Pasos-36

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SAN JOSÉ- COSTA RICA SEGUNDA ÉPOCA 1991 PASOS N°36 JULIO AGOSTO Una publicación del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) Consejo Editorial Franz J. Hinkelammert Pablo Richard Maryse Brisson José Duque Elsa Tamez Silvia Regina de Lima Silva Wim Dierckxsens Germán Gutiérrez Colaboradores •Hugo Assman •Luis Rivera Pagán • Frei Betto •Julio de Santa Ana • Jorge Pixley • Otto Maduro •Fernando Martínez Heredia • Leonardo Boff • José Francisco Gómez • Jung Mo Sung • Enrique Dussel • Pedro Casaldáliga • Giulio Girardi • Juan José Tamayo • Michel Beaudin • Raúl Fornet Betancourt •Maruja González • Georgina Meneses Se autoriza la reproducción de los artículos contenidos en esta revista, siempre que se cite la fuente y se envíen dos ejemplares de la reproducción. Contenido ! Notas para contribuir a una discusión sobre los nuevos actores sociales Helio Gallardo ! Los protagonistas de la conquista de América (conquistadores, colonos, misioneros) vistos desde los oprimidos Arnoldo Mora ! Ecología y desarrollo en Latinoamérica Ingemar Hedstróm EDITORIAL DEI Departamento Ecuménico de Investigaciones Apartado Postal 390-2070 Sabanilla San José, Costa Rica Teléfonos (506)253-0229 253-9124

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Revista PASOS es una publicación de trabajos realizados a partir del diálogo entre Teología y Ciencias Sociales, con Comunidades, Movimientos Sociales ecuménicos y redes alternativas. Esta publicación contribuye a la formación, discusión crítica y acción alternativa.

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  • SAN JOS- COSTA RICA SEGUNDA POCA 1991

    PASOS N36

    JULIO AGOSTO

    Una publicacin

    del Departamento Ecumnico de Investigaciones

    (DEI)

    Consejo Editorial

    Franz J. Hinkelammert Pablo Richard

    Maryse Brisson Jos Duque Elsa Tamez

    Silvia Regina de Lima Silva Wim Dierckxsens Germn Gutirrez

    Colaboradores

    Hugo Assman Luis Rivera Pagn Frei Betto Julio de Santa Ana Jorge Pixley Otto Maduro Fernando Martnez Heredia Leonardo Boff Jos Francisco Gmez Jung Mo Sung Enrique Dussel Pedro Casaldliga Giulio Girardi

    Juan Jos Tamayo Michel Beaudin Ral Fornet Betancourt Maruja Gonzlez Georgina Meneses

    Se autoriza la reproduccin de los artculos contenidos en esta revista, siempre que se cite la

    fuente y se enven dos ejemplares de la reproduccin.

    Contenido ! Notas para contribuir a una discusin

    sobre los nuevos actores sociales Helio Gallardo

    ! Los protagonistas de la conquista de

    Amrica (conquistadores, colonos, misioneros) vistos desde los oprimidos

    Arnoldo Mora ! Ecologa y desarrollo en Latinoamrica

    Ingemar Hedstrm

    EDITORIAL DEI Departamento Ecumnico de Investigaciones

    Apartado Postal 390-2070 Sabanilla San Jos, Costa Rica

    Telfonos (506)253-0229 253-9124

  • Notas para contribuir a una discusin sobre los nuevos actores sociales

    Helio Gallardo

    Observaciones preliminares a) Estas Notas... no intentan constituir un

    argumento acabado acerca de los nuevos actores y movimientos sociales latinoamericanos y caribeos, sino slo contribuir a situar una consideracin sobre su realidad compleja, su eventual desarrollo poltico y su papel en un necesario proceso de liberacin;

    b) la expresin "poltico" en estas Notas... no remite nicamente a la escena tradicional, abierta de la poltica, sino, en sentido amplio, a la capacidad de los actores sociales para realizar acciones que alcancen efectos significativos para el conjunto de la reproduccin social (es decir, cuyas acciones tienen efecto o pueden llegar a tenerlo, bajo ciertas condiciones, sobre sus instancias axiales) y, en un sentido ms restringido, a las acciones que se ejecutan en el espacio social especfico de la reproduccin de la produccin de relaciones de produccin (sancin poltica), en cualesquiera sentidos (bsicamente: mantenerlas, fortalecerlas, debilitarlas o romperlas);

    c) las Notas... designan al pueblo al interior de un sistema especfico de dominacin (el sistema imperial de dominacin); "pueblo" indica, por consiguiente, o al pueblo social (los diversos sectores que padecen asimetras sociales y, tambin, su conjunto) o al pueblo poltico (los sectores que se movilizan para cancelar sus asimetras especficas y que logran ponerse en relacin con un eje de liberacin popular: movimiento popular); "pueblo" no incluye, por tanto, a los diversos sectores que configuran a las oligarquas latinoamericanas;

    d) la redaccin de estas Notas..., su forma, es provisoria. Se trata de cuestiones ofrecidas a la discusin. No se intenta mediante ellas dar cuenta de ninguna realidad nacional o regional especfica.

    I. Consideraciones econmico-sociales bsicas

    La dcada del fin del siglo nos muestra un mundo polarizado en un Mundo Rico y fuerte y un Mundo Pobre y dbil ("dbiles" y "fuertes" al interior del sistema dominante mundial). Esta polarizacin no es nueva. Lo son, en cambio, la velocidad y el carcter del desplazamiento que separa a estos mundos. Sobre las bases de las nuevas tecnologas de punta (biotecnologa, informtica, nuevos conductores, robotizacin) el Mundo Rico se aleja velozmente del Mundo Pobre y, en el mismo movimiento, se integra (produccin, circulacin, consumo) tanto en trminos globales como en los trminos de la constitucin de macrounidades regionales (EUA-Canad-Mxico; CEE, ms los que fueron los pases de la Europa del Este y eventualmente la URSS; Japn-Corea-Taiwn-Singapur y la costa de China). El Mundo Pobre, en cambio, permanece fragmentado y dividido y su peso relativo y absoluto en la economa mundial (si se excepta a los pases exportadores de petrleo) tiende a debilitarse en el mismo movimiento en que cambia de carcter. Considerada glo-balmente, Amrica Latina est dentro de este Mundo Pobre.

    El fenmeno de desplazamiento-integracin-diferenciacin del Mundo Rico respecto del Mundo Pobre se realiza sin abandono de la relacin asimtrica Mundo-Rico-Mundo Pobre. El signo ms evidente de este no-abandono es el vnculo de la deuda externa. Mediante este vnculo --- entendido como la obligacin de pagar- , las instituciones financieras del Mundo Rico administran a los pases del Mundo Pobre --- transnacionalizacin de las decisiones polticas- y esta administracin adquiere hoy da las caractersticas de un chantaje: si no se efectan las sugerencias y recomendaciones del FMI o del Banco Mundial e incluso de la AID, se suspenden los crditos y el acceso a ellos. De este modo, se conforma un mecanismo de

  • transnacionalizacin de las decisiones polticas cuyo eje de sentido es la acumulacin derivada de la lgica del mercado mundial (determinado enteramente por las relaciones entre las sociedades ricas) y no las necesidades materiales (ni mucho menos las espirituales) de los pueblos pobres.

    El chantaje transnacional es posible, en parte, por la creciente subordinacin del Mundo Pobre respecto del Mundo Rico. Dicho sueltamente: no podemos ni sabemos producir sin ellos (sin sus tecnologas en particular) y ellos (Mundo Rico) tienden hacia la auto-suficiencia, es decir nos necesitan cada vez menos1.

    El chantaje incluye una voluntad poltica de impedir el desarrollo (en el sentido econmico ms elemental) de las sociedades pobres entendidas como regin global. Se est forzando a estas sociedades a producir bienes que la evolucin de la economa mundial tomar obsoletos en el mediano y lago plazo y a emplear procedimientos que refuerzan la fragilidad y distorsin (teratologizacin, fragmentacin) de las economas pobres y que incluyen tecnologas (y metas econmicas) destructivas del medio. El chantaje incluye la presin para abrir enteramente las economas de los pases de modo de transformar a estas sociedades en eventuales espacios de inversin privilegiada2.

    Otro aspecto del chantaje incluye mantener a los territorios ocupados por sociedades pobres como proveedores, actuales o de reserva, de materias primas estratgicas.

    En general, mediante el nexo de la deuda se amplia una poltica en la que somos o resultamos espacios naturales interesantes, pero social e

    1 No podemos producir sin ellos porque necesitamos producir en los trminos de una competencia mundial (mercado mundial) para la que histrica y socialmente el mismo sistema mundial y regional (oligrquico) de dominacin nos ha inhabilitado. 2 La 'inversin privilegiada se refiere a puntos especficos dentro de los territorios de los pases pobres, definidos por sus ventajas circunstanciales comparativas. No se trata, por consiguiente, de inversin para el desarrollo nacional ni de una poltica estratgica.

    histricamente prescindibles (la guerra en el Golfo Prsico ilustra, en el lmite, este punto. "En el lmite" porque uno de sus objetivos fue resguardar las fuentes de petrleo, pero result dejando decenas de pozos encendidos e inutilizados. Desde la produccin de ideologa, el punto fue avisado en el ensayo de Fukuyama: The End of History?).

    Con lo grave que es el nexo de la deuda, ste no constituye, sin embargo, el vnculo ms poderoso que une al Mundo Rico con el Mundo Pobre. Desde el punto de vista ideolgico, las sociedades pobres (y la poblacin en general) han internalizado --- como horizonte de realizacin posible o como frustracin permanente y sentimiento de culpa, etc.-, los valores y, bsicamente, el estilo de vida (o de produccin de muerte), la manera de hacerse humano, del Mundo Rico. Los pueblos pobres, al menos en Amrica Latina, llevan al Mundo Rico en su corazn, lo han internalizado. Perciben y valoran el desarrollo y la felicidad bajo la forma de ser como Miami o Roma o Bonn.

    El desplazamiento o alejamiento sin abandono entre los Mundos Rico y Pobre puede leerse, entonces, o desde el Mundo Rico, perspectiva desde la cual aparece ligada a procedimientos coactivos y selectivos de corto y mediano plazo, cuyos efectos fragmentarizadores y destructivos pueden incluir el genocidio de las poblaciones del Mundo Pobre o desde el Mundo Pobre, desde el cual la articulacin puede valorarse como materializando el horizonte de existencia posible y deseable. Coyunturalmente, la crisis de las sociedades del socialismo histrico incide en las prcticas ligadas a estas dos perspectivas y a sus articulaciones.

