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    Prlogo

    Treinta aos de lucha poltica por el pas, en el pensamiento, la accin y la reflexin, me han

    suscitado la conviccin de que nuestra argentina necesita definir y escribir un Proyecto Nacional.

    Este Proyecto tiene que ser verdaderamente nacional; vale decir, realizado por el pas.

    En consecuencia, todos los sectores polticos y sociales y todos los ciudadanos, tienen el deber

    cvico y moral de aportar su idea.

    Para cumplir con este deber, hoy entrego al pas este trabajo al que denomino Modelo Argen-

    tino. Estn aqu sistematizados los pensamientos de una vida de servicio, en la forma mas senci-

    lla en que ellos pueden ofrecerse al Pueblo.

    Las inevitables imperfecciones de la obra humana que este Modelo Argentino signifique, me

    han sugerido tambin la necesidad de considerarlo como una propuesta de lineamientos genera-les, antes que de soluciones definitivas.

    Su discusin esclarecedora por parte de todos los grupos representativos de nuestra comuni-dad, posibilitar establecer el camino mas acertado para alcanzar los propios objetivos naciona-

    les. Ella contribuir, a su vez, a profundizar este Modelo para que de l surja lo que deber sernuestro Proyecto Nacional.

    El Modelo Argentino se constituir tambin en un importante elemento de juicio a ser consi-

    derado en la Reforma de nuestra Constitucin Nacional, toda vez que su contenido reflejar el

    sentir de la inmensa mayora de los argentinos.

    Invit a todos a participar de la doble empresa: analizar este Modelo Argentino y elaborar su

    propia expresin de nuestro Proyecto Nacional.

    Hasta aqu el aporte del ciudadano. El del gobernante ser crear el Consejo para el Proyecto

    Nacional, a fin de que la participacin del ciudadano, de los grupos sociales y partidos polticos,

    tenga un cauce institucionalizado para posibilitar que toda idea til se aproveche y preservarpermanentemente el Modelo, ajustndose a la realidad de un mundo en constante evolucin.

    Solo la idea vence al tiempo. Hagamos de ella nuestro medio esencial para la lucha interna;

    institucionalicemos la lucha por la idea y usemos todo nuestro patriotismo para dar mas potencia

    a la institucionalizacin de este proceso nacional.

    El mundo ser universalista; la organizacin de los pases del Tercer Mundo constituye unaforma de trnsito necesario hacia un universalismo justo; la etapa del continentalismo, a us vez,

    es un camino para ambas cosas.Nuestra Argentina tiene que tener un papel activo y relevante en todo este proceso y no debe

    seguir resignadamente lo que elaboren los dems.Tanto el incentivo interno de nuestra propia responsabilidad para con el pas y sus hijos, co-

    mo el devenir histrico del mundo en su totalidad, nos convencen de la necesidad de elaborarnuestro propio modelo.

    No necesitamos soportar agresiones que actan como factor desencadenante de nuestra ac-

    cin creativa. Nos basta con nuestra capacidad para ver el futuro.

    Tal vez ste sea uno de los mayores aportes que puedo hacer a ni Patria. Solo con su entre-

    ga, me siento reconfortado y agradecido de haber nacido en tierra argentina.-

    JUAN D. PERON

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    PRIMERA PARTE

    FUNDAMENTACION

    CONCEPTO DEL MODELO ARGENTINO

    Cuando pienso en los acontecimientos cruciales de la historia del pas, encuentro en ellos las

    huellas profundas de una toma de conciencia verdaderamente nacional.

    Este proceso se ha distinguido por una denodada pugna entre esa creciente conciencia y las

    fuerzas que han tratado de impedir implacablemente su libre expresin.

    El Modelo Argentino pretende ser, precisamente, la interpretacin de esa conciencia nacional

    en procura de encontrar su cauce definitivo.

    1- Ideologa y Doctrina NacionalNuestra Patria necesita imperiosamente una ideologa creativa que marque con claridad el

    rumbo a seguir y una doctrina que sistematice los principios fundamentales de esa ideologa.

    Para ello debemos tener en cuenta que la conformacin ideolgica de un pas proviene de la

    adopcin de una ideologa fornea o de su propia creacin. Con respecto a la importacin de

    ideologas directamente o adecundolas- se alimenta un vicio de origen y es insuficiente para

    satisfacer las necesidades espirituales de nuestro Pueblo y del pas como unidad jurdicamente

    constituida.

    El mundo nos ha ofrecido dos posibilidades extremas: el capitalismo y el comunismo.

    Interpreto que ambas carecen de los valores sustanciales que permiten concebirlas como ni-

    cas alternativas histrico-polticas. Paralelamente, la concepcin cristiana presenta otra posibili-dad, pero sin una versin poltica, suficiente para el ejercicio efectivo del gobierno.

    Los argentinos tenemos una larga trayectoria en esto de importar ideologas, ya sea en forma

    total y parcial. Es contra esta actitud que ha debido enfrentarse permanentemente nuestra con-ciencia. Las bases frtiles para la concepcin de una ideologa nacional coherente con nuestro

    espritu argentino, han surgido del mismo seno de nuestra Patria.El Pueblo, fuente de permanente creacin y autoperfeccionamiento, estaba preparado hace

    treinta aos para conformar una ideologa nacional, social y cristiana.Sin embargo, no fuimos comprendidos cuando, respondiendo a esa particular exigencia hist-

    rica, propugnamos la justicia social como inmanente al ser nacional, a pesar de que la justicia

    social est en la base de la doctrina cristiana que surgi en el mundo hace 2000 aos.

    Al calor de intereses polticos y econmicos se originaron numerosos equvocos como laidentificacin de la democracia con el liberalismo- promoviendo confusiones ideolgicas que, en

    su momento, configuraron el marco necesario para el mantenimiento de intereses imperialistas.

    No obstante, esa ideologa intrnsecamente argentina, y la consecuente doctrina, crecieron en la

    conciencia del Pueblo. El Modelo Argentino no quiere ser otra cosa que la expresin representa-

    tiva de y la sntesis prospectiva de una ideologa y una doctrina nacionales.

    La creacin ha nacido del Pueblo y el ciudadano que ofrece hoy el presente conjunto de ideas,

    valores y objetivos concretados bajo en nombre de Modelo Argentino, tal vez no tenga otra vir-

    tud que la de haber querido o interpretado la voluntad de ese Pueblo.

    Es por eso que este Modelo no es una construccin intelectual surgida de minoras, sino una

    sistematizacin orgnica de ideas bsicas desarrolladas a lo largo de treinta aos. Ahora es posi-

    ble ofrecer este Modelo al pas, despus de que la representacin popular ha sido reimplantada.Si el Modelo Argentino encarna la voluntad de nuestro Pueblo, ser autentico. Si es autntico,

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    ser til a la Patria. Y si es til, cumplir con su propsito histrico.

    2 - El Modelo Argentino y el Justicialismo

    El Justicialismo es el resultado de un conjunto de ideas y valores que no se postulan: se dedu-cen y se obtienen del ser de nuestro propio Pueblo. Es como el Pueblo: nacional, social y cristia-

    no.

    Hace muchos aos anunci tales caractersticas del Justicialismo, prcticamente en estos mis-

    mos trminos, y afirme su sentido al expresar que el Justicialismo es una filosofa de la vida,

    simple, prctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista.

    Esta bsqueda de respuestas a las necesidades integrales del pas, que parten de una clara ideo-

    loga, comenz en la dcada de los 40. El 1 de Mayo de 1948 la posicin fue llamada Justicia-

    lismo, abrindose as las posibilidades de una liberacin conceptual en la que intervengan man-

    datarios, lderes, polticos y Pueblo.

    La aparicin y la evolucin de la concepcin Justicialista es la del desarrollo histrico natural

    de nuestras ideas; y es patrimonio de todo el Pueblo argentino; en esa medida, el idelogo essolo un intrprete.

    No obstante en nuestro pas todava persisten muchos esclavos de la injusticia y de la insegu-

    ridad. Ni la justicia social ni la libertad recprocamente apoyadas- son comprensibles en unacomunidad integrada por hombres que no se han realizado plenamente en su condicin humana.

    Es por eso que el Justicialismo quiere para el hombre argentino:

    - Que se realicen en sociedad, armonizando los valores espirituales con los materiales y

    los derechos del individuo con los derechos de la sociedad;

    - Que haga una tica de su responsabilidad social;

    - Que se desenvuelva en plena libertad en un mbito de justicia social;

    - Que esa justicia social est fundada en la ley del corazn y la solidaridad del Pueblo,

    antes que en la ley fra y exterior;- Que tal solidaridad sea asumida por todos los argentinos, sobre la base de compartir los

    beneficios y los sacrificios equitativamente distribuidos;

    - Que comprenda a la Nacin como una unidad abierta generosamente con espritu uni-

    versalista pero conciente de su propia identidad.

    He dicho una vez que la comunidad a la que aspiramos es aquella donde la libertad, la justiciay la responsabilidad son fundamentos de una alegra de ser, basada en la certeza de la propia

    dignidad. En tal comunidad el individuo posee realmente algo que ofrecer e integrar al bien ge-neral, y no solo su presencia muda y temerosa.

    Nosotros creemos en la comunidad, pero en la base de esa conviccin se conserva un profundo

    respeto por la individualidad y su raz es una suprema fe en el tesoro que el hombre representa,por el solo hecho de su existencia.

    Cuando en la Segunda Guerra Mundial las dos potencias ideolgicas opuestas se unieron paraterminar con un tercer grupo de pases en discordia con el orden imperante, Argentina no se so-

    meti.Nuestra rebelin fue entonces como sigue siendo ahora, una cuestin de personalidad y de dig-

    nidad nacional.

    Para no someterse, haba que crear una respuesta diferente, propia, argentina. Esa respuesta fue

    el Justicialismo. Pero como un Modelo que aspire a servir seriamente al pas, solo puede ofrecer-

    se despus de un peridico histrico de prueba, hubo que esperar tres dcadas para poder elabo-

    rar la expresin, ya mas formalizada, de una ideologa, a fin de entregarla ahora a la fuerza crea-tiva de nuestra nacionalidad

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    OBJETIVOS DEL MODELO ARGENTINO

    1 - Un mbito de Coincidencia Nacional

    El primer objetivo del Modelo Argentino consiste en ofrecer un amplio mbito de coincidencia

    para que de una vez por todas los argentinos clausuremos la discusin acerca de aquellos aspec-

    tos sobre los cuales ya deberamos estar de acuerdo.

