Participación ciudadana en Talcahuano: la experiencia de las mesas barriales

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Universidad de Concepción Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Sociología y Antropología Carrera de Sociología Participación ciudadana en Talcahuano: La experiencia de las Mesas Barriales Tesis para optar al grado de sociólogo Günter Grosser Villar Profesor guía: Fernando Robles Salgado 1

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Tesis para optar al grado de sociólogo. Explora un método de participación ciudadana pionero en Talcahuano que se ha denominado las Mesas Barriales.

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Universidad de ConcepcinFacultad de Ciencias SocialesDepartamento de Sociologa y AntropologaCarrera de Sociologa

Participacin ciudadana en Talcahuano: La experiencia de las Mesas BarrialesTesis para optar al grado de socilogo

Gnter Grosser VillarProfesor gua: Fernando Robles SalgadoConcepcin, 15 de septiembre de 2014

Palabras claves: Mesas Barriales, participacin ciudadana, sociedad civil, Departamento de Participacin Comunitaria, nuevas tecnologas.ndice1. Introduccin 42. Problematizacin y presentacin del estudio53. Objeto de estudio114. Objetivos..125. Marco terico/referencial..125.1 Experiencias de participacin ciudadana125.1.1 Experiencias en Chile y en Sudamrica125.1.2 Las Mesas Barriales en Talcahuano...165.2 Participacin ciudadana...185.2.1 Contexto de la discusin185.2.2 Debate en torno al concepto de Participacin ciudadana.......225.2.3 Participacin ciudadana en el mbito municipal.265.3 Participacin juvenil......325.4 Sociedad civil......345.4.1 Surgimiento del concepto de sociedad civil.345.4.2 A qu nos referimos cuando hablamos de sociedad civil?..........375.4.3 Dificultades prcticas que experimenta la sociedad civil en Chile ..435.5 Teora de las organizaciones......445.5.1 Las organizaciones hoy en da.445.5.2 La visin de la Teora de Sistemas..465.5.3 Las organizaciones como mquinas productoras de decisiones..505.5.4 La comunicacin en las organizaciones...545.5.5 El riesgo en las organizaciones..565.5.6 Caracterizacin de las organizaciones presentes en la sociedad..585.6 Democracia y TICS.596. Diseo metodolgico.626.1 Mtodo626.2 Rapport636.3 Unidad de anlisis63 6.4 Poblacin...646.5 Muestra646.6 Tcnica de produccin de datos...656.7 Tcnica de anlisis de datos..706.8 Dificultades en el campo.727. Presentacin de resultados..737.1 Mesas Barriales.737.2 Participacin ciudadana..887.3 Juventud..977.4 Uso de nuevas tecnologas1008. Discusin e interpretacin de los resultados1029. Conclusiones..11110. Bibliografa..11411. Anexos.124Imgenes Mesas Barriales18293.104.175.196.207.32

1. IntroduccinEsta investigacin pretende dar cuenta de los esfuerzos que se han empezado a gestar por ampliar los mrgenes de la democracia en Chile, particularmente en la ciudad de Talcahuano. Para ello se cont con el apoyo y la participacin del Departamento de Participacin Comunitaria de la Municipalidad de Talcahuano, en el cul yo desempe mi prctica profesional durante el primer semestre de 2013.La insercin de la ciudadana dentro de la resolucin de sus problemticas es una demanda que ha ido tomando relevancia en el acontecer nacional desde hace un tiempo, deslizndose varios esfuerzos por reconstituir el tejido social destruido por la dictadura. No obstante, ha sido bastante dificultoso dotar de una funcionalidad eficaz a todos estos procesos que intentan extender los lmites de la democracia ms all de los sufragios electorales, existiendo un sinnmero de problemticas que han entorpecido la ejecucin de experiencias exitosas, lo que deviene en un enorme desafo para los tiempos venideros, ya que no se ha logrado del todo implementar en Chile modalidades que hayan alcanzado notoriedad, salvo algunas honrosas excepciones. En este escenario, Talcahuano instala una novedosa propuesta de participacin ciudadana denominada las Mesas Barriales, la cual procura incorporar la voz de la ciudadana en la gestin municipal.Este estudio es de carcter exploratorio y se elabor en base a una metodologa cualitativa, concentrando los esfuerzos en intentar un anclaje terico-prctico que diera cuenta de la complejidad del fenmeno observado. Para esto se abordaron enfoques tericos ligados al fenmeno en cuestin, aadindose a esto la caracterizacin del Departamento de Participacin Comunitaria como una organizacin en funcionamiento, adems de la inclusin de elementos tales como el uso de nuevas tecnologas, las que vendran a incorporar interesantes dispositivos que podran incrementar el flujo comunicativo entre institucionalidad y ciudadana. Los datos fueron producidos en base a entrevistas en profundidad y grupos de discusin, combinndose ambas tcnicas de acuerdo a la funcionalidad prctica que stas otorgan, debido a que se le dio preferencia a la presencia de voces provenientes tanto del interior del Departamento de Participacin Comunitaria como desde las organizaciones que participan activamente de las Mesas Barriales. Se utiliz el Mtodo de Comparacin Constante procedente de la Grounded Theory para analizar y darle forma a la informacin producida en el curso de la investigacin, dejando en claro de que no se trata de una investigacin que utiliza la Grounded Theory como mtodo, tan slo se utiliza el Mtodo de Comparacin Constante de una manera creativa, puesto que su naturaleza da pie para la utilizacin de diferentes tipologas que introducen riqueza a los datos.La relevancia de esta investigacin esta puesta en el creciente inters que han adoptado las dinmicas que pretenden adherir a la sociedad civil[footnoteRef:2] a la toma de decisiones, proceso que se encuentra en auge en Latinoamrica y ms an en Chile, donde experiencias de esta ndole no han tenido todo el eco que se requiere, transformando a Talcahuano en un municipio que vale la pena analizar desde una perspectiva sociolgica. [2: El concepto sociedad civil se pone entre comillas durante toda la investigacin debido a la enorme pugna existente con respecto a su significado, lo que impide hacer un uso excelso de l. ]

2. Problematizacin y presentacin del estudioProblematizar es la accin de bsqueda y reflexin a travs de la cual comenzamos a decidir que habremos de investigar (Vieytes, 2004:112).En Chile, durante los aos sesenta y principios de los setenta, lo pblico era el espacio donde los individuos privados surgan hacia la vida colectiva, pero esto se revierte drsticamente durante la dictadura, lo que genera un desplazamiento desde la esfera estatal hacia el mercado (Morales Cassetti, 2012). Posteriormente, el espacio poltico de la transicin se caracteriz por ser un escenario donde se privilegi la denominada poltica pequea en desmedro de la gran poltica, es decir se gest un escenario donde se promovi la gobernabilidad por encima de los cambios estructurales, por lo que la idea de dejar a la ciudadana en el asiento trasero permaneci inclume con respecto a la dictadura. La denominada democracia de los acuerdos fue el trmino que se le dio a esta atmsfera poltica durante el primer gobierno de la Concertacin de Partidos por la Democracia, la cual consista, a grandes rasgos, en administrar los asuntos propios de la Repblica sobre la base de consensos antes que debates, arguyndose que la poltica haba dejado atrs las luchas ideolgicas de antao y que exista un consenso tcito de que la manera de llegar al desarrollo era continuar con las polticas neoliberales (Lovera, 2010).Se priorizaron las metas del crecimiento econmico, la internacionalizacin de la economa, la lucha contra la pobreza y la profundizacin del sistema democrtico mediante la demolicin de los denominados enclaves autoritarios. De igual modo, a travs de distintas reformas se pretendi promover la descentralizacin, potenciar los gobiernos locales y la participacin ciudadana, fortalecindose la labor de las municipalidades en cuanto al fomento del desarrollo local (Valdivieso, 2008). Sin embargo, en muchos casos estos esfuerzos no rindieron frutos, desencadenndose una gran fractura entre la sociedad y la poltica. En este ambiente poltico, la expresin de la ciudadana durante los aos 90s se redujo al mnimo, salvo algunos reventones espordicos de los estudiantes, los mineros en Lota o los Mapuches. Tanto en los gobiernos democratacristianos de Aylwin como en el de Frei Ruiz-Tagle, se expandi la idea de que la presencia de Pinochet en el puesto de Comandante en Jefe era una figura que era imposible de eludir, por lo que la poltica de avanzar en la medida de lo posible se convirti en la mxima, dando pie a la sensacin de que darle cabida a la sociedad civil era peligroso dada la fatdica experiencia que desencaden el golpe de Estado y los horrores de la dictadura, por lo que desde la coalicin gobernante se decidi como estrategia cerrar los espacios de negociacin con la sociedad, coartando de esta manera las manifestaciones ciudadanas. La llegada de Ricardo Lagos Escobar como el primer presidente socialista despus de Salvador Allende puso altas expectativas en la ciudadana, sin embargo estas esperanzas se fueron al piso dejando nuevamente de lado a la sociedad civil en lo que se refiere a la toma de decisiones, permaneciendo la concepcin de que la poltica era un tema para expertos que no preocupaba en demasa a los ciudadanos. Con esto se fortaleci aquel discurso proveniente desde el conservadurismo que asevera que los asuntos polticos no son de menester de los ciudadanos, puesto que estos estn demasiado preocupados en sus propias vidas en vez de estar concentrados en los asuntos republicanos, convirtiendo a la poltica en un ejercicio donde lo fundamental era solucionar los denominados problemas reales de la gente, enumerados eleccin tras eleccin como la delincuencia y otras cuestiones menores como la reparacin de veredas, la reposicin de luminarias o los perros vagos por mencionar algunos ejemplos, dejando totalmente de lado temas tales como los derechos de las minoras sexuales, la educacin, los pueblos originarios o la distribucin del ingreso. El gobierno de Bachelet comenz con la promesa de liderar un gobierno ciudadano, sin embargo a poco andar durante su gobierno explot la demanda de la educacin como nunca antes desde el regreso a la democracia, lo que hizo retroceder a Bachelet en sus promesas instalando a la vieja guardia de la concertacin en los principales puestos de poder. Esta democracia despolitizada slo hizo acrecentar el carcter elitista del juego poltico que se desarroll en estos aos, donde las decisiones siguieron siendo tomadas a nivel de cpulas, con desentendimiento de las verdaderas demandas y aspiraciones de la ciudadana. El resultado no sera difcil de prever: enorme ausentismo electoral, es decir, deslegitimacin de la democracia (Larran, 2010)Con este escenario poltico a nivel nacional, durante la eleccin municipal de 2008, Gastn Saavedra en Talcahuano plantea la idea de llevar a cabo una gestin municipal donde prime la participacin de la ciudadana dentro de su administracin municipal. Gastn Saavedra sale victorioso en aquella eleccin municipal con un 44% de las preferencias, de ah en ms propone la creacin de un Departamento de Participacin Comunitaria, el cual se preocupe exclusivamente de fomentar la inclusin de las organizaciones sociales presentes en el territorio de Talcahuano. De esta manera nacen las Mesas Barriales con el objetivo de darle realce a la manifestacin de la ciudadana en el gobierno municipal, a esto se une posteriormente la promulgacin de la Ley 20.500 durante el 2011, la que de igual manera reafirma el compromiso de la Municipalidad de Talcahuano con el ejercicio de una democracia participativa. El espritu de la Ley 20.500 es reconocer que todas las personas posean el derecho de asociarse libremente para la consecucin de fines lcitos, siendo de potestad del Estado la generacin de un marco idneo para la promocin y el apoyo de las iniciativas asociativas gestadas desde la sociedad civil (Morales Casseti, 2012).El propsito de la investigacin es analizar y reconstruir la red que se teje entre el Departamento de Participacin Comunitaria y las Mesas Barriales, haciendo hincapi en el entramado formulado entre todos los agentes partcipes de aquella red que posibilita, o bien dificulta, la comunicacin entre las organizaciones sociales y la Municipalidad. De este modo se pretende determinar de qu manera han impactado en el entorno comunal la implementacin de las Mesas Barriales, de modo de definir si stas han sido o no un factor que ha contribuido al incremento de la participacin ciudadana, o si bien la participacin ciudadana no se ha visto modificada desde el establecimiento de las Mesas Barriales en adelante.A travs de esta perspectiva se pretende analizar la dinmica de las Mesas Barriales tanto desde el punto de vista de los miembros partcipes del Departamento de Participacin Comunitaria (coordinadores territoriales) como desde las organizaciones sociales diseminadas a lo largo del territorio de Talcahuano, las cuales participan de la instancia de las Mesas Barriales. Adems, se le aade el componente de la tecnologa y como sta juega un rol en la configuracin de la red tejida entre Mesas Barriales y Depto. de Participacin Comunitaria y que da vida a la participacin ciudadana, canalizada eso s mediante cauces institucionales. Se pretende comprender como la tecnologa se vincula a la atencin de prestaciones como a la enunciacin de problemas y sus posibles soluciones, con especial nfasis en la transformacin del funcionario pblico municipal y al ensamblaje de sus prcticas, referidas a su estatus organizacional, al grado de informacin disponible y al poder que emana desde esta relacin entre ciudadana e institucionalidad. Imagen 1, Mesas Barriales, 2013En este sentido es fundamental el uso de los computadores, sean estos telfonos, fax, notebooks u ordenadores de escritorio, especificando si estos contribuyen o dificultan la comunicacin, detallando de forma precisa el grado de familiaridad con estos recursos tecnolgicos y si es posible constatar la constitucin de estos dispositivos como compaeros de interaccin a travs de la descripcin minuciosa de las rutinas de los miembros de la red. El lugar elegido para realizar la investigacin es el Departamento de Participacin Comunitaria, el cual es una subdireccin de la DIDECO (Direccin de Participacin Comunitaria) y que presenta como misin extender los lazos comunicativos entre la Municipalidad y la ciudadana, creando para esto varias instancias que son utilizadas para fomentar el nexo y la participacin de la poblacin chorera en las decisiones adoptadas a nivel local. Motivado por la promulgacin de la ley 20.500 durante el 2011, la cual obliga a establecer el derecho de las personas a participar en los distintos espacios de la gestin pblica, acercando a los gobiernos locales y la administracin central a la ciudadana (Segegob, 2011), el municipio ha fundado la instancia de las Mesas Barriales como enlace entre la gestin municipal y las distintas organizaciones sociales que ese extienden a lo largo del territorio de la comuna de Talcahuano. Bsicamente las Mesas Barriales son espacios de planificacin territorial, donde representantes de instituciones, organizaciones y vecinos construyen un sistema de desarrollo barrial para un territorio, que permitan visualizar los problemas y buscar soluciones de manera colaborativa, sustentados en procesos de participacin social practicando valores como el respeto, solidaridad y democracia (Talcahuano, 2013).