    No resulta, por consiguiente, difcil de entender que la nueva poltica regional de la dominacin (los ajustes estructurales, el anti-estatismo, el neoliberalismo, el neoconservantismo, las democracias de Seguridad Nacional, el nuevo giro exportador, etc.), situaciones todas ligadas al proyecto de privatizacin transnacional de las economas de las sociedades pobres, sea introducida con relativa comodidad sociopoltica por los gobiernos nativos como la nica salida posible para evitar mayores sufrimientos. Bsicamente, estamos diciendo que sometido a esta 'espiritualidad cada individuo o cada familia tiende a pensarse y a asumirse como saliendo singularmente, contra otros, y no colectivamente, con otros, de los problemas

  • sociales que percibe-valora como situaciones de disfuncionalidad3. As, Chile ser desarrollado, no importa lo que ocurra en Amrica del Sur, o Costa Rica ser desarrollada, no importa lo que ocurra en el resto de Amrica Central y del Caribe. Esta misma competitividad no solidaria puede ser reproducida y expresada por las distintas regiones, provincias o ciudades en un mismo pas y por los individuos (bajo la forma del "xito" personal), de modo de hacer posible su derivacin hacia un fenmeno de corrupcin social generalizada (como en el caso popular extremo de los sicarios, en Colombia) y de anomia (en el sentido de desmoralizacin)4.

    La dominacin se expresa as, matricialmente, como la prctica global y especfica de una constante y agresiva (destructiva) insolidaridad social e histrica (que es enteramente compatible con fenmenos de solidaridad corporativa e intraeclesial, excluyentes, como mencionaremos ms adelante). La sensibilidad de dominacin pone el nfasis en la eficacia y eficiencia de cada punto humano, instrumental o natural de inversin. "Eficacia" y "eficiencia" son medidas por su capacidad para dinamizar al sistema en su conjunto.

    En este proceso de comodidad relativa con que se "acopla" el "camino inevitable" hacia el Nuevo Orden Econmico Mundial (privatizacin transnacional bajo hegemona del gran capital), influyen, adems:

    3 En la historia reciente, la eleccin de un gobernante popular en Hait es un contraejemplo de esta situacin generalizada. La lvalas ("avalancha", en creol) condensa un movimiento de solidaridad social entre los ms pobres y oprimidos de la poblacin haitiana. Polticamente ms complejo, a la distancia, es discernir si ellos no perciben su situacin de miseria o como disfuncin o como efecto poltico exclusivo del rgimen dictatorial. 4 Este aspecto incide en el refuerzo de la corrupcin en los niveles empresarial y gubernamental. Se trata de obtener la mxima ganancia en el corto plazo. En economa, se privilegian las actividades especulativas. La poltica deviene enteramente un mercado de influencias.

    a) la acentuacin de la subordinacin de las oligarquas nativas respecto de los pases y de las oligarquas centrales y de sus mecanismos financieros (mercado mundial); estas oligarquas han traducido la crisis del sistema capitalista y su reconfiguracin y los efectos de ambas sobre las sociedades pobres --- que ellos, por delegacin, administran -. como el t1 agotamiento" de un modelo (de substitucin de importaciones) y la aparicin de un "nuevo modelo" (economas abiertas de exportacin. El paso de uno a otro modelo supone el cambio del desarrollo por el crecimiento (o lo que es lo mismo, el desplazamiento poltico de la atencin por la calidad integral de la vida humana para concentrarla en la maximizacin del empleo de los factores econmicos de una sociedad). La pugna interoligrquica en cada pas se produce en relacin con la funcin de direccin o administracin nativa de este nuevo modelo, puesto en relacin, tambin, con el control nacional de los flujos financieros5;

    b) la complicidad y frivolidad --- ausencia de perspectiva nacional y popular- de los medios masivos (comerciales) de comunicacin y su saturacin por el discurso (contenidos y procedimientos) que proviene del Mundo Rico. Hoy existe una relacin directa entre comunicacin masiva y sensibilidad social;

    c) los caracteres de los procesos de crisis de las sociedades del socialismo histrico (su derrumbe y 5 El Secretario Ejecutivo de la CEPAL, G. Rosenthal, ha sintetizado en su cdigo esta situacin al sealar que los gobiernos y los pueblos latinoamericanos deben resignarse a vivir en un mundo inequitativo ("Este es un mundo cruel..."enfatiza varias veces) en el que se debe funcionar sin poder alterar sustantivamente las relaciones entre pases y sectores sociales fuertes y dbiles (Gen Rosenthal: "La necesidad de actuar colectivamente" (entrevista), en El Da Latinoamericano, ao l. No.43, 18-3-1991). La misma CEPAL ha consignado esta constatacin, producida durante los aos ochenta, como la "dcada del doloroso aprendizaje". Pero. claro, el "dolor no se distribuye por igual entre los sectores sociales fuertes y los dbiles. Esta ltima comprobacin forma parte importante, sino decisiva, del aprendizaje poltico.

  • fragilidad sociales, polticos e ideolgicos y, en particular, la impotencia sovitica), crisis que es publicitada y propagandizada como "muerte de la revolucin" en tanto que alternativa y utopa y proyecto poltico y como "triunfo-para-siempre-del-capitalismo" (metamorfoseado como la "idea liberal");

    d) la agudizada corrupcin antievanglica (idoltrica) de las jerarquas eclesiales cristianas, con sus efectos en la espiritualidad popular y en la legitimacin de los nuevos rdenes social e internacional, y

    e) el debilitamiento efectivo del Estado como instrumento facilitador de organizacin y participacin popu-lares con efectos de reestructuracin y equilibrio sociales. A este debilitamiento efectivo del carcter social del Estado lo ha acompaado-sucedido la promocin de los gobiernos democrticos de Seguridad Nacional (es decir, las democracias nativas que deben subordinarse al Imperio de la Ley, del 'Nuevo Orden" en un Mundo Cruel).

    La sensibilidad generada inmediatamente por la nueva matriz econmica se ve as facilitada o favorecida como mecanismo de dominacin, produciendo en muchos sectores sociales populares un efecto de "muerte de la esperanza" y culpabilidad (y con ello una marcada disposicin al autosacrificio). Estos efectos globales se ven reforzados debido a la corrupcin histrica generalizada de la escena poltica tradicional actual de las sociedades latinoamericanas y logran prolongarse, como resultado de todos estos procesos, al campo de la mentalidad popular. Puntualizaremos algunas de estas situaciones ms adelante6.

    6 No hemos considerado en este apartado ni, en general, en las Notas..., las conflictividades posibles entre los grandes actores del sistema mundial, por no ser centrales, en este momento, para este tipo de exposicin. Sealemos nicamente que la imagen de que ha cesado la conflictividad Este-Oeste debido al derrumbe del socialismo es enteramente ideolgica. La conflictividad Este-Oeste se mantendr, bajo formas diversas, mientras persistan las grandes potencias con sus respectivos proyectos hegemnicos. El conflicto Este-Oeste es

    II. Efectos sociales especficos del modelo abierto de ex-portacin (privatizacin transnacional)

    Las caractersticas de la reconfiguracin de la insercin de las economas pobres en el mercado mundial durante esta etapa produce econmica y socialmente (polticamente) lo que CEPAL ha llamado la "dcada perdida" y un perodo de "doloroso aprendizaje". La primera calificacin corresponde centralmente a los efectos econmico-sociales bsicos. La segunda, a cuestiones sociales, polticas e ideolgicas (no puede existir un desarrollo alternativo ni un proyecto de acumulacin nacional; si l se levanta, el pueblo o sociedad o gobierno que lo encame ser castigado con el bloqueo e incluso con la guerra). Se ha producido un desplazamiento ideolgico global hacia la derecha: antes el tab era una economa alternativa socialista o con lgica popular; ahora lo es explcitamente una economa capitalista nacional (el desarrollo, en el antiguo lenguaje). La economa con lgica popular es declarada simplemente imposible.

    Resuelta as, mediante una imposicin, coactivamente, la cuestin del tipo de economa, la sociedad pobre determinada por ella reproduce internamente, en principio, la polarizacin Mundo Rico-Mundo Pobre que hemos caracterizado con anterioridad. Desde un punto de vista social, podramos hablar de la conformacin de dos series paralelas de existencia: la serie de los internacionalmente integrados al circuito del mercado mundial, aunque lo hagan desde diversas posiciones, y la serie de los nacionalmente excluidos (excluidos de los mercados internos: pobres de la ciudad y del campo).

    Se trata de series paralelas en cuanto, en general, los modos de existencia de estos sectores no se tocan en relacin con las necesidades de la produccin sociales. Los sectores nacionalmente excluidos resultan as enteramente desechables por el sistema (en algunos pases se organizan ya caceras de pobres y de nios deambulantes, a quienes simplemente se asesina. No se trata de asesinatos fundamentalmente un conflicto geopoltico, no ideolgico.

  • polticos en el sentido tradicional, sino de asesinatos sociales que forman parte de una poltica7. Se constituyen as grupos de la poblacin de los que se puede (y se debe) prescindir.

    Al interior del mundo de los internacionalmente integrados, y si prescindimos de los agentes directos del capital transnacional, podemos ubicar socialmente a dos grandes sectores: las lites nativas, que administran la produccin y reproduccin locales del sistema --- polticos, tecncratas, militares, religiosos, empresas periodsticas- y la base social productiva, permanentemente amenazada por la cesacin de servicios derivada de la velocidad del cambio y del desplazamiento tecnolgicos inducidos desde el exterior y por la facilidad relativa con que algunos de sus sectores pueden ser reemplazados debido al constante y creciente excedente de fuerza de trabajo. Pese a sus diferencias, se trata de sectores sociales productiva o reproductivamente insertos en el sistema, aun cuando su insercin pueda contener diversos grados y caracteres de fragilidad. Articulados de mejor o peor manera con estos sectores8 se encuentran los grupos medios de la poblacin configurados por el modelo anterior y agotado de la economa, permanentemente inducidos, por consiguiente, o al colapso total o a su transformacin en funcin del nuevo modelo (estos

    7 Que se trata de una explcita poltica social criminal lo demuestra, por ejemplo, el desmantelamiento del sistema de Salud Social en Chile, realizado entre 1973 y 1986. Durante ese perodo se liquida al Servicio Nacional de Salud y se lo reemplaza por otras instancias que slo persiguen fines de lucro. Los consultorios y postas rurales son trasladadas a las Municipalidades y, por su intermedio, a la empresa privada en las llamadas Corporaciones de Desarrollo Comunal. Una sola muestra del costo social c este mecanismo de privatizacin-exclusin: el porcentaje de desnutridos entre los excluidos por el mercado en Chile se eleva al 30%. 8 La articulacin 'mejor' tiene que ver con situaciones; la peor, con la dinmica fundamental del sistema.

    grupos medios incluyen sectores empresariales, campesinos, profesionales, tcnicos, estudiantiles, obreros). La base social productiva de la serie internacionalmente integrada puede albergar sectores significativos de "trabajadores informales" (trabajo a destajo, superexplotacin, ausencia de garantas sociales, fragmentacin, bsicamente). En todo caso, se trata de un polo productivo inserto en el sistema mundial, aunque esta insercin puede ensear distintas temporalidades y niveles de provisoriedad, niveles que bordean, en su punto ms bajo, con la precariedad que caracteriza al otro polo.

