Periódico Parroquial "COMUNIDAD" #86

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Monterrey, N. L ., México Noviembre de 2012 No. 86 M uy queridos hermanos y hermanas en el Señor: Pedimos a Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo, que los bendiga abundantemente y les ayude en sus necesidades espirituales y materiales. La solemnidad de Cristo Rey, celebrada el día 25 de este mes, nos permitió llegar a la culminación del “Año litúrgico”, es decir, nuestro caminar durante 12 meses acercándonos al misterio del amor de Dios al considerar paso a paso la historia de la salvación. Desde el adviento del 2011 hasta esta solemnidad, fuimos reflexionando y pidiendo al Señor actualizara su gracia por el mismo adviento, la celebración de la Navidad, la Epifanía o fiesta de los Reyes, la Cuaresma, la Pascua de Resurrección, Pentecostés, el tiempo ordinario, etc. Ahora nos toca valorar qué tanto personalmente, familiarmente y parroquialmente, hemos aprovechado esa gracia de Dios y cómo ha ido transformando nuestra vida de discípulos misioneros de Jesús, y cómo nos ha llevado a ser los agentes de cambio, los evangelizadores que se unen a Cristo en la realización de la obra de la salvación. En el Año Litúrgico se incluyen también las festividades de la Virgen Santísima, de San José y todos los demás santos, entre los que ocupa un lugar especial nuestra patrona parroquial, Santa Beatriz de Silva. Hemos de preguntarnos cómo su ejemplo, su ayuda, etc., han sido para nosotros valiosos elementos que nos ayudan a ser mejores. Termina noviembre, termina el Año Litúrgico… veamos estas terminaciones también como señal de que un día terminaremos también nuestra misión en la Tierra y habremos de presentarnos ante el Padre de misericordia. Por eso en este tiempo meditemos en lo que en adelante habremos de hacer, de vivir, al iniciar un “Nuevo Año Litúrgico” a partir del primer domingo de adviento que será. Dios mediante, el dos de diciembre de este año 2012. Dios nuestro Buen Padre nos da la oportunidad de reiniciar el camino, en una actitud de cambio, de conversión, de preparación a la Navidad, para ofrecerle a Jesús, que nace para nuestra salvación, ese cambio, esa conversión como regalo por su Nacimiento, el Nacimiento que partió en dos la historia de la humanidad y que Dios mismo lo hace fiesta para los hombres y mujeres de todos los tiempo, de todas las lenguas y naciones, porque se cumple en él, en el niño que nace, la promesa de salvación. Cerramos nuestras letras de este mes invitándolos cordialmente a hacer oración por nuestro nuevo Arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera López, que el ya muy próximo cinco de diciembre iniciará su ministerio entre nosotros, en la Misa que se efectuará a las 4.30 p.m., de dicho día, en la Arena Monterrey, a la que estamos todos invitados. Damos la bienvenida a nuestro nuevo Pastor de la Iglesia que peregrina en Monterrey, con nuestra oración. Queridos hermanos y hermanas: Que Dios los bendiga y los ayude a prepararse debidamente para la celebración de la próxima fiesta de la Navidad. Pbro. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

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Periódico Parroquial de Santa Beatriz de Silva de la Arquidiócesis de Monterrey, México.

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Monterrey, N. L ., México Noviembre de 2012 No. 86

M uy queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Pedimos a Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo, que los bendiga abundantemente y les ayude en

sus necesidades espirituales y materiales. La solemnidad de Cristo Rey, celebrada el día 25 de este mes, nos permitió llegar a la culminación del “Año litúrgico”, es decir,

nuestro caminar durante 12 meses acercándonos al misterio del amor de Dios al considerar paso a paso la historia de la salvación. Desde el adviento del 2011 hasta esta solemnidad, fuimos reflexionando y pidiendo al Señor actualizara su gracia por el

mismo adviento, la celebración de la Navidad, la Epifanía o fiesta de los Reyes, la Cuaresma, la Pascua de Resurrección, Pentecostés, el tiempo ordinario, etc.