Imagen 2, Mesas Barriales, 2013Las Mesas Barriales se desarrollan mensualmente en cada uno de los distintos territorios en que se divide Talcahuano (Cerros, Higueras, Salinas, Centro y Medio Camino), entregando un espacio permanente para permitir una retroalimentacin necesaria del quehacer municipal con la comunidad. Del mismo modo que se promueve la revalorizacin de las organizaciones sociales, se expresan las problemticas evidenciadas por los vecinos y vecinas en su territorio, as como tambin la promocin de nuevos liderazgos comunitarios. Dicho de otro modo, el propsito de las Mesas Barriales es regular la contingencia creciente del entorno, canalizndola de una manera institucional a travs de rganos especializados que otorguen una va de escape a las problemticas observadas por las organizaciones sociales.

Imagen 3, Mesas Barriales, 2013Especficamente, se investigar la relacin existente entre la red formada por la Direccin de Participacin Comunitaria y las organizaciones sociales de la comuna de Talcahuano que se encuentran en las Mesas Barriales. Esta decisin se adopt de acuerdo a las condiciones de factibilidad que posee el estudio, de modo de facilitar la familiaridad con el fenmeno de estudio y al mismo tiempo reducir el tamao de lo que se va a observar de manera de evitar caer en un error de amplitud que dificulte el abordaje del tema a investigar (Wainerman, 2001). Obviamente lo anterior se encontr en todo momento sujeto a revisin, tomndose en consideracin las condiciones del campo de estudio y teniendo en mente la flexibilidad del modelo mediante el cual se pretende conocer la realidad, es decir lo elemental es construir un mtodo adecuado para cada circunstancia siguiendo el mtodo de adecuacin de Garfinkel (2006), para cada realidad un mtodo especfico, puesto que lo fundamental es seguir ciertos lineamientos, no reglas sagradas que se deban imitar al pie de la letra (Taylor y Bogdan, 2000).Dicho lo anterior, se establecieron los problemas que sirvieron de orientacin para llevar a cabo esta investigacin, los cuales quedaron estructurados de la siguiente forma: Las Mesas Barriales han incrementado la participacin ciudadana en Talcahuano? La participacin de las organizaciones sociales en las Mesas Barriales es dependiente de los coordinadores territoriales? Los computadores facilitan la comunicacin entre Municipalidad y la sociedad civil?3. Objeto de estudioDe acuerdo a Luhmann (1997) todo sistema describe su autodescripcin, dado que una sociedad que se describe a s misma siempre lo hace desde adentro, aunque parezca que lo haga externamente. En este caso el Departamento de Participacin Comunitaria se observara a s mismo como un objeto de su propio conocimiento y de acuerdo a distinciones que son creadas de manera individual, recordando que los sistemas se conforman como distinciones trabajando, es decir el sistema nunca es sino que est siendo configurado constantemente a travs de la distincin sistema/entorno dando sustento a la comunicacin (Robles, 2007).Lo anterior se contradice con lo expresado por Barriga y Henrquez (2005) en su modelo de teorizacin del conocimiento cientfico-social, puesto que consideran al objeto de estudio como algo externo al investigador. En lo que si se est de acuerdo con Barriga y Henrquez es en la preferencia dada a la delimitacin del objeto de estudio por sobre las posturas a priori, estableciendo como una condicin necesaria para el conocimiento la descomposicin del fenmeno en sus unidades de sentido con el propsito de construir una elaboracin conceptual adecuada, lo que nos lleva a la denominada fase analtica, la que tiene por objetivo darnos a conocer lo sabido y lo no sabido sobre nuestro fenmeno de estudio, esto se logra respondiendo a cuatro interrogantes fundamentales que se deben dilucidar a lo largo de la investigacin: aspecto terico, aspecto metodolgico, aspecto emprico y aspecto epistemolgico. Dicho esto y despus de un examen preliminar del escenario que se pretende estudiar, la delimitacin del objeto de estudio qued estipulada de la siguiente manera: Participacin ciudadana en las Mesas Barriales en la comuna de Talcahuano. Esto implica toda una revisin exhaustiva de los vasos comunicantes entre el Depto. de Participacin Comunitaria y las Mesas Barriales, lo que nos lleva a examinar la labor de dirigentes sociales, coordinadores territoriales, territorios, organizaciones sociales, etc.

4. ObjetivosGeneral: Describir la influencia de las Mesas Barriales en la participacin de la ciudadana en la ciudad de Talcahuano.Especficos: Describir el rol y la funcionalidad que poseen las Mesas Barriales. Describir minuciosamente las rutinas de trabajo de los coordinadores territoriales que trabajan al interior del Departamento de Participacin Comunitaria. Identificar el rol de los computadores en el ensamblaje de las prcticas, es decir si estas facilitan o dificultan la prestacin de servicios.

