Perspectivas de Elena de White en relación al sábado

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Perspectivas de Elena G. de White en relación al sábado 1 LIC. ALVARO RODRÍGUEZ LUQUE [email protected] Docente de la Facultad de Teología, UPeU Introducción Cuando se habla sobre Elena G. de White y su posición sobre algún punto de nuestras creencias, se suele presentar primero el soporte bíblico y luego confirmar lo aprendido en la Palabra de Dios presentando la postura de la mensajera del Señor como la estocada final. Cuando el tema es controversial, entonces utilizamos los escritos del Espíritu de Profecía para dirimir alguna dificultad que nos presente el texto bíblico y, como consideramos profeta a Elena G. de White, damos por concluida la dificultad. El siguiente estudio partirá de lo que ella sostuvo y cómo su perspectiva concuerda plenamente con el texto bíblico. 2 Permítanme iniciar este estudio con la lectura de una cita emblemática para todo observador del sábado: Vi un ángel que con presteza volaba hacia mí. Me llevó rápidamente desde la tierra 1 El presente artículo no pretende ser un estudio completo de los escritos de Elena G. de White en relación al sábado sino una breve revisión sobre lo que escribió, en especial del documento publicado originalmente el Testimonies for the Church (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 1948), 6: 349-368. Este documento fue escrito en su estadía en Australia. El documento esta subdividido 6 partes. La primera es una introducción a lo que es el sábado, luego hay cinco secciones bajo los siguientes títulos: Reforma en la ob- servancia del sábado, Preparación para el sábado, El sábado en el hogar, Viajes en sábado, Reuniones en sábado. Nos centraremos en la parte introductoria del documento. 2 Considero que el aporte que Elena G. de White en relación al sábado es vital para evitar caer en el legalismo y/o salvación por obras. Es muy fácil, si no se tiene claro el concepto de la salvación solamente por la fe expresada por Pablo en su carta a los Efesios en el capítulo 2 versículos 8 y 9. Además, al ser profeta del Señor, su testimonio no está en oposición al texto bíblico; sino por el contrario, está en plena comunión con la Palabra revelada a los profetas canónicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Incluso podemos hacer referencia a lo declarado por ella misma pidiendo que sus escritos sean probados por la Sagrada Escritura para su validación. Ella dijo que las instrucciones que recibió fueron dadas por Dios y luego propone “If the Testimonies speak not according to the word of God, reject them”. Elena G. de White, Testimonies (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 1948), 5:591.

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PERSPECTIVAS DE ELENA G DE WHITE EN RELACIÓN AL SÁBADO

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Perspectivas de Elena G. de White en relación al sábado1

LIC. ALVARO RODRÍGUEZ [email protected] de la Facultad de Teología, UPeU

Introducción

Cuando se habla sobre Elena G. de White y su posición sobre algún punto de nuestras creencias, se suele presentar primero el soporte bíblico y luego confirmar lo aprendido en la Palabra de Dios presentando la postura de la mensajera del Señor como la estocada final. Cuando el tema es controversial, entonces utilizamos los escritos del Espíritu de Profecía para dirimir alguna dificultad que nos presente el texto bíblico y, como consideramos profeta a Elena G. de White, damos por concluida la dificultad. El siguiente estudio partirá de lo que ella sostuvo y cómo su perspectiva concuerda plenamente con el texto bíblico.2 Permítanme iniciar este estudio con la lectura de una cita emblemática para todo observador del sábado:

Vi un ángel que con presteza volaba hacia mí. Me llevó rápidamente desde la tierra

