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Liberalismo, raza y ciudadana en Latinoamrica*Peter WadeTraduccin del ingls al espaol Sonia Horta RomeroIntroduccinComo ideologa, el liberalismo invoca la imagen de una ciudadanauniversal, en donde hay equidad e igualdad de derechos ante el Estadoy ante la Ley. El liberalismo tambin debe manejar la particularidad y ladiferencia, no solo como el reto presentado por la diversidad evidenteen la materia prima humana de la cual se construyen ciudadanos enigualdad de condiciones dentro del proyecto liberal, sino tambin comouna parte integral del funcionamiento de ese proyecto. El liberalismoconstituye la diferencia por medio de juicios morales sobre quin esadecuado para ser ciudadano, qu es un buen ciudadano y quin est enla posicin de hacer estos juicios. El liberalismo constituye la diferenciacomo una jerarqua, aun cuando esta jerarqua se niega retricamente alafirmar que se puede ser diferente pero igual. Como modo de gobierno, el liberalismo se mueve de modo estratgicoentre la equidad y la diferencia, o entre el universalismo y el particularis-mo, enfatizando variadamente lo uno o lo otro, para regular los cambiosy mantener la hegemona. Afirmaciones universalistas y pblicas sobrela igualdad de las personas ante el Estado y ante la Ley pueden coexistircon discriminaciones universalistas y pblicas basadas en la diferencia.* Una versin preliminar de este texto se present en un taller Assembling the LiberalSubject, que tuvo lugar en Buxton (Reino Unido), apoyado por el Centre for Research intoSocio-Cultural Change .467Si los reclamos de los discriminados sealan su propia diferencia y pro-testan contra la discriminacin que produce, los contrarreclamos podranreafirmar con vigor el principio universalista que plantea que resaltar ladiferencia es retar los fundamentos de la igualdad. Este cambio estratgico ha tenido lugar por medio de la divisin entreel dominio pblico y el dominio privado de las sociedades liberales oc-cidentales. Un principio clave del liberalismo es que todas las personasson iguales en la esfera pblica, sin importar sus diferencias aparentes. Eneste sentido, la diferencia se mantiene en la esfera privada, o al menos enla esfera no pblica. Esta divisin es explcita, por ejemplo, en la Europaposcolonial, donde las diferencias constituidas por la diversidad tnica o laorientacin sexual se aceptaban frecuentemente en el hogar, la familia o lacomunidad mientras no afectaran la esfera pblica de los derechos legalesy polticos. Sin embargo y segn la crtica foucaultiana y feminista,esta divisin entre lo pblico y lo privado es una construccin discursivapoltica y materialmente eficaz, puesto que est condensada dentro dela prctica social y la cultura material. En palabras del eslogan feministade los aos setenta, lo personal es poltico. La diferencia en la esferaprivada puede ser la base de la discriminacin en la esfera pblica;las discriminaciones y prcticas pblicas alrededor de la diferencia danforma a las relaciones sociales privadas. Entonces se dan luchas polticas cuando se enfrenta la siguientepregunta: qu diferencias deben reconocerse en la esfera pblica? Estereconocimiento puede darse de manera que conserve la idea bsica deequidad e igualdad; por ejemplo, cuando la discriminacin racial estprohibida, aquel es un proceso que reconoce la diferencia racial queconstruye el racismo pero afirma que esto no debe afectar los derechosdel individuo como ciudadano. El reconocimiento tambin puede ir msall y, tpicamente por medio de la legislacin multiculturalista, otorgarderechos en relacin con la ciudadana: decidir si y exactamente cmola diversidad de prcticas religiosas, identidades tnicas u orientacionessexuales debe reconocerse en la esfera pblica de la poltica y la ley porejemplo, al permitir que haya escuelas con alguna filiacin religiosa o468Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1matrimonios entre miembros del mismo sexo. Los escenarios de ocu-rrencia del cambio pblico universal y privado particular, comolmites polticamente definidos entre ellos, son competidos y negociados.La atencin que se les da a ciertos particularismos cambia en la medidaen que se los admite en el dominio pblico como objetos de derechoslegales y polticos. Las cambiantes relaciones entre universalismo y particularismo seconcretan en la poltica y la prctica en tcnicas de gobierno, gene-ralmente y dan forma activamente a las subjetividades polticas delas personas. En este ensayo examino las distintas maneras en que lasideologas liberales y las prcticas de gobierno han lidiado con cuestionesde diferencia ms que todo, racial en Latinoamrica y cmo hanayudado a determinar subjetividades polticas en el proceso.Latinoamrica, de finales del siglo xix hasta mediados del siglo xxLuego del proceso de Independencia llevado a cabo alrededor de1830, la postura general de las lites polticas de Latinoamrica fuede adherencia al liberalismo europeo. Los regmenes coloniales habanreconocido las diferencias tnicas y raciales de muchas formas: al definira los indgenas como un tipo particular de sujetos reales que, porejemplo, deban pagar tributo, al aprobar el estatus legal de la escla-vitud aprobacin cuyo objetivo eran los africanos y algunos de susdescendientes y al reconocer socialmente a los pueblos mestizos,aunque de manera compleja y ambigua, como distintos a los blancos,los esclavos y los indgenas. Muchos censos coloniales de la Amricaespaola, por ejemplo, contenan las categoras de blancos, esclavos,indios (indgenas) y otras, intermedias como libres de color. Lasnuevas repblicas desmantelaron esas diferencias institucionalizadaspara poder crear naciones de ciudadanos. Este proceso no fue uniforme.Para 1850, la esclavitud haba terminado en la mayora de las reas deLatinoamrica, pero en Cuba y en Brasil persisti hasta finales del sigloxix. El intento de abolir indio como categora significativa polticay legalmente no tuvo xito; an en 1950, en Brasil, a los indgenas seLiberalismo, raza y ciudadana en LatinoamricaPeter Wade469los defina como tutelados por el Estado. Sin embargo, en general, lafilosofa poltica bsica haca un nfasis liberal en el universalismo y lacreacin de ciudadanos iguales. La diferencia persisti, pero esta no fue simplemente una cuestin deesfuerzos a medias para imponer una definicin universalista de ciuda-dana. Por una parte, los ciudadanos que se sentan excluidos trabajaronpor una inclusin que evidenci, de diversas formas, problemas de dife-rencia, mientras que, por otra parte, las lites produjeron activamente ladiferencia en su discurso y su prctica. El trabajo de Sanders (2003) muestra que, a mediados y finales delsiglo xix, las comunidades indgenas de la regin del Cauca (Colombia)consideraban ser tratados como ciudadanos plenos, especialmente enrelacin con los derechos territoriales. Pero las denuncias que hacan sebasaban en su identidad como indgenas. Una parte de su argumentoplanteaba que, en su condicin de indios, se los trataba como pobres,dbiles, indefensos y tontos estereotipos comunes y dominantes sobrelos indgenas y que, por ende, necesitaban apoyo especial. Otra partede su argumento deca que podan ser, al mismo tiempo, ciudadanos eindios. Estos grupos indgenas recibieron apoyo de polticos del Par-tido Conservador y lograron enfrentar a liberales y conservadores. Suestrategia fue efectiva, en gran parte por las alianzas y las luchas polticasy partidarias que se vivan entonces en la regin, y debido a la maneracomo funcionaban las relaciones polticas patrn-cliente al ligar al electo-rado indgena con los polticos. Esta estrategia tambin funcion porquelos polticos colombianos no solo en la regin del Cauca estabanabiertos a la idea de considerar a los indios como una categora par-ticular de ciudadanos: la alteridad cultural de los indgenas no se habadesvanecido con la declaracin de Independencia. En contraste, a losdescendientes negros y mestizos de los esclavos no se los consideraba enla regin un grupo especial de ciudadanos aunque es interesante queSanders encontrara algunos casos de personas que hacan referencia asu estatus de ex esclavos en peticiones legales. Las razones de esta noidentificacin de los afrocolombianos son complejas y estn fundadas en470Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1la manera en que la esclavitud se lig a la libertad en esta regin y entoda Latinoamrica: los afrodescendientes libres no eran reconocidospor las autoridades coloniales como una categora especfica; su libertad,no su genealoga, defina su estatus aunque esta genealoga y los rasgosfenotpicos asociados a ella no se olvidaron en la vida cotidiana. En elCauca, a finales del siglo xix, los negros no parecan estar interesados enafirmarse como negros; pero los polticos locales estaban menos abiertosa escuchar a percibir claramente la voz de un grupo que se iden-tificaba como negro. Los gobiernos de tendencia liberal fortalecieronactivamente la identidad indgena a travs de prcticas electorales yprcticas patrn-cliente que ayudaron a construir la representacin de losindios como indefensos y dbiles. En cambio, las prcticas de gobiernono interpelaron ni aseguraron la identidad negra de un modo similar. Cuba fue un caso