Patología y Cirugía de La Rodilla

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    C AN IS ET FELIS N .° 35

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍA D E LA RO DILLA

    PROGRAMA 1998

    N.o 31 (Febrero)

    NUTRICIÓN CLÍNICA OPALIATIVA CANINA Y FELINA

    Dr. Jaume Camps

    N.o 32 (Abril)

    ONCOLOGÍA CUTÁNEADrs. Jaume Altimira y

    Miquel Vilafranca

    N.o 33 (Junio)

    OFTALMOLOGÍADr. Manuel Villagrasa

    N.o 34 (Agosto)

    ALOPECIAS LOCALES CANINASDra. M .a Teresa Verde

    N.o 35 (Octubre)

    PATOLOGÍA Y CIRUGÍA

    DE LA RODILLADr. Juan J. Martínez Galdames

    N.o 36 (Diciembre)

    COMPLICACIONES ENOSTEOSÍNTESIS

    Dr. Juan P. Zaera Polo

    Publicación bimestral. Reservados todos los derechos de edición.Se prohíbe la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de este número, ya sea por medio electrónico o mecánico, de fotocopia,

    grabación u otro sistema de reproducción, sin autorización expresa del editor.

    Tarifa de suscripción anual: Mediante cheque bancario adjunto de 6.015 ptas. Mediante contra reembolso de 6.666 ptas.

    Ejemplar suelto: 1.560 ptas. (IVAincluido).

    Empresa periodística núm. 3.725. Depósito legal: M. 1137-1993 ISSN: 1133-2751 Imprime: EGRAF, S.A.

    Pasaje Virgen de la Alegría, 14

    Teléfono 405 15 95. Fax 403 49 07

    e-mail: [email protected]

    http://www.luzan5.es

    28027 Madrid

    DIREC TO R:

    Dr. Juan José Tabar BarriosCentro Policlínico Veterinario“Raspeig“San Vicente. Alicante

    REDAC TO R JEFE:Elena Malmierca

    DIREC TO R DE LA M O N O G RAFIA:

    Juan José Martínez GaldamesCentro Clínico VeterinarioIndauchuBilbao

    C O LABO RADO RES:

    Dr. A. Rubio de FranciaDr. J. José Mínguez MolinaDra. I. Perez-LafuenteDra. A. López García

    Coordinación Editorial:M. A. GARCIA FERNANDEZ

    Producción Editorial:Fernando Latorre Margolles

    Dirección Artística: José Luis García Alonso

    Coordinación Estudio:Isabel Velasco Granados

    Infografía:M.ª Luz Franco Fdez.-Conde

    Colaboradores: Jose Manuel Piñón CuberoEnrique Leiva Hidalgo

    Maquetación:Beatriz García Martín

    Reproducción fotográfica:Isabel Velasco Granados

    Correción de textos:Marta Martínez Sandoval

    Composición de textos:M.ª Dolores Llano García

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    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍA D E LA RO DILLA

    ENFERMEDAD DEGENERATIVA ARTICULAR.ARTRITIS INMUNOMEDIADA E INFECCIOSA

    LIGAMENTOS COLATERALES, MENISCOS YAVULSIONES TENDINOSAS

    LUXACIÓN DE RÓTULA

    FRACTURAS ARTICULARES

    LUXACIÓN DE RODILLA Y ARTRODESIS

    ÍNDICES DE COLABORADORES

    STAFF

    EDITORIAL

    LIGAMENTOS CRUZADOS

    ndice

    http://dic.pdf/http://agt.pdf/http://jun.pdf/http://abr.pdf/http://feb.pdf/

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    C AN IS ET FELIS N .° 35

    A articulación de la rodilla en animales de compañía, debido a su complejidad y a lasdiferentes estructuras que la componen, es posiblemente la región anatómica musculoes-quelética que más consultas aporta a la práctica diaria del veterinario.

    Desde una cojera leve por la típica “ torcedura” , hasta ese puzzle óseo consecutivo a unatropello, pasando por enfermedades infecciosas e inmunomediadas que pueden ser la vía de entra-da a un diagnóstico de un problema sistémico, debemos dominar perfectamente todo lo referente asu anatomía, fisiología y patología diversa a fin de instaurar en cada caso el tratamiento correctoque recupere sobre todo la funcionalidad del miembro afectado, dejando las mínimas secuelas yretrasando al máximo la aparición de la enfermedad degenerativa articular.Cinco de los seis capítulos tratarán de patologías articulares derivadas de problemas ortopédicos o

    traumatológicos, describiendo la mayoría de las lesiones y anomalías que se presentan.Citaremos la etiopatogenia, el cuadro clínico y el tratamiento pero ciñéndonos casi exclusivamente

    al apartado quirúrgico.No es nuestra intención que este manual sea una recopilación exhaustiva de las técnicas quirúrgicas

    más actuales y nuestro propósito tampoco será citar todo lo visto y oído sobre la cirugía de la rodilla.Nuestro único objetivo es detallar de forma ordenada los problemas que la rodilla canina y felinapuede padecer y las técnicas asequibles para restaurarla. Técnicas al fin y al cabo que cualquierveterinario clínico con medios normales pero con ideas claras pueda desarrollar.Puede ser que un problema concreto tenga varias técnicas quirúrgicas que cumplan el objetivo final.

    De ahí la idea de ofrecer un abanico amplio y lógico de posibilidades para solventarlo, pero en ladecisión acertada del veterinario estará el éxito de la intervención.

    Todos comentamos con una sonrisa en la boca que un problema ortopédico o traumatológico malresuelto será siempre una mala publicidad para quien se metió a remendarlo y lo será durantemucho tiempo, tanto como viva el paciente protagonista de los hechos. Y de una cosa podemos estar

    seguros: nunca ese perro o gato será nuestro cómplice disculpando nuestro leve fallo, su loco posto-peratorio, la falta de atención y cuidado de su propietario y, al fin y al cabo, esa pata coja será uncartel publicitario impresionante, gratuito y móvil que durará hasta que el último aliento de vidaabandone a la susodicha mascota.

    Agradecemos al director de la revista, Dr. Juan José Tabar, la confianza depositada en nosotrosante nada menos que la “ rodilla” y a los lectores de la monografía nuestra gratitud y la oferta en fir-me de ayuda desinteresada si no es suficiente lo expuesto en estos seis capítulos o si surgieran dudasal respecto.

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    Dr. Juan José Martínez GaldamesCentro Clínico Veterinario Indauchu

    Bilbao

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    ditorial

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    O S ligam entos cruzados (LC ) son, sin duda, los mecanismos de estabilización de la rodilla

    más importantes y de mayor significado tanto clínico como patológico, puesto que en ellos

    reside la contención cráneo-caudal y la rotacional interna de la rodilla.

    Desde C arlin en 1926, pasando por multitud de cirujanos veterinarios com o: Paatsama

    1952 (pionero en la reparación intracapsular); Johnson 1960 (utilizando nylon, fascia,

    piel...); H ohn 1967 (primeras técnicas extracapsulares); Arnoczky 1979 (over the top); O lm stead 1989(técnica extracapsular con alambre de acero); Slocum 1991 (transposición de la m eseta tibial), llegamos

    a nuestros días en los que la reparación de estas estructuras está al alcance de la mayoría de los clíni-

    cos con las técnicas citadas y con las m odificaciones que han ido sim plificando la resolución de este

    tipo de rodillas inestables.

    C itaremos som eramente el recuerdo fisiológico de los ligamentos cruzados, así com o la etiopatogenia,

    el cuadro clínico, el diagnóstico y el tratamiento de la rotura de los mismos.

    N uestro objetivo en este capítulo es enum erar y explicar las técnicas m ás sencillas y asequibles para

    la reparación de los ligam entos cruzados.

    JUAN JOSÉ MARTÍNEZ GALDAMES, ÁNGEL RUBIO DE FRANCIAY JUAN JOSÉ MÍNGUEZ MOLINA

    Centro Clínico Veterinario Indauc hu 

    Bi lbao 

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    RECUERDO FISIOLÓGICO

    L LC ante rior es el

    principal mecanismo

    de contención en la

    e stabilidad crá n e o -

    caudal y rota c i on a l

    interna de la rodilla.

    El LC posterior evita

    el desplazamiento caudal de la tibia res-

    pecto al fémur.

    •Estabilidad anteroposterior:

    El LC A evita el desplazamiento de latibia hacia adelante.

    El LC P evita el desplazam iento de la

    tibia hacia atrás.

    La estabilidad ante ro p oste rior ex i ste

    tanto en flexión como en extensión.

    •Estabilidad en la rotación:

    En flexión: Los dos LC se enrollan sobre

    sí m ismos lim itando la rotación interna de

    la tibia.

    En extensión: Los dos LC se desarrollany no hay ningún efecto de lim itación de la

    rotación externa.

    Flexión fisiológica: De 15° a 25°.

    La rotura de los LC no modifica la flexión

    de la rodilla.

    Extensión fisiológica: De 148° a 165°.

    La rotura del LC A aum enta la extensión

    en unos 12°.

    La rotura del LC P no modifica la extensión.

    La rotura de am bos aum enta la exten-sión en unos 18°.

    LC A:

    —Evita el desplazamiento anterior de la

    tibia.

    —Limita la rotación interna.

    —Evita la hiperextensión.

    LC P:

    —Evita el desplazamiento posterior de

    la tibia.

    ETIOPATOGENIA

    Intentaremos de forma simplificada acercarnos al porqué

    de la rotura de los LC de la rodilla.

    Causas predisponentes

    —Raza: Razas de ángulo femorotibial hiperextendido:

    C how , Rottw eiler, Boxer...

    Razas grandes (mayores de 20 kg).

    —Edad: Difícil con m enos de un año.

    M ayor incidencia a los seis años.

    —Anomalías posturales:•Aplomos anormales congénitos: Valgus, varus, luxa-

    ciones de rótula.

    •Aplomos anormales adquiridos: Fracturas antiguas.

    —Peso:M ayor incidencia en animales obesos y poco

    dinám icos.

    —Enfermedades sin relación directa y otras causas:Artritis inm unomediada, degeneración ligamentosa, sinovi-

    tis, leishmaniosis, hipotiroidismo, sepsis...

