL

XXVIIIª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

(Año Par. Ciclo B)

Del domingo 14, al sábado 20 de octubre de 2018

P. Julio González Carretti ocd.

“Jesús añadió: Hijos, ¡qué difícil les es entrar en Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja,

que a un rico entrar en el Reino de Dios.”



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XXVIIIa. SEMANA TIEMPO ORDINARIO

(Año Par. Ciclo B)

DOMINGO 14

Lecturas bíblicas

a.- Sab. 7, 7-11: Aprecio de Salomón por la Sabiduría.

En la primera lectura, encontramos que la sabiduría, es fruto de la oración

(v.7), ella contiene todos los bienes que el hombre puede desear (v.11),

riqueza que está destinada a ser compartida (cfr. Sab. 7,13). En el trasfondo,

tenemos la oración de Salomón, prototipo del hombre sabio, sabiduría que

imploró a Dios para gobernar a Israel (cfr. 1Re 3,1-28; Prov.1, 7). En sentido

bíblico, la sabiduría consiste en vivir según la voluntad de Dios, cultivando los

valores más nobles que el ser humano posee, es la vida, es la experiencia

recogida, lo que hace del caudal humano un tesoro incalculable. La

superioridad de los bienes espirituales a los bienes materiales, es una

constante en la literatura sapiencial: “Porque mejor es la sabiduría que las

piedras preciosas, ninguna cosa apetecible se le puede igualar. «Yo, la

Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado la ciencia de la reflexión.

El temor de Yahvé es odiar el mal. La soberbia y la arrogancia y el camino

malo y la boca torcida yo aborrezco. Míos son el consejo y la habilidad, yo

soy la inteligencia, mía es la fuerza. Por mí los reyes reinan y los magistrados

administran la justicia. Por mí los príncipes gobiernan y los magnates, todos

los jueces justos. Yo amo a los que me aman y los que me buscan me

encontrarán. Conmigo están la riqueza y la gloria, la fortuna sólida y la

justicia. Mejor es mi fruto que el oro, que el oro puro, y mi renta mejor que la

plata acrisolada.” (Prov. 8, 11-19; cfr. Jb. 28,15-19). Considera el autor

sagrado, que la luz de la sabiduría, es mejor que la del sol, porque ésta se

esconde durante la noche, en cambio, la de ella, no se apaga, porque

conduce a la inmortalidad (cfr. Jb.6, 18-19; 7,30). Es Dios, quien en efecto



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otorga la sabiduría y dirige la vida de los sabios. Salomón sabe que el

hombre de fe, está en las manos de Dios en el momento de pensar, actuar,

hablar.

b.- Sal. 89, 12-17: Sácianos de tu misericordia y toda nuestra vida será

alegría y júbilo.

Canto de elevación desde el tiempo a la eternidad, desde el hombre a Dios,

Cristo Resucitado ha roto los límites del tiempo.

c.- Hb. 4, 12-13: La Palabra de Dios juzga los deseos e intenciones del

corazón.

En la segunda lectura, que luego de prometernos el descanso divino (cfr. Hb.

3, 7-29), el autor sagrado, ofrece la garantía de su cumplimiento, porque se

fundamenta en la Palabra de Dios. Encontramos todo un llamado a dejarse

iluminar constantemente por la Palabra de Dios que, como espada, cumple

una tarea de juicio y discernimiento en la vida de los hombres, porque Dios,

la mirada de Dios alcanza toda la vida de los hombres (v.13; cfr. Sb.18,15; Ef.

6,17). Esta Palabra, no es como la palabra humana, frágil e inconsistente,

esta Palabra es eficaz, porque Dios se compromete con ella, está presente

en forma operante en ella. Palabra que es eficaz al momento de la Creación y

las hazañas que el pueblo de Dios conoció desde siempre. La Palabra no

sólo juzga, las acciones de los hombres, sino que es viva y eficaz, en cuanto

el cristiano, lucha en esta vida, pero sondeado e invadido por la Palabra de

Dios en su alma, espíritu y corazón, es decir, todo el ser humano. La Palabra

es viva y eficaz, tajante y penetrante, la que juzga, atributos que el autor

sagrado, asigna como propio de su función (cfr. Dt.13, 13-16; Rm.13,4).

