PENITENCIARISMO

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA MISIÓN SUCRE ALDEA AMBIENTE “ANDRÉS BELLO” MARACAY – ESTADO ARAGUA Integrantes: Abog. Melquiades Fernández Irama, Pérez C.I. 7.223.131

Transcript of PENITENCIARISMO

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAMINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA

EDUCACIÓN UNIVERSITARIAMISIÓN SUCRE

ALDEA AMBIENTE “ANDRÉS BELLO”MARACAY – ESTADO ARAGUA

Integrantes:Abog. Melquiades Fernández Irama, Pérez C.I. 7.223.131Unidad Curricular: Rosa Arciniegas C.I. 3.405.605Electiva Penitenciarismo Cesar, Herrera C.I. 13.806.199

Manuel, Pérez C.I. 7.259.336Martín A. Pérez C.I. 7.253.856Nelly, Zambrano C.I. 7.209.764

Maracay, 2013

ÍNDICE

Pág.ÍNDICE..........................................................................................................................2

Introducción...................................................................................................................3

DESARROLLO.............................................................................................................4

LOS SISTEMAS Y LOS REGÍMENES PENITENCIARIOS.................................4

Distintos Sistemas Penitenciarios..........................................................................4

NACIMIENTO Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CÁRCEL:.........................4

CÁRCELES EN VENEZUELA:...............................................................................6

Historia de las Cárceles.........................................................................................6

Finalidad de las prisiones....................................................................................10

Carcel Abierta:.....................................................................................................11

LA VIDA PENITENCIARIA EN VENEZUELA..................................................12

Salud Penitenciaria..............................................................................................13

Tratamiento penitenciario....................................................................................13

Cultura y Deportes...............................................................................................13

LA EDUCACIÓN EN LOS RECINTOS CARCELARIOS...............................14

La Sexualidad Carcelaria:....................................................................................14

Situacion Sexual del Penado................................................................................15

Violaciones efectuadas por la Fuerza:.................................................................15

La Humillacion y el Escarnio a la Victima..........................................................15

La Visita Conyugal..............................................................................................16

El Personal Penitenciario:....................................................................................16

La importancia del Personal Penitenciario:.........................................................16

CONCLUSIÓN...........................................................................................................28

BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................................31

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INTRODUCCIÓN 

Las cárceles desde el pasado han representado el medio de represión, contención y eliminación del delito. Es entonces, el medio cómo la sociedad impone el o los castigos a aquel o aquellos individuos que transgreden las normas, reglas, leyes y la tranquilidad. Por lo tanto, es un tema importante y de gran impacto en el medio, porque parte de la idea que cualquier hombre o mujer puede caer en ella -la cárcel- en el momento menos pensado, o en el momento menos justo y por ello en situaciones diversas. En distintas naciones, estados y repúblicas, las características de estos métodos, representan el avance de la sociedad o el retroceso de su humanidad. 

Por otra parte, para comprender la magnitud del problema que se nos presenta con esta situación, recordemos que la pena privativa de la libertad es una institución que se encuentra concebida dentro de la más sagrada de las funciones del Estado: administrar justicia. 

Como es bien sabido, no es ésta una situación nueva ni reciente dentro las esferas de los problemas jurídicos y sociales, pues, la pena privativa de la libertad ha sido el objeto de innumerables críticas que se han sustentado en sus pobres y caóticos resultados en la práctica penitenciaria. 

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DESARROLLO

LOS SISTEMAS Y LOS REGÍMENES PENITENCIARIOS. Los sistemas penitenciarios están basados en un conjunto de principios orgánicos

sobre los problemas que dieron origen a las reformas carcelarias y surgen como una reacción natural y lógica contra el estado de hacinamiento, promiscuidad, falta de higiene, alimentación, educación, trabajo y rehabilitación de los internos. De allí la importancia de las ideas de Howard, Beccaria, Montesinos, Maconichie, Crofton, y de una necesaria planificación para terminar con el caos descrito en algunas obras de los autores mencionados. Así mismo, muchas de sus ideas se comenzaron a plasmar en las nuevas colonias de América del Norte. Luego son trasladadas al viejo continente donde se perfeccionaron aún más, para después tratar de implantarse en todos los países del mundo. Distintos Sistemas Penitenciarios 

Desde el punto de vista de la historia, los diversos Sistemas Penitenciarios se pueden definir como el conjunto de normas, principios, preceptos y pautas legales y reglamentarios e instituciones que tienden a la humanización de los recintos carcelarios y a la reeducación y rehabilitación de los reclusos: «No pueden concebirse sin la existencia de recintos reservados a ejecutar las penas privativas de libertad». 

El régimen de Prisión Abierta resulta de un sistema progresivo de la semi-libertad, poniendo también a las sentenciadas penas blandas, ser llevado directamente a él, o sea, en complemento y/o sustituto de la sanción privativa de libertad, su implementación concreta solamente surgirá con proposiciones sistemáticas teóricas y prácticas que llegan a formar una Política Penitenciaria sólida. 

NACIMIENTO Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CÁRCEL:La cárcel, es y ha sido una institución utilizada desde tiempos remotos, para

cumplir con la función de asegurar a los delincuentes de tal manera que éstos no eludan las consecuencias jurídicas de sus acciones antisociales. Así como una forma de castigo para lograr la corrección y el arrepentimiento de los delincuentes. 

Es muy frecuente el utilizar los términos de cárcel y prisión como sinónimos, pero debemos decir que la cárcel, es tan sólo el lugar destinado a la custodia de los delincuentes por el tiempo que dure el proceso para determinar su posible responsabilidad penal, y por otro lado la prisión es el lugar destinado para el cumplimiento de una condena otorgada a través de una sentencia condenatoria dictada por el órgano judicial correspondiente. 

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Lo que en un principio era designado como cárcel, no era otra cosa que un lugar destinado para la guarda y custodia de los reos, así como para restringir la libertad de los mismos. Posteriormente se le conoció con el nombre de Penitenciaria, esto a causa de la evolución de la pena privativa de la libertad, la penitenciaria tenía como finalidad el arrepentimiento de los presos por haber trasgredido una norma de carácter penal. 

En la actualidad se les conoce como Centros de Readaptación Social, los cuales además de buscar el arrepentimiento de los infractores, buscan la reintegración a la sociedad de los internos una vez compugada la pena. La figura de la prisión ha sido utilizada desde épocas muy remotas de la cultura humana, por mencionar algunas puedo citar: 

Época Antigua: En estas épocas existían penas privativas de la libertad, las cuales eran compurgadas en lugares conocidos como cárceles, dichos lugares no eran más que calabozos infestados de gusanos, enfermos de lepra y en ocasiones de animales salvajes como leones y panteras, esto para crear en los presos una especie de terror psicológico. 

En China los delincuentes, una vez que eran recluidos en las cárceles, eran obligados a realizar trabajos forzosos, además se les aplicaban diversas técnicas de tortura, tales como el hierro caliente. 

En Babilonia las cárceles eran conocidas como lago de leones, en los cuales prácticamente los calabozos o celdas en donde eran recluidos los presos se encontraban inundados por agua. 

En Egipto, las cárceles consistían en una especie de casas privadas en los cuales los presos eran obligados a desempeñar trabajos forzosos. 

Japón por su parte dividía su territorio en dos tipos de cárceles, la cárcel del norte, era destinada para recluir a los delincuentes condenados por delitos graves y la cárcel del sur para aquellos delincuentes condenados por delitos menores. 

En Grecia se manejaron tres tipos de prisiones; la de custodia que tenía como finalidad retener al delincuente hasta el día que el juez dictara sentencia; el Sofonisterión que era el lugar destinado para los delincuentes de los delitos considerados como no graves y la del Suplicio que era para los delincuentes de los delitos graves, ésta última se ubicaba en parajes desérticos. Cabe destacar que los griegos también contaban con una prisión por deudas, la cual consistía en privar de la libertad de los deudores en las casas de los acreedores, en donde los deudores eran considerados como esclavos hasta que pagaban la deuda. 

