Pesca Mitos Del Titicaca

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Artículos El bagre. Suchi el pez Titicaca. Ispalla y Choqepiña: Mitos de la Madre Papa e Ispi Qonna, el pájaro mítico del Titicaca, cosechador de peces Señas y Cosechas de los Frutos del Lago Titicaca SUCHI O BAGRE, PEZ SAGRADO DEL TITICACA Guillermo Cutipa Añamuro La pesca de bagre o such’i ha sido de suma importancia en las poblaciones del territorio andino. Excavaciones arqueológicas realizados en varios sitios de ocupación Pukara por Mujica (1975 - 1977); Paz (1977 -1978); así como los hallazgos del proyecto de restauración y puesta en valor del Complejo Arqueológico de Pukara, han puesto en evidencia sobre la captura de peces de los géneros Trychomysterus y pictus (Suche y Mauri) desde hace más de 400 a.e. Las escenas iconográficas encontradas revelan la importancia que tuvieron estas especies en la vida de estas poblaciones; hasta adquirir la dimensión de divinidades. Tschopik (1956), citando al cronista Bernabé Cobo, sobre la pesca en el Altiplano, explica que: “En la provincia del Collao…se cría en los ríos y en la gran laguna de Chucuito una especie de bagres que los indios llaman suches. (Más adelante revela que) es sabrosísimo al gusto pero comido fresco no es muy sano; por lo cual suelen comer de ordinario salpresados. Llevase gran cantidad de estos suches salados y secos a otras partes, por ser muy grande la copi que se mata de ellos en la dicha provincia del Collao. Similares estudios entre ellos de Vellard, Jean (1991), en el libro, La Práctica Antigua de la Pesca en el Lago, afirma que los bagres o “suchis” o “mauris” (Trichomycterus) formaban la cuarta clase de peces que eran capturados por los ribereños. Habitaban de preferencia los herbarios acuáticos y especialmente la desembocadura de los ríos. Particularmente abundantes en el Desaguadero donde eran objeto de expediciones especiales para su captura. La gran época de pesca duraba dos meses, en aguas bajas (agosto a septiembre). Pescadores de las orillas del lago y los Urus, en balsas ocupadas por dos o tres hombres, descendían entonces por el Desaguadero hasta Nazakara y Concordia para capturar, especialmente al arpón, Trichomycterus de gran tamaño. Los hijos de los pescadores capturaban a bagres de pequeño tamaño en los totorales del lago, con nasas. Especies pequeñas (T.

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Artículos El bagre. Suchi el pez Titicaca. Ispalla y Choqepiña: Mitos de la Madre Papa e Ispi

Qonna, el pájaro mítico del Titicaca, cosechador de peces

Señas y Cosechas de los Frutos del Lago Titicaca

 

SUCHI O BAGRE, PEZ SAGRADO DEL TITICACAGuillermo Cutipa Añamuro

La pesca de bagre o such’i ha sido de suma importancia en las poblaciones del territorio andino. Excavaciones arqueológicas realizados en varios sitios de ocupación Pukara por Mujica (1975 -1977); Paz (1977 -1978); así como los hallazgos del proyecto de restauración y puesta en valor del Complejo Arqueológico de Pukara, han puesto en evidencia sobre la captura de peces de los géneros Trychomysterus y pictus (Suche y Mauri) desde hace más de 400 a.e. Las escenas iconográficas encontradas revelan la importancia que tuvieron estas especies en la vida de estas poblaciones; hasta adquirir la dimensión de divinidades.

Tschopik (1956), citando al cronista Bernabé Cobo, sobre la pesca en el Altiplano, explica que: “En la provincia del Collao…se cría en los ríos y en la gran laguna de Chucuito una especie de bagres que los indios llaman suches. (Más adelante revela que) es sabrosísimo al gusto pero comido fresco no es muy sano; por lo cual suelen comer de ordinario salpresados. Llevase gran cantidad de estos suches salados y secos a otras partes, por ser muy grande la copi que se mata de ellos en la dicha provincia del Collao. Similares estudios entre ellos de Vellard, Jean (1991), en el libro, La Práctica Antigua de la Pesca en el Lago, afirma que los bagres o “suchis” o “mauris” (Trichomycterus) formaban la cuarta clase de peces que eran capturados por los ribereños. Habitaban de preferencia los herbarios acuáticos y especialmente la desembocadura de los ríos. Particularmente abundantes en el Desaguadero donde eran objeto de expediciones especiales para su captura. La gran época de pesca duraba dos meses, en aguas bajas (agosto a septiembre). Pescadores de las orillas del lago y los Urus, en balsas ocupadas por dos o tres hombres, descendían entonces por el Desaguadero hasta Nazakara y Concordia para capturar, especialmente al arpón, Trichomycterus de gran tamaño. Los hijos de los pescadores capturaban a bagres de pequeño tamaño en los totorales del lago, con nasas. Especies pequeñas (T. rivulatus y otras) eran capturadas en los ríos así como en los lagos de altura próximos del Titicaca, como por ejemplo el lago Lagunillas (4250 m). Estos estudios al igual que las dos anteriores muestran la importancia que tuvo la cosecha de esta especie en los ríos y lagunas y lagos de toda la región de los Andes.

Las pesca o “cosecha de such’i en las sociedades contemporáneas de los Andes varían en toda la cuenca del Titicaca. Existe toda una tradición de pesca entre las poblaciones aimaras del Altiplano. El “such’i” (en aimara) o bagre (en castellano) o trichomycterus sp. (Nombre científico), es la especie nativa del lago, mas apreciado por los pueblos de la cuenca y ríos afluentes del Titicaca. Las características corporales y anatómicas que presenta esta especie nativa son complejas. Se trata de un animal acuático de color plomizo estriado, que mide aproximadamente de treinta a cuarenta centímetros de largo. Su peso promedio varía de un kilogramo a kilogramo y medio. Tiene dos aguijones en las partes laterales de la cabeza, similar a la espina de los cactus de la cordillera andina. Posee cuatro aletas, una en la parte superior cerca de la cola y otra en la parte inferior, debajo de la cola. Posee dos aletas ventrales y dos pectorales. No tiene escamas y esta cubierto de una capa resbalosa y brillosa. En la parte exterior de la boca tiene seis

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bigotes. Tiene dos ojos pequeños y cuatro fosas nasales ubicadas muy cerca de la boca. Es una especie nativa que tiene la apariencia de un renacuajo cuando se desplaza dentro del agua.

Los colores de la piel varían de café claro hasta plomo oscuro con puntos negros, similares a las manchas lunares. Los Such’is, los T’oqes y los “Maris o Mauris” son variantes de la misma especies que se diferencian por el tamaño y habitad que ocupan en el lago. Por ejemplo, el “Mauri” o “Mari” en aimara es una especie más pequeña (aproximadamente de 5 a 15 cm. de longitud) que habita en las orillas pedregosas del lago y en suelos planos donde desembocan los riachuelos andinos. En tanto el T’oqe (aproximadamente de 15 a 20 cm. de longitud) es una variante de esta familia que habita el agua poca profunda del lago. Se considera pez de orilla.

