Percepción de las consonantes /f,s,x/ por niños y adultos chicanos

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ORIGINALES Rev. Logop., Fon., Audiol., vol. VIII, n.º 3 (140-148), 1988 PERCEPCIÓN DE LAS CONSONANTES /f,s,x/ POR NIÑOS Y ADULTOS CHICANOS Por Mel Greenlee Stanford University of California-Berkeley PRIMERA PARTE INTRODUCCIÓN E L objeto principal de la presente investigación fue la recogida de datos sobre el control de las tres fricativas sordas del español mexi- cano por niños y adultos de origen mexicano pero re- sidentes en los EE.UU. Estas fricativas merecen ser estudiadas por varias razones: en primer lugar, las fricativas (por lo general) llegan a ser correctas en el habla infantil a una edad más avanzada que otros so- nidos; segundo, las fricativas del español han sufrido cambios fonéticos a lo largo de la historia del idioma; por último, la pronunciación de estos sonidos varía aún hoy en día según la región del hablante y quizá también (en el español chicano) según ciertos facto- res sociales. Durante los últimos 2 años, nuestro proyecto ha recogido datos sobre la pronunciación y la discrimi- nación de las tres fricativas por niños y adultos. En este artículo, sólo comentaré los resultados que tie- nen que ver con la percepción. Sin embargo, incluso en la investigación de percepción, no había un solo objetivo que impulsaba nuestros análisis, sino dos. Estos dos se consideraron por medio de los mismos datos, es decir, con los mismos sujetos, las mismas ta- reas y los mismos resultados. El primer objetivo consistió primordialmente en demostrar cómo ciertos hechos afectan a la discrimi- nación de las fricativas. Dado que las fricativas varían en el mundo de los hablantes adultos tanto como en el habla de los niños, se precisan datos descriptivos sobre la variación y sus causas para evitar que la va- riación normal de la comunidad hispana se clasifique como un defecto del niño, El segundo objetivo era más amplio. Queríamos averiguar si un patrón propuesto como una tenden- cia fonológica universal actuaba en los errores de discriminación de nuestros sujetos. El patrón hipote- tizado tenía que ver con confusiones entre las fricati- vas labiales y velares. A continuación, trataremos de dar respuesta a la primera serie de preguntas, las descriptivas, y luego seguiremos con las predicciones más específicas de la tendencia mencionada. PREGUNTAS GENERALES Como una primera aproximación a la descripción de la discriminación de estos sonidos, se podrían for- mular las siguientes preguntas: A. ¿Hay alguna diferencia en cuanto a la percep- ción de estos sonidos entre los niños que parecen su- frir un retraso en el desarrollo de la sintaxis y otros niños y adultos que hablan normalmente? B. Para cualquiera de estos tres grupos de suje- tos, ¿es más difícil distinguir entre las fricativas que entre otros sonidos? Correspondencia: 1780 Franklin St., Berkeley, CA, EE.UU. 140

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ORIGINALES Rev. Logop., Fon., Audiol., vol. VIII, n.º 3 (140-148), 1988

PERCEPCIÓN DE LAS CONSONANTES /f,s,x/POR NIÑOS Y ADULTOS CHICANOS

Por Mel GreenleeStanford University of California-Berkeley

PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN de los hablantes adultos tanto como enos niños, se precisan datos descriptivos

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en el mundoel habla de l

EL objeto principal de la presente investigación

fue la recogida de datos sobre el control delas tres fricativas sordas del español mexi-

cano por niños y adultos de origen mexicano pero re-sidentes en los EE.UU. Estas fricativas merecen serestudiadas por varias razones: en primer lugar, lasfricativas (por lo general) llegan a ser correctas en elhabla infantil a una edad más avanzada que otros so-nidos; segundo, las fricativas del español han sufridocambios fonéticos a lo largo de la historia del idioma;por último, la pronunciación de estos sonidos varíaaún hoy en día según la región del hablante y quizátambién (en el español chicano) según ciertos facto-res sociales.

