Placer culpable, América Economía Internacional noviembre 2013

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Con la obesidad afectando el bolsillo de los gobiernos de América Latina, las nuevas regulaciones se instalan mientras la industria alimentaria busca la luz.

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ex diputado mexicano y presidente honorario de la Fundación Mídete. “Pero la posición ha sido muy cerca-na de escuchar a las organizaciones, mientras el gobierno anterior se pasaba defendiendo a la industria”.

Los fabricantes de alimentos en México acusaron recibo del cambio de timón. Ante el nuevo impuesto la cámara azucarera dijo que “golpeará a los más pobres, pues es en el estrato de más bajos ingresos donde hay un mayor consumo”. La directora del Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico), Lorena Cerdán, comentó públicamente que las empresas que representa están preocupadas por el precedente que establece en otros países. Y se refiere a gigantes. Entre las 45 empresas que componen ConMéxico, sólo las cin-co mayores que producen alimentos (Bimbo, Lala, Gruma, Nestlé y Sigma), facturaron más de US$ 30.000 millo-nes en 2012. La organización incluye también a compañías de tabaco como British American Tobacco México, cuya experiencia en avalanchas mediáticas y legales no es menor.

“Los productos ultra procesados necesitan regulación del mismo modo que el tabaco”, comenta Geofrey Can-non, académico del Centro de estudios epidemiológicos en salud y nutrición

de la Universidad de São Paulo. Este diagnóstico es compartido por la di-rectora general de la OMS, Margaret Chan. En un discurso en Helsinki en junio pasado, también comparó la in-dustria alimentaria con la del tabaco. “Les teme a las regulaciones y usa las mismas tácticas: lobby, promesas de autorregulación, demandas y finan-ciamiento de investigaciones para mantener al público en duda”, comentó, poniendo énfasis en que los gobiernos priorizan los grandes negocios ante la salud. “Aprendimos de la experiencia con la industria tabacalera: una cor-poración poderosa puede venderle al público cualquier cosa”.

En este escenario, la industria en América Latina implementa con premura nuevas estrategias. Porque todo indica que las cosas no volve-rán atrás.

LA LETRA CHICAUna cosa es ser cauto y leer la letra chica para saber a qué atenerse. Otra cosa es que no haya letra en absoluto. Hoy damos por hecho que los alimentos son regulados y que podemos confiar en el etiquetado. Pero la coerción pa-ra que las industrias nos informen es precaria: hoy no hay tratados interna-cionales que obliguen a los países a tener una regulación (como es el caso

“Tengo más hambre que el Chavo”, le dice un oficinis-ta a su colega en el Metro de Santiago de Chile. La escena podría repetirse en Lima, Bogotá o incluso en

São Paulo, donde se le conoce como O Chaves y se refiere al personaje de Chespirito, que por décadas difundió en América Latina la imagen del niño mexicano pobre y eternamente muer-to de hambre. Pero hoy el Chavo del Ocho está jubilado y las cosas son muy distintas. Si la vecindad de la serie te-levisiva existiera hoy, el obeso Ñoño sería el protagonista.

La situación se revirtió sin que lo notáramos. Pasamos de niños desnu-tridos a pequeños con obesidad y so-brepeso, con México liderando a nivel mundial, según datos de UNICEF. El cambio generacional se evidencia en las abuelas que siguen considerando bajos en peso a sus nietos predilectos, aunque sea todo lo contrario. El auge de los alimentos procesados, listos para consumir y baratos, nos cambió la cara, y el resto del cuerpo. Hoy los gobiernos latinoamericanos sufren donde más les duele. Según un estudio publicado en 2010 por la Secretaría de Salud de México y titulado Acuerdo Nacional para la salud alimentaria, estrategia contra el sobrepeso y la obesidad, los costos directos de las enfermedades vinculadas a estas condiciones ascendieron a US$ 3.500 millones, el 33,2% del gasto federal anual en salud.

El punto de quiebre ocurrió precisa-mente en México y tiene a la industria alimentaria con sus alertas encendi-das. Se trata del alza de impuesto a los refrescos de un peso mexicano por litro y de un 5% extra a la “co-mida chatarra”, como denominan en México a los productos alimenticios de 275 kilocalorías (o más) por cada 100 gramos. “No fue un tema que se tocó durante la campaña del presidente Peña Nieto”, confirma Xiuh Tenorio,

ya afectando

el bolsillo

de los gobiernos

de AmErica Latina,

segun la fao, solo en argentina, brasil, paraguay, uruguay y chile es obligatorio el etiquetado de los alimentos; en los demas paises es voluntario.