El Suchi al igual que otros animales y plantas del altiplano se constituye en excelentes señas o pronosticadores del clima del altiplano. Este animal acuático es observado minuciosamente por los andinos. Néstor Chambi Pacoricona (1995), en su libro “Ayllu y Papas”, sostiene que en el distrito de Conima, los aimaras se encuentran conversando permanentemente con los elementos de la colectividad natural. Afirma que “El Such’e, pez nativo del lago Titicaca, se observa su comportamiento en el momento de la oviposición, cuando estos peces ovipositan sus huevos cerca de la orilla, es signo que será año lluvioso y cuando ponen su huevos en partes más alejadas de la orilla (partes profundas), es signo que será año seco y además, se observa el tapado de sus huevos, cuando éstos están tapados en forma adecuada es señal que habrá una buena producción y cuando ovipositan en cualquier sitio desparramándolo y sin taparlo, anuncia que será un mal año (Néstor Chambi, 1995)”. Esta especie lejos de ser solo alimento se constituye también en la Señas o Lomasas (indicadores) de las actividades agropecuarias propias del mundo andino.

Los diseños de such’es en las antiguas piedras de Taquile y en otros pueblos del altiplano revive y rinde homenaje al such’i, especie nativa del Titicaca. Asimismo las representaciones simbólica del such’i y de peces en los platos de cerámica de uso festivo-ceremonial y en los finos textiles de los andes muestra que son importantes para la población andina.

El such’i en toda el área andina se simbolizan en los platos de cerámica de uso festivo y en los finos textiles en los que también son diseñados la rica fauna y flora de los ríos y lago en sus distintas formas y variedades expresivas. Así, Cecilia Granadino (1997), en el libro, La Faja Calendario de Taquile, recoge 12 recuadros excelentes; cada uno representa un mes del año, en donde se relata los acontecimientos a lo largo de la campaña agrícola-pesquera. A cada mes se le asigna un nombre. El mes de febrero suele ser llamado t’ikay killa (mes de las flores), pero no es raro oír que se le denomine challwa killa (mes de la pesca), o ch’allay killa (mes de bendición y festejo a las plantas). En la faja calendario de Taquile el mes de agosto en el ideograma es representado por un pez, nativo del Titicaca. Los peces son indicadores importantes de los isleños de Taquile. “Según el lugar en que desoven se puede predecir el clima. Si ponía sus huevos y jugaba a dos metros de profundidad, se pronosticaba una sequía. Este pez “sabía” muy bien que la lluvia no se presentaría y previendo que el nivel del lago bajaría por la evaporación se ubicaba más hondo. Cuando el such’i jugaba y amontonaba sus huevos a un metro, se podía esperar suficiente lluvia y un buen año”. La forma  de representación simbólica del such’i y de otras variedades de peces en los finos textiles muestra que son importantes para la población andina.

Cosecha de Peces en los “Tumos” del Lago Titicaca

La pesca en la cuenca del Titicaca se define en la población andina como la cosecha de peces en aguas profundas y de orilla del lago desde las civilizaciones autónomas hasta nuestros días. Emilio Romero (1928), en la Monografía del Departamento de Puno, explica que la pesca se efectúa a remo, colocando en la punta de una pértiga una aguja

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larga. Los indios tienen una vista penetrante, logrando ver al pez a dos o tres metros de profundidad y lanzando velozmente la pértiga o “lloquena” y atravesando al animal como un rayo. Asimismo mas adelante revela que los naturales, también emplean redes rudimentarias, después de haber colocado las “ckenchas” que son largas cortinas de totoras lanzadas con piedras a manera de anclas, que cercan una gran extensión en una bahía. Los pescadores, por medio de hachones de luz ahuyentan a los peces hacia estas cortinas espesas, donde caen presos entre las redes. El estudio explica la pesca andina en el Titicaca en la dimensión empírica- práctica de las poblaciones aimaras y quechuas habitantes de las riberas del Titicaca.

En similar estudio, Jean Vellard (1991), en su artículo, La Práctica Antigua de la Pesca en el Lago, expone que los peces de aguas libres eran frecuentemente objeto de pescas colectivas. Embarcaciones de balsas, formando un medio círculo, se dirigían a un centro común, batiendo el agua con una piedra amarrada a una cuerda, empujando los peces hacia una gran red en forma de bolsillo, la “kána” o “kaána”, mantenida abierta por piedras y flotadores en totora y prolongada por una bolsa donde se acumulaba a los peces. Menciona que en el Desaguadero y en diversos puntos del lago como Puno, Puerto Acosta y otros, los peces eran empujados hacia un cercado de totora en forma de V, cerrados en el extremo por una red o “Kencha”. Asimismo revela los peces, reservados para los mercados indígenas, era la de Orestias de los totorales o campos de caña, englobados bajo el nombre general de “karaches”. Habla que de día eran capturados a pie y también desde pequeñas balsas, con redes de algodón (Sakkaña), con manguilla de paja, también con el pesado “nokú”. En los herbarios acuáticos poco profundos (Myriophyllum titicacaense y otras plantas) los peces eran encerrados en cercados hechos de estos vegetales acuáticos, llamados pozos, formados por un grupo de hombres que avanzaban en círculo, amontonando delante de ellos los macrófitos desde el fondo hasta la superficie. Cuando se encerraba así los peces en un círculo de cuatro a cinco metros, los peces acumulados en el interior eran capturados con una red de mano.

Las técnicas y modalidades de pesca local varían en toda la cuenca del Titicaca. Ravines (1988), en el libro, Dimensión Histórica de la Tecnología Andina, explica que la costumbre generalizada de desviar deliberadamente durante las épocas de creciente del cauce de los ríos y formar viveros para soltar a los peces en los ríos de poca corriente, son artefactos o técnicas que desarrollaron por inventiva los indígenas. A través de las informaciones etnográficas registradas de las poblaciones que viven en la cuenca del Titicaca se sabe que la pesca de such’i o bagres se realizaba a mano. Esto explica que la relación del hombre aimara con el lago es una relación directa y natural. La pesca se realizaba con la mano y con artefactos simples, pero complejos en su manejo y destreza. Los pescadores vigilaban los desagües de los riachuelos temporales que descendían de la cordillera andina en las temporadas de lluvia. Se apostaba desde las partes altas de la orilla observando la salida de los peces que emergían a depositar los huevos entre los bancos de arenas y conductos artificiales construidos para la pesca.

En los andes los meses de agosto hasta diciembre son el periodo en el que las diferentes especies (qarachi, such’i, trucha y pejerrey) del lago ovodepositan en las orillas por lo que en este periodo se realiza las observaciones minuciosas sobre el comportamiento de los peces. Así, por ejemplo, los such’is ovodepositan desde noviembre a diciembre en riberas del lago por lo que para facilitar la deposición de los huevos se construían los “Tumos” (canales artificiales) hasta la tierra firme de la orilla, limpio de piedras y hierbas acuáticas, a las que ingresaban libremente los peces para la ovodeposición. Esta era una técnica muy conocida entre los pescadores de las islas y cuencas del Titicaca.

Sobre este punto, don Rufino Calla Mendoza, de la comunidad de Paru, del distrito de Moho, nos brinda la siguiente información:

“Bueno, el Tumu es una trampa inventado, creado e ideado por los abuelos. El diseño de Tumu o conductos de trampa necesitan mucha técnica y experiencia práctica. Los

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canales o conductos tienen la forma de un conjunto de pequeños ríos paralelos que salen del lago hasta la tierra firme de las playas. Los muros de piedras y piso empedrados son trabajados con arte para que no se oculten los peces. Asimismo en los conductos de los Tumus se levantan pequeñas compuertas de piedra para acorralarlos a los peces que entran a la trampa”.

