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Primera edición: enero de 2014

© Jorge Dávila Vázquez

Edición: Cristóbal Zapata Diseño y diagramación: Bernardo Zamora ArízagaImpresión: Talleres Graficos Casa de la Cultura Núcleo del AzuayISBN: 978-9942-13-546-9 Derecho de autor: CUE-001502

Cuenca, Ecuador, 2013

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Entrada

El libro de Jorge Dávila, Personal e intransferible, es un re-corrido por el arte desde el arte, y también un recuento personal de recuerdos, historias de la tierra y preocupa-ciones particulares que se transforman en texto. A través de un encabalgamiento de versos cortos que se suceden ágilmente en la página, el poeta sale al encuentro del mundo de los artistas y el arte y luego regresa una y otra vez a revelar el enigma de los intersticios de su quehacer. ¿Por qué escribir? ¿Por qué la poesía? ¿Qué es el poema?

Asistimos a la respuesta de un impulso lírico que nos lleva y nos trae, con una vitalidad constante, por el flu-jo del pensamiento. La razón que se desliza gracias a la música de las emociones, hablando de la palabra y su al-cance, de la palabra y el silencio. La razones que van con el canto hacia el dolor, hacia la noche, hacia la imposibi-lidad del decir. “y ese verbo que me dio/ la sombra/me ha dado por igual/la luz del día”.

Escribir para que la poesía viva, para que la poesía sea, “pienso en ti poesía, hecha de carne y hueso”. El poema como ejercicio verbal que rescata el amor y la vivencia, y sin embargo sigue inasible, escabulléndose de aquel que quiere atraparlo y sólo “gira alrededor del árbol de la poesía como un perro”… buscando el sentido entre las palabras, en una constante afirmación ante el acto de la escritura.

Con una visión personal (y por tanto intransferible) de pronto los poemas nos acercan a William Blake, a Cha-gall, a Monet, a Beethoven, a Isadora, etc., para luego co-locarnos de nuevo ante las razones que lo llevan a escri-bir, las razones íntimas del poeta que sigue respondiendo con la escritura, a las preguntas que la misma le plantea.

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Vamos acompañando a Jorge Dávila mientras repasa los destellos de aquello que le provoca un sentimiento intenso, su meditativa búsqueda en los vocablos que ex-presan y callan, pero que felizmente le permiten retener, coger al vuelo, las esencias del pasado y los recovecos de la memoria. El lenguaje que permite el registro de la hue-lla que es testigo de nuestro paso por la vida.

Laura Solórzano

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¿Qué es este libro?

Un largo canto sobre la palabra y sus revelaciones. En torno a su presencia y su tormentosa ausencia. Un vasto poema marco en el que se van insertando otros poemas, ya breves, ya más o menos extensos, hasta formar una sola voz coral. Una meditación sobre el ser humano y lo que Dávila Andrade llamó la “presencia”. Un texto gozo-so, que, sin embargo, se torna, de pronto, amargo, oscuro. Una evocación que quiere rescatar, por obra del verbo, emociones, recuerdos, olvidos, el prodigio del arte, las memorias amadas, dibujar los rostros, las figuras, evocar las voces, todo aquello que ha ido destruyendo el paso implacable del tiempo. Un tributo a la poesía, parte esen-cial de la vida y de mi vida; la poesía, que para mí nunca ha sido discurso hermético, expresión indescifrable, si no forma de comunicación, declaración de amor, modo de estar en el mundo, solo o acompañado; canto y lamen-tación, exultación de alegría y tiniebla de dolor, que se hizo siempre, milagrosamente, y por sobre todas las co-sas, PALABRA.

J. D.V.

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ESCRIBO para ti, para ellos, para todos…y escribo para mí mismo,antes de que me asalten las sombrasdel olvido.Escribo con mi sangre y mis pestañas,con el dolor, con los sueñosque se hicieronmás sueñoy con las pesadillas que se volvieron grito;pero también escribocon el amor que une nuestras vidas,multiplicándolas,con la alegría compartida año tras año,día tras día,talvez hora tras hora,y con las penas que se hicieron lágrimasy con las lágrimas que imprimieronecos en las rocas del corazón, en su paisaje,y que un día logramos mirarlasa lo lejos.como se mira al sol inalcanzable,como se mira el vuelodel insecto,

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y las sentimos ya tan, tan distantes,como se escucha la canciónque eleva la voz enamoradaen la callada sombra,inmortalmente.Escribo para ti, para ellos, para todos…Para quien quiera leer estas palabrassurgidas desde el fondo de la tierra,nacidas de la carne y el espíritu,como todo lo que hace que seamosseres humanos, en medio de ese caosque viene con nosotros desde siemprey dentro del que vamos, alumbrados,por la antorcha perpetua del poema.

Escribo para ti, para ellos, para todoslos que quieran poner el corazóncomo pantalla, a que persistael fuego de lo escrito, y no se apaguejamás su débil llama.Sí, escribo para que en mí,en nosotros,en los nuestros,en todos, hasta en los más distantes,nunca se extinga la llama del poema.

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PALABRAS SOBRE LA PALABRA Para Eulalia

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¿Crees que un besoextinga la llama del rubor?Quizás.¿Y ése será el poema?