    Es imprescindible que mis conciudadanos comprendan que la presencia central del Justicialis-

    mo en un Modelo que deseo para todos los argentinos, sin exclusiones de sectores, no responde

    al intento de forzar una indebida generalizacin de principios meramente partidarios. Si acudo a

    la respuesta justicialista no es por sectarismo o personalismo; estoy lejos de una actitud semejan-

    te.

    La fundamentacin justicialista no se incorpora por reflejar un sector parcial de opinin ideo-

    lgico-poltico, sino por razones de ndole totalmente diferente.

    En primer lugar, porque encarna principios permanentes emanados de la esencia misma delhombre. En segunda instancia, porque el Pueblo ha impregnado al Justicialismo de las constan-tes bsicas de nuestra nacionalidad. Por ltimo, como Tercera Posicin, porque define una hist-

    rica definicin de autonoma e identidad nacional . Sin tales principios y constantes, sin esa iden-tidad, no hay posibilidad de conformar un Modelo en el cual cada argentino que ama a su Patria

    se reconozca.

    Estos motivos me alientan en la inspiracin de obtener la coincidencia necesaria para trazar

    una poltica nacional.

    La grandeza del pas y la felicidad del Pueblo argentina, son dos objetivos esenciales que, a mi

    juicio, deben guiar nuestro pensamiento y accin.

    Partiendo de esta premisa podemos empezar a construir. Solo necesitamos unanimidad concep-

    tual para hacer lo que la mayora decida. Por eso, las grandes lneas de coincidencia nicamentepueden nacer del Pueblo, manifestndose en sus representantes a travs de organizaciones de

    pacfica convivencia humana.

    Si se quiere salvaguardar la Nacin que hemos recibido y seguir adelante en el proceso de pre-

    servarla y depurarla, o se usa la poltica de la fuerza , o bien se elabora la fuerza necesaria pararespaldar una poltica.

    Una Argentina de felicidad y de grandeza admite nicamente la segunda alternativa. Necesi-tamos pues, crear la fuerza requerida para sustentar una poltica nacional.

    Es esta hora de su realizacin. Tengamos en cuenta el ejemplo que nos muestra el mundo; en elque est ganando terreno la idea de que el bienestar de los Pueblos se halla por encima de las

    concepciones polticas dogmticas. Esto origina un campo de mutuo respeto, que parece nutrirse

    en bases de civilizacin, de comprensin y de tolerancia hacia las ideas de los dems.No tengo dudas que este es un momento crucial de nuestra Patria; o profundizamos las coinci-

    dencias para emprender la formidable empresa de clarificar y edificar una gran Nacin, o conti-nuamos paralizados en una absurda intolerancia que nos conducir a una definitiva frustracin.

    2 - La Futura Comunidad Argentina

    El segundo de los objetivos radica en concretar el mbito del consenso, configurando el mbito

    de consenso, configurando los caracteres que los argentinos anhelamos para nuestra comunidad

    del futuro.

    Todo pas enfrenta, en algn momento de su historia, con la obligacin de definir principios,valores y conductas generales, pero tambin caracteres que perfilen recorten su nacionalidad.

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    Corresponde a un Modelo la estructuracin de estas propiedades que nos hacen mas que traducirla ideosincracia del Pueblo.

    La carencia de un Modelo de referencia ha causado, en nuestro pas, graves efectos sociales,econmicos y, particularmente , polticos. Ha llegado el momento de tomar conciencia de que en

    la Argentina nadie tiene derecho de esperar que la sociedad madure por si sola.Los argentinos intuimos ya que no es posible insistir en nuestra vacilaciones: la historia recla-

    ma de nosotros la consolidacin de una fisonoma nacional.

    Para ello, corresponde al Modelo Argentino refirmar la forma socio-poltica que satisfaga a

    todo el pas.

    Estoy convencido que solo la comunidad argentina puede proporcionar el juicio definitivo so-

    bre las cualidades que para ella se anhelan. Es mi deseo que todos mis conciudadanos consideren

    este Modelo como una propuesta inicial; ya que las generaciones que nos siguen, a travs de un

    dilogo franco en el que participen todos los entes representativos de la comunidad, han de asu-

    mir la patritica misin de perfeccionarlo.

    Alguna vez prediqu la armona como categora fundamental de la existencia humana; sigo cre-

    yendo en ella como condicin inalienable para la configuracin de la Argentina que todos an-helamos. Esa bsica consonancia excluye la violencia e implica comprender que el nico caminopara la construccin frtil es partir de ideas, valores y principios, cuya prctica concreta no cer-

    cene el cauce de la paz. Esto no distorsiona en absoluto la vocacin de cambio del Justicialismo,concretado en este Modelo Argentino; ya he afirmado que la doctrina es revolucionaria en su

    concepcin, pero pacfica en su realizacin.

    No puede persistir duda alguna acerca de los caracteres buscados; se trata de una democracia

    social que, como se ver mas adelante, ser una estructura poltico-social absolutamente cohe-

    rente con los principios esenciales de la Comunidad Organizada.

    Cuando utilizo la palabra social, estoy pensando en una democracia en la que cada integrante

    de la comunidad pueda realizarse con la nica condicin de poseer idoneidad y condiciones mo-

    rales indispensables para aquello que aspira. En este sentido, la forma de gobierno que sirve a lademocracia social resulta ser Representativa, Republicana, Federal y Social.

    Todo lo que acabo de expresar no es mas que otra forma de decir que seguimos deseando fervo-

    rosamente una Argentina socialmente justa, econmicamente libre y polticamente soberana.

    Se conecta estrechamente lo expuesto el hecho de que el Modelo define asimismo una clara di-

    mensin tica que no es otra cosa que un llamado a la autonoma de la conciencia moral. Hace

    aos sostuve que el vertiginoso progreso material de nuestro tiempo lanz al hombre fuera de simismo sin proporcionarle paralelamente una plena conciencia de su personalidad.

    Por eso, en el camino de la consolidacin de la comunidad argentina desempea un papel pri-mordial la propuesta de un esquema de valores morales y espirituales, que confiere al pueblo la

    templanza que el futuro de la Nacin requiere.

    Resultar necesario precisar el nivel de nuestra aspiraciones respecto a la futura sociedad argen-

    tina; solo as se estar en condiciones de clarificar la concepcin estratgica que deberemos

    adoptar para hacer realidad lo que todo hombre de bien, nacido en esta Patria, espera: una Ar-

    gentina ntegra, cabalmente duea de su insobornable identidad nacional

    3 - Orientacin para las Distintas Areas

    Los objetivos anteriormente delineados asocian al Modelo Argentino con los valores, principios

    y caracteres tanto de estructura permanente y universal, como de perfiles intrnsecamente nacio-

    nales.

    Si all finalizara nuestro propsito no iramos mas all de un lineamiento terico y normativo decarcter general que no contemplara la creciente complejidad de una comunidad orgnicamente

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    constituida. Quiere decir que, tal conjunto de verdades, adquiere una fisonoma especfica y dife-rente en los distintos mbitos de la vida nacional, as como una proyeccin igualmente especfi-

    ca.Con la mirada orientada en el futuro, es necesario identificar cul es la medida en que cada una

    de las reas de la sociedad argentina puede participar del Modelo, y es preciso definir de queforma aquellos principios, valores y caracteres cobran una dimensin particular, aunque interre-

    lacionada, en cada mbito del quehacer nacional.

    Para que cada ciudadano se reconozca en el Modelo, es imprescindible que este no naufrague en

    abstracciones, sino que aquello que define y propone, cobre realidad en cada una de las reas de

    la comunidad, pues es a travs de su rea de competencia que el ciudadano se inserta en su Patria

    y la siente como propia.

    Tengo la conviccin de que la transformacin de la comunidad argentina solo se podr lograrse

    mediante una adecuada conjuncin de resultados eficientes en todos los campos del quehacer

    nacional.

    4 - Gua Programtica y Poltico-Administrativo

    A la luz de este objetivo, el Modelo Argentino debe conformar un sustrato programtico supe-

    rior, orientativo de la conduccin.Creo que no podemos detenernos en discutir si es mas aconsejable la programacin que el desa-

    rrollo espontneo, porque la segunda alternativa implica dejar a la sociedad librada a sus propias

    fuerzas y es, por ello, terreno frtil para distorsiones neocolonialistas.

    Al hacer referencia a la conduccin debe tomarse en cuenta que la conduccin poltica se dife-

    rencia del gobierno poltico-administrativo.

    La conduccin poltica es una materia indelegable de quien ejerza la Primera Magistratura, y ella

    da sustento a la capacidad de hacer en lo poltico- administrativo.

    Lo poltico- administrativo corresponde a las decisiones y acciones que se adopten a travs delos mecanismos corrientes del gobierno.

    Las condiciones objetivas que hacen a la conduccin superior, implican que nadie puede gober-

    nar sin el apoyo sin Pueblo, ni en la Argentina ni en ningn otro pas. Significa tambin que el

    Proyecto final es del Pueblo y no de determinados gobiernos, ni de minoras intelectuales.El Modelo Argentino quiere servir a estos dos mbitos de conduccin superior, en estrecha co-

    nexin con una orientacin programtica lcida y precisa.

    5 - La Liberacin y la Integracin

    Afirm anteriormente que la importacin de ideologas alimenta un vicio de origen.

    Detengmonos en este problema. Si una ideologa no resulta naturalmente del proceso histricode un Pueblo, mal puede pretender que ese Pueblo la admita, como representativa de su destino.

    Este es el primer motivo por el cual nuestro Modelo no puede optar ni por el capitalismo liberalni por el comunismo.

    Pero es evidente que la cuestin, como lo he repetido en numerosas oportunidades, no se reducea la eleccin o configuracin de una ideologa y una doctrina que perfilen la identidad de nuestro

    Pueblo, porque tal identidad se diluye sin una firme decisin de autonoma nacional.

    El rechazo de las posibilidades extremas que nos brindan el capitalismo y el comunismo, no solo

    se fundamentan en su desconexin con la estructura ntima de nuestra nacionalidad, sino tambin

    en el hecho de que su adopcin implica servir automticamente al neocolonialismo, sea cual

    fuere su signo doctrinario.Optar por un Modelo Argentino equidistante de las viejas ideologas es, consecuentemente, de-

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    cidirse por la liberacin. Por mas coherencia que exhiba un modelo, no ser argentino si no seinserta en el camino de la liberacin.