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En La Edad Media no existió la pena privativa de la libertad, ya que en ese momento se encontraban vigentes las penas corporales como los azotes, amputaciones de los miembros del cuerpo. Además existían las penas infamantes y las penas pecuniarias, así como la prisión como medio de custodia o resguardo hasta la celebración del juicio, dicha custodia o resguardo se llevaba a cabo en castillos, torreones y calabozos. 

Arabia: Fue el Corán la legislación que influyó durante largo tiempo en este lugar. Por ello, las cárceles se utilizaban para recluir a las mujeres adúlteras y a los autores de delitos contra la religión. El Califa Omar castigaba la falta de pago de impuesto con la pena de cárcel, por lo que mandó construir cárceles en Bagdad y prohibió que los presos fueran encadenados y maltratados. 

Egipto: Los condenados eran retenidos en casas privadas, y las penas privativas de libertad eran de dos tipos: el trabajo público y el trabajo en las minas. 

Japón: Existían dos tipos de cárceles: unas situadas en la región meridional y otras en la septentrional. Los condenados por delitos de menor gravedad se los trasladaba al sur. 

Durante la segunda mitad del siglo XVIII se realizaron grandes protestas por parte de filósofos y teóricos del derecho, respecto a los actos sanguinarios de los que se valía la autoridad para aplicar justicia y los cuales se convirtieron en un tipo de circo para la población de la época. 

Después de este periodo sangriento, a causa de la expansión cultural y económica además del humanismo que se vivía a mediados del siglo XVIII, surgieron en Europa las “casas de trabajo”, a causa de la necesidad de mano de obra barata, una de las casas de trabajo más importantes fue la de Ámsterdam en Holanda. 

Pero no es sino hasta finales del siglo XVIII en que culmina la evolución de la prisión y se generaliza su utilidad como sanción, su buena aceptación se debió a que además de no ser tan cruel como la pena de muerte o las penas corporales puede servir para retribuir, por esto se llegó a pensar que la prisión fue el gran invento social de la época. 

CÁRCELES EN VENEZUELA: Historia de las Cárceles 

La información que se tiene de la primera cárcel del país proviene de un acta de cabildo del 24 de marzo de 1573, lo más probable es que esta haya sido una rudimentaria prisión pero no hay más noticias al respecto. Posteriormente, se conoce del acondicionamiento de una habitación en el cabildo para cumplir la función de

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penitenciaría, siendo de condiciones deplorables, y aunque fue restaurada, un terremoto en 1641, la destruyó. 

Durante la Etapa colonial en Venezuela existieron cárceles eclesiástica, para los detenidos por cuestiones religiosas e incesto, Reales, para blancos, mujeres detenidos por causas civiles, las de corrección para pardos, negros, hombres y mujeres libres y esclavos, Cárceles para mujeres blancas, Alcaldías de barrios para delincuentes ocasionales, las cárceles para los indígenas y otros sitios de reclusión para las personas de elevada posición social. 

En líneas generales se puede decir que durante la colonia la sanción era aflictiva y que la máxima pena era de diez años, por cuanto se prefería la muerte, la tortura y la mutilación a recluir a las personas. Durante la independencia, era imposible que esta situación cambiase en algo. 

En 1854 es terminada la Rotunda, en Caracas, la cual es un hito importante en la historia del penitenciarismo nacional, pues se construyó de acuerdo al estilo panóptico creado por Jeremías Betham, algo muy moderno para un país minado de pobreza e inestabilidad política y lamentablemente, no fue más que un centro de tortura para los enemigos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, durante sus gobiernos. 

La Rotunda con este nombre se conoce a la cárcel caraqueña más célebre de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. A la misma fueron a parar y terminaron sus días muchos de los opositores a la dictadura de Juan Vicente Gómez. Fue creada mediante una orden de la Diputación Provincial de Caracas, del 6 de diciembre de 1843, según la cual debía construirse una cárcel pública al sur del Hospital de Caridad de Hombres, fijando un máximo para su costo de 75.000 pesos, de acuerdo con el plano presentado por el agrimensor público Manuel Florentino Tirado y el alarife José Francisco Herrera. El edificio se comenzó a construir en 1844, bajo la presidencia de Carlos Soublette y se concluyó en 1854, durante el gobierno de José Gregorio Monagas. El diseño de la cárcel estaba inspirado en el sistema de aislamiento individual del “Panopticón”, ideado por el inglés Jeremías Bentham a finales del siglo XVIII; de allí que tuviera una forma circular, la cual pronto serviría de apodo para el edificio. La superficie de La Rotunda era de 1.100 m2, el patio circular interno medía 24 m de diámetro y desde allí, se divisaban los 2 pisos de calabozos radicalmente dispuestos a razón de 24 cubículos de aproximadamente 2 m x 3 m, más uno que servía de entrada. En cuanto a las celdas, las mismas estaban equipadas solamente con puertas y se encontraba dividida entre sí por gruesos muros

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de mampostería. El edificio esta precedido por un cuerpo frontal donde se alineaban los cuartos de los guardias, la entrada y probablemente, algún servicio sanitario. 

Los dos lados de La Rotunda (norte y sur) estaban separados de los nuevos perimetrales por unos estrechos pasillos de inspección, uno de los cuales servía de entrada. El círculo de las celdas se encontraba contenido en cuadrado de muros, quedando en las 4 esquinas unos espacios triangulares sin acceso, en los cuales, posteriormente, se abrieron puertas para calabozos. Uno de estos fue el tristemente célebre “calabozo del olvido”, donde se aislaba al prisionero durante largos períodos de tiempo. En 1881, el ingeniero Roberto García diseñó una “rotunda norte o nueva”, igual en forma y tamaño a la llamada “rotunda sur” que fue la primera en construirse. Desde su edificación, en La Rotunda fueron recluidos presos políticos, procesados militares y también presos comunes. No obstante, su mayor notoriedad la alcanzó durante los gobiernos de Cipriano Castro (1899-1908) y particularmente, de Juan Vicente Gómez (1908-1935). Entre las numerosas torturas que se aplicaban en La Rotunda al igual que en otras cárceles venezolanas de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, figuran el “cepo de campaña”, las “colgadas”, el “tortol”, el “acial”, las “pelas”, los “grillos” y el “apersogamiento”. Además de las prácticas anteriores, se solía poner veneno y vidrio molido en los alimentos de los presos. La Rotunda fue cerrada temporalmente en 1927 como parte de la amnistía promovida por el entonces secretario de la Presidencia, Francisco Baptista Galindo, pero fue abierta de nuevo en 1928. En 1936, tras la muerte de Gómez, fue demolida, construyéndose en su lugar la plaza La Concordia. 

En materia legislativa, en 1915 se apruebe a la primera ley del régimen penitenciario que se conoce en Venezuela, la segunda en 1916, la tercer data del año 1926, la cuarta de 1937, la quinta 1961, siendo reformada en 1981 y la que está vigente, la ley orgánica del régimen Penitenciario, la cual data del 2000 

Otro hito importante en la historia del penitenciarismo venezolano, es gracias a la obra de Tulio Chiossone “Organización Penitenciaria Venezolana”, en 1936 en la que enfatiza la falta de un sistema penitenciario en el país, además de que el sistema imperante no reconocía la condición de ciudadano de los reclusos, Constituyendo éste trabajo la base del penitenciarismo moderno. Con el Doctor Chiossone empieza una política de modernización del sistema penitenciario del país, que significaron un ingreso al siglo XX del país. Creó la penitenciaria General de Venezuela, en San Juan de los Morros, inaugurada en 1947, Cárceles en Trujillo, la Colonia Móvil de Trabajo del El Dorado, etc, que significó la modernización arquitectónica de los centros de

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reclusión venezolanos, además comenzó a trabajar en la organización de un instituto para crear personal penitenciario 

En 1959 se inicia una nueva etapa histórica en la evolución de nuestro penitenciarismo. En el orden legal, se aprueba una ley (1961), que refleja las condiciones mínimas de las Naciones unidas para el tratamiento de los delincuentes, se construye el penal de Tocuyito, la Pica, el Internado Judicial de Barinas, el Instituto Nacional de Orientación Femenina y además se crea la escuela de Formación de Personal de Servicios Penitenciario. 