Penetrante, porque conoce todo hasta lo más recóndito del corazón humano,

por ello la espada de doble filo, ante la cual todo se hace patente, de ahí que

pueda juzgar la conducta del hombre (cfr. Is. 49,2; Jr. 23, 29). Finalmente, el

apóstol nos recuerda que seremos juzgados por Aquel, a quien debemos dar

cuenta de toda nuestra existencia.



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d.- Mc. 10, 17-30: El hombre rico.

En este evangelio encontramos: al hombre rico (vv.17-22); a Jesús que habla

del peligro de las riquezas (vv. 23-27), finalmente, la recompensa prometida

al desprendimiento (vv. 28-31). Un hombre se acerca a Jesús y lo llama:

“Maestro bueno” (v.17). Jesús lo invita a reconocer la fuente de toda bondad:

sólo Dios es bueno (cfr. Ex. 20,12-16; Dt. 5,16-20; 2Cro. 19,11). Quien quiera

alcanzar la vida eterna, deberá encaminar sus pasos hacia Dios, que ha

expresado su voluntad de santidad en el Decálogo. Jesús, menciona los

mandamientos dedicados al prójimo (v.19). El hombre, dice haber cumplido

desde su niñez los mandamientos (vv. 17-19; cfr. Mt. 19, 20). Intuye que

Jesús, le puede presentar un proyecto nuevo, puesto que lo miró fijamente, lo

amó, y le presentó un programa: vender sus bienes a los pobres, le asegura

tendrá un tesoro en el cielo, luego que vuelva y lo siga (v.21s). Jesús, quiso

satisfacer su generosidad, pero el hombre se queda anclado en el presente,

desaparece el espíritu entusiasta y lo embarga la tristeza, que le hace

alejarse (v. 22). Concluye la carrera de quien, es rico ante los hombres y

pobre ante Dios, ya que desechó un tesoro en el cielo. En la segunda parte

Jesús extiende su enseñanza ahora a los discípulos: qué difícil es para los

ricos entrar en el Reino de Dios, para los hombres con sólo sus fuerzas es

imposible, pero todo es posible para Dios (v.27). El Maestro, les habla de no

poner la confianza en los bienes materiales y en el dinero, se convierten en

un obstáculo grave, una vida orientada a ese fin, y acoger e ingresar el Reino

de Dios. Finalmente, tenemos la reacción, sorpresa de los apóstoles que lo

habían dejado todo, ahora eran inmensamente ricos, porque poseían a

Cristo, y la vía para ingresar en el Reino de Dios. Jesús, promete una

recompensa al desprendimiento, “quien haya dejado” (v.29), menciona siete

realidades que tocan lo material, los afectos, la profesión, el testimonio en la

persecución y además, la vida eterna. Si bien, la vocación cristiana, significa

romper los propios planes, no deja el cristiano de tener puntos de referencia,

como la familia, la propiedad, la profesión, pero vistos en perspectiva del

Reino de Dios. El cristiano no camina en esta vida, si no es bajo la sombra de



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la cruz gloriosa, vigilando siempre para que el seguimiento sea un

compromiso vital.

Santa Teresa de Jesús, si bien nació en una situación privilegiada, el

encuentro con Jesucristo la hizo comprender el tema de la pobreza efectiva y

afectiva. “Y crean, mis hijas, que para nuestro bien me ha dado el Señor un

poquito a entender los bienes que hay en la santa pobreza, y las que lo

probaren lo entenderán, quizá no tanto como yo; porque no sólo no había

sido pobre de espíritu, aunque lo tenía profesado, sino loca de espíritu. Ello

es un bien, que todos los bienes del mundo, encierra en sí, es un señorío

grande; digo que es señorear todos los bienes de él otra vez a quien no se le

da nada de ellos. ¿Qué se me da a mí de los reyes y señores, si no quiero

sus rentas ni de tenerlos contentos, si un tantito se atraviesa haber de

descontentar en algo por ellos a Dios? ¿Ni qué se me da de sus honras si

tengo entendido en lo que está ser muy honrado un pobre, que es en ser

verdaderamente pobre?” (Camino de Perfección 2,5).



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LUNES 15

Lecturas bíblicas

a.- Gal. 4, 22-24.26-27.31;5,1: No somos hijos de esclava, sino de mujer

libre.

b.- Lc. 11, 29-32: El signo de Jonás.