    En el polo integrado encontramos, por consiguiente desde el consumo conspicuo e insolente hasta la pobreza social, coexistiendo al interior de un sistema frgil y explosivo, estructuralmente rgido aunque situacionalmente voltil y que slo admite cambios fragmentarios o "soluciones" individuales.

    El otro polo social est caracterizado por la precariedad de las condiciones de existencia, decir por la amenaza permanente de muerte. Los excluidos son pobres de la ciudad y del campo, mujeres, nios, jvenes y ancianos pobres, adultos sin mayor calificacin, grupos sociales que pueden configurar otro sector de la economa informal o los simplemente excluidos. En general, se trata de poblacin marcada por el signo de la precariedad de sus condiciones de vida, por la amenaza constante a su existencia biolgica. Salir de esta precariedad es o imposible o el resultado de una situacin singular (que puede ser valorada ideolgicamente como "suerte" o "fortuna"). Desde luego, la amenaza social directa contra la continuidad de la existencia biolgica genera una resistencia vital, bsicamente reactiva (de supervivencia) y, por las condiciones descritas (expulsin del mercado), 'naturalmente' ensimismada. Es, sin embargo, en esta resistencia vital, ms que social, de estos sectores, en la que encontramos los valores bsicos de una reivindicacin popular: el derecho a la vida traducido como integracin econmica y social --- para que este derecho devenga poltico, es decir legitimo, en las condiciones actuales, hace falta, desde el punto de vista social, que el excluido se solidarice consigo mismo (se asuma como sujeto social) y con otros como l y que reciba solidaridad y legitimidad desde otras instancias como el Estado, las iglesias, los medios de comunicacin de masas y

  • tambin desde el otro polo de la existencia social, tanto interno como fuera de la nacin -. Su tarea sociopoltica es que se le reconozca como sujeto humano. Adems de estos elementos socioideolgicos, fundados en su capacidad de resistencia, se toma necesario un proyecto poltico (de produccin-reproduccin sociales) en el que estas solidaridades complejas puedan instrumentalizarse.

    La polarizada configuracin social descrita es altamente frgil y explosiva por el peso determinante de los factores externos (el pago de la deuda, por ejemplo) y por su agudizada diferenciacin negativa interna. Ella es la matriz de las explosiones sociales puntuales (Dominicana, Panam, Venezuela, Argentina, etc.), pero tambin del temor y la pasividad y la frustracin popular generalizados y reforzados en algunas sociedades por un pasado reciente o una actualidad de brutal represin. La pasividad-desencanto histrico generalizada deriva tanto del temor a la muerte (que ahora aparece como una delimitacin no biolgica sino social) como del mensaje saturante positivo acerca de la necesidad del esfuerzo individual (objetivamente contra otros) para salir de la pobreza, como de la ausencia o prdida de un horizonte de esperanza, y de situaciones ms coyunturales como la amenaza de un eventual retorno militar para remediar los "excesos" democrticos. La expresin "pasividad" popular no indica aqu un mero no-hacer, un dejarse hacer, sino un negarse a hacer fuera del sistema de la dominacin en cuanto se ha socialmente frustrado o perdido la idea misma de que existe o es posible un 'afuera' del sistema. Esta "pasividad" tiende a bloquear, por consiguiente, el trabajo poltico partidista tradicional de las organizaciones de izquierda9e incluso algunas de las formas del trabajo 9 Llamo de izquierda poltica (una imagen) en Amrica Latina a aquellas organizaciones que programticamente se han movilizado por una reforma agraria y por la integracin y soberana nacionales efectivas (estos son conceptos). Su trabajo se inscribe, normalmente, al interior de un modelo social de desarrollo (declarado actualmente muerto por la dominacin) lo que supone su permanente referencia a un horizonte de esperanza aqu en la tierra.

    pastoral religioso desde la base, pero no niega ni el oportunismo ni la explosividad sociales.

    Todas estas situaciones obtienen su eficacia de una matriz bsica que muestra que la sociedad obedece a fuerzas que estn fuera de su control (mercado mundial, tecnologa, etc.: el "mundo cruel" en el lenguaje de Rosenthal). La sensibilidad de desesperanza y muerte es una ideologa que prescinde del sujeto. Algunas sectas cristianas y el mismo catolicismo sacan ventajas ideolgicas10de esta nueva sensibilidad de muerte que en su discurso "esperanzador" (pseudocomunitario, en realidad corporativo') anuncia la proximidad del Reino ms all de la historia.

    III. Observaciones sobre el espacio poltico latino-americano tradicional

    Articulada con las situaciones antes descritas. encontramos un acusado deterioro del espacio poltico tradicional de las sociedades latinoamericanas, deterioro cuyos signos ms obvios son la crisis estatal (en realidad, varias crisis), las crisis recurrentes de liderazgo, las crisis de los partidos (en general, de las organizaciones) y de los regmenes de gobierno y la tendencia a desvirtuar y desplazar a las ideologas polticas que prevalecieron tras la Segunda Guerra: democraciacristiana, socialdemocracia, marxismo, etc. por ideologas tecnocrticas (neoliberalismo, Seguridad Nacional, gerencialismo y sus combinaciones) o sencillamente por nuevos discursos publicitarios. El deterioro se advierte, entonces, tanto en la fragilidad de las instituciones y escenarios polticos como en el empobrecimiento ideolgico11.

    10 A partir de la escisin cuerpo/alma y del rechazo a la historia que puede atribuirse a imgenes recortadas del discurso evanglico. como "mi Reino no es de este mundo". 11 Pero su alcance es, obviamente, global. Es en el contexto de este deterioro que J. Petras, por ejemplo, analiza la "insignificancia poltica actual" de muchos de los intelectuales latinoamericanos (transformados en la dcada del ochenta en

  • La devaluacin generalizada --- ya no resulta posible percibir y valorar el espacio poltico como un mbito en el que se busca realizar el bien comn- posee determinaciones tanto histrico-estructurales, propias de las sociedades del capitalismo dependiente --- bsicamente la transformacin de la escena poltica en mercados de transaccin de intereses que se negocian como privilegios, combinado con la tendencia al estrechamiento del espacio en el que deben moverse las lites polticas nativas -, como determinaciones situacionales e incluso coyunturales, como las ideologas antiestatistas ligadas a la promocin neoliberal-conservadora del mercado como sociedad perfecta, la crisis ideolgica y poltica de las sociedades del socialismo histrico y del socialismo, etc. El deterioro del espacio poltico (de lo poltico y de la poltica, por lo tanto) condensa en su nivel, como indicamos antes, matrices econmicas y sociales y retoma sobre ellas para sancionar su reproduccin.

    En Costa Rica, por ejemplo, junto al cinismo con que se valora la accin de los polticos oficiales --- con la ambigedad que implica despreciarlos por corruptos y envidiarlos porque tienen "xito"-, sectores de ciudadanos asumen independientemente el papel de la polica y de los tribunales de justicia (apresando delincuentes y castigndolos e incluso organizndose para darles muerte), o sea realizando tareas que advierten el gobierno o el Estado ya no cumplen o no estn en condiciones de asegurar. Se trata aqu, obviamente, de un efecto no necesariamente deseado, aunque puede serlo, del fenmeno global de privatizacin de la sociedad que publicita el conservantismo neoliberal como nico meca-nismo de crecimiento econmico y de normalidad social. La ilustracin costarricense condensa la reduccin del rango (cobertura) socio-nacional del Estado en los campos de la seguridad policial (o de la salud, como mencionbamos en el ejemplo chileno) y la tendencia a que la nacin sea constituida, articulada, mediante el mercado, los aparatos militares (la iglesia catlica permanece tambin como instancia nacional, pero amenazada por la estimulacin de las sectas) y la administracin de la justicia mercantil. "trabajadores intelectuales", es decir en un tipo de agentes de la conservacin del statu quo).

    Esta degradacin del mbito poltico se articula parcialmente en forma conflictiva con los procesos inducidos de democratizacin sostenidos durante la dcada del ochenta en Amrica Latina. La degradacin generalizada de la poltica, por definicin, constituye un elemento inhibidor y destructivo para un clima poltico democrtico, aun cuando se considere a ste en su versin ms limitada. Sin embargo, al producirse esta articulacin entre fenmenos de distinto rango social (la degradacin es estructural, la democratizacin situacional), la conflictividad se 'resuelve mediante la adaptacin de los signos y elementos democrticos a la degradacin generalizada. Por medio de esta adaptacin, son gobiernos democrticos, aunque sin respaldo social efectivo, los que conducen a sus pases a su plena insercin en el Nuevo Orden Mundial. Desde luego, este "rostro democrtico" implica costos polticos, tanto internos como internacionales, para quienes intentan presentar resistencia social a estos mecanismos de insercin y que denuncian las situaciones de transnacionalizacin, del chantaje de la deuda, de la insuficiencia democrtica, del costo social de los programas de ajuste, de la destruccin ambiental, etc. En este clima, el reclamo por justicia social --- incluyendo las denuncias contra las violaciones de los derechos humanos y los reclamos por justicia para los asesinados y desaparecidos- puede ser ideolgicamente anatematizado como "antidemocrtico"12.

    En estas condiciones, el espacio poltico tradicional tiende a dejar de ser el referente o la meta obligatoria inmediata de las reivindicaciones sociales (esta cuestin admite un antecedente histrico en la liquidacin o neutralizacin del espacio poltico tradicional por los regmenes de Seguridad Nacional y el consiguiente traspaso de las actividades polticas reivindicativas o de oposicin --- muchas veces de denuncia- a instancias de la

    12 Los grupos y sectores que reclaman justicia son descalificados principalmente median te dos etiquetas: "populistas" (Alan Garca) y "revanchistas" (Madres de la Plaza de Mayo). Tanto los populistas como los revanchistas son agentes de la desestabilizacin y el caos.

  • sociedad civil o consideradas hasta entonces privadas). Existe en la poblacin un sentimiento generalizado, aunque difuso, acerca de que las mediaciones del espacio poltico (instituciones administrativas, partidos, etc.) y l mismo como globalidad son disfuncionales respecto de muchos requerimientos sociales y que los intereses de los grupos emergentes --- o de antiguos grupos sin resonancia oficial o sin legitimacin nacional, como los indgenas, por ejemplo- slo pueden ser satisfechos mediante una presin social (poltico-comunitaria) directa e independiente de los canales tradicionales de la poltica13.