    Causas determinantes

    —Accidentes en flexión: rotación interna brusca de la tibia

    con la rodilla flexionada com o sucede, por ejemplo, cuando

    el anim al va corriendo y realiza un giro brusco.

    —Accidentes en extensión: hiperextensión de la rodilla al

    introducir la extremidad en un agujero o golpearse a nivel de

    la tibia y vencer el peso.

    CUADRO CLÍNICO

    Casos agudos

    —Historia de traum atismo.

    —C ojera de apoyo. N o soporta el peso.

    —Flexión de la pata o apoyo solamente con la punta de

    los dedos.

    —Articulación inflamada y caliente.

    —Dolor a la palpación sobre todo en cóndilo femoral medial.

    —Dolor intenso a la hiperextensión.

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    Se realiza con la rodilla en ligera flexión, sujetando firme-

    m ente dicha articulación. Si exploram os la rodilla izquierda,

    colocaremos al animal en decúbito lateral derecho y pon-

    drem os las manos como sigue (fig. 1):

    —M ano derecha:

    • El índice sobre la rótula.

    • El pulgar detrás de la fabela lateral.

    —M ano izquierda:

    • El índice sobre la tuberosidad tibial.

    • El pulgar detrás del peroné.

    El ángulo de flexión y extensión y el ángulo de rotación no

    deben ser alterados durante la exploración.M ientras una mano sostiene firm em ente el fémur, la otra

    mano intenta deslizar craneal y caudalm ente la tibia en rela-

    ción al fémur.

    El desplazam iento craneal de la tibia es el signo de cajón

    anterior positivo que indica la rotura del LC A.

    LC A: Prueba de cajón positiva tanto en flexión com o en

    extensión.

    LC P: Prueba de cajón positiva en flexión. En extensión no.

    H ay que prestar atención a los traum atism os regionales,

    teniendo en cuenta situaciones de dolor, nervios, estrés, con-tracciones musculares defensivas si el paciente no está com -

    pletamente relajado o si la prueba se realiza con el anim al

    despierto.

    La prueba del cajón es quizá la más representativa y la de

    m ayor seguridad en el diagnóstico que nos ocupa, pero ha

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    Casos crónicos

    —Cojera crónica. C repitación a la fle-

    xión o extensión del miem bro.—Rodilla fría. Dolor a la palpación

    medial.

    —C ojera intensa después del ejercicio.

    —Atrofia m uscular.

    —Rodilla ancha por cam bios osteoartrí-

    ticos.

    DIAGNÓSTICO

    Explicarem os de forma ordenada unaserie de signos y exám enes para llegar lo

    más certeramente a un diagnóstico co-

    rrecto.

    Anamnesis, síntomas yexamen clínico

    —Historia de traum atismo o giro brusco.

    —Inspección en estación y m ovimiento.

    —Palpación del m iem bro afectado y

    contrastarlo con el sano.

    —Detección de inflam ación, calor,

    dolor...

    —Anomalías anatóm icas: atrofia...

    —Anomalías posturales: rotación interna

    de la pata.

    —C repitación a la flexión o extensión.

    Prueba del cajón

    Es el signo extensor positivo. N os marcael desplazamiento anterior o posterior de

    la tibia sobre los cóndilos fem orales.

    Se debe llevar a cabo con el animal

    relajado o anestesiado. C on el anim al

    despierto puede haber falsos negativos

    debido a la ansiedad, el dolor, la infla-

    mación o la contracción de los músculos

    del muslo. Tam bién puede haber falsos

    negativos en problem as crónicos y fibrosis

    periarticulares.

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    Fig. 1.— Prueba del cajón.

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    de ser com plem entada con otras pruebas

    diagnósticas.

    C abría destacar los falsos positivos en

    animales jóvenes debido a la laxitud articu-

    lar y en animales delgados y con poco

    tono muscular.

    Test de compresión tibial

    Esta prueba se realiza con la rodilla en

    flexión colocando el dedo índice de una

    mano en la cresta tibial, mientras que el

    pulgar y el resto de los dedos agarran la

    parte distal del fém ur.El índice aprieta la cresta tibial en direc-

    ción caudal a la vez que los dedos de la

    otra mano flexionan y extienden el tarso.

    Si el LC A está roto, la contracción del

    gastrocnemio por los m ovimientos forza-

    dos del tobillo, inicia una compresión

    tibial y perm ite el desplazamiento anterior

    de la tibia respecto al fémur (fig. 2).

    Puede haber falsos negativos con fibrosis periarticular.

    Este test de com presión tibial es importante cuando el test

    del cajón no es concluyente por técnica inapropiada o por

    el tam año del anim al.

    Es más fácil de realizar en perros grandes o gigantes al

    poder ser abarcada m ás cóm odam ente la zona de contac-

    to por las m anos de la persona que realiza la prueba.

    Diagnóstico radiológico

    Además de evidenciar lesiones degenerativas articulares

    se pueden poner de manifiesto otras anormalidades que

    aporten información básica para plantear un tratamientoadecuado.

    Los hallazgos radiográficos varían con la cronicidad de la

    lesión. En roturas crónicas hay cam bios que incluyen el des-

    plazamiento u obliteración de la grasa infrapatelar por los teji-

    dos blandos. Se pueden identificar osteófitos periarticulares

    en los bordes externos de los cóndilos femorales y en el

    borde distal de la rótula.

    Las radiografías en proyecciones anteroposterior y lateral

    perm iten evidenciar fracturas concomitantes y otras lesiones.

    En una radiografía lateral, consiguiendo más o menos un

    ángulo recto entre tibia y fém ur, se pone de manifiesto el des-

    plazam iento craneal de la tibia cuando hay rotura del LC A

    (figs. 3, 4 y 5).

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    Fig. 2.— Test de com presión tibial. Fig. 3.— D iagnóstico radiológico.

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    TRATAMIENTO QUIRÚRGICODE LA ROTURA DE LOS

    LIGAMENTOS CRUZADOSC om o cita el Dr. O lm stead, nadie debe

    considerarse un buen cirujano ortopédico

    si no ha desarrollado una nueva técnica

    quirúrgica o m odificado una ya conocida

    para la reparación de los LC de la rodilla.

    Solventando ya el paso del diagnóstico,

    nos toca plantear a los propietarios la

    opción te rapéutica m ás idónea qu e

    resuelva la inestabilidad de la rodilla de

    su anim al.

    H abrá que sopesar factores de distinta

    índole y aconsejar el tratam iento quirúrgi-

    co. N unca podrem os decir que con méto-

    dos convencionales como reposo, inm ovi-

    lización, analgésicos y antiinflamatorios

    el problema se va a resolver.

    Bien es cierto que anim ales de poco

    peso por debajo de los doce kilos, tienen

    posibilidades de superar al m enos lacojera por inestabilidad, sabiendo que

    los cam bios degenerativos que se produ-

    cirán no van a ser en el futuro tan serios y

    evidentes clínicamente como en un ani-

    m al de mayor peso.

    Valorarem os tanto el tam año, la edad,

    el peso, la aptitud y el carácter del ani-

    m al, com o ciertas características del pro-

    pietario, y con todo ello el veterinario

    aconsejará una opción concreta que serála más indicada en cada caso, explican-

    do claram ente que el em peño pasa por

    resolver la inestabilidad de la articulación

    y la cojera que de ella deriva y N UN C A

    podrem os decir que va a quedar una

    rodilla nueva que no dará problem as.

    O bligatoriam ente, esa articulación, aun

    habiendo sido correctamente reparada,

    sufrirá cam bios osteoartríticos y podrá

    pasar factura alguna vez.

    Bien, entonces, ¿para qué le operam os? C on toda seguri-

    dad siempre será m ejor el pronóstico realizando una buenaintervención que no haciéndola.

    Para minim izar los posibles problem as hay que aconsejar y

    m entalizar a los propietarios sobre el reposo durante los pri-

    m eros días postoperatorios, m ientras la articulación está

    inm ovilizada por un vendaje de Robert-Jones o similar, y la

    vuelta al ejercicio de form a moderada y paulatina sobre las

    cuatro a seis sem anas siguientes.

    Todas las técnicas que resolverán la rotura de los LC tienen

    como objeto suprimir la inestabilidad de la articulación y tanto

    sean intra com o extracapsulares ha de realizarse una artroto-

    Fig. 4.— Rodilla norm al.

    Fig. 5.— Rotura del LC A .

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    mía para evidenciar la rotura ligamentosa,

    extraer los restos de ligamento y lavar con-

    venientemente la articulación, y a la vez

    explorar todas las estructuras intracapsula-

    res que pudieran estar dañadas, como

    m eniscos, ligamentos colaterales, surco tro-

    clear, epicóndilos femorales y rótula.

    Explicaremos en este capítulo las posibi-

    lidades intra y ex t ra c a ps u l ares de la

    manera más práctica, intentado que la

    explicación sea fácil y al alcance de cual-

    quier veterinario clínico.

    Probablem ente sea la rotura de los LCla lesión que más opciones terapéuticas

    tenga y todas serán buenas; sim plem ente

    hay que escoger la que estem os m ás

    acostum brados a realizar y nos dé bue-

    nos resultados.

    Solamente hem os de recalcar que para

    quienes escriben este artículo, quizás el

    éxito de la intervención quirúrgica radi-

    que en la tensión apropiada del colgajo

    o del im plante que solventa la inestabili-dad. La posición de la articulación y la

    fuerza a desarrollar ofrecen opciones

    diversas com o diversos son los autores

    que nos lo explican. N osotros nos basa-

    mos simplemente en la lógica: si los LC de

    la rodilla evitan el desplazam iento crá-

    neo-caudal de la tibia y limitan la rotación

    interna, a la hora de sujetar el colgajo o

    tensar el implante deberem os hacerlo con

    la rodilla en postura fisiológica, pero for-zando la rotación externa, a la vez que

    desplazando la tibia proxim al hacia cau-

    dal si es el cruzado anterior el ligamento

    roto, o hacia craneal si lo es el posterior.

    RESUMEN

    —Rotura del LC A: tensar y sujetar el col-

    gajo o im plante:

    • Con la rodilla en postura fisiológica (ni flexión, ni extensión).

    • Realizando rotación externa de la tibia.

    • Desplazando la tibia caudalmente.

    —Rotura del LC P: tensar y sujetar el colgajo o im plante:

    • Con la rodilla en postura fisiológica (ni flexión, ni extensión).

