Perez Carlota - Revoluciones Tecnologicas Y Capital Financiero

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Revoluciones tecnol?gicas y capital financiero

Carlota Prez

Revoluciones tecnolgicas y capital financiero

La dinmica de las grandes burbujas financieras y las pocas de bonanza

A mi madre

Carlota P. Arenas

la artista

cuyo amor al trabajo

nutri el mo

Al lector de la edicin castellana

La influencia de las grandes oleadas tecnolgicas, cuya difusin ha transformado al mundo cinco veces en los ltimos dos siglos, llega cada vez con ms fuerza a todos los rincones del planeta. Ello conduce a pensar que cualquier esfuerzo de crecimiento y desarrollo, tanto de pases como de empresas, tendr una mayor probabilidad de xito si parte de una clara comprensin de la evolucin tecnolgica en los pases-ncleo del sistema mundial. Esa conviccin ha guiado e impulsado mis investigaciones sobre el tema por ms de veinticinco aos.

Esta edicin busca compartir con los lectores de habla castellana la interpretacin que he venido construyendo acerca de la dinmica del proceso histrico mundial y de la intensa interaccin entre los cambios tecnolgicos, econmicos y polticos. Espero que ello impulse a muchos a tratar de identificar las ventanas de oportunidad ofrecidas por las distintas fases de difusin de las revoluciones tecnolgicas, reconociendo la naturaleza elusiva y cambiante de esas ventanas.

La caracterizacin actual y prospectiva de obstculos y oportunidades, unida a una comprensin profunda de las especificidades y del potencial de cada pas, es lo que, en mi opinin, permitir dibujar caminos adecuados para el crecimiento de empresas exitosas y para incrementar el ritmo general de desarrollo de nuestros pases. Este modo de abordar la tarea cobra particular relevancia en la presente era de la informtica y las telecomunicaciones, cuando el contexto tecnolgico favorece la globalizacin. La forma especfica que tomar el mundo globalizado, dentro del amplio espacio de lo posible, se est definiendo en estos aos iniciales del siglo veintiuno.

Como se argumenta en el libro, la locura financiera de fines del sigloXX ya cumpli su papel en el proceso schumpeteriano de destruccin creadora, instalando la infraestructura bsica de la Sociedad del Conocimiento. Con el colapso de la burbuja llega ahora el momento de definir socialmente la direccin para el despliegue de los nuevos potenciales de creacin de riqueza. Ello supone importantes decisiones, nacionales y mundiales, sobre la regulacin de las finanzas y los mercados y sobre las formas y prioridades de la accin gubernamental. El rumbo que ha de tomar la sociedad en estas primeras dcadas del sigloXXI depender de las fuerzas sociales que tomen parte en esas decisiones y de la influencia que cada una pueda ejercer en la construccin de consensos.

Espero que esta lectura resulte til tanto para quienes deseen comprender mejor el funcionamiento del sistema mundial, como para los empresarios que han de reposicionarse constantemente en este mundo cambiante, y para quienes, de una u otra manera, a uno u otro nivel, formen parte del necesario esfuerzo colectivo de diseo y puesta en prctica de un modo de globalizacin incluyente y de creciente bienestar para todos.

CARLOTA PREZ, Julio 2004.

PRLOGO

CHRISTOPHER FREEMAN

Carlota Prez ha hecho numerosas contribuciones particularmente originales para la comprensin de las transformaciones tecnolgicas de largo plazo y la manera como esos cambios interactan con otros cambios econmicos, sociales y polticos ms vastos. Este libro es quizs su contribucin ms original y polmica. Su intenso inters en estos procesos profundos surgi durante la dcada de los setenta cuando, como joven investigadora estudiaba la industria petrolera, entonces y ahora de crtica importancia para Venezuela, su pas natal. Tratando de explicar las causas y las consecuencias de la llamada crisis de la OPEP de 1973, se convenci de que la economa global haba comenzado una transicin de largo plazo entre una economa de produccin en masa basada en el petrleo barato y una economa de la informacin basada en la microelectrnica barata. La llegada del microprocesador una computadora en un chip serva como big-bang anunciador de esta posibilidad. En aquel momento le fue posible desarrollar su teora durante un periodo de investigacin de posgrado en California estado que para entonces estaba a la vanguardia de la revolucin informtica.

Como resultado de esta investigacin y el subsiguiente trabajo con el gobierno y la industria, en 1983 pudo publicar un artculo que se convirti en un hito importante en este campo. Su ttulo, Structural change and assimilation of new technologies in the economic and social system, reflejaba adecuadamente el contenido. Dicho artculo tuvo gran influencia por tres razones fundamentales. Primero que nada, demostr que los grandes cambios tecnolgicos traen consigo no solo el crecimiento extraordinariamente rpido de unas cuantas industrias nuevas, sino tambin, durante un periodo ms prolongado, el rejuvenecimiento de muchas industrias viejas, las cuales encuentran formas de usar la nueva tecnologa y de hacer cambios, tanto en su organizacin como en su gerencia, influidas por las nuevas industrias. La autora design como cambio de paradigma tecnoeconmico a esta combinacin de nuevas maneras de pensar acerca del sistema productivo, incluyendo su organizacin, sus tcnicas y sus interdependencias. Este concepto de un cambio de paradigma con cada gran revolucin tecnolgica ha sido ampliamente aceptado, particularmente desde que Alan Greenspan comenz a usar la expresin en la pasada dcada de los noventa para explicar el vertiginoso crecimiento de la economa americana de aquel momento.

La segunda contribucin importante de Carlota Prez en ese artculo fue sealar que semejante cambio de metaparadigma, capaz de afectar a toda la economa, supona una amplsima difusin del uso de ciertos insumos nuevos. En cada revolucin tecnolgica se hara posible lograr enormes economas de escala en la produccin de esos insumos el hierro, el carbn, el acero y el petrleo, en las anteriores, y los chips microelectrnicos ahora de tal manera que, con frecuencia, la consiguiente baja pronunciada de los precios los haca muy atractivos en trminos econmicos, ms all de las razones puramente tcnicas.

Finalmente, la autora rechazaba algunas de las falacias de lo conocido por los historiadores como determinismo tecnolgico, al insistir en que las transformaciones tecnolgicas solo podan tener lugar como resultado de procesos interactivos y concomitantes de cambios sociales, polticos y gerenciales. Esto significaba que el cambio de paradigma no solo influa en la gerencia y la organizacin en el nivel de la empresa, sino que afectaba y era afectado por todo el sistema regulatorio social y poltico. Esto es particularmente obvio en reas como la educacin y la capacitacin, donde la fuerte demanda de nuevas destrezas orienta los cambios, pero tambin se ve en el rgimen de propiedad intelectual (marcas, patentes, etc.) y en el marco de las leyes corporativas, la reglamentacin de seguridad en el trabajo y, ms an, en el comercio y la competencia internacionales. Todo esto se ha hecho particularmente evidente con el crecimiento de las instituciones de la revolucin informtica. Carlota Prez hizo la afirmacin vital de que los pases y regiones varan en cuanto a su capacidad y disposicin de llevar a cabo esos cambios institucionales, dependiendo de factores socio-polticos, de las circunstancias histricas particulares, de las ideas y de los conflictos sociales y polticos.

En este libro, hace una contribucin an ms original y seminal. En l examina la interaccin entre la parte de la economa conocida como capital financiero y las oleadas de nuevas tecnologas, desde sus comienzos hasta el momento en que predominan en la estructura y comportamiento de la economa. Joseph Schumpeter, en su gran obra Business Cycles (1939) al interpretar las grandes ondas de crecimiento econmico y transformaciones tecnolgicas como revoluciones tecnolgicas sucesivas, insista en que estas constelaciones de innovaciones radicales tambin dependan del capital financiero. De hecho, dedica ms espacio en su libro a las finanzas que a la tecnologa pero, cosa extraa, sus seguidores con frecuencia conocidos como neoschumpeterianos descuidaron este aspecto de su obra. Con su agudeza caracterstica, Carlota Prez intenta colmar esta brecha. La burbuja de internet la hizo especialmente visible, pero ella haba comenzado su trabajo mucho antes.

Al igual que Schumpeter, cree que la oleada temprana de una nueva tecnologa es un periodo de crecimiento explosivo conducente a una gran turbulencia e incertidumbre en la economa. Los capitalistas de riesgo, deleitados ante la nueva posibilidad de obtener ingentes beneficios, demostrada inicialmente en las primeras aplicaciones (adecuadamente designadas por Carlota Prez como el big-bang) se apresuran a invertir en las nuevas actividades y con frecuencia en nuevas empresas. Sin embargo, la incertidumbre que inevitablemente acompaa estos desarrollos revolucionarios significa que muchas de las expectativas tempranas van a quedar insatisfechas, llevando al colapso de las burbujas creadas por la especulacin financiera as como por la euforia tecnolgica o exuberancia irracional. La oleada explosiva de nuevas industrias y empresas tiene lugar en un ambiente an dominado por las instituciones viejas, por lo cual este es inevitablemente un tiempo de grandes contrastes, designado por muchos economistas como una fase de ajuste estructural.

Carlota Prez pone el acento en el proceso de propagacin de las nuevas tecnologas llamndolo periodo de instalacin. Ms an, lo divide en dos fases: irrupcin y frenes. En el periodo posterior, el capital financiero estimula tan intensamente la inversin en las nuevas industrias, actividades e infraestructura que estas se fortalecen y se hace patente la necesidad de un nuevo rgimen regulatorio, al menos en los pases lderes.

Al final, a medida que la experiencia de los cambios polticos y sociales se acumula y a medida que muchas empresas se acostumbran a la nueva tecnologa hasta el punto de convertirla en un nuevo sentido comn, la turbulencia del periodo de instalacin puede dar lugar a un periodo de crecimiento ms armonioso, designado por Carlota Prez como despliegue, subdividido en dos fases: sinergia y madurez. El periodo de despliegue puede ser un tiempo de desarrollo relativamente estable y prspero basado en un buen acoplamiento entre la tecnologa y el marco institucional. Mientras que el desempleo estructural tiende a caracterizar el periodo de instalacin, durante el despliegue muchos pases logran alcanzar niveles de empleo bastante elevados. Este factor lleva a la gente a considerar el periodo de despliegue como una poca de bonanza o belle poque, aunque pudiera suceder que en algunos pases el crecimiento del PIB haya sido realmente mayor durante la fase de frenes del periodo de instalacin. No obstante, en la fase de madurez del periodo de despliegue ocurre una disminucin en las tasas de retorno de las tecnologas (ahora) envejecidas y maduras. La artritis puede aquejar a algunas de las otrora vigorosas nuevas empresas y actividades. Este fenmeno de disminucin de las tasas de ganancia es observado tanto por los ingenieros como por los economistas, y conduce a un nuevo periodo de instalacin a medida que la atencin se vuelve hacia la nueva generacin de innovaciones radicales, las cuales ahora comienzan a ofrecer perspectivas ms atractivas, tanto para los ingenieros como para los financistas.

