Peritacion Del Estado Peligroso

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I. LA PERITACIÓN DEL ESTADO PELIGROSO: No hay duda de que la peligrosidad emana directamente de la personalidad; es, en alguna medida, la proyección social de ésta. Según ALLPORT, la personalidad es aquella organización dinámica en el interior del individuo de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta, su pensamiento y su adaptación al ambiente. La pregunta sería ¿existe una personalidad criminal? Pero esta respuesta no es sencilla. Lo que sí se puede estudiar en un sujeto dado son una serie de rasgos de personalidad que pueden definir de alguna forma, la peligrosidad criminal del individuo. Gran número de autores han realizado una aproximación al problema. Así, ANDERS opina que la personalidad criminal no tiene unos rasgos característicos: En cualquier momento puede decidir cualquier cosa, obedeciendo a sus pulsiones y necesidades. A partir del concepto de estado peligroso, formulado por GARÓFALO en 1880, multitud de autores han apuntado que el diagnóstico criminológico de dicho estado se puede alcanzar tras el estudio de dos elementos independientes: el diagnóstico de la capacidad criminal o temibilidad, y el de la inadaptación social. Diagnóstico de la capacidad criminal: La capacidad criminal se apoya en dos conceptos diferentes: la nocividad y la inintimidabilidad. 1. La nocividad se refiere a lo dañino que pudo haber sido el acto y si hubo o no odio o pasión en su ejecución manual. Estos rasgos se traducen en término psicológicos por su agresividad y su indiferencia afectiva. 2. En cuanto a la inintimidabilidad se trata de intentar conocer, a través del hecho, si el delincuente no se retuvo por las repercusiones que la realización del acto pudieran tener en contra suya, o si se condicionó por los sentimientos que rodeaban la acción. En lenguaje psicológico se trata de evaluar su egocentrismo y su labilidad afectiva. Diagnóstico de la inadaptación social: Consiste en el estudio de los rasgos del temperamento, las aptitudes (físicas, sexuales, etc.) y las necesidades instintivas (nutritivas, sexuales, etc.). Estos rasgos y aptitudes son

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I. LA PERITACIÓN DEL ESTADO PELIGROSO:

No hay duda de que la peligrosidad emana directamente de la personalidad; es, en alguna medida, la proyección social de ésta. Según ALLPORT, la personalidad es aquella organización dinámica en el interior del individuo de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta, su pensamiento y su adaptación al ambiente. La pregunta sería ¿existe una personalidad criminal? Pero esta respuesta no es sencilla. Lo que sí se puede estudiar en un sujeto dado son una serie de rasgos de personalidad que pueden definir de alguna forma, la peligrosidad criminal del individuo.

Gran número de autores han realizado una aproximación al problema. Así, ANDERS opina que la personalidad criminal no tiene unos rasgos característicos: En cualquier momento puede decidir cualquier cosa, obedeciendo a sus pulsiones y necesidades.

A partir del concepto de estado peligroso, formulado por GARÓFALO en 1880, multitud de autores han apuntado que el diagnóstico criminológico de dicho estado se puede alcanzar tras el estudio de dos elementos independientes: el diagnóstico de la capacidad criminal o temibilidad, y el de la inadaptación social.

Diagnóstico de la capacidad criminal: La capacidad criminal se apoya en dos conceptos diferentes: la nocividad y la

inintimidabilidad.1. La nocividad se refiere a lo dañino que pudo haber sido el acto y si hubo o no odio o

pasión en su ejecución manual. Estos rasgos se traducen en término psicológicos por su agresividad y su indiferencia afectiva.

2. En cuanto a la inintimidabilidad se trata de intentar conocer, a través del hecho, si el delincuente no se retuvo por las repercusiones que la realización del acto pudieran tener en contra suya, o si se condicionó por los sentimientos que rodeaban la acción. En lenguaje psicológico se trata de evaluar su egocentrismo y su labilidad afectiva.

Diagnóstico de la inadaptación social: Consiste en el estudio de los rasgos del temperamento, las aptitudes (físicas,

sexuales, etc.) y las necesidades instintivas (nutritivas, sexuales, etc.). Estos rasgos y aptitudes son susceptibles de iluminar la motivación, el nivel de satisfacción y la dirección general de una conducta criminal, pero no son suficientes para explicar el paso a la acción por sí mismos.

La forma individual de la mejor adaptabilidad se consigue cuando todos los elementos se sitúan en la media. Las fórmulas extremas (hiperadaptabilidad o inadaptabilidad) son la expresión de una mala capacidad de adaptación.

Del diagnóstico conjunto de la temibilidad y de la adaptabilidad se puede llegar a precisar una tipología aproximada del estado peligroso. Cuando una capacidad criminal elevada se combina con hiperadaptabilidad, se está en presencia del estado peligroso más grave (los llamados “criminales de cuello blanco”, que es el que se da en aquellos delincuentes que emplean su posición social y su profesión para introducirse en una criminalidad de gran envergadura, basada fundamentalmente en el fraude.