Si bien había una loable intención, la realidad avasallante que enfrentaba el país, no permitió que los objetivos planteados se llevasen a cabo, en primer lugar el aumento de la criminalidad en forma acelerada, luego el retardo procesal de los tribunales y por último el no haberse aplicado nunca la ley del régimen Penitenciario, fueron los bloques que edificaron el sistema penitenciario actual. 

En el período de 1975-1979, entró en funciones la Comisión Nacional de Reforma Penitenciaria, de la cual formaba parte el doctor Elio Gómez Grillo, si bien hicieron grandes aportes teóricos al tema en cuestión, sus propuestas no fueron puestas en práctica. 

Durante el gobierno de Luis Herrera Camping (1979-1984), se inauguró y construyó más recintos penitenciario que en los 20 años que lo antecedieron, además en materia legislativa se aprobó la Ley de Sometimiento a Juicio y Suspensiva Condicional de la Pena, sancionada el 1º de abril de 1980, se creó la Ley del Registro de Antecedentes Penales. 

En 1983 la población penal era de 25.124 reclusos, en el período presidencial de Jaime Lusinchi, los problemas se agravaron, no sólo que durante este mandato no se hizo nada, sino que se destruyó lo poco que se había hecho, haciendo retroceder el penitenciarismo Venezolano. 

En el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, 1989-1993), fue nombrado Luis Beltrán Guerra, quien crea verdaderos planes para solventar los grandes males de las cárceles venezolanas, cuenta con muy poco apoyo y fue sorprendentemente destituido, cuando las políticas estaba en pleno auge. 

El 3 de febrero de 1992, se inauguró el Instituto Universitario Nacional de Estudios Penitenciario con la finalidad de formar Técnicos Superiores Universitarios en Penitenciarismo, al que lamentablemente, no se le ha dado el apoyo que merece. La década de los 90 fue especialmente violenta, de hecho la más violenta en la historia de las prisiones de la Nación, pues a los factores ya explosivos se le agrego la tenencia de armas de fuego por parte de los reclusos. 

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El 1ero de julio de 1999 inicia su vigencia el nuevo Código Orgánico Procesal Penal, en donde se plantea la presunción de inocencia y el estado de libertad son premisas fundamentales del sistema, aunado a la creación de Jueces de Ejecución de la Pena con la finalidad de vigilar el cumplimiento del régimen penitenciario. Con el COPP se empieza un deshacinamiento, que se evidenció disminuyendo los índices de violencia en las cárceles venezolanas, en menos de un año redujo la población penitenciaria a la mitad, sin embargo, esté aire de vida que entró en los recintos carcelarios duró poco, pues enseguida las cárceles volvieron a llenarse de presos y los mismos problemas de antes se siguen enfrentando día a día. 

Otro hito importante que debe destacarse en materia legislativa fue la redacción del artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela aprobada en el 15 de diciembre de 1.999 y donde se fijan las bases del nuevo Penitenciarismo Venezolano. 

Finalidad de las prisiones. La cárcel tiene la doble función de reprimir y de redimir. Reprime mediante la

privación de libertad, castigando así al que ha cometido un delito. Pero, además, debe redimir, esto es educar a este autor de un delito para que no cometa otro delito. Esta última tarea, que es preventiva, se logra mediante la educación penitenciaria). 

CÁRCEL ABIERTA ANTECEDENTES HISTÓRICOS. En sus antecedentes se encuentran las colonias para vagabundos de Alemania en

1880, los cantones suizos como el agrícola de Witzwill de 1895 y los destacamentos penales de los años cuarenta, aunque tenía otro fin, como el de construir carreteras y diversas empresas para desmasificar las prisiones. Fueron aprobadas recomendaciones en el XII Congreso de La Haya., de 1950, en el 1er. Congreso de Naciones Unidas de Ginebra de 1955 y en eventos internacionales de Criminología, como en las Jornadas realizadas en Mendoza(Argentina) en el año 1969, se sugiere que a los países, que aún no posean establecimientos penales abiertos, busquen la forma de introducir los mismos, como uno de los tipos de instituciones diferenciadas con las que la administración penitenciaria debería contar para la adecuada ejecución de la pena. La prisión abierta había sido ponderada por Kimberg en el II Congreso Internacional de Criminología, celebrado en París. 

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Cárcel Abierta:No todos los sentenciados deben estar en prisiones de máxima seguridad, y por

ello se han ido imponiendo instituciones abiertas o semi-abiertas. Claro está que algunos ni siquiera deberían estar en prisión, pero de todos modos existe la necesidad de ir acercándolos a la sociedad. Estas formas relativamente nuevas son llamadas contradictoriamente "prisiones abiertas", porque prisión significa encierro. 

En 1981, comienza a funcionar el primer establecimiento abierto en Venezuela. Hasta 1985, el país contaba con 8 Centros de Tratamiento Comunitario. 

La prisión abierta fue definida en 1950, (58) durante el Congreso Penal y Penitenciario de la Haya, las definiciones fueron completadas por el grupo Consultivo Europeo de la ONU (1952), en el Primer Congreso de las Naciones Unidas para Prevención del Delito y Tratamiento de los Delincuentes (1955), ambos en Ginebra. La experiencia en la práctica se inicia en Europa (Inglaterra) por la necesidad de alojar a los presos políticos, que no podían ser enviados a las prisiones convencionales, superpobladas; argumentase que este tipo de delincuente (político) no presentaba personalidad peligrosa, por lo tanto, no era necesaria cualquier medida de seguridad contra fugas. 

La prisión abierta se caracteriza por el auto-gobierno de los condenados, por no ser un régimen autoritario y punitivo, en ella no existe el "Código del Recluso", la solidaridad interna se manifiesta sobre la dinámica de las relaciones interpersonales normales del hombre que vive en sociedad libre. Para el trato con el condenado al régimen abierto, se deben formar nuevos profesionales administrativos, que comprendan la ideología de la pena privativa de libertad, y principalmente los correctos objetivos de la prisión. Los antiguos funcionarios deben acompañar esta mudanza, para una reciclaje general en esta medida moderna del subsistema de administración de Justicia. 

El Régimen Abierto surge, fundamentalmente, como paliativo a la grave crisis que atravesaba el sistema penitenciario, por lo que fue necesario descongestionar las cárceles para evitar mayores problemas que el hacinamiento de los penados generaba, Es decir, dicha medida no surge como producto de una visión crítica de la política criminal existente y de la necesidad de reformarla, sino como una forma de afrontar problemas de índole coyuntural y no estructural del sistema penal. Sin embargo, es primordial destacar, que la existencia de dicha medida representó y representa una mejora del sistema penitenciario, ya que hace posible que los penados puedan optar a un tratamiento en semilibertad. 

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Esta fórmula de cumplimiento de pena depende de la pena privativa de libertad, ya que forma parte del régimen de progresividad del tratamiento penitenciario institucional, es decir, que el penado para acceder a ella, debe permanecer un tiempo específico en la cárcel. Los jueces de ejecución son los encargados de otorgar la medida siempre y cuando el penado cumpla con los requisitos determinados en la ley. 

LA VIDA PENITENCIARIA EN VENEZUELA.El sistema penitenciario en Venezuela confronta innumerables problemas, tales

como el retardo procesal, el hacinamiento, el precario estado de los penales, la falta de aplicación de la “cartilla penitenciaría” para determinar si un reo es primario, es decir si es su primer delito, o si es reincidente. Hay un abismo entre el primario y el reincidente, en ese sentido habría que clasificarlos de acuerdo al delito cometido y tomando en cuenta sus características psicológicas e intelectuales. A esto se suma el escaso número de funcionarios penitenciarios.