Durante los últimos 2 años, nuestro proyecto harecogido datos sobre la pronunciación y la discrimi-nación de las tres fricativas por niños y adultos. Eneste artículo, sólo comentaré los resultados que tie-nen que ver con la percepción. Sin embargo, inclusoen la investigación de percepción, no había un soloobjetivo que impulsaba nuestros análisis, sino dos.Estos dos se consideraron por medio de los mismosdatos, es decir, con los mismos sujetos, las mismas ta-reas y los mismos resultados.

El primer objetivo consistió primordialmente endemostrar cómo ciertos hechos afectan a la discrimi-nación de las fricativas. Dado que las fricativas varían

Correspondencia: 1780 Franklin St., Berkeley, CA, EE.UU.

sobre la variación y sus causas para evitar que la va-riación normal de la comunidad hispana se clasifiquecomo un defecto del niño,

El segundo objetivo era más amplio. Queríamosaveriguar si un patrón propuesto como una tenden-cia fonológica universal actuaba en los errores dediscriminación de nuestros sujetos. El patrón hipote-tizado tenía que ver con confusiones entre las fricati-vas labiales y velares.

A continuación, trataremos de dar respuesta a laprimera serie de preguntas, las descriptivas, y luegoseguiremos con las predicciones más específicas dela tendencia mencionada.

PREGUNTAS GENERALES

Como una primera aproximación a la descripciónde la discriminación de estos sonidos, se podrían for-mular las siguientes preguntas:

A. ¿Hay alguna diferencia en cuanto a la percep-ción de estos sonidos entre los niños que parecen su-frir un retraso en el desarrollo de la sintaxis y otrosniños y adultos que hablan normalmente?

B. Para cualquiera de estos tres grupos de suje-tos, ¿es más difícil distinguir entre las fricativas queentre otros sonidos?

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C. ¿Los errores de discriminación entre fricati-vas se ven afectados por el contexto en que dichossonidos son producidos?

TABLA I. — Sujetos

A. Niños

MÉTODO

Sujetos

Tres grupos de personas participaron en este estu-dio. Todos tenían audición normal según pruebas au-diométricas. La tabla I muestra con mayor detalle lascaracterísticas de estos tres grupos.

Como indican las cifras de la tabla, un grupo deniños participantes se halla aparentemente retrasadoen cuanto al aprendizaje de la morfología y sintaxisdel español, mientras que el otro grupo de menores(Grupo 2) manifiesta un desarrollo normal. Para es-coger los dos grupos infantiles, los padres y el perso-nal escolar recomendaron niños para el estudio.Luego, para confirmar su nivel de desarrollo sintác-tico, a cada niño se le suministró la Escala de Sinta-xis, un examen de lenguaje basado en el habla deMéxico (Mermo & Figueroa, en prensa). Los 10 ni-ños que obtuvieron calificaciones equivalentes a unadesviación estándar o más por debajo de la media enambas partes de la Escala, formaron el Grupo 1.

Los demás 26 niños se consideraron normales encuanto al nivel de desarrollo sintáctico. Estos forma-ron el Grupo 2. Todos los niños tenían un C.I. dentrode los límites de la normalidad, medido mediantemétodos y pruebas no verbales. Todos los niños dequienes se pudieron conseguir los informes escolares(18 de los 36 niños) habían sido calificados como «li-mitados en cuanto al dominio del idioma inglés». Lamayoría de los niños habían estudiado inglés durante2 años más o menos. Una prueba de dominio del in-glés, la Medida de Sintaxis Bilingüe, confirmó que lamayoría de niños en ambos grupos se hallaban en elnivel II, es decir que su comprensión del inglés estabaa un nivel intermedio aunque todavía no lo hablabanmuy bien. Su lengua predominante seguía siendo elespañol.