La teora ciertamente no pretende ser una camisa de fuerza en la cual se deba aprisionar al abigarrado conjunto de los eventos histricos reales. Como sealara Goethe en Fausto:

Gris, querido amigo, es toda teora, y verde el rbol dorado de la vida.

Carlota Prez reconoce la complejidad del mundo de las finanzas, de la tecnologa y del cambio poltico. Su modelo de cuatro fases no es un modelo reduccionista, sino ms bien una manera de ordenar y examinar procesos histricos a fin de iluminar algunas tendencias recurrentes que pueden presentarse y ayudarnos a interpretar y comprender mejor tanto el pasado como el presente. Un rbol verde es una hermosa visin en primavera y verano, pero los rboles sin hojas del invierno pueden revelar ms acerca de su estructura y fuentes de crecimiento a travs de sus pocos y elegantes rasgos fundamentales.

Recomiendo enfticamente este libro fascinante; no solo a los historiadores y economistas, sino a los ingenieros, cientficos, gerentes, sindicalistas y diseadores de polticas, sin duda a todos aquellos que intentan comprender la evolucin pasada y futura de nuestro complejo sistema social. Hay otro sentido en el que tambin el libro ofrece ideas que van ms all de las que Schumpeter y la mayora de sus seguidores han discutido: trata muy efectivamente la manera como las nuevas tecnologas se expanden hacia el tercer mundo y el papel de las finanzas y de la deuda en esta difusin. En su conjunto, se trata de un libro estimulante que incita a la reflexin y debera ser ampliamente ledo en cada rincn de la economa mundial.

Enero de 2002

SPRU Universidad de Sussex

AGRADECIMIENTOS

Las semillas de este libro fueron sembradas hace aos, en 1997, cuando Erik Reinert me invit a escribir un trabajo para un seminario en Oslo acerca del capital financiero y el capital productivo. El tpico me haba rondado por la cabeza durante algn tiempo, y me agrad poder finalmente enfocarlo bajo contrato y para una audiencia interesada. Desde entonces fueron creciendo tanto el artculo original como mi inters, hasta que terminaron en este libro. Vayan mis agradecimientos, entonces, a Erik por la invitacin y por el constante apoyo y el tiempo para leer y comentar las distintas versiones, as como a su esposa Fernanda, quien encontr tiempo para apoyarme, mientras cumpla su papel fantsticamente eficiente como base de operaciones para Erik y para el proyecto The Other Canon. Mi agradecimiento tambin a Norsk Investorforum, la organizacin noruega cuyo financiamiento permiti mi participacin en dos seminarios consecutivos sobre el tema.

El libro apareci originalmente en ingls y para realizar esta versin en castellano tuve el privilegio de contar con el apoyo de mi amiga y colega en el diseo de polticas para el avance tecnolgico. Nydia Ruiz, doctora en antropolingstica, quien por valorar mi trabajo se ofreci voluntariamente a realizar la traduccin. En esa tarea combin su conocimiento y amor por el lenguaje con enorme dedicacin, seriedad y cuidado. En la revisin conmigo despleg tenacidad y muchsima paciencia, mostrando la importancia real que le atribuye a la precisin del lenguaje en la transmisin de las ideas. Mi profundo agradecimiento va para ella.

En el proyecto The Other Canon tuve la suerte de conocer a Wolfgang Drechsler, quien pacientemente ley todo el manuscrito original hacindome valiosas sugerencias, comentarios y crticas, y discutiendo de buena gana tanto mis grandes dudas como los ms pequeos detalles.

Muchos otros colegas y amigos oyeron presentaciones, leyeron captulos o versiones completas a lo largo del proceso. Sus reacciones, comentarios crticos y recomendaciones fueron siempre bienvenidos: Andrew Tylecote, Brian Arthur, Dafne Gil, Despina Kanellou, Francisco Lou, Gabriel Palma, Giovanni Dosi, Giulio Santosuosso, Gustavo Nez, Ha-Joon Chang, Howie Rush, Jan Fagerberg, Jan Toporowski, Jorge Sol, Jos Antonio Ocampo, Lars Mj0set, Luc Soete, Lynn Mytelka, Mike Hobday, Morley Lipsett, Nick Von-Tunzelmann, Rafael Fuentes, Rafael Rengifo, Roger Lloyd Jones, Salvador Lluch, Simn Parisca, Slavo Radosevic y Stephanie Griffith-Jones. Aquellos que trabajan en un campo de investigacin igual o cercano comentaron el contenido; los de otras reas de investigacin o actividad me ayudaron haciendo el libro accesible a una gama de lectores ms vasta. Les agradezco mucho a todos sus preguntas incisivas y sus tiles sugerencias.

Mis agradecimientos especiales a Benjamin Sagalovsky y Mara Elena Corrales quienes, con sensibilidad extrema y sutil inteligencia trataron de evitar que me extraviara por caminos mecanicistas o voluntaristas. Puesto que no siempre atend a esa sabidura no se les debe culpar de mis desvos, pero sus esfuerzos fueron infinitamente valiosos para m.

Dej en ltimo lugar mi sentimiento ms profundo de gratitud. Chris Freeman me ayud enormemente con este libro, leyendo y releyendo una versin tras otra, discutiendo conmigo, en persona, por carta y por telfono a travs del ocano, las muchas preguntas y dificultades involucradas en el modelo presentado aqu. Pero esta es solo la parte ms reciente de su apoyo a mi trabajo, el cual ha sido de estmulo incansable y sostenido desde que nos conocimos en 1983. A lo largo de todos estos aos he tenido el placer y el privilegio de tenerlo como mentor y colega, de trabajar en artculos conjuntos, de seguir su trabajo y contar con l para apoyar el mo. Ha hecho esto intensamente, tanto con su aprobacin como con sus crticas, muy fuertes en algunas ocasiones. La primera ha fortalecido mi confianza; las segundas me han salvado de caer en algunas de las peores trampas y me han obligado a empearme cada vez ms en mejorar los resultados.

Ni Chris ni ninguna de las personas mencionadas antes son responsables por los errores o debilidades restantes.

Algunas veces el tamao de un libro puede ser engaoso en cuanto a la cantidad de trabajo involucrada. Este libro se estuvo gestando y construyendo durante cuatro aos, con muchos largos periodos de relegacin a causa de otros trabajos y algunos otros de concentracin completa. En ellos cont con la ayuda invalorable de mucha gente maravillosa: asistentes de investigacin, especialistas en computacin y otro personal de apoyo. Asli Gok y Federico Giammusso me ayudaron con la investigacin en bibliotecas mientras hacan su doctorado en SPRU; Lorena Araujo, en la primera fase del trabajo, hizo infinitas versiones de los cuadros; Susan Lees y Cynthia Little mostraron una paciencia inagotable con las versiones que iban y venan por correo electrnico entre Caracas e Inglaterra. Mi hermana Mara Garford, con su experiencia de escritora, me ayud a mantenerme fuera del caos y me proporcion su apoyo espiritual constante; mi ta Elena Prez Arenas mantuvo mis archivos en orden y me proporcion ayuda secretarial; Mike Bennet, por internet desde California, generosamente comparti conmigo su larga experiencia en el difcil trabajo de hacer ndices. Marcela Elgueda, mi asistente durante los meses finales de la edicin en ingls, acompa cada aspecto del proceso con inmensa dedicacin, competencia profesional y cuidado.

Para esta edicin en castellano cont con el apoyo de Karina Cotte para la obtencin de las versiones publicadas en castellano de muchas de las referencias y citas de autores clsicos. Lorena Araujo, de nuevo vino en mi ayuda para preparar las figuras en el formato requerido por los editores. Para ello cont con la generosa gua de Nuncia Moccia, la especialista que haba preparado la edicin inglesa. Sol Martnez, mi secretaria, me apoy en infinidad de tareas y puso toda su capacidad y su abnegacin en el empeo de entregar un manuscrito bien presentado y sin errores.

Una ayuda de lujo, llegada en el momento ms oportuno, fue la de Marianela Ledezma, profesional de la ingeniera y la gerencia, amiga entraable y colega, quien asumi por cario la ardua y minuciosa tarea de ubicar las pginas correspondientes a los temas del ndice analtico en castellano.

Para todos ellos mi ms clido reconocimiento.

Por ltimo, quiero agradecer a mi colega mexicano Jaime Aboites por haber realizado los contactos que llevaron a esta edicin con SigloXXI, a Jaime Labastida, director general de la editorial, por su inters y su amable acogida, a Mara Luisa Martnez Passarge por su combinacin de talento y paciencia en el diseo de la portada y a Mara Oscos, la productora, por su competente apoyo y comprensin.

Caracas, Abril de 2004

Todo concepto se forma por equiparacin de casos no iguales. Del mismo modo que es cierto que una hoja no es igual a otra, tambin es cierto que el concepto hoja se ha formado al abandonar de manera arbitraria esas diferencias individuales, al olvidar las notas distintivas, con lo cual se suscita entonces la representacin, como si en la naturaleza hubiese algo separado de las hojas que fuese la hoja, una especie de arquetipo primigenio a partir del cual todas las hojas habran sido tejidas, diseadas, calibradas, coloreadas, onduladas, pintadas, pero por manos tan torpes, que ningn ejemplar resultase ser correcto y fidedigno como copia fiel del arquetipo

FRIEDRICH NIETZSCHE, 1873

Una teora capaz de negar que lo que est ocurriendo puede ocurrir; que vea los eventos desfavorables (del tipo de la crisis petrolera) como la accin de fuerzas externas ms que como el resultado de propiedades del mecanismo econmico, podr satisfacer la necesidad de los polticos de conseguir un villano o un chivo expiatorio, pero semejante teora no ofrece una gua til para solucionar un problema.

HYMAN MINSKY, 1986, p. 4.

INTRODUCCIN: UNA INTERPRETACIN

El ltimo cuarto del siglo XX fue testigo del surgimiento de dos fuerzas en apariencia ilimitadas: la revolucin informtica y los mercados financieros. Muchos elogiaron las virtudes de la una para incrementar la productividad y de los otros para desencadenar el afn de riqueza que impulsa la economa. De hecho, a inicios del sigloXXI ya se haba propagado la idea del surgimiento de una nueva economa, caracterizada por el florecimiento de estas dos fuerzas y capaz de producir un crecimiento sostenido.

El colapso de la burbuja de internet y la consiguiente recesin quebrantaron esas creencias, conduciendo a la duda y a la confusin.