El Tumu, semejante a los conductos colectores de agua, es la técnica más antigua y eficiente que han sido conocidos las poblaciones de la cuenca del Titicaca. Se trata canales o conductos artificiales (solo de piedras y bancos de arena) que facilita el desplazamiento y la salida de los such’is de la profundidades del lago hasta la orilla.

Sobre este tema don Tomas Añamuro Calla, de la comunidad campesina de Marqayoqa, del distrito de Moho, nos explica:

“En tiempo que vivía mi padre abundaba los such’is. Los pescadores de such’is tenían sus Tumus en todas las orilla de la comunidad. Estaban en las playas de Puriya, en el sitio de Qaqinkurani, después en la orilla del cerro Watawatani, en la orilla del cerro Wara, en el sitio de Tumu K’uchu o Tumu pata. En toda la ribera del lago estaban levantados los Tumus de such’i. El Tumu es la trampa para pescar Such’is. Tiene la forma de un conjunto de ríos pequeños que salen del lago hasta la orilla. Es trabajado con piedra para que no se escondan en los huecos. El Tumu tiene pequeñas compuertas para atajarlo. La gente pescaba en orden. El Tumu de Jañak’u Wichinka era lugar de pesca de la familia Añamuro (Juan Añamuro). El lugar donde esta la pareja de piedras. El Charajach’i o Tumu de Charajach’i era sitio de pesca de la familia Quispe (Pedro Quispe). A esta playa salía abundante such’i. La otra playa de pesca de such’is es Tikilla. En este lugar pescaba la otra familia Quispe (Sebastián Quispe). Todos tenían su playa o lugar de pesca. El Tumu de Warak’uchu era lugar de pesca de dos familias (Victoriano Condori y Cayetano Quispe). En Watawatani K’ucho había otro Tumu y era lugar de pesca de la familia Usiku (Eusebio). En la playa de Puriya, en la parte baja de Machamachani-K’atawi qala había otro Tumu y también era lugar de pesca de la familia José Condori. La pesca se hacia ordenada. En este tiempo los such’is abundaban, en las madrugadas y al medio día salían de la profundidad del lago hacia la orilla. No salen cada momento. Salen al sitio de los Tumus. El macho busca el sitio apropiado para aparearse. En los meses de noviembre, diciembre y enero. Al propósito los pescadores preparan el Tumu para que los such’is salgan a la orilla y entren al Tumu. Si entran al Tumu se tapa la compuerta y se pesca solo con la mano o con la kumpiña”.

En todas las áreas de pesca en el que se ubica el conjunto de Tumus se localiza los centros ceremoniales de such’is, pero hoy por la escasez de esta especie nativa dejaron de funcionar como en las épocas pasadas pero en el momento se rinde homenaje en los centros ceremoniales de Ispi, pez “forraje” nativo de los andes.

 

Existe toda una forma de organización social para la pesca de Such’is en las riberas de Titicaca. Todas las playas, islas y penínsulas del lago son de propiedad comunal incluso la flora y fauna acuática del lago. Sin embargo no estuvo prohibido construir los Tumus familiares para la pesca siempre que no afecte la convivencia social y deteriore la ecología acuática del lago.

Otra variedad de pez de orilla es el “mari” o “mauri” que en los años críticos para la agricultura se constituyeron en la especie más importante en la economía de las sociedades alto andina. En estos periodos de escasez los habitantes recolectaban peces de orillas para la alimentación. Los preferidos fueron el “mari” y algas de variedad de Jut’ina. Estos frutos acuáticos eran recolectados por los niños en las playas abiertas del lago. La cosecha de esta especie se desarrolla eventualmente en los meses de agosto a diciembre. En este periodo los niños como jugando levantan las piedras con una mano y con la otra pescan de sorpresa a los maris que habitan. La cantidad y tamaño de pesca varían dependiendo del período de pesca y la habilidad y destreza empleado.

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Orlove, Levieil y Treviño (1991), en su libro, Aspectos Sociales y Económicos de la Pesca, citando a Tschopik (1946) explica, en los primeros decenios del siglo pasado los habitantes de las orillas del lago pescaban en balsas hechas de tallos de totora. Utilizaban numerosos artefactos para pescar, como ser las redes barrederas (algunas tejidas con lana de llama), las redes sumergidas, redes de mano, las nasas y los arpones. Muchas de estas herramientas de pesca siguen siendo utilizadas con innovaciones significativas por sectores de la población aimara.

El aparejo de pesca llamado en aimara k’umpiña es otro instrumento de pesca que ha sido elaborado de las fibras de algodón y lana de llama. Estas fibras han sido hiladas y torcidas en ruecas de madera y posteriormente tejidos a mano en forma de cono. El empleo de k’umpiña requiere de mucha paciencia y habilidad en el “manejo” de peces de orilla. La pesca es ejecutada por una sola persona sujetando desde el mango y cubriendo de sorpresa con esta herramienta pescan selectivamente destintas variedades de peces de orilla. El uso de este arte de pesca es eventual en las comunidades dedicadas en las tareas de pesca local.

Otra variante de arte de pesca de orilla es la Jaqunta elaborado de paja de ch’illiwa en forma de cono alargado que en su interior contiene una red pequeña llamado “mallqa” y una cola al que esta amarrado una piedra que sirve para sumergirlo en el fondo del lago. Tiene una entrada grande y una salida estrecha en el fondo. En el bolsón interno son atrapados los peces de orilla de las variedades de qarachis y maris. Generalmente depositan en la tarde y recoge por la mañana. Asimismo en las noches de escaso viento los comuneros instalaban en las compuertas de los “tumus”. De similar manera este aparejo de pesca continúa siendo usado en las comunidades andinas sobretodo para criaderos de such’is con distintos denominaciones.

La red de hilo o malla en aimara en la pesca de las especies nativas del lago es generalizado en la cuenca del Titicaca desde la década del 60 del siglo pasado. Levieil (1979), en su artículo, Aspectos Sociales y Económicos de la Pesca, distingue varios tipos de pesca en el Lago. Pesca profunda con redes agallares, de carachis y bagres, utilizan balsas de totoras o botes de madera. Pesca pelágica con la red agallera de trucha y pejerrey y colocada únicamente en los botes de madera, algunos equipados con motores. Finalmente, existen dos tipos menores de pesca que utilizan otros artefactos. Una pesca a la red barredera, que captura también los carachis negros, opera en el lago Menor. El segundo procedimiento es una pesca al ispi (pequeños Orestias), realizada con jábegas de playa o pequeñas redes barrederas.

Referente a este punto, tenemos el testimonio de don Tomas Añamuro Calla:

“La malla (red de hilo) ha sido traído por el señor Pedro Vilca natural de Tilali. El trajo la red de hilo para la pesca. Este señor se hacia estimar por los comuneros. Nos regalaba abundante qarachi. Pescaba abundante. Nos decía: llévense y cocínense, pero se ocultaba la red de such’i. Después que la gente se alejaba de la orilla recién recogía la red de such’i. Había caído en la red abundante such’is. Los cocos de la red de such’i son más grandes que las de qarachi e ispi. De dos días viajaba con velo a los qatus de miércoles que se desarrolla en la frontera con Bolivia. Los días jueves y viernes también tendía las redes de hilo para llevar nuevamente a la feria del día sábado en janq’u janq’u. Este señor hizo aparecer la pesca con red de hilo. Después nosotros hemos comprado nuestras redes de las ferias de Huancané y Juliaca”.

