Per is 230 Carnaval

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  • | 1 | periscopio | SEPARATA momo | FEBRERO 2015 |

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    carnavalNo es

    menorSEPARATA

    febrero 2015 #06este

    MOMOSON LOS PADRES?

    s un dios de la mitologa griega, afecto a la crtica jocosa, la irona y el sarcasmo. Se lo representa escondido tras una mscara y munido de una vara terminada en forma de cabeza de mueco, smbolo de la locura. Momo es descendiente directo de Caos (abismo del que todo habra de surgir) y su madre fue Nyx (la noche). Ensalza el sentido del humor y la capacidad inventiva, y simboliza el jugueteo con la locura. Vino prendido en el estribo del espritu crtico que se fue apoderando de algunas celebraciones carnavalescas, como la nuestra, y representa una escisin de lo religioso ortodoxo. El carnaval se convirti en un mecanismo figurativo al que recurri la imaginacin popular para reafirmar su existencia, puntos de vista y objetivos. Es imposible saber, con exactitud, cundo se empez a usar esta imagen, pero Momo se volvi regente y figura de la mayora de los carnavales en el mundo y, con el tiempo, se hizo patrono de las clases relegadas de la sociedad, que son las que, en su mayora, la construyen material y culturalmente.

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    Reportajes, notas, recopilacin y edicinde textos: Roberto Manzoni.Ilustraciones: Ramiro Alonso.Fotos: Nicols Martnez, archivo Periscopio.Edicin general: Periscopio#06

    Se ha dicho de todo sobre el carnaval en Uruguay, y mucho ms se puede decir. Pero lo cierto es que los uruguayos llevamos el carnaval en la piel. No se sabe si es un mrito, pero es el ms largo del mundo. Tambin es el ms taquillero. Tenemos llamadas y tambores todos los fines de semana, corsos barriales, Carnaval de las Promesas, Encuentro de Murga Joven; son decenas los talleres y cientos los talleristas que ensean el arte de hacer carnaval. Para un extranjero puede ser un tema medio hermtico, pero todo uruguayo sabe que ser murguista y hablar sobre la fiesta de Momo, aunque parecera un tema sencillo y debera serlo para cualquier uruguayo promedio, aunque no sea un aclito, no lo es tanto. Cuando se profundiza en la maraa carnavalera, se encuentra una especie de torre de Babel donde, cuanto ms se indaga sobre qu es o de dnde viene, ms se pierde en la vorgine de la historia. Para desmenuzar su historia hay que transitar los caminos de disporas y avatares propios de una ciudad puerto y sortear la falta de registros fidedignos y concluyentes. Y al final, uno puede descubrir que quiz no sea tan importante develar estos hechos y lo importante sea vivir y disfrutar la fiesta mientras dure; dejarse llevar por el espritu colectivo y dejar que lo material y lo etreo se confundan, que las tradiciones y lo nuevo se complementen, que los colores y las razas se mezclen.El carnaval, sea cual sea su origen, es una fiesta de todos y todas. Se puede escarbar un poquito, rascar la cscara y esperar satisfacer nuestra curiosa razn.No sera lgico pretender en este trabajo abarcar un tema tan vasto y con tantas aristas, revelar verdades ocultas ni secretos celosamente guardados, o enfrentarnos a extensas investigaciones antropolgicas e histricas (que las hay, y muy buenas), pero s sobrevolar humildemente las existentes. Ordenar tanta informacin en apenas ocho pginas es una batalla perdida, pero no por ello dejaremos de darla.Por qu hacerlo? Porque la cultura es el reflejo de la sociedad en que vivimos y el carnaval es la expresin ms abarcadora y popular, y tal vez, conociendo e incitando a hacerlo, sepamos un poco ms de nosotros mismos, de nuestra psique colectiva, no slo como uruguayos, sino como especie, porque el carnaval revela toda nuestra humanidad, con sus luces y sus sombras.

    No esmenor

    LA DEFINICIN MS LARGA DEL MUNDOEl carnaval es una fiesta pagana e irreverente, regida por un mtico dios sarcstico y baada por una sensualidad inherente, muy lejana a costumbrismos religiosos ortodoxos y rgidos ligados al cristianismo. Sin embargo, su denominacin apunta a tradiciones cristianas arraigadas y filtradas a lo largo de los siglos en las costumbres de los pueblos que la celebran. Est ligada a la expansin martima y comercial europea, que conserva una importante cuota religiosa vinculada con la cultura latina.

    s as que la palabra carnaval po-dra proceder del latn carnevale, cuyas races corresponden a los vocablos carne y levare, es decir, quitar la carne, as como la pala-bra carnestolendas proviene de la locucin latina Domenica prima carnes tollendas, que significa el primer domingo antes de quitar la carne. Ambas hacen referencia al consumo, en forma de festividad, de la carne y derivados previamen-te a la cuaresma, que es el tiempo de preparacin de la Pascua de Re-surreccin, desde el mircoles de Ceniza hasta el jueves Santo, y que se caracteriza por ser un perodo de penitencia y abstinencia duran-te el cual no est permitido comer carne. Por otro lado, la palabra po-dra provenir tambin de una cele-bracin, relativa al dios grecorro-mano Baco, patrn de la agricultu-ra y el teatro. En dicha celebracin se esperaba el advenimiento de

    Baco desde el mar en un suntuoso carro que semejaba a un navo. A esta celebracin se le llamaba ca-rrus navalis, de donde quienes sos-tienen esta teora suponen que sur-ge la palabra carnaval. Esto cobra algo de sentido si pensamos en las alusiones a la bacanal que se hacen en la fiesta de Momo.

