Periodismo Nómade

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Trabajo Final Integrador

PeriodismoN ó m a d e

Relatos de Viaje en ArgentinaRelatos de Viaje en Argentina

María Virginia Bertetti2010

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Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia la lista de los médicos de guardia y sus especialidades.

Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de “Alegría de los famas”.

Cuando los cronopios van de viaje, se encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: “La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad”. Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.

Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan.

(Julio Cortázar)

A los cronopios... ellos saben...

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PARTE I

A modo de introducción

Los relatos de viaje se pueden definir como un género híbrido, a mitad de camino entre el periodismo y la literatura. Textos nacidos en la ruta, a partir de los personajes e historias que surgen en los caminos. Cuando la primicia no es lo que importa, sino el anacronismo de una anécdota o la historia de un paraje, es cuando el periodismo se acerca a la literatura, narrando los aconteceres que componen la cultura de cada lugar.

Desde los viajes de Heródoto, primeras postales de viajes de antaño, hasta el actual "periodismo portátil" de Juan Pablo Meneses, el trabajo periodístico se vio plagado de este género rutero. Las relatos de viaje han marcado un estilo bien definido y podemos reconocer varios de sus exponentes en nuestro país: Rodolfo Walsh, Martín Caparrós, Mario Markic, entre otros. A nivel internacional los textos de Bruce Chatwin, Ryszard Kapuscinski o Luis Sepúlveda, han enriquecido los anaqueles de las crónicas periodísticas, deambulando entre las delgadas fronteras del periodismo de "non fiction" y el género de la novela histórica.

El relato surge a partir de la investigación en el terreno mismo donde se desarrolla. La crónica, palabra derivada de la voz griega "crhonos" (tiempo), dibuja un momento exacto y un lugar bien definido, narrando en su camino historias puntuales, descripciones detalladas, paisajes, anécdotas, coyunturas políticas y sociales, contextos históricos. Es por ello que es el género más utilizado en los relatos viajeros. Paradójicamente frente a su etimología, es como la crónica se transforma en un texto atemporal, resistiendo el paso de los tiempos, hasta convertirse en algunos casos en un texto histórico.

En el relato de viajes cobra relevancia la voz de los personajes desconocidos. A su vez, el periodista aparece como un personaje más en sus líneas, formando parte de la historia, de la narración. El periodista utiliza al viaje como un mecanismo de exploración y encuentro con nuevas culturas, pueblos, costumbres y naturaleza. Armando su crónica a partir de la experiencia, aprendiendo a explorar y a descubrir entre el sin número de personas y relatos que cruza cuál es "la" historia de viaje a narrar.

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Justificación

A partir de la propuesta impulsada por el Taller de Integración a la hora de delinear el proyecto del Trabajo Final Integrador de la Licenciatura en Periodismo se ha realizado una profunda búsqueda entre el universo de intereses personales a la hora de elegir el tema a investigar y desarrollar.

El tema elegido es ampliamente conocido por la autora de la investigación, y la mayoría de los relatos a utilizar para el consecuente análisis poseen características similares en cuanto a la construcción del relato y un encuadre dentro de la crónica como género periodístico.

El cronista de historias de viaje es por defecto de naturaleza free lance. Muchos de los periodistas especializados en el tema trabajan con corresponsalías para diferentes medios de comunicación o guías especializadas de viaje como por ejemplo la prestigiosa “Lonely Planet”. Su relación de dependencia es, en la mayoría de los casos, a partir de contratos temporarios, sus aportes salariales los realizan por medio del monotributo y se manejan con gran independencia con respecto a los medios que los contratan.

Asimismo, el desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación ha favorecido notablemente a la simplificación de la recopilación, redacción y envío del material desde cualquier lugar del globo. El acceso a las nuevas tecnologías permite en la actualidad lo que el periodista Juan Pablo Meneses denomina “periodismo portátil”. El auge de los weblogs sobre relatos de viaje es un claro síntoma de esta situación.

De este modo, en las historias centradas en los viajes se abre un abanico de posibilidades para los trabajadores de prensa. El trabajo free lance y la autogestión ha logrado imponerse dentro de un espectro de pauperización de los contenidos y de falta de trabajo para los trabajadores de la comunicación. Las posibilidades laborales se amplían, no solo en revistas especializadas, columnas de periódicos y páginas Web sino que se acercan además al rubro editorial, tanto en el circuito independiente como en el comercial.

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Delimitación

La investigación, su marco teórico y el posterior trabajo de campo, se enmarca temporal y espacialmente para así asegurar su efectiva factibilidad. El análisis se circunscribe a autores argentinos (haciendo la salvedad de José Javier Aldunate, navarro de nacimiento, pero desde hace años trabajando en este país y sobre temáticas del mismo) y a textos referidos a viajes, a crónicas desde el lugar de los hechos, publicados a partir de la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad.

El recorte temporal se debe principalmente a que, en las décadas posteriores a 1950, el periodismo especializado en viajes comienza a separarse de la crónica como un subgénero en sí mismo. El desarrollo de los transportes y las comunicaciones “achican” el mundo, y el conocimiento de nuevas culturas deja de ser un interés específico del quehacer antropológico, para inundar las páginas de periódicos y revistas.

Asimismo, el recorte espacial, pretende marcar las especificidades de la crónica enmarcada en la corriente de escritura latinoamericana, la cual busca la belleza del lenguaje y utiliza recursos estilísticos de la literatura. Esto marca una gran diferencia con la escuela anglosajona, donde la crónica está mucho más desprovista de adjetivación y giros literarios. Una visión argentina de las culturas ajenas se ve en cada relato a analizar, y es a partir de ello y de las rutinas productivas periodísticas propias de medios y editoriales nacionales, que se enmarca este Trabajo Final Integrador.

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Interrogantes

La investigación tiene como eje la búsqueda de respuestas concretas hacia un interrogante fundante:

“ Teniendo en cuenta las características de la investigación, redacción y difusión, ¿Cuáles son las especificidades de los relatos de viaje que los distinguen de otros textos?”

La escritura en los caminos, la observación participante del periodista, ese “estar atento a los sucesos” que se desarrollan a su alrededor, y la búsqueda de la historia dentro de lo que en el periodismo clásico no es noticiable, es parte indisoluble de la “rutina” del escritor en viaje.

Asimismo también es relevante indagar acerca del proceso de “comercialización” del material resultante, la gran mayoría de las veces a partir de la modalidad “free lance”. Un conglomerado de especificidades diferencia así el relato de viaje frente a otros géneros y subgéneros del quehacer periodístico. Esta investigación busca ahondar en estas particularidades.

Hipótesis

La investigación parte de un eje fundamental, en el que tiene todo su basamento:

“Los relatos de viajes tienen particularidades propias que los distinguen entre otros textos, apoyando su estructura, principalmente, en la realización de entrevistas y en el género de la crónica.”

Metodología

La investigación se funda en una metodología cualitativa a partir de una revisión bibliográfica de material de referencia y entrevistas en profundidad.

Al ser un tipo de relato diferenciado se han buscado las particularidades del mismo, investigando las características de los géneros que lo componen, como la crónica y la entrevista, y de la corriente de la non fiction.

Las entrevistas en profundidad profundizan los casos particulares de escritores-viajeros para establecer los puntos en común entre sus experiencias laborales.

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Objetivos Generales

Como objetivos generales del Trabajo Final Integrador se plantea:

• Indagar las especificidades que diferencian a los relatos de viaje de otros textos periodísticos.

Objetivos Específicos

Para el tema en particular a ser tratado en el Trabajo Final Integrador los objetivos específicos son:

1. Explorar las características particulares del género de la crónica periodística y de la escritura non fiction.2. Caracterizar el subgénero de los relatos de viaje, en Argentina, delimitando la investigación a las producciones gráficas realizadas a partir de la década de 1950.3. Analizar el proceso llevado adelante por el escritor-viajero: la elección de la historia y/o personaje principal de la crónica, el acercamiento a la realidad de cada lugar y el proceso en sí de relevamiento de datos y posterior escritura del texto.4. Indagar acerca de las características específicas del trabajo periodístico centrado en la producción de relatos de viajes y del trabajo free lance en particular.5. Determinar el proceso cotidiano de las rutinas productivas del escritor-viajero, sus necesidades técnicas, contratos laborales, condiciones del trabajo free lance, campo laboral y particularidades específicas del ramo.

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PARTE II

Viajar para contarlo

Yo, mochilera

Tendría unos quince años. Estaba sentada en una de esas fondas en las cuales una señorita no debería estar. En mi mesa alguien hablaba, uno con bastante pinta de croto por cierto, y contaba su último viaje al sur. Se había ido de mochilero. Mis ojos, abiertos a más no poder, trataban de visualizar los paisajes y personajes que revivían en cada anécdota.

Nunca iba a poder hacer algo así. Que lejos y dificil que parecía el futuro.

Ninguna rabieta o lagrimón lograban desarmar la barrera. Hacer dedo es peligroso, me decían. Extremadamente peligroso.

No me importaba. Yo quería ser mochilera.

Viajar... Ver la ruta desde la cabina de un camión. Llenarme de polvo en las banquinas. Tomar unos mates alrededor de un fueguito. Alegrarme al escuchar los primeros acordes de la guitarra. Andar mucho, aprendiendo historias, viviendo aventuras, descubriendo lugares.

Llegar adonde jamás hubiera creído poder hacerlo.

Y un día me animé. Salí caminando hacia la ruta. Eran solo 11 km de distancia a recorrer, pero decidí no subirme a ese micro. Esta vez no. Me paré en la banquina, levanté mi brazo y encendí la mecha.

¿Nunca iba a poder hacer algo así? Había decidido dejar de una buena vez por todas de soñar mi vida. Había llegado la hora de vivir mi sueño.

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Fueron muchos viajes que trajeron a otros viajes. Los caminos me condujeron a otros como yo. Caras donde reconocerme. Historias de las cuales seguir aprendiendo. Lugares y personas que forman y conforman lo que soy en este preciso instante.

Porque yo quería ser mochilera...

Y eso que aún no sabía la cantidad de sueños y de historias que pueden caber en una polvorosa mochila de 60 litros. No tenía ni idea lo grande que podía ser mi sonrisa ni lo abrigado de un abrazo en medio de una ventolera. Menos imaginaba toda esa gente dispersa por ahí, que con un vaso de agua fresquita o una anécdota te recuerda que no todo está perdido.

¿Cómo saberlo? Si sólo es posible andando, prestando atención a las señales del camino, aprendiendo a cada paso, pateando cada piedrita, festejando cada metro recorrido.

Y acá estoy. Con algunos años más que esa nena con ojos de huevo frito soñando con posibles quimeras. Con algunas conquistas, con algunos fracasos. Con varios kilómetros de pasos y letras. Con amigos, una historia y un amor. Con nuevos sueños que se despliegan a cada paso.

Dejé de soñar mi vida. Soy mochilera. Y muy orgullosa de serlo.1

1 Bertetti, María Virginia. “Yo, mochilera”, en http://decaraalsur.blogspot.com/2010/08/yo-mochilera.html

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Viajar para contarlo

“Viajar para contarlo: el temor de que ya no pueda viajar sin la excusa de un relato futuro. Ese relato como amenaza que obliga a una intensidad de la mirada, que me obliga a ver lo que no miraría.

Y la sospecha de que cualquier viaje sin esa amenaza sería de una levedad insoportable. Que no tendría sentido”

(Martín Caparrós - “Larga Distancia”)2

A pesar del sentido más extendido de la palabra, la primera afirmación con que se puede comenzar este estudio es que viajar no es sinónimo de desplazarse. No es moverse a lo largo y ancho del planeta en un sentido apático y meramente físico. Viajar es, entonces, trabajo de seres que desean sobrevivir, vivir mejor, enfrentarse a peligros, demostrar su audacia, convertirse en héroes o relatar sus experiencias.3 Y cada viaje conlleva su narración, esta es parte intrínseca de cada persona, la necesidad de contar lo vivido.

Tal como afirma en su libro “Historia y naturaleza del periodismo de viajes” el académico Pedro Rivas Nieto: “Todo viaje implica un deseo de aventura entendida como la entrada de lo desconocido en lo conocido. Sin embargo, es complicado delimitar los contornos de los relatos de viajes y, más difícil, hacerlo con los del periodismo de viajes. Un texto de viajes surge de la necesidad de narrar las experiencias vividas; nace del deseo de contar a los demás lo que al viajero le ha sorprendido porque el viajero –el verdadero viajero- tiene algo de narrador, de informador. Por eso relatar un viaje es algo connatural al propio viaje”4.

Es con la aparición de la escritura que esos primeros caminos desandados comienzan a perdurar. Los grandes viajes de la humanidad, los desplazamientos, expediciones y descubrimientos pasan así a la posteridad, naciendo como crónicas de viajes y transformándose en material historiográfico que marca una época y un lugar determinados.

El barrio Camba Cuá, situado en la ciudad de Corrientes, ha sido un trascendental escenario en la historia de la población afrodescendiente de nuestro país. Hasta principios del siglo XX fue un suburbio de caseríos pobres donde se concentraba el más importante reducto negro de la provincia, muchos de cuyos hombres adultos habían participado en la Guerra infame de la Triple Alianza.

Casi un siglo después, Camba Cuá ha sufrido numerosas transformaciones, cambiando su gente y su fisonomía. Pero quedan importantes vestigios de aquellos tiempos. Aún sobrevive el culto a San Baltasar, el santo negro, el santo candombero. Algunos vecinos albergan la figura del santo en sus propias casas, hasta el seis de enero, el día de su homenaje, fecha en que lo sacan a pasear por las calles en una bulliciosa procesión acompañada por la danza y los tambores. Cada seis de enero, el barrio se congrega para celebrar la fiesta de su patrono: San Baltasar, el más negro de los Reyes Magos.5

2 Caparrós, Martín. “Larga distancia”. 1° edición. Seix Barral. Buenos Aires. 2004.- Pág. 35.-3 Rivas Nieto, Pedro. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. 1° edición. Miraguano S.A. Ediciones.

Madrid.- Pág. 17.-4 Rivas Nieto, Pedro. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. 1° edición. Miraguano S.A. Ediciones.

Madrid.- Pág. 63.-5 Flores, Martín. “El santo negro”, en http://latitudbarrilete.blogspot.com/2007/01/el-santo-negro.html

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La doctora en letras, Beatriz Colombi Nicolia, en su estudio “El viaje y su relato”, afirma: “Podemos definir el viaje como una narración en prosa en primera persona que trata sobre un desplazamiento en el espacio hecha por un sujeto que, asumiendo el doble papel de informante y protagonista de los hechos, manifiesta explícitamente la correspondencia -veraz, objetiva- de tal desplazamiento con su relato”.

La figura del escritor-viajero es, a la vez, el sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado. Es justamente esa identidad la que suele proyectarse a la firma del autor en el relato de viaje. La pluma del escritor, su mirada sobre un lugar y una época, forma parte intrínseca de la narración. Colombi Nicolia agrega: “En tanto despliega las acciones centrales del relato, el narrador-viajero se convierte en protagonista e inclusive en “héroe” de ficción”. 6

(...) Mirando el mapa, sigo con la vista la Ruta Provincial 14. ¿Si es agreste? Bueno, fue una de las rutas elegidas por el Dakar en su tránsito por la provincia. El asfalto termina en Jaguel del Monte, un mínimo paraje de tres casas y una escuela hogar hasta el que llego en la camioneta de su portero. Oscar viste una chomba “Lacoste” posiblemente traída desde La Salada, y viaja con una carabina lista al lado por si se cruza “algún bicho”…

Jaguel es una palabra arcaica que significa pozo de agua. Mientras que los topónimos de la Pampa Húmeda hacen mención a terratenientes e ingenieros ferroviarios europeos, en el desolado oeste todo tiene que ver con la celebración del agua y los árboles: Jaguel del Monte, Arbol Solo, Algarrobo del Aguila, y así.

Tengo que esperar más de dos horas debajo del sol en el comienzo del ripio. Casi como una ironía, alguien ha dejado caer un almanaque del tamaño de un naipe con una fotografía de la torre Eiffel. Nada más lejano en este paraje, donde con ejemplar torpeza urbana no dejo de clavarme todo tipo de espinas y rosetas (un malicioso elemento del reino vegetal de utilidad indescifrable, pero que es como un pequeño asteroide con púas como dardos) y donde mi celular como preguntándome ¿dónde me metiste? me pone el mensaje “Sin red” en la pantalla. Lo que no tiene red es la pirueta en la que La Maga y yo nos estamos metiendo. Un cartel vial que es una contradicción en sí misma reza: “Próximos 45 Km. Camino Intransitable”7 (...)

6 Colombi Nicolia, Beatriz. “El viaje y su relato” Latinoamérica. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 2006.- Pág. 11-35.-

7 Villarino, Juan Pablo. “Travesía transpampeana II: la lucha por la tierra sin lluvia ni ríos”, en http://acrobatadelcamino.blogspot.com/2010/02/travesia-transpampeana-ii-la-lucha-por.html

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Desde los inicios de la historia, el hombre ha viajado por tierras en un principio inhóspitas y desconocidas, en busca de mejores climas o terrenos, o por intereses económicos, mercantiles o científicos. Desde los primitivos pueblos nómades, pasando por los viajes de conquistadores y las investigaciones en terreno de los naturalistas, ha pasado mucha agua bajo el puente hasta llegar el viajero moderno, para quien casi no restan lugares vírgenes. Aunque sigue lanzándose hacia lo desconocido. Y son muchos los que viajan para contarlo, que ven el relato del camino como parte ineludible del mismo.

“Hace miles de años un antepasado nuestro se elevó sobre sus extremidades inferiores y miró al horizonte. Cuando se preguntó que habría más allá de aquellas colinas, o de aquella selva o de aquel río, estaba dando inicio a una aventura que está muy lejos de haber terminado (…). Aquel primate iniciaba un camino incierto, lleno de peligros, pero también de apasionantes emociones y descubrimientos. Nunca como entonces vivir aventuradamente significó sobrevivir”8.

En el siglo XVIII se instituye el ideal del viaje ilustrado, con un valor altamente formativo. Jean Jacques Rousseau afirmaba: “(...) se viaja para instruirse en las relaciones del hombre con sus prójimos, ilustrarse sobre la vida del hombre, estudiar objetivamente los modelos de organización social y política de los países extranjeros para aprender a solucionar los problemas propios”

Ya en el siglo XIX surge lo que se conoce como viaje romántico, circunscripto a un creciente interés por la geografía. De este modo y por primera vez, el viaje se convierte en algo preciado por sí mismo. El viaje representa a partir de ese momento, lo exótico, lo lejano, lo alejado de la cotidianidad.9

Fue recién en los finales del siglo XIX e inicios del siglo XX en que el turismo, entendido como los viajes de placer y ocio, se fue extendiendo hasta la actualidad. Con el turismo surgieron nuevas necesidades y con ellas, nuevos relatos. Desde crónicas literarias, pasando por suplementos especializados hasta guías técnicas, el periodismo de viajes se ha extendido y perfeccionado sin dejar la añeja y humana necesidad de empalabrar el mundo que nos rodea.

Beatriz Colombi Nicolia agrega que la función central de todo narrador de un relato de viaje es informar y que dicha información sea veraz, diferencia fundamental con la literatura de viajes. Esa fiabilidad se asienta en su carácter de testigo presencial, situación que se refuerza con el protagonismo de la mirada, que fija selecciones y jerarquías en el relato.10

8 Álvaro, Sebastián. “Ser humano, ser aventurero” en “Historia y vida”. Número extra 97. Año XXII. Barcelona. 2000.- Pág. 5.-

9 Forneas Fernández, María Celia. “¿Periodismo o literatura de viajes?”. Universidad Complutense de Madrid. 2004.- Pag. 222.-

10 Colombi Nicolia, Beatriz. “El viaje y su relato” Latinoamérica. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 2006.- Pág. 11-35.-

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Llegamos a Camiri, donde no sabemos por qué, algo nos sonaba con el Che. Y aparecimos en medio del mercado con nuestras mochilas, teniendo una sensación de ser extraterrestres... Pero bueno, comimos baratito en el mercado y comenzamos nuestras indagaciones. Nos guiaron para charlar con una señora que se llama Karen Bakter (o algo así), que vive al lado del mercado, y que hasta hace unos años tenía una empresa turística que ofertaba la Ruta del Che (por una cantidad de dólares que ni merece la pena citar. Si el Che levantara la cabeza...).

Es bueno charlar con ella para la obtención de información. Nosotros lo hicimos por teléfono porque justo estaba en Santa Cruz. En Camiri, tiene su punto de relacíón con el Che en que acá estuvieron presos los periodistas Regis Debray y Ciro Bustos.

Seguimos rumbo hacia Lagunillas, punto importante en todo el trabajo previo e inicial de la guerrilla. Para llegar, hay una truffi que viaja por unos 25-30 bolivianos directa desde Camiri al mediodía. Pero como siempre, llegamos tarde, así que nos fuimos al cruce de Ipati por 15, y ahí con otras dos personas arreglamos un taxi. Y ahí llegamos por una carretera de 18 kilómetros de tierra.

El pueblito era hermoso, con una linda plaza central, en la que en el medio había un arbol de navidad con continuos villancicos (día y noche). Estábamos pensando si dormir ahí en el parque o algo... cuando fuimos a preguntar a una casa colonial que ponía "Pensión Payaso" (aunque la pensión parece que era la casa de al lado). La casa, construída en 1927 (creo), nos dio una habitación por 15 bolivianos cada uno.

Pero lo mejor era la dueña, doña Hilda Blanco. Una señora de 88 años que vivía en el pueblo cuando sucedió todo y cuyo marido, un alemán con pinta de gringo, es citado en el diario del Che hacia el 21 de enero cuando dice que vió a un gringo del pueblo que iba a cazar. Nos contó miles de historias, enseñó fotos... en fin, una divina. Y encima en la habitacíón que nos dió, marcado en la pared el Che, y la típica estrellita revolucionaria.11

A pesar de los diferentes motivos que han impulsado a cada viajero a dejar de lado lo conocido, siempre hay una cuestión constante, el deseo de conocer, la curiosidad por lo nuevo, el temor a lo desconocido. Y desde remotos tiempos, muchos viajeros han narrado historias acerca de lo visto en su viaje. Y de esto se trata este estudio.

Desde el primer hombre que miró más allá de su terruño, hasta el turista de estos días, pasando por el cronista de guerra y hasta el refugiado político, para ninguno de ellos el viaje es simplemente cambiar de lugar. El viaje implica un cambio interno para lograr acoplarse a la nueva realidad. El relato de lo vivido es parte también de este cambio. Re-vivir el camino luego de recorrido.

11 Aldunate, José Javier. “Ruta del Che”, en http://jotikas.blogspot.com/2010/01/ruta-del-che.html

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En el principio fue el viaje

“Somos en el andar. Nos encontramos en el caminar y en los pasos andantes

de los miles de caminos que este mundo nos propone.Unos y otros.

Un desierto de imágenes circulares cuestiona la conciencia y a veces, de vez en cuando, nos obliga a detenernos.En el paisaje; en los pasajes, nos miramos.

Unas y otras.Buscamos sueños y la realidad nos sacude.”

(María Cruz Ciarnello - “Ser en el Andar” )12

Desde los pueblos nómades de antaño, pasando por los viajes de Marco Polo o por el deambular errante de los crotos y linyeras de principios de siglo XX hasta el turista de cámara en mano y mochila en la espalda, el viaje comparte el mismo significado. Viajar no es sinónimo de desplazarse. No equivale a levantarse y caminar hacia otro lugar, lejano o cercano, sino que es una acción mucho más sutil y profunda.13

Se viaja para aprender, conocer, llenarse de experiencias, huir de una realidad que pesa demasiado, para buscar y buscarse en la esencia de la naturaleza o transformarse. El mundo se abre ante los pies del viajero, del que se anima a caminarlo, con los sentidos despiertos y sed de aprendizaje.

Como afirma Pedro Eduardo Rivas Nieto: “Quienes viajan abren su corazón y su mente, por la necesidad de sentirse plenamente humanos, al aire de la aventura. No hay viajes sin mitos, sin aventuras, sin héroes y, presumiblemente, sin narración de lo acontecido. Si el viaje en la actualidad no es la fuente de conocimientos ni de prodigiosas hazañas que era antes, sí es, al menos, un retorno al ancestral instinto nómada. (…) el viaje no se acaba porque mueran los espacios salvajes. Simplemente se transforma, se vuelve a llenar de sentido. La sociedad desea viajar y cuando no pueda hacerlo siempre encontrará la palabra de un escritor que le acompañe en una crónica, un reportaje o un libro de viajes. Al fin y al cabo, cuando uno se desplaza viaja en pos de su propia naturaleza incomprendida”.14

12 Ciarnello, María Cruz. “Ser en el andar”. Editorial Colectivo Último Recurso. Rosario. 2009. Pág. 11.-13 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid,

España. 2006.- Pág. 23.-14 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid,

España. 2006.- Pág. 19.-

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A ese hombre no se le podía dar la mano, aunque uno terminara por sentirse su amigo. A esa muchacha no se la podía tocar, aunque su bonita cara de campesina sonriera y sus pechos bajo el vestido floreado fueran una inmemorial tentación.

Todas las noches, cuando salíamos de la zona y volvíamos “a casa”, Pablo y yo nos lavábamos las manos. Si uno se olvidaba, el otro coreaba el improvisado jingle:

“Agua y jabón, agua y jabón”que era la receta exclusiva con que el mítico cabo Cardozo venía defraudando

durante veinticinco años al bacilo de Hansen, ácido-alcohol-resistente.

Después nos enjuagábamos simbólicamente por dentro con ginebra y caíamos rendidos, a soñar cada uno con sus sueños, sus biblias, sus diálogos con una nueva cara del mundo, hasta que los carayás aullaban a las seis de la mañana como un viento sostenido y voluntario.15

¿Cómo se despiertan las ansias de viajar, de conocer más allá de las fronteras de la vida cotidiana? Cada viajero recorre su propio camino, aunque hay muchas sensaciones, dudas previas y decisiones de vida que pueden ser compartidas por una amplia mayoría.

Osvaldo Baigorria, en su libro “Anarquismo Trashumante. Crónicas de crotos y linyeras”, da una pista de este interrogante: “En realidad, siempre hubo trotamundos. Y los motivos de esa trashumancia fueron, en general, misteriosos para los sedentarios. A veces el detonante fue la miseria; a veces, la incapacidad de soportar las presiones sociales, la rutina, las obligaciones; en otros casos, alguna pérdida afectiva u otros problemas familiares; en muchos, simplemente haber escuchado el llamado de la aventura.”16

José Javier Aldunate es un viajero navarro y todos lo conocen como Jotikas. Tiene treinta años y hace cinco que dejó de lado su vida en su Pamplona natal para salir a conocer el mundo que lo rodeaba. El cuenta su historia en primera persona, mientras se refresca con un jugo de frutas, sentado en una hamaca en un alejado pueblo del eje cafetero colombiano, a muchas millas y vidas de su hogar.

“Yo estaba trabajando, pero decidí tomarme un añito libre y planeé todo el viaje durante ese año, un plan armado en la oficina, en la computadora. Fue cuando salí a la ruta que vi que todo ese plan era imposible, mi idea era viajar en un año desde Buenos Aires a México. Pero fue llegar a Argentina, pasarme un año para recorrer solo la mitad sur. Así que volví a mi casa para julio y agosto para trabajar la temporada de verano en España y ahí fue cuando le dije a mi viejo: “Mira, viajar así es otra historia, me encantó, viajar de mochilero, no se gasta tanta plata, ganando en euros es todavía menos, así que... me voy otra vez”.

15 Walsh, Rodolfo. “La isla de los resucitados”, en “El violento oficio de escribir”. Ediciones de La Flor. Buenos Aires. 2008. Pág. 167.-

16 Baigorria, Osvaldo. “Anarquismo trashumante. Crónicas de crotos y linyeras”. Terramar Ediciones. La Plata. 2008.- Pág.12

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Y así me fui a Chile, luego volví a Europa, a recorrer un poco, luego me fui a aprender un poquito de inglés a Escocia, donde estuve casi un año, pero siempre moviéndome. Y ahora luego de recorrer Centroamérica comencé a recorrer Sudamérica”.

Por su parte, María Cruz Ciarnello, una rosarina inquieta, también comparte su génesis en los caminos:

“Es una historia que comenzó, fundamentalmente, con un deseo. El viaje es, a mi entender, la construcción propia de nuevos mundos y el aprendizaje permanente con otras realidades, historias y conversaciones. Podría decir que comenzó con una ilusión: vincular la escritura con la posibilidad del tránsito, del viaje en sí mismo como un recorrido indefinido. Ir y venir del placer al trabajo de la escritura, y hacer de la escritura, un motivo de búsqueda y de compromiso social. Es decir, se combinan diversos factores que confluyen en la necesidad de encontrar-se y de encontrar-nos.

Nació así, de una manera casi fortuita, sin demasiadas estructuras. En primer lugar, como una búsqueda interna con uno mismo. Intentar salirse de ciertos moldes establecidos en un lugar definido y estático. En segundo lugar, volcar la pasión de la poética en tratar, desde un lugar minúsculo y cotidiano, narrar historias que tengan que ver con los lugares y las personas. Así, al menos, surgieron diversas crónicas de viaje, o relatos viajeros, donde la mirada de un observador se confundía, y mucho, con las sensaciones de un narrador. De esta manera, y después de más de cinco años, surgió la idea de recopilar algunos escritos en un libro colectivo de viajes. Ser en el andar”.

El hastío de la rutina diaria, las ganas de conocer más allá del terruño, los intereses en la realidad social y política de otros lugares más allá de las fronteras se repite. Martina Maymó, otra periodista con sangre nómada, en la actualidad coordina una comunidad virtual que reúne a viajeros de distintas nacionalidades, compartiendo experiencias, fotos, anécdotas y diarios de viaje. Su viaje resume tantos otros viajes:

“En realidad siempre hubo viajes en mi vida, pero mi interés floreció cuando hice mi primer viaje como mochilera hacia el norte argentino, Bolivia y Perú, en 2001. Antes asociaba los viajes con “vacaciones”, pero desde el 2001 en adelante lo tomé como una fuente de aprendizaje, de apertura mental, de conexión con otros mundos posibles y hasta como un vínculo con mi parte más espiritual.”

Martín Flores, por su parte, con su amplia experiencia en los caminos, se despacha con una profundidad propia de quienes han masticado varias veces su destino:

“Desde que éramos adolescentes, nunca pudimos adaptarnos a la rigidez de ningún tipo de ámbito institucional o académico. Estudiamos carreras universitarias y realizamos trabajos de oficina para distintas empresas, pero el conservadurismo existente en esos sitios, sumado al agobio de la rutina y la burocracia, la lucha de poder y todos los etcéteras que vienen con eso fueron incentivando nuestra búsqueda de otros horizontes.

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Siempre disfrutamos del aire libre, conocer gente y lugares nuevos. Entonces, cada vez que lográbamos ahorrar algo de dinero, salíamos a recorrer el país y el continente en largos trayectos que duraban varios meses, buscando algo que ni siquiera nosotros sabíamos bien qué era, pero que seguramente se trataba de estar más cerca de gente menos acartonada, aprender de las experiencias y los lugares que conocíamos, y, en definitiva, vivir una vida más profunda, atravesando otros escenarios más parecidos a la realidad.

En un principio se trató de viajes amorfos, imprecisos, en los que no alcanzábamos a asimilar las cosas que nos sucedían, porque la realidad latinoamericana nos resultaba tan compleja que nos superaba. Pero a medida que fuimos conociendo la trama de nuestras sociedades, la historia y la cultura de nuestra tierra, fuimos prolongando los viajes en tiempo y distancia. Hasta que nos animamos a dar un salto definitivo: entre 2001 y 2002 realizamos una gran vuelta sudamericana que duró un año y medio. Y esa fue una experiencia decisiva que nos transformó para siempre: fue en ese entonces que comenzamos a recoger material que nos gustaba y nos estimulaba a difundir lo que nosotros mismos percibíamos.

Cuando estábamos en la selva amazónica ecuatoriana, se produjo el estallido social argentino y la posterior crisis económica. A nosotros nos afectó en varios planos. En principio, desde lo emotivo, porque es desgarrador ver por televisión, desde otro país, cómo tu propio país se cae a pedazos. Se nos ponía la piel de gallina viendo esas imágenes de la gente en las calles, resistiendo la brutal represión policial y aguantando la embestida de los carros de asalto y la caballería. Sobre todo después de diez años de silencio. El país pareció sacudirse en apenas dos días del letargo de toda una década. Y fue una sensación muy rara ver todo eso desde lejos.

El otro aspecto en que nos involucró la crisis fue en el económico, porque hasta ese entonces viajábamos con los ahorros de trabajos anteriores, y como teníamos algo de dinero en el banco, nos vimos imposibilitados de contar con esa plata. De un momento a otro no teníamos siquiera lo necesario como para regresar a nuestra casa. Entonces, en vez de seguir rumbo a México, como teníamos pensado hacer, nos quedamos trabajando, primero cuatro meses en Ecuador, y después seis meses en Colombia. Fue ahí cuando comencé a corregir a escribir textos para algunas editoriales. Y por supuesto que no fue una desgracia ni mucho menos. Porque antes de esa experiencia éramos meros espectadores de los sitios que visitábamos, y el hecho de vivir y trabajar en esas regiones nos permitió asimilar más profundamente la realidad latinoamericana.”

Sofía Zorzini, una periodista cordobesa recién vuelta de un viaje por Sudamérica desde Argentina a México, rememora y reflexiona:

“Con mi primer trabajo, llegó mi primer sueldo y con él mis primeras vacaciones con una amiga afuera del país. Fui a Brasil solo 15 días y me encantó la idea de conocer otras culturas desde adentro, otros sabores, otros paisajes. Si bien había viajado desde niña, no es lo mismo la percepción que uno tiene de las cosas a los 5 y a los 20. En mis últimos días de ferias conocí un artesano uruguayo, al cual le compré unos aros, y me incentivó a vender mis cosas. La idea me parecía una utopía que jamás en mi vida podría hacer. Le dije que yo estudiaba, que tenía que volver a trabajar, que no había forma. En mis adentros pensaba que algo te tenía que pasar para decidir dejar todo, armar una mochila y andar vendiendo artesanías por la vida. Ya de vuelta a la ciudad y a la rutina comencé a pensar en que valía la pena trabajar todo un año para tener al menos 15 días como los que viví en Brasil.

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El siguiente año me fui de mochilera por Brasil 20 días, el tiempo me pareció muy corto. Al siguiente año, también de mochila, hice Bolivia y Perú por más de 25 días. Desde el Cusco tuve que llamar a mi jefa para decirle que no llegaba a trabajar, que me descontara los días q iba a faltar (trabajaba al día siguiente y todavía estaba en Cusco). Para volver estuve cuatro días seguidos haciendo combinaciones de colectivos. Mi jefa no se molestó, le resultó divertida mi experiencia, y yo ya no fui la misma. No había llegado a Córdoba y ya estaba planeando mi siguiente viaje: Cuba.

Después de Cuba decidí que en cuanto terminara la facultad me iba a recorrer Latinoamérica y así fue. Tenía un poco de miedo a no se que, pero ya no tenía más excusas. Desde mi primer viaje hasta antes de salir por Latinoamérica mi cabeza cambio muchísimo, la hipótesis que tenía con el artesano en Brasil al menos se cumplió en mi. ¿Por qué disfrutar sólo de 15 días? ¿Quién lo dice?, ¿Por qué sólo 15 días cuando puedo tener una vida así?... más preguntas surgían en mi cabeza a medida que el “mundo en el que me había criado se derrumbaba”. Termine la carrera con más dudas que certezas, todos mis ídolos del periodismo habían sido asesinados, desaparecidos, censurados. Los medios eran una mentira, la sociedad otra farsa más. Las vendas de los ojos se había caído y ya no había marcha atrás.

Hace tres semanas que volví, llegué hasta México con mi mochila. En el camino me hice artesana, nuevos amigos, disfruté cada día de mi vida, estuve en lugares mágicos, aprendí de la naturaleza, de maestros que me dieron clases de vida. En vez de conocer otras culturas y otras realidades, me inserté en otras culturas y otras realidades, las viví de adentro, fui una más.

Este fue el comienzo de mis primeros pasos en el camino. Regrese a mi ciudad natal para trabajar en algunos proyectos que se me ocurrieron durante el viaje y a su vez volví a trabajar para vivir, pero con la cabeza cambiada, lo que aprendí no se borra más. La energía que tengo para disfrutar cada uno de mis días no la voy a perder. Hoy se que necesito plata para cubrir mis necesidades básicas, ya no me interesa que los zapatos combinen con la cartera, ni comprarme lo que está a la moda. No necesito tener para ser. Hoy me interesa generar algún tipo de conciencia para que la gente comience a reciclar, que entiendan que muchos viven de lo que para otros es basura. Me interesa que la gente deje de consumir tanto. En una pared de una calle de San Marcos Sierras leí una vez “el consumo te consume”, frase muy cierta.”

También de Córdoba, la comunicadora social Victoria Garino se remonta a su infancia para tratar de explicar como los caminos la fueron llamando y definiendo como viajera:

“Mi vieja dice que desde chica siempre me gustó salir con el cole a los campamentos, y me acuerdo perfectamente que disfrutaba de escaparme con los vecinos a visitar a sus amigos y familiares, de lo cual recibí los únicos retos en mi infancia, era mi única travesura, escaparme de casa. Después al terminar el colegio empecé a hacer algunos viajecitos cortos con amigos y compañeros, con mi papá también; mi viejo toda la vida tuvo la costumbre de salir a pescar dos o tres veces al año; y supongo que eso me quedó como modelo. Cuando empecé a viajar, ya no quise dejar de hacerlo.”

Por último, Juan Pablo Villarino, un marplatense que se define como nómade y se encuentra dando la vuelta al mundo a dedo, relata sus primeros pasos en una recreo de los caminos:

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“Me acuerdo que la primera vez que yo sentí la necesidad de viajar fue cuando mi hermano, que es ocho años mayor que yo, se fue de viaje de egresados, quería ser yo el que era despedido. Mi familia nunca fue de salir de vacaciones, sin embargo, y de la nada, en el año '90 nos fuimos un mes y medio a Europa. Eso me creó un poco la curiosidad por el otro mundo, el primer viaje, ver los primeros mochileros, los veía cargar las cantimploras en las fuentes de agua y pensaba “que buena onda”, yo tenía 12 años.