    • Ligera rotación externa.

    • Desplazando la tibia cranealmente.

    —Rotura de ambos LC : com o si sólo estuviera roto el LC A.

    C onviene inm ovilizar la articulación con un vendaje de

    Robert-Jones o sim ilar durante doce a quince días para evi-

    tar flexiones bruscas, carga de peso prematura, inflamación,

    edem a declive y dehiscencia de la sutura cutánea.

    TRATAMIENTO DE LA ROTURA DELLIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR

    Técnicas intracapsulares

    Paatsama en 1952 inició una nueva era en la reparación

    del LC A, siendo el pionero con su técnica intracapsular.

    Buscó, con toda lógica, implantar un injerto que suplieseese tirante que sujeta tibia y fém ur y que con tanta asiduidad

    se rom pe en perros de todas las razas y tamaños.

    A partir de aquí se empezaron a desarrollar m odificacio-

    nes y técnicas diferentes que consiguieran m antener la ana-

    tom ía y fisiología de la rodilla y que cum plieran con el requi-

    sito de estabilizarla.

    Por muy bien que la articulación haya sido reparada, por

    muy estable que parezca, y aunque clínicamente no se evi-

    dencien ni cojeras ni dolor, los procesos osteoartríticos irán

    asentándose en la articulación y puede que a medio o largoplazo esa rodilla, aun siendo estable, llegue a ser dolorosa,

    perdiendo flexión y extensión del miembro y apareciendo coje-

    ras intermitentes que requerirán medicación antiinflamatoria.

    Un cuadro clínico con sintomatología clara, una anam nesis

    bien hecha, un diagnóstico certero que confirme la lesión de

    LC A, son los primeros pasos que vam os a dar para llegar a

    un tratam iento que resuelva la cojera, pero el pronóstico será

    siempre reservado, porque en nuestras manos está resolver

    la inestabilidad pero se nos escaparán de las mismas los

    cam bios que sufrirá la articulación.

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

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    Técnica clásica de Paatsama(fig. 6)

    Realizamos una incisión cutánea cra-

    neolateral desde el tercio distal del fémur

    hasta la cresta tibial y separamos el tejido

    subcutáneo.

    Debem os conseguir ahora un colgajo

    de fascia lata lo suficientemente largo y

    ancho para que haga las veces del LC A.

    Así realizam os una incisión pararrotuliana

    lateral en la fascia lata desde la cresta

    tibial hasta el tercio distal del fémur y unasegunda incisión paralela de 1 a 2,5 cm

    de anchura (según el tamaño del animal).

    Liberamos este colgajo en su parte pro-

    ximal. Ahora se incide la cápsula articular

    lateralmente y luxam os la rótula hacia

    m edial.

    C on la articulación expuesta ya podem os

    explorar todas las estructuras. Limpiamos y extraemos los restos

    del ligamento y osteófitos a la vez que separam os el bíceps

    femoral y el vasto lateral para identificar la fabela lateral.

    Tunelizamos desde el epicóndilo lateral con una broca lo

    suficientemente grande para permitir el paso del colgajo:

    —Entrada: entre la inserción del ligamento colateral y la

    fabela lateral.

    —Salida: en tibia proxim al m edial (fig. 7).

    Tendremos preparado un pasahílos. Es suficiente un alam-

    bre de acero (0,6 mm ) de unos 25-30 cm doblado en su

    m itad y retorcido (fig. 8). Sujetam os el extrem o libre del col-gajo al pasahílos, lo introducimos por la entrada del túnel en

    el epicóndilo lateral y hacemos que asom e ya en la articu-

    lación, abocándolo a la entrada del segundo túnel que aca-

    bará en la tibia proxim al.

    Ya con el colgajo en su sitio definitivo lavarem os de nuevo

    la articulación. Reponem os la rótula en su sitio y tiram os del

    colgajo asegurándolo mediante sutura no reabsorbible al

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

    i

    Fig. 6.

  • 8/15/2019 Patología y Cirugía de La Rodilla

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    C APITULO I LIG AM EN TO S CRUZADO S

    p e ri o stio tibial. Podríam os sujetar de

    m anera más firm e el extremo del colgajo

    poniendo un tornillo con arandela en la

    tibia proximom edial en vez, o adem ás, de

    la sutura al periostio.

    A continuación cerram os la cápsula arti-

    cular con sutura no reabsorbible y sutura-

    mos asim ism o el defecto de la fascia lata.

    El subcutáneo y la piel se suturan de

    manera habitual.

    Técnica de Dickinson

    Esta técnica es sim ilar a la de Paatsama

    pero realizando solam ente la tuneliza-

    ción fem oral.

    El injerto de la fascia se pasa por el

    túnel fem oral desde la articulación hasta

    el epicóndilo lateral y se sutura en la cres-

    ta tibial junto al origen del colgajo.

    La ubicación de este nuevo ligamento

    intraarticular no tiene un origen anatóm i-

    co com o si tunelizam os tam bién la tibia,

    pero fisiológicamente es eficaz, estabiliza

    la articulación y limita la rotación interna

    por el cabestrillo form ado por el colgajo

    sobre el epicóndilo lateral.

    Técnica de Paatsama coninjerto de piel

    Hemos realizado esta técnica en diver-sas ocasiones tras valorar diferentes aspec-

    tos y pequeñas contraindicaciones de otras

    técnicas en casos muy concretos, que aun

    pudiendo ser totalmente válidas, nos plan-

    teaban dudas o intuíamos que no acabaría

    el caso todo lo bien que esperábamos.

    La hem os realizado en casos de perros

    m uy grandes (M astines, San Bernardo,

    Fila...), perros muy musculosos (con m us-

    culatura del cuádriceps muy desarrolla-

    da) y de m ucho peso, y cuando sospecham os que el pacien-

    te no va a estar lo suficientemente controlado en el post-ope-ratorio tal como quisiéram os. Tam bién cabe su realización

    cuando, habiendo iniciado otra técnica que necesite un col-

    gajo de fascia, éste nos fuera insuficiente, débil, estrecho,

    corto, etc., o se rom piera; es entonces cuando la piel del pro-

    pio animal es la que hace las veces de ese ligam ento que

    vam os a reparar.

    Es una técnica de Paatsam a con las dos tunelizaciones ya

    descritas.

    Dam os por hecho que previa la cirugía hem os lavado

    varias veces la zona quirúrgica de manera exhaustiva. Ya en

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

    i

    Fig. 7.— Tunelización tibial.

    Fig. 8.— Pasahílos.

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    C APITULO I LIG AM EN TO S C RUZAD O S

    el acto quirúrgico realizamos una incisión

    en piel paralela a la ya re a l i z a d a .

    Preferimos extraer este colgajo cutáneo

    de la parte medial y debe ser suficiente-

    mente largo en cada caso y de 1 a 2,5

    cm de anchura. Afeitam os con una hoja

    de bisturí la epiderm is de tal colgajo y

    disecamos el tejido subcutáneo adherido.

    Realizamos lavados con suero fisiológico

    sobre una batea estéril y lo sum ergim os

    en povidona iodada durante unos m inu-

    tos, volviendo después a lavarlo.

    M ientras tanto preparamos la articula-ción, desbridam os y ex t raemos restos

    ligamentosos y perforam os los túneles.

    C on ayuda del pasahílo intro d u c i m o s

    el colgajo cutáneo a través del ori fi c i o

    del epicóndilo late ral hasta que asome

    i n t ra a rt i c u l a rm e n te, y de nuevo se

    aboca por el túnel tibial hasta que aparezca en la tibia

    p rox i m o m e d i a l .

    En primer lugar conviene sujetar el colgajo en el fémur late-

    ral y tras forzar la articulación rotándola externam ente y des-

    plazando la tibia caudalmente fijamos el colgajo en la tibia

    m edial.

    Se puede suturar al periostio pero ya que esta técnica se

    realiza a anim ales grandes y “problemáticos”, lo más segu-

    ro es fijar los dos extremos del colgajo con sendos tornillos y

    arandelas (figs. 9 y 10).

    Se cierra por planos de form a convencional com o explica-

    m os en técnicas anteriores y se inm oviliza durante unos días.

    Over the top

    Esta técnica desarrollada por Arnoczky en 1979 com om odificación de una técnica de M edicina H umana m arcó el

    comienzo de otro tipo de reparación de los LC en animales

    de com pañía.

    C on el O ver The Top, Arn o c z k y, sim p l i ficó oste n s i b l e-

    m e n te las técnicas que se desarrollaban en esos m omen-

    tos ta n to en tiem po qu i r ú rgico com o en mate rial necesari o

    p a ra desarro l l a rlas, suprim iendo las tunelizaciones. A par-

    tir de aquí podem os decir que las técnicas intra c a p s u l a re s

    que desarrollam os son m odificaciones de ese prim er O v e r

    The Top.

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

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    Fig. 9.— Im plante de piel fijado con torni-

    llo y arandela.

    Fig. 10.— Fijación con tornillos y arandelas.

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    En un prim er mom ento el injerto se com -

    ponía de una parte del tendón rotuliano

    con un fragm ento de la rótula y con parte

    de la fascia lata.

    Describim os a continuación la interven-

    ción O ver The Top original:

    Realizamos tras la preparación prequirúr-

    gica de la zona a operar una incisión de

    piel craneomedial, incidiendo y separando

    el tejido subcutáneo. Aislamos un tercio del

    tendón rotuliano e incorporamos a este

    injerto un fragmento de fascia lata. Ya con-

    seguido, y separado el injerto completo detendón y fascia, realizamos una osteotomía

    en cuña de la parte dorsal de la rótula que

    quedará incorporada al tendón.

    Liberam os proximalm ente el injerto de

    tendón con rótula y fascia y lo desbrida-

    mos hasta la cresta tibial (fig. 11).

    C APITULO I LIG AM EN TO S C RUZADO S

    Ahora ya es cuando se realiza una artrotomía m edial luxan-

    do la rótula lateralm ente y se inspecciona, desbrida y lava la

    articulación, a la vez que se exploran las estructuras intraar-

    ticulares, con especial interés en el m enisco interno.

    Localizam os la fabela lateral haciendo una incisión vertical.