1El presente artículo no pretende ser un estudio completo de los escritos de Elena G. de White en relación al sábado sino una breve revisión sobre lo que escribió, en especial del documento publicado originalmente el Testimonies for the Church (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 1948), 6: 349-368. Este documento fue escrito en su estadía en Australia. El documento esta subdividido 6 partes. La primera es una introducción a lo que es el sábado, luego hay cinco secciones bajo los siguientes títulos: Reforma en la ob-servancia del sábado, Preparación para el sábado, El sábado en el hogar, Viajes en sábado, Reuniones en sábado. Nos centraremos en la parte introductoria del documento. 2Considero que el aporte que Elena G. de White en relación al sábado es vital para evitar caer en el legalismo y/o salvación por obras. Es muy fácil, si no se tiene claro el concepto de la salvación solamente por la fe expresada por Pablo en su carta a los Efesios en el capítulo 2 versículos 8 y 9. Además, al ser profeta del Señor, su testimonio no está en oposición al texto bíblico; sino por el contrario, está en plena comunión con la Palabra revelada a los profetas canónicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Incluso podemos hacer referencia a lo declarado por ella misma pidiendo que sus escritos sean probados por la Sagrada Escritura para su validación. Ella dijo que las instrucciones que recibió fueron dadas por Dios y luego propone “If the Testimonies speak not according to the word of God, reject them”. Elena G. de White, Testimonies (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 1948), 5:591.

76 Berit Olam, año 7, nº 1 (2010)a la santa ciudad, donde vi un templo en el que entré. Antes de llegar al primer velo, pasé por una puerta. Levantóse ese velo, y entré en el lugar santo, donde vi el altar del incienso, el candelabro con las siete lámparas y la mesa con los panes de la proposición. Después que hube notado la gloria del lugar santo, Jesús levantó el segundo velo y pasé al lugar santísimo.En él vi un arca, cuya cubierta y lados estaban recubiertos de oro purísimo. En cada extremo del arca había un hermoso querubín con las alas extendidas sobre el arca. Sus rostros estaban frente a frente uno de otro, pero miraban hacia abajo. Entre los dos ángeles había un incensario de oro, y sobre el arca, donde estaban los ángeles, una gloria en extremo esplendorosa que semejaba un trono en que moraba Dios. Junto al arca estaba Jesús, y cuando las oraciones de los santos llegaban a él, humeaba el incienso del incensario, y Jesús ofrecía a su Padre aquellas oraciones con el humo del incienso. Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro. Abriólas Jesús, y vi en ellas los diez mandamientos escritos por el dedo de Dios. En una tabla había cuatro, en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria.3

Era sábado 03 de abril de 1947, estaban reunidos en la casa del hermano Stockbridge Howland en Topsham, Maine. Mientras disfrutaban de un momento de oración, el Espíritu Santo descendió sobre ellos. Fue entonces que Elena G. de White entró en visión. En aquella ocasión se le mostró el santuario celestial y se le confirma la verdad del sábado como el verdadero día de reposo.4

Esta declaración podría producir cierto desequilibrio en aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Es decir, el brillo especial que notó la mensajera del Señor en el cuarto mandamientos de la ley de Dios evoca en algunos la idea de que el sábado es una salvaguardia de salvación. El sábado es el mandamiento más importante del decálogo, podría decir uno. Incluso podría alguno pensar de la siguiente manera: “mientras me mantenga guardando el sábado, estoy bien”.5

3Elena G. de White, Primeros escritos (Mountain View, CA: Publicaciones In-teramericanas, 1962), 32-3. Toda la visión es relatada desde la página 32 hasta la página 35 y es reproducida, aunque no siempre en su totalidad, también en los libros: Cristo en su santuario (Buenos Aires: Asociación Casa Editora sudamericana, 1980), 12-4; Notas biográficas de Elena G. de White (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 109-13; Testimonios selectos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamerica-na, 1942), 1: 89-94; ¡Maranata, el Señor viene! (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1976), 243. 4White, Cristo en su santuario, 12, 13. Ver también Notas biográficas de Elena G. de White, 109-113. 5Esta forma de pensar la he escuchado por muchas personas en mi experiencia

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Pensar así significa creer en la salvación por obras y no solamente por la fe.6

¿Qué perspectivas nos da Elena G. de White sobre el sábado? ¿Qué papel cumple el sábado según la mensajera del Señor? ¿Es el sábado el mandamiento más importante del decálogo? En el presente artículo se presentará una revisión general de la perspectiva de Elena G. de White.