    El fenmeno de la corrupcin-desgaste (lo que no implica que deje de funcionar, en cierto sentido) de la esfera poltica y de sus actores, instrumentos e instancias en el contexto de una democratizacin genera, en lo que nos interesa aqu, una doble dinmica:

    a) de una parte, los actores tradicionales de la poltica, de derecha y centro-derecha, en coyunturas de democratizacin, buscan resonancia mediante mecanismos de reinsercin en sus espacios socio-ideolgicos histricos (populismo, clientelismo, civilismo, tradicin, eclesialidad, retrica acerca de los derechos humanos, etc.), pero el estrecho marco de maniobra que les permite la configuracin actual del sistema imperial de dominacin, con el consiguiente enangostamiento y sobrecorrupccin del espacio nativo de la poltica, los orienta hacia el "recurso Menem", es decir a engaar masivamente durante las campaas electorales y a gobernar despus siguiendo los dictados del FMI y neoligarquizando el pas (lo que supone consumar su 'modernizacin' perversa). El "recurso Menem", ya aplicado en Argentina, Per, Brasil, Amrica

    13 Desde luego, mediante o en este proceso y procedimiento puede difuminarse tambin el adversario fundamental contra el que se dirige la protesta o la reivindicacin. La accin de los grupos, tanto emergentes como histricos, puede, as, orientarse hacia la obtencin de identidad y cohesin internas (ensimismamiento, corporativizacin) y perder o no ganar nunca un referente de totalidad (prdida o no encuentro del sentido histrico, poltico, de la accin).

    Central., es un mecanismo que se agota en el cono plazo y que contribuye a reforzar y a acelerar los caracteres de corrupcin y desgaste del mbito poltico. La bsqueda de resonancia tropieza aqu, pues, con una apata derivada de las condiciones que exigen esa misma bsqueda de resonancia (la democratizacin implica una capacidad de convocatoria y de movilizacin sociales con las que se supone los gobernantes civiles muestran su poder frente a las FF.AA.) y conduce, tambin, al cinismo. Los procesos de democratizacin tienden a reducirse as a tcnicas de procedimientos electorales, ms manipulacin de masas. El rgimen democrtico deja de valorarse como una forma de participacin efectiva e integradora y se reduce a un juego electoral tcnico y publicitario sin mayor significado vital para la existencia social. Coyunturalmente, sin embargo, este sistema o forma de gobierno es valorado como "mejor" que las dictaduras militares directas. Pese a la corrupcin, generalizada y radical de su espacio poltico, y la subsecuente frustracin de sus aspiraciones sociales, el subcontinente respira, sin paradoja, este tiempo, de la "democratizacin".

    Las organizaciones de izquierda, con su crisis particular (en especial el colapso ideolgico de las sociedades del socialismo histrico) al interior de la crisis global, tienden a movilizarse todava como si el deterioro es-tructural del espacio poltico --- y la reconfiguracin de la economa y de la sociedad- no se hubiera producido o no se estuviera produciendo, es decir aspiran a obtener o ganar un espacio de poder (de privilegio) en el mbito tradicional de la poltica. De aqu se siguen sus variados comportamientos, muchas veces mezclados y errticos: reformismo desarrollista (ligado o a un "recurso Menem" desde la izquierda o a un "socialdemocratismo" neoligarquizante), democratismo, revolucionarismo (organizaciones poltico-militares, especialmente), principismo, conformismo, etc. El comn denominador suele ser la confusin y su efecto poltico inevitable: la ineficacia. En la mayor parte de los casos se tiende a reproducir la frmula vanguardia +masas (base social), propia de la antigua forma de hacer poltica popular (que corresponda a una sociedad escindida en clases, pero a la vez susceptible de ser nacionalmente movilizada). Esta manera tradicional de hacer poltica 'popular, desde arriba,

  • unilateralmente, est condenada al fracaso por la configuracin hoy de una sociedad escindida-fragmentarizada sin un "espontneo" contenido social global ni nacional, lo que no implica que haya desaparecido de ella la escisin de clases (en esta sociedad de hoy los grupos tienden 'naturalmente' a refugiarse en s mismos). La innovacin o renovacin a la que estas organizaciones aspiran, en su trabajo poltico, suele reducirse al reclamo por una mayor democracia al interior de la pareja vanguardia +masas. Esta aspiracin es, al menos en este perodo, autodestructiva14;

    b) los grupos sociales emergentes o renovados que carecen de posibilidades de presin --- es decir que no ocupan posiciones de poder que les permitan intercambiar privilegios --- en el espacio poltico tradicional (ciertos grupos ecologistas, por la libertad de escogencia sexual, campesinos, jvenes, indgenas, pobladores, negros, cristianos no idlatras, grupos que reivindican derechos humanos, desocupados, trabajadores urbanos, etc.) o cuyas reivindicaciones son mediatizadas y desvirtuadas por los actores que s las poseen (por ejemplo, una ley de igualdad real parlamentaria mediante la cual se frena y bloquea el carcter estratgico de la lucha por la liberacin (liberaciones) de las mujeres), se agitan, explotan, se encuentran, se organizan y se movilizan con relativa independencia en los espacios sociales que les permiten ganar identidad y calidad de actores sociales y polticos (mediante el encuentro prctico con su identidad histrica van configurando una nueva manera de hacer poltica). Desde luego, como indicamos antes, su accin 14 Sometida a la altsima agresividad y destructividad del Orden Mundial, con sus actores internacionales y nativos, la pareja vanguardia +masas, "democrtica" o centralizada, legal o armada, no logra acumular la fuerza poltica necesaria no ya para encabezar una poltica de desarrollo nacional, sino que para resistir la exclusin y la agresin y crecer. El eje del movimiento popular debe derivar su fuerza hoy de la solidaridad y organicidad de mltiples y diferenciadas organizaciones populares (sociales y polticas, para usar el lenguaje tradicional), cada una de las cuales obtiene su vigor de su raz social y de su representatividad siempre puestas al da.

    puede estar orientada slo a ganar un espacio de legitimacin en el sistema (grupo reivindicativo o corporativo) o a romper con el sistema al que se experimenta como la traba estructural que impide el logro tras el cual se movilizan (movimiento social, grupo histrico, actor poltico; grupo histrico-poltico).

    Este ltimo mbito se configura, entonces, tanto por la accin de grupos emergentes (ecologistas, por ejemplo), como de sectores tradicionales y marginados (indgenas o pobladores, por ejemplo), pero que en esta etapa deben ser considerados como grupos renovados. De aqu la calificacin de nuevos y renovados grupos o sectores sociales. A esta caracterizacin, a partir del contenido de sus demandas y su historicidad, deben agregarse las determinaciones ligadas al tipo de metas perseguidas (reivindicativo-corporativas, reivindicativo-pollicas, de denuncia, rupturistas, etc.), las caractersticas derivadas de su procedimientos de activacin, agrupacin, resistencia y lucha y las que se relacionan con sus adscripciones diferenciadas en los polos Internacionalmente Integrado y Nacionalmente Excluido y a las posiciones que ocupan en ellos y a sus dinmicas correspondientes15.

    Se trata, obviamente, de una situacin social altamente heterognea que no puede ser conceptualizada mediante simplificaciones y reducciones --- como las que a veces estn contenidas en expresiones como "Nuevo Sujeto Histrico"-. Llamamos a este conglomerado, cuando lo consideramos como receptor de asimetras, pueblo social.

    El variado descontento y resistencia, reacciones, organizacin y movilizacin --- esta emergente o renovada vida popular, inevitable dada la nueva 15 Una ilustracin esquemtica: algunos grupos feministas obtuvieron su impulso inicial desde el exterior (Europa, EA). Desde este inicio, vinculado al polo Internacin al mente Integrado. pueden o estancarse en una lucha estril ("el enemigo son los hombres") o historizarse (lucha por la reivindicacin social y personal de la mujer, con el hombre, contra el capitalismo salvaje y el patriarcalismo). Claro que todo esto ltimo se dice mucho ms fcil de lo que se hace.

  • configuracin social objetiva y la ausencia de horizonte de esperanza que la caracteriza- se enfrenta con la estrechez, rigidez, pobreza y con la ideologizacin decadente del espacio que conforman y se autoatribuyen los actores tradicionales de la poltica latinoamericana.

    Las dinmicas descritas se articulan, entonces, a travs de los esfuerzos que por cooptar y administrar a estos nuevos o renovados sectores sociales llevan a cabo los actores polticos tradicionales (partidos, parlamentarios, instituciones gubernamentales) y los esfuerzos que por defender y conservar su independencia realizan los nuevos o renovados actores sociales. Aunque esta dinmica conflictiva no tiene por qu ser antagnica, ha dominado en ella hasta ahora el encuentro destructivo: los actores polticos intentando hegemonizar el movimiento social, considerndolo sin ms y en el mejor de los casos como su base social natural, y los movimientos y actores sociales16 resistiendo o rechazando de plano (sin paradoja, esta dureza puede tornarlos, bajo ciertas condiciones, muy susceptibles de cooptacin) su instrumentalizacin o utilizacin por los actores tradicionales a los que perciben y valoran como insuficientes y fracasados o corruptos e inviables.

    La conflictividad destructiva, excluyente --- tengo aqu presentes en particular las experiencias colombiana y dominicana- impide a los nuevos y 16 "Movimiento social" es una categora de anlisis ms especfica que "actor social". Designa una accin colectiva que enfrenta a formas sociales opuestas de utilizacin de los recursos y de los valores culturales. La lucha campesina contra la propiedad latifundista y por una Reforma Agraria con dimensiones econmico-sociales, polticas y culturales, ilustra adecuadamente la nocin de "movimiento social". Participacin de base, conflictividad, discernimiento de lo que se debe atacar y cambiar para lograr los objetivos propios son componente sustanciales de la nocin de 'movimiento social'. Por "actor social" entendemos aqu, en cambio, latamente, un agente social identificable cuyas acciones provocan efectos sociales. Los movimientos sociales y los actores sociales no se relacionan en trminos de mutua exclusin.

    renovados actores sociales aprender o asimilar crticamente de la experiencia histrica (incluyendo las tensiones y aberraciones ideolgicas) de los actores polticos tradicionales, especialmente de los que intentaron levantar banderas populares (sociales, nacionales, integradoras) y a stos el revitalizarse y configurarse (renacer), incluso ideolgicamente, desde la efectiva y diferenciada fuerza vital de sus pueblos. Desde luego, el efecto global de este desencuentro es que los mbitos social y poltico prolongan y refuerzan su separacin y mutua exclusin artificiales (ideologizados), propios de la dominacin17.