    Por esa incisión introducimos una pinza curva hasta que

    asom e por la escotadura intercondílea y pinzamos el extre-

    m o libre del injerto. Tiramos de la pinza hasta que salga el

    injerto por el epicóndilo junto a la fabela y lo sujetam os sutu-

    rándolo al periostio femoral y al tejido adyacente a la fabe-

    la, intentando tensarlo de forma y m anera que cum pla su

    m isión de estabilizar la articulación evitando el desplaza-

    miento anterior de la tibia y lim itando la rotación interna.C erramos la cápsula articular y dem ás estructuras por pla-

    nos de m anera convencional.

    Otro Over the top(fig. 12)

    Es lo mismo ya descrito pero sim plificando la obtención del

    injerto. Solamente utilizaremos fascia lata siendo generosos

    en las medidas de tal injerto, obteniéndolo de una anchura

    considerable y de una longitud suficiente para que no sólo

    podam os anclarlo en fabela y periostio epicondilar sino que

    intentemos llegar hasta la cresta tibial sujetándolo asimismo

    también a su propio origen.

    De esta m anera evitam os la realización de la osteotomía

    de la rótula con la dificultad que conlleva y el riesgo de que

    se produzca una fractura completa de la m ism a.

    Tam bién el tiempo quirúrgico se verá reducido y el resulta-

    do no tiene por qué variar si hemos realizado todo de forma

    conveniente y hem os tensado y sujetado el colgajo para quecum pla su función (fig. 13).

    Term inamos la intervención de la forma habitual.

    Over the top con tunelización tibial(fig. 12)

    Esta técnica es una modificación del O ver The Top original,

    buscando una implantación m ás fisiológica del injerto.

    Realizamos los prim eros pasos de acuerdo a lo explicado

    en técnicas anteriores, preparando el injerto con tendón rotu-

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

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    Fig. 11.— I n j e rto de tendón rotuliano y

    f a s c i a .

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    C APITULO I LIG AM EN TO S CRUZADO S

    liano, pastilla de rótula y fascia lata o

    solamente esta últim a.

    En este caso la artrotomía ha de ser late-

    ral y luxarem os la rótula medialmente.

    Inspección, desbridamiento y lavado de la

    articulación. Localizamos la fabela lateral.

    Perforam os un túnel en la tibia entrando

    por el supuesto punto de inserción del

    LC A y saliendo en la tibia proxim omedial.

    Hacemos la incisión vertical en el tejidoadyacente a la fabela y con ayuda del

    pasahílo introducimos el extremo libre del

    injerto por el túnel desde la tibia proximo-

    medial hasta que salga en la meseta tibial.

    Ahora ya realizamos lo anteriormente

    explicado introduciendo la pinza desde el

    epicóndilo lateral hasta que asom e intraar-

    ticularmente y pinzamos el extremo libre del

    injerto tirando hasta que salga, para sutu-

    rarlo al periostio, cápsula o cresta tibial.

    C on esta técnica ese im plante definitivo intraarticular va a

    ser más fisiológico, al m enos en su inserción tibial, que el clá-

    sico O ver The Top (figs. 14 y 15).

    C erram os por planos de la misma forma que en técnicas

    anteriores.

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    Fig. 12.

    Fig. 13.— Injerto de fascia en su ubicación definitiva.

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    Under and over(fig. 12)

    Esta técnica descrita por H usle pretende

    conservar la alineación anatóm ica y no

    requiere la osteotom ía de la rótula.

    Se aísla el tercio lateral del tendón rotu-

    liano del resto del tendón, sin incorporar

    la pastilla de rótula, m ediante una incisión

    longitudinal, continuándola proxim almen-

    te hasta encontrar la fascia lata, y a la vez

    iniciamos una incisión paralela a la pri-mera por la cápsula articular, liberando

    este injerto obtenido en su parte proxim al.

    Realizam os entonces una art roto m í a

    lateral y luxamos la rótula m edialmente,

    inspeccionando, desbridando y lavando

    la articulación.

    Localizamos la fabela lateral de igual

    manera que en técnicas ya explicadas.

    C on la ayuda de pinzas curvas o en

    ángulo recto introducimos el extremo libre

    del injerto bajo el ligamento intermeniscal con el propósito de

    hacer más fisiológica y anatóm ica la inserción tibial de este

    nuevo ligamento.

    Seguidamente completamos la intervención como si fuera

    un O ver The Top, introduciendo una pinza por la incisión ver-

    tical junto a la fabela para que asome intraarticularmente y

    así pinzarem os el colgajo libre que ya ha pasado bajo elligamento intermeniscal y, tirando de él, harem os que llegue

    al epicóndilo, donde los sujetaremos al periostio o al tejido

    fibroso. Tam bién podem os sujetarlo de m anera m ás firme

    insertando un tornillo y arandela en ese epicóndilo lateral.

    C e rram os la articulación de igual manera que en otras

    té c n i c a s .

    TÉCNICAS EXTRACAPSULARES

    Autores com o O lmstead pregonan que no hay una técnicamejor que otra y que debemos realizar la o las que nos

    ofrezcan buenos resultados, pero últimamente se decantan

    por las técnicas extracapsulares.

    N o quiere decir que estas técnicas obvien los daños intra-

    capsulares y excluyan el explorar la articulación y todas sus

    estructuras. Simplem ente ofrecen la posibilidad de paliar la

    inestabilidad de la rodilla empleando im plantes o m étodos

    extracapsulares.

    ¿Y qué corresponde hacer? ¿Q ué técnica hem os de reali-

    zar para reparar una rodilla inestable? D ependerá lógica-

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

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    Fig. 14.— Over the top con tunelización

    tibial.

    Fig. 15.— Over the top con tunelización tibial.

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    C APITULO I LIG AM EN TO S CRUZADO S

    otras dos suturas que unían el ligam ento

    tibiorrotuliano con el ligamento colateral

    lateral, forzándolo cranealm ente y estabi-

    lizando en m ayor medida la articulación.

    Estabilización extracapsular de Flo(fig. 17)

    Flo desarrolló otra técnica de imbrica-

    ción que, hoy por hoy, puede ser la más

    utilizada de las estabilizaciones extracap-

    sulares.

    Para conseguir la estabilidad de la rodi-lla, aplica dos suturas (lateral y medial)

    que pasan a través de am bos ligam entos

    femorofabelares y atraviesan un túnel,

    previam ente practicado, en la tuberosi-

    dad tibial craneal. Adem ás añade una

    tercera sutura lateral entre el ligam ento

    femorofabelar y el fibrocartílago pararro-

    tuliano lateral.

    Aconsejan tensar fuertemente las dos primeras suturas y anu-

    darlas manteniendo la extremidad en flexión de unos 40 grados,

    la tercera se anuda con la extremidad en posición fisiológica.

    Sutura lateral con alambre de acero(fig. 17)

    Tendrem os que empezar por realizar los pasos pertinentes

    hasta llegar a la artrotom ía.

    Así, tras rasurar y lavar la región quirúrgica, realizamos una

    incisión cutánea lateral y paralela al ligam ento patelar, cur-

    vándose al pasar sobre la rótula hasta la tibia proximal.

    H aremos asimismo una incisión en la fascia junto al liga-m ento rotuliano profundizando el corte con tijeras y así reali-

    zar la artrotom ía lateral. Luxamos la rótula medialm ente y

    examinam os todas las estructuras articulares, retirando restos

    y lavando la cavidad. Evaluam os los meniscos retirando la

    parte dañada si la hubiera.

    S e p a ramos ahora la cápsula articular de la fascia del

    bíceps fe m o ral, em pezando dors a l m e n te y continuando

    h a sta la inserción en la tibia, perm itiendo separar así la fa s-

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

    i

    Fig. 17

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    C APITULO I LIG AM EN TO S C RUZADO S

    cia caudalm ente. Q uedará ex p u e sto el

    epicóndilo late ral y el m úsculo ga st ron e-

    m io y encontra rem os fá c i l m e n te la fa b e-

    la late ral. Ya liberada la fascia y locali-

    zada la fabela, cerra rem os la cápsula

    a rt i c u l a r.

    Ahora preparamos un alam bre de acero

    de 0,7 a 0,9 m m y lo suficientem ente

    largo com o para unirlo desde la fabela

    hasta la cresta tibial.

    Perforamos la tuberosidad tibial con un

    Kirschner o una pequeña broca justo por

    debajo de la inserción del ligam entopatelar hasta encontrar el otro extremo

    suelto.

    C olocamos la articulación de unos 90°

    de flexión y unimos los extrem os retorcién-

    dolos sobre sí mismos. De esta m anera

    conseguiremos ir tensando el im plante

    estabilizando la articulación (fig. 18).

    Realizam os la prueba del cajón para verificar la estabili-

    dad. De parecernos aún inestable, podem os tensar de

    nuevo el alambre (figs. 19 y 20).

    Terminaremos la intervención cerrando de forma habitual.

    N o hace falta en estos casos poner vendaje alguno.

    Simplemente hay que limitar el ejercicio y el animal irá apo-

    yando la extremidad paulatinamente. El apoyo normal y la fun-

    cionalidad de la pata ocurrirá aproximadamente a los dos

    m eses de la intervención. El implante de alambre que coloca-

    mos extraarticularmente se rom perá siempre en un plazo de

    dos a doce meses, pero ya en ese tiem po habrá una estabili-

    zación debida a la fibrosis periarticular.

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    i

    Fig. 18.— Sutura lateral con alam bre de

    acero.

    Fig. 19.— Sutura lateral con alam bre de acero.

    Fig. 20.— Sutura lateral con alam bre de acero.

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    Incidimos la fascia entre el m úsculo

    p e roneo largo y el tibial cra n e a l .

    I d e n t i ficam os la inserción del liga m e n to

    c o l a te ral late ral en la cabeza del pero-

    né y desinsertam os los liga m e n tos qu e

    la unen a la tibia. Ya separada la art i-

    culación pero n e otibial, intro d u c i m o s

    una aguja de Kirs chner de 1 a 1,5 m m

    en el centro de la cabeza del peroné y,desplazando cra n e a l m e n te dich a

    cabeza, la sujetam os en la tibia inser-

    tando el Kirs chner en este nuevo em p l a-

    z a m i e n to tibial m ás adelantado que en

    su lugar ori g i n a l .