Este libro sostiene que ya antes haban ocurrido explosiones similares de productividad junto con estallidos de agitacin financiera, que llevaron a la euforia econmica y a subsiguientes colapsos de la confianza. Estos son fenmenos interrelacionados e interdependientes; tienen la misma causa y estn en la naturaleza y funcionamiento del sistema. Se originan en la manera como las tecnologas evolucionan por medio de revoluciones, en la forma peculiar en que estas oleadas de crecimiento del potencial de generacin de riqueza son asimiladas por el sistema econmico y social, y en la separacin funcional entre el capital financiero y el capital productivo.

El principal argumento sostenido aqu es que los frutos de las revoluciones tecnolgicas que ocurren cada cincuenta aos se cosechan con retraso. Desde el momento en que las nuevas tecnologas, productos, industrias e infraestructuras producen su primer impacto, hasta el comienzo de la poca de oro o de bonanza fundada en ellos, transcurren dos o tres dcadas de turbulenta adaptacin y asimilacin.

Para cada revolucin tecnolgica, ese rezago se caracteriza por una marcada divergencia entre los ndices de crecimiento de industrias, pases y regiones, as como por el empeoramiento de las tendencias en la distribucin del ingreso prevalecientes hasta entonces. Histricamente, esas dcadas han trado consigo una inmensa agitacin de los mercados financieros, en los cuales los xitos e innovaciones ms rutilantes comparten la escena con grandes manas y fraudes escandalosos. Esos periodos tocan a su fin con los ms virulentos colapsos de la bolsa, seguidos de recesiones y depresiones, para dar despus paso, con el establecimiento de las instituciones apropiadas, a un periodo de prosperidad generalizada basado en el potencial de ese conjunto particular de tecnologas.

Este libro desarrollar un modelo para explicar por qu esto es as y por qu, a pesar de la incuestionable especificidad de cada periodo histrico, se observa la recurrencia de una misma secuencia de eventos cada medio siglo aproximadamente.

Se sostiene que el total despliegue del enorme potencial de generacin de riqueza que trae consigo cada revolucin tecnolgica requiere, cada vez, del establecimiento de un marco socioinstitucional adecuado. El marco existente, creado para manejar el crecimiento basado en el conjunto de tecnologas previas es inadecuado para las nuevas. Por lo tanto, en las primeras dcadas de instalacin de las nuevas industrias e infraestructuras tiene lugar un progresivo desacoplamiento entre la esfera tecnoeconmica y la socioinstitucional, as como un desacoplamiento, en el seno del sistema econmico, entre nuevas y viejas tecnologas. El proceso de recobrar un ensamblaje armnico entre dichas esferas y crear las condiciones tanto para el reacoplamiento como para el despliegue del nuevo potencial es complejo, prolongado y socialmente dificultoso.

El capital financiero tiene una funcin decisiva en todo esto. Al comienzo apoya el desarrollo de la revolucin tecnolgica, despus contribuye a ahondar el desacoplamiento que conduce al colapso de las bolsas, ms tarde contribuye como agente en el proceso de despliegue una vez logrado el acoplamiento y, cuando se agota esa revolucin, ayuda al nacimiento de la prxima.

A este respecto existe una sorprendente desconexin entre los economistas estudiosos de las finanzas, por una parte, y los del cambio tcnico, por la otra. Los seguidores de Schumpeter no se han ocupado de los aspectos financieros del proceso econmico, aunque son los primeros en reconocer que la difusin de innovaciones radicales es inevitablemente una cuestin de inversiones y que el papel de esas nuevas tecnologas como motores de la economa no puede llevarse a cabo sin el combustible financiero[1]. Sin embargo, esta relacin ha sido ignorada sistemticamente. Y esto ha sido as, a pesar de que el mismo Schumpeter tena claridad acerca de la funcin del empresario y del financista como las dos ruedas interdependientes y necesarias para movilizar los procesos de innovacin.

Por su parte, los estudiosos de las finanzas y en particular de las crisis financieras rara vez han prestado atencin a la economa real de la produccin de bienes y servicios (o lo que Schumpeter llam Gterwelf), ni tampoco han tenido mucho que ver con la tecnologa y su relacin con las oportunidades de inversin. Siguiendo el esquema a presentarse aqu, se podra sugerir que ese descuido deriva del hecho de que las mayores burbujas tienden a ocurrir cuando el capital financiero prcticamente se ha desacoplado de la economa real y vuela por cuenta propia. Sin embargo, ni siquiera un economista como Hyman Minsky, quien s coloca la innovacin de los servicios financieros en el corazn de su explicacin de las crisis, establece vnculo alguno entre los tipos de innovacin financiera introducidos y las tecnologas especficas del periodo en cuestin[2].

Este libro intenta entretejer juntas estas dos cuestiones dentro de una perspectiva interdisciplinaria amplia, trascendiendo las fronteras de la economa.

El argumento se desarrollar en dos partes principales. La primera parte est dedicada a la discusin de las grandes oleadas de tecnologa y a las revoluciones tecnolgicas, su naturaleza, los procesos implicados en su asimilacin, y las secuencias recurrentes de eventos que dan cuenta de su difusin, incluyendo el papel de las finanzas. Esto se convierte, entonces, en el marco de referencia que permite examinar en la segunda parte el comportamiento cambiante y tambin recurrente del capital financiero en su relacin con las revoluciones tecnolgicas. Las secciones en esta parte presentan una narrativa de ese comportamiento en cada una de las fases, ilustrada con ejemplos de la actual revolucin informtica y de las cuatro anteriores. La tercera parte discute brevemente las fuerzas internas que producen la secuencia recurrente, resume el modelo y explora algunas de sus implicaciones para la teora y las polticas.

Este libro es un ensayo, la puesta en claro de una interpretacin, con suficientes ilustraciones para establecer el caso y estimular la discusin. A menudo se escogi la narrativa estilizada como forma de presentacin. Esto, adems de ser una forma eficiente de transmitir un modelo terico, resulta particularmente adecuado para el tipo de explicacin que se propone, en el cual una secuencia histrica recurrente tiene manifestaciones especficas cada vez que se presenta.

PRIMERA PARTE: LAS REVOLUCIONES TECNOLGICAS COMO GRANDES OLEADAS DE DESARROLLO SUCESIVAS

1. EL TURBULENTO FINAL DEL SIGLO XX

Un da cualquiera de 1971, un pequeo evento en Santa Clara, California, estaba a punto de cambiar la historia del mundo. Bob Noyce y Gordon Moore lanzaron al mercado el primer microprocesador de Intel, el precursor de la computadora en un chip. Se trataba del salto tecnolgico, del big-bang, que daba origen a un nuevo universo, el de la ubicuidad de la computacin y las telecomunicaciones digitales. Los chips eran poderosos, baratos y abran innumerables posibilidades a la tecnologa y a los negocios.

En aquel momento poca gente haba odo hablar de capital de riesgo o de angels[*]. Aunque muchos ciudadanos comunes de los Estados Unidos posean acciones y bonos, pocos seguan los cambios diarios del mercado de valores. Lo ms parecido a derivados, eran las derivadas matemticas. La mayor parte de la clase media guardaba su dinero en bancos o en sociedades de ahorro y prstamo, y los millonarios por esfuerzo propio, elemento central del sueo americano, eran pocos y espordicos. En las dcadas siguientes, todo esto iba a cambiar rpidamente. Los millonarios abundaran y las finanzas se convertiran en la preocupacin principal de viejos y nuevos ricos. A finales de la dcada de los noventa, an los ms modestos asalariados se haban convertido en inversionistas esperanzados.

Henry Ford haba sido el personaje principal de un evento similar en 1908. El modelo-T, de bajo precio, con su motor de combustin interna propulsado por gasolina barata, fue el salto tecnolgico de la apertura del mundo del automvil, de la produccin en masa y del consumo masivo.

A mediados de la dcada de los veinte, se perciba al Mercado de Valores de Nueva York como el motor que dinamizaba la economa de los Estados Unidos y hasta del mundo. Como ocurrira despus, en las dcadas de los ochenta y los noventa, aparecieron por decenas los genios financieros, y las inversiones en la bolsa o en propiedades parecan tener garantizado un crecimiento cada vez mayor en un mercado de interminable tendencia alcista. La enorme riqueza de los apostadores fue el resultado; la exuberancia irracional era el talante. Hacia finales de los aos veinte hasta las viudas, los pequeos agricultores y los limpiabotas ponan su dinero en aquel sacralizado casino. El colapso de la bolsa fue inesperado; la recesin y depresin siguientes resultaron excepcionalmente profundas y prolongadas.

Esta secuencia haba ocurrido tres veces antes de forma similar aunque especfica en cada caso. Una dcada despus de que la primera revolucin industrial abriera el mundo de la mecanizacin en Inglaterra y condujera a una rpida extensin de la red de caminos, puentes, puertos y canales para dar soporte al flujo comercial creciente, se produjo la mana de los canales seguida del pnico correspondiente. Ms o menos quince aos despus de que la va frrea de Liverpool a Manchester inaugurara la edad de la mquina de vapor y los ferrocarriles, hubo un asombroso auge de la inversin en acciones de compaas constructoras de ferrocarriles, una verdadera mana que termin en pnico y debacle en 1847. De un modo similar, despus de que la siderrgica Bessemer de Andrew Carnegie sealara en 1875 el salto tecnolgico hacia la edad del acero y la ingeniera pesada, una enorme transformacin comenz a cambiar la economa del mundo entero, con los viajes y el comercio transcontinental por tren y barcos de vapor, acompaados por la electricidad y el telgrafo internacional. El crecimiento de los mercados de valores en los aos ochenta y noventa de ese siglo era para entonces, no solo en ferrocarriles sino tambin en el sector industrial, no solo nacional sino cada vez ms internacional. Los colapsos de la bolsa ocurrieron en diferentes formas en Estados Unidos y en Argentina, en Italia y Francia, y en muchas otras partes del mundo.

Cada revolucin tecnolgica ha llevado al remplazo masivo de un conjunto de tecnologas por otro, bien por sustitucin o bien por modernizacin del equipamiento, los procesos y las formas de operar existentes. Cada una supuso profundos cambios en la gente, las organizaciones y las habilidades, cual huracn que barre con los hbitos existentes. Cada una condujo a un periodo de explosin en los mercados financieros.

Nuevos actores, por lo general jvenes, entran en accin sacudiendo un mundo firmemente establecido y satisfecho de s mismo. La inversin en las nuevas industrias la llevan a cabo empresarios noveles, mientras que los jvenes genios de las finanzas crean un torbellino que succiona una inmensa cantidad de la riqueza del mundo para colocarla en manos ms arriesgadas o irresponsables: algunas para la especulacin con bienes races (o en lo que est disponible en el momento). Una parte de esa riqueza va a las nuevas industrias, otra a expandir la infraestructura, otra a modernizar las industrias establecidas, pero la mayor parte se mueve en un frenes de dinero-que-hace-dinero, generando inflacin en los valores y creando una atmsfera de casino dentro de una burbuja que se infla cada vez ms. El colapso tiene que sobrevenir eventualmente. Pero para cuando ocurra, el cambio ya habr tenido lugar. Habrn crecido nuevas industrias, existir ya una nueva infraestructura, habrn aparecido nuevos millonarios, y la nueva manera de hacer cosas con las nuevas tecnologas se habr convertido en sentido comn. Falta todava algo crucial: la articulacin sistemtica del nuevo marco regulatorio y de las instituciones apropiadas, capaces de dirigir y facilitar el funcionamiento de la nueva economa de una manera social y econmicamente sostenible.