    La conflictividad destructiva (el opuesto seria una tensin constructiva) acenta as, al mismo tiempo, las condiciones que favorecen la explosividad puntual, inorgnica y la pasividad poltica, histrica, la desconfianza y la tendencia al ensimismamiento de los grupos (y tambin de los individuos que se encuentran aislados entre las diversas conflictividades), como ocurre con los nacionalismos tnicos, por ejemplo, o con la prdida del horizonte colectivo mayor de algunos grupos que se activan en torno a la liberacin femenina. Todos estos juegos de fuerzas, de autoidentificacin, de resistencia y de defensa y de activacin, organizacin y movilizacin, se expresan al interior del marco dominante --- econmico-social, poltico, ideolgico- de la fragmentacin social y pueden o reforzarla o expresarse histricamente en contra de l y de sus tendencias a la fragmentacin y por procesos de integracin social y de solidaridad nacional18.

    Slo en este ltimo caso encontramos que los actores sociales, nuevos, o renovados, devienen actores polticos (grupos histrico-polticos), pero poltico les viene de la riqueza de su horizonte (estratgico), no del espacio social en el que se

    17 La articulacin negativa refuerza lo que se considera hoy una crisis del Estado. Pero debe recordarse que ste no lo est por su exceso de ocupaciones o su gasto desmedido sino porque no posibilita ni promueve la vida de su sociedad civil. 18 La exigencia del pleno empleo sintetiza bien los alcances de una poltica de integracin econmico-social y de solidaridad nacional.

  • manifiestan directamente, en particular en sus orgenes. De aqu que tambin, ahora, lo poltico-popular puede manifestarse mediante muchos rostros y en muy diversos mbitos19, constituyendo sta la manera en que se manifiesta su fuerza poltica.

    Debe destacarse, en todo caso, dentro de esta situacin fundamental, la tendencia al desplazamiento de lo poltico desde la escena poltica tradicional (mbito ideolgico-poltico burgus, en realidad) hacia la sociedad civil y hacia la esfera considerada privada (esto es obvio en el caso de la ideologa prctica conservadora neoliberal que hace del mercado su instrumento poltico central y del totalitarismo que exuda, su ideologa). Por decirlo con una imagen: los problemas "clsicos" del Estado y del gobierno, traducidos como problemas del ciudadano, empieza a llenarse con los problemas de la gente efectiva, de carne y hueso: pobladores, explotados, mujeres, negros, campesinos, cristianos no-idlatras, luchadores-denunciadores de la violacin de derechos de gente especfica, defensores de la vida, jvenes, indgenas, etc. Esta realidad social --- que la misma dinmica del sistema torna posible- que puede madurar como realidad histrica, seala hacia una reconfiguracin de lo poltico. de su prctica y, con ello, hacia la necesidad de su reconceptualizacin20.

    19 Antes, el pueblo efectivo tena un solo rostro: militante y de clase, y esto orientaba su lucha directamente contra el Gobierno y el Estado. Mltiples rostros implican mltiples identidades y mltiples luchas y enemigos, luchas en las que el gobierno y el Estado pueden resultar aliados eventuales. Pero, claro, esto resulta imposible sin una capacidad para ejercer presin social sobre los gobiernos y Estados.

    20 Cf. Hinkelammert: "Nuestro proyecto de nueva sociedad en Amrica Latina. El papel regulador del Estado y los problemas de la auto-regulacin del mercado", en: Pasos, No. 33. En el trabajo se apunta hacia una nueva conceptualizacin del Estado que descansa en la categora de totalidad tensional (Marx) y no en la imagen de infra y superestructura y supone una teora general de la resistencia social

    IV. Actores sociales, movimiento popular: el pueblo como actor poltico y sujeto histrico

    .Esquemticamente propuesto, nos encontramos con dos sistemas enfrentados:

    (A)

    Sistema de dominacin sistema alternativo (liberador) Fragemen- exclusin muerte

    integracin vida tacin

    Estado!--"Sociedad

    Hemos indicado que el sistema A acenta los

    conflictos y la explosividad sociales inherentes al capitalismo dependiente y los combina con otras conflictividades expresadas originalmente en los centros de sistema global (ecologismo. feminismo, etc.). Al agravamiento de las tensiones no resueltas en A o por A (desnutricin, desempleo, exclusin, alcoholismo, alienacin, machismo, idolatra, destruccin del hbitat, etc.), corresponden reacciones sociales que o pueden ser semicooptadas por A (es posible institucionalizar a los grupos ecologistas, por ejemplo, mediante una legislacin que recoge mejor o peor sus planteamientos y los oficializa o semioficializa pero siempre al interior del sentido de la dominacin --- y este el caso de la poltica de "naturaleza por deuda", por ejemplo -, e igualmente se puede practicar esta poltica con el

    bajo la organizacin capitalista de la vida, todava no desarrollada.

  • movimiento de pobladores, etc.21o rechazadas por el sistema A (reivindicaciones tnicas, por ejemplo, o lucha por el pleno empleo), generando en los actores sociales, emergentes o renovados, una acentuacin de la resistencia y defensa hacia adentro (resistencia corporativa). En ambos casos, sin duda dismiles, el actor social que sufre la asimetra slo reacciona ante el sistema no se pone en relacin con l como totalidad, (esto implica una autoidentificacin insuficiente, ineficaz), y, por ello, no se sita en condiciones de actuar histricamente. En el caso de nuestro esquema, no puede transitar a B y jugar un papel en l.

    Activarse socialmente desde el punto de vista del pueblo quiere decir, entonces, historiarse. La historizacin de un actor social popular (indgenas, mujeres, cristianos, jvenes, etc.) se manifiesta por su capacidad para relacionarse horizontalmente y para crecer en profundidad.

    Relacionarse horizontalmente significa poner en relacin su asimetra con las sufridas por otros sectores sociales populares. Pasar desde una resistencia y denuncia contra el machismo, por ejemplo, a la comprensin de su especificidad en relacin con la campesina indgena y de la vinculacin de la precaria situacin de esta ltima con la situacin de explotacin-exclusin ms general del campesinado y de las etnias excluidas y en peligro permanente de liquidacin. "Pasar de..." no implica, desde luego, un abandono del punto de 21 Despus de la explosin social contra el presidente C.A. Prez (Venezuela, 1989), los organismos financiero internacionales se han mostrado dispuesto a otorgar algunas migajas para paliar el costo social de sus programas de ajuste. Parte de estas migajas son empleadas por las oligarquas nativas para corromper abierta o encubiertamente a los dirigentes sociales populares (comprndolos o becndolos, por ejemplo) o para conceder selectivamente privilegios a los frentes sociales mejor activados y, por ello, potencialmente ms peligrosos. En cuanto a la conversin de naturaleza por deuda, sta se ha transformado en un gran negocio especulativo financiado por el Estado (Cf., por ejemplo: CEPAL: El desarrollo sustentable: transformacin productiva, equidad y medio ambiente).

    partida --- la denuncia y la lucha contra el machismo- sino slo su ms rica concrecin histrica. El referente popular fundamental es siempre la amenaza contra la vida y la necesidad de la integracin y configuracin de la nacin (compuesta por sectores diferenciados pero que no se excluyen entre s), como respuesta societal fundamental para poder mantener y producir y reproducir la vida. La expresin "amenaza contra la vida" comprende desde la precariedad de la continuidad biolgica de todos los individuos hasta la ms alta calidad histrica de la existencia humana (liquidacin de la alienacin, tendencia al equilibrio: personal, social, productivo)22.

    Crecer en profundidad significa para los grupos asumirse histricamente, es decir ponerse en relacin con las condiciones que los producen socio-histricamente como grupo o sector (con sus carencias y posibilidades: con su identidad) y con los procedimientos que pueden llevarlos a fortalecerse, tanto para resistir la destructividad del sistema A como para reconocer y asumir su papel en la construccin de una alternativa (sistema B). El crecimiento en profundidad, por tanto, se expresa como una tensin (proceso) entre la identidad y las condiciones histrico-sociales de produccin de esa identidad. Toda autoidentificacin histrica liberadora supone una utopa (o sea un horizonte de esperanza: polticamente, una alternativa).

    En los procesos simultneos de crecimiento horizontal y en profundidad, el actor social deviene movimiento social (pueblo poltico), especficamente movimiento popular, o sea actor poltico popular y sujeto histrico. Aqu, la expresin "sujeto histrico" designa, al mismo tiempo, a un actor poltico determinante y a su utopa, en cuanto concepto trascendente, es decir a su capacidad para imprimirle a la produccin y reproduccin sociales un sentido de vida23.

    22 Ninguna de estas demandas puede ser satisfecha por las actuales formas y tendencias de la acumulacin mundial. De hecho, el sentido de esta acumulacin ni siquiera las considera legtimas. 23 Tanto si lo consideramos como oligarqua nativa o como burguesa central o como capital, el antiguo sujeto histrico llena los requerimientos de

  • Crecer horizontalmente y en profundidad no es algo que pueda realizarse sin una expansin y maduracin constantes de la conciencia y del espritu.

    De esto se sigue, por ejemplo, tanto la importancia fundamental del intercambio de informacin (dilogo) que es capaz de producir conceptos al interior de cada grupo y sector popular y en el movimiento en su conjunto, como, en una ilustracin ms singular, la significacin estratgica de la denuncia y lucha antiidoltrica y contra sus instituciones eclesiales y no eclesiales al interior de los diversos sectores populares, del movimiento social y del movimiento popular y, por supuesto, al interior de las iglesias. De aqu tambin el valor estratgico de los cristianos antiidoltricos y de la produccin de pensamiento (conceptualizacin-espiritualidad) popular efectiva24.

    Resumiendo y avanzando, en trminos escuetos: la expresin "movimiento popular" se entendi tradicionalmente en Amrica Latina bajo la forma de una relacin entre una conduccin o vanguardia elitaria que representaba a la mayora de los que sufran explotacin --- pensada en trminos bsica o decisivamente econmicos- y marginacin.

    El movimiento popular se configuraba, por lo tanto, mediante la dinmica "vanguardia" +->masas'" en la que el pueblo social era o abstracto o proletarizado. As, el indgena campesino encontrara su liberacin en el socialismo (entendido como la proletarizacin del conjunto de la sociedad o la existencia de un rea decisiva de propiedad estatal); con otra imagen: liberarse, para el negro, la mujer o el cristiano no idlatra, consista en devenir proletario. Por razones histricas, que no deben leerse como slo el pasador formulacin anterior (y

    constituirse como un actor poltico determinante y de ser capaz de entregarle a la existencia social. sino un sentido de vida, una realidad de destruccin y muerte. puesto que as es como materializa su utopa y su dominacin. Por esto, el Nuevo Sujeto Histrico se quiere as mismo revolucionario. 24 Ambos ejemplos estn orientados: autoproduccin de conocimiento popular y adhesin cristiana a la lucha popular son elementos decisivos para una resistencia latinoamericana real.

    las prcticas que le correspondan) se ha tornada absoleta, polticamente ineficaz. Por un lado, el movimiento popular tiene que configurarse ahora mediante la articulacin de muchos sectores que resienten de diversas maneras el sistema de dominacin (como exclusin y muerte, alteracin, explotacin y rebajamiento permanentes) y que asumen que las asimetras que padecen no pueden ser resueltas por el conjunto o totalidad productiva que las genera. Estos sectores poseen rostros especficos: son mujeres campesinas, pobladores, jvenes de zonas urbanas, cesantes, obreros, centros de promocin de la mujer, etc. Por s mismos, cada uno por separado, no son movimiento popular. Articulados positivamente, constructivamente --- consigo mismos, con sus condiciones histricas de produccin social, con otros- de modo de poder reconocer y enfrentar a sus adversarios situacionales y estructurales, constituyen el movimiento popular. Pero ahora este movimiento no es una abstraccin: por decirlo as, se compone slo de aliados con inspiracin econmica, social, ideolgica y cultural estratgicos diferenciados y cuyos intereses especficos deben ser conocidos, discutidos, respetados y asumidos por los otros sectores sociales populares.