inusual en Latinoamrica, debido a su tarda inde-pendencia de Espaa que solo se logr en 1898, despus de dos gue-rras y a la tarda abolicin de la esclavitud all (1886). Los afrocubanosfueron personajes centrales en las guerras de Independencia, no solo comosoldados fueron el 70% de los combatientes de la Independencia en laguerra de los Diez Aos (1868-1878) sino tambin como lderes; unejemplo, Antonio Maceo. Despus de la guerra y en el contexto de ladominacin estadounidense sobre la isla (1898-1902 y 1906-1908),los afrocubanos enfrentaron la exclusin de la nueva administracin.Varios lderes afrocubanos comenzaron a organizarse en diferentes ban-dos, siendo el ms coherente el Partido Independiente de Color (pic),establecido en 1908 bajo el liderazgo de Evario Estenoz y Pedro Ivonnet.Todas estas iniciativas polticas tenan un objetivo comn: la integracinde los afrocubanos como ciudadanos plenos y en igualdad de condicionesa una nacin daltnica. Su proyecto era universalista y estaba a tonocon las ideologas liberales que guiaban la construccin de las nacioneslatinoamericanas. El pic tena una significativa base popular, enraizadaen la participacin afrocubana en las guerras de Independencia. Era unpartido que se perciba como una amenaza electoral; adems, sus lderesno descartaban por completo la posibilidad de una respuesta armada.Liberalismo, raza y ciudadana en LatinoamricaPeter Wade471La reaccin de los blancos al pic fue acusarlo de ser un partido racistaque buscaba crear una repblica de negros, traicionando as la causanacional. Particularmente en 1910, el gobierno prohibi la existencia decualquier partido poltico que se organizara por clase social o segn lneasraciales. Esta medida se tom en nombre del universalismo la polticadebera estar libre de cuestiones de raza, pero fue claramente una me-dida discriminatoria cuya meta era declarar la ilegalidad del pic quehaba sido reconocido por el gobierno estadounidense. El pic enfrenten vano esta prohibicin y en 1912, ao electoral, finalmente amenazcon un levantamiento popular. El gobierno lo acus de emprender unaguerra racial contra la poblacin blanca, y esto provoc una campaade terror de gran escala contra los afrocubanos por parte de las miliciasblancas, la polica y el ejrcito; entre tres mil y seis mil afrocubanos fue-ron asesinados en la denominada Guerrita del 12 (De la Fuente, 2001;Ferrer, 1999; Helg, 1995). Este caso revela la compleja interaccin entre el universalismo y elparticularismo como tcnicas de gobierno y de resistencia. El Estadoy el pic hicieron reclamos a partir del universalismo. El pic se movilizen lneas raciales para combatir la exclusin racial que los afrocubanosenfrentaban, pero con el objetivo de crear un universalismo real, noretrico. El Estado declar ilegal a esta movilizacin racial con el obje-tivo de proteger un universalismo que era, en la prctica, racialmentediscriminatorio. Supuestamente, la esfera pblica estaba libre de prc-ticas racializadas, las cuales estaban relegadas a esferas privadas comola msica y la religin por supuesto, estas eran pblicas en el sentidode que involucraban actuaciones en escenarios pblicos pero no en elsentido de entrar al mundo de la poltica y las leyes pblicas. Paratodas las personas era claro, sin embargo, que esta esfera pblica estabaacribillada por el racismo. El pic us el particularismo como amenazapara presionar al Estado bajo el nombre del universalismo. El Estadomanipul la relacin entre universalismo y particularismo para satanizaral pic y asegurar su propia posicin. Al hacerlo intervino en las ideas exis-tentes sobre la poblacin afrocubana y sus sociedades religiosas secretas.472Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1Ortiz (1917) documenta la existencia de un miedo histrico, difundidoen la prensa, a brujos negros que presuntamente secuestraban bebs de razablanca para usarlos en rituales diablicos; se puede especular que este tipode rumores ocasion las masacres de 1912. Aun as, las sociedades religio-sas afrocubanas atraan miembros y clientes blancos (Howard, 1998). Lapoblacin no negra construy activamente la diferencia cultural racializadade un modo ambivalente. Helg (1995) document un periodo similar dehisteria en una fecha posterior 1919, y plantea que la protesta negracontra las descripciones periodsticas de los afrocubanos como maniacossalvajes se haba apaciguado. Los acontecimientos de 1912 eran an re-cientes. En breve, el gobierno liberal, actuando por medio del Estado y dela prensa, constituy la diferencia y la manej frecuentemente, usando larepresin cambiando estratgicamente los reclamos sobre universalismoy