    Me parece innecesario insistir en un hecho evidente: estamos en esta lucha, aunque cada pueblodebe dar, frente a la historia, la respuesta que emana de su esencia.

    Es por eso que la progresiva transformacin de nuestra Patria para lograr la liberacin debe, pa-ralelamente, preparar al pas para participar en dos procesos que ya se perfilan con un vigor in-

    contenible: la integracin continental y la integracin universalista.

    Si aislramos nuestra respuesta, la comunidad por la que luchamos quedara a espaldas de un

    destino superior que espera a todos los hambres que en el mundo comparten ideales de Justicia y

    Verdad.

    ANTECEDENTES HISTORICO-POLITICOS QUE CONDUCEN AL MODELOARGENTINO

    1 - Las enseanzas del Proceso Histrico Mundial

    De dos fuentes proviene el crecimiento econmico de los pases avanzados. Por un lado, se sus

    propios tecnolgicos y acumulacin de capital. Por el otro, del acceso a las riquezas y el trabajode los pases colonizados.

    El traspaso de las riquezas de estos ltimos pases a las grandes potencias, se efecto de muy

    diversas formas. De acuerdo con las circunstancias, se utiliz desde el procedimiento de la apro-

    piacin fsica hasta la remesa de beneficios para las inversiones imperiales, pasando por las eta-

    pas intermedias de ambos extremos.

    De esa manera, muchos pases colonizados expandieron su producto pero no su ingreso, mos-

    trando al mismo tiempo un aparente progreso que, en realidad, encubra su miseria.

    Para mantener este sistema se necesit de la dominacin poltica. El arma empleada para ello,tambin se adecu a las circunstancias.

    Fue as como se acudi al empleo de las fuerzas militares, en intervenciones directas o indirec-

    tas; al copamiento de gobiernos o de sectores claves del pas; a la complicidad de los grupos di-

    rigentes; a la accin sutil de las organizaciones que sirven a intereses supernacionales; a los em-prstitos, que bajo la forma de ayudas atan cada vez mas a los pases dependientes. Es decir, se

    recurri a cuanto procedimiento fuera til para los fines de dominacin perseguidos.Esta ha sido una evolucin particularmente notable del sistema imperialista durante casi todo el

    siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. En su transcurso, las espaldas de los trabajadores delos pueblos sometidos tanto del mundo oriental como occidental- han sobrellevado, en buena

    medida, la carga del progreso de las metrpolis imperialistas.

    Pero la situacin internacional est sufriendo profundas conmociones: los pueblos comienzan adespertar, motivando que los pases dependientes se vean obligados a tomar partido frente a dos

    elecciones:- Por un lado, elegir entre neocolonialismo y liberacin. Para nosotros la eleccin es obvia,

    y cuando dijimos que haba que construir el Tercer Mundo, no hicimos otra cosa que dar unnombre y un sentido al camino de liberacin elegido.

    - Por el otro, se presenta la eleccin entre capitalismo y comunismo como opciones inevita-

    bles. Nosotros percibimos el error de considerar, como nicas alternativas, a dos posiciones ex-

    tremas que han servido para la dominacin. As surgi la Tercera Posicin.

    Venimos sosteniendo estos conceptos desde hace tres dcadas. Consecuente con ellos, Argentina

    inici un proceso de cooperacin latinoamericana para lograr la liberacin. Ya la idea de Comu-nidad Latinoamericana estaba en San Martn y Bolivar; ellos sembraron las grandes ideas y no-

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    sotros hemos perdido un siglo y medio vacilando en llevarlas a la prctica.Ahora, para corregir el rumbo que equivocadamente tomamos, debemos profundizar, entre otros

    lazos de unin, la lnea de los tratados de complementacin econmica, que como el firmado enSantiago de Chile, hace 25 aos, entre este pas y la Argentina, estn abiertos a la adhesin de

    los dems pases del rea con la finalidad de alcanzar una integracin econmica sudamericana.Este proceso arroja algunas enseanzas en las siguientes consideraciones:

    Unin Latinoamericana: Cada pas participa de un contexto internacional del que no puedesustraerse. Las influencias recprocas son tan significativas que reducen las posibilidades de xi-

    to en acciones aisladas.

    Es por ello que la Comunidad Latinoamericana debe retomar la creacin de su propia historia, tal

    como lo vislumbr la clarividencia de nuestros libertadores, en lugar de conducirse por la histo-

    ria que quieren crearle los mercaderes internos y externos.

    Lo repito una vez mas: El ao 2000 nos encontrar unidos o dominados. Nuestra respuesta,

    contra la poltica de dividir para reinar debe ser la de construir la poltica de unirnos para

    liberarnos

    .

    Reaccin Imperialista: Tenemos que admitir como lgica la accin de los imperialismos enprocura de evitar que la unin de nuestros pases se realice, ya que ello es opuesto a su interseconmico y poltico.

    En consecuencia, debemos admitir que la lucha es necesaria. Pero nosotros tambin aprendimos

    a reducir el costo social de la lucha.

    La cruel realidad de los imperialismos: Cuando se expresaba, hace aos, que el imperialismono perdona, se estaba tambin afirmando que ningn imperialismo perdona. La experiencia de

    la dcada de los 60 ha sido suficientemente dura es estos aspectos, y el mundo aprendi mucho

    de ella.Las invasiones militares en que los dos imperialismos han incurrido en los ltimos 15 aos, a

    contratiempo de la historia, han constituido un poderoso factor para que el Tercer Mundo asuma

    la necesidad de autodefensa.

    Adems, esto evidencia la creacin de un derecho no escrito, en el plano mundial, que fortificalos principios de autodeterminacin y de no intervencin de los pueblos. Ello tendr, tarde o

    temprano, que encontrar el eco adecuado en las Naciones Unidas para que stas adquieran unefectivo poder de arbitraje.

    Autodestruccin de los imperios: Las coaliciones imperialistas no impiden que se cumpla unaconstante histrica: los imperios se autodestruyen. Ya estn a la vista algunos signos de una seria

    prdida de la capacidad hegemnica en los imperialismos de ayer dominantes.

    Complicidad de sectores internos: Surge, tambin, una experiencia importante para nuestrospases: hay sectores internos cuyos objetivos cuyos objetivos coinciden con los de los imperia-

    lismos. Obviamente, la capacidad de decisin de estos sectores debe ser debilitada o anulada.

    Imperialismo y Tercer Mundo: La dinmica mundial no obedece solo a los designios de lospoderosos. Ahora responde a una articulacin que encuentra imperialismos por un lado y Tercer

    Mundo por otro.

    El tipo de domocracia: No siempre los pases han definido con exactitud la democracia quedesean, ni han calificado la democracia en la cual viven. Hemos aprendido que ocultar el tipo de

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    democracia que se quiere, constituye la mejor manera de preservar el tipo de democracia quequieren los dems.

    El egosmo y la sociedad competitiva: En el transcurso del tiempo, hemos venido progresando

    de manera gigantesca en el orden material y cientfico, pero veinte siglos de cristianismo parecenno haber logrado, suficientemente, hasta ahora, la superacin del egosmo como fuerza motriz

    del desarrollo de los pueblos. La sociedad competitiva es su consecuencia.

    Esto arroja luz sobre el hecho de que la cooperacin y la solidaridad son elementos bsicos a

    considerar en el futuro.

    El materialismo: El pragmatismo ha sido el motor del progreso econmico. Pero tambinhemos aprendido que una de las caractersticas de este proceso ha sido la de reducir la vida inter-

    ior de hombre, presumindose de pasar de un idealismo riguroso a un materialismo utilitario.

    El mundo debe salir de la etapa egosta y pensar mas en las necesidades y esperanzas de la co-

    munidad. Lo que importa hoy es persistir en ese principio de justicia, para recuperar el sentido

    de la vida y para devolver al hombre su valor absoluto.

    Necesidad de una tica: la historia nos indica que es imprescindiblemente necesario promoverla tica individual primero, desarrollar despus la consecuente conducta social y desprender fi-nalmente de ellas la conducta econmica. La libertad se instala en los pueblos que poseen una

    tica y es ocasional donde esa tica falta.

    Pensamiento y accin: No puede haber divorcio alguno entre el pensamiento y la accin, mien-tras la sociedad y el hombre se enfrenten con la actual crisis de valores, acaso una de las mas

    profundas de cuantas se hallan registrado. Es posible que el pensamiento haya perdido, en los

    ltimos tiempos, contacto directo con las realidades del devenir histrico. Pero es cierto tambin

    que ha llegado la Hora de los Pueblos, y que ella exige un pensamiento en accin.

    El imperativo de la Comunidad Organizada: Es por esto que las grandes alternativas que pre-senta la historia a nuestro pas, terminan deducindose y no postulndose. Como deduccin de la

    experiencia que viene de la historia, cada da se ahonda mas el imperativo moderno de la Comu-nidad Organizada como punto de partida de toda idea de formacin y consolidacin de las na-

    cionalidades.

    Tercer Mundo y Tercera Posicin: Asimismo, se deduce la consolidacin del Tercer Mundo yla Tercera Posicin como resultantes histricas definidas. La Tercera Posicin como unidad con-

    ceptual, y el Tercer Mundo, como entidad poltica.

    Sectarismo y liberacin: Finalmente, las mas importante de las enseanzas, es la revelacin deque los sectarismos no nos conducirn jams a la liberacin. Las diferencias de ideas son positi-vas en tanto estn abiertas a la confrontacin sincera y honesta en busca de la verdad.

    Encerrarnos en busca de ideas y procurar imponerlas por el peso de una fuerza circunstancial,significara caer en el mismo error por el que han transitado aquellos a quienes hoy enfrentamos

    2 - La situacin histrica argentina

    Si queremos realizar entre todos un proyecto del pas que anhelamos, creo necesario tomar pre-

    viamente conciencia de nuestra situacin actual. Por este motivo, har una breve resea de laevolucin histrica argentina en los diferentes mbito

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    EN EL AMBITO POLTICO

    En nuestro pas se han dado dos procesos paralelos, ntimamente interrelacionados, que el adve-

    nimiento del Gobierno Popular est frenando decididamente: una creciente intervencin externay una vacilante poltica interna.