La pesca con red de hilo se realiza por la noche de luna nueva en aguas profundas donde se emplea botes de madera por su resistencia a los embates de las olas y por la comodidad que brinda cuando se desplaza en las aguas del lago. Todo pescador que tiene esta herramienta de pesca extiende en la tarde y sólo al día siguiente recoge la red tendida en el lago. La cosecha de peces con red de hilo varía en toda la cuenca del Titicaca. Las áreas y el periodo de pesca se desarrollan según las especies. Así, por ejemplo en la perspicacia comunera son los meses de enero a marzo donde los peces se

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encuentran gordos y las áreas de habitat preferidos son los suelos pantanosos y hundidos (qarachi), suelos planos con vegetación acuáticas (ispi), suelos accidentados y rocosos (such’i), suelos planos y pedregoso (trucha y pejerrey). Esta información explica que la pesca no se desarrolla en cualquier momento del año sino en el periodo en el que los peces se encuentran bien nutridos y desarrollados.

En resumen podemos concluir que para el hombre andino la naturaleza es la fuente viva, de inspiración, de sabiduría y de cultivación no solo del medio ecológico andino sino también de las divinidades o wak’as que componen la comunidad natural de los andes. Es en esta línea teórica que Descola (2003), citando a Lévi-Strauss, en su libro, Antropología de la Naturaleza, afirma con mucha razón, que la naturaleza proporciona, pues, una guía y un soporte, un “método de pensamiento”, que permite a los miembros de ciertas culturas conceptuar su estructura social por medio de una representación icónica simple.

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2. ISPALLA Y CHOQEPIÑA: MITOS DE LA MADRE PAPA E ISPI

Guillermo Cutipa Añamuro

 

En la región de la provincia de Moho se conserva en la memoria colectiva del pueblo, el mito de origen del pez “Ispi”, llamado ritualmente choqepiña, madre y deidad de los peces del lago Titicaca. Se cuentan, que las gaviotas y los ispis son animales de la sallqa. Que bajaron de la cordillera andina. Que han sido traídos por madre choqepiña para compartirlo con los humanos y animales que habitan las tierras bajas del altiplano. Se dice que en su viaje la madre de los peces llegó al manantial sagrado de Sejjeni K’uchu. Pozo sagrado del pez ispi. Desde ese tiempo hasta hoy sus aguas son consideras sagradas y morada de los peces. 

 Los socializadores de estos mitos son los abuelos y los pasmarus de la comunidad, Ignacio Gutiérrez, Lucio Gutiérrez y Abdón Quispe, quien nos cuentan sobre este caso:

 “Bueno, los abuelos cuentan que antiguamente los peces vivían en las qochas de la cordillera. Son hijos de la sallqa. Hablan que todos los peces del

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lago son hijos de la madre choqepiña. Habían sido traídos desde las montañas sagradas de Qhanawari, de Rekinchilla junto con las qellwas gaviotas. Se habla que estos animales de la cordillera tienen su laguna sagrada donde también vive su madre junto con sus parientes y familias. De los ojos de agua y de las venas de la madre tierra nacieron los peces que comemos nosotros. Así desde las tierras altas la madre de los peces había descendido hasta el ojo de agua de Sejjeni, que hoy es dispensa de los peces y luego desaparecieron en sus aguas. De este sitio se habían multiplicado llenando las aguas del lago Titicaca.

La madre de los peces caminaba por las venas de la madre tierra. De los ojos del lago, los ispis nacieron y se multiplicaron. De ese tiempo hasta hoy se han convertido en alimento de los humanos, de las aves y de los animales silvestres. Son pues cariño y regalo de la madre choqepiña.

Los abuelos dicen que cuando los ispis desaparecen en las aguas del lago, estos retornan al ojo del lago y siempre las gaviotas avisan. También saben hablarnos que las qellwas han sido traídos por la madre chuqepiña desde las tierras altas de Ajuyani y se convierten en ispis en las aguas del lago. Cuando los ispis retornan a las venas de la madre tierra, la misma gaviota levanta su vuelo y se aleja con dirección a la cordillera, entonces la gente comenta que: ‘Los ispis también se alejarán’. Dicen que retornan al mismo ojo del lago. El Sejjek’uchu Pampa es el ojo del lago, el otro ojo dice que se encuentra frente a la isla de Qaqawat’a Pampa, allí también retornan los ispis. Desde ese tiempo las gaviotas quedaron en las islas y los peces en las agua del lago. Pero cuando no son tratados con cariño y respeto los peces son  recogidos por su madre, choqepiña”.

En contenido del mito resalta el trato respetuoso que debe existir entre los humanos y los elementos de la sallqa (naturaleza). Sobresale la relación armoniosa entre los seres que habitan la pacha local. En todo momento se recalca lo sagrado que es la naturaleza andina porque es la fuente de vida para los hombres y animales que viven en ella. En este mundo para los andinos las deidades son también importantes por la participan en la crianza de la vida. En este contexto también se considera importantes los ríos, las lagunas que en el lenguaje comunero, son las venas de la madre tierra, que participan en la regeneración de la vida los peces y animales que viven en las tierras altas. Igualmente se señala el principio de relacionalidad que existe entre los seres que viven en la naturaleza (hombre, deidades y naturaleza).

Madre Choqepiña e Ispalla, criando a los hijos

En la tradición local se cuenta que la madre de las papas, llamado cariñosamente Ispalla y la de los ispis, choqepiña, se turnan año y tras año, para alimentar a la comunidad humana y a la comunidad silvestre de los Andes, considerados como sus hijos. En los años en los que se cosecha abundantes papas se explica que la madre de los peces deja su turno de la crianza de los hijos a la madre Ispalla. Pero cuando pululan los peces en las riberas del lago, sobretodo el pez Ispi, se explica que el turno de crianza ha sido entregado a la madre Choqepiña, por lo tanto la producción de las papas escasea durante el año. De esta forma son interpretadas la abundancia o la escasez de estos dos frutos de la madre naturaleza por los comuneros agricultores que también se dedican a la pesca.

Para los marqayoqeños el pez ispi, llamado en el lenguaje ritual choqepiña, aparece en las riveras del lago para prestar servicio como madre que amamanta a los hijos y de esta forma ocupar el turno en la atención de los hijos. Pero cuando se ausenta se piensa que se alejan de siete a diez años de las playas de la comunidad y después retorna de nuevo a ocupar lugar de Madre. Por presentar esta conducta sumamente cambiante y sensible se considera celosa e ingrata de entre los peces. En la mitología local, se piensa que

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hasta hoy continúan turnándose en la crianza de los hijos: “unos años las papas se quedan con las familias comuneras, y otros años su lugar es ocupado por el pez ispi”. Para entender mejor su contenido, dejo don Nicolás Quispe y Lucio Gutiérrez para que ellos mismo narren el mito crianza de las dos deidades principales del lago Titicaca.

“Bueno, en aquellos tiempos todos las personas de la naturaleza sabían dialogar, comunicarse entre todos. En ese tiempo la madre del ispi había dicho a la ispalla ‘ambos criaremos a nuestros hijos’, refiriéndose a los habitantes de los Andes. ‘Por ahora yo criaré’, le había dicho la madre del ispi a la madre de la ispalla. En la mañana y en la tarde era infaltable el ispi en las comidas de los hombres, de los pájaros y animales de habitan los Andes. Cuando llegaba el turno de la madre de los peces, había comentado a otras wak’as diciendo: ‘Ahora yo criaré a estos hijos huérfanos’. Pero cuando había llegado a las agua del lago había revelado a todos los seres que viven en el altiplano diciendo: ‘Estoy llegando, estoy retornando a criar a ustedes, hijos huérfanos, estoy llegando; ahora hijos míos, coman abundante, deposítense las reservas en la despensa, tan igual como se depositaron las reservas de papas deposítense; a todos les criaré, pero no boten mis cabecitas y mis alitas, no me desprecien que soy la madre que los cría. Así había dicho la wak’a del ispi a los humanos y a los animales que viven en los Andes.