Ahora nos toca valorar qué tanto personalmente, familiarmente y parroquialmente, hemos aprovechado esa gracia de Dios y cómo ha ido transformando nuestra vida de discípulos misioneros de Jesús, y cómo nos ha llevado a ser los agentes de cambio, los

evangelizadores que se unen a Cristo en la realización de la obra de la salvación. En el Año Litúrgico se incluyen también las festividades de la Virgen Santísima, de San José y todos los demás santos, entre los

que ocupa un lugar especial nuestra patrona parroquial, Santa Beatriz de Silva. Hemos de preguntarnos cómo su ejemplo, su ayuda, etc., han sido para nosotros valiosos elementos que nos

ayudan a ser mejores. Termina noviembre, termina el Año Litúrgico… veamos estas terminaciones también como señal de que un día terminaremos también nuestra misión en la Tierra y habremos de presentarnos

ante el Padre de misericordia. Por eso en este tiempo meditemos en lo que en adelante habremos de hacer, de vivir, al iniciar un “Nuevo Año Litúrgico” a partir del primer domingo de adviento que será. Dios mediante, el dos de diciembre de este año 2012.

Dios nuestro Buen Padre nos da la oportunidad de reiniciar el camino, en una actitud de cambio, de conversión, de preparación a la Navidad, para ofrecerle a Jesús, que nace para nuestra

salvación, ese cambio, esa conversión como regalo por su Nacimiento, el Nacimiento que partió en dos la historia de la

humanidad y que Dios mismo lo hace fiesta para los hombres y

mujeres de todos los tiempo, de todas las lenguas y naciones, porque se cumple en él, en el niño que nace, la promesa de salvación.

Cerramos nuestras letras de este mes invitándolos cordialmente a

hacer oración por nuestro nuevo Arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera López, que el ya muy próximo cinco de diciembre iniciará su ministerio entre nosotros, en la Misa que se

efectuará a las 4.30 p.m., de dicho día, en la Arena Monterrey, a la que estamos todos invitados. Damos la bienvenida a nuestro nuevo Pastor de la Iglesia que peregrina en Monterrey, con nuestra oración.

Queridos hermanos y hermanas: Que Dios los bendiga y los ayude a prepararse debidamente para la celebración de la próxima fiesta de la Navidad.

Pbro. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

Por su reportero Capsulito

1) Noviembre, noviembre….: ¡Ya se acabó! Recontando lo

hecho, podemos anotar que la Comunidad Parroquial vivió la Solemnidad de todos los Santos, el día primero, y el día dos la Conmemoración de los Fieles Difuntos.

2) El día cuatro los y las catequistas hicieron su promesa de

servicio por un año, en la Misa de 10:00 a.m. y después pasaron a una convivencia con mucho taco (al vapor). En la Misa el Padre Juan Cralos, nuestro Párroco, les hizo ver que su ministerio es de

mucho amor y servicio a los niños y niñas que Dios ha puesto en sus manos. Igualmente que Dios ha prometido que EL hará brillar como radiante estrella toda la eternidad, a quien haya enseñado la senda de verdad, de paz y de justicia de amor y santidad y eso

es lo que hace el catequista, el maestro de Biblia, de manera especial.

3) También les dijo que siempre recordaran que estaban

formando a los niños y niñas, para la vida no sólo para recibir un sacramento, porque a veces y muy seguido, los papás y mamás después del sacramento ya no siguen enviando a sus hijos e hijas a la formación cristiana. Y finalmente les señaló que providecialmente, aunque era domingo y todo el día era del Señor, ese día se celebraba a San Carlos Borromeo, uno de los grandes patronos de la catequesis. ¡Felicidades Catequistas!

4) Los del grupo del Santo Padre Pío, muy contentos con su

primer martes de mes, en el que un Padre Capuchino vino a celebrarles, como cada mes, la Eucaristía y a darles una charla de espiritualidad. Magnelli al frente del grupo, muy entusiasta.