En cada ciclo recurrente, all donde la vieja economa haba empezado a fallar, echa sus races lo que puede considerarse una nueva economa. Pero todo ello se logra de una forma violenta, con alto desperdicio y mucho sufrimiento. La nueva riqueza acumulada en un extremo, tiende a ser ms que contrabalanceada por el aumento de la pobreza en el otro. Este es, en realidad, el periodo cuando el capitalismo nos muestra su cara ms fea e insensible. Son los tiempos descritos por Charles Dickens y Upton Sinclair, por Friedrich Engels y Thorstein Veblen; los tiempos cuando los ricos se hacen ms ricos y arrogantes, y los pobres se hacen ms pobres sin merecerlo; un tiempo cuando una porcin de la poblacin celebra la prosperidad y la otra porcin (generalmente mucho mayor) experimenta total deterioro y degradacin. Se trata, ciertamente, de una sociedad fracturada, de un mundo de dos caras. Pero mientras los pobres generalmente pueden ver el consumo conspicuo de los ostentosos miembros de la nueva clase ociosa, para estos, con frecuencia los pobres son invisibles. En el actual mundo globalizado de la economa informtica, esto es ms cierto an, dado que la brecha entre los excesivamente ricos y los extremadamente pobres es bsicamente internacional. Si no fuera por la televisin satelital y las migraciones masivas ilegales, la invisibilidad podra ser casi total.

Cuando sobreviene la debacle financiera, la fiesta ha terminado y llegan los tiempos de analizar lo que se hizo mal y cmo se puede impedir que ocurra de nuevo lo mismo. Aunque el debate acerca de las causas y las culpas pueda continuar indefinidamente, pronto se emprende la tarea ms prctica de establecer un sistema regulatorio adecuado y un conjunto de salvaguardas efectivas. Gracias al colapso de la bolsa y a la recesin, hay una nueva disposicin a aceptar esas reglas como parte de la magia financiera, hasta entonces arrogante, ahora moderada.

Si en este punto de quiebre los ajustes institucionales se llevan a cabo exitosamente, lo que sigue puede ser una poca de bonanza. Puede haber un periodo de pleno empleo e inversiones productivas generalizadas, un periodo en el cual la produccin est en el centro de atencin, cuando por fin los beneficios del sistema comienzan a difundirse hacia abajo y se instala una era de bienestar y de bonanza. Puede verse entonces la mejor cara del capitalismo. Esta es la cara del progreso y de la relativa coincidencia entre los intereses individuales y los colectivos. El capital financiero se retira de la vista pblica para ir a los salones de directorio y a las oficinas. Desde all apoya cada vez ms a las grandes empresas productoras que generan verdadera riqueza, y crece con ellas, al paso que estas marcan. Para ese momento, ya las principales compaas pueden ser el resultado de fusiones y pueden haberse convertido en lo que en cada periodo sern las grandes corporaciones, las cuales con frecuencia operan como oligopolios[3]. Esto reduce la ferocidad de la competencia anterior y lleva a un inters comn por disponer de cmodos mrgenes de beneficio y por extender los mercados, mediante la ampliacin del consumo hacia la base. En la medida en que lo permite la mejora de la distribucin del ingreso, el consumo crece y se expande. El nuevo estilo de vida, establecido por los nuevos ricos, comienza a difundirse hacia abajo, de un estrato a otro, en versiones ms populares. Estos son los tiempos en que el capitalismo se identifica con el progreso, y se hace ms creble la idea de que la justicia social es alcanzable. Son tiempos de crecimiento de la esperanza. En la fase siguiente, sin embargo, las expectativas no cumplidas conducirn a la frustracin y a las protestas.

Este libro sostiene que la secuencia revolucin tecnolgica-burbuja financiera-colapso-poca de bonanza-agitacin poltica se reinicia cada medio siglo aproximadamente, y se origina en mecanismos causales propios de la naturaleza del capitalismo. Estos mecanismos surgen de tres rasgos del sistema, los cuales interactan y se influyen mutuamente:

el hecho de que los cambios tecnolgicos se agrupan en constelaciones de innovaciones radicales, formando revoluciones sucesivas y distintas, las cuales modernizan toda la estructura productiva.

la separacin funcional entre el capital financiero y el capital productivo, cada uno de los cuales persigue la ganancia por distintos medios, y

la enorme inercia y resistencia al cambio del marco socioinstitucional, en comparacin con la esfera tecnoeconmica, aguijoneada por las presiones competitivas.

Obviamente, esa secuencia recurrente se oculta tras sucesivas capas de factores, eventos y circunstancias singulares. Estas capas son algunos de los aspectos ms importantes de la historia de cualquier pas y del mundo: cultura, poltica, personalidades dirigentes, guerras, descubrimientos de oro, catstrofes naturales, etc. Adems, a causa del desarrollo desigual caracterstico del capitalismo, las regularidades solo son visibles en los pases ncleo del sistema mundial, los cuales tambin cambian con el tiempo (como fue el caso cuando Estados Unidos le tom la delantera a Inglaterra en el sigloXX).

No obstante eso, las regularidades dinmicas presentadas en este modelo pueden ser identificadas desde muchos ngulos. Cuando A.C. Pigou, el sucesor de Alfred Marshall en la universidad de Cambridge, observ los cambios en el modo de entender el dinero a lo largo de la primera mitad del sigloXX, estaba precisamente detectando la secuencia en cuestin:

En los aos que precedieron a la primera guerra mundial, estaba en uso corriente entre los economistas gran nmero de metforas, de igual tendencia todas ellas, acerca del papel que desempea la moneda: La moneda es el manto que cubre el cuerpo de la vida econmica; La moneda es un velo tras el cual se oculta la accin de las fuerzas econmicas reales.

en 1925 y la gran crisis econmica de 1939 la moneda, el velo pasivo, tom la apariencia de un activo genio del mal; el manto se convirti en una camisa de Nessus; la envoltura fue cosa explosiva. En resumen, la moneda, que antes era poca cosa o nada, lo era todo despus

Luego, con la segunda guerra mundial, el tono cambi de nuevo. El trabajo, el equipo y la organizacin recobraron su prestigio. La importancia de la moneda disminuy hasta llegar a la insignificancia[4]

Sin embargo, este esfuerzo por identificar fenmenos recurrentes no est dirigido a simplificar la historia o a aplicar modelos mecanicistas a su infinita complejidad o a su carcter fundamentalmente impredecible. Est dirigido sobre todo a servir a dos propsitos tiles en relacin con las polticas, el crecimiento y el desarrollo:

Ayudar a reconocer la dinmica y la naturaleza cambiante del capitalismo para evitar extrapolar cualquier periodo particular sea este bueno o malo como el final de la historia, como la crisis final del capitalismo, o como la llegada del progreso indetenible o como cualquier nueva caracterstica del sistema de ah en adelante.

Ayudar a mirar prospectivamente hacia la siguiente fase de la secuencia, a fin de disear a tiempo las acciones requeridas para aprovechar las oportunidades que estn por presentarse.

Segn el modelo a desarrollar aqu, el logro de este segundo propsito exige una profunda comprensin de la naturaleza de la revolucin tecnolgica en proceso de despliegue. Una de las principales ideas a ser adelantadas es que cada una de estas revoluciones se acompaa de un conjunto de lineamientos de ptima prctica, bajo la forma de un paradigma tecnoeconmico, capaz de romper con los hbitos existentes en tecnologa, economa, gerencia e instituciones sociales. La manera particular de aplicacin de estos lineamientos, cada vez y en cada caso, est bajo la fuerte influencia de todas las capas mencionadas antes. Por lo tanto, los modos de crecimiento adoptados, si bien responden a estructuras formales similares, pueden ser profundamente distintos en cuanto a su contenido social[5].

El mundo se encuentra nuevamente en una encrucijada en la cual se manifiesta fuertemente la necesidad de criterios explicativos y orientadores. El sigloXX dej un turbulento legado porque despus de haber cantado el advenimiento de una nueva economa tiene ahora que desentraar el significado de la implosin de la burbuja de internet y sus secuelas. Comprender algunas de las causas subyacentes de la estanflacin y de la crisis de la deuda de los aos ochenta, as como las del milagro financiero de los noventa, puede ser til para sobreponerse a las consecuencias del colapso iniciado en el ao 2000. Se espera que el modelo a presentar contribuya a esa comprensin. Las posibilidades abiertas son profundamente distintas: puede ser un mundo para los pocos o un mundo para la mayora. Quizs un debate fructfero acerca de las causas estructurales de ese cambio de condiciones pueda guiar hacia acciones positivas para la construccin de la prxima poca de bonanza y para la maximizacin de sus beneficios sociales tanto en los pases centrales como globalmente.

En este modelo juegan un papel central las revoluciones tecnolgicas y el despliegue de su potencial. El siguiente captulo est dedicado a la definicin del trmino y a la identificacin de las cinco revoluciones que han configurado los ltimos dos siglos. Tambin define dos conceptos asociados entre s que juegan un importante papel en el modelo a presentarse. Uno es el de paradigma tecnoeconmico, como representacin del sentido comn que gua la difusin de cada revolucin. El otro es el de grandes oleadas de desarrollo, para designar el proceso de instalacin y despliegue de cada revolucin y su paradigma en el sistema econmico y social.

2. REVOLUCIONES TECNOLGICAS Y PARADIGMAS TECNOECONMICOS

Una revolucin tecnolgica puede ser definida como un poderoso y visible conjunto de tecnologas, productos e industrias nuevas y dinmicas, capaces de sacudir los cimientos de la economa y de impulsar una oleada de desarrollo de largo plazo. Se trata de una constelacin de innovaciones tcnicas estrechamente interrelacionadas, la cual suele incluir un insumo[6] de bajo costo y uso generalizado con frecuencia una fuente de energa, en otros casos un material crucial adems de nuevos e importantes productos, procesos, y una nueva infraestructura. Esta ltima usualmente hace avanzar la frontera, en cuanto a la velocidad y confiabilidad del transporte y las comunicaciones, a la vez que reduce drsticamente el costo de su utilizacin.