Después en la secundaria, fue de la mano de un profesor bastante insubordinado, un “hippón” que no sé como se infiltró en un colegio católico, que ingresó por una suplencia. El tipo nos pasaba por debajo de la mesa libros de Nietzsche, budismo, literatura que jamas íbamos a ver en la escuela. Se fue dando una amistad entre Ricardo (el profesor) y un amigo del colegio e íbamos a su casa a leer libros y comentarlos. El había viajado de mochila con un amigo por Europa, laburando... Ahí mi cabeza comenzó a trabajar mucho más a full. Estaba terminando la secundaria y ya cuando arranqué la universidad, seguía teniendo a Ricardo como profesor en psicología y se fue generando toda una bola de nieve con las historias que nos contaba y ya mi propio deseo de viajar.

Yo ya antes de comenzar a viajar, me figuraba el viaje a dedo, no de otra manera. El escenario que me apetecía era la libertad de estar pisando la banquina, haciendo dedo, y tirar los dados y no saber que iba a pasar. La primera vez que salí a la ruta fue en el ´98 que me fui a Villa Gessell, a ver el programa de Dolina. Yo caminaba por la banquina, y tenía mi mito de lejanía en Villa Gessell, representaba lo lejano, lo inalcanzable. Como no sabía cuanto iba a demorar viajando a dedo, calculaba las horas que iba a demorar a pie. Caminando, caminando, frena un 128 y me dice “flaco adonde vas?”. Y ahí arrancó un poco la magia, con un viaje de dos días que hoy pasaría un poco desapercibido, pero me quedó. Desde entonces, fue que ese mito de lejanía fue reencarnado, en nombres más lejanos, empecé a viajar mucho por unas cinco o seis provincias argentinas. Y me empezó a llamar mucho la atención la idea de viajar afuera. Quería ir a Europa.

En el 2001, con una compañera de viaje, hicimos un viaje de tres meses por Europa. Uno de los primeros descubrimientos fue que se podía viajar a dedo fuera de Argentina. Comenzamos a conocer viajeros de todos lados, con viajes diversos que te dejan maquinando. En Praga nos encontramos con Sergio, un argentino, que venía de hacer un viaje de ocho meses en sentido inverso, desde China, se había tomado el transiberiano, Moscú, y estaba haciendo dedo y acampando por Europa. Encontrarlo me abrió las expectativas y empecé a ver que por Europa del Este o Asia también se podía viajar. Ahí se extendió mi mapa de países posibles y ya de regreso a Argentina comencé a pensar todo en otro sentido.

Empiezo a buscar por Internet y encuentro que hay clubes de viajeros a dedo en Europa, nació el sueño de hacer algo acá, que se concretó en el 2002 con el primer encuentro de mochileros. Y también mi deseo de zafarme, de recuperar mi libertad. Recién en un viaje por el noroeste tuve esa decisión personal, que ese clic se circunscribe a un momento preciso. En los Valles Calchaquíes, mirando el pueblo fantasma de Alemania, desde un rastrojero verde, me bajo y sacar una foto y cuando vuelvo, no se como, vuelvo al auto con un plan de vida... dejo la facultad y me voy. Me fui a Irlanda, laburé ahí. En 2005 cerré mi puerta en Belfast y salí.”

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En “Apuntes nómadas” Ryszard Kapuscinski puntualiza una de sus raíces fundamentales: “el viaje como descubrimiento, como exploración, como esfuerzo: viajar en busca de la verdad, no de distensión. Viajar significa para mí atención, paciencia para informarme, deseo de saber, de ver, de comprender y de acumular todo el conocimiento. Viajar así supone entrega y un trabajo duro.” 17

Cada viaje tiene su génesis y en el proceso de aprendizaje interno muchos buscan empalabrar ese mundo que se les abre frente a sus ojos. Esa es la génesis de las crónicas que nacen de esos caminos y que dan cuenta de diversas realidades desde el fondo profundo del lugar de los hechos.

17 Kapuscinski, Ryszard. “Apuntes Nómadas”, en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/apuntes_nomadas_ryszard_kapusc.php

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¿El huevo o la gallina?

“Ese hombre, o mujer, está embarazado de mucha gente. La gente se le sale por los poros.

Así lo muestran, en figuras de barro, los indios de Nuevo México: el narrador, el que cuenta la memoria colectiva,

está todo brotado de personitas.”(Eduardo Galeano – “El libro de los abrazos”)18

Es intrínseco al hombre la búsqueda de empalabrar el mundo, de buscar narrar situaciones cotidianas o la salida de la rutina como sucede con los viajes. La mayoría de los viajeros siente la necesidad de completar su recorrido con la narración de las anécdotas, aventuras y pequeños descubrimientos en el camino. Y hay algunos que lo pasan por escrito para comunicarlo y perdurar.

Como afirma Virginia Rioseco Perry, es posible concebir al ser humano como un “ser enredado en historias”. La vida, de este modo, reclama ser narrada en la búsqueda de una coherencia y claridad que los hechos naturalmente no poseen. Es a través del relato que la vida re-compone una unidad de sentido fracturada por la acción implacable del tiempo. La narración sintetiza la heterogéneo, le brinda sentido al caos.

Desde el lado de la crónica, la relevancia de la presencia del autor, la experiencia, el yo participante se constituye en uno de los rasgos más primarios y visibles de la misma.19

Anterior a la profesionalización del periodismo, los relatores de viaje eran militares, expedicionarios, escritores, entre otros. En la actualidad no son solamente periodistas los que empalabran en mundo, pero las crónicas viajeras adquieren en su mayoría un rasgo predominante de herramientas periodísticas como la crónica y la entrevista. Asimismo, los métodos de recopilación de datos, tratamiento del material, proceso de redacción y distribución de las crónicas, también se corresponden a las rutinas productivas referentes a la prensa.

Muchos de los viajeros que buscan empalabrar el mundo a través de relatos escritos, afirman que la escritura llegó mucho antes a sus vidas que la misma pasión por los caminos. Es cuando descubren ese modo de vivir, cuando lo relacionan instantáneamente con la escritura, las dos pasiones van de la mano y no se concibe viajar sin la posibilidad de escribirlo, de empalabrar esa experiencia ganada.

Es así que es posible afirmar que viajar y narrar aparecen como dos acciones estrechamente relacionadas entre sí. Como afirma María Celia Forneas Fernández: “La conexión entre viajar y narrar el viaje ha sido siempre muy estrecha, tanto que podemos asegurar que todo viajero es un cronista en potencia y que la experiencia del viaje no se completa hasta que no se cuenta”.20

18 Galeano, Eduardo, “El libro de los abrazos”. Catálogos SRL. Buenos Aires. 2004.- Pág. 6.-19 Rioseco Perry, Virginia. “La Crónica: la narración del espacio y el tiempo”. Andamios. Volumen 5, número 9, en

http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=62811466002 . Universidad Autónoma de la ciudad de México. México. 2008.- Pág. 25-46.-

20 Forneas Fernandez, María Celia. “¿Periodismo o literatura de viajes?”. Estudios sobre el mensaje periodístico, en http://revistas.ucm.es/inf/11341629/articulos/ESMP0404110221A.PDF . Volumen 10. Universidad Complutense de

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Consultados sobre cuál de las dos pasiones fue la primigenia, los entrevistados coinciden en afirmar que la escritura apareció primero, y a la hora de lanzarse a los caminos, no pudieron concebir el viaje de otra manera, sin esa “amenaza que obliga a una intensidad de la mirada”21, como dice Martín Caparrós en su “Larga Distancia”.

Juan Pablo Villarino: “Cuando empiezo a viajar, en mi primer viaje a Gessell, lo hago con mi carpeta de poesías en la mano, desde el principio lo veo como algo inseparable. Empiezo escribiendo poesías mientras viajo, que aún no eran crónicas, sino más bien la verificación de la libertad que estaba ganado y la necesidad de plasmarla en algo.”

María Cruz Ciarnello: “La escritura estuvo presente siempre, y los viajes fueron llegando a medida que el deseo de escribir se hacía más intenso. No creo que uno pueda estar desvinculado del otro. Ya no entiendo al viaje sin la posibilidad de escribirse y re-escribirse a sí mismo. Soy, en la medida en que los recorridos me llevan a una posible construcción narrativa. A veces, palabras hiladas de una sensación de viaje, de un sentimiento, de una nostalgia, muchas veces. Creo que recorrer lugares y espacios profundiza en la nostalgia del tránsito, de lo que dejamos atrás, del desprendimiento. De lo que fugazmente, nos apropiamos.

Otras tantas veces, intento escribir crónicas (digo intento porque no me considero una cronista, para eso hay que tener demasiado oficio). Son intentos tal vez, que buscan acercar a un lector a una construcción casi fantasiosa o realista, de esos lugares recorridos. Y esas crónicas están plenamente inundadas de un sesgo propio, que no solo tiene que ver con la mirada, sino con las punciones que nos afectan, que nos movilizan al estar en un lugar, al describir un momento, al conocer una historia de vida. Y cuando hablo de viaje, no me refiero tan solo a la posibilidad de recorrer kilómetros, muchas veces, el viaje puede comenzar en el propio barrio o ciudad. Es la posibilidad de mirar y re descubrir lo que posibilita el tránsito de un viajero o de un cronista de viajes.”

La idea de una profundidad de la mirada, de la búsqueda consciente de transformar y transformarse se vuelve una constante, así como también la necesidad de recurrir a la palabra escrita para completar el camino recorrido. La escritura conlleva la permanencia, la posibilidad de retornar a las páginas escritas y revivir sensaciones vividas en los caminos.

Sofía Zorzini: “La escritura llegó antes sin ninguna duda. Comencé a escribir a los ocho años y aún conservo todos mis cuadernos. A veces agarro algún cuaderno viejo y me teletransporto a mi pasado. Mis recuerdos ganan nitidez en mi imaginación y revivo emociones. Me río, me avergüenzo, lloro. Puedo darme cuenta como fue cambiando mi cabeza, como crecí de un año al otro. Cuando comencé a viajar no dudé nunca en llevar un cuaderno… ya forma parte de mí el documentar lo que percibo y lo que siento. Me sucedió de estar sumamente insertada en el sistema, trabajando y estudiando sin tiempo para nada y por las noches agarraba algún cuaderno de viajes que me hacía revivir y me servían para relajarme y volver a mi cuando me estaba quedando un poquito dormida. Hoy ya estoy desvelada, pero aún así sigo escribiendo para no olvidar nunca lo aprendido, no olvidar nunca como me sentí y por sobre todo no olvidar jamás a la gente que me ayudó a seguir en el camino y me enseñó a vivir a flor de piel.”

Madrid. 2004.- Pág. 221-240.-21 Caparrós, Martín. “Larga distancia”. 1° edición. Seix Barral. Buenos Aires. 2004.- Pág. 35.-

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Martina Maymó: “Siempre quise estudiar periodismo, de manera que la escritura fue algo anterior. Sin embargo, los viajes direccionaron mi carrera profesional. Antes de viajar me interesaban más los ensayos y las críticas de arte (literatura y plástica), pero los viajes me mostraron que no hay mejor ejercicio mental que poner experiencias y aprendizajes en palabras, mientras recorremos un país o la vida misma. Encontré que, al relatar mis viajes, podía no solo compartir vivencias sino decantarlas en mi interior.”

Martín Flores: “Las dos actividades se fueron acoplando cuando comencé a hacer viajes largos a través del país, fui asimilando realidades que no suelen ser noticia en los grandes centros urbanos, entonces comencé a pensar que si nadie (o tan poca gente) escribía lo que me más me interesaba conocer, entonces podía ser yo quien me propusiera difundirlo. Y no hablo solamente de las injusticias que veíamos y el modo en que la gente se organizaba para resistirlas. Me refiero también a los distintos modos de vivir y crear que existen en los diversos sitios que uno recorre.”

La narración organiza las situaciones, las reacomoda y les brinda un sentido luego de escritas. Conlleva una comprensión del camino que éste no tiene naturalmente. Como se ha mencionado anteriormente, la narración es la síntesis de lo heterogéneo. Viajar y narrar el camino recorrido, también incluyendo el aprendizaje interno transformador, son dos caras de la misma moneda.

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La crónica periodística. Relatos desde el lugar de los hechos.

“(...) deslizarse más acá del periodismo, más allá de la literatura,

para ocupar un lugar sin espacio: escribir crónicas.”(Martín Caparrós – “Larga Distancia”)22

En un lugar equidistante entre el periodismo y la literatura, la crónica se ha convertido en el género periodístico más rico y complejo. El origen de la palabra crónica se remonta a la voz griega “crhonos” (tiempo), lo que expresa que la misma dibuja un momento exacto y un lugar bien definido. Paradójicamente frente a su etimología, la crónica traspasa las fronteras espaciales y temporales, convirtiéndose en un documento de su época y transformándose en un texto atemporal, resistiendo el paso de los tiempos, hasta convertirse en algunos casos, en un texto histórico.

Es en la crónica donde el autor aparece con un rol de privilegio y el estar en el lugar de los hechos es la receta de este género. Hasta los inicios del siglo XX, los periodistas se definían a sí mismos como cronistas, y los textos que producían eran llamados indistintamente como crónicas. Así la crónica se posiciona como el antecedente directo del periodismo actual.23

El desarrollo técnico paulatino de los medios de comunicación durante el siglo XX fueron reduciendo la injerencia de la crónica, desplazada por la noticia, más inmediata y con la información necesaria para el día a día. La aparición de suplementos dominicales en los matutinos fueron abriendo un nuevo espacio para este tipo de escritos, más profundos y los cuales requerían un mayor tiempo de preparación. Las revistas también se constituyeron en un nicho para este género, apoyadas con fotografías, un mayor cuidado del diseño y la diagramación.

A diferencia de la noticia, en la crónica los protagonistas no son necesariamente los actores y hechos noticiables, sino que en las mismas cobran voz aquellos quienes cuyas historias no forman parte de la agenda diaria de los mass media. Los temas cotidianos cobran protagonismo en las crónicas, en un principio refugiadas en los suplementos y revistas semanales.

Más cercana a la literatura por su estilo de escritura, la crónica mantiene su estrecho lazo con el periodismo por la estricta veracidad de sus datos. Pero supera a la misma yendo más allá, relevando hechos y personajes cuando ya no son noticia, o aún más, cuando jamás llegaron a serlo. Esto la arranca de la agenda diaria y extiende sus fronteras temporales mucho más lejos que los demás géneros periodísticos.

22 Caparrós, Martín. “Larga distancia”. 1° edición. Seix Barral. Buenos Aires. 2004.- Pág.15.-

23 Romero, Ivana. “Crónica: otro modo de dialogar con la información", en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/cronica_otro_modo_de_dialogar.php

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Esta cercanía con la literatura, hace que la crónica sea, además de un hecho informativo, un hecho estético. Este género está dirigido a los lectores interesados en el asunto tratado, con tiempo para degustar un texto con sus ribetes completos, a diferencia de esa noticia apurada y cercenada por la fórmula de la pirámide invertida, que piensa más en la pauta publicitaria que en el transfondo del hecho reseñado en la noticia.

El pensador italiano Italo Calvino ha propuesto seis punto de análisis para sopesar los géneros periodísticos, los cuales son absolutamente útiles a la hora de sopesar la cronica. Estos son: levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y consistencia.24

La levedad importa en el texto periodístico a la hora de captar lo esencial, de evitar un escrito pesado, con limitaciones desde lo informativo y lo estético, dificil de tragar. Con respecto a la rápidez, el periodismo requiere de agilidad y soltura al enviar un mensaje. Esto se logra, según plantea Calvino, apuntando a una concentración de imágenes, datos y conceptos que asegure una veloz y eficiente llegada de la información al lector. Para alcanzar la exactitud se requiere un diseño bien definido, evocando imágenes nítidas y utilizando un lenguaje preciso. Esta es una característica fundante de un texto periodístico, más alla de cualquier división en géneros. La visibilidad implica hacer aparecer lo oculto, esquivar la oscuridad y el desconocimiento de un tema particular por medio de la investigación y de los datos comprobables. En relación con esta característica se encuentra la multiplicidad, por la cual el periodista debe privilegiar lo visible y la múltiple influencia de los factores que necesite el lector para acceder al texto, ya sea una noticia simple o una crónica más cercana al lenguaje literario. Finalmente, con la consistencia se habla de una presentación ideal del texto, para su mejor comprensión y difusión del mensaje.

En la crónica periodística se nota una multiplicidad de registros y de tonos. Lo central en una crónica es la narratividad y la mirada del autor. Como plantea Martín Caparrós: "La crónica es una síntesis de lo que el periodismo puede hacer con la palabra escrita y viceversa. La crónica convierte al periodismo en algo más que información que morirá mañana – o eso intenta, al menos, dispuesta a morir en el intento".25

Virginia Rioseco Perry26 afirma que relatar lo que sucede es uno de los fenómenos constitutivos y fundamentales de la existencia humana. El hombre se puede concebir como "un ser enredado en historias" y, desde esta afirmación, deducir que la vida de los seres humanos reclama ser narrada.

Esta afirmación es consistente con lo expresado con el catedrático Albert Chillón, en cuanto a que "conocemos el mundo a medida que y en la medida en que lo empalabramos. El mundo, entonces, adquiere sentido sólo en la medida en que lo traducimos lingüísticamente. Pensar, comprender, comunicar, quiere decir abstraer y categorizar lingüísticamente". 27

24 Romero, Ivana. “Crónica: otro modo de dialogar con la información", en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/cronica_otro_modo_de_dialogar.php

25 Caparrós, Martín. “Larga distancia”. 1° edición. Seix Barral. Buenos Aires. 2004.- Pág. 9.-26 Rioseco Perry, Virginia. “La Crónica: la narración del espacio y el tiempo”. Andamios. Volumen 5, número 9, en

http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=62811466002 . Universidad Autónoma de la ciudad de México. México. 2008.- Pág. 25-46.-

27 Chillon, Albert. “Literatura y periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas”, en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/literatura_y_periodismo_una_tr.php

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La crónica consiste en eso justamente, en empalabrar el mundo, en narrar lo que el cronista ve, lo que vive y acerca de los lugares que recorre y las personas que se cruzan en su camino. El cronista empalabra su mundo y de ese modo, empalabra el mundo de quienes leen sus textos. Si esto se realiza con un cuidado de lo estético y con recursos literarios, esta crónica alcanza su cometido final.

Por último, queda en la habilidad del cronista en mantener vivo el interés de su audiencia, tal cual como afirma Caparrós de un modo un tanto extremista mas no por ello menos veraz: "La magia de una buena crónica consiste en conseguir que un lector se interese en una cuestión que, en principio, no le interesa en lo más mínimo”28. Si lo consigue, es que la crónica ha cumplido su propósito final.

28 Cetkovich Bakmas, Gabriel. “Vivir para contarla”, en http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0199/articulo.php?art=3111&ed=0199#sigue

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La crónica como eje del relato de viaje

"La crónica es una síntesis de lo que el periodismo puede hacer con la palabra escrita y viceversa.

La crónica convierte al periodismo en algo más que información que morirá mañana – o eso intenta, al menos,

dispuesta a morir en el intento",(Martín Caparrós – "Larga distancia")29

Si bien los relatos de viaje no se enmarcan dentro de un género periodístico específico ya que toma elementos de todos ellos, son las características fundantes de la crónica la que la hacen el camino narrativo preferido en los relatos de viaje. La importancia de la mirada del autor, presente en el lugar a narrar; el ordenamiento de la información y la cercanía con los recursos literarios, se combinan para pintar una situación y una realidad particular.

Es en relación a esta afirmación que el periodista Pedro Eduardo Rivas Nieto aclara: "En primer lugar, su fin (el del periodismo de viajes) es dar cuenta de una actualidad amplísima, ajustándose a posibles fórmulas reconocidas del mundo literario, antes que del mundo periodístico. En segundo lugar, la autoría es un elemento importantísimo en la narrativa de viajes. En tercer lugar, el periodista, a través de la documentación previa y de la recogida de datos durante el viaje, elabora su texto con cierto grado de especialización". 30

Martín Flores, creador del sitio "Latitud Barrilete" se ve cercano a la tradición del periodismo literario y sus particularidades:

"El modo de escribir con que más me identifiqué siempre fue con el periodismo narrativo o literario. Yo nunca estudié periodismo. (...) Yo veo que desde los medios ya se crea un lenguaje neutral construido desde el poder para que cuando el periodista hable, no diga nada, para que reproduzca un lenguaje que ya está fabricado para defender los intereses de los privilegiados de siempre.

A mí me contaron que, al narrar un hecho, lo que se le pide al periodista es que resuelva esa pirámide invertida de qué-cuándo-dónde-cómo y toda esa porquería que al final resulta ser un telegrama donde nadie se informa, un artículo despersonalizado que podría ser contado por cualquier monigote de portafolio. En cambio, lo que propone el periodismo narrativo es comprometerte con el hecho que estás narrando, incluir tus percepciones hasta el punto de intervenir en los hechos.

Lo que te permite el periodismo narrativo es que nadie puede ponerse en tu lugar y que ninguna otra persona va a vivir tu propia experiencia ni va a enriquecerla con los recursos que vos aportás para narrar el hecho. Y eso es lo que lo hace único."

29 Caparrós, Martín. “Larga distancia”. 1° edición. Seix Barral. Buenos Aires. 2004.- Pág. 9.-30 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid,

España. 2006.- Pág. 60.-

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"En el corazón de la provincia de Corrientes brota Mburucuyá, una apacible localidad que ha sabido eludir nombres de santos, políticos y militares, y ha logrado enarbolar su identidad con una poética palabra para recordar la historia, en el propio idioma de los antiguos habitantes, el guaraní con que los pobladores de la zona todavía hoy cuentan sus alegrías y tristezas. Mburucuyá, la flor que atrapa la mirada de los caminantes, el pueblo de las casas bajas de ladrillos viejos, donde cada enero todas sus calles de tierra colorada conducen al gran festival de la música más representativa del Nordeste Argentino. Mburucuyá, la capital del chamamé, esa melodía que tanto se envuelve con el guaraní y cuyos orígenes se extravían en los remotos enigmas de la historia, pero cuyo presente late vivo en la tradición de su gente.

Allí nos encontramos con Canario, un referente del chamamé que ha vivido importantes capítulos de la historia musical local. Ha compartido escenarios con grandes exponentes como Eustaquio Miño y Salvador Miqueri, y cada año participa en el tradicional festival chamamecero que todos los eneros moviliza a miles de personas que llegan desde numerosos puntos de la provincia y el país.

La casa de Canario está rodeada por un amplio terreno arbolado con mangos y naranjos, poblado de perros y gallinas que entran y salen de cuartos humildes con tierra apisonada. Curiosamente, es la vivienda más próxima al anfiteatro de la laguna Limpia, donde se organiza el famoso evento del chamamé. Como para no perderse a la vuelta, luego de tanto festejo".31

María Cruz Ciarnello, periodista escritora de relatos de viajes y compiladora del libro "Ser en el andar", reconoce elegir la crónica a la hora de contar sus historias: "Es un intento de crónica. Considero que me falta aprender demasiado para poder ser una cronista. Son simples intentos por intentar narrar algún tipo de historia. Trato de valerme de los recursos que brinda el género de la crónica porque es muy rico en sí mismo. Te permite construir un relato desde una mirada periodística apelando a recursos puramente literarios y eso es fundamental para tratar de generar un buen relato, al menos, un relato que conmueva. Creo que de eso se trata, más allá de los ornamentos literarios o del buen uso de la lengua."

"Pedro es un laburante que intenta, a su manera, hacerse camino al andar. Deambula entre las calles de la ciudad, arriba de su carro y junto a su caballo. Se la rebusca como changarín y a veces, putea de este lado del mundo. Vive en La Cerámica, un barrio azotado por la miseria, los perros flacos, las zanjas desbordadas, las casillas de chapa y los miles de sueños inconclusos que andan dando vueltas.

Pedro tiene unos cuarenta años, nació en Avellaneda, provincia de Santa Fe. Anduvo por diferentes lados, hasta que un día decidió echar raíces en Rosario. En una fría tarde de invierno, me convida un mate amargo y empieza. (...)" 32

31 Flores, Martín. “Mburucuyá, la capital del chamamé”. En Latitud Barrilete. http://latitud-barrilete.blogspot.com/2007/09/canario.html

32 Ciarnello, María Cruz. “Ser en el andar”. Editorial Último Recurso. Rosario. 2009. Pág. 35.-

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María Virginia Bertetti

Por su parte, Martina Maymó, administradora del sitio "Caminos Secretos", también elige este rumbo para empalabrar su mundo:

"Generalmente son crónicas, empiezo desde una experiencia personal y luego trato de pintar el paisaje que me tocó conocer. Voy mechando mis anécdotas con retratos de cada cultura. La poesía es un buen condimento, pero la utilizo más para ejercitar la creatividad que para escribir sobre viajes."

"La odisea desde Amaicha del Valle hasta Antofagasta de la Sierra se dejó entrever entre sueños. No se si tiene que ver con la altura, con el ronroneo de los buses, con que dejé de fumar hace casi un mes o con que finalmente estoy abrazando la paz en mi vida; pero no pude abrir un ojo en todo el viaje.

A las 12.00 salió el Aconquija hasta Santa María, ahí me quedé dormidísima en el piso de la terminal hasta las 3, que fue cuando llegó el Cayetano. Hualfín nos recibió con sus puertas cerradas a las 6 de la mañana y creo que el bondi verde que tomamos hasta El Eje decía “El Parra”. Ya venía saboreando ese café con leche mañanero que me iba a tomar en El Eje, pero resultó ser que este lugar era una posta sanitaria enclavada entre las cerros con un frío de hospital. Llegamos a las 7 y recién a las 8.30 el sol empezó a asomarse por el cordón montañoso; los chicos caminaban las 2 cuadras que los separaban de la escuela y una señora con pañuelo en la cabeza y cara de pocos amigos abrió la única despensa que sostenía mi esperanza de desayuno en altura".33

Victoria Garino, prefiere alternar con otros géneros literarios y periodísticos a la hora de escribir, aunque también utiliza la crónica a la hora de las publicaciones más formales:

"Lo que más utilizo son relatos descriptivos, medio caóticos, no me fijo mucho en la estructura. A pesar de mi profesión, sigo escribiendo y construyendo el relato de manera intuitiva. Alguna vez se me ocurrió presentar una crónica en un concurso y ahí tuve que trabajarla más en función del formato pero sólo me fijo que tenga un lenguaje claro y preciso, y que se construya como una narración con cierta línea de coherencia, lo demás lo dejo libre."

33 Maymó, Martina. El Universo en Antofagasta de la Sierra. En Caminos Secretos. http://www.caminossecretos.com/diarios-de-viaje-detalle.php?id=83

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"¿Cómo una periodista de viaje por Perú termina navegando el Río Marañón entre hamacas de colores, lugareños y pocos, muy pocos turistas? El envión a Iquitos nació del antojo por llegar a Ecuador navegando el Río Napo, hacia el norte. Una vez allí, y al descubrir que no iba a poder llevar a cabo la travesía, me acomodé a la ciudad y comencé a buscar qué sería de mis días. En el hostal donde me hospedaba conocí a dos franceses que me llevarían como observadora a un centro de investigación en plantas medicinales, donde entre otros tratamientos naturales se realizan ceremonias con ayahuasca, la abuelita de la medicina.

Con esto en mente partí para Maracamiri, al norte de Iquitos, en un peke peke –canoa con motor-, junto a mis dos compañeros. Después de luchar horas con el denso lodo del camino y una vez inmersa en la selva amazónica, en un ambiente familiar y cálido fui entrando en un universo místico donde pasé de observadora a participante, y que me llevó a bucear más tarde en la cosmogonía que rodea al uso de estas plantas por las culturas amazónicas." 34

La crónica admite juegos con el lenguaje y giros lingüísticos que Sofia Zorzini aprovecha y en el

que se explaya:

"Por lo general, en términos literarios, narraciones en primera y tercera persona. En mis narraciones incluyo siempre el género lírico, expreso sentimientos, emociones, etc. Periodísticamente hablando podría decir que cronico, pero no respeto mucho las pautas del oficio, ya que siempre expongo mi opinión.”

"Saqsayhuaman fue un templo en la época incaica. Actualmente todos los 24 de junio se hace en este lugar la celebración mas importante del Cusco, el Inti raymi o fiesta del sol. Solo el 30% de este lugar es original. El 70% está en la catedral, otras iglesias y en los palacios coloniales. Pero no hay que echarle la culpa solo a la época colonial, ya que hasta 1940 este lugar fue una cantera pública. Cualquiera podía tomar las piedras que necesitaba para construir su casa. Hace solo 69 años atrás.

A simple vista puede uno darse cuenta qué es original y qué es reconstruido. Todo lo feo, es lo nuevo. La técnica utilizada en la construcción original es de prueba y error. Tenemos una piedra con ángulos y la otra debe encajar perfectamente. Por eso la construcción duró tantos años y por eso ninguna piedra es igual a otra.”35

Juan Pablo Villarino, autor de "Vagabundeando en el Eje del Mal", primer libro editado comercialmente en el país por una editorial "grande", también se vuelca por este género a la hora de redactar sus aventuras en los caminos:

34 Garino, Victoria. “Ayahuasca: una soga del cielo a la tierra”, en http://mochilatranshumante.blogspot.com/2009/08/un-adelantito.html

35 Zorzini, Sofía. “City tour por el Cusco”, en http://www.globedians.com/2010/02/city-tour-por-el-cusco.html

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"Yo creo que el relato de viaje va más por el lado de la crónica que del periodismo más clásico. Yo le doy mucho protagonismo al movimiento dentro de la crónica en el sentido de que siempre las cosas que escribo se enmarcan dentro de un viaje. Entonces, escribo el cómo llegué yo a ese lugar, la gente que me llevó a dedo, la historia del tipo que me llevó, tenga o no relación con lo que después voy a contar. Eso para mí es parte de la crónica, y voy a terminar hablando del problema de la contaminación, en eso soy sincero con el lector, que sabe que desde que comienza la crónica hasta que termina va a estar leyendo de eso.

No hago el guionado pregunta-respuesta de la entrevista, luego esa entrevista la puedo incluir en la crónica en tercera persona de la prosa, le puedo dar un párrafo entrecomillado, un guión, pero en general tomo la palabra yo y entrecomillo algunas frases muy especiales que te pueden pintar el alma de esa persona, pero la información prefiero ponerla yo, con mi manera de contar las cosas.

Creo que los datos y la situación en el marco en el que se genera esa charla, tiene mucha riqueza tanto como el contenido de esa entrevista y lo podés decir en el marco de una crónica, no en el marco de una poesía. Después yo puedo escribir una poesía acerca del mal uso del agua, pero eso ya es otra cosa. Para mi, para darle más presencia a lo facticio, es necesario escribir una crónica."

"Mientras deambulo en busca de una pensión barata, las masas de hombres embigotados que mastican kebab bajo retratos del enturbantado Barzani me clavan su mirada como si fuese un perro verde. No es una mirada intimidante, sino una genuina mueca de sorpresa, treinta años de conflicto sostenido han sepultado cualquier memoria de un turista. Los últimos extranjeros que han visto por aquí vestían uniformes de los Marines norteamericanos. Primero doy con un par de hoteles demasiado limpios para mi presupuesto, de unos veinte dólares por noche. Como eso era diez veces lo que pensaba gastar, continuo pateando las calles y preguntándole a los transeúntes: "¿fundu? ¿fundu?". Parece que se me ha perdido un perro llamado "Fundu", pero en realidad esa es la palabra árabe para pensión." 36

De este modo, la crónica se convierte en el género más utilizado por los escritores-viajeros, debido a sus propias particularidades: el relato detallado y verídico, la utilización de recursos estilísticos de la literatura y la aparición constante del autor como protagonista del movimiento y la acción, o como testigo preferencial de la historia.

36 Villarino, Juan Pablo. “Vagabundeando por el eje del mal”. Omnia Mea Mecum Porto Ediciones. Impreso en ruta. 2007.- Pág. 11.-

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Trabajo Final Integrador

La entrevista periodística

“Quizás el género más auténticamente periodístico sea la entrevista.

A través de ella, mayoritariamente, se forma el periodista y,

quizás, también se transforma y evoluciona”.(Hugh Sherwood – “La Entrevista”)37

Si bien la división en géneros no es taxativa en el trabajo cotidiano, es útil esta clasificación a fines analíticos. Los relatos de viaje suelen nutrirse fundamentalmente de la entrevista. El periodista pregunta y repregunta, en charlas muchas veces informales con los personajes. Y esa será la materia prima de su relato.

Los manuales clásicos de periodismo definen a la entrevista como “la conversación con propósitos de difusión que sostienen un periodista y un entrevistado. A través del diálogo se recogen noticias, datos, opiniones, comentarios, interpretaciones, juicios de interés social.38

Muchos autores han tratado de definir este género. Manuel del Arco afirma que “La entrevista es un género periodístico eminentemente informativo, aunque puede incluir alguna apreciación del periodista en forma de comentario de forma explícita sobre el contexto, pero nunca sobre sus respuestas, ya que su fin es informar objetivamente de las opiniones expresadas por el entrevistado”. En cambio, Antonio López Hidalgo y Fernando Martínez Valvey consideran que la entrevista tiene una función persuasiva, porque las opiniones del entrevistado son ya una subjetividad, por lo que estima que puede ser catalogado como un género periodístico de opinión. Por su parte, Ana Francisca Aldunate y María José Lecaros, afirman que una entrevista es, sencillamente, un intercambio oral o escrito sobre un tema con una persona de relevancia que despierta interés en la opinión pública. Como es posible observar a simple vista, existe una multiplicidad de análisis contrapuestos al respecto.

Se puede decir que en la entrevista rigen las reglas básicas de una situación comunicativa cuyo funcionamiento es conversacional y estas son las siguientes:

• Ambas partes de la relación –entrevistador y entrevistado- participan en ella voluntariamente.

• Los roles de entrevistador y entrevistado no son intercambiables.

• Debe tener un objetivo prefijado, a diferencia de la conversación.

• Está regida por un funcionamiento de turnos como principio ordenador de las intervenciones que regulan los cambios de locutor y los tiempos de emisión.

• Existe un pacto de cooperación implícito entre entrevistador y entrevistado que implica que la entrevista contenga tanta información como sea necesario, que esa información sea verídica, que los dichos del entrevistado sean relevantes y que exista la mayor claridad posible.39

37 Sherwood, Hugh. “La Entrevista”. Colección “Libros de comunicación social”. A.T.E. Barcelona. 1969. Pág. 2.-38 Marín, Carlos. Manual de Periodismo. Grigalbo. México. 2003.- Pág. 65.-39 Texto de cátedra. “La entrevista como herramienta de recolección de datos”, en

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El periodista Jorge Halperín, autor de “La entrevista periodística”, afirma: “La entrevista es la más pública de las conversaciones privadas. Funciona con las reglas del diálogo privado (proximidad, intercambio, exposición discursiva con interrupciones, un tono marcado por la espontaneidad, presencia de lo personal y atmósfera de intimidad) pero está construida para el ámbito de lo público. El sujeto entrevistado sabe que se expone a la opinión de la gente.”40

El colombiano Gabriel García Marquez, más ajeno a los encasillamientos académicos, observa lo siguiente: “he omitido a conciencia la entrevista como género, porque siempre la he tenido aparte, como esos floreros de las abuelas que cuestan una fortuna y son el lujo de la casa, pero nunca se sabe dónde ponerlos. Sin embargo, es imposible no reconocer que la entrevista no como género sino como método es el hada madrina de la cual se nutren todos. Pero no me parece un género en sí misma, como no me parece tampoco que lo sea el guión en relación con el cine”.

Desde el punto de vista de la información de los mass media, se ve a la entrevista como un género del periodismo informativo que refleja las respuestas de un personaje, cuyas opiniones, debido a su relevancia social, al cargo que ocupa, o a su implicación en hechos de la actualidad informativa, son de interés general41. El diálogo periodístico es la oportunidad de tener una fuente única a nuestra disposición, o a disposición de la habilidad que tengamos para construir un vínculo que nos permita obtener del sujeto toda la información que buscamos, lo voluntario y también lo involuntario, incluso trabajado con sus medias palabras.

En los relatos de viaje la historia cambia bastante. Una significativa parte de las entrevistas se centran en aquellos personajes que no son noticiables, que no aparecen en los medios. Las historias orilleras, la gente sin nombre, es la que ocupa litros de tinta en los relatos de viaje. Los encuentros son muchas veces informales y se dan en el marco de una charla, más que con un formulario preparado de antemano por el periodista.

“En la casa de don Miño, que es también comisaría, no hay calabozo. Le pregunto que hace con los delincuentes.

-Pero vea, don, es que acá no tenemos de eso. Acá es toda gente muy tranquila. -¿Nunca detuvo a nadie?-Bueno -recuerda el comisario, y su gesto paternal se ahonda en declives del rostro pausado-, una

vez detuve a uno, porque andaba de a pie y no era conocido. Pero resultó buen hombre, ¿sabe?, así que lo solté.

-¿Ninguna muerte violenta? -exijo.-Ah, si, mire -me dice don Miño con su acento socarrón-, el año pasado un viejo de setenta años se

cayó del caballo por accidente, y se desnucó, pobrecito.-Seguro que tampoco hay borrachos -concluyo, casi exasperado.-Algún que otro, pero mire -dice-, mire, si uno se emborracha en un baile, yo al otro día lo traigo y

lo converso, y a ese hombre, dentro de mi escasa estatura, yo trato de llevarlo a fondo. Difícilmente vuelve a hacer otra. Porque los tengo amenazados, sabe, con unos árboles grandotes que hay en la escuela, y si me repiten, pues los llevo y les hago cortar los árboles.”42

http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/03/la_entrevista_como_herramienta.php 40 Halperín, Jorge. “La entrevista periodística”. Capítulo 1, en

http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/03/la_entrevista_periodistica.php 41 Autores Varios. “La entrevista como instrumento de comunicación social”, en http://www.fundacion-wae-

cultura.org/Usuarios/9D3576/archivos/Hemeroteca/G82136.1.pdf

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Trabajo Final Integrador

Martín Flores suele utilizar y basarse fuertemente en este género a la hora de construir sus relatos: “Una vez que introduzco al lector en los sucesos, voy mezclando textos con partes de entrevistas. Las entrevistas para mí son muy importantes, porque es el testimonio directo de las personas involucradas, es mi propia posibilidad de hundirme en la raigambre de lo que pretendo comunicar.”

Una charla informal, con un personaje recién conocido, puede resultar la historia central de un relato de viaje. Está en manos del escritor-viajero estar atento a las historias que se le cruzan. En cualquier rostro puede estar oculta un gran relato.