    El movimiento popular no resulta entonces una abstraccin economista o una relacin unilateral entre una lite y sus bases sociales, sino una articulacin prctica e histrica de grupos diversos que coinciden en un punto de partida: el rechazo a la exclusin y a la destruccin y mutilacin de la vida de todos y de cada uno y, tambin, en la necesidad, posibilidad y voluntad de llevar a cabo rupturas y transformaciones que slo pueden realizarse con xito mediante su articulacin social. Esta articulacin exige el crecimiento horizontal y en profundidad de cada actor social popular. De no poseer estos caracteres, fracasar en su intento de proponer y de construir una sociedad alternativa del capitalismo dependiente.

    Desde otra perspectiva, la dinmica del sistema de dominacin no promueve hoy particularmente una eventual solidaridad de clase. El sistema prospera sobre la base de la fragmentacin social excluyente y competitiva (que traduce como eficiencia y modernizacin) y esto implica que su lgica interna lo conduce tanto a la expulsin sistemtica de sectores sociales como a la exaltacin

  • de falsas identidades de grupo y sector, ya para conducirlas a su "xito" o para frustrarlas o rechazarlas. De este modo, la cuestin de la exaltacin de las falsas identidades sociales (pinsese slo en el auge de las sectas), derivadas o del xito particular e individual o del ensimismamiento provocado por la frustracin y el permanente rechazo excluyente, cuestiona directamente las antiguas bases de la solidaridad de clase y nacional que servan como referente unitario para las prcticas de movilizacin popular tradicionales. En este punto juega tambin un papel la actual imagen ideolgica de EUA como Estado triunfante25. Dicho en trminos ms conceptuales: el sistema ha extendido o est extendiendo su capacidad para ocultar el sentido de su reproduccin poltica tambin a la periferia o a las sociedades pobres del capitalismo dependiente de modo que sus vctimas objetivas tienden a sentirse responsables de la agresin de que son objeto (culpables subjetivos). En esta situacin, la solidaridad slo puede ser exigida desde la fuerza interior de los grupos, sectores e individuos que luchan. En las condiciones de existencia actuales no existe un (nico) referente estructural exterior, inmediato, o si existe, no resulta ni visible ni conceptualmente expresable. El referente es, en cambio, una asumida y particular-variada defensa de la vida y el rechazo a la exclusin (la no integracin, la no participacin, la no integracin plena) social de cada uno y del gnero humano. La solidaridad es una oferta asumida y efectiva de lucha histrica desde la identidad que cada grupo debe construirse con y desde las vctimas o los sectores populares.

    25) La propaganda desea identificar "Estado triunfante" con "sociedad triunfante. As, por ejemplo, el presidente Bush insiste en que en la guerra en el Golfo Prsico venci "todo lo que es correcto". En realidad, una sociedad (y un mundo) que es capaz de apoyar un crimen de esa magnitud es profundamente obscena y puede considerarse dramticamente enferma. En la guerra contra el pueblo de Irak venci, en realidad, un Estado apoyado en su superioridad geopoltica y tcnica. Estado al que desearamos la sociedad norteamericana, en algn momento, no apoyarse.

    Todava en otro ngulo: la crisis del socialismo histrico deba tener como efecto, al menos en el mediano plazo, el debilitamiento del sectarismo y del dogmatismo al interior de las organizaciones polticas populares y, con ello, en el conjunto de organizaciones que se dicen liberadoras. Desde este arranque fundamental puede seguirse un estmulo al dilogo y a la confrontacin constructiva y, sobre todo, a la humildad como condicin necesaria para aprender constantemente de la historia, actitud que constituye el fundamento de una poltica de articulacin popular.

    V. Sobre la creacin de tejido social

    Dada la extensin que han adquirido estas Notas..., realizaremos slo algunas indicaciones puntuales:

    a) la actual organizacin econmico-social del capitalismo dependiente y el carcter efectivamente mundial del capitalismo multiplican los espacios de encuentro para los grupos y sectores sociales que sufren las asimetras sociales: desamparo material y espiritual e insuficiencia radical en la realizacin de la oferta de calidad de la existencia que se estimula y ofrece (engaosamente), contrastados con la ostentacin de la opulencia y el derroche de medios de vida, son las condiciones para esa multiplicacin;

    b) estos espacios de encuentro son, sin embargo, heterogneos; responden a motivaciones muy diversas (puntuales, situacionales, estratgicas) y pueden ubicarse en dinmicas sociales muy dispares y manifestarse mediante procedimientos de resistencia y lucha muy diferentes;

    c) su punto comn --- no necesariamente asumido en el origen de su prctica por los actores sociales- es el de estar constituidos por vctimas de la exclusin y el estar sometidos a una ley respecto de la cual no pueden actuar como sujetos (patriarcado, capital-mercado, racismo, Dios-dolo-fetiche, cultura urbana, etc.). Los valores estratgicos de estos grupos son, por consiguiente: solidaridad (inclusin-participacin desde identidades sociales efectivas: integracin constructiva: diferenciada), rechazo a la produccin de muerte, libertad;

    d) estos valores no pueden materializarse en los meros espacios de encuentro (aun cuando ellos

  • puedan ser anunciados all); la dinmica interna de estos espacios debe llevarlos hacia su autoelevacin (conceptual, pasional) en espacios de organizacin (crecimiento de profundidad respecto de la identidad social del grupo, crecimiento histrico desde el que es posible articularse tanto horizontalmente como con el s mismo social en un sentido popular);

    e) a este trabajo de facilitar espacios de encuentro que devengan espacios de organizacin, lo llamamos crear (contribuir a crear) tejido social), son sus mismos actores los que deben configurar los caracteres especficos de este tejido;

    f) el tejido social no puede desplazar ni reemplazar por decreto la antigua existencia poltica popular (sindicatos tradicionales, partidos, organizaciones poltico-militares, etc.). Los actores del tejido social gestan sus propias formas de organizacin y expresin polticas (en un nuevo sentido que no excluye al antiguo). El encuentro de estas formas con las organizaciones polticas populares tradicionales debe ser de encuentro constructivo (conocimiento: humildad para crecer juntos). La articulacin de las diversas expresiones del tejido social con el aparato estatal debe permitirle evitar o resistir la represin y el aislamiento, conseguir reconocimiento (legitimidad, no necesariamente legalidad) y prevenir y rechazar la cooptacin. El tejido social constituye la trama de la fuerza efectiva del movimiento popular. Su historizacin real. Es, por consiguiente, el referente central de toda prctica alternativa, liberadora.

    Bibliografa Caldern, Fernando (compilador): Los movimientos

    sociales ante la crisis. UNU-CLACSO-DSUNAM, Buenos Aires. Argentina. 1986.

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    Touraine, Alain: Amrica Latina. Poltica y sociedad. Espasa-Calpe, Espaa 1989.

  • Los protagonistas de la Conquista de Amrica (conquistadores, colonos, misioneros) vistos desde los

    oprimidos Arnoldo Mora

    El descubrimiento (?) y posterior colonizacin del Nuevo Mundo realizada a partir de los viajes de Cristbal Coln (1492-1504), representa uno de los acontecimientos mayores de la historia de Occidente y de la humanidad entera en toda la Modernidad a partir del Renacimiento.

    En el momento mismo en que se derrumba la cristiandad medieval, Europa se lanza a la empresa colonial que la convertir en el centro hegemnico de prcticamente todos los pueblos del planeta. El pas militarmente ms poderoso de esa poca histrica, la Espaa unida en tomo a la corona que cien los Reyes Catlicos, Fernando de Aragn e Isabel de Castilla, es el llamado a emprender ese cambio histrico. A partir de esos hechos surge el primer imperio verdaderamente planetario de la historia, el de Carlos V, quien deca, no sin razn, que "en sus dominios no se pona el sol".

    Esta empresa fue, ante todo, un proceso de expansionismo econmico de la naciente burguesa mercantil precapitalista impulsada por la bsqueda de metales preciosos y mano de obra esclava en momentos en que, luego de la conquista de Bizancio (1453) por parte del Imperio Otomano, las vas de acceso a "las especias" o mercancas de los reinos del Lejano Oriente abiertas a partir de los viajes de Marco Polo, se cerraban.

    Los viajes de Coln y la colonizacin de las tierras de Occidente o Nuevo Mundo, no fueron una aventura improvisada sino un proyecto llevado a cabo con propsitos polticos y econmicos bien claros y usando de los medios tcnicos y militares ms avanzados de la poca. Los europeos, contrariamente a lo sucedido con los califatos musulmanes en Las Cruzadas, o los viajes co-merciales a los reinos del Oriente, llegaron a Amrica para quedarse, es decir, para establecer un proceso de colonizacin por mtodos militares.

    Pero su implantacin definitiva exiga no slo una dominacin poltico-militar con fines de explotacin econmico-social, sino tambin una conquista "de las almas", una dominacin ideolgica que implicaba la des-truccin o, al menos, la reduccin a su mnima expresin de las culturas, lenguas, religiones y organizacin poltico-social de los pueblos sojuzgados.

    El instrumento para llevar a cabo esa dominacin ideolgica que convirtiera en permanente su presencia en las nuevas tierras, fue la Iglesia Catlica a travs de la labor misionera de las grandes rdenes religiosas, especialmente de las rdenes mendicantes (dominicos y franciscanos). El instrumento jurdico para realizar esa labor ideolgica de evangelizacin-sometimiento fue el sistema de "Patronato", mediante el cual se daba una continuacin del rgimen de cristiandad medieval dentro de un contexto de cristianismo militarizado, gracias a la mentalidad de cruzada imperante en el catolicismo espaol, debido a las luchas contra los moros por varios siglos.

