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páginas JlustradasSE PUBLICA CUATRO VECES POR MES

~~====~==============================~~~~==~llño I ( Propietarios: Calderón Hermanos ) N~:-;9.

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-PIRECTOR. 91'6spel'e ~alder6n + f's.OMOR .. ;;lIberte ~ed¡na

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Fot, RuddSeñorita Leonor E~pinach

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.~....,,.~"''''.-.San José¡ Costa Rica.-llmérica Central.-2 de llgosto de 1904

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El ataque á viva fuerza contra Port-ArthurDesde que fué conocido el resultado de la batalla de Kin-chew, se viene

hablando de la probable caída de Port-Arthur. Todos los cronistas y críticosmilitares, con rarísimas excepciones, consideran segura la toma de la plaza,en cuanto los japoneses verifiquen contra ella un ataque á viva fuerza, demodo que se apoderarán del llamado Sebastopol del extremo Oriente, en elpunto y hora en que se lo propongan. No ya el ataque regular', sino el com-bate preparatorio de la artillería, se considera generalmente que serán inúti-les; y hasta se han llegado á relatar los incidentes de un supuesto consejo deguerra celebrado en Tokio, en el cual el Mikado había desistido de conquis-tar Port-Arthur, porque ello imponía el sacrificio de cinco mil vidas.

E! ataque á viva fuerza es el más expedito y á menudo el menos san-griento, pero no se puede emplear siempre, porque su éxito depende, másque del atacante, del defensor. Tropas desmoralizadas por derrotas anterio-res, de poca cohesión é impresionables, defienden mal una fortaleza. En laguerra franco-alemana se dió repetidas veces el caso de rendirse una plaza,bien abastecida y con buenos elementos de defensa, ante la in tirnación de unbombardeo hecha por fuerzas insignificantes. Pero también se dió el caso deotra plaza, Belfort, que se sostuve meses y meses ante tropas muy superio-res en número y provistas de una formidable artillería, sin que el á ni m o deldefensor decayera; y si sobre Belfort y su cormuroa Ilota aun el pabellónfrancés, débese exclusivamente á la hcróica resistcncia opuesta por sus de-fensores, y á su cabeza el insigne coronel Denfcr.

Sin conocer la situación moral y material de lns tropas del generalStóssel, no S) puede deducir si el ataque á viva f'ucrzn contra Po rt-Arth u rdará ó no buen resultado. La línea de f'o rti licncio ncs exteriores es demasia-da extensn-cerca de veinte kilómetros-y los fuertes que la co m poue u sonobras de cam paña y de posición, que no cuentan con los medios de protcc-ción y de resistencia pasiva que proporciona la fortificación pcrmnncntc.]

Dados los antecedentes que suministrn la presente guerr:l, es de supo-ner que los japoneses no vacilarán en dar el asalto á esa línea exterior, aun-que sepan que van á sufrir enormes bajas porque el gcnurul Sto- sel podráenviar refuerzos á 10R puntos amenazados y el grande alcance de los cañonesde plaza permitirá que cooporen á la defensa los fuertes laterales. No obstan-te, si el sitiador cuenta con tropas suficientes y se empeña en romper la lí-nea exterior, creemos que conseguirá este objetivo.

Quedará entonces reducida la defensa á los fuertes marítimos, y á losde tierra inmediatos á Port-Arthur; y contra ellos ya no valen asaltos, ni elvalor personal, ni la energía del atacante. Se impondrá primero el ataquepor la artillería, operación lenta y bastante difícil; y sólo después de apaga-dos los fuegos de los fuertes y quebrantados éstos, podrá acudirse á las aco,metidas á viva fuerza. Mas, así como cabe una resistencia tenaz y empeñadaen este último período, también podría suceder que se desmoralizase el sitia-do y se rindiese á la primera demostración seria que ejecutara el atacante.

De todos modos, y á pesar de la debilidad de la línea defensiva en lossectores N. y O., no es una operación tan fácil y hacedera como nos la pintan,la toma de Port-Arthur. Cuando se reflexiona que en la batalla de Kin-chew,

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- cuyas posiciones defeud ían ocho mil rusos, dejaron los [ap meses en el cam _po muy cerca de diez mil hombres, según noticias recientes, calcúlese lo quepodrá costar la rendición de Port-Arthur; al precio de cinco mil bajas, nohabrían vacilado los generales del Mikado un solo día en dar el asalto.

A título de curiosidad-porque apenas cabe comparación desde ningúnpunto de vista entre Port-Arthur y el renombrado puerto de Crimea,-recor-daremos que el sitio de Sebastopol costó á los franceses 95.615 110mbres y22.182 á los ingleses; también los turcos y piamonteses perdieron algunosmillares de hombres.

Mas recientemente, los rusos sufrieron muchos millares de bajas frenteá Plewna, que se empeñaron, sin conseguirlo, en conquistar á viva fuerza,desplegando procedimientos análogos á los que ahora usan los japoneses, esdecir, empleando gruesas masas en orden cerrado. El talento y los conoci-mientos de Todleben dieron el resultado apetecido, evitando que Plwna seconvirtiera en el cementerio del ejército ruso en masa.

