Pobreza

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DOMINICAS DE SANTA CATALINA DE SENA - ESTUDIO VIRTUAL DE CONSTITUCIONES Y DIRECTORIO La Pobreza Religiosa SEXTA SESIÓN Introducción Buenas tardes, hermanas. Estamos iniciando nuestra SEXTA UNIDAD del estudio virtual de Constituciones y Directorio, que tiene como tema LA POBREZA. Es necesario no perder de vista que el estudio no puede limitarse a una lectura “de corrido” o “comentada” de las Constituciones y el Directorio. La lectura debe ser atenta, iluminada y clarificadora, pues el estudio tanto en la formación inicial como en la permanente, busca una complementación que ayude a ampliar el horizonte de nuestra visión del tema y nos proporcione elementos que ayuden a una comprensión más profunda e integrada de los compromisos que hemos asumido. Por otra parte, el compartir nos enriquece y nos ayuda a aclarar las dudas o lagunas que tengamos. En el estudio de hoy, después de una reflexión introductoria que nos ubica en el tema, daremos una visión de las dimensiones de la pobreza, enriquecida con algunos textos bíblicos y con los

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Estudio de constituciones: POBREZA

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DOMINICAS DE SANTA CATALINA DE SENA - ESTUDIO VIRTUAL DE CONSTITUCIONES Y DIRECTORIO

La Pobreza ReligiosaSEXTA SESIÓN

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Buenas tardes, hermanas. Estamos iniciando nuestra SEXTA UNIDAD del estudio virtual de Constituciones y Directorio, que tiene como tema LA POBREZA.

Es necesario no perder de vista que el estudio no puede limitarse a una lectura “de corrido” o “comentada” de las Constituciones y el Directorio. La lectura debe ser atenta, iluminada y clarificadora, pues el estudio tanto en la formación inicial como en la permanente, busca una complementación que ayude a ampliar el horizonte de nuestra visión del tema y nos proporcione elementos que ayuden a una comprensión más profunda e integrada de los compromisos que hemos asumido. Por otra parte, el compartir nos enriquece y nos ayuda a aclarar las dudas o lagunas que tengamos.

En el estudio de hoy, después de una reflexión introductoria que nos ubica en el tema, daremos una visión de las dimensiones de la pobreza, enriquecida con algunos textos bíblicos y con los

correspondientes artículos de las Constituciones y el Directorio que hablan de la Pobreza. Así, pues, analizaremos la pobreza en sus dimensiones:

- Bíblica - Teologal - Ascética - Apostólica - Política - Ecológica

Esto nos ayudará a tener una visión integral y permitirá cuestionarnos sobre la fidelidad a este compromiso, en lo personal y en lo comunitario.

Para un mejor aprovechamiento del estudio sugerimos, antes de la reflexión inicial, hacer en comunidad, una lectura atenta de la parte que trata de la pobreza, tanto en las Constituciones como en el Directorio, para tener una idea clara del asunto a tratar.

Después de la reflexión inicial daremos en flipping book, una mirada atenta sobre las dimensiones de la pobreza, para cuya comprensión es bueno ir confrontando las citas bíblicas y las de Constituciones y Directorio, que se relacionan con el tema.

Dada la importancia del asunto y la necesidad que tenemos de revisar nuestro compromiso, después de interiorizar el proceso de la conversión de Zaqueo, desde la pobreza, tendremos oportunidad de cuestionar nuestra mentalidad y actitudes, para saber con quién nos identificamos en la vida cotidiana, con el rico o con el pobre, y en qué puntos necesitamos cambiar, a nivel personal y a nivel de comunidades.

En la pizarra aparecen unas notas autoadhesivas para que dejen sus comentarios.

Para el CHAT de las 5.30 proponemos comentar el temaRelación entre  Pobreza  evangélica,  Libertad  y  Anuncio  del  

Evangelio.

Seguir a Jesús exige renunciar a los bienes materiales y a las seguridades que en ellos se encuentran; la seguridad del discípulo sólo puede estar en Dios. El fruto de la renuncia debe ir a los pobres, para que la pobreza sea evangélica. Esto se encuentra en el trasfondo de muchas vocaciones (Leer: Eliseo I Rey 19,19-21; los Apóstoles Mt 4,20-22; el joven rico Mc 10,17-21)

La fidelidad actual en la vida religiosa nos exige la vuelta al evangelio, al origen de la v ida re l i g iosa , a nues t ros o r ígenes congregacionales … para actualizar los carismas.