Todas estas características, ponen en tela de juicio la función de "rehabilitación y reinserción social" que en teoría deberían lograr estas instituciones, receptoras de la población delictiva del país y que resultan ser el reflejo agravado de los males que afectan a nuestra sociedad, encontrándose que la permanencia en estos centros de reclusión, lejos de rehabilitar, propicia vicios y mayores problemas a un sistema penitenciario ya desgastado y obsoleto. Por lo que se deberían crear métodos que permitan mantenerlos ocupados, estudiando y trabajando, ofrecer condiciones de vida dignas lo que significa alimentación suficiente, asistencia médica adecuada, entretenimiento sano como los deportes y actividades culturales como música o literatura.

El Artículo 272 de la CRBV, establece puntos esenciales de cómo debe funcionar el sistema penitenciario venezolano.1) Sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna,2) Respeto a los derechos humanos.3) Espacios para el trabajo, el deporte y la recreación.4) Dirigidas por autoridades profesionales con credenciales académicas suficientes.5) Administración descentralizada a cargo de los gobiernos estadales o municipales.6) Se preferirá el régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias.7) En general se aplicaran las fórmulas de cumplimiento de pena con preferencia a

las penas de naturaleza reclusoria.8) Se crearán las instituciones indispensables para la asistencia post- penitenciaria.

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9) Creación de un ente autónomo de carácter técnico para regir las políticas penitenciarias del Estado.

Salud PenitenciariaDesde el Art. 35 al 40 - La Ley de Régimen Penitenciario. Establece la

obligatoriedad de que en cada unidad carcelaria, el médico deberá realizar al ingreso del penado de un examen de salud, que permita detectar patologías preexistentes y disponer el tratamiento adecuado; asistir a personas con síndrome de abstinencia de drogas, identificar lesiones provocadas durante la detención inicial, evaluar el estado mental del recluso para prevenir posibles auto-agresiones y/o agresiones a sus pares.

Este es el punto de partida a través del cual, el profesional de la salud, comienza un proceso de asistencia permanente al paciente, consultas periódicas, tratamientos de urgencia, brindar medicación específica cuando sea necesario y elaborar dietas especiales acordes a determinadas enfermedades como el HIV, la diabetes, la hipertensión arterial entre otras.

Tratamiento penitenciario.Consiste en la utilización de métodos médicos, biológicos, psicológicos,

psiquiátricos y pedagógicos o más precisamente andragógicos-sociales, laborales y aquellos que permitan obtener el objetivo del tratamiento de acuerdo a las características propias del interno. El tratamiento penitenciario en las cárceles, por diversos factores está muy lejos de cumplir con las existencias mínimas de esta norma.

Cultura y DeportesDado que la población carcelaria, es vulnerable a toda acción, que lo compromete

psicológicamente, por el tiempo de ocio al cual está expuesto, entendemos que “El deporte contribuye a aliviar la ansiedad, la depresión, está demostrado científicamente tanto con bases psicológicas como de la bioquímica del cerebro. Muchas teorías tienen constatación del impacto que tiene la actividad física en la persona que la realiza. Gran parte de la población se mueve hacía el envejecimiento que no es una enfermedad, pero que te pone en riesgo, una persona mayor puede amortiguar la presencia de algunos males si se encuentra bien físicamente".

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LA EDUCACIÓN EN LOS RECINTOS CARCELARIOSSegún la Ley de Régimen Penitenciario – Art. 20: “La acción educadora será de

naturaleza integral, alcanzará a todos los penados y se preocupara de fijar sanos criterios de convivencia social”

Ley de Redención Judicial de la Pena por el Trabajo y el Estudio. Artículo. 1. Dado que la educación y capacitación de los/as internos/as constituye uno de los medios fundamentales para la rehabilitación y reinserción de los mismos a la vida social, resulta de vital importancia atender a criterios acertados en este sentido.Considerando las necesidades de los individuos y la sociedad, la educación de adultos debería ser eficaz en las siguientes áreas:• Alfabetización• La educación compensatoria ( que incluya todos los niveles educacionales)• La educación dirigida a los trabajadores de los sectores primarios, secundarios y

terciarios de la economía. ( la que debiera considerar básicamente la modalidad no formal, que incluye capacitación, extensión y adiestramiento, entre otras)

• La educación popular (incluye la educación liberadora, la promoción, la concientización, la educación para la acción y el cambio social.)Al mencionar estos subsistemas que representan categorías de análisis, se puede

dimensionar el amplio campo y la gran diversidad de acciones en diferentes sectores que ha cubierto la educación de adultos.

Procurar la creación de una biblioteca idónea dentro de cada recinto penitenciario.Los programas de capacitación tienen la finalidad de dotar a los/as internos/as del conocimiento necesario para desempeñar una labor productiva. Se procura que dicha capacitación se adecue a las condiciones del recinto.

Rendir un informe detallado de sus actividades al Departamento de Educación de la Dirección General de Prisiones.

Aquellos/as internos/as con aptitudes profesionales y buen comportamiento podrán ser elegidos como monitores para los programas de educación y capacitación como parte de su ocupación mientras estén recluidos.

Se procurará la capacitación de los facilitadores en las técnicas pedagógicas necesaria para su oficio.

La Sexualidad Carcelaria:La sexualidad en el ámbito carcelario es sin duda uno de los temas que más ha

intrigado a la población y preocupado a los penólogos y humanista por las contradicciones que pueden encontrarse en el derecho penitenciario a este respecto.

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No existe en el derecho penal, las normas de ejecución o los reglamentos carcelarios disposición alguna de la que emane la obligación de abstinencia sexual de los condenados, por cuanto la sexualidad entendida en su sentido natural es inherente a la raza humana desde su más temprana edad, no pudiendo ser cercenada por mandato legal, reglamentario o administrativo, sin afectación de la salud física, psíquica y social del reo, menos aun de los procesados sometidos a medida de seguridad, por cuanto el ejercicio de la sexualidad es considerado actualmente como una necesidad humana y no un derecho indisponible por el juez o la administración penitenciaria.

Situación Sexual del Penado.El estado psíquico del penado merece una consideración más amplia. Por él pasan

no sólo las apetencias sexuales insatisfechas y la sobreexcitación causada por la forzosa abstinencia, sino la implacable certeza de la suma de días que le esperan sin contacto de mujer. Ello ahonda su problema dándole una dimensión de vida perdida para el sexo.

Violaciones efectuadas por la Fuerza:En estos establecimientos, llamados a menudo “de tránsito”, donde el preso suele

esperar a veces años la sentencia, la inevitable aglomeración humana da lugar a situaciones abrumadoras. Allí llegan los jóvenes inexpertos y novicios del crimen y son rodeados inmediatamente con halagos por los veteranos. Éstos son los “lobos”, que con su protección, con el regalo de tabaco, de alcohol o alimentos tratan de seducirlos. El recién llegado, desprovisto de todo, desorientado y lleno de temor, puede finalmente ceder a los deseos de su ocasional protector. En la mayoría de los casos se rebela, entonces, en el momento oportuno, se pasa directamente a la violencia. Se le “empuja”, como se denomina en la jerga carcelaria a la amenaza con cuchillos u otros objetos cortantes, e incluso se le hiere, hasta que el infeliz cede. De víctima se convierte en tentación y estímulo de homosexualidad de los otros presos, algunos no depravados aún.

La Humillación y el Escarnio a la VictimaNo siempre los hechos sexuales se motivan en la forzada abstinencia. En ciertas

ocasiones se trata de un ataque, un escarmiento, una forma deliberada y manifiesta de hundir a la víctima en la abyección y el escarnio.