Se tomará como base de este estudio el libro Testimonies, tomo 6, páginas 349-368; donde se presenta lo que ella dijo en relación al sábado bajo el subtítulo “La observancia del sábado”. Esta sección ha sido traducida al castellano y se encuentra en el libro Joyas de los Testimonios, tomo 3, páginas 16-35.

El sábado conserva en nosotros el conocimiento del Dios viviente

Nuestro Padre celestial desea, por medio de la observancia del sábado, conservar entre los hombres el conocimiento de sí mismo. Desea que el sábado dirija nuestra mente a él como el verdadero Dios viviente, y que por conocerle tengamos vida y paz.7

El primer aspecto que aborda Elena G. de White, en su exposición sobre la observancia del sábado, está íntimamente relacionado con el conocimiento de Dios. El sábado, es decir la obediencia al cuarto mandamiento, permite que el ser humano, en su condición pecaminosa, mantenga fresca en su memoria la identidad de Dios. Elena G. de White refiere dos características distintivas de Dios. La primera característica refiere al Dios viviente y la segunda al verdadero Dios.

El Dios que es presentado en las Sagradas Escrituras es el Dios verdadero. La Biblia hace referencia a una serie de dioses y diosas paganos. Estos entran en conflicto directo con YHWH8 vemos por ejemplo el caso de Baal en los días de Acab (1 R 18:21). Elías hace un llamado para que el pueblo decida a quien servir. En cierta ocasión el pueblo de Israel, en los días de Samuel, sirvió a Astarot. Fue el

como pastor de la IASD. No es raro encontrar alguno de nuestros miembros de la iglesia que tengan dicha percepción. Incluso algunos llegan a declarar que mientras no se aparten de la iglesia, entonces serán salvos. 6Incluso existen miembros de iglesia que creen firmemente que el ser humano se salva por la fe y por las obras. Nadie cree que las obras nos salvan. Pero tampoco creen que la salvación es solamente y exclusivamente por la fe. Ante esto, se toma la epístola de Santiago para demostrar que las obras son parte de la salvación. Esto no es otra cosa que legalismo del más alto nivel, aunque camuflado. 7Elena G. de White, Joyas de los testimonios (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1953), 3:16. Ver también su libro Testimonies, 6:349. 8YHWH son las letras designadas para el nombre de Dios en el hebreo vetero-testamentario y es conocido como el tetragramatón. Este vocablo ha sido traducido como Jehová o Yahweh.

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juez y profeta Samuel quien invita al pueblo a dejar a los dioses paganos (1 S 7:3). El pueblo en aquella ocasión decidió servir solamente a YHWH y dejar el culto a Astarot (1 S 7:4). Incluso Salomón tuvo la osadía de levantar un lugar especial para adorar a Moloc, dios que requiere el sacrificio del primogénito de la familia (1 R 11:7; 2 R 23:10).9

Por otro lado, Elena G. de White, define a Dios como el Dios viviente. Cuando se habla del Dios viviente recordemos que su nombre deriva del vocablo hebreo hwh lo cual implica que Jehová o Yahweh es el que es por sí mismo. El es el que vive o tiene vida en sí mismo y que no necesita de nada ni nadie, pues es eterno.10

Entonces, podemos decir que gracias al sábado el pueblo de Dios mantiene viva la imagen del Dios verdadero y del Dios viviente, aquel que trasciende y está por encima de todo y de todos. Elena G. de White presenta que el medio eficaz para mantener en la mente al Dios verdadero, y no a los dioses falsos, es la observancia del sábado. Tal como se menciona en las Escrituras fuera de Él “no hay otro” (1 R 8:60). Se afirma también que cuando se observa el sábado entonces el conocimiento de Dios se hace posible y solamente así se obtiene vida y paz. Pero estas dos son producto del conocer a Dios y no de la observancia del sábado en sí misma.