5) Los padres de familia de los niños y niñas del catecismo,

vinieron como la mitad, se reunieron el martes 13 en la plática

mensual, donde meditaron sobre el fin del año litúrgico y la bondad e hacer un balance, como en toda buena empresa se hace al final del año fiscal. Así, el Padre Juan Carlos Castillo Ramí-rez, les invitó a estar siempre pendientes de su relación y amistad

con Dios, de su armonía con los demás y subrayó como mucho muy importante su relación consigo mismos, sí consigo mismos, recordnado como el Señor nos llama a amar al prójimo como a

uno mismo. Consecuentemente después del examen una confesadita, de acuerdo a los resultados. Ah, raza!

6) Misa por los bienhechores, parroquianos y amigos de Santa

Beatriz el día 17 del mes, para pedir por sus necesidades e inten-

ciones.

7) El Grupo Juvenil Lolek organizó su Misa y plática mensual en

honor del Beato Papa Juan Pablo II. Qué maravilla tener siempre

presente la obra y enseñanza al Papa Juan Pablo II que tanto amó a México. Que nos llamaba a los laicos, especialmente, a tomar nuestro papel y misión en la Iglesia (lean Christi fidelis laicis) teniendo en cuenta que Cristo va llamando a las diversas horas

del día, pero que todos estamos invitados a cumplir nuestra misión según nuestra propia vocación.

8) La Unión de Enfermos Misioneros tuvo su Misa mensual por

los enfermos, en la que se les dio la santa unción. Meditamos, porque yo también estuve ahí, como invitado especial, en cómo

hay que unirse a Cristo en su dolor redentor por la salvación del género humano. Qué bonito saber que desde mi lugar de residencia, mi lecho de enfermo, puedo en lugar de ponerme enojado ayudar a Cristo en la salvación. Saludos a Lety y sus

muchachos y muchachas.

9) La Comunidad Parroquial celebró la solemnidad de nuestro

Señor Jesucristo, Rey del Universo, con la que cerró el Año

Litúrgico, entusiasta y alegremente vitoreando a nuestro Rey. Ya empezaron los preparativos para el Adviento y la Navidad y el Padre Juan Carlos me avisó de última hora que la ASAMBLEA

PARROQUIAL SERA EL 8 DE DICIEMBRE DE LAS 3:00 P.M. A LAS 7:00 P.M. pueden asistir todos los fieles que deseen y se convoca especialmente a todos los integrantes de los grupos parroquiales. ¡Hasta la próxima!

¡Hasta la próxima! Si Dios quiere. Les dice “Capsulito”, su reportero favorito.

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En su motu proprio “Porta fidei” (“La puerta de la fe”), el Papa Benedicto XVI nos dice que quisiera esbozar un camino que sea útil para comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con

el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios.

“En efecto, existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a

los que prestamos nuestro asentimiento. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe:

“con el corazón se cree y con los labios se profesa” (cfr. Rom. 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que

se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona en lo

más íntimo”, añade. Nos expresa el Papa que a este propósito, el ejemplo de Lidia es muy elocuente. Cuenta san

Lucas que Pablo, mientras se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar el Evangelio a algunas mujeres; entre éstas estaba Lidia y el “Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo” (Hech. 16, 14). El sentido que encierra la

expresión es importante. San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por

la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios. “Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un

testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este “estar con él” nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente

porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del

anunciar a todos sin temor la propia fe. Es un don del Espíritu

Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso”, manifiesta.

Nos dice el Papa que la misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana

cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: “Creo”: Es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su

bautismo. “Creemos”: Es la fe la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio, o más generalmente por la asamblea

litúrgica de los creyentes. “Creo”, es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que

nos enseña a decir: “creo”, “creemos”. Continúa señalando que como puede

verse, el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la

inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. El acontecimiento de la fe introduce en la totalidad del

misterio salvífico revelado por Dios. El asentimiento que se presta implica por tanto que, cuando se cree, se acepta libremente todo el misterio de la fe, ya quien garantiza su verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer su misterio de amor.