    Podramos mencionar tambin las manifestaciones de la Baja Edad Media en Italia, que se extendieron por Europa, relacionadas con la devastacin provocada por la peste negra y que significaban una suer-te de plegaria pblica de carcter religioso, donde tenan lugar gran-des comilonas y se organizaban farsas callejeras que representaban la lucha contra el demonio y la muerte. Tambin se realizaban danzas en las que representantes enmascarados de todos los esta-mentos de la sociedad se batan contra la mismsima muerte. Este podra ser un antecedente claro de la forma artstica y ritual que se apoder de las calles y que conti-nu relegada al perodo previo a la cuaresma, que recuerda el irremi-sible enfrentamiento a la muerte y la penitencia necesaria para la re-dencin.

    En definitiva, todas son especu-laciones ms o menos fundadas, de lo se podra deducir que segura-mente convergen para dar a luz las celebraciones de carnaval a lo lar-go y ancho del mundo, pero esto tambin es una especulacin. l Jos Ministeri, Pepino (1902-1966), fue uno de los

    ms grandes directores del gnero murguero. Podr discutirse si fue ms director escnico o director real de murgas, pero nadie podr cuestionar su ngel para pararse al frente del coro, ni las enormes ovaciones que ao tras ao reciba ni bien se asomaba por la principal avenida, las noches del Desfile Inaugural del Carnaval.

    Para esta edicin se consultaron y/o extractaron textos de los siguientes trabajos: scar D. Montao (portal candombe), en referencia a Marcelino Bottaro Rituals and Candombes. Agustn Beraza, Amos y esclavos. Isidoro de Mara, Montevideo antiguo. Luis Ferreira, Los tambores del candombe. Milita Alfaro, Memorias del bacanal. Guillermo Lamolle y Ed Lombardo, La murga, Identidad del objeto popular del Ro de la Plata: cultura subalterna e identidad nacional. Gustavo Remedi, Sin disfraz: la murga vista de adentro. Glauco Sanga Murgas, el teatro de los tablados: interpretacin y crtica de la cultura popular. Sara Rossi, La murga uruguaya, entre carnavalizacin y crtica poltica. Guillermo Lamolle, Cual retazo de los suelos: ancdotas, invenciones y meditaciones sobre el Carnaval en general y la murga en particular. Adems se consultaron los sitios: eltabladodebeirut.blogspot. y pepino-el-rey-de-la-farsa-recordado-con.eduardololoinfante.blogspot.com

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    CONTRADICCINEl carnaval est cada vez ms

    profesionalizado, pero, al mismo tiempo, cada vez es menos autntico, menos sentido. Basta de contradic-ciones: no pods cantar pobreza y sa-lir vestido de oro, con esos trajes que salen fortunas. Eso para m es Paco y Pico.Washington Canario Luna, Periscopio N 122, febrero de 2006.

    ambalache. El carnaval en Uru-guay mam de varias corrientes extranjeras, principalmente tres: africanos, italianos y espaoles. Adopt las formas europeas, prin-cipalmente del carnaval de Vene-cia y del de Niza, un carnaval de la calle, de mscara y disfraz, de jue-gos y batallas con agua y otros ob-jetos, que se cobraban algn heri-do. Las clases sociales se mezcla-ban sin entreverarse, la comuni-dad negra tena su lugar pero era vista con recelo. Paulatinamente y a los tropiezos, el carnaval, que siempre fue, es y ser reflejo de la sociedad, fue cambiando hacia otras formas, hasta conformarse varios gneros y categoras y trans-formarse en un espectculo para sentarse y ver. La aparicin y desa-rrollo de estas categoras surgi gracias a las influencias culturales antes mencionadas, que germina-ron con el tiempo. Algunas de ellas desaparecieron, o bien nunca sur-gieron como categora, o fueron asimiladas. Tambin se puede de-cir que se ramificaron, al tiempo que el pblico manifestaba sus preferencias y se asentaban las ba-ses del concurso como hoy lo co-nocemos, con tablados, ms bien escenarios, que indefectiblemente deriv en su comercializacin, aunque hoy por hoy hay un resur-gimiento de los tablados populares de la mano de la Intendencia de Montevideo y de las comisiones vecinales.

    CON LOS DEDOS DE UNA MANOActualmente son cinco las cate-

    goras que componen el carnaval: se han sumado los parodistas y los humoristas, que son espectculos musicales cuyos cuadros centrales son actuados, con canciones y bai-les intercalados, y la presentacin y la despedida cantadas, con gran despliegue (sobre todo en los paro-

    distas) de baile y vestuario. La dife-rencia fundamental es que el re-pertorio central de los parodistas se basa en una obra (libro, pelcula) o un hecho de la realidad preexis-tente, mientras que en el caso de los humoristas es justamente al re-vs. Adems, los humoristas, como su nombre lo indica, estn ms obligados a hacer rer y si bien bai-lan, esto no punta.

    En las revistas se baila y se can-ta, se enaltece la figura de la mujer como en toda revista, se resal-tan valores como el amor, la bon-dad, la creatividad, la fantasa, y es quiz el gnero que ms imita a otros de otros pases y tiene su gran cuota de glamour. Es difcil decir de dnde evolucionan estas categoras; la parodia y el humor son elementos siempre presentes en el carnaval, aunque en diferen-tes medidas. Probablemente sur-jan de la necesidad de enfocarse particularmente en esos aspectos y poder desarrollarlos con ms li-bertad que en una murga, que es el otro gnero de conjunto en el que se canta, se baila y se hace humor.

    Las agrupaciones de negros y lubolos son bastante diferentes del resto. El repertorio, basado musi-calmente en el candombe y en los ritmos culturalmente afines (afro, milongn), es una serie de cancio-nes que no tienen por qu respon-der a una unidad temtica. Ade-ms, hay diversos personajes (mama vieja, gramillero, escobero, vedette) que realizan, a su turno, su nmero propio. Esta categora tiene, adems de las actuaciones sobre el escenario, una faceta de desfile tal vez ms importante, que llega a su punto mximo en el Desfile de las Llamadas, donde realmente se luce en todo su es-plendor, mientras que sobre un es-cenario se asemeja a una fiera en-jaulada.

