Pinceladas de relatos

24
Pinceladas de Relatos 1 ª Antología de Relato y Prosa Poética de “Orbita Literaria” ´

description

Libro de relatos y poesía, amenizado con pinturas, fotografías y dibujos

Transcript of Pinceladas de relatos

Page 1: Pinceladas de relatos

Pinceladas de Relatos

1ª Antología de Relato y Prosa Poética de“Orbita Literaria”´

Page 2: Pinceladas de relatos
Page 3: Pinceladas de relatos

Pinceladas de

Relatos

1ª Antología de Relato y Prosa Poética de“Orbita Literaria”

2010

´

Page 4: Pinceladas de relatos

Portada: “SOLEX-SEX FLOWER-3K” MARINO ROSETTI (ITALIA)

© Pinceladas de relatos.

© Del autor de cada poema e ilustración.© De esta edición. Órbita Literaria, 2010.http://orbitaliteraria.spruz.com/

Licencia de propiedad intelectualSafe Creative Cod. 1011097804982Todos los derechos reservados.

Maquetación: Karyn Huberman

Edita:

pasionporloslibros

pasionporloslibros

pasionporloslibroswww.pasionporloslibros.es

ISBN: 978-84-938501-0-4D.L: V-4459-2010

Page 5: Pinceladas de relatos

“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado,

un amigo que espera; olvidado, un alma que

perdona; destruido, un corazón que llora.”

Proverbio hindú.

Page 6: Pinceladas de relatos
Page 7: Pinceladas de relatos

Índice de Autores

Alejo Urdaneta……………….…………29 Aline Bruzas………………….………...21 Antonio Arroyo Silva…………………..107 Blás Martínez Fernandez……...………...58 Clara Patricia Cano Castrillón …..….…119 Doris Melo Mendoza…….……………..26 Emanuela Di Stefano………..………….88 Emilia Calderón de la Garza…..….…....105 Fabio Massulla….……..………………66 Francisco Peiró Giménez..…..………...101 Gustavo Leal………..………………....124 Iven Marino Mesina…….……………...90 Ignacio González Tejeda….………….....12 Jorge Murillo….…………………….....57 JPellicer……..………………………….45 Karyn Huberman ………………….…...72 Kiko de la Rosa ……..……………..…....67 Lidia Kalibatas…..………………….....11 Livloazul (Livia Susana Lobato)….….. 94 Lucía Santamaría Nájara………………67 Maite Menor Millán…………………..110 Manuel Parra….……………………….48 Maria Oreto Martínez Sanchos………….50

Page 8: Pinceladas de relatos

PedroPerico…………………………..……85 Rocío Pérez Crespo……………………..…113 Sandra Fontecilla Aravena……………....….16

Teo Revilla Bravo………………………….78

Vilma Ferreira……………………………117

Page 9: Pinceladas de relatos

[9]

Prólogo

Espacios para entrar y reinventarnos en cada entrega, en

cada visión, en cada comentario, en una mezcla de arte y

letra, añadiendo nuevas ideas que van definiendo una

personalidad creativa, un carácter que actualiza momentos

de expresión, en unas propuestas de habilidad literaria

cargadas de novedad y energía. Así se van interpretando

los espacios mediante la visión y la lectura, integrándose

en formas, estilos, cromáticas y literarias maneras, que

realzan el ritmo de esta órbita que se va agrandando como

un gran calidoscopio de colores, mágica, libre, creadora...

Respirar personalidad, habitar la atmósfera de uno

relacionándola con la del otro en lugares compartidos.

Mirar alrededor y sentirse bien en un mundo cálido,

sereno, íntimo y comunicativo.

Equilibrio, magia, misterio, formas de sentir esferas con

personalidad propia. Sabias combinaciones, sombras y

luces, placenteros encuentros con el arte, arropado entre

Page 10: Pinceladas de relatos

[10]

cosechas personales y ajenas. Obras maestras, nobles e

íntimos sentimientos, que la mente y la mano artesana

lanzan -llegados desde la sensibilidad- atemporalmente...

Trasmitir ilusiones o sensaciones en los colores, en las

líneas y trazos, en los volúmenes, formas o grafías

geométricas, en cada detalle o luminaria de color. En cada

verso escrito se manifiesta un universo de encontradas

inquietudes y estados de ánimo. La existencia misma

como arte y fusión de encuentros, en búsqueda constante

de un equilibrio que parece escaparse...

Teo Revilla Bravo

Page 11: Pinceladas de relatos

[11]

“Al borde del edén” - Lidia Kalibatas

La Plata – Argentina

Page 12: Pinceladas de relatos

[12]

“Aquella vieja máquina de coser”

Aquella vieja máquina de coser era uno de los objetos más

preciados en la casa de Jacinto.

Tenía cierta relación con la vieja mochila escolar que él

usó durante el cuarto año de primaria.

En esa época no se acostumbraba cargar con las enormes

bolsas o maletas de tela plástica que, en la actualidad, son

vistas en las espaldas de casi toda la juventud.

Era de piel clara y su tapa principal se cerraba con correas

y hebillas. Podía transportarse prendida de la mano, a

manera de portafolios y, en ocasiones, con los tirantes

incluidos, también podía llevarse a cuestas.

Su mamá llevó a cuestas toda su vida, claro, en el sentido

figurado, la máquina de coser, una Singer que

originalmente se accionaba mediante pedales mecánicos.

Con los incipientes avances tecnológicos de aquellos

tiempos, fue modernizándose de forma tal que se le

adicionó un motorcito eléctrico, el cual sustituyó para

siempre el vaivén del movimiento de los pies.

Entonces, simplemente con una leve presión al pedal, se

iniciaba el mecanismo que permitía subir y bajar aguja e

Page 13: Pinceladas de relatos

[13]

hilo con el objeto de unir dos pedazos de tela, ya fuera

para confeccionar una prenda de vestir o algún otro

elemento útil, como por ejemplo una bolsa, un mantel o

una cortina.

La máquina generaba trabajos alternos, como lo son el

zurcido de dobladillos, el forrado de hebillas y botones o

la colocación de ojillos en cinturones de tela. Jacinto y sus

hermanos eran expertos en esos menesteres, así como en

algunos otros de carácter doméstico; y es que tenían que

echarle la mano a su madre, de tal suerte que barrían y

trapeaban los pisos, lavaban platos, cocinaban, tendían el

mantel y 'hacían' las camas.

Ah, y no 'hacían' malas caras.

Ese mueble mecánico contenía toda una carga histórica: y

ésta tenía que ver con el desarrollo escolar y profesional

de todos y cada uno de ellos.

En buena medida, los alcances tanto en lo académico

como en lo económico, se debieron a los desvelos que

realizaba el único miembro femenino de la familia nuclear

utilizando esa vieja Singer.

Por cierto, para la creación de los modelos textiles, había

'figurines' y revistas de moda, así como también tijeras,

dedales, agujas, cinta métrica y alfileres: en suma:

instrumentos 'útiles' de trabajo.

Page 14: Pinceladas de relatos

[14]

Para el alimento del espíritu se contaba con libros,

cuadernos y 'útiles' escolares.

Y precisamente por cargar todos esos objetos, aquella

vieja mochila en ocasiones le provocó molestias en la

espalda al joven estudiante.

La máquina de coser no sólo le debió de haber provocado

a su mamá ese dolor lumbar que soportaba con estoicismo,

también le originó una pronunciada escoliosis o

desviación curva en su columna vertebral.

Cuando pasó a sexto grado de primaria dejó de cargar con

tanta cosa y la vieja mochila dejó de ser 'útil'. Su madre y

él decidieron su destino y éste fue, no el de tirarla a la

basura, sino el de permitir que a otra persona le pudiera

servir.

Por otro lado, la modernidad y el trabajo llevaron una

nueva máquina al hogar-taller de costura, motivo por el

cual la vieja Singer también dejó de ser 'útil'.

La mujer convocó a una reunión en la que propuso la

donación de la máquina a una de las hijas de su esposo.

Jacinto, en un principio, como que no lo comprendía bien.

La mochila que dejó al pie de un árbol, enfrente de la casa,

la misma que utilizó por dos años, la extrañaba bastante.

Page 15: Pinceladas de relatos

[15]

Y su mamá, ¿cuánto habrá querido su máquina? ¿Cuánto

la habrá extrañado? ¿Cuánto la habrá amado?

¿Y cuánto habrá amado a su esposo, para haber tomado

esa importante decisión?

Ignacio González Tejeda

México D.F. - México

Page 16: Pinceladas de relatos

[16]

“Catarsis en tres movimientos”

La partitura que estaba frente a su vista siempre le había

provocado los sentimientos más encontrados. La conocía

perfectamente, en tiempo e intensidad; pero el hecho de

que le moviera fibras muy profundas y selectas, provocaba

olvidos inexplicables y, por ende, errores garrafales en

cuanto a su ejecución. Aunque fuera solista, nunca tocaba

sin ella. La única vez que lo hizo, hace ya más de

veinticuatro años, no pudo finalizar ni siquiera el primer

movimiento.

Lo comprendía todo: notas, matices, reglas y formas de

ejecución, tanto como las figuras específicas del ritmo.

Pero, a pesar de conocer la estructura a la perfección, todo

lo que era la melodía armónica le llegaba demasiado al

alma y eso lo atribuía a que no era cualquier obra, menos

aún el compositor de la misma. De él se contaban

múltiples historias, la más conocida era la de cierta

deformidad en las manos extremadamente grandes, lo que

le permitía un virtuosismo nunca antes visto. Y sus dedos

larguiruchos correspondían a esos cuadros, ficticios para

muchos, pero que conllevaban fuertes dosis de verdad.

En la academia tuvo un compañero que investigaba todo

lo que podía sobre los autores más representativos de cada

época o estilo. Y de éste en particular, por mucho que ya

Page 17: Pinceladas de relatos

[17]

se hubiera escrito, siempre permanecía en el ambiente esa

indescriptible sensación de escepticismo y magia. Y su

identificación era plena, sobre todo en lo referente a su

último amor inconcluso, plasmado en la obra homónima,

la misma que en cualquier momento esos mismos dedos

comenzarían a hojear.

Titubeaba una vez más, un suspiro largo y profundo se le

escapó sin alcanzar a detenerlo. Le obsesionaba

sobremanera aquella historia no contada, y apenas

esbozada, por escritos de congéneres herederos de aquel

músico magistral. No entendía bien la razón pero creía

hallar cierta relación entre el amor fallido que dio origen a

aquella creación y la malograda interpretación que

aconteció en su vida, al intentar prescindir de aquel texto

de obra musical.

Pareciera que el director le había brindando estos instantes

para la reflexión.

Subió un poco más la mirada y vio los rostros receptores

de algunos integrantes de la orquesta. “¿Cuántas historias

habrá frente a sus ojos?” Se preguntaba. “¿Podrá sentir lo

mismo que yo (o al menos algo parecido) el brillante

intérprete de la flauta transversa? ¿O la bella damisela que

acaricia las cuerdas del arpa? ¿O el desparpajado primer

cello (el que por cierto nunca ha amado a su

instrumento)?”

Page 18: Pinceladas de relatos

[18]

Poco a poco, los murmullos del público expectante se

vieron reducidos hasta llegar casi al silencio absoluto.

Se acercó lentamente al hermoso piano de cola, que

refulgente lo esperaba -creía percibir en él vida propia-.

Tomó asiento mientras hacía tronar los dedos, movimiento

necesario que los presentes creían necesario antes de

comenzar a interpretar. Sin embargo, éste respondía más

bien a un recurso que reemplazaba al profundo suspiro que

se le venía desde el centro mismo de su cuerpo cada vez

que vivía este momento y que no podía exteriorizar.

Observa al director que en un suave gesto de manos le da

la orden para comenzar y, de este modo, sus dedos se

desplazan con la cadencia necesaria de aquel primer

movimiento. Este allegro maestoso representa cabalmente

la presencia-ausencia de la amada. Aunque la pieza no

corresponde del todo al período romántico (exhibicionista

de sentimientos por excelencia), la fuerza de las notas

permite arrancar al intérprete, paso a paso, la descarnada

narrativa melódica que refleja la situación expuesta de

abandono, misma que, sólo alguien que hubiere transitado

por esos esteros solitarios, puede captar al vuelo, como es

el caso del solista, quien aborda y arremete, tratando

siempre de gritar las verdades insoslayables.

Y en un instante que detiene el tiempo una vez que la

emoción de ambos, solista y compositor, se funden al fin,

después de tantos años, en un complemento perfecto y

Page 19: Pinceladas de relatos

[19]

alucinante, de la partitura van surgiendo en cada nota

dibujada, imágenes y figuras que cobran vida y se

despliegan como escenas gigantescas ocupando el espacio

que antes era orquesta, escenario y público presente: Un

carruaje avanza desbocado -al compás de percusiones y

cuerdas bajas disonantes- sobre un camino destrozado por

el lodazal de lluvias implacables.

Afortunadamente, los ojos del pianista tuvieron a bien

posarse de nuevo en las grafías del cuaderno pautado y el

sendero se reconstruye en el tránsito lógico del andante

moderato, el remanso “necesario” del segundo

movimiento que, en esta pieza en particular, se toca en

continuo, sin hacer pausa alguna entre éste y el primero.