    La intervencin externa fue cambiando de forma a lo largo del tiempo consistiendo sus ltimas

    exteriorizaciones en condicionamientos impuestos a nuestra libertad de decisin.

    Por su parte, la vacilacin poltica interna fue influida principalmente por los siguientes factores:

    - Las plataformas polticas no siempre definieron fines conjuntamente con los medios para

    alcanzarlos. Esto trajo como consecuencia que los ciudadanos carecieran de la informacin com-

    pleta para ejercer su derecho al voto y a la crtica constructiva de las actos de gobierno.

    - Se pretendi diluir el poder del Justicialismo, acudindose a sistemas como el de la repre-

    sentacin proporcional, estimulando el aumento de los partidos polticos y limitando la relevan-

    cia de cada uno de ellos.

    - La proscripcin se utiliz para contrarrestar la vigencia de los grandes movimientos na-cionales.- La violencia fue ejercida para reprimir las corrientes que luchaban por un proceso trans-

    formador.- El concepto de democracia pocas veces fue debidamente especificado con claridad sufi-

    ciente para que el Pueblo supiese de qu se trataba.

    - El nacionalismo fue declamado al tiempo que se destrua lo autctono y copiaban apresu-

    radamente moldes extranjeros reidos con nuestra ideosincracia.

    - La participacin externa en las decisiones que afectaban al pas fue creciendo consciente

    e inconscientemente.

    Sin embargo, los valores permanentes afloran siempre. En el pueblo argentino estaba latente el

    sentimiento de independencia nacional, lo que tarde o temprano habra de provocar el enfrenta-miento contra la distorsin del contenido social de la democracia y contra la tendencia a la des-

    nacionalizacin progresiva.

    La historia se encarga de formular una severa advertencia a quienes pretenden debilitar la vi-

    gencia de los valores permanentes del Pueblo. El intento de desvo no hace sino demorar el pro-

    greso de la Nacin, pero no logra impedir esa realizacin que lleva consigo la supresin de cuan-

    to obstculo se le interponga.En nuestra Patria, siguiendo el proceso natural de maduracin poltica, fue aumentando la parti-

    cipacin de los ciudadanos en las urnas. Con ello, las elecciones han adquirido un significado delegitimidad distinto al de la legalidad: hoy la eleccin legalmente realizada pero con alta absten-

    cin cualquiera sea la forma de abstencin- es legal pero no otorga un poder legtimo. La legi-

    timidad viene del Pueblo en su totalidad y no solamente de aquella parte del Pueblo que acepta

    reglas de juego que, como la proscripcin, restringen la voluntad popular. Voto con proscripcin

    puede otorgar legalidad; pero legitimidad nunca.Crecieron tambin al sensibilidad y al capacidad poltica, al impulso de la mayor participacin

    del ciudadano.Pero esta mayor capacidad de intervencin poltica de la ciudadana, mas all de su participacin

    en las urnas, fue bastante mal usada. Se pusieron frente a ella los rboles que no dejaron ver el

    bosque. Se satur el panorama poltico nacional con cuestiones menores, y el ciudadano no lleg

    a formarse una concepcin general de la problemtica nacional que abarca suficientemente todos

    los campos de sus actividades.

    As el Pueblo fue comprendiendo que no deba permanecer indiferente ante los problemas nacio-nales y adopt la decisin de ser protagonista de su historia, rompiendo con los esquemas tradi-

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    cionales que intentaron relegarlo a la simple condicin de espectador.El cambio ya no consiste en una abstraccin vaca. El Pueblo todo quiere conocer el signo, el

    sentido y el contenido preciso de una expresin. Es que el Pueblo advierte con claridad que si elcambio no es nacional, no responder a sus reales necesidades.

    Finalmente, cabe una reflexin respecto del poder de decisin: a lo largo de nuestra historia, di-cho poder se ha ido limitando tejindose una red de compromisos polticos que representan a

    diferentes intereses.

    Tales intereses pueden ser internos o externos. Si las alternativas son neocolonialismo o libera-

    cin, y si hemos optado por la liberacin, el ajuste de ese poder es indispensable para lograr que

    responda a nuestros intereses.

    En lo poltico, liberacin significa tener una Nacin con suficiente capacidad de decisin propia,

    en lugar de una Nacin que conserva las formas exteriores del poder, pero no en su esencia. La

    Nacin no se simula. Existe o no existe.

    En sntesis, el problema actual es eminentemente poltico y sin solucin para otros sectores en

    particular.

    EN EL AMBITO ECONOMICO

    El pas ha producido siempre en funcin del beneficio, sin disciplinar cabalmente su produccinen funcin de las necesidades de la poblacin.

    Es indudable que se perdi tiempo y que los recursos no fueron convenientemente utilizados.

    Sin embargo, en la actualidad tenemos un ingreso por habitante razonablemente elevado y, ade-

    ms, el pas se est industrializando aceleradamente. Esta realidad me permite afirmar que no

    somos un pas subdesarrollado.

    La distribucin del ingreso familiar no es an la mas adecuada y mucho debe hacerse para vigo-

    rizarla. Esta realidad, hacia 1955, se haba llegado a un nivel en la distribucin y en participacin

    del salario en el ingreso nacional, que satisfaca las necesidades de la poblacin.Desde all las soluciones econmicas siguieron a las soluciones polticas y la participacin del

    salario en el ingreso disminuyo.

    Es posible mantener una distribucin socialmente aceptable si las decisiones econmicas acom-

    paan a poltica social que se desea imponer. Cuando las decisiones econmicas siguen un pa-trn inadecuado, la distribucin del ingreso queda subordinada al mismo, mas all de los buenos

    deseos de cualquier gobierno. En consecuencia, lo que llamamos Justicia Social tambin re-quiere para su materializacin efectiva participacin del gobierno y elevada eficiencia del mis-

    mo.Se produjo, por otra parte, un decisivo retroceso en el terreno de las decisiones econmicas. Has-

    ta 1943, con industrializacin incipiente, dichas decisiones estaban adaptadas a los intereses del

    campo. Buscamos establecer un sano equilibrio para promover la industrializacin y una organi-zacin del poder de decisin para nuestro sector industrial. En 1955 no se haba alcanzado a

    afirmar la existencia de un empresariado industrial argentino como factor contribuyente al desa-rrollo nacional, pero estaba en el camino. Desde entonces la industria creci con alto apoyo ex-

    terno, pero el capital extranjero se concentr, en gran medida, en el aporte tecnolgico y tambinen la compra de empresas existentes en el pas.

    Debemos tener en claro que lo esencial con respecto a los objetivos que debe perseguir una acti-

    vidad radicada en el pas, es que estos debern atender tanto el aporte de la economa nacional

    como el beneficio del empresario. Esto debe definir una conducta coherente respecto de los in-

    tereses nacionales y los del empresariado.

    Pero si se trata de obtener tantos beneficios como sea posible, consolidando intereses que estnen el exterior, los aportes a la economa nacional se alejarn considerablemente de lo que resulta

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    conveniente para el pas.En esta materia no basta con lograr soluciones apresuradas para las grandes cuestiones, pensando

    que todo lo dems ha de resolverse por si solo. No basta tampoco con elaborar soluciones a me-dias, tomando decisiones sobre la inversin externa sin establecer claramente la actividad en la

    cual han de insertarse. Hay que establecer polticas diferenciales, en todos los campos, y fijarcon precisin suficiente la forma de preservar los objetivos nacionales.

    Tambin se comprueba que no hubo una conciencia adecuada sobre la utilizacin de los recursos

    financieros del pas, por cuanto no se alcanz a determinar con claridad si la masa de capital

    interno disponible posibilitaba el desarrollo y la expansin, o si era necesario su incrementacin

    con el aporte de capital extranjero para alcanzar tales objetivos.

    Igualmente, es necesario tener en cuenta que no existe similitud entre concentracin de capital y

    concentracin empresaria. Eso debe conducirse armonicamente de acuerdo con las reales necesi-

    dades nacionales.

    Analizando el proceso, se ve en otro tipo de problemas- que cuando una sociedad incrementa el

    grado de sofisticacin del consumo, aumenta a la vez su nivel de dependencia. Esto es, en gran

    medida, lo que ocurri entre nosotros.Por un lado, el ciudadano se ve forzado a pagar por la tecnologa de lo banal; por otro, el pasgasta en divisas en un consumo innecesario.

    Pero a la vez, es impostergable expandir el consumo esencial de las familias de menor ingreso,atendiendo sus necesidades con sentido social y sin formas superfluas. Esta es la verdadera base

    que integra la demanda nacional, la cual es motor esencial del desarrollo econmico.

    El proceso econmico ha demostrado, adems, que el pas acumula mas ahorro del que usa. En

    otras palabras, que lo que gana con sus exportaciones, excede a lo que necesita gastar a travs de

    sus exportaciones y otros conceptos. No obstante ello, tal posibilidad fue insuficientemente ex-

    plotada, ya que a la par de incrementar la deuda publica no se logro el desarrollo nacional reque-

    rido por el pas.

    Tuvimos todo tipo de experiencias en este sentido y ahora, entre otras cosas, sabemos combatirestablemente un mal como la inflacin, y ello se consigue solo cuando hay capacidad poltica

    para usar el remedio natural dado por una poltica de precios e ingresos.

    Es evidente que las recetas internacionales que nos han sugerido bajar la demanda para dete-

    ner la inflacin, no condujeron sino a frenar el proceso y a mantener y aumentar la inflacin.

    En esta cuestin no se acertaba con la solucin adecuada. Por pocas se baj la demanda pblica

    a travs de la contencin del gasto olvidando el sentido social del gasto pblico-; se baj la de-manda de las empresas a travs de la restriccin del crdito olvidando tambin el papel genera-

    dor de empleo que desempea la expansin de las empresas- ; y se baj la demanda de los traba-jadores a travs de la baja del salario real.

    Pero como al mismo tiempo no se adoptaban las medidas para que todos participaran en el sacri-

    ficio, en definitiva fueron las espaldas de los trabajadores las que soportaron el peso de estas

    polticas de represin de la demanda para combatir la inflacin que el pas acept, y que repiti

    aunque su ineptitud quedo bien probada por la misma historia.Es esta una experiencia muy importante derivada de nuestro proceso; y puesto que necesitamos

    evitar la inflacin para seguir adelante con autntica efectividad, debemos tenerla permanente-mente en cuenta.