El texto nos señala que no habrá un signo más que el de Jonás (vv.29-30), la

reina de Saba y Salomón (v.31), y los ninivitas y Jonás (v.32). En el

trasfondo, a esta generación se le advierte: si no reconocen la Sabiduría de

Dios, pueden ser condenada. La gente rodea a Jesús para escucharle, pero

donde surge la contestación, la polémica por sus palabras. Habla de su

generación como malvada (v.29; cfr. Mt. 12,39). Les echa en cara, no su

pecado, sino su ceguera y cerrazón, al no ser capaces de reconocer los

caminos de la verdad y la fe que ÉL les propone con su palabra. Eso de pedir

signos se hizo común luego del exilio babilónico, para avalar la autoridad de

Jesús, los judíos le piden un signo (cfr. Jc. 6,36-40; 2Re. 20,8-11;

Is.7,14;1Cor.1,22). Jesús se niega a darles un signo como ellos quieren, sólo

recibirán el signo de Jonás, es decir, así como los ninivitas hicieron

penitencia y se convirtieron, del mismo modo Jesús, como profeta e Hijo del

hombre, los llama a la conversión. Jesús, es ese Signo de Dios para esta

generación. Queriendo dar una explicación Jesús, pone a los ninivitas y a la

reina de Saba, de cara a sus oyentes, como jueces de esta generación. Esta

reina vino de su tierra ante el rey Salomón, para conocer su sabiduría, él fue

un signo para ella, demostrándole la grandeza de Yahvé, Dios de Israel

(cfr.1Re. 10, 1-13; 2Cr. 9,1-9). Ella escuchó y descubrió la verdad en las

respuestas que el rey dio a sus interrogantes, sabiduría que encontró en un

extranjero. Ella bendijo a Yahvé, el Dios de Salomón, del que provenía dicha

sabiduría. La palabra de Jonás, fue un signo de Dios para los ninivitas y con

ello, se consiguió su conversión, su salvación, pero aquí hay uno, Cristo

Jesús, que es más que Salomón y todos los profetas y sabios, más que



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Jonás (v.32). Israel ahora se hace culpable ante Dios por rechazar a Jesús y

pedir señales extraordinarias. Él es el gran signo de Dios Padre para la

humanidad, pero los hombres no lo reciben y tampoco se convierten a su

palabra. Las obras salvíficas que realiza exigen fe, buena voluntad, lo que

Israel necesita es conversión. Jesús es Maestro y Profeta de los tiempos

finales, es la Sabiduría de Dios, la voluntad de Dios que proclama es voluntad

de Dios que decide la salvación y condena del hombre si se acepta o rechaza

a Jesús, su Hijo.

Santa Teresa se convirtió a Jesús y su evangelio por la acción de la gracia y

del amor salvador de Dios. La quería para grandes cosas. “Comencé a leer

las Confesiones de San Agustín…cuando llegué a su conversión y leí cómo

oyó aquella voz en el huerto, no me parece, sino que el Señor me la dio a mí”

(Libro de la Vida 9,8).



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MARTES 16

Lecturas bíblicas

a.- Gál. 4,31;5,1-6. Para vivir en libertad, Cristo nos ha libertado.

b.- Lc. 11, 37- 41: Contra los fariseos.

Este evangelio nos presenta a Jesús invitado a comer por un fariseo (vv.37-

38), y la invectiva de Jesús (vv.39-41). Una vez que termina de hablar, Jesús

es invitado a comer a casa de un fariseo, el que observa que el invitado, no

hace las abluciones mandadas por la tradición de los antepasados, es decir,

comer sin lavarse las manos (v.38). El motivo para invitarlo a comer sería, el

texto no lo dice, debió ser discutir algunos aspectos de la Ley dentro de un

círculo de entendidos, es decir, otros fariseos invitados (cfr. Lc.5, 29; 7,36;

10,38; 14,1). Si está en casa de un fariseo, éstos esperaban que siguiera sus

tradiciones. Presentaban como voluntad de Dios, lo que ellos habían

convertido en preceptos humanos, pero no era voluntad de Dios. Una vez

más Jesús, intuye el pensamiento de su anfitrión, y lanza una invectiva muy

dura contra el pensar farisaico en un contexto que rompía los protocolos

establecidos. Esto les fue permitido por la autoridad de su palabra y persona.

