Patrones de Crianza

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Patrones de Crianza Si bien es cierto que muchos de estos patrones son eficaces para la supervivencia de los niños, también es importante anotar que existen muchos de ellos que no solo no favorecen su desarrollo integral, sino que atentan contra él. “Las actitudes de los padres hacia los hijos no pueden abordarse desde un supuesto e históricamente problemático amor de los progenitores, sino que dependen de dinámicas económicas y demográficas, de condicionamientos atávicos y esquemas culturales” (Uliviere, 1986). En muchas formas la crianza de los niños y niñas se percibe como una ocupación que produce además de angustia, fatiga y que si se puede se confía a otros para que la realicen. Una visión del niño y de la niña como seres con inclinaciones perversas, que centra la práctica educativa en el castigo, en la corrección de los comportamientos desviados de las normas establecidas, se sistema en el interés de imponer sobre ellos la autoridad y propone moldear a través del cumplimiento rígido de un conjunto de normas que los padres ya han experimentado en su infancia y adolescencia. Para muchos padres existe una necesidad real o fantaseada de tener “el deber” de ejercer control sobre el comportamiento de sus hijos, estos padres son seres humanos agobiados por su historia que recurren a la violencia como único esquema posible de enfrenamiento a la situación de dificultad que plantea el hijo. De ahí la necesidad de conocer cuales son esos patrones que están caracterizando la crianza y cuales de ellos particularmente, los relacionados con los comportamientos y la disciplina podrían, gracias a una reflexión consciente de los padres cambiarse en pautas positivas en las que prevalezca el buen trato. Los patrones de crianza son influenciados por la cultura, el momento histórico, la familia, además de la escuela y hoy en día 1

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Patrones de Crianza

Si bien es cierto que muchos de estos patrones son eficaces para la supervivencia de los niños, también es importante anotar que existen muchos de ellos que no solo no favorecen su desarrollo integral, sino que atentan contra él. “Las actitudes de los padres hacia los hijos no pueden abordarse desde un supuesto e históricamente problemático amor de los progenitores, sino que dependen de dinámicas económicas y demográficas, de condicionamientos atávicos y esquemas culturales” (Uliviere, 1986).

En muchas formas la crianza de los niños y niñas se percibe como una ocupación que produce además de angustia, fatiga y que si se puede se confía a otros para que la realicen.

Una visión del niño y de la niña como seres con inclinaciones perversas, que centra la práctica educativa en el castigo, en la corrección de los comportamientos desviados de las normas establecidas, se sistema en el interés de imponer sobre ellos la autoridad y propone moldear a través del cumplimiento rígido de un conjunto de normas que los padres ya han experimentado en su infancia y adolescencia.

Para muchos padres existe una necesidad real o fantaseada de tener “el deber” de ejercer control sobre el comportamiento de sus hijos, estos padres son seres humanos agobiados por su historia que recurren a la violencia como único esquema posible de enfrenamiento a la situación de dificultad que plantea el hijo.

De ahí la necesidad de conocer cuales son esos patrones que están caracterizando la crianza y cuales de ellos particularmente, los relacionados con los comportamientos y la disciplina podrían, gracias a una reflexión consciente de los padres cambiarse en pautas positivas en las que prevalezca el buen trato.

Los patrones de crianza son influenciados por la cultura, el momento histórico, la familia, además de la escuela y hoy en día los medio de comunicación masiva que también está influenciado por la cultura y el momento histórico. Los patrones de crianza son formas de educar o formar en donde se dan forma a las actitudes y comportamientos, es por eso que la familia tiene la influencia más poderosa.

Tomando en cuenta lo anterior, se entenderá como patrones de crianza a las formas o maneras en que se forma y educa las actitudes, comportamientos, formas de comunicación y expresión que se transmiten de padres a hijos. Estas formas de educar y formar tienen un impacto a lo largo de la vida del individuo. Como aquellos usos o costumbres que se transmiten de generación en generación como parte del acervo cultural, que tienen que ver como los padres crían, cuidan y educan a sus hijos, dependen de lo aprendido, de lo vivido y esto, de la influencia cultural que se ejerce en cada uno de los contextos y en cada una de las generaciones.

Para estudiar los patrones de crianza debemos tomar al hombre como el resultado de un proceso social, que depende del contexto y la cultura que vive el ser humano.

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Etimología:

Patrón: Es un precepto o enseñanza que sirve de ejemplo para imitar. Es un modelo de virtudes y perfecciones o de vicios y maldades.

Crianza: Es la acción y efecto de criar, cuidar, alimentar a los hijos, instruir, educar y dirigir.

En general podemos decir que son principios que rigen el cuidado, la instrucción, la educación de los hijos para la formación del carácter y desarrollo de su personalidad, así como los métodos de disciplina necesarios para su aplicación. En Psicología, se puede decir que son prácticas cotidianas dentro de la familia orientadas a la enseñaza de los valores, costumbres, normas y prácticas religiosas para que los niños puedan desenvolverse en la sociedad en que viven.