No sabremos ahora cuántos muertos y heridos habrá costado á los ja-poneses el rendir á Port-Arthur, si efectivamente esta plaza caé en sus ma-nos; conociendo su especial manera de redactar los partes habrá que multi-plicar el número de bajas que confiesen, por 10 menos por el número 5; ycomo el resultado darfa una cifra aterradora, no creemos que las cosas va-yan tan deprisa como se cree, ni son tan ciegos los amarillos que quieransepultar rl'gimientos enteros de sus mejores tropas, por alcanzar un resulta-do más fácil de obtener por otros medios que el del cacareado ataque á vivaIucrzn.

El Capitán SUBRIO ESCÁPULA

(De I,« auerr« Ruso-.!njJlIlIrsa)

o»; &duardo (!!uevasLa apreciable revista semanal de ciencias, artes y literatura, que con

el título de «Páginas Ilustradas» se publica en San José de Costa Rica, pu-blica como página de arte los retratos dc nuestro compatriota don EduardoCuevas y del distinguido é ilustrado caballero don Carlos Gagini, autor elprimero de la música y el segundo de la letra de la aplaudida zarzuela «ElMarquez de Talamanca- de la cual conocemos las preciosas selecciones queha ejecutado la banda de Bomberos.

Mucho celebramos que IIn ponceño como el señor Cuevas sea objetodedístíncioues en un país tan sano y culto C0ll10 Costa Rica, donde el verda-dero mérito se estima en lo que vale.

Felicitamos al señor Cuevns, q nicn 110 debe olvidar que aquí euPonce,donde está el hogar de su anciano padre, hay amigos que le estiman.

De El Aguila de Puerto Rico

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f}a 61'era(Continuación)

La earzuela española, creada en el primer tercio del siglo XVII bajolos auspicios de Felipe IV para hacer competencia á la compañía de los Cañosdel Peral, debió su nombre al teatro construido precisamente en el jardínde la zarzuela, antiguo zarzal donde 01vidaba sus penas al uel anecdóticomonarca. Se la ha confundido con la ópera cómica, y mnla mente á mi juicio,porque, si bien es verdad que se le aproxima por lo ligero de su música,también se acerca á la opereta por la mezcla de d ecla runción y canto, yenocasiones se eleva á la ópera seria por la grandiosidad de su concepción.

¡¡Qué tienen dc cómicas La Tempestad y La Marseiiesa, por ejemplo'?¡l,Por qué no llamar cuasi-óperas á Mccrina. y Luz y Sombra? Yo creo que lazarzuela es un género mixto, que puede ser drama y hasta tragedia musicalsi se basa en piezas musicales de este carácter, sobre todo cuando su estruc-tura harm ónica y su desenvolvimiento metódico las autoriza para tanto, yque en otras ocasiones puede ser cómica y hasta bufa si desciende hasta elcampo especialmente asignado á tales composiciones. Y si nó dígaseme ¡l,hanperdido mucho de su carácter Mtiru: y Trauiata al ser sarzuelizadas'? ¡l,Nopodría hacerse otro tanto con Lohenqrin. y Guillerrno Tell? Y en cambiono serán óperas cómicas La Gran Vía y la Verbena y podrá ser algo másque un sainetón de la más chocarrera butonadael indecente Ki-Ici-ri-Ici?

Para terminar con esta menuda ser-ie de composiciones dramáticas conacompañamiento de música, me falta solamente decir cuatro palabras sobre elbaile, la pantomima, y las COlll posiciones del género feérico, fiaba ó téerie.

Aunque el baile fue conocido como elemento del drama escénico entrelos antiguos, pues se sabe que los griegos y los romanos representaban alson de música las hazañas de Hércules y Baco, la invención del drama baila-do no sube más allá del siglo XV. Es género nctamente francés, encaminadoexclusivamente á halagar la imaginación.

Aunque en este género se han compnesto obras tan notables y de tangracioso dramatismo como Las Silfides de Mnsset, Bralrma y otras pocas, alpresente se le consagra tan solo á amenizar los intermedios de las óperas delegítimo carácter.

La pantomima, confundida por algunos con el ballet, se diferencia deél «n que la acción dramática y el juego escénico son más determinados yestán sometidos á un desen vol vimiento tan lógico como el de cualq uiera otrapieza de más elevado carácter.

Las hay tan hermosas como la Cenicienta, Flor de nieve y otras enque, por más que los personajes no tengan acción hablada, se dejan compren-der con tanta mayor facilidad cuanto que la música se encarga de suplir loque falta á la palabra. Es una de las más graciosas manifestaciones del géne-ro onomatopéyico é imitativo.

El género feérico, ó maravilloso, comprende las piezas en que la fan-tasía de la leyenda y lo fastuoso de la presentación suple la falta de fondo yhasta en ocasiones la de la palabra.

Según unos, se derivaría de los trioaltini ó marionetes italianos; se-gún otros á la fiaba itálica precedió la téerie francesa. Parece que su inicia-dor en Francia fue Felipe Quinault, que en 1672 hizo representar las óperasfeéricas Teseo y Alcestes con la cooperación musical de Lulli. Sin embargo,antes que ellos, el italiano Baltazarini había puesto en escena ante Catalinade Médicis, en 1577, una pieza de este carácter titulada Las aventuras de Cir-ce, cuyo costo alcanzó á 1.100,000 francos.