42 Walsh, Rodolfo. “Viaje al fondo de los fantasmas”, en “El Violento Oficio de escribir”. Ediciones de La Flor. Buenos Aires. 2008.- Pág. 208.-

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Periodismo Literario y la corriente de "Non fiction"

"El periodismo nació para contar historias, y parte de ese impulso inicial que era su razón de ser y su fundamento

se ha perdido ahora. Dar una noticia y contar una historia no son sentencias

tan ajenas como podría parecer a primera vista. Por lo contrario: en la mayoría de los casos,

son dos movimientos de una misma sinfonía”.

(Tomás Eloy Martinez – "El periodismo vuelve a contar historias")43

Aproximadamente a mediados del siglo XX, el dominio de lo “real” y de los sucesos “que importaban”, eran hegemonizados por la gran prensa. En nombre de la objetividad, el periodismo se abría camino entre pirámides invertidas y formulas casi matemáticas. Paradójicamente, es en esta épocas de corsets a la escritura, donde surgieron periodistas y escritores afanados en la búsqueda de nuevas formas de trabajar el relato, de reescribir la realidad circundante, aunque esta no tuviese jamás destino de tapa.

Esta corriente tuvo diferentes nombres aunque sus postulados fueran similares: Tom Wolfe la llamó “Nuevo Periodismo”, Truman Capote la acercó a la literatura denominándola “Novela de no ficción” o más conocida por su nombre anglosajón de “non fiction”. Gabriel García Marquez, en el calor de la ciénaga colombiana, la bautizó como “Crónicas de la resistencia”, demostrando en su nombre que esos relatos tenían más que ver con la denuncia que con la información. Rodolfo Walsh, luego de deambular por los “suburbios cada vez más remotos del periodismo”, logra publicar su “Operación Masacre” pero no le pone ningún nombre a este nuevo modo de contar la realidad.

Este “Nuevo Periodismo” fija la mirada en las historias orilleras, aquellas que no tienen interés noticioso, pero que sirven para pintar toda una realidad en tiempo y lugar. Se fija así esta corriente como una herramienta para crear memoria, frente al olvido generado por el desinterés hacia las microhistorias de personajes anónimos por parte de los grandes medios de comunicación. Es justamente en la crónica donde se disuelven categorías antaño enfrentadas: lo artístico y lo no artístico, lo literario y lo paraliterario o la literatura popular y la alta cultura. Como se plantea en el prólogo del ensayo colectivo “Tras las huellas de una escritura en tránsito”: “Tal es la condición de una escritura alerta que se nutre y absorbe los nuevos discursos que emergen en el intercambio social del que ella misma participa”.44

43 Martinez, Tomás Eloy. “El periodismo vuelve a contar historias”, en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/el_periodismo_vuelve_a_contar.php

44 Autores Varios. “Tras las huellas de una escritura en tránsito. La crónica contemporánea en América Latina”. Ediciones Al Margen. 1° edición. La Plata. 2007.- Pág. 14.-

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Las características de la escritura de no ficción fueron resumidas por Tom Wolfe en las siguientes:

• Punto de vista en tercera persona.

• Construcción escena por escena: en vez de la descripción objetiva de los hechos esta técnica pretende sumergir al lector en el ambiente vivido por los actores. No sólo se trata de describir el lugar, también las sensaciones y los modos de vida.

• Diálogo realista: Ante el lenguaje impersonal de la prensa, el nuevo periodismo pretende captar el lenguaje de los actores noticiosos, esto con el objetivo de introducir al lector en la forma de entender el mundo de los personajes retratados.

• Descripción significativa: No sólo describe de manera "objetiva" los acontecimientos, sino también presenta las sensaciones ocasionadas entre los presentes y las percepciones subjetivas de los hechos.

A las anteriores pueden sumarse además las explicitadas por la periodista Maricarmen Fernández Chapou definiéndolo como el “anti estilo novoperiodístico”:

• Caracterización compuesta: Se le llama así a la presentación de un personaje ficticio basado en uno o más personajes reales. Maricarmen Fernández asegura que "Esta técnica tiene la eventual desventaja de diluir aún más la línea entre periodismo y ficción; sin embargo, es un recurso útil cuando el autor quiere preservar la verdadera identidad de las personas involucradas en el artículo o reportaje".

• Nuevo lenguaje periodístico: El nuevo periodismo prescinde del lenguaje impersonal usado en los diarios e incorporó palabras y expresiones de uso cotidiano. De esta forma, el lenguaje coloquial y el informativo se unieron para presentar los hechos de una manera más fiel.

• Metaperiodismo: Un tema recurrente en los reportajes es la elaboración del propio texto. La crónica de la investigación y los pormenores de la redacción son utilizados para explicarle al lector factores importantes de un suceso, que no podrían ser expuestos con una simple nota informativa.

• Imágenes: La construcción de escenarios y ambientes con técnica literaria permite sumergir al lector en el entramado emocional y psicológico de un suceso.45

Tomás Eloy Martínez ha estudiado en profundidad esta rama del periodismo y afirma que se trata sustancialmente de hacer relatos en los cuales el frío lenguaje periodístico sea dejado de lado, y que se dé un lugar a los recursos estilísticos de la literatura. Fundamentalmente, la noción básica del Nuevo Periodismo es contar las historias desde otro lado, ya no desde lo noticioso ni desde la agenda. Martínez usa el concepto de “ficciones verdaderas” comprendiendo a la non fiction como una investigación real sobre un hecho, sobre los cuales se arma una novela o un texto literario, algo que sería considerado de ficción, pero sobre un basamento estricto en la realidad.

45 Tirzo, Jorge. ¿Qué es el Nuevo Periodismo?, en http://www.suite101.net/content/que-es-el-nuevo-http://www.suite101.net/content/que-es-el-nuevo-periodismo-a715

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“El periodismo pone en escena datos de la realidad que la cuestionan pero no la niegan. Puede subrayar algunos acontecimientos nimios por encima de otros acontecimientos resonantes, puede dramatizar detalles triviales, pero siempre es pasivo (o, si se prefiere, siempre es fiel) ante la realidad. Mientras la historia reordena la realidad y al mismo tiempo reflexiona sobre ella, el periodismo convierte en drama (o en comedia) las notas al pie de página de la historia. En los textos del periodismo narrativo la realidad se estira, se retuerce, pero jamás se convierte en ficción. Lo que allí se pone en duda no son los hechos sino el modo de narrar los hechos.”46

En términos de Albert Chillón, es a partir de esta toma de conciencia, de este giro lingüístico, donde el pensamiento se acopla al lenguaje y el conocimiento a la expresión. Así, las ideas se forman y adquieren sentido cuando empalabramos al mundo, cuando lo verbalizamos. Afirma: “El giro lingüístico (propuesto) aconseja vivamente volver la mirada no sólo hacia los estilos de escritura, sino también hacia aquellos de la compleja y diversa oralidad mediática, en general descuidada por los investigadores.”47

Es posible afirmar que todas estas características anteriormente mencionadas son posibles de encontrar en los relatos de viaje, formando parte estos de la corriente de non fiction. Tradicionalmente los cronistas fueron los primeros viajeros, yendo al encuentro de mundos lejanos para contar nuevas historias. Los nuevos escenarios ya no son necesariamente los sitios “exóticos” sino las propias geografías atravesadas por situaciones de exclusión, segregación, y diversas formas de violencia. Es tarea del cronista rescatar esas microhistorias que pintan el mundo que nos rodea, a diferencia de los grandes titulares de los medios masivos de comunicación repitiendo un discurso monocorde y etiquetado48. Rescatar la palabra de aquellos que no tienen voz es el nuevo desafío del periodismo comprometido con su finalidad.

Tanto el periodismo de investigación como el de viajes buscan en los resquicios de la historia los personajes claves para comprender una realidad mucho más abarcante que una noticia acerca de un congreso de macroeconomía en alguna fundación renombrada. Es, en definitiva, la escritura como herramienta de resistencia.

46 Martinez, Tomás Eloy. “Ficciones Verdaderas”, en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/ficciones_verdaderas_tomas_elo.php

47 Chillón, Albert. “Literatura y Periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas” , en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/literatura_y_periodismo_una_tr.php

48 Autores Varios. “Tras las huellas de una escritura en tránsito. La crónica contemporánea en América Latina”. Ediciones Al Margen. 1° edición. La Plata. 2007.- . Pág. 15.-

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Trabajo Final Integrador

¿Literatura o periodismo de viajes?

“La sociedad desea viajar y cuando no pueda hacerlo siempre encontrará la palabra de un escritor que le acompañe en una crónica, un reportaje o un libro de viajes.

Al fin y al cabo, cuando uno se desplaza viaja en pos de su propia naturaleza incomprendida.”(Pedro Eduardo Rivas Nieto – “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”)49

Cada viaje conlleva su relato, y es parte fundamental del hombre la necesidad de empalabrar su mundo. Es posible definir así al viaje como “una narración en prosa en primera persona que trata sobre un desplazamiento en el espacio hecha por un sujeto que, asumiendo el doble papel de informante y protagonista de los hechos, manifiesta explícitamente la correspondencia –veraz, objetiva– de tal desplazamiento con su relato50. En menos palabras, viajar para contarlo.

Esos viajes pueden generar textos de ficción o ajustados a la realidad. Muchos de los relatos de viajes se mueven en un espacio que va desde la literatura al periodismo, sin descuidar la estética y la belleza del relato, pero afirmándose en la veracidad de los hechos, lugares y personajes.

Por su parte, la literatura de viajes ha sido considerada comúnmente, como un “subgénero literario”, aunque a la vez se afirma que los viajes han sido una de las influencias más importantes en los hombres de letras. Se puede elaborar una clasificación de las narraciones viajeras a partir de los fines de cada viaje:

• Viaje de búsqueda: este se asocia a la figura de un héroe que protagoniza la aventura. Un clásico ejemplo son las narraciones del Rey Arturo y el Santo Grial.• Viaje de descubrimiento: sirve esta narración para incrementar el conocimiento de otros pueblos y lugares. Un ejemplo son los viajes de los exploradores o comerciantes, como fueron los casos de Marco Polo o Alvar Núñez Cabeza de Vaca.• Viaje de peregrinación: Pueden ser narraciones como las de las peregrinaciones a Santiago de Compostela, a Jerusalén o a La Meca, entre otros lugares sagrados.• Viaje de formación: sirve para que el viajero conozca no sólo la realidad sino su propia identidad. Una de las obras más relevantes en este sentido dentro de la literatura es “Frankenstein”, de Shelley, donde el viaje es el aprendizaje del monstruo.• Viaje alegórico o simbólico: es el desplazamiento por un lugar mítico, como el descenso a los infiernos en “La Divina Comedia” de Dante Alighieri.• Travesía épica: suele representar un viaje en el cual se superan obstáculos como metáfora de la vida, como “La Odisea” de Homero.51

49 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid, España. 2006.- Pág.19.-

50 Colombi Nicolia, Beatriz. “El viaje y su relato” Latinoamérica. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 2006.- Pág. 11-35.-

51 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid, España. 2006.- Pág. 41-42.-

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Del lado del periodismo o de textos ajustados a la realidad, Mariano Belenguer Jané, académico especializado en periodismo de viajes, establece una clasificación de los textos viajeros que pasa de estadios más cercanos a lo literario hasta acercarse a textos más técnicos, que sin el relato de la aventura personal se convertiría en un texto enciclopédico:

• Libros de reconocida vocación literaria.• Textos narrados por exploradores, descubridores y aventureros.• Escritos de etnógrafos, antropólogos, naturalistas y otros científicos.• Guías turísticas de orientación al viajero.• Periodismo especializado.52

Para tratar de comprender estos dos caminos, es útil tener en cuenta cuando Albert Chillon establece una separación entre géneros ficticios (novela, nouvelle, teatro, cuento y relato) como “aquello que podría suceder” y géneros facticios (crónicas, biografías, memorias, epístolas, dietarios, ensayos, historias de vida, etc), estos últimos de carácter testimonial y representando “lo que ha ocurrido”. Estas narrativas facticias han ayudado fuertemente a la conformación de lo que hoy se conoce y reconoce como periodismo literario.

Dentro de esta clasificación, Albert Chillón brinda las pautas para comprender de que se trata la crónica de viajes: “la crónica y el reportaje periodístico modernos han recibido importantes contribuciones de la vieja crónica de viajes, una de las modalidades más antiguas y esenciales en la narrativa oral y escrita. La crónica es, sin duda, la herencia más directa que el periodismo moderno ha recibido de la literatura testimonial y de la historiografía pre-científica. Muy cultivada por los periodistas latinos, la crónica es un género tan antiguo como la voluntad de dar testimonio sobre la sociedad y relatar acontecimientos. Se trata de relatar isocrónicamente, en el denominado orden natural, acontecimientos coetáneos de primera mano, y de ir comentándolos a medida que necesitaban ser explicados.”53

En las fronteras de la literatura y el periodismo hay continuos entrecruzamientos: “La industria periodística en concreto ha transformado las pautas de producción, consumo y valoración social de la literatura: por un lado contribuyendo a la formación de géneros nuevos -así, la novela realista del XIX, o el costumbrismo periodístico literario de Dickens, Larra o Vilanova-; por otro, impulsando el desarrollo y la difusión de géneros literarios de carácter testimonial, como la prosa de viajes y el memorialismo; en último lugar, generando modos singulares de escritura periodística -reportaje, crónica, ensayo, columna y artículo, guión audiovisual- que, en ciertos casos al menos, han alcanzado un alto valor artístico, hasta el punto de influir en las formas literarias tradicionales”.54

Los relatos de viaje tienen la intención explícita de informar, utilizando datos de actualidad, y buceando en la geografía e historia de los lugares narrados. En ellos se combina un discurso enciclopédico con el literario, para empalabrar las aventuras vividas el camino, confiriéndole así sentido.

52 Belenguer Jané, Mariano. “Internet, viajes y periodismo”, en http://ocw.uoc.edu/turismo/viajes-2-0-herramientas-y-recursos-en-linea/b1.pdf

53 Chillon, Albert. “Clasificación de narrativas facticias”, en http://www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1/unidades/2008/07/clasificacion_de_narrativas_fa.php

54 Chillón, Albert. “Literatura y Periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas”. Universidad Autónoma de Barcelona. Barcelona. 1999.- Pág. 59.-

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“Se puede afirmar que los libros de viajes son un género híbrido paraliterario que se distingue de la literatura de viaje por su intención informativa y utilitaria. Los libros de viajes parten de la experiencia real del que los escribe para que el lector reciba satisfacción e información práctica, además de información histórica. En ellos subyace un discurso narrativo-descriptivo en el que predomina la función descriptiva y en su estructura están presentes varios géneros -biografías, etc...- como red intertextual, aunque los libros de viajes pueden actuar también como intertextos en otros géneros. En su escritura destacan dos rasgos constantes: el yo como hilo conductor de la experiencia personal del viajero y el desarrollo del espacio en todas sus posibilidades, que pone de manifiesto el carácter itinerante del género”.55

Entre la narración literaria y la periodística lo que varía es la veracidad de las historias y los objetivos del texto. El periodismo tiene la obligación de contar hechos reales solamente, mientras que la literatura narra hechos ficticios. El periodismo tiene por objeto la comunicación y la literatura, la estética. Los relatos de viaje, en particular, utiliza hechos reales y tiene por objetivo informar, lo que los acerca a la vereda del periodismo, mientras que los recursos estilísticos utilizados, lo acercan a las gradas de la literatura.

Así, el periodismo de viajes no se enmarca en un género específico, textos nómadas como sus autores, que van desde los escritos noticiosos de los corresponsales, pasando por géneros de autor, como los artículos, hasta llegar al periodismo especializado en publicaciones del rubro. Desde guías para viajeros, hasta relatos de grandes travesías por el globo, el relato de viaje está presente, con su carga de veracidad, la búsqueda de nuevos modos de decir las cosas y su vocación de informar.

55 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid, España. 2006.- Pág 50.-

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Breve historia del periodismo de viajes

“Cada uno es siempre libre de abandonar a su capricho, de hacer bando aparte si esto le conviene,

de quedar en el camino si está fatigado,o de tomar el camino de vuelta si está aburrido”

(José Déjacque, 1858)56

Desde el fondo de la historia el hombre se vio obligado a moverse, a trasladarse. Ya sea en búsqueda de alimentos o de tierras mejores. La raza humana se forjó en el nomadismo, hasta que el aprendizaje y el desarrollo de la agricultura y de la domesticación de animales le permitieron establecerse en un lugar determinado, volverse sedentario. Pero esto no devino en la quietud, sino que está en la propia naturaleza humana la necesidad de conocer más allá de la frontera que establece la propia mirada.

En su estudio “Aportes de los viajes a las ciencias sociales”, el Licenciado en Turismo Maximiliano Korstanje, aclara que no se puede establecer una igualdad entre el viaje y el turismo y que estas son dos concepciones absolutamente diferentes. Además establece un modelo histórico de cinco fases en el desarrollo que atravesaron las sociedades desde los viajes de la antigüedad hasta el turismo actual, entendido como actividad mercantil. Dichas fases son las siguientes:

Nomadismo: el hombre no se apropia aún del espacio. A medida que éste comienza perfeccionar las herramientas de caza y cultivo, comienza a surgir la necesidad del asentarse. Durante este lapso de tiempo, los viajes tenían una función muy específica, la cual era la búsqueda del alimento.

Asentamiento: la actividad principal de este grupo era la agricultura, por la cual se establecía una organización social basada en el clan y el sistema de trueque. Esta forma de organización comienza a producir un excedente.

Artesanado: en este período es común el servilismo de algunos estratos de la sociedad con respecto a otros. Se comienza formarla noción de «descanso aristocrático». La organización toma un carácter netamente feudal. Surge el desplazamiento para el ocio para un grupo privilegiado.

Industrialismo: esta etapa trae consigo la idea del trabajo, la burguesía y del proletariado. Este proceso crea nuevos estratos sociales y la estructura social comienza girar en torno la posesión de bienes.

Socialismo: se caracteriza por el conflicto entre las clases acomodadas (burguesía) y los trabajadores (proletariado). Es en este lapso, que se logran muchos de los beneficios con lo relativo al descanso y al bienestar económico que permiten que el turismo se desarrolle como actividad mundial surgiendo como un mecanismo de recreación democrático.57

56 Baigorria, Osvaldo. “Anarquismo trashumante. Crónicas de crotos y linyeras”. Terramar Ediciones. La Plata. 2008.- Pág. 31.-

57 Korstanje, Maximiliano. “Aportes de los viajes a las ciencias sociales”, en http://mingaonline.uach.cl/pdf/gestur/n8/art03.pdf - Pág. 33-34.-

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Es a partir de esta división específicamente pensada para fines analíticos que se observa que en las primeras dos etapas, las de nomadismo y de asentamiento, los viajes se circunscribían a las necesidades de alimentación y subsistencia. En la fase del artesanado, el viaje se relacionaba con la posesión de nuevos territorios por medio de las guerras, o por motivos religiosos. En la cuarta etapa los viajes comienzan a ser considerados como una herramienta para comerciar y expandir los mercados. Finalmente, en la etapa catalogada como socialismo se da una transformación de la concepción del viaje, traduciéndose en un recurso de desplazamiento por razones de placer o negocios.58

En cada una de estas etapas, cada viaje y cada expedición conllevó necesariamente un relato, la narración de los lugares conocidos en el camino. Con la aparición de la escritura, estas narraciones fueron plasmadas en todo tipo de materiales para así poder perdurar en el tiempo.

Los cronistas de viaje se remontan a los confines de la historia y los primeros esbozos se han perdido. Nueve siglos antes de que Marco Polo dictara su “Libro de las cosas maravillosas” a Rusticiano de Pisa en 1298 una abadesa de un convento gallego, llamada Egeria o Eteria, relató en latín tardío su viaje a la Palestina de fines del siglo IV, en “Peregrinación a Tierra Santa”.59

En el libro “Historia y naturaleza del Periodismo de viajes” de Pedro Eduardo Rivas asienta los primeros pasos de esta escritura ambulante: “(...) se puede afirmar que ya en la Antigua Grecia se podía hablar de una forma original de protoperiodismo viajero. Algunos autores que tradicionalmente se han considerado historiadores, geógrafos o literatos -como Heródoto, Jenofonte, Hecateo de Mileto o Pausanias- ayudaron a delimitar los perfiles del periodismo viajero (…)

A partir de ese momento se fue formando el periodismo de viajes que llega hasta nuestro tiempo. La evolución de lo aparecido en la Grecia Arcaica llega a la Edad Media, y en ese período de la Historia, tanto en el mundo árabe como en la Europa Cristiana, se fortalece esa forma específica de narrativa de viajes. (…) Parece que las obras de viajes del período medieval tienen una base común, además de carácter didáctico, intención divulgativa, propósito informativo y voluntad manifiesta de entretener, como les ocurre a las obras periodísticas. Además, las Crónicas de Indias son un antecedente directo del actual periodismo viajero y las transformaciones del tiempo de la Ilustración y del Romanticismo permiten llegar fortalecida al siglo XX a esa forma de narrar.”60

Cabe destacar que anteriormente a la consolidación del periodismo a finales del siglo XIX e inicios del XX, los cronistas de viajes eran diplomáticos, conquistadores, escritores o militares, principalmente.61

58 Korstanje, Maximiliano. “Aportes de los viajes a las ciencias sociales”, en http://mingaonline.uach.cl/pdf/gestur/n8/art03.pdf - Pág. 34.-

59 Forneas Fernández, María Celia. “¿Periodismo o literatura de viajes?”. Estudios sobre el mensaje periodístico. Universidad Complutense de Madrid. 2004.- Pág. 222.-

60 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid, España. 2006.- Pág. 205/206.-

61 Forneas Fernández, María Celia. “¿Periodismo o literatura de viajes?”. Estudios sobre el mensaje periodístico. Universidad Complutense de Madrid. 2004.- Pág. 222.-

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Los referentes más importantes de escritos viajeros en el siglo XIX en Argentina fueron Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi y Esteban Echeverría, representantes de la inteligentzia decimonónica en el país y miembros destacados de la vida política, intelectual y social del país. Sus viajes fueron principalmente a Europa y a Estados Unidos, buscando modelos de país para una nación en crecimiento.62

Ya en el siglo XX, con la profesionalización del periodismo, comienza a surgir la figura del cronista free lance, enviado especial y corresponsal, que son principalmente los que empalabran el mundo que nos rodea desde sus crónicas viajeras.

En nuestro país, haciendo un correlato con lo que sucedía en los medios mundiales, es a partir de mediados del siglo XX que comienzan a cobrar importancia las crónicas de autor en los medios de comunicación, la proliferación de relatos viajeros y trabajos especializados. Ya desde los suplementos del histórico diario “Crítica” de Natalio Botana en la década del ´30, los escritores comienzan a tener un espacio en los periódicos, brindando a los lectores un espacio de disfrute ante las letras publicadas, sobre temas diversos, entre ellos los relatos viajeros. Es recién a partir de los ´50 que esta tendencia comienza a profundizarse.

Uno de los precursores en el periodismo viajero argentino fue Ignacio Ezcurra, quien comenzó su carrera trabajando en el diario “La Nación” en el año 1956. Al año siguiente Ezcurra recorrió más de setenta pueblos y ciudades del país, ofreciendo una serie de audiovisuales, idea impulsada por él y auspiciada por la Secretaría de la Nación y el Instituto Di Tella. Estaba por cumplir 20 años en 1958 cuando decide cumplir sus dos sueños: recorrer América y estudiar periodismo en Nueva York. En esta empresa suma a dos amigos y realizan un viaje a dedo hacia la Gran Manzana, el cual les demanda nueve meses de camino. Este viaje fue plasmado en el artículo “20.000 kilómetros a dedo”.

Ezcurra continuó sus estudios en Estados Unidos, y sumó a sus relatos las fotografías de los lugares visitados. La editorial “Atlántida” lo sumó a su planta de corresponsales, llegando a entrevistar a Martin Luther King, Malcom X y Robert Kennedy. Estos caminos lo llevaron en 1968 a Vietnam con el propósito de cubrir la guerra. Sólo alcanzó a enviar cinco notas desde Saigón. Ezcurra se internaba en caminos peligrosos para conseguir sus historias y se convirtió en unos de los 105 periodistas asesinados en Vietnam durante la guerra.

(…) “De pronto el avión inclina la nariz e inicia un vertiginoso descenso en busca del aeropuerto. Ya volamos sobre Saigón. Rodean la ciudad fuertes de forma triangular, y se ven muchas casas quemadas recientemente. Pocos minutos después carreteamos por el aeropuerto de Tan-Son-Nhut. Como también es base aérea militar está rodeado de barricadas de arena, alambradas de púas y erizada de ametralladoras. Nuestro avión rueda entre filas de cazas a reacción, resguardado cada uno dentro de un cerco contra bombas, y cantidad de helicópteros. En la escalerilla nos detiene la explosión próxima de un cañón. La azafata, siempre sonriente, lo explica. “No se preocupen, es la guerra”.63

62 Pagni, Andrea. “El relato de viajes y la construcción de una enunciación para la literatura argentina: Alberdi, Echeverría y Sarmiento”. The Colorado review of Hispanic Studies. Vol. 3. 2005.- Pág. 73-98.-

63 Ezcurra, Ignacio. “Un argentino en Vietnam”, publicado el 8 de mayo de 1968 en el diario La Nación. Recopilado

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Rodolfo Walsh, considerado uno de los padres del “Nuevo Periodismo”, a pesar de que él jamás le dio ese nombre a sus escritos, trabajó entre abril de 1966 hasta diciembre de 1967 realizando una serie de notas viajeras publicadas en la revista “Panorama”. Las mismas toman como objeto de investigación periodística al noreste argentino. Además publica otras notas del mismo tenor en las revistas “Adán” y “Georama”. Estos trabajos los realiza en conjunto con el fotógrafo Pablo Alonso, por los que sus relatos los escribe utilizando continuamente un “nosotros inclusivo” para narrar la historia.

En la compilación póstuma “El violento oficio de escribir”, se puede encontrar la siguiente afirmación al respecto de esta época de Walsh: “Muchas cosas podrían decirse de las notas siguientes: que son ejemplos perfectos de “antropología cultural”, que están magistralmente narradas, que se hacen cargo de la palabra de los informantes o entrevistados tratando de respetar la textura y el ritmo de sus frases. Cada vez, Walsh describe situaciones y lo que a las personas (comunes, corrientes) les pasa en esas situaciones, por cierto ajenas al mundo de los modernos ejecutivos que, al menos imaginariamente, tendía a constituir, por el sesenta, el mercado de lectores. La modernidad latinoamericana, parece argumentar Walsh, no está parejamente repartida.64

“-Va yendito el tren- dice sentada en el estribo Rosalía Salazar, esta vieja de cara increíblemente joven, a pesar de las innumerables arrugas.

Es cierto, y no hay mejor manera de decirlo: el tren va yendito. Hemos dejado atrás Santa Ana con sus anchísimas calles de césped, el Riachuelo inundado y cubierto de grandes hojas de victoria regia, San Luis del Palmar con su corte de viejas y chicos vendiendo chipá, dulce de guayaba, pasteles de queso.

Sólo teníamos veinticinco minutos de atraso. Pero a las 8.35 se cortó el tren, al zafarse un pasador, y hubo que retroceder en busca de los vagones perdidos”.65

Otros de los exponentes más conocidos del periodismo viajero argentino son Mempo Giardinelli, chaqueño y autor de novelas como “La revolución en bicicleta” y “Final de novela en Patagonia”; Silvia Rudni, corresponsal de “Primera Plana” y “Prensa Latina”; Mario Markic, conductor de programas televisivos de viajes como “En el camino” y “Cazador de historias” y autor de “Cuadernos del camino” y Martín Caparrós, autor de “Larga distancia” y “El interior”, además de innumerables corresponsalías y relatos de viaje publicados en revistas y periódicos nacionales y extranjeros.

Como cualquier antología, esta es minúscula y a modo de ejemplo ya que la proliferación de cronistas de los caminos, principalmente desde mediados del siglo XX ha venido incrementándose paulatinamente, aún a pesar de las condiciones laborales de los periodistas, actualmente en crisis.

en “Grandes textos del periodismo argentino.” Editorial Perfil. Buenos Aires. 1997. Pág. 84.-64 Walsh, Rodolfo. “El violento oficio de escribir”. Ediciones de la flor. Buenos Aires. 2008.- Pág. 154.-65 Walsh, Rodolfo. “El violento oficio de escribir”. Ediciones de la flor. Buenos Aires. 2008.- Pág.. 189.-

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“Es una vida rara. Escuchar, mirar mucho, hablar solo, pensar, anotar, dormir cada noche en un lugar distinto, comer bastante feo casi siempre, leer diarios locales o ninguno, limitar mi mundo a mi asiento del coche y todo lo que le pasa por el costado: la Argentina. Es una vida rara: como si me hubiera desprendido de todo lo habitual. Sin mujer, hablando a veces con mi hijo, usando mucho cada camiseta, las mismas alpargatas día tras día – y todo puesto en la mirada”66

En el entramado entre el periodismo y la literatura donde habitan las crónicas, es posible encontrar a muchos escritores además de periodistas. Es por ello que a la hora de hablar de influencias en los escritores viajeros, los nombres mencionados transitan en esta delgada línea entre el periodismo y la literatura.

María Cruz Ciarnello, a la hora de bucear entre los escritores-viajeros que forman parte de su bagaje personal a la hora de pensar sus propias historias, rememora: “Creo que la escritura de Rodolfo Walsh es transversal a todo. A la manera de pensar una historia, al apostar a la escritura como una manera de dar testimonio, a la narración de historias, de vidas, de personas. Sí, Walsh ha sido para mí un gran pilar en sentir al oficio de quien escribe como una pasión que no puede escindirse de una ideología, de un modo de pensarse y de entender el mundo. Artl, también lo ha sido con sus “Aguafuertes”, la poética de Oliverio Girondo, la mirada sagaz, la trasgresión. Me parece exquisito cada poema de Girondo. La poesía, en general, es sumamente rica y necesaria para apasionar los modos y los estilos de escritura.

Otro escritor y periodista fundamental fue Hernán López Echagüe, con quien, además, cursé un taller de crónica. Es un gran inspirador de lo que es el periodismo en tránsito, a mi entender. Es decir, esto de buscar pequeños mundos terriblemente atravesados por la resistencia, las luchas, las dignidades, los modos del ser en el andar. También, las investigaciones del “Colectivo Situaciones” me han motivado a trazar algunos caminos similares, y todo tipo de escritura que se acerque a la idea de contar en movimiento, me entusiasma. He leído, por ejemplo, los viajes del Titiritero de Banfield, que me parecen interesantísimos y profundamente movilizadores.”

Por su parte, Martina Maymó, coincide con algunos referentes y enumera otras fuentes: “Definitivamente Ernesto Cardenal (“Cántico Cósmico” es poesía, pero me inspiró muchísimo), “Las Enseñanzas de don Juan” y “Viaje a Ixtlán” de Castaneda, “Atrapa tu Sueño” de los Zapp, la biografía del Che, “Waslala” de Gioconda Belli y varios blogs de viajes. “Rayuela” también me ayudo mucho a romper estructuras.”

Martín Flores, se declara lector de crónicas y hace recuento de sus autores elegidos: “(...) buscando, buscando, fui descubriendo los viajes, la literatura, la música, todas las pistas de mi instinto me llevaban hacia eso. En cuanto a los autores, siempre me atraparon los que se animaron a sus propios infiernos, quienes fueron capaces de hundir la mirada en el abismo humano: Fiodor Dostoiesvki, Antonin Artaud, Friedrich Nietzsche, Franz Kafka, León Tolstoi, Albert Camus… ese tipo de autores. Ellos fueron los primeros que me dibujaron los trazos de algo que parecía valer la pena.

66 Caparrós, Martín. “El interior”. Planeta/Seix Barral. Buenos Aires. 2006.- Pág. 105.-

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Ningún tratamiento psiquiátrico podría haber hecho por mí lo que me provocó leer y salir a los caminos. Un libro me llevaba a más viajes, y los viajes, a más libros… y la música, a más libros y más viajes. Era un mundo infinito que se retroalimentaba, una fuente inagotable. Después, más adelante, en el propio camino me fui nutriendo y fui influenciado por los autores que fueron capaces de ir construyendo una narrativa bien propia de nuestro continente: Ciro Alegría, José María Arguedas, Juan Carlos Onetti, Roberto Arlt, Miguel Ángel Asturias, Mariano Azuela, Julio Cortázar, Juan Bosch, Guillermo Cabrera Infante, Alejo Carpentier, Haroldo Conti, Rubem Fonseca, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Gabriel García Marquez, Guimaraes Rosa, José Lezama Lima, Leopoldo Marechal, Augusto Roa Bastos, Osvaldo Soriano,(...) Ernest Hemingway, John Dos Passos, Charles Bukowski, Ambrose Bierce, John Steinbeck y Mark Twain.”

Por su parte, Sofía Zorzini enumera sus preferencias, las cuales van más allá de la palabra escrita: “Nunca leí relatos de viajes propiamente dichos, pero soy una aficionada a las novelas que describen lugares e historias que me hacen no despegarme de los libros. Gabriel García Marquez, Cortázar, Dostoievski, Vargas Llosa, Isabel Allende, entre otros. Del periodismo me gusta Eduardo Galeano, Rodolfo Walsh, Roberto Arlt, etc. Combino los libros con películas. En Córdoba hay un cineclub municipal que pasan ciclos de películas de diferentes países, directores, nuevas y viejas. Comienzo a tener percepciones de lugares lejanos y culturas diferentes sin haber viajado, eso me provoca el deseo de conocer los sitios personalmente .”

Es necesario concluir este racconto de la historia del periodismo viajero estableciendo una diferencia implícita en el texto, mas fundamental. No es lo mismo un turista que un viajero. Nada más alejado, a pesar de las similitudes a primera vista. Afirma Pedro Eduardo Rivas: "Los turistas viajan, pero no convierten su viaje en narración. Gastan gran parte de su tiempo en ir y venir de un lugar a otro viendo tan solo curiosidades y, desde este punto de vista, la mayor parte de quienes viajan actualmente pertenecen a este grupo. (...) El viaje organizado no implica aventura porque el turista ni aprende nada nuevo ni descubre nada nuevo. Los guías de las agencias orientan la mirada de los turistas, nómadas de pies planos, que van en grupo, con guía, recorrido organizado y visitas programadas.(...) El viajero textualiza su viaje, lo narra".67

67 Rivas Nieto, Pedro Eduardo. “Historia y naturaleza del periodismo de viajes”. Miraguano Ediciones. Madrid, España. 2006.- Pág. 183-184.-

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PARTE III

Las rutinas productivas de un periodista en viaje

Conejitos y mochilas

¿Qué es lo que nos pasa cuando salimos con la mochila al hombro? ¿Porqué no viajamos del modo socialmente establecido y aceptado por esta sociedad de masas? Aceptando tranquilamente sentarnos apáticamente en un asiento de colectivo de larga distancia, que a cambio de un boleto nos invita a mirar por la ventanilla, conectados a los auriculares del mp3. Sin cruzar mirada alguna con el ocasional compañero de asiento, más que para pedir permiso para ir al baño. Reconozco que las veces que viajo de esa manera tan convencional, sufro de una especie de "deformación profesional" y termino cebándole mate a los choferes.

Pero este no es el tema que nos incumbe, sino escudriñar el porqué salir de mochila, estar horas en la banquina a la espera de ese camión que nos lleve a rutas lejanas. Con el solo pretexto de compartir una charla, un fueguito, un abrazo al otro lado del camino.

Salimos, y nuestro viaje arranca al finalizar la segunda vuelta de la llave en la cerradura de nuestros hogares. Y ahi aparece la que es, en realidad y con todas las letras, nuestra "casita". Una casa digna de esquimales por su forma de iglú, o de constructores de ataúdes, en caso de ser de media montaña. La carpa, esa que tiramos en el primer pastito libre que encontramos y enseguida cobra forma para protegernos de la lluvia, el viento y el sol. Una casa que no requiere de alarmas, ni complicadas puertas blindadas, ya que en la ruta se despejan todos los miedos. De patio un lago cristalino, sierras o playas. El techo lleno de estrellas que no se atreven a aparecer en medio de la ciudad, asustadas por las violentas luces de neón.

Así salimos, sin mucha idea de adonde nos llevan los caminos, sin itinerario ni citytour, ni coordinadores ni demasiados horarios. Nuestros guías son los mismísimos habitantes de cada lugar, quienes mejor conocen el terreno, y nos recomiendan esos resquicios guardados y escondidos a los ojos de los folletos turísticos. Así la ruta cambia a cada paso, a cada charla. La aventura de descubrir y aprender frente a cada persona que cruzamos, ante cada palabra que intercambiamos, se transforma en infinita.

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El camino se abre, generoso, ante quien lo recorre deseoso de conocerlo y de aprender de su secreto y de ese polvo que se pega en la ropa. Las zapatillas se van llenando de barro y de historia, junto a los kilómetros desandados. La magia de la incertudumbre agita la adrenalina en las venas. Y así, el caminante se funde con los senderos, pariéndolos a cada paso. Pariéndolos y pariéndose a sí mismo como una nueva persona, con más sueños que conquistar y anécdotas en sus bolsillos.

A veces con frío, otras con un sol que no respeta ni se apiada, bajo tormentas intensas u oscuridades profundas. No tenemos las pseudo comodidades de un spa, un hotel resort o el nombre anglosajón de turno. Pero nos llena el alma esa ventolera. Nos llena el alma ese mate que viene justo, o el botellon de agua con bichitos y ramitas flotando, y a unos cuantos grados más tibia que lo necesario, o el vinito compartido y ese fuego, que hipnotiza y devuelve el aliento. Y las noches más frescas, nuestra casita nos da abrigo, envueltos en bolsas y (afortunados de nosotros) fundidos en un abrazo. Y las tardes de sopor, aislante debajo de un sauce, como mejor opción de siesta.

¿Porqué viajamos así? Aunque quedemos varados en medio de la nada, siempre aparece quien nos saca del apuro, y nos brinda su ayuda. La ruta nos da amigos, amores, historias, palabras. Momentos que no se si viviría sentada cómodamente en un colectivo de larga distancia, pegada la ñata contra el vidrio, queriendo bajar a cada rato a recorrer esos pueblitos perdidos en lo que aparenta no haber nada. Justo ahi, es donde hay mucho... ¿Ahora se entiende?...68

68 Bertetti, María Virginia. “Conejitos y mochilas”, en http://decaraalsur.blogspot.com/2010/04/conejitos-y-mochilas.html

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Rutinas productivas en el camino

"Los lugares tienen en su nombre lo propio de la humanidad. El ser que viaja no reconoce las fronteras de la tierra.