En La Historia

Desde la antigüedad hasta el sigo IV D.C. existió un patrón de crianza que se llamaba MODO INFANTCIDA. En esa época los niños eran un objeto de sacrificio para el emparedamiento de las ciudades, creyendo que al tener cuerpos de niños, las paredes podrían soportar más y se han encontrado fósiles en diferentes lugares como Jericó. También eran sacrificados a los dioses como un modelo tal como en la antigua Grecia. Esto nos indica que estos patrones eran parte de la cotidianidad e incluso se cree que eran preparados para estos sacrificios.

A partir del siglo IV al XIII, el patrón usado fue llamado MODO DE ABANDONO. Esto era dado a que los niños no eran tomados en cuenta para nada, incluso se les creía sin alma. Se les temía u odiaba, pues no se entendía el comportamiento; esto hacía que muchos de ellos fueran objeto de intercambio por objetos para los padres más importantes y se les daba palizas y castigo con el objeto de sacar los malos espíritus que tenían.

Del siglo XIV al XVII se instalo el MODO AMBIVALENTE, pues llega a entenderse que los niños pueden llegar a relacionarse y deben llegar a ser a imagen del padre o la madre. Esto significa que los niños serán como el padre y la niña como la madre.

Durante el siglo XVIII el patrón cambia y se le llama MODO DE INTROMISIÓN, pues comienza a reconocérsele como persona y su vida es invalida. Se reza con ellos pero no se juega y se les hace obedecer a través de golpes, castigos, amenazas y culpa. En este siglo nace la pediatría como una corriente de la medicina que se preocupa por la niñez.

Desde el siglo XIX a mediados del siglo XX, al patrón de crianza se llama MODO DE SOCIALIZACIÓN, pues los niños son educados y orientados hacia las formas de relacionarse con los demás. En esta época nace la Psicología, preocupándose del niño

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con Freud, Skinner. Freud habla sobre el complejo de Edipo masculino y femenino. Continúan los golpes y diversas formas de maltrato.

En la segunda mitad del siglo XX el patrón de crianza es llamado MODO DE AYUDA, pues el padre se convierte en el ayudante del hijo. Se llega a saber y hacer casi un dogma en que el niño es el que sabe mejor lo que necesita. El padre se vuelve un amigo y terapeuta, pero pierde la imagen de la autoridad y no hay disciplina. Esto también implica falta de limites y el niño de alguna manera es abandonado a su suerte. Esto se da sobre todo en los países desarrollados y en algunos sectores de los países en vías de desarrollo.

Podemos también ver, ahora a finales del siglo XX, que aunque se sabe que el niño no es objeto, sino una personita, los modos con que se practican los patrones van desde abandono y maltrato de todo tipo hasta la sobreprotección.

Funciones de los Patrones de Crianza:

Transmisión de la cultura (normas, valores, costumbres, etc.)

Transmisión de un sistema de relaciones interpersonales

Tipos de los patrones de crianza:

Los tipos de patrones serán según sean los padres, pero en general podemos decir que son:

1. Sobreprotectores2. Autoritarios3. Democráticos4. Laissez Faire (permisivos)5. Inconsistentes

Si los patrones de crianza son adecuados refuerzan los valores morales, ideales, éticos, sociales y los resultados serán que el niño podrá construir relaciones afectivas y solidarias y tendrá capacidad de enfrentarse a la vida.

Si los patrones de crianza son inadecuados refuerzan comportamientos y conductas que llevan a problemas especialmente de malas relaciones interpersonales que se proyectan en el trabajo, escuela o en cualquier otro ámbito donde se desarrolla la persona y el impacto se observa en el interminable número de comportamientos que pueden llevar hasta la violencia intrafamiliar. Los resultados serán el establecimiento de relaciones jerárquicas, mantenimiento del orden y la disciplina de forma violenta y provocará altos niveles de ansiedad y que no conozca límites. Estos patrones pueden producir traumas emocionales como producto del maltrato y abuso, debido a que dentro

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de la cultura machista en que se vive creemos que es necesario el golpe y maltrato para poder educar a los niños.

Entre los tipos de patrones de crianza podremos ver varios que son la base para otros patrones más específicos. Entre estos patrones de crianza básicos están:

1. Rígidos: Hay muy poca relación entre los miembros de la familia, reglas severas, los hijos tienen muy poco espacio para expresar sus pensamientos y sentimientos y los miembros no sienten la necesidad de cambio.

2. Flexibles: Existe comunicación clara, lo que se dice se hace, tienen reglas que pueden ser cambiadas si es necesario, pues lo que interesa es el beneficio de la familia, el bien común.

3. Permisivos: Las reglas son flojas y normalmente las ponen los hijos. Estos hacen lo que quieren y no tienen control ni supervisión de los padres o encargados.

4. Inconsistentes: Las reglas y los limites no son claros, el criterio de los padres varía, pues a veces permiten hacer cosas a sus hijos que otras veces no permiten. Un momento les deja pasar las cosas y en otro se les castiga fuertemente.