Por otra parte, fue el modo que usaron los antiguos profetas para remover las

conciencias y poner la atención en lo verdaderamente importante y suscitar la

reflexión (cfr. Is.1,10-17; 54,4-8; Am.5,21-24; Miq.6,6-8). Jesús se dirige a los

fariseos presentes y ausentes reprochándoles que se preocupan de la

limpieza externa de objetos, cuando descuidan la pureza interior,

verdaderamente importante, todo inútil si no está limpio por dentro. Jesús

apunta a una moral, una pureza que nazca de lo interior, les acusa de estar

llenos por dentro de rapiña y maldad (v.39; Lc. 20,45-47). Si Dios hizo lo

interno y lo externo, quien está puro por dentro no necesita purificarse, su

pureza llega a lo exterior, lo que se manifiesta en sus obras. Buscando

siempre la conversión del pecador, Jesús les propone un camino de

salvación: contra la rapiña, dar parte de sus bienes a los pobres, pero nacida



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de un corazón puro, de un espíritu capaz de compartir con que sufre

carencias. Entonces todo será puro en el hombre, de donde se saca un

principio: el corazón humano se purifica mediante el amor al prójimo.

S. Teresa de Jesús, funda sus comunidades en pobreza absoluta, pero veía

cuán apegados estaban los ricos a sus bienes. “Dan una limosna de vez en

cuando, no miran que aquellos bienes no son suyos, sino que se los dio el

Señor… para que partan a los pobres” (CAD 2,8).



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MIERCOLES 17

Lecturas bíblicas

a.- Gál. 5,18-25: Los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne

con sus pasiones.

b.- Lc.11,42-46: ¡Ay de vosotros fariseos!

En este evangelio encontramos imprecaciones o reproches de Jesús contra

los fariseos y escribas acerca del diezmo (v. 42), los primeros puestos (v.43),

y las cargas intolerables (v.46). La primera imprecación se refiere a que

paguen el diezmo de la menta, de la ruda y toda leguminosa, sólo había que

pagar por la menta, las otras eran plantas salvajes, pero los fariseos habían

extendido la aplicación de la Ley también a otras hierbas (v.42). Jesús no

critica el pago del diezmo, sino su práctica escrupulosa, pero insuficiente,

cuando se olvida lo fundamental: la justicia y la misericordia (cfr. Miq. 6,8). La

segunda imprecación contra los fariseos se refiere a la búsqueda de honores,

ellos se habían ganado el respeto de personas religiosas, convirtiéndose en

un grupo aparte. Jesús, siempre va a los esencial: les acusa de buscar

honores públicos, en lugar de la aprobación de Dios que ve los corazones, lo

único necesario. Buscan los saludos en los lugares públicos y los mejores

asientos en las sinagogas; se critica su orgullo de creerse más que los demás

(v.43). La tercera imprecación, la más dura se refiere a quienes se presentan

como modelos de pureza e integridad, sin embargo, son como sepulcros

blanqueados, es decir llenos de podredumbre en lo interior (v.44; Nm.19,16).

Al exterior se muestran irreprochables, pero interiormente están muy lejos de

cumplir la Ley. Un legista o escriba de la Ley alza la voz, le reconoce como

Maestro, se siente insultado por sus palabras, no admite que Jesús pueda

tener razón en sus críticas (v.45). Jesús, se dirige a todos los escribas y

les reprocha que colocan pesados fardos intolerables, pero ellos, no las

cumplen, no las tocan ni siquiera con un dedo (v.46; cfr. Mt.23,2). Los 613

preceptos en que se había convertido la Ley, que tiene en mente Jesús, eran



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imposibles de cumplir, están ocupando el lugar de la justicia y la misericordia,

como verdaderos caminos de santidad y pureza de vida, para servir a Dios y

al prójimo con alegría.

S. Teresa de Jesús funda la vida cristiana, la oración, en la verdad que es

Cristo, sin ello toda virtud es hipocresía. “Espíritu que no vaya comenzado en

verdad, yo más le querría sin oración” (Libro de la Vida 13,16).



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JUEVES 18

Lecturas bíblicas

a.- Ef.1,1-10: Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el

mundo.

b.- Lc. 11, 47-54: Contra los escribas.