Tan solo anda, disipado entre cielo y montes, arenas y montañas, océanos, cementos y arroyos.

Tan solo anda."(María Cruz Ciarnello – "Ser, en el andar")69

Es posible establecer un parangón entre los relatos de viaje, su proceso de gestación, producción y difusión, con el trabajo llevado adelante por los antropólogos enfocados en estudios integrales u holísticos en una sociedad o grupo determinado. Si bien las finalidades son diferentes -siendo el objeto del relato de viaje el de informar, y el de la antropología el de comprender y explicar una cultura determinada- ambas disciplinas se comportan de una manera similar ante los personajes encontrados en los caminos.

El el estudio "El salvaje metropolitano", Roxana Guber sienta las bases para comprender el

trabajo de los antropólogos encuadrados en la antedicha corriente. Así, las investigaciones se encuadran en el ámbito natural de los sujetos, por lo que la investigación in situ se muestra como garantía inapelable de la calidad de los datos, ya que al permanecer en su propio terreno el objeto se mantiene inalterable cuando es abordado por el investigador. Este último es visto como un agente neutral y no contaminante, ya que intenta valerse de técnicas no intrusivas para recabar los datos. Los antropólogos, desde este enfoque holístico, buscan establecer "la vida real de una cultura, lo cual incluye lo informal, lo intersticial, lo no documentado, más que lo establecido y lo formalizado".70

Por su parte, los escritores-viajeros, se acercan al "campo" de la misma manera que los antropólogos, intentando fusionarse con el lugar y las costumbres. Es una observación participante la del viajero, intentando interactuar con los lugares y personas que se cruzan en su camino. Es algo así lo que le sucede a Sofía Zorzini, quien en su viaje por América trató de fundirse continuamente con cada pueblo y ciudad visitada: "No busco conscientemente la historia. Cuando ando por lugares donde no hay casi nunca turistas, la gente sola se acerca o yo me acerco y surgen las charlas y las historias, propias de personas que se están conociendo. En las ciudades ando por las calles, con la gente y como soy muy charlatana no me cuesta toparme con gente que tiene cosas (interesantes para mi) para contar.”

Martín Flores explica este proceso de modo muy claro: “El único modo de conocer una historia es viajar y conocer gente que estuviera haciendo cosas dignas de ser recordadas, cosas que generalmente están vinculadas con las tres formas de hacer frente al absurdo de la existencia que Albert Camus menciona en “El mito de Sísifo”: la rebeldía, la creación y el cariño por los demás. Esta respuesta es sencilla: ¿cómo me acerco? pues acortando la distancia. ¿Cómo es el relevamiento de datos? pues hablando, hablando y hablando con la gente involucrada, compartiendo las experiencias, colaborando en las actividades.”

69 Ciarnello, María Cruz. “Ser, en el andar”. Editorial Último Recurso. Rosario. 2009.- Pág. 15.-70 Guber, Roxana. “El salvaje metropolitano”. Legasa. Buenos Aires. 1991.- Pág. 68-69.-

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Los escritores-viajeros buscan las historias ocultas, las voces que jamás son tapa de ningún medio, lo no documentado, lo que no había sido narrado. Recrear el mundo con palabras, darles voz a los nadies por medio de crónicas.

A la hora de comenzar a delinear las rutinas productivas de los periodistas de los caminos, es necesario realizar una aclaración previa. Los viajes de este modo andados, no son amigos de las rutinas, puede haber un itinerario previo, pero el mismo camino y las circunstancias del devenir continuo hacen que esa planificación sea trastocada una y otra vez, sin perjuicio del resultado final.

El escritor-viajero muchas veces llega a cada destino con conocimientos preliminares y posiblemente con contactos establecidos de antemano, en relación a la historia que se quiere contar. Pero otras, muchas veces, es la historia o el personaje el que se cruza en el camino y obliga a detener la mirada y aguzar los sentidos. Es por ello que las rutinas productivas en una situación “desrutinizada” son bastante flexibles.

De este modo el acercamiento a la historia y/o personaje tiene un camino que no siempre es el mismo. Consultados al respecto del acercamiento a las historias, los entrevistados reflexionaron sobre su experiencia particular acerca de este punto:

Martina Maymó: “Primero trato de inundarme con el lugar y su gente, de entender su lógica interna. Ya desde la escrito, busco personalizar a los individuos que atraviesan el relato, retratar su identidad, incluir metáforas que ayuden a generar imágenes en la mente del lector y descubrir esos patrones que siempre se repiten en los lugares/culturas/personas aunque siempre con un color diferente.”

María Cruz Ciarnello: “Ha sido diferente en cada historia. A veces, sin proponer ni estructurar nada, simplemente dejarse llevar por el instante y fundamentalmente, por la vivencia, por el estar aquí y ahora en ese espacio. Y dejar que la escritura se enlace con lo que nos inquieta conocer, con lo que nos moviliza internamente. Así han sido muchos acercamientos, por ejemplo, en los viajes por Bolivia. Muchas veces, motivados por la necesidad de ponerle palabras a una sensación vivida.

(…) A veces, el encuentro fue casual y de allí surgió la idea luego de escribir alguna mínima semblanza. Creo que en casi todas, primero sucumbió el encuentro con el personaje y a partir de allí y de las sensaciones que esa persona nos dejó, como huella imborrable en nuestra memoria, surge la posibilidad de escribir sobre ella. No siempre hay una búsqueda premeditada, sino, fundamentalmente, la escritura de una historia de vida nace desde el sentimiento, de la expresión casi inenarrable que nos deja esa persona luego de su paso por nosotros mismos. Muchas veces he entrevistado, por motivos laborales, a personas con diferentes historias o por diferentes circunstancias. Y las veces que he podido escribir luego alguna semblanza, han sido mínimas, escasas. Eso me pasa, en lo estrictamente personal. Creo que si hay premeditación, la magia se pierde en algún momento y lo que queda, es un buen o mal relato y no más.”

José Javier Aldunate: “(...) depende del momento en el que voy a escribir. Hay historias increíbles, gente magnífica, que quizás por un poco de egoísmo no las quiero compartir, porque también hay gente que me lee que se que está atrapada en un frasquito y que no me van a entender. Entonces se que se van a aburrir, y que no lo van a leer. Por eso es que hay muchas cosas que me guardo para mi, que es lo más importante.”

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Victoria Garino: “Lo que yo cuento en mis crónicas o relatos tiene que ver con algo que haya visto, que generalmente resulta en un relato abundante en descripciones; o con la historia de vida de alguien que haya conocido en el camino. En ese caso me limito a largas conversaciones que después puedo volcar en una historia, si tengo que verificar algún dato, utilizo Internet; no hago mucha investigación.”

Juan Pablo Villarino: “No siempre es igual. A veces una va a buscar una historia, tiene una vaga idea de lo que pasa. Uno viaja con un criterio de lo que puede ser relevante, de lo que interesa. En mi caso puede ser la minería, el acceso al agua, las problemáticas relacionadas a los derechos a los recursos naturales. Entonces uno ya va con una agenda de temas. En ese caso es una búsqueda de los personajes o de los actores sociales, y uno ya tiene a veces los nombres, por Internet se puede buscar quien coordina. En otro caso, me levanta uno en Catarmarca que es ingeniero especialista en temas mineros y que no sabe que experiencia tengo yo y le tiro la lengua así me cuenta. Muchas veces pasa así.

En ambos casos, el viaje me va llevando a conocer a los actores sociales relacionados con el tema. Las cosas de primera mano las tenes que hablar con la gente del lugar y el método es la entrevista. No soy muy amigo del grabador, tomo más notas a mano, tomando palabras clave, a medida que puedo, y al final del día lo voy ampliando y luego lo paso en la computadora, es todo un proceso. Después voy subrayando las ideas que se que van a aparecer en un post. Al final de la semana ya es más fácil con esas ideas subrayadas ir armando el post en la netbook.”

Los caminos del relato son infinitos, al igual que el recorrido de los viajeros. Crónicas sin ataduras, se presentan muchas veces sorpresivamente ante los ojos del escritor-viajero empujándolo a empalabrar esa realidad que se le presenta. Tiempos sin rutina, que generan textos de la misma índole. Como afirma Martín Caparrós en “Larga Distancia”: “(...) Un viaje rompe el tiempo de vida. Un viaje, cualquier viaje, crea su tiempo propio, distinto del habitual, para recorrer lugares que no tienen para el viajero más realidad que la de ese período acotado y su recuerdo: que volverán a la inexistencia una vez abandonados. El viaje ofrece el alivio de actuar en un teatro ajeno, donde uno se pone en escena con los tiempos acotados de antemano: el placer infinito de suponerse otro, de descansar de si mismo por un tiempo previsto.(...)”71

71 Caparrós, Martín. “Larga distancia”. 1° edición. Seix Barral. Buenos Aires. 2004.- Pág. 92.-

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Los caminos del relato

“Nadie debería negar (…) que el nomadismo siempre nos ha estimulado y llenado de júbilo. En nuestro pensamiento, la condición de nómada está asociada

a escapar de la historia, la opresión, la ley y las obligaciones agobiantes, a un sentimiento de libertad absoluta,

y el camino del nómada siempre conduce hacia el oeste.”(Wallace Stegner - “The American West as Living Space”)72

Desordenados como el mismo camino que los engendra es como nacen los relatos de viaje. Una historia se cruza en la ruta y el escritor-viajero se apura a anotar en un diario de viaje los pormenores de la misma. Una charla con un personaje en particular en medio del camino no posee los formalismos de entrevistas de otros tópicos. El escritor viajero produce textos más liberados de los géneros y demás estructuras, por el sencillo hecho que en su génesis, la libertad y la falta de ataduras es lo que define estas historias.

Por lo general, el proceso de la construcción del relato se da casi en simultáneo con el conocimiento de la historia. Los métodos son variados, pero los más utilizados son los apuntes en libretas de viaje o en computadoras portátiles, el uso de grabadores o el recurso de la memoria. A posteriori, y para contextualizar el texto, se recurre a ciencias como la historia y la geografía para ubicar al lector en un determinado tiempo y espacio.

María Cruz Ciarnello asegura que construye sus relatos a partir de lo que ve y escucha en los caminos. Periodista en definitiva, acude a algunas fórmulas del oficio para así motivar al lector desde el inicio del relato, interesarlo en una historia fuera de agenda. La búsqueda de un hecho de impacto o una historia conmovedora en uno de los primeros pasos que esta escritora tiene en cuenta para forjar una buena crónica.

Por su parte, Martín Flores, acude a recursos netamente literarios y a una profunda investigación del contexto histórico de la historia, para así ayudar a entender el relato en su globalidad: “Generalmente intento hacer una introducción donde lo literario, lo lírico, lo poético, sea capaz de ofrecerle al lector algo de vuelo que invite a recorrer una historia interesante. Metáforas, pensamientos, situaciones hasta ficticias, si se quiere, pero siempre como herramientas capaces de introducir al otro en las entrañas de algo que merece ser contado. Después le doy mucha importancia al contexto social e histórico, porque una de las cosas que siempre me llamaron la atención en los noticieros o los diarios es la falta de esa panorámica socio-histórica que te ayudaría a pensar los hechos, a entenderlos, a debatirlos. (...)

Una vez que introduzco al lector en los sucesos, voy mezclando textos con partes de entrevistas. Las entrevistas para mí son muy importantes, porque es el testimonio directo de las personas involucradas, es mi propia posibilidad de hundirme en la raigambre de lo que pretendo comunicar. Y bueno... trato de hacer interesante el texto mechando estas cuestiones con mis propias visiones, citando quizás autores que leí, recuerdos que tengo, películas, canciones, viajes, anécdotas memorables. Me gusta jugar un poco y romper el orden cronológico, hacer dinámica la lectura, ir y venir en la trama del tiempo. Finalmente intento hacer un final que te deje inyectada la historia adentro, que vos seas el propio continuador de la historia, como difusor, o como simple lector que la sigue pensando a través de las preguntas o problemáticas que puedan surgir a partir de lo leído.”

72 Krakauer, Jon. “Hacia rutas salvajes”. Ediciones B. Barcelona. 1996.- Pág. 31.-

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José Javier Aldunate, en cambio, no es muy estructurado a la hora de escribir: “A veces escribo a mano, cuando estoy en una ciudad, tirado en un parque y no hay mucho para hacer, tomo unos mates y me pongo a leer o a escribir. Es el momento cuando decís: che estoy inspirado, voy a escribir. Pero usualmente escribo en el momento, es como que sale mas puro, porque si lo escribo a mano, cuando lo transcribo saco cosas o agrego, y no me gusta, pierde un poco de frescura.”

Martina Maymó también se deja llevar por las circunstancias a la hora de escribir sus relatos, intentando que estos incluyan todos los hechos que le interesan difundir: “Por lo general voy volcando lo que veo y lo que aprendo desordenadamente en un mismo lugar. Antes de partir hacia otro destino, le doy un orden y una estructura, agrego reflexiones en el medio y trato de buscar una melodía que lo lleve hacia un final musical.”

Sofía Zorzini, no pierde las mañas de periodista y carga con su grabador para ayudarse a la hora de escribir, dentro del mismo viaje se hace su tiempo para sentar en un diario lo sucedido y lo que luego formará parte del blog: “En mi último viaje tuve la ayuda de una grabadora. Por lo general me tomo un momento del día para redactar, escribo a diario. Lo que subo a la web es una recopilación de datos de varios días que están en mi cabeza muy frescos, una cosa es lo que escribía en mi cuaderno viajero y otra cosa lo que subía mientras viajaba. Ahora ando con ganas de subir cosas del cuaderno.”

Por último, quien tiene bien aceitada su rutina de escritura en viaje es Juan Villarino, quien anota en una libreta de viajes, para luego sacar las ideas principales y de modo semanal, cargar en su blog las historias más relevantes según su visión. De ese modo también nació “Vagabundeando en el eje del mal” y así lo cuenta: “Tomo nota de palabras clave, lo más rápido que puedo. Al final de cada día lo pasaba en la computadora, explayándome, hasta que me di cuenta que me era imposible hacer eso todos los días y trate de hacer notas y semanalmente, que es la frecuencia con que escribo en el blog, ir a la libreta y darle ese valor agregado que te da la perspectiva, y así darle otra significancia a los hechos, ver de lo que pasó esa semana que es lo que tiene mas peso, cuales son los eventos más importantes. Y si hay un hecho muy relevante puedo llegar a hacer dos post por semana. Necesito si o si un lugar tranquilo, para estar con la computadora, con la libreta. Semanalmente bajo las fotos a la computadora, las pongo en la carpeta del país donde este viajando, selecciono las que van a ir al blog y las bajo de tamaño, quedan en una carpeta con tamaño reducido para enviarlas. Subo el post al blog y además subo un resumen en el blog en inglés, por lo que tengo doble laburo. Antes traducía todo, ahora ya no, van todas fotos y tres líneas al blog en inglés. Aún lo mantengo porque hay gente que lo sigue y no quiero perder eso.”

Desde la aparición de la historia y/o el personaje, pasando por la recopilación de datos por medio de entrevistas u otro método y el tratamiento y redacción del material, los caminos de los relatos viajeros se caracterizan por su libertad estilística y técnica y por la falta de estructuras que los limiten en un género literario o periodístico determinado.

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Relatos viajeros en los weblogs

El desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación han ayudado a los escritores viajeros a difundir su trabajo, desde cualquier lugar del mundo donde se encuentren. El periodista chileno Juan Pablo Meneses habla de “periodismo portatil” al referirse a este nuevo modo de ver el oficio.

Desde un ciber café o por medio de una computadora portatil se pueden hacer las entregas de crónicas y columnas vía correo electrónico, se cargan las fotografías y se almacenan en memorias USB, se escriben y publican los relatos en weblogs y se difunde el material por medio de redes sociales como Facebook y en redes de microblogging como Twitter.

Representantes de la Web 2.0, los weblogs o blogs, son espacios en la red que se actualizan diaria o periódicamente con post (entradas) que se ordenan en forma cronológicamente inversa, Las entradas pueden contener texto, fotos, videos y audios. Al ser gratuitos y fáciles de crear, existen millones de weblogs en el mundo. 73

Para los periodistas que trabajan de manera free lance las nuevas tecnologías les han abierto las fronteras que ya los viajeros habían cruzado tantas veces. El incremento de los blogs referidos a relatos de viaje es una clara muestra de esta situación. Para muchos escritores viajeros sus espacios personales sirven de plataforma para el desembarco en otros medios, tanto digitales como analógicos, y se convierten en posibilidades laborales.

Este es el caso de Martín Flores, quien a partir de las notas publicadas en “Latitud Barrilete”, ha participado de programas radiales y sus relatos han sido publicados en revistas y periodicos. Es por ello que su prioridad sigue estando en ese blog, donde no posee limitaciones de espacio ni caracteres.

Por su parte, Martina Maymó comenzó a difundir sus relatos por medio de correos electrónicos para luego comenzar a utilizar la plataforma de “Caminos Secretos”, donde en la actualidad publica sus relatos y fotografías. Es a partir de este trabajo autogestionado que sus notas aparecieron en revistas especializadas, como es el caso de la conocida “Lonely Planet”.

Para Juan Pablo Villarino, su blog y las columnas publicadas en el diario “La Capital” de su ciudad natal fueron la plataforma que impulsó el nacimiento de su libro, primero en el circuito autogestionario hasta llegar a ser publicado por una editorial comercial. El mismo explica su circuito de distribución: “Primero yo me di cuenta de que tener una página web era muy complicado, y el blog lo armé desde la oficina de un tipo que me había levantado en Rumania. Ahí ya empecé semanalmente a subir las crónicas.

Por otro lado, desde el inicio del viaje, mandaba un artículo semanal al diario “La Capital” de Mar del Plata, que no era remunerado y que lo cumplí durante dos años. Se publicaba los domingos en la sección cultura, de 5000 a 7000 caracteres aproximadamente. En el viaje sumé otras dos corresponsalías, ya remuneradas, que eran para un diario de Lituania y otro diario de Rumania que se imprime en alemán, para la minoría alemana en ese país. Yo mandaba en inglés y ellos los traducían.

73 Zanoni, Leandro. “El imperio digital”. 1° edición. Ediciones B. Buenos Aires. 2008.- Pág. 17-48.-

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Actualmente el canal de difusión es el blog, porque abandoné esas corresponsalías cuando terminó el viaje anterior y ahora voy a ver si el diario de Mar del Plata quiere seguir recibiendo las crónicas, y se las mando de onda, porque ya hay mucha gente que me conoce y me sigue por el libro, a la larga me conviene. De hecho tuvo mucha influencia porque eso ayudó mucho a vender bien el libro en Mar del Plata y eso fue lo que me hizo dar el salto a Buenos Aires.

Además están los libros como difusión, porque a diferencia del viaje anterior en que no estaba pensado vender un libro, hacer un libro, más allá del libro artesanal para vendérselo a los amigos o a la gente que iba encontrando en los caminos, ahora ya tengo contrato firmado con la editorial que estoy trabajando, para escribir un nuevo libro de este viaje.”

A la hora de repensar la causa de la elección de los weblogs como una de las mejores vías de difusión disponibles, muchos de los viajeros establecen su gratuidad, la amabilidad de su interfaz y la posibilidad de llegar a cualquier parte del mundo con sus relatos. Es así una opción superadora de los correos electrónicos y la publicación en otro tipo de soporte.

Continua Juan Pablo Villarino analizando sus inicios en el blog y las consecuencias que trajo su trabajo con el mismo: "Primero noté la dificultad de armar una página web y la flexibilidad que tenía un blog. Al principio no tenía cuidado de la estética porque no pensaba en la influencia que eso podía tener en que el internauta estuviera más tiempo conectado y que eso lo llevara a terminar de leer las crónicas. Los últimos dos años he pasado horas cuidando eso, y aprendiendo como hacer como solucionar algunos temas, como por ejemplo como vender desde el blog. Fue todo muy gradual.

Creo que recién cuando puse el contador, que te pone el origen de las visitas, que me di cuenta de la repercusión real. Ya eso me hacer reorientar la manera de organizar los contenidos.

Hoy día mi plataforma mayor de ventas es el blog y fue una carta fuerte cuando fui a la editorial. Pude ofrecer a la editorial un aparato de publicidad ya montado en Internet, con seguidores y estando segundo en el ranking de networks blogs en la categoría de viajes. Fue muy útil para mostrarle a la editorial que ya había un “público cautivo”, como se dice en la jerga del marketing. Son hechos que hay que remarcarlos, porque nadie te va a publicar porque tengas linda cara o buenas ideas."

Los inicios del blog de José Javier Aldunate, fueron similares, la busqueda de comunicar de modo rápido y sencillo lo que iba viviendo en los caminos: "El tema fue que cuando comencé a viajar escribía mails, a los amigos, a la familia. Pero a veces pasa, a mi también me sucede, que me cansa recibir mails de gente que está viajando, que está haciendo cosas y yo no estoy interesado. Entonces en esa época recién comenzaban los blogs, y me servía además para meter fotos y mantener el contacto con la gente que iba conociendo. Entonces mandé a todos mis contactos la dirección del blog y el que estuviera interesando realmente podría seguir el blog. Aparte, a los que iba conociendo en la ruta les daba la dirección del blog y podían ver donde andaba, podían ponerse en contacto conmigo, y también es una forma de expandir a otras personas desconocidas para mi el tema en el blog."

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María Cruz Ciarnello, por su parte, no es demasiado afecta a la publicación en weblogs, pero igualmente deja su opinión sobre el tema: "Yo no soy demasiado usuaria de weblogs. Intenté construir uno y no me fue nada bien. En realidad, no le di el uso que potencialmente tiene. Sí escribo para una web que es Enredando. No lo considero un blog sino un medio digital de noticias. Y no soy la única que escribe en ese medio. Con respecto al blog, me costó muchísimo adaptarme al lenguaje digital. Mi idea era llevar a la web lo escrito en el papel, es decir, las historias del libro. Y realmente me costó muchísimo. Trate de construir algunos textos más cortos, pero no lo sostuve por mucho tiempo. A mi me gusta escribir para el papel, la web tiene otras particularidades que son interesantes pero que no me acostumbro a utilizar.

Igualmente, escribo todo el tiempo para la web, porque soy periodista de un medio digital. Sin embargo, el formato no es interactivo, como debería ser. Pero creo que los weblogs son sumamente interesantes para difundir los relatos, la escritura de uno mismo. Es una manera de publicarse y eso es buenísimo que suceda."

Una de las opciones disponibles en los weblogs es la posibilidad de colocar publicidad en el mismo, ya sea por adsense (uso de palabras clave ofrecidos por Google) o por avisos directos de compañías de servicios y productos que pauten con el autor. Este tipo de ingreso muchas veces complementa otros generados por la venta de los relatos o fotografías y algunos viajeros tienen disponible la opción para colaborar con donaciones a su camino por medios de pago electrónico como Pay Pal. Otros, prefieren mantener su espacio personal sin publicidad y no sacar rédito económico por ese medio.

Sofía Zorzini se ubica en el segundo grupo y prefiere que su weblog sirva como plataforma para otros trabajos a futuro, sin usufructuar lo publicado en él directamente: "Difundir mis trabajos en un blog no tiene un fin económico actualmente, no es fácil obtener dinero de una página web con la gran competencia que hay en el mercado, lo que considero una contra. Pero tengo la libertad de expresar libremente mis ideas sin ningún tipo de bajada de línea. Por el momento tengo un blog en el que difundo solo parte de mis trabajos e ideas, estoy trabajando en un proyecto un poquito más grande para adquirir mayores publicistas con el objetivo de que en un futuro cercano pueda conseguir una remuneración por mi trabajo."

Por último, Martín Flores analiza los pro y los contra de los weblogs, a partir de su experiencia personal con "Latitud Barrilete": "El asunto de los weblogs comenzó cuando, en el preludio a un largo viaje por el Cono Sur, intenté vincularme con alguien que me pudiera armar una página web, porque yo no entendía nada de nada. Lo intenté varias veces, de varias maneras, pero el amiguismo y el trabajo generalmente se disuelven en una bruma confusa, y todos aquellos que decían ser capaces de diseñar y armarme algo, después se colgaban haciendo otras cosas y la página nunca se hacía. Así que un día me puse a investigar yo mismo el tema de cómo poder hacer un blog, y como era un analfabeto total, me puse a leer todo lo necesario como para abrir uno, diseñarlo y desarrollarlo. Fue así que me pasé tres días de ocho horas cada uno armando el blog. Y en esa época todo era más difícil, porque todavía no existían herramientas editoras como las hay ahora. En ese entonces tuve que ponerme a estudiar, por decirlo de algún modo, de qué se trataba el lenguaje HTML y cómo funcionaba. Y bueno. Tan mal no me fue.

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Los pro que tiene el blog es que no tiene intermediarios de publicación, es decir que nadie te pone condiciones para escribir lo que querés, no tiene límite de caracteres, lo podés diseñar a tu manera, incluirle la foto que más te guste, etc. Además te sirve para comunicarte libremente con gente de diversas regiones del mundo que tiene tus mismos intereses e inquietudes. De este modo, colaborás a esa superposición de voluntades que se van juntando para construir algo diferente.

Los contra del blog no sé cuáles son. Te podría decir que está restringido a un determinado tipo de público que sólo tiene acceso a Internet, pero creo que también se podría decir lo mismo en el caso de que seas publicado por un diario o una revista, que sólo serán leídos por el público a quien le llegue, aunque se trate de una tirada numerosa y con gran difusión. Mientras que esa difusión alcanza un territorio limitado, al blog se puede acceder desde cualquier parte del mundo. Además, hay una frase que dice "No hay nada más viejo que el diario de hoy". En el blog, los textos quedan publicados sin ser censurados por las próximas noticias."

Resumiendo, los weblogs brindan la posibilidad a los escritores-viajeros, de contar con una plataforma de autopublicación y difusión de sus relatos, de modo gratuito y sin restricciones de espacio ni agenda, que les sirven muchas veces de plataforma para generar otras posibilidades laborales a partir de esa “vidriera” en la web.

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El mercado editorial y los relatos de viaje

Los relatos de viaje pueden ser publicados en una gran variedad de soportes. Como ya se ha mencionado, en la actualidad, la web se ha transformado en uno de los nichos más crecientes para los escritores-viajeros. Pero también está abierta la opción de la publicación en papel, ya sea de manera autogestionaria o con un contrato con una editorial comercial, lo que implica todo un desafío.

El segmento dedicado por las editoriales a la literatura y al periodismo de viajes se encuentra en franco crecimiento, aunque las opciones más vendidas y apoyadas son las guías, mapas y productos referidos a un turismo más convencional. Del mismo modo sucede con los suplementos en periódicos y en las revistas especializadas. Sin embargo, los relatos de viajeros, muy diferenciados de los tratados turísticos, se están abriendo paso lentamente en los anaqueles.

Uno de los caminos posibles para los escritores-viajeros es el de la autogestión. La existencia de editoriales fuera del mercado convencional y hasta ferias de libros independientes colaboran con la difusión del material. Al ser libros artesanales, publicados por los mismos autores, o por editoras pequeñas, el trabajo de difusión también le corresponde al escritor o por lo menos se divide la tarea con el editor.

Este el caso de María Cruz Ciarnello, una de las entrevistadas para la investigación, quien junto con Vivi Benito, otra periodista, se encargaron de la compilación de relatos viajeros de varios autores y la publicación estuvo a cargo de la editorial “Ultimo Recurso”. La financiación del libro estuvo a cargo de la autora y se hizo una tirada pequeña para vender entre amigos y conocidos. Ciarnello explica el proceso y analiza el paso al mercado editorial: “El papel tiene otro volumen a la hora de publicar y difundir los relatos. Hay una mística que tiene que ver con el libro en sí mismo. Es una arma, para mí, que queda, que permanece, que se atesora, se guarda. Entonces, ese fue el objetivo.

Para ello, simplemente invertí dinero, el mío. No busqué demasiadas editoriales ni posibilidad de edición. Sin embargo, hay en Rosario una editorial independiente muy interesante que llevan adelante un trabajo muy bueno en la difusión de obras literarias o de escritores locales que es la Editorial “Ultimo Recurso”. Ellos nos dieron una gran ayuda porque creyeron en este proyecto, les interesó la publicación y por tanto, la difusión del libro que corre fundamentalmente a través de la editorial. Contractualmente, es una editorial que te permite y te ayuda a publicar tu obra.

Comercialmente no he tenido ninguna experiencia. Acá, la colaboración es mínima, para que ellos puedan continuar editando otro libros y el precio del ejemplar lo impone el escritor. Con respecto a la difusión del género, sinceramente no conozco demasiado, pero creo que es una apuesta interesante y me parece que la autogestión está mucho más vinculada al género que otro tipo de escrituras. Es decir, son los propios cronistas viajeros los que construyen su libro para difundirlo y eso es un camino muy bueno que hay que empezar a transitar.”

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Quien recorrió otro camino es Juan Pablo Villarino, quien editó su libro de modo artesanal y autogestionado en un primer momento, y con el tiempo, fue contactado por la editorial Del Nuevo Extremo con quienes firmó su contrato y ya pautó la edición de un nuevo libro que narrará el viaje desde Argentina hasta Alaska que se encuentra realizando. Así rememora su propio camino desde los relatos en su weblog, pasando por la edición artesanal del libro hasta su situación actual: “Yo el libro lo hice en Tailandia, cuando terminé el viaje por Asia, para vender en el lugar, sin muchas pretensiones, iba a ver que pasaba cuando llegaba. Después, la repercusión que había tenido el blog en Argentina me hizo pensar en que podía hacer una tirada de libros, colocarlos en librerías de algunas ciudades.

Después hice una tirada de mil ejemplares ya hecho en imprenta y con más páginas. Justo cuando estaba terminando de aceitar este sistema surgió el contrato con la editorial Del Nuevo Extremo. Se da después de la Feria del Libro de Mar del Plata, donde fue el libro más vendido de la feria, también por ese conocimiento de las crónicas que publicaba el diario. En Buenos Aires se enteran de la editorial y empiezan a averiguar quien era yo. Me propusieron esto y acepté.

El contrato marca que me queda una ganancia del 10% del precio de tapa, la exclusividad del contenido y hay una sola clausula que me negué a firmar era que en caso de interés de editoras extranjeras fuésemos cincuenta y cincuenta, y en ese caso me quedaba un 5% de lo que se venda afuera. En ese caso quedamos en que se va a pactar futuros contratos en el extranjero.”

Las condiciones contractuales entre las editoriales alternativas y comerciales varían en porcentajes y en la distribución, pero como afirma Martín Flores, lo que en realidad diferencia a estas son las libertades que proporciona a la hora de publicar: “(...) entre el mercado independiente y el comercial existe una línea que se llama "tu cabeza". El mercado comercial es el que te pone las ideas a vos, y el mercado independiente nace cuando vos podés imponer una idea en el mercado, a través de tus propuestas, de tus iniciativas. Si vos laburás bajo patrón y no tenés muchas ideas, te acostumbrás bien a un lugar y horario establecido, es muy fácil cumplir órdenes, cobrar a fin de mes y tener vacaciones pagas. Pero si sos un tipo que maquina y busca fugarse constantemente de esa prisión, las ideas te llevarán de algún modo a liberarte, a crear un mercado para esas ocurrencias y voluntades que te ayudarán a romper el cerco.”

Por el lado de los suplementos en los periódicos, las revistas especializadas y hasta programas radiales y televisivos, la oferta de relatos de viajes se agolpa principalmente en el sector de turismo más convencional, con agencias de viajes pautando económicamente con las publicaciones y los relatos de los escritores-viajeros no siempre tienen espacio, por lo menos no a cambio de una retribución económica, pero de a poco se abren algunos espacios. Como en los viajes, es cuestión de seguir buscando.

La diferencia entre las ofertas brindadas por y para los turistas y por los viajeros la analiza Sofía Zorzini cuando aclara: “Con respecto a los relatos de viajes, lo comercial significa: turismo en cruceros, lugares que retumban en los oídos donde se ven contingentes de extranjeros, donde todo está lleno, hoteles de categoría todo incluido y precios descomunales. Los viajeros ofrecemos lugares vírgenes, turismo alternativo, ecoturismo, sitios donde invitamos a recorrer, a no quedarse solo en el hotel , disfrutar otros sabores, otras culturas. También solemos visitar los lugares de turismo convencional, pero por lo general recaemos en una opinión común: son parques temáticos para turistas, bastante lejos de ser la realidad de lo que en verdad es el país que se visita. Si uno quiere conocer realmente un lugar, tiene que caminarlo, tiene que salir de los parámetros."

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El mayor espacio de crecimiento de los relatos viajeros se está dando en la web, principalmente por las ventajas que esta brinda, como ya fue analizado en un apartado anterior. María Cruz Ciarnello profundiza esta idea: "En la web creo que hay una cantidad cada vez más grande de blogs dedicados a contar historias de viaje. Me he encontrado con algunos muy ricos, con una gran riqueza textual, una mirada profunda, una sensibilidad extrema en muchos casos. Y eso, me parece, que responde al tipo de género, cuya libertad permite que cualquier persona con deseos de escribir y viajar pueda construir un blog y difundir sus relatos. Es como una gran cadena humana de historias y lugares que se van haciendo al andar. Y como los viajes son infinitos, los relatos también lo son, más allá de los lugares.

Hay muchas formas de contar un viaje, a veces desde la experiencia, a veces desde la voz de otro, con un estilo más personal o literario, con otro estilo más periodístico. Entonces, la riqueza es muy variada y eso hace que se construyan cada vez más espacios de difusión para este tipo de relatos.

También creo que hay una necesidad innata de escribir aquello que vemos, que contemplamos y que vivenciamos. El diario de viaje es uno de ellos, tal vez uno de los más primarios. Muchas personas lo construyen en su camino, solo que algunos somos más caraduras y lo publicamos. Otros tantos, quedan atesorados como un recuerdo de un tránsito que nos marcó. Ahí considero que está la potencia de este género que se multiplica en cada uno de los viajeros que piensan y sienten el viaje como un modo de recorrer la vida, fundamentalmente."

Empalabrar el mundo que recorre es la necesidad que mueve al escritor-viajero. Las opciones para difundir y extender sus aprendizajes en la ruta son variados y de diferente alcance. Está en su voluntad, ideología y hasta en una pizca de suerte, decidir cual es el soporte que más le calza. Vivir de lo que escribe además es un desafío más complicado, pero a la vez mucho más interesante.

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El trabajo free lance“En el Periodismo Portátil es fundamental el equipaje de mano:

aquella valija que se permite cargar en una cabina de avión, y en la que se lleva sólo lo indispensable.

Por eso, tanto en su práctica como en su enseñanza, quedan descartadas todas las estructuras que dificulten la movilidad.”

(Juan Pablo Meneses)1

En la actualidad se ha incrementado la cantidad de profesionales independientes trabajando en la modalidad free lance, también conocido como trabajo autónomo o por cuenta propia. Su tarea consiste en realizar trabajos propios de su oficio o profesión para terceros que requieren sus servicios, sin la obligación contractual de continuar la relación más allá del trabajo encargado.

La palabra free lance tiene su origen en el inglés medieval, con la cual se designaba a los mercenarios, caballeros que no servían a un señor en concreto y que alquilaba sus servicios en las batallas y campañas militares.

El periodismo se ha servido desde la aparición de los medios masivos de comunicación, de esta modalidad laboral. De este modo, los periódicos y revistas cuentan con un staff permanente, y aceptan las colaboraciones a terceros, en la modalidad de freelancers. Otros oficios y profesiones que cuentan con trabajadores abocados a esta modalidad son la fotografía, el diseño gráfico, el turismo y la traducción, entre otros.

El desarrollo de Internet y de las nuevas tecnologías de comunicación e información han colaborado fuertemente en la tarea de estos trabajadores. Un periodista o fotógrafo puede trabajar en viaje, contando con una computadora portátil, conexión a Internet, o desde un cibercafé.

La modalidad contractual del trabajo free lance se puede pautar con el empleador de diversas maneras, usualmente por medio de un acuerdo verbal, y en ocasiones, con un contrato formalizando la colaboración. El pago también es conversable y depende del acuerdo previo, algunos trabajos se abonan por adelantado y otros, una vez finalizada la entrega del material.

Como toda modalidad, el trabajo free lance cuenta con sus pros y sus contras. Esto depende en buena manera de las particularidades del trabajador y de las condiciones establecidas por la empresa contratante.

Algunas de las ventajas y desventajas que es posible mencionar en un principio son las siguientes:

• El trabajador freelancer tiene mayor libertad a la hora de escoger su horario laboral. Cabe aclarar que esto es una ventaja siempre y cuando el trabajador cuente con una rigurosa autodisciplina a la hora de cumplir con las entregas.

• El trabajador freelancer recibe una mejor retribución que un empleado fijo por cada encargo. A la vez, carece de beneficios laborales, de los que si disfruta un trabajador fijo, como seguros sociales o indemnización por retiro.

• El trabajador freelancer debe ocuparse, además de las entregas, de la obtención de nuevos clientes, de la generación de nuevo material y de la actualización continua de sus conocimientos, para poder incrementar sus ingresos.

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De los escritores-viajeros entrevistados, la mayoría trabaja en esta modalidad y sólo uno de ellos, Juan Pablo Villarino, ha conseguido un contrato con una editorial del circuito comercial para publicar su libro de viajes, aunque continua realizando actividades paralelas de modo autogestionado. Con respecto a las ventajas y desventajas de este modalidad, cada uno de ellos reflexionó sobre el tema:

María Cruz Ciarnello: “Soy freelance para un medio que es una revista de Buenos Aires. Para otro medio, que es un portal digital de noticias soy co-editora junto con otra compañera, Vivi Benito. Allí, militamos en una organización social y producimos el boletín digital. En el caso de la revista, creo que es una modalidad de trabajo precarizado que se impone en el mercado. Tiene muchas contras porque el periodista no tiene ningún tipo de cobertura legal ni vinculación laboral con el medio. Todo corre absolutamente por cuenta del redactor y el medio no se responsabiliza de nada.

Los modos de facturación es como monotributista. No hay ningún tipo de contrato ni relación contractual, no al menos, de la manera en que yo trabajo. Es solamente enviar una nota y la factura para que te paguen, que por otro lado, el pago es muy bajo también. Lamentablemente es una modalidad de trabajo periodístico que muchas veces sostienen las grandes redacciones de los grandes medios de comunicación. Y no debería ser así. Un periodista es, ante todo, un trabajador de prensa.”

