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Página 1 de 4 – Semanario “El Veraz”- elveraz.com Antonio Arcaño: El Danzonero Mayor Buscábamos información sobre La Habana, gente que nos contara memorias, que nos ayudase a desenterrar los tesoros espirituales de esta ciudad donde todos los caminos conducen al mar. La idea rondaba nuestras cabezas como un cuento o una melodía. "Gente de La Habana" sería un reportaje donde importantes músicos e intelectuales contarían sus vivencias. Cierta tarde rastreábamos en la radio, dial arriba y abajo, algo con alas, coordenadas que valieran la pena. Y de pronto ¡Bang!, el milagro: una flauta, un contrabajo, violines... Era la orquesta Arcaño y sus Maravillas en su versión de "Las alturas de Simpson"... Poco después, micrófono en mano, estábamos frente al Danzonero Mayor, como llaman en Cuba a Antonio Arcaño. Ni él ni nosotros sospechábamos que ese sería su postrer verano, ni ésta una de sus últimas entrevistas.(1) —En 1924 Ud. se integra a una de las orquestas que animaban las noches en los clubes y academias de baile de las playas de Marianao. ¿En qué circunstancias llega a ese, su primer empleo como músico profesional? —Tenía 14 años y recién había terminado el bachillerato en una de las Escuelas Pías de Guanabacoa. Mi familia aspiraba a que fuera médico o algo por el

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    Antonio Arcao: El Danzonero Mayor

    Buscbamos informacin sobre La Habana, gente que nos contara memorias, quenos ayudase a desenterrar los tesoros espirituales de esta ciudad donde todos loscaminos conducen al mar. La idea rondaba nuestras cabezas como un cuento ouna meloda. "Gente de La Habana" sera un reportaje donde importantes msicose intelectuales contaran sus vivencias. Cierta tarde rastrebamos en la radio, dialarriba y abajo, algo con alas, coordenadas que valieran la pena.

    Y de pronto Bang!, el milagro: una flauta, un contrabajo, violines... Era la orquesta Arcao y sus Maravillas en su versin de "Las alturas de Simpson"... Poco despus, micrfono en mano, estbamos frente al Danzonero Mayor, como llaman en Cuba a Antonio Arcao. Ni l ni nosotros sospechbamos que ese sera su postrer verano, ni sta una de sus ltimas entrevistas.(1)

    En 1924 Ud. se integra a una de las orquestas que animaban las noches en los clubes y academias de baile de las playas de Marianao. En qu circunstancias llega a ese, su primer empleo como msico profesional?

    Tena 14 aos y recin haba terminado el bachillerato en una de las Escuelas Pas de Guanabacoa. Mi familia aspiraba a que fuera mdico o algo por el

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    estilo, pero el pas atravesaba por una profunda crisis econmica y no se pudo seguir pagando mis estudios. En vista de la situacin, un primo mo que tocabavioln y flauta propuso a mi madre que yo le hiciese las suplencias en la orquestadonde l tocaba. Ganara tres pesos, que entonces era dinero.

    Algunos de los msicos que lo seguiran aos despus, procedan de aquellosconjuntos?

    S. Eran msicos formidables. Algunos como Virgilio Diago y Alonso tocaban en la Sinfnica, pero en aquella poca interpretar a Mozart no pagaba. Ganaban menos de dos pesos por noche, mientras en los bailes sacaban seis, ocho y hasta diez.

    Cmo cristaliza su aspiracin de fundar una orquesta?

    Exista una constelacin de orquestas, charangas todas, con un mismo formato:flauta, violn, piano, bajo, timbales, giro... La ma fue una orquesta muy buena, la mejor que se poda reunir. Los msicos de concierto estaban econmicamenteforzados a tocar en los bailes y yo aprovech una coyuntura muy difana que meofreca la pasta Gravi, patrocinadora de mi programa... Generalmente ellos trabajaban de nueve de la noche a dos de la maana por muy poco, en tantoconmigo ganaban ms en 40 minutos.

    Se dice que Ud. revolucion la msica popular cubana...

    Bueno, dnse cuenta que las charangas eran de seis msicos y yo la aument aocho. En el treintipico nos reunamos en casa de Orestes Lpez para descargar, turnndonos en pequeos grupos. Yo siempre escoga a Orestes para el piano, porque al final de los danzones haca una cosita muy sabrosa que result ser el mambo. Prez Prado fue un msico muy inspirado, pero el mambo naci as. En los aos 30 nosotros ya le ponamos mambo a los danzones.

    Por qu aument el nmero de msicos de su orquesta?

