.Philippe Sollers Las variaciones del cuerpo · manera: mala hierba), anarquista de apariencia...

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. Philippe Sollers Las variaciones del cuerpo 1' :1 , , 1 1 li i i ¡ 1 :1 li 11 , ,- 'j ij l' :2 ,! li ili ;;;: C. Qué es una gran novela? Un organismo vivo que toma todo su tiempo para desarrollarse y que, mientras tanto, no nos deja un minuto insensibles; un conjunto fuertemente imbricado que muestra, a cada instante, sus detalles. También es un libro para todos (¿qué va a ocurrir? ¿qué le pasará a este personaje?) y para algunos (¿cómo es que el autor teje la trama? ¿cuáles son sus intenciones ocultas?). Esto es La inmortalidad, sin duda la más planeada de las novelas de Kundera, pero también la más audaz. Corrió el riesgo cuando bien hubiera podido no hacerlo y explotar tranquilamente una fama sólidamente establecida. Lo hizo justamente por eso: porque Kundera no cae preso en las redes de su propia imagen. Una vez más, se escapó. Decididamente, la vigilancia era débil. ¡Mago sagrado! ¡En pleno París! ¡Sin nada en las manos, sin nada en los bolsillos! ¡Únicamente con una máquina de escribir! Y además quiere que lo leamos de la primera a la última línea! Y bien, eso hicimos. El juicio: la novela es una obra maestra. La primera buena noticia es entonces la siguiente: Milan Kundera no tiene absolutamente ninguna intención de contentarse con ser Milan Kundera y acaba de firmar una maravillosa y diabólica novela "francesa" con el nombre de Milan Kundera. Es como si Kafka, de regreso entre nosotros, mandara a paseo todos los clichés y todas las tesis acumuladas sobre él para cautivarnos, una vez más, con los medios mas simples y más inmediatos. La acción tiene lugar sobre todo en el Montparnasse ultramoderno, exactamente como antes en Praga. Es, incluso, como si Proust, lejos de ser el Proust anestesiado por el tono de sus comentaristas, se atreviera, en plena actualidad y delante de todo el mundo, a ser Marcel Proust. ¡Qué incongruencia! ¡Qué malestar para los noticieros de las ocho! ¡Qué pretensión! En La inmortalidad , quienes regresan a juzgar lo que se ha hecho con ellos en la vanidad del espectáculo, son Goethe y Hemingway. Están en el más allá, ni mas ni o c 24 Traducción de Adriana Gutiérrez

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•C.Qué es una gran novela? Un organismo vivo que toma todo su tiempo paradesarrollarse y que , mientras tanto, no nos deja un minuto insensibles; un

conjunto fuertemente imbricado que muestra, a cada instante, sus detalles.También es un libro para todos (¿qué va a ocurrir? ¿qué le pasará a estepersonaje?) y para algunos (¿cómo es que el autor teje la trama? ¿cuáles son susintenciones ocultas?). Esto es La inmortalidad, sin duda la más planeada de lasnovelas de Kundera, pero también la más audaz. Corrió el riesgo cuando bienhubiera podido no hacerlo y explotar tranquilamente una fama sólidamenteestablecida. Lo hizo justamente por eso: porque Kundera no cae preso en las redesde su propia imagen. Una vez más, se escapó. Decididamente, la vigilancia eradébil. ¡Mago sagrado! ¡En pleno París! ¡Sin nada en las manos, sin nada en losbolsillos! ¡Únicamente con una máquina de escribir! Y además quiere que lo leamosde la primera a la última línea! Y bien, eso hicimos. El juicio: la novela es unaobra maestra.