“Por otra parte, no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva

de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico “preámbulo” de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en

efecto, lleva inscrita la exigencia de “lo que vale y permanece siempre”. Esta exigencia constituye una invitación permanente, inscrita indeleblemente en el corazón humano, a ponerse en camino para encontrar a aquel que no buscaríamos si no hubiera

ya venido. La fe nos invita y nos abre totalmente a este encuentro”, agrega el Papa.

ADVIENTO La comunidad cristiana inaugura el inicio del nuevo “Año Litúrgico” con el tiempo de ADVIENTO. Este año será el día dos

de diciembre, primer domingo de este tiempo. Este es un tiempo de aproximadamente cuatro semanas, que se inicia el domingo más cercano a la festividad de San Andrés

Apóstol, y desde el siglo IV de la era cristiana permite a la comunidad prepararse a la celebración alegre, gozosa y comprometida de la venida de Cristo.

Decimos así, a la venida de Cristo, porque la liturgia, para celebrar de forma completa el misterio salvador une en adviento la conmemoración de las dos grandes venidas del Señor: la primera

es la de Navidad, por la que Cristo sin dejar de ser Dios se hace hombre y nace en Belén; y la segunda es la triunfal de Jesús, como Juez, al final de los tiempos.

Los textos litúrgicos recordarán, igualmente, que ese mismo Salvador, viene todos los días en todas partes del mundo, desde donde sale el sol hasta el ocaso, para ser nuestro alimento, en la

Eucaristía. Asimismo que viene en el encuentro con el hermano más necesitado, al que recibimos y apoyamos.

Desde antiguo, este tiempo, sus textos y elementos externos ayudan a vivir el gozo por la venida del Señor, la esperanza de su nacimiento redentor, por eso la comunidad cantará: “¡Ven, ven,

Señor, no tardes, ven, ven que te esperamos!” Nos ha de inyectar una especie de prisa, de grande anhelo por

llegar a Belén, para ser testigos del Nacimiento del Niño anuncia-do por los profetas, que se convierte en el Emmanuel (Dios-con-Nosotros) y por cuyo advenimiento hacemos fiesta, cada País a su manera, cada región en su estilo, pero todos

conscientes de que ese Niño parte en dos la historia de la humanidad. El color morado de las vestiduras litúrgicas proporcionarán un

suave ambiente que junto con la omisión del “Gloria” en las misas dominicales, nos invitarán a la meditación y a la oración para cumplir con la llamada de Cristo: que resuena en el Evangelio:

“Velen y oren… porque nadie sabe la hora ni el día… Estén preparados…” Dentro de la alegría propia de este tiempo, que nos prepara de

manera inmediata a la Navidad, nos invita la Palabra de

Dios a considerar que la mejor manera de vivir esa preparación es

la conversión, es decir, ser mejores e impregnados del espíritu del Señor que ya viene, manifestar esa conversión a través de las obras a favor del prójimo, llamadas obras de misericordia, con la invitación de que esta actitud no termine con este tiempo sino

que sea ya permanente. Para que así el cumplimiento de las promesas del Señor, el estar

consciente de que “Ya viene el Señor”, el que se actualice la gracia de aquel maravilloso momento del nacimiento del Redentor, sea de sólido y profundo fruto en cada persona y que realmente preparados a la Navidad, se inicie también una

preparación a la segunda venida del Señor. Vivir el adviento es prepararle una gran recepción espiritual a Cristo, al Niño de Belén, que nace para nuestra salvación.

¡Feliz Adviento! ¡Feliz camino a la Navidad!

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MENSAJE DEL PADRE VICARIO

Viviendo el año de la Fe

Continuando con el estudio y la profundización de la

parte moral, que nos ofrece el Catecismo de la

Iglesia Católica en este articulo, nos detendremos en

los artículos 2095 al 2109, en donde aprenderemos

que es realmente el dar culto solo a Dios, pues

muchas veces nos conformamos con decir que

creemos en Dios, cuando acudió a El en las

dificultades de nuestra vida o por cumplir con al-

gún acto de piedad, por costumbre o tradición como

el ir cada año a la imposición de ceniza y por eso un

padrecito en su predicación de este día; Miércoles de

ceniza, les daba una felicitación de navidad a sus

fieles, pues bien sabía que nos los volvería a ver

hasta el siguiente año.