    Así conseguiremos que el liga mento

    colateral lateral se tense al desplazarse

    cranealm ente. Perforam os un pequeño

    túnel en la tuberosidad tibial con el fin de

    introducir un alam bre de acero de 0,8 a

    1 mm que unirá dicha tuberosidad con el Kirschner que suje-

    ta la cabeza del peroné y conseguiremos así asegurar mejor

    ese nuevo em plazamiento de la cabeza con el ligam ento

    más tenso y desplazado hacia delante.

    N os cercioraremos de la ausencia del movimiento del

    cajón anterior antes de tensar el alambre y cortarlo (figs. 23

    y 24). Si está bien estable la rodilla, suturamos la fascia ten-

    sándola craneomedialm ente y cerram os los planos quirúrgi-

    cos de forma habitual.

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

    i

    Fig. 22.— Ligam ento colateral lateral y

    nervio peroneo.

    Fig. 23.— Transposición de la cabeza del peroné.

    Fig. 24.— Transposición de la cabeza del peroné.

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    C APITULO I LIG AM EN TO S C RUZAD O S

    i

    TRATAMIENTO DE LA ROTURADEL LIGAMENTO CRUZADO

    POSTERIOR

    La rotura del LC P es rara en perros. C asi

    siem pre va acompañada de otros daños

    ligam entosos com o la rotura del LC A o de

    los colaterales.

    En perros, a pesar de la rara incidencia,

    es más habitual la avulsión del ligamento

    de su origen fem oral. Si el fragmento

    óseo es lo suficientemente grande, se

    puede estabilizar intracapsularm ente conun tornillo o dos agujas.

    Este tipo de lesión es típica de gatos

    caídos en los que solam ente es el LC P el

    que se ha roto.

    Tam bién aparece esta lesión en la dis-

    locación total de la rodilla de cuyo tratamiento hablaremos

    en el último capítulo.

    Transposición de la fascia lata

    P re p a ram os una banda de fascia lata de un ta m a ñ o

    adecuado. Se libera del ex t rem o prox i m a l .

    Perforamos un túnel desde el epicóndilo m edial femoral

    hasta el punto de origen del LC P.

    El extremo libre del injerto se pasa por debajo del liga-

    mento colateral lateral, continuando por la parte posterior

    del epicóndilo, penetrando en la articulación e introducién-

    dolo por el túnel hasta que salga por el cóndilo medial, y se

    sutura al periostio o se sujeta con tornillo y arandela.

    Para dar más estabilidad es conveniente im bricar medial-

    mente la cápsula articular y realizar una capsulorrafia.

    El tejido subcutáneo y la piel se suturan de la forma habitual.

    Debe inmovilizarse unos días la articulación m ediante un ven-

    daje de Robert Jones y volver paulatinamente al ejercicio.

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍADE LA RO DILLA

    B e n n ett D, M ay C . O ver the top con tune-

    lización tibial para re p a rar la rot u ra delLC A en el perro. Journal of Sm allAnim al Practice. Vol I, n.° 3. Sept 91, p113-122.

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    C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISC O S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍA DE LA RO DILLA

    i

    Iconocem os ya la patología de los ligamentos cruzados y sabemos también las técnicas

    quirúrgicas a em plear cuando encontramos estas lesiones, abordaremos este capítulo

    haciendo referencia a los ligamentos colaterales, verdaderos soportes de la articulación alm enos en su desplazamiento medial o lateral (valgo o varo) y en los m ovimientos de rota-

    ción.

    Asim ismo la patología de los meniscos, no muy frecuente pero sí de gran importancia, ocupará parte

    de este capítulo en el que detallaremos las lesiones meniscales, sus síntomas, diagnóstico y la conve-

    niencia o no de su extracción.

    Por último harem os referencia a ciertas cojeras de rodilla, poco habituales, originadas por avulsio-

    nes tendinosas y problem as de sesam oideos que forman parte del diagnóstico diferencial en la patolo-

    gía articular de la rodilla.

    JUAN JOSÉ MARTÍNEZ GALDAMES, ÁNGEL RUBIO DE FRANCIAY JUAN JOSÉ MÍNGUEZ MOLINA

    Centro Clínic o Veterinario Indauc hu 

    Bi lbao 

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    LIGAMENTOS COLATERALES

    L ligamento colateral

    lateral se origina en

    el borde proximal del

    epicóndilo lateral, y

    se extiende a través

    de la cápsula cau-

    dalmente hasta inser-

    tarse en la cabeza

    del peroné. N o está unido al menisco late-

    ral (fig. 1).

    El ligam ento colateral medial se originaen el epicóndilo medial femoral y llega a

    incorporarse en la cápsula articular for-

    m ando un fuerte amarre que llega tam -

    bién al m enisco interno. Se desliza bajo

    el músculo sem imem branoso y acaba

    insertándose en la tibia próximo-m edial-

    mente (fig. 2).

    Aun siendo más fuerte, largo y compac-

    to, el ligamento medial es el que con

    mayor incidencia se lesiona y el pacientepresentará una cojera en m ás o menos

    grado con un apoyo valgo.

    La rotura del colateral lateral, menos fre-

    cuente, producirá una cojera similar pero

    apoyando en varo.

    Diagnosticarem os este tipo de lesiones

    colocando al anim al en decúbito lateral y

    sujetando con una m ano el fémur y con la

    otra la tibia. Forzarem os prim ero lateral-

    m ente y luego medialmente con el fin denotar si la articulación se abre hacia uno

    u otro lado.

    C om o corresponde corro b o rar este

    diagnóstico radiográficam ente, es preferi-

    ble realizar am bas pruebas bajo tranqui-

    lización o anestesia.

    Podem os hacer una proyección antero-

    posterior y otra lateral, pero en la prim era

    es conveniente disponer una postura de

    estrés, forzando m edial o lateralm ente la

    articulación como hicim os en el diagnóstico previo por pal-

    pación. De esa m anera conseguiremos poner de m anifiesto

    una línea articular más abierta en el lado del ligam ento roto

    (fig. 3). También verem os si hay un derram e sinovial impor-

    tante y la aparición de fragmentos óseos, más típicos de ani-

    m ales jóvenes, que apoyarían un diagnóstico de avulsión en

    vez de rotura.

    Puede haber lesiones concomitantes por lo que debem os

    realizar también radiografía lateral.

    Si no es m uy m anifiesta la cojera y no hay daños capsula-

    res ni en otros ligamentos, podría optarse por un tratam iento

    conservador m ediante la práctica de un vendaje durante dos

    sem anas y ejercicio lim itado cuatro semanas m ás.En pacientes con inflam ación severa y un espacio articular

    amplio y significativo, la m ejor opción ha de ser la quirúrgi-

    ca con la reparación del ligam ento lesionado.

    Realizamos una artrotom ía parapatelar a fin de exam inar

    las diversas estructuras que puedan estar comprometidas.

    Tras comprobar la viabilidad de los ligamentos cruzados y

    de los meniscos, lavaremos bien la articulación, extrayendo

    coágulos y restos que pudieran quedar en esta zona.

    Para acceder al ligam ento m edial hay que retraer el mús-

    culo sartorio y poner de manifiesto la cápsula articular

    m edial.

    Si se trata del ligamento lateral deberem os retraer la fascia

    lata y el bíceps fem oral.

    Se inspecciona debidam ente el origen y la inserción del

    ligam ento en cuestión, siguiéndolo en su recorrido para eva-

    luar desgarros y localizar fragm entos óseos debidos a avul-

    siones, más comunes en animales jóvenes.

    Si la avulsión, tanto del origen como de la inserción, es lo

    suficientem ente grande para intentar anclarla en su sitio ori-ginal, se puede intentar m ediante agujas de Kirschner y/o

    tornillos.

    Si no es posible, lo más razonable es insertar un tornillo con

    arandela en el epicóndilo medial femoral y otro en la metá-

    fisis proxim al tibial, si se trata del colateral medial, y colocar

    una banda de tensión de alam bre o de m aterial no reabsor-

    bible lo suficientem ente fuerte com o para soportar las fuer-

    zas que sufrirá la articulación hasta que la fibrosis periarticu-

    lar colabore en la estabilización definitiva (figs. 4 y 5).

    Si se trata del colateral lateral puede pasarse la banda de

    C APITULO II DEM O DIC O SIS C AN IN A: ASPEC TO S C LÍN IC O S, DIAG N Ó STIC O Y TRATAM IEN TO

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    Fig. 2.— A vulsión del ligam ento colateral m edial.

    Fig. 1.— A vulsión del ligam ento colateral lateral.

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    C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS

    tensión bajo la cabeza del peroné y atar-

    la en el tornillo y arandela colocado en el

    epicóndilo lateral.

    Es imprescindible tener la articulación

    en extensión en el mom ento de tensar la

    banda, sea de acero o de cualquier otro

    material.

    Se cierra por planos después de com -

    probar forzando la articulación que el

    implante cumple su m isión.

    C onviene tener al paciente con un ven-

    daje de Robert Jones durante quince días

    y limitar el ejercicio otros treinta o cuaren-ta días m ás.

    MENISCOS

    Estos discos fibrocartilaginosos de form a

    sem ilunar y cometido ciertamente im por-

    tante no son plato de gusto para el vete-

    rinario clínico y se resignan a ceder el

    protagonism o que por derecho les corres-

    ponde a otras estructuras que, ante una

    lesión, son m ás fáciles de localizar y diag-

    nosticar, y sobre las cuales es m ás fácil

    tam bién aplicar una técnica quirúrgica

    suficientemente contrastada y ofrecer un

    pronóstico de bueno a excelente, para

    cerrar el caso olvidando esa rodilla que

    un día estuvo lesionada.

    Por eso, estas páginas dedicadas a la

    patología m eniscal y su tratamiento pue-den ser las m ás ingratas de esta mono-

    grafía y recordam os lo que al respecto

    contaba un acreditado ortopeda y trau-

    m a tólogo ex t ra n j e ro con esta fra s e :

    “Siempre hay que explorar los meniscos,

    siempre. C uando realizo una artrotom ía

    de rodilla, por supuesto con la ayuda de

    un separador de H ohm ann, intento che-

    quear los meniscos y en ese m om ento

    miro hacia otra parte y acto seguido con-

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    Fig. 3.— Rotura del ligam ento colateral m edial.

    Fig. 4.— Reparación del ligam ento colateral m edial.