La primera buena noticia es entonces la siguiente: Milan Kundera no tieneabsolutamente ninguna intención de contentarse con ser Milan Kundera y acaba de

firmar una maravillosa y diabólica novela "francesa" con el nombre de MilanKundera. Es como si Kafka, de regreso entre nosotros, mandara a paseo todos losclichés y todas las tesis acumuladas sobre él para cautivarnos, una vez más, con losmedios mas simples y más inmediatos. La acción tiene lugar sobre todo en elMontparnasse ultramoderno, exactamente como antes en Praga. Es, incluso, comosi Proust, lejos de ser el Proust anestesiado por el tono de sus comentaristas, seatreviera, en plena actualidad y delante de todo el mundo, a ser Marcel Proust.¡Qué incongruencia! ¡Qué malestar para los noticieros de las ocho! ¡Qué pretensión!En La inmortalidad , quienes regresan a juzgar lo que se ha hecho con ellos en lavanidad del espectáculo, son Goethe y Hemingway. Están en el más allá, ni mas ni

o c 24Traducción de Adriana Gutiérrez

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menos, charlando sobre las enormes y malintencionadas tonterías de las que, sincesar, son objeto. Tienen sus ideas sobre nosotros , en suma, y éstas no son tantristes. Pero retomemos.Al inicio, el narrador está en un club de gimnasia con piscina y espejos quedomina París. Observa a una dama de 50 a 65 años que toma una clase denatación. La escena es, a la vez, penosa y cómica. En el momento en el que,finalmente, ella se va, se da la vuelta y hace un gesto con la mano, dirigido almaestro de natación , quien se mofa de ella. El gesto es furtivo, gracioso, joven,

tierno, sorprendente. Todo el libro va a reencontrar en este gesto el hiloconductor que atraviesa un relato múltiple (es, entonces, una novela sobre lasvariaciones del cuerpo). La imaginación se levanta, ya partir de este gesto,engendra a los actores: a Agnés, a su hermana Laura, y a su padre, maniático dela discreción; a Paul, el marido de la primera, y que después se casará con lasegunda, y con la que sigue (estudio ae la desintegración de las parejas).Otra fuente de inspiración: la radio, que el narrador escucha por la mañanasemidormido, flujo ininterrumpido y lleno de interferencias, mezcla de las vocesdesesperadas de los nuevos dueños del mundo. Eso es la novela: muertos más omenos célebres y en adelante sin defensa; vivos desorientados y sumidos cada vezmás en la irrealidad que se les ha fabricado. Mucha gente, pocos gestos, diceKundera. O mejor: mucha gente, pocas ideas. Las vidas son ahora desorientadas, ycomo si estuvieran registradas de antemano por la mirada de un Dios fotógrafo, semanifiestan bajo la forma de una indiscreción permanente. Algunos, cada vezmenos numerosos, sufren íntimamente por esta sobreexposición vacía y prostituida(Agnés, su padre); otros se agregan a la confusión en una especie deexhibicionismo suicida (Laura , su amante Bernard, Paul); y otros, en fin, muyraros , resisten sin ilusiones a este control total y estereotipado.Las imágenes, por todos lados, son órdenes; las voces de los slogans publicitarios sonel reino de lo que Kundera llama la "imagología" (todo el mundo va a repetir estapalabra durante los meses que vienen). Los ideólogos han perdido e~ poder(verificación reciente) en beneficio de los "imagólogos" que los han reemplazadocon enorme energía. La liquidación de la ideología (demasiado pesada, arcaica,Hitler, Stalin, Mussolini, Ceausescu y compañía) es acompañada, de ahora enadelante, por un control que se presenta a sí mismo como libertad caritativa, cáliday radiante; tanto más unánime puesto que ha sido inmediatamente aprobada en lossondeos públicos como el método irrefutable de gobierno. ¿Los imagológos? Máspoderosos que los hombres políticos, los propagandistas incansables de la pérdidade la realidad , son relevados por los empleados de la información, siempreconfusa: juegos, asesinatos, tanques , variedades , risas bajo comando.Mientras escribo estas líneas, un enorme cartel muestra , frente a mí, a un bebéllorando a gritos, con la boca abierta y una pierna enyesada. El cartel dice:"Gracias por meterse en lo que no le importa". ¿Quién podría oponerse a estanoble cruzada que es la defensa de los niños golpeados cobardemente? Nadie.Pero lo que cuenta aquí es, sin duda, no tanto la causa justa y necesaria de darprotección a la niñez, sino el consejo de echar un ojo sobre la vida privada de losdemás. Porque, después de todo, ¿por qué no debería hacer yo más felices a misvecinos, aun a pesar suyo? La mujer del piso de arriba, ¿no es demasiado infeliz?¿No existe acaso un deber sagrado que permite intervenir? ¿Y no estoy acaso aunmás obligado a entrometerme en lo que no me corresponde puesto que lo que síme concierne me aburre, me pesa y me exaspera? Esta novela de Kundera , porotro lado, ¿es francamente bienvenida? ¿No amenaza, sinuosamente, con desesperara Billancourt, perdón, a la democracia misma y a su irresistible futuro? ¿A laapoteosis de los derechos del hombre, coronada por la necrofilica inmortalidad delPanteón?