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Puede tratarse de una simple venganza frente a alguien que actuó como delator, “buche” o “botón”. O una actitud frente a reclusos que hayan pertenecido a la policía y, por extensión, a cualquier forma representativa de autoridad que detente uniforma (militar, aeronáutico, marino, administración carcelaria)

La Visita ConyugalLa visita conyugal es el permiso que se otorga prescindiendo de la calificación de

la conducta al reo, consistente en el permiso de ingreso de la esposa o concubina a una celda o lugar especialmente acondicionado a tales efectos para permitir a los esposos la relación sexual, no significando un premio sino la satisfacción de una necesidad del interno y de su cónyuge libre.

El Personal Penitenciario:La forma en que el personal penitenciario trata a los reclusos es fundamental para

el cumplimiento de los derechos humanos. No existiendo una conducta adecuada de parte del personal fracasarán las demás medidas de reforma. Sin embargo, la formación del personal suele ser inexistente, mínima o incorrecta. Cambiar la conducta y actitudes del personal generalmente es clave para el éxito de la reforma penitenciaria y se suele considerar que la formación es la solución.

La importancia del Personal Penitenciario:En las prisiones, los dos grupos más importantes son los reclusos y el personal

que trabaja con ellos. La clave para tener una prisión bien administrada, que aplica normas de decencia y humanidad para todos, es la interrelación entre estas dos partes. Para que los empleados penitenciarios puedan llevar a cabo su trabajo de servicio público de manera profesional, deben ser cuidadosamente seleccionados y recibir la formación adecuada.

Los principales problemas tienen que ver con el personal penitenciario, que ven a los reclusos como sus enemigos. El servicio de transporte es simbólico: los reclusos tienen que recostarse en el piso de los furgones ‘como perros’. Es necesario capacitar al personal".

Funciones del personal penitenciario:A menudo quienes apoyan los proyectos de reforma penitenciaria suelen

considerar que brindarle una formación adicional al personal penitenciario, constituye una de las mejores formas de mejorar la administración de las prisiones y asegurar un

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mayor respeto por los derechos humanos. Se reconoce que las actitudes del personal son la clave que determina el trato de los reclusos y que brindar al personal formación y una oportunidad de desarrollo profesional es una forma significativa de cambiar la actitud hacia su trabajo.

Metas del Personal Penitenciario:El personal penitenciario debe preocuparse por encontrar metas y alternativas

apropiadas, teniendo en cuenta lo siguiente:• Alternativas a la respuesta, que requieren que el delincuente comprenda el mal

que ha causado, disminuir futuros delitos y satisfacer las necesidades de las víctimas.

• El simbolismo y comprensión por parte del público de las alternativas a las sentencias y su relación con el simbolismo y percepción pública de la prisión.

• Estrategias para la introducción de diferentes sentencias y métodos de organización y ocuparse de tales asuntos.

• Las posibilidades inclusivas y reintegradora como alternativas.• Métodos de acción para sentencias diferentes en culturas y tradiciones legales

diferentes.• La implantación de normas y directrices internacionales para las alternativas de

las sentencias.• Preocuparse por responder con un trabajo profesional adecuado y capacitado.

Los derechos humanos en el sistema penitenciario:La formación y capacitación en derechos humanos puede ser ineficaz o

contraproducente si no se la imparte correctamente. Un curso que instruye al personal sobre la necesidad de respetar los derechos humanos de los reclusos fuera de un contexto que incluya los derechos del personal penitenciario puede crear resentimientos. Esto resulta particularmente comprensible si el personal penitenciario tiene sueldos bajos, depende de una mala administración y sufre una falta de respeto y de una protección adecuada contra la violencia y las enfermedades.

Penitenciarista:Ser penitenciarista implica una labor educativa, no de seguridad. Él se dedica a

reeducar al preso para rehabilitarlo y lograr su reinserción social. Es un educador, un confidente y amigo del preso. No es un vigilante.

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La legislación venezolana prevé en la Constitución Nacional la incorporación de profesionales penitenciaristas con credenciales académicas universitarios, para el ejercicio de los cargos administrativos de mayor responsabilidad en los centros; además señala la obligación de crear un Ente Penitenciario autónomo conformado por personal exclusivamente técnico.

En el Reglamento de Internados Judiciales se dispone de normas referidas a la existencia de la Juntas de Conducta en los establecimientos, conformadas por funcionarios de los servicios técnicos como: El Director, el Trabajador Social, el Médico, el Asesor Jurídico, el Director del Centro Educativo, el Jefe de Producción, el Jefe de Régimen Coordinador y el Capellán, con competencias en materia de clasificación, agrupación, evaluación y asistencia integral.

El tratamiento Postpenitenciario.La asistencia post-penitenciaria: Al recuperar su libertad, el sentenciado

prematuramente se enfrenta a la difícil tarea de incorporarse o retornar a las actividades lícitas. Dicha situación empero no es experimentada necesariamente por todos los ex reclusos, ya que mucho de ellos ni siquiera intentan obtener una ocupación lícita, sino que retoman directamente a las actividades antijurídicas. Pero el discurso resocializante, suponiendo fingidamente que todos los liberados o por los menos la inmensa mayoría de estos, si pretenden conseguir medios de vida no delictivos, ofrecen ayudarlos en esa aspiración, mediante la institución denominada "asistencia post-penitenciaria" o "patronato de liberados".

La nueva Constitución venezolana es la primera que en la historia penetra en la cárcel al garantizar la rehabilitación del interno y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, se han implantado siete principios esenciales para la acción en este campo: profesionalización, descentralización, régimen abierto y colonias agrícolas, medidas no privativas de la libertad, asistencia postpenitenciaria, independencia técnica y privatización. La Constitución llama a los gobiernos municipales y estatales a promover actividades culturales, pedagógicas, deportivas y laborales que tiendan a la desaparición de las fronteras entre la cárcel y la comunidad.

El tratamiento postpenitenciario también está tipificado tanto en las Reglas Mínimas de trato a los reclusos de las Naciones Unidas como en la Ley de Régimen Penitenciario las cuales establecen en cuanto a este punto:Relaciones sociales, ayuda postpenitenciaria

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79. Se velará particularmente por el mantenimiento y el mejoramiento de las relaciones entre el recluso y su familia, cuando éstas sean convenientes para ambas partes.

80. Se tendrá debidamente en cuenta, desde el principio del cumplimiento de la condena, el porvenir del recluso después de su liberación. Deberá alentarse al recluso para que mantenga o establezca relaciones con personas u organismos externos que puedan favorecer los intereses de su familia así como su propia readaptación social.

81. 1) Los servicios y organismos, oficiales o no, que ayudan a los reclusos puestos en libertad a reintegrarse en la sociedad, proporcionarán a los liberados, en la medida de lo posible, los documentos y papeles de identidad necesarios, alojamiento, trabajo, vestidos convenientes y apropiados para el clima y la estación, así como los medios necesarios para que lleguen a su destino y puedan subsistir durante el período que siga inmediatamente a su liberación. 2) Los representantes acreditados de esos organismos tendrán todo el acceso necesario a los establecimientos y podrán visitar a los reclusos. Se les consultará en materia de proyectos de readaptación para cada recluso desde el momento en que éste haya ingresado en el establecimiento. 3) Convendrá centralizar o coordinar todo lo posible la actividad de dichos organismos, a fin de asegurar la mejor utilización de sus actividades.

Ley de Régimen PenitenciarioCapítulo IV: Del Trabajo Penitenciario

Artículo 15.- El trabajo penitenciario es un derecho y un deber. Tendrá carácter formativo y productivo y su objeto primordial será la adquisición, conservación y perfeccionamiento de las destrezas, aptitudes y hábitos laborales con el fin de preparar a la población reclusa para las condiciones del trabajo en libertad, obtener un provento económico y fortalecer sus responsabilidades personales y familiares.

Artículo 16.- Las relaciones laborales de la población reclusa se regirán por la Ley Orgánica del Trabajo.

