Pintos

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22 viva 10.03 2013 Abel Pintos Arrasador. Empezó a los 13, apadrinado por León Gieco, y hoy ocupa un lugar con peso propio dentro de la música popular. Fue el artista nacional más vendedor de 2012. or so el 12. “SIENTO QUE ENCONTRE MI SONIDO”

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AbelPintos

Arrasador. Empezó a los 13, apadrinado por León Gieco, y hoy ocupa un lugar con peso propio dentro de la música popular. Fue el

artista nacional más vendedor de 2012.

Arrasador. Empezó a los 13, apadrinado por León Gieco, y hoy ocupa un lugar con peso propio dentro de la música popular. Fue el

artista nacional más vendedor de 2012.

“siento que encontre

mi sonido”

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-de gira-Recibió a Viva

durante su actua-ción en Mendoza.

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Es un chico que “el año que viene no, el otro” va a llegar a los trein-ta, pero “¡pará!”, no, no, no “¡es el año que

viene!”, y eso significa que ya está más cerca el día en que va a cumplir su sue-ño, más cerca de lo que pensaba hace tres o cuatro segundos.

El sueño del chico que en el teléfono tiene para escuchar a Justin Timber-lake y, bueno, también a José Larralde (viéndolo, es posible que tenga algo fí-sico de Justin Timberlake, a la vez que nos hace elucubrar una versión joven de Elvis Costello) es correr la maratón de Nueva York.

TexTo: Leonardo Torresi ([email protected])foTos: Fernando de la Orden

“Entrenarme es el único hobby que tengo por fuera de la música.” O no tan afuera (está repensando). “Mientras corro aprovecho para planificar co-sas.”

Es –muy bien, una impresión perso-

nal– un chico que es un encanto.Y es, sin necesidad de abrir guiones,

ni nada, un cantante muy bueno, o un gran cantante. Podemos dejar en el medio cierta zona de opinión, pero no más que eso.

Está peladito, y en la dentadura un incisivo encimado lo hace más cerca-no. Y cuando llega el turno de las chicas

y las mamás que vinieron a esperarlo para fotos y besos hasta un hotel en el medio del campo, él, amoroso hasta la ejemplaridad y el diminutivo, las in-vita:

–¿Vamos a la sombrita? A lo mejor a lo largo del día podamos

descifrar por qué Abel Pintos pone a unas nenas de diez años a decir con tanta fluidez cosas de gente más gran-de, por ejemplo que Abel Pintos les da “mucha paz”.

En este momento lo tenemos en el asiento de atrás de un auto alquilado, de viaje hacia una bodega de Tupunga-to para nuestras fotos profesionales. La entrevista rutera es de lo más per-tinente. Como respetar una habitua-lidad, porque Abel Pintos vive sobre ruedas, casi todo el tiempo de gira arri-ba de un micro plateado. Ahora, en el auto, los convidados somos nosotros: “¿Una frutita seca?”, ofrece de un ta-rrito que va a todos lados con él.

“Sin ningún lugar a dudas, el mejor

sueño dorado vendio 80 mil discos y llego cuarto en el ranking, detras de

adele, one direction y serrat/sabina.

-disco nuevo-Tras la gira veraniega se

viene un descanso y luego al estudio a grabar.

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noche de la elección de la reina depar-tamental de la Vendimia, previa al fes-tival de la Tonada.

En medio de un inmejorable espec-táculo humano festivalero, están ellas: quizá reinas que esta vez perdieron, quizá reinas de años anteriores; una de blanco, la otra un breviario de jeans; se reconocen lindas, una parece querer la sonrisa de la otra, mientras cantan:

Vas a verme llegary vas a oír mi canciónvas a entrar sin pedirme la llave Y después de la “a” larga de llave,

intercambian, cómplices, unas sonri-

momento comercial de mi carrera es este”, ataca una media nuez. “Corto más entradas, vendo más discos y to-do crece cada vez más”, engulle una almendra.

“Pero mi mejor momento fue siem-pre. Cuando no estaba tan expuesto en los medios igual agotábamos las entradas en los teatros del interior y en el Gran Buenos Aires. Siempre fue mi mejor momento sobre todo por una cosa: mi deseo siempre fue hacer mú-sica todos los días de mi vida, y eso lo hago desde que soy chico. Ahora estoy dando conciertos casi todos los días. Y esa es mi felicidad.”

-Dosis-Ningún artista argentino vendió más discos que él en 2012. Las 80 mil copias de Sueño dorado lo colocaron cuarto en la general, detrás de Adele, One Direc-tion y Serrat/Sabina, según la cámara disquera. Además, le ganó a todos en convocatoria en su noche del último

Cosquín. El más inquieto, acaso el me-jor de los integrantes de una genera-ción de “folcloristas jóvenes”, llegó a los números grandes sin desertar de un camino hacia cierta sofisticación, al menos interpretativa. ¿Hubo un hito? No cree.