5. Marco terico/referencial5.1 Experiencias de participacin ciudadana5.1.1 Experiencias en Chile y en SudamricaLa experiencia de las Mesas Barriales ha sido implementada en otras localidades de Chile e incluso hay informacin sobre la realizacin de experiencias similares en Argentina, aunque cabe recalcar que no poseen la misma naturaleza que en Talcahuano. Especficamente en Argentina se utilizan las Mesas Barriales como un elemento que contribuye a la seguridad pblica, donde las Mesas Barriales son empleadas como un insumo que se materializa en la elaboracin de diagnsticos participativos, planes locales de prevencin de la violencia y el delito y de evaluacin de la accin policial en las comunidades. Al igual que en Chile, son espacios de cogestin entre la institucionalidad y la comunidad (Ministerio de Seguridad, 2011). En la ciudad de Rosario, Argentina, se ha ido poco a poco implementando polticas que promueven la expresin ciudadana, es as como desde la sociedad civil se han implementado las denominadas Asambleas Populares junto a nuevos mecanismos de participacin poltica diferenciados de acuerdo a cada Estado, surgiendo en respuesta a vastos sectores de la poblacin que pedan a gritos nuevas manifestaciones que dieran solucin a sus demandas por expandir las reglas del juego democrtico. Del mismo modo a como se hace en Talcahuano, se pone nfasis en el territorio, aunque cabe recalcar que an existen dificultades en cuanto a su funcionamiento (Rocchi y Veinticinque, 2010).En la comuna de Recoleta ocurre un fenmeno parecido al de Argentina, es decir se articula como estrategia para combatir la delincuencia y prevenir focos de violencia en la comuna, aadindose que la mejor manera para enfrentar la delincuencia es la unin entre los vecinos y la coordinacin de stos con carabineros, participando activamente los vecinos en la definicin de las polticas de seguridad (Recoleta, 2013). Por otro lado, una estrategia ms completa y que desde 2007 se lleva desarrollando es la que ha llevado a cabo la comuna de Pealoln, donde se observa un trabajo que se asemeja bastante al de Talcahuano, incorporando elementos tales como la identidad barrial y la incorporacin de los vecinos en la planificacin de sus barrios, yendo mucho ms all de cuestiones meramente relacionadas con el fenmeno de la violencia o de la delincuencia, aunque este sigue siendo el foco principal de las Mesas Barriales.En Pealoln son dos los modelos que sirven como guas para exponer el programa de las Mesas Barriales. En primer lugar se pretende potenciar los barrios a travs de lo que se ha denominado trabajo colaborativo, el cual se define como un espacio donde un grupo de trabajo obra colectivamente en torno a ciertos objetivos comunes, es decir lo que se pretende rescatar y hacer florecer es el capital social presente en los barrios. A su vez, este modelo se complementa con otro paradigma que ha ido adquiriendo cierta preponderancia en el ltimo tiempo como lo es el desarrollo comunitario integrado, el cual se trata de unmodelo a travs del cual se busca nivelar de forma dinmica, interrelacionada y armnica los componentes esenciales del desarrollo humano de los habitantes y de las comunidades con la finalidad de mejorar la calidad de vida, a partir de potenciar la autosuficiencia local aprovechando las ventajas que les proporciona el entorno en cuanto a bienes, servicios y recursos (Pealolen, 2010:11).Una experiencia paradigmtica dentro del mbito latinoamericano es el caso de la ciudad de Porto Alegre, Brasil, con los presupuestos participativos. Como antecedentes a esta indita experiencia se encuentra el gobierno municipal liderado por el Partido de los Trabajadores y el Foro Social Mundial realizado el 2001. El funcionamiento de los presupuestos participativos en Porto Alegre consiste en la celebracin de numerosas reuniones y asambleas peridicas donde se debate y se llega a acuerdo sobre el destino que tendrn los recursos, posteriormente los resultados de estas convenciones son trasladados a un documento aprobado por las asambleas de barrio para que sea entregado por el Concejo de Participacin Ciudadana al Municipio. Una vez hecho esto, se realizan reuniones deliberativas de corte tcnico llevadas a cabo por el Concejo y por los representantes del gobierno, los cuales poseen nicamente derecho a voz, cuyo punto culmine es la elaboracin del Plan de Inversiones, documento que se construye en base a un conjunto de criterios de distribucin territorial y sectorial de los recursos disponibles, donde se procura dar la mayor cabida posible a todas las propuestas. Este caso resulta bastante llamativo, puesto que se requiere una ciudadana empoderada y comprometida con la participacin, sin esta particularidad sera imposible la confeccin de un mecanismo similar a ste. Este tipo de experiencias requiere de una base de tradicin en la organizacin social de la ciudad, de lo contrario este proceso ser extremadamente lento y dificultoso, dando pie a conflictos entre vecinos o entre stos y el gobierno (Buenrostro Snchez, 2004).En opinin de Wamper (citado en Osto, 2009) son principalmente tres los factores que determinaron el xito de la experiencia de los presupuestos participativos en Porto Alegre, Brasil. En primer lugar fue la conformacin de una sociedad civil que haba sido tradicionalmente excluida de las bases de apoyo de los Alcaldes; en segundo lugar, la reeleccin del Partido de los Trabajadores como partido gobernante dentro del municipio; y en tercer lugar, el apoyo de la legislatura al Alcalde en ejercicio. En cuanto a los dos primeros aspectos, estos presentaron desde un inicio una alta valoracin, no obstante en el apoyo del congreso se encontraron con serias restricciones por parte de representantes de la oposicin, lo que se pudo ir revirtiendo conforme se vio el xito de los presupuestos participativos.Otro caso dentro del concierto latinoamericano es el de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, donde el modelo de gestin del presupuesto participativo tambin se ha ido implementando poco a poco. De acuerdo a Lema (citado por Osto, 2009) la diferencia entre la experiencia argentina y la brasilea radica en que no responde exclusivamente a una finalidad partidista y redistributiva, sino que tambin busca un cambio radical en la manera de acceder al poder por parte de los grupos que componen la sociedad civil, crendose estructuras paralelas para la ejecucin y el control de los recursos. Aunque todava son desconocidos los resultados de esta iniciativa tanto en su ejecucin como en su funcionamiento, la imagen del presupuesto participativo ha tenido buena acogida por la Constitucin de la Ciudad de Buenos Aires. En cuanto a los resultados positivos se pueden mencionar los niveles de continuidad que ha experimentado, mientras que los flancos dbiles son la minscula fraccin del presupuesto que representa este proyecto, la carencia de difusin -lo que conlleva una baja participacin ciudadana-, y la repeticin de viejos vicios de prcticas verticales entre sociedad civil y autoridades. El fenmeno de la repeticin de las prcticas paternalistas no es un fenmeno extrao en Amrica Latina, de hecho esa es una de las principales crticas que se le han hecho a los Concejos Comunales (CC) implementados en Venezuela, las cuales surgen como instancias de participacin ciudadana que facultan al pueblo organizado para ejercer directamente la gestin de polticas pblicas y proyectos, con la finalidad de dar solucin a las necesidades y aspiraciones de los habitantes de las comunidades (Osto, 2009). De esta manera se da pie a una iniciativa que tiene como razn de ser el fortalecimiento del modelo democrtico participativo que se pretende ejercer en Venezuela, en respuesta a las deficiencias experimentadas por el modelo democrtico representativo. Este modelo participativo se materializara en lo local gracias a la creacin de espacios de participacin al ciudadano, y se fortalecera mediante la institucionalizacin de figuras como las asambleas de ciudadanos y el referndum, en sus distintas modalidades. Cabe recalcar que estas nuevas conexiones entre Estado y sociedad civil que se expresan en los CC, han permitido darle un nuevo rostro a la participacin ciudadana, pasando desde la pasividad de antao hacia un ciudadano activo preocupado del diagnstico de sus necesidades ms prximas. Sin embargo, tal como se aluda recientemente, han existido serias dificultades en la asignacin de los recursos, culpndose a una excesiva burocratizacin de estos instrumentos, lo que pone en tela de juicio el xito de esta novedosa propuesta, presentndose en la prctica como un esquema organizacional jerrquico, centralista y subordinado al poder ejecutivo, lo que se atribuye esencialmente al esquema poltico exageradamente personalista instalado desde el gobierno de Hugo Chvez.5.1.2 Las Mesas Barriales en TalcahuanoDe acuerdo a Valdivieso (2012), Chile posee fundamentos suficientes para esperar del Estado buenas polticas de participacin ciudadana, las cuales el pas pide a gritos despus de la larga siesta de la transicin a la democracia. Lo que se debe hacer es bsicamente perfeccionar los instrumentos de participacin ciudadana que existen en la actualidad, mejorar las herramientas de gestin y de administracin, integrar de manera activa a las organizaciones de la sociedad civil hacia lo que es la participacin ciudadana y finalmente fomentar una reorganizacin de estructuras y de procesos, lo que desencadenara una participacin verdaderamente integrada en la gestin local y nacional del Estado democrtico.Si nos remitimos a Talcahuano, dentro de las mltiples instancias de participacin ciudadana las ms activas son las Mesas Barriales, las cuales tienen por objeto mejorar la relacin Municipio-Organizacin, fortalecer la responsabilidad de lo que significa la organizacin, el control social de los acuerdos que se toman, focalizar los recursos y reconstituir el sentido de pertenencia hacia el barrio mediante la autogestin. Es decir va en la misma ruta de lo que hace Pealoln, pero su objetivo principal no se centra precisamente en la seguridad de la comunidad, aunque cabe destacar que es uno de sus objetivos secundarios. De acuerdo a los datos oficiales emanados desde la Subsecretara de Desarrollo Regional y Administrativo (2011), las Mesas Barriales se han desarrollado gracias a la voluntad del Alcalde y a la nueva ordenanza de participacin ciudadana presente en la Ley 20.500. A travs de las Mesas Barriales se pretende enaltecer a las organizaciones sociales que histricamente han formado parte de la comuna de Talcahuano tales como Clubes Deportivos, Clubes de Adulto Mayor, Juntas de Vecinos, CESFAM, entre otras. Todas estas cuentan con gran historia comunitaria y han sido un aporte sustancial al desarrollo local de los barrios. Las principales lneas de accin sobre las cuales trabajan las Mesas Barriales son el fomento al desarrollo local de los diversos territorios de la comuna, el acercamiento del municipio a la comunidad mediante programas tales como Municipio en tu Barrio, programas radiales y acciones de capacitacin y formacin dirigidas hacia los dirigentes vecinales.

Imagen 4, Mesas Barriales, 2013Si bien tal como se dijo anteriormente las Mesas Barriales fueron iniciadas gracias a la voluntad del Alcalde Gastn Saavedra y su equipo de gestin, la comuna de Talcahuano ya haba experimentado avances sustantivos en este sentido, dado que con anterioridad existan antecedentes de trabajos con organismos internacionales que posteriormente dieron origen a lo que aquel tiempo se denominaban Mesas Territoriales, las que vendran a ser el germen de lo que actualmente constituyen las Mesas Barriales. Como principales obstculos se enuncia el presupuesto restrictivo con el que se cuenta, el poco compromiso de algunos directivos al interior del programa y la escasa incorporacin de otras organizaciones al margen de las JJ.VV, la cual se complementa con los escasos medios de difusin y de comunicacin con los cuales cuenta el programa. Actualmente el programa de las Mesas Barriales cuenta con 25 mesas ya constituidas que representan a un 90% de representantes comunitarios pertenecientes a los cinco territorios en los cuales se divide Talcahuano: Cerros, Medio Camino, Higueras, Centro y Salinas. Cada sector cuenta con un coordinador territorial, el cual cumple la funcin de acercar el municipio a la comunidad sirviendo de puente entre las organizaciones y las decisiones que se adoptan a nivel central dentro de la Municipalidad. Cabe recalcar que debido a dificultades tales como el nmero de la poblacin o la lejana con la Municipalidad, tanto el territorio de Medio Camino como el de Higueras cuentan con dos coordinadores territoriales.