El Ministerio del Interior y Justicia dispondrá de los medios necesarios para proporcionarles adecuado trabajo y estimulará la creación de talleres y microempresas penitenciarias, con la participación directa de los mismos, de las gobernaciones, municipios, empresas y organismos públicos y privados.

Las microempresas creadas de conformidad al párrafo anterior, deberán adecuarse al sistema de seguridad social vigente. Para financiar la constitución y el desarrollo de microempresas se organizará un sistema de ahorro y préstamo que permita a los reclusos el manejo de dichos recursos económicos.

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Artículo 17.- La remuneración de los penados será destinada, en la proporción que establezca el reglamento, para adquirir objetos de consumo y de uso personal, atender a las necesidades de sus familiares, formar el propio peculio que percibirá a su egreso, adquirir materiales y útiles renovables para el trabajo e, incluso, para compensar parcialmente el costo de su internación en la medida en que lo permita la cuantía de la remuneración asignada.

Artículo 18.- El trabajo en los establecimientos penitenciarios se orientará con preferencia hacia aquellas modalidades más acordes con las exigencias del desarrollo económico nacional, regional o local.

Artículo 19.- El penado será informado por los funcionarios del establecimiento penitenciario de las condiciones de trabajo y de los beneficios que habrá de obtener de él.

El Penitenciarismo LatinoamericanoEn los últimos años se evidencia en América Latina un crecimiento inmanejable

de la población carcelaria debido a la tendencia a resolver cualquier delito por medio de la prisión preventiva, el lento procedimiento penal y la resistencia a aplicar sanciones alternativas, incluso en aquellos pocos países donde existen, pero también en razón de la reciente legislación antidrogas y la creación de sentencias más duras para contrarrestar los problemas de la seguridad ciudadana. Por otra parte, los procedimientos anacrónicos, la corrupción y la ineficiencia juegan un papel fundamental. De esta manera, el número de detenidos esperando juicio es la norma en América Latina, y la expresión presos sin condena se ha convertido en el símbolo de nuestros sistemas penales. La prisión preventiva es la regla, y la prisión como condena la excepción. Por lo tanto, "adquiere funciones retributivas y represivas de ejecución anticipada de la pena".

Esta situación dice mucho sobre la naturaleza específica del castigo en América Latina. Una gran proporción de la población carcelaria está conformada por pequeños ladrones, quienes frecuentemente pasan más tiempo en prisión esperando sentencia que lo establecido legalmente por los delitos de hurto, violándose el principio legal de la presunción de inocencia que establecen los códigos penales que, siguiendo la tradición europea, definen los delitos y sus respectivas penas, y también el principio del debido proceso. Así la pena adquiere otro significado y pierde su función original. Otros pasan largos períodos dentro de la cárcel para eventualmente ser liberados luego de ser encontrados no culpables. Desde una perspectiva de la nueva política criminal postmoderna de la emergencia, lo que interesa es utilizar la cárcel como

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depósito para excluir e incapacitar poblaciones consideradas "peligrosas", "de riesgo", pero sobre todo "desechables". En otras palabras, la detención preventiva se convierte en una forma de castigo y lo que la ley establece como sanción penal para diferentes tipos de delito no es relevante (del Olmo, 1998: p. 116). Es más, no hay ninguna relación entre mayor población carcelaria y sentencias más largas, salvo en contados casos, si se toma en consideración la proporción de procesados y condenados.

Cambios en la población carcelaria.La mayoría de la población carcelaria de América Latina pertenece a los sectores

más pobres de la sociedad, pero en los últimos años se observan cambios en su composición de acuerdo con el delito y la nacionalidad.

Los reclusos por delitos contra la propiedad siguen siendo el número mayor; hay, sin embargo, un significativo incremento de reclusos por delitos relacionados con drogas en sus niveles más bajos. Por ejemplo, en Ecuador, en 1997, el 42% de la población carcelaria tenía que ver con este tipo de delitos, y en Bolivia, en 1998, el 60%. Esta situación es particularmente notoria en el caso de las mujeres reclusas –con un promedio de 70% en la mayoría de los países–, lo cual ha dado lugar a graves problemas, ya que la cárcel fue originalmente concebida para poblaciones masculinas. En muchos casos, debido a la falta de establecimientos, no pueden ser separadas de los varones, con dramáticas consecuencias. Un ejemplo en este sentido es la situación encontrada en 1994 en la Cárcel Nacional de Ciudad Bolívar, Venezuela, donde de 54 mujeres reclusas, 18 estaban embarazadas de los reclusos y de los guardianes carcelarios, encontrándose además 4 niños recién nacidos (Provea, 1994: 102). A su vez, la nueva legislación antidrogas, siguiendo un modelo común en todos los países, ha creado problemas legales, sociales e individuales adicionales. La segregación de este tipo de preso es la norma, pero también se castigan más severamente y carecen de una serie de beneficios legales durante el juicio y una vez sentenciados, violándose en muchos casos las constituciones, los principios del derecho penal liberal y la doctrina internacional de derechos humanos. Por otra parte, en estrecha conexión con las características transnacionales del fenómeno de las drogas, se observa en varios países un significativo incremento de presos extranjeros. En su gran mayoría provienen de países vecinos y también son pobres y desempleados. Sin embargo, en el caso de las mujeres hay un número significativo de europeas y norteamericanas que han sido detenidas en los aeropuertos internacionales. Se trata de las llamadas "mulas", quienes transportan a sus países de

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origen pequeñas cantidades de drogas en sus cuerpos. A menos que las embajadas hagan algo al respecto, estas extranjeras permanecen en condiciones muy precarias, sin asistencia legal e incluso en muchas ocasiones sin ningún tipo de recurso económico y sin conocer el idioma, lo cual incrementa los problemas carcelarios.

Hacinamiento carcelarioMientras tanto, la capacidad física del sistema no ha aumentado en la misma

proporción, creando un grave problema de hacinamiento carcelario. Hoy en día ya no se trata sólo de presos sin condena, sino de establecimientos viejos y deteriorados, con una capacidad física incapaz de manejar esta excesiva población. En la mayoría de los países el Estado no ha podido ocuparse de la infraestructura carcelaria y ha tenido que reducir su presupuesto debido al colapso de las economías, las altas deudas externas y la crisis fiscal, pero además porque en las agendas gubernamentales no es considerado una prioridad. Uno de los peores abusos de derechos humanos tiene que ver con los problemas asociados con el hacinamiento y la falta de voluntad de parte de los representantes políticos y públicos para asignar los recursos financieros requeridos para la reforma carcelaria. Esta condición de hacinamiento es responsable del incremento tan frecuente de informes sobre motines, rebeliones, muertes, métodos infrahumanos de alimentación y contaminación del virus del SIDA, todo lo cual constituye graves violaciones tanto a las Reglas Mínimas para el Tratamiento del Recluso de las Naciones Unidas como a los Derechos Humanos Fundamentales. Al mismo tiempo, resulta imposible clasificar o separar procesados y condenados por falta de espacio.

Recursos humanos inadecuadosLas cárceles de América Latina enfrentan un grave problema en relación con la

selección y formación del personal carcelario. Con frecuencia éstas están en manos de militares retirados y de funcionarios policiales, nombrados por razones políticas, lo cual es un obstáculo crucial para profesionalizar este sector. En algunos países se observan intentos de crear escuelas de formación para el personal encargado de las actividades cotidianas de la cárcel, pero no es la norma. También es frecuente que los propios guardianes deleguen en determinados reclusos sus obligaciones (Rico, 1996: 45). Dentro de la cárcel se observan la negligencia, la corrupción y el tráfico de influencias del personal. Mientras tanto, hay una carencia de servicios técnicos para la asistencia judicial, la educación, el trabajo, la salud, las actividades culturales y el

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deporte, no sólo por falta de personal calificado, sino también debido a las condiciones deterioradas y viejas de los establecimientos.