    TRE!En cuanto a las murgas, ameri-

    tan explayarse un poco ms sobre su lugar en el carnaval y su rol so-cial. Podra decirse que es el gne-ro que ms creci y el que ms conjuntos aporta, lo que le da una diversificacin importante, y, al menos dentro del concurso, es el que ms convoca. Tal como el can-dombe, es un ritmo autctono con races en otras regiones e influen-cias, pero no hay otra parte en el mundo donde se haya desarrollado algo similar, menos an en la mag-nitud en que ocurre aqu.

    La funcin y misin ms im-portante de la murga es ejercer la crtica. En una primera instancia se dio desde lo ms local o barrial, pero con el tiempo evolucion ha-cia formas ms polticas y sociales, al tiempo que refleja los cambios, las reacciones a estos y la idiosin-crasia verncula. Desde los aos veinte del siglo XX es posible en-contrar todos los ingredientes que caracterizan a la murga y la vuel-ven nica en el mundo: la forma de cantar, el vestuario, la modalidad de escritura y la batera que acom-paa el coro, todas cosas que re-quieren un mnimo de especializa-cin en las funciones. Desde en-tonces comienzan para la murga cambios relevantes.

    DEL LADO DEL CORAZNEn la dcada del sesenta del si-

    glo pasado, la murga empieza a adaptarse a los procesos histricos, sociales y econmicos. Se empieza a permear el descontento social en los textos, tenuemente. Deja de ser el espacio en el que la clase popular expresa su descontento porque est subordinada a la clase hege-mnica, para convertirse en un es-

    CARNAVAL DESDE EL PIE

    pacio que contribuye con la ruptu-ra de un orden social y la construc-cin de uno nuevo. Es muy diferen-te quejarse por una situacin como va de escape a transformarse en un instrumento de conciencia. Este despertar no se dara hasta despus de la dictadura cvico-mi-litar, cuando la mayora de las murgas reflejaban el descontento, el dolor y la bronca por la represin y el exilio. Cumplira la murga tambin all una funcin de vlvu-la de escape? Probablemente s, no, quin sabe o qu importa; cierto es que la murga cumple con su fun-cin de caja de resonancia del sen-tir popular y las diferentes corrien-tes de pensamiento de su pueblo, porque del pueblo nace y al pueblo canta.

    RETIRADALa murga tuvo un segundo aire

    con la integracin de conjuntos provenientes del Encuentro de Murga Joven, que han aportado una forma distinta de concebirla y vivirla, heredada de una forma de trabajo quiz ms similar a la de otros tiempos, quiz menos conta-minada por los vicios inherentes al concurso, aunque no menos profe-sional y efectiva, y, en algn caso, hasta corporativa. La murga tiene esa particularidad de cambiar, in-cluso radicalmente, a la vez que permanece e incluso vuelve a sus races.

    Hoy se ha diversificado como nunca, tambin se ha comerciali-zado como nunca y hay una fina lnea entre ser un reflejo de las in-quietudes populares y un producto que dice lo que los dems quieren or para venderse mejor; pero esto no es patrimonio exclusivo de la murga: ah estamos todos. Habr que mirarla bien para vernos. l

    Parodistas del Chocolate y la murga Amantes al Engrudo, dos agrupaciones que hicieron historia en el carnaval de los 50.

    Asaltantes con Patente, 1941

    Milonga Nacional de 1952, ganadora del primer premio.

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    Instituto Summit

    Avenida General Flores 4682 Tel. 2514 6056 2513 7273Email. [email protected]

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    as Salas de Naciones. Hacia 1880 no quedaban muchos africanos, pero varias Salas de Nacin, integradas por los descendientes de aquellos, lograron sobrevivir hasta entrado el siglo xx, conviviendo con prcticas rituales tradicionales. Eran lugares de culto a sus entidades religiosas que debieron adoptar formas cris-tianizadas para no ser perseguidas. Uno de los cultos ms interesantes era el dedicado a san Baltasar,* con-siderado como patrono en muchas salas. En la poca colonial dicha conmemoracin tena lugar cada 6 de enero y se haca con toda la pom-pa posible. El culto se acompaaba de tambores y dems instrumentos, palmas, danzas y cantos. A estas re-

    EL TAMBORILAl llegar a Montevideo, varios negros bantes venan enfermos a

    consecuencia de las condiciones inhumanas en las que eran transportados desde frica. Fue as que algunos, al llegar, quedaban en las afueras de Montevideo, en cuarentena, por varios meses, en lo que se conoci como Casero de Negros. Fue all donde naci el tamboril-barril, al que se le pona un parche de cuero vacuno o bovino y, por combinacin de los trminos, se llam tamboril.

    LAS LLAMADASuniones se las denominaba con la locucin afro kndombe, que poste-riormente se castellaniz hasta transformarse en candombe. Se bailaba y se beba hasta la puesta del sol. Los hombres lucan casacas, le-vitas, corbatines y galeras altas, y las mujeres, sus coloridos vestidos, cin-turones, collares y sombrillas. Cada sala tena su trono con un altar con-sagrado a san Baltasar. En la puerta se situaba el platillo que reciba las ofrendas de los asistentes, bajo la custodia del capitn, guardin de la puerta y de la colecta. En los tronos aparecan sentados los reyes y a su lado las reinas, que unan a su rango el prestigio de ser las mejores paste-leras de Montevideo, rodeados to-dos por las princesas y camareras que atendan el ceremonial.