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AFP

del tabaco). Según un estudio de la FAO de 2010, en América Latina sólo Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile han obligado al etiquetado de todos los alimentos. En los demás países es voluntario, y sin regulacio-nes en República Dominicana, Haití y Honduras. Tampoco hay consenso respecto a acelerar la situación.

“Con leyes no se va a evitar que la gente coma grasa”, comentó el ex pre-sidente peruano Alan García en mayo pasado. Demostrando cómo la salud se mezcla con la política, criticó por televisión una nueva ley promulgada por el presidente Humala. “Si es por eso habría que prohibir los chicha-rrones, que son tan buenos”, comentó el expresidente, famoso por su masa corporal. La ley en cuestión restringe la publicidad de comida no saludable a los niños y el obsequio de juguetes en alimentos procesados. Es el fin de la Cajita Feliz y los tazos. Leyes similares están en tramitación en Chile, Brasil y Argentina.

Pese a los anuncios, las cosas no se dan tan rápido como freír una papa: estas leyes luego de aprobadas pasan a la autoridad sanitaria de cada país,

que debe implementar un reglamen-to, sin un plazo definido. “Los países prohíben según su nivel de exigencia, y hay grandes presiones comerciales también”, comenta la pediatra Cecilia Castillo, asesora de la ONG chilena La Liga de los Consumidores.

En el caso chileno, en octubre pasado la Contraloría rechazó partes del reglamento en curso: el ministerio determinó que la prohibición de pro-

mociones y figuras en productos para niños debía correr sólo para nuevos productos. La Contraloría determinó que debe aplicarse también para los productos ya existentes. Entonces, si el ministerio determina que las zucaritas son altas en azúcar, por ejemplo, el tigre Tony debería desaparecer del envase. Directo a la selva de donde vino.

La autorregulación que argumentan algunas empresas tampoco funciona del

No dejar al alcance de los niNos. La industria usa las mismas tActicas que el tabaco”, dice Margaret Chan, directora de la OMS.

TOP TENLas 10 mayores empresas de alimentos

SUBRK

2012EMPRESA PAÍS

VENTAS 2012

(US$ MM)

1 BRF FOODS BRA 13.955,2

2 GRUPO BIMBO MÉX 13.353,5

3 NESTLÉ BRA 5.841,6

4GRUPO INDUSTRIAL LALA MÉX 5.327,5

5 GRUMA MÉX 4.960,5

6 NESTLÉ DE MÉXICO MÉX 3.763,2

7 SIGMA MÉX 3.492,6

8 COAMO BRA 3.292,0

9 GRUPO NUTRESA COL 2.971,2

10 ARCOR ARG 2.839,2

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todo. En Brasil, por ejemplo, hay un acuerdo entre el Ministerio de Salud y la Asociación Brasileña de Industrias de Alimentación (ABIA) para reducir el sodio en alimentos procesados. La esti-mación es sacar más de 8.000 toneladas de sodio del mercado brasileño para 2020. No obstante, según Ana Paula Bortolotto, investigadora del Instituto de Defensa del Consumidor (Idec), este esfuerzo no es significativo. “Hicimos una encuesta de evaluación del sodio de productos y la cruzamos con las directrices del acuerdo con el minis-terio. La reducción era ínfima porque las metas ya fueron cumplidas por las empresas”, explica.

¿Por qué criaturas tan simpáticas como el conejo de los cereales, el tigre de los snacks y el oso de los pasteles están en el sillón de los acusados? “Los alimentos y bebidas ultra-procesados son la causa principal de los patrones dietéticos que conducen a tal pande-mia”, dice el paper Nutrición y salud pública en el ultra-procesamiento de alimentos, de Geofrey Cannon y Carlos Monteiro, de la Universidad de São Paulo. Según datos de Euromonitor, un 75% de las ventas de comida en el mundo corresponde a alimentos pro-cesados. Los culpables del peligro en estos productos, según la OMS, están identificados y son tres: azúcar, grasas saturadas y sodio. Todo por los peligros de su alto consumo.

A estas acusaciones la industria responde culpando al sedentarismo, no a los alimentos, apoyándose en sus propias investigaciones. “Las causas de la obesidad según la OMS están restringidas a lo nutrimental y no reconoce factores sicológicos y eco-nómicos que inciden en lo que ellos llaman pandemia”, dice el libro La alimentación de los mexicanos (2012). Publicado por la Asociación Nacional de la Industria de Bebidas Alcohólicas y Conexos A.C., su autor es el asesor en mercadotecnia del organismo, Pedro García Uriguen.