El sábado es señal de distinción y reconocimiento de la soberanía de Dios

Cuando el Señor liberó a su pueblo Israel de Egipto y le confió su ley, le enseñó que por la observancia del sábado debía distinguirse de los idólatras. Así se crearía una distinción entre los que reconocían la soberanía de Dios y los que se negaban aceptarle como su Creador y Rey.11

En esta cita hay varios elementos a mencionar pero el aspecto de fondo que Elena G. de White hace referencia es la soberanía de Dios sobre todo lo que existe. Descansar el séptimo día, tal como la Escritura enseña, implica el reconocimiento o aceptación del señorío de Dios. YHWH es quien tiene el mundo en sus manos. Aun a pesar del pecado que ha inundado el planeta, El controla y está al mando de

9Existen otras deidades paganas que son mencionadas en la Biblia tales como el dios Dagón (Jue 16:23; 1 S 5:2-5,7; 1 Cro 10:10), la diosa Diana (Hech 19:24,27,28,34, 35) y los diferentes artificios terrenales en los que muy a menudo el ser humano confía. 10Wilhelm Gesenius and Samuel Prideaux Tregelles, “hw”hy>”, en Gesenius’ He-brew and Chaldee Lexicon to the Old Testament Scriptures (Bellingham, WA: Logos Re-search Systems, Inc, 2003), 337. Esto implica también la eternidad de Dios y su inmutabi-lidad y está conectado con Éxodo 3:14. 11White, Joyas de los testimonios, 3:16. Esta cita fue publicada originalmente en el libro Testimonies, 6:349,

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la historia del universo. Se presentan dos razones para reconocer la soberanía de Dios sobre el

universo y estas al mismo tiempo son la clave para una observancia correcta del sábado. No basta con dejar de trabajar el día de reposo. No se trata de obedecer por obedecer. Elena G. de White va mucho más allá. Se trata de aceptar a Dios como el Creador y Rey del universo. Por esas razones Dios es soberano sobre todo lo existente.

En este sentido hay dos elementos importantes que se desprenden de la observancia del día de reposo. Primero, reconocer que Dios es el Creador de todo lo existente. En segundo lugar, el guardar el sábado implica subyugarse al Rey del universo, dueño de todo lo que existe, incluso de uno mismo.

La aceptación de estos conceptos no es el mero asentimiento de lo que la verdad bíblica nos muestra. Es mucho más que eso. Lea la siguiente cita:

Estamos viviendo entre los peligros de los últimos días y deberíamos cuidar toda avenida por la cual Satanás pueda acercársenos con su tentación... Un mero asentimiento a la verdad nunca salvará un alma de la muerte.12

Ella nos advierte que no es asentir una verdad, sino que se requiere una obediencia de fe. De esta manera, al obedecer la observancia del sábado reconocemos no solo con nuestra mente sino con nuestros actos quién es el soberano del universo, Creador y Rey. También, la mensajera del Señor, muestra que la observancia del sábado hace la diferencia entre el idólatra y el verdadero adorador.13

Al repasar el texto bíblico encontramos que no hay institución alguna establecida por el Señor para conmemorar al Creador que señale ambos elementos. La observancia del día de reposo y su conexión con el Creador (Ex 20:8-11). Todos los mandamientos de la ley de Dios son para reverenciar a Dios. Pero notemos cómo el sábado presenta a Dios como el Creador y dador de la vida. Esta es la razón por la cual debe ser recordado y observado como una conmemoración de la creación y en especial del Dios Creador (ver Ex 20:8,11).