    Terminada la ceremonia, se diri-gan en corporacin (cumparsas) y por naciones a la residencia de las autoridades, y a partir de 1830, a la del presidente de la Repblica y las de los ministros, el vicario y los jefes militares. Las antiguas llamadas afrouruguayas tenan por finalidad citar a los tamboreros que no ha-ban concurrido con puntualidad a

    la sala para, luego de la ceremonia, visitar a dichas autoridades. Entre fi-nes del siglo xix y comienzos del xx, se llamaba a los miembros de una comparsa o se unan los afrodescen-dientes de cada barrio para visitar otros barrios. Los del conventillo Ansina, en Barrio Reus al Sur, iban al de Gaboto (entre Cerro Largo y Paysand), o los del de Gaboto iban al Medio Mundo, en la calle Cuareim. Hoy en da, an se puede percibir distintos matices de sonoridad o rit-mo segn el barrio al que pertenece la llamada. Con el tiempo se popu-lariz y adquiri rango de fiesta, al punto de que la Intendencia de Mon-tevideo la oficializ, integrndola al carnaval montevideano, en 1956.

    * San Baltasar: El nombre Bel-Sar-Utsor, equivalente de Dios protege al rey, proviene de Babilonia y es mencionado en los libros del profeta Daniel como Rey Baltasar. Desde la Alta Edad Media lo representaban como una persona de raza negra, en el afn de la iglesia de universalizar el cristianismo. La imagen fue apro-vechada por los esclavos y afrodes-cendientes para adorar al dios Sara-banda, deidad del trabajo, los meta-les, las piedras preciosas y la fuerza de los bantes, una de las tantas na-ciones africanas cuyos miembros fueron trados como esclavos a la re-gin.

    EL DULCE CARNAVALEra una diversin ingenua y como de nios, con su encanto inocente y espontneo. No exista all la etiqueta de la presentacin. Cualquiera poda hablar con cualquiera, como si llevara careta. Y sin duda as se anticipaban amistades. no rega ms frmula que la de la simpata, que acercaba a la gente y la haca sentirse ms amiga. [] Poda pensarse que los corsos de Montevideo eran los ms cordiales y brillantes, corsos llenos de alegra y color. Los coches se encontraban una y cien veces. Algunos llevaban cascabeles sonoros, otros unas guirnaldas con flores y aun guirnaldas con luces. Y las mujeres lucan sus vestidos de fiesta. La cartera o el antifaz trataban de dar misterio a la fiesta, aunque siempre en una extraa atmsfera aristocrtica y as mismo popular, divertida y culta.Josefina Lerena Acevedo de Blixen, Novecientos. Ediciones del Ro de la Plata, 1967.

    1903. Comparsa de negros y lubolos (posiblemente se trate Pobres Negros Cubanos)

    Rosa Luna y Martha Gularte. Las ms grandes vedettes de las llamadas monte-videanas de mediados del siglo pasado.

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    TABLADOS MUNICIPALESClub Arbolito / El Tejano (Carlos Mara Ramrez esq. Rivera Indarte).Lucho El To Surez (Rusia y C. Cibils).Las Torres / Juan Taranto (Francisco Quevedo 6081 esq. Camino Cibils).Museo del Carnaval (Rambla 25 de Agosto de 1825 N 218).Paso de las Duranas (Pedro Trpani 1350 esq. Bayona).Anfiteatro Cilndrico Canario Luna (Jos P. Varela esq. Dmaso A. Larraaga).Molino del Galgo (Pan de Azcar 2397 esq. General Timoteo Aparicio).Flor de Maroas (Manuel Acua 3099 esq. Marcos Salcedo).Punta de Rieles (Camino Maldonado esq. Av. Punta de Rieles)Comisin Pro Fomento Las Acacias (Bag 3780 esq. General Flores).Csar Gallo Durn Jardines de Manga (Av. de la Aljaba esq. Cipo).Asociacin Civil Monte de la Francesa (Lans 5913 esq. Iturbe).Teatro de Barrio Lavalleja (Av. de las Instrucciones 1435).Parque de los fogones (Milln 5109 esq. Martn Ximeno).Jardn de Nuevo Pars / Sede Social de Salus FC (Pena 537).

    TABLADOS COMERCIALESCarnaval de Gala Moviecenter.Club Malvn (Legrand 5163).Rural del Prado (Buschental esq. Lucas Obes).Veldromo (Ramn Benzano 3471).Monumental de la Costa (Centro Comer-cial Gant Parque Roosevelt).

    ESCENARIOS MVILES14 de febrero: Luis Batlle Berres 5802 entre E. Paz Aguirre y C. de las Tropas.18 de febrero: Dr. Pablo Ehrlich entre Darwin y Ramn Mrquez.19 de febrero: Centro Cultural Abayub (Csar Mayo Gutirrez 3258 entre Abre-vadero y Carac).20 de febrero: Felipe Capurro esq. Camino de las Tropas.21 de febrero: Aparicio Saravia esq. Enrique Castro.22 de febrero: Plaza Soldados Orien-tales de San Martn (Agraciada esq. Asencio).24 de febrero: Plaza de las Misiones (Porongos esq. Colorado).26 de febrero: Hernani esq. Palermo (cooperativa de viviendas).27 de febrero: Santa Mnica esq. Fedra.

    CORSOS VECINALES

    14 de febrero: Jos Serrato, desde General Flores a Costanera de Cerrito, 20.30 (corso).18 de febrero: Jos Belloni, desde Vigna-le a General Flores, 21.00 (corso).8 de Octubre, desde Beln a Piccioli, 20.30 (corso).20 de febrero: Ramn Anador, desde Es-tivao a Alberto Lasplaces, 20.30 (corso).21 de febrero: 25 de Mayo, desde Juncal a Alzibar, 20.30 (corso).22 de febrero: 8 de Octubre, desde Jos Batlle y Ordez a Laborde, 19.45 (corso).23 de febrero: Instrucciones, desde Jos Batlle y Ordez a Moretti, 20.30 (corso).24 de febrero: Gibraltar, desde Suecia a Japn, 20.00 (Llamadas del Cerro).25 de febrero: Carlos Mara Ramrez, desde Gobernador del Pino a Heredia, 21.000 (Llamadas de La Teja).26 de febrero: Tomkinson esq. Moreno a Luis Batlle Berres esq. M. Artigas, 20.30 (corso).27 de febrero: Rivera, desde Julio Csar a Eduardo Mac Eachen, 21.00 (corso).