particularismo. En el proceso se form aunque no unilateralmente,por supuesto la subjetividad poltica afrocubana. Helg plantea que lasmasacres de 1912, efectivamente, acallaron la movilizacin afrocubana; loafrocubano, como subjetividad poltica, se haba debilitado. En muchas regiones de Latinoamrica, las narrativas de la fundacinnacional se centraron en la idea del mestizaje; es decir, la mezcla entre loseuropeos y los nativos americanos y africanos para formar nuevas culturasy pueblos mestizos. Aunque, en el contexto del racismo europeo ba-sado en la ciencia y del surgimiento de la eugenesia, al proceso de lamezcla racial generalmente se lo consideraba degenerativo, en las primerasdcadas del siglo xx algunos pases de Latinoamrica celebraron aunquede manera ambivalente su carcter mixto: Brasil y Mxico son ejemploscitados frecuentemente, y lo mismo se le aplica a Colombia (Appelbaum,Macpherson & Rosemblatt, 2003; Wade, 1993). Desde cierto punto devista, el mestizaje habla de equidad: todos somos mestizos, todos somosproducto de una fusin cultural-biolgica. Pero, visto como una ideolo-ga puesta en prctica, tambin implica la produccin y el manejo de ladiferencia en las sociedades informadas por un ethos liberal. En la dcada1850-1860, el gobierno recin formado de la Nueva Granada el actualterritorio colombiano envi una Comisin Corogrfica a elaborar unLiberalismo, raza y ciudadana en LatinoamricaPeter Wade473mapa de la poblacin, de los recursos y de las posibilidades de progresoque representaban. Dicha comisin, al mismo tiempo que haca parte deun proyecto nacional de integracin y modernizacin, produjo efectiva-mente diferencia en la medida en que document la variedad regionaldel pas en textos y series de acuarelas (Restrepo, 1984). En la dcada de 1950 y los aos subsiguientes, en Colombia, los textosescolares mencionaban la mezcla de africanos, espaoles e indgenas comoparte de la historia de la fundacin de la nacin; tambin reproducanilustraciones de los tres componentes originales de la mezcla y losregistraban jerrquicamente: los pueblos indgenas y negros en posicionesclaramente subordinadas (Wade, 2000: 34-36). La nocin de mezclainvoca la presencia de los ingredientes que la constituyen. Los textosenfatizaban la idea de la mezcla como un fundamento de la nacin: dela fusin de la raza europea y la india [no se mencionaba a los africanos]apareci una raza nueva, con excelentes cualidades y virtudes, vigorosa,inteligente y activa (Granados, 1949: 10); en el pas ha tenido lugaruna mezcla extensa, combinndose en medidas muy diversas las sangresespaolas, indias y africanas (Ramn, 1967: 141); la poblacin con-tempornea de Colombia es el resultado de la mezcla de tres grupos his-tricos (Valencia, 1977: 80). Los captulos que abordaban la educacincvica resaltaban los smbolos y las instituciones polticas de Colombia ymencionaban frecuentemente la unidad de la raza colombiana. Por otraparte, los textos siempre se referan a la variedad y la diversidad de lo re-gional y lo racial en Colombia, la diversidad regional est fuertementeracializada (Wade, 1993). Era comn registrar la contribucin delcomponente de las razas a la mezcla, algunas veces sealando cuntohaban contribuido en la batalla por la Repblica en que los hroesblancos de la lite fueron ayudados por el indio, soldado obediente yel negro, soldado sumiso (Ramn, 1948: 246) y en otras ocasionesenumerando caractersticas culturales; por ejemplo, un libro describa lacontribucin africana con caractersticas como generosidad, festividad,resistencia fsica y pereza, mientras que el aporte europeo se caracterizabapor un sentido de la medida, moderacin de razn y emocin, altivez474Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1espiritual y un gran volumen de conocimientos (Ramn, 1967: 141)1.No haba duda acerca de qu contribucin se consideraba la ms valiosa enuna sociedad en que la urbanidad se evaluaba y el famoso libro de ManuelAntonio Carreo Manual de urbanidad y de buenas maneras usado enlas escuelas de toda Latinoamrica desde 1850 hasta 1960 era bastanteclaro con respecto a la virtud moral que se le atribua a la mesura y a lamoderacin (Quintero Rivera, 1996). En sntesis, mientras operaba como un discurso unificador en laconstruccin de la nacin y mientras se les enseaba a los estudiantes aidentificarse con una raza colombiana unificada, el mestizaje tambinsirvi de escenario para reiterar y jerarquizar la diversidad. Como partede los procesos de gobierno, el mestizaje promova una ciudadana uni-versalista, basada en la participacin igualitaria y la identificacin comn,y al mismo tiempo garantizaba