Imagen 5, Mesas Barriales, 20145.2 Participacin ciudadana 5.2.1 Contexto de la discusinEl orden democrtico a nivel global ha cambiado notablemente en los ltimos aos producto de mltiples transformaciones complejizadas por los movimientos migratorios, los conflictos tnicos, el cambio climtico, entre otros. Esto ha promovido una mutacin dentro de las instituciones y los actores polticos, lo que requiere una nueva forma de entendimiento entre las autoridades elegidas democrticamente y la ciudadana. Tanto la crisis del Estado de Bienestar como la crisis de la democracia han inscrito una suerte de duda dentro del escenario poltico con respecto a lo que deparar el futuro prximo, sin embargo ms que ver con preocupacin este hecho se debe observar como una oportunidad, dado que en la actualidad y ms an en Chile, una ciudadana que no cuenta con derechos econmicos y sociales, le va a ser muy dificultoso garantizar la integridad, la cohesin y la estabilidad social sin la incorporacin activa de la ciudadana, por ello es importante recalcar que no existe democracia activa sin una ciudadana activa de por medio (Canales, 2005).Para nadie es un misterio que la democracia post-dictatorial en Chile est bastante agotada y necesita ciertos ajustes que son indispensables para evitar un estallido social de magnitud mayor. La necesidad de construir espacios democrticos que vayan ms all del simple sufragio cada cuatro aos se encuentran presentes en los discursos de mltiples especialistas y ha pasado a ser corriente escuchar en los medios de comunicacin iniciativas que abogan en esta direccin. La democracia representativa se ha hecho cada vez ms anmica y urge mejorar los canales mediante los cuales la ciudadana pueda expresar su voluntad, en este escenario aparece la Ley 20.500 de Participacin Ciudadana, la cual tiene por objetivo acercar la ciudadana a la poltica para que los individuos se sientan partcipes de la poltica y no lo sientan como un espacio ajeno sobre el cual ellos no tienen opinin. Sin embargo a pesar de la implementacin de esta nueva Ley de Participacin Ciudadana, la cual se ha plasmado en escenarios tales como los Concejos Ciudadanos, los Presupuestos Participativos, Planes Estratgicos o las Mesas Barriales, lo que se le critica es su carcter exclusivamente consultivo, es decir son solamente instancias mediadoras entre la ciudadana y la clase poltica, ya que finalmente es sta ltima quien finaliza tomando las decisiones (Subsecretaria General de Gobierno, 2011). El Gobierno del ex presidente Sebastin Piera instal en la palestra el tema de fortalecer la democracia a travs del robustecimiento de la sociedad civil, entendiendo a esta ltima como un eslabn central para la construccin de democracia y ciudadana. No obstante, no basta con el mero hecho de promulgar una ley, sino que es necesario al mismo tiempo una sociedad civil organizada y comprometida con el objetivo de incidir realmente en el planeamiento de las polticas pblicas. En este sentido, la participacin dentro de la gestin pblica de parte de la ciudadana se debe entender como una manifestacin de la necesidad de repolitizar la gestin pblica y que de esta nazca una nueva legitimidad ciudadana que acoja las demandas de la sociedad civil. A esto se debe agregar que la cultura administrativa que se debe inculcar de parte de las autoridades no es la entendida desde la empresa privada como la satisfaccin de los clientes, sino que se trata de una cultura poltica-administrativa de respuesta y de satisfaccin de los ciudadanos, incorporando un contenido ms complejo a la participacin ciudadana mediante instrumentos que no sea la tpica consulta tradicional, sino que se extienda hacia la obtencin de acuerdos dentro de un contexto de codecisin, la gestin pblica hoy no puede desvincularse del proceso plural y complejo de preparacin, reflexin, debate, diseo y toma de decisiones en el mbito pblico, as como tambin del control de su ejecucin, resultados y efectos (Canales, 2009:196).En este marco se sitan todas las instancias proporcionadas a partir de la Ley 20.500, como lo son los Concejos Comunales de la Sociedad Civil, las Consultas Ciudadanas, las Cuentas Pblicas Participativas o las Mesas Barriales, sin embargo an existen ciertos elementos que entorpecen la participacin ciudadana habiendo una diferencia sustancial entre comunas en lo que se refiere a participacin ciudadana, ya que mientras ciertas comunas como Talcahuano o Recoleta estn bastante avanzadas en este aspecto, otras comunas como Concepcin ni siquiera han constituido el mecanismo de las Mesas Barriales (Ministerio Secretara General de Gobierno, 2011). En efecto, apenas un 44% de las municipalidades ha formado su Concejo Comunal de la Sociedad Civil, lo que habla muy mal de la reforma introducida por la Ley de Participacin Ciudadana puesto que an hay 64 municipios en el pas que no cumplen con los requisitos mnimos en lo que a participacin ciudadana se refiere (CIPER, 2012), esto es grave debido a que incluso podran ser acusados de notable abandono de deberes aquellos gobiernos municipales que no estn cumpliendo a cabalidad con la Ley 20.500.

