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PILAR SORDO EL VALOR DE LA SONRISA Siempre se dice que la sonrisa es gratis y beneficia tanto a quien la da como a quien la recibe. Sin embargo, es extraño evaluar lo poco que sonreímos nosotros los chilenos. En un estudio que comencé hace poco sobre el silencio, un dato que apareció y que me llamó la atención es que los chilenos mayores de 18 años no nos alcanzamos a reír una vez al día a carcajadas. Parece triste, ¿no? Es como para preguntarse cuánto se están riendo los niños en nuestro país. Está claro que la risa fuerte en Chile molesta, la sentimos como una pérdida de control y falta, incluso, de buena educación. Si además tenemos claro que no lo podemos hacer mucho porque es un signo de poca seriedad y madurez, entonces uno empieza a entender por qué nos cuesta tanto que en nuestra cotidianidad nos vean reírnos de buena gana. También se plantea que si uno lo hace fuerte durante 45 minutos, utiliza alrededor de 400 músculos y es como si hiciéramos una hora de ejercicio, sin contar que se liberan endorfinas que nos hacen sentir muy felices. Con todos estos datos, ¿no será que nos falta ser más agradecidos frente a la vida y proponernos sonreír al otro desde el alma para poder acercarnos más? Una sonrisa nos abre muchas puertas, disminuye conflictos, distiende ambientes tensos y permite alcanzar aquello que pocas cosas pueden lograr. Los invito a preguntarse primero cuánto ríen en el día, por qué lo hacen y por qué no. ¿De qué depende? Pero por sobre todo los invito a sonreír y a darse cuenta de los efectos que produce en ustedes y en los otros y ver cómo mejora la calidad de vida de todos si construimos un país que frente

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PILAR SORDO

EL VALOR DE LA SONRISA

Siempre se dice que la sonrisa es gratis y beneficia tanto a quien la da como a quien la recibe. Sin embargo, es extraño evaluar lo poco que sonreímos nosotros los chilenos.

En un estudio que comencé hace poco sobre el silencio, un dato que apareció y que me llamó la atención es que los chilenos mayores de 18 años no nos alcanzamos a reír una vez al día a carcajadas. Parece triste, ¿no? Es como para preguntarse cuánto se están riendo los niños en nuestro país.

Está claro que la risa fuerte en Chile molesta, la sentimos como una pérdida de control y falta, incluso, de buena educación.Si además tenemos claro que no lo podemos hacer mucho porque es un signo de poca seriedad y madurez, entonces uno empieza a entender por qué nos cuesta tanto que en nuestra cotidianidad nos vean reírnos de buena gana.

También se plantea que si uno lo hace fuerte durante 45 minutos, utiliza alrededor de 400 músculos y es como si hiciéramos una hora de ejercicio, sin contar que se liberan endorfinas que nos hacen sentir muy felices.

Con todos estos datos, ¿no será que nos falta ser más agradecidos frente a la vida y proponernos sonreír al otro desde el alma para poder acercarnos más?

Una sonrisa nos abre muchas puertas, disminuye conflictos, distiende ambientes tensos y permite alcanzar aquello que pocas cosas pueden lograr.

Los invito a preguntarse primero cuánto ríen en el día, por qué lo hacen y por qué no. ¿De qué depende? Pero por sobre todo los invito a sonreír y a darse cuenta de los efectos que produce en ustedes y en los otros y ver cómo mejora la calidad de vida de todos si construimos un país que frente a cada situación parte con una sonrisa y no con un mal gesto, como muchas veces ocurre.