un particularismo que diferenciaba yjerarquizaba a la nacin de una forma racializada.Finales de los aos noventa e inicios del siglo xxi:reforma multiculturalDesde los aos sesenta, los movimientos sociales indgenas y, tiempodespus, los movimientos sociales afrolatinos comenzaron a organizarsepolticamente en las naciones latinoamericanas y a presionar por uncambio. Estos movimientos no se originaron de la nada y constituyeronla resistencia indgena y negra de largo plazo contra la dominacin. Tam-bin formaron parte de una tendencia ms amplia, de escala mundial,que apuntaba a la organizacin de las minoras tnicas y polticas dereconocimiento. En la dcada de los noventa, muchos Estados latinoame-ricanos promulgaron procesos de reforma poltica y legal que definieronoficialmente a la naciones como multiculturales y pluritnicas y recono-cieron, de una forma u otra, a las minoras tnicas como comunidadesespecficas y, frecuentemente, como poseedoras de series de derechos1 El hermano Justo Ramn, miembro de una orden religiosa, escribi textos escolares durantemucho tiempo (1948-1967).Liberalismo, raza y ciudadana en LatinoamricaPeter Wade475particulares en la nacin por ejemplo, en relacin con la propiedadde tierras (Assies, Van der Haar & Hoekema, 2000; Sieder, 2002; VanCott, 2000; Wade, 2006). Simultneamente, la mayora de Estados latinoamericanos atravesabanprocesos de neoliberalizacin en los cuales se estimulaba el mercado li-bre, especialmente para facilitar la exportacin de materias primas desdeLatinoamrica, la importacin de bienes manufacturados de Europa yEstados Unidos y el libre movimiento de la inversin de capital euroame-ricano en pases latinoamericanos. Charles Hale reconoce que estos dosprocesos de multiculturalismo y reformas econmicas neoliberales seentretejen o, mejor, comprende el neoliberalismo como un amplio pro-yecto que abarca la reorganizacin poltica de la sociedad y no consisteslo en una serie de reformas y doctrinas econmicas (Hale, 2005). Dice: Frecuentemente se supone que el principio central del neoliberalismo,segn la palabra de la cual se deriva su nombre, es el triunfo de la ideologaagresiva e individualista del hombre econmico. En contraste, afirmoque los derechos colectivos, otorgados como medidas compensatorias alos grupos culturales en desventaja, son parte integral de la ideologaneoliberal. Estas polticas culturales distintivas con sus equivalentessociopolticos, ms que el simple lapso entre el liberalismo clsico y suencarnacin actual, son el elemento que le da al prefijo neo su verdaderosignificado (12). Hale considera al multiculturalismo neoliberal el discurso delmestizaje para el nuevo milenio (2002: 491), pero en el sentido de queha asumido las funciones del mestizaje como discurso, porque, desde supunto de vista, el mestizaje oficial ha sido sustituido como discursohegemnico (524). En mi opinin, hay ms continuidad en este procesoque la que Hale seala, precisamente porque mi anlisis del mestizaje hacenfasis en su despliegue inherente de nociones y prcticas de diferenciaciny particularidad racial-cultural, lo cual significa que hay ms puntos encomn entre el multiculturalismo y el mestizaje latinoamericanos de lo476Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1que generalmente se acepta. Hale (2005: 12-13) afirma que el rgimenemergente de gobierno [neoliberal multicultural], ms que reprimir ladiferencia cultural, le da forma, la delimita y la produce. Mi opinin esque el discurso del mestizaje tambin da forma y produce activamente ladiferencia mientras que los regmenes del mestizaje y el multiculturalismola reprimen simultneamente, en el sentido de que ocultan o, al menos,descalifican ciertas manifestaciones de esa diferencia. Hale no es el nico que ha sealado la adecuacin entre el gobiernoneoliberal y el multiculturalismo. Es claro que pasar de un discurso queprivilegiaba el universalismo a uno que reconoce oficialmente el particula-rismo que modifica el lmite entre lo pblico y lo privado hasta convertirlos aspectos individuales y personales de la apariencia y la cultura racializadaen parte del dominio pblico de la poltica y la ley puede tener efectosfuncionales para la gobernabilidad. Gros (1997), por ejemplo, planteque los Estados latinoamericanos adoptan ahora la diferencia como unanueva forma de gobernar, en una era en que el desarrollo est en crisis,el ajuste estructural y el neoliberalismo han tenido grandes impactos enel bienestar y la colonizacin de las fronteras contina a ritmo acelerado.Piensa que el Estado colombiano estaba interesado en estas formas degobierno neoliberales, en las