“La popularidad fue aumentando conforme lo que fui creciendo como ser humano. Yo empecé a grabar dis-cos a los 13 años. Y las cosas que uno vive tienen que darse en la medida de lo que uno puede comprender, admi-nistrar y disfrutar. Si por algún motivo mi primer disco hubiera explotado, y lo que vivo ahora lo hubiera vivido a los 13, la historia habría sido muy distinta. A lo mejor me habría asustado. Puedo disfrutar la popularidad porque, de entrada, la fui recibiendo en pequeñas dosis. Ahora las dosis son más grandes, pero mi cuerpo está preparado para recibirlas.”

Nuestro asalto a la gira 2013 de fes-tivales se concreta en Tunuyán, en la

“mi mejor momento

fue siempre...desde que

hago musica”

¿Rubias o morochas?No pasa por el pelo.-¿Chocolate blanco o negro?Chocolate. Punto.

PREGUNTAS DE FANSTWITTER @abelpintos#PINGPONG

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-RodAnTe-Abel gira en micro con la troupe. Doble piso para el

relax y la inspiración.

sitas como diciendo: “Vos la sabés, yo también la sé toda y puede ser, puede ser, no te rías más, que hasta puedo llo-rar un poquito”.

Sin verlas, Abel Pintos hace todo pa-ra precipitarlo. El juego plástico con la manos, el acierto permanente cuando arriesga para ir con la voz hasta el lugar que quiera; el gesto de realización, o de saciedad, al final de la canción.

A veces se pasa un poco de new age (digamos) o con la autoayuda. Pero cuando el ataque al corazón es certe-ro, ¡ay! Eso sucede ahora, por ejemplo, cuando de pronto retribuye al público: “Si ustedes cantan así, acá arriba no queda nada”.

-De un Abel a otro-Como empezó por Mercedes Sosa, tuvo su etapa de niño imitador. “Me hice fanático. Yo solito me compré mi primer disco de ella en la disquería”. Era Mercedes Sosa en Argentina, ál-bum superclásico con su tapa marrón

no, después empezó a cantar como nadie, o como él solo, como Abel Pin-tos. Esa voz retenida y por fin liberada, administrada al capricho de quien se sabe dotado, de algún modo poderoso.

Si tienen ganas pueden pasar por You Tube y ver el video de 2001 de Luna llena, escuchar el vozarrón ese y saltar rápido al clip reciente de Cactus, el te-ma de Cerati que grabó en las ruinas de los Quilmes, en Tucumán, con la luz de la madrugada en la cara. Y se percata-rán del abismo entre un Abel y otro, sin dificultad.

“Siento que encontré mi sonido. Estudiar distintas técnicas te permi-te tener una pedalera en la voz. En un balada puedo ir del pianissimo hasta ponerle un poco de carrasperita si la balada es desgarradora; puedo romper la voz si la canción es más al palo, o en un momento más emotivo abrirme y usar la cabeza como caja de resonan-cia, como si fuera un cantante lírico. Vas usando las herramintas para lo

y la Negra al lápiz emergiendo de unas montañas. “A los nueve años escucha-ba a Mercedes y me sentía muy feliz. Ponía ese disco una y otra vez. Tanto, que le dije a mi mamá y a mi papá: ‘Si me pasa esto, yo me tengo que sentir muy feliz haciendo música’. Esa fue mi ecuación: ‘Quiero hacer eso, cantar así, hacer lo que hace esta señora. Y que al-guien se pueda emocionar como yo me emociono con ella’.”

Tenía los modismos de Mercedes Sosa. Hasta se le llegaba a escapar al-gún “mi tieya”, o esas cosas. Después

¿Te gusta que tus fans se

hagan tatuajes con las letras

de tus canciones? Es emotivo.

¿Rubias o morochas?

No pasa por el pelo...

PREGUNTAS DE FANS

TWITTER @abelpintos

#PINGPONG

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que lo que vas diciendo llegue de la for-ma más certera.”

Salvo veinte días que se tomó para preparar su debut en el Luna Park, está de gira casi permanente desde 2007, el año de La llave, el tercer disco arran-cando desde el presente hacia atrás. Después vino la presentación casi superpuesta de Reevolución y Sueño Dorado, sus últimos dos trabajos, con picos de más de veinte shows por mes, entre teatros y festivales. Para hacer posible la logística, armó dos bandas distintas, una para tocar en vivo cada disco, con distintas puestas en escena, además de los dos repertorios.