    Por otra parte, se puede ver que hubo una insuficiente utilizacin de recursos, especialmente delrecurso humano que ha sido deficientemente incorporado en los ltimos lustros, de acuerdo con

    la evidencia surgida de las tasas de desempleo. Lo mismo aconteci con el recurso formidable

    que significa el capital intelectual cientfico y tcnico nacional, emigrando por falta de oportuni-

    dades en el pas.A esto se lleg por carecerse de planificacin, ya que cuando se planifica adecuadamente, puede

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    lograrse una utilizacin total de los recursos disponibles.Para que la planificacin sea efectiva no bastan los planes de mediano o largo plazo. Las deci-

    siones concretas de poltica econmica requieren tambin planes de corto plazo, que deben serlos reales propulsores de la actividad. Es a travs de ellos que la coyuntura puede ser manejada

    en funcin de un verdadero valor de instrumento para conducir la economa en el mediano ylargo plazo.

    Realizada la planificacin en tales trminos, es posible actuar realmente con la eficiencia necesa-

    ria para lograr la mayor parte de la expansin fsica que el pas debe producir ao a ao.

    En gran medida, en los ltimos lustros nos hemos manejado con nombres y no con programas; y

    salvo en algunos perodos que deben ser rescatados por la seriedad de conduccin- la poltica

    que result, ha sido de neto corte liberal.

    La conduccin en el campo econmico esta en excelentes condiciones para alcanzar sus objeti-

    vos, cuando su contexto aparece definido en programas de accin claramente concebidos.

    En ltima instancia, la experiencia de lo que hace a la planificacin en este campo es tambin

    definitiva; el gobierno en lo econmico no tiene otra forma de conducirse. La planificacin es

    consecuencia necesaria de la organizacin, e instrumento para la conduccin concreta

    EN EL AMBITO SOCIAL

    En materia social, nuestro proceso ha sido muy significativo y aporta experiencias de cambio

    realmente aleccionadoras .

    Veamos separadamente los distintos aspectos de esta cuestin:

    Caractersticas Socio-Demogrficas Generales:

    Las caractersticas socio-demogrficas bsicas de nuestro pas son bien conocidas:

    - Escasa poblacin, frente a su dilatada extensin;- Tasas bajas de crecimiento vegetativo;

    - Alta esperanza de vida;

    - Concentracin urbana con macrocefalia del rea metropolitana;

    - Alta tasa de alfabetizacin con elevada desercin escolar;- Ausencia de conflictos raciales o religiosos;

    - Amplia difusin de los medios de comunicacin masivos con limitaciones en cuanto a sucalidad intrnseca;

    - Nivel elevado de salubridad pero con desequilibrios regionales que se verifican en la tasade mortalidad infantil que an es elevada, etc.

    La movilidad social y los lderes:

    La Movilidad Social fue y sigue siendo alta en el pas. El hijo del trabajador mas modesto puedellegar a ser Presidente de la Repblica.

    No son muchas las sociedades que en el mundo ofrecen esta posibilidad.Sin embargo, en la prctica se obstaculiz reiteradamente esta movilidad. Los lderes naturales

    encuentran un camino difcil: hay una maquinaria aplastante que cuesta mucho desmontar.

    La supuesta igualdad de oportunidades ha sido determinada, en ciertas circunstancias, por la ca-

    pacidad econmica, de la cual siguen dependiendo en gran medida las posibilidades de forma-

    cin.

    La misma forma de emerger de muchos lderes, no ha asegurado una alta calidad de liderazgo entodos los casos. As se comprende que haya habido cierto elitismo, en la medida en que el gru-

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    po tena poder, oportunidad e influencia, se autoidentificaba como mas apto, para imponer suvoluntad a los dems.

    Por otra parte, durante casi dos decenios funcionaron mecanismos que coartaron la posibilidadde expresin de los lderes que se mantuvieron fieles a las concepciones doctrinarias existentes

    hasta 1955. En este terreno se echo mano a la discriminacin directa. Por lo dems, el procesomonto sistemas de promocin que en grado apreciable dependieron de la adscripcin ideolgica

    de los lderes a las pautas polticas del mbito liberal dominante por entonces.

    En consecuencia, no puede asegurarse que todos los liderazgos hayan surgido de los dos requisi-

    tos fundamentales requeridos: vocacin de servicio al pas y capacidad.

    Para no caer en la trampa liberal, en el futuro deber emprenderse con inteligencia y honestidad

    la formacin de lderes, particularmente para que los lderes intermedios en los campos polticos

    y sociales completen su formacin y cultiven sus valores personales en forma metdica y siste-

    mtica.

    El mismo mecanismo de promocin de lderes tiene que asentarse, en todos los cuerpos polticos

    y sociales, sobre una verticalidad institucionalizada que transporte la corriente de poder desde la

    base.De este modo, el lder resulta un verdadero conductor, con mandato real y capacidad probada porel Pueblo, del cual, adems de representante, debe ser autntico y permanente interprete.

    La familia:

    Una de las experiencias mas fecundas que surgen de nuestro proceso, es el hecho de que la so-

    ciedad argentina ha sabido conservar la familia como clula social. Es claro que hay fisuras in-

    evitables cuando los cambios son demasiado rpidos y es obvio que la dimensin de las fisuras

    pueden agrandarse en la medida en que el cambio se acelere o asuma una direccin equivocada.

    En las sociedades altamente competitivas devoradas el consumo, se debilit el ncleo familiar y

    aparecieron ciertas desviaciones, de las cuales las drogas y el alcoholismo son dos manifestacio-nes lamentables.

    Nuestra Patria todava esta a tiempo de preservar a la familia, ya que si bien no todos han con-

    servado su integridad ante la agresin externa motivada por el sistema liberal, afortunadamente

    la mayor parte de ellas ha salvado su contextura.

    Medios de comunicaciones masivos y promocin del consumo:

    Los medios de comunicaciones masivos se incrementaron, pese a ser sometidos a restriccionesselectivas que respondan a los intereses de las filosofas dominantes.

    As, dichos medios se convirtieron en vehculos para la penetracin cultural.

    El pas debe establecer los principios especficos y claros no solo en lo referente al nivel de in-tercambio socio-cultural con el exterior, sino tambin respecto de cuales han de ser las condicio-

    nes para salvaguardar la identidad cultural argentina.Por otra parte, es interesante observar lo que sucede con la comunicacin de los grupos poster-

    gados o aislados de la sociedad, como en la practica aconteci con el Movimiento Justicialistadurante casi 20 aos. La respuesta no dejo lugar a dudas: cuando se observa una profunda fe en

    ideas y valores, la coercin interna no puede impedir que se desarrollen mecanismos informales

    de comunicacin directa. Puede destruir los medios formales, pero no puede hacer lo mismo con

    aquellos cuya energa de transmisin nace del poder de la ideologa del grupo.

    La opinin pblica del pas esta lo suficientemente preparada para criticar las informaciones que

    recibe. En algunos sectores sociales se pens que esa opinin haba sido confundida con infor-macin tendenciosa, pero no fue as. A pesar de que prcticamente los dos tercios de la opinin

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    ciudadana soport dcadas de prdica destructiva, mantuvo una monoltica unidad de convic-cin.

    No es posible vender ideas al Pueblo. Menos an cuando, como en nuestro caso, se encuentraen el una incontenible sed de verdad.

    En otro orden de cosas, se ha buscado promover actitudes profundamente negativas, incremen-tando artificialmente el consumo voraz de productos intiles.

    Directos responsables de esta situacin han sido quienes instrumentaron los medios de comuni-

    cacin masivos para aniquilar la conciencia del Pueblo.

    Es decir, se procur motivar un consumo prescindible, excitando los sentidos. Ese sistema es

    incompatible con la forma nacional y social a la que aspiramos, en la que el hombre no puede ser

    utilizado como instrumento de apetitos ajenos sino como punto de partida de toda actividad

    creadora.

    No se puede ignorar que el sistema empleado incrementa la demanda de bienes, provocando una

    actitud competitiva que incita al aumento de eficiencia. Es evidente, adems, que ambos facto-

    res constituyen el impulso del progreso econmico.

    Pero una cosa es el progreso econmico y otra muy diferente es el desarrollo social del pas enpro de la felicidad del hombre que lo integra.Es por eso que ser necesario corregir ciertas pautas de consumo que no responden a las reales

    necesidades de nuestro Pueblo. Este necesita liberarse de los moldes prefabricados que hacen dela exhibicin de bienes una cuestin de prestigio, premiando diversas formas de parasitismo so-

    cial.

    Precisamente el consumo artificialmente estimulado unido a la mentalidad competitiva ha actua-

    do como factor desestimulante de determinaciones fundamentales de la creatividad del hombre,

    como son, por ejemplo, la ciencia y el arte.

    Los factores del cambio

    No extraa, pues, que una evolucin de la escala de valores vigentes hasta el momento, incluya

    el aprecio por tener y la seguridad.

    Sin embargo, el querer seguridad no implica necesariamente resistencia al cambio, solo se

    oponen a l determinados grupos tradicionales de poder de la sociedad argentina.La actitud frente al esfuerzo no se ha perdido, y tal vez sea este uno de los mejores capitales que

    import el pas con los inmigrantes que lo construyeron. Pero debemos emprender una buenaorganizacin que atienda a la realidad altamente compleja del sistema social del pas, que reacti-

    ve apropiadamente el conjunto de elementos que entran en l, y que ofrezca resultados simples yadecuados a la concepcin del ciudadano.

    Pese a todo, es posible evaluar que nuestra sociedad ha mantenido una alta capacidad de desarro-

    llo interno. Configura una estructura moderna, en la cual la demanda de un cambio que reubiquevalores esta adoptando ostensiblemente la forma de un mandato.

    En consecuencia, es preciso determinar los factores de cambio con los cuales pueda actuar nues-tra comunidad en bien de su propio desarrollo social. Al respecto, se pueden contemplar varias

    posibilidades:- Confiar en la evolucin espontnea del cuerpo social;

    - Procurar formas cruentas de cambio, confiando, por ejemplo, en el valor purificador de la

    destruccin, de la violencia y el caos;

    - Proponer una elaboracin sistemtica y racional, que permita fijar las cualidades que se

    anhelan para la comunidad argentina y comprometer el trabajo necesario para llevarlo a cabo.