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Cuando no estás,estás.Y cuando llegasse ilumina el universo.Poesía exaltada de la vida.

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Pienso en los avataresdel cuerpo,en el sonido del agua,en la música del alma.Pienso en ti, poesía,hecha de carne y hueso,de sueños,de esperanzas,de dolores.

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¿Qué es el amor sin ti?Una palabra que caeen el abismo,como una piedra suelta,sin fin…Y sin embargo, ese sonidolejano,imperceptible,es la carne de toda poesía.

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El poema se hacecomo un viaje alrededorde tidía tras día.

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Tú eres la esencia del poema,la palabraque aún no ha sido dicha,la canción todavíano cantada.Música, verbo,pero también vacío.

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Doy vueltas como un perroalrededor del árboldel poema.No lo alcanzo.

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¿Para qué escribirsi todo está ya dicho:en tu presencia,en tu ausencia,tu palabray también,dolorosamente,en tu silencio?

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Y dices, oh poeta:“poesía eres tú”.Nadie ha dichouna verdad más grande.

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Si eres la poesía,si la encarnas,si te haces realidaden cada gestoen cada besoen cada unode los sonidos quesale de tu boca.¿A qué seguirtorturando al lenguaje?Escrito está el poema,para siempre.

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ESCRIBO, sin embargo, desde la soledad, la compañía,el ruido y el silencio.Escribo desde el ayer, el presentey, quién sabe, el futuro.Solo sé que escribo.

ESCRIBO… A veces dudo, sobre lo que fue,lo que es,lo que podría ser.Y, sin embargo, escribo.

Escribo, no selecciono temas,no busco los motivos, evoco, pinto, velo,hablo de los orígenes remotosy de los sueños del ser humanoentero,todo está aquí,yo estoy aquí,no sé por cuánto tiempo,ni hombre ni escritura,pero escribo.

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LEVE HUELLA

Yo no soy Alejandro, ni Genghis Khan,ni Atila, ni Pizarro siquiera.

No fundé imperios, estirpes o ciudades.

No destruí lo que otros construyeron,ni arrasé aldeas, puertos o sembríos.

Soy, apenas, un hombre, un ser humano.Por donde paso, vuelve a crecer la hierba.

Y, sin embargo, mi leve huella quedaen la palabra, en el sueño del hijo,en el gesto de la mujer amada.

Y quizás quede algún tiempo en la memoriade otros seres humanos, mis iguales,hasta que el viento del tiempola borre, la aniquile.

¿De dónde vengo? Como tú, como todos,de más allá de Alejandro, Genghis Khan,Atila, Colón, los Almagro y Pizarro.De los santos, los reyes, los esclavos,los conquistados y los conquistadores,los nómadas, los sabios, los bufones; del campo, de las urbes, el mar y la montaña.

Los grandes libros de historia no van a mencionarme,y, sin embargo, como soy parte de la humana estirpe,mi leve huella del paso por el mundo,durará por los siglos de los siglos,

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en los anales perennes de lo eterno.De leves huellas está hecha la leyenda,el mundo se construye de ese trazoque dejan los humanos cuando pasan.El universo, el cosmos no son si no la sumade millones de huellas sin estirpe, sin nombre,sin blasones, ni historia ni grandeza,pero que hacen y forjan la materia brillante de la estrella y el resplandor del solsiglo tras siglo.

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ESCRIBO desde el silencio y el sonido,desde la música que hizo humanoal humano,desde el rumor, la suave cantilena,el coro que alza su múltiple vozhacia los cielos.Escribo desde la voz del hombrey el manantial sonoro de la voz femenina,desde el arroyo de cristal del niñoy el balbuceo débil,secreto,de la voz del anciano.

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CANTATA DE LOS PADRES LUMINOSOS

Aria para tenor

Venimos desde muy lejosde la sangre secretadel ancestrode la palabraperdidadesde la nubeque llora con la lluviay desde los arcoírisinmortales.

Llegamos desde las guacamayasde color y de plumadesde los ríos de aguastransparentesdesde el cóndorel puma y la serpiente.

Coro Mixto

Somos los hijosde la madre tierraamada por cañaris y por inkas.

Pachamama, Señora,Pachamama,Madre y nodrizafuerza y energía.

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Somos los hijosdel aire y las luciérnagasdel sol que dora el granode la llama y sus ojoscasi humanos.

Pachamama, Señora,Pachamama,Madre y nodriza,raíz y entendimiento.

Somos los hijosdel agua que en su cursoriega la papa, el maíz,fecunda el sueñoy arrulla al padreque duerme bajo tierra.

Pachamama, Señora,Pachamama,Madre y nodriza,cuna, semilla, tumba.

Aria para soprano

Vino del surel inka hijo del Sol.Era fuerte, era bronce,y era tierno,era de barro, de oroy era mío y del cielomás alto y más lejano,como el maíz:de los hombresy los dioses.

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Llegó a mi vientrey se quedó conmigo.Mis hijos fueron vasallosy señores,mis hijas fecundaronsus guerrerosy soñaron la gloriade su padreel Sol radiante que no tiene sombra.

Guardadas en la casade las vírgenescustodiaban maíz

del dios y el inka.Ellas que eran el frutode la entrega de la carnecañari a la sangre inka.

