MATISSEMATISSEEl padre el color

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En 1905, el Salón de los Independientes de París se vio sacudido por un terremoto de luz y color, con la presentación de un conjunto de obras pintadas por un grupo de artistas jóvenes y hasta entonces desconocidos, que revolucionarían a la historia del arte moderno.

Tanto Matisse como aquellos que compartían su estilo, por entonces fauvista, no buscaban con esas obras una representación naturalista, sino simplemente realzar el valor del color en sí mismo.

Las figuras resultaban planas y encerradas en gruesas líneas de contorno.

La utilización subjetiva del color y la simplificación del dibujo sorprendieron a todos y, quizás por eso, sus cuadros no fueron inmediatamente entendidos.

La sensación bidimensional que Matisse le imprimía a sus obras es otro de sus rasgos peculiares.

La ilusión de profundidad quedaba anulada al usar la misma intensidad cromática en aquellos elementos que aparecían tanto en primero como en segundo plano.

No llegó a ese dominio por casualidad ni por un simple impulso, sino a través de un estudio metódico que lo llevó a desterrar de sus pinturas el tradicional sometimiento a los espacios tridimensionales.

Durante su extensa labor, Matisse se apegó a muy diferentes estilos, desde el fauvismo hasta prácticamente el abstracto, pasando por el

impresionismo y, como aquí vemos, por el cubismo.

Fue un innovador y un maestro en el manejo controlado y sensual de los colores puros y brillantes, mediante los cuales traducía la forma de los objetos y del espacio existente entre ellos.

Produjo algunas de sus obras más célebres cuando, influenciado por la geometría cubista de Picasso y por las sutilezas de Renoir, plasmó la serie de desnudos de las odaliscas.

En la temática de Matisse predomina por lo general lo doméstico y lo figurativo

Matisse realizó asimismo un gran número de dibujos a pluma, ilustraciones y grabados y, como ejercicio de distensión de sus siempre agotadoras jornadas pictóricas, dedicó también una parte de su tiempo a la escultura.

Henri MatisseFrancia, 1869-1954

“El color debe ser pensado, soñado, imaginado.”«Sueño con un arte de equilibrio, de tranquilidad,

sin temas que inquieten o preocupen, algo así como un lenitivo, un calmante cerebral parecido a un

buen sillón»

"El pintor ya no necesita preocuparse por los detalles insignificantes. Para ello está la fotografía

que lo hace mejor y más rápido…”

"Con los colores se pueden conseguir efectos encantadores. Basta conque se los

junte o se los aleje..."

acartito@yahoo.com.ar

Investigación e imágenes: InternetLa versión instrumental de “La vida es bella” corresponde a la banda de sonido de la película homónima.