    El proceso parece ensear que librada la sociedad a una evolucin espontnea, resulta inexora-blemente vctima de pautas extremas. Permite concluir, asimismo, que las formas cruentas con-

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    ducen a un estril y doloroso sacrificio de vidas humanas. Por lo tanto, no tenemos derecho aeludir el compromiso tico e histrico de crear un modelo lcido, que no solo sirva a las genera-

    ciones adulta e intermedia, sino que constituya un eje de orientacin para la juventud argentina.Naturalmente, al conformacin del Modelo tendr a tender hacia una sntesis entre lo que elabo-

    ramos racionalmente y lo que la propia comunidad quiera.Insisto en que es fundamental determinar la forma de alcanzar el cambio deseado. Hace muchos

    aos poda apelarse emotivamente a la Patria o a la tradicin; mas tarde se apel al bienestar. Ya

    eso no basta.

    Ha que levantar ahora, adems, y con gran vigor, el poder del espritu y la idea, teniendo en

    cuenta que el bienestar material no debe aniquilar los bsicos principios que hacen del hombre

    un ser libre, realizado en sociedad, y valorizado en su plena dignidad.

    Para ello, entre otras medidas, debe limitarse el consumismo sofisticado, estableciendo el camino

    apropiado para reconstruir al hombre argentino.

    Debe ser valorizada en toda su intensidad la gran coincidencia expresada en al comunidad en

    1973: de un lado, est los que quieren el cambio y del otro, los que no lo quieren.

    Los que quieren el cambio constituyen el 90 por ciento del pas. En principio a ellos est desti-nado este Modelo, cuyo propsito es el de responder fielmente a un mandato otorgado en lasurnas.

    EN EL AMBITO CULTURAL

    Resulta imprescindible realizar un breve balance de la situacin en Argentina hasta el momento

    actual en el terreno cultural. La importancia que cobra este mbito en la conformacin de una

    comunidad madura y autctona es enorme, al punto que me atrevo a decir que constituye una

    especie de red que conecta los mbitos econmicos, poltico y social.

    En el terreno cultural se incluye tanto a la formacin humanstica (filosofa y ciencias del hom-

    bre) como la actividad artstica, pues lo cientfico-tecnolgico ser expuesto en un prrafo apar-te.

    Un examen somero permite eslabonar varias reflexiones, que se concentran en una reflexin

    central: el proceso argentino de las ltimas dcadas evidencia un creciente desarrollo de la pene-

    tracin cultural. La consolidacin de una cultura nacional se ha enfrentado con el serio obstculode la reiterada importacin de determinaciones culturales ajenas a la historia de nuestro Pueblo,

    as como a la identidad que como comunidad organizada necesitamos definir.Dos han sido los fundamentales agentes desencadenantes de tal penetracin:

    - En primer lugar, la desaprensiva o interesada- utilizacin de los medios de comunicacinmasivos como eficaces factores del vasallaje cultural.

    Ya me he referido a este problema. Solo quisiera aadir algunas ideas . Me parece evidente que

    la indebida utilizacin de tales mecanismos de difusin cultural enfermen espiritualmente alhombre, hacindolo victima de una patologa compleja que va mucho mas all de la dolencia

    fsica o psquica. Este uso vicioso de los medios de comunicacin masivos implica instrumentarla imagen del placer para excitar el ansia de tener. As la tcnica de difusin absorbe todos los

    sentidos del hombre, a travs de una mecnica de penetracin y la consecuente mecnica repeti-tiva, que diluyen su capacidad crtica.

    En la medida en que los valores se vierten hacia lo sensorial, el hombre deja de madurar y se

    cristaliza en lo que podemos llamar un hombre-nio, que nunca colma su apetencia. Vive ati-

    borrado de falsas expectativas que lo conducen a la frustracin, al inconformismo y la agresivi-

    dad insensata. Pierde progresivamente su autenticidad, porque oscurece o anula su capacidad

    creativa para convertirse en pasivo fetichista del consumo, en agente y destinatario de una sub-cultura de valores triviales y verdades aparentes.

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    - El segundo valor desencadenante del colonialismo cultural tiene su origen en lavocacin elitista y extranjerizante de diferentes sectores de la cultura argentina.

    Pese a enarbolar distintos fundamentos ideolgicos, tales sectores se han unido en la actitud ex-pectante y reverente respecto de la civilizacin encarnada por pautas culturales siempre exter-

    nas a nuestra Patria y su creciente bsqueda de conformacin del ser nacional.En muchas ocasiones me he referido a la sinarqua, como coincidencia bsica de grandes poten-

    cias que se unen a despecho de discrepancias ideolgicas- en la explotacin de pueblos coloni-

    zados.

    Estoy convencido que asimismo existe una sinarqua cultural. Obsrvese que las grandes poten-

    cias exhiben sugestivas semejanzas culturales: el mismo materialismo en la visin del hombre, el

    mismo debilitamiento de la vida del espritu, el mismo desencadenamiento de la mentalidad tec-

    nocrtica como excluyente patrn de la cultura, la creciente opacidad del arte y la filosofa, la

    distorsin o aniquilacin de los valores trascendentes.

    Un examen superficial de los dos polos principales del poder mundial slo alcanza a captar las

    diferencias ideolgicas; ahondando en el anlisis, surge entre otras determinaciones igualmente

    importantes- la cultura como evidencia de la unidad sinrquica.Todo argentino que, a travs de una actitud libresca y elitista, asimile las pautas culturales deambas potencias, ya sea asumiendo una visin competitiva y tecnocrtica del hombre, como una

    interpretacin marxista de los valores de la cultura, trabaja deliberada o inconcientemente paraque la sinarqua cercene irreparablemente nuestra vocacin de autonoma espiritual y obstruya

    inteminablemente la formacin de una autntica cultura nacional.

    EN EL AMBITO CIENTFICO-TECNOLGICO

    El desarrollo de la ciencia y la tecnologa argentina ha sido hasta ahora fecundo, pero insuficien-

    te.

    Fecundo, por el efectivo nivel de acumulacin de conocimientos cientficos y tecnolgicos al-canzado, principalmente impulsado por cuatro factores:

    1) El crecimiento de las universidades.

    2) La incorporacin de tecnologa proveniente del exterior.

    3) La investigacin nacional aplicada particularmente al sector agropecuario, y4) El avance de la investigacin postgrado.

    Insuficiente, porque los elementos disponibles para el avance cientfico y tecnolgico estn es-casamente aprovechados y porque no se han creado las condiciones bsicas para que exista una

    consagracin plena del hombre a la investigacin cientfica y tecnolgica.Insuficiente, tambin, porque el pas an no ha organizado convenientemente vinculaciones es-

    tables y verdaderamente productivas entre el sistema cientfico-tecnolgico, el gobierno, el sis-

    tema de produccin fsica y el sistema financiero.Ello ha contribuido a dispersar la investigacin, a no permitir una demanda de ciencia y tecnolo-

    ga estable y creciente y a incrementar el conocido drenaje de inteligencia.La incorporacin de tecnologa atada al capital extranjero, particularmente para el sector indus-

    trial, creo compromisos tecnolgicos onerosos en dividas.No obstante ello, la acumulacin de conocimientos tecnolgicos ha sido efectiva, y acelerada por

    la misma naturaleza de la produccin industrial.

    El costo de la tecnologa que venimos empleando es muy alto, principalmente porque el ingreso

    del conocimiento tecnolgico no ha sido programando ni administrado con sentido nacional,

    preservando los intereses del pas.

    Prueba de ello es el ingreso de tecnologa extranjera en terrenos en los que se mantienen ociososrecursos materiales capaces de producir la misma tecnologa que se importa.

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    Es natural que empresas de capital extranjero estn ubicadas especialmente en actividades masdensas en tecnologa fornea.

    Por otra parte, la seleccin de tcnicos no ha sido siempre afortunada. En numerosas oportunida-des se han importado tcnicas obsoletas poco adaptadas a las condiciones locales. Por aadidura,

    en muchos casos hubo restricciones tales como la prohibicin de exportar artculos producidoscon tecnologa importada y el establecimiento de determinados controles, realmente inacepta-

    bles.

    Ahora se trata de aprovechar la experiencia pasada y corregir desvos cuyos efectos resultan su-

    mamente costosos.

    Sin embargo, se ha hecho efectivo un fuerte aporte nacional a la tecnologa autctona, particu-

    larmente en los sectores agropecuario e industrial.

    Estamos valorando muy alto nuestra capacidad para originar una tecnologa propia; solo debe-

    mos ponerla en movimiento, conectndola con la produccin concreta, con las decisiones de

    gobierno y con los apoyos financieros.

    La comunidad cientfica argentina es todava reducida con relacin al ingreso por habitante que

    el pas posee. La mitad del personal del investigacin trabaja en ello solo parte de su tiempo til.La mayora de los institutos son pequeos y no llegan a una capacidad de investigacin tal quepermita un verdadero trabajo interdisciplinario.

    Hay miles de proyectos en ejecucin al mismo tiempo, lo cual, por un lado, hace que cada pro-yecto tarde demasiado en fructificar y, por el otro, dificulta la materializacin de nuevos proyec-

    tos por falta de continuidad en los recursos.

    Los institutos estn prcticamente concentrados en el rea metropolitana y pampeana. Adems,

    las remuneraciones de los investigadores es tan limitada que solo una vocacin acendrada puede

    retener el talento en esta actividad.

    Me parece claro que no existe hasta el presente una poltica cientfica y tecnolgica centralmente

    diseada y de fcil realizacin. Tampoco se posee una base institucional suficientemente cohe-

    rente como para lograr una necesaria centralizacin de conduccin y descentralizacin de opera-cin.

    Las mentalidades cientficas y tcnicas especializadas fueron emigrando sin que el pas encontra-

    ra un mecanismo represivo en conexin con los intereses nacionales.

    EN EL AMBITO ECOLGICO

    Ya el hombre ha tomado conciencia de su capacidad para alterar el medio en que vive, comotambin del uso indebido del avance tecnolgico respecto de dicho medio.

    El tema no es nuevo. La concientizacin mundial s.

    Factores tales como la polucin, el sobrecultivo, la deforestacin, la acumulacin de desperdi-cios, entre otros, indican claramente el perjuicio que ocasionan a los seres vivos.

    El ser humano, como simple eslabn del ciclo biolgico, esta condicionado por un determinismogeogrfico y ecolgico del cual no puede sustraerse.

    Estamos, pues, en un campo nuevo de la realidad nacional e internacional, en el que debemoscomprender la necesidad como individuos y como Nacin- de superar estrechas miras egostas

    y coordinar esfuerzos.