    Siempre quise tener una orquesta grande, semejante

    en cierto sentido a una sinfnica. Por eso introduje la viola. Las cuerdas de mi orquesta eran una pequea sinfnica. Tena violn primero, violn segundo, a veces violn tercero, viola, chelo y bajo.

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    Entrar al club Niche y encontrarlo a Ud. de espaldas al pblico, improvisando consu flauta en el ngulo recto que formaban las paredes, era algo usual. Por quesa colocacin?

    Lograba ms fuerza, ayudaba a la respiracin. La amplificacin era muy mala yde esa manera el sonido rebotaba en las paredes.

    Si ocurriera una desgracia, un naufragio, por ejemplo, y slo pudiera salvar un danzn, cul escogera?

    Difcil eleccin, porque hay muchos y muy buenos danzones, como "Serrano",dedicado a Manolo Serrano, un locutor de la antigua CMQ, o "La cayuca", deOrestes Lpez. Tambin hay canciones de Manuel Corona y Sindo Garay que nosotros convertamos en danzones, como "Santa Cecilia".

    Y "La rosa roja"?

    Ese fue un danzn muy famoso entre los bailadores, que daban gritos ylanzaban sus sombreros al aire cuando yo haca algunas cositas con la flauta. El danzn de aquella poca se divida en tres partes y no admita salirse de lo queestaba escrito. Por eso los conservadores de entonces criticaban a los quesiempre estbamos inventando. Hoy nos llaman revolucionarios, pero antes...

    Cmo era el bailador de aquellos aos?

    Estaba el bailador negro y el bailador blanco. El negro tena una economa muyprecaria y no poda frecuentar otros espectculos que no fueran los bailes. Cuandoconsegua dos pesos, era para ir a bailar. Pero pese a su pobreza, era muy elegante: vesta mejor que yo. Bailaba cualquier da, a cualquier hora, aunque secayera de sueo a la maana siguiente en el trabajo. Despus me decan: "Arcao,nos ests matando". Y yo les contestaba que eran ellos mismos los que semataban, pues yo tocaba todos los das porque viva de eso. El bailador blanco erams organizado: bailaba el sbado y el domingo iba a la playa o al cine. Legustaba bailar con la negra, con la mulata, porque lo hacan muy bien. Yo, ademsdel carnet del Centro Asturiano, tena otro de la Unin Fraternal, donde haba mujeres muy bonitas, negras y mulatas que bailaban muy bien. Una vez me llamande la Secretara y me dicen: "Arcao, para nosotros es un honor que Ud. baileaqu, pero afuera hay muchos blancos que van a protestar porque ellos no pueden entrar a bailar y Ud. s". Y yo les contesto: "Eso no es problema. Dganles que yosoy negro. Miren mi carnet de la Unin Fraternal..."

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    Alguna ancdota especial relacionada con su msica?

    Recuerdo que en mi programa en la emisora Mil Diez estrenbamos un danzndiario. Al cabo de los das sumaban tantos, que uno ni se acordaba de ellos. Unamaana salgo a la calle y veo que delante de m camina un muchachito, un negritodelgadito de 17 aos ms o menos, chiflando una meloda bella, bella. Y me digo:"Yo conozco eso, pero de dnde?". Estaba muy bien chiflada, muy afinadita. Apuro el paso para alcanzarlo y le pregunto: "Oye, eso que ests chiflando,dnde lo oste, en una pelcula?". Y l me responde: "No, maestro. Ese danznse llama "Isora" y lo estren Ud. anoche en la Mil Diez". No, no, mtame...Ja, ja, ja...

    Sin tomar apenas impulso, el maestro se levant de su butaca y al minuto estabade vuelta con su flauta, tan prodigiosa como aquella otra de los cuentos infantiles,

    pero con la diferencia de que si la de Hamelin arrastraba ratones tras de s, sta convocaba a miles y miles de bailadores.

    Arcao no se hizo de rogar para interpretar fragmentos de "Almendra" y pasajes de otros danzones, en medio de ocasionales comentarios sobre la mejor forma de respirar. Nosotros, por nuestra parte, seguamos con nuestros pies los acordes y escalas que l dictaba a ese espacio eterno al que vuela la msica. Despus

    de despedirnos de l, hicimos a pie todo el camino de vuelta, silbando viejasmelodas y hasta remedando pasillos danzoneros, bajo la mirada atnita de quienes no tenan por qu saber que regresbamos de la historia. De la casa deese cubano a quien con toda justeza llamamos El Danzonero Mayor.

    (1) Antonio Arcao falleci en La Habana en junio de 1994.