La irrupcin de esas importantes constelaciones de industrias innovadoras en un lapso breve podra ser razn suficiente para llamarlas revoluciones tecnolgicas. Sin embargo, lo que les garantiza semejante denominacin para el propsito que nos ocupa es que cada uno de esos conjuntos de saltos tecnolgicos se difunde mucho ms all de los confines de las industrias y sectores donde se desarroll originalmente. Cada uno ofrece un conjunto de tecnologas genricas y principios organizativos interrelacionados entre s que hacen posible e inducen un salto cuntico de la productividad potencial para la inmensa mayora de las actividades econmicas (figura 2.1). Esto lleva cada vez a la modernizacin y regeneracin del sistema productivo en su conjunto, de manera que el promedio general de eficiencia se eleva a nuevos niveles cada 50 aos aproximadamente.

El principal vehculo de difusin de estas herramientas genricas duras, blandas e ideolgicas cuyo conjunto modifica la frontera de ptima prctica para todos, es lo que la autora ha denominado un paradigma tecnoeconmico[7]. Se trata de la ptima prctica econmica, porque cada transformacin tecnolgica trae consigo un importante cambio en la estructura de precios relativos, guiando a los agentes econmicos hacia el uso intensivo de los nuevos insumos asociados a tecnologas ms poderosas. Es un paradigma en el sentido kuhniano[8], porque define el modelo y el terreno de las prcticas innovadoras normales, prometiendo el xito a quienes sigan los principios encarnados en las industrias-ncleo de la revolucin.

Cada revolucin tecnolgica, entonces, es una explosin de nuevos productos, industrias e infraestructuras la cual conduce gradualmente al surgimiento de un nuevo paradigma tecnoeconmico capaz de guiar a los empresarios, gerentes, innovadores, inversionistas y consumidores, tanto en sus decisiones individuales como en su interaccin, durante todo el periodo de propagacin de ese conjunto de tecnologas.

A. Cinco revoluciones tecnolgicas en doscientos aos

En varios momentos de sus reflexiones acerca del desarrollo, Simon Kuznets explor la nocin de innovaciones marcadoras de poca como aquellas capaces de inducir cambios significativos en la direccin del crecimiento. En su conferencia de 1971, cuando recibi el Premio Nobel, afirm:

Los grandes adelantos en la marcha del saber humano, aquellos que constituyeron fuentes dominantes de crecimiento sostenido durante largos periodos y que se propagaron a una parte importante del mundo fueron innovaciones trascendentales. Y el curso cambiante de la historia econmica quiz pueda subdividirse en pocas econmicas, cada una de las cuales se identificara por una innovacin trascendental que tuviera las caractersticas de crecimiento que gener[9]

En ese caso particular se refera sobre todo a pocas de varios siglos, de las cuales el capitalismo desde la revolucin industrial sera una. Sin embargo, el mismo ao Kuznets afirm que era difcil concebir a una etapa como algo esttico, como parte de un proceso en el cual su surgimiento y desaparicin final son los nicos cambios pertinentes e importantes. Por lo tanto, contemplaba secuencias dentro de cada etapa como parte indispensable de una teora de etapas[10].

Lo que sostiene este libro es que el crecimiento econmico desde finales del sigloXVIII ha atravesado por cinco etapas distintas, asociadas con cinco revoluciones tecnolgicas sucesivas. Esto ha sido captado por la imaginacin popular, la cual designa los periodos relevantes segn las tecnologas ms notables. Revolucin industrial fue el nombre dado a la irrupcin de la mquina y la inauguracin de la era industrial. A mediados del sigloXIX era comn que la gente se refiriera a su tiempo como la era del vapor y los ferrocarriles y, ms adelante, cuando el acero remplaz al hierro y la ciencia transform a la industria, el nombre fue el de era del acero y la electricidad. Hacia 1920 se habl de la era del automvil y la produccin en masa, y desde la dcada de los setenta, las denominaciones era de la informacin o sociedad del conocimiento son cada vez ms comunes. El cuadro 2.1. identifica las cinco revoluciones tecnolgicas.

Cada una de estas constelaciones revolucionarias irrumpe en un pas particular, y algunas veces solo en una regin particular. Lancashire fue con mucho la cuna y el smbolo de las industrias clave de la primera revolucin industrial, de la misma manera que Silicon Valley lo ha sido para la revolucin microelectrnica. De hecho, cada revolucin tecnolgica se desarrolla originalmente en un pas-ncleo, el cual acta como lder econmico mundial durante esa etapa. Ah se despliega completamente y de ah se propaga a otros pases. Las primeras dos revoluciones fueron lideradas por Gran Bretaa, la cuarta y la quinta actual por los Estados Unidos. La tercera se caracteriz por un complejo ncleo triple, formado por el viejo gigante an inmensamente poderoso que era Gran Bretaa, y dos dinmicos retadores, Alemania y Estados Unidos (vase cuadro 2.1, columna 3). Esto es particularmente importante porque, aunque las oleadas de desarrollo que impulsan las revoluciones tecnolgicas en el largo plazo son fenmenos mundiales, la propagacin del cambio ocurre en forma gradual y se dirige desde el ncleo hacia la periferia. Esto significa que la datacin del despliegue de la revolucin no es la misma para todos los pases y que dicho despliegue puede demorarse hasta dos o tres dcadas en algunos casos (vase captulos 5 seccin F y 6 seccin B).

Antes de articularse como una constelacin y de ser reconocida como tal, cada revolucin tecnolgica pasa por un periodo de gestacin cuya duracin puede ser muy larga, por lo cual las innovaciones que contribuyen a configurarla pueden haber existido durante mucho tiempo. Esto dificulta el establecimiento de una fecha de inicio para cada revolucin y por ello lo que parecera ms razonable es sealarla con un periodo amplio[11].

No obstante, aqu se sugiere que para que una sociedad se enrumbe decididamente en la direccin de un nuevo conjunto de tecnologas, debe aparecer un atractor muy visible, que simbolice todo el nuevo potencial y sea capaz de despertar la imaginacin tecnolgica y de negocios de una plyade de pioneros. Este atractor no puede ser un mero salto tcnico. Su enorme poder reside en que adems sea barato o deje en claro que los negocios basados en las innovaciones asociadas con l tendrn un costo competitivo. Ese evento es lo que se define aqu como el big-bang de la revolucin (cuadro 2.1, columna 4).

Cuando en 1771 se puso en funcionamiento la planta hiladora de algodn de Arkwright en el poblado de Cromford, Inglaterra, se vieron con claridad las rutas futuras hacia la mecanizacin de bajo costo en textiles de algodn y otras industrias. Sesenta aos despus, en 1829, el mundo de las ferrovas y la energa de vapor fue anunciado por el triunfo de la locomotora a vapor Rocket de Stephenson en el concurso para la lnea del ferrocarril de Liverpool a Manchester. En 1875, Carnegie puso en funcionamiento la siderrgica Bessemer de alta eficiencia, inaugurando con ella la era del acero. Por supuesto, estos eventos nicamente se pueden singularizar vindolos con mirada retrospectiva, no solo porque en su momento eran obvios exclusivamente para una pequea comunidad de empresarios y tcnicos, sino tambin porque su florecimiento o no en un pas particular depende de un conjunto complejo de circunstancias. En el caso de la tercera revolucin, por ejemplo, no estaba para nada claro alrededor de 1870 que Inglaterra se quedara atrs (falling behind) y que seran los Estados Unidos y Alemania quienes explotaran hasta sus ltimas consecuencias el potencial de generacin de riqueza de esa revolucin, lo cual les permitira no solo dar un salto adelante en el desarrollo (catching up) sino tambin tomar la delantera (forging ahead). De hecho, podra argumentarse que hara falta identificar dos saltos tecnolgicos, uno para cada pas implicado en esa oleada. Otras opciones son quizs menos controversiales. El Ford Modelo-T luce como el atractor obvio de la era del petrleo, el automvil y la produccin en masa. Sin embargo, la datacin precisa no es evidente. El verdadero Modelo-T producido en masa, fabricado en lneas rodantes de ensamblaje, solo fue posible en 1913. Sin embargo, aun sin la lnea de ensamblaje completa, el primer Modelo-T de 1908 era ya el prototipo claro de los productos estandarizados, idnticos, caractersticos del futuro patrn de produccin. Tambin prefiguraba los costos decrecientes que lo haran accesible a la masa de la poblacin. Finalmente, el primer microprocesador de Intel en 1971, el primero y ms sencillo de los computadores en un chip puede verse como el nacimiento de la Era de la Informtica, basada en el sorprendente poder de la microelectrnica barata.

As, el empeo en determinar una fecha precisa para el big-bang[12] de cada revolucin no es ms que un artificio til para facilitar la comprensin de la cadena de procesos siguiente. El evento en cuestin, aunque pequeo en apariencia y relativamente aislado, es experimentado por los pioneros de su tiempo como el descubrimiento de un nuevo territorio, como un poderoso anuncio de lo que esas tecnologas pueden ofrecer en el futuro y como un llamado a los emprendedores a la accin.

En cambio, cualquier intento por indicar una fecha de finalizacin para cada revolucin resultara irrelevante. Es verdad que la sociedad puede interpretar ciertos eventos como heraldos del fin de una era, tal como ocurri con la crisis energtica de 1973 y el colapso del acuerdo de Bretton Woods sobre el dlar. Sin embargo, como se discutir en el prximo captulo, cada conjunto de tecnologas pasa por un difcil y prolongado periodo durante el cual se hace cada vez ms visible el inminente agotamiento de su potencial. Este fenmeno es determinante para la interpretacin aqu presentada. Al irrumpir una revolucin tecnolgica, la lgica y los efectos de su predecesora dominan an y ejercen una poderosa resistencia. El cambio generalizado hacia la lgica de lo nuevo requiere dos o tres dcadas turbulentas de transicin, en las que la instalacin exitosa de las capacidades nuevas y superiores acenta la declinacin de las viejas. Para el momento en que ese proceso concluye, de la revolucin anterior apenas queda el rastro.

B. Cinco constelaciones de nuevas industrias e infraestructuras

Cada revolucin tecnolgica es resultado de la interdependencia sinrgica de un grupo de industrias con una o ms redes de infraestructura. El cuadro 2.2 identifica las constelaciones que conforman cada una de las cinco revoluciones.