Este pasaje evangélico nos presenta otras imprecaciones de Jesús contra los

escribas que son como sepulcros blanqueados (v.47), la Sabiduría les pedirá

cuentas (v.49), y que se han llevado la llave de la ciencia (v.52). La acusación

de Jesús contra los escribas es que ellos matan a los profetas, los enviados

de Dios; si bien es cierto, que no todos los profetas murieron asesinados, era

una idea que se repetía en el tiempo, desde el momento que se describe al

pueblo como rebelde a Dios (v.47). Sus antepasados, habían matado a los

profetas, ahora ellos sus descendientes les erigen grandes monumentos a los

profetas de Dios (cfr. 1Re. 19, 10. 14; Neh. 9, 26; Jer. 2,30; 26,20-24).

Honran a personas cuyo mensaje no escucharon y se volvieran proclamar la

palabra de Dios, quizás les costaría nuevamente la vida, pero ellos los

escribas erigen monumentos como queriendo reparar las faltas de sus

padres, pero conservan la misma indisposición interior que sus padres. Ahora

intentan matar al Maestro y Profeta que tienen en Jesús de Nazaret. Velada

profecía de Jesús acerca de su propia muerte. Las palabras de Jesús, sobre

la Sabiduría de Dios, explicarían la misión de los profetas y apóstoles ya

muertos, pero encontramos el anuncio que vendrán nuevos hombres a

anunciar el mensaje de salvación. Jesús declara, que esa generación

cometerá los mismos errores de sus padres, acabarán con la vida de los hijos

de la Sabiduría, por lo que se les pedirá cuenta de sus acciones desde la

muerte de Abel hasta Zacarías La mención de Abel, apunta al comienzo del

género humano y a su rectitud como hombre de Dios, es decir, un profeta,

muerto a manos de Caín, en cambio, Zacarías se refiere a aquel que

reprocha a Israel su infidelidad (v.51; cfr. Gén.1; Nm.35,33; 1Re.19,10; 2Cro.



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24,20-25; Jr.7,25-26; Ez.3,8; Lc.11,50). La última de las imprecaciones se

refiere a que los doctores de la Ley que han llevado la llave del conocimiento

(v.52). Esa llave abría puerta del Reino de Dios o quizás más concretamente

la Casa que la Sabiduría divina se había construido, en definitiva, el acceso a

Dios (cfr. Prov. 9,1). La culpa grave de fariseos y escribas es creer que la

observancia de la Ley les abre el acceso seguro al Reino de Dios, pero al

tener la llave del conocimiento, es decir, la interpretación, son un óbice para

que otros puedan conocer a Dios (cfr. Mt.11, 29; 23, 13). Sale de la casa del

fariseo, mientras éstos seguirán acosando a Jesús hasta Jerusalén (v. 53;

cfr.Lc.14,1;15,2;16,14;17,20;19,39; 20,19-26). A nosotros nos queda vivir la

condición bautismal de sacerdotes, profetas y reyes ahí donde nos

encontremos.

S. Teresa de Jesús, profeta para su tiempo y el nuestro, supo distinguir la voz

de Dios en su vida y la oración su mejor espacio para escucharle. “Ninguna

cosa he entendido en la oración, aunque sea dos años antes, que no la haya

visto cumplida” (Relaciones 3,11).



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VIERNES 19

Lecturas bíblicas

a.- Ef.1,11-14: Habéis sido marcados con el Espíritu Santo.

b.- Lc. 12, 1-7: Hablar francamente y sin temor.

Este evangelio es una llamada a evitar la hipocresía (v.1), promesa que lo

oculto verá la luz (vv.2-3), y temer más a Dios que a los hombres (vv. 4-7).

Jesús se dirige primeramente a sus discípulos y les previene acerca de no

contaminarse de la levadura de los fariseos, es decir, la hipocresía (cfr. Mt.

23,1.3.15. 23. 27. 29). Se relaciona la levadura, con la putrefacción, la ocultan

los fariseos tras un comportamiento aparentemente correcto. Los discípulos

no deben seguir el ejemplo de esos modelos de santidad (v.1). Jesús les

exige a sus discípulos la trasparencia y transformación interior, porque la

verdad termina por darse a conocer. Es la palabra de Dios la que

transformará el interior del discípulo y la luz saldrá a su vida pública. El

anuncio del evangelio dicho en comunidad, en el grupo, llegará la hora en

que se hará en público. La palabra de Dios, tiene un poder que ningún poder

del mundo puede limitar, es fuerza de Dios, luz imperecedera, aunque se

proclame en tiempos de persecución en voz baja, como de paz, se

proclamará públicamente (cfr. Rm. 2,16; 1Cor.4,5). En un segundo momento,

más confidencialmente, llama a sus discípulos, sus amigos, los invita a temer,

no a los hombres sino a Dios que los puede precipitar en la gehenna, lugar

de fuego, juicio y condena (v.5; cfr. Dt. 32, 22; 1Sam.2,6; Is.39,9; Ap. 2,11).