    Con ms de 60 carnavales a cuestas, Julio Sosa, Kanela, como lo conocen todos, es un cono de la fiesta popular uruguaya y del Cerrito de la Victoria.

    El teatro de verano Ramn Collazo. Principal protagonista de la fiesta de Momo.

    2015: TABLADOS Y CORSOS

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    uillermo Lamolle tiene 52 aos, vive en la Unin y es murguista, msico, bilogo y oceangrafo. Dirige La Gran Siete, murga de culto que desarroll un particu-lar estilo que hace difcil cual-quier clasificacin. Lamolle tie-ne su propia definicin: Todo lo que no es muy exitoso y tiene p-blico que lo sigue se llama de culto.

    Cmo y cundo te vinculs el carnaval?

    En el ao 1987 sal con unos hu-moristas de La Teja que se llama-ban Las Ranas, y a partir de 1990 en La Gran Siete.

    Estuviste desde el comienzo de la murga?

    No. Era una barra que quera ha-cer murga y me llamaron, pero fue dos o tres meses despus de que se armara. Yo quera salir en una murga pero no saba nada y le pre-gunt al Pitufo [Eduardo Lombar-do], de quien era amigo, y me tir unos piques. Una cosa muy tosca, y ms o menos empec a ensayar so-bre esa base.

    Cada vez hay ms murgas provenientes del Encuentro de Murga Joven. Hay una rivalidad entre la joven y la murga grande?

    No, es todo lo mismo. Tal vez a algunos no les guste, porque las murgas jvenes estuvieron de moda durante un tiempo y traba-jaban mucho incluso cuando eran nuevas y cuando no eran muy bue-nas trabajaban mucho para lo que sola trabajar una murga nue-va; eso puede haber generado al-guna rispidez, pero ahora ya no, ya se han entreverado ms. Cuando La Gran Siete apareci hicimos 18 tablados el primer ao, ahora una murga joven no te baja de los 50. A algunas les va mal, pero si est ms o menos bien, pega. A nosotros nos pasan por arriba enseguida.

    Cmo es el vnculo entre carnaval, la noche y los excesos?

    Ac en La Gran Siete, por lo me-nos, los ensayos son todos fiestas. Es una murga muy fiestera, nos quedamos cantando, despus to-mando. A los que salimos en La Gran Siete nos gusta eso: vens a un ensayo y no sabs cundo vol-vs. Por lo que he visto, particular-mente en las murgas, son bastante disciplinadas: termina el ensayo y se van todos. De repente se podra decir qu es ms profesional la cosa. Qu significa el carnaval para vos?Es una caja de resonancia de todo lo que puedo pensar y sentir. Para la mayora es un oasis dentro de la rutina. Depende del laburo que

    TRES MURGUISTAS TRES

    SIN PINTURAFebrero es sinnimo de carnaval. La ciudad se mueve al comps de sus ritmos ms caractersticos y se arman los tablados, las polmicas y las pencas, y ni el ms reacio permanece indiferente. Es la expresin cultural por excelencia y es un crisol en el que se funden las costumbres y tradiciones de todas las colectividades que construyeron el pas. Hoy nos despintamos la cara y dejamos de lado las plumas y el oropel para sentarnos a charlar con tres carnavaleros que, si bien pertenecen a la misma categora, nos brindaron un salpicn bien condimentado sobre la fiesta de Momo.

    tengas. Algunos son muy rutina-rios, otros muy estresantes. Tene-mos gente que trabaja en la salud y te dice: Si yo no salgo en carnaval me enloquezco, porque estoy vien-do cosas horribles todo el tiempo. Otros, al revs, tienen laburos que son un embole y esto les da color a sus vidas. Hay de todo.

    Qu lugar tiene la poltica en el carnaval?

    El carnaval es una cosa poltica. Las letras son siempre muy polti-cas, sobre todo las de las murgas, y as, de repente, gente que milita en algn sector tiende a salir ms en alguna agrupacin que en otra; es muy abierto eso.

    Freddy Gonzlez tiene 45 aos, 26 de los cuales estuvo vincula-do al carnaval, repartidos entre las murgas Contrafarsa y Curti-dores de Hongos. Es de Sayago pero vive en Malvn. Estudi pera y zarzuela, particip en grupos de teatro independiente, es letrista, cupletero y ha hecho la puesta en escena de muchos conjuntos en diferentes catego-ras. Por si le faltara algo, es lo-cutor en televisin.

    Quin representa los intereses de los carnavaleros? daecpu?

    daecpu es la asociacin de di-rectores de agrupaciones de car-

    naval, o bien de dueos de con-juntos. Muchas veces se pier-

    de de vista que no es una agremiacin; si lo traslada-ras al funcionamiento so-

    cial es como el pit-cnt y la Cmara de Industrias: daecpu

    sera la Cmara de Industrias. Mu-cha gente quiere que funcione como el pit-cnt, pero no lo va a hacer; me parece que es tan senci-llo como eso.No es un poco conservador, incluso reaccionario?Lo que pasa es que en realidad funciona democrticamente: to-dos los directores de conjuntos tie-nen la posibilidad de votar, inclui-dos los representantes de los gru-pos cooperativos, y estos pueden presentar modificaciones en el funcionamiento y que se vote, pero hasta ahora nunca se ha vota-do que se aceptan las cooperativas como cooperativas, por ejemplo. En realidad, cambiar las reglas de juego en nuestra sociedad lleva mucho tiempo. daecpu no est li-bre de eso. El carnaval ha ido cam-biando y lo ha hecho a travs de lo que sucede ao tras ao y de lo que los carnavaleros hacen; ha cambia-do en lo artstico, en lo comercial y tal vez no ha cambiado demasiado en lo poltico, pero en la medida en que lo que sucede a nivel comer-cial cambia, va a terminar trans-formando lo poltico.