Coro masculino

Y nuestras manosmoldearon esta arcilla.Y nuestras manoslabraron esta piedra.

Los muros de los templosy palacioslevantaronlas manos de los hijosde la doncella cañariy el guerreroque descendíadel Inti, el Sol, el padre.

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Y nuestras manostejieron esta lana.Y nuestras manosforjaron la conopa.

Las sangres iban como río al tiempo,revueltas en oleadas sucesivasy formaban el lago de lo eterno.A la orilla velabala serpiente,Amaru estaba atenta al movimiento.Las sangres de cañarisy de inkas se fundíanal Sol de lo infinito.

Y nuestras manoshicieron estas lanzas.Y nuestras manoslabraron estas tierras.

Solistas y Coro mixto

Y llegaron los hombrescon la piedraque labraronen días incontables.Elevaron los templosy palaciosde la real Tumipampa.

De la real Tumipampa.

Y fundieron el oropara el Inti

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en su sagrada casa.Jardines de orocon mazorcasy flores y animales.Todo para el Señordel Universo.

Jardines de oro.

Y construyeronla casa de las acllas,las escogidaslas jóvenes esposasdel Sol.Y allí estuvimos,en callada plegaria,desde que el Intidoraba las colinashasta su muerte detrás de las montañas.

Allí estuvimos.

Y por la noche,las mama cunasvelaban en la puertaa que no entrarael canto del guerreroni las aves nocturnas.Celosas madrescuidaban de las acllas,las elegidaslas esposas del Solsiervas amantes.

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Siervas amantes.

Hilamos lanade llama y de vicuñade la más tierna alpaca.Nuestros dedosvolvieron esos hilossagradosporque eran parael inka, nuestro señor,el hijo predilectodel dios Inti.

Hilamos lana de llama y de vicuña.

Tejimos para el Inkala faja hermosala camisa bordadael ponchola manta realpara cubrir sus hombros.

Tejimos.

Vimos amanecer.El Aclla Huasi se tiñó de rojocon la sangredel padre Solel Inti.Recogidas, cantamosen voz bajala llegada del padreSol y el inka.

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Cantamos en voz baja.

Preparamosla chicha parael inka y el Solsiempresediento,que recorrelas tierrasy las aguas.

Preparamos.

Y los hombrescavabanlos cimientosde las kallankasen donde habríande guardarla casa del Solcubierta de oro,la morada del Dios,la de las acllas.

Y los hombres cavaban.

Se alzaron las kallankasy en su fresca penumbrasoñaron los guerreroscon el díade volver a la sagrada Coscoy labraron la lanay las arcillasy evocaron cantandolas tierras

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que quedabanlejos de Tumipampa,donde dormían las madres y los padresdesde el remoto tiempo.

Y evocaban cantando.

Y en las kallankasguardada estaba el armaque conquistóla tierra.Y en las kallankasguardado estaba el tiempodel sueño y del recuerdo,los pasos dadosen el camino empedradopara el inka.Y en las kallankasdormían los guerrerosde la sagrada ciudadde Tumipampa.

De la sagrada ciudadde Tumipampa.

Aria de tenor

De lejos mirobrillar el qurikancha.Soy como el Intique dora sus paredesforradas de oro.Soy como el vientoque en las noches

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vuela sobre su techosagrado de oroen pajillas.Soy como el oroque se haceen su interiorla mazorca y la llama.Que cubre la divinaMadre traída desdeel Coscoy figura al Dios Solsobre los muros.

Soy como el vientoel Sol, el oro mismo.

Dúo de tenor y bajo

Con nuestras manossembramosel maízel grano consagradopara el Inti en los andenes.

Con nuestras manoshicimos los andenesen la roca escarpada.

Con nuestras manosconstruimosel gran canal que traelas aguas del río

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al baño del Sapan Inkay a la cucha del Señordel aire Ticsi Huiracucha.

Con nuestras manos.

Oh, señor de la tierra y de los cielosInti poderoso,con nuestras manos.

Aria para mezzo o contralto

Mas un día cuando el Inka dormíabajo tierracuando el señor Huayna-Capacdescendióal corazón del abismoy se elevó luegocomo un ave hasta el cielollegó la guerraque enfrentó a los hermanos.

Las gentes de estos ladosle mostraron su amora Huáscar el guerrerofuerte y poderoso.

Vino entonces el soberbio hermanoque luego fue Señorde toda la tierrael amode los cuatro suyusy bañó en sangre a la

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sacra Tumipampay prendió fuegoa sus casassus templossus cuarteles.

Vimos la gran hogueravimos los cuerpos muertosde los guerrerosoímos el llanto de las mama cunasy el grito desgarrado de las acllas,Quién hubiera pensadoque en poco tiempotodo el Tahuantinsuyusería un campo de sangrey un incendio.Quién hubiera pensadoque aquel que arrasóa sangre y fuego a Tumipampasería a su vez arrasadopor los guerreros blancoslos viracochaque vinieron de lejosarmados con el trueno.Quién hubiera pensadoque aquellos hombresque formaban un solo cuerpocon su cabalgaduraque hablaban una lengua incomprensibleacabarían con la estirpedel Inti y del Amaru.Quien hubiera creídoque esos barbudos

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que veneraban a un dios crucificadomatarían al últimovástago del cielo,la última sangredel Sol sobre la tierra.