Imagen 6, Mesas Barriales, 2014El principal problema de la ausencia de participacin ciudadana se debe a la falta de credibilidad en las organizaciones sociales, el cual se debe principalmente a dos tipos de quiebre entre los dirigentes y los asociados, uno de ndole horizontal y el otro vertical. El quiebre horizontal se produce debido a la accin de dirigentes que hacen uso de las asociaciones para obtener beneficios personales, ocupando los cargos por lapsos extensos de tiempo, sin promover la rotacin y sin la presencia de nuevos asociados. A su vez, el quiebre vertical se vincula con la inexistencia de la juventud al interior de las organizaciones, dado que al ver que no cuentan espacios reales para participar al interior de las organizaciones, tienden por alejarse de las instancias de participacin. Los bajos niveles de participacin y de confianza en el nivel municipal explican el hecho que la mayor parte de los vecinos no pidan cooperacin o ayuda a las autoridades locales, no participen en acciones colectivas de bien comn del barrio (66%), no asistan a reuniones comunitarias, no se involucran con organizaciones o iniciativas locales, no se beneficien de los programas sociales municipales (95%), y no presenten peticiones al gobierno local. Pareciera ser que son pocos los chilenos que sienten la confianza para solicitar auxilio a sus autoridades locales frente a problemas, y muy pocos quienes participan en las instancias de participacin autorizadas desde los municipios. Sin lugar a dudas, hay una relacin entre la baja participacin de la comunidad local y el bajo nivel de confianza, por una parte, y las prcticas participativas en el mbito de las municipalidades. La lectura es clarsima en este sentido: el mundo municipal chileno carece an de prcticas regulares que favorezcan la adecuada sintona entre inquietudes ciudadanas y actividades de los propios municipios. La falta de sintona queda en evidencia con la percepcin que tienen las personas sobre la poca receptividad por parte de los municipios frente a sus inquietudes (Valdivieso, 103:2008).Lo importante, tal como se mencion anteriormente, es que los derechos polticos que ejerce la ciudadana vayan ms all del derecho a voto, es decir que los partidos polticos no sean los nicos mediadores en la relacin entre la ciudadana y la poltica, de manera que se abran ms instancias donde la poblacin ejerza sus derechos ciudadanos con mayor eficacia. En este sentido la participacin ciudadana se entiende como la incorporacin de la ciudadana en las decisiones mediante la exposicin de sus intereses, pero para que esto tenga ocurrencia deben crearse los espacios de participacin que favorezcan la deliberacin pblica, la interaccin social y el pluralismo (Ziccardi, 2004). La participacin ciudadana se dirige, desde el punto de vista poltico, a la sustitucin o bien a la complementacin de la democracia representativa, mientras que en lo que se refiere a la administracin, sta es empujada con el objetivo de mejorar su funcionamiento. De hecho, de acuerdo a lo que plantea Vittori (2013) es la misma crisis de la democracia representativa la que al parecer est abriendo nuevos espacios a la participacin de la ciudadana, presentndola como una necesidad y crecientemente se est convirtiendo en un imperativo ineludible dentro de cualquier institucionalidad democrtica.5.2.2 Debate en torno al concepto de participacin ciudadanaSnchez Ramos (2009) cree que el concepto de participacin ciudadana busca que lo estrictamente pblico no se agote en lo estatal, apareciendo como un medio para fortalecer el lugar que le corresponde a la sociedad civil. En este plano es donde se debe comprender a la participacin ciudadana como un esfuerzo construido desde la sociedad civil por redefinir las fronteras entre lo pblico y lo privado despus de la instalacin de las polticas neoliberales, proporcionando luces de esperanza por redistribuir el poder hacia aquellos sectores que se han visto excluidos en los ltimos aos. La participacin ciudadana es vista como auxiliadora del proceso democratizador, vindose concretamente en prcticas de autogestin, cooperacin, socializacin y de autonoma en las decisiones y en la enunciacin de stas. La participacin ciudadana trae bajo su alero la conformacin de nuevas modalidades de relacionarse, vincularse, entenderse y llegar a acuerdos entre la ciudadana y el gobierno, el Estado y sus instituciones. En Argentina se promueve la participacin ciudadana como ente socializador, puesto que es en las mismas organizaciones de la sociedad civil donde se discute y se adquieren saberes y destrezas que fortalecen los lazos asociativos entre los ciudadanos, contribuyendo tanto al fortalecimiento democrtico como al aprendizaje poltico (Rocchi y Veinticinque, 2010).En este sentido, el fenmeno de la participacin ciudadana ha dejado de ser patrimonio de uno u otro sector poltico, dado que si bien hasta hace no mucho tiempo sta era una reivindicacin proveniente desde los movimientos sociales y de las fuerzas polticas ms progresistas, ahora tambin ha ido adquiriendo fuerza este mensaje al interior de organismos internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, cuyas lneas de desarrollo incorporan de lleno el tema de la participacin ciudadana. De hecho, mencionan a la participacin ciudadana como una garanta dentro de los proyectos de desarrollo, mejorando la eficiencia en cuanto a provisin, gestin y mantenimiento de bienes y servicios. Ahora bien, obviamente el concepto de participacin ciudadana que se utiliza de parte de estos organismos internacionales no es la promocin de mecanismos que podran poner en riesgo al orden establecido, de hecho han existido voces crticas que han llamado la atencin al Banco Mundial debido a su reduccionismo economicista que define los procesos de participacin ciudadana como meras relaciones de costo/beneficio (Arretxe, 2004).En cuanto a la definicin que se emplea de participacin ciudadana dentro del mbito acadmico, cabe recalcar que no existe una definicin estricta y que la imprecisin y la inexactitud caracterizan lo que se ha ido entendiendo en el ltimo tiempo como participacin ciudadana. Uno de los principales antecedentes con los que se cuenta proviene del Economic Opportunity Act realizado en Estados Unidos en 1964, donde se estableci que para llevar a la prctica polticas que promuevan la accin comunitaria era necesaria la mxima participacin factible de los miembros de las reas beneficiadas. Pero vale la pena hacerse la pregunta de que se pretende decir con mxima participacin factible, dado que desde la divulgacin de esta Ley nunca ha sido posible un consenso sobre el significado ni tampoco sobre la modalidad en que se materializara la participacin ciudadana, en efecto se gener un enorme debate en el momento de la redaccin del documento. Bao (1998) cree que la nocin de participacin ciudadana es reciente y trae consigo un sinfn de dudas, sobre todo en lo que se refiere a su implementacin prctica. Recurrentemente se denomina participacin ciudadana a la intromisin de los particulares en actividades pblicas como portadores de intereses sociales, lo que incluye una enorme cantidad de formas de participacin que poseen un distinto origen y una gran diversidad de funciones. Ms escuetamente, el trmino participacin ciudadana se referira a la participacin dentro de la administracin pblica, lo que introduce un cmulo de dilemas tanto polticos como administrativos que exigen un detallado anlisis. Garcs (2010) construye una tipologa que es til para aclarar los dilemas que implica hablar de participacin en sus mltiples acepciones, definiendo cuatro tipos de participacin: social, comunitaria, ciudadana y poltica. La participacin social se remite a los fenmenos de agrupacin de los individuos en organizaciones dentro de la esfera de la sociedad civil para la defensa de sus intereses sociales, en este tipo de participacin no existe relacin directa con el Estado, sino que con otro tipo de instituciones sociales. En segundo lugar se encuentra la participacin comunitaria, la que se entiende como la relacin de los ciudadanos con el Estado, quin acta ejecutando una funcin de asistencia a las acciones vinculadas con asuntos que los ciudadanos deben resolver por s mismos. En tercer lugar est la participacin ciudadana, la que se refiere a la participacin de los individuos en actividades pblicas, en tanto estos individuos son portadores de intereses sociales, no individuales. Por ltimo se encuentra la participacin poltica, la que es entendida como la accin que ejercen los ciudadanos a travs de partidos polticos donde compiten por puestos de representacin popular.Dejando un poco ms despejada la polmica sobre lo que significa hablar sobre participacin en el sentido amplio de la palabra, Adriz y Ava (2006) creen que la participacin, ms all de sus diversas acepciones, debe siempre comprenderse como un acto social, dado que nadie puede participar de manera privada, sino que siempre se hace en conjunto con otras personas. La participacin ciudadana incluye adems actividades tales como la organizacin, direccin, ejecucin y toma de decisiones que son compartidas o aceptadas por personas que forman el grupo involucrado en la accin participativa. Participar significa ejercer nuestros derechos y en cumplir a la vez nuestro deber como ciudadanos, por lo que esta accin debe ser una manera de apropiarnos del espacio pblico. Martnez, Silva y Hernndez (2004) sealan que el participar es ser parte, tener parte y tomar parte, lo que implica a su vez tres condiciones bsicas: involucramiento, compromiso y sentido de pertenencia. La participacin persigue como finalidad el influir de alguna manera en la toma de decisiones, pero este influir va ligado a los intereses de los participantes y a los recursos que la sociedad dispone para ello.Por su parte, Gmez (2005) manifiesta que el concepto de participacin es un concepto polismico que se encuentra sujeto a mltiples interpretaciones mediadas por intereses, posiciones de poder, ideologas, posiciones sociales, puestos administrativos, etc. Esto hace que el uso que se haga del concepto sea variado, y por ende, en algunas oportunidades tenga algunas imprecisiones en su empleo, lo que hace que la participacin sea a veces entendida como un instrumento que legitime a quienes estn en las posiciones de poder, es decir utilizado como un medio para aumentar el poder de aquellos que ostentan cargos pblicos, lo que conlleva riesgos de incurrir en prcticas clientelares. Por otro lado, el concepto de participacin ciudadana tambin puede ser considerado como un proceso, ganando tanto en profundidad como en radicalidad, entendindola como un objetivo en s mismo y no como un mecanismo para obtener fines particulares.En otra perspectiva se encuentran Torres, et al. (2007), quienes entienden la participacin ciudadana como aquella accin y efecto que surge de participar, es decir de tomar parte en alguna instancia donde se tomen decisiones que ataan a los involucrados. De igual manera, dividen el ambiguo concepto de participacin ciudadana en dos diferentes acepciones, por un lado definen la participacin como instrumental, esto se refiere principalmente a aquella herramienta mediante la cual el ciudadano participa de forma acotada en la toma de decisiones. Este tipo de participacin implica la conexin con las lites gobernantes, quienes ofrecen alternativas de solucin dentro de las cuales el ciudadano escoge la que le sea de mayor utilidad. Este estilo de participacin se encuentra estrechamente ligado a la democracia representativa, donde el ciudadano escoge a travs del voto a sus representantes, pero son stos a fin de cuentas quienes tienen el poder. Desde otro punto de vista se observa la concepcin normativa de la participacin ciudadana, la cual se dirige hacia una verdadera intervencin por parte de la ciudadana en los procesos decisorios, dentro de esta perspectiva el ciudadano debe informarse, participar y hacer vlidos sus intereses para dar solucin a las problemticas conjuntamente con las autoridades respectivas.Desde la ptica de la filosofa del derecho natural, la participacin ciudadana hace alusin a la accin que los sujetos hacen para luchar por la consecucin de sus derechos, quien participa se le da la categora de ciudadano o ciudadana. El ciudadano o ciudadano se distingue del ser humano debido a que da preferencia a los intereses colectivos por sobre el bien general, esta cuestin altera la participacin a los intereses y fines colectivos, pues el ciudadano o ciudadana que participa est incitado a tomar en cuenta el bien pblico y recibe a cambio la proteccin pblica para sus derechos. (Raynud y Rials, 2001, p. 94 citado en Botero Gmez, 2008)Otra aproximacin a lo que se entiende por participacin ciudadana es la que menciona (Anfossi, 2010:46), quien la entiende como un proceso mediante el cual, los diversos actores y sectores de la sociedad civil (comunidades, organizaciones e individuos), intervienen en el diagnstico de sus propias necesidades sociales, definen prioridades, establecen relaciones de cooperacin, negocian con la autoridad pblica, prueban y ponen en prctica soluciones concretas ante las diversas situaciones que las afectan a nivel local, regional y nacional. A pesar de que el sentido de la ley 20.500 es bastante parecido al espritu que refleja la definicin recientemente expuesta, an estamos muy lejos de una ciudadana que realmente tenga la capacidad para poder plasmar este nivel de presin para poder negociar de igual a igual con las autoridades. 