    La tendencia es al cooperativismo?

    Hoy en da hay muchas ms murgas cooperativas qu hace 20 aos; si esta tendencia se mantie-ne, va a llegar un momento en que va a haber ms cooperativas que

    murgas con dueo. A veces se des-conoce o no se tiene suficiente in-formacin sobre cmo funciona una cooperativa o qu es, o sea, que todos seamos iguales y que to-dos hagamos lo mismo y todos seamos responsables. Es una uto-pa muy linda, entonces, si cada uno es responsable de una parte de lo que hay que hacer, la cosa fun-ciona, y si no cumple, el resto de la cooperativa tiene que hacrselo sa-ber y tiene que tomar decisiones al respecto. Hay gente que en apa-riencia no hace nada pero que arri-ba del escenario cumple su rol y al grupo le viene bien que lo haga. Hay que aprender a entenderse con el otro. Eso lleva tiempo, tra-bajo, conocimiento y evolucin. Hay algo as como mafias en el carnaval?En realidad, hay enfermos en to-dos los mbitos, pero no es lo habi-tual, incluso se les ponen etiquetas a determinados grupos, determi-nadas tendencias en algn mo-mento eran la Unin y La Teja, y decan que los de la Unin eran to-dos mafiosos, y no es as. Las gene-ralizaciones nunca funcionan.

    Ral Castro, Tinta Brava o el Flaco es uno de los referentes de la murga y del carnaval urugua-yo. Tiene 64 aos, se cri en La Mondiola, fue jugador de bs-quetbol, tiene una empresa de publicidad (Escenario) y es hin-cha a muerte de Pearol. Padre, hijo y espritu de Falta y Resto, la murga de las cuatro estaciones.

    Cules son las responsabilidades, costos y beneficios de decir?

    Me parece que ms que costos, son todos beneficios. Hay un dicho en carnaval que dice: Los giles con los giles y los negros con los tamboriles. El gil siempre te va a venir a increpar, y te puedo hablar de gente del gobierno que en lugar de hablarme a m sobre las letras les han hablado a mis hijos, pero yo lo tomo como una ganancia: as ellos empiezan a conocer a la gente y as saben hasta dnde tiene que jugarse un artista, sobre todo te-niendo en cuenta que tres de ellos estn escribiendo y hay dos ms chicos esperando en la gatera. Pero la contrapartida est en la calle: la gente, el pibe que me pone un pa-quete de garrapiada en la falda y no me deja que se lo pague. Cun-to vale ese paquete? Tambin est el papel que juega la creatividad, la Falta hace 30 aos que viene di-ciendo ms o menos lo mismo, y a veces es difcil encontrarle la vuel-ta. La gente se siente representada por lo que dice la murga. En el co-mn denominador del vector que se forma entre todas las murgas est la opinin del pueblo. Eso no es papa, y es una apuesta anual.

    Carnavales eran los de antes?

    No, yo creo que el carnaval cam-bia como cambia el pueblo uru-guayo. Carnaval es un termmetro de las vivencias del pueblo, y yo fes-

    El carnaval se puede desestructurar o hay un statu quo inamovible?

    Es una cosa muy antigua, por lo tanto tiene sus estructuras de po-der, de organizacin. Se puede so-brevolarlos un poco, tambin van cambiando. La gente cambia, la gente se muere; por suerte vienen otros. Es divertido incluso para no-sotros, que hacemos pocos tabla-dos. Me imagino que los dems se divertirn tambin. Hay lugar para todos si lo sabs llevar, si no te en-loquecs y quers ser como los otros.

    GCA

    RICA

    TURA

    S: R

    AMIR

    O AL

    ONSO

  • | 7 | periscopio | SEPARATA momo | FEBRERO 2015 |

    tejo con gran alborozo los carna-vales que viv, pero la frase carna-vales eran los de antes la vengo escuchando desde que tengo me-moria. Es como dice Jaime [Roos] en Brindis por Pierrot: el recuer-do disfrazado de santo, porque lo sobreviviste. Carnaval es el de aho-ra porque es el que tenemos, el otro ya pas; si me decs qu es mejor y qu es peor, bueno, en al-gunas cosas son mejores los de an-

    SALPICN

    tes y en otras peores. Carnaval es el de hoy, el de maana y el del futu-ro.

    La fama es puro cuento?Esa es una frase muy tanguera y arrabalera, que significa un poco no te la creas demasiado, pero la fama, aunque desde una ptica es as, desde otra es una cosa muy hermosa. Que te reconozcan Pah, que se te acerquen y te pidan para sacarse una foto, con familias, esas cosas son parte de la fama. A lo que el tango se refiere es a la mala utilizacin que hacemos los seres humanos de la fama, de la popularidad, digamos, porque po-ds llegar a pensar que te pods meter en una cola porque sos Fula-no de Tal, y es un error muy gran-de, porque cuando sos Fulano de Tal es cuando menos pods pensar en colarte para garronear una en-trada, porque te estn vigilando 10.000 ojos. Cuando camino siem-pre me encuentro con alguien que me saluda y a quien saludo, desde lo cotidiano, desde lo ms cercano; eso me lo dio la murga, si hubiera salido en otro gnero no s si hu-biera sido tan as.

    Cmo visualizs el carnaval en el futuro?

    Impresionante, con 200 tablados en todo Uruguay. Me lo imagino habindose extendido por el lado de Entre Ros, ms all del Uru-guay. Veo un carnaval federal. El carnaval teatral uruguayo va a do-minar toda la regin hasta pasar la cordillera, y me parece que la mur-ga va a ser la cabecera de puente de todo eso; lo est siendo ya, y van a permear otros ritmos como el car-navalito del norte argentino. Veo un carnaval muy festivo, muy ale-gre, de un mes en todo el sur de Amrica, con fiestas nuevas y cada vez ms grandes, en las que la gen-te pueda, desde la cultura, opinar y, desde la alegra, decir, vibrar.