La virtud de la caridad nos lleva a dar a Dios lo que

justamente le debemos y le corresponde.

Por eso en el Deuteronomio se nos habla de amor a

Dios con todo el corazón, con toda la mente y con

todas las fuerzas.

El amor que Dios nos tiene es tan grande que

merece la tibieza, el desprecio o la indiferencia de

nuestro corazón.

La virtud de la religión nos dispone a esta actitud.

La palabra religión viene del latín religare que nos

indica esa correspondencia o alianza entre Dios y el

hombre: El me ama y yo lo amo. El es mi Padre y yo

su hijo. El es mi pastor y yo su oveja. El es alfarero y

yo su barro. Etc….

La aclaración es el primer acto de la religión y es

reconocerlo como Dios.

Muchas veces conocemos pero no re-conocemos es

decir que no lo respetamos u obedecemos.

Para adora a Dios se requiere obedecer o respetarla

y ser humilde o sujetarnos a su voluntad.

La autentica adoración a Dios libera al hombre del

egoísmo, del pecado y de la idolatría del mundo.

La persona egoísta o ególatra jamás podrá adorar a

Dios pues primero están sus valores e interés que la

presencia de Dios. Por eso dará frecuentemente que

el solo va a la misa cuando le nace es decir cuando el

quiera.

Quien no quiere convertirse y prefiere el pecado se

apartará de Dios y tratará de negarlo.

Quien vive preocupado por las cosa del mundo y

busca solo el dinero, el poder o los placeres, no

tendrá tiempo para Dios.

Las formas en que podemos adorar a Dios son: la

oración, el sacrificio, las promesas y los votos.

La oración.

Los actos de fe, esperanza y caridad se realizan en la

oración.

La oración no solo debe de ser de petición o solicitar

milagros y algunas veces hasta alguna venganza o

daño al prójimo sino que se debe de agradecer a

Dios los bienes y gracias recibidas y alabarlo como el

único Dios Santo y Poderoso.

“Es preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc. 18.1)

Es justo ofrecer a Dios un sacrificio sobre todo el de

la Eucaristía y para que este sea autentico tiene que

ser espiritual.

El salmo 51,19 dice: “ Mi sacrificio es un espíritu

contrito….”

Esto quiere decir que todo sacrificio debe de

relacionarse con el amor al prójimo.

“Misericordioso quiero y no sacrificio” Mt. 19,13.

Jesucristo ofrece el sacrificio total, único y verdadero

de la nueva alianza.

Promesas y votos:

El hombre está llamado a ofrecer promesas como el

Bautismo, la Confirmación, el Matrimonio y el

Orden Sacerdotal.

Pero también lo puede hacer por iniciativa personal

o devoción y puede ser alguna novena, limosna o

peregrinación, ete…..

La fidelidad a las promesas hechas a Dios es una

manifestación de respeto a la majestad y amor hacia

Dios.

El voto es una promesa libre y voluntaria hecha a

Dios acerca de un buen y se cumple por la virtud de

la religión.

El hombre se consagra a Dios y promete algo bueno

como la pobreza, la castidad y la obediencia que los

consejos o principios evangélicos.

Pongamos a trabajar nuestra fe mediante una vida

de oración, sacrificio y promesas a Dios para

alcanzar la salvación y ser constructores del Reino

de Dios.

Pbro. Humberto Torres Hernández.

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Esperamos la Navidad

con Alegría o Tristeza

Iniciamos el adviento que es el tiempo de esperar

la navidad quizás como una simple tradición o

una navidad más y no como una nueva y más bella

de las navidades.

Este tiempo puede llegar a ser un tiempo no de

una buena preparación sino una época estresante

por los muchos compromisos sociales y los gastos

excesivos al querer comprar muchas cosas que no

podemos tener y querer dar nuestro cariño y afecto

con algún regalo que llegue a expresar todo

nuestro amor; olvidándonos de que un corazón no

puede envolverse en una caja de regalo y muchas

menos con algunos cuantos pesos.