5.2.3 Participacin ciudadana en el mbito municipalEn las sociedades actuales, la participacin no debe limitarse estrictamente a los procesos electorales participacin poltica- , sino que a su vez debe representar una forma de participar, controlar y moderar el poder otorgado a los representantes polticos mediante formatos y mecanismos de participacin ciudadana, los cuales fortalezcan y nutran la vida democrtica de la sociedad (Prez, 1999). En este contexto, la participacin ciudadana se sita como el eje sobre el cual debe erigirse la transformacin del espacio correspondiente a lo local en un espacio pblico, contribuyendo a crear condiciones para consolidar una gobernabilidad democrtica. Arnstein (1969, citado en Morales Casseti, 2008) propone una interesante tipologa de los niveles de participacin ciudadana en cuanto al nivel de injerencia que poseen los ciudadanos en la toma de decisiones, identificando diferentes estndares que son bien tiles para determinar el grado de participacin de una comunidad. El nivel 1 se refiere a la no participacin, es decir las personas no participan ni en el diseo ni en la implementacin de las medidas que se adoptan al interior de una comunidad, por lo que el argumento de la participacin es empleado como un resquicio para captar adeptos hacia las agrupaciones polticas. El nivel 2 va un poco ms all del primer nivel, este nivel se le denomina como participacin simblica ya que se le otorgan canales de participacin a la ciudadana, mediante los cuales sta es capaz de tener voz y ser escuchada, no obstante no cuenta con el suficiente poder para que sus demandas sean tomadas en cuenta. El tercer nivel posee una participacin mucho ms plena y la ciudadana cuenta con los espacios necesarios para tomar parte en el proceso de toma de decisiones, ya sea a travs de mecanismos de negociacin o mediante la delegacin de poder hacia los dirigentes. Si trasladamos estos niveles a la realidad chilena instalada desde la Ley 20.500, sera dificultoso construir un esquema homogneo de lo que ocurre puesto que la realidad de las distintas comunas que componen Chile es bien dismil, dado que mientras comunas como Pealoln o Recoleta se encuentran avanzados en este mbito y podra bien decirse que estn entre el nivel 2 y 3, otras comunas an estn secuestradas por el proselitismo poltico que entorpece el desarrollo de una sociedad civil organizada que sea capaz de disputarle espacios a los operadores polticos.La participacin ciudadana, a diferencia de otras formas de participacin, se refiere especficamente a que los habitantes de las ciudades intervengan en las actividades pblicas representando intereses particulares (no individuales), ejercindose en primer trmino en el mbito de lo cotidiano y en el espacio local, que es donde se da mayor proximidad entre autoridades y ciudadanos (Ziccardi, 1998). Valenzuela (1998) de igual forma cree que el municipio es el espacio privilegiado para acercar la informacin y la toma de decisiones a los ciudadanos, de hecho se comprende al municipio como el espacio pblico ms prximo a las personas, mucho ms incluso que las instancias provinciales o regionales y obviamente ms que las nacionales. Aguiar y Navarro (2000) coinciden en este diagnstico aadiendo que a escala nacional o supranacional no sera posible desarrollar una democracia con un maduro proceso de participacin ciudadana, situando a los municipios como el espacio ideal. Si bien es cierto que mientras ms pequeo sea el espacio, ms simple es la tarea de engrandecer la participacin de la ciudadana, los municipios no son solamente los nicos responsables de impulsar los procesos participativos. Pindado (2004) seala que a pesar de que los municipios son el espacio ideal para ampliar la participacin ciudadana, se debe dejar de lado aquella creencia de que por el sencillo hecho de darle mayores atribuciones a las municipalidades la participacin se va a ver incrementada de forma instantnea. Para que este cometido surta efecto son necesarios de igual manera medios econmicos, personal especializado, una organizacin adecuada y un genuino compromiso con el mejoramiento de la calidad de la democracia. El objetivo preponderante que se busca a travs de la promocin de la participacin no es slo la participacin per se, sino que la participacin ciudadana debe ser entendida como un medio para conseguir algo. De hecho, un factor a considerar es la importancia que el gobierno municipal le da al tema de la participacin ciudadana, puesto que de acuerdo a Aguiar y Navarro (2000) si sta le es beneficiosa electoralmente se promover abriendo ms canales de participacin e impulsando las organizaciones ciudadanas. Si por el contrario la apertura ciudadana le es adversa, no las fomentar y se coartarn los procesos democratizadores. En el momento en que las organizaciones de la sociedad civil puedan poner en peligro una gestin municipal, sta inmediatamente le quitar piso y entorpecer su accin en pos de la democratizacin de los espacios municipales.Por otro lado, Thayer Correa (2011) cree que la profundizacin de la participacin ciudadana no es labor exclusiva de los gobiernos centrales ni pasa por la instauracin de un decreto legal, tal como piensan los legisladores en nuestro pas, sino que se liga ms especficamente con el espacio local, donde la gestin municipal juega un rol fundamental en el cambio cualitativo que se debe generar para implementar una desarrollo participativo al interior de la comuna. En la actualidad, la participacin ciudadana se entiende como uno de los ejes fundamentales de la modernizacin del Estado. La comuna se convierte en el espacio ideal para desarrollar la participacin de la sociedad civil, puesto que es aqu donde se pueden concebir modelos participativos ms eficaces (Anfossi, 2010). De hecho esta transferencia de poder hacia la ciudadana no solamente se constituye en un concepto emanado desde el plano terico, sino que ms bien se constituye como un desafo urgente para el perfeccionamiento de la democracia chilena tanto en lo que se refiere a gobernabilidad legtima y en cuanto a la oportunidad de lograr un desarrollo a escala humana y sostenible (Vittori, 2013).La gestin gubernamental se ve hurfana sin la necesaria mediacin de la ciudadana. La gobernabilidad est garantizada cuando el ciudadano se hace presente y con su participacin pondera la arena poltica. La participacin del ciudadano obliga a que la autoridad sea responsable y ofrezca la rendicin de cuentas tan necesaria para la transparencia de la gestin, lo que permitir lo que de verdad est en cuestin: el mejoramiento de la calidad de vida (Torres et. al, 2007:21).En relacin al dficit de participacin ciudadana que hemos tenido en Chile desde la vuelta a la democracia desde 1990 hasta la fecha, de acuerdo a De la Maza (2010) no se debe a la falta de inters de la poblacin en los asuntos pblicos como comnmente se dice, de hecho existen estudios (Mas Voces 2005; Gerber 2007; Programa De las Naciones Unidas Para el Desarrollo, 2000) que manifiestan que a pesar de la poca injerencia que ha tenido la ciudadana en la construccin de la democracia en los ltimos aos, existe todava un alto porcentaje de asociatividad en Chile. No obstante esta asociatividad que arrojan los estudios no est necesariamente correlacionada con la posibilidad de poder incidir de manera real dentro de los asuntos pblicos, el espacio donde se toman las decisiones relevantes para el pas se observa como una entidad lejana y separada completamente de la ciudadana. Se menciona como una de las causas principales la importancia del Estado en la configuracin de la sociedad chilena y por otro lado las transformaciones que ha sufrido el Estado producto de las reformas de corte neoliberal que han alejado a la ciudadana de los espacios polticos, tanto de los espacios institucionales como lo son las elecciones, como de otros espacios de dilogo que poco a poco se han ido abriendo.Por otra parte, Guilln, Senz, Badii y Castillo (2009) agregan que la participacin ciudadana posee dos dimensiones, la primera como un medio de socializacin poltica y la segunda como una forma de ampliar el campo de lo pblico hacia la esfera de la sociedad civil y por lo tanto, favorecer a sta. Se esboza de igual manera que los posibles fundamentos de la participacin ciudadana es posible encontrarlos en la crisis de representatividad existente en la actualidad y ms an en la crisis de eficiencia del Estado. La participacin ciudadana presenta como objetivo primordial dentro de sus postulados la democratizacin del espacio pblico, cuestin que toma de lleno las Mesas Barriales, llevando el espacio de la toma de decisiones desde la institucionalidad a la esfera de la sociedad civil. La participacin ciudadana se orienta a fortalecer las capacidades autorganizativas de la sociedad y es un medio de socializacin de la poltica y de generacin de nuevos espacios y mecanismos de articulacin Estado y sociedad (Arretxe, 2004:29). Otro elemento importante que se debe tomar en consideracin y que va de la mano con lo anterior es la falta de satisfaccin de los intereses de la ciudadana y su posterior desencantamiento con el fenmeno de la poltica. Anfossi (2010) agrega que el principal objetivo en lo que se refiere a participacin ciudadana en el mbito municipal es la promocin de un desarrollo local sustentable y eficaz a travs del uso de mecanismos democrticos que incorporen a la ciudadana en la solucin de sus propios problemas.Cabe destacar tambin que la incorporacin de la ciudadana en la planificacin y diseo de polticas y programas no est exenta de problemas agrega Rubin (citado en Morales Casseti, 2012). Principalmente esto se debe a dos cuestiones que son difciles de eludir, la primera alude al mecanismo de participacin que se utiliza para incluir a los ciudadanos dentro de los proceso polticos, con esto cabe hacerse la pregunta de Cuntas son las personas que se requieren para una efectiva representacin de una comunidad especfica? O De qu manera se seleccionan las personas que participan? En segundo lugar tambin se debe apuntar a la forma en cmo se educa a estos ciudadanos para participar de las decisiones en la cuestin pblica.En torno a esta disyuntiva, Silver et al. (2010, citado en Morales Casseti, 2012) piensa que una participacin ciudadana a nivel local y/o territorial debiera contar con al menos dos premisas. I) La participacin ciudadana debe ser capaz de generar acuerdos en torno a problemticas comunes relativas a la ciudad o a un territorio en particular; II) Las decisiones adoptadas deben estar relacionadas con la generacin de ideas de proyectos y con la priorizaron de proyectos que hayan sido evaluados previamente y que cuenten con la factibilidad necesaria para ser realizados. Esto ltimo va atado a que los intereses partidistas sean dejados de lado y prime el inters comn de la ciudadana para definir la mejor alternativa posible para satisfacer las necesidades de la comunidad en cuestin.El incremento de la participacin social, de acuerdo a Velsquez, Martnez y Cumsille (2004), genera el potencial para que tanto las instituciones, los contextos escolares, el barrio y los dems estamentos de la sociedad civil adquieran responsabilidad con respecto a lo que ocurre en su medio ambiente, mejorando de igual forma la calidad de los entornos y de la gestin municipal, puesto que los ciudadanos se sienten partcipes de la gestin gracias a la contribucin que ellos mismos han hecho. Dicho esto, la participacin ciudadana dentro de instancias municipales ha sido ampliamente respaldada desde la academia como una contribucin importantsima para fortalecer los canales democrticos. Sin embargo, por diferentes razones en el concierto latinoamericano an se mantienen bajas las cifras de participacin en sesiones municipales, salvo algunas excepciones como lo es el caso de Porto Alegre. Esto no es una tarea fcil debido al proceso de fragmentacin y divisin de la ciudadana producto de la des-territorializacin promovida por la globalizacin, lo que podra daar de manera gravsima el ejercicio de los derechos civiles y polticos dentro de la vida poltica (Montalvo, 2008), sin embargo este fenmeno hasta el momento no ha tocado las puertas de Talcahuano, puesto que la identidad ciudadana de los vecinos se ha mantenido intacta.El proyecto de Talcahuano va en esta direccin y precisamente las Mesas Barriales cumplen esa funcin. En efecto, tanto al interior de los discursos del Alcalde como en los de los dirigentes sociales se puede reconocer que la expansin de la participacin ciudadana es una cuestin fundamental para promover el desarrollo de la comuna, en este sentido, Castro, (2000:183) aade que esto se puede tematizar como desarrollo local, el cual consiste en un proceso acumulativo y creciente de expansin de capacidades de personas y grupos que habitan una determinada localidad (barrio, poblacin, comuna) y que, para hacer frente a sus problemas, satisfacer sus necesidades, mejorar su calidad de vida y controlar crecientemente sus condiciones de existencia, aprovechan los recursos locales disponibles en la realizacin de actividades que permitan el logro de estos objetivos. Implica la participacin de la comunidad y como tal es un proceso endgeno ascendente, en el que la comunidad organizada construye su territorio, generando espacios horizontales donde la sociedad local recrea su historia, su identidad y su proyecto futuro.Siguiendo esta misma lnea y recogiendo la experiencia de Rosario, la promocin de una democracia fuertemente arraigada en el territorio y fundada sobre el principio de la participacin, es un importante aliciente para promover el sentido de pertenencia hacia la ciudad y con ello el inters por los asuntos pblicos, ms all de los denominados problemas reales de la gente (Rocchi y Veinticinque, 2010). En este sentido vale la pena sealar que a pesar de que existe bastante literatura sobre lo que es la participacin ciudadana a nivel latinoamericano, en la actualidad existe un arduo debate con respecto a las metas y a los objetivos que debe perseguir lo que se entiende como participacin ciudadana. Del mismo modo tampoco existe consenso sobre la modalidad que se debera emplear para evaluar la efectividad de la participacin, por lo que existe un dilema entre lo que es efectividad v/s participacin ciudadana, puesto que por un lado se encuentra la posicin que plantea que es el gobierno quien debe responder a las preferencias presentadas por los electores, anteponiendo la efectividad por sobre la participacin, mientras que por otro lado se encuentra aquella postura que aboga por la posibilidad de que sean los ciudadanos quienes tomen el control sobre las decisiones que se tomen en su territorio (Morales Casseti, 2012).En este punto tambin es importante mencionar lo que dice Jorquera (2011), quien expone que si bien es positivo abrir espacios para la participacin de la ciudadana, se debe poner ojo con la elitizacin de estos espacios. Este fenmeno se da cuando los que utilizan los espacios que se abren para la ciudadana, sean estos Mesas Barriales, Concejos de la Sociedad Civil, Dilogos Barriales o cualquier otro, son utilizado por los mismos dirigentes que han estado a la cabeza de las organizaciones por aos, en su mayora con membreca poltica y por ello con un mayor acceso a la informacin. Por esto la decisin de integrar o no integrar a los dems ciudadanos dentro de las decisiones tomadas queda en poder de estos dirigentes de vieja data que en algunas ocasiones dificultan el ingreso de nuevas personas a las instancias de poder.