Martina Maymó: “Creo que como todo en la vida, la libertad y la flexibilidad de este modo de trabajo tiene su costo: incertidumbre a veces, vacío laboral o exceso de trabajo, un esfuerzo extra por lidiar siempre con proyectos nuevos (a veces la falta de rutina agota un poco) y costos que no se contemplan en el trabajo (viáticos y llamadas telefónicas). Pero si uno aprende a tener disciplina con uno mismo y a disfrutar de la incertidumbre es super gratificante.”

Martín Flores: “En algunas ocasiones yo presento proyectos que las editoriales me aprueban y en otros casos, los editores me (nos) encargan cierto relevamiento de datos, generalmente históricos y geográficos, de determinadas regiones. Mayormente se negocia el presupuesto, muy a cara de perro, porque siempre te van a tirar los precios abajo hasta que puedas hacerte un nombre, un "prestigio" que comience a ser valorado. Pagar el derecho de piso, que le dicen. Otras veces te dicen: "Hay que hacer esto. Hay tanta plata", y no se discute demasiado. A veces es buena guita, otras no. Podés aceptarlo o negarte, simplemente. Tenés que ir tanteando las necesidades que tienen y su disposición al diálogo y la negociación.

Los pro y los contra de esta modalidad te lo va a decir cualquiera que labure enteramente de esto. Lo bueno es la independencia, la libertad de moverte con horarios propios, fuera de oficinas, lejos de los jefes, manejando tus tiempos, tu gente, tus espacios. Creo que eso es un verdadero lujo. Y lo difícil es la continuidad. Quizás en un mes ganes buena teca, pero en el próximo no tanto. Ser free lance es como ser ser un desocupado activo. Es como estar buscando trabajo todo el tiempo, lo que a su vez tiene de bueno que nunca te apoltronás en un cargo, en un puesto, especulando a quién podés serruchar para ganar un poco más. Siendo free lance siempre estás proyectando, pensando, proponiendo... y eso te mantiene humeante, como un fusil disparado.

Sobre el modo de facturación, hay de todo. A veces me depositan directamente en la cuenta bancaria, a veces me dan cheques (al día, al mes, a los dos meses), a veces (pocas) por contrato....

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Las condiciones del laburo se hablan en el momento de la negociación, y depende siempre de la editorial y el editor con la/el que estés laburando: la cantidad de caracteres, la profundización del tema, el lenguaje del texto, la característica de los títulos, etc... De todos modos, la condición principal es la fecha de entrega: ella regirá sobre todo lo demás, y todo podrá ser sacrificado en su nombre”.

Juan Pablo Villarino: “En algún momento me definí como free lance, pero la verdad es que no lo hago habitualmente. No tengo una red en Internet disponible a venderme como free lance o que estoy atento a vender una nota a tal o cual revista.

A partir de la existencia de Internet hay una mayor cantidad de gente que puede ejercer el periodismo por esa herramienta. Antes las notas se mandaban por telégrafo desde las corresponsalías. Ahora hay tanta gente que también el precio del trabajo cae. Lo bueno es la flexibilidad que tenés para trabajar en distintos medios, y lo malo es que al menos que tengas un nombre estás subvalorado. También yo creo que es una cuestión para el dueño de un medio, el que recibe doscientos mails por semana para trabajar, hasta que encuentra a un tipo que realmente labura, entiendo porque de primera no te van a ofrecer un sueldo. Hay una sobre oferta de laburo.

Con respecto a la facturación, a mi me depositaban en una cuenta bancaria de Irlanda, de cuando había laburado allá. En general estoy muy poco tiempo en cada lugar y a veces es un problema porque me han pedido factura y no tengo monotributo. También uso medios de pago electrónico como Pay Pal.

Los contratos con los medios son de palabra, salvo con la editorial que tengo un contrato firmado.

Las necesidades técnicas son obviamente tener una portátil. Lo que sería ideal sería Internet móvil universal, por que si hubiera la pagaría. El sistema de modems actual es muy medieval.”

En un contexto globalizado de precarización laboral muchos trabajadores llegan a la autogestión más por empuje del mercado que por una decisión propia. A la vez, la autogestión y el trabajo free lance es el modo más habitual a la hora de vender relatos de viaje, frecuentemente enviados desde el camino, como parte del itinerario natural del escritor viajero.

Consultada sobre este punto María Cruz Ciarnello reflexiona: “Creo que por empuje del mercado. No lo sabría definir bien. Si es por la edición del libro, en realidad, sí, por una urgencia del mercado fundamentalmente. No creo que ninguna editorial grande hubiese querido publicar el libro. Y me parece que es una apuesta muy interesante la de la autopublicación. Una manera de romper con estereotipos y construcciones hechas por los mercados editoriales. Cualquier persona tiene el derecho de escribir y de publicar lo escrito. No hay que ser un “escritor” para llevarlo a cabo. Hay que tener una necesidad de decir algo y eso es lo que posibilita la autogestión”.

Continuando con la temática del porqué de la elección Martina Maymó afirma: “Por una suma de pequeñas decisiones y oportunidades que me fue presentando la vida. Siempre busqué abrir oportunidades y probar cosas nuevas; eso me llevó a elegir trabajos cortos y diferentes entre sí. Incluso muchos de ellos alejados del periodismo”.

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Sofía Zorzini, por su parte, defiende firmemente su rechazo a las actuales condiciones laborales de los periodistas y destaca: “Podría decir que por la propia decisión de no trabajar en este mercado periodístico que me avergüenza. Prefiero seguir mis convicciones antes que los intereses económicos de los empresarios, no podría formar parte de la construcción de la gran bola de mentiras que le hacen creer a la gente. Una pena no poder vivir de lo que me apasiona, pero prefiero correr este riesgo que la venta directa de mis principios”.

Martín Flores coincide con esta mirada: “La autogestión fue desde temprano el destino que me propuse, porque para mí, al menos en el contexto capitalista en que vivimos, la libertad es el primer problema filosófico del hombre, del ser humano, porque está inseparablemente ligado al problema de lo que querés para tu vida, es decir al privilegio de disponer de vos mismo (de tu cabeza, de tu cuerpo) y de contar con las posibilidades de manejarte de acuerdo a criterios y condiciones propias. Y como creo que sin libertad estás limitado para crear, para explorar, para relacionarte con los demás... yo no puedo concebir la cárcel de un trabajo rutinario que te impone horarios, rutinas, circuitos de actividades que son cada vez más difíciles de romper y acaban por naturalizarse como una necesidad. Afortunadamente he tenido la suerte de poder abrirme paso en este camino. Y mientras pueda mantenerme en él no cederé un metro en este sentido”.

Por último, Juan Pablo Villarino, quien convive con las dos realidades, la de un contrato pautado con una editorial “grande” y sus tareas continuas de difusión y ventas de sus trabajos opina: “Los libros de poesía los empecé a vender por la calle, en Mar del Plata, en los bares de calle Alem. Ahora de alguna manera hago las dos cosas, y lo defiendo ante mis editores, porque me gusta. Mi editor me critica y me dice que tengo que empezar a pensar como autor y no como vendedor, que voy a ganar mucha más guita. Obviamente que no voy a vender el mismo producto, porque me estaría haciendo trampa a mi mismo y estaría siendo desleal con la editorial. Yo sigo vendiendo otros libros míos, como “Un Tango en Tibet” o las fotos, eso es autogestionado.

No hay mejor ejemplo que la Feria del Libro en Buenos Aires. Yo estuve ahí con el stand oficial, la credencial, los editores, la prensa, todo eso, y al otro día estaba en la Feria del Libro autogestionada, vendiendo el otro libro abrochado y vendiendo las postales y con un cartel de “Compre el libro y ayúdenos a seguir viajando por el mundo”. A mi me encantan los dos lugares.

Creo que empecé con lo autogestionado por cuestiones del mercado, no tenía otro canal de distribución. Se fue dando todo muy de a poco. Yo empecé vendiendo muy ambulantemente a los conductores que me llevaban por Europa. Eso lo sigo haciendo, sino me muero de hambre esperando el cheque de la editorial. Desde el 2005 vivo vendiendo en la calle.

Y ahora uso Internet. Publiqué hace poco en mi muro en Facebook que saqué una tirada limitada de 75 ejemplares de “Un Tango en Tibet” y a la semana tenía todos pedidos. Eso te demuestra que la autogestión de la mano de una red armada con el blog y con las redes sociales da buenos resultados. A pesar de que está el libro en librerías, el mercado mismo me lleva a la autogestión porque no es suficiente. El libro se está vendiendo bien, ya está en la segunda edición, pero aún así no alcanza”.

Nuevos modos de enfrentar a un mercado laboral en crisis, con altas cuotas de creatividad, a pesar de los escollos, es el nuevo desafío de los periodistas y escritores, no solo los que andan por los caminos con su cuaderno de notas.

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PARTE IV

A modo de conclusión

"El que tenga una canción tendrá tormenta, el que tenga compañía soledad,

el que siga buen camino tendrá sillas peligrosas que lo inviten a parar.

Pero vale la canción buena tormenta y la compañía vale soledad,

siempre vale la agonía de la prisa aunque se llene de sillas la verdad."

(Silvio Rodriguez - Historia de la Silla)

Todo lo expuesto anteriormente lleva a intentar establecer algunas pautas particulares de los denominados relatos de viaje. Los mismos son textos a mitad de camino entre el periodismo y la literatura, los cuales utilizan como método preferencial a la hora de recopilar los datos que luego se transformarán en información a la entrevista y la observación directa. Principalmente escritos en prosa, es la crónica el género preferido por sus características distintivas lo que le permiten al relato de viaje arribar a uno de sus fines intrínsecos; el de informar.

La licenciada en Letras Sofía Carrizo Rueda, en su estudio “Escrituras del viaje”, define a los relatos de viaje propiamente dichos con la siguiente fórmula: “Se trata de un discurso narrativo-descriptivo en el que predomina la función descriptiva como consecuencia del objeto final que es la presentación del relato como un espectáculo imaginario, más importante que su desarrollo y su desenlace. Este espectáculo abarca desde informaciones de diversos tipos, hasta las mismas acciones de los personajes. Debido a su inescindible estructura literario-documental, la configuración del material se organiza alrededor de núcleos de clímax que en última instancia, responden a un principio de selección y jerarquización situado en el contexto histórico, y que responde a expectativas y tensiones profundas de la sociedad a la que se dirigen.”74

Es así como ya se ha analizado en el apartado de “¿Periodismo o Literatura de viajes?” que los relatos tratan esencialmente de sucesos verídicos, inscribiéndose dentro de las narrativas facticias. En cambio, la literatura de viajes se encuentra caracterizada por complejos procesos ficcionales. Así el relato de viajes, a mitad de camino entre las crónicas periodísticas -por su veracidad y estructura- y la literatura -por el uso de recursos estilísticos- es un género de naturaleza dual, un híbrido.

74 Carrizo Rueda, Sofía M. “Escrituras del viaje: construcción y recepción de fragmentos del mundo”. Biblos. Buenos Aires. 2008.- Pág. 28.-

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La descripción es fundamental en el relato de viajes, y es aquí donde se asienta otra diferencia con la literatura de viajes. En esta última, la función primordial de la descripción es la de estar permanentemente al servicio de la narración, brindando claves importantes para el desarrollo de la trama. En cambio, en los relatos de viajes propiamente dichos, la descripción no “empuja” hacia adelante sino que “retiene” la atención del receptor, pues actúa como adjetivos que van revelando una visión del mundo que rodea al escritor-viajero75. Entre ellos se encuentra no solo los lugares recorridos sino los personajes que aparecen en el camino y que protagonizan muchas veces los relatos.

La crónica periodística es el género preferido a la hora de estructurar el relato. La presencia del autor como partícipe de la historia, los recursos cercanos a la literariedad y la estructura narrativa permite al escritor-viajero cumplir con la función de informar y acercar a los lectores historias que no forman parte de la agenda noticiosa de los medios de comunicación. La crónica le da voz y entidad a lugares y personajes que de otro modo no son considerados por el género de la noticia.

Uno de los recursos más utilizados a la hora de recabar la información es la entrevista, mucho más descontracturada que en otras situaciones, por lo que no se utiliza cuestionarios previos la mayoría de las veces y la interacción se da en medio de encuentros informales. Las técnicas de recopilación se dan por medio del uso de grabadores o anotaciones en libretas o laptops.

Los relatos de viaje, por su parte, han recorrido un largo camino y sus inicios se remontan a los primeros viajes de exploración y descubrimiento del mundo. En la actualidad, en un contexto de globalización, ya no quedan lugares inexplorados, y la búsqueda de transformación personal y aprendizaje, ocupa la mayor parte de las líneas viajeras.

En Argentina, en particular, las “Crónicas de Indias” fueron la antesala de estos relatos. Ya en los siglos XVIII y XIX, apareció el interés de los viajeros es el reconocimiento del propio espacio, como es el caso de libros de naturalistas como Darwin, Humboldt o crónicas de expediciones a rincones habitados aún por comunidades originarias como la “Excursión a los indios ranqueles” de Lucio Mansilla. También se formalizan en textos, la búsqueda de la idea de nación en tierras ajenas, como fue el caso de los viajes de Esteban Echeverría, Domingo Sarmiento o Juan Bautista Alberdi.

Ya en el siglo XX, con la profesionalización del periodismo, y en correlato con lo sucedido en el resto del mundo, los periódicos dan espacio preferencial a las noticias. A mediados de siglo, la aparición de suplementos en los diarios y la proliferación de revistas generan un nicho de trabajo para los escritores-viajeros. La serie de crónicas sobre el Litoral, realizadas por Rodolfo Walsh para la revista “Panorama”, son un claro ejemplo de esta nueva realidad. El mercado editorial de a poco fue brindando espacios a los relatos de viaje propiamente dichos, y autores como Martín Caparrós, Mempo Giardinelli o Mario Markic ahora forman parte de los anaqueles de las librerías en el sector destinado a la narrativa viajera, ya diferenciada y liberada de otros géneros, como el de biografía.

75 Carrizo Rueda, Sofía M. “Escrituras del viaje: construcción y recepción de fragmentos del mundo”. Biblos. Buenos Aires. 2008.- Pág. 19-20.-

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En la actualidad, las nuevas tecnologías de comunicación e información han ampliado los recursos de los escritores-viajeros, quienes utilizan plataformas gratuitas como los weblogs, el microblogging y las redes sociales para publicar y difundir sus relatos. La proliferación de weblogs personales de viajeros es una pauta para comprender este fenómeno. No solo son una vía de contacto con los lectores habituales, sino una plataforma de exposición para posibles contratos laborales.

Desde el punto de vista del modo de trabajo, muchos de los escritores-viajeros se desempeñan de modo free lance, vendiendo sus trabajos a diferentes medios y editoriales, pudiendo así continuar su viaje, enviar sus trabajos desde cualquier rincón del mundo y con horarios flexibles de trabajo. Las rutinas productivas de los relatos viajeros, son difíciles de establecer, ya que la libertad de horarios y de itinerarios es lo que representa a estos textos.

Los relatos de viaje son textos diferenciados, con sus particularidades específicas, tanto en su estructura, como en sus finalidades y sus rutinas productivas. El camino transforma a quienes se animan a recorrerlo, con la mirada atenta y buscando aprender con los pies. Los relatos nacidos en su seno ayudan a viajar, a pensar el mundo de otra manera. Los relatos de viaje son nómades como sus autores, y con su propio andar, impulsan a otros a caminar.

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PARTE V

Anexos

La ciudad del León... el león Lee!!76

José Javier Aldunate

Cuentan que un día, un príncipe de Sumatra vio un león bebiendo agua a la orilla de una isla. Lo tomó por una señal de los dioses y creó la "Ciudad del León", o sea, Singapur.

Me temo que mucho ha cambiado desde aquella pantanosa isla que vio aquel príncipe, sobre todo cambió en el siglo XIX de la mano de Sir Thomas Raffles, un crack, que llegó en 1819 como enviado de los ingleses para hacer de Singapur un punto estratégico en el estrecho de Melaka... y vaya que si lo hizo. Diseñó la ciudad, creó puertos con libre comercio, ... y creó las bases de lo que hoy es Singapur. Incluso diseñó el actual mapa de la parte colonial de la ciudad. Luego ya seguiría la historia... llegarían los japoneses... otra vez los ingleses...luego la independencia...

Y para ese momento ya estaba el "Gran Lee", que es como el Gran Hermano de Singapur, el que todo controlaba, y que inventó la actual burbuja en la que vive Singapur. Bueno, su hijo sigue sus pasos y es el que actualmente controla todo, el Gran Hermano de Singapur de hoy en día. Una especie de dictadura encubierta bajo el nombre del único partido político que se puede votar. Pero las cosas ahora están bien, así que todos contentos (o no?)

A veces se compara Singapur con un estado policial... Bueno, no se ve mucha policía, pero sí cámaras, y se respira tranquilidad, seguridad. Uno se siente "cuidado", y de hecho cuando algo sucede la policía aparece rápidamente. Vas en el metro y ves diferentes carteles sobre prohibiciones: escupir, entrar con Durian (fruta muy olorosa, que huele como a mierda), o comer cualquier cosa... multa 500 dolares de Singapur (unos 350 euros con la tontería, o sea que mear en la calle en Europa es mas barato).

Y existe un gran control de todo, es cierto, incluso para el turista. No puedes entrar gran cantidad de chicles (la ley dice tal cual, gran cantidad) porque luego se ensucian los suelos; no puedes entrar tabaco sin abrir, ... y más tonterías que lo único que persiguen es que el que va a Singapur gaste dinero en Singapur, y que el habitante de Singapur... no gaste dinero fuera de Singapur.

Pero, ¿cómo puede llegar a controlar que el habitante de Singapur no gaste mucho dinero en el exterior? Si vas a salir en coche a la vecina Malasia... el depósito del coche tiene que estar al menos en 3/4 de su capacidad, y lo controlan!!! O sea, que ni te plantees cruzar la frontera a comprar gasolina. Y sobre los casinos... los habitantes de Singapur tienen que pagar 100 dólares para entrar consiguiendo así que el que va al casino contribuya importantemente a las arcas nacionales antes de dejarse dinero en empresas norteamericanas (actualmente hay 2 casinos). Es decir, lo que se busca es que venga dinero de fuera, pero que el de Singapur no lo "regale" al de fuera. Así, con éstas y otras medidas, la economía de Singapur es super potente. Llegó la famosa crisis... y el gobierno soltó unos 5000 millones de dólares singapureños para que no se notase en esta isla...y funcionó. Todavía le quedan unos estimados 170.000 millones en caso de que haya más necesidad. Mola, no?

76 Aldunate, Jose Javier. “La ciudad del León: el león Lee!!”, en http://jotikas.blogspot.com/2010/11/la-ciudad-del-leon-el-leon-lee.html

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Si, lo se, os aburro con estas nociones de economía pero es que Singapur es eso, economía y control. Se gana bien, pero todo es caro. Una lata de cerveza vale unos 5 euros, y hasta hace unos años no se podía ni comprar. O un piso como el de mi amigo Hernán cuesta un millón y medio de dólares americanos (te lo digo en números: 1.500.000 usd). Mola, no?? Pero claro, también vive al lado de la Orchard Road, una calle en la que como en la foto puedes ver en el mismo lugar tiendas de Cartier, Dior, Rolex, Dolce Gabanna e incluso Porsche, compartiendo un mismo centro comercial... de color oro, por supuesto!!!! (esto si que mola!!!)

Este amigo argentino, bromeaba diciendo que si Lee pudiera, crearía una auténtica burbuja alrededor de Singapur para protegerle de todo, y alejarle de todo. Sobre todo del calor... vas por la calle y constantemente notas aire frío de una tienda, calor al siguiente paso, frío helado de un centro comercial, calor más tarde... pero en general, el aire acondicionado lo utilizan a temperatura glaciar. Y esa burbuja que bromeaba, también la utilizan en cuanto al aspecto racial. Una persona del país, solo se puede casar con otra del país, o a lo sumo un anglosajón. El Gran Lee no permite que latinos o asiáticos nos mezclemos con gente de Singapur... por qué? habrá oído que somos tan vagos como dicen?? En fin, una pena, porque hay chicas realmente lindas...

Esa burbuja no impide que haya una variedad cultural super interesante.

Caminar por Chinatown, en una ciudad en la que la gran mayoría desciende de chinos podría no resultar muy atractivo a priori, pero Chinatown siempre ofrece mercados callejeros llenos de vida, con sus lámparas rojas, sus puestos de cometas, con sus ancianos jugando a las damas y hasta su teatro con ópera china.

O caminar por la pequeña india, tras la celebración del Deepavali, o festival de la luz, con sus adornos y sus luces todavía adornando las calles, y sus tiendas de seda, joyas, electrónica... Para luego seguir a la zona árabe, con su mezquita del sultán y su antiguo palacio, donde se ven algunas shishas, y la gente toma te mientras comercia con telas...

Y ese recorrido multicultural de Singapur, sigue en lo que era antes la zona colonial. Lindas casas y casonas, antiguos almacenes reconvertidos en cualquier cosa que pueda dar comercio, ... y todo esto junto a los grandes rascacielos de la zona comercial, que crean un perfil de la ciudad visto desde toda la isla. Y lo mejor de todo, que continuamente van edificando nuevos rascacielos, y derruyendo los que ya quedaron obsoletos para dar lugar a nuevos, mientras a su vez van quitando terreno al mar. Es una ciudad de contrastes.

Esos contrastes y esa multiculturalidad se refleja también en la gastronomía. Se puede comer cualquier cosa, de cualquier cultura... y eso unido a la afición por comer que parece tiene esta gente, significa que cada 3 o 4 cuadras hay un centro de comidas con muchísimos puestos de todo lo imaginable para comer rico y barato. Otra opción es irte a un restaurante caro... pero para qué??

Solo estuve 3 días, en los que pasé de la cerveza a 30 céntimos de euro, teniendo fiestas locas en piscinas, en un entorno con un cierto descontrol... De eso, pasé al aeropuerto, donde casi no me dejan embarcar porque no sabían que españoles no necesitan visa para Singapur, pasé a un lugar controlado casi al milímetro, donde todo está pensado, y bajo control, y con la cerveza a 5 euros, lo que supone un precio unas 15 veces más cara. Pero Singapur tiene algo, es lindo, tiene una belleza que te llega, y eso que en tres días no pude caminar por todos sus parques, ni visitar todas sus islas, ... pero me voy con un muy buen gusto de boca de la ciudad que dicen tiene el mejor aeropuerto del mundo. No lo se, también dicen que Singapur es barato para comprar cosas electrónicas... y yo no lo creo. En fin, cruzar el puente... y de nuevo en Malasia, rumbo al norte.

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José Javier Aldunate

José Javier Aldunate, más conocido como Jotikas, es un viajero navarro que hace más de cinco años que recorre el mundo a dedo. Ha viajado de este modo por la mayoría de los países sudamericanos, centroamericanos y europeos. Actualmente se encuentra caminando las rutas asiáticas, en un nuevo desafío cultural e idiomático. Publica sus historias en su weblog personal y proyecta la edición autogestionada de un libro de cuentos y relatos de viaje.

Esta entrevista fue la primera de la investigación, sentados en hamacas en medio del “Eje Cafetero” colombiano, por lo que no sigue estrictamente las mismas pautas que las siguientes.

¿Cómo empezó esto de viajar, cómo se te despertó el bichito de comenzar a viajar?

Yo estaba trabajando, pero decidí tomarme un añito libre y planeé todo el viaje durante ese año, un plan armado en la oficina, en la computadora. Fue cuando salí a la ruta que vi que todo ese plan era imposible, mi idea era viajar en un año desde Buenos Aires a México. Pero fue llegar a Argentina, pasarme un año para recorrer solo la mitad sur. Así que volví a mi casa para julio y agosto para trabajar la temporada de verano en España y ahí fue cuando le dije a mi viejo: “Mira, viajar así es otra historia, me encantó, viajar de mochilero, no se gasta tanta plata, ganando en euros es todavía menos, así que... me voy otra vez”. Y así me fui a Chile, luego volví a Europa, a recorrer un poco, luego me fui a aprender un poquito de inglés a Escocia, donde estuve casi un año, pero siempre moviéndome. Y ahora luego de recorrer Centroamérica comencé a recorrer Sudamérica.

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¿Qué fue lo que te decidió a comenzar a contar, a narrar lo que estabas viviendo en el camino?

El tema fue que cuando comencé a viajar escribía mails, a los amigos, a la familia. Pero a veces pasa, a mi también me sucede, que me cansa recibir mails de gente que está viajando, que está haciendo cosas y yo no estoy interesado. Entonces en esa época recién comenzaban los blogs, y me servía ademas para meter fotos y mantener el contacto con la gente que iba conociendo. Entonces mandé a todos mis contactos la dirección del blog y el que estuviera interesando realmente podría seguir el blog. Aparte, a los que iba conociendo en la ruta les daba la dirección del blog y podían ver donde andaba, podían ponerse en contacto conmigo, y también es una forma de expandir a otras personas desconocidas para mi el tema en el blog.

¿Ya habías visto o conocías algún otro proyecto como éste, algún otro blog de viajeros que fueran escribiendo su viaje en el camino?

Si, creo que había visto algún blog de viajeros. Así que vi la frase “¿desea hacer su propio blog?” y puse que si. Es una cosa muy básica, muy simple, a pesar de no saber nada de informática. Y el éxito fue muy bueno, porque las entrabas fueron subiendo muchísimo.

¿Antes de comenzar a viajar, habías leído algún material sobre viajes que te haya marcado, que te haya inspirado?

No particularmente. Si cuando ya estaba con la idea de viajar, de dejar el laburo, fue justo cuando salio la película “Diarios de motocicleta” y luego me puse a leer “El Alquimista” de Paulo Coehlo y me dije... “Que mierda, me voy a buscar mi tesoro”. Y me fui. Y acá estoy. Y fue lo mejor que pude hacer.

¿En algún momento te ofrecieron u ofreciste vender tus crónicas de viaje?

Cuando estuve viajando por Chile, el diario “El Mercurio”, que es uno de los más importantes de Chile, los domingos tenía un suplemento sobre viajes. Publicaban artículos, así que hablé con ellos y ofrecían cierta cantidad de dinero por los artículos, y como había estado casi un año viajando punta a punta de Chile, iba a ser algo muy interesante. Pero justo cuando estaba en viaje, hablé con ellos y me dijeron que estaban por cambiar la política de ese suplemento y que no iban a aceptar más artículos de viajeros o de gente que no trabajase para el periódico. Entonces, vamos, que no querían gente normal, que querían quedarse el dinero ellos. Luego me enteré de una revista chilena, dirigida a empresarios, y me contacté con ellos, iban a publicar mis notas, aunque de forma gratuita de mi parte, al final no se que pasó que no se pudo hacer.

Entonces lo que si hice con todos estos artículos que había preparado para publicar en Chile, fue prepararlos para publicar un libro. Cosa que aun no he tenido tiempo de hacer. Ahora lo que si está escrito es otro libro...

¿Cómo es el proceso que habías pautado con estas publicaciones para el trabajo free lance?

Básicamente, escribir artículos de “x” caracteres y mandárselos, y si les gustan lo publican, y si lo publican me pagan.

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¿Tenías algún tipo de limitación editorial?

No, simplemente ellos querían que fuesen artículos de viajes y que fuese un tema que a ellos le interesara.

¿Cómo fue el proceso para contactarte con los medios, para intentar vender tus crónicas de viaje?

Pues esto fue por un tipo que me llevó en un coche, que íbamos hablando del blog y me dijo “¿porque no te contactás con un periódico que te publique?”. Porque el conocía viajeros que les publicaban y les pagaban una cantidad mínima pero que les ayudaba para seguir viajando. Y yo lo pensé, entonces el me comentó que en el periódico estaba este suplemento de viajes, que promocionaban el turismo nacional y me pareció buenísimo. Así que busqué el contacto por Internet y me comuniqué con ellos. Todo muy bien, pero después no se pudo publicar.

¿Qué necesidades técnicas tenes al momento de escribir tus relatos?

Como las publico en el blog obviamente necesito una computadora e Internet. Yo viajo sin nada, entonces cuando estoy en un cibercafé, intento sacar ratitos para actualizar, sobretodo porque la gente que mas me sigue, que son los de la familia, los amigos de la ciudad natal o mochileros que he ido conociendo quieren saber de vez en cuando donde estoy y como me va. Y luego también, como me gusta sacar fotografías, una cámara de fotos. Entonces a veces subo alguna foto para amenizar, pero tampoco me gusta mucho, porque a veces recibo comentarios de gente que solo ve las fotos y ya está, que solo se queda con eso y no lee lo que pongo, lo que intento transmitir con el blog, de como se vive acá, de quitar un poco de los prejuicios con que se ve cada lugar.

A veces escribo a mano, cuando estas en una ciudad, tirado en un parque y no hay mucho para hacer, tomo unos mates y me pongo a leer o a escribir. Es el momento cuando decís, che estoy inspirado, voy a escribir. Pero usualmente, si escribo en el momento, es como que sale mas puro, porque si lo escribo a mano cuando lo transcribo saco cosas o agrego, y no me gusta, pierde un poco de frescura.

¿Creés que hay un campo laboral para los escritores de relatos de viajes? ¿Pensás que se puede vivir de esto?

Ojalá, me gustaría vivir de free lance. Y hay millones de anuncios pero hay miles de millones de personas que lo quieren hacer y hoy por hoy con Internet no es necesario viajar para saber lo que hay en un lugar. Se puede escribir mil cosas de un lugar sin haber ido, simplemente basta con lo que hay en Internet, lo que se ve en televisión o lo que te cuenta otro viajero. Pero a mi me encantaría poder vivir, aunque sea sobrevivir, una mínima recompensa por transmitir lo que me gusta y lo que aprendo viajando.

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¿Has notado que en el tiempo en que venís escribiendo en el blog has cambiado tu modo de escribir, más allá de esos primeros mails a la familia?

Si, totalmente. Yo ahora leo mi primer año del blog y pienso “che, este hombre está drogado todo el día”. Porque eran como unos escritos adolescentes, llenos de éxtasis, de emoción de vivencias nuevas. Quizás cuando uno viaja se acostumbra a viajar y ya no disfruta tanto cosas que siguen siendo magnificas. Entonces estoy tratando de volver a tener esa mentalidad adolescente, de disfrutar todo como si fuera la primera vez, de flashear con cada atardecer, que se yo... Después de Iguazú, ves una cascada y dices “ah si, está linda pero no es como Iguazú”. Es un problema querer comparar las cosas. Entonces yo leo mis artículos viejos y digo “Guau, era pura energía ¿no?”. Ahora son otras cosas, otras enseñanzas, vistos desde hace cinco años, yo también voy creciendo y me imagino que se verá en esos escritos.

¿Cómo discernís cuando estas en un lugar, entre todas las historias que te cuentan y los personajes que conoces, cuáles vale la pena contar y difundir a la gente?

También depende del momento en el que voy a escribir. Hay historias increíbles, gente magnífica, que quizás por un poco de egoísmo no las quiero compartir, porque también hay gente que me lee que se que esta atrapada en un frasquito y que no me van a entender. Entonces se que se van a aburrir, y que no lo van a leer. Por eso es que hay muchas cosas que me guardo para mi, que es lo más importante.

Después, lo que quiero publicar son cosas que sean anecdóticas, graciosas, importantes también, que traten de enseñar un poco. Por desgracia, ni las cosas son tan buenas como se ve en España ni tan malas como se cree acá, es una cosa media. Ni buenas ni malas. Hay gente que se queda con lo que le dice su padre, su abuelo, y allá hay gente que se queda con lo que les dicen los libros.

Es ver un poco cada país. Chile y Argentina se llevan mal... Pero luego vas allá y no pasa nada, ves que no hay problemas. Que se yo, cosas que se pueden leer claramente, que sean de lectura fácil y también tratar de difundir un poco la idea de un mundo mejor, sin fronteras, y que todos somos gente humana, de que la gente te ayuda en cada lugar, de que la gente te dice “ten cuidado” y al final es “disfrutá”, que al final nunca tuve ningún problema. Sobre todo nosotros que viajamos a dedo, nunca tuve un solo problema a dedo, siempre fueron cosas buenísimas. Experiencias super gratificantes, a veces con gente peligrosa, pero experiencias super gratificantes. Los problemas que tuve fueron siempre en algún autobús. Que se yo... es tratar de cambiar un poco la imagen del mundo, la visión de que “Colombia es peligroso”, si, es peligroso porque te podes quedar toda la vida de lo bonito que es... Esas cosas en que la televisión te engaña, entonces quiero transmitir la cara opuesta de eso que nos dicen.

O sea, tenés muy en cuenta al lector.

Si, tengo en cuenta más que al lector sudamericano – que es mas abierto de mente y mas culto – al lector europeo, que muchas veces encerrado en su ciudad, en su frasquito, le parece que todo lo que esta ahí afuera es peligroso, fuera de su control. Acá en Latinoamérica la gente es más al momento, más abierta a vivir, y más abierta de mente. Es mas culta en el sentido de conocer y aprender, entonces si le escribo a los lectores sudamericanos, que son más abiertos y más bohemios y la idea les interesa, pero escribo más para la mentalidad del europeo, o del gringo.

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Esas historias que decís que te guardas para vos, ¿tenés pensado en algún momento volcarlas en un relato, escribirlas?

Si, pero no se...son cosas tan personales que creo que al escribirlas no transmitirían lo que yo quiero transmitir. Entonces nunca quedaría contento y nunca las publicaría. Cuando se da un cambio tan profundo en uno se complica transmitirlo de forma escrita. No se.

Lo que si se es que en algunos meses, y con suerte, saco un libro con las anécdotas y cosas curiosas del viaje, ataques de animales, conductores borrachos, accidentes, esas cosas... Pero hay cosas que uno se tiene que guardar, uno no tiene que hacer una vida super pública, de que todo el mundo sepa lo que esta haciendo cada día. Un blog no es como un diario que lo escondes debajo de la almohada para que nadie te lo lea, es una apertura de tu viaje al mundo, entonces vos elegís lo que quieres que el mundo sepa. No es un gran hermano abierto las 24 horas. Es solo lo que quiero contar.

¿En el libro mantendrías el mismo tipo de escritura que en el blog?

No, serán más bien historias partidas, según el tema. Por ejemplo, con la iglesia, con cosas que me han pasado con iglesias o con curas que me han llevado... Historias de conductores, un niño de 15 años, un conductor borracho, un narcotraficante... O sea, más como escritos cortos, cuentos cortos que sean más faciles de lectura, sobre todo para la gente que no es viajera, que es la que más gasta dinero en estos libros. Y con esa forma de una lectura fácil, rápida y entretenida, engancharlos a viajar. El que viaja va a viajar igual, lea o no lea mi libro. Pero sobre todo para gente que no ha viajado, que diga “que mierda, voy a agarrar la mochila y ver que pasa”.

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La Banda77

“Una herida soybuscando el salario

maestros de piecuidando pichones blancos

que madurarániluminando este pago.”

Duende Guernica

Santiago del Estero. Argentina.Agosto, 2006.

María Cruz Ciarnello.

La fiesta de la abuela tiene algo particular. No es una fiesta cualquiera. No es un cumpleaños donde todos comen sándwiches y toman Coca Cola. Tampoco hay globos, ni piñatas. La fiesta de la abuela Luisa tiene otro color y huele diferente. Es un cumpleaños a la santiagueña, con el ritmo del folclore, la chacarera, el gusto picante de la empanada de carne y el color rojizo del vino Toro. Y además, una bandada de pájaros danzando por todos lados.

Así se festeja cada año el cumpleaños de la abuela Carabajal. Con la música a pedir de boca, con un tamal en cada mano y las ganas de bailar siempre una buena chacarera, doble o simple, que más da.

En el patio de la abuela, el vino se toma sin pedir permiso. Se pasea de boca en boca y de vaso en vaso. Se comparte, como se comparten los acordes de una guitarreada y el repique del bombo legüero.

En la calle los chivitos se cocinan a las brazas, los pollos se asan a la vista de todos y la torta asada se vende a destajo por tan solo un peso.

En el Barrio Los Lagos, la fiesta copa los patios de las casas y la danza de la zamba y el escondido se florea en cada esquina, mientras los pibes descalzos piden monedas, con una sonrisa que delata la excitación del momento.

La calle de tierra del barrio Los Lagos se camina de una punta a la otra y alrededor el humo de la empanada y el pollo asado se mezcla con el olor a sahumerio de los puestos de artesanías.

Es domingo y Santiago está de fiesta. En el patio de la abuela se encuentra el escenario donde el Cuti Carabajal oficia de locutor, mientras Peteco acomoda el micrófono junto a Roberto y el Demi. Detrás, se la ve a Roxana y parece que la familia de la chacarera está completa. O casi. El que falta es Carlos, el padre del folclore santiagueño que, por esas horas, le juega una pulseada a su propia vida.

77 Ciarnello, María Cruz. “Ser, en el andar”. Ediciones Del revés. Rosario. 2009.- Pág. 89-91.-

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Arranca la música. Cantan unos, bailan otros. Vuelan los ponchos y los coros apuntan al cielo. Los Lagos está copado y parece un hormiguero.

Dora es de La Banda. Con su nieto en los brazos, corea cada una de las canciones de Peteco. En medio de esa bandada de gente, nos cuenta algunas leyendas propias de Santiago del Estero, esas que desconocemos por ser extranjeros en nuestra propia tierra. Dora está contenta y lo demuestra. Se ríe al vernos bailar e intentar cantar algunas canciones. Compartimos un instante de unión. Tan fugaz, como la fiesta popular. Tan efímero, como aquella tarde a puro sol y vino. “La Roxana es un poroto al lado de ustedes”, dice con su mirada cómplice y riendo, como ríen los más chicos.

Rodrigo corre con sus pantalones cortos, sus piernas flacas y las zapatillas bañadas en tierra, sin cordones. Atrás le sigue El Mati, Néstor y Yanina. Entre los cuatro no superan los 12 años. Llevan una pelota de cuero y las ganas de un picadito que se les nota en los ojos. En el campito, frente a la casa de Doña Pía, compartimos un partido mientras sigue la fiesta en el patio de la abuela.

Pero llega el lunes y Los Lagos parece otro lugar. ¿Qué quedó de aquel hormiguero en plena erupción?, me pregunto al ver la calle de tierra prácticamente devastada. Ya no se huele a chivito ni a empanadas. Ni siquiera están los puestos en la calle, todo se levanta en cuestión de horas y lo que queda, lo que queda es resaca, la basura, los restos y la nada. Sin embargo, allí están las familias de La Banda, las que viven el día a día, cuando no hay cumpleaños que les sacuda la rutina.