Que distinto seria, que nos pusiéramos a

reflexionar y a examinar nuestra conciencia de la

forma que hemos amado a quienes vivimos en

nuestra casa o con aquellos con los que tenemos

que convivir día con día; y que a veces, nos

parecen insoportables, por los múltiples conflictos

que se van haciendo cotidianos y nos han

lastimado y apartado de ellos; llevándonos a una

soledad, que va en contra de uno de los grandes

tesoros que nos trae la navidad, como lo es la

presencia del Emmanuel, o Dios con nosotros;

que nos une a todos como hermanos y nos hace

sentirnos siempre acompañados y nunca pensar

que estamos solos en el mundo.

La soledad, siempre nos llenará de amargura y

por eso algunos sienten que la navidad es amarga

o triste porque se siente más la soledad.

Si nosotros soñamos en el tiempo pasado y

queremos que el tiempo vuelva atrás, para vivir

una navidad con los seres queridos que ya han

fallecido; lo que estamos haciendo es destruir la

vida que nos trae el Hijo de Dios, que nos ilumina

para vivir el presente descubriendo el amor en los

seres que están junto a nosotros y por las que

debemos seguir viviendo y luchando en medio de

las dificultades.

Saber que hemos perdido tantas cosas a lo largo de

los años y no ver lo que cada día Dios nos

regala, nos llevará a un vacío existencial y

sentiremos un deseo de morir; debemos tener mu-

cho cuidado con esta depresión que nos puede lle-

var a buscar falsas salidas o soluciones como el

suicidio.

Preparar la navidad, es llenar nuestro corazón de

esperanza de que al recibir a Jesús nuestra vida

cambiara y sentimos el gozo de María y de José,

que llenos de júbilo recibieron a ese niño en su

hogar.

Esperar al Mecías, llenara de alegría nuestra

existencia; como la de aquellos pastorcitos que en

la obscuridad de la noche; reciben la noticia de

que ha llegado nuestra salvación, en aquel niño,

que encontraron envuelto en pañales y recostado

en un pesebre.

Hoy, tu decides como vivirás tu adviento, si es en

medio de prisas o preocupaciones, o bien

buscando la paz y la tranquilidad para sentir

confianza en Dios y abandonarse en los brazos del

Padre diciendo: Hágase tu voluntad como lo dijo

María en el momento de la Encarnación.

Hoy tu decides si quieres seguir soñando en el

pasado o esperando un futuro lleno de cosas

materiales y dinero o buscar el reino de Dios que

sabemos, llegara y en donde ya no habrá llanto ni

dolor, sino que encontraremos: la paz, el amor, la

justicia y la verdad; que son las verdaderos regalos

que necesitamos para nuestra vida.

Sea cual sea tu respuesta, te deseamos paz y una

hermosa y bella navidad.

Pbro. Humberto Torres Hernández.

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Monseñor Rogelio Cabrera López, iniciará entre nosotros su ministerio episcopal el próximo día cinco de

diciembre del año en curso.

Estamos invitados todos a participar en la Misa que a

las 4.30 p. m. de dicho día, en las instalaciones de la Arena Monterrey, presidirá Monseñor Rogelio para

iniciar su labor como Pastor de la Arquidiócesis de

Monterrey.

En cada Parroquia o Rectoría se podrán adquirir los

boletos de admisión, que son de cortesía.

Monseñor Rogelio nació en Santa Catarina, Guanajuato; el 24 de Enero de 1951.

Cursó sus estudios de Humanidades, Filosofía y parte

de la Teología en el Seminario de Querétaro (1961-1969); terminó su formación teológica en Roma

y obtuvo la Licenciatura en Teología en la Pontificia

Universidad Gregoriana, y posteriormente obtuvo la

Licenciatura en Sagrada Escritura en el Pontificio

Instituto Bíblico, en Roma (1975 a 1978).

Además del español y de las lenguas clásicas, habla Inglés, Francés e Italiano.