“El público me responde porque me conoce desde chico. Creció conmi-go. Hay chicos que tenían 13 o 14 años cuando yo empecé, la misma edad que yo. Y los padres de esos chicos me vieron crecer como un hijo más, me vieron pasar todas las etapas: el chico, el adolescente, el adulto... fueron co-nociendo mi historia a través de mis

canciones. Confían en mí y yo confío absolutamente en ellos. Cambié total-mente mi voz, mi forma de interpretar, mi sonido, y ellos siempre estuvieron. Es una relación que trasciende lo mu-sical, basada por sobre todas la cosas en el respeto. Yo estoy muy pendiente para dar lo mejor en cada concierto y ellos respetan mis tiempos. Cuando hay tiempo para saludarnos y sacarnos fotos, todo bien. Cuando estoy cansa-do, ellos mismos prefieren que me va-ya a dormir”.

-Maestros-La frase de León Gieco fue así: “Acá te-nés un artista para muchos años”.

La escuchó Jorge Quinteros cuando pasó del equipo del tío punk a mana-ger de la promesa de Bahía Blanca. Tan rotunda fue la apuesta del santafesino que todavía muchos siguen agregando el “apadrinado de Leon Gieco” des-pués de la coma que ponen detrás del apellido de Abel.

Libros que no muerden Los viajes en micro habilitan una

gran cantidad de tiempo y Abel está pasando por una etapa de noviazgo

fulminante con los libros. Un romance pasional y a la vez organizado: hasta

se consiguió una especie de coach, una amiga que es profesora de literatura. “Me ayuda para que no me pierda lo

imprescindible de cada época y pueda entender de dónde viene y por qué los

autores contemporáneos escriben de la manera que lo hacen”, explica. Aprende,

y también milita el vicio en el Twitter con el hashtag #literaturasí. Tokio blues

(de Murakami), La Montaña mágica (Thomas Mann), Cumbres borrascosas

(Emily Brontë) y El velero de Cristal (Vasconcelos) animaron la variada

bibloteca de este último verano en el micro de las giras.

PASioNES

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“León, Mercedes y otros maestros musicales como Pedro Aznar, Fito, Charly, Sting, el mismo Plácido Do-mingo o Rubén Blades o Silvio Rodrí-guez, fueron y son artistas con las men-tes muy abiertas, muy eclécticos. Igual que ellos, yo concibo la música como música, no como género. Empecé can-tando canciones folclóricas porque yo escuchaba a Mercedes y León escuchó mi demo con esas canciones. Pero en el tercer disco, a los 17 años, me decidí a hacer lo que tuviera ganas. Como Luca (Prodan, claro), no sabía lo que quería, pero lo quería ya. Entonces grabé con Domingo Cura y también con Andrés Giménez, de Animal. En el cuarto dis-co, cuando vinieron mis propias can-ciones, todo quedó definido.”

-Amor propio-Algo que Abel llama “el mensaje”, las cosas que quiere decir en la letras, atempera el riesgo de la dispersión de géneros, si existiera. “Mi mensaje tiene mucho que ver con el amor. Yo soy un ser humano que se desarrolla desde ese lugar. El amor como elemen-to esencial. Hablar del amor desde la primavera, el color de los pajaritos, el ‘qué dulce beso el tuyo’, el ‘te extraño’, hasta el amor propio, el amor por los demás, por lo que hacés, hasta por la autocrítica. Concibo la vida desde ese lugar y hablo de eso aún cuando desde la literalidad hable de otra cosa.”

“Entonces –vuelve sobre la idea– hablos de esas cosas y después busco la forma más certera para que el men-saje llegue.” Con el envión encuentra un ejemplo:“Cuando hice Aventura, una cancion que se hizo muy popular, la compuse en la guitarra tocando un rasguido doble. Estaba perfecta. Se la mostré a mis músicos y ellos la em-pezaron a groovear como canción fo-gonera. Y entraba. Bárbaro. Cuando hicimos el demo y había que definir el concepto de la canción, les dije que quería hacerla como una bachata, un genero que iba a potenciar la dulzura del tema. Y en definitiva, ¿qué es Aven-tura? La música es música. Después tenes distintas subdivisiones que son practicamente matemática.”

El micro plateado y apenas plotea-do –en la trompa solo el AP caligráfico que va formando parte de los preferi-dos del tatoo romántico– es el sueño de cualquier alma joven. En el primer piso, adelante hay un gran televisor con la Play y el equipo de música; con-

tinúa un comedorcito con mesas, el mate activado, algún paquetito abier-to con algo; sigue el tramo de las cu-chetas, a izquierda y a derecha, y en el fondo queda la suite de Abel, no más que una cama común de plaza y media y las pilchas de cantar colgadas de un perchero.