    Por el rgimen de cristiandad se daba la total identificacin entre cristiano y europeo, es decir, ser humano. En el caso del rgimen de cristiandad, en su versin del Patronato de Indias, la situacin era an ms grave, pues el ser bautizado, esto es, la aceptacin de la fe religiosa implicaba al mismo tiempo el reconocimiento de la jurisdiccin poltica del rey de Castilla, lo cual se realizaba con frecuencia mediante los expeditivos y nada "cristianos" mtodos de la conquista militar en forma masiva. Esto se haca mediante la lectura pblica de un "requerimiento" redactado en lengua castellana, que los indios deban acatar de inmediato so pena de ser sometidos a las leyes de la "guerra-justa".

    Ser cristiano, en consecuencia, equivala a renunciar a la libertad, tanto de conciencia o

  • individual, como poltica o colectiva. Hacerse cristiano era verse despojado de las races culturas e ir incluso perdiendo la lengua, las tradiciones, el sistema de vida y toda la red de nexos sociales que definen la identidad de una colectividad.

    Estos atropellos, que fueron acompaados con frecuencia de grandes masacres y genocidios, no se dieron sin protestas de un grupo minoritario de cristianos, especialmente frailes dominicos encabezados por Fray Bartolom de Las Casas. Algunos de estos misioneros se dedicaron a aprender las lenguas indgenas, a recoger sus memorias y tradiciones, y lo que es an ms importante. a dejar la palabra a los propios indgenas, o a conservar las memorias que ellos mismos haban redactado.

    Los propios misioneros reconocan que algunas culturas, al menos las ms avanzadas, tenan formas de escritura y as conservaban memoria permanente de sus leyendas, sus orgenes histricos, sus genealogas o sus crnicas. Un erudito mexicano de reconocido prestigio internacional, Miguel Len-Portilla, lo dice en estos trminos:

    Las estelas mayas, y otros monumentos

    conmemorativos mayas y nahuas. los cdices histricos, "xiuhmatl", "libros de aos", del mundo nhuatl prehispnico, redactados a base de una escritura principalmente ideogrfica e incipientemente fontica, dan testimonio del gran inters que ponan, entre otros, nahuas y mayas por preservar el recuerdo de los hechos pasados de alguna importancia. Complemento de lo anterior eran los textos fielmente memorizados en sus centros prehispnicos de educacin, donde se enseaba a los estudiantes, adems de otras cosas, las viejas historias acerca de cuanto haba sucedido, ao por ao, tal como se consignaba en sus cdices1.

    Los mismos cronistas espaoles desde los

    primeros aos, segn, el mismo autor, hacan notar ese inters. Don Antonio de Herrera, cronista Mayor de Felipe II, lo dice en estos trminos: "Conservaban las naciones de Nueva Espaa, la memoria de sus antiguallas"2. 1 Visin de los vencidos (UNAM, Mxico, D.F.. 1989). p. XI. 2 Idem.

    Gracias a estos documentos de primera mano, podemos tener una idea de lo que represent para los pueblos y sus dirigentes nativos la llegada de las expediciones militares espaolas y sus misioneros. Las pginas que nos ha dejado no slo tienen el valor profundamente humano de su desgracia, sino que tambin contienen una denuncia de lo que ha sido, a travs de la historia y en diversos pases del Tercer Mundo, la dominacin colonial.

    Desde el punto de vista formal o literario, muchas de esas pginas alcanzan un nivel de epopeya, un pathos trgico o una desgarradora denuncia en su realismo ingenuo, que no hace sino aumentar su veracidad y nuestra vergenza. Se trata del reverso de la moneda, de la otra cara de la historia, de la versin no oficial, pero precisamente por eso no ideologizada, de ese Descubrimiento y Conquista que ahora se pretende celebrar en sus quinientos aos, an por la Iglesia, y que, en el fondo, no hace sino perpetuar esa historia oficial que oculta uno de los genocidios y hecatombes culturales ms grandes de nuestra historia, con la que se da inicio a la era colonial que hoy se prolonga a travs de mecanismos ms sutiles, aunque no menos reales y eficaces como la impagable deuda externa de los pases pobres.

    Los textos que a continuacin cito estn tomados de dos obras escritas por los propios indgenas, y que narran sus descarnadas y veraces impresiones sobre lo que fueron para ellos los principales protagonistas de su desgracia. Estos libros son: Historia general de las cosas de Nueva Espaa de Fray Bernardino de Sahagn, que narra la conquista del imperio azteca por parte de las huestes de Hernn Corts. El otro conjunto de textos est tomado de: El libro de los libros de Chilam Balam, que pertenece a la cultura maya ubicada en lo que hoy es Guatemala. Los textos de Sahagn estn contenidos en la obra: Visin de los vencidos, relaciones indgenas de la conquista .Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico 1989. El libro de los libros del Chilam Balam, ha sido publicado por el Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1990.

    I. El conquistador En la literatura maya existan especies de

    visiones profticas en que se anuncia la venida de

  • los blancos come expresin de la mayor de las calamidades, dado el nivel de violencia de stos. He aqu algunos textos: Cuando lleguen vuestros Hermanos Menores, cuando lleguen vuestros Hermanos Mayores, cambiarn entonces vuestros bragueros ceidores, cambiar vuestra ropa, cambiar el blanco del braguero-ceidor, cambiarn los colores blancos de vuestras ropas los malditos extranjeros barbudos... Durante su transcurso vendr la tristeza... De culpa es su palabra, de culpa en su boca, de culpa en su mirada, katun es de culpa (pg. 50).

    Nadie se librar. Nadie se salvar. El aguijn de su palabra les caer encima de los ojos y del corazn por todos los mbitos del mundo. Mucha y completa ser la ocupacin de todos; el pensamiento durante la noche ser pecado de noche, el pensamiento durante el da ser pecado de da... Ser la amenaza de palo y piedra para los hurfanos de madre y padre, ser el perseguirse como bestias de cuatro patas los hombres... De lascivia y locura ser su palabra, de lascivia y locura su andar. En Ichcaansih Faz-del-nacimiento-del-cielo, principiar la destruccin de los mbitos del mundo (pg. 52). Por toda la tierra habr relajamiento y se dispersarn los pueblos, se dispersarn las ciudades; se desatar la cara, se desatarn las manos, se desatarn los pies del mundo al terminar la codicia, cuando ocurra el despoblamiento, cuando sea la ruina, la destruccin de los pueblos por el colmo de la codicia (pg. 55). Mucha miseria en los aos del imperio de la codicia, gran sufrimiento que terminar con la dispersin y la ruina de los pueblos (pg. 56). Vendr la tristeza cuando se establezcan los usurpadores de la Estera, los usurpadores del Trono. Tristeza en el cielo; estrellas habr que traigan peleas violentas y pleitos ocultos entre los hombres sus sbditos, manifiesta el 6 Ahua. Se comern rboles, se comern piedras; grandsima hambre ser su carga; la muerte estar sentada en su Estera y en su Trono; sern degollados los Halach Uiniques. Jefes de los pueblos... No tienen lmites sus

    ambiciones; irn por el monte, por los pedregales. Acontecer por tres veces que no habr sino pan de jcara silvestre y frutos del rbol ramn; tremenda hambre y despoblamiento y destruccin de sus pueblos (pg. 62). Devorado ser el rostro de su Sol y devorado ser el rostro de su Luna; y hablar el Balaam. Jaguar, hablar el Ceh, Venado, que recibir el palo gimiendo y dar su paga al mundo con muertes repentinas arrebatadas y sin motivos. No ser solamente una la carga de muertes repentinas y violentas cuando se cumpla la tremenda hambre (pgs. 66ss.). Llegaron los extranjeros de barbas rubicundas, los hijos del sol, los hombres de color claro. Ay! Entristezcmonos porque vinieron, porque llegaron! Del Oriente vinieron cuando llegaron a estas tierras los barbudos, los mensajeros de la seal de la di- vinidad, los extranjeros de la tierra, los hombres rubicundos... Ay del Itz, Brujo-del-Agua, que vienen los cobardes blancos del cielo, los blancos hijos del cielo! El palo del blanco bajar, vendr del cielo, por todas partes vendr, al amanecer veris la seal que le anuncia. Ay! Entristezcmonos porque vinieron, porque llegaron los grandes amontonadores de piedras, los grandes amontonadores de vigas para construir los falsos de la tierra que estallan fuego al extremo de sus brazos, los embozados en sus sabanas, los de reatas para ahorcar a los Seores! (pg. 68). Dura ser su mirada, duro el signo de su reinado cuando comiencen los devoradores de infantes de hombre, de los infantes de la lascivia de mujer, de los infantes de la lascivia de los hombres... Entonces ser el ahorcamiento en el tiempo de los jueces rojos, y el comienzo de la miseria por todos los mbitos del mundo (pg. 73). Temblorosos, trmulos estarn los corazones de los Seores de los pueblos por las seales difciles que trae este katun: Imperio de guerra, poca de guerra, palabras de guerra, comida de guerra, bebida de guerra, caminar de guerra, gobierno de guerra. Ser

  • el tiempo en que guerreen los viejos y las viejas; en que guerreen los nios y los valientes hombres; en que guerreen los jvenes... Correr guerra e imperar discordia. Entonces se levantar el palo y la piedra para la pelea (pg. 80).

    Los textos que nos narra la obra de Fray

    Bernardino poseen una redaccin un poco ms influenciada por las formas narrativas occidentales, sin embargo estn animados de un pathos trgico que les da una dimensin de epopeya que nos conmueve ms all de su contenido mismo. La descripcin del conquistador es la siguiente: Sus aderezos de guerra son todos de hierro: hierro se visten, hierro ponen como capacete a sus cabezas, hierro son sus espadas, hierro sus arcos, hierro sus escudos, hierro sus lanzas. Los soportan en sus lomos los "venados" (Nota: lase "caballos"). Tan altos estn como los techos. Por todas partes vienen envueltos sus cuerpos, solamente parecen sus caras. Son blancas, son como si fueran cal. Tienen el cabello amarillo, aunque algunos lo tienen negro. Larga su barba es, tambin amarilla; el bigote tambin tienen amarillo. Son de pelo crespo y fino, un poco encarrujado... Sus perros son enormes, de orejas ondulantes y aplastadas, de grandes lenguas colgantes; tienen ojos que derraman fuego, estn echando chispas sus ojos amarillos, de color intensamente amarillo. Sus panzas ahuecadas, alargadas como amarilla, acanaladas. Son muy fuertes y robustos, no estn quietos, andan jadeando, andan con la lengua colgando. Manchados de color como tigres, con muchas manchas de colores (pgs. 31-32).

    Los efectos deletreos y mortales producidos por las armas de fuego, son igualmente impresionantes en la desgarradora e ingenua descripcin que nos trae este mismo texto:

    Tambin mucho espanto le caus el or cmo se desmaya uno; se le aturden a uno los odos. Y cuando cae el tiro, una como bola de piedra sale de sus entraas: va lloviendo fuego, van destilando chispas, y humo que de l sale, es

    muy pestilente, huele a lodo podrido, penetra hasta el cerebro causando molestias. Si va a dar con un cerro, como que lo hiende, lo resquebraja, y si da contra un rbol, lo destroza hecho astillas, como si fuera algo admirable, cual si alguien le hubiera soplado desde el interior (pg. 31).