El libro es parte de las investiga-

RIESgO A LA vISTA

Relación entre actividad física y disminución de riesgo de estos tipos de cáncer

Relación entre obesidad y aumento de riesgo de los siguientes tipos de cáncer

endOMetRiO

MAMA pOstMenOpáusiCO

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fuente: World Cancer Research fund international"

en su sitio web, confirmando también su compromiso a bajar el sodio en sus productos. Los consejos de vida salu-dable están presentes en prácticamente todos los sitios web de las empresas y Secretarías de Salud de la región. Sin embargo, para que funcionara este régimen, con la actual ingesta de alimentos, requeriría un poco de atletismo, tipo Usain Bolt y su quema de 4.000 calorías diarias. Porque no hay un equilibrio entre las calorías que consumimos y las que gastamos.

“El propósito de la propaganda de actividad física es distraer la atención del problema central”, comenta Geofrey Cannon. Para el investigador el incon-veniente central es que la política eco-nómica permite a las transnacionales desplazar los sistemas alimentarios tradicionales de América Latina.

El problema no sería tan grave si fuesen sólo obesidad y sobrepeso. A lo más sería un tema de autoestima. Pero lo más controversial son las enfermedades incurables asociadas a esta condición, con un aumento de las muertes cada año. Según datos de la World Cancer Research Fund (ver recuadro) el alto consumo de azúcar y grasas saturadas es causa de obesidad y sobrepeso, lo que a su vez provoca diabetes y algu-nos tipos de cáncer al colon, esófago, endometrio y páncreas. Esto además de enfermedades cardiovasculares, de las que también es responsable la alta ingesta de sal.

En México, el último lustro se des-tacó por el incremento de la obesidad y el sobrepeso sin mucho avance en las regulaciones. Incluso el secreta-rio de Salud del gobierno anterior, Salomón Chertovski, fue un férreo defensor de la autorregulación de las empresas. Con las que, dicho sea de paso, tenía un vínculo familiar: es hijo del fundador de ConMéxico. Y si el intercambio entre la industria y los gobiernos sigue una lógica de guerra fría, en el avanzado caso mexicano el debate entre ONG calienta mucho más el ambiente.

ciones que realiza la industria para contrastar lo difundido por organismos internacionales. “No hay evidencia cien-tífica que demuestre que una categoría de producto incida causal y directa-mente en el sobrepeso y la obesidad”, dice un comunicado de ConMéxico a propósito de la reciente ley de impuestos

mexicana. Argumentan que lo único científicamente irrefutable es que las dietas y el sedentarismo inciden en el peso de las personas. De ahí el acento de las empresas en campañas de vida saludable.

“Para llevar una alimentación sana y equilibrada, como la Dieta Medite-rránea, Bimbo te recomienda seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio de forma regular”, dice la compañía

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PasiOn azteca“La sal es vida, no nos toques el salero”, dice una campaña del Centro para la Libertad del Consumo. Es una auto-denominada organización mexicana a favor de los derechos de los consumido-res, aunque en su sitio web sólo existe información y fotos del abogado Gonzalo Sánchez de Tagle. Y no es la única ONG que ha surgido recientemente en México contrarres-tando a organizaciones que exigen regulaciones. “Como ha pasado con las tabacaleras, la industria ha empezado a impulsar una serie de organizaciones que nadie conoce, con días de haberse creado y defendiendo argumentos que van contra el sentido común y la evidencia científica”, comenta Xiuh Tenorio, de la Fundación Mídete. “Y presumible-mente son financiadas por la industria alimentaria”, agrega.

El fuego cruzado entre ambas visiones se puede constatar en YouTube. Por una parte, la Alianza por la Salud Alimen-taria dice en un video publicitario pro regulación “subamos los impuestos, el

contra del impuesto, donde se dice que es un impuesto Bloomberg”, comenta Alejandro Calvillo, director de Poder del Consumidor, ONG que recibe parte de los aportes del estadounidense a través de la fundación Bloomberg Philantropy. La entidad estadounidense anterior-

mente colaboró en campañas contra el tabaquismo en México.

