PAUTAS EDUCATIVAS

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Equipo de Orientación Educativa Málaga – Este C.E.I.P. Miguel Hernández Avda. Dr. Gutiérrez Mata s/n Tel./FAX: 951 29 35 23/24 e-mail: [email protected] PAUTAS EDUCATIVAS ORIENTATIVAS Los padres y madres son los primeros responsables de la educación de sus hijos y no deben conformarse con dejar al niño/a en la escuela y que sea solamente el profesorado los únicos responsables. A continuación vamos a exponer algunas ideas interesantes sobre la conducta de los niño/as y algunas pautas educativas. DEBEMOS SABER QUE: La mayoría de lo que un niño/a hace, piensa y siente son conductas aprendidas. Las rabietas, agresiones, peleas, miedos, timidez, desobediencia, problemas con las comidas,... y muchas otras conductas que presentan los niño/as/as durante el desarrollo de su personalidad, los aprenden, no nacen con ellos. En este aprendizaje intervenimos los adultos de forma activa e importante. La conducta de los niños/as depende de las consecuencias que ésta tiene Para que un niño/a aprenda una conducta es necesario que esta conducta vaya seguida de una recompensa o reforzador positivo. La atención, las palabras de elogio y aprobación se llaman reforzadores positivos porque refuerzan y consolidan las conductas. Hay muchos reforzadores positivos que podemos utilizar con los niño/as: sonrisas, caricias, escucharles, contarles cuentos, dejarles jugar,... Cuando la conducta de un niño/a no es reforzada, es decir no va seguida de consecuencias agradables, es menos probable que vuelva a ocurrir en el futuro, se debilita y desaparece. Sin darnos cuenta, a veces reforzamos y fomentamos conductas inadecuadas... Con frecuencia prestamos más atención a las conductas molestas de los niño/as que a las que son adecuadas. Muchos padres y madres dan por sentado que los comportamientos adecuados y deseables los tienen que manifestar los niño/as “porque es su deber” o “porque es natural que lo haga” y por tanto, aún viéndolos, no los elogiamos ni premiamos. Sin embargo, la atención es constante (“sermones”, “castigos”...) cuando la

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Equipo de Orientación Educativa Málaga – Este C.E.I.P. Miguel Hernández

Avda. Dr. Gutiérrez Mata s/n

Tel./FAX: 951 29 35 23/24

e-mail: [email protected]

PAUTAS EDUCATIVAS ORIENTATIVAS Los padres y madres son los primeros responsables de la educación de sus hijos

y no deben conformarse con dejar al niño/a en la escuela y que sea solamente el

profesorado los únicos responsables.

A continuación vamos a exponer algunas ideas interesantes sobre la conducta

de los niño/as y algunas pautas educativas.

DEBEMOS SABER QUE:

• La mayoría de lo que un niño/a hace, piensa y siente son conductas aprendidas. Las rabietas, agresiones, peleas, miedos, timidez, desobediencia, problemas con las comidas,... y muchas otras conductas que presentan los

niño/as/as durante el desarrollo de su personalidad, los aprenden, no nacen con

ellos. En este aprendizaje intervenimos los adultos de forma activa e importante.

• La conducta de los niños/as depende de las consecuencias que ésta tiene

• Para que un niño/a aprenda una conducta es necesario que esta conducta vaya seguida de una recompensa o reforzador positivo. La atención, las

palabras de elogio y aprobación se llaman reforzadores positivos porque

refuerzan y consolidan las conductas. Hay muchos reforzadores positivos que

podemos utilizar con los niño/as: sonrisas, caricias, escucharles, contarles

cuentos, dejarles jugar,...

• Cuando la conducta de un niño/a no es reforzada, es decir no va seguida de consecuencias agradables, es menos probable que vuelva a ocurrir en el

futuro, se debilita y desaparece.

• Sin darnos cuenta, a veces reforzamos y fomentamos conductas inadecuadas...

• Con frecuencia prestamos más atención a las conductas molestas de los niño/as que a las que son adecuadas. Muchos padres y madres dan por

sentado que los comportamientos adecuados y deseables los tienen que

manifestar los niño/as “porque es su deber” o “porque es natural que lo

haga” y por tanto, aún viéndolos, no los elogiamos ni premiamos. Sin

embargo, la atención es constante (“sermones”, “castigos”...) cuando la

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conducta es inadecuada y así el refuerzo (la recompensa) que el niño/a

recibe es inmediato.