    Argentina?En 1983 fuimos por primera vez a Argentina, a La Trastienda. Est-bamos cantando y entr Alfredo Zitarrosa, que vena del exilio. Cortamos todo y Alfredo dijo: Si-gan cantando, sigan cantando, y cuando termin la actuacin nos tomamos todo el vino Coln que haba, que era un vino riqusimo.En 1984 fuimos al estadio Obras, precisamente con Zitarrosa, fue Vctor Hugo [Morales] quien nos present, despus fuimos a cantar en 1985, en 1986 y en 1988; en 1989 fuimos a Paran, al Encuentro de Msica Alternativa de Argentina. Despus, en 1993 hicimos diez ac-tuaciones en un teatro de la calle Corrientes; perdimos plata, pero ganamos mucho prestigio, gana-mos mucha repercusin en el am-biente de los productores; tal es as, que a partir de ese momento nos conectamos con el productor que ya hace 20 aos que nos lleva a Ar-gentina, con un promedio de 30 a 40 actuaciones por ao. Fuimos la primera murga que cruz; antes haba ido una seleccin de directo-res de murga, por los aos 60: Pe-pino, Cachela, Pianito. l

    Contando con tres murguistas de este nivel como entrevistados, no podamos menos que armar un corito y afiatarlos. Para ello les formulamos las mismas tres preguntas a cada uno (esperando que no desafinen).

    El concurso se comi al carnaval?

    GL: No, siempre hubo concurso y siempre hubo carnaval. No se lo puede comer porque evolucion junto con l. Es muy difcil imagi-nar el carnaval sin concurso. Tie-ne su lado lindo; hay que saberlo llevar, no estupidizarse con eso.FG: No, como que lo tapa un poco, lo esconde. Creo que el car-naval, para mucha gente, incluye el concurso porque el espritu de carnaval tambin incluye subirse al teatro y concursar.RC: Capaz que los tablados y no

    el concurso se comieron a ese carnaval del pomito y la ser-

    pentina. En los excesos carna-valeros, las guerrillas de

    agua, los cabezudos, los grandes bailes en las ca-

    sas, pero eso no es muy diferente a otros tipos de carnavales en

    otros lados. El nuestro es un car-

    naval teatral de 20 o 25 escenarios por toda la capital, 50 o 60 grupos, que son compaas de tea-tro independiente durante un mes y pico; eso es lo que hace la diferencia y eso es lo que se

    jerarquiza. Antes era impensable un escenario como el del Gant, con pantalla gigante donde los crditos van pasando mientras las agrupaciones bajan, la ilumina-cin, la amplificacin.

    Hay discriminacin de gnero y machismo?

    GL: Hay diferencias. Yo no po-dra salir de vedette, por ejemplo. En el caso de la murga, no hay roles prohibidos, pero vos ves ms hombres que mujeres. Son cosas que se arrastran en el tiempo. Creo que deben cambiar de forma natural de repente, hay que pensar un poquito en que van a ir cambiando. Tambin hay un tema de sonoridad es como las or-questas de tango con saxofn: nadie dice que discriminan a los saxofonistas; no obstante, sobre todo en la murga joven, se ha lo-grado darle un papel distinto a la voz femenina, que no es cantar de sobreprimo* necesariamente, o son murgas que apuntan a otra sonoridad y aceptan voces feme-ninas. Depende de qu orquesta se trate, volviendo al ejemplo. Y despus, claro que hay machismo, eso de en la baadera somos to-dos hombres y cosas as.

    Qu opins de la comercializacin del carnaval?

    GL: Hay tablados comerciales, dueos de tablados, murgas con ms capacidad econmica que

    otras; es muy difcil que no haya todo eso. Tambin hay gente que tiene ms vnculos y los utiliza. Algunos violan las reglas o tienen otras reglas. En esto es un reflejo de la sociedad. Todo se ha comer-cializado; cuando yo era chico haba dos marcas de championes y eran o azules o blancos.FG: Se comercializ hace much-simo tiempo. La gente que busca que la parte econmica mejore lo ha conseguido, y eso ha hecho que se cerrara un poco el crculo. Los tablados privados son cuatro en este momento, en los que se con-centra lo ms comercial; los de-ms son municipales, que son lle-vados adelante por comisiones barriales. Yo creo que cualquier mbito es comercializable: el car-navalero, el creador, el artista, es un trabajador y tiene que cobrar por su trabajo. Hay gente que con-sidera que su trabajo vale determi-nada plata y encuentra quin se lo pague, y empiezan a regir las leyes de oferta y demanda. Pero ms all de todo esto estn los corsos barriales, que no son tan publici-tados o promocionados, no son tan comerciales y se quedan en lo local, pero son un montn. RC: Fue como se fue desarrollan-do, no como queramos. Los pro-ductores de espectculos de car-naval hoy por hoy son hroes, to-dos los que hacen tablados parti-culares, los que trabajan para el barrio y los que trabajan para s mismos; esos tipos estn dndole trabajo al carnavalero. Las marcas hoy por hoy financian los conjun-tos siempre hay un gordo que tiene tu cheque, dijo el Indio Sola-ri, el tema es mantener la digni-dad. Las entradas que paga la gen-te para los espectculos tampoco son caras, capaz que s para lo que tienen en su bolsillo, pero no para los espectculos que ven. Lo que tenemos que hacer para que el carnaval comercial sea ms popu-lar es contar con ms apoyo del Estado, que el Estado entienda la importancia que tiene el carnaval como expresin popular. Actual-mente la Intendencia de Montevi-deo colabora con los tablados del barrio, junto con daecpu y las comisiones barriales, pero el Esta-do tendra que dar mucho ms apoyo, tendra que aprovechar el carnaval que tenemos y financiar 100 o 150 tablados, no slo en la capital, sino por todo el pas.