Y basta de mostacilla. Pasemos á ocuparnos de la ópera seria, un pocoantonomásticamente llamada también ópera lírica,

452 (Oontinuará)

G! C3adejosPara Pcíginas Iuistrcuias

Es tarde Señor, y debemos pasar el Bajo de los Piuses antes que ano-chezca, mire que el cadejos sale más arribita del puente y yo le tengo miedoá ese alimal. Así me hablaba el guía, un concho fornido y vivaracho que me

.acom pañaba en mis excursiones.y has visto al tal cadejos ?-le pregunté-Ah Señor!, no me lo miente

siquie1·a.-Dos patatuses me han dado el primero fue trepando la cues-ta de Peoresnada; venia yo como á eso de las once de la noche, y oigo unruído así, como quebrando palos secos, me pongo á ispiar y como hacíaluna voy viendo la alimaña, Señor! Así como un perro, con la cola lanuda,y le sonaban los cascos como cuando tocan la puerta yo arranqué ájuir, y ni por el dianchi volví á ispiar, pero al llegar á la tranca del dijun-to Raimundo (haciendo un movimiento con la mano) tas ! derechito al sueloy caí trabao; trabajo les costó volveme Otra vez, venía yo de dejar unosjoscos, como á la media pa las siete, entre oscuro y claro y al salir á la tran-ca del cafetal me se atraviesa el maldito cadejos. Saqué la cutocha, pero elalimal se encajó en una madre de itavo y dice á ispiame y yo á querercortalo; en una de tantas, me se escabulló y apenas dejó el olor á azufre .

y tiene olor de azufre '?-Sí señor, si es alimal del infierno y persigueel maldito, cuantimds si uno no lleva la contra.

y cuál es la contra del cadejos Y Pues es una yerba que vende unamujer de Rabo de Mico en Escasú es que dicen que el cadejos con esacontra, se enrosca todito y no hace daño.

Que le cuente un mentao Damián, que vive por la panadería del Galli-to, en la Ciudá, lo que le pasó con el cadejos, bajando la cuesta del escobai.: ..pero, descansemos aquí en la vivienda de mano Candelaria, yo soy conocidoy aviaos que nos den café.

Una casa con techo de teja de barro ennegrecida por el tiempo. Lasala, una sala-dormitorio, dos camas ordinarias de madera y una tijeretacon un petate. En el fondo una mesa y sobre ella un camarín de lata con unSan Jerónimo dentro; á cada lado una botella, á manera de floreros conpastoras y tuete; en la pared dos santos en marcos de lata y prendidos conespinas de tuna, pedazos de la Gaceta con hojas del Almanaq ue de Bristol.Hacia la derecha una puerta que comunica á la cocina, una cocina bajacon paredes de caña brava; á un lado el molendero, una tabla gruesa de ce-dro sostenida en cuatro estacones; el fogón con los tinamastes y un horno.En el molendero los platos puestos en fila, escudillas y dos tazas grandespintadas de amarillo y rojo; en la pared varias estacas donde se ven las jíca-ras, y en un hueco la tabla con el r a sp a d u l c e que fué cruceta en sutiempo. Sobre el fogón, el tabanco con leña de poro y quizarrá y un calaba-zo suspendido por una coyunda ennegrecida por el humo.

Dos chiquillos sentados en un banco de tres patas toman la bebida,agua de dulce caliente con plátanos asados.v-Una mujer vieja y sin dientesempeñada en soplar el fuego y la leña empeñada en no arder.

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•• ., .J

Alabao sea Dios! mano Candelaria-dice mi guía llegando á la puer-ta de la casa.--Pasen palante y toman descanso, contestan desde adentro,y sale á la puerta un hombre delgado, tomado de reumáticos, medio do-blado y con un pañuelo amarillo en la cabeza.-Deonde vienen'? Puesacompañando á este Señor-contesta mi guía-que juimos á hacer unaespeculación por el monte.-Mire allá y anda con máquina de sacar vistasy juminante, preste y le pongo eso aquí junto al camarín. Siéntensen man-que sea en la cama. Miquela! trete un tísón paqui humen estos Señores,húmense este purito.

Fot. J. F. Tristón TIPOS N ACION ALES

Hablamos del tiempo que estaba muy malo, del trijolar comido dejabato y qué se yo! Mi guía se engolfó en una larga historia de una vacachontaleña, cuando de repente o írnos gritos que se acercaban á la casa yuna muchacha entra á la sala y se sube á una de las camas gritando ypidiendo auxilio.

Tata! tata! el cadejos!! lo acabo dispiar. Pero ques hijá! diceMiquela, saliendo de la cocina. Mama, mama el cadejos me salió, vayan ávelo junto al canasto de maíz.

Ñor Candelaria y mi gnía no se atreven á salir; no vaya Don José,me decían, mire que lo apercolla el cadejos y aunque lo tire no le entrabala.

