Paulina Rodriguez

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EDUCACIÓN es el modo utópico en que se piensa el generador de pensamiento crítico, de movilidad social y de su- peración del aletargamiento o alienación que como masa orientada al consumo experimentamos, por lo que, para no quedar reducida a una palabra vaga y/o idealizada, debe suponer una reformulación del con- cepto, como también una comprensión cabal de cómo y qué es la educación, en Chile (y el mundo).

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Folleto Educación

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EDUCACIÓN

es el modo utópico en que se piensa el generador de pensamiento crítico, de movilidad social y de su-peración del aletargamiento o alienación que como masa orientada al consumo experimentamos, por lo

que, para no quedar reducida a una palabra vaga y/o idealizada, debe suponer una reformulación del con-cepto, como también una comprensión cabal de cómo y

qué es la educación, en Chile (y el mundo).

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El retiro, mayo 2012

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La educación es determinante a la hora de definir nuestra conducta auto-opresiva, violenta, reac-cionaria, en respuesta a aquello que nos han in-culcado, dado que, en su faceta “tradicional”,

resulta ser altamentE opresiva. Muchos nos cuestionamos el modo en que queremos ser educados, nos preguntamos qué papel jugaría

la educación en o para una posible transformación social, personal, vivencial y/o real.

En amplios términos, la educación podría reducir-se A los canales a través de los cuales es trans-mitida: medios (información cotidiana), familia

(hogar, casa y educación como valor moral) vincu-lada directamente a la Institución (colegio, es-cuela, religión) asignada dentro de la gran gama

de posibilidades que el sistema ofrece.

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ANAL FABETO

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El tipo de educación o forma-

ción valórica basada en preceptos esta-blecidos, serían un principio básico que rige a nuestra so-

ciedad, que la cons-tituye como tal, a partir de enseñan-

zas y/o comportamientos que se transfieren y que interiorizamos, adoptamos, hacemos nues-tros, por tanto identificamos. A partir de ésto se construye lo que conocemos como moral. La moral y las “buenas costum-bres”, sería una forma de adoctrinamiento que al imponernos una verdad externa e impuesta, basada en dogmas y que no so-mos capaces de cuestionar, poner en duda y si es necesario,

superar, nos encarcela en nuestro propio pen-sar, poniéndonos ba-rreras a pensar dife-rente y cuestionar lo dado, entonces nos au-to-oprimimos, a la vez que auto-violentamos. La moral determinaría qué es bueno y malo, a priori. Lo valórico no sería en sí un problema de no ser por el des-ajuste que existe entre aquellas “virtudes” in-culcadas y el comporta-miento “in-virtuoso” e impío de quienes hemos crecido bajo estos pre-ceptos, e incluso por parte de los mismo que

promueven dichos valores.

EDUCACIÓN = EFICIENCIA, VIOLENCIA, SUBORDINACIÓN, OPRESIÓN.

La masturbación es un tema tabú en nuestra sociedad “valórica-cris-tiana”, por el hecho de buscar el placer por sí mismo y no apuntar hacia la procreación en ninguna medida: es un acto moralmente repro-bable , siendo que es algo natural pero que no se nos enseña como tal, por lo que en el momento de experimentarlo opera la represión en su máximo esplendor, la culpa, la vergüenza y la auto-condena. Si nadie nos mira cuando lo hacemos ¿por quién nos sentimos oprimidos, reprobados? La respuesta parecería simple: por nosotros mismos. Ha-blar abiertamente de la masturbación podría sonar algo violento para algunas personas, pero A SU VEZ parece pertinente y necesario tratar de liberar a la palabras del juicio de que están cargadas. buscar la liberación a la condena auto-impuesta respecto de algo que es natu-ral. tomar conciencia crítica sobre el umbral de la opresión, que ha pa-sado a transformarse en auto-represión.

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es la Iglesia la que determina que la sexuali-dad apunte únicamente a la procreación , pues es pecaminosa, impura y sucia, pero ¿es natu-ral?. La respuesta moralizante, por tanto, es el prejuicio y la auto-represión, entendida como la contención de nuestros propios y na-turales impulsos. Es algo “malo”, que debemos desconocer. La posible formación, educación, como enseñanza cuestionadora y que apunte ha-

cia el desarrollo espiritual propio y colectivo se reduce a una imposición valórica “virtuosa” impuesta, que nuevamente nos somete y oprime, convirtiéndonos a su vez en seres altamente

desvirtuados.Respecto del tema de la sexualidad, si hablamos del modelo educativo-represivo eclesiástico, cuya doctrina enseñada a través de los valo-

res morales nos enseña qué es lo que está bien y lo que no como un apriorismo y sin generar a la par una consciencia crítica sobre ello. nos imponen una cultura basada en los prejuicios, en lo dado de antemano y en el enjuiciar todo aquello que distinguimos como negativo, y asu-mir como normalidad todo aquello que entendemos como “positivo”, y en esta categoría entran los

valores impuestos por el sistema. La sexualidad basada en la doctrina bíblica,

apuntaría a la procreación y cualquier acto que atente contra esto es llamado fornicación, por tanto: es malo, se debe avergonzar uno de ello

y en todo momento enjuiciar moralmente. Como toda enseñanza doctrinaria, nos deja fue-ra el propio modo de pensar esta cuestión, so-bre todo por el hecho de que nuestros padres han crecído con los mismo principios y nos lo transmiten, muchas veces, sin darse cuenta;

igualmente adoctrinados.

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MENOS OPRESIÓNMAS TURBACIÓN

ÉL TAMBIÉN SE CUESTIONA ?.qué es la educación

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A través de la estructura, como conformación física que a la vez cons-tituye un imaginario, se desglosa un ámbito inmaterial que da lugar al cuestionamiento de lo impuesto. Lo que se proyecta sobre la pizarra es el video-registro de una intervención realizada en Sausalito, donde a través del cuestionario aplicado a diversos alumnos del campus, se bus-caba demostrar cómo hacemos propias las imposiciones, a la vez que un lenguaje que no es el propio, el que resta significado a las palabras, que determina la univocidad de sentido, de comportamientos, de apa-riencias. Lenguaje que esconde otros temas fundamentales que no tienen lugar al interior de la estructura educacional, o bien no se eviden-cian como tales, la libertad y la violencia, por ejemplo. Si bien este cuestionario fue al menos cincuenta veces aplicado, tanto a compañeros de mi Instituto, como a familiares y amigos, no buscaba apropiarme del pensamiento de cada uno sobre los conceptos propuestos, sino generar una instancia donde, sin imposición alguna mas que la voluntad de cada uno de participar en una actividad no antes vista, se diera a sí mismo un espacio de aparente libertad para cuestionar una lógica de comporta-miento tan perfectamente asimilada, que hace que no nos percatamos de ella.

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edicionesjulio 2012

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