Después hablan que la madre de los ispis había llorado por el desprecio y maltrato que recibía de algunos humanos. Había dicho: ‘En este pueblo y en otros pueblos a mis cabecitas y colitas están botando, ingratos’. Así diciendo, la madre de los ispis había llorado y también había advertido diciendo: ‘Regresaré mis hijos queridos o  tal vez no lo haga, en siete años tal vez retorne a criarlos, ingratos’. Así había cantado el ispi. También le había anunciado a la madre de la papa, la ispalla, diciendo: ‘Contigo tenemos un trato por siempre y para siempre; cuando yo –Choqepina- florezca, abunde como las nubes, criaré a los hijos’. Así el ispi y la ispalla habían conversado. La Choqepiña había dicho: ‘Tú criarás a los hijos en mi ausencia y luego yo criaré en años de poca producción o escasez de papa’. Lo haremos por mutuo acuerdo.

Pero la gente siempre había despreciado al pez ispi. A mitad recogían, así mismo sus alitas, sus cabecitas, estaban abandonadas en las piedras de las islas y penínsulas del lago. La gente no recogían con cariño al ispi, por eso la madre del ispi había llorado diciendo: ‘Ahora me voy, ya están criados hijos huérfanos’. Así había hablado donde el ch’amakani (sabio que hace hablar y entiende su lenguaje). Se comenta que así siempre se aleja de siete a diez años y después retorna, por esto la gente al ispi llaman ingrata y celosa. Cuando gusta llega y cuando no desea, no llega. Las flores del ispi son las gaviotas, pájaros de plumaje negro y blanco.”

El mito enseña la importancia de la agricultura y la pesca en el sostenimiento de la población andina, también explica que las actividades económicas se complementan en los Andes. Se explica los ciclos de pesca y el respeto profundo al medio ecológico andino. Igualmente se resalta la economía de crianza y la profunda responsabilidad y compromiso con la naturaleza andina. En resumen, los mitos enseñan que el hombre debe tomar el pulso de la madre naturaleza y cosechar lo necesario de sus entrañas. A tratar con respeto al medio natural por lo sagrado que encierra su cuerpo y cultivar una relación hombre–naturaleza equilibrada y armoniosa: una vida saludable y sostenible.

Choqepiña Taykana Jakawipa

Awkinakaja parliriwa sasa aka chuqipiñaja sarnaqasirinwa amsta qhunu qochana. Sallqana wawapawa siwa.  Uqhamarakiwa ispina talkapaja chuqipinawa siwa. Aka taykawa qellwa ukata ispi apanitaja Qhanawrita, Rikinchillata. Aka jamach’ija ukata aka

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challwaja taykani, aukini, sullqani, tunu achachini uqamawa jakasitaja amsta zutana. Uqamarusa sapjiwa aka ispija mistuja puju taykanata, maqhi jawiranakata ukanakata chuqipina taykaja apanitayna aka Sirijini phujuro, ispi tispinsaru, jallukatpi aka jacha qutaruja mirantaja waly ispinakaja.

Chuqipiña taykaja jayanakaja uraqi manqi sarnaqirinwa siwa ukata mistunitaynaja phujunakaruwa uqhama miratatayataja wawaruja. Jalluqhatwa aka ispinakaja jaqina, jamach’inakana manq’apataja. Aka challwaja choqiñana apayapawa. Aukinaka siwa, kunawsatija chakqi ispija jupanakasti kutintapjiwa pujuruwa ukatsi qellwa señjija. Uqamarusa sapjiwa qellwaja ispiruwa kutija siwa. Kunawsatija qilwaja mistjija muyt’asa muyt’asa chaka patja jaqija unchukiwa sasa, chuqipiñaja taykaja sarjiwa amstaru yaqha wawanaka tumpiri, amsta qhuno qollona sarnaqirinaka.

Sijini kùchu pampankiwa ispi phujuja, aministi qaqa wata pampankiwa, jallukaruwa kutinjija ispinakaja. Jakukqhatwa ma qauqha qelwanakasa aka watanakaruja jakjataja uqhamaraki challwanakasa. Kunawsatija jaqija willi aka ispiruja, jachayi ukqhaja uka chuqipiña taykawa apasjija.

 

Ispalla - Choqepiña Tayka, Wajchanakaru Uywiri

Jaya nayra pachanja taqi jakiwa aka pachanja parlirintaynaja. Jallukha maranakawa chuqipiña taykja aruskipataja ispalla taykampi. Paypachaniwa arust’apjataja, jumanpi nayampiwa uywañani aka wawanakaru sasa. Ukata Chuqipiña taykaja satawa, jichaja nayawa uywaya aka pacha jaqinakaru. Uqhampuniwa qhara jayp’u jan tukusiritawa ispija manq’aja aka pachana. Ukata chupiña taykaja sataja jaqha wak’anakaru, nayawa jichaja uywta aka wajcha wawanakaru. Kunawsatija turnupaja purinitaynaja ukaja satawa purintwa, kut’anwa jumanakaru tumpiri, jumakaru uywiri, wajchanaka jichaja wali manq’at’asipjuma, waly sejemtasipma tispinsaru kamistija sejemtapjtaja chuqi jalluqhama, jichaja nayawa uywapjamama, ukat janikilla aka piqiqallujanaka, aka chikallajanaka willipjanti, nayaja ispi taykapatwa. Jumanaka uywiriwa juta aka pacharu. Uqhampi choqipiña taykaja sataja jaqinakaru, jamachinakaru, aka pachana sarnaqirinakaru.

Ukat sapjiwa aka choqipiña taykaja waly jachasitaja siwa kunatija jaqinakaja amjatajatawa siwa ispita uqamawa jaqija willipjatawa ispiruja. Ukatwa jachasitayna, aka markana, kuyu markana piqiqallujasa, chiqaqallujasa willisiskiwa jani chuymani wawanaka. Ukat sarakitawa, sarjawa paqalqu marata kut’aniya jumaka uywiri wajcha wawanaka. Aka chuqipiña taykaja waly want’asitaja siwa uqhamaraki jachatajsiwa. Mayampi amtayataja siwa ispallaruja sasa, jumampija parlatawa waranqa waranqa marataki, kunawsatija nayaja choqipiña panqaraya, miraya kamisatija qinayuja Jithija, ukqhaja nayawa uywaya aka allchinakaru. Kunawsatija ch’uqija pisintija ukqhaja chuqipiñawa uywataja. Paypacha taykawa amtapjataja uywaña aka pachana.