Las tecnologas y productos constituyentes de una revolucin no son solamente aquellos que experimentan los mayores saltos. Con frecuencia la articulacin de las tecnologas nuevas con algunas de las viejas es lo que genera el potencial revolucionario. De hecho, muchos de los productos e industrias que aparecen juntos en la nueva constelacin haban existido ya durante algn tiempo, bien en un papel econmico relativamente menor o como complemento importante de las industrias predominantes. Este fue el caso del carbn y el hierro, los cuales despus de una larga historia de uso antes y durante la Revolucin industrial se transformaron, gracias a la mquina de vapor, en las industrias motrices de la era del ferrocarril. Ya desde la dcada de 1880, el petrleo haba venido siendo desarrollado para mltiples usos por una industria sumamente activa; algo similar se puede decir acerca del motor de combustin interna y del automvil, el cual fue producido durante bastante tiempo como vehculo de lujo. Pero es la conjuncin de los tres con la produccin en masa lo que los hace conformar una verdadera revolucin. La electrnica exista ya desde comienzos de siglo y en cierta manera fue decisiva en los aos veinte; los transistores, semiconductores, computadoras y controles eran ya tecnologas importantes para los aos sesenta y aun antes. Sin embargo, es solo con el microprocesador en 1971, cuando el nuevo y vasto potencial de la microelectrnica barata se hace visible, la nocin de una computadora en un chip enciende la imaginacin, y todas las tecnologas relacionadas con la revolucin informtica se renen en una poderosa constelacin.

Con frecuencia se ha sugerido que la biotecnologa, la bioelectrnica y la nanotecnologa podran conformar la prxima revolucin tecnolgica.

Ciertamente, en la actualidad estas tecnologas se estn desarrollando intensamente dentro de la lgica de la sociedad informtica. Pareceran estar en una etapa equivalente a la de la industria petrolera y del automvil a finales del sigloXIX o a la electrnica en los aos cuarenta o cincuenta del sigloXX, con la televisin de tubos, el radar y los equipos analgicos de control y de telecomunicaciones. La ruptura clave que podra hacerlas baratas y permitirles movilizar las fuerzas de la vida y el poder contenido en lo infinitamente pequeo es impredecible an. Aparte de las cuestiones ticas, cuya influencia tender a moldear el ritmo y la direccin de la bsqueda, ese salto tendr mayor probabilidad de ocurrir cuando la actual revolucin informtica se acerque al lmite de su potencial de generacin de riqueza, como se discutir en el captulo 3.

As, cada revolucin combina productos e industrias verdaderamente nuevos con otros preexistentes, redefinidos. Cuando estos son articulados por saltos tecnolgicos crticos en un conjunto de oportunidades de negocio poderosas, interactivas, coherentes y capaces de influir en toda la economa, su impacto agregado puede hacerse verdaderamente ubicuo.

Las redes de infraestructura existentes pueden extender su alcance y con ello marcar diferencias cualitativas importantes. Los ferrocarriles de hierro de la segunda revolucin tecnolgica llevaron hacia redes nacionales de transporte y telgrafo. Los ferrocarriles de acero, junto con los vapores y el telgrafo mundial de la tercera revolucin, crearon redes transcontinentales y facilitaron el funcionamiento de verdaderos mercados internacionales. En lo concerniente a la electricidad, el montaje de las redes elctricas bsicas convirti a la industria de equipamiento elctrico en uno de los principales motores del crecimiento en la tercera revolucin; mientras que, durante la cuarta, fue su condicin de servicio pblico universal, en toda empresa y en todo hogar, lo que la convirti en una infraestructura crtica para la difusin de la revolucin de la produccin en masa.

Finalmente, es importante notar que cada constelacin contiene muchos sistemas tecnolgicos, desarrollados a diversos ritmos y en una secuencia a menudo dependiente de los lazos de retroalimentacin entre ellos. La revolucin informtica comienza con la explosin de los chips y el hardware, cuyo crecimiento condujo al florecimiento del software y los equipamientos de telecomunicaciones, seguidos por la explosin de internet y as sucesivamente. Cada uno se fue beneficiando de los avances tcnicos y de mercado logrados por los otros, a la vez que favoreca el mayor desarrollo de aquellos. Lo mismo pudo verse en el despliegue del potencial de la tercera revolucin, cuando el impacto del acero barato se dej sentir primero en las vas frreas, los barcos y la ingeniera civil, y ms tarde en el equipamiento de las nuevas industrias qumica y elctrica. La importancia particular de algunos de estos sistemas tecnolgicos y su aparicin secuencial hace que luzcan como revoluciones separadas y no como lo que son, sistemas interdependientes bajo un paraguas comn ms amplio.

C. Cinco paradigmas tecnoeconmicos; Cinco cambios en el sentido comn organizativo

La irrupcin de un conjunto de nuevas industrias poderosas y dinmicas acompaadas por una infraestructura facilitadora, obviamente va a tener enormes consecuencias tanto en la estructura industrial como en las direcciones preferenciales de la inversin durante el periodo. Pero, como se indic antes, los viejos modelos organizativos no pueden aprovechar todas las ventajas del nuevo potencial. Las nuevas posibilidades y sus requerimientos tambin desatan una profunda transformacin en el modo de hacer las cosas en toda la economa y ms all. Por lo tanto, cada revolucin tecnolgica ineluctablemente induce un cambio de paradigma.

Un paradigma tecnoeconmico es, entonces, un modelo de ptima prctica constituido por un conjunto de principios tecnolgicos y organizativos, genricos y ubicuos, el cual representa la forma ms efectiva de aplicar la revolucin tecnolgica y de usarla para modernizar y rejuvenecer el resto de la economa. Cuando su adopcin se generaliza, estos principios se convierten en la base del sentido comn para la organizacin de cualquier actividad y la reestructuracin de cualquier institucin.

El surgimiento de un nuevo paradigma tecnoeconmico afecta las conductas relacionadas con la innovacin y la inversin de tal manera que puede compararse a una fiebre del oro o al descubrimiento de un nuevo y vasto territorio. Se trata de un amplio espacio de diseo, productos y beneficios[13] cuya apertura enciende rpidamente el fuego de la imaginacin de ingenieros, empresarios e inversionistas, quienes a travs de sus mltiples experimentos con el nuevo potencial creador de riqueza, van generando las prcticas exitosas y las conductas que gradualmente terminan definiendo la nueva frontera de ptima prctica.

La accin de estos agentes pioneros abre el camino, permitiendo el surgimiento de externalidades y condicionamientos crecientes incluyendo la experiencia en la produccin y el entrenamiento de los consumidores los cuales les facilitan a otros seguir su ejemplo. Los xitos de aquellos se convierten en una poderosa seal en direccin a las ventanas de oportunidad que ofrecen mayores ganancias. Es as como el nuevo paradigma[14] llega a convertirse en el nuevo sentido comn general, el cual termina por enraizarse en la prctica social, la legislacin y otros componentes del marco institucional, facilitando las innovaciones compatibles y obstaculizando las incompatibles. Este mecanismo de inclusin-exclusin forma parte de la explicacin del cambio tcnico por revoluciones, a ser discutida en el captulo siguiente.

El concepto de paradigma tecnoeconmico es mucho ms elusivo y difcil de aprehender que el de revolucin tecnolgica. Es, sin embargo, tan poderoso como aquel, si no ms, en trminos de la direccin de la gran transformacin que sigue al salto tecnolgico de una revolucin. Su anlisis y descripcin, en cada caso particular, es crucial para identificar dos rasgos importantes de la direccin del cambio en trminos de discontinuidades organizativas: el primero es el conjunto de principios que contribuye a la creciente comprensin mutua entre los actores contemporneos en sus decisiones e interacciones; el segundo es el isomorfismo en los cambios transmitidos de una institucin a otra, comenzando con las empresas.

La tarea es exigente. Dado que un paradigma tecnoeconmico es una suerte de mapa mental de las opciones de ptima prctica, su reconstruccin se hace, en parte, comprendiendo los aspectos de aplicabilidad universal de las tecnologas genricas mismas y, en parte, mediante la identificacin de los principios del sentido comn general que penetran la cultura del periodo. Las tecnologas genricas se identifican con facilidad, por supuesto: mecanizacin, energa de vapor, electricidad, produccin en masa, TIC (tecnologas de informacin y comunicacin), etc. Los principios y lneas maestras son menos obvios, aunque al menos en la actual era informtica miles de consultores han diseado tablas del tipo antes y ahora para indicar la direccin precisa del cambio en la mejor prctica competitiva. Algo similar ocurri con el tercer paradigma, cuando las sociedades de ingenieros mecnicos desarrollaron la ptima prctica estableciendo estndares y difundindolos entre los industriales[15]. En aquel momento, se ensearon versiones modificadas de las primeras ideas de Taylor. Dcadas ms tarde, con el paradigma de la produccin en masa, la versin del taylorismo aplicada a la lnea de ensamblaje, llamada gerencia cientfica en su forma fordista[16]) se ense y aplic en todo el espectro industrial.

La tarea se torna ms difcil cuanto ms lejos se vaya en direccin del pasado, porque en la vida real un paradigma es sobre todo un modelo imitativo, construido con principios implcitos pronto convertidos en talento inconsciente y ms tarde subsumidos en reglas prcticas[17]. As, la identificacin explcita de esas lneas maestras puede no encontrarse con facilidad en los registros histricos. Sin embargo, pueden abstraerse de la lgica de las tecnologas genricas del periodo as como de la conducta de las empresas, tal como fueran descritas en los registros contemporneos y en los anlisis histricos. Un buen ejemplo de esto ltimo es el libro The visible hand de Chandler[18] en el cual se desarrolla una descripcin ampliamente documentada de la cambiante estructura y prctica de la empresa, desde la firma personal de los primeros tiempos hasta la corporacin gerencial moderna.

Sin proponerse ser exhaustivas, las listas del cuadro 2.3 ilustran e indican el tipo de lineamientos bsicos de un paradigma tecnoeconmico.

El lector notar que los principios listados no se limitan estrictamente a la organizacin de la produccin sino que se extienden hasta incluir la estructura de las empresas, las formas de propagacin geogrfica, la estructura del espacio geopoltico y social, y algo que se aproxima al ideal del periodo. Podramos entonces hablar de un paradigma organizativo. Eventualmente, el marco socioinstitucional regido por esos principios bsicos permitir el total despliegue de esa revolucin tecnolgica, adecundose a ella. Por lo tanto, los mapas mentales que guiarn la eficiencia de las actividades econmicas y de las no-econmicas sern congruentes entre s.

Como ejemplo, se puede observar el proceso de cambio organizativo producido por la revolucin informtica. Hasta 1980 aproximadamente, la organizacin prevaleciente que serva como marco ptimo al despliegue de la revolucin de la produccin en masa era la pirmide jerrquica centralizada y compartimentada por funciones. Esta estructura fue aplicada en la economa por casi todas las corporaciones, pero tambin fue reproducida en cualquier otra organizacin que confrontara una tarea vasta y compleja como el gobierno, los hospitales, las universidades, los sindicatos y los partidos polticos, en el mundo occidental y en el sistema sovitico, en los pases desarrollados y en los subdesarrollados. Con la llegada de las computadoras e internet, esas grandes pirmides se revelaron rgidas y difciles de manejar. En su lugar, la estructura en redes descentralizadas y flexibles, con un ncleo estratgico y un sistema de comunicacin rpido, mostr su capacidad para adecuarse a organizaciones mucho ms grandes y complejas al igual que a organizaciones ms pequeas[19]. Su sentido comn, es decir, la lgica que facilita su funcionamiento fluido, reforzado por la naturaleza y capacidades de las tecnologas informticas disponibles, se ha estado difundiendo en forma gradual y eventualmente abarcar una muy amplia gama de instituciones donde probablemente estarn incluidas las del gobierno tanto global como local[20].