cuales el control de las reas marginales serefera principalmente a las tierras bajas de la regin amaznica de estepas podra alcanzarse indirectamente al crear organizaciones indgenasy animarlas a entablar un dilogo formal con el Estado. Usando una frasede James Scout, Hale (2005: 16) se refiere a esto como la extensin delpoliedro de inteligibilidad del Estado. El argumento de Gros es bastante slido si se mira hacia la costa Pacficade Colombia, tambin una zona de tierras bajas, habitada principalmentepor afrocolombianos y por un nmero significativo de indgenas. Ellosviven en una regin subdesarrollada y pobre que tambin es muy ricaen recursos minerales y constituye una reserva de biodiversidad aninexplotada. El Estado tuvo por algn tiempo inters en controlar ydesarrollar esta regin marginal y, sobre todo, en crear una aperturaeconmica en el Pacfico para la economa colombiana, adaptada a losLiberalismo, raza y ciudadana en LatinoamricaPeter Wade477nuevos patrones del comercio y la produccin global. En el despertar dela reforma constitucional de 1991, donde haba un artculo transitorioque estableca la posibilidad de las comunidades negras de reclamarsu derecho a la tierra de la regin reforma formalizada despus en laley 70 de 1993, el Estado apoy activamente y hasta cre algunasorganizaciones afrocolombianas en la regin (Wade, 1995). Lo ms im-portante es que estas organizaciones rurales populares, arraigadas en latierra, comenzaron a tener un dilogo directo con entidades del Estadoprincipalmente, a fin de hacer reclamos colectivos sobre los ttulos dela tierra, cuyos funcionarios podran tener despus acceso fcil a dichascomunidades (Hoffmann, 2002; Oslender, 2002). Las comunidadesdebieron organizarse en lneas especficas, listaron las personas que esta-ran incluidas en el ttulo colectivo de la tierra y elaboraron mapas en loscuales se perfilaba el rea que declaraban haber usado tradicionalmente.Tambin establecieron consejos comunitarios para administrar la tierray su uso. Las organizaciones no gubernamentales (ong) afrocolombia-nas de las reas urbanas crearon redes de asesoramiento y apoyo que aveces involucraban a afrocolombianos jvenes e ilustrados que instruana personas de mayor edad en el rea rural sobre las caractersticas de lacultura negra y su vnculo con la esclavitud y con frica lazos queno hacan parte de las memorias y las narrativas colectivas y rurales. Algo que tiene que ver con este argumento es que la aparicin de labiodiversidad como objeto de planeacin y control estatal crea un am-biente en que la conservacin se convierte en una estrategia para promoverla futura acumulacin capitalista, basada en la explotacin hasta elmomento, no desarrollada de recursos qumicos, genticos y biticos(Escobar, 1997; Wade, 1999a). Los grupos afrocolombianos e indgenasfueron llamados administradores y guardianes de las reas de reserva ybiodiversidad ambiental, que podran usarse en casos limitados porejemplo, para prcticas de produccin tradicional. Esto refuerzala propia presentacin de estos grupos como protectores naturales delambiente, como naturalmente arraigados a la tierra. En resumen, estosargumentos presentan los derechos de los afrocolombianos y los indgenas478Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1como parte del proceso de gobierno neoliberal que involucra a comuni-dades capaces de organizarse y regularse y de responderles directamentea las instituciones del Estado. Estas comunidades deben estimular unapercepcin y una representacin propias que sean inteligibles para elEstado y para entidades y ong internacionales. El argumento de Gros se refiere a reas rurales marginales, habitadaspor poblaciones de minoras tnicas, en donde el Estado tiene una dbilpresencia, manifestada en polticas multiculturalistas. Procesos similaresse pueden observar en reas ms urbanas de Colombia, donde la legis-lacin sobre los derechos territoriales no se aplica y, sin embargo, losgrupos de afrocolombianos de los barrios y las ong locales se dirigen alas instituciones urbanas del Estado, a la Iglesia y a las ong nacionalese internacionales en bsqueda de fondos para proyectos de nivel local.Ellos se involucran con lo que un trabajador de una ong me describicomo la cultura del proyecto, en la cual uno debe tener un proyectoes decir, una propuesta para obtener fondos escrito para buscarapoyo (Wade, 1999b). Esto frecuentemente implica organizar redes ygrupos dentro de los barrios pobres, y estos grupos locales y sus lderesse convierten en contactos clave para las instituciones estatales localesque buscan planear y desarrollar iniciativas en esas partes de