Ukata sapjiwa kunawsatija wali chuqipiña taykaja purinitayna ukqhaja jaqija janipi suma chuymampi katuqatatija. Ispinakja chikaki pichthapiritayna, chiqasa p’iqisa willitawa jiqhatasitaja wat’anakana ukata chakanakana. Jaqija janipi suma munasiñampi apthapitatija. Ukatwa chuqipiña taykaja jachataja, sasa, sarjawa allchiwawanaka uywatapjtawa wajchanaka. Uqhama ch’amakaniruja jaytataja. Uqhampuniwa ispija chakqija jithijija ukata kut’anija paqalqo marata tunka marata, jallukatwa jaqija sija ispija wali jachawallawa. Kunawsatija munija puriniwa kumawsatija jani munki ukqhaja janiwa purinkiti. Qillwaja ispi panqarapawa.

 

 

 

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QONNA, EL PÁJARO MÍTICO DEL TITICACA, COSECHADOR DE PECES

Guillermo Cutipa Añamuro

En aimara, la Qonna, es el nombre sagrado con el que se ha asignado al pájaro acuático experto en la pesca y en su honor los pescadores han nominado a la trampilla de los Qhanis. Este componente fundamental de los instrumentos de pesca esta elaborado de paja de ch’illiwa, con mucho arte e ingenio. A los ojos del comunero, el qonna es la herramienta de pesca, pero también es el pájaro mítico y sabio del lago, que en la tradición local había enseñado al hombre el arte de pescar el ispi en las aguas del Titicaca. Esta ave, junto con otros pájaros, tiene su hábitat el lago donde pululan los peces y es respetado y cuidado por su sabiduría. No cazan para la alimentación humana. Esta ave cosecha los peces entre las algas y los totorales; es muy inquieta y hábil en la pesca, y siempre recorre las playas en pareja. Se habla que los primeros pescadores aprendieron de este pájaro las habilidades y las destrezas de la pesca. Tomas Añamuro -hijo mayor de Ciriaco-, un pescador de mucha experiencia de la comunidad de Marqayoqa, nos cuenta de la siguiente manera:

“Los ancianos cuentan que en tiempo adelante el pájaro Qonna, conocido también como Solojiya, era la única persona del lago que había aprendido el arte de la pesca. Había sido famosa por sus habilidades en la pesca del ispi en las aguas del lago. Muchas otras aves y humanos habían intentado imitarla, copiarla su estilo de trabajo pero este pájaro del lago tenía un secreto para cosechar peces: sabía cómo y con qué pescar los peces. Hablan que en orilla de las playas y en las islas del lago todas las mañanas madrugaba o amanecía cargado de abundante cosecha de peces de la variedad de ispi. Su éxito en la pesca era producto de su esfuerzo y también por su dedicación en la noche. Pero sobretodo el secreto estaba en el aparejo inventado por este pájaro. El secreto era la qonna. Este pájaro lacustre había despertado envidia entre otras aves del lago y también entre los humanos. Se dice que a pesar que habían desplegado muchos esfuerzos, la gente no lograba cosechar peces, pues los hombres sólo echaban al lago la kullancha o qhani, sin la trampa o qonna y las veces que entraban los peces a la kullancha, se salían libremente como si estuvieran en su casa. De la falta de esta trampa estaba convencida la Solojiya; entonces un día se había ingeniado a tejer la qonna, ahí estaba su secreto. Y para no ser vista por otras aves, sólo la usaba esta trampa por la noche para la pesca y hablan que en el día este pájaro se colocaba como sombrero en la cabeza y así se pasaba la vida nadando en el lago. Un día, viendo que otras personas no pescaban nada del lago, se compadeció y decidió compartir este secreto y así enseñó a los hombres y a otros animales su arte, su sabiduría, su técnica y sus habilidades de la pesca. Desde entonces los humanos aprendieron a pescar con la qonna y obtuvieron abundante cosecha de ispis. Este pájaro sabio aún lleva en su cabeza la marca distintiva de la qonna. Su trampa o qonna se había convertido en plumas para siempre, patentado por las wak’as del lago. Así aprendieron nuestros abuelos a cosechar peces con la qonna en las aguas del lago.”

En el relato, se resalta la gran importancia que tiene la trampa o qonna como herramienta fundamental en las tareas de pesca. Se explica que es la garantía de la pesca y el secreto del pescador de ispi del lago Titicaca. Asimismo el mito enseña que sin este elemento componente del Qhani no es posible la pesca y, por consiguiente, el alimento de la comunidad natural. En el trasfondo del mito se resalta nuevamente el pensamiento simbólico del hombre andino. En este caso el pájaro lacustre del mundo de la Sallqa es humanizado y personificado, él enseña y guía a los humanos en las tareas de la pesca.

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Por lo tanto, en la visión comunera, el saber no es exclusivo de los humanos, sino también lo poseen intrínsicamente todos los elementos del medio natural andino.

Qota jamach’i, Qonna sutini

Nayra aukinakaja sirinwa aka qutana jakasirinwa ma jamach’i, qonna solojiya sutini. Aka jaqija sapakiwa sarnaqasinsiwa aka qutana. Aka sapa jaqikiwa waly jatitaja challwa katuña. Waly munañaninwa siwa kunatija challwa katuña yatitapata jach’a qutana. Taqi jamach’inakawa uqamaraki jaqinakawa waly uñaqapjata kumjampunisa aka qonaja apanakpacha challwa katuña sasa. Aka jamach’ija waly yatitija siwa, kawkhana ukata kunampi katsuña. Aka quta jaqija qaririnja siwa quta irarumana wat’anakana challwa k’eptata, ispi k’iptata. Aka jamach’ija arumakiwa katurina waly munasiñampi ukqamarusa waly k’uchi sarnaqirina uma patjana. Jupana sicritupaja qona apnaqañatawa siwa. Ukata jaqinakaja qonanpija waly uñisipjataja ukhamaraki jamach’inakaja. Jaqinakaja jamach’inakaja taqi munañampiwa mantatynaja challwa, ispi katsurija, ukataja janipuniwa katsuña phoqapjatati, kunatija jupanakaja k’ara qhaniki jaquntapjataja qutaruja jani mallk’a qonani. Ukat challwanakaja mantatynawa siwa aka ch’usa qhaniru ukatja uqamaraki aywsunipjatawa utanipanjansiwa. Uka uñjasina qona solajiyaja waly llaktasitaja. Ukata maya uruwa jach’a qona wakichusitja ch’illiwata. Jani uñjasiñatakija arumaqiwa aka challwa katuñ qona apnaqataja. Arumayristi aka katuña qona p’iqiruwa asjatasitaja, sumpirjama ukhamawa sarnakrantiritaynaja qota pampana. Ukata maya uruwa jaqita sint’asisina amtatayna yatichaña, kunatija janipuniwa katsupjatatija challwjanakja, ispinakja. Uqamawa takpacha jaqinakaruwa yatichatayna qona lurasiña, qonanpi  ispi katusiña. Jallukqhapachatwa jaqija yatitayna qona p’itaña, qonanpi challwaña. Jallukqhatwa waly  ispi, qaranku katsupjataja qutat irarumata. Aka jamach’ija jicha urukamawa p’iqipataruwa qona apija. Jupana qonapaja chiqaruwa kutjataja qajyata. Ukhama nayra awkinakaja challwa katuña jatiqapjataja aka qona solojiyata.      