Es importante notar que el paradigma tecnoeconmico sirve a la vez como impulsor de la difusin y como fuerza ralentizadora. Es un impulsor porque proporciona un modelo que puede ser seguido por todos, pero su configuracin lleva tiempo alrededor de una dcada o ms despus del big-bang y, dado que cada revolucin es por definicin diferente de las anteriores, la sociedad tendr que aprender los nuevos principios. Pero este aprendizaje debe sobreponerse a las fuerzas de la inercia producto de los xitos del pasado con el paradigma anterior, cuya predominancia es el principal obstculo para la difusin de la siguiente revolucin. Estas fuerzas enfrentadas, estas batallas entre lo nuevo y lo viejo, estn en el centro de toda la interpretacin aqu presentada.

Por lo tanto, las transformaciones inducidas por las revoluciones tecnolgicas van mucho ms all de la economa; penetran la esfera de lo poltico e incluso las ideologas[21]. Estas, a su vez, determinarn la direccin preferente de despliegue del potencial. Esta influencia mutua entre la tecnologa y la poltica no ocurre por azar, sino por necesidad. Esto se discutir en el captulo 3, donde se muestra cmo el marco socioinstitucional tiene que cambiar para adaptarse a las transformaciones que ocurren en la esfera tecnoeconmica cada vez que una revolucin tecnolgica irrumpe en la escena.

D. Revoluciones, paradigmas y grandes oleadas de desarrollo

La visin tradicional del progreso como desarrollo lineal y acumulativo es tan inadecuada como la idea de que el cambio tecnolgico es continuo y aleatorio. Ambos procesos aparecen como de crecimiento constante cuando se les observa en el muy largo plazo, ignorando las grandes y pequeas variaciones. Para algunos propsitos esto es lo adecuado. Sin embargo, una vez que se reconoce el impacto de las sucesivas revoluciones tecnolgicas, y se mueve el foco en direccin del complejo conjunto de cambios interrelacionados implicado por ellas, emerge una comprensin muy diferente. El desarrollo es un proceso escalonado con enormes oleadas cada cinco o seis dcadas, cada una de las cuales conlleva profundos cambios estructurales dentro de la economa y en casi toda la sociedad.

Una oleada de desarrollo se define aqu como el proceso mediante el cual una revolucin tecnolgica y su paradigma se propagan por toda la economa, trayendo consigo cambios estructurales en la produccin, distribucin, comunicacin y consumo, as como cambios cualitativos profundos en la sociedad. El proceso evoluciona desde pequeos brotes, en sectores y regiones geogrficas restringidas, hasta terminar abarcando la mayor parte de las actividades del pas o pases-ncleo, difundindose hacia periferias cada vez ms lejanas, segn la capacidad de la infraestructura de transporte y comunicaciones.

As, cada oleada representa un nuevo estadio en la profundizacin del capitalismo en la vida de la gente y en su expansin por todo el planeta. Cada revolucin incorpora nuevos aspectos de la vida y de las actividades productivas a los mecanismos del mercado; cada oleada ampla el grupo de pases que conforma el centro avanzado del sistema y cada una extiende la penetracin del capitalismo a otros rincones, dentro de cada pas y de un pas a otro.

Adems, una revolucin tecnolgica, gracias al paradigma configurado en su difusin, establece un nivel nuevo y superior de productividad y de calidad promedio, alcanzable en todo el mbito del aparato productivo. La oleada de desarrollo resultante de la completa asimilacin social de su potencial, termina por empujar a las economas de todos los pases centrales hacia ese nivel ms alto de productividad.

Esencialmente lo que esto significa es que para que las fuerzas generadoras de riqueza de cada nuevo paradigma alcancen su mximo esplendor, se requieren cambios inmensos y en correspondencia en los patrones de inversin, en los modelos de organizacin de mxima eficiencia, en los mapas mentales de todos los actores sociales y en las instituciones que regulan y habilitan los procesos sociales y econmicos. Significa tambin que el progreso puede requerir cambios de rumbo significativos; que la acumulacin puede requerir desacumulacin de tiempo en tiempo; que lo instalado puede requerir ser desinstalado, que el avance continuo por ciertos caminos puede llevar a callejones sin salida, mientras otros ya se han incorporado a las nuevas caravanas de cambio; que aprender lo nuevo puede requerir desaprender mucho de lo viejo.

Por otra parte, estos cambios de direccin pueden ofrecer periodos de enorme ventaja para los recin llegados. Un cambio de paradigma abre las ventanas de oportunidad necesarias para adelantarse (forging ahead) y para dar alcance (catching up) en la carrera del desarrollo, mientras que los punteros estn aprendiendo tambin[22]. Estos son asimismo tiempos en los cuales el exceso de inercia puede tener como consecuencia el retroceso (falling behind). Por lo tanto, la capacidad para llevar a cabo cambios estructurales en la direccin ms ventajosa es una habilidad societal muy valiosa para alcanzar el desarrollo y para, despus, preservar e incrementar la ventaja a medida que van cambiando el contexto y las oportunidades.

El papel del capital financiero es determinante para habilitar los inmensos cambios de rumbo en las inversiones requeridas en cada revolucin. La discusin de cmo ocurre ese proceso, junto con sus contradictorias consecuencias, ser el objeto de la segunda parte de este libro.

3. EL MOLDEO SOCIAL DE LAS REVOLUCIONES TECNOLGICAS

Si las revoluciones tecnolgicas permanecieran como fuerzas de cambio en la esfera econmica y la sociedad se adaptara en forma fcil y gradual a los nuevos productos y a los nuevos medios de transporte y comunicaciones, todo ese proceso podra describirse simplemente como la forma que toma el progreso, y la tecnologa podra ser tratada como una variable exgena. Tales cambios, sin embargo, distan mucho de ocurrir sin tropiezos. Cada revolucin tecnolgica sacude y moldea profundamente a las sociedades y, a su vez, el potencial tecnolgico es moldeado y orientado por efecto de las intensas confrontaciones y compromisos sociales, polticos e ideolgicos. Es precisamente este carcter sistmico lo que hace de la complejidad del cambio tcnico un tema tan crtico para comprender el desarrollo capitalista.

A. De las innovaciones tecnolgicas a las revoluciones institucionales

La nocin de destruccin creadora muy influida por Nietzsche y concebida como la naturaleza del progreso a travs de la innovacin, fue un elemento importante en la Zeitgeist europea del sigloXX. Siguiendo el espritu del Renacimiento, se la vio como una noble y placentera obligacin, propia de la humanidad, de inventar[23], de romper la inercia que amenazaba con encadenar y esclavizar a la sociedad en el culto del statu quo. Werner Sombart, el economista alemn, fue el primero en expresar la idea del espritu creativo de destruccin en la economa, en su obra Krieg und Kapitalismus[24].

Hoy en da se suele acreditar a Schumpeter la nocin de destruccin creadora como el modo de describir la naturaleza contradictoria de las revoluciones tecnolgicas[25]. Ms an, Schumpeter entendi la innovacin en nuevos productos, nuevos procesos o simplemente en nuevas maneras de hacer cosas, como la esencia misma del motor de crecimiento capitalista. Vea el capitalismo como un proceso de mutacin industrial que revoluciona incesantemente la estructura econmica desde dentro, destruyendo ininterrumpidamente lo antiguo y creando continuamente elementos nuevos[26].

Debido a la doble naturaleza del proceso de destruccin creadora, Schumpeter consider la innovacin no solo como la fuerza impulsora del progreso, sino tambin como la causa de las recesiones recurrentes y, en general, de la conducta cclica de los ndices de crecimiento y de otras magnitudes econmicas. A pesar de estar consciente de los factores sociales y econmicos, Schumpeter permaneci muy atado al mercado y sus fuerzas de equilibrio como factor determinante, y a la economa como la esfera donde se absorba la transformacin. Tratrase de los ciclos de 3 a 5 aos de Kitchin, de los de 7 a 11 aos de Juglar, o de las ondas largas de Kondratieff[27] de 45 a 60 aos de duracin, todos ellos constituan, segn Schumpeter, desviaciones del equilibrio causadas por explosiones innovadoras. Al definir los ciclos ms prolongados, los de 45 a 60 aos u ondas largas, se refiri a cada uno de ellos como la irrupcin de una revolucin industrial y la asimilacin de sus efectos[28].

Quizs pueda justificarse una explicacin, en trminos de fuerzas puramente econmicas, para los ciclos ms cortos de inventario e inversin. Pero, en el caso de los fenmenos de largo plazo, conocidos como ondas largas, ese tipo de explicacin es claramente inaceptable. Esos son procesos mucho ms complejos que abarcan a toda la sociedad[29]. De hecho en este libro se opt por una denominacin diferente a fin de que tanto el concepto como el objeto mismo se distanciasen en forma tajante de cualquier definicin restringida a lo econmico. El concepto de grandes oleadas de desarrollo se introdujo ya en el captulo anterior para representar el turbulento proceso de difusin de cada revolucin tecnolgica, de aproximadamente medio siglo de duracin. Con ello se trata de quitar el acento de los sntomas para ponerlo en las causas subyacentes e intentar comprenderlas[30].

Estos dificultosos procesos de transformacin de largo plazo forman parte de la naturaleza del sistema capitalista e involucran interacciones intensas entre la economa y las instituciones sociales, as como cambios profundos en ambas. Cada revolucin tecnolgica es percibida como una conmocin, y su difusin encuentra poderosa resistencia tanto en las instituciones establecidas como en la gente misma. En consecuencia, al comienzo la manifestacin de su enorme potencial de generacin de riqueza tiene efectos sociales ms bien caticos y contradictorios y termina exigiendo una significativa recomposicin institucional. Esta pasar por cambios en el marco regulatorio capaces de afectar a todos los mercados y actividades econmicas, por el rediseo de una importante variedad de instituciones, empezando por el gobierno, incluyendo la regulacin financiera, y llegando hasta la educacin y a modificaciones en los comportamientos sociales y en las ideas. Es gracias a esa reestructuracin del contexto para adecuarse al potencial de la revolucin como es posible alcanzar la poca de bonanza en cada ocasin.