Nuevos modelos de cárcelDebido a los problemas antes señalados resulta imposible implementar la

clasificación entre procesados y condenados y mucho menos pensar en la llamada "rehabilitación del delincuente". La cantidad excesiva de procesados y el hecho de tener que compartir el mismo espacio físico con los condenados distorsionan la vida carcelaria. De acuerdo con la legislación vigente, no están obligados a trabajar o estudiar hasta ser encontrados culpables. De esta manera, las prisiones convencionales han desaparecido y, salvo contadas excepciones, se observan en América Latina tres modelos patológicos de institución carcelaria que pueden sintetizarse de la manera siguiente: La cárcel-ghetto, que se parece a vecindarios muy pobres, donde los reclusos viven o están en constante contacto con parientes y personas del exterior, estableciendo un sistema de autogestión, con una mínima seguridad y violencia. Ejemplos de este tipo pueden encontrarse en Bolivia y México.

La cárcel-campo de concentración, donde predominan los castigos arbitrarios y la incapacitación, con graves problemas de salud y de seguridad personal y con altos índices de violencia y muertos. Frecuentemente los propios reclusos controlan el establecimiento y los guardianes se mantienen en el exterior, pero son responsables de introducir armas y drogas dentro de la cárcel. Varios ejemplos pueden encontrarse en Venezuela y Brasil. La cárcel-hotel, generalmente no hacinada, apoyada fundamentalmente por reclusos acusados de delitos no convencionales y con la aceptación del personal administrativo, que les permite privilegios especiales, ya que no pertenecen a los sectores más pobres (Carranza, 1995: 115). Recientemente se observa el desarrollo de un nuevo modelo bifurcado, con la construcción en algunos países de la cárcel de máxima seguridad para grandes traficantes de drogas y lo que tradicionalmente se calificaba como "delincuentes políticos" pero que hoy en día se llaman genéricamente "terroristas", por razones que escapan a los límites de esta presentación. Es cierto que en los dos casos reciben sentencias muy duras y son objeto de medidas extremas de seguridad, pero el tratamiento no es similar. Por ejemplo, en el caso de aquellos acusados de terrorismo, se llega al caso extremo, como el de Perú, donde los establecimientos son subterráneos o en las grandes alturas de la Sierra, alejados de cualquier contacto externo, y viviendo en condiciones que violan los mínimos principios de la doctrina internacional sobre derechos humanos de los reclusos antes señalada. En contraste, los grandes traficantes de drogas

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generalmente tienen todo tipo de privilegios, incluyendo visitas permanentes y comidas especiales. El ejemplo más notorio fue la famosa prisión de La Catedral en Medellín, Colombia. Pero en la actualidad persiste esta práctica en varios países, como es por ejemplo el caso de México.

Coexistencia de normas contradictoriasUna característica adicional del sistema carcelario de América Latina es la

coexistencia de normas contradictorias (Balvela, 1995: 219). En primer lugar, hay normas escritas, proclamadas por el discurso oficial de las altas autoridades, con relación al respeto de los derechos humanos y la disciplina para lograr el paradigma de la rehabilitación, siguiendo las Reglas Mínimas para el Tratamiento del Delincuente de las Naciones Unidas y la legislación penitenciaria nacional. En segundo lugar, las normas del personal local de la cárcel, no escritas, pero impuestas por quienes están a cargo de la custodia de los reclusos, y en algunos casos por otros funcionarios, como favores, castigos disciplinarios, soborno, beneficios especiales, discursos manipuladores, etc. Y en tercer lugar, las propias normas de los reclusos, que se manifiestan individualmente, en grupos o hacia el personal administrativo y la guardia. Estos tres tipos de normas, que están en permanente confrontación en muchas cárceles, imposibilitan lograr el propósito de rehabilitación del sistema carcelario (Rivera, 1992: 28-29), contribuyendo más bien a la permanente situación de violencia y eventualmente a la violencia criminal carcelaria, expresada en el alto número de muertos y heridos, como sucede en las cárceles venezolanas.

Ordenamiento jurídico penitenciario venezolanoEl Ordenamiento Jurídico Venezolano está regido en todos sus ámbitos por la ley

suprema que es la Constitución Bolivariana de Venezuela, donde se consagran los principios y garantías para el funcionamiento de las demás leyes. Nuestra Constitución en su artículo 272, desarrolla la propuesta de las diferentes reformas carcelarias entre ellas el Plan de Humanización del Sistema Penitenciario Venezolano, para lo cual establece que el Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos.

Para lo cual los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, estudio, deporte y la recreación, funcionaran bajo la dirección de penitenciarías profesionales con credenciales académicas universitarias y se regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos estadales o

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municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización. En general se preferirá en ellos el régimen abierto y las colonias agrícolas penitenciarias. El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia postpenitenciaria que posibilita la reinserción social del exinterno o exinterna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico.Luego de la Constitución están el Código penal, Código Orgánico Procesal Penal, Ley de Régimen Penitenciario y otras leyes especiales.

El Penitenciarismo Constitucional VenezolanoEsta Constitución venezolana que acaba de aprobar el pueblo es la primera que en

la historia nacional penetra en la cárcel. Nuestra nueva Carta Magna, en su artículo 273, comienza por establecer que “El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos.” Y de seguidas exige que los establecimientos penitenciarios cuenten “…con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación…” A partir de allí quedan consagrados los principios, ahora constitucionales, por los cuales debe regirse lo que tiene que ser el nuevo penitenciarismo venezolano, nuestro penitenciarismo del tercer milenio.

Esos principios son:1. La profesionalización porque el texto constitucional ordena que los penales

funcionen “bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias”. Es decir, que de las páginas de nuestra Constitución brota ahora en Venezuela la profesión del penitenciarista, al cual se le exige jerarquía universitaria para ejercer funciones directivas director, subdirector, administrador, coordinador, educador en las cárceles. En virtud del mandato constitucional, queda eliminada en el país la designación “a dedo” de esas autoridades por obra y gracia de un carnet político, un padrinazgo, una amistad, un acto de corrupción administrativa u otra motivación indebida. De ahora en adelante, los egresados del Instituto Universitario Nacional de Estudios Penitenciarios (I.U.N.E.P.) y los de instituciones similares deberán ser los únicos elegidos para esas responsabilidades. Las cárceles son su personal y cualquier cosa más. Una de las razones de nuestro desastre penitenciario es la ausencia de un personal calificado. Esto cesará a partir de ahora.

2. Administración penitenciaria descentralizada, a cargo de los gobiernos estadales o municipales, dice la Constitución. El poder central ha fracasado estruendosamente en la conducción de nuestros penales. Con 23 gobernadores de estado es difícil fracasar. Además, podrán establecerse diseños carcelarios diferentes,

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de acuerdo con las exigencias regionales ante las especificidades de cada población penal. Y a fin de cuentas, se crearía una sana emulación entre los estados en cuanto a eficacia técnica penitenciaria.

3. El régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias “se preferirá”, ordena la Constitución. Al régimen abierto lo caracterizan la ausencia de dispositivos para impedir la evasión y, además, una ordenación de autogestión. Si ese régimen se cumple en una colonia agrícola, en la cual sus residentes siembran la tierra y crían animales para autofinanciarse, evidentemente que la cuestión penitenciaria venezolana sería otra cosa.

4. La desinstitucionalización, esto es, que “en todo caso, las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria”, dispone la Constitución. Esto significa la utilización de penas sustitutivas de la cárcel o alternativas de ella, quedando la prisión como una última posibilidad. Naciones Unidas y las legislaciones penales más avanzadas del mundo ofrecen un muestrario cada día más diverso de penas no privativas de libertad. La cárcel ha fracasado histórica y funcionalmente e irá desapareciendo progresivamente hasta sucumbir en forma definitiva.