Si una capacidad criminal elevada se combina con una inadaptabilidad que vuelve al sujeto incapaz para obtener una profesión, aunque posea las aptitudes físicas e intelectuales satisfactorias, nos encontramos con un estado peligroso aún más grave: son los llamados

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criminales profesionales.

La apreciación de los rasgos psicológicos que constituyen las variables de personalidad criminal resulta del estudio conjunto de dos fuentes de información: el examen médico-psicológico y la encuesta social.

Examen médico-psicológico: Este examen se lleva a cabo mediante la realización de una exploración psicológica

completa, a la que se añaden las exploraciones psicométricas, clínicas y analíticas que se consideren oportunas. Exploración psiquiátrica:

Para la exploración psiquiátrica se ha de emplear normalmente la técnica de la entrevista personal con el presunto peligroso. Información que podemos obtener:1. Psicobiografía: Es la fuente insuperable de datos clínicos. Da la dimensión

histórica individual en la que hay que comprender todo lo demás. Las preguntas deben ir dirigidas a recoger información sobre los datos de identificación, grado de formación y actividad laboral actual del individuo. Interesa conocer los antecedentes escolares, laboral y judiciales, porque pueden informar sobre el nivel de integración social del individuo y su historial delictivo.

2. Examen psicopatológico: Está dirigido a conocer los antecedentes psiquiátricos del propio individuo (si los hubiere) y de su familia, y a diagnosticar la presencia de una enfermedad psíquica. También interesa conocer de modo particular si el entrevistado presenta hábitos toxicómanos y la relación del consumo de drogas con conflictos sociales o hechos constitutivos de delito.

3. Estudio de las actitudes sociales: Por medio de la entrevista se trataré de averiguar cuáles son las actitudes del sujeto (ante sí mismo, ante los demás, ante la religión o ante las leyes, y cuales son sus planes de futuro y cómo proyecta llevarlos a cabo.

Exploración psicométrica: Debida a la gran variedad de instrumentos psicométricos hay que seleccionar

los más económicos y útiles para profundizar en el estudio de aquellas características psicológicas que definen la personalidad criminal:1. Inteligencia: Ante la gran multitud de tests de inteligencia, y dado que tan sólo en

casos excepcionales va a interesar precisar con exactitud el coeficiente intelectual, es preferible emplear un test de inteligencia de fácil aplicación, que no canse innecesariamente al individuo y no requiera demasiado tiempo en su valoración. Así, dependiendo del caso, puede utilizarse un test de dominó, el test de Raven o el WAIS (Weschler adult intelligence scale).

2. Personalidad: Por lo que respecta a los tests de personalidad, la mayor parte de los autores se inclinan por los cuestionarios. Los más universalmente utilizados son el MMPI (inventario multifásico de personalidad de Minnesota), el 16 PF de Catell y el EPI (inventario de personalidad de Eysenck). A veces recurrimos a test proyectivos como son el Rorschach; el TAT (thematic apperception test) para descubrir la naturaleza de las relaciones familiares e interpersonales y cuál es postura personal con que se enfrenta al futuro, etc.

3. Impulsividad: Escogemos el test de Gibson (1964) como instrumento para medir de forma objetiva la impulsividad de un sujeto. Se trata de un test de agudeza

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psicomotora cronometrado que pretende medir la velocidad y otros caracteres generales en respuesta a un estímulo controlado. También se puede emplear el test de Porteus, o el test de “laberinto” de Chapuis pero su administración es más compleja.

4. Agresividad: Consideramos muy útil el test de frustración de Rosenzweig, el cual aporta una interesante información en cuanto a la culpa, responsabilidad y dirección de la agresividad (intrayección o extrayección). Otros test clásicos en este campo son los mioquinétcos que permiten obtener un criterio muy objetivo no de la agresividad actual del sujeto, sino de la agresividad potencial de un sujeto cualquiera.

5. Ansiedad: Para medir el grado de ansiedad se puede utilizar el cuestionario de ansiedad "estado-rasgo", se trata de un instrumento capaz de investigar los síntomas de ansiedad mediante una autoevaluación de conceptos independientes: “ansiedad/estado” (A/E) y “ansiedad/rasgo” (A/R).

Encuesta social: Dirigida fundamentalmente a :

1. Determinar la influencia de la herencia y del medio ambiente en la génesis de la delincuencia.

2. Reconstruir la historia del sujeto, de su familia y de su delito.

Pero en la practica el perito se encuentra con una ausencia total de información sobre los hechos y circunstancias personales y sociales del delincuente. Por ello debe pedir la cooperación de otros profesionales del ámbito social para elaborar una valoración más completa.

Con toda esta información podemos tener una idea sobre si el individuo es o no peligroso. Si, además, se quiere dar un pronóstico sobre su peligrosidad criminal, es necesario combinar con las observaciones clínicas otra serie de factores, como los sociales, educacionales, laborales, etc.