Jesús, les infunde ánimo con el cuidado que tiene Dios Padre con los pájaros

y los cabellos de cabeza de cada uno, mucho más cuidará de los discípulos

de su Hijo (v.6; cfr.1Re.1,52; 1Sam.14,45; Is.49,15). La confianza de saber

que Dios Padre se ocupa de nosotros que nos sostiene, como lo hizo con su

Hijo, es parte de nuestra fe.

S. Teresa de Jesús, habla de su experiencia, saberse amada por Cristo, y por

lo mismo, discípula y testigo de su amor salvador. “No es pequeño bien y



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regalo del discípulo ver que su maestro le ama” (Camino de perfección

26,10).

SABADO 20

Lecturas bíblicas

a.- Ef. 1,15-23: Dio a Cristo como Cabeza a la Iglesia, que es su cuerpo.

b.- Lc. 12, 8-12: Confesar a Jesús y no blasfemar contra el Espíritu

Santo.

En este evangelio, leemos que hay que confesar nuestra fe en Jesús (v.8),

destino de perdición para quien reniegue de Él (v.9), la blasfemia contra el

Espíritu Santo (v.10), y la ayuda en momentos de persecución (vv.11-12).

Los discípulos han decido seguir a Jesús, asumen el destino de sus vidas,

dar testimonio del Hijo del hombre, en lugar de negarlo. Los que confiesen a

Jesús, el Hijo del hombre, entrarán en la vida eterna (v.8). Jesús, les propone

una Nueva Alianza que por una parte es una bendición para quien la vive, y

una maldición para quien la rechace (cfr. Dt. 30,15-20). Jesús quiere un

compromiso de por vida, un testimonio duradero, por ello a quien lo confiese

en esta vida, el día del Juicio, delante de los ángeles de Dios, como Jesús-

Juez, lo reconocerá delante de los ángeles (v.8; cfr. Mt.10, 32; Jn.1,51). Hay

que considerar que el pecador, rompe la Alianza, si se arrepiente siempre

tendrá perdón, lo que lo fortalecerá para dar testimonio en el momento

oportuno (cfr.1 Jn.5,17). Pasamos de la relación con Jesús, a aquella con el

Espíritu Santo. Todo pecado será perdonado, menos el que se cometa

contra el Espíritu (cfr. Lv.24,15-16). ¿Qué se considera una blasfemia contra

el Espíritu Santo? ¿En qué consiste este pecado, teniendo en cuenta que

Jesús vino por los pecadores? (v.10). La más acertada de las respuestas es

la apostasía, rechazar a Jesús después de Pentecostés y a su Evangelio,

resistirse a la acción del Espíritu. Es el Espíritu Santo, quien suscita en el



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discípulo la confesión de fe en el Hijo del hombre, a Quién Dios ha dado todo

poder. El que ha sido revestido por el Espíritu Santo, si ofende a Jesucristo,

blasfema contra el Espíritu de Dios. Este pecado no se perdona, sino hay

conversión; el perdón de los pecados y la salvación se obtienen mediante la

fe en Jesús, el Salvador. A la hora de comparecer los cristianos en las

sinagogas y tribunales, será el Espíritu quien ponga las palabras oportunas

en sus labios para defenderse y manifestar la gloria de Jesucristo (cfr.Hch.4,

8; 5,29; 7, 55; 2Tim. 4,16ss). El discípulo confiesa su fe delante de la

Santísima Trinidad en sus momentos de oración litúrgica pública y privada, lo

que lo hace cada vez más responsable de su condición de hijo de Dios y

asume la solicitud amorosa de del Padre por él.

S. Teresa de Jesús, fue movida y guiada por el Espíritu Santo a los profundos

misterios de Dios y del hombre. “Paréceme a mí que el Espíritu Santo debe

ser medianero entre el alma y Dios y el que la mueve con tan ardientes

deseos” (CAD 5,5).

P. Julio González C. ocd

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