En este ítem, las organizaciones mexi-canas anti regulaciones se defienden de las acusaciones de ser financiadas por la industria de alimentos. Es el caso de la organización Central Ciudadano y Consumidor, que da explicaciones sobre su estudio Hacia un Consumidor Responsable contra el Sobrepeso y la Obesidad. “Se pretende engañar atribu-yendo la realización y financiamiento a empresas y asociaciones del sector industrial”, afirma en su sitio web. “El

Si el ideal es tener sabores sin sal, azúcar ni grasas, se abre una nueva arista, sobre qué tan seguros son los saborizantes, colorantes y potenciadores de sabor.

Tenemos los sabores tan bien identificados que incluso los usamos como adjetivos: un momento amargo, una sonrisa dulce, un comentario ácido. Pero existe un quinto elemento, el sabor Umami. Presente en la carne de vacuno, pollo, cerdo y productos marinos. “Este sabor se identifica en fuentes de proteína”, dice Laura Arias, académica de Iteso en México. Iden-tificamos el sabor umami con alimentos proteicos, ya que proviene principalmente de aminoácidos que reconocemos en las papilas gustativas. Para resaltar este sabor la industria usa los denominados potenciadores de sabor, elementos que hacen más sabrosos los alimentos. Uno de ellos es el polémico Glutamato de Sodio.

¿De qué se lo acusa? De producir una sensación de no saciedad. “Por un tema evolutivo tenemos atracción por ese tipo de sabores. Si los agregas vas a generar más ganas de comer”, dice la pediatra Cecilia Castillo, asesora de la ONG Liga de Consumidores de Chile. En la industria se usa principalmente en snacks, salsas de soya, cecinas, y caldos de carne y pollo, esos cubitos que se usan en las casas para incrementar el sabor de una comida. “Algunos alimentos bloquean la sensación de saciedad y producen una inquietud por seguir consumiendo. El glutamato monosódico es uno de ellos”, confirma Arias.

Sin embargo, hay dos colorantes de los que se tiene más recelo: la Tartrazina y el Amarillo Crepúsculo. “El primero se relaciona con tumores a la tiroides y el segundo con tumores al hígado”, afirma el académico de la Universidad de Chile Fer-nando Vio en la revista Nutrición XXI, del Instituto de Nutrición y Alimentos de ese país. Ambos colorantes están prohibidos en Noruega y figuran en algunos países en letra negrita en el envase. “Nunca se ha podido demostrar que los aditivos o co-lorantes produzcan daño a la salud, excepto a personas que son sensibles o alérgicas”, comenta Vio. Por eso se habla de sospecha, no de pruebas científicas. “Lo que hay es descripción de casos. Son peligrosos para personas sensibles, no para toda la población”, agrega.

El quinto elemento

dinero servirá para tratar enfermedades e instalar bebederos en los espacios públicos”. El spot ya fue censurado en Televisa, TV Azteca y Milenio TV, que se negaron a emitirlo. “Incluso tras contratos firmados nos devolvieron la plata de la emisión”, comenta Tenorio.

Por otra parte, una publicidad subida por el anónimo usuario Sr. Dedos a la red dice: “La fundación del alcalde de Nueva York financia en parte la cam-paña que alerta sobre el supuesto alto contenido de azúcar en los refrescos: ¿vas a permitir que un gringo te diga qué consumir?”. Se refiere a Michael Bloomberg, quien comprometió en septiembre pasado US$ 10 millones, en un período de tres años, para apoyar las políticas de salud pública que están enfocadas a reducir la obesidad en México. “Se trata de campañas sucias

la batalla en mexico se acrecienta con fuego cruzado entre ong pro y contra regulaciones.

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estudio fue elaborado directamente por esta organización, coordinado por nuestros propios medios”. Esta ONG es encabezada por Bernardo Altamirano, quien fue Procurador Federal del Con-sumidor durante el anterior mandato de Felipe Calderón. “Pasó de trabajar para el gobierno defendiendo a los con-sumidores, a defender a la industria”, agrega Tenorio.

Nuevas fOrmulasMientras el debate sigue en los medios de comunicación (y también forzada-mente fuera de ellos) la industria busca nuevas soluciones para sus productos, tratando de no entrar demasiado al área chica de la discusión. “Balanceamos las controversias, pero con una óptica lo más agnóstica posible”, dice Marcelino Mar-tínez, vicepresidente del Área Técnica de América Latina de The Coca-Cola Company. “No hay apasionamiento”, agrega. Agnosticismo o fe, el hecho es que compañías como Bimbo, Nutresa o PepsiCo se negaron a conceder entre-vistas para este artículo.