    Fig. 5.— Reparación del ligam ento colateral m edial.

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    rotación inte rna y la comp resión del cóndilo m edial sobre

    el citado menisco.

    Aunque aparentem ente parezcan suaves almohadillas queconectan los cóndilos femorales con la meseta tibial, están

    firmem ente ancladas con los siguientes ligam entos y estruc-

    turas anexas (fig. 6):

    —C uatro ligam entos meniscotibiales:

    • L.M .T. C raneolateral.

    • L.M .T. C raneomedial.

    • L.M .T. C audolateral.

    • L.M .T. C audom edial.

    Estos ligamentos son los extrem os de cada cuerno meniscal.—Un ligam ento meniscofem oral lateral.

    • Sólo en el m enisco lateral.

    —Un ligamento interm eniscal.

    U ne los cuernos craneales o anteriores de cada m enisco.

    Estos ligamentos sujetan am bos m eniscos pero conviene

    reseñar otras estructuras vecinas relacionadas tales como:

    • C ápsula articular, tanto lateral como medial.

    • Ligamento colateral lateral.

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    tinúo con el cometido para el que en prin-

    cipio planteé la intervención.”

    Así que visto y oído, los autores de este

    capítulo vamos a intentar suavizar el tem a

    y, a sabiendas de lo complejo de los

    meniscos, hem os optado por los dibujos y

    grabados y por prescindir de la literatura

    que con seguridad oscurecerá y enfriará

    lo poco atractivo que estas estructuras

    m al entendidas poseen.

    Los meniscos son estructuras fibrocartila-

    ginosas de forma sem ilunar. Son m ás

    gruesas en su periferia y adquieren form acóncava de cara a los cóndilos fem ora-

    les, siendo planos en su cara tibial.

    Tienen funciones concretas e importan-

    tes como la transmisión de fuerzas, esta-

    bilidad articular y absorción y amortigua-

    ción de cargas.

    Están anclados entre sí y a otras estruc-

    turas form ando un entramado perfecto

    con funciones ya descritas, por lo que, si

    se extirpan experim entalmente, llevarán a

    la articulación hacia una enfe rmedad

    degenerativa articular.

    Son piezas avasculares pero se nutren a

    través de la sinovia.

    Se desplazan en relación a la meseta

    tibial al flexionar y extender la rodilla. En

    flexión se desplazan caudalmente y en

    extensión lo hacen cranealmente.

    El m enisco late ral tiene un rango dem ov i m i e n to un poco m ayor que el

    m edial, que se am arra de fo rm a consis-

    te n te al colate ral m edial. Esta peculiari-

    dad hace que sea este m enisco, medial

    o inte rno, el que sufra más y por lo ta n to

    el que se lesione con m ás facilidad. Si a

    e sto añadim os la íntima relación del

    daño m eniscal con la rot u ra del LC ante-

    ri o r, ente n d e rem os mejor tal fa c i l i d a d

    de lesión, pues dicha rot u ra perm i te la

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍA DE LA RO DILLA

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    Fig. 6.— A natom ía de los m eniscos.

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    —Desgarro transverso: se extiende norm almente desde el

    borde libre hacia la periferia. Es poco frecuente y afecta casi

    siem pre al cuerno posterior del m enisco interno.

    —Desgarro capsular: se trata de laceraciones en las unio-

    nes capsulares meniscotibiales y meniscofemorales. Esta

    lesión suele estar relacionada con daños m últiples ligamen-

    tosos y capsulares.

    —Lesiones compresivas: ocurren por separación incomple-

    ta de las fibras longitudinales tanto en la superficie tibial

    como fem oral. Estas fuerzas compresivas anóm alas llegan a

    lesionar los meniscos produciendo desgarros.

    ¿CÓMO SABEMOS QUE HAY UNA LESIÓNMENISCAL?

    Si exploram os la rodilla de un paciente que presenta coje-

    ra debemos primeramente cerciorarnos de la estabilidad cra-

    neocaudal y confirm ar o no la lesión de los ligamentos cru-

    zados. C asi siempre las lesiones del menisco interno son

    secundarias a las roturas de estos ligamentos.

    C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS

    Si no es la rotura ligamentosa la causa

    del daño m eniscal, casi siempre en el

    interno, será el externo o lateral el que se

    lesione, según los estudios de los docto-

    res citados anteriorm ente.

    ¿QUÉ TIPO DE LESIÓN PUEDEHABER EN LOS MENISCOS?

    H ay varios tipos de daños meniscales

    pero los más habituales pueden ser los

    siguientes (fig. 8):

    —Desgarro longitudinal: quizá sea elm ás típico y se denom ina “asa de

    balde”. Puede ser abaxial o axial si se

    localiza hacia la peri feria o hacia el

    b orde inte ri o r. Este desga rro habitual-

    m e n te se ubica en el tercio m edio del

    m enisco y puede abarcar ta n to uno

    como am bos cuerno s.

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    Fig. 8.— Lesiones m eniscales.

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    Pueden ser lesiones concom itantes y

    pueden ser asim ism o consecutivas, es

    decir, por la inestabilidad derivada de la

    rotura del cruzado anterior no operado, o

    deficientemente reparado, poco tiempo

    después aparecerá un desgarro meniscal.

    En ocasiones el propietario del anim al

    percibe un chasquido o clic en cada

    paso del perro; esto se debe a que la

    porción axial del m enisco se luxa craneal

    y cuadalmente entre los cóndilos femora-

    les y la meseta tibial. Este chasquido se

    denomina “salto de Finochietto”.A veces se observa la región tibial inter-

    na inflamada y dolorosa a la presión,

    pero el diagnóstico certero se realiza tras

    la artrotomía y no siempre resulta sencillo

    poner de m anifiesto el desgarro m eniscal

    porque los cóndilos fem orales lo cubren.

    M ediante un movimiento de palanca rea-

    lizado con un separador de H ohm ann cla-

    vado en el espacio articular caudal de la

    tibia y comprim iéndolo sobre la trócleafemoral, se puede evidenciar la lesión

    meniscal (fig. 9). Se facilita la visión en esta

    zona si resecamos un poco de la grasa

    infrapatelar que cubre el ligamento interme-

    niscal. C on la rodilla flexionada se consi-

    gue ampliar tal visión si a la vez desplaza-

    mos la tibia cranealmente extendiendo un

    poco la rodilla.

    MENISCECTOMÍA

    Es la escisión quirúrgica del menisco.

    Puede ser total o parcial.

    Tanto en M edicina Hum ana com o en

    Veterinaria existe una gran controversia al

    respecto y autores de prestigio y con gran

    experiencia no logran ponerse de acuerdo

    sobre la indicación de la intervención qui-

    rúrgica que extirpe el menisco en su totali-

    dad o sólo en parte.

    C ada publicación sobre el tem a nos ofrece un abanico de

    las más variadas opciones y resultados de estudios tanto

    experimentales com o clínicos. En sum a, no hay un criterio uná-

    nim e, ni siquiera puntos de vista con aspectos más o menos

    cercanos, sino que el rango de opciones va desde no hacer

    nada instaurando un tratamiento conservador analgésico,

    hasta la realización de intervenciones diversas con técnicasdiferentes que extraerán el menisco completo o parte de él.

    El veterinario ante esta patología tiene que decidir con cier-

    ta urgencia la terapéutica concreta que hará que el caso lle-

    gue a buen fin y que el resultado que cabe esperar sea si no

    el m ejor, al m enos el menos m alo. Y aquí surge el problema.

    Si los autores que dom inan perfectam ente esta situación orto-

    pédica no se ponen de acuerdo, si ante la opción quirúrgi-

    ca dudan en la escisión total o parcial, si... ¿qué debemos

    hacer en nuestra clínica?

    Rotundamente hay que partir de una prem isa. Si no tene-mos un buen diagnóstico, si no estamos seguros de poder

    realizar una intervención concreta, si nos surgen dudas en

    ese m om ento crítico con la articulación abierta; en sum a, si

    no vemos clara la posibilidad de conseguir un buen resulta-

    do, la m ejor opción es no causar mayores daños y no m eter-

    se a estropear nada ni a inventar soluciones que a priori

    podrían ir bien.

    Será mejor dejarlo como está que conseguir que empeore

    tras haber realizado una intervención.

    Si la practica y experiencia nos anim an a seguir con la inter-

    C APITULO II LIG AM EN TO S C O LATERALES, M EN ISCO S Y AVU LSIO N ES TEN DIN O SAS

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    Fig. 9.— Separador de H ohm ann.

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    vención y logramos ver la lesión m eniscal,

    ya es decisión totalmente nuestra la opción

    quirúrgica que debemos realizar.

    N osotros opinamos que retirando sola-

    m ente la parte dañada, respetando el

    resto de las estructuras, conseguirem os al

    menos no causar más daño del que en

    principio había.

    C onsideram os que la escisión total lle-

    vará a esa articulación hacia una inesta-

    bilidad con sus correspondientes secuelas

    y que, por el contrario, si respetamos en

    parte el menisco extrayendo sólo la partelesionada, no será tan arriesgada tal

    opción puesto que parte de estas almo-

    hadillas regenerarán y seguirán sujetas a

    sus ligamentos, inserciones, etc.

    Meniscectomía parcial

    La vía de acceso para la artrotom ía nor-

    malm ente es pararrotuliana m edial, luxan-

    do la rótula lateralm ente. H ay autoresque dicen que por esta vía no se accede

    a partes del menisco que se lesionan con

    cierta asiduidad. De todas m aneras, si

    tras la artrotom ía m edial es difícil ver la

    lesión, se puede realizar una incisión late-

    ral, artrotomía lateral al fin y al cabo, que

    facilitaría el desplazamiento de la rótula

    hacia el otro lado y mejoraría nuestro

    campo de visión. Resolveríamos al final

    las dos artrotom ías de igual manera quesi fuera una sola.

    N os parece im portante reseñar que con

    una pinza de fragmentos colocada en la

    cresta tibial podem os conseguir traccio-

    nar cranealm ente la tibia y forzar la arti-

    culación hacia medial o lateral si lo nece-

    sitamos (fig. 10). De esta m anera ayuda-

    mos al m ovimiento de palanca obligato-

    rio que hem os de realizar con el separa-

    dor de H ohmann.