Imagen 7, Mesas Barriales, 20145.3 Participacin JuvenilSi bien este no constituye una arista significativa de la investigacin, fue bastante llamativo durante mi estada como estudiante en prctica del Departamento de Participacin de Comunitaria la presencia casi inexistente de jvenes, trmino utilizado bastante laxamente en esta oportunidad por cierto. Por esto me parece de sumo inters introducir algunas nociones tericas que den a entender los factores que inciden en la falta de inters de los jvenes por participar activamente de las Mesas Barriales. Comnmente se asocia a la juventud como un segmento etario que presenta una fuerte apata y desinters por la participacin formal en poltica. Esto es cierto en parte, dado que si bien los jvenes son enfticos en manifestar un descrdito de las organizaciones tradicionales de la poltica, valoran los procesos de participacin como mecanismo de obtencin de logros. Segn Hopenhayn (2004), lo que los jvenes verdaderamente rechazan es el tipo de prctica poltica donde ellos se sienten manipulados y tendientes a colaborar con fines con los cuales no se sienten plenamente identificados. Del mismo modo los jvenes ahora se ven ms prximos a dinmicas de participacin que procuran ser ms espordicas y discontinuas en el tiempo, involucrndose en cuestiones estrictamente puntuales durante ciertos perodos, sin la adquisicin de un compromiso a largo plazo, contrariamente a como ocurra con las juventudes polticas de antao. Los temas de inters ms recurrentes para la juventud son cuestiones alusivas a la paz, el medio ambiente, la diversidad sexual o los pueblos originarios, sin embargo no existe una ligazn entre conciencia y modos de accin social, puesto que estas preocupaciones no se logran consolidar como modelos de asociacin permanentes en el tiempoKrauskopf (2008) ve elementos similares en su anlisis sobre la participacin juvenil, ya que frente a la creciente individualizacin y el descentramiento de la poltica como el eje articulador de la participacin social, las juventudes en la actualidad buscan su espacio fuera del rea de influencia de las polticas pblicas, preferentemente en iniciativas comunitarias, movimientos locales, voluntariado, organizaciones ecologistas, organizaciones indigenistas, entre otras. Guell (citado en Krauskopf, 2000) agrega que la falta de espacios abiertos y diversos donde se le reconozca en su legitimidad a la juventud promueve aquella percepcin adversa con respecto a lo pblico, la poltica y las instituciones que presentan los jvenes, dado que sienten lejana esa experiencia de participacin ms formal a su contexto ms ntimo de relaciones sociales. Garcs (2010) por su parte tambin cree que los jvenes se hallan ms cmodos en colectivos impulsados por ellos mismos y no por una figura de autoridad impuesta por instituciones adultas, principalmente estos colectivos se encuentran ligados a la cultura o a la esttica. Los jvenes son ms proclives a organizarse por las pequeas causas y por los asuntos ms inmediatos a su realidad que por ideales de largo aliento, esta condicin puede encontrar su explicacin en el carcter efmero, flexible y discontinuo que exhiben las organizaciones juveniles.En efecto, la participacin de la juventud parece ir desplazndose desde contextos formales hacia contextos informales, hacia espacios alejados de los espacios diseados institucionalmente tales como las instancias participativas creadas a partir de la Ley 20500. Mientras que en el pasado los jvenes se constituan identitariamente en torno a la cuestin poltica, ahora esa misma construccin de identidad se encuentra vinculada a espacios relacionados con su vida cotidiana, donde la calle, el lenguaje y los smbolos de una comunidad parecen elementos ms importantes en la construccin de una individualidad, desentendindose de organizaciones que persigan metas a largo plazo y estructuras jerarquizadas, abandonando los marcos verticales y rgidos en beneficio de armazones colectivas donde primen las relaciones horizontales (Francs Garca, 2008). La participacin ciudadana es valorada por la juventud, sin embargo la posibilidad de influir realmente en las decisiones la observan como una cuestin lejana, puesto que creen que tanto la juventud como el resto de la ciudadana no son tomados en cuenta por las autoridades, lo que en consecuencia se demuestra en una baja participacin en instancias formales debido a la distribucin inequitativa del poder en la sociedad (Martnez, Silva y Hernndez, 2010).Los jvenes se ven lejanos a las crecientes reglamentaciones que poseen los procesos participativos, vindose ms cercanos a modelos de participacin informales que no son necesariamente impulsados desde la institucionalidad, viendo a sta ltima solamente como una instancia para solicitar apoyo para el desarrollo de actividades especficas que en algunas ocasiones pueden agrupar a una gran masa de personas como lo son las actividades culturales o tribus urbanas como los skaters. La participacin social juvenil se observa en los entornos deportivos, comunidades religiosas o actividades de libre esparcimiento que promueven un tipo de asociatividad completamente diferente al entendido formalmente, donde el mbito laboral ya no juega como un elemento a considerar en la adquisicin de la identidad (Manriquez, 2003). En este sentido los jvenes son desplazados y pasan a convertirse en objetos de polticas sociales ms que en protagonistas, siendo proyectados desde el resto de la sociedad como los carentes, los vulnerables, como aquella poblacin a proteger, a empoderar o a controlar (Hopenhayn, 2004).5.4 Sociedad Civil5.4.1 Surgimiento del concepto de sociedad civilEl concepto de participacin ciudadana, recientemente discutido, posee una estrecha ligazn con el de sociedad civil, puesto que es en esta esfera donde se expresa principalmente la participacin ciudadana. Ahora bien, dicho esto el concepto de sociedad civil posee una amplia diversidad y ha sido objeto de mltiples disputas por su definicin, por lo que se torna difuso definir el mbito de accin de la sociedad civil, cuestin similar a lo ocurrido con el concepto de participacin ciudadana.El significado con el cual nos referimos a sociedad civil ha cambiado ostensiblemente a lo largo del tiempo, su recorrido dentro de la historia de la filosofa es amplio, ya que desde sus inicios aparece originalmente ligado tanto al mbito econmico como al aparato estatal. A medida que evoluciona el concepto, la sociedad civil va a experimentar una progresiva diferenciacin y autonomizacin, tanto de la esfera del mercado, como tambin del sistema poltico entendido como el Estado o lo relativo al gobierno. Esta autonomizacin del espacio correspondiente a la sociedad civil va a incrementar la complejidad terica del concepto a medida que se va independizando, otorgndosele nuevos roles, distinguindose diversos elementos que la componen y establecindose las diferentes relaciones de la sociedad civil con las esferas del mercado y del Estado. En un segundo nivel de anlisis, la discusin acerca del concepto de sociedad civil y su evolucin se encuentra principalmente vinculada con un cambio progresivo de un paradigma poltico entendido como delegacin, donde los individuos entregan la funcin de mantenimiento del orden social a una entidad superior, hacia una concepcin de la poltica como representacin, donde los individuos escogen a los ciudadanos que los van a representar en una instancia superior. De este modo, dentro del desarrollo del debate sobre sociedad civil ir cobrando cada vez ms importancia la figura de las asociaciones intermedias, organizaciones sociales y otras formas de participacin poltica y social (Blanco Jaksic, 2005).En Chile se ha visto como un problema el debilitamiento creciente que ha sufrido la comunidad o la solidaridad por efecto de las reformas de corte neoliberal llevadas a cabo durante la dictadura. Esto llev al predominio del mbito privado por sobre lo pblico, lo que coincidentemente va de la mano con el auge de la concepcin de sociedad civil en desmedro de la comunidad poltica. No (1998) expone que efectivamente la sociedad civil corresponde al debilitamiento y a la fragmentacin, donde los individuos se dispersan y persiguen sus intereses de formas separadas, no obstante de igual manera se transforma en un campo de cooperacin, donde las personas definen juntas intereses comunes, lo que implica tambin jugar el rol de ciudadanos.Como se ha dicho anteriormente, durante la dcada de los 90 en Amrica Latina y desde aos anteriores en Chile, las reformas macroeconmicas configuraron un escenario que fue definiendo la consolidacin de una nueva agenda por una profundizacin del orden democrtico. La no concordancia entre lo poltico y lo econmico llevaron a que problemas tales como el desarrollo humano, la pobreza y la exclusin social fueran visibilizndose y dndole realce al denominado tercer sector, es decir al surgimiento de un segmento que va ms all tanto del Estado como del mercado. De esta manera, la participacin y el protagonismo de las organizaciones de la sociedad civil fueron poco a poco configurando un nuevo mapa que actualmente reclama mediaciones y un nuevo trato entre ciudadana e institucionalidad (Aduriz y Ava, 2006).El mbito desde el que actan los ciudadanos es por definicin la sociedad civil, en tanto que para que la sociedad civil sea fuerte y pueda contrarrestar la opresin del Estado y el mercado, se necesita de ciudadanos comprometidos, bien informados y educados. Bao (1998) indica que ciudadano es todo quin tiene derechos y estos derechos pasan a constituirse en cuanto a su capacidad para tomar parte en las decisiones que competen a la comunidad. Mujica (2005 citado en Anfossi, 2010), por su parte, agrega que la idea de remitirnos a la estructura de derechos nos lleva tambin a la de responsabilidades, estando ambas indiscutidamente en relacin con el Estado y la comunidad poltica. Del mismo modo debe entenderse que la relacin entre Estado y sociedad civil no es de ninguna manera un juego de suma cero donde uno debiera debilitarse para el fortalecimiento del otro. Es trascendental dejar bien en claro que es absolutamente errada aquella creencia que plantea que la idea de fortalecer la sociedad civil viene asociada a la idea de achicar cada vez ms al Estado, como si de verdad la sociedad civil viniera a sustituir a este Estado cada vez ms pequeo con la implementacin de las polticas neoliberales post Consenso de Washington. La estrategia democratizadora que pone como eje articulador el fortalecimiento de la sociedad civil tambin necesita de un fortalecimiento del Estado, puesto que aquello que el Estado debe garantizar y producir es condicin de desarrollo de la sociedad civil (Eisenstadt, 2003 en De la Maza, 2010:81).Por otro lado, Diamond (citado en Blanco Yaksic, 2005:63) establece un declogo con las funciones que debiese cumplir la sociedad civil en su misin por robustecer los canales democrticos, para ello es necesario avanzar ms all de la autonoma de las esferas Mercado, Estado y Sociedad Civil- de manera de constituir una teora de mayor alcance y que sea capaz de dar respuesta a los desafos contemporneos, identificando los componentes internos y las debilidades que presenta la sociedad civil.En primer lugar, la funcin de mayor relevancia para el desarrollo de la democracia es la de limitar el poder estatal. En segundo lugar, la sociedad civil debe mantener una vida asociativa participativa y eficaz, adiestrando a los ciudadanos democrticos. La sociedad civil, en tercer lugar, debe constituirse en un espacio para la manifestacin de atributos democrticos, como