La primera tabla muestra que las puntuaciones delos niños en el primer grupo variaban más, en ambaspartes de la Escala, que las de sus compañeros en elsegundo grupo. Además los niños del Grupo 1 tenían

Grupo 1: Retraso de lenguaje Grupo 2: Lenguaje apropiadopara la edad

N = 10: 7 niños, 3 niñas 26: 19 niños, 7 niñas

EdadMedia 6,5 años 6,1 añosDE 9,9 meses 10,7 meses

Puntuaciones en la Escala de Sintaxis (sobre un total de 28 en cada parte)

Parte II Parte IIMedia 10,5 18,11DE 4,6 5,2

Parte III Parte IIIMedia 3,9 14DE 2,6 5,5

B. Adultos

N = 29: 26 mujeres, 3 hombres

Edad Residencia en USA Años de escolaridad

Media 25,6 10,5 años 7,1DE 8,5 6,2 años 2,8

————————————————————————————————————————

muy bajas puntuaciones en nivel III de la Escala,donde la gramática es más sofisticada. Es importantedestacar que estas puntuaciones ocurren a pesar deque los niños del primer grupo eran algo mayoresque los del grupo 2.

El grupo de adultos estaba compuesto por los pa-dres de los niños, o en caso de no poder participar,por los hermanos adolescentes de los niños (n= 6).Los adultos tuvieron que responder a varias cuestio-nes acerca de su escolarización, preferencia por elespañol o el inglés, y residencia en los EE.UU. Elpromedio de escolarización fue de 7 años (mayor-mente seguida en español). La mayoría (19/29) delos adultos dijeron que preferían conversar en es-pañol y que sus hijos les respondieran en aquella len-gua. Ocho dijeron que a ambos les daba igual y doscontestaron que preferían hablar inglés para queellos y los hijos lo aprendieran.

Procedimientos

Estímulos. Los estímulos para este estudio secrearon con la ayuda de una computadora. Primero

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ORIGINALES

TABLA II. — Grupos de estímulos presentados en la tarea de per-cepción

Aunque Tallal & Stark también encontraron ciertavariación entre los sujetos que formaban el grupo de

A. Cinco grupos de contrastes tipo test

1.

2.

3.

4.

5.

PA / TA

I / A

Fricativas aisladas: /F/ /S/ /X/

Pares mínimos de palabras contrastando fricativas, por ejemploFUEGO / JUEGO

Sílabas contrastando fricativas, por ejemplo FA / SA

B. Contrastes tipo foil (máxima diferencia), por ejemplo PAN / LÁPIZ

se grabó a un hablante adulto masculino procedentede Jalisco, que ahora reside en una de las comunida-des en las que viven nuestros sujetos. Ejemplares depalabras grabadas que contenían las fricativas fueronmodificadas con la computadora para eliminar dife-rencias insignificantes de duración, entonación e in-tensidad total.

Copias de los ítems finales se grabaron siguiendoun orden adecuado para niños. La tarea era del tipoABX, es decir, los estímulos se presentaron por pa-res, seguidos de una pregunta. Por ejemplo, «fu, su»«¿Cuál dijo su?».

Entre los contrastes presentados, había algunosque se consideraban muy fáciles para todos, otrosque considerábamos difíciles, especialmente para losniños del Grupo 1, y tres contrastes entre las fricati-vas, que se exploraron en esta investigación.

La tabla II indica los tipos de contrastes que nues-tros sujetos escucharon.

Como se puede ver, había 5 tipos de contrastesque denominamos «test» (o experimentales y míni-mos) y también unos contrastes muy fáciles, que lla-mamos «foils».

Entre las predicciones de diferencias relativas alos 5 tipos de estímulos test se encuentra la de que losniños con retraso de lenguaje tendrían más dificultaden distinguir entre las explosivas pa/ta. Para explicarde donde viene esta predicción, podemos recordar eltrabajo de Tallal y sus colegas con niños angloparlan-tes y con retraso de lenguaje (Tallal & Stark, 1980,1981) en el que se observó que este tipo de niños te-nían especial dificultad en distinguir entre los soni-dos que presentan cambios espectrales rápidos, se-guidos inmediatamente por otro material fonético.

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niños con retraso de lenguaje, el patrón general de susdificultades de percepción se ha confirmado en va-rias investigaciones.

Como el contraste entre explosivas en punto de ar-ticulación se basa en matrices acústicas muy brevesen ambos idiomas —tanto en inglés como enespañol— se esperaba que los niños de nuestroGrupo 1 cometiesen más errores en la discrimina-ción del contraste /pa-ta/ que en los otros pares.