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El arte de Kundera se resume, me parece , en dos cualidades fundamentales: laprimera consiste en mezclar la gran historia con la pequeña historia (losacontecimientos europeos de los últimos dos siglos con la vida cotidiana de hoy, enParís), de manera que una arroje luz sobre la otra; la segunda es la enormefacilidad con la que el novelista extrae una idea perturbadora de una escenaconcreta (una mujer lucha físicamente por conservar a su amante; un hombrerecapitula sobre su vida sexual y se da cuenta de que lo ha olvidado casi todo ) obien, por el contrario, nos presenta, inesperadamente, una escena de reflexiónfilosófica. Sus novelas (ésta en particular), son capas de fluidos intercambiables,demostraciones de matemática existencial (nueva ciencia mágica). Vaya seguir lasaventuras tragicómicas de Agnés, de Paul, de Laura , y al mismo tiempo , lapatética y divertida historia de Goethe y de Bettina van Arnim (o: cómo un granhombre se convierte en presa del amor que una mujer se tiene a sí misma. Estilo:a los grandes hombres, la histeria agradecida). O bien: vay a indagar sobre lasperegrinaciones nocturnas del muy singular profesor Avenarius (dicho de otramanera: mala hierba), anarquista de apariencia conveniente que se dedica a latarea de destrozar las llantas de los automóviles con cuchillo de cocina, y al mismotiempo asistir al nacimiento, a principios del S. XIX, de lo que Kundera llama hornosentimentalis , romanticismo, amor extra-coito, " hipertrofia del alma" , poetismo,progresión narcisista, fascinación por la muerte inmortal, totalitarismo , yfinalmente, mercancía de imágenes desencadenadas, nuevo analfabetismo,abandono tanto de la razón como de la voluntad, impudor frígido ydesbordamiento de un corazón indiferente, todo envuelto en la "convulsióndemocrática de la risa".El diablo lleva el baile, pero lo peor es que es un buen diablo en el fondo, y porlo tanto invencible; su única característica mórbida es que, aun cuando se burla ,carece por completo de sentido del humor. Dios convertido en fotógrafoomnipresente, el diablo convertido en " Diabolo" , el erotismo y el ambigüedadmarcados por lo prohibido, el callejón que divide a los sexos desemboca, tantopara los hombre como para las mujeres, es una terrible depresión (el " Etern ofemenino" del padre Goethe nos lleva cada vez más al abandono, tanto de labelleza como del placer) -la bufonada demagógica escamotea la tragedia y larevierte-; esto es lo que nos espera en una novela que, si no es alegre , sí encambio es magnífica, astuta y terrible. En todo , salvo en la·ficción clandestina (florfrágil y compleja, colección de recortes y azares) , asistimos a la derrota del deseo yal triunfo eufórico de la muerte. Como si el programa del ordenador, anunciadoantes por un filósofo absoluto, mal comprendido y lúcido, fuera en adelante,definitivo: "Al final de la historia, la muerte vivirá una vida humana". ¿O undespertar? Sí, a la lectura de este libro, por ejemplo .<)

o Le Nouoel Obseruateur

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