Ramón es docente y tiene 3 hijos. Miriam, su mujer, también, pero ella no ejerce.

“Ser maestro en Santiago del Estero es duro”, dice Ramón, con la voz metida hacia adentro y la impotencia de un hombre curtido por los años que carga la injusticia. “El otro te mira así, como que los docentes vivimos bien, y no es así, o sea, uno el sueldo que gana es para mantener la familia, nada más, para pagar los impuestos, y hasta ahí, es para sobrevivir”.

La casa de Miriam y Ramón tiene un patio grande, como muchas de las casas del Barrio Los Lagos. Adentro, se respira el calor de hogar y la sencillez de quienes más saben a tierra y a humildes luchas cotidianas. El piso de cemento, la cocina llena de ollas y verduras, algunos libros desparramados, las tablas de multiplicar que cuelgan sobre una pared y los regalos de los alumnos de Ramón, que no se cansa de mirar, son algunos retazos que logro retener antes de la partida.

“Mañana volvemos a la rutina”, dice Miriam, cuando la noche del lunes ya cayó y las mochilas de los visitantes esperan listas, en el patio de la casa. Al partir, recuerdo la imagen de Ramón, parado en la puerta de su hogar, con un mate en la mano y una porción de torta asada confesando:

“Lloro a escondidas, para que mis hijos no me vean.”

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María Cruz Ciarnello

María Cruz Ciarnello es una periodista rosarina, participa de la publicación del boletin digital del colectivo “Enredando” y otros movimientos sociales y realizó una compilación de relatos de viajes editada en el año 2009 por la editorial “Último Recurso” llamada “Ser en el andar”.

Toda historia tiene su génesis, ¿como fue la tuya con los caminos, con los viajes?

Es una historia que comenzó, fundamentalmente, con un deseo. El viaje es, a mi entender, la construcción propia de nuevos mundos y el aprendizaje permanente con otras realidades, historias y conversaciones. Podría decir que comenzó con una ilusión: vincular la escritura con la posibilidad del tránsito, del viaje en sí mismo como un recorrido indefinido. Ir y venir del placer al trabajo de la escritura, y hacer de la escritura, un motivo de búsqueda y de compromiso social. Es decir, se combinan diversos factores que confluyen en la necesidad de encontrar-se y de encontrar-nos.

Nació así, de una manera casi fortuita, sin demasiadas estructuras. En primer lugar, como una búsqueda interna con uno mismo. Intentar salirse de ciertos moldes establecidos en un lugar definido y estático. En segundo lugar, volcar la pasión de la poética en tratar, desde un lugar minúsculo y cotidiano, narrar historias que tengan que ver con los lugares y las personas. Así, al menos, surgieron diversas crónicas de viaje, o relatos viajeros, donde la mirada de un observador se confundía, y mucho, con las sensaciones de un narrador. De esta manera, y después de más de 5 años, surgió la idea de recopilar algunos escritos en un libro colectivo de viajes. Ser en el andar.

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El huevo o la gallina, el eterno dilema, ¿que llegó antes, la escritura o los viajes? ¿como se fueron acoplando las dos actividades? Antecedentes.

La escritura estuvo presente siempre, y los viajes fueron llegando a medida que el deseo de escribir se hacía más intenso. No creo que uno pueda estar desvinculado del otro. Ya no entiendo al viaje sin la posibilidad de escribirse y re-escribirse a sí mismo. Soy, en la medida en que los recorridos me llevan a una posible construcción narrativa. A veces, palabras hiladas de una sensación de viaje, de un sentimiento, de una nostalgia, muchas veces.

Creo que recorrer lugares y espacios profundiza en la nostalgia del tránsito, de lo que dejamos atrás, del desprendimiento. De lo que fugazmente, nos apropiamos. Otras tantas veces, intento escribir crónicas (digo intento porque no me considero una cronista, para eso hay que tener demasiado oficio). Son intentos tal vez, que buscan acercar a un lector a una construcción casi fantasiosa o realista, de esos lugares recorridos.

Y esas crónicas están plenamente inundadas de un sesgo propio, que no solo tiene que ver con la mirada, sino con las punciones que nos afectan, que nos movilizan al estar en un lugar, al describir un momento, al conocer una historia de vida. Y cuando hablo de viaje, no me refiero tan solo a la posibilidad de recorrer kilómetros, muchas veces, el viaje puede comenzar en el propio barrio o ciudad. Es la posibilidad de mirar y redescubrir lo que posibilita el tránsito de un viajero o de un cronista de viajes.

¿Cuales fueron tus influencias literarias y/o periodísticas a la hora de inclinarte por los relatos de viaje? ¿Que libros, artículos, escritos, te impulsaron a salir a los caminos?

Un poco de todo y nada en particular, podría decir. Creo que la escritura de Rodolfo Walsh es transversal a todo. A la manera de pensar una historia, al apostar a la escritura como una manera de dar testimonio, a la narración de historias, de vidas, de personas. Sí, Walsh ha sido para mí un gran pilar en sentir al oficio de quien escribe como una pasión que no puede escindirse de una ideología, de un modo de pensarse y de entender el mundo. Artl, también lo ha sido con sus “Aguafuertes”, la poética de Oliverio Girondo, la mirada sagaz, la transgresión. Me parece exquisito cada poema de Girondo. La poesía, en general, es sumamente rica y necesaria para apasionar los modos y los estilos de escritura.

Otro escritor y periodista fundamental fue Hernán López Echagüe, con quien, además, cursé un taller de crónica. Es un gran inspirador de lo que es el periodismo en tránsito, a mi entender. Es decir, esto de buscar pequeños mundos terriblemente atravesados por la resistencia, las luchas, las dignidades, los modos del ser en el andar.

También, las investigaciones del “Colectivo Situaciones” me han motivado a trazar algunos caminos similares, y todo tipo de escritura que se acerque a la idea de contar en movimiento, me entusiasma. He leído, por ejemplo, los viajes del Titiritero de Banfield, que me parecen interesantísimos y profundamente movilizadores.

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Ya en el terreno, ¿cómo es el proceso de búsqueda de la historia y/o personaje, el acercamiento a la misma y el relevamiento de los datos?

Ha sido diferente en cada historia. A veces, sin proponer ni estructurar nada, simplemente dejarse llevar por el instante y fundamentalmente, por la vivencia, por el estar aquí y ahora en ese espacio. Y dejar que la escritura se enlace con lo que nos inquieta conocer, con lo que nos moviliza internamente. Así han sido muchos acercamientos, por ejemplo, en los viajes por Bolivia. Muchas veces, motivados por la necesidad de ponerle palabras a una sensación vivida.

Y por otro lado, en lo que tuvo que ver con la construcción del libro, en acercarnos a historias de personas que por su lucha, sus formas de trabajo, de ser, de andar, nos interpelan como escritores, periodistas o cronistas de viaje. Dar cuenta de esas historias es una manera fiel de encontrarle un sentido a este oficio de escribir. De esas historias se nutrió el libro “Ser en el andar”.

A veces, el encuentro fue casual y de allí surgió la idea luego de escribir alguna mínima semblanza. Creo que en casi todas, primero sucumbió el encuentro con el personaje y a partir de allí y de las sensaciones que esa persona nos dejó, como huella imborrable en nuestra memoria, surge la posibilidad de escribir sobre ella. No siempre hay una búsqueda premeditada, sino, fundamentalmente, la escritura de una historia de vida nace desde el sentimiento, de la expresión casi inenarrable que nos deja esa persona luego de su paso por nosotros mismos. Muchas veces he entrevistado, por motivos laborales, a personas con diferentes historias o por diferentes circunstancias. Y las veces que he podido escribir luego alguna semblanza, han sido mínimas, escasas. Eso me pasa, en lo estrictamente personal. Creo que si hay premeditación, la magia se pierde en algún momento y lo que queda, es un buen o mal relato y no más.

Comentame brevemente como es la estructura más utilizada en tus textos. Si es crónica, ¿como la construís? ¿Que otros géneros literarios y periodísticos utilizas como recurso? ¿Porqué?

Es un intento de crónica. Considero que me falta aprender demasiado para poder ser una cronista. Son simples intentos por intentar narrar algún tipo de historia. Trato de valerme de los recursos que brinda el género de la crónica porque es muy rico en sí mismo. Te permite construir un relato desde una mirada periodística apelando a recursos puramente literarios y eso es fundamental para tratar de generar un buen relato, al menos, un relato que conmueva.

Creo que de eso se trata, más allá de los ornamentos literarios o del buen uso de la lengua. Y estoy, en estos momentos, leyendo mucha poesía. Me parece que la posibilidad ilimitada que brinda la metáfora como potenciadora de múltiples sentidos es fundamental. Jugar con las palabras, con las ideas, con las asociaciones de significados, romper con estructuras narrativas o poéticas, es muy importante. Y de eso, hay que aprender mucho de los grandes poetas.

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¿Como es el proceso de construcción de tus relatos?

Difícil pregunta que nunca me hice. Construyo a partir de lo que veo y escucho. Seguramente, apelo a las fórmulas periodísticas, a intentar buscar aquellas frases que motiven al lector desde una primera línea de texto. Pero después, la hilación va corriendo intentando no dejar de lado aquello que me moviliza en lo personal para construir ese relato. Ojo, no siempre sucede, es más, la mayoría de las veces el relato es monótono, aburrido y hasta repetitivo. Por eso, intentar bucear primero en lo que nos impacta o nos conmueve es el primer paso para buscar escribir una buena crónica.

¿Cómo se da la difusión de los mismos?

En realidad, algunos textos no son difundidos. La única difusión que tuvimos fue la realización del libro. Lo trabajamos junto con otra compañera periodista, apostamos al proyecto, invertimos en él y de esa manera, pudimos publicar algunos relatos.

¿Te definirías como free lance? Si es así, comentame las particularidades de esta modalidad. Sus pro y contra, modo de facturación, condiciones laborales, especificidades contractuales, necesidades técnicas.

Sí, soy free lance para un medio que es una revista de Buenos Aires. Para otro medio, que es un portal digital de noticias (www.enredando.org.ar) soy co-editora junto con otra compañera, Vivi Benito. Allí, militamos en una organización social y producimos el boletín digital. En el caso de la revista, creo que es una modalidad de trabajo precarizado que se impone en el mercado. Tiene muchas contras porque el periodista no tiene ningún tipo de cobertura legal ni vinculación laboral con el medio. Todo corre absolutamente por cuenta del redactor y el medio no se responsabiliza de nada.

Los modos de facturación son como monotributista. No hay ningún tipo de contrato ni relación contractual, no al menos, de la manera en que yo trabajo. Es solamente enviar una nota y la factura para que te paguen, que por otro lado, el pago es muy bajo también. Lamentablemente es una modalidad de trabajo periodístico que muchas veces sostienen las grandes redacciones de los grandes medios de comunicación. Y no debería ser así. Un periodista es, ante todo, un trabajador de prensa.

¿Llegaste a la autogestión por decisión propia o por empuje del mercado?

Creo que por empuje del mercado. No lo sabría definir bien. Si es por la edición del libro, en realidad, sí, por una urgencia del mercado fundamentalmente. No creo que ninguna editorial grande hubiese querido publicar el libro. Y me parece que es una apuesta muy interesante la de la autopublicación. Una manera de romper con estereotipos y construcciones hechas por los mercados editoriales. Cualquier persona tiene el derecho de escribir y de publicar lo escrito. No hay que ser un “escritor” para llevarlo a cabo. Hay que tener una necesidad de decir algo y eso es lo que posibilita la autogestión.

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¿Cómo comenzaste a bucear en el uso de los weblogs para difundir tu trabajo? Pro y contra de su uso. ¿Fue de utilidad? ¿Cambió tu modo de narrar para la web y para el papel?

Yo no soy demasiado usuaria de weblogs. Intenté construir uno y no me fue nada bien. En realidad, no le di el uso que potencialmente tiene. Sí escribo para una web que es “Enredando”. No lo considero un blog sino un medio digital de noticias. Y no soy la única que escribe en ese medio. Con respecto al blog, me costó muchísimo adaptarme al lenguaje digital. Mi idea era llevar a la web lo escrito en el papel, es decir, las historias del libro. Y realmente me costó muchísimo. Trate de construir algunos textos más cortos, pero no lo sostuve por mucho tiempo. A mi me gusta escribir para el papel, la web tiene otras particularidades que son interesantes pero que no me acostumbro a utilizar.

Igualmente, escribo todo el tiempo para la web, porque soy periodista de un medio digital. Sin embargo, el formato no es interactivo, como debería ser. Pero creo que los weblogs son sumamente interesantes para difundir los relatos, la escritura de uno mismo. Es una manera de publicarse y eso es buenísimo que suceda.

¿Como fue el paso de la red al mundo editorial? Especificidades del mercado independiente y el comercial. Condiciones contractuales con las editoras. Difusión del género de relatos de viajes.

Fue un paso que nos resultó gratificante y necesario. El papel tiene otro volumen a la hora de publicar y difundir los relatos. Hay una mística que tiene que ver con el libro en sí mismo. Es una arma, para mí, que queda, que permanece, que se atesora, se guarda. Entonces, ese fue el objetivo. Para ello, simplemente invertí dinero, el mío. No busqué demasiadas editoriales ni posibilidad de edición. Sin embargo, hay en Rosario una editorial independiente muy interesante que llevan adelante un trabajo muy bueno en la difusión de obras literarias o de escritores locales que es la Editorial “Último Recurso”. Ellos nos dieron una gran ayuda porque creyeron en este proyecto, les interesó la publicación y por tanto, la difusión del libro que corre fundamentalmente, a través de la editorial. Contractualmente, es una editorial que te permite y te ayuda a publicar tu obra.

Comercialmente no he tenido ninguna experiencia. Acá, la colaboración es mínima, para que ellos puedan continuar editando otro libros y el precio del ejemplar lo impone el escritor. Con respecto a la difusión del género, sinceramente no conozco demasiado, pero creo que es una apuesta interesante y me parece que la autogestión está mucho más vinculada al género que otro tipo de escrituras. Es decir, son los propios cronistas viajeros los que construyen su libro para difundirlo y eso es un camino muy bueno que hay que empezar a transitar.

¿Notás un crecimiento de la difusión de los relatos de viajeros en los medios de comunicación? ¿Y en el mercado editorial? ¿Y en la web?

Sí, puede ser. En la web creo que hay una cantidad cada vez más grande de blogs dedicados a contar historias de viaje. Me he encontrado con algunos muy ricos, con una gran riqueza textual, una mirada profunda, una sensibilidad extrema en muchos casos. Y eso, me parece, que responde al tipo de género, cuya libertad permite que cualquier persona con deseos de escribir y viajar pueda construir un blog y difundir sus relatos.

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Es como una gran cadena humana de historias y lugares que se van haciendo al andar. Y como los viajes son infinitos, los relatos también lo son, más allá de los lugares. Hay muchas formas de contar un viaje, a veces desde la experiencia, a veces desde la voz de otro, con un estilo más personal o literario, con otro estilo más periodístico. Entonces, la riqueza es muy variada y eso hace que se construyan cada vez más espacios de difusión para este tipo de relatos.

También creo que hay una necesidad innata de escribir aquello que vemos, que contemplamos y que vivenciamos. El diario de viaje es uno de ellos, tal vez uno de los más primarios. Muchas personas lo construyen en su camino, solo que algunos somos más caraduras y lo publicamos. Otros tantos, quedan atesorados como un recuerdo de un tránsito que nos marcó. Ahí considero que está la potencia de este género que se multiplica en cada uno de los viajeros que piensan y sienten el viaje como un modo de recorrer la vida, fundamentalmente.

En el mercado editorial también he visto que ha crecido, tal vez con muchísimas más las dificultades, por el factor económico, pero creo que la autogestión es una alternativa a tener en cuenta para autopublicarnos.

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Imagine78

Martín Flores

Imagine que usted vive en el campo con su familia en una humilde casa rural.

Imagine que está mirando el camino y ve acercarse a la distancia tres autos bastante nuevos, levantando tras su paso nubaredas de polvo sobre la ruta sin asfalto. Imagine que los autos tienen vidrios polarizados y se detienen ante la puerta de su casa.

Imagine que de los vehículos descienden varios hombres vestidos impecablemente, y que se trata del ejército privado de un tal Bertrán, un pistolero del siglo XXI que cree que la Constitución es cosa de maricones.

Imagine que algunos de estos hombres son corpulentos, usan anteojos oscuros y están armados; otros, encargados de hablar, se muestran malhumorados y dan un trato rudo.

Imagine que estos cuatreros le ordenan a usted, en la Argentina de los derechos humanos, en plena democracia y como quien no quiere la cosa, que tiene que desalojar ese mismo día la casa donde ha vivido siempre y se ha casado y ha tenido hijos y trabaja la tierra y tiene animales y paga sus impuestos desde hace años.

Imagine que estos hombres dicen que son jueces y abogados, propietarios del lugar y policías.

Imagine que ninguno de estos hombres muestra identificación ni orden alguna de desalojo, ni llevan uniformes ni le han avisado nada con anterioridad acerca de este posible hecho.

¿Qué haría usted? Pues lo que cualquier ser humano digno: defendería lo suyo.

-Ustedes están locos. Ésta es nuestra casa. La casa donde vivimos siempre, donde nacieron y crecieron nuestros hijos. Nosotros pagamos impuestos y este lugar nos corresponde.

Imagine que estos mafiosos lo consideran a usted un usurpador. Lo acusan de no tener títulos de las tierras que habita, y que el lugar pertenece a un empresario suizo que las reclama.

Imagine que este suizo se llama Jacques Charriere, y que es un cavernícola que vive en una cueva-mansión, anda en 4x4 y usa perfume francés, y que durante los últimos tiempos se viene adueñando con su garrote, a pura policía y abogados, de las tierras de numerosos campesinos de la zona.

-Desalojen ahora mismo porque dentro de un rato viene la topadora a derribar todo.

Imagínese que su hijo de nueve años se envalentona e increpa al vocero de los mafiosos, y el maleante lo empuja diciendo que no se meta en asuntos de grandes.

Imagínese que usted manda a la mierda a todo el mundo y se encierra con su familia en el interior de su casa.

78 Flores, Martín. “Imagine”, en http://latitudbarrilete.blogspot.com/2006/10/imagine.html

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Imagínese que los mafiosos empiezan a golpear violentamente la puerta con un fierro, provocando un pavoroso ruido que lo aterroriza, mientras sus hijos tiemblan y lloran, se desesperan y gritan. Imagínese que el hierro de la puerta se retuerce ante los golpes implacables, y que usted, totalmente superado por la circunstancia, cede ante el avance de esas fuerzas temerarias.

Imagínese que usted sale nuevamente al encuentro de los matones.

-¿Y adónde quiere que me vaya con mis siete hijos?

-Eso a nosotros no nos importa. Saquen el hilachaje de adentro y mándense a mudar de acá.

Imagínese que empiezan a llegar más autos, patrulleros y vehículos municipales, y que al rato son 30 los policías que cubren el operativo.

Imagínese que el Estado, que en teoría está al servicio de la comunidad, arremete contra los débiles con una tropa de delincuentes para cumplir la voluntad de los poderosos.

Imagínese que usted asume como irremediable la situación que vive. Los mafiosos son inflexibles y están obcecados en proceder. Entonces usted decide rescatar de su casa lo poco que tiene.

Imagínese que cuando su pareja y sus hijos empiezan a sacar sus pertenencias, se larga a llover un aguacero interminable. Los muebles, la ropa y los recuerdos quedan desparramados a la intemperie, mojándose bajo la lluvia.

Y en medio de tanto desamparo y atropello, viene el supuesto dueño de las tierras y le pide que firme el desalojo. Imagínese que usted, pese a tanto maltrato e impunidad de los rufianes, aún conserva su humana dignidad y se niega a suscribir el humillante pedido.

Imagínese que lo amenazan, que lo apuran, que lo aprietan, pero usted no cede.

-Es mi casa y yo no firmo.

Imagine que a las pocas horas llega una inmensa topadora y usted no ha terminado de sacar sus cosas del interior de la vivienda. Imagine que trata de impedir ese acto de brutal soberbia, pero las denominadas fuerzas del orden lo retienen. Y ante el desconsolado llanto de su familia, bajo la lluvia más cruel de la historia, la inmensa maquinaria arremete contra la casa que usted ha construido con sus propias manos.

¿Puede usted imaginarse el dolor? ¿O sólo es algo que se experimenta en carne propia?

Imagine ver su casa demolida y hecha escombros. Todo su pasado hecho añicos en el barro. Imagine la impotencia, sus hijos empapados bajo el agua, los años de trabajo esfumados de un momento a otro.

Imagine que la topadora sigue destruyendo las plantas y los sembradíos, dos hectáreas de algodón, dos hectáreas de cebolla que pronto iban a ser cosechados. Los animales huyen y quedan dispersos, asustados. Y en poco tiempo, la tierra a la que usted ha dado vida junto a su familia, se transforma en un terreno yermo y baldío, arrasado por un mal incomprensible y absoluto.

Esto mismo vivieron Marta y Chichi Rivero, campesinos de la localidad de El Simbolar, Noroeste de Córdoba, el día 31 de marzo de 2006. En la noche de ese mismo día, el terreno donde habían vivido era un lugar irreconocible. Los mercenarios se encargaron de borrar todos los vestigios de cualquier asentamiento humano.

Pero los campesinos no firmaron. La lucha recién comenzaba.

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Martín Flores

Martín Flores es escritor, periodista, historiador, caminante, sin títulos bajo el brazo, pero con muchos kilómetros recorridos. Desde 2006 publican junto a Ana, su pareja, en “Latitud Barrilete”, su propio espacio en la web. Como el mismo define este rincón virtual:

“Latitud Barrilete se trata de un proyecto de periodismo documental que se propone testimoniar, desde múltiples abordajes, las problemáticas existentes en nuestra América latina y las maneras que instrumenta la gente para enfrentarlas.

Hace varios años que venimos descubriendo América, caminando sus rincones, conversando con su historia y con su gente, en un intento por obtener una mirada propia y conocer a los protagonistas de los hechos que no son noticia para este sistema que fabrica miedo y soledad.

Trabajamos por la reivindicación de nuestra identidad y nuestra cultura. Hacemos un trabajo de campo desde una perspectiva social. Nos entrevistamos con la gente comprometida con sus actividades y dialogamos con los protagonistas de la historia profunda, quizás más silenciosa, pero sin duda más verdadera. Nos acercamos a los barrios y a las comunidades e intentamos convivir con las personas en su escenario de todos los días, de manera que podamos percibir su realidad y sus problemáticas desde la misma cotidianidad que viven ellos, desde sus propias necesidades, desde sus propias carencias y vicisitudes”.

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Toda historia tiene su génesis, ¿como fue la tuya con los caminos, con los viajes?

Desde que éramos adolescentes, nunca pudimos adaptarnos a la rigidez de ningún tipo de ámbito institucional o académico. Estudiamos carreras universitarias y realizamos trabajos de oficina para distintas empresas, pero el conservadurismo existente en esos sitios, sumado al agobio de la rutina y la burocracia, la lucha de poder y todos los etcéteras que vienen con eso fueron incentivando nuestra búsqueda de otros horizontes. Siempre disfrutamos del aire libre, conocer gente y lugares nuevos. Entonces, cada vez que lográbamos ahorrar algo de dinero, salíamos a recorrer el país y el continente en largos trayectos que duraban varios meses, buscando algo que ni siquiera nosotros sabíamos bien qué era, pero que seguramente se trataba de estar más cerca de gente menos acartonada, aprender de las experiencias y los lugares que conocíamos, y, en definitiva, vivir una vida más profunda, atravesando otros escenarios más parecidos a la realidad.

En un principio se trató de viajes amorfos, imprecisos, en los que no alcanzábamos a asimilar las cosas que nos sucedían, porque la realidad latinoamericana nos resultaba tan compleja que nos superaba. Pero a medida que fuimos conociendo la trama de nuestras sociedades, la historia y la cultura de nuestra tierra, fuimos prolongando los viajes en tiempo y distancia. Hasta que nos animamos a dar un salto definitivo: entre 2001 y 2002 realizamos una gran vuelta sudamericana que duró un año y medio. Y esa fue una experiencia decisiva que nos transformó para siempre: fue en ese entonces que comenzamos a recoger material que nos gustaba y nos estimulaba a difundir lo que nosotros mismos percibíamos.

Además, en medio de este viaje, cuando estábamos en la selva amazónica ecuatoriana, se produjo el estallido social argentino y la posterior crisis económica. A nosotros nos afectó en varios planos. En principio, desde lo emotivo, porque es desgarrador ver por televisión, desde otro país, cómo tu propio país se cae a pedazos. Se nos ponía la piel de gallina viendo esas imágenes de la gente en las calles, resistiendo la brutal represión policial y aguantando la embestida de los carros de asalto y la caballería. Sobre todo después de diez años de silencio. El país pareció sacudirse en apenas dos días del letargo de toda una década. Y fue una sensación muy rara ver todo eso desde lejos.

El otro aspecto en que nos involucró la crisis fue en el económico, porque hasta ese entonces viajábamos con los ahorros de trabajos anteriores, y como teníamos algo de dinero en el banco, nos vimos imposibilitados de contar con esa plata. De un momento a otro no teníamos siquiera lo necesario como para regresar a nuestra casa. Entonces, en vez de seguir rumbo a México, como teníamos pensado hacer, nos quedamos trabajando, primero cuatro meses en Ecuador, y después seis meses en Colombia. Fue ahí cuando comencé a corregir a escribir textos para algunas editoriales. Y por supuesto que no fue una desgracia ni mucho menos. Porque antes de esa experiencia éramos meros espectadores de los sitios que visitábamos, y el hecho de vivir y trabajar en esas regiones nos permitió asimilar más profundamente la realidad latinoamericana.

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El huevo o la gallina, el eterno dilema: ¿qué llegó antes, la escritura o los viajes? ¿Cómo se fueron acoplando las dos actividades? Antecedentes.

A mí siempre me gustó hacer las dos cosas. Y no sé cuál llegó antes. Quizás la escritura, porque cuando uno es chico, no cuenta con los medios para hacer viajes importantes. Pero el deseo de salir estuvo siempre. Las dos actividades se fueron acoplando cuando comencé a hacer viajes largos a través del país, fui asimilando realidades que no suelen ser noticia en los grandes centros urbanos, entonces comencé a pensar que si nadie (o tan poca gente) escribía lo que me más me interesaba conocer, entonces podía ser yo quien me propusiera difundirlo. Y no hablo solamente de las injusticias que veíamos y el modo en que la gente se organizaba para resistirlas. Me refiero también a los distintos modos de vivir y crear que existen en los diversos sitios que uno recorre.

En el caso particular de Latitud Barrilete, el proyecto documental que mantuvimos durante algunos años (y que ahora está en suspenso) nació en la Patagonia. Fue allá en el sur, en ese momento y no en otro, cuando nos sentimos preparados para elaborar un material crítico y profundo. La experiencia que nos dieron los viajes anteriores, el criterio y la visión que adquirimos a través de los libros que leíamos y la gente que íbamos conociendo en el camino, sumado a nuestras inquietudes, percepciones e intereses, convergieron en ese momento para dar forma a un proyecto documental que nos permitió vincularnos con muchas personas y organizaciones.

¿Cuáles fueron tus influencias literarias y/o periodísticas a la hora de inclinarte por los relatos de viaje? ¿Que libros, artículos, escritos, te impulsaron a salir a los caminos?

No lo sé. Yo siempre me guié por un instinto que parecía latir intermitente en la oscuridad de este océano turbulento que me proponían como un camino. A lo lejos, dentro mío, había algo que me llamaba y que no sabía lo que era. Y que fui descubriendo muy de a poco, porque nadie me lo mostró. A mí el mundo que me tocó vivir desde muy chico siempre me pareció algo hermético, cerrado. Esa propuesta que trataban de inculcarme a través de los medios, los conservadores valores oficiales a través de la familia, la educación, etc… me parecían un suicidio, una masacre, el camino a una felicidad cobarde de sumisión ante las empresas, vivir calladitos como pasivas criaturas de consumo mientras los mercenarios se dignaban a tirarnos la sobra de un hueso masticado.

Y ante una vida que otros habían elegido antes para mí, yo sospechaba que el universo debía estar hecho de otra materia que alguien me negaba. Y buscando, buscando, fui descubriendo los viajes, la literatura, la música, todas las pistas de mi instinto me llevaban hacia eso. En cuanto a los autores, siempre me atraparon los que se animaron a sus propios infiernos, quienes fueron capaces de hundir la mirada en el abismo humano: Fiodor Dostoiesvki, Antonin Artaud, Friedrich Nietzsche, Franz Kafka, León Tolstoi, Albert Camus… ese tipo de autores. Ellos fueron los primeros que me dibujaron los trazos de algo que parecía valer la pena.

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Ningún tratamiento psiquiátrico podría haber hecho por mí lo que me provocó leer y salir a los caminos. Un libro me llevaba a más viajes, y los viajes, a más libros… y la música, a más libros y más viajes. Era un mundo infinito que se retroalimentaba, una fuente inagotable. Después, más adelante, en el propio camino me fui nutriendo y fui influenciado por los autores que fueron capaces de ir construyendo una narrativa bien propia de nuestro continente: Ciro Alegría, José María Arguedas, Juan Carlos Onetti, Roberto Arlt, Miguel Ángel Asturias, Mariano Azuela, Julio Cortázar, Juan Bosch, Guillermo Cabrera Infante, Alejo Carpentier, Haroldo Conti, Rubem Fonseca, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Guimaraes Rosa, José Lezama Lima, Leopoldo Marechal, Augusto Roa Bastos, Osvaldo Soriano… y por qué no Ernest Hemingway, John Dos Passos, Charles Bukowski, Ambrose Bierce, John Steinbeck y Mark Twain.

Ya en el terreno, ¿cómo es el proceso de búsqueda de la historia y/o personaje, el acercamiento a la misma y el relevamiento de los datos?

Yo nunca tuve un plan para nada. El único modo de conocer una historia es viajar y conocer gente que estuviera haciendo cosas dignas de ser recordadas, cosas que generalmente están vinculadas con las tres formas de hacer frente al absurdo de la existencia que Albert Camus menciona en El mito de Sísifo: la rebeldía, la creación y el cariño por los demás. Esta respuesta es sencilla: ¿cómo me acerco? pues acortando la distancia. ¿Cómo es el relevamiento de datos? pues hablando, hablando y hablando con la gente involucrada, compartiendo las experiencias, colaborando en las actividades.

Comentame brevemente cómo es la estructura más utilizada en tus textos. Si es crónica, ¿como la construís? ¿Que otros géneros literarios y periodísticos utilizas como recurso? ¿Por qué?

El modo de escribir con que más me identifiqué siempre fue con el periodismo narrativo o literario. Yo nunca estudié periodismo. No me imagino siquiera qué materias pueden llegar a darse en un instituto o academia donde se lo enseñe. Cuando yo mismo comencé a hacer algo similar al periodismo, me di cuenta de que la mayor parte de la gente que dice hacerlo está a favor de las instituciones, son muy legalistas y siempre se le da más preponderancia a quien ejerce el poder. Por ejemplo, si se habla sobre drogas, van y le preguntan al doctor que coordina un plan para rehabilitar a los drogadictos; si se investigan los robos, van y le preguntan a los policías. Y eso es una tímida comodidad, porque la verdad más profunda sólo te la van a dar, en este caso, un consumidor de drogas y un delincuente. Lo mismo pasa con la locura: se entrevista al psiquiatra, no a quien sufre la locura.

Otro caso es este ejemplo: ¿cómo se llama la parte de los noticieros donde son narrados los robos, los asesinatos, los crímenes, etc? Se llama “Policiales”. ¿Y por qué se llama así, si los protagonistas de los hechos son los delincuentes? Es el delincuente quien mata, quien roba, quien comete los hechos. Entonces, esa sección del noticiero o el periódico se tendría que llamar “Delincuenciales”.

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Yo veo que desde los medios ya se crea un lenguaje neutral construido desde el poder para que cuando el periodista hable, no diga nada, para que reproduzca un lenguaje que ya está fabricado para defender los intereses de los privilegiados de siempre. A mí me contaron que, al narrar un hecho, lo que se le pide al periodista es que resuelva esa pirámide invertida de qué-cuándo-dónde-cómo y toda esa porquería que al final resulta ser un telegrama donde nadie se informa, un artículo despersonalizado que podría ser contado por cualquier monigote de portafolio.

En cambio, lo que propone el periodismo narrativo es comprometerte con el hecho que estás narrando, incluir tus percepciones hasta el punto de intervenir en los hechos. Lo que te permite el periodismo narrativo es que nadie puede ponerse en tu lugar y que ninguna otra persona va a vivir tu propia experiencia ni va a enriquecerla con los recursos que vos aportás para narrar el hecho. Y eso es lo que lo hace único.

¿Como es el proceso de construcción de tus relatos?

No tengo una estructura determinada. Generalmente intento hacer una introducción donde lo literario, lo lírico, lo poético, sea capaz de ofrecerle al lector algo de vuelo que invite a recorrer una historia interesante. Metáforas, pensamientos, situaciones hasta ficticias, si se quiere, pero siempre como herramientas capaces de introducir al otro en las entrañas de algo que merece ser contado. Después le doy mucha importancia al contexto social e histórico, porque una de las cosas que siempre me llamaron la atención en los noticieros o los diarios es la falta de esa panorámica socio-histórica que te ayudaría a pensar los hechos, a entenderlos, a debatirlos. Si en la televisión el tiempo es tirano, el espacio es el "villano" de los diarios, entonces siempre falta lo importante. Te cuentan que en Nigeria hubo un levantamiento en el que murieron 300 personas, que Colombia y Venezuela están a punto de entrar en guerra, o que Estados Unidos "intervino" en Afganistán... y la noticia es una lluvia de balas, un número de muertos, un charco de sangre. Todo nos llega suelto, fuera de contexto. Y así llegamos a la conocida frase de que estamos enterados de todo, pero que no sabemos nada.

Una vez que introduzco al lector en los sucesos, voy mezclando textos con partes de entrevistas. Las entrevistas para mí son muy importantes, porque es el testimonio directo de las personas involucradas, es mi propia posibilidad de hundirme en la raigambre de lo que pretendo comunicar. Y bueno... trato de hacer interesante el texto mechando estas cuestiones con mis propias visiones, citando quizás autores que leí, recuerdos que tengo, películas, canciones, viajes, anécdotas memorables. Me gusta jugar un poco y romper el orden cronológico, hacer dinámica la lectura, ir y venir en la trama del tiempo. Finalmente intento hacer un final que te deje inyectada la historia adentro, que vos seas el propio continuador de la historia, como difusor, o como simple lector que la sigue pensando a través de las preguntas o problemáticas que puedan surgir a partir de lo leído.

¿Cómo se da la difusión de los mismos?

Una vez que terminaba de escribirlos, los colgaba enteros en el blog, sin límites de espacio ni caracteres. Y una vez allí eran tomados, en la mayoría de las veces, por otros sitios de la web a los que les interesaba el tema, pero también era tomado por revistas o periódicos y hasta radios (algunas me invitaban). Pero para mí, la prioridad era el blog, porque era el sitio donde se congregaba todo el material que yo venía recogiendo y ordenando.

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¿Te definirías como free lance? Si es así, comentame las particularidades de esta modalidad. Sus pro y contra, modo de facturación, condiciones laborales, especificidades contractuales, necesidades técnicas.

Quizás te deba hacer una aclaración muy importante. Y es que es el periodismo que Ana y yo desarrollamos en Latitud Barrilete nunca fue para nosotros una herramienta de sustento. Seguramente sí haya sido una actividad que nos ayudó a ganarnos la vida, en el sentido de merecernos estar vivos, pero nunca fue considerado por nosotros una actividad ligada a la economía. Nunca cobramos por las notas o por las fotos que difundíamos, sino que era una especie de militancia independiente que nosotros considerábamos importante hacer, uniéndonos con otras múltiples voces independientes, para contrarrestar de algún modo la hegemonía de los medios y su visión única de la realidad.

A propósito de esta palabrita... yo siempre sentí curiosidad por el origen de las palabras, ¿y sabés de dónde viene la palabra "realidad"? Quiere decir "orden del rey". Es decir que durante la Edad Media era real todo lo que la monarquía interpretaba o le parecía cierto sobre las cosas que pasaban o sobre las cosas que necesitaba que pasen. Igual que ahora, porque así sigue siendo para la monarquía de los medios. ¿Entonces a qué conclusión puede llegar alguien que se quiere abrir de esas visiones y salir a conocer el mundo sin que te lo cuenten otros? Creo que la cuestión es que la realidad no está dicha: hay que contarla de nuevo, para poder vincularse, de algún modo, con lo que dijo Heidegger cuando expuso que la esencia del hombre auténtico está en su voluntad de pensar por él mismo y no ser pensado por los otros; ser, en definitiva un ser que interpreta, y no un ser interpretado; un ser que opina, no un ser opinado.

Ahora bien. Si vos me preguntás por mi actividad narrativa, informativa o de investigación para editoriales, que de algún modo está vinculada con el periodismo independiente aunque de manera relativa... te digo que sí, que soy free lance. Pero que quede en claro que estamos hablando de cosas distintas.

Si vos querés saber, de todos modos, cómo laburo con las editoriales, te cuento que en algunas ocasiones yo presento proyectos que las editoriales me aprueban y en otros casos, los editores me (nos) encargan cierto relevamiento de datos, generalmente históricos y geográficos, de determinadas regiones. Mayormente se negocia el presupuesto, muy a cara de perro, porque siempre te van a tirar los precios abajo hasta que puedas hacerte un nombre, un "prestigio" que comience a ser valorado. Pagar el derecho de piso, que le dicen. Otras veces te dicen: "Hay que hacer esto. Hay tanta plata", y no se discute demasiado. A veces es buena guita, otras no. Podés aceptarlo o negarte, simplemente. Tenés que ir tanteando las necesidades que tienen y su disposición al diálogo y la negociación.

Los pro y los contra de esta modalidad te lo va a decir cualquiera que labure enteramente de esto. Lo bueno es la independencia, la libertad de moverte con horarios propios, fuera de oficinas, lejos de los jefes, manejando tus tiempos, tu gente, tus espacios. Creo que eso es un verdadero lujo. Y lo difícil es la continuidad. Quizás en un mes ganes buena teca, pero en el próximo no tanto. Ser free lance es como ser ser un desocupado activo. Es como estar buscando trabajo todo el tiempo, lo que a su vez tiene de bueno que nunca te apoltronás en un cargo, en un puesto, especulando a quién podés serruchar para ganar un poco más. Siendo free lance siempre estás proyectando, pensando, proponiendo... y eso te mantiene humeante, como un fusil disparado.