Si bien se esperaba cierta variación en las respues-tas según las diferentes categorías de los contrastestest (cf. tabla II), para los ítems del tipo foil (porejemplo, pan-lápiz), pensábamos que serían fácil-mente diferenciados por todos los sujetos. Para talescontrastes máximos cualquier error de percepción sepodría atribuir a la falta de atención a la tarea.

Para que los sujetos entendieran cómo debían res-ponder al oír la grabación, recibieron instruccionesescritas (para los adultos) y/o actuación con un mo-delo. Además todos realizaron unos ítems de prác-tica antes de escuchar los contrastes del test.

La tarea fue hecha con cada sujeto, de forma indi-vidual, usando un grabador portátil de alta calidad yaudífonos. Los sujetos escucharon un estímulo en eloído izquierdo (A), seguido de otro en el oído dere-cho (B), y luego una pregunta en los dos oídos (X),por ejemplo «fa, sa» ¿Cuál dijo fa?». En la cinta queescucharon los sujetos, la posición de la respuestacorrecta (sea izquierda o derecha), fue controladapara que hubiera un número equivalente de respues-tas correctas en cada lado. Además, entre los ítemsdel tipo test, se presentó un número equilibrado decada estímulo. Los niños contestaban levantando lamano correspondiente a la respuesta correcta, y losadultos marcaban una hoja de respuestas, o si lo pre-ferían, daban sus respuestas igual que los niños mien-tras que un ayudante las anotaba.

RESULTADOS

La figura 1 muestra el perfil general de los resulta-dos.

La figura 1 indica la frecuencia de errores que co-

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I I- desempeño de esta tarea. Para ambos tipos de

42

36

30

24

18

12

6

Niño 1 Niño 2 Adultos

Número total de respuestas = 10416

Tipo test Tipo foil

FIG. 1. — Porcentajes de error en los ítems tipo test y en los ítemstipo foil, correspondientes a tres grupos de sujetos.

metió cada grupo de sujetos. Las cifras basadas enmás de diez mil respuestas de los 65 sujetos.

Como puede verse, los 3 grupos cometieron máserrores cuando trataban de distinguir entre los ítemsmínimos del tipo test que en los contrastes máximosdel tipo foil. Un análisis estadístico del promedio deerrores cometidos en test y foil para cada grupo(usando ANOVA) dio un resultado muy significativo(p < 0.001).

Ahora bien, si observamos con atención las dife-rencias entre los grupos de sujetos, está claro que los2 grupos de niños cometieron más errores en ambostipos de estímulos en comparación con los adultos.Los niños del Grupo 1 parecían menos hábiles enesta tarea, ya que cometieron errores en más del39 % de los ítems test y en más del 15 % de los foil.Los niños del Grupo 2 se equivocaron en más del31 % de los test y en más del 10 % de los foil, perolos adultos cometieron errores solamente en 8 % y2 %, respectivamente.

Pruebas estadísticas de diferencias entre los gru-pos mostraron el efecto importante de la edad en el

estímulos (test y foil), el promedio de errores hechospor los adultos y por los dos grupos de niños llegó auna probabilidad significativa (p < 0.001). Pero elanálisis no dio un resultado significativo al compararlos dos grupos de menores.

Concluimos que una tarea de discriminación ABXes mucho más fácil para adultos que para un niño de6 años, lo cual no es sorprendente. Sin embargo, nin-guno de los 2 grupos de niños respondió al azar, por-que los ítems del tipo test ocasionaron muchos máserrores que los del tipo foil. Al examinar el patrón deerrores de niños considerados individualmente nosdimos cuenta de que 3 de los 10 niños en el primergrupo y 3 de los del Grupo 2 habían dado respuestasa los estímulos del tipo test que parecían semejantes aun patrón de respuestas al azar (según comparaciónestadística). Como la proporción de niños que dieronrespuestas aleatorias era más grande en el Grupo 1que en el Grupo 2, esto tiende a confirmar la mayordificultad que experimentan los primeros al percibirlos contrastes mínimos.

Un contraste de este tipo se refería a las plosivas/pa-ta/. Habíamos pronosticado que este contrastesería mucho más difícil para los niños del Grupo 1.En la figura 2 se presentan los datos sobre esta cues-tión.