Quién pensaría que la ruinade la ciudad sagrada,que el incendiode la ciudad hermosala altiva Tumipampa,anunciaba el final del imperiomás grande en que soñaronlos hijos de los diosesy los lagoslos vástagos del Intiy la serpiente,los señores de aire y de las aguaslos dueños infinitos de los suyus.

¡Quién hubiera pensado!

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ESCRIBO esos poemas que tuveya en la mente, una vez, hace tiempo,y los dejé partir como bandadasde aves que emigraron hacia ninguna parte.

Y escribo los poemas que no esperé escribir,pero que estaban, sin yo saberlo,latiendo, germinando,corazón adentro.

Escribo poemas extensos,que algún maestro llamaría“de largo aliento”.¿Vanidad, la mía?Y escribo poemas breves,un suspiro, apenas;solo un esbozo, dos líneas,cuatro líneas,¡una línea!,pese a la crítica de cierto gran poeta,que los desconocía,abominaba de ellos, mesándose las barbas,gritando que eso no era poesía, ¡no!,y parecía olvidarsede Emily Dickinson,de Ungaretti, de Juan Ramón, la Yourcenar,Carrera Andrade y tantos,que dejaron esos leves fragmentos de su alma,esas manchitas de vida,esas sombras del árbol de lo eterno,en el desierto de la hoja en blanco.

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LA MARIPOSA AZUL

Apenas…el paso fugazde sol colorde cielo.Apenas…el tenueparpadeode una hortensiaazul-las hortensiasen la literaturason azules-.Y tú preguntándote:¿Pasó?¿Fue quizás ilusión?¿Un espejismo?¿Talvez era un poema?

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BEETHOVEN, A LO LEJOS

“La Novena, música para arrodillarse”.Digo, reverente (¿cuándo, dónde?),mientras escucho arrobado esos corosque hablan sobre el milagrode la amistad entre todos los hombres.“Arrodillarse, solo ante Dios”, dice mi madre.Y sigue absorta en la rosa que borda,para siempre.

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PALABRAS SILENTES

Rubor

Y el sol se pone en tus mejillas.

Encuentro

Todo palpita como un gran corazón.

Despedida

Navegamos en un río de lágrimas.

Espera

El cuerpo se llena de ojos que acechan tu llegada.

AvesEn silencio vuelan en círculos, y nadiesabe qué buscano qué esperan.Pero… siguen volando.

Puñales

Ciertas palabras que dices y que me clavan en la cruz del silencio.

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Fruta

Llega el perfume de tu carne al huerto de mi cuerpo.

Sabiduría

La de esa mano que encuentra en la noche tus manos y tu cuerpo.

Poema

Una línea o treinta mil versos. Es lo mismo.

Musa

Cantas, inaprensible, al fondo del bosque de los sueños.

Nada

Ni el verso ni la música… Ni tan siquiera el verbo.

Espíritu

¡Sopla en esta palabra, por favor, vuélvela poema!.

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MILAGROS

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Señor:Cuando quieras, multiplica tus panes y tus peces.Hay un hambre que no termina nunca.

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Tiéndenos tu mano, Jesús. Andaremos no solo sobre el agua,aun sobre la tierra.

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¿Y si en vez de predicar a los humanoslo hicieras a las aves del cieloy a las flores del campo?

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El agua en vino. Canáa de Galilea.Y una leve sonrisa en el rostro de tu madre. “Lo hiciste”.Captó el instante, tan bella, tan discretamente,el Veronésen su cuadro imponente sobre el tema.

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Con inmenso dolor, con dolor de madre tardía,

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a la que todos llamaron con desprecio “estéril”,Isabel piensa en esos bellos niños,su hijo único y el hijo de su prima María. Suspira, mientras los ve jugar alegremente.“Nacidos para morir tan jóvenes.” Solloza.Uno de ellos dirá un día: “si la semilla no muere…”Mas, para entonces, ella estará con sus mayores,esperándolo en el reino de la muerte.

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“Bástele a cada día su afán”. Claro, sino que a veces,es una vieja angustia que dura mucho tiempo,una ansia repetida que no acaba,que por dentro nos roe, nos carcome.Pero, Tú pasas y las penas se borran.¡Si te quedaras, Señor! Si te quedaras…

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El cántico de Daniel, seis siglos antes de Jesucristo,y el de Francisco de Asís, doce siglos después de su venida:un puente de luz que une a las criaturasen alabanza a su Creador.

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ESCRIBO desde el arte y sus milagros,muchos de ellos surgidos de la noche,la más oscura, la más desesperada.Escribo desde la luz del arteque ilumina la pasión por lo bellode quienes fueron heridos por el rayo,y reciben cual viático en su muerte, el consuelo de la palabra pura,el hermoso remanso de la imagen,la dulce calma de la canción amada.

Escribo desde el arte y desde el alma,para ti que en las sombras te debates,en esa lucha eterna y sin medida,entre el anhelo y la obra de tus manos,entre lo que quisieras que alumbraseel mundo, la cara oscura del dolor humano,los seres en su niebla sin medida,y que en tu angustia solo te pareceensombrece aún más la vida.