la ciudad.No hay nada particularmente nuevo en esta situacin, pero un escenarionovedoso haba sido construido en el contexto colombiano y podradecirse que tambin en el contexto brasileo por el reconocimientode la cultura afrodescendiente como un objeto poltico que asegurabauna legtima posicin poltica de sujeto. Muchos afrocolombianos noestn interesados necesariamente en identificarse como negros; esposible que los problemas de clase sean ms importantes para ellos.Pero, especialmente para una generacin joven de negros, la existenciade oportunidades vinculadas directamente con su identificacin comoafrocolombianos construye una avenida real por la cual las institucionesdel Estado pueden acceder a los barrios de las ciudades. En este contexto, lo urbano y lo rural estn amarrados en un ciclovicioso. Simultneamente con la expedicin de ttulos colectivos deLiberalismo, raza y ciudadana en LatinoamricaPeter Wade479tierras en la regin de la costa Pacfica hay desplazamientos masivos depersonas de la regin, causados por conflictos armados de varios tipos.El conflicto principal se presenta entre la guerrilla de izquierda y losparamilitares de derecha, quienes tienen a menudo vnculos estrechoscon el ejrcito. Este tambin despliega acciones antiguerrilla en la regin.Ambos bandos promueven el cultivo de hoja de coca para la produccinde cocana, usada para financiar sus operaciones. El Estado recurre ala fumigacin area para erradicar los cultivos de coca, lo cual tiene elefecto intencional? de desplazar a las comunidades agricultoras,cuyos cultivos de subsistencia pueden ser destruidos en el proceso. Estaspersonas desplazadas terminan en precarios barrios en las ciudades, dondediferentes instancias del Estado tratan de atenderlas usando diferentesversiones del mismo culturalismo neoliberal que opera en las regionesrurales que acaban de abandonar. Lo interesante aqu es que, en la costa Pacfica, las polticas multicul-turales que reconocen los derechos tnicos colectivos trabajan al ladode procesos ms tradicionales de desplazamiento y de modernizacinviolenta que no hacen caso de la diferencia tnica, excepto para discrimi-nar a aquellos cuyo atraso se considera un obstculo para el desarrollo(Escobar, 2003). Me parece que esto representa la manera como el Estadocambia estratgicamente entre universalismo modernizacin, desarrollo,capitalizacin y particularismo derechos tnicos colectivos, creacinde enclaves y redes tnicas para alcanzar sus objetivos. Por supuesto,algo de esta heterogeneidad se explica en cada serie de proyectos que sedesarrollan o fomentan por diferentes instancias del Estado, pero no hayduda de que, fundamentalmente, las dos estrategias van en una direccinestablecida por los ms altos niveles de control estatales.Ms all del gobierno multiculturalistaEn el caso colombiano no se le puede dar un aire de optimismo a estamezcla de neoliberalismo y multiculturalismo, pero yo opino que, cuandoel Estado implementa polticas de inclinacin multiculturalista, tambincrea o fomenta procesos que no estn bajo su control, los cuales pueden480Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1crear subjetividades polticas que van ms all de las subjetividades queapenas pueden acomodarse y explicarse segn l en el poliedro deinteligibilidad estatal. Un ejemplo de esto es la definicin y la aparicin de identidadesde maneras inesperadas. Por ejemplo, en Colombia, una organizacinde negros la divisin local de una ong afrocolombiana llamadaCimarrn adquiri exitosamente reconocimiento y obtuvo un lugarpara uno de sus representantes en el comit de educacin de una ciu-dad donde varios tribunales haban sentenciado que no exista ningunacomunidad negra. La ya mencionada Ley de las Comunidades Negraspermiti la representacin negra en los consejos educativos de las ciu-dades ubicadas en reas donde existieran comunidades negras, pero sudefinicin de comunidad negra no era clara. Los cabilderos de Cimarrnfueron favorecidos por la decisin de la Corte Constitucional, que adop-t una definicin bastante flexible de comunidad (Wade, 2002: 18).As, aunque la ley 70 se trataba principalmente de las comunidadesnegras en la regin de la costa Pacfica, los artculos que se referan alos afrocolombianos de fuera de esa regin abonaron el terreno paraque aparecieran comunidades negras en donde se haba pensado queera imposible. Esta manera de aprovechar los mecanismos jurdicosintroducidos por los cambios legislativos de corte multiculturalista paraavanzar en las reivindicaciones de minoras tnicas se ha analizado enotros contextos latinoamericanos (Sieder, Angell & Schiolden, 2005).Se nota