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Salí de la casa, baj é una ladera y al llegar al río veo un peq ueñoanimal deslizarse entre los arbustos de la orilla; hago fuego con mi esco-peta y logro coger al cadejos. Vuelvo á la casa y la m uchacha se tapa lacara para no ver la alimaña; el guía y Ñor Candelaria se santiguan y noquieren acercarse.- Fueron inútiles mis esfuerzos para hacerles co m pren-der que aquel animal no tenía nada de malo. -- El cadejos se le había pre-sentado á la muchacha mientras lavaba el maíz á la orilla del río.

Pasado el primer susto la muchacha contó con detalles la aparicióndel animal malo y agregaba que cuando ella había visto al cadejos las ra-nas habían hecho un ronquido muy feo y que una lechuza había salidovolando por entre el monte .

Después de oír espelusnantes historias de cadejos y duendes, mi guíay yo seguimos el camino. ...

En el Museo Nacional averigüé algunos detalles de aquel animal qnetánto preocupa á nuestros campesinos.

Pertenece :í la familia Procuonidae, á la cual pertenecen también elMapachín, el Pisote solo y de manada .Y la Martilla (1). Habita desde Mé-jico hasta Costa Rica. En aq ucl p.i ís lo llu m a n Cxcomistee; en nuestro paísno tiene nombre vulgar. Su günel'ü (le vida y costumbres no se conocenbien todavía, es de tamaño m od inuo, el hocico puntiagudo y la cola larga ypoblada; el pelo del cuerpo es COI'to .Yde color gris.

El miedo que nuestros campesinos tienen al Cadejos exalta sn imagi-nación y lo ven muy distinto de In que e". Cuentan de ese animal multitudde encuentros y aventuras y la descrtpclón q ue de él hacen concuerda mu-cho en los diferentes pueblos, pero es creencia q ue no es tan dañino como laCequa y que sólo persigue á las personas para asustadas (2), En todo caso,el cadejos es una de las creencias populares q ue bien vale la pena recordar,

19 Julio 190·Lo .

(1) Su u ornbre eiuut íflco ('S N(j.-:8~11'i8,'I/"; ,'-:/II/I.i('/¡j'osti, 8(tII~.'L

('2) r unlqutor otro :\Iamif'ern. d·, (' "lIlIllhn ...•:-; 111l('1I1rrl;l": pllerlp r"prf>;;';I'ntar á los umidos unCadejos; 1:1 vspecie a)lulILnda. nn teriormeute , dcseuipcúó el J.HIJ)(·¡ de aquel ser fautaatico.

J:os oi os nep ros eJe .!lulia

¿Eva era rubia? Nó. Con negros ojosvió la manzana nel jardín: con labiosrojos i-robó su miel; COIJ labios rojosque saben hoy más ciencia que los sabios.

Venus tuvo el azul en sus pupilas,pero su hijo no. Negros y fierosencienden á las tórtolas tranq uílaslos dos oj, s de Eros.

Los ojos de I!lS reinas fabulosas,de las reinas magtufica- y fuertes,tpnfnn las pupilas tenebrosasque daban los amores y las muertes

Pentesilea, reina de amazonas,Judíth, espada Y fuerza de Bethulia,Cleopatra, encautadoru de coronus,la luz tuvieron de tus ojos, Julia,

Luz negra, que es más luz que la luz blancadel Sol, )' 1", azules de los cielos,luz que eI mas rojo resplandor arrancaal diamante terrible de los celos,

Luz negra, luz divina, luz que alegraIn. luz merí dioual , luz de las niñasde las grandes ojeras, .oh luz negraque h ace cantar á Pan bajo las viñas!

RUBF.NDARÍO

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§!Jantarenas

Una de las dos comarcas que, además de las cinco provincias, cons-tituyen políticamente el país. Comprende toda la parte del litoral delGolfo de Nicoya, hacia costa firme, desde el río Lagartos, límite con Gua-nacaste, hasta la desembocadura del río Naranjo en el Pacífico, limitandohacia el interior con la provincia de San José. L~go se ensancha su terri-torio hacia el interior. siempre por la orilla izquierda de aquel río que lasepara de la provincia de Cartago hasta tocar los límites con Colombia,los cuales siguen hacia el S. hasta Punta Bu rica, También está bajo sujurisdicci6n partedel litoral del aPenínsula de Ni-coya. Su suelo esnaturalmente pIa-no y su clima cá-lido. Sus produc-ciones agrícolaspuede decirse queson las de to-do el pa ís. espe-cialmente las delos climas cál idos.Se hace una grane x p o rtac i 6 n demaderas, conchaperla, algunascantidades de oroy otros artículos Fot. o J. Sií va Vista en Puntar enasen menor escala.Sus salinas son muy ricas y el comercio <'lecabotaje muy activo. Su sueloestá regado por todos los ríos que vienen deli nterior del país por la ver-tiente del Pacífico, excepto el Tempisque y los que corren hacia el O. deNicoya. Esta irregular y an6mala constituci6n de su territorio, es debidoseguramente á la despoblaci6n de algunas de sus regiones y á la falta debuenas vías que para ellas hay de las provincias del interior, como SanJosé y Cartago, á las cuales les sería difícil entenderse con las autoridadesde Golfo Dulce y Térraba, lo que por la vía marítima es más expedito.Está dividida en tres cantones: central, compuesto de la ciudad y puertodel mismo nombre y de los siguientes barrios 6 distritos, Presidio de SanLucas, Pitahaya, Ciruelitas, Puerto Alto, Chacarita, Morales, Agujas,Chomes, Lagartos, Chira, Avangares, Cabo Blanco, Lepanto, Jlcaral, Pa-quera, Gigante, Tambo¡', Corozal, Rio Grande, Curú, Montes de Oro, Ba-

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rranca y San Miguel. Los nombres en bastardilla. corresponden al litoralde Nicoya. Además los cantones de Golfo Dulce y Esparta. Véanse estosnombres, todos con 15.366 habitantes.