Escribo desde el arte y desde el alma,con una fe profunda, inconmovibleen el poder del hombre frente al mundo,que transforma este caos doloroso, aunque no sea más que por momentos,en un prodigio efímero y volátil,que sin embargo es parte de lo eterno.

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MONET

Claude Monet atrapa el espíritu del agua,hecho de haces de luz, lirios acuáticos,tintes efímeros del vuelo de libélulas,y suave hundirse en las sombrasde las ninfeas.

Lo hace milagro. Lo lega a un mañana,en que el hombre ya solo será un nombre,fugaz paso del ave, olvido, instante…

Y sin embargo, ¿quién dudaría del Monet eterno?

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ARCIMBOLDO

Para Arcimboldo todo es máscara:la flor y la legumbre, el pescado y la espiga,las translúcidas uvas y la sensual manzana.Para Arcimboldo todo anuncia la muerte:el esplendor del sol que marchita las flores,el frío del invierno que congela la vida,el caer del otoño sobre el campo de mieses,el gusano implacable que devora el verano.

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CHAGALL

Marc Chagall vuela en un aire de luzcon sus enamorados, sus vagabundos,sus violinistas, sus rabinos.Marc Chagall asciende a los cielos,su pintura es la resurrecciónde la vida, la carne y el espíritu.Marc Chagall es tan tierno, como un niño,como sus flores y como sus corderos,es la sustancia pura y transparentede esos cuadros en que dejó su esencia.

Cuando llegó a las puertas de los Cielos,el buen Señor le dijo: “pasa Marc,el infinito espera tus pinceles.”

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WILLIAM BLAKE

¿Cómo era ese amor oscuro, secreto, que consumía tu vida?¡Si hubieras podido mantener vivaesa primera visión del árbol cargadode ángeles, William, esa visiónsagrada y perfecta de tus ocho años!

¡Pero ningún esplendoroso espíritute libró del dolor de la existencia!

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ANTOINE BOURDELLE

Tensa el arco, David.El cuerpo enteroes un músculo a punto de estallar,como la cuerda de una cítaraen el momento de pulsarla,para cantar un salmo guerreroal Dios de los ejércitos,Señor de cielo y tierra.

Tensa el arco David, cual si tensarasla cuerda de tu cítara en el canto,la cuerda de tu espíritu en batalla:la flecha y el cantar suben al cielocon idéntica fuerza.

David, el que contiende y el que canta,es el mismo, el guerrero, el pastor,el amante, el que gime arrepentido,el que entona el Cantar de los Cantaresy la voz infinita del salmista.

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ISADORA

Nacida de las olas, Afrodita,tienes la melodía del mardentro del cuerpo,y heredas de la diosa las pasionesy la fiebre vital que se hace danza.

Afrodita-Isadora, pies descalzos,recorren un Olimpo hecho de telas,de cartón piedra y luces engañosas.

Quisieras cuando danzasque se abriera hacia el cielo estrelladotu escenario; pero la realidad, señora Duncan,es apenas remedo de esos sueñosen que bailas desnuda en el desierto,en las playas, los bosques y los ríos,como una ninfa libre de atavíos.

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PATÉTICA

Ken Rusell, muerto, recorre los caminosen donde un día descubrió a Chaikovski.Saludan, levemente, con esa cortesíade los desconocidos. -Mas, yo a usted lo he visto -dice el músico.Rusell pensaba que la muerte era libre,Exenta de vergüenzas y rubores.-Maestro, yo… -balbucea.-Fue terrible – suspira el genio de tanta melodía.-Sí, lo siento, creí captar su espíritu, los dramasque atormentaron su existencia.-Fue terrible mi vida, señor Rusell, lo suyono era más que una obra de arte,lo mío fue del cuerpo y su tormento.Mas aquí, lo patético es risible,así es la eternidad, suprime el drama,y no nos deja si no un leve gusto,con una pizca de melancolía,de todo lo que fue tragedia antaño.-No sé qué le diría, Piotr Ilich, no sé -se aturde el cineasta-, solo pido,si le causé dolor, yo le suplico…-No, señor Rusell, aquí no existe pena,ya solo breve trazo, cual una pluma de pájaroen el viento, como una mancha de sol, como un silencio. -No comprendo –murmura Rusell-; cuandohaya pasado el tiempo, talvez logre entenderlo.-Seguro… Ahora, ya corrió una centuria-dice Chaikovski-, y sonríe, melancólico,luego, en una nube de ángeles y música,

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se va hacia ningún sitio, se aleja, lentamente.-¿La eternidad es esto? Suspira triste Rusell.Y se queda en silencio algunos siglos...

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ADAGIO DE LA ROSA

In memoriam Margot Fonteyn

Ella es la rosa.El adagio lo pone Piotr Ilich Chaikovski ,con su magia de músico y poeta.Ella es la rosa,Aurora antes del largo sueñode cien añosy encontrar a su príncipe encantado.Ella es la rosa, mirad cómo florece,cómo flota en sus pétalossin tiempo.He aquí unos minutos de milagro,etéreos, puros,y un ser volátil, que se sostienemás en el aireque sobre la escena…

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GISELLE, ACTO II

C’etait Alicia Alonso…

Todo es vuelo,combateentre willis vengativas,las súbditasde Myrtha,soberana implacable, y Giselle,etéreo-eternoespectro enamorado.Por momentos,el vuelo al son de la músicade Adolphe Adam,entre tules blanquísimos, tenues lucesy niebla,hace pensarsi acasollegaránlos fantasmasa tomara sus lecciones de vuelo,en este aire sin aire,de mujeres que flotan,incorpóreas y leves.