Es evidente que los datos no confirman la predic-ción. Los niños del segundo grupo (es decir, los niñosnormales) cometieron más errores en ambos con-trastes (/pa-ta/ y /i-a/) que sus compañeros en elGrupo 1.

Otros resultados indicados en figura 2 siguen másel patrón que esperábamos. La figura indica que to-dos los sujetos variaban sus respuestas conforme altipo específico de estímulos test que se les ofrecía.Para cada grupo de sujetos, ANOVA dió un efectosignificativo de «subtipo» en el promedio de erroresde percepción (p < 0.001).

Si se examina en la figura 2 el patrón de resultadospara cada grupo, de la izquierda hacia la derecha, sedestaca un perfil semejante para los tres grupos quese ve más claramente en las barras que representan alos adultos. Los resultados para ellos parecen una es-calera con la parte más alta a la izquierda y la másbaja a la derecha; así, /pa-ta/ es el contraste más di-

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ORIGINALES

48 I I les en la figura 2, los de fricativas, queda claro quepara los dos grupos menores, las tres eran casi equi-

A

6

0

PA/TA f-s-x Pares mín Sílabas I/A

Número total de respuestas = 7812

Niño 1 Niño 2 Adultos

FIG. 2. — Porcentajes de error en los tres grupos, correspondientesa los contrastes tipo test.

fícil, /i-a/ el más fácil, y entre los rangos intermediosaparecen los tres contrastes de fricativas. El perfiltambién es similar para los niños normales (Gru-po 2).

En comparación con éstos, los niños del primergrupo son algo distintos. Para ellos, dos subtipos, lasdiferencias entre sílabas y el contraste de explosivas,les ocasionaron más errores; más del 42 % de suserrores de percepción ocurrieron en estos dos con-trastes. Si ponemos atención a los contrastes centra-

SEGUND

INTRODUCCIÓN

valentes, fluctuando entre un 30 % y un 42 % deerrores. Para los adultos, las fricativas aisladas eranmás difíciles, seguidas por los pares mínimos, y enúltimo lugar, discriminaciones entre sílabas. No seesperaba que los pares mínimos causaran tanta difi-cultad, especialmente dado su importante contenidosemántico.

RESUMEN DE LA PRIMERA PARTE

Para resumir la primera parte de nuestro estudio,en cuanto a la descripción, podríamos concluir lo si-guiente:

1. Primero, en cuanto a los efectos de la edad: elfactor edad resultó más importante que diferenciasdel desarrollo lingüístico entre los sujetos. Aunque sehalló una tendencia hacia un mayor número de erro-res entre el grupo de sujetos con retraso de lenguaje,esta tendencia quedó sin confirmación estadística.

2. En segundo lugar, refiriéndonos a los efectosde los varios «subtipos» de estímulos, se encontróuna jerarquía de dificultad que tenía más o menos elmismo perfil para cada uno de los tres grupos —entodos ellos las fricativas estaban en un nivel interme-dio. Sin embargo, los niños del primer grupo realiza-ron más errores que sus compañeros en la discrimi-nación de las sílabas que contenían fricativas, unresultado que no tiene una explicación inmediata yque nos parece interesante.

PARTE

, 1943), la ƒ del latín pasó a la h del caste-final de este proceso, la mayoría de los dia-

Spaulding

amos enllano. AI lectos del

La segunda serie de preguntas que investig

este estudio tenían que ver con la percepción de fri-cativas labiales y velares. La historia de estas fricati-vas en español ha dado un impulso importante alanálisis de los aspectos perceptivos. Como muchosautores han observado (Menéndez Pidal, 1929;

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español perdieron la aspiración de la frica-tiva, dejando únicamente una vocal al principio depalabras como hacer del latín facere.

Sin embargo, algunas fricativas permanecieron almargen de este proceso, en palabras «cultas» y for-males como fama. Tampoco se modificó una se-

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gunda serie de ƒ's —las que ocurrían delante de la vo-cal corta [o] del latín—, que dio como resultado eldiptongo [we] del español moderno, en palabras

TABLA III. — Hipótesis de base fonética investigadas a partir de loserrores perceptivos de los sujetos

como fuego del latín focu. Spaulding ha escrito «posi-blemente es porque la calidad labial de la u reforzó laƒ... que ƒ se ha preservado».

