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GRUPOS DE PODER, ELECCIONES Y ALTERNATIVA EN MÉXICO
Para saber cuál es el proyecto de quien aspira al Poder no hay que escuchar lo que dice abajo,
sino lo que dice hacia arriba… Hay que escuchar lo que les ofrece a quienes mandan en realidad (Sub Marcos).
Ya se pudrió, este sistema electoral no tiene remedio… Se necesitan cosas nuevas.
Ya no tiene caso ni discutirlo: el sistema electoral es una farsa (Jorge Alonso).
Martín González
Mes de abril de 2012
Introducción
Después de un poder centralizado y extralimitado existente en México por dos largos
periodos -de 1920 a 1940 y de 1940 hasta 1983-, sustentado en “redes y subredes de poder” que
compartían interés militar (el primero) y financiero (el segundo), además de generación y familias
(Jorge Gil-Mendieta y Samuel Schmidt, 1994), un nuevo núcleo de poder a partir de Carlos Salinas
de Gortari pretendió cooptar la nación por detrás de las instituciones y grupos políticos formales,
convirtiéndose así en un poder subterráneo o “centro oculto de poder” que mostró un actor
político hasta entonces desconocido, por conjugar en sí mismos distintos roles sociales:
narcopolítico-empresario (Luis Méndez y Augusto Bolívar, 1995). Se definió como “el privilegiado
núcleo institucional, inserto en el aparato de Estado, desde donde se ejerce realmente la
dominación política. Se constituye como la mínima expresión de una fortalecida burocracia,
creadora de un poder enmascarado que no encuentra límites en el Derecho, por tanto, actúa al
margen de leyes y reglamentos” (Luis Méndez y Miriam Alfie, 1995). Dicho “centro oculto de
poder” pronto se puso en crisis con la insurrección indígena popular de enero de 1994 y los ajustes
de cuentas internos, dando inicio así no una crisis de transición a la democracia sino, como señaló
Adolfo Gilly, una larga “crisis de una transición sin ley ni piedad hacia el poder indisputado de las
grandes finanzas y sus socios” hasta el presente (citado en Méndez y Bolívar, op. cit). Aunque por
ser ya plenamente exhibido y no se hable más de un centro oculto de poder, sus formas, nexos,
redes y medios de control, coacción y presión se muestran extensos y persistentes en el modelo
neoliberal, y se opondrán “a una reforma plena que cambie cualitativamente el ejercicio de la
dominación” (id), más aún por las vías formales de los partidos y elecciones. A no ser que los
rebase de manera alterna y novedosa, la paulatina irrupción general de los de abajo.
Elecciones, partidos, individuos… grupos de poder
Las elecciones en todos sus espacios y niveles, de fachada son condicionadas de manera
total por los partidos políticos, por lo que muchos señalan que más que democracia esto es una
partidocracia. Los llamados “ciudadanos” tienen muy poco que hacer en la rebatinga de puestos,
curules, candidaturas, equipos de campaña, titulares y suplentes. Bueno, sí deben hacer algo:
ponerse un collarín ortopédico para que no se les dañe el cuello ante el trampolín de esos
haraganes individuos que saltan de un lado a otro con tamaña ruindad flexible.
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Pero no digamos individuos, sino más bien cabezas de grupos de poder, puntas de madeja
de hilo que al jalar un poco comienzan a mostrar todo el nudo y férreo tejido que tienen por
detrás. Grupos de poder político local, regional y nacional, además del monopolizado poder
internacional; grupos de poder económico empresarial local, nacional y trasnacional; grupos de
poder de los medios de difusión; grupos de poder mixtos: en educación-empresas-política,
sindical-ganadero-político, empresarial-religioso-político; jurídico-militar-político. Además de los
grupos de poder del crimen organizado, que intervienen también en las condicionantes electorales
y se enlazan en complicidad con cada uno de los anteriores.
Sin embargo, en el entretejido del fondo, estos grupos de poder se cruzan y traslapan en
sus supuestas diferencias políticas mostradas en público. Por detrás se enlazan, alían e imponen
sus intereses –a la vez- en los distintos partidos, candidatos, individuos y hasta órganos
electorales. Y a través de estos mecanismos es como llegan a controlar regiones, áreas
estratégicas y puntos nodales de la vida local, regional y nacional. Ahí es dónde se evidencia que ni
estamos en una democracia, pero tampoco en la nombrada por los intelectuales y la academia
sólo como partidocracia, sino más bien como señala Edgardo Buscaglia, en una “mafiocracia”
(Proceso 1822, 2 de octubre de 2011). Un “modelo político-empresarial mafioso que prevalece en
México desde los años ochenta” en donde el poder de grupos, núcleos y redes que -de manera
legal o extralegal, formal o de facto- cuidan, cubren, defienden e imponen sus intereses por
encima y a pesar de las poblaciones, sectores sociales y territorios. Es cierta la actual percepción
de la gente común que mira cómo los mismos grupos de poder se postulan por cualquiera de los
partidos políticos, sin identidad ni ideología política delimitada. Cito con amplitud al mismo
Buscaglia: “Y es que hay grandes inversiones en determinados sectores protegidos de la economía
que han sido protegidos por el partido en turno, llámese PRI, PAN o PRD, aquí no hay ideología,
porque en México la simulación electoral es un deporte nacional, pