Pintores de Ecuador

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1 PINTORES DE ECUADOR Aula Cultural Universidad Abierta Del 4 al 22 de mayo de 2009

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En el Marco de la celebración de la primera edición del Programa Bicentenarios en la UCLM, se realizó una exposición de pintura ecuatoriana contemporánea en el Aula Cultural Universidad Abierta, con el fin de mostrar las últimas propuestas artísticas de una serie de pintores ecuatorianos.

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PINTORES DE ECUADOR

Aula Cultural Universidad AbiertaDel 4 al 22 de mayo de 2009

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PINTORES DE ECUADOR

Del 4 al 22 de mayo de 2009

René Sánchez “Kishor”

David Montero

Pablo Tapia

Francisco Velásquez

Aula Cultural Universidad AbiertaC/ Libertad, 5. Ciudad Real

Universidad de Castilla-La Mancha

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Pintores de Ecuador viene a clausurar la primera edición del Programa Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha a través de su Fundación General y cuya iniciativa ha sido impulsaada desde la Comisión Nacional creada para tal fin bajo la coordinación de la Vicepresidencia Primera del Gobierno de España.

Es así como, tras fortalecer las relaciones académicas y las iniciativas de intercambio a través de las jornadas mantenidas en Toledo durante los días 11 y 12 de marzo, nuestra universidad avanza en el ámbito de la cooperación y colaboración con Ecuador, primer país invitado y cuya presencia en nuestra vida social, cultural y económica es, sin duda, cada día más acusada. Este encuentro que contribuyó de un modo eficaz al mutuo conocimiento de la educación superior en ambos países también procuró los mejores cauces para tejer y fortalecer las relaciones entre los profesores e investigadores de la UCLM con los de las universidades ecuatorianas.

Pero más allá del ámbito del conocimiento científico propio de la vocación universitaria, los lazos y vínculos que ambos países sostienen en la esfera artística se mantienen vivos gracias a la voluntad creadora que, desde ambas orillas, reelabora y reinterpreta no sólo las tradiciones originarias sino también aquellas otras que fueron tomadas en préstamo, amoldadas y formuladas nuevamente siguiendo los dictados de un modo inalienable de sentir, una forma singular y propia de expresar y conmover.

Sirva, pues, este catálogo como vehículo eficaz de la extraordinaria capacidad expresiva de la pintura que a través de la mano de René Sánchez Kishor, David Montero, Pablo Tapia y Francisco Velásquez, nos llega de Ecuador, una obra plural que reúne con acierto el perfil diverso y complejo de un país cuyas inquietudes, reservas, anhelos, miedos, ilusiones y, sobre todo, futuro esperanzado, adquieren forma sobre el lienzo.

Ernesto Martínez Ataz Rector de la Universidad de Castilla-La Mancha

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René Sánchez, Kishor

JUEGO DE LA LUZ

La pintura de KISHOR está sustentada en técnica que no siempre es comprendida por ciertos puristas que añorarían la omnipresencia del dibujo. Suele darse cuando la academia confronta a quienes tienen algo más que plasmar que el “pasaje por el aro” al que muchos, sí, deben someterse. El insigne Franz Liszt sostenía que, en música, los Conservatorios eran para gentes “normales”; él, por su parte, estaba dispuesto a enseñar a quienes buscaran o tuvieran otra cosa dentro de sí. Atinada conjetura que hoy sigue siendo de actualidad, toda vez que “artistas” de todas las tendencias se asemejan más a funcionarios o burócratas que a eso.

Valga el antecedente para indagar acerca de lo que vive en René Sánchez como cualidad válida para continuar pintando. Y es que su amor a la materia, al color, a todo tipo de texturas, hace que éstas le devuelvan centuplicadas como comunicación la pasión que despliega en los lienzos. Él deja que la materia, “con su propia vida”, hable por sí misma; que le diga cosas que muchos otros no escucharían. Con paciencia, mediante veladuras1 que hacen que la luz aflore de mil maneras diferentes; hasta hallar el instante de gloria en que la materia se ha revelado en peculiar significado de action painting que es necesidad vital para él. Aire sin el cual no sería posible la vida: su vida.

Emergencia, comunicación de algo oculto o que esperaba el momento para entregarse como don preciado; que recoge siempre –no podía ser de otro modo en KISHOR– la huella de su pintura anterior. La luz, sin embargo, tiende a tornarse más luminosa. Claro síntoma del momento existencial que atraviesa. Inclusive, los colores menos cálidos surgen en contexto lúdico antes que como “mancha” expresionista. Signo de que se halla en un nuevo proceso interior de su continua búsqueda y afán de superación. Sigue también presente un sentido innato para la composición. Equilibrios que siempre desechan elementos superfluos en esta nueva fase de apoteosis del color. Ahora, el tema o pretexto se difumina en sensualidad que vive intensamente el juego con la luz.

Guillermo MezaMadrid, 1 de marzo de 2009

1)Técnicaqueconsisteenelbarnizadosucesivodelapinturaafindeobtenernuevastonalidadesdecolorhastaconseguir luz adecuada relacionada con el material empleado. Anteriormente también estaba vinculada al expresionismo de KISHOR. En el momento actual, da paso a la experimentación de la luz por sí misma; nueva parada,ahoraestética,ensudeambularenlaabstracciónsiempreaferradaaloconcreto,delocualesparteelhallazgo“casual”deciertofigurativismoentodassusobras.

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Paleta de artista

Mixta sobre lienzo. 97 x 130

Escenas de una vida

Mixta sobre lienzo. 97 x 13

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Aya Huma

Mixta sobre lienzo. 100 x 81

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La dama de rosa

Mixta sobre lienzo. 90 x 120

Luz en el trigal

Mixta sobre lienzo. 100 x 81

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Vislumbre

Mixta sobre lienzo. 60 x 81

Marea

Mixta sobre lienzo. 97 x 131

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HERENCIA ANCESTRAL

El colorido, la luz que Kishor plasma en sus lienzos, nos recuerda su herencia ancestral así como la mirada en el presente y el futuro que ofrece. La figuración se acomoda a su pintura dando de esa forma libertad a sus ideas y así, sin prescindir jamás del concepto de belleza, se libera de teorías estéticas académicas. Kishor muestra en cada cuadro total automatismo en su aproximación pictórica inicial hasta lograr, tras planteamiento consciente, una iconografía formal que lo identifica y define su arte: un código particular, un jeroglífico propio, una caligrafía para identificar su obra, dando como resultado una composición “coral” de cuadros o una “sinfonía en pintura”, donde las veladuras son fiesta sensual para los ojos del espectador y su mirada viaja y se recrea en el espacio del cuadro. Nada en su obra está preparado para la autocomplacencia sino, en todo caso, para la autoafirmación y la distancia de sí –en ese sentido se comprende mejor que la pintura de Kishor en sus comienzos haya estado muy influida por el expresionismo alemán. Por otra parte, es resaltable su integridad: conocido es que el artista que crea pendiente del gusto del público no hace sino reducir su creatividad, sustituyendo su sensibilidad por la de aquellos a quienes espera agradar. Sin jamás haber renunciado al gusto del espectador, su trayectoria ha estado marcada por la paciencia y el rigor; consciente de que tarde o temprano tendría su público. Esta exposición es prueba definitiva de que el pintor va camino del encuentro con un público al que sin duda cautivará.

Lars Laenn

Coleccionista (Noruega)

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Acantilado

Mixta sobre lienzo. 27 x 34

Sin título

Mixta sobre lienzo. 97 x 131

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Galápagos

Mixta sobre lienzo. 46 x 55

El Redentor

Mixta sobre lienzo. 24 x 33

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Batalla contra el gigante

Mixta sobre lienzo. 130 x 160

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DaviD MonteRo

EL SIMBOLISMO DE DAVID MONTERO Montero integra la biodiversidad de la selva amazónica en abigarrado entrelazamiento

que simboliza la misma relación nuestra con la Madre Tierra. De la conjunción o eclosión resultará, metáfora de la vida, la individuación aparente en que los contrastes “entre el cielo y la tierra” conviven armónicamente. Dicha fusión de contrarios en “simple” vida, es característica suya. Quiere sacar un significado esencial a la luz, a la vez que exorciza sus demonios interiores. De ahí el expresionismo que aflora en algunas de sus pinturas. Más, no un expresionismo a la manera de grito limpio y autosuficiente como instante de emergencia de pulsión interior, sino de otro tipo: uno que desea conjugar dicha pulsión con el sentido que se le pueda adjudicar al retrotraerlo a símbolo, a momento congelado que condensa múltiples significaciones.

Pero tampoco eso es todo. No es sino un ramal que sale del tronco de su personalidad. Otro es su vena sensual elevada a extremos mórbidos que no obstante se revisten de pudor y transfiguran lo que en contexto grotesco de incapacidad artística no sería sino obscenidad. En él es clave de bóveda que permite “palpar” la pureza del erotismo, así fuera transgresor. Sensualidad y erotismo están en Montero estrechamente conectados y representan factor común de toda su obra, si bien la fruición que provoca la delicadeza inducida por el pintor como “atracción de la carne” metamorfosea tal impulso en construcción mental plena de semantismo poético. Y es que la poesía siempre está presente en su pintura. Aún en su serie de “árboles”, mero pretexto para jugar con la luz y el movimiento. Action painting que −también aquí muestra de la personalidad artística de Montero−, de algún modo ha previsto el resultado.

Así, fantasmales, “surgen” máscaras ancestrales −elemento ritual primordialísimo de la religiosidad indígena− que en su hieratismo dicen tantas cosas dialogando espontáneamente con el observador, ahora integrado a la pintura. Podrían ser los cuadros de esta serie, facetas de una de tantas otras de la psicología del pintor; acaso, momentos de tranquilidad en su agitada y convulsa existencia.

Guillermo MezaMadrid, marzo de 2009

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Sin título

Óleo. 50 x 70

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Árbol

Acrílico. 75 x 105

Sin título

Tinta. 36 x 50

Sin título

Tinta. 36 x 50

Árbol

Acrílico. 75 x 105

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Sin título

Óleo. 73 x 60

Sin título

Óleo. 50 x 61

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Sin título

Tinta. 50 x 70

Sin título

Tinta. 50 x 70

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Pablo taPia

LUCUBRACIONES QUE PERSIGUEN TRASCENDENCIA

El desnudo tiene en Tapia autonomía. Su inmersión en facetas de la vida indígena quiere explorar relaciones simbólicas y conjuntar el color armónicamente para ser en muchas pinturas más que escenas costumbristas. En ésas se ubica un más allá que atisba significados esenciales. A ello contribuye también la perfecta caracterización anatómica de tipos raciales de la serranía ecuatoriana. Allí radica un gran acierto de su pintura. Cuerpos lozanos en apoteosis a una belleza indígeno-mestiza que quisiera ser modélica. Por otro lado, de su temática surge contraposición con tipos urbanos. El anonimato enfermizo de éstos hace contrapeso a la plasmación singular que, en lo campesino, consigue denotar serenidad y trascendencia con aparente simplicidad en la composición. La psicología de los personajes, aun en aquellos cuadros “costumbristas”, hace que pueda vérselos como auténticos retratos que han logrado captar elementos del alma de la tierra; persistencia de vida en un mundo “ancho y ajeno”… Es así que en Pablo Tapia surgen dos vertientes de la pintura relacionada con lo indígena: la primera, inicial en la andadura del pintor, cercana al costumbrismo aunque sobrepasada por la captura psicológica; la posterior, que ahonda en lo que de trascendental tiene la simbología indígena. Aquí, precisamente, el Aya Huma es motivo básico, del mismo modo que la Luna, ambos consustanciales con una cosmovisión que las tiene como puntales. Ornamenta unos u otros con geometrismo que se aviene con el figurativismo permanente, con lo cual equilibra el conjunto. Ora maneja planos estáticos como dota de movimiento mediante hábiles pinceladas y, si bien prefiere la luz del atardecer, como sugiriendo ayuntamiento con la Madre Luna y cuanto representa el crepúsculo, inicio de la noche, no deja tampoco de tener momentos luminosos. Muy versátil se demuestra pasando de estados anímicos decadentes a augurios de renacimiento y futuro. Juega con tonalidades frías preferentemente y consigue crear la ilusión de ansia de calor, epítome de su propia búsqueda, como Luz de Vida, uno de sus pocos cuadros con cálido matiz. Óleo, acuarela, carboncillo, acrílico…, técnicas que una a una investiga este joven pintor con un oficio que continuará madurando.