Hoy en día, en muchos dialectos modernos del es-pañol, es muy común que ciertas palabras que co-mienzan con [f] seguida del diptongo [we] se pronun-cian como si comenzaran con jota. Penny (1972:473) afirma que estas pronunciaciones «vulgares»han existido en la península ibérica durante varios si-glos. Para presentar el tema de nuestra investigaciónes suficiente mencionar que estas variantes ocurrenmuy a menudo en el español de la zona central deMéxico (Boyd-Bowman, 1960; Matluck, 1951) y enel español chicano de California (Timm, 1976; Sán-chez, 1983). Los ejemplos más conocidos ocurren enel verbo ir en pretérito, tales como jui, jue, etc.

Al contrario, en México, el cambio a la inversa, esdecir, de velar [x] a labial [f] es mucho menos cono-cido. Matluck señala que este cambio ocurre en muypocas palabras y sólo ante [we], por ejemplo juego di-cho como si fuera fuego. Además, el intercambio en-tre labial y velar delante de otras vocales, no redon-deadas, es «rarísimo» en México.

Estos cambios fonéticos merecen ser investigadosporque se oponen muy directamente a una tendenciapropuesta como universal por dos fonólogos(Ohala & Lorentz, 1977). Basándose en el carácteracústico de las fricativas labiales y velares, afirmaron:«Cuando se añade la fricación a una consonante a lavez labial y velar como [w], el resultado más fre-cuente es una fricativa labial y no velar». Atribuyeroneste predominio al ruido más destacado creado porlos labios en comparación con el sonido producidosimultáneamente (pero que se oye menos) de la frica-ción velar. Como el ruido de la región velar quedadisminuido al tener que pasar por toda el área de laboca mientras que el ruido de los labios no está afec-tado por este fenómeno, la persona que escucha esteconjunto acústico (en la mayoría de los casos) per-cibe una fricativa labial. Según la hipótesis, cuando eloyente llega a pronunciar lo que percibió, lo repro-duce como labial por el proceso que Sweet (1891)llamó «imitación acústica errónea».

Predicción 1:

Las fricativas velares serán identificadas como labiales con mayor fre-cuencia que no a la inversa. en el contexto de una vocal redondeada.

Ejemplo: /xu/ interpretado como ‘fu’ con mayor frecuencia que /fu/ in-terpretado como ‘xu’.

Habrá más confusiones velar-labial, con independencia de la direcciónde estas confusiones, cuando estas consonantes se hallen ante vocal odiptongo redondeado, más que ante vocales no redondeadas.

Ejemplo: /xwe/ interpretado como ‘fue’ y /fwe/ interpretado como ‘jue’con mayor frecuencia que /xa/ interpretado como ‘fa’ o /fa/interpretado como ‘xa’.

Siguiendo el razonamiento de Ohala y Lorentz ylos datos de otros idiomas que aportaron para apo-yar sus hipótesis, se puede predecir que una secuen-cia de fricativa velar seguida por vocal redondeada o[w] (por ejemplo, [xu]) se confundirá con [fu]. Ohala yLorentz dirían que errores perceptivos de cambio deuna velar por una labial ocurrirían con más frecuen-cia que errores en sentido contrario, es decir, de la-bial a velar. Además, pronosticarían que la combina-ción de velar seguida de vocal redondeada seidentificaría como labial mucho más frecuentementeque combinaciones de velar con otras vocales, no re-dondeadas.

La tabla III explica las predicciones específicasque investigamos en la segunda parte de este estudio.

Como se señala en la tabla, la primera predicción,tiene que ver con la dirección que siguen los erroresde percepción, con la esperanza de que la tendenciade velar a labial sea predominante. La segunda pre-dicción no toma en cuenta la dirección de los erro-res, sino su frecuencia en diferentes contextos vocáli-cos. Así, se afirma que ocurrirán más intercambiosentre fricativas labiales y velares delante de vocalesredondeadas de lo que ocurre ante otras vocales, noredondeadas.