    * Voz de registro muy alto dentro de un coro de murga.

  • | 8 | periscopio | SEPARATA momo | FEBRERO 2015 |

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    l trmino viene de la voz francesa pot purri y literalmente significa olla podrida, que es aquella comida espaola caracterizada por tener un poco de todo y que los france-ses adoptaron para designar una composi-cin musical formada por fragmentos o temas de obras diversas. Probablemente se haya colado en aquel Uruguay con aires pitucos que pretenda salir de la barbarie y que quiz soaba con adelantarse a Suiza para que a este pas europeo se lo conociera como el Uruguay de Europa. Aquella pi-tuquera con nfulas civilizatorias recal en las celebraciones populares, o sea el car-naval, que era mal visto por el orbe culto, aunque se camuflaba entre la muchedum-bre para participar en esos ritos brbaros. En los carnavales de la poca, las batallas con huevos vaciados y rellenos con agua, o a baldazo limpio, eran moneda corriente; aunque consta que ni el agua era muy lim-pia ni los huevos siempre iban rellenos de agua. Uno tambin poda ser vctima de algn asalto, pero no de los de ahora. Aquellos asaltos de antes eran perpetrados por la barra de amigos, que provistos de suficientes caliboratos, te caan a cuaquier hora sin avisarte y tomaban la casa por asalto para bailar y tomar hasta que las ve-las no ardieran. Quiz una de las manifestaciones que an perviven sea la que tiene lugar en la Ciudad Vieja en las fiestas de fin de ao, cuando se desarrollan descomunales batallas en las que el alcohol y el agua ofician de municio-nes. Todo recipiente se transforma en un arma idnea y los transentes incautos sue-len quedar atrapados entre alternativas r-fagas del vital elemento y de agua. Otros llegan en verdaderas hordas barbricas, dis-puestos a sitiar a la vieja ciudad tan sitiada otrora, aun a riesgo de ser anegados por las interminables oleadas de los sitiados que se

    ponen a la altura de la situacin y no repa-ran en el recibo de ose que les va a llegar a fin de mes. Llegan extranjeros, de los que siempre rondan por ah, a reforzar las filas de los sitiadores; ya no importan las len-guas, nadie pronuncia palabra alguna digna de ser oda y proliferan los gritos y los soni-dos guturales. Como siempre, aparecen mercachifles avispados que instalan impro-visados puestos de venta de municiones, digo, de bebidas alcohlicas principal-mente sidra que las ms de las veces ter-minan regadas. Y todo esto, sin que siquiera haya comenzado el carnaval, de pura previa noms. Pero en el desfile ocurre otro tipo de batalla, entre los desfilantes y los espec-tadores munidos de papelitos, alguna ser-pentina y la peor de sus armas: la espuma en aerosol, que cual revolucin industrial tarda vino para dejar sin empleo a los vendedores de confeti. Esta, sin duda, es una batalla desigual semejante al escarnio pblico, en la que los integrantes de los con-juntos se encuentran indefensos y expues-tos a la interminable lluvia de proyectiles, que se cuelan entre los dientes, en los ojos y en los odos, mientras unos psicpatas que gustan del sufrimiento humano todo el tiempo les reclaman a viva voz: Denle, denle! El tiempo! Tamos atrasadsimos, denle!. Las agrupaciones murgueras son sus presas favoritas; cuando cometen el ms mnimo error, zas!, son boleta. El manual de supervivencia al desfile dice claramente: No pare, sigue, sigue, lo que se traduce en que los murguistas deben mantenerse ha-ciendo movimientos rotatorios constante-mente para evitar ser blanco fcil, pero si, estimulados por alguna libacin o marea-dos con la purpurina, asienten en arrimarse al pblico a cantarle unas coplas, estn per-didos. Los espectadores, aburridos en sus sillas, pretenden que les canten un reperto-

    rio completo, y cada vez que la murga quie-re retirarse le gritan: Otra, otra!. Y la se-ducen con aplausos y vtores. Ellos, tocados en su sensible ego, se cantan otra, pero el reclamo no para y entonces entran en ac-cin los psicpatas que empiezan a apurar ms que nunca: Denle que nos sacan pun-tos!, y detrs se viene una comparsa, o peor, esos carros inmensos donde vienen los msicos de los parodistas, flanqueados por un montn de ninjas brillantes que ti-ran patadas para todos lados, y mientras la gente sigue Otra, otra! y el psicpata grita y entran en accin esos diminutos seres que emanan del seno mismo de los espectado-res y se abalanzan cual jaura furiosa, arma-dos con todos los proyectiles antes descritos y quin sabe qu ms, y se preparan para dar el golpe de gracia. Son tan escurridizos que es imposible esquivarlos, y mientras uno abre la boca para proferir una suerte de cacofona que ni remotamente se parece a la meloda que debiera cantar, atacan, con millones de papelitos que penetran por el esfago hasta lo ms profundo de los pul-mones. En ese momento, o, ms bien, antes, es hora de entonar la retirada, apretar el paso al son del psicpata y llegar al final del desfile, darles atencin a los heridos, reso-plar, sacarse el gorro, al menos, y curarse con alcohol. Por lo visto, y luego de una profunda reflexin, es evidente que las in-tenciones de civilizar el carnaval eran muy buenas y bien fundadas, pero hete aqu, se-or pituco, lamento informarle que si por tener un carnaval lleno de normas, megaor-ganizado, recontra televisado para todo el globo y lleno de parafernalia, usted cree que elimin la barbarie, me veo en la obligacin de decirle que carnavales son los Reyes Ma-gos.

    Y no esconda el confeti porque se le ve.

    E

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