Guillermo MezaMadrid, 1 de marzo de 2009

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Añoranza

Óleo. 90 x 70

Cosmología femenina

Óleo sobre tela. 70 x 90

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La Virgen de la Luna

Óleo. 120 x 150

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El rito del Diablo Huma

Óleo sobre tela. 116 x 146

Dualidad

Óleo sobre tela. 70 x 90

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Tahita

Óleo. 120 x 150

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FRanciSco veláSquez

EL PINTOR

El niño juega con sus miedos para ponerle sonrisas al demonio, los barcos de papel, las casitas en el aire, los pies descalzos para sentir la historia abrazando al futuro sobre el presente de un lienzo en blanco:

- Pintarle al tiempo un ajedrez y jugar con él, solo se les puede ocurrir a los que cierran los ojos y siguen mirando detrás de las ventanas.

- Pintar o acariciar la belleza con pinceles, atar el rojo al blanco sin ser violeta el abrazo. - Pintar la soledad de Dios es hermoso.

A Francisco le sujeta la mano el viento, fluye, camina sobre la imaginación hablando con ella, mientras una línea le guiña un ojo y el sonríe dibujando una luna, o una cuna para la lengua que nada atada a la cordura.

¿Quién dibuja un corazón de piedra en estos tiempos? ...Sería mejor dibujar un marca pasos que suspira, mas a este pintor le sigue latiendo la fuerza de la mujer que amamantó la tierra donde el sembró una promesa.

VOLVER…

Velásquez lleva en el equipaje el sol de sus abuelos, con este norte se pasea, saludando a sus vecinos hablando de lo que somos como solo él sabe.

SU OBRA

La pasión por la vida define su trabajo; uno se transporta cuando mira fijamente una de sus obras, estos retazos del tiempo entre los colores y el papel, te sujetan los ojos un instante, para dejarte en la libertad de ver el mundo tal y como es “mágico”, lleno de detalles, que surgen a través del universo diminuto de un “ser” que eligió dejarse “ver” por Velásquez. Si te decides a entrar por una de las ventanas de su fantasía y le haces caso al pasado, escucharás nostalgias de quienes fuimos, de lo que deberíamos ser en este andar lleno de puentes y senderos, donde habitaremos todos, donde anidaremos solos.

Hoy, ahora, nos quedamos en compañía del presente, en la esquina más cercana a lo que seremos; les dejo con la obra de quien un día dejó de pintar el horizonte, para pintarnos:

- escaleras sin techos, - espejos sin rostro, - un viaje… posible.

Conocer a Velásquez, es abrir una propuesta y mirarse en el espejo de quien no tiene rostro, viajen con él sin facturar prejuicios, ahora son libres de imaginar, lo que es, lo que sea, lo que debería ser… Buen viaje.

Iván UlloaMadrid, 3 de marzo de 2009

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El manteño eterno

Mixta sobre tela. 195 x 155

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Lo que viene

Tinta gráfica sobre cartulina. 70 x 30

Fritada ibérica. Ancias de volar

Escultural mixta. Montaje

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Sheelita

Mixta sobre lienzo. 90 x 130

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EL PINTOR DE LOS SUEÑOS Francisco Velásquez, pintor nacido en Manta (Manabí-Ecuador), ante todo y por encima

de todo es un gran dibujante, lo cual beneficia a su obra ya que desde cualquier punto de mira, el observador ve con toda clarividencia sus cualidades. Un buen dibujo no desmerece en nada a una buena pintura. Es más, bajo todo cuadro subyace necesariamente un dibujo que lo sustenta, un esqueleto que lo arma y lo vertebra. Todos los cuadros que carecen de esta base se desmoronan y resultan flácidos. Una garantía de calidad en pintura es un buen dibujo. La cuestión fundamental es ¿qué entendemos por un buen dibujo...? Pero esto es otra historia.

FRANCISCO VELÁSQUEZ SURREALISTA El término surrealismo fue inventado por Apollinaire en 1917 y se popularizó en la

revista Littérature, fundada en 1919 por André Breton, Louis Aragón y Philippe Soupault. En esa revista publicaron sus planteamientos vanguardistas Breton, Paul Éluard, Francis Picabia y Man Ray, entre otros muchos autores. En 1924 se produjo el primer manifiesto surrealista de Breton, que dio cuerpo al movimiento. Su ideal fue sobrepasar la realidad y llegar a una renovación de todos los valores culturales, morales y científicos, por medio del automatismo psíquico. Desde entonces, el Surrealismo, que en sus comienzos nació como un movimiento artístico perfectamente delimitado, se convirtió en una tendencia perforada por el Expresionismo, la Figuración, la Abstracción y multitud de escuelas que lo enriquecieron sin dispersarlo y lo han ampliado sin anularlo.

La pintura de Francisco Velásquez es de un gran surrealismo, plasma en sus obras lo que quiere y cuanto quiere, todo aquello que su gran imaginación le permite y pone a su alcance. La calle es una mina infinita para un pintor y él sabe poner lo que ve o adivina en su justo sitio y momento. Aunque joven, Francisco ya tiene definido un estilo, su poesía en la pintura y su canto en el buen hacer. Tan pronto dibuja, pinta, graba, como esculpe: a todo aquello que concibe en su imaginación le presta forma. Nos habla y titula sus cuadros como mitimaísmos velasquistas, vocablo que el autor recoge y amplía del término precolombino Mitimae, con el que se identificaba a todo individuo que por voluntad o a la fuerza era cambiado de su hábitat, bien para desarrollar sus labores o habilidades en otro lugar, bien como castigo imperial.

Ciertamente la obra que nos presenta ahora, recién salida de su taller, es concebida con gran creatividad en la que emplea mucho tiempo: dibuja, desdibuja y pinta hasta darle el toque final -él nos dice que siempre ve algo nuevo para agregar al cuadro. Cuando deja que veamos su obra, presuntamente acabada, ésta no es sino un magnífico trabajo.

Manoli RuizCrítico de arte

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Índice

Acrílico sobre tela. 45 x 75

Cuestiones

Mixta sobre lienzo. 100 x 80

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Pandemia

Mixta sobre cartón. 37x45

Ibericidades

Acrílico sobre cartón. 34 x 29

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Yoísmos

Mixta sobre tela. 90 x 116

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Textos:© Aula Cultural© Los autores

Fotografía: © Los autores

Coordinación: Juan José Pastor

Diseño e impresión: LozanoComunicaciónGráfica

Depósito Legal: CR-300-2009

Edición: 500 ejemplares

Edita: Aula Cultural Universidad AbiertaVicerrectorado de Campus de Ciudad Real y Cooperación CulturalUniversidaddeCastilla-LaMancha

Patrocina: Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real

Colaboran: Ministerio de Asuntos Exteriores y de CooperaciónFundaciónGeneraldelaUniversidaddeCastilla-LaMancha

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