• Un niño/a que recibe poca atención por sus conductas adecuadas puede descubrir que “portándose mal” es la manera de obtener mayor atención de

los adultos. Entonces es muy probable que repita esas conductas y que se

hagan cada vez más frecuentes (es la mejor forma de tener toda nuestra

atención aunque sea para “reñirle”).

• Los niño/as también aprenden por imitación.

• Los niño/as aprenden a hacer, sentir y pensar más bien aquello que ven y oyen que aquello que les ordenamos que hagan. Así ocurre cuando les

decimos a gritos que hablen en voz baja; cuando les pedimos que nos

escuchen y nosotros no les escuchamos; cuando les pedimos que no peguen

a los demás mientras les estamos dando unos “cachetes”,... QUÉ NO DEBEMOS HACER: • No debemos recurrir al destino y a la herencia para explicar la conducta de nuestros hijos/as. Por ejemplo: “si es que ha nacido así”; “ha salido a su .......”; “le sale de dentro”;... Esto fomenta en los padres y madres actitudes fatalistas y de

desánimo; el niño/a acaba pensando también de sí mismo que “es incorregible”. En

estas condiciones es poco probable que desee a cambiar y que sepa cómo hacerlo.

• No debemos poner etiquetas. (Por ejemplo, tales como: “es malo”, “es pegon”, “es agresivo” , “es inquieto”, ...). La conducta de los niño/as cambia con

el paso del tiempo, según las circunstancias y de una situación a otra. Sin embargo

las etiquetas nos hacen ver a los niño/as como inalterables, les marcan a veces,

irremediables para toda la vida.

• No debemos intentar persuadirles mediante sermones. Lo mejor es actuar de

un modo tranquilo, sereno y sin muchas palabras. Recuerda que sermonear, gritar,

poner cara de desesperación... es una manera de prestar atención y, por tanto, de

reforzar conductas que no deseamos.

• No debemos recurrir a los gritos, amenazas, arranques de cólera o a castigos físicos cuando se comporten inadecuadamente. Recordemos que estamos sirviendo de modelos y que debemos “dar ejemplo” mediante nuestro

propio comportamiento. Además esta postura sólo consigue, a veces, la

desaparición momentánea de la conducta problemática, pero a su vez puede:

- ocasionar al niño/a daños físicos y psicológicos.

- que el niño/a aprenda a castigar del mismo modo.

- que el niño/a “se acostumbre” al castigo y no modifique su conducta.

- que se convierta en una manera de recibir atención.

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• No debemos intentar hacerles sentirse culpables mediante acusaciones o reproches. En lugar de ello debemos ofrecerle la oportunidad de aprender habilidades nuevas (comer, asearse y vestirse sólo, normas de cortesía,...) que le

permitan tener mejores habilidades y comportamientos.

• No debemos acompañar de críticas nuestros halagos y recompensas. Evitar expresiones como: “Hoy te has portado muy bien, porqué no lo haces siempre

igual”. QUÉ DEBEMOS HACER:

• Debemos prestarles atención y reforzarles cuando se porten adecuadamente. Tratemos de dedicar más tiempo a “pillarles” comportándose bien. Los resultados pueden ser sorprendentes.

• Debemos proporcionar la recompensa o refuerzo inmediatamente después de la conducta o mientras ocurre, de esta manera será más eficaz.

• Debemos ignorar, cuando sea posible, las conductas inadecuadas. Una manera muy eficaz para eliminar problemas cotidianos es retirar la atención que

hasta entonces le estábamos prestando.

• Debemos predicar con el ejemplo. Recordemos que nuestros hijos imitan nuestro modo de pensar, sentir y actuar.

• Debemos ser constantes y persistentes cuando hayamos iniciado este nuevo modo de comportarnos, pues los cambios no se producen de inmediato.

RECUERDA QUE:

• Desde el momento de nacer está preparado para empezar a aprender cosas.

• Las conductas las aprende.

• Aprende de lo que le rodea. Aprende por imitación. Aprende mediante

reforzadores.

• Su conducta se puede cambiar.

• Si premias sus conductas estas tenderán a repetirse.

• Si no refuerzas sus conductas éstas tenderán a desaparecer.

• No prestes atención a sus conductas inadecuadas y procura elogiar y premiar

mucho.