    Ya hem os comentado la conveniencia de retirar parte de la

    grasa que cubre el ligam ento intermeniscal porque facilita

    enormemente la visión.

    Flexionamos la rodilla y con ayuda del H ohm ann y de la

    pinza de fragm entos exam inam os am bos m eniscos (fig. 11).

    Si el objetivo es retirar la parte dañada del menisco, debe-

    mos tener cuidado de no lesionar ni estropear lo que de

    sano le queda a la articulación. H ablamos en este caso de

    los ligam entos cruzados, superficie articular, etc.

    Sujetam os la parte desgarrada del m enisco y poco a poco

    con el bisturí iremos desprendiéndola de la parte fija y sana

    (fig. 12).

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    Fig. 10.— Pinzas de fragm entos.

    Fig. 11.— Exploración de los m eniscos.

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    Meniscectomía total

    N os va a posibilitar la elim inación com-

    pleta del m enisco.

    El acceso quirúrgico está ya explicado

    en la técnica anterior.

    M ediante disección cortante con hoja

    de bisturí empezamos cortando el liga-

    m e nto meniscotibial ante ri o r. Pinzam os

    este extremo y vam os liberando las inser-

    ciones capsulares y ligamentosas, pres-

    tando atención en no dañar el ligam ento

    colateral lateral o el colateral m edial,m ás este últim o por estar íntimam ente

    unido a la cápsula articular.

    C on la ayuda del H ohm ann y más con

    la pinza de fragmentos anclada en la

    t u b e rosidad tibial harem os tra c c i o n e s

    anteriores y laterales que facilitarán la

    separación de los cóndilos fem orales, y

    poco a poco iremos liberando el m enisco

    de su ubicación. Será m ejor llevar siem-

    pre el m ismo orden empezando por laregión anteromedial y siguiendo el perí-

    m etro sem ilunar de esta estructura.

    Lavam os y retiram os restos de la articu-

    lación y completaremos la intervención

    de form a rutinaria, tras comprobar la via-

    bilidad de los ligam entos cruzados, cola-

    terales, etc.

    REPARACIÓN PRIMARIA

    H usle y Shires ofrecen esta técnica que

    evitará la escisión m eniscal.

    Simplemente consiste en suturar la parte

    desgarrada, pero la complicación llega

    por la dificultad que entraña la realización

    de tal sutura. Si ya de por sí es difícil ver el

    desgarro, no cabe duda de que hacer sitio

    para reparar esa lesión no es del todo

    accesible en la mayoría de los casos.

    De ser viable, y si el desgarro es longitudinal, la sutura

    debe ser con puntos sim ples y de m aterial no reabsorbible.

    Los autores utilizan N ylon de 3/0—4/0.

    CANALIZACIÓN DE ACCESO VASCULAR

    Es otra de las técnicas de H usle y Shires com o alternativaa la escisión.

    Se trata de crear un canal desde el borde del desgarro

    hasta la sinovia. El objetivo de esta técnica es la respuesta

    fibrovascular, aunque la capacidad de cicatrización m enis-

    cal sea m ínima.

    N o hay resultados a largo plazo y en nuestro caso no hay

    experiencia alguna al respecto.

    AVULSIÓN DEL TENDÓN DE ORIGEN

    DEL EXTENSOR DIGITAL LARGO

    El extensor digital largo se origina en el epicóndilo lateral

    femoral.

    Es una lesión rara y afecta a perros de talla grande o gigan-

    te a una edad temprana, entre los cuatro y los seis meses.

    N o suele coincidir con traum atismos y es unilateral. Esta

    avulsión repentina ocasiona una cojera aguda, dolor en la

    articulación de la rodilla y derrame sinovial.

    Si exploramos detenidamente la articulación notarem os a la

    palpación m ás dolor e inflam ación al presionar lateralmente.

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    Fig. 12.— M eniscectom ía.

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    El extensor digital largo extiende los

    dedos y flexiona el tarso, por lo que ante

    la lesión que describim os, el paciente

    cojeará al tener el tarso extendido y

    soportará difícilm ente su peso.

    C onviene realizar un buen diagnóstico

    con la ayuda de los signos clínicos ya

    descritos y confirmar la lesión radiográfi-

    camente, evidenciando un defecto óseo

    en el epicóndilo lateral. Estas radiografías

    han de realizarse en proyecciones ante-

    roposterior y lateral.

    El tratam iento para resolver esta lesiónes quirúrgico. Si el fragm ento óseo avul-

    sionado es suficientem ente grande, se

    repone en su sitio con un tornillo o se fija

    con agujas de Kirschner.

    Si no se puede sujetar el fragm ento, se

    sutura el tendón a la cápsula articular en

    su cara interna.

    Si se estabiliza convenientemente y se

    mantiene inm ovilizado el m iem bro dos

    sem anas, el pronóstico de esta interven-

    ción será bueno.

    AVULSIÓN DEL ORIGEN DELMÚSCULO POPLÍTEO

    Todas estas lesiones tienen una inciden-

    cia m ínima y m uy raram ente se diagnosti-

    can en clínica veterinaria.

    El anim al padece una cojera repentinacon inflamación y dolor.

    El m úsculo poplíteo se origina en el epi-

    cóndilo lateral fem oral con un tendón que

    contiene el sesam oideo, que lo sujeta fir-

    m emente.

    Desde su origen discurre distalmente

    entre el músculo gastrocnem io y el flexor

    digital superficial. Si el sesam oideo sufre

    una avulsión, el paciente presentará una

    cojera de rodilla y deberemos realizar

    radiografías en dos proyecciones para poner de m anifiesto

    el desplazamiento distal y m edial de dicho sesam oideo.

    El tratamiento consiste en reubicar el sesam oideo avulsio-

    nado en su lugar de origen accediendo lateralm ente. C on

    tornillos y arandelas o agujas sujetaremos el tendón en el

    epicóndilo lateral.

    C onviene inm ovilizar el miem bro afectado con un vendaje

    durante diez o quince días.

    AVULSIÓN DE LA CABEZA DELMÚSCULO GASTROCNEMIO

    El m úsculo gastrocnemio tiene dos puntas de origen en el

    fémur distal. Parten de los sesamoideos o fabelas lateral y

    m edial de cada epicóndilo. Estos huesecillos están íntima-

    mente unidos al fémur por el ligamento femorofabelar.

    En caso de rotura de este ligam ento, la tensión del gas-

    trocnem io tirará distalmente y producirá una cojera de rodilla

    con la sintom atología típica de dolor, inflamación e hiperfle-

    xión tarsal en los casos agudos, y cojera leve abduciendo el

    m iembro en los casos crónicos.

    En radiografías de la rodilla afectada observam os el des-plazamiento distal de la fabela.

    Se res o lve rá de forma quir ú rgica re i mp l a n tando la fa b e la

    en su sitio original y fijándola con agujas, pequeños torni-

    llos, et c .

    El pronóstico es bueno si se fija convenientemente y se evita

    la extensión del tarso mediante un vendaje de todo el m iem -

    bro durante quince días.

    DISRUPCIÓN DEL LIGAMENTO PATELAR

    Es asimismo una lesión rara ocasionada por fuertes trau-

    matismos o heridas punzantes.

    Puede arrancarse el tendón patelar de su inserción en la

    cresta tibial por caídas bruscas en anim ales jóvenes. O tra

    causa es por una m ala fijación de la cresta tibial, error yatro-

    génico, tras realizar una transposición de dicha cresta para

    resolver una luxación rotuliana.

    El diagnóstico será sencillo al realizar una radiografía late-

    ral de la rodilla y ver la rótula desplazada dorsalmente.

    PATO LO G ÍA Y C IRUG ÍA DE LA RO DILLA

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    C APITULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA

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    ESCRIBIREM O S en este capítulo los tipos y categorías de las luxaciones patelares, el cuadro

    clínico que presentan, su diagnóstico y el tratamiento que debe instaurarse en cada caso.Asim ismo, y considerando que m uchas razas de perros toys y miniaturas y algunas razas

    gigantes sufren una importante predisposición a padecer luxación de rótula, explicaremos

    lo que la O rthopedic Foundation for Anim als (O FA) pretende para conseguir ir erradican-

    do este problem a ortopédico, con fundadas sospechas de ser hereditario, los consejos que aporta al

    veterinario que evalúa el problema y la mentalización a los propietarios que deseen criar con perros

    cuyas razas sean sospechosas de padecer esta anom alía.

    Prestaremos mucha atención al tratam iento quirúrgico encaminado a resolver este problema aportan-

    do diversas técnicas correctivas habituales y de fácil resolución.

    JUAN JOSÉ MARTÍNEZ GALDAMES, ANGEL RUBIO DE FRANCIAY JUAN JOSÉ MÍNGUEZ MOLINA

    Centro Clínic o Veterinario Indauc hu 

    Bi lbao 

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    A luxación de rótula

    se define como el

    mal alineamiento delmecanismo del cuá-

    d riceps (m úsculo

    c u á d riceps, ró t u l a ,

    tendón rotuliano y

    tuberosidad tibial) en

    relación al eje longitudinal de la rótula

    entre los cóndilos del fémur. Este alinea-

    miento defectuoso puede ser consecuen-

    cia de una alteración congénita, suscepti-

    ble de ser heredable, o de un traum atismo.Frecuentem ente la luxación de rótula se

    caracteriza por anom alías en todo el

    miembro pélvico, en el que la magnitud

    de la patología m usculoesqu e l é t i c a

    depende del grado y la duración de la

    luxación rotuliana.

    Arkin y Katz demostraron que las fuer-

    zas anormales ejercidas durante el creci-

    miento son las responsables de las defor-

    maciones angulares y de torsión, que enanim ales jóvenes conducen a la luxación

    de rótula.

    Dentro de estas deformaciones se pue-

    den mencionar las siguientes:

    —C oxa vara.

    —C oxa valga.

    —Rotación fem oral.

    —Rotación tibial.

    —Inadecuada alineación de la tuberosi-dad tibial.

    —Displasia de los cóndilos fem orales.

    —Hipoplasia de la cresta medial de la

    tróclea.

    Los animales m ayores que tienen luxa-

    ciones crónicas desarrollan una enferm e-

    dad degenerativa del hueso asociada al

    incorrecto contacto fem oropatelar; no es

    extraño encontrar osteoartritis, surco tro-

    clear poco profundo, form ación de una pseudotróclea en el

    cóndilo m edial, etc.