En América Latina, las grandes com-pañías se adelantan al posible escenario de restricciones implementando nuevas fórmulas. El sabor ideal que permita seguir comiendo sin producir daño. En EE.UU. incluso existen softwares conec-tados a células gustativas humanas para buscar el grial alimentario. Así expanden su abanico con productos saludables que suman a los ya existentes, con un criterio evolutivo: el tiempo dirá cuáles productos sobrevivirán.

En esa línea está la Coca-Cola Ste-via que se vende en Argentina, con una etiqueta verde, como también la adquisición de compañías locales de té y café. Incluso PepsiCo, en su sitio web, ya diferencia sus productos en tres secciones: Fun for you, Good for you y Better for you, según sus ingredientes. Las papas fritas y los snacks obviamente están en la primera categoría por su alto contenido de sodio.

Es innovación por sobrevivencia, considerando que el crecimiento en el

la sal”, comenta Marcial Peña y Lillo, gerente de Wellness Nestlé Chile.

En el caso del gigante BRF Foods, la mayor compañía de alimentos de la región, invirtió US$ 26 millones en un centro de innovación inaugurado el primer semestre de este año. “Incluye laboratorios, mini fábricas y cocinas experimentales para desarrollar nuevos productos”, confirma Luciana Matiello, directora de Global Brand de la com-pañía brasileña. Sin embargo, el punto de tope para la industria es no perder el sabor. Es la razón inmemorial de por qué elegimos un alimento.

“El sabor nunca será punto de discu-sión, es el driver principal”, dice Óscar Ramírez, ingeniero químico y saborista de Symrise Colombia-Flavor&Nutrition. “Los consumidores buscan productos que les gusten, independiente de su funcionalidad, promesas o beneficios”. Mientras haya sabor, habrá consumido-res, parece ser el lema.

Mientras esperamos más productos saludables en América Latina, según expertos en nutrición lo que podemos hacer ante la oferta actual es apren-der a descifrar el etiquetado de los alimentos, para decidir informado. “Los ingredientes aparecen por orden decreciente respecto a la cantidad. Los que aparecen primero están en mayor cantidad”, explica Ana Paula Bortolotto, nutricionista del Instituto de Defensa del Consumidor brasileño.

Si un alimento tiene al azúcar entre los tres primeros de la lista, es alto en esa substancia.

Para la América precolombina la comida siempre estuvo presente en sus ritos: se ofrendaba el maíz, calabazas, mandioca y camote como parte de la naturaleza sagrada. ¿Hora de cocinar en casa? Al menos partamos por in-formarnos qué contiene, realmente, ese paquete de papas fritas antes de encender el televisor. n

Colaboraron Rodrigo Rocha en São Paulo, Susan Abad en Bogotá y Camilo Olarte en Ciudad de México.

ELLOS y ELLASporcentaje de población con sobrepeso y obesidad (índice de masa corporal > 25)fuente: OMs

País Hombres MujeresAmbos Sexos

MÉXICO 67,8 70,3 69,1

VENEZUELA 67,9 67,0 67,5

CHILE 64,2 65,7 64,9

ARGENTINA 66,8 61,1 64,0

EL SALVADOR 59,1 65,6 62,5

PANAMÁ 58,2 64,1 61,2

COSTA RICA 60,3 58,8 59,6

NICARAGUA 53,3 63,2 58,4

URUGUAY 59,0 55,4 57,3

ECUADOR 51,8 60,2 56,0

BRASIL 53,5 52,0 52,8

BOLIVIA 40,4 59,8 50,0

COLOMBIA 44,9 53,8 49,6

PERÚ 43,3 52,2 47,9

EE.UU. 72,5 66,3 69,4

INDIA 10,0 12,5 11,2

mercado de la comida alta en calorías y sodio no es infinito. Esto ya lo demuestra la saturación que existe hoy en mercados como EE.UU. y Europa. Según datos de Euromonitor, el mercado de la co-mida ultra procesada está estancado en países desarrollados, mientras avanza en países de ingresos medios y bajos. En snacks, por ejemplo, el consumo per cápita entre 1998 y 2012 en países de ingresos altos creció un 0,1%, en países de ingresos medios un 2,79% y en países de ingresos bajos un 5,45%.

Cuando el mercado de comida poco sa-ludable se satura, la industria responde con nuevos productos que le permitan abrir nuevos nichos entre consumidores que prefieran bajas calorías o menos aditivos. “La industria está trabajando para apoyar la investigación y el desa-rrollo de compuestos naturales para reemplazar el azúcar y la combinación de especias y resaltadores en cuanto a