El sábado señala a Dios como Santificador

El sábado que fue dado al mundo como señal de que Dios es el Creador, es también la señal de que es el Santificador. El poder que creó todas las cosas es el poder que vuelve a crear el alma a su semejanza. Para quienes lo santifican, el sábado es una

12Elena G. de White, En los lugares celestiales (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1967), 162. 13Entiéndase por idólatra todo aquel que pone otra cosa por encima de Dios. Se-gún el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, idólatra es aquel que ama excesi-vamente a algo o alguien. Diccionario de la Real Academia de la lengua, 22da ed., s.v. “Idolatría”. Ahora bajo la perspectiva bíblica, adorar a Dios es lo correcto pero amar algo o alguien por encima de Dios entonces eso es ser idólatra.

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señal de santificación. La verdadera santificación es armonía con Dios, unidad con él en carácter. Se recibe obedeciendo a los principios que son el trasunto de su carácter. Y el sábado es la señal de obediencia. El que obedece de corazón al cuarto mandamiento, obedecerá toda la ley. Queda santificado por la obediencia.14

El tercer elemento que se desprende de la perspectiva de Elena G. de White es la de resaltar el poder santificador de Dios. Tal como la cita sugiere, el sábado no solamente es la señal que apunta a Dios como Creador del universo sino que también es el Santificador. Es Él quien nos hace santos. No significa que el que guarda el sábado es santo per se sino que al observar el sábado, El nos hace santos ante su presencia.

Debemos comprender que la obra de santificación es un proceso que vive el cristiano desde el momento en que reconoce a Dios como Creador, como soberano de su vida. Es entonces que el sábado se convierte en un medio eficaz para santificar al ser humano. Pero no es el sábado lo que nos santifica sino Cristo quien santifica a su pueblo. Hablando del día de reposo Elena G. de White dijo que el sábado:

Nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios. Porque, hablando de Israel, dijo: “Díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico,” es decir, que los hace santos. Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificarnos. Es dado a todos aquellos a quienes Cristo hace santos. Como señal de su poder santificador, el sábado es dado a todos los que por medio de Cristo llegan a formar parte del Israel de Dios.15

Vemos claramente que es Cristo quien santifica a su pueblo y que la observancia del sábado cumple un rol importante en este proceso. El ser santo significa llegar a ser del pueblo de Israel espiritual. Ser partícipes de la gracia de Dios implica iniciar el proceso de santificación. Esta se da gracias al poder de Aquel que es capaz de recrear el alma a Su semejanza. Al entrar en el sábado, entro en conexión con el Creador y Santificador. Esto significa que la observancia del día de reposo implica pasar por el proceso de santificación que sólo Cristo puede realizar en la vida de cada ser humano.

El sábado señala la relación con Dios y apunta al Redentor

Así como el Sábado fue la señal distintiva de Israel cuando salieron de Egipto para entrar en la Canaán terrenal, así también es la señal que ahora distingue al pueblo de Dios cuando salen del mundo para entrar en el reposo celestial. El Sábado es una señal de la relación existente entre Dios y Su pueblo, una señal de que ellos honran

14White, Joyas de los testimonios, 3:17, cf. Testimonies, 6:350. 15Elena G. de White, El deseado de todas la gentes (Mountain View, CA: Publi-caciones Interamericanas, 1955), 255.

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Su ley. Esta distingue entre los que son fieles y los transgresores.16

El cuarto aspecto al cual haremos referencia en este estudio es que el sábado es señal de relación entre Dios y el ser humano. Elena G. de White hace la comparación entre el pueblo de Israel antiguo con el moderno Israel espiritual. La aceptación del sábado significa salir del mundo, de las costumbres y prácticas que este tiene.

Las enseñanzas de este mundo no reverencian al Dios verdadero ni mucho menos proclaman un día separado para la adoración a Dios. Muchas personas dicen tener una relación íntima con Dios pero no dedican el tiempo establecido por Dios en las Escrituras para relacionarse con El. Obedecer el cuarto mandamiento implica la disposición para relacionarse con Dios.