5. La asistencia postpenitenciaria, está consagrada constitucionalmente al establecer nuestra Carta Magna que “El Estado creará las instituciones indispensables” para ello. Esa asistencia es una forma de prevención del delito, pues así se contribuye a evitar la reincidencia. En Venezuela no existe actualmente ninguna protección postpenitenciaria. Ahora, debe comenzar a haberla.

6. La tecnificación queda instituida al establecerse que el Estado “…propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico”. Es decir, que la Constitución dispone la instalación de un Ministerio de Estado o de un Instituto Autónomo conducido por un equipo humano integrado por especialistas en ciencias penitenciarias.

7. La privatización, es decir, la posibilidad de que nuestros establecimientos penitenciarios puedan “ser sometidos a modalidades de privatización”, esto es, que intervengan los particulares en las ofertas, verbigracia de alimentación, de trabajo, de estudio, de deportes, de asistencia médica, de recreación… y también la posibilidad de intentar, a manera de ensayo piloto, la organización de todo un establecimiento penal privado.

En estos postulados ya está presente una íntegra reforma penitenciaria profunda, un nuevo penitenciarismo. Pero todavía hay más en la Constitución que acaba de nacer. Los estados y municipios promoverán “la participación de las comunidades en

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actividades de acercamiento a los establecimientos penales y de vinculación de éstos con la población” (artículo 184, numeral 7). Esto es, que el pueblo entrará a las cárceles en actividades comunitarias —folklóricas, culturales, pedagógicas, artísticas, deportivas, laborales— y la población penal saldrá hacia el pueblo para participar en manifestaciones de su vida colectiva. Es lo que se dispone en los países de mejor penitenciarismo: la desaparición de las fronteras entre la cárcel la comunidad. La cárcel inserta en la comunidad y la comunidad inserta en la cárcel.

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CONCLUSIÓN

Una de las actividades reformistas más comunes en relación con la cárcel es la aprobación, derogación y/o modificación de leyes penales. Pareciera que la prisión debe estar siempre en continuo reordenamiento y se precisa de un programa especial que la lleve siempre hacia su reforma, una reforma que parece llevar siempre al mismo lugar del que partió, una reforma que lleva implícita su función: el constante fracaso y el comienzo de una nueva (Newmark, 2004). Prestemos un poco de atención a una importante y reciente reforma legislativa de carácter humanista y rehabilitador. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), en su artículo 272, consagró los principios rectores que regirán la actividad penitenciaria en nuestro país de esta manera:

“El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación, funcionarán bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias… El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia postpenitenciaria que posibilite la reinserción social del exinterno o exinterna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico” (Venezuela, 2000b).

Históricamente es la primera vez que, con rango constitucional, se establece que el norte de la política penitenciaria del país, y el fundamento del resto de la legislación carcelaria, debe ser la rehabilitación para la reinserción social. No obstante variados estudios científicos han demostrado, incluso a través de exámenes clínicos realizados mediante los clásicos test de personalidad, los efectos negativos del encarcelamiento sobre la psique de los condenados y la correlación de estos efectos con la duración del encierro (Barata, 1986). Se parte de que, a través de una especie de tratamiento dirigido por especialistas, técnicos y profesionales, por medio del trabajo, el deporte, el estudio y la recreación, se puede lograr eso que se denomina la reinserción social; esto a pesar de que los estudios de este género concluyen que la posibilidad de transformar a un delincuente violento asocial en un individuo adaptable a través de una larga pena carcelaria no parece existir, y que el instituto penal no puede realizar su objetivo como institución educativa (Baratta, 1986).

Este artículo de nuestra Constitución recoge un pensamiento de carácter humanista-rehabilitador, que cree no sólo posible la transformación del hombre en la cárcel sino que asume y declara un mecanismo “científico” para lograrlo.

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Michel Foucault reúne el pensamiento político de toda una época de buenas intenciones. Puede decirse que lo que salta a la vista en sus ideas es la deslegitimación radical del saber mismo, esto es, de las “ciencias humanas”. Para este pensador, el castigo constituye una función social compleja y, la cárcel, un elemento ilustrativo para re-problematizar otros temas de sumo interés como el saber mismo. Marca una metodología distinta para el estudio de unas nuevas formas de poder. La época que escoge para su análisis se ubica entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX cuando termina el castigo como espectáculo y se relaja la acción sobre el cuerpo del condenado. En su libro Vigilar y Castigar, Foucault practica una pedagogía de las formas del poder, esta pedagogía nos propone una nueva forma de ver las cosas.

A propósito de una reseña a la obra política de Michel Foucault, piensa que quizá el punto central sobre el que gira todo el cuestionamiento a la manera en que la sociedad pretende solucionar el problema de la delincuencia está en cómo se utilizan los dispositivos para controlar más que para corregir, para crear redes de poder más que para reintegrar al infractor de nuevo en la sociedad; a este nuevo poder de normalizar y diferenciar Foucault lo denomina disciplinario y así mismo a la sociedad donde se desarrolla.

Es imprescindible,…comenzar por mentalizar a la opinión pública de que el problema penitenciario, y como efecto reflejo el de los liberados, es un problema de todos que exige soluciones rápidas. Quizás y al respecto convendría empezar por hacerle ver que no solamente el criminal empedernido, el peligroso antisocial, el depravado o el perverso van a prisión, sino también el ocasional, el imprudente y el inocente pueden llegar a ella. Medios como la T.V., la radio, la prensa, organizar ciclos de conferencias, seminarios, etc, en aras a asumir que también son nuestras las partes feas, las partes pecaminosas y que la sociedad debe saber que hacer con su propia patología. Y es una nueva cultura, porque es cultura de responsabilidad. Porque cuanto mayor sea el convencimiento de la necesidad de buscarle alternativas a la prisión, y ello quede reflejado legislativamente, mayor será el impulso que reciba la política social.

El Estado, como personificación jurídica de la Nación, es el principal responsable de propiciar la inclusión, igualdad, convivencia social, y en general todo aquello que conlleven a la reintegración del recluso a una vida en libertad en condiciones propicias al desenvolvimiento de su personalidad, y en cumplimiento de sus derechos y deberes fundamentales, en correspondencia con la premisa constitucional contenida en el artículo 2º.

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No obstante, al lado de esta responsabilidad concurre el protagonismo de la sociedad de participar solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país, promoviendo y defendiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y de la paz social, coadyuvando con el Estado en propulsar los fines esenciales que enuncia en el artículo 3º constitucional

No cabe duda, que la realidad penitenciaria, la cual ha sido un arrastre de problemas acumulados en el tiempo, plantean la necesidad inminente de cambios y alternativas, iniciando por políticas de acercamiento de la sociedad a la cárcel, brindándoles servicios y oportunidades laborales y sociales que le proporcionen un futuro de posibilidades para corregir las condiciones de exclusión y estigma en las cuales de ubica a los reclusos, de modo que la vida postpenitenciaria no signifique simplemente, "el regreso de la marginación secundaria a la primaria del propio grupo social de pertenencia, y desde allí una vez más a la cárcel" (Baratta, 1990).

Esto requiere además, transformar la cárcel desde adentro, en cuanto a sus vicios, barreras y obstáculos, lo cual supone: ver el tratamiento penitenciario no como parte de la condena sino como un servicio social; incluir a todos los internos (sean procesados o condenados) en los programas penitenciarios y postpenitenciarios, pues todos padecen de igual manera los efectos negativos de la prisión y el estigma que esta produce; cambiar la visión de los funcionarios penitenciarios, resaltando también su rol en la humanización del sistema, procurando su desarrollo profesional y ciudadano; en fin generar un proceso de apertura, aprendizaje, comunicación, participación e interacción entre los reclusos, funcionarios, el Estado como ente jurídico, la familia, y la sociedad en general.

Así, seguimos insistiendo en construcciones legislativas, administrativas, e incluso teóricas, para reparar los defectos operativos que imposibilitan esta función. Se anda en búsqueda de la solución técnica y gerencial que haga posible una cárcel más humana.

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