PUNTARENAS.-Ciudad capital de la comarca y cabecera del cant6nprimero. Fué erigida en ciudad el 17 de Setiembre de 1858, y puerto prin-cipal del Pacífico, el 25 de Noviembre de 1864. Es el único puerto habilitadoen el Pacífico para el comercio exterior, y el mejor de Centro América.Está situado en una lengua estrecha de tierra y arena, que le da su nom-bre, en la parte oriental del Golfo de Nicoya, como á 80 Km. de San José.Se comunica con el interior por una carretera y con un ferrocarril de50 Km. hasta Esparta. Puntarenas perdi6 mucho con eVestablecimientodel Ferrocarril al Atlántico, porque era el puerto único para la importa-ci6n y exportaci6n con tránsito por el istmo de Panamá. La ciudad esmuy pintoresca, sus calles son amplias y rectas y tiene muchos edificiospúblicos y particulares notables, casi todos de madera, un buen muelle yhospital de caridad. Su clima es cálido y más sano que el de puerto Li-m6n. 3,465 habitantes.

(Diccionario Geográfico de Costa Rica, por T. F. Noriega.)

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PRISRJE(Al pie de un cuadro de mi amigo el artista Ezequiel Jiménez Rojas)

La tarde sus dorados cortinajesEchaba. sobre el mar, que cariñoso,Reprimiendo sus ímpetus salvajes,Tendla en la ribera,Al compás de su acento rumoroso,El manto de su espuma, a la maneraDe una estupenda sábana de encajes.Las gaviotas cruzaban la llanuraDel mar, buscando la lejana roca

COIl vuelo perezoso,Cual cruzan por la mente los recuerdosLentos l' tristes que el dolor evocaEn horas de sileucio l' de reposo.Una vela distante parecíaFlotando allá en ellimíte indecisoEnqu- el azul del mal' se confundiaCon el azul del cielo, un" quimeraDe esas que flotau intangíbl-s, puras,-A la pobreza intelectual esquivas=-En torno á las cabezas pensativas.y el pobre Juan, el viejoMarino retiradoQne en otro tiempo, mocetón garrido,Habla con las ondas batallado,

Sin ser jamás por ellas abatido,Solo, con sus ensueñosy con su tosca pipa,Dejaba navegar el pensamientoSobre el agua trauqui+a del pasado,Fidelísímo espejoPor el cual desfllaban una a una,-Como débiles sombras que cruzaranPor el disco brillante de la Iuna=-Las penas que amargaron su existenciaPor tantos deseng.uios combatida,y las horas felices de su vi da.

La tarde ya mortaEnvuelta en su magnífico ropajeSobre el Jecho del mar; y el triste ancianoFija la melancóf lca miradaEn el «scuro linde del paisaje,Retener parecíaCon la pujante fuerza de su anhelo

A llá en la lontananza,l.as aves, que semejan los recuerdos,y Id vela, que finge la esperanza!

Josá MARÍAZELEDÓN

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9Jon -41anue! .../1gui!arEn vano hemos buscado datos minuciosos referentes a este distin-

guido costarricense, a quien tocó el puesto de tercer Presidente de nuestrapatria.

En la Re'vi<ta de Costa Rica en el siglo XIX encontramos los siguien-tes apuntes que trascribimos para acompañar el retrato del señor Aguilar.<El T." de Febrero de 1849 el Gobierno del Estado de El Salvador emitióun decreto ordenando la entrega á Costa Ieica. de los restos mortales deD. Braul io Carrillo y deD, Manuel Ag uilar, no só-lo por pedirlo el Gobiernode ésta, sino por ser justoque tan buenos servidoresde su patria reposaran elúltimo sueño en la t ier radonde vieron la pri meruluz. En el decreto se dis-ponía que talen trega s::hiciese con la mayor so-lemnidad; que se colocasenen elegantes urnas f un era-rias las cenizas de cadauno, y así guardadas sedepos ita sen en la Iglesiaprincipal del pun to dondeestu vieran enterrados y seles hiciesen pomposas exe-quias, con asistencia de lasautoridades de primer or-den.

Desgraciadamente, cir-cunstancias inexplicables, Don Manuel Aguilarhicieron que los restes de 3er, P,,,;s,ureN'I"'; n s GOS'fA R'CACarrillo no se encorrtra- Dibujo y fotograbado de P. Calderón

seno Como los del poeta Hered ia, no se sabe en qué pedazo de tierradescanzan ! Sólo Agu ilar volvió a Costa Rica, de donde saliera desterra-do, después del cambio político del 27 de Mayo de 1838.