    La descripcin de lo que es una masacre es an

    ms impresionante. He aqu un extracto de cmo vivieron los vencidos la masacre de Cholula, perpetrada por los soldados de Corts, y tal como la describieron para la historia los testigos que cita el texto de Fray Bernardino de Sahagn: Cuando todos se hubieron reunido, luego se cerraron las entradas: por todos los sitios donde haba entrada. En el momento hay acuchillamiento, hay muertes, hay golpes. Nada en su corazn teman los de Cholula! No con espadas, no con escudos hicieron frente a los espaoles. No ms con perfidia fueron muertos, no ms como ciegos murieron, no ms sin saberlo murieron... Por su parte, la gente humilde no ms est llena de espanto. No hace ms que sentirse azorada. Es como si la tierra temblara, como si la tierra girara en torno de los ojos. Tal si como si le diera vueltas a uno cuando hace ruedos. Todo era una admiracin. Y despus de sucedida la matanza de Cholula, ya se pusieron en marcha, ya van hacia Mxico. Van en crculo. Van en son de conquista. Van alzando en torbellino el polvo de los caminos. Sus lanzas. Sus astiles, que murcilagos semejan, van como resplandeciendo. As hacen tambin estruendo. Sus colas de malla, sus cascos de hierro; haciendo van estruendo. Algunos van llevando puestos hierro, van ataviados de hierro, van relumbrando. Por eso se les vio con gran temor, van infundiendo espanto en todo: son muy espantosos, son muy horrendos. Y sus perros van por delante, los van precediendo; llevan sus narices en alto, llevan tendidas sus narices; van de carrera: les va cayendo la saliva (pg. 43).

    La causa de toda esa masacre es el oro. Ante el metal precioso los espaoles pierden toda

  • compostura y se hace evidente el verdadero motivo de la Conquista. El cronista de Sahagn lo describe de manera admirable: Les dieron a los espaoles banderas de oro, banderas de pluma de quetzal, y collares de oro. Y cuando les hubieron dado esto, se les puso risuea la cara, se alegraron mucho, (los espaoles) estaban deleitndose; como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademn de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazn. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo por eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansan el oro. Y las banderas de oro las arrebatan ansiosos, las agitan a un lado y a otro, las ven de una parte y de otra. Estn como quien habla lengua salvaje; todo lo que dicen, en lengua salvaje es (pg. 53).

    El climax de los espaoles lleg a su punto cuando penetraron en las estancias del palacio de Monctezuma, que contena sus joyas personales y su tesoro. He aqu cmo lo vieron los propios mexicas: Y cuando llegaron, cuando entraron a la estancia de los tesoros, era como si hubieran llegado al extremo. Por todas partes se metan, todo codiciaban para s, estaban dominados por la avidez. Enseguida fueron sacadas todas las cosas que eran de su propiedad exclusiva; lo que a l le perteneca, su lote propio; toda cosa de valor y estima: collares de piedras gruesas, ajorcas de galana contextura, pulseras de oro y bandas para la mueca, anillos con cascabeles de oro para atar al tobillo, y coronas reales, cosa propia de rey, y solamente a l reservada. Y todo lo dems eran sus alhajas, sin nmero. Todo lo cogieron, de todo se aduearon, todo lo arrebataron como suyo, de todo se apropiaron como si fuera su suerte. Y despus que le fueron quitando a todos el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo dems lo juntaron, lo acumularon en la mediana del patio, a medio patio: todo era pluma fina (pg. 73).

    II. El misionero

    La llegada de los europeos a las grandes culturas originarias de nuestro continente, no slo represent el fin de su libertad y de su cultura, sino tambin la llegada del misionero con el mensaje de una religin a la que deban someterse por la fuerza y que para ellos era el surgimiento de una nueva conciencia: de pecado y de castigo. No era un Dios que liberaba, sino que oprima y que ratificaba su propia ruina. Veamos algunos textos del Chilam Balam que nos dicen mejor que cualquier discurso lo que signific para la cultura maya el advenimiento del cristianismo.

    Triste estar la palabra de Hunab Ku, Unica-deidad, para nosotros, cuando se extienda por toda la tierra la palabra del Dios de los cielos. Ay! Entristezcmonos porque llegaron! Ay de ltz, Brujo del Agua, que vuestros dioses no valdrn ya ms! Este Dios Verdadero que viene del cielo slo de pe- cado hablar, slo de pecado ser su enseanza. Inhumanos sern sus soldados, crueles sus mastines bravos. Cul ser el Ah Kin, sacerdote-del-culto solar, y el Bobat, Profeta, que entienda lo que ha de ocurrir a los pueblos de Mayapan, Estandarte-venado y Chichn-Itz Orillas-de-los-pozos-del-brujo-del-agua? Ay de vosotros mis hermanos menores, que en el 7 Ahua Katun tendris exceso de miseria por el tributo reunido con violencia y antes que nada entregado con rapidez! Diferente tributo maana y pasado maana daris; esto es lo que viene, hijos mos. Preparaos a soportar la carga de la miseria que viene a vuestros pueblos porque este katun que se asienta es katun de miseria, katun de pleitos con el diablo, pleito en el 11 Ahua. Oh vosotros, hermanos menores, oh vosotros, hermanos mayores, la palabra de Dios (en espaol en el texto original) del cielo y de la tierra, recibid a vuestros visitantes, a los llegados barbudos, a los mensajeros de la seal de Dios que vienen a establecerse como vuestros hermanos mayores, a los Seores que marcarn la piedra ahora, los Ah Tatumes, los que os pedirn generaciones de Dios a vosotros! Estos son los nombres de los Ah Kines, Sacerdotes- del-culto-solar: Ah Minislacpec, El-que-mueve-

  • barriendo-con-las-narices, el Anticristo, ste es el rostro del tiempo que viene a vosotros ahora. Ay!, se acrecentar la miseria, hijos mos! Esta es la palabra de Nuestro Seor: Arder la tierra, se harn crculos blancos en el cielo durante este katun, as acontecer". Viene de boca del Dios Padre, no es palabra de engao Ay! Muy pesada es la carga del katun en que acontecer el cristianismo! Esto es lo que vendr: poder de esclavizar, hombres esclavos han de hacerse, esclavitud que llegara aun a los Halach Uiniques, Jefes del Trono de dos das, de Estera de dos das, hijos de los das de locura lasciva. Ser el final de su por obra de la palabra de Dios (pgs. 68-70).

    En su poca recibirn el tributo los extranjeros que vengan a la tierra, en la poca en que lleguen los amos de nuestras almas y congreguen a los pueblos en grupos segn la cabeza de sus esteras, cuando comience a ensearse la Santa Fe del Cristianismo, cuando comience el echar agua en las cabezas en bautismo por todas las partes de esta tierra, cuando se alienten los cimientos y comience a construirse la Santa Iglesia Mayor, la prominente casa de Dios que est en el centro del pueblo de Tiho, Mrida, el recinto de la Casa de Dios Padre. Enorme trabajo ser la carga del katun porque ser el comenzar de los ahorcamientos, el estallar del fuego en el extremo del brazo de los blancos, los ibteeles de la tierra que llegarn con sus sabanos y sus reatas aqu sobre el mundo, cuando caiga sobre la generacin de los Hermanos Menores el rigor de la pelea, el rigor del tributo, cuando les venga la gran entrada del tributo en la gran entrada del cristianismo, cuando se funde el principio de los Siete Sacramentos, cuando comience el mucho trabajar de los pueblos y la miseria se establezca en la tierra (pgs. 70-71).

    Encendido ser el fuego en honor de la Virgen

    Maya, y de Hubab-ku, Deidad-nica, en la Santidad de la Iglesia-nica. All gritarn para que sean odas sus voces por el Seor de las Alturas, el Seor del Mundo. Tristeza habr en las almas por lodos los mbitos cuando se agiten los brazos de la tierra, cuando se agite el centro de la tierra en el tiempo en

    que sea la sujecin de los extranjeros devastadores. Es la palabra de Dios (pg. 77).

    Vendr el pleito y la exigencia del tributo y se

    pedirn pruebas de las siete medidas de a braza de cordn umbilical de la tierra; entonces se har muy dura la adoracin de Dios. Entonces dejar de recibir oro el Anticristo porque no lo quiere Dios Nuestro Seor para la salvacin de este katun y de estas provincias, porque El fue el creador de estas provincias y el origen

    del Anticristo fue la avaricia (pg. 79).

    Conclusin

    Hemos dejado la palabra a los "vencidos" en textos suyos, no slo de gran autenticidad y autoridad, sino de gran fuerza y hermosura literaria. No insistir en la imagen que de la cultura occidental tienen por experiencia propia, ni la desgracia que represent para ellos la llegada de los europeos y sus "valores".

    Estos hechos y reflexiones de los pueblos sojuzgados siguen siendo hoy una interpelacin para nuestra conciencia, sobre todo para la conciencia de los cristianos, pues en nombre y bajo la legitimacin de la Cruz llevada por los misioneros se cometieron esos atropellos que, quinientos aos despus se siguen cometiendo. Un nuevo testimonio cristiano se impone hoy en los pases del Tercer Mundo: aquel que represente la otra cara de la moneda, un cristianismo de liberacin!

  • Ecologa y desarrollo en Latinoamrica*

    Ingemar Hedstrm**

    Ya es por todos conocido que Latinoamrica enfrenta un deterioro ambiental generalizado. Por todos lados se ve la destruccin de la naturaleza: suelos erosionados y sobreexplota-dos, deforestacin sin reforestacin, contaminacin, no slo de los ros, sino a todo nivel: los alimentos, el aire, los suelos. Las tasas de desertificacin en Latinoamrica, la expansin de la frontera agrcola y el incremento de la explotacin intensiva, han hecho que la contaminacin por agroqumicos sea un problema grave en muchos sitios. Lo mismo sucede con la contaminacin en las grandes ciudades por las industrias y los automotores, entre otros.

    En un pas como Costa Rica, las nuevas actividades productivas impulsadas por el gobierno no solamente amenazan la existencia de la pequea y mediana propiedad, sino tambin los ecosistemas. Como ejemplo se puede citar que la actividad bananera est generando una creciente deforestacin, contaminacin de los ros, eliminacin de residuos orgnicos y agroqumicos peligrosos que han generado focos infecciosos con el in-cremento de enfermedades digestivas y de la piel, al tiempo que est poniendo en peligro de extincin a muchas especies. Por otro lado, cabe mencionar que pocas veces se establece la relacin entre deforestacin e inundaciones. Menos an son establecidas las zonas de mayores inundaciones para priorizar su reforestacin.