Fue ordenado sacerdote en la Parroquia de Santa

Catarina, Guanajuato, el 17 de noviembre de 1978.

Fue nombrado Obispo por el Papa Juan Pablo II

ordenado Obispo para la diócesis de Tacámbaro, el 29

de abril de 1996 y siendo consagrado obispo el 30 de mayo del mismo año.

Presidente de la Comisión Episcopal Bíblica

(1997-2000).

El 16 de Julio de 2001 el Papa Juan Pablo II lo designa

Obispo a la Diócesis de Tapachula.

El 11 de septiembre del 2004. Su Santidad Juan Pablo II lo nombra obispo de la Diócesis de Tuxtla Gutiérrez,

para luego el 25 de noviembre del 2007 Su Santidad

Benedicto XVI lo nombra Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez.

Elegido Vicepresidente de la Conferencia Episcopal mexicana para el trienio 2009-2012.

El 3 de octubre del 2012 el Papa Benedicto XVI lo

nombra XII Arzobispo de Monterrey.

Participa en el Sínodo de los Obispos, efectuado en la

ciudad de Roma en noviembre del 2012.

¡Bienvenido, señor Arzobispo!

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El sábado 1° y domingo 2 de diciembre se iniciará la campaña anual del DIEZMO. Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Administrador Apostólico

de la Arquidiócesis de Monterrey, nos ha enviado para el caso un mensaje, que a la letra dice: “Hermanos, nuestro Señor Jesucristo, Amigo que nunca falla, les muestre su compañía.

“Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”

(Mt. 28,20).

Jesucristo con estas palabras da a cada uno de nosotros, Iglesia suya, la certeza de su amor y de su fidelidad. El está con nosotros, y nos ofrece su Amistad para lograr nuestras metas, sobre todo la más plena: la vida eterna.

Dentro de este año de la fe, al que el Santo Padre Benedicto XVI nos ha convocado, la imagen del Sagrado Corazón nos revela el amor entrañable de Jesús por todos los hombres. Proyecto de

salvación, que Dios ha querido encomendar, desde el inicio, a su Iglesia.

Ahora, como Iglesia fundada por Cristo, unidos en su Plan Salvífico, les invito a testimoniar, también con nuestro Diezmo, nuestra fe en Jesucristo, Dios con nosotros y con ello, colaborar con Él y desde Él, en la construcción de su reino de Amor,

Verdad, Justicia y Paz.

Pido al Señor Jesús, su admirable presencia en Usted, y les

imparto de corazón mi bendición:

+ Jorge A. Cavazos Arizpe

Administrador Apostólico de Monterrey”.

¿QUE ES EL DIEZMO?

Es la forma de colaborar con el Plan de Dios en el establecimiento de su Reino de Amor, Vida y Paz al compartir nuestros bienes

para ayudar a la Iglesia en sus necesidades, en sus esfuerzos de evangelización y apoyo a la comunidad. También es una obligación moral para todo católico: 5°

mandamiento de la Iglesia. ¿Cuánto es la aportación? Es por lo menos un día de salario o

ingresos al año. Los principales destinos del Diezmo: . Evangelización, para que Su Palabra siga viva.

. Atención a los sacerdotes ancianos y enfermos.

. Apoyo a las parroquias necesitadas y en la construcción de templos. . Especialización y postgrado de sacerdotes.

Como dar tu DIEZMO

. Entrégalo el primer sábado o domingo de diciembre 2012 en la

Misa a la que asistas. 1)Deposítalo en la alcancía de tu parroquia.

2)Lo puedes dar en mensualidades con cargo a tu tarjeta de crédito, comunícate al tel.: 11-58-24-62. 3)En cheque, a nombre de la Arquidiócesis de Monterrey, A. R.

4)Deposítalo a nombre de la Arquidiócesis de Monterrey, A:R: en cualquiera de las siguientes cuentas

. BANORTE Gran Plaza 0105-63-099-9 . BANCOMER Padre Mier 016-23-575-93 . BANAMEX Escobedo 4757-37060

. HSBC Padre Mier 404-21078-21

. AFIRME Hidalgo 101-12999-3

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