Con justicia fueron reclamados por su patria los restos de Aguilar;fué un ciudadano distinguido, un patriota sincero, un hombre culto é ilus-trado y tuvo, sobre todo, un corazón donde solo se albergaron la honradez,la benevolencia y la verdad.

Electo en Abril de 1837 para desempeñar la primera Magistraturadel Estado, dio muestras, en puesto tan alto, de cordura y sencillez. Du-

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1¡,1

rante su corta Administración, se emitieron import:lntes leyes, se cons-truyeron caminos y, en una palabra, se continuó dando al país el impulsoque, por la senda del progreso, le imprimieran los antecesores en el ejer-cicio del Supremo Poder.

El movimiento político a que nos hemos referido antes y que diolugar a su destierro, determinó el fin de su apenas iniciado Gobierno, quesin duda en su período completo hubiese permitido cosechar más sazona-dos frutos.

Don Manuel Ag u ilar murió el 6 de Julio de 1846, cuando representa-ba á su país en la Dieta Centroamericana, reunida en el Estado de El Sal-va dor.>

(!!uenlo ~¡sticoSA 'TA CATALIN.\ DE SENA y NrCOL1\.S TULDO

La ciudad de Sena e rn COIllO la enfer-ma q ue busca vanamente un lugarcómodo en el lecho para engañar su dolor. Había cambiado muchas veces sugobierno republicano por consulados y por asa m bleas de burgueses, perolos gobernantes civiles se mostraron dóbiles é ineptos y el pueblo los arrojódel poder.

El año de 1368 de la gloriosa Encarnación del Hijo de Dios, el gobiernose compuso definitiva mon te de. catorce :l1agistrados, escogidos entre los arte-snnos más honrados de la ciudad, y se for m ó Ull Supremo Consejo llamado.EI Monte de los Reíor-mndo res- Pero el pueblo que los h.ib ía levantado alpoder, dejó subsistir á Los Doce, que erun doce banqueros nobles. Estos cons-pi rn han para vender la ciudad.

El César alemán era 0,1 alma de la conspiración y ofrecía sus lansq ue-netos para ascgurnrso del éxito: aquellos arto sunos Gran implacables pa r.rjuzgar ú los conspirudorcs, y supieron que un g"lltil hombre de Pusea, lla-mado Nicolás Tuldo, había si.lo cn v iu.Io para contratar la compra de la ciu-dad. Este gentil-hombre era apuesto y joven, sabía seducir á las mujeres yya había ganado muchos prosélitos á su conspiración, cuando los Magistra-dos del «Monte de los Retorrnadores- lo hicieron comparecer ante su Sere-nísimo Consejo, y habiéndolo juzgado, lo declararon culpable de atentar con-tra la libertad de la ciudad. Nicolás contestó con altanería á todos aquelloszapateros y carniceros; pero cuando se le notificó la sentencia de muerte, sedesvaneció, y así le condujeron á la cárcel. Volvió en sí y toda su sangre ysu espíritu se revelaron ante la idea de morir, Todas las placenteras imáge-nes de sus pasados goces le obcecaron, y al pensar que no volverían nunca,se tornó en desesperación su asombro. Se golpeaba contra los muros y con-tra las rejas de su prisión; á los gritos vino el carcelero y le encontró portierra, bañado de sangre y de espuma. Se dió cuenta al Consejo del «Montede los Reíormadores-, y Juan Rancontí, ladrillero, habló así:

-Este hombre debe pagar su crimen con la muerte; pero su alma esde Dios, puesto que Élla creó, y no conviene que muera en la desesperacióny en el pecado. Aseguremos, pues, su salvación eterna por cuantos mediosestén á nuestro alcance.

Matteino Renzano, panadero, se levantó también y dijo:459

-Has hablado muy bien, Juan Rancontí, y conviene enviar á Catalinaá la prisión del reo.

En aquel tiempo Catalina, hija de Giacomo, perfumaba la ciudad consus virtudes, Habitaba una celda en la casa de su padre y vestía el hábito delas Hermanas de la Penitencia. Bajo su traje de lana blanquísima ocultabaun cilicio y todos los días se disciplinaba una hora; algunas veces enseñabasus brazos macerados y cubiertos de llagas y decía:

-Hé aquí mi belleza.En aquellos aii.os tristísimos para la ciudad de Sena, Catalina visitaba

á los prisioneros y á los enfermos.Catalina, advertida por los Magistrados, fué á visitar á Nicolás Tuldo

á su prisión. Le encontró blasfemando y tendido sobre ti pavimento. Enton-ces Catalina levantándose el velo blanco con que se cubría la frente, se incli-nó á enjugar la espuma que manchaba la boca del blasfemo.