    Hace casi 30 aos, cuando an no se haba iniciado el proceso de descolonizacin contempor-

    nea, anunciamos la Tercera Posicin en defensa de la soberana y autodeterminacin de las pe-

    queas naciones, frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda Guerra

    Mundial.Hoy, cuando aquellas pequeas naciones han crecido en nmero y constituyen el gigantesco y

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    multitudinario Tercer Mundo, un riesgo mayor que afecta a la, y pone en peligro su misma su-pervivencia , nos obliga a plantear la cuestin en nuevos trminos, que van mas all de lo estric-

    tamente poltico, que superan las divisiones partidarias e ideolgicas, y entran en esfera de lasrelaciones de la humanidad con la naturaleza.

    Creo que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren concienciade la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a travs de la contaminacin del medio

    ambiente y al biosfera, la dilapidacin de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la

    poblacin y la sobreestimacin de la tecnologa y de la necesidad de invertir de inmediato la

    direccin de esa marcha, a travs de una accin mancomunada internacional.

    El ser humano no puede ser concebido aisladamente del medio ambiente que l mismo ha crea-

    do. Ya es una poderosa fuerza biolgica, y si continua destruyendo los recursos vitales que brin-

    da la tierra solo puede esperar catstrofes nacionales para las prximas dcadas.

    La humanidad esta cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a

    las nuevas relaciones; va mas rpido que su captacin de la realidad y no ha llegado a compren-

    der, entre otras cosas, que los recursos vitales para l y sus descendientes derivan de la naturale-

    za y no de su poder mental. De este modo, a diario su vida se transforma en una interminablecadena de contradicciones.En el ltimo siglo se ha saqueado continentes enteros y le han bastado un par de dcadas para

    convertir ros y mares en basurales, y al aire de las grandes ciudades en un gas toxico y espeso.Invent el automvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilizacin del auto-

    mvil, que se asienta sobre un cmulo de problemas de circulacin, urbanizacin, seguridad y

    contaminacin de las ciudades, y que agrava las consecuencias de su vida sedentaria.

    Las mal llamadas sociedades de consumo son, en realidad, sistemas sociales de despilfarro

    masivo, basados en el gasto, porque el gasto produce lucro. Se despilfarra mediante la produc-

    cin de bienes innecesarios o superfluos y, entre stos, a los que deberan ser de consumo dura-

    dero, con toda intencin se les asigna corta vida porque la renovacin produce utilidades. Se

    gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los productos, pero no para reemplazarlos bienes dainos para la salud humana. Como ejemplo, bastan los automviles actuales que

    debieran haber sido reemplazados por otros con motores elctricos, o el txico plomo que se

    agrega a las naftas simplemente para aumentar el pique de los mismos.

    No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de despilfarro de los pases tecno-

    lgicamente mas avanzados funcionan mediante el consumo de ingentes recursos naturales apor-

    tados por el Tercer Mundo. De este modo el problema de las relaciones dentro de la humanidades paradjicamente doble: algunas clases sociales las de los pases de baja tecnologa en parti-

    cular- sufren los efectos del hambre, el analfabetismo y las enfermedades, pero al mismo tiempolas clases sociales y los pases que asientan su exceso de consumo en el sufrimiento de los pri-

    meros, tampoco estn racionalmente alimentados, ni gozan de una autentica cultura o de una

    vida espiritual o fsicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad y del tedio y los vicios

    que produce el ocio mal empleado

    Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o por la falsa creencia ge-neralizada de que los recursos naturales vitales para el hombre son inagotables, este estado de

    cosas tiende a agravarse. Mientras un fantasma el hambre- recorre el mundo devorando55.000.000 de vidas humanas cada veinte meses, afectando hasta a pases que hasta ayer fueron

    graneros del mundo y amenazando expandirse de modo fulmneo las prximas dcadas, en loscentros de mas alta tecnologa se anuncia, entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortar

    con rayos lser y que las amas de casas harn sus compras desde sus hogares por televisin y las

    pagarn mediante sistemas electrnicos. La separacin dentro de la humanidad se est agudizan-

    do de modo tan visible que parece que estuviera constituida por mas de una especie.El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnologa, ha olvidado las verdades que estn en

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    la base de su existencia. Y as, mientras llega a la luna gracias a la ciberntica, la nueva metalur-gia, combustibles poderosos, la electrnica y una serie de conocimientos fabulosos; mata el ox-

    geno que respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer, y eleva la temperatura perma-nente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biolgicas. Ya en el colmo de su insensa-

    tez, mata al mar, que poda servirle de ltima base de sustentacin.En el curso del ltimo siglo el ser humano ha exterminado cerca de doscientas especies animales

    terrestres. Ahora ha pasado a liquidar especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesi-

    va, amplias zonas de los ocanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cemente-

    rios de peces y crustceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petrleo involunta-

    riamente derramado. Solo el petrleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado en la

    ltima dcada cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo, seguimos arrojando al mar mas

    desechos que nunca, perforamos miles de pozos de petrleo en el mar o sus costas y ampliamos

    al infinito el tonelaje de los petroleros sin tomar medidas de proteccin de la fauna y flora mari-

    nas.

    La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades es bien conocida, aunque muy poco se ha

    hecho por disminuirla. En cambio, todava ni siquiera existe un conocimiento mundialmentedifundido acerca del problema planteado por el despilfarro del agua dulce, tanto para consumohumano como para la agricultura. La liquidacin de aguas profundas ya ha convertido en desier-

    tos extensas zonas del globo, y los ros han pasado a ser gigantescos desages cloacales mas quefuentes de agua potable o vas de comunicacin. Al mismo tiempo, la erosin provocada por el

    cultivo irracional o por la supresin de la vegetacin natural se ha convertido en un problema

    mundial, y se pretende reemplazar con productos qumicos el ciclo biolgico del suelo, uno de

    los mas complejos de la naturaleza. Para colmo, muchas fuentes naturales han sido contamina-

    das; las reservas de agua dulce estn psimamente repartidas por el planeta, y cuando nos queda-

    ra como ltimo recurso la desalinizacin del mar, nos esteramos que una empresa de ese tipo, de

    dimensin universal, exigira una infraestructura que la humanidad no est en condiciones de

    financiar y armar en este momento.Por otra parte, a pesar de la llamada revolucin verde, el Tercer Mundo todava no ha alcanzado

    a producir la cantidad de alimentos que consume, y para llegar a su autoabastecimiento necesita

    un desarrollo industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social que todava

    est lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la produccin de alimentos sustitutivos est

    frenado por la insuficiencia financiera y las dificultades tcnicas.

    Por supuesto, todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenanda como irracional carreraarmamentista, que le cuesta a la humanidad 200.000 millones de dlares anuales.

    A este complejo de problemas creados artificialmente se suma el crecimiento explosivo de lahumanidad. El nmero de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el ltimo siglo

    y volver a duplicarse a fines del actual o comienzos del prximo, de continuar al mismo ritmo

    de crecimiento. De seguir por ste camino, en el 2500 cada ser humano dispondr de un solo

    metro cuadrado sobre el planeta . Esta visin global esta lejana en el tiempo pero no difiere mu-

    cho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no solo debe olvidarse que dentro de veinteaos ms de la mitad de la humanidad vivir en ciudades grandes y medianas.

    Es indudable, pues, que la humanidad necesita una poltica demogrfica. Debe tenerse en cuentaque una poltica demogrfica no produce los efectos deseados si no va acompaada de una pol-

    tica econmica y social correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de creci-miento de la poblacin humana, no es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos

    naturales de los centros altamente industrializados donde rige la economa de marcado, o en

    aquellos pases que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la

    poltica demogrfica este basada en la accin de pldoras que ponen en peligro la salud de quie-nes las toman o de sus descendientes.

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    Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que hemos enumerado com-probaremos que provienen tanto de la codicia y la imprevisin humana, como de las caractersti-

    cas de algunos sistemas sociales , del abuso de la tecnologa, del desconocimiento de las relacio-nes biolgicas y de la progresin natural del crecimiento de la poblacin humana. Esta heteroge-

    neidad de causas debe dar lugar a una heterogeneidad de las respuestas, aunque en ltima instan-cia tengan como denominador comn la utilizacin de la inteligencia humana. A la irracionali-

    dad del suicidio colectivo debemos responder con la racionalidad del deseo de supervivencia.

    Estos conceptos, que tienen su origen es torno a las reflexiones acerca del problema mundial de

    la ecologa, son validos tambin para nuestro pas. Sin embargo, afortunadamente, tenemos una

    enorme ventaja. Nuestro extenso territorio con enormes reservas naturales, an no explotadas,

    nos permite albergar la esperanza de salvarnos de muchos de los peligros mencionados a poco

    que evitemos cometer los mismos errores en que incurrieron las grandes naciones.

    De hecho, la solucin no surgir solamente de lo que realicemos en el orden interno, sino que

    tendr mucho que ver con lo que hagan los dems pases en la materia. Es por esto que debemos

    insistir denodadamente ante el mundo para que se ponga freno a esta carrera que nos llevar in-

    exorablemente a nuestra autodestruccin

    EN EL AMBITO INSTITUCIONAL

    Las instituciones que aqu analizo son las jurdicas, es decir, las creadas por el Derecho.

    El mtodo de creacin de las instituciones jurdicas debe comenzar por establecer funciones.

    Para esto es necesario definir, en cada caso, como se cumplirn dichas funciones y cuales sern

    las responsabilidades concretas a fijar. De esta forma, es posible caracterizar el marco jurdico en

    el cul tienen que funcionar.

    Pero este marco jurdico debe incluir no solo la creacin y funcin de los entes respectivos, sino

    tambin las relaciones entre los distintos entes y la naturaleza, caractersticas y forma de uso de

    los medios a utilizar. Lamentablemente, no siempre se ha trabajado con tal forma de programa-cin institucional. En su lugar, hemos encontrado numerosos ejemplos en sentido contrario. Es

    decir, que se dict la ley primero, se crearon luego los entes, se les asignaron las funciones y

    despus, en la practica, se verific si las funciones asignadas estaban totalmente ajustadas a lo

    que se quera.Este defecto metodolgico tiene menor importancia en el Estado liberal, que confa principal-

    mente en la accin privada.Por eso, la forma juridicista de crear instituciones empezando por la ley, no es tan peligrosa para

    los designios de los conductores de ese Estado.En cambio, para nuestro pas el problema es diferente. Necesitamos mas gobierno y mas eficien-

    cia en el mismo, puesto que lo concebimos como un verdadero proveedor se servicios a la co-

    munidad. Para ello tiene que programar funcionando, como un sistema de vasos comunicantes.En l debe eliminarse el despilfarro de recursos, porque cada recurso desperdiciado representa

    un servicio menos que se le presta al ciudadano y al pas.Por lo tanto, no podemos copiar el mtodo juridicista que ha sido til para el Estado liberal.