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ESCRIBO desde el dolor ajeno que carcomelos cuerpos y las almas.No escribo desde mi propio dolor,mis pesadillas, las oscuras visiones de la noche.Llevo las cicatrices y el recuerdo,pero son nada frente a esas llagasque todo lo laceran.Para ellos, los insomnes y los atormentados,los que esperan ya sin esperanza,los solitarios que ansían una manoque ha de estrechar la suya en el momentodel estertor supremo;para ellos escribo estas palabrasque algo llevan de mi alma y que quisieranser la voz de consuelo en esa nocheimplacable que cubre su agonía.

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JOB

Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job…

¿Quién tuviera tu fe, tu esperanza y esa paciencia inconmovible?¿Quién pudiera llamarse como tú,Job,para decirle a un mundo insatisfecho:“estas llagas son regalos de Dios”;nada más que eso?

Los que usan ropa para ellos diseñada,los que van en autos recubiertos de oro,los que gozan de la lujuria de la carne,del vino y de los cuerpos,te echarían a las bestias hambrientasde un circo siempre ávido de víctimas,repitiendo impacientes:“¡Venirnos con la historia de Job y su paciencia…¡Basta de fastidio!¡Queremos una copa de champagne!”

Pero ellos, los poderosos soberbios de la tierra,forrados de diamantes y de adulos, con paso firme van hacia el olvido,engalanados de preciosas joyasy hartos de las más caras golosinas,mientras tú, llaga viva, abandonado serde Dios y las criaturas, en apariencia,de todos desterrado, vas hacia un sitio que no tiene sombra: el seno del Señor omnipotente,y vas a la memoria de los hombres,que tantas veces se inclinan hasta el suelo,repitiendo tu nombre, Job, hermano…

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LÁZARO

Se ha levantado y avanza, desde la fría piedray las tinieblashacia la luz de la Voz que le ha llamado.Su paso es vacilante. “Estoy vivo”, se dice,y escucha gritos ahogados de la gente.-¿A dónde voy, mis hermanas? ¿Dónde estuve?¿Hacia dónde dirigiré mis pasos vacilantes?Señor y amigo, cuando te hayas idola vida nueva que empieza en este cuerpo,que conoció los tormentos de la muerte,¿se apagará quizás, lámpara leve?Señor, respóndeme, Jesús, ¿te has ido?¿Esa vaga figura que se aleja es la tuya,Maestro, o es la muerte que huye, lentay sombría del sepulcro?Vivir, sabiendo que estuve entre los muertos,ese es mi reto, Señor, mas necesitotener tu mano de guía sempiterno,tu palabra, Maestro, tu presencia.¡No te vayas, amigo, todavía,debo aprender el uso de esta vida,debo aprender a ser Lázaro de nuevo.

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ESCRIBO desde la no-palabra y su calladaangustia que se agita sin sonido.Escribo desde el ansia impotentede querer decir algo y no poderlo.Escribo y trato de atrapar vocablos,que huyen como pájaros cautivos.¿No vendrás hasta mí, palabra hermana?¿No vendrás a quedarte en este cantoque entono en el secreto de mi espíritu?

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NADA

1

Solo el leve silencio,en el que no se sienteni un alani un reflejo,apenas el corazón encabritado.

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El agua de la duda,apenas un susurro,madera del ahogado,pétalo del despecho,nota caída de alguna partituraentonada por la vida.Luego, la soledad,el miedo y las floresmarchitas en la orilla.Algún recuerdo,un barco a la deriva,un naufragio en la niebla,un grito sofocado,oleaje y noche,muerte, callada muerte.

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Veníascomo el arcángelde las anunciaciones.

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Se te veían las alas,resplandoren la noche,y una diadema mínimadorándote la frente.Venías,ahora todo es sombra.

4

Aguas arribase agolpan los recuerdos,las hierbas,piedrecillas,musgos, helechos, líquenes,alguna breve flor,y abajo el ruido,la catarata-el río de la calmase despeña-barriendo los recuerdoscomo inútiles briznas,arrancadas al pasopor un torrenteoscuro.

5

Manos vacíasfrente a ciertas horasque tenían un toque de milagro.El agua, el aire, las memoriaspasana través de los dedos,dejando como única posesiónla nada.

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ESCRIBO desde el recuerdo y la memoria.Siempre temoque la delgada niebladel olvido cubra todas las cosas,las deforme,confunda los perfilesde los seres amados,los falseé.Siempre temoel tenue paso de la desmemoriaborre todo momento inolvidable,me privede esas imágenes queridas,del perfume elevándose en la noche, la melodía,el gusto de una fruta,la sutileza del tactoo la palabra.