Nicolás la miró ferozmente y la dijo:- Vete, te odio porque eres de Sena. ¡Oh Sena, verdadera loba que hun-

des tus garras en el cuello de un gentil-hombre de Perusa.-Hermano mío, dijo Catalina, ¿que importa una ciudad y qué impor-

tan todas las ciudades de la tierra, junto á la ciudad de Dios y de sus ángeles'?Soy Catalina y vengo á invitartc á las nupcias celestes.La dulzura de la voz y la virginal belleza de Catalina esparcieron la

calma en el espíritu de Nicolás.Recordó los días de su inocencia y lloró como un niño .

El sol se levantaba sobre los Apeninos y blanqueaba la prisión con susprimeros rayos.

El alba, dijo Catalina de pie, hermano mío, vamos á morir, y levantán-dole le arrastró hasta la capilla en donde ~Fray Cattanio le confesó. Nicolásoyó misa y comulgó. Después se volvió hacia Catalina y le dijo:

-Quédate conmigo, no me abandones y moriré contento.Las campanas anunciaron el momento de la ejecución.-Hermano mío, dijo Catalina, te espero en el lugar del martirio.Nicolás contestó entonces:-¡Cuánta felicidad hermana mía! Me parece muy lejos todavía ese

momento y me tarda ya llegar al cadalso.Las calles estaban llenas de curiosos; después de haber caminado mu-

cho, llegaron á una de las alturas que dominan la ciudad, y desde donde semiraban los campanarios, las torres y las colinas.

-¡Oh Perusa! murmuró Nicolás, pero el pensamiento de Catalina le lle-nó de alegría el alma.

Llegaron al cadalso y allí estaba aro diliada Catalina. Nicolás subiómuy serenamente las gradas del patíbulo.

Catalina so levantó y le recibió como la esposa recibe al esposo, searrodilló cerca de él, y ella misma le colocó la cabeza sobre el blanco.

Después murmuró: "Jesús sálvalo.. El verdugo dejó caer su espada yCatalina recibió la cabeza entre sus manos; y la sangre que brotaba del cue-llo del ajusticiado bañó á Catalina y ésta se desvaneció junto al cadalso.

Dos mujeres de la Orden Tercera al verla sin conocimiento, se acerca-ron á limpiar la sangre con una esponga; pero Catalina, volviendo en sí, mur-muró:

-¡He visto el cielo! No me limpiéis esta sangre del pecador converti-do, no me quitéis mi perfume ni mi púrpura.

ANATOLE FRANCE

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--Ytpos nacionales

Fot. J. F. Tristán NUESTRAS CAMPESIN AS

Vestidas con sencillez, rebosando sal,\!9.por un cutis cuyos sanos co-lores no se deben más que á la niñez pasada respirando el aire puro de lacampiña, y nunca á los artificios engañosos usados aquí abajo en la colmenacapitolina, acuden todos 10s domingos nuestras pulcras campesinas á cogermisa.

Ante su mirada vaga desfilan los paisajes que nos presenta la Natura-leza, engalanada por las primeras lluvias del mes de las flores, y su oído yano parece percibir los melodiosos cantos con que nos recuerdan las avecillasque son libres, y que los cantos de los libres deben resonar á nuestrus oídoscon más armonía que la monótona canción del mujick ruso.

No piensan nuestras campesinas; esa mirada vaga, que parece indicaruna naturaleza soñadora en los bellos tipos de los campos de Tiquicia, se-meja al vuelo de la libélula que revolotea, revolotea siempre deteniéndosemuy poco sobre las flores brillantes de la orilla del pantano y que nunca valibando por los jardines como la abeja ..

Son esas mujeres la más patente muestra del irreflexivo carácter delos latinos, todo lo recorremos de una ojeada sin detenemos ante los detallesque harían nacer muchas ideas en la mente de un sajón.

y por desgracia, las mujeres que menos piensan en Costa Rica, no sonlas aldeanitas que recorren con menudo paso las calles que conducen á estacapital.

PHILIBERT DELORME

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$afadaSoñaba ..... Veía á mi madre adorada, tendida entre muchas luces pali-

das y tristes. Todos gritaban, y ya venía el soldador-ese verdugo incons-ciente-con sus hierros encendidos para cerrar por siempre el ataúd dondeestaba la madre de mi alma.

Todo lo veía negro. Y por más que trataba de convencer-me de quesolo era un sueño, lloraba más, mucho más.

Desesperado, recordaba las ternuras de mi madre, los inmensos sacri-ficios que había hecho por m í.

Quería quitarme la vida, pero dos férreas manos me impedían el másleve movimiento. Por fin pude dcsacirrne, y llevándome la mano al pecho,sentí qne mi angustiado corazón latía con fuerza inucitada.

y sólo entonces me pude convencer de que todo era un sueño, porquelatiéndome el corazón-me dije:-c~ im poaible que mi madre haya muerto.

LUIS 5AGARZAZU

Fot. O. J. SilvaUna calle d.e Puntarenas

Del proceso contra las sociedades modernas resulta que el hombrese corrompe por el ejercicio de la razón, y se purifica por la ignorancia .

•• •Cuando el despotismo está en las leyes, la libertad se encuentra en

las costumbres, y vice versa. La gloria es el egoísmo de los grandes hom-bres y el bien es la gloria de los hombres.