1. Dimensión Bíblica

a. La vida religiosa encontró el fundamento para la pobreza en la persona de Jesús. Muchos fundadores sintieron la llamada del Señor escuchando algún evangelio referente a la pobreza o a los pobres (“vende lo que tienes, dáselo a los pobres … ven y sígueme “ Lc 10,21- 22).

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No conviene buscar la base de los votos, y en concreto el de pobreza, en frases sueltas o textos puntuales de los evangelios, sino en el evangelio total, es decir en la buena nueva de Jesús. Esta es la regla suprema de la vida religiosa.

En el Nuevo Testamento se resaltan algunos puntos fundamentales:

1) No hay en la predicación y la praxis de Jesús ninguna condena maniquea de los bienes materiales. Más bien Jesús tiene fama de comilón y bebedor.

2) Hay, sí, una advertencia muy seria sobre los peligros que suponen las riquezas o la acumulación de bienes materiales Mt 6,21: los bienes se convierten fácilmente en ídolos a los que se les confía la felicidad y la salvación, y se convierten en un obstáculo para la fraternidad.

3) Tanto Jesús como sus seguidores parecen haber renunciado a la acumulación de riquezas. Será una condición para ser predicadores carismáticos itinerantes? Para un itinerante la acumulación de cosas es un estorbo. En los evangelios de Jesús, la pobreza apunta sobre todo al valor absoluto del

Reino y a la prioridad absoluta de Dios sobre todas las cosas (Mt 8,18-22; Lc 9,1-6) Const., 43

4) A sus seguidores les exige la venta de todo lo que tienen, dárselo a los pobres, en gratuidad, para seguirle. No se puede entender ni practicar la pobreza evangélica si no es en relación con los pobres. Pero, sobre todo, se le exige en un contexto de misión: “no llevéis ni oro, ni plata, ni dos túnicas…” “(Mc 6,7-9) Si no somos verdaderamente pobres, cómo vamos a acreditar nuestro ministerio?

5) Además de esa pobreza material, el Nuevo Testamento insiste en la dimensión teologal de la Pobreza: la renuncia a sí mismo, el anonadamiento, la kénosis, la confianza en la providencia … El modelo es Jesús, quien, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos a todos ( Fil 2,5-11) Const., 44

En este contexto se puede interpretar la doble versión de las bienaventuranzas que nos ofrecen Lucas ( 6,20 ss) y Mateo ( 5,3 ss ) Const. 41.

c. El otro referente para la pobreza evangélica en la vida religiosa fue la Iglesia primitiva, sobretodo la “comunidad de los Hechos de los Apóstoles”. Esta comunidad se convirtió en ideal de la comunidad religiosa (Hech 4,32-35) y en ella se inspiraron los fundadores. Const. 42 y 43.

La comunicación de bienes es la medida de la vida evangélica de una comunidad. Si ésta falla, lo demás no es suficiente. La comunicación de bienes es la expresión más concreta de la fraternidad (Direct.35).

Hoy es preciso recuperar la comprensión de la pobreza evangélica como comunicación de bienes. Const 46.

2. Dimensión Teologal

Consiste esta dimensión en descubrir la mística de la pobreza, o el valor absoluto del Reino de Dios.

La pobreza voluntariamente aceptada se convierte en una denuncia contra la idolatría o la absolutización de las riquezas, como si estas fueran la verdadera medida del valor de las personas y el verdadero camino hacia la felicidad humana. En este sentido,

la pobreza evangélica tiene un valor contracultural frente a la cultura del mercado y frente a la sociedad del bienestar, que se han olvidado de la gratuidad. Direct., 33.

Hijos de Dios y hermanos de los hombres son los dos ejes de la espiritualidad evangélica.

3. Dimensión Ascética

Valor ascético de la pobreza

La pobreza voluntariamente aceptada tiene un gran valor pedagógico:

ü fortalece la voluntad tan debilitada en la cultura moderna y postmoderna;

ü proporciona una cierta soberanía del espíritu sobre la “carne” tan necesaria para el crecimiento evangélico;

ü es una denuncia de la idolatría del consumo como garantía de felicidad …

Hasta la cultura secular reclama hoy el retorno a una vida sobria y austera, aunque sólo sea porque los bienes de que dispone la humanidad son escasos. Se pide hacer frente a la cultura del consumo con una cultura de la austeridad (Direct. 34).