A veces cuando escriboy evoco los rostros,las figuras y los gestosde los que seres que améy que me amaron, siento que se me escapan los matices,que la sombra los cubrelentamente.

Y, sin embargo, escribo desde esa misma sombra,buscando la claridad de una sonrisa,aunque la sienta disolverseen el tiempo;el gesto de una mano,

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el mechón que caía sobre el rostro,el cansancio como un espejo opaco,la alegría fugaz,el amor de la madre o de la hermana,la caricia del padre,la amistad reflejadaen un abrazo,la ternura por el pequeño perro.Escribo desde el gorriónque acompañó mi infancia,con su plumaje humildey gris de anacoreta;desde los mirlos y sus largas patas,saltando n el tejado,mientras hablaban su lengua incomprensible.Escribo desde el altísimo vuelo de los gavilanes,que se lanzaban -flechas, rayos mortales-sobre sus indefensas,tiernas presas.Escribo desde el zureo innúmerode palomascubriendo el pavimentoo el pisoteado polvo de una plaza,sea en la Venecia de San Marcos,o algún remoto pueblode los Andes.Y evoco cuando escriboel rítmico ir y venir de las gaviotascircunvalandolas playas de mi infancia,con su volar hipnótico y sin tiempo.Escribo desde la transparenciade alas de libélulas

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posadas al borde de los charcos, como si el cielo hubiese bajadoen un zumbido a quedarse un instanteen los arbustos.Escribo desde la seda irisaday veloz del colibrí.Escribo desde los ojos del niño,fascinados,abiertos ante el mundo.Escribodesde la infancia inocente y desolada,pero también feliz y soñadora;desde la juventud,rescatada por los libros ,tablas de salvación en el naufragiodel abandono y el ensueño roto.Escribo desde cada poema, cada cuentoy desde la novela que junto a mí dormía,desde los dramas,que me llevaron lejosde las limitaciones cotidianas,y las comediasque hicieron el milagrode innumerables risas;desde el milagro que hizo en míla Palabra, instante tras instante;

Gracias a ella,a veces me colma la claridad perfecta,cual si una Voz dijese“Hágase la luz” y esta se hiciera,corazón adentro.Y miro, con asombro,los rasgos nítidos de la madre, los tíos,

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los hermanos, en su niñez perfecta,las vecinas con su penar a cuestas,los amigos que se llevó la muerte-algunos, tan temprano-,los pequeños compañeros de escuela,nada puede borrarlosen este instante puro,libres están de toda desmemoria,libres de la penumbra irremediable.

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FOTOS, FOTOS REMOTAS

1

Es solo un pedazode papel fotográfico, pequeñito y gris.Hay un paisaje al fondoy una breve figuraen primer plano.“Es papá”, dices, con ese amorque te durará la vidaentera.Pero sólo tú puedes saberque esa mínima sombraes él.

2

Estamos los tresfrente a la ventanade la despensa.Tenemos la cara radiante,la ropita vieja,los sueños intactos.La tomó el tío Juancon una Kodak que fuela caja mágica de aquellos años.¿Qué se habrá hecho esa cámaramilagrosa que nos dejóunas pocas imágenes amadas,rescatándolasdel fondo del pasado?

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3

“No hay fotos del bautizo de Pedrito,”te lamentas.Se perdieron con la cámaraque alguien robó un día de la casa.No sabemos quién.No sabemos cuándo.“¿No hay fotos de mi bautizo?”Se sorprende el pequeño,como si le hubiesen robadoun pedazo de su primerainfancia, sin él saberlo.

4

Estaba de pie,junto a un árbol de duraznolleno de flores blancas.Usted, con su vieja y bella manosujetaba una rama florida.La foto se extravió hace tiempo,pero la sigo viendo:anciana severa y dulce, pero sonriente,por el experimento de la foto.Llevaba una larga falday una blusa de seda floreadaque competía con el árbol florecido.

Tantos años ya. Todo perdidomenos el recuerdo de ese minutoen que estaba viva todavía,lúcida,

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diría que hasta bella,usted, la mamita inmortal,muerta hace décadas.

5

Hay como un mar de genteY en el centro, barcodel cielo,la Virgen más hermosa de la ciudad,legendaria, dueña de un rostrotan perfecto,que parece imposiblesea la obra solo de un escultorque trabajó sobre la maderay la volvió milagro.

Año 1933, diciembre 8;es el día de su coronación,pero la foto la muestratocada por un fino sombrero.Aún no ha llegado la diademade oro, de brillantes, de perlas,que labraron los mejores orfebresde esta tierra.Esa joya para la que fundieronlas pequeñas liras de oro,las plumas y coronas de laurelde los poetas,las gargantillas, prendedoresy aretes de las grandes damasy los anillos pobrísimos,prendas de amor y juramentode parejas humildes,

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los pequeños zarcillosde las cholas,quizás recuerdos de momentos únicos.

Todavía no llegael esplendor.Ella, divina, ostenta su sombrerotejido quizás ,como el del Niño,por las manos callosasde alguna de esas mujereshumildes que la miran en éxtasis,como se mira a una madre,a una hija,al ser que se ha de amar la vida entera.