    El Estado liberal, mientras no tuvo necesidad de elevar al mximo la eficiencia del gobierno,pudo permitirse actuar con muchas instituciones formalmente establecidas y una burocracia ade-

    cuada a sus estatutos jurdicos, pero sus servicios al pas no guardaron relacin con las verdade-

    ras necesidades sociales.

    Tambin se ha visto una interesante evolucin en el problema institucional.

    En la poca liberal, la intervencin estatal ha sido naturalmente escasa, porque ello responda a

    su propia filosofa. Cuando el Justicialismo comenz a servir al pas,nuestra concepcin exigiun incremento de la intervencin estatal. Junto a esto pusimos el peso que otorgaba la ley a la

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    autoridad del Poder Ejecutivo. Este procedimiento fue criticado como autoritarista.Fue necesario adoptar dicha actitud, porque tenamos que esforzarnos en la obtencin de un justo

    medio que nos alejara de extremos indeseables.Luego, cuando se produjo la reaccin liberal, el nivel de intervencin estatal era elevado, preci-

    samente por la naturaleza misma de los problemas que el Estado Argentino tena que afrontar.Como el gobierno liberal, que no comprendi ni escucho las razones de ese crecimiento, se en-

    carg de destruir la administracin pblica y realiz su labor golpeando muy especialmente a la

    intervencin pblica, ahora tenemos que reconstruir una administracin pblica adaptada a nues-

    tras necesidades. Para ello, debemos hacer un serio esfuerzo para jerarquizar el funcionario p-

    blico, restituyndole la dignidad que el pas la haba reconocido.

    Por supuesto no necesitamos saturarnos de funcionarios. Debemos tener solo los que nos hagan

    falta, pero con el mximo nivel de capacidad y responsabilidad que corresponda a cada cargo.

    Mi experiencia anterior me ha enseado que la conduccin gubernamental necesita de una admi-

    nistracin pblica vigorosa y creativa. De lo contrario, la labor de conduccin no llega al ciuda-

    dano, por bien inspirada que est.

    Por otra parte, constituir las instituciones primero y conferirles funciones despus ha dado lugaral nacimiento de burocracias que, sin objetivos claros, concluyen siendo un fin en si mismas ysirviendo solo a su autoconservacin.

    Tales burocracias sirven exclusivamente para proponer lo que es visible para el gobierno de tur-no. Debemos procurar, precisamente, lo contrario: ajustar las estructuras de poder a lo que el

    pas necesita.

    Si no procedemos con esta mentalidad, ser imposible introducir cambios de fondo, porque la

    eficiencia de la administracin pblica resulta limitada por las propias restricciones instituciona-

    les y porque esas burocracias han aprendido que duran mas los que menos deciden

    1 - La exigencia de un Modelo

    Cuando caracteric el Modelo Argentino y expuse sus objetivos principales, qued claro que

    constituye una exigencia prospectiva que debe contribuir a consolidar la Patria por la que todos

    bregamos.

    Ahora es evidente, adems, que la experiencia mundial y el proceso histrico argentino condu-cen, rectamente, a la misma necesidad. Volvemos entonces al comienzo de este trabajo aadien-

    do, al concepto de modelo y sus objetivos, la clara conciencia de su inexorabilidad histrica.A ello debemos agregar que, para elaborar con precisin en Modelo Argentino, es conveniente

    una evaluacin orgnica de la situacin presente, lo que resulta imposible sin una perspectivahistrica: la historia no es una acumulacin de etapas inconexas sino un proceso generativo, di-

    nmico y constante.

    De ah que en modo alguno puede proponerse un modelo esttico y cerrado para una Argentinaen constante transformacin. Nuestro Modelo Argentino debe presentar el dinamismo de todo lo

    que se vincula con el devenir de un Pueblo. Por esa razn, los argentinos debemos juzgar al Mo-delo Argentino como una propuesta abierta a sucesivas correcciones para estar en armona con la

    fascinante vitalidad de la historia.En sntesis, tenemos la responsabilidad histrica de definir el pas que deseamos, con el propsi-

    to de abandonar las luchas internas que desgastan nuestra esperanza y nos desvan del camino

    por el que podemos y debemos transitar.

    Nuestra Patria tiene todo lo necesario para que sus hijos sientan el gozo infinito de la vida. Dios

    nos ha brindado riquezas incalculables, solo falta que asumamos la decisin irrevocable de reali-

    zar la empresa que no aguarda.Cada uno de mis conciudadanos, cada grupo social y poltico, que sienta el deber de contribuir a

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    la grandeza del pas, deber formular sus sugerencias para que este Modelo sea cada vez mas unideal de vida nacional.

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    SEGUNDA PARTE

    DESARROLLO

    EL MODELO ARGENTINO

    1 - LA COMUNIDAD ORGANIZADA

    El Modelo Argentino, nuestra sociedad futura debe responder, con absoluta plenitud, al concepto

    de Comunidad Organizada.

    Pero esta organizacin no puede entenderse como la constuccin de una maquina fra, rgida-mente trabada, donde los mecanismos de poder nublen la conciencia del hombre y lo conviertan

    en un despojo y vencido.El hombre es principio y fin de la Comunidad Organizada, por lo que no puede haber realizacin

    histrica que avasalle la libertad de su espritu. No hay organizacin posible si el hombre es ani-quilado por un aparato externo a su propia existencia.

    La Comunidad Organizada no es, por lo tanto, una comunidad mecanizada donde la conciencia

    individual si diluye en una estructura que no puede mas que sentir como ajena.

    Pero tampoco estoy predicando un desencadenamiento del individualismo como modo de vida

    en el que la competencia feroz transforme al hombre en un lobo para sus semejantes. La solucin

    ideal debe eludir ambos peligros: un colectivismo y un individualismo deshumanizado.

    Nuestra comunidad solo puede realizarse en la medida que se realicen cada uno de los ciudada-

    nos que la integran.

    Pero integrar significa, para nosotros, integrarse y la condicin elemental de la integracindel ciudadano en la comunidad es que la sienta como propia, que viva en la conviccin libre de

    que no hay diferencia entre sus principios individuales y los que alienta su Patria.

    Esto solo es posible si la comunidad defiende autnticamente los mas altos intereses del esprituhumano. Delo contrario, el necesario equilibrio entre el hombre y la comunidad se destruye irre-

    parablemente. El carcter de organizada de la comunidad que nuestro Modelo defiende, alude,simplemente, a ese equilibrio, a esa bsica armona que justifica y da sentido a la existencia.

    Estoy convencido de que la comunidad organizada es el punto de partida de todo principio deformacin y consolidacin de nacionalidades, no solo en el presente sino tambin en el futuro.

    En nuestra Patria se han perdido y se siguen perdiendo- muchas vidas procurando la organiza-

    cin nacional. A la luz de este hecho, resulta claro que hemos llegado a cierto grado de organiza-

    cin del Estado, pero no hemos llegado a estructurar la comunidad organizada. Mas an, muchasveces los poderes vertidos en el Estado trabajaron para que no se organizase el pueblo en comu-

    nidad.

    La comunidad debe ser concientemente organizada. Los pueblos que carecen de organizacin

    pueden ser sometidos a cualquier tirana. Se tiraniza lo inorgnico, pero es imposible tiranizar lo

    organizado. Adems, como una vez expres, la organizacin es lo nico que va mas all del

    tiempo y triunfa sobre l.

    Para organizar una comunidad se requiere la concurrencia de muchos factores.

    En primer lugar, nada se edifica sin claridad de objetivos, sobre la base de una ideologa comn

    que rena a tales hombres, que sientan de una misma manera, lo que se considera fundamental

    para el pas. Sabemos que esto se concreta en una doctrina que abre un amplio espacio de coin-

    cidencia aceptado por la mayora de la comunidad para ponerlo en prctica en su organizacin.Es necesario, adems, instaurar un inalienable principio de objetividad. Que la organizacin sea

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    objetiva significa que todo fundamento de estructuracin debe prescindir se abstracciones subje-tivas, recordando que la realidad es la nica verdad, y no puedo pensar otro criterio de objetivi-

    dad que no sea la voluntad del pueblo como guardin de su propio destino.Para que esto sea posible deberemos alcanzar un alto grado de conciencia nacional, que entiendo

    como la identificacin por parte del hombre de sus derechos inviolables, sin enajenar la com-prensin de sus deberes.

    Por ltimo, si tuviera que decidirme por un factor aglutinante, optara por la solidaridad social,

    como fuerza poderosa de cohesin que solo un pueblo maduro puede hacer germinar.

    Estos factores colaboran para que la comunidad organizada constituya un verdadero sistema, en

    la medida en que este armnicamente estructurada en todos los niveles que la integran.

    La asimilacin de estos conceptos es muy importante porque si es cierto que la comunidad orga-

    nizada configura en su misma naturaleza un sistema, deben esperarse de ella los mejores resulta-

    dos posibles.

    La organizacin de la comunidad implica una tarea ardua que requiere programacin, participa-

    cin del ciudadano, capacitacin y sentido de sistema para su orden y funcionamiento.

    Considero imperioso reafirmar que la organizacin de la comunidad al igual que todas las or-ganizaciones debe estar en manos de quienes posean, a travs de su accin y experiencia, inne-gable vocacin de servicio pblico, aptitud de conduccin, y capacidad concreta para el estudio

    de las cuestiones relativas al desarrollo social del pas.Tales ciudadanos deben representar solamente intereses legtimos y aspiraciones justas, actuan-

    do, por otra parte, con absoluta y radical autenticidad. No debe olvidarse que las organizaciones

    sirven, en la prctica, bsicamente, por la calidad de los dirigentes que tienen a su frente. Cuando

    la organizacin supera al hombre y lo subordina, toda la idea de conduccin, como arte de go-

    bernar, desaparece por