El auge victoriano a mediados del siglo XIX se materializ dos dcadas despus que la mquina de vapor Rocket mostrara su poder para mover la locomotora del ferrocarril de Liverpool a Manchester, y luego de que la mana ferrocarrilera, culminada en un pnico financiero, hubiese propiciado la instalacin de una red bsica de vas frreas. Esa prosperidad se bas en una serie de instituciones que ordenaron los mercados nacionales y regularon la banca y las finanzas a escala del pas. Todo esto facilit la expansin continua del sistema ferroviario y la red de fbricas movidas por mquinas de vapor en las crecientes ciudades industriales.

Dos dcadas despus del big-bang de la era del acero, de nuevo fue necesario introducir cambios profundos. La belle poque basada en el despliegue del pleno potencial del tercer paradigma, con mercados verdaderamente internacionales, requiri regulaciones de carcter mundial (desde la aceptacin general del patrn oro con base en Inglaterra, hasta acuerdos mundiales sobre medidas, patentes, seguros, transporte, comunicaciones, y prcticas navieras), mientras que los cambios estructurales en la produccin, incluyendo el crecimiento de importantes industrias de base cientfica, tuvieron que ser facilitados por reformas educativas profundas y legislacin social.

El desencadenamiento de la poca de bonanza asentada en las tecnologas de produccin en masa, propias del cuarto paradigma y difundidas desde las dos primeras dcadas del sigloXX, requera de instituciones que facilitaran el consumo masivo de la gente o de los gobiernos. Solo en un contexto semejante poda alcanzarse el verdadero florecimiento. En esa poca fueron establecidos el fascismo, el socialismo y las democracias keynesianas como modelos sociopolticos distintos, todos impulsando procesos de crecimiento organizados con base en la produccin y consumo masivos[31]. La tendencia de todos ellos fue comenzar por la homogeneizacin de los patrones de consumo dentro de los mercados nacionales y luego utilizarlos como plataforma para la expansin internacional.

La creacin del contexto apropiado para el desarrollo armnico asentado en el potencial de la revolucin informtica, podra requerir de una red global de instituciones, involucrando niveles regulatorios supranacionales, nacionales, y locales.

Por lo tanto, cada revolucin tecnolgica trae consigo, no solo la reorganizacin de la estructura productiva sino, eventualmente, tambin una transformacin tan profunda de las instituciones gubernamentales, de la sociedad, e incluso de la ideologa y la cultura que se puede hablar de la construccin de modos de crecimiento sucesivos y distintos en la historia del capitalismo[32]. El proceso de destruccin creadora ocurre, entonces, cada 50 o 60 aos tanto en la economa como en el mbito sociopoltico[33].

Estos cambios suelen ser forzados por una combinacin de presiones provenientes primero de los requerimientos de una economa en rpida transformacin y, ms tarde, de las consecuencias del modo turbulento como se difunde la tecnologa, llevando a tensiones sociales intensas y a veces violentas. Al final, las presiones ms efectivas para el cambio institucional y especialmente para la intervencin del Estado en la economa vienen de la recesin que acompaa al colapso de la economa financiera, el cual tiende a ocurrir un par de dcadas despus del big-bang inicial.

Fue para un periodo como este que Keynes present su caso a favor de la implementacin de polticas anticclicas por parte del Estado[34]. Hasta Schumpeter estuvo dispuesto a desconfiar de los poderes curativos del mercado y a reconocer que, cuando se trataba de sacar a la economa de una depresin, la razn para la accin gubernamental era incomparablemente ms fuerte[35].

De hecho, aunque las revoluciones tecnolgicas sean transformaciones profundas de la economa, el solo funcionamiento de los mercados no puede explicar la recurrencia de los grandes colapsos burstiles y las depresiones, o la aparicin de tendencias centrfugas duraderas, la turbulencia y el caos, y mucho menos rendir cuenta del retorno a la prosperidad. Para explicar la emergencia de estos fenmenos ms vastos, que afectan el tejido mismo de la sociedad, el anlisis debe introducir en el cuadro las tensiones, la resistencia, los obstculos y las discordancias que surgen del seno del terreno ms amplio de lo social e institucional.

B. La absorcin de las revoluciones tecnolgicas como desacoplamiento y reacoplamiento del sistema

Es precisamente la necesidad de reformas y la inevitable resistencia social a ellas lo que subyace a las profundas crisis y al comportamiento cclico del sistema en el largo plazo. Cada revolucin tecnolgica, originalmente recibida como un conjunto de oportunidades auspiciosas, pronto es vista como una amenaza a la forma establecida de hacer las cosas en las empresas, en las instituciones y en toda la sociedad.

El nuevo paradigma tecnoeconmico asume gradualmente la forma de un nuevo sentido comn para la accin efectiva en cualquier rea de actividad. Pero mientras las fuerzas competitivas, la bsqueda de ganancias y las presiones de supervivencia ayudan a difundir los cambios en la economa, las vastas esferas social e institucional, donde tambin se necesita el cambio, permanecen rezagadas por la fuerte inercia derivada de la rutina, la ideologa y los intereses creados. Es esta diferencia entre el ritmo de cambio de las esferas tecnoeconmica y socioinstitucional lo que explicara el turbulento periodo que sigue a cada big-bang y por lo tanto, el retraso en el pleno aprovechamiento social del nuevo potencial.

Es as como los primeros 20 a 30 aos de difusin de cada revolucin tecnolgica conducen a un desajuste creciente entre la economa y el sistema social y regulatorio. Estos ltimos fueron desarrollados para adecuarse a los requerimientos del paradigma anterior y no pueden hacer frente a las nuevas condiciones. Adems los cambios que ocurren en la esfera tecnoeconmica suponen un inmenso costo social en trminos de prdida de empleos y habilidades as como en el desplazamiento geogrfico de las actividades. El marco previo difcilmente podra estar preparado para absorber o compensar estos costos. Por lo tanto, a medida que el desajuste crece, las tensiones centrfugas y los procesos de desacoplamiento socavan las bases de la economa, acarreando problemas de gobernabilidad y de cuestionamiento a la legitimidad del marco institucional establecido. Puede haber demandas sociales persistentes o brotes de violencia bajo distintas formas, como pudo verse en las revoluciones de 1848 en Europa o mucho despus en las distintas revueltas, golpes de Estado y agudas tensiones sociales de las dcadas de 1920 y 1930. Las manifestaciones contra la Organizacin Mundial de Comercio (OMC) y contra la liberalizacin de los mercados globales durante el encuentro de Seattle, en noviembre de 1999, pueden haber marcado el comienzo de una ola de presin internacional creciente para cambiar el llamado Consenso de Washington.

Cualquiera sea su forma de expresarse, las presiones polticas exigiendo accin terminan por impulsar los cambios requeridos. El colapso financiero que suele sealar el final de este periodo es el ltimo instrumento de persuasin y con frecuencia el ms fuerte de todos ellos para propiciar los cambios necesarios. Una vez alcanzado el nuevo ajuste mediante la articulacin de un modo de crecimiento apropiado, viene un proceso de reacoplamiento y convergencia. Durante los siguientes 20 a 30 aos se observar el total despliegue del nuevo paradigma, tanto en intensidad como en extensin, de sector a sector y en todas las regiones y pases.

Segn las mediciones estadsticas, estas pocas de bonanza no son necesariamente los tiempos de mximo ritmo de crecimiento; sin embargo, es la fase percibida y aceptada como la edad de oro porque representa un proceso armonioso de crecimiento que incorpora a la mayor parte de los sectores de la economa. Este puede ser tambin un tiempo de elevacin del nivel de vida de grupos de la poblacin cada vez amplios, especialmente en los pases ms centralmente involucrados en la difusin del paradigma y donde se han establecido los marcos institucionales ms adecuados[36].

La secuencia de tiempos buenos y tiempos malos tendra entonces su origen en la interaccin entre la dinmica de la economa como tal y la de la sociedad en su conjunto. Ms an, este fenmeno es uno de los principales factores explicativos de por qu lo que parece una evolucin tcnica continua tiene lugar dentro de los envoltorios sucesivos de diferentes revoluciones tecnolgicas.

C. Por qu ocurre el cambio tcnico en forma de revoluciones?

Kuznets arroja dudas acerca del nexo causal establecido por Schumpeter entre la aparicin de la constelacin de innovaciones que forma la revolucin tecnolgica y la aglomeracin (cluster) de las habilidades empresariales[37]. Esta es ciertamente una cuestin clave para quienes propongan explicaciones de las fluctuaciones econmicas con base en la innovacin. Lo sugerido aqu es que los estallidos de actividad emprendedora s ocurren en la realidad, pero como respuesta a una explosin de oportunidades. Las habilidades innovadoras se manifiestan cuando aparece un nuevo paradigma tecnoeconmico definiendo un espacio amplio y nuevo para el diseo, para nuevos productos y grandes ganancias, capaz de inflamar la imaginacin de los nuevos emprendedores potenciales. En otras palabras, las grandes constelaciones de talento hacen su aparicin despus que la revolucin se ha hecho visible y a causa de su visibilidad.

Esto asoma dos preguntas cruciales. Una es, si el talento est siempre a disposicin, entonces por qu no es continuo el cambio?, por qu ocurre mediante revoluciones? La otra, derivada de aquella, es la cuestin de la causa inicial o por qu llega simultneamente el pequeo conjunto de saltos tecnolgicos desencadenantes de la revolucin?

Las condiciones favorables para el estallido de la siguiente revolucin aparecen cuando el potencial de la revolucin anterior est cercano al agotamiento. El proceso involucra un complejo conjunto de mecanismos de inclusin-exclusin propios del modo como la sociedad se adapta a cada paradigma. La asimilacin completa de una revolucin tecnolgica y su paradigma tecnoeconmico tiene lugar cuando la sociedad ha aceptado su sentido comn, ha establecido el marco regulatorio apropiado as como otras instituciones, y ha aprendido a dirigir el nuevo potencial hacia sus propios fines. Esto lleva a dos condiciones que favorecen las innovaciones compatibles y filtran las incompatibles.

Por una parte, el ambiente social e institucional est altamente dispuesto a facilitar el despliegue de cualquier oportunidad y posibilidad compatible con el paradigma. Las externalidades de todo tipo le son tan abrumadoramente favorables que ingenieros, diseadores, gerentes, empresarios e inversionistas siguen naturalmente ciertos principios comunes porque anticipan buenos negocios obvios. Miles de plsticos siguieron al primer salto tecnolgico en materiales sintticos; el cableado elctrico de las casas poda incorporar docenas de electrodomsticos sucesivos nuevos; la revolucin agrcola pudo combinar el uso de maquinaria variada y cada vez ms especializada movida por petrleo con numerosos pesticidas y fertilizantes de origen petroqumico. Lo mismo ocurri esta vez con los juegos de computadora, los paquetes de software, las sucesivas generaciones de computadoras personales y posteriormente con los servicios punto com en internet. Una vez que el camino ha sido transitado con xito, nuevos grupos pueden sumarse a la caravana. Lo mismo ocurre co