PatronesAdecuados

Patrones Inadecuados

Aceptación Afecto Aprobación Autonomía Comunicación Dignificación y reconocimiento Limites Respeto Lealtad

Rechazo Indiferencia Critica Sobreprotección Mala comunicación Incomunicación Desvalorización Anarquía Irrespeto

Además de los patrones mencionados es imprescindible tomar en cuenta los patrones de género, pues éstos van a formar parte muy intrínseca de la personalidad del ser humano y la cultura en que se desarrolle su contexto. Dentro de estos patrones se puede mencionar el machismo y la sumisión, que traerá consigo tanto el ejercicio del poder como la aceptación incondicionada de la jerarquía.

Los patrones de crianza se convierten luego en patrones de conducta que han sido aprendidos, y que pueden originar conflicto en las familias, cuando estas conductas ya han perdido vigencia en el contexto o ambiente en que se desarrolle el ser humano. Dado que han sido aprendidas, también pueden desaprenderse y adquirir nuevos

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patrones de conductas, pero para que esto se dé debe haber conciencia de la necesidad; además de decisión y deseo de cambio.

A continuación se describen algunos patrones de crianza adecuados e inadecuados que pueden ayudar a entender como serán los patrones de crianza futuros:

Respeto: Es una consideración aprendida en la familia que tiene una connotación muy especial en la que cada uno de sus miembros se le acepta por el lugar que ocupa, por el género que tiene, por sus rasgos físicos y sus características individuales, sin menospreciar en ningún momento a nadie. Las personas que viven en ambiente de respeto mantienen relaciones interpersonales con equidad.

Responsabilidad: “Capacidad y obligación de responder a las consecuencias de sus actos realizados” (Dorsch, Friedrich 1981). Al niño desde muy pequeño se le debe crear conciencia de que cualquier acto tiene consecuencias positivas o negativas.

Lealtad: Es el cumplimiento o fidelidad a los principios transmitidos de padres a hijos. Por ejemplo, cuando los hijos siguen normas rígidas impuestas por los padres y que se continúan practicando aunque estos ya estén muertos.

Ética: Es la transmisión de los valores éticos, sociales, religiosos, costumbres, tradiciones de una generación a otra.

Rechazo: “Es no aceptar, contradecir, resistir y criticar”, el contacto con otra persona. Si pensamos en una madre que fue rechazada, tiende a rechazar a sus hijos. Si el rechazo viene por parte del padre puede mostrarse indiferente, apático a tal punto que no le importa el bienestar físico y emocional del niño o bien se mostrara violento y agresivo, provocando un hostigamiento constante en los miembros de la familia. El rechazo puede producir en una persona inseguridad, aislamiento, baja autoestima, desvalorización.

Sobreprotección: “Es el cuidad excesivo o la ayuda inapropiada hacia los hijos. Los vuelve incapaces que influye en su vida personal y laboral pues inhibe la creatividad, el entusiasmo, la iniciativa y se tiende a buscar aprobación de todas las actividades que se realizan en todos los ámbitos”.

Comparaciones: “Fijan la atención en las relaciones que existen entre dos o más personas o cosas”. El comparar a dos hijos, o al esposo de una con el de la otra, pueden influir en que sientan inadecuados o incompetentes, desvalorizados para realizar sus tareas diarias.

Injusticia: Es no dar a cada cual como en derecho y razón lo que le corresponde. Por ejemplo la actitud de un esposo que deja a cargo de la esposa la educación, disciplina de los hijos y trabajo de la casa. Cada uno de éstos patrones de relación interpersonal y de actuación parecen más bien normas rígidas que posteriormente rigen la relación de pareja y alimentan el conflicto.

Machismo: Es la exageración de las características masculinas y las creencias de que el hombre es superior a la mujer. Aspecto que es su mayoría es inculcado por el padre y reforzado por la madre. En nuestro país se observa que a los niños se les enseña y refuerza los roles sexuales tradicionales “llorar es de nenas”, “las tareas de la casa son cosa de mujeres”, “la calle es para los hombres”.

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La escuela es considerada como el segundo hogar del niño y es el lugar donde se refuerzan sus modelos de conducta, por medio del ejemplo del maestro, hábitos, costumbres, responsabilidad que a lo largo de su vida los proyectará en el ámbito en que se desarrolle. Esto se verá reflejado en el cumplimento de tareas, asistencia a clases, respeto a los maestros y otros.

En el plano social los patrones de crianza son influenciados y reforzados por los medios de comunicación, que presentan el rol clásico “del hombre” dominante, decidido, aventurero, competitivo, seductor, macho, disimulado con sus emociones, objetivos, lógicos, prácticos. Y la mujer como sumisa, sufrida, ama de casa, dócil, dependiente, poco aventurada, susceptible, insegura y utilizada como objeto sexual.

Los psicólogos sociales y comunitarios, así como educativos debemos pensar en utilizar estrategias y técnicas, con grupos de padres de familia y maestros, que permitan hacer consciente los patrones de conducta inadecuados, para que se transformen en adecuados y se logre proporcionar a los niños patrones de crianza adecuados, APRA que en un futuro estos puedan construir una sociedad menos violenta, más comunicativa y con relaciones interpersonales más adecuadas, sin perder nuestra cultura ni nuestras raíces.

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