Es entonces cuando la orquesta interviene con apuntes y

alegorías que van predisponiendo el dramático desarrollo

melódico. Aunque nadie lo percibe, es el momento de un

profundo suspiro que podría salir de la parte interior del

piano, pero que en realidad lo externa el solista. Pareciera

que ese gesto humano estuviera escrito en la partitura,

debido a la ausencia del silencio entre las partes en

ejecución. Todo está listo para el desenlace.

Al comenzar el allegretto con brío, tercer y último

movimiento, la orquesta se despliega fastuosa y

abruptamente, desarrollando a la perfección tan compleja

creación. No hay tiempo real en aquel instante en que,

poco a poco y descendiendo, va quedando el sonido puro

del piano solista. El intérprete, convertido en ermitaño y

Page 20: Pinceladas de relatos

[20]

caminante, buscador de una sabiduría que se envuelve en

el manto de lo sencillo de toda verdad, alumbra sin

estridencias aquel final. Se voltea la hoja de la partitura y

una página en blanco le confirma lo que tanto él como el

compositor lograron encontrar: Sin la vida -la creación- el

amor no podría manifestarse, amor que se expresa y se da

sin condición.

No es el final de la búsqueda el sentido y la respuesta, sino

la búsqueda misma.

Ignacio González Tejeda

México D.F. - México

Sandra Fontecilla Aravena

Talagante – Santiago de Chile

Page 21: Pinceladas de relatos

[21]

“Ayer”

Pasados....ayeres que no nos pueden devolver presentes.

Miradas hacia atrás...Vestigios de tiempos que se tejieron

con horas, minutos, segundos de un existir.

Espacios donde fuimos habitando, cumpliendo con el rito

sagrado de...vivir.

Retrospectiva de recuerdos, algunos aniquilados, otros,

cosechados en el hoy, que nos enfrenta al ayer.

Ese ayer donde pudimos ser, dioses profanos, guerreros

derrotados, clones de sonrisas prestadas, caballeros

andantes en tierras inexploradas, Isis, Popea, Juana de

Arco o Lady Godiva.

Habitar en un bosque encantado, navegar en mares de

estrellas o abrazar pedazos de una muñeca rota.

Capturar el brillo del sol en los ojos o el perfume a tierra

mojada en las manos.

Jugar a la ronda catonga o a la mancha venenosa.

Me escondo y...¡Pido mancha!

Hundirnos con el "Submarino amarillo" y volver a navegar

en sueños con "Yesterday".

¡Declarado culpable! A quien nos robó un beso a la luz de

la luna y las gotas de rocío se hicieron un festín.

Page 22: Pinceladas de relatos

[22]

Dolores de partidas...no anunciadas. Huérfanos de amores

y un ¿Por qué?

Días dorados..."Te amaré toda la vida". Promesas escritas

a perpetuidad.

Laberintos donde las voces se apagaron.

Fabricantes de silencios que fueron ganando

espacios...arquitectos de nuestro propio destino.

Destinos paralelos, equidistantes y un punto de fuga.

Teoremas del adiós...Ya nada es igual a, soledad más

soledad, resultado incierto.

Ayer que ríe.

Ayer que duele.

Ayer que clama.

Ayer que inventa.

Ayer que nos juzga,

El hoy, que nos señala,

en que no se puede,

volver el tiempo atrás.

Aline Bruzas

La Plata - Argentina

Page 23: Pinceladas de relatos

[23]

“Navegando en el lago de los sueños” - Aline Bruzas

La Plata – Argentina

Page 24: Pinceladas de relatos

[24]

“Qué espero yo de ti”

Deposité sobre el cristal de mis sueños, un reloj de arena.

Me inquieta el paso del tiempo, este tiempo que corre, que

me quita por momentos mis ilusiones y me hace ver cuán

esquiva es la realidad, la que nos demuestra que no todo lo

que añoramos puede ser posible en ella.

Te siento tan lejano, inalcanzable, en un espacio que no

habito.

Pero cuando te veo, desdibujado en el arco iris de tus

palabras, quiero entender, hasta dónde me pertenecen o es

sólo un camino absurdo en donde mis pasos están siempre

en el mismo lugar.

Cuántas primaveras han pasado, cuántos otoños

vistiéndose de amarillos en cielos azules que se resisten al

gris.

Qué espero yo de ti…

¿Un murmullo de letras que me inviten a soñar?

¿Tu dulce mirada penetrando en mis sentidos?

¿Una sonrisa que viaje a través del viento?

Sólo eso…no me alcanza.

Como quisiera…sentir tu piel y la mía en un solo

encuentro al final de un día cualquiera de un tiempo

indefinido.