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Sobre el modo de facturación, hay de todo. A veces me depositan directamente en la cuenta bancaria, a veces me dan cheques (al día, al mes, a los dos meses), a veces (pocas) por contrato....

Las condiciones del laburo se hablan en el momento de la negociación, y depende siempre de la editorial y el editor con la/el que estés laburando: la cantidad de caracteres, la profundización del tema, el lenguaje del texto, la característica de los títulos, etc... De todos modos, la condición principal es la fecha de entrega: ella regirá sobre todo lo demás, y todo podrá ser sacrificado en su nombre.

¿Llegaste a la autogestión por decisión propia o por empuje del mercado?

La autogestión fue desde temprano el destino que me propuse, porque para mí, al menos en el contexto capitalista en que vivimos, la libertad es el primer problema filosófico del hombre, del ser humano, porque está inseparablemente ligado al problema de lo que querés para tu vida, es decir al privilegio de disponer de vos mismo (de tu cabeza, de tu cuerpo) y de contar con las posibilidades de manejarte de acuerdo a criterios y condiciones propias. Y como creo que sin libertad estás limitado para crear, para explorar, para relacionarte con los demás... yo no puedo concebir la cárcel de un trabajo rutinario que te impone horarios, rutinas, circuitos de actividades que son cada vez más difíciles de romper y acaban por naturalizarse como una necesidad. Afortunadamente he tenido la suerte de poder abrirme paso en este camino. Y mientras pueda mantenerme en él no cederé un metro en este sentido.

¿Como comenzaste a bucear en el uso de los weblogs para difundir tu trabajo? Pro y contra de su uso. ¿Fue de utilidad? ¿Cambió tu modo de narrar para la web y para el papel?

El asunto de los weblogs comenzó cuando, en el preludio a un largo viaje por el Cono Sur, intenté vincularme con alguien que me pudiera armar una página web, porque yo no entendía nada de nada. Lo intenté varias veces, de varias maneras, pero el amiguismo y el trabajo generalmente se disuelven en una bruma confusa, y todos aquellos que decían ser capaces de diseñar y armarme algo, después se colgaban haciendo otras cosas y la página nunca se hacía. Así que un día me puse a investigar yo mismo el tema de cómo poder hacer un blog, y como era un analfabeto total, me puse a leer todo lo necesario como para abrir uno, diseñarlo y desarrollarlo. Fue así que me pasé tres días de ocho horas cada uno armando el blog. Y en esa época todo era más difícil, porque todavía no existían herramientas editoras como las hay ahora. En ese entonces tuve que ponerme a estudiar, por decirlo de algún modo, de qué se trataba el lenguaje HTML y cómo funcionaba. Y bueno. Tan mal no me fue.

Los pro que tiene el blog es que no tiene intermediarios de publicación, es decir que nadie te pone condiciones para escribir lo que querés, no tiene límite de caracteres, lo podés diseñar a tu manera, incluirle la foto que más te guste, etc. Además te sirve para comunicarte libremente con gente de diversas regiones del mundo que tiene tus mismos intereses e inquietudes. De este modo, colaborás a esa superposición de voluntades que se van juntando para construir algo diferente.

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Los contra del blog no sé cuáles son. Te podría decir que está restringido a un determinado tipo de público que sólo tiene acceso a Internet, pero creo que también se podría decir lo mismo en el caso de que seas publicado por un diario o una revista, que sólo serán leídos por el público a quien le llegue, aunque se trate de una tirada numerosa y con gran difusión. Mientras que esa difusión alcanza un territorio limitado, al blog se puede acceder desde cualquier parte del mundo. Además, hay una frase que dice "No hay nada más viejo que el diario de hoy". En el blog, los textos quedan publicados sin ser censurados por las próximas noticias.

En cuanto a mi modo de narrar, no cambia de acuerdo al sitio en que va a publicarse el texto. Si se trata de periodismo, mi modo de narrar no es distinto. Si se trata de editoriales es otra cosa, porque, como te dije, yo hago periodismo, hago relatos de viaje y hago investigación histórica y social para manuales, atlas y enciclopedias que me piden los editores.

¿Cómo fue el paso de la red al mundo editorial? Especificidades del mercado independiente y el comercial. Condiciones contractuales con las editoras. Difusión del género de relatos de viajes.

El proceso que atravesé fue más bien extraño. Primero trabajé y escribí para editoriales, y al final de todo me volqué hacia los blogs como una manera más libre de difundir lo que quería decir. Pero recordá que las temáticas siempre fueron distintas, tal vez entremezclándose a veces sin fronteras precisas.

No sé a qué te referís vos con "mercado independiente", porque el mercado es el mercado, y no tiene afueras. Si creo intuir lo que querés decir, entre el mercado independiente y el comercial existe una línea que se llama "tu cabeza". El mercado comercial es el que te pone las ideas a vos, y el mercado independiente nace cuando vos podés imponer una idea en el mercado, a través de tus propuestas, de tus iniciativas. Si vos laburás bajo patrón y no tenés muchas ideas, te acostumbrás bien a un lugar y horario establecido, es muy fácil cumplir órdenes, cobrar a fin de mes y tener vacaciones pagas. Pero si sos un tipo que maquina y busca fugarse constantemente de esa prisión, las ideas te llevarán de algún modo a liberarte, a crear un mercado para esas ocurrencias y voluntades que te ayudarán a romper el cerco.

Con respecto a las condiciones contractuales, si bien a veces se trata de buen billete, si intentan hacer contrato las condiciones siempre serán leoninas, siempre querrán quedarse con todo lo que puedan e intentarán comerte con cuchillo y tenedor. Es tu capacidad de plantarte y decir "No" lo que te llevará a establecer un equilibrio que pueda jugar a tu favor.

¿Notas un crecimiento de la difusión de los relatos de viajeros en los medios de comunicación? ¿Y en el mercado editorial? ¿Y en la web?

En los medios de comunicación, no sé. Al menos no lo noto. En el mercado editorial sí. Y en la web, definitivamente.

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1º de agosto: Día de la Madre Tierra79

Victoria Garino

El 1º de agosto es el día de la Madre Tierra, que en la comunidad andina se conoce como Pachamama. Es un día de regocijo y fiesta, en el cual se celebra el comienzo de un nuevo ciclo y se aprovecha para dar gracias a la tierra y recordar que de ella nace la vida. Es conocido por casi todos el ritual en el que se da de comer a la Pacha alimentos, bebidas y distinto tipo de representaciones de los elementos más importantes de la cotidianidad del hombre: su trabajo, su familia, sus animales, sus hábitos. El festejo dura todo el mes y el ritual puede llevarse a cabo durante los 31 días. Si bien este acto simbólico se relaciona directamente con el suelo, la Pachamama se manifiesta en toda la naturaleza, especialmente en ojos de agua, ríos, bosques, cerros, árboles y animales, también en centros sociales construidos; no se refiere a la tierra geológica, si no a un todo en sentido amplio. El hombre se relaciona con su madre a diario, la Pachamama es la representación de un ente o deidad femenina con la cual se dialoga, a la cual se le pide favores y se le hace promesas, o se le pide disculpas por alguna falta, para que no se enoje, porque actúa de manera inmediata y directa.

Este año, para esa fecha, tuve la oportunidad de encontrarme al norte del norte, en Santa María; un paraje del Chaco Salteño que es casi frontera, está a 15 kilómetros de Bolivia y unos 30 de Paraguay. En Santa María conviven criollos y wichis. Más allá, monte adentro, hay misiones y campos con tranqueras. El Pilcomayo la atraviesa y la nutre en épocas de lluvia, dejando un arenal que dibuja arabescos en el monte y levanta remolinos en días de viento durante los meses de sequía.

Allí, el ritual comienza en cada casa, bien temprano al despuntar el día. Un representante de la familia prende una pequeña hoguera con inciensos, billetes de fantasía, tabaco y figuras; y recorre cada rincón de la casa sahumando el lugar, para que el año comience próspero y la madre bendiga el hogar con abundancia. En casa de Doña Monona, donde me alojaba, este combo llegó a través del almacén. A la hora de sahumar, de un paquete cerrado que fue guardado durante casi un año, salieron: dos estrellas y una vaquita de yeso, un mapacho (cigarro de tabaco negro), cintas de colores, un dólar falso y distintas hierbas. Más tarde, la comunidad se encontraría en la casa de una familia de las más numerosas del pueblo, donde junto a una carrera de caballos y un asado popular, se harían las ofrendas al corazón de la tierra abierto al cielo.

Ese día, además, los hombres no cazan ni pescan. Se dice que es peligroso internarse en el monte, ya que al ser el día de la Pachamama puede aparecerse el dueño de la tierra, bajo cualquiera de sus formas y asustarlos de muerte, si no llevarlos con él. Para los pescadores también corre la misma suerte, y el señor del río puede castigar duramente a quién no respete sus aguas, o pesque en exceso con el afán de enriquecerse. Cuentan que un pescador, recorriendo un día el Pilcomayo con su red, comenzó a tener calambres y casi se lo lleva la corriente. Los calambres nunca cesaron y el yachactaitas (curandero) le indicó que el señor del río quería castigarlo por su carácter ambicioso, por lo cual la solución sería abandonar la actividad. El hombre dejó de pescar, y sus calambres desaparecieron.

79 Garino, Victoria. “1° de agosto: Día de la Madre Tierra”, en http://mochilatranshumante.blogspot.com/2009/08/1-de-agosto-dia-de-la-madre-tierra.html

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Con la imposición de la religión católica durante la conquista, los originarios tuvieron que solapar sus rituales y sus creencias, conjugándolas y ocultándolas en las celebraciones oficiales, generándose así un sincretismo que puede verse claramente en las culturas sometidas, especialmente en Argentina, México, Perú y Brasil. Ahora podemos decir, después de más de 500 años, que las culturas originarias han triunfado en la lucha simbólica por su tradición, ya que en muchos lugares del país, en provincias del centro y sur, donde los aborígenes han sido combatidos e invisibilizados con más saña, el 1º de agosto se hacen vigilias, bautismos de río y ofrendas a la tierra, para honrar a nuestra madre.

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Victoria Garino

Cordobesa por nacimiento y nómada por elección, Victoria Garino se encuentra finalizando su tesis de grado en la carrera de comunicación. Además alterna su tiempo entre pasos de afro y horas de yoga, por no mencionar su pasión por la tecnología. Vic, para los amigos, ha publicado algunas notas de modo free lance para diferentes medios y durante sus meses de vagabundeo por Sudamérica volcó sus pareceres en sendos blogs de su autoría.

Toda historia tiene su génesis, ¿como fue la tuya con los caminos, con los viajes?

Mi vieja dice que desde chica siempre me gustó salir con el cole a los campamentos, y me acuerdo perfectamente que disfrutaba de escaparme con los vecinos a visitar a sus amigos y familiares, de lo cual recibí los únicos retos en mi infancia, era mi única travesura, escaparme de casa. Después al terminar el colegio empecé a hacer algunos viajecitos cortos con amigos y compañeros, con mi papá también; mi viejo toda la vida tuvo la costumbre de salir a pescar dos o tres veces al año; y supongo que eso me quedó como modelo. Cuando empecé a viajar, ya no quise dejar de hacerlo.

El huevo o la gallina, el eterno dilema, ¿que llegó antes, la escritura o los viajes? ¿como se fueron acoplando las dos actividades? Antecedentes.

Para mí, llegó primero la escritura. Escribo desde antes de entrar al colegio propiamente. Siempre escribí diarios, jornales y cuentos. El diario de viaje llegó tardío, casi en estos últimos años, en realidad nunca se me ocurrió hacer periodismo de carretera, siempre dejé los relatos de los viajes para mí. Blogs tuve siempre, pero también, de contenido literario y una revista digital de cultura y espectáculos. En el último viaje largo que realicé a Perú, encontré la necesidad de generarme un sustento y comencé a pensar en vender las crónicas del recorrido.

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¿Cuales fueron tus influencias literarias y/o periodísticas a la hora de inclinarte por los relatos de viaje? ¿Que libros, artículos, escritos, te impulsaron a salir a los caminos?

La verdad que no creo que mis impulsos viajeros hayan partido de la lectura de relatos. Recuerdo leer los suplementos de turismo del diario y encontrarlos bastante aburridos. Para mí el viajar siempre tuvo que ver más con la experiencia que con la palabra, inclusive creo que cuanto más me muevo, más me cuesta volcarlo en el papel.

Ya en el terreno, ¿cómo es el proceso de búsqueda de la historia y/o personaje, el acercamiento a la misma y el relevamiento de los datos?

Lo que yo cuento en mis crónicas o relatos tiene que ver con algo que haya visto, que generalmente resulta en un relato abundante en descripciones; o con la historia de vida de alguien que haya conocido en el camino. En ese caso me limito a largas conversaciones que después puedo volcar en una historia, si tengo que verificar algún dato, utilizo Internet; no hago mucha investigación.

Comentame brevemente como es la estructura más utilizada en tus textos. Si es crónica, ¿como la construís? ¿Que otros géneros literarios y periodísticos utilizas como recurso? ¿Porqué?

Lo que más utilizo son relatos descriptivos, medio caóticos, no me fijo mucho en la estructura. A pesar de mi profesión, sigo escribiendo y construyendo el relato de manera intuitiva. Alguna vez se me ocurrió presentar una crónica en un concurso y ahí tuve que trabajarla más en función del formato pero sólo me fijo que tenga un lenguaje claro y preciso, y que se construya como una narración con cierta línea de coherencia, lo demás lo dejo libre.

¿Cómo se da la difusión de los mismos?

En un principio los publiqué en un blog, luego abandoné el medio y últimamente no estoy publicando.

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El Universo en Antofagasta de la Sierra.80

Martina MaymóLa odisea desde Amaicha del Valle hasta Antofagasta de la Sierra se dejó entrever entre sueños.

No se si tiene que ver con la altura, con el ronroneo de los buses, con que dejé de fumar hace casi un mes o con que finalmente estoy abrazando la paz en mi vida; pero no pude abrir un ojo en todo el viaje.

A las 12.00 salió el Aconquija hasta Santa María, ahí me quedé dormidísima en el piso de la terminal hasta las 3, que fue cuando llegó el Cayetano. Hualfín nos recibió con sus puertas cerradas a las 6 de la mañana y creo que el bondi verde que tomamos hasta El Eje decía “El Parra”. Ya venía saboreando ese café con leche mañanero que me iba a tomar en El Eje, pero resultó ser que este lugar era una posta sanitaria enclavada entre las cerros con un frío de hospital. Llegamos a las 7 y recién a las 8.30 el sol empezó a asomarse por el cordón montañoso; los chicos caminaban las 2 cuadras que los separaban de la escuela y una señora con pañuelo en la cabeza y cara de pocos amigos abrió la única despensa que sostenía mi esperanza de desayuno en altura.

Fue el café con leche instantáneo más rico que tomé en mi vida y creo que las galletitas Diversión eran edición limitada… Eso tienen los viajes de hambre y frío: las papilas gustativas se vuelven hipersensibles y algo tan simple como un techo y cuatro paredes de repente es un refugio sagrado. Así se pasó la mañana, una plazoleta, mochila de almohada y a seguir durmiendo hasta el mediodía que pasaba el grannnn…. El único…. El sobreviviente de la puna catamarqueña: El Antofagasteño!!! Que colectivo por dios! Lo vimos aparecer de lejos haciendo sonar sus 5 bocinas de bicicleta (esas que tienen forma de trompeta y atrás una pelota de plástico que apretás y te regala algo así como el grito de un pato afónico). Nos recibió un gendarme con su sonrisa bidente y el chofer nos anticipó que teníamos que viajar parados. Así arrancamos las siguiente 7 horas de viaje (ya íbamos 14).

En el bondi iban algunos borregos simpáticos que se asomaban desde los asientos queriendo robar miradas cómplices, señores con cara de pocos amigos, como 10 gendarmes con sus pistolas amenazantes en la cintura y Pascuala, un ser muy alegre que casi sin querer se convirtió en nuestra única compañera en este mundo de desierto y volcanes. Era un escenario sobre ruedas con todos los personajes interpretando sus gracias; el que se llevó el Martín Fierro fue el chofer (que no saben la cara de turco que tenía). Iba pasando música, de esa que cantan los que tienen el corazón roto y son todo celos, odio, dolor y llanto; cada 2 horas frenaba en algún caserío perdido en la ruta 43 y gritaba “paramos 30 minuuuuutos”, y se bajaba sonriente. Para mi que el atorrante tenía una novia en cada parada.

A las 10 pm finalmente llegamos. Nos acercamos a Pascuala para preguntarle si conocía algún hospedaje. “Yo tengo uno”. En serio? No jodassss. Y ahí fuimos a parar, a una casa con 7 cuartos, una cocina que se llenó de mates cocidos y un living con una señal de Internet amarreta: sólo servía para conectarse a Skype. Por suerte nos agasajó con unas milangas con puré y nos mandó derechito a dormir; nos esperaba un día de trekking a más de 3000 metros de altura.

En la mañana del sábado fuimos a preguntarle a Anibal (sobrino de Pascualín) si nos alcanzaba 80 Maymó, Martina. “El universo en Antofagasta de la Sierra”, en http://www.caminossecretos.com/diarios-de-viaje-

detalle.php?id=83

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hasta el pie del volcán Alumbrera y desde ahí nosotros volveríamos caminando. Haciendo cuentas nos dimos cuenta que era más barato alquilar 2 bicis para todo el día y nos mandamos. No pasaron ni 10 minutos que el paisaje multifacético nos sacudió el asombro, que ya andaba como acostumbrado de ver cerros y valles y le costaba un poco recuperar esa emoción de quien abandona el cemento. No, esto era mucho más que todo lo que vi en mis viajes argentinos, mucho. Voy a repetir el orden con que Antofagasta decidió mostrarse esa vez.

Salimos del pueblo por un camino sinuoso, mitad piedras, mitad arena; rodeado de una especie de juncos rubios que el viento hamacaba y entre sacudidas dejaba entrever algunas llamas y algunas ovejas. Ya íbamos ahí, flasheandola con un recorrido que, intuíamos, nos iba a sorprender. Hicimos 1 km y nos encontramos con una casa de adobe re campechana, con una capillita (de adobe también) despintada en blanco y rosa y con dos tremendos volcanes de fondo.

Íbamos subiendo y bajando ondanadas, persiguiendo un horizonte que nos revelara el paisaje de Antofagasta en crudo. Pero por momentos era imposible, la arena le ganaba al pedregullo y nuestras piernas sin oxígeno cedían ante un pedaleo imposible. Hasta que por fin, alcanzamos la cima de la última colina.

Boquiabiertos contemplamos un mundo dibujado en mil capas de photoshop, una de esas imágenes que sólo se explican con horas de edición digital; pero que todavía sobreviven en lugares remotos, inaccesibles; con la pureza de una tierra que aún se trabaja con las manos. Vimos dos espejos de agua límpidos, lagunas suspendidas en un desierto de arena con vetas doradas y negras, pintada con el reflejo de los volcanes y los cerros; y arrogantemente invadida de flamencos.

Era extraño encontrar las coordenadas envueltas en visiones tan distintas. Uno por lo general acostumbra a andar o con un atardecer en la ventanilla del auto, con una luna en un pedazo de cielo, con un campo en el horizonte, con un mar bajo los pies, con un sol en las espaldas, con un cerro a la derecha o con un río un poco más allá; y tiene que ir viendo de no llevarse nada por delante mientras espía algo de eso que se nos quiso mostrar. Pero acá…. Acá no había nada que cuidar a nuestro paso y el paisaje estaba arriba, abajo, al centro y adeeeeentro. Totalmente sumergidos en un ambiente que se parecía mucho a mi idea original del mundo, con los 4 elementos reunidos para simbolizar que las partes y el todo tienen conexiones inconscientes. El agua en las lagunas, el fuego en las fosas del volcán, el aire en el viento puneño y la tierra con todos sus componentes dibujando un suelo multicolor bajo nuestros pies. Los 4 enseñándonos que lo único imposible es replicar su armonía.

Tardamos como 1 hora en llegar al pie del volcán, tuvimos que dejar las bicicletas por ahí y atravesar un campo de lava negra, solidificada en rocas enmarañadas y porosas. Sorteamos los obstáculos de la base y emprendimos el ascenso. Teníamos que hacer 5 minutos, respirar; 4 minutos, respirar; 3 minutos y a gatas llegar hasta la fosa. Desde arriba vimos que la boca del volcán era super profunda (llegaba casi hasta la base) que hablaba con el idioma del eco y que desde los bordes se veía todavía más. A lo lejos, había un campo blanquecino que después supimos era todo de piedra pómez. Esta vez no tuve la oportunidad de conocerlo; pero para la próxima me prometí correr en patas en un intento de alcanzar una pedicuría intensiva (y vivir para contarlo).

Por ahí nos comimos unos sandwiches de milanga “made in Pascuala’s” y juntamos las calorías para el mortal regreso. Qué complicado se puso cuando se levantó el viento (en contra), llegamos arrastrando la lengua (seca) entre los rayos de la bicicleta (pesadísima) a un pueblo que dormía la siesta; si es que alguna vez estuvo despierto del todo. Pascuala se reía del cansancio que tiramos sobre la mesa; y nos bendijo con uno de sus mates cocidos salvadores (“caseritos” les decía, porque eran sin saquito)

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Trabajo Final Integrador

Nos quedamos hasta el lunes al mediodía, porque nuestro amigo el Antofagasteño sólo sale dos veces por semana y sino teníamos que quedarnos hasta el viernes. Entonces, lo que nos quedó fue visitar el museo antropológico, el mineralógico y Peñas Coloradas, unas super rocotas con grafittis de Antes de Cristo, unos petroglifos de llamas, vicuñas, serpientes y otros animalitos.

Debo resaltar que los museos VALEN LA PENA… el antropológico tiene un recorrido con guía que le da un enfoque holístico a Antofagasta: habla de su historia, de sus minerales, de sus paisajes y de su gente; y, al final, te presenta dos momias que mamadeeeera… para guardar en el repertorio de las pesadillas.

El mineralógico tiene una colección increíble de piedras, la mayoría de la zona; pero otras fueron llegando de otros puntos del país. Van a ver piedras que nunca antes vieron y Czoltán les explicará todo lo que quieran saber sobre su composición, cómo fueron encontradas, cómo se trabajan y demás detalles del oficio.

Nos volvimos ese lunes al mediodía, a las 12 el mismo gendarme bidente de aquel viernes onírico nos saludó al subir, el chofer volvió a poner el casette con sus cantores melosos, pasamos a visitar a sus novias y nos despedimos de Antofagasta al ritmo de las bocinas afónicas. Un ciclo perfecto, como el cuento de la buena pipa.

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María Virginia Bertetti

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Martina Maymó

Martina, o mejor dicho “Tute” Maymó, es Licenciada en Comunicación Periodística. Viajera de alma ha colaborado en diferentes medios como la revista “Lonely Planet”. Actualmente dirige una comunidad on line de viajeros llamada “Caminos Secretos”.

Toda historia tiene su génesis, ¿como fue la tuya con los caminos, con los viajes?

En realidad siempre hubo viajes en mi vida, pero mi interés floreció cuando hice mi primer viaje como mochilera hacia el norte argentino, Bolivia y Perú, en 2001. Antes asociaba los viajes con “vacaciones”, pero desde el 2001 en adelante lo tomé como una fuente de aprendizaje, de apertura mental, de conexión con otros mundos posibles y hasta como un vínculo con mi parte más espiritual.

El huevo o la gallina, el eterno dilema, ¿que llegó antes, la escritura o los viajes? ¿como se fueron acoplando las dos actividades? Antecedentes.

Siempre quise estudiar periodismo, de manera que la escritura fue algo anterior. Sin embargo, los viajes direccionaron mi carrera profesional. Antes de viajar me interesaban más los ensayos y las críticas de arte (literatura y plástica), pero los viajes me mostraron que no hay mejor ejercicio mental que poner experiencias y aprendizajes en palabras, mientras recorremos un país o la vida misma. Encontré que, al relatar mis viajes, podía no solo compartir vivencias sino decantarlas en mi interior.

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María Virginia Bertetti

¿Cuales fueron tus influencias literarias y/o periodísticas a la hora de inclinarte por los relatos de viaje? ¿Que libros, artículos, escritos, te impulsaron a salir a los caminos?

Definitivamente Ernesto Cardenal (“Cántico Cósmico”…es poesía, pero me inspiró muchísimo), “Las Enseñanzas de don Juan” y “Viaje a Ixtlá”n de Castaneda, “Atrapa tu Sueño” de los Zapp, la biografía del Che, “Waslala” de Gioconda Belli y varios blogs de viajes. “Rayuela” también me ayudo mucho a romper estructuras,

Ya en el terreno, ¿cómo es el proceso de búsqueda de la historia y/o personaje, el acercamiento a la misma y el relevamiento de los datos?

Primero trato de inundarme con el lugar y su gente, de entender su lógica interna. Ya desde lo escrito, busco personalizar a los individuos que atraviesan el relato, retratar su identidad, incluir metáforas que ayuden a generar imágenes en la mente del lector y descubrir esos patrones que siempre se repiten en los lugares/culturas/personas aunque siempre con un color diferente.

Comentame brevemente como es la estructura más utilizada en tus textos. Si es crónica, ¿como la construís? ¿Que otros géneros literarios y periodísticos utilizas como recurso? ¿Porqué?

Generalmente son crónicas, empiezo desde una experiencia personal y luego trato de pintar el paisaje que me toco conocer. Voy mechando mis anécdotas con retratos de cada cultura. La poesía es un buen condimento, pero la utilizo más para ejercitar la creatividad que para escribir sobre viajes.

¿Cómo es el proceso de construcción de tus relatos?

Por lo general voy volcando lo que veo y lo que aprendo desordenadamente en un mismo lugar. Antes de partir hacia otro destino, le doy un orden y una estructura, agrego reflexiones en el medio y trato de buscar una melodía que lo lleve hacia un final musical.

¿Cómo se da la difusión de los mismos?

En un principio enviaba mails, después empecé a utilizar “Caminos Secretos” para compartir diarios de diajes, fotografias y videos; Facebook para replicar el contenido y mails para enviar links a mis amigos/familiares menos tecnológicos.

¿Te definirías como free lance? Si es así, comentame las particularidades de esta modalidad. Sus pro y contra, modo de facturación, condiciones laborales, especificidades contractuales, necesidades técnicas.

Si, me considero free lance. Creo que como todo en la vida, la libertad y la flexibilidad de este modo de trabajo tiene su costo: incertidumbre a veces, vacío laboral o exceso de trabajo, un esfuerzo extra por lidiar siempre con proyectos nuevos (a veces la falta de rutina agota un poco) y costos que no se contemplan en el trabajo (viáticos y llamadas telefónicas). Pero si uno aprende a tener disciplina con uno mismo y a disfrutar de la incertidumbre es super gratificante.

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¿Llegaste a la autogestión por decisión propia o por empuje del mercado?

Por una suma de pequeñas decisiones y oportunidades que me fue presentando la vida. Siempre busque abrir oportunidades y probar cosas nuevas; eso me llevó a elegir trabajos cortos y diferentes entre si. Incluso muchos de ellos alejados el periodismo.

¿Como fue el paso de la red al mundo editorial? Especificidades del mercado independiente y el comercial. Condiciones contractuales con las editoras. Difusión del género de relatos de viajes.

No tengo contrato con editoras, solo experimente trabajar con la Revista “Lonely Planet” y los encargos que me hicieron eran bastante aburridos y mal pagos. Por lo general trabajo con gente que quiere escribir libros y no sabe como (yo hago la redacción y estructura) o colaboro en blogs, o trabajo con mi proyecto personal: “Caminos Secretos”. Por suerte pude encontrar con “Caminos” una manera de financiar mis viajes a través de la investigación y la escritura.

¿Notas un crecimiento de la difusión de los relatos de viajeros en los medios de comunicación? ¿Y en el mercado editorial? ¿Y en la web?

Definitivamente. Creo que esto también va de la mano a que cada vez más gente viaja gracias a las mejoras en la comunicación.

También creo que la web influenció a todos los demás medios con su concepto “democratización de la comunicación” donde la voz de todos merece ser escuchada (por eso las fotos de lectores, las experiencias de lectores, comentarios, criticas, etc).

Además me parece que hoy más que nunca un periodista debe especializarse en un área concreta para ser realmente un referente en un tema y ganar excelencia en su trabajo. Creo que no alcanza con especializarse en “Relatos de Viajes”, sino que hay que hilar más fino aún, buscando una particularidad única y diferencial en esos relatos.

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María Virginia Bertetti

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El brochet Báltico: Estonia, Latvia y Lituania.81

Juan Pablo Villarino

Cuando el lento ferry me hubo depositado en Tallinn, capital de Estonia, apresuré mi paso por la intrincada madeja de callejuelas del centro medieval del pueblo. Técnicamente, estaba en Europa del Este. Hablar de las ex-repúblicas soviéticas se complica. A muchos de nosotros estos países nos resultan tan indistinguibles como los son a los ojos del gringo la molleja, la tripa gorda y el chinchulín. Pero hagamos un esfuerzo por poner fin a la ignorancia que rodea al “brochet báltico“ y deshilachemos la aparente similitud.

Estonia, Latvia (también llamada a veces Letonia) y Lituania. Los tres países comparten en alto grado su bagaje cultural. En tiempos medievales toda la zona estuvo bajo fuerte influencia germana. Los Caballeros Teutónicos, una orden religiosa-militar de cruzados, de regreso de Tierra Santa encontraron en el paganismo de Lituania (ultima nación europea en cristianizarse) una excusa para invadir la zona. Parte del Imperio Ruso, luego de una efímera independencia los tres países pasaron a formar parte de la URSS en la década del 20, recuperando su soberanía solo en 1990. En 2004 los Estados Bálticos ingresaron conjuntamente en la Unión Europea, como lo atestiguan los 200 mil lituanos que viven y trabajan en Londres.

Los tres países comparten, como natural consecuencia de toda veda, el fenómeno de un desmedido crecimiento que no logra ser ecuánime para toda la población, dando lugar a torvas condensaciones, Mercedes ultimo modelo junto a viejos Lada cargados de campesinos y abuelas con pañuelo. En Tallinn, capital estona, los rascacielos de vidrio crecen al ritmo de uno por año, como hongos, y lo mismo se observa en Riga y en Vilnius. Pero saliendo de los centros históricos de maquillados oropeles uno se encuentra con viejos bloques de departamentos de la era soviética que reciben escaso mantenimiento, para no hablar de grandes edificios del S.XIX que por dentro se caen a pedazos, sus escaleras graciosamente arqueadas por incontables pasos bolcheviques y perestroikos, donde parece que en cualquier momento nos cruzaremos a Raskolnikov bajando a los saltos las escaleras luego de matar a la vieja....

Cuando llegue a Riga, capital de Latvia, era de noche. A la salida de Tallinn me había alzado un hombre cuyo caso ilustra la “proximidad báltica“. El hombre era un lituano que trabajaba en la gerencia de la sucursal letona de Coca Cola , y venia de una reunión de negocios en Estonia. Quien mejor que el para evaluar la imagen que esta gente tiene de si misma.

Luego de 300 kms resultó ser que los estonios son los lerdos, y por eso los chiste los tienen en la mira, pero a su vez son eficientes y su economía es la que mas se parece a la de un pan europeo. Hay que recordar que por aquí un salario promedio es de 200 euros... Por su lado, los lituanos (y aquí el conductor hablaba de si mismo) se autoretratan cálidos (“italianos del norte“ los apodan) y algo improductivos si se miran en el espejo Estonio. En los deportes, Lituania es la nación del basquet, Latvia la del hockey sobre césped, mientras que en Estonia son demasiado lentos para jugar cualquier deporte de pelota.

81 Villarino, Juan Pablo. “El brochet Báltico: Estonia, Latvia y Lituania.” , en http://acrobatadelcamino.blogspot.com/2005/08/18-al-25-de-agosto-de-2005-el-brochet.html

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María Virginia Bertetti

Otro de los tópicos que el conductor saca a la luz es el proceso de independencia. Al parecer no fue un tramite fácil para todos. Mientras en Lituania todo el mundo obtuvo automáticamente la ciudadanía del nuevo estado, en Latvia el gobierno se negó a reconocer como ciudadanos a aquellos de ascendencia rusa, nada menos que el 40 por ciento de la población. Así, en Latvia, hay un submundo de ciudadanos de segunda que hasta leen sus propios periódicos en ruso.

Al salir de Riga hacia Vilnius, la capital lituana decidí alejarme de las autopistas y ver el verdadero país. Jamas imagine que el cambio seria tan brusco. Casi automáticamente empecé a transitar por rutas mal pavimentadas, donde circulaban autos un década mas viejos que el promedio europeo. Los pueblos, rodeados por un halo de abandono, no llegaban a ser pintorescos. Carros tirados por caballo se mezclaban con vehículos. Y ahí se me cayo una lagrima, todo era demasiado argentino. Un alemán que me llevo en su Toyota Corolla dijo: “Es una lastima que estos países pierdan de a poco su cultura. En diez años comprarán automóviles nuevos y serán como un país común europeo“. No se da cuenta que estos países quieren ser como un país común europeo. Luego un hombre me detuvo jurándome que su amigo me podía llevar hasta el próximo pueblo. A los 10 minutos su amigo apareció con un scooter....Mi mochila hacen sonar los amortiguadores de la moto y los hombres cambian de idea.

Es hora de hacer noche, veo dos niños con caña de pescar que se acercan ansiosos a practicar las dos o tres frases que saben en ingles. Me parecen graciosos y les tomo una foto. Cuando su madre aparece le muestro en el visor la foto de sus hijos y, orgullosa, me dice que puedo acampar en su jardín bajo unos manzanos. Al otro día llegaba a Vilnius, y me entere que mi pasaporte italiano esta aun encajonado en Amsterdam porque el Consulado Italiano en Mar del Plata no envía el “vía libre” correspondiente, confirmando que no soy Bin Laden. Ragazzi, en Uds. mis pasos han encontrado un ancla. El pasaporte, ese chasis del alma...

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Juan Pablo Villarino

Juan Pablo es marplatense y desde los 25 años decidió ser nómada y emprender una vuelta al mundo a dedo. Un día cerró la puerta de su casa en Belfast, Irlanda, y salió a recorrer Europa y Asia. De ese viaje surgió uno de sus libros, “Vagabundeando por el eje del mal”, donde narra su camino por Irák, Irán y Afganistan. En 2009 la editorial Del Nuevo Extremo publicó ese material, teniendo un éxito considerable en el ramo de libros de viajes.

Actualmente se encuentra junto a su nueva compañera de viaje caminando las rutas sudamericanas en una travesía que lo llevará desde la Antártida hasta Alaska con un proyecto educativo sobre la minería en América. Además, semanalmente escribe sus relatos en su blog “Acróbata del camino”.

Toda historia tiene su génesis, ¿como fue la tuya con los caminos, con los viajes?

Me acuerdo que la primera vez que yo sentí la necesidad de viajar fue cuando mi hermano, que es ocho años mayor que yo, se fue de viaje de egresados, quería ser yo el que era despedido. Mi familia nunca fue de salir de vacaciones, sin embargo, y de la nada, en el año '90 nos fuimos un mes y medio a Europa. Eso me creo un poco la curiosidad por el otro mundo, el primer viaje, ver los primeros mochileros, los veía cargar las cantimploras en las fuentes de agua y pensaba “que buena onda”, yo tenía 12 años.

Después en la secundaria, fue de la mano de un profesor bastante insubordinado, un “hippon” que no se como se infiltró en un colegio católico, que ingresó por una suplencia. El tipo nos pasaba por debajo de la mesa libros de Nietzsche, budismo, literatura que jamas íbamos a ver en la escuela. Se fue dando una amistad entre Ricardo (el profesor) y un amigo del colegio e íbamos a su casa a leer libros y comentarlos. El había viajado de mochila con un amigo por Europa, laburando... Ahí mi cabeza comenzó a trabajar mucho más a full. Estaba terminando la secundaria y ya cuando arranqué la universidad, seguía teniendo a Ricardo como profesor en psicología y se fue generando toda una bola de nieve con las historias que nos contaba y ya mi propio deseo de viajar.

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María Virginia Bertetti

Yo ya antes de comenzar a viajar, me figuraba el viaje a dedo, no de otra manera. El escenario que me apetecía era la libertad de estar pisando la banquina, haciendo dedo, y tirar los dados y no saber que iba a pasar. La primera vez que salí a la ruta fue en el 98 que me fui a Villa Gessell, a ver el programa de Dolina. Yo caminaba por la banquina, y tenía mi mito de lejanía en Villa Gessell, representaba lo lejano, lo inalcanzable. Como no sabía cuanto iba a demorar viajando a dedo, calculaba las horas que iba a demorar a pie. Caminando, caminando, frena un 128 y me dice “¿flaco adonde vas?”. Y ahí arrancó un poco la magia, con un viaje de dos días que hoy pasaría un poco desapercibido, pero me quedó. Desde entonces, fue que ese mito de lejanía fue reencarnado, en nombres más lejanos, empecé a viajar mucho por unas cinco o seis provincias argentinas. Y me empezó a llamar mucho la atención la idea de viajar afuera. Quería ir a Europa.

En el 2001, con una compañera de viaje, hicimos un viaje de tres meses por Europa. Uno de los primeros descubrimientos fue que se podía viajar a dedo fuera de Argentina. Comenzamos a conocer viajeros de todos lados, con viajes diversos que te dejan maquinando. En Praga nos encontramos con Sergio, un argentino, que venía de hacer un viaje de ocho meses en sentido inverso, desde China, se había tomado el transiberiano, Moscú, y estaba haciendo dedo y acampando por Europa. Encontrarlo me abrió las expectativas y empecé a ver que por Europa del Este o Asia también se podía viajar. Ahí se extendió mi mapa de países posibles y ya de regreso a Argentina comencé a pensar todo en otro sentido.