    Estas luxaciones se clasifican en grados del I al IV, de

    m enor a mayor gravedad:

    -G rado I: la rótula puede luxarse con la rodilla extendida

    pero, al soltar la presión digital, vuelve a su sitio.

    -G rado II: podemos colocar la rótula en su posición ana-

    tóm ica o luxada, sin necesidad de sujetarla. Se puede fle-

    xionar la rodilla con la rótula luxada.

    -G rado III: la rótula está perm anentemente luxada pero se

    puede reducir manualmente, aunque al soltarla vuelve a

    luxarse.

    -G rado IV: la rótula está permanentemente luxada y nopuede reducirse m anualmente.

    INCIDENCIA DE LA LUXACIÓN ROTULIANA

    Luxación medial

    —Supone un 75-80% de los casos.

    —Es bilateral en un 35-50% de los casos.

    —Diez veces más frecuente en razas pequeñas que en

    grandes.

    —Tres de cada cinco animales afectados son hem bras

    (para algunos autores el 50%).

    —M ayor incidencia en razas miniatura y pequeñ a s :

    Yorkshire, Pequinés, C hihuahua, Boston Terrier, Pom eranias.

    Luxación lateral

    —Supone un 20-25% de los casos.

    —Se presenta en animales adultos (5-8 años) de razaspequeñas o en animales jóvenes de razas gigantes (G ran

    Danés, San Bernardo, Lebrel Irlandés, etc.).

    —El 50% de los casos se da en razas grandes.

    CUADRO CLÍNICO

    Luxación medial

    Este tipo de luxaciones no suele causar una claudicación

    aguda a menos que sea de origen traum ático. Si un animal

    C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA

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    con luxación crónica de rótula presenta

    una cojera aguda con dolor en la rodilla,

    hay que exam inarlo con cuidado, bus-cando alguna otra lesión concomitante,

    como puede ser la rotura del ligam ento

    cruzado anterior (15-20% de los afecta-

    dos de luxación medial de m ediana o

    avanzada edad), debido a la no coope-

    ración del m ecanismo del cuádriceps con

    el LC A en la estabilidad antero-posterior

    de la rodilla.

    Los animales afectados de esta luxa-

    ción, se encuentran frecuentem ente conuna deform ación en varo de los miem bros

    posteriores (abiertos) y caminan con las

    rodillas flexionadas, debido a su incapa-

    cidad para extenderlas.

    C uando la luxación no es tan grave,

    suelen presentar una cojera transitoria por

    la que el anim al cam ina a veces sin apo-

    yar la extremidad afectada y otras nor-

    m almente. También es frecuente que los propietarios indi-

    quen que el animal lanza patadas al aire (intentando volver

    a colocar la rótula en su sitio).

    Luxación lateral

    En los anim ales adultos (norm a l m e n te de razas pequ e-

    ñas), los signos pueden desarro l l a rse rá p i d a m e n te y es

    posible que vayan asociados a pequeños traum as o activi-

    dad enérgica. La mayoría de las luxaciones late rales son

    de grado I o II y los cam bios en el hueso son similares a

    los descri tos en la luxación m edial, pero los anim ales afe c-

    tados tienen una mayor incapacidad funcional. La post u rac a ra c te r í stica es con las rodillas hacia dentro y los pies

    hacia fuera. Una luxación bilate ral repentina puede hacer

    que el anim al sea incapaz de soste n e rse y sim ule una

    e n fe rm edad neuro l ó g i c a .

    C uando afecta a razas grandes y gigantes suele ser bila-

    teral y aparece a la edad de 5-6 m eses. En estas razas suele

    ser consecuencia de un aum ento del ángulo de inclinación

    del cuello fem oral (coxa valga) y un aum ento de la antever-

    sión del cuello femoral; esto da lugar a una rotación interna

    del fém ur con torsión lateral y deformación en valgus delfémur distal, con desplazam iento lateral del m ecanism o del

    cuádriceps y de la rótula.

    DIAGNÓSTICO

    1. Anamnesis: según la edad, raza, descripción de la cojera,

    etc.

    2. Inspección: por las deformaciones del m iem bro en varo

    (luxación m edial) o en valgo (luxación lateral). Por el aspec-to de la rodilla.

    3. Palpación: de todas las estructuras palpables de la rodi-

    lla, no sólo para estimar el grado de luxación, sino también

    para valorar la estabilidad, inflamación, laxitud y cam bios

    degenerativos.

    4. Ra d i o grafía: idealm ente se debería ra d i o gra fiar to d o

    el m iem bro pélvico, desde la cadera hasta el ta rso y en

    p royección ante ro - p o ste rior (fig. 1) y medio-late ral (fig. 2).

    Tam bién es inte re s a n te realizar ra d i o grafías con la ro d i l l a

    fl exionada en posición ta n gencial a la rótula (Sky line)

    C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA

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    Fig. 1.— Radiografía m ediolateral.

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    C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA

    para ver la desituación de la m ism a y

    apreciar la profundidad del surco inter-

    condíleo (fig. 3).

    GRADOS DE LUXACIÓN SEGÚNLA ORTHOPEDIC FOUNDATIONFOR ANIMALS

    Grado I

    • Luxación interm itente que ocasional-

    m ente causa cojera.

    • La rótula se puede luxar manualm enteal extender la articulación pero vuelve a

    la tróclea de inm ediato. N o hay crepita-

    ciones.

    • La desviación de la cresta tibial es

    mínima y hay una leve rotación de la tibia.

    • La flexión y extensión de la rodilla no

    causa una abducción del tarso.

    Grado II

    • La luxación llega a ser m ás o menos perm anente en algu-

    nos casos.

    • Bajo anestesia general es posible reducir la luxaciónm anualm ente girando la tibia, pero la rótula vuelve a luxarse

    cuando cede la tensión de la articulación.

    • Puede existir hasta 30° de desviación de la cresta tibial.

    • C uando la rótula se encuentra medialmente, el tarso está

    ligeramente abducido.

    • Si ocurre bilateralmente, el animal carga el peso en sus

    miem bros anteriores.

    • M uchos animales con luxación en grado II viven razo-

    nablemente durante m uchos años, pero esa continua luxa-

    ción lleva a desgastar los labios de la tróclea y a erosionarla superficie articular de la patela.

    Grado III

    • La rótula está perm a n e n te m e n te luxada con to rsión de

    la tibia y desviación de la cre sta hasta 50°. M uchos ani-

    m ales usan los m iem bros afe c tados apoyándolos en sem i-

    fl ex i ó n .

    • La flexión y extensión de la articulación causa abducción

    y adducción del tarso.

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    Fig. 3.— Radiografía tangencial o Skyline.

    Fig. 2.— Radiografía anteroposterior.

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    las razas, representando un 75 u 80% de los casos, siendo

    bilaterales el 20-25% de ellas.

    Se identifican tres tipos de pacientes:

    —N eonatos y cachorros de corta edad que presentan ano-

    m alías anatóm icas y funcionales al em pezar a andar. Estos

    animales tienen luxaciones en grado III o IV.

    —Animales jóvenes o m aduros con grados II y III de luxa-

    ción que habitual o interm itentem ente presentan un paso

    anorm al que se evidencia clínicamente m ás cuando em peo-

    ran los síntom as.

    —Animales m aduros con grados I y II que presentan repen-

    tinas cojeras por problemas añadidos de tejidos blandosconsecutivos a traum as menores ó al empeorar la enferm e-

    dad degenerativa articular.

    Los signos clínicos varían dra m á t i c a m e n te con el gra d o

    de luxación. En grados I y II la cojera es ev i d e n te sola-

    m e n te cuando la rótula está luxada. Leva n tan la pata con

    la rodilla fl exionada pero tocan el suelo cada tres o cua-

    t ro pasos.

    En grados III y IV los animales andan agachados con las

    patas arqueadas (genu varum), girando los pies hacia el inte-rior y cargando el peso en los miembros anteriores. La luxa-

    ción permanente im posibilita al cuádriceps para extender la

    rodilla.

    La extensión de la rodilla perm ite la reducción de las luxa-

    ciones de grado I y II.

    Puede haber dolor en algunos casos, especialmente cuan-

    do aparece condrom alacia en la rótula o en los cóndilos.

    Luxación lateral en razas toy y miniaturas

    Las luxaciones laterales en las razas pequeñas a m enudo

    aparecen entre los cinco y los ocho años de edad. N o pare-

    ce que se trate de un problem a hereditario.

    Las anom alías esqueléticas son relativamente menores.

    La m ayoría de las luxaciones son de grado I y II y los cam -

    bios óseos son sim ilares, aunque opuestos, a los descritos en

    la luxación m edial.

    Los perros tienen m ás incapacidad funcional en la luxación

    lateral que en la m edial.

    En animales maduros, los signos pueden desarrollarse rápi-

    • La tróclea es muy poco profunda y a

    veces totalmente plana.

    Grado IV

    • La tibia se encuentra torcida m edial-

    m ente y la cresta tibial puede alcanzar

    una desviación de 50 a 90°.

    • La rótula está permanentem ente luxa-

    da. La tróclea femoral está ausente o

    incluso puede ser convexa. Los anim ales

    con luxación en grado IV cam inan aga-

    chados con los miem bros parcialmenteflexionados.

    CLASIFICACIÓN SEGÚN LAORTHOPEDIC FOUNDATIONFOR ANIMALS

    —Luxación medial en razas toy, m iniatu-

    ras y razas grandes.

    —Luxación lateral en razas toy y minia-

    turas.—Luxación lateral en razas grandes y

    gigantes.

    —Luxación lateral o m edial debidas a

    traum atismo.

    Luxación medial en razas toy,miniaturas y razas grandes

    Son luxaciones denominadas “congéni-

    tas”porque ocurren en etapas precoces yno tienen relación con traum atismos.

    Aunque la luxación no esté presente en

    el nacimiento, las deformaciones anató-

    micas que causan estas luxaciones sí

    están ya en ese m omento y son respon-

    sables del problem a futuro. Esta luxación

    patelar debe considerarse com o una

    enfermedad hereditaria.

    La luxación m edial es con mucho bas-

    tante m ás común que la lateral en todas

    C APÍTULO III LUXAC IÓ N DE RÓ TULA

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