“Mis compañeros quieren que yo descanse un poquito mejor, es eso”, defiende Abel su plus de comodidad, sin ganas de pasar por estrella. En el micro, que es alquilado, van 19 perso-nas, entre músicos, choferes y asisten-tes. Ahí está su hermano mayor, Ariel, guitarrista de la banda, y su mamá, Susana, la única mujer a bordo. Abel la pasa bien en su hogar rodante: saca fotos por las ventanillas, se tira en la cama con las guitarras, tiene sus libros. A veces, incluso, se cansa de tanta ru-ta. “Pero nunca de la música”, aclara. “De la música no descanso. Cuando no

Las voces1. La negra / 2. marc anTHonY

3. cHris corneLL

mUsicos1. rUBen BLaDes / 2. ceraTi

3. cHarLY

canciones1. nessun dorma (pUccini) 2. cuando ya me empiece a quedar solo (sUi generis)

3. a TouT le monde (megaDeaTH)

eL poDio

aBeL

Del aria a la salsa pop y la balada heavy, el gusto variado de Abel en un top tres

por rubro a pedido de Viva.

¿Invierno o verano?Primavera.-¿Para cuándo un estadio? Pronto.

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actúo, extraño mucho y siempre estoy haciendo algo.”

En abril se va a tomar un mes y me-dio de vacaciones después de mucho tiempo. Y ya a mitad de año se va me-ter en el estudio a grabar nuevo disco. “Vamos a ver cómo me llevo con la abs-tinencia. Nunca estuve tanto sin can-tar. Aprovecharé para entrenar. Desde chico mi sueño es correr una maratón. No lo hice porque me lesioné. Ahora voy a ver si puedo correr dos media ma-ratón acá, en el circuito local, y debutar en la de Nueva York cuando cumpla los treinta.”

-¿Santo, yo?-Agradabilidad es una palabra que suena rara, que parece por fundarse, pero que está aceptada por la Real Aca-demia Española y podría nombrar la condición de Abel Pintos. Contra tan-ta agradabilidad tan visible, entonces, vale la pena indagar si en esa vida que-da algún lugar para la ironía, el cinismo o, quién sabe, la maldad.

“Sí, por supuesto”, pero no queda

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tan claro que sí, porque a la hora de res-ponder sobre el punto, usa las mismas palabras (ironía, cinismo, maldad) sin agregar otras nuevas de las familia. “Sentir las cosas de la manera que yo las siento no me convierte en un san-turrón. Todos cometemos errores y tenemos nuestro costado irónico, cí-nico. Pero tenerlos es respetar la natu-raleza de todos nosotros. Es parte del amor. El amor y sus situaciones tiene muchos de esos pasajes y no deja de ser amor. Una pareja pasa por un montón de situaciones que rozan esas cosas. De la persona que elegimos, uno ama el brillo y la oscuridad. Pararse frente al espejo y decirse las verdades todos los días es amor. Abrazar tus errores es amor. Decir ‘sí, loco, me equivoqué’, es amor. Equivocarse es amor.”

-Vamos a la ruta-Y la reina lloró, un poquito, o un poqui-to más, y “¡hasta el año que viene, Tu-nuyán!” y enseguida el grupo llamado

be, está la versión de Pavarotti, y está bien ese comentario que advierte que el ges-to iracundo del tenor en el minuto 2.57 equivale a la dominación del mundo ¿No hay algo de eso a los 3.32 de Sueño dorado, pero en una sonrisa de goce que evidencia el control total de un mundo, al menos el propio o uno interior?

Entonces me quedo pensando si en La llave la vocal larga era la “a” o la “e”, y noto que es distinto cada vez, y, la verdad, no importa; hasta que me paso de largo y encuentro una mensaje que dejaron abajo, y es Juan Manuel, que dice que está viajando al espacio con este tema, La llave._

-GRAciAs-El público de los festivales lo adora. “Y yo siento un

cariño inmenso por ellos.”

Abel Pintos va derecho al micro y ma-ñana amanecerá en la ruta, porque de Mendoza siguen hacia Baradero: estos circuitos locos de alta temporada de la fiestas populares. Los traslados llevan muchas horas, a la vez que fabrican tiempo útil para muchas cosas. Leer, gastar el Twitter cuando la señal vive, o escuchar qué hacen los colegas y qué hay de nuevo. “Tengo por lo menos cinco dispositivos con 80 megabytes llenos de música. Hace poco hice una limpieza en el celular; me quedó Mer-cedes, Larralde, Kings of Leon, Justin Timberlake y Vivo acá, de Divididos. En Argentina hay muchos artistas con muchas ideas: Santiago Aysine, de Salta la Banca, escribe bárbaro; Pablo Pino, de Cielo Razzo; Lisandro Aristimuño...; también está Abril Sosa, el cantante de Cuentos Borgeanos, que tiene una es-tética bellísima, un pibe culto con un camino trazado muy claro.”

Picando favoritos aparece Nessun dor-ma, el aria de Turandot. Arriba, en You Tu-

¿Tu frase favorita?Si un problema tiene solución ¿para qué te hacés problema? Y si no lo tiene, ¿para qué te hacés problema?

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