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0L -41undo !I Los flofllbresPor VICENTE VERA

Los hombres del porvenir.e=Gigantes de gran cerebro con cuatro dedos en los píos

Los hombres del porvenir, quiere decir, dentro de algunos centenaresde siglos, formarán una raza de gigantes, de gran cerebro y sólo con cuatrodedos en los pies. Así lo dice el profesor Bruner, jefe del departamento deFilosofía en la Universidad norte-americana de Butler.

El citado profesor ha llegado á tan curioso resultado como consecuen-cia de un estudio minucioso de la aplicación de los principios de la evolucióná la especie humana, teniendo en cuenta todas las circunstancias que han deinfluir constantemente sobre ésta.

El hombre de los siglos venideros tendrá una vida mucho más larga.Las enfermedades contagiosas estarán dominadas, no sólo previniendo lascausas de contagio, sino haciendo al hombre inmune contra éste por mediode vacunas, sueros etc. Todos los insectos culícidos, causa principal, si no laúnica, de la pro-pagación de la ma-laria, de la fiebreamarilla de las di-f.erentes filariasis,habrán sido exter-minados como lohan sido ya otrasmuchas especiesanimales perjudi-ciales á la h u 111 a-na. Los progresosen el modo de pre-parar y conservarlas sustancias ali-men ticias, ha r á nque los alimentossean más sanos.jylos adelantos de lafisiología determi-n - f t Fot. o. J. Silvn

aran per ec a- 'ld IP 'f' E '~dmente cuál es la Ferrocarn e aci lCO,- staclon e Puntarenas

dieta Iqu~ más convenga á cada individuo, según la clase de trabajo. Elconocimiento más perfecto del hombre y del mundo que le rodea, ha dehacer que los preceptos higiénicos sean mucho más claros, más categóricosy aún más detallados que actualmente; y como la higiene pública tiene queser mucho más perfecta, de aquí que, disminuyendo las causas de mortali-dad, la vida media irá siendo, cada vez más larga, el número de longevoscada día más numeroso, y después, por herencia, mayor en cada generaciónla tendencia á resistir más, á vivir más tiempo.

La mayor extensión de la educación y la más diestra gimnasia intelec-tual, tiene que producir generación tras generación, un más grande de sarro-

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1I0 cerebral; por otra parte, el uso, cada vez más extenso, de máquinas paralas acciones rutinarias, ha de salvar el cerebro de mucho trabajo menudo, y,por decirlo así, mecánico, por lo cual el órgano más noble del hombre se em-pleará en ejercicios, cada vez más altos y más finos. Una de sus facultades,la memoria, alcanzará un desarrollo prodigioso; pero será para principios ymétodos, no para minucias y detalles, que las máquinas y tablas repetidorasse encargarán de reproducir ó recordar siempre que sea preciso.

De la misma manera el ejercicio físico general, por medio de una gim-nástica funcional bien entendida, hará que el desarrollo corporal sea mayorque ahora, y la herencia, como siempre, fijará la tendencia á alcanzar mayo-res dimensiones. Por eso dice el profesor Bruner que en el porvenir, remo-to todavía, perceptible, la raza humana la constitnirán gigantes.

En cambio algunos órganos, ya en regresión marcada, llegarán á de-saparecer. Probablemente se reducirán notablemente los intestinos al dismi-nuir constantemente el trabajo digestivo por la mejor preparación de losalimentos. Desaparecerá por completo el apéndice vermiforme, causa, ahora,de gravísimas dolencias; será mejor el número de costillas, y los dedos me-ñiques de los pies irán reduciéndose hasta dejar de existir.

Ll sexo será prcdetcrm inable, y así, según las conveniencias socialesen cada región del globo se hará que predomine uno ú otro, y aun se alter-nará en generaciones sucesivas.

Tales son las p red iccinncs del profesor Bruner acerca del hOIl1ore deiporve uir, y á muchas de ellas no se les puede IlPg-ar cierta lógica.

"*----~-------

Valor Sllprelno ...,;liarina

No lloréis!." .. No lloréis, si la fortuna

os arrebata la ú h.íma ospcrauzn:

los sueños son un soplo de bonanza

y la esperanza, nn cisne sin laguna.

Eseribo junto al mur. ltrus en , irritada

la ola en la playa su furor e~I rella,

en tanto cruza candorosa y bella

tu imagen por mi mente enamorada.

En el cierzo que pasa, vive alguna

quoja de melnucólica romanza,

y no por ello pl c-ierzo cuando avanza.

se duele de la queja inoportuna.

En el oriente, rubia y nnc.rr.idu

la luz del '01 cropuscular dc-tella;

)' en lejana barquilla un ••.querella

le dicc un pescador á su adorada

Yo bien sé que el dolor es una flecha

que nadie del espiritu ha arrancado;

y por lo mismo que el dolor me asecha,

Si me fuera otorgado ioh dulce niúa!

amar como esa anónima criatura,

)'0 dejara mi lago y mi campi úa,

alta la frente, como buen soldado,

quiero caer, impávido, en la brecha,

aunque eu la brecha quede mutilado.

y en esta playa cou mi dicha á solas

cantaría tu belleza y mi ventura

al compás turbulento de las olas!

L. TORRKS ABANDERO RH'AEL SILVA

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