tambin el uso del mecanismo de la tutela para contrarrestar ladiscriminacin racial en Colombia (Meertens, 2009). Otro ejemplo es la manera en que algunas comunidades de la costaPacfica han adoptado una posicin flexible en cuanto a la definicin dequin pertenece a ellas y quin no. Hoffmann (2002) ha documentadocasos de comunidades que incluyeron a indgenas en la lista de personasque solicitaban ttulos de tierras. Ms que su ascendencia o su fenotipo,o alguna otra nocin esencializada de cultura, el vnculo de estas personascon la comunidad se legitimaba en trminos de cooperacin, convivenciay uniones matrimoniales. Un movimiento como este indica que se haLiberalismo, raza y ciudadana en LatinoamricaPeter Wade481formado una subjetividad poltica basada ms en la experiencia compartiday el trabajo colectivo que en definiciones estatales de la identidad tnica. De forma general, creo que es vital que las nuevas subjetividades polticasque emergen en el contexto colombiano y en el de otros pases latinoame-ricanos se formen en circuitos y redes transnacionales. Por supuesto, estoscircuitos no son nuevos y siempre han operado en Latinoamrica desdeantes de que el trmino mismo se acuara, pero han adquirido nuevasdimensiones gracias a los avances de las tecnologas de la comunicacin.Es importante, entonces, que la negritud y la indigenidad sean identidadesformadas por movimientos sociales transnacionales de activistas tnicosy asesores de cuerpos internacionales, desde la oit cuya convencin169 de 1989, concerniente a los pueblos indgenas y tribales, ha tenidoun amplio impacto hasta la Fundacin Ford que ha financiado ungran nmero de investigaciones y organizaciones de grupos de negrosen Brasil, Colombia y otros pases en la regin. Lo anterior atestiguael proceso que Robertson (1990), refirindose a un periodo cercano alos inicios del siglo xix, llam la universalizacin de lo particular: laexpectativa de que cada nacin sera diferente pero, aun as, reconociblecomo tal. Ahora cada minora tnica tiene el derecho de ser reconocidacomo diferente, pero todas las minoras tnicas tienen generalmente elmismo aspecto es lo que Wilk (1995) denomin estructura de la dife-rencia comn. El punto es que esta universalizacin les proporciona agrupos tnicos particulares por ejemplo, en Colombia herramientaspara hacer que su particularidad cuente dentro de las estrategias estata-les, tnicamente indiferentes, de modernizacin universalizada y les daefectivamente el reconocimiento que el Estado les ha otorgado. Es unmbito de operacin que no puede ser controlado fcilmente por el Es-tado, puesto que va ms all de las fronteras nacionales. No se puede serdemasiado optimista sobre la autonoma que otorga, pero este aspectotransnacional de la formacin de la identidad es importante y altamentevalorado por los activistas de los movimientos tnicos sociales.482Debates sobre ciudadana y polticas raciales en las Amricas Negras parte 3 - captulo 1ConclusinEn Colombia y en el resto de Latinoamrica, el gobierno liberal haestado ntimamente involucrado con la formacin de los ciudadanos.Un aspecto de este proceso ha sido la ambivalente interpelacin a losciudadanos por parte del Estado liberal, en primer lugar como parte de unproyecto universalista de progreso moderno en que todos son mestizos y,en segundo lugar, como tnica y racialmente diferenciados y jerarquizados.En aos recientes, el Estado se ha orientado a un mayor reconocimientode la diferencia, pero sin abandonar el ambivalente cambio entre los pro-yectos modernistas de homogenizacin y los proyectos posmodernistas dediferenciacin. Al hacer esto, el Estado ha desempeado un importantepapel en la formacin detallada de las subjetividades polticas; pero, enun estilo verdaderamente neoliberal, esto se ejecuta al entretejer sujetospolticos, como individuos y comunidades, en las redes estatales en lascuales actan por medio de su propia organizacin y regulacin. Estodeja un espacio limitado para maniobrar con autonoma, especialmentecuando esas entretejeduras van ms all de las redes que el Estado puederegular; pero construir esa autonoma es an una lucha complicada.BibliografaAppelbaum, N. P.; Macpherson, A. S. & Rosemblatt, K. A. (eds.) (2003). Race and Nation in Modern Latin America. Chapel Hill: University of North Carolina Press.Assies, W.; Van der Haar, G. & Hoekema, A. (eds.) (2000). The Challenge of Diversity: Indigenous Peoples and Reform of the State in Latin America. Amsterdam: Thela-Thesis.De la Fuente, A. (2001). A Nation for All: Race, Inequality, and Politics in Twentieth Century Cuba. 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