ANÁLISIS DE LOS DATOS

Examinamos las respuestas de nuestros tres gru-pos de oyentes para ver hasta qué punto tendían a

145

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ORIGINALES

confirmar o a rechazar las predicciones de la tabla IIII. Consideramos primero la hipótesis sobre el pre-

dominio de la labial, y luego, la influencia del con-texto vocálico.

En este análisis es importante recordar que en elhabla de nuestros sujetos, tanto adultos como niños,ocurren pronunciaciones como jue (por fue) y ajuera(por afuera) mostrando la sustitución de velar por la-bial. El uso de estas formas hace más interesante elpatrón de errores que pueden ocurrir en la percep-ción de las fricativas. ¿Seguirán los errores el patróndel habla [f] [x] o al contrario, seguirán el pro-puesto universal ([x] [f])?

En el análisis de las predicciones se utilizaron mé-todos estadísticos semejantes a los de la primera in-vestigación: ANOVA y x2, además de pruebas deproporciones en la medida en que se necesitaron.

RESULTADOS

La figura 3 muestra las respuestas de cada grupo alas sílabas, y la proporción de confusiones que ocu-rrieron en sentido labial o en sentido velar.

Como señala la figura, todos los sujetos dieronrespuestas parecidas. Todos cometieron más erroresque apoyaban la primera hipótesis, es decir, identifi-cando la velar como labial. Aunque todos tendían enla misma dirección, el predominio de la labial no al-canzó la significación estadística (binomial), z = 1,5,p = 0.07.

La primera hipótesis también se comparó con lasrespuestas que dio nuestra muestra a los pares míni-mos, en las que las fricativas siempre se presentabanen el contexto de vocales redondeadas. Un análisispreliminar demostró que dos de los cuatro paresmínimos ocasionaron más errores que los demás.Para cada grupo de sujetos, los pares que implicabandiscriminación entre fricativas labiales y velares—juego-fuego, y mofo-mojo— dieron lugar a muchasconfusiones, mientras que ojo-oso y fuerte-suerte sedistinguían más fácilmente.

La tabla 4 presenta las proporciones de errores enlos dos sentidos que ocurrieron cuando los sujetostenían que distinguir entre los elementos velares y la-biales de los pares mínimos. Como indican las cifras,

146

Niño 1 Niño 2 Adultos Todos los

-sujetos

x — > f f — > x

FIG. 3. — Patrones direccionales en las confusiones perceptivas en-tre /f/ y /x/ realizadas por los distintos grupos de sujetos.

mientras que los niños del Grupo 1 y los adultos fa-vorecieron la primera hipótesis ([x] [f]), si los re-sultados de todos se consideran juntos, ¡resultancompletamente ambiguos! Tomándolos todos juntos,precisamente el 50 % de los errores es favorable a lahipótesis y el otro 50 % tiende a rechazarla. Comono predominó ni una ni otra dirección en la suma deerrores, este patrón ni apoya ni rechaza lo pronosti-cado por la primera hipótesis.

La figura 4 demuestra la influencia de la vocal so-bre la frecuencia de confusiones o intercambios entrelas dos fricativas, el tema de la segunda hipótesis.

TABLA IV. — Patrones direccionales en las respuestas de los suje-tos a los pares mínimos

TotalN

Niño 1 19 54,3 16 45,7 35Niño 2 42 46,7 48 53,3 90Adultos 35

—————————————————————————————————————————

47,8 67

Todos los sujetos 96 50,0 96 50,0 192

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Se observa que las respuestas de los adultos tien-

USIONES

Niño 1 Niño 2

–Adultos Todos los sujetos

Vocalredondeada

Vocalno redondeada

FIG. 4. — Efectos del contexto vocálico sobre las confusiones entrelabiales y velares.

CONCL

Esta investigación tenía el propósito de cdos series de preguntas sobre la percepción d

den más a la segunda hipótesis. Más del 61 % de lasconfusiones ocurrieron ante vocales redondeadas,pero sólo 38,6 % ocurrieron delante de otras voca-les. Al contrario, los errores de los niños ocurrieroncon casi igual frecuencia en los dos contextos. Por lotanto, cuando se investigó la significación estadísticade las diferencias entre las proporciones totales deconfusiones, no se pudo ni confirmar ni rechazar lopropuesto por la segunda hipótesis.