 

 

 

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SEÑAS Y COSECHAS DE LOS FRUTOS DEL LAGO TITICACA

Guillermo Cutipa Añamuro

Introducción

En este breve artículo expongo los conocimientos profundos sobre la ecología acuática que son conocidos en la población andina para la pesca o la “cosecha” de los frutos de la madre naturaleza. Estos conocimientos no son recientes sino vienen desde los períodos autónomos hasta nuestros días, tal como lo demuestra estudios realizados sobre el tema por Rodríguez Suy Suy (1997), en su trabajo, Los Pueblos Muchik en el Mundo Andino de Ayer y Siempre, García Carhuayo (2000), Pescadores Artesanales y Medio Ambiente en la Reserva Nacional de Paracas-Pisco, Núñez Mendiguri (1998), Pescadores Lacustres del Titicaca,  Orlove, Levieil y Treviño (1991), en su publicación, Aspectos Sociales y Económicos de la Pesca, investigadores que tratan diferentes aspectos de la pesca andina. En este marco de investigación explico que existe una continuidad de la cultura de pesca o tradición de pesca entre las poblaciones de la cuenca del Titicaca la que son sustentas y argumentadas en la información etnográfica registrada y proporcionada en la región de Puno.

Antecedentes de la Pesca Andina

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La pesca como una de las actividades económicas más importantes de la población andina tuvo sus antecedentes en las culturas prehispánicas del Altiplano. La tradición pesquera ha sido ejercida desde tiempos muy remotos como medio de subsistencia cuyo usufructo se desarrolla en forma artesanal y con conocimientos locales. Sobre el tema Ravines (1988), en su trabajo Dimensión Histórica de la Tecnología Andina, explica que en la región andina, la fuente importante de recursos naturales de la puna han sido también lagos y ríos en los que se desarrolló una peculiar industria basada en la pesca de crustáceos y peces. Asimismo estudios desde la arqueología nos muestran que las escenas iconográficas de peces de los géneros Trychomysterus y pictos (Suche y Mauri) encontradas en el Complejo Arqueológico de Pukara, expresan la importancia que tuvieron estas especies en la vida de los Pukaras; hasta adquirir la dimensión de divinidades. (Mujica, 1975 -1977; Paz, 1977 -1978).

Otro estudio sobre el tema es de María Rostworowski (1981), que en su libro, Recursos Naturales Renovables y Pesca (1981), explica que en el ámbito andino, las playas eran propiedad de los grupos instalados en sus cercanías. Por lo tanto no sólo eran privadas las riberas sino lo fueron también los determinados lugares donde se efectuaban diversas suertes de pesca. Similar estudio es mencionado, por Murra (2002), en su libro, El Mundo Andino: población, medio ambiente y economía, donde cita que el lago Titicaca para las poblaciones habitantes de la cuenca ha sido importante. Los recursos de esta gran masa de agua han sido de importancia para los Uru, pero fueron también parte significativa de la ecología y política aymara y Lupaqa. Es obvio que tanto los Urus como los aymaras hacían uso constante de las raíces lacustres comestibles, los patos migratorios  y sus huevos, los peces y la totora para sus balsas. Estudios similares de estas civilizaciones andinas y sus actividades se anotan en los diversos trabajos nacionales e internacionales. Pero todos estos trabajos se centraron en estudios de las diferentes dimensiones del hombre andino sin criterio de unidad, a sabiendo como mencionada Mura (2002), que la tierra y quienes la cultivan formaban una sola unidad que podría subdividirse con fines analíticos, pero que debe considerarse como una totalidad si queremos entenderla con criterio andino. Este es el propósito de este trabajo, entender a la población andina en relación con su medio ecológico andino y los fenómenos que ocurren en su medio natural como una totalidad viva e interrelacionado entre elementos que componen la naturaleza andina.

Señas y Cosechas de Peces

En la concepción espacial aimara las aguas lacustres del Titicaca se identifican físicamente desde dos dimensiones. Horizontalmente, desde tierra firme a los puntos de referencia, llamado Jaya (distancia larga), jak’a (distancia corta) y verticalmente referidas a las profundidades, llamado Mik’aya (parte honda o profunda) y Anqa (orilla) respectivamente. El conocimiento de las profundidades del lago es la más importante para los pescadores y el éxito de la pesca también depende del conocimiento de las áreas de pesca, del hábitat de la flora y fauna lacustre. Los isleños y peninsulares del Titicaca son conocedores de la ecología acuática. En un estudio realizado por Cutipa (2004), queda demostrado que existe un conocimiento del ciclo biológico de los peces del Titicaca, particularmente, en la reproducción biológica (Cuadro, Nº 4, Tesis UNMSM), que empieza en el mes de agosto y termina en diciembre, donde los peces de distintas variedades (Ispi, Karachi, Such’i, Trucha y Pejerrey) se reproducen en hábitat especiales. Identificándose especies que solo y exclusivamente desovan de día (Such’i y Trucha) y otras (Ispi, Karachi y pejerrey) que solo lo hacen de noche, en áreas especiales. Destacando y siendo preferidos los bancos de arenas de las playas y espacios donde abundan las plantas acuáticas de la variedad de llumi Llachu o Ñunt’u Llachu. Asimismo los hábitos de alimentación de los peces varían y es conocido por los pescadores. El hábitat natural de los peces también varían, siendo preferido, los suelos planos (Ispi, Mari o Mauri), suelos hundidos y pantanosos (Qarachi), suelos accidentados y peñascos (Such’i). Asimismo identificando el ciclo biológico de los peces se planifica los ciclos de

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pesca que van de diciembre a marzo (Cuadro Nº 5, Tesis UNMSM), periodos de abundancia de alimentos de los peces y de su desarrollo. También se identifica peces de la orilla (Ispi, Qarachi, Mari, Trucha y Pejerrey), peces de lago adentro (Ispi, Qarachi, Trucha y pejerrey) y peces de peñasco (Such’i y Trucha). 

Todos estos conocimientos ecológicos no son suficientes para el andino, sino simultáneamente requiere de otros sistemas de conocimientos, como por ejemplo, la dirección de los vientos, las señas o pronosticadores naturales, las fases lunares que influye en la pesca. Walter Chambi Pacoricona (2000), en su artículo “La luna como acompañante en la crianza de plantas y animales”, afirma que las mejores noches de pesca (en el Lago Titicaca) serán las que correspondan a las noches oscuras, es decir noches en que no hay brillo lunar (jairi o ch’amaka y días cercanos a esta, o sea esa noche y las que correspondan a antes y después de esta Luna). Sin embargo debemos afirmar con mucha seguridad que esta variable funciona solo para algunos peces, no siendo así para la especie llamada Ispi, que por el contrario son “cosechados” en la luna llena. (Cutipa, 2004).

Para las sociedades andinas la pesca no es una tarea simple y fácil como piensan muchos, sino este requiere sabiduría, habilidad y experiencia en las artes de pesca. Esto significa que los pescadores deben conocer el ciclo biológico de los peces, el ciclo lunar que influye en las tareas de pesca, la ecología acuática, el clima y los vientos, las señas y periodos de pesca, habitad de los peces, conocimiento del tiempo y el espacio lacustre, en fin, todo el conjunto de saberes relacionados e interdependientes con el mundo de las pesca de especies del Titicaca.

Un ejemplo de esta observación fina y acuciosa de los señaleros, proporciona Mario Núñez (1998), en su artículo, Pescadores Lacustres del Titicaca, donde afirma que para la cosecha o captura de Ispis, el andino requiere destreza, mucho conocimiento del comportamiento de esta especie ictiológica. Sostiene que lo primero que deben conocer los pescadores es cómo ubicar los cardúmenes e identificar los indicadores de la presencia de estos peces. En el estudio de los pescadores de Llachón, Puno, cita que la afirmación generalizada es: El fuerte olor salino que desprenden los cardúmenes que pueden ser percibido sin dificultad alguna. El insistente sobrevuelo de gaviotas sobre las áreas de cardúmenes, y la coloración plomiza obscura que adquieren las aguas”. Estos estudios muestran que las sociedades pescadoras de la cuenca del Titicaca poseen una observación fina de la ecología acuática como producto de su experiencia y su relación permanente con la naturaleza andina y los fenómenos naturales que concurren en su medio ecológico andino.