la tolerancia, la moderacin, el compromiso y el respeto mutuo. Evidentemente, la dimensin tica de la sociedad civil es para Diamond de gran importancia para la construccin de la democracia. La democracia puede recibir aportes de la sociedad civil en una cuarta forma: la canalizacin, agrupacin y representacin de intereses al margen de la sociedad poltica. Una quinta funcin de la sociedad civil es amortiguar las polaridades y conflictos, disponiendo a su resolucin pacfica, en la medida que se constituye como un espacio para el pluralismo. En sexto lugar, la sociedad civil tiene como funcin democrtica el reclutar y entrenar a nuevos lderes polticos, favoreciendo el desarrollo de atributos como la responsabilidad social, la administracin y la deliberacin pblica. En sptimo lugar, adems del liderazgo, puede generarse una fuerza crtica y reformista desde la sociedad civil, desarrollndose ncleos de pensamiento que contribuyen a modificar la situacin de la ciudadana dentro de un sistema democrtico. La octava funcin consiste en la difusin de la informacin, de manera que los ciudadanos sean capaces de manejarla en virtud del logro de objetivos comunes. La sociedad civil, en noveno lugar, puede controlar por la va de la presin al aparato legislativo, controlar aspectos de la economa (funcin muchas veces desestimada, en ciertas concepciones reduccionistas, que si bien entienden la independencia de la economa y de la sociedad civil, no consideran sus vnculos y relaciones). En dcimo y ltimo lugar de la tipologa de Diamond, la sociedad civil puede no slo oponerse al Estado, sino que contribuir con un compromiso positivo, mejorando la gobernabilidad en base a la legitimidad (lo que se ha entendido como el equilibrio entre gobernabilidad y gobernanza).5.4.2 A qu nos referimos cuando hablamos de sociedad civil?Cuando hablamos de sociedad civil obviamente nos acercamos hacia lo que es participacin ciudadana. Ambos conceptos se encuentran emparentados, pero esto no quiere decir que aludan a la misma cuestin cuando se les evoca. El discurso de participacin ciudadana est impregnado por la concepcin de sociedad civil, la cual se nombra constantemente dndose su significado por sabido y en muy pocas ocasiones se aclara realmente lo que implica hablar de sociedad civil. Principalmente la lnea divisoria entre el concepto de participacin ciudadana y de sociedad civil se encuentra dada por lo que se refiere a la relacin vertical existente entre individuo y Estado, dado que cuando nos referimos a participacin ciudadana es el mismo ciudadano quien busca entrometerse para lograr que sus demandas sean escuchadas y produzcan eco dentro de la formulacin y ejecucin de las polticas pblicas. Mientras que la idea de sociedad civil se vincula ms con relaciones de orden horizontal, cuya finalidad es construir identidades e ir definiendo las necesidades que estas implican, sin que estas necesariamente sean objeto de polticas pblicas (Ochman, 2004).Esta dificultad para poder definir tanto sociedad civil como ciudadana conlleva que muchas veces se utilicen estos trminos como una suerte de conceptos paraguas que dan para todo, lo que entorpece el establecimiento de una definicin precisa de estos conceptos. Principalmente la idea de sociedad civil ha ido adquiriendo cierta relevancia en los ltimos veinte aos tanto en el discurso acadmico como desde las organizaciones internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Naciones Unidas), esto se acenta posteriormente a la cada de los Estados de Bienestar y la desintegracin de la URSS, diferencindose la esfera de la sociedad civil de otros campos tales como el Estado o el Mercado. En efecto, la emergencia de la sociedad civil fue fundamental para derribar las dictaduras en Amrica Latina, en Chile por citar un ejemplo, la sociedad civil fue uno de los protagonistas principales de la cada de Augusto Pinochet. Precisamente, Foley y Edwards (1996) agregan que la sociedad civil, tanto en Amrica Latina como en Europa del Este ejercieron una fuerte resistencia a los regmenes autoritarios, democratizando la sociedad desde abajo para presionar por un cambio, proporcionando un elemento esencial en ambos procesos de transicin a la democracia.En Amrica Latina la sociedad civil surge como una consecuencia un tanto inesperada de los regmenes militares que se instalaron durante las dcadas de los setenta y ochenta, las cuales fueron clausurando de manera brutal los espacios de dilogo ciudadano, prohibiendo los partidos polticos y persiguiendo a travs de policas secretas a los grupos disidentes. En este contexto y con las experiencias guerrilleras un tanto desestimadas por la izquierda, se comienza a observar un acercamiento hacia el accionar de la sociedad civil para combatir a las dictaduras, abriendo puntos de fuga que dieran paso a procesos de transicin a la democracia. No obstante al culminar las dictaduras nuevamente las cpulas partidistas junto a las lites fueron recobrando su capacidad de accin y coparon la esfera pblica, dejando a la sociedad civil sin la posibilidad cierta de poder ser parte activa de la nueva democracia que se estaba gestando, el proceso chileno es ejemplificador en este aspecto (Arditi, 2004). En Chile, en el perodo post dictadura militar se ve a la sociedad civil como peligrosa, como sobreideologizada y como una amenaza que podra poner en jaque a la democracia. Se afirma que la estrategia de la transicin es no dar espacios a la expresin de la sociedad civil debido a que el exceso de participacin haba dado origen al fin de la democracia en el perodo pre 1973 (De la Maza, 2010). De Sousa (citado en Botero 2008) piensa de forma similar y cree que no existe democracia sin participacin y no hay participacin si no se generan las condiciones para ella, de modo que cuando la participacin ciudadana se ve como una amenaza, se destruyen las condiciones necesarias para su sustento.Rovira (2007) aade que la gran paradoja de la sociedad chilena en el proceso de transicin a la democracia es su carcter pactado, es decir tal como se deca anteriormente, se fue constituyendo una configuracin de elites que se fue fortaleciendo y que adopt un poder cada vez mayor gracias al florecimiento de la sociedad civil, donde finalmente la ciudadana qued postergada sin participar de las decisiones que de verdad le ataen. Solamente se observ una participacin masiva en el perodo inmediatamente despus de terminada la dictadura, es decir en los primeros aos de los 90s, no obstante posteriormente a ese perodo se promueve una desmovilizacin de la ciudadana que desencadena en el desarrollo de una democracia secuestrada por la tecnocracia, donde Chile se comienza a vender como un modelo de democracia por los organismos internacionales. Tanto Moulian (2002) como el PNUD (1998) desmienten este hecho demostrando que en otras palabras, la ciudadana contaba con pocos espacios efectivos para ejercer una participacin activa en la construccin del bien comn y, por lo tanto, se reproduce una pasividad social que poco aporta a superar la baja calidad e intensidad de la democracia chilena.Por otro lado, con respecto al potencial crtico que podra tener el concepto de sociedad civil proveniente desde la lucha contra las dictaduras tanto en Amrica Latina como en Europa del Este, el cual no se desconoce en lo absoluto, la concepcin de sociedad civil que se ha venido manejando desde la literatura ofrecida por los organismos internacionales que dictan pauta sobre la manera de enfrentar la problemtica del desarrollo, entiende a la sociedad civil como un discurso menos confrontacional de lo que puede ser la promocin de los movimientos sociales, los cuales buscan reivindicaciones ms de fondo que la sociedad civil. La sociedad civil se compone de un amplio abanico de organizaciones sociales, dentro de las cuales se encuentran fundaciones benficas, ONG, agencias de desarrollo, asociaciones culturales, JJ.VV, clubes deportivos, entre otros, donde cabe recalcar que estas organizaciones no pertenecen ni al Estado ni al mercado (Cantor, 2009). Bao (1998) agrega que el trmino movimiento social se refiere ms bien a la movilizacin social dirigida hacia la transformacin del sistema capitalista, teniendo un carcter contestatario y siendo orientado por los sectores ms excluidos de la sociedad. Esta acepcin difcilmente se podra acercar a lo que actualmente se entiende como sociedad civil y participacin ciudadana, con lo que si pareciera tener algn grado de parentesco es con las teorizaciones sobre los denominados nuevos movimientos sociales, en concordancia con las exposiciones de Touraine y Offe, entre otros.La sociedad civil ha sido definida tantas veces y de maneras tan disimiles que ha sido un trmino empleado por muchos, pero manejado por pocos, el cual es utilizado para prcticamente cualquier cosa que se vincule con participacin ciudadana, incorporando dentro de su dominio desde la familia hasta las corporaciones econmicas (Alexander, 1994).De acuerdo al PNUD (2004), se entiende por sociedad civil las formas de asociacin autnomas del mercado y el Estado que tienen por objetivo reivindicar derechos, expresar opiniones, influir en las decisiones que afectan a la comunidad y controlar a sus autoridades. Ciertamente requiere de canales institucionales para que esta se sustente y pueda funcionar. Quienes forman la sociedad civil no aspiran a ejercer directamente el poder poltico ni econmico, sino ms bien a influir sobre todo, a travs de la comunicacin pblica en las instituciones estatales, los partidos polticos y el mbito privado.De acuerdo a este mismo informe, la evidencia emprica muestra que la sociedad civil no cuenta con todas las capacidades de accin ni tampoco con la influencia para ejercer como un contrapeso que ponga en entredicho las decisiones emanadas desde el poder central, de hecho actualmente la sociedad civil solamente se vislumbra como una instancia distinta tanto el Estado como al Mercado que pretende poner ciertos temas sobre la mesa y generar conciencia sobre algunas cuestiones fundamentales. Sin embargo no hay definicin clara que de sustento a esta nocin, lo que finalmente da pie para que la sociedad civil sea considerada como un espacio que se limita a desempear una labor peticionista, al menos desde los organismos institucionales esa es la concepcin que se maneja de sociedad civil. En resumidas cuentas, la sociedad civil se podra definir como un espacio que solamente se concibe como consultivo pero no con la capacidad de generar un autogobierno, por lo que bien este espacio solamente sera una instancia para canalizar los reventones ciudadanos de una manera racional, en palabras de Negri y Hardt (2001) para convertir a la multitud en pueblo. En efecto, No (1998) afirma que las reformas provenientes desde el Estado o desde la administracin del Estado si bien han intentado acercar las decisiones a los ciudadanos, lo que ha ocurrido en la prctica es lo que se conoce como inclusin dentro de la institucionalidad estatal ms que la promocin de la autonoma de la sociedad civil.Desde una visin similar se sita Jan Lust (2014), quien manifiesta que el concepto sobre sociedad civil renaci como un discurso acorde con la reproduccin del capital y en contra de las fuerzas que luchan por una sociedad ms justa. De hecho este autor plantea que el renacimiento de la sociedad civil coincide con los das de gloria del neoliberalismo y que es empleado como una propuesta conservadora con el objetivo de reducir el papel del Estado y todo lo que pertenece al sector pblico con el objetivo de darle preferencia a la accin privada. Com