El sábado no es solamente señal de que el ser humano se mantiene en relación con el Creador sino que también distingue al pueblo de Dios que entra en el reposo celestial. Elena G. de White compara la salida de Egipto del pueblo de Israel con la salida del mundo de aquellos que lo aman. Al mismo tiempo presenta que el sábado fue señal distintiva para entrar en la Canaán terrenal, mientras que para nosotros es señal para entrar en el reposo celestial. El pueblo de Dios espera un reposo (Hebreos 4) y la observancia del sábado apunta a ese reposo final por la eternidad. Elena de White dijo también en relación al sábado:

Como adventistas observadores del sábado, profesamos obedecer todos los mandamientos de Dios y esperar la venida de nuestro

Redentor17

Por tal razón el sábado apunta en forma directa a Cristo no solo como Creador y Santificador sino como Redentor de la humanidad. Es Él quien en ocasión de su segunda venida nos dará la entrada al reposo celestial, a la Canaán celestial. El sábado nos propone mirar en aquella dirección la redención final prometida a su pueblo. Por tal razón el sábado semanal es una debe ser una vislumbre, una antesala del reposo celestial. Vemos que Elena G de White no pone el sábado como el más importante sino que declara que aquel que es un adventista observador del sábado, también obedecemos los demás mandamientos pues todos son importantes. Esto est en completa congruencia con lo expresado con el Señor Jesús cuando se le consultó sobre el primer mandamiento. Cristo respondió que el más importante es el amor a Dios y que el segundo es el amor al prójimo (Mt 22:34-40). Cristo no cayó en la trampa sostuvo que todos son importantes resumiento de esa manera toda la ley (v. 40). Elena de White tuvo el mismo sentir cuando escribió:

16White, Joyas de los testimonios, 3:16,17; cf. Testimonies, 6:349, 350. 17Ibid., 1:444.

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Los primeros cuatro mandamientos del Decálogo están resumidos en el primer gran precepto: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón.” Los últimos seis están incluidos en el otro: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos son la expresión del principio del amor. No se puede guardar el primero y violar el segundo, ni se puede guardar el segundo mientras se viola el primero. Cuando Dios ocupe en el trono del corazón su lugar legítimo, nuestro prójimo recibirá el lugar que le corresponde. Le amaremos como a nosotros mismos. Únicamente cuando amemos a Dios en forma suprema, será posible amar a nuestro prójimo imparcialmente.Y puesto que todos los mandamientos están resumidos en el amor a Dios y al prójimo, se sigue que ningún precepto puede quebrantarse sin violar este principio. Así enseñó Cristo a sus oyentes que la ley de Dios no consiste en cierto número de preceptos separados, algunos de los cuales son de gran importancia, mientras otros tienen poca y pueden ignorarse con impunidad. Nuestro Señor presenta los primeros cuatro y los últimos seis mandamientos como un conjunto divino, y enseña que el amor a Dios se manifestará por la obediencia a todos sus mandamientos.18

Conclusión

(1) Según el testimonio de Elena G. de White el sábado tiene cuatro aspectos esenciales que no deben ser perdidos en el intento de observar el cuarto mandamiento. Estos cuatro elementos son: (1) Reconocer a Dios como el verdadero Dios viviente, (2) Reconocer a Dios como Creador y Rey, (3) Reconocer a Dios como nuestro Santificador y (4) Reconocer a Dios como Redentor.

(2) El sábado bíblico del cuarto mandamiento, como parte del decálogo, es un monumento en favor de Dios. Apunta al pasado y al Dios verdadero, Creador y Rey del universo; nos ubica en el presente señalando a Dios como nuestro Santificador; y nos direcciona hacia el futuro mostrando a Dios como nuestro Redentor.

18White, El deseado de todas las gentes, 559.