RESUMEN DE LA SEGUNDA PARTE

Las respuestas de nuestros sujetos ni confirmaronni rechazaron las predicciones del universal pro-puesto. De las respuestas a las sílabas, al menos sepuede inferir que hay una tendencia que apoya laspredicciones pero que no era suficientemente impor-tante como para ofrecer un resultado estadística-mente significativo. Una de las razones para esta am-bigüedad tiene que ver con la dificultad de la tareapara los dos grupos de niños.

a específica podrían haber causado diferen-l comportamiento de los niños del primer

ontestare frica-

de la tarecias en e

tivas por adultos y niños mexicano-americanos. Laprimera se enfocó en tratar de ver la frecuencia deerrores y como ésta se hallaba afectada por el tipo es-pecífico de contraste fonético. La segunda buscó elpatrón de intercambios entre fricativas labiales y ve-lares, examinando una hipótesis propuesta como ten-dencia fonética universal.

En la primera parte del estudio, el elemento deedad afectó más a la discriminación que no la clasifi-cación de los niños de acuerdo con su nivel de desa-rrollo sintáctico. La semejanza entre los dos gruposde niños aparentemente contradice las conclusionesde investigaciones previas realizadas con niños an-gloparlantes. La razón de esta divergencia podría ha-llarse, por lo menos en parte, en diferencias metodo-lógicas entre los distintos estudios. Por ejemplo, lamanera de seleccionar a los sujetos o la construcción

grupo. Todos los niños de nuestra muestra encon-traron difícil esta tarea de percepción, lo cual consti-tuye también una diferencia entre nuestro estudio ylos realizados anteriormente.

En la segunda parte, se encontró algún respaldopara las dos hipótesis, pero quedó en forma de ten-dencia sin comprobación estadística. Niños y adul-tos, por lo general, respondieron de una manera pa-recida, y para todos los sujetos el contexto en que sepresentaban las fricativas determinó hasta ciertopunto lo que oyeron.

De estos datos , ¿podríamos concluir que, comooyentes, los sujetos de esta investigación demostra-ron un comportamiento que iba en contra de lo quehacen como hablantes? El patrón de respuestas en lasegunda parte podría sugerir esta conclusión, perono se puede defender seriamente porque sólo se en-

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California Press, 1943.SWEET H.: A new English grammar. Oxford: Clarendon Press,

1891.

contró un ligero apoyo a las hipótesis en las res-puestas obtenidas. Tal vez sólo deba tomarse comoun paso en la dirección esperada.

En este momento, estamos examinando con másdetalle las respuestas de los sujetos en una tarea depronunciación, comparando estas respuestas con losdatos sobre la percepción de los mismos contrastes.Esperamos que esta comparación, especialmentecuando se toman en cuenta las diferencias entre in-dividuos, por fin podrá dar respuesta a esta últimapregunta.

Agradecimientos

Este trabajo fue presentado ante el Primer Congreso dePsicolingüística Aplicada, que tuvo lugar en Barcelona(España) en junio de 1985. Agradecemos a dos fundacio-nes que aportaron fondos para realizar la investigación:NIH (Instituto Nacional de la Salud de los EE.UU.) y laFundación Spencer. Un informe preliminar con dos gru-pos de sujetos se redactó para la Asociación del Habla yLenguaje de los EE.UU. (ASHA) en San Francisco, Cali-fornia, en noviembre de 1984.

También quisiéramos agradecer a las personas que noshan ofrecido comentarios útiles: Mariscela Amador, JohnOhala, Rosalinda Quintanar y miembros del Laboratoriode Fonología de la Universidad de California-Berkeley.Con el personal de las escuelas que nos ayudó a encontrara los niños y con las familias que cooperaron, tenemos

ORIGINALES

una tremenda deuda. Cualquier error es exclusivamenteresponsabilidad de la autora.

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Recibido: septiembre de 1987.