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Lo que debí escribir,escrito está,porque para el poetasu escrituraes deber.Lo que pude escribir,escrito está,porque para el poetasu único poderes la palabra.Lo que quise escribir,escrito está,porque para el poetael deseo de escrituraes su deber ser,su voluntad y su existencia.

¿Volveré a intentar un viajepor la estrella de mi canto,por las praderas del sueño,por la suave caricia de lo amado?¡Quién lo sabe!Parafraseando a Borgesdiría que quizás esta manoque escribió el poemaera apenas la sierva, el instrumentode la Mano de Aquel que quiso usarde mis palabras,y ese verbo que me diola sombra,me ha dado por igualla luz del día,enhebrada en mis versos,con el ritmoinfundido en mi palabra

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por el Dueñode la música eterna de los astros,que es quien logró infundirsu melodía en estas líneas escritas para ti, lector benigno.

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SALIDA

También para el lector cada libro es siempre una cuestión personal. Y algo intransferible sólo hasta antes de leerlo. Después de iniciada la lectura, es harto sabido, el libro deja de ser del autor para pertenecer a quien lo lee.

Complacido de hacer mío el manuscrito de “personal e intransferible”, ahora me ocupo de ordenar estas notas breves de lectura.

Lo inicial fue advertir que Jorge Dávila Vásquez juega con el sentido de ambos vocablos cuando titula este tomo de versos que son, en su vasto conjunto, un credo estético y existencial.

Lo personal aquí es más que una apuesta por lo íntimo de la confesión abierta, pues poco de privado mantiene su palabra, ni nada permanece cerrado después del can-to; de tal suerte que lo intransferible es lo relativo a una verdad a medias que apertura el sentido de la renuncia a modo de don humano, recordándonos con ello el valor del poema como entrega o merced.

También una pulsión de diálogo total apertura el ca-mino del libro. El primer poema propone una noción de la escritura afín de un religar de sí mismo, la común-unión de los demás seres humanos consigo y el universo mundo.

Certidumbre y creencia, por tanto, hacen que la mate-ria verbal sea, además, algo superior que un límite alcan-zado o un recurso de comunicación, de mera expresión directa, por lo cual restalla “el fuego de lo escrito”, y re-fulge en la mirada “la llama del poema”.

Por este asunto a Jorge le preocupa la naturaleza de la creación, sean poema y poeta, lenguaje y escritura. Esa particular inquietud de la conciencia artística moderna

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adquiere en su voz una forma distinta de la confesión es-téril o el gesto reflexivo de la impotencia, a veces dubita-tivo, en otros casos confinado a lo metaliterario y autore-ferencial del poema. Aunque Jorge tampoco prescinde de la tensión, la crisis y el conflicto de la escritura, el lengua-je y la comunicación para conquistar una victoria dentro de la derrota que puede suponer el decir de lo no dicho.

Lo ontológico del texto, condición que en otros nota-bles autores antes ha configurado el sentido propio de la vida humana, se traduce en una afirmación de ese len-guaje, esa comunicación e incluso ese silencio, o la escri-tura en general con la cual se yergue la certeza misma de cantar, pese a todo. No estamos, por tanto, ante una indagación liviana o una queja común y pasajera, como sí ante una exclamación jubilosa de la naturaleza del ser y la acción poética en tiempos de penuria.

Y esta evocación de Hölderlin permite indicar que el misterio es lo palpado, lo insondable encuentra la ex-presión justa y precisa en el momento aciago que lleva a preguntar también hoy día ¿para qué poetas y cuál es el sentido de su canto?, ahora que cantar al optimismo pareciera soslayar el estado elegiaco de sólo celebrar la resignación y no la esperanza de vivir, aunque la existen-cia no pueda ser distinta ni menos ajena al dolor.

En este libro nada parece escapar de esa vocación por nombrar todo, incluido, el silencio. Quizá esto respon-da a que la poesía sea un decir de “carne y hueso” y la voz un cuerpo orgánico, donde su madera es lo huma-no, aquello de lo cual estamos hechos, para no olvidar a Shakespeare; en fin, lo tallado en ella son huellas que deja la vida misma a su paso.

Su celebración, la conquista de lo comunicado, sea emoción o pensamiento, no excluye lo contrario de tama-ña plenitud como es el vacío, lo que el poeta de este libro colma con sólo nombrarlo. La sutura de la herida la da el

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verbo. La dificultad de su concreción expresiva no es el problema a resolver por cuanto su búsqueda acaso será aquello que tensa las fuerzas de ese no saber decir lo que sin embargo se dice bien.

El motivo anterior se desplaza sólo para ubicar al poe-ta como eje de gravedad. Un hombre corriente, sin rasgos extraordinarios es quien vive aquí. Y nos preguntamos, gracias a Jorge Dávila Vásquez, por el propósito que tie-ne recordarlo.

Felipe García QuinteroPopayán, diciembre, 2013

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ÍNDICE

Entradap.7

1. Blancop.10

2. “Advertencia al lector”p.18

3. Hospital Británicop.27

4. “El desierto de Atacama”p.38

5. Coda: el poema que no estáp.50

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Esta edición de Personal e intransferible

es una publicación de la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay,

realizada durante la presidencia de Carlos Vásconez

y fue impresa en los Talleres Gráficos de la institución

en enero de 2014,con una tirada de 500 ejemplares.

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