Esta dimensión ascética de la pobreza no ha de contentarse con la mera ascesis legal, ni con una práctica meramente disciplinar de la pobreza. Lo que está en juego sobre todo es la sabiduría que permite a los seguidores de Jesús distinguir lo esencial y necesario de lo accidental y prescindible. Esta sabiduría tiene una importancia contracultural hoy, cuando lo más accidental se ha hecho necesario e imprescindible (Direct. 36 y 37)

En esta dimensión también es necesario recuperar el sentido del trabajo como forma de pobreza ( Const 46) :

-­‐ El trabajo dignifica a la persona y sobre todo la hace más realista y responsable Conviene experimentar en carne propia lo que cuesta ganar el pan, para vivir la pobreza con realismo y administrar los bienes con criterio.

-­‐ Pobres son los que trabajan, no los que viven de la explotación del capital, pero:. no se ha de medir la vida religiosa y a sus miembros por lo que producen o por la eficacia laboral,. ni se ha de evaluar el trabajo apostólico con criterios meramente económicos y de rentabilidad.

-­‐ Tampoco se debe sacrificar la vida religiosa al trabajo, sobre todo en este momento en que los recursos humanos disponibles en las congregaciones han disminuido (Atención al activismo).

4. Dimensión Apostólica

“Para no desacreditar nuestro ministerio”

La pobreza religiosa no tiene como finalidad solamente hacer a los re l ig iosos buenos moralmente, s ino hacer los creíb les evangélicamente. Pero para esto no basta el testimonio personal, es necesario el testimonio institucional. Aquí está la fuente de nuestras dificultades hoy: los numerosos testimonios de pobreza individual se vuelven insignificantes ante el antitestimonio institucional. Cómo convencer a alguien hoy que somos pobres? Const., 47; 52

5. Dimensión Política

La vivencia de la pobreza evangélica nos pone en sintonía con la Búsqueda del bien común. Esta dimensión implica varios aspectos:

a. La solidaridad real y efectiva con los pobres o la comunicación de bienes más allá de las fronteras congregacionales.

Cada comunidad deberá discernir cuánto ha de compartir con los pobres.

b. La puesta de nuestro patrimonio material y cultural al servicio de los pobres.

Cómo está, cada una de nosotras colocando lo que es y lo que sabe al servicio de los pobres?

c. Hacer de los pobres los destinatarios preferentes de nuestras obras y ministerios apostólicos.

La Congregación debe preguntarse muy seriamente en los Capítulos quiénes son los destinatarios de su misión.

Este criterio debe ser tenido en cuenta a la hora de la revisión de obras.

d. El compromiso con la justicia y los derechos humanos como forma de pobreza

Esta es quizá la forma más eficaz de solidaridad con los pobres forzosos. En esto consiste la dimensión política de la pobreza

evangélica (Cfr. Const 53)

“El grito de los pobres: . Prohíbe colaborar con la injusticia; . Obliga a despertar la conciencia a las exigencias de la justicia social; . Induce a unirse a los pobres en su condición; . Invita a cambiar de destino obras propias, poniéndolas al servicio de los pobres; . Impone un uso limitado de los bienes”

e. Apelar a criterios éticos a la hora de invertir y gestionar los capitales congregacionales.

6. Dimensión Ecológica

El gran patrono de esta dimensión es San Francisco de Asís. Pero en este momento la dimensión ecológica de la pobreza no

se limita a la experiencia mística de la naturaleza y a la relación fraterna con ella.

Hoy el respeto y el cuidado de la naturaleza se han convertido en una verdadera necesidad ética, pues está en juego la misma supervivencia de la especie humana y la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.

La pobreza evangélica de la vida religiosa debería ser hoy una denuncia frontal de la política de explotación salvaje de la naturaleza y un testimonio de austeridad y sobriedad en la administración de los recursos naturales.

(Cfr. MARTINEZ DIEZ, Fray Felicísimo, O.P. La vida religiosa y la npobreza, Conferencia en el Curso Formadores de la Familia Dominicana, Lima, agosto de 2012)