 

Otra especie nativa motivo de “cosecha” o pesca es el pez bagre o such’i, especies nativas más importantes después del umantu que vive en las aguas del Titicaca. Según los estudios realizados por el centro de investigación y desarrollo piscícola del altiplano (1998), se afirma que el mauri (trichomycterus sp) es de amplia distribución en la región alto andina de América del sur. En el caso del Perú, su distribución es desde el lago Junín y en Bolivia su distribución alcanza a la provincia sur chichas del departamento de Potosí. Esta especie andina constituye para las poblaciones ribereñas y de las islas del lago un alimento sumamente valioso desde tiempos primigenios hasta la actualidad tal como muestra los estudios realizados por Castañón Rivera y Limachi Corani (1998), en su trabajo, Técnicas Tradicionales de Procesamiento de Pescado en el Lago Titicaca (Bolivia).

Asimismo esta especie en los riachuelos andinos también se constituye en una seña viva de largo plazo observada por las familias dedicadas a las actividades de la chacra. Porfirio Enríquez (2002:130) cita que esta especie al igual que otras de la zona se constituye en una seña viva o avisadores de largo plazo para la planificación agrícola en la comunidad de Urqhurarapampa, del distrito de Ñuñoa (departamento de Puno). Nos

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explica que, “el such’i (trychomycterus dispar), es un pez originario del altiplano que habita en el lago Titicaca y en sus ríos afluentes. Es una seña que anuncia el régimen de lluvias durante el ciclo agrícola. Generalmente se observa la postura de sus huevos (de setiembre a noviembre). Para un año lluvioso, por tanto con buena producción de papas, construye a la orilla del río un buen nido, con arenas, piedras y llachu, en forma de un horno de huatias. Para un año con escasas lluvias, construye su nido poco consistente en medio del río. Esta seña anuncia que a falta de lluvias, la producción de papas y otros cultivos se verán afectados en sus rendimientos. Entonces podemos corroborar que el pez such’i no solo sirve como alimento de los humanos sino también se constituye en una seña viva del clima andino hasta que en algunas poblaciones alcanzaron el nivel de las deidades andinas.

Estos datos nos demuestran que esta especie en todo los andes no solo proporciona alimentación a la población andina, sino que provee información sobre las tendencias del clima del año agrícola. Por su puesto esta información es provisoria y será confirmada, precisada, o corregida y completada en el transcurso de los meses con otros señaleros de la madre naturaleza. De igual manera encontramos las representaciones de esta especie en los bloques de piedras de la plaza del pueblo de Taraco, que probablemente ha sido uno de los centros ceremoniales dedicados a esta especie nativa. Esto nos muestra la importancia económica y ceremonial de esta especie en las sociedades prehispánicas hasta alcanzar el nivel de ser sagrado como lo muestra los centros ceremoniales contemporáneos ubicados en la cuenca del Titicaca.

Por la importancia economía y dietética de las poblaciones alto andinas la pesca de esta especie en las aguas del Titicaca no es simple, sino requiere del manejo de un conjunto de conocimientos empíricos-prácticos de la ecología acuática hasta las técnicas de pesca con su dimensión simbólica religiosa.

El such’i o bagre del las aguas del Titicaca tiene su periodo de reproducción habitual en la estación de lluvia (de diciembre y enero). En este periodo migran de los peñascos hasta los bancos de arena de las orillas. En la estación andina la temporada de reproducción de peces coincide con el periodo de la crecida de las corrientes de los ríos que desembocan aguas de color rojizo en toda la cuenca del Titicaca.

 “En los meses de noviembre, diciembre e inclusive en enero los such’is buscan los sitios para aparearse. El macho guía a la hembra. Ya estando en la orilla el macho deja a la hembra a una distancia y desde ese lugar espera a su pareja. Sale a la orilla a buscar el sitio apropiado para las crías. El such’i macho cuando encuentra el sitio se revuelca igual que los chanchos en la arena. Con la cabeza levanta la arena y hace un pequeño hoyo. Cuando esta bien preparado el sitio recién el such’i macho retorna para traer a la hembra. El such’i macho se ataja igual que un perro de su hembra. No deja que se le acerque a la hembra. Luego de un descanso breve la hembra se voltea con panza arriba expulsando sus huevos y sobre esto el macho fecunda dejando el agua de color blanco lechoso. Sobre esto también se amontonan los otros such’is machos para fecundarle. Si nadie molesta, los such’is solos se reaniman y con el apoyo de sus cabezas al igual que un cerdo cubren con arena los huevos fecundados. Los such’is también protegen las crías de sus depredadores. En el mes de diciembre vienen a parir a las playas de la comunidad”.

“Dentro del agua los such’is tiene la apariencia de un renacuajo. La cabeza aparenta de gran tamaño y la cola delgada. La defensa del such’i se localiza en la región lateral de la cabeza. Se asemeja a las espinas de cactus silvestres y con esta defensa golpea a los machos rivales en el momento del cortejo de las hembras”.

De similar manera los pescadores conocen los hábitos de alimentación de los peces constituidos por hongos y crustáceos que en el lenguaje aimara es llamado “kankami o

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Q’uytuq’uytus” o camaroncillos. Referente a este punto don Santos Vilca Cayo, de la Comunidad de Aynacha Wat’asani, del Distrito de Tilali, relata su experiencia de pesca.

“Los peces saben en que momento subir a las riberas del lago, pero normalmente entre los meses de noviembre a marzo, las diversas especies aparecen en las riberas, me parece que vienen a alimentarse de las especies que son arrastrados por las corrientes de los ríos y de los riachuelos, también con las lluvias se desarrolla los hongos. Entonces en estos meses los pescadores vamos todos los días a poner los redes y al día siguiente tenemos que ir temprano a recoger los redes y siempre hay bastante pescado y en la época de seco y frió los pescados ya no están en las riberas sino están en las profundidades del lago”.

En la percepción aimara los peces en la variedad de such’i, thuqe y mari tienen un origen común pero son distintos en su desarrollo físico y por el hábitat que ocupa en el ecosistema andino. Los criterios tomados en cuenta son el tamaño y el volumen que presenta los cuerpos de esta especie nativa. Así por ejemplo para el comunero se trata de such’i cuando el pez presenta un cuerpos robusto y de gran tamaño, en tanto el pez thuqes son delgados y de regular tamaño. Sin embargo los maris son pececillos que solo habitan las rocas de las orillas del lago y en las corrientes de los riachuelos que descienden de la cordillera andina.

En esta interrelación con el medio ecológico andino se ha forjado la cultura de las poblaciones pesqueras y agricultoras del Titicaca. Por lo tanto la sapiencia es el resultado de la convivencia con el medio natural andino y con las deidades. Es decir con la tierra, con el lago, con las corrientes acuáticas, con las turbulencias, con los bajeríos, con las prominencias y hundimientos de los suelos lacustres y playas, con los vientos, los peces, moluscos y crustáceos, con los “luceros”, demás astros, y Jaqes y Wakas que conforma el particular medio ambiente del altiplano andino.

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