Empiezo a buscar por Internet y encuentro que hay clubes de viajeros a dedo en Europa, nació el sueño de hacer algo acá, que se concretó en el 2002 con el primer encuentro de mochileros. Y también mi deseo de zafarme, de recuperar mi libertad. Recién en un viaje por el noroeste tuve esa decisión personal, que ese clic se circunscribe a un momento preciso. En los Valles Calchaquíes, mirando el pueblo fantasma de Alemania, desde un rastrojero verde, me bajo y sacar una foto y cuando vuelvo, no se como, vuelvo al auto con un plan de vida... dejo la facultad y me voy. Me fui a Irlanda, laburé ahí. Recién en 2005 cerré mi puerta en Belfast y salí.

El huevo o la gallina, el eterno dilema, ¿que llegó antes, la escritura o los viajes? ¿como se fueron acoplando las dos actividades? Antecedentes.

La escritura. Como género empezó antes la poesía, después prosa poética, aforismos, reflexiones que se fueron juntando. Ya en la universidad publiqué mi primer libro autogestionado, que se llamaba “Visita guiada a mi panteón”. Era un libro de veinte páginas que proponía un código de lectura no lineal de poesías donde hay líneas que ya plantean este deseo de evasión, pero no era de viajes.

Cuando empiezo a viajar, en mi primer viaje a Gessell, lo hago con mi carpeta de poesías en la mano, desde el principio lo veo como algo inseparable. Empiezo escribiendo poesías mientras viajo, que aun no eran crónicas, sino más bien la verificación de la libertad que estaba ganado y la necesidad de plasmarla en algo.

La primer crónica “Autostop en el vacío”, un librito de unas 40 páginas del viaje por Europa, mezclaba párrafos de crónicas de viaje con poesía. Pero aun así, las crónicas de ese libro apuntaba más a lo poético que a reflejar la problemática de cada lugar. No tenía sentido de la responsabilidad social lo que escribía aún.

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Ya el próximo libro fue “La Armonía del caos” lo escribí en Europa y con la idea de venderlo durante el viaje, estaba en inglés. Era primordialmente la crónica de cómo había ganado esa libertad, de lo que pasó en ese viaje al noroeste. Había poesía, pero mucha más prosa. En ese libro ya se invierte la proporción.

A raíz del viaje por Europa en 2005 empiezo a escribir las crónicas que comienzan a contar un poco lo que voy pasando, la vida cotidiana. La batalla por la libertad ya estaba ganada, yo ya estaba estabilizado y no sentía la necesidad de escribir lo mismo. Ya más que nada era era escribir acerca de los lugares que la libertad ganada me permitía visitar. Después, cuando voy llegando a Medio Oriente, comienzo a entender mejor el arma que tengo en mis manos, y que es mi escritura.

Medio Oriente me enseñó eso. Hacer un laburo más periodístico, a partir de Siria, Irak. Comienzo a encontrar gente que me ayuda a cada paso y comiendo a pensar palabras y frases que aparecen mucho en el blog como la solidaridad, hospitalidad o la empatía. La idea es poner a prueba cada cultura y contar esta hospitalidad que el viaje a dedo te permite palpar día a día.

En este contexto mundial de paranoia, de un discurso mediático del miedo, es generar un contra discurso, el de las buenas noticias, el de la generosidad, lo que se me ocurre en el 2005.

¿Cuales fueron tus influencias literarias y/o periodísticas a la hora de inclinarte por los relatos de viaje? ¿Que libros, artículos, escritos, te impulsaron a salir a los caminos?

De la mano de Ricardo, ese profesor, quien fue el que me prestó los primeros libros de Jack Kerouac. Ya después leí a Chatwin y a otros viajeros ingleses, pero al momento de influencias a la hora de viajar fue Kerouac. Pero a la hora de escribir relatos de viaje creo que no tuve influencias. Escribí el mi estilo, a medida que iba saliendo.

Ya en el terreno, ¿cómo es el proceso de búsqueda de la historia y/o personaje, el acercamiento a la misma y el relevamiento de los datos?

No siempre es igual. A veces una va a buscar una historia, tiene una vaga idea de lo que pasa. Uno viaja con un criterio de lo que puede ser relevante, de lo que interesa. En mi caso puede ser la minería, el acceso al agua, las problemáticas relacionadas a los derechos a los recursos naturales. Entonces uno ya va con una agenda de temas. En ese caso es una búsqueda de los personajes o de los actores sociales, y uno ya tiene a veces los nombres, por Internet se puede buscar quien coordina.

En otro caso, me levanta uno en Catarmarca que es ingeniero especialista en temas mineros y que no sabe que experiencia tengo yo y le tiro la lengua así me cuenta. Muchas veces pasa así.

En ambos casos, el viaje me va llevando a conocer a los actores sociales relacionados con el tema. Las cosas de primera mano las tenes que hablar con la gente del lugar y el método es la entrevista. No soy muy amigo del grabador, tomo más notas a mano, tomando palabras clave, a medida que puedo, y al final del día lo voy ampliando y luego lo paso en la computadora, es todo un proceso. Después voy subrayando las ideas que se que van a aparecer en un post. Al final de la semana ya es más fácil con esas ideas subrayadas ir armando el post en la netbook.

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Comentame brevemente como es la estructura más utilizada en tus textos. Si es crónica, ¿como la construís? ¿Que otros géneros literarios y periodísticos utilizas como recurso? ¿Porqué?

Yo creo que el relato de viaje va más por el lado de la crónica que del periodismo más clásico. Yo le doy mucho protagonismo al movimiento dentro de la crónica en el sentido de que siempre las cosas que escribo se enmarcan dentro de un viaje. Entonces, el cómo llegué yo a ese lugar, la gente que me llevó a dedo, la historia del tipo que me llevó, tenga o no relación con lo que después voy a contar. Eso para mí es parte de la crónica, y voy a terminar hablando del problema de la contaminación, en eso soy sincero con el lector, que sabe que desde que comienza la crónica hasta que termina va a estar leyendo de eso.

No hago el guionado pregunta-respuesta de la entrevista, luego esa entrevista la puedo incluir en la crónica en tercera persona de la prosa, le puedo dar un párrafo entrecomillado, un guión, pero en general tomo la palabra yo y entrecomillo algunas frases muy especiales que te pueden pintar el alma de esa persona, pero la información prefiero ponerla yo, con mi manera de contar las cosas.

Creo que los datos y la situación en el marco en el que se genera esa charla, tiene mucha riqueza tanto como el contenido de esa entrevista y lo podes decir en el marco de una crónica, no en el marco de una poesía. Después yo puedo escribir una poesía acerca del mal uso del agua, pero eso ya es otra cosa. Para mi, para darle más presencia a lo facticio, es necesario escribir una crónica.

¿Como es el proceso de construcción de tus relatos?

Tomo nota de palabras clave, lo más rápido que puedo. Al final de cada día lo pasaba en la computadora, explayándome, hasta que me di cuenta que me era imposible hacer eso todos los días y trate de hacer notas y semanalmente, que es la frecuencia con que escribo en el blog, ir a la libreta y darle ese valor agregado que te da la perspectiva, y así darle otra significancia a los hechos, ver de lo que pasó esa semana que es lo que tiene mas peso, cuales son los eventos más importantes. Y si hay un hecho muy relevante puedo llegar a hacer dos post por semana. Necesito si o si un lugar tranquilo, para estar con la computadora, con la libreta. Semanalmente bajo las fotos a la computadora, las pongo en la carpeta del país donde este viajando, selecciono las que van a ir al blog y las bajo de tamaño, quedan en una carpeta con tamaño reducido para enviarlas. Subo el post al blog y además subo un resumen en el blog en inglés, por lo que tengo doble laburo. Antes traducía todo, ahora ya no, van todas fotos y tres líneas al blog en inglés. Aún lo mantengo porque hay gente que lo sigue y no quiero perder eso.

¿Cómo se da la difusión de los mismos?

Primero yo me di cuenta de que tener una página web era muy complicado, y el blog lo armé desde la oficina de un tipo que me había levantado en Rumania. Ahí ya empecé semanalmente a subir las crónicas. Por otro lado, desde el inicio del viaje, mandaba un artículo semanal al diario “La Capital” de Mar del Plata, que no era remunerado y que lo cumplí durante dos años. Se publicaba los domingos en la sección cultura, de 5000 a 7000 caracteres aproximadamente. En el viaje sumé otras dos corresponsalías, ya remuneradas que eran para un diario de Lituania y otro diario de Rumania que se imprime en alemán, para la minoría alemana en ese país. Yo mandaba en inglés y ellos los traducían.

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Actualmente el canal de difusión es el blog, porque abandoné esas corresponsalías cuando terminó el viaje anterior y ahora voy a ver si el diario de Mar del Plata quiere seguir recibiendo las crónicas, y se las mando de onda, porque ya hay mucha gente que me conoce y me sigue por el libro, a la larga me conviene. De hecho tuvo mucha influencia porque eso ayudó mucho a vender bien el libro en Mar del Plata y eso fue lo que me hizo dar el salto a Buenos Aires.

Además están los libros como difusión, porque a diferencia del viaje anterior en que no estaba pensado vender un libro, hacer un libro, más allá del libro artesanal para vendérselo a los amigos o a la gente que iba encontrando en los caminos, ahora ya tengo contrato firmado con la editorial que estoy trabajando ahora, para escribir un nuevo libro de este viaje.

¿Te definirías como free lance? Si es así, comentame las particularidades de esta modalidad. Sus pro y contra, modo de facturación, condiciones laborales, especificidades contractuales, necesidades técnicas.

En algún momento me definí como free lance, pero la verdad es que no lo hago habitualmente. No tengo una red en Internet disponible a venderme como free lance o que estoy atento a vender una nota a tal o cual revista.

A partir de la existencia de Internet hay una mayor cantidad de gente que puede ejercer el periodismo por esa herramienta. Antes las notas se mandaban por telégrafo desde las corresponsalías. Ahora hay tanta gente que también el precio del trabajo cae. Lo bueno es la flexibilidad que tenés para trabajar en distintos medios, y lo malo es que al menos que tengas un nombre estás subvalorado. También yo creo que es una cuestión para el dueño de un medio, el que recibe doscientos mails por semana para trabajar, hasta que encuentra a un tipo que realmente labura, entiendo porque de primera no te van a ofrecer un sueldo. Hay una sobre oferta de laburo.

Con respecto a la facturación, a mi me depositaban en una cuenta bancaria de Irlanda, de cuando había laburado allá. En general estoy muy poco tiempo en cada lugar y a veces es un problema porque me han pedido factura y no tengo monotributo. También uso medios de pago electrónico como Pay Pal.

Los contratos con los medios son de palabra, salvo con la editorial que tengo un contrato firmado.

Las necesidades técnicas son obviamente tener una portátil. Lo que sería ideal sería Internet móvil universal, por que si hubiera la pagaría. El sistema de modems actual es muy medieval.

¿Llegaste a la autogestión por decisión propia o por empuje del mercado?

Los libros de poesía los empecé a vender por la calle, en Mar del Plata, en los bares de calle Alem. Ahora de alguna manera hago las dos cosas, y lo defiendo ante mis editores, porque me gusta. Mi editor me critica y me dice que tengo que empezar a vender como autor y no como editor, que voy a ganar mucha más guita. Obviamente que no voy a vender el mismo producto, porque me estaría haciendo trampa a mi mismo y estaría siendo desleal con la editorial. Yo sigo vendiendo otros libros míos, como “Un Tango en Tibet” o las fotos, eso es autogestionado.

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María Virginia Bertetti

No hay mejor ejemplo que la Feria del Libro en Buenos Aires. Yo estuve ahí con el stand oficial, la credencial, los editores, la prensa, todo eso, y al otro día estaba en la Feria del Libro autogestionada, vendiendo el otro libro abrochado y vendiendo las postales y con un cartel de “Compre el libro y ayúdenos a seguir viajando por el mundo”. A mi me encantan los dos lugares.

Creo que empecé con lo autogestionado por cuestiones del mercado, no tenía otro canal de distribución. Se fue dando todo muy de a poco. Yo empecé vendiendo muy ambulantemente a los conductores que me llevaban por Europa. Eso lo sigo haciendo, sino me muero de hambre esperando el cheque de la editorial. Desde el 2005 vivo vendiendo en la calle.

Y ahora uso Internet. Publiqué hace poco en mi muro en Facebook que saqué una tirada limitada de 75 ejemplares de “Un Tango en Tibet” y a la semana tenía todos pedidos. Eso te demuestra que la autogestión de la mano de una red armada con el blog y con las redes sociales da buenos resultados.

A pesar de que está el libro en librerías, el mercado mismo me lleva a la autogestión porque no es suficiente. El libro se está vendiendo bien, ya está en la segunda edición, pero aún así no alcanza.

¿Como comenzaste a bucear en el uso de los weblogs para difundir tu trabajo? Pro y contra de su uso. ¿Fue de utilidad?

Primero noté la dificultad de armar una página web y la flexibilidad que tenía un blog. Al principio no tenía cuidado de la estética porque no pensaba en la influencia que eso podía tener en que el internauta estuviera más tiempo conectado y que eso lo llevara a terminar de leer las crónicas. Los últimos dos años he pasado horas cuidando eso, y aprendiendo como hacer como solucionar algunos temas, como por ejemplo como vender desde el blog. Fue todo muy gradual.

Creo que recién cuando puse el contador, que te pone el origen de las visitas, que me di cuenta de la repercusión real. Ya eso me hacer reorientar la manera de organizar los contenidos.

Hoy día mi plataforma mayor de ventas es el blog y fue una carta fuerte cuando fui a la editorial. Pude ofrecer a la editorial un aparato de publicidad ya montado en Internet, con seguidores y estando segundo en el ranking de networks blogs en la categoría de viajes. Fue muy útil para mostrarle a la editorial que ya había un “público cautivo”, como se dice en la jerga del marketing. Son hechos que hay que remarcarlos, porque nadie te va a publicar porque tengas linda cara o buenas ideas.

¿Cambió tu modo de narrar para la web y para el papel?

Si ves los artículos del viaje anterior, no son como están en el libro. Hay algunos giros más coloquiales en Internet. Pero eso era antes, ahora tengo más una tendencia a asimilar los dos estilos, a escribir más en el blog como si fuera en el papel. Me cuido más también porque hoy en día si entra gente de la editorial yo no puedo tener un post de diez líneas así nomás. Trato realmente cosas que siento que se verían bien en el papel.

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Lo que si se de antemano, es que cuando vuelva del viaje voy a instigar muchísimo más sobre cada cosa. Para hacer la publicación en papel yo hago mucha verificación de datos.

¿Como fue el paso de la red al mundo editorial? Especificidades del mercado independiente y el comercial. Condiciones contractuales con las editoras. Difusión del género de relatos de viajes.

Yo el libro lo hice en Tailandia, cuando terminé el viaje por Asia, para vender en el lugar, sin muchas pretensiones, iba a ver que pasaba cuando llegaba. Después, la repercusión que había tenido el blog en Argentina me hizo pensar en que podía hacer una tirada de libros, colocarlos en librerías de algunas ciudades.

Después hice una tirada de mil ejemplares ya hecho en imprenta y con más páginas. Justo cuando estaba terminando de aceitar este sistema surgió el contrato con la editorial “Del Nuevo Extremo”. Se da después de la Feria del Libro de Mar del Plata, donde fue el libro más vendido de la feria, también por ese conocimiento de las crónicas que publicaba el diario. En Buenos Aires se enteran de la editorial y empiezan a averiguar quien era yo. Me propusieron esto y acepté.

El contrato marca que me queda una ganancia del 10% del precio de tapa, la exclusividad del contenido y hay una sola clausula que me negué a firmar era que en caso de interés de editoras extranjeras fuésemos cincuenta y cincuenta, y en ese caso me quedaba un 5% de lo que se venda afuera. En ese caso quedamos en que se va a pactar futuros contratos en el extranjero.

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Valle Sagrado de los Incas82

Sofía ZorziniLa primer parada fue en Abra de Corao. Lugar que se considera el epicentro de los dos

terremotos que sufrió el Cusco en 1650 y 1950, donde toda la ciudad colonial fue destruida casi en su totalidad.

El terremoto no se dio por la presencia de volcanes, sino por la acomodación de las placas tectónicas. La falla en Corao puede observarse a simple vista.

Desde el mirador de Tarai puede verse el Valle Sagrado totalmente verde por el sembrado de maíz, papa, trigo, quinoa y cebada, que crecen en esta época de lluvias.

El área del Valle Sagrado abarca los pueblos entre San Salvador, Písac y Ollantaytambo, denominado así por la belleza y fertilidad de sus tierras. Lo atraviesa el río Vilcanota, también conocido como el Urubamba porque la capital del Valle lleva ese nombre.

El siguiente destino fue Písac (lleva ese nombre por un ave que habita la región – Pisaca), ubicado a 32 km del Cusco. a una altitud 2972 msnm. El parque arqueológico se ubica a pocos kilómetros del pueblo mestizo.

Písac arqueológicaPor el camino que entramos podíamos observar las terrazas que en tiempo Inca eran cultivadas.

Las terrazas que no están ubicadas cerca del parque arqueológico aún son utilizadas para el cultivo. El régimen de trabajo incaico era de ayuda recíproca, trabajo en equipo. Había varios trabajos que los pobladores tenían que hacer para el gobierno. Como la construcción de puentes, caminos, etc. Estos trabajos eran la manera en que el pueblo pagaba sus impuestos.

Distribución de las tierrasSiempre había parcelas que pertenecían a un poblado. Las familias que trabajaban las terrazas

eran dueñas de su producción y un porcentaje era para el gobierno. Otra forma de pagar impuestos. Se cree que las terrazas de Písac eran un laboratorio, ya que los incas conocieron mas de 1000 variedades de papas. Hoy en día solo conocemos 150 y utilizamos alrededor de 50. El mismo caso se da con el maíz. La obtención de las diferentes variedades se debe a que cada terraza posee su propio microclima. Entonces, sembraban en las partes mas bajas. La mejor cosecha se siembra en una terraza superior y así sucesivamente. De esta manera, las semillas se van adaptando a la altura y al clima obteniendo las diferentes variedades. Un verdadero laboratorio genético.

ConstrucciónPasaron más de 500 años y 2 fuertes terremotos en la región y aún podemos ver las

construcciones de los incas. Esto se debe a que conocían bien el terreno en el que construían y lo estudiaban. Planificaban antes de edificar. Inclusive hacían maquetas de sus ciudades.

82 Zorzini, Sofía. “El valle sagrado de los incas”, en http://www.globedians.com/2010/02/valle-sagrado-de-los-incas.html

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Por un camino inca fuimos hasta el Intihuatana. La perfección de su construcción impresiona. Las piedras fueron cortadas con maderas y martillos líticos, piedras mas duras. Las piedras utilizadas para la construcción son malecitas, piedras mucho mas maleables. Las rocas tienen venas, ellos buscaban esas venas y hacían agujeros con cinceles y martillos. Luego utilizaban maderas secas, las ponían a lo largo y con agua las expandían. La presión ejercida por la madera corta y desprende la roca.

Antes de entrar al Intihuatana hay una pileta donde quienes entraban debían bañarse para purificarse antes de entrar al lugar sagrado. Puede saberse que es un lugar sagrado por el doble marco de sus puertas, que solo se encuentra en la entrada de lugares militares, astrológicos o sagrados.

En el medio del sitio hay una construcción que se destaca por ser muy rústica. Esa construcción ya existía cuando se crea este recinto y se cree que ya pertenecía a un lugar sagrado anterior a los incas. Cuando uno conquista respeta la ideología pueblo conquistado y los incas lo respetaban y construían alrededor y el pueblo también respetaba a los incas por mantener su cultura. Eso es una conquista. Lo que hicieron los españoles fue una invasión y un genocidio, en menos de 14 años asesinaron a más de 7 millones de personas.

El imperioSe considera imperio de los incas porque gobernaron 21 incas, el último fue Túpac Amaru, estos

últimos gobernaron junto a los españoles.

Los españoles capturaron a Atahualpa en el tercer viaje de Pizarro. En el primer viaje solo capturaron a dos niños que son llevados a España para que les enseñen el lenguaje.

Cuentan que los incas tenían cuatro idiomas, todos ellos se perdieron excepto el Aymara y el Quechua. La pérdida se debe a que había lenguas que solo la dinastía hablaba. Y cuando llegaron los conquistadores, lo primero que hicieron fue acabar con la cabeza y la religión del imperio.

El apogeo inca fue en 1420, durante el incanato de Pachacútec.

Luego de nuestro recorrido por el centro arqueológico nos fuimos a la ciudad, donde estuvimos una hora. Lo que nos llamó la atención fue que arriba de casi todos los techos habían dos toritos y una cruz. La cruz, es fácil de deducir, es un pueblo católico. ¿Pero los toritos? Víctor nos contó que los utilizan como amuletos de buena suerte para las familias. En otros lugares habían también banderas rojas que indican que ahí se vende Chicha, una chichería.

Tanto Cusco como sus alrededores están cubiertos por eucaliptos provenientes de Australia. A pesar de que dañan el suelo, la gente los planta porque crecen con rapidez. Los usan como combustible y para construir los techos de las casas. Lo que puede observarse es que ninguna planta crece alrededor del eucalipto.

Almorzamos en Urubamba (2871 msnm), el corazón del Valle Sagrado. Armamos una gran mesa entre los integrantes del tour. Dos señoras de Lima, dos chicos de Chile y una pareja, él de Pisco y ella de Venezuela, pero viven en Francia. Charlas muy interesantes de sus países y el nuestro. Comimos una sopa de papas riquísima, lomo saltado y bebimos chicha. El siguiente destino: Ollantaytambo.

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Ollantaytambo: La ciudad viviente de los incasSe la conoce como la ciudad viviente de los incas porque muchas de sus casas coloniales están

construidas sobre cimientos incas. La ciudad actual tiene la misma estructura que la ciudad inca. Dos culturas impresionantemente interconectadas. El centro arqueológico es para mi una obra monumental de la arquitectura incaica. A esto se le suma la montaña Picoyuna que se levanta enfrente con la cara tallada de Wiracocha, el Dios creador.

El nombre de Ollantaytambo proviene de una historia dramática, la de Ollantay. Un guerrero que se enamoró de una princesa inca, la hija del Rey. En ese entonces estaba prohibido el matrimonio entre una persona de incanato y una del pueblo. Pero Ollantay quiso casarse con Cusicohie. Pachacútec, padre de la princesa mandó a matar a Ollantay y este fue su último refugio. Cada año los ciudadanos hacen un homenaje al drama de Ollantay.

ChincheroSe encuentra en la región Chicaysuyo del Tawantisuyo. Por eso recibe este nombre.

En este poblado se puede ver claramente la evangelización realizada en esta comunidad, se aprecia claramente la unión de las dos culturas en el templo virreynal construido en 1607 sobre los cimientos y paredes de un templo inca. Una iglesia 1/2 inca, 1/2 española de estilo barroco. Una mezcla que realmente impresiona.

(La iglesia está construida sobre la ex waca del rayo).

Cuentan en crónicas de la época incaica, realizada por españoles, que en las iglesias ponían espejos (prohibidos por la religión católica dentro de las iglesias porque de acuerdo a esta religión los espejos representan la vanidad) porque les llamaba la atención a los quechua y asistían a misa solo para verse reflejados. La iglesia se abría de 8 a 9, a las 8 en punto todos iban. Esta era la manera de evangelización y desde que Chinchero fue conquistado, es un pueblo católico.

Entrar a la iglesia es algo impresionante porque se puede observar entre las imágenes de santos oculta a la pachamama, al sol y otros dioses de la cultura andina. Aceptaron el cristianismo pero no dejaron de lado el politeísmo incaico.

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Sofía Zorzini

Sofia es comunicadora social y cordobesa. Durante un año recorrió Latinoamérica junto con Juan, su compañero de vida. Hace muy poco volvió a su ciudad y planea publicar los relatos que fue escribiendo en el camino, además de los ya publicados en su blog "Globedians".

Toda historia tiene su génesis, ¿como fue la tuya con los caminos, con los viajes?

Con mi primer trabajo, llego mi primer sueldo y con él mis primeras vacaciones con una amiga afuera del país. Fui a Brasil solo 15 días y me encantó la idea de conocer otras culturas desde adentro, otros sabores, otros paisajes. Si bien había viajado desde niña, no es lo mismo la percepción que uno tiene de las cosas a los 5 y a los 20. En mis últimos días de “ferias” conocí un artesano uruguayo, al cual le compré unos aros, y me incentivó a vender mis cosas. La idea me parecía una utopía que jamás en mi vida podría hacer. Le dije que yo estudiaba, que tenía que volver a trabajar, que no había forma. En mis adentros pensaba que algo te tenía que pasar para decidir dejar todo, armar una mochila y andar vendiendo artesanías por la vida. Ya de vuelta a la ciudad a la rutina comencé a pensar en que valía la pena trabajar todo un año para tener al menos 15 días como los que viví en Brasil.

El siguiente año me fui de mochilera por Brasil 20 días, el tiempo me pareció muy corto. Al siguiente año, también de mochila, hice Bolivia y Perú por más de 25 días. Desde el Cusco tuve que llamar a mi jefa para decirle que no llegaba a trabajar, que me descontara los días que iba a faltar (trabajaba al día siguiente y todavía estaba en Cusco). Para volver estuve cuatro días seguidos haciendo combinaciones de colectivos. Mi jefa no se molestó, le resultó divertida mi experiencia, yo ya no fui la misma. No había llegado a Córdoba y ya estaba planeando mi siguiente viaje: Cuba.

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Después de Cuba decidí que en cuanto terminara la facultad me iba a recorrer Latinoamérica y así fue. Tenía un poco de miedo a no se que, pero ya no tenía más excusas. Desde mi primer viaje hasta antes de salir por Latinoamérica mi cabeza cambió muchísimo, la hipótesis que tenía con el artesano en Brasil al menos se cumplió en mi. ¿Por qué disfrutar solo de 15 días? ¿Quién lo dice?, ¿Por qué solo 15 días cuando puedo tener una vida así?... más preguntas surgían en mi cabeza a medida que el “mundo en el que me había criado se derrumbaba”. Termine la carrera con más dudas que certezas, todos mis ídolos del periodismo habían sido asesinados, desaparecidos, censurados. Los medios eran una mentira, la sociedad otra farsa más. Las vendas de los ojos se había caído y ya no había marcha atrás.

Hace tres semanas que volví, llegue hasta México con mi mochila. En el camino me hice artesana, nuevos amigos, disfruté cada día de mi vida, estuve en lugares mágicos, aprendí de la naturaleza, de maestros que me dieron clases de vida. En vez de conocer otras culturas y otras realidades, me inserté en otras culturas y otras realidades, las viví de adentro, fui una más.

Este fue el comienzo de mis primeros pasos en el camino. Regresé a mi ciudad natal para trabajar en algunos proyectos que se me ocurrieron durante el viaje y a su vez volví a trabajar para vivir, pero con la cabeza cambiada, lo que aprendí no se borra más. La energía que tengo para disfrutar cada uno de mis días no la voy a perder. Hoy se que necesito plata para cubrir mis necesidades básicas, ya no me interesa que los zapatos combinen con la cartera, ni comprarme lo que está a la moda. No necesito tener para ser. Hoy me interesa generar algún tipo de conciencia para que la gente comience a reciclar, que entiendan que muchos viven de lo que para otros es basura. Me interesa que la gente deje de consumir tanto. En una pared de una calle de San Marcos Sierras leí una vez “el consumo te consume”, frase muy cierta.

El huevo o la gallina, el eterno dilema, ¿que llegó antes, la escritura o los viajes? ¿como se fueron acoplando las dos actividades? Antecedentes.

La escritura llego antes sin ninguna duda. Comencé a escribir a los ocho años y aún conservo todos mis cuadernos. A veces agarro algún cuaderno viejo y me tele transporto a mi pasado. Mis recuerdos ganan nitidez en mi imaginación y revivo emociones. Me río, me avergüenzo, lloro. Puedo darme cuenta como fue cambiando mi cabeza, como crecí de un año al otro. Cuando comencé a viajar no dudé nunca en llevar un cuaderno, ya forma parte de mí el documentar lo que percibo y lo que siento. Me sucedió de estar sumamente insertada en el sistema, trabajando y estudiando sin tiempo para nada y por las noches agarraba algún cuaderno de viajes que me hacía revivir y me servían para relajarme y volver a mi cuando me estaba quedando un poquito dormida. Hoy ya estoy desvelada, pero aun así sigo escribiendo para no olvidar nunca lo aprendido, no olvidar nunca como me sentí y por sobre todo no olvidar jamás a la gente que me ayudó a seguir en el camino y me enseñó a vivir a flor de piel.

¿Cuales fueron tus influencias literarias y/o periodísticas a la hora de inclinarte por los relatos de viaje? ¿Que libros, artículos, escritos, te impulsaron a salir a los caminos?

Nunca leí relatos de viajes propiamente dichos, pero soy una aficionada a las novelas que describen lugares e historias que me hacen no despegarme de los libros. Gabriel García Marquez, Cortázar, Dostoievski, Vargas Llosa, Isabel Allende, entre otros. Del periodismo me gusta Eduardo Galeano, Rodolfo walsh, Roberto Arlt,etc.

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Combino los libros con películas. En Córdoba hay un cineclub municipal que pasan ciclos de películas de diferenetes países, directores, nuevas y viejas. Comienzo a tener percepciones de lugares lejanos y culturas diferentes sin haber viajado, eso me provoca el deseo de conocer los sitios personalmente

Ya en el terreno, ¿cómo es el proceso de búsqueda de la historia y/o personaje, el acercamiento a la misma y el relevamiento de los datos?

No busco conscientemente la historia. Cuando ando por lugares donde no hay casi nunca turistas, la gente sola se acerca o yo me acerco y surgen las charlas y las historias, propias de personas que se están conociendo. En las ciudades ando por las calles, con la gente y como soy muy charlatana no me cuesta toparme con gente que tiene cosas (interesantes para mi) para contar. Es mi forma de ser también, en mi ciudad suelo hablar con gente que no conozco y muchas veces terminamos siendo grandes amigos.

Comentame brevemente como es la estructura más utilizada en tus textos. Si es crónica, ¿como la construís? ¿Que otros géneros literarios y periodísticos utilizas como recurso? ¿Porqué?

Por lo general, en términos literarios, narraciones en primera y tercera persona. En mis narraciones incluyo siempre el género lirico, expreso sentimientos, emociones, etc. Periodísticamente hablando podría decir que cronico, pero no respeto mucho las pautas del oficio, ya que siempre expongo mi opinión.

¿Como es el proceso de construcción de tus relatos?

En mi último viaje tuve la ayuda de una grabadora. Por lo general me tomo un momento del día para redactar, escribo a diario. Lo que subo a la web es una recopilación de datos de varios días que están en mi cabeza muy frescos, una cosa es lo que escribía en mi cuaderno viajero y otra cosa lo que subía mientras viajaba. Ahora ando con ganas de subir cosas del cuaderno…

¿Cómo se da la difusión de los mismos?

Antes de viajar me contacté con varios diarios importantes que solo ofrecían la firma. En un momento pensé que estaba bueno, que les podía gustar como escribía y chan! me contrataban!. Seguidamente pensé: “periódicos de nombre, monopolios de la información llenos de plata. No voy a escribir gratis para ellos, prefiero escribir para mi y luego hacer algo con mis relatos. Llegué hace tres semanas, me estoy poniendo en campaña para difundirlos por mi cuenta.

¿Te definirías como free lance? Si es asi, comentame las particularidades de esta modalidad. Sus pro y contra, modo de facturación, condiciones laborales, especificidades contractuales, necesidades técnicas.

Creo que respuesta anterior aplica a esta pregunta también, no trabajo de periodista. Sin embargo me gustaría encontrar la brecha que me permita trabajar como free lance, en eso estoy trabajando.

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¿Llegaste a la autogestión por decisión propia o por empuje del mercado?

Podría decir que por la propia decisión de no trabajar en este mercado periodístico que me avergüenza. Prefiero seguir mis convicciones antes que los intereses económicos de los empresarios, no podría formar parte de la construcción de la gran bola de mentiras que le hacen creer a la gente. Una pena no poder vivir de lo que me apasiona, pero prefiero correr este riesgo que la venta directa de mis principios.

¿Como comenzaste a bucear en el uso de los weblogs para difundir tu trabajo? Pro y contra de su uso. ¿Fue de utilidad? ¿Cambió tu modo de narrar para la web y para el papel?

Difundir mis trabajos en un blog no tienen un fin económico actualmente, no es fácil obtener dinero de una página web con la gran competencia que hay en el mercado, lo que considero una contra. Pero tengo la libertad de expresar libremente mis ideas sin ningún tipo de bajada de línea. Por el momento tengo un blog en el que difundo solo parte de mis trabajos e ideas, estoy trabajando en un proyecto un poquito más grande para adquirir mayores publicistas con el objetivo de que en un futuro cercano pueda conseguir una remuneración por mi trabajo.

Mi modo de narrar en web y papel difiere. En la web intento ser dinámica, mas breve y concreta con el fin de que la gente se interese y no se aburra. En papel me explayo un poco mas. Leer desde un soporte web cansa mas rápido la vista y uno siempre tiene la opción de hacer click en otro lado.

¿Cómo fue el paso de la red al mundo editorial? Especificidades del mercado independiente y el comercial. Condiciones contractuales con las editoras. Difusión del género de relatos de viajes.

Internet trajo consigo un bombardeo de información, opiniones y debates que no solo son realizados por periodistas, hoy en día todos, sea el rubro que sea, tienen la oportunidad de difundir sus ideas y trabajos, hay mercado para todo. El mundo editorial sigue vigente sin dudas y veo muy difícil que deje de existir en el ambiente literario, si creo que ya perdió vigencia la prensa papel. Hoy casi todos estamos conectados y podemos acceder a la información cuando querramos y de manera gratuita.

Considero que la red convirtió a la escritura en una especie de tv, donde es muy fácil hacer zapping, por eso es sumamente fundamental aprovechar todos los recursos visuales y literarios para captar la atención del lector y lograr entretenerlo.

Considero que el mercado independiente poco a poco está ganando terreno, sobre todo para aquellos interesados en formar una opinión propia, lo comercial esta tan viciado por los intereses de las empresas a las que responden que poco a poco van perdiendo credibilidad. Desafortunadamente, lo que hoy llamamos comercial es lo que llega a la mayoría, tienen más canales de difusión y pueden realizar páginas más dinámicas debido a que tienen el dinero para hacerlo. Utópicamente apuesto a que los independientes podamos hacer llegar, cada vez más, lectores a nuestros medios y que estos interactúen más en nuestras páginas y así formar una nueva opinión pública que invite a “pensar” y “reflexionar”, no a repetir como loros lo que dice X medio.

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Con respecto a los relatos de viajes, lo comercial significa: turismo en cruceros, lugares que retumban en los oídos donde se ven contingentes de extranjeros, donde todo está lleno, hoteles de categoría todo incluido y precios descomunales. Los viajeros ofrecemos lugares vírgenes, turismo alternativo, ecoturismo, sitios donde invitamos a recorrer, a no quedarse solo en el hotel , disfrutar otros sabores, otras culturas. También solemos visitar los lugares de turismo convencional, pero por lo general recaemos en una opinión común: son parques temáticos para turistas, bastante lejos de ser la realidad de lo que en verdad es el país que se visita. Si uno quiere conocer realmente un lugar, tiene que caminarlo, tiene que salir de los parámetros.

¿Notas un crecimiento de la difusión de los relatos de viajeros en los medios de comunicación? ¿Y en el mercado editorial? ¿Y en la web?

En la web hay una proliferación de relatos de viajeros. En los medios de comunicación se les está abriendo una gran puerta pero raramente es remunerado, se ofrece la firma. En el mercado editorial hay guías de viajes que se ajustan a diferentes presupuestos y también hay relatos de viajeros presentados como novela. Considero que la difusión está creciendo en todos los medios, en algunos con un proceso más lento y otros más rápidamente, pero en crecimiento.

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Page 135: Periodismo Nómade

Trabajo Final Integrador

Índice

Parte I: A modo de introducción

A modo de introducción ----------------------------------------------------------------------------------5Justificación ------------------------------------------------------------------------------------------------6Delimitación ----------------------------------------------------------------------------------------------- 7

Interrogantes. Hipótesis. Metodología ------------------------------------------------------------------8 Objetivos generales y específicos -----------------------------------------------------------------------9

Parte II: Viajar para contarlo

Yo, Mochilera --------------------------------------------------------------------------------------------- 11 Viajar para contarlo -------------------------------------------------------------------------------------- 13 En el principio fue el viaje ------------------------------------------------------------------------------ 17 ¿El Huevo o la Gallina? --------------------------------------------------------------------------------- 24 La crónica periodística. Relatos desde el lugar de los hechos -------------------------------------- 27 La crónica como eje del relato de viaje ----------------------------------------------------------------30 La entrevista periodística -------------------------------------------------------------------------------- 35 Periodismo Literario y la corriente de "Non fiction"------------------------------------------------- 38 ¿Literatura o periodismo de viajes? -------------------------------------------------------------------- 41 Breve historia del periodismo de viajes --------------------------------------------------------------- 44

Parte III: Las rutinas productivas de un periodista en viaje

Conejitos y mochilas ------------------------------------------------------------------------------------- 51 Rutinas productivas en el camino ---------------------------------------------------------------------- 53 Los caminos del relato ----------------------------------------------------------------------------------- 56 Relatos viajeros en los weblogs ------------------------------------------------------------------------ 58 El mercado editorial y los relatos de viaje ------------------------------------------------------------ 62 El trabajo free lance -------------------------------------------------------------------------------------- 65

Parte IV: A modo de conclusión

A modo de conclusión ----------------------------------------------------------------------------------- 69

Parte V: Anexos

La ciudad del León... el león Lee!! ---------------------------------------------------------------------73 José Javier Aldunate ------------------------------------------------------------------------------------- 75 La Banda -------------------------------------------------------------------------------------------------- 81 María Cruz Ciarnello ------------------------------------------------------------------------------------ 83 Imagine ---------------------------------------------------------------------------------------------------- 89 Martín Flores ---------------------------------------------------------------------------------------------- 91 1° de Agosto: Día de la Madre Tierra ------------------------------------------------------------------ 99 Victoria Garino --------------------------------------------------------------------------------------------101 El Universo en Antofagasta de la Sierra --------------------------------------------------------------- 103 Martina Maymó -------------------------------------------------------------------------------------------107 El brochet báltico: Estonia, Latvia y Lituania ---------------------------------------------------------111 Juan Pablo Villarino -------------------------------------------------------------------------------------- 113 Valle sagrado de los Incas --------------------------------------------------------------------------------121 Sofía Zorzini -----------------------------------------------------------------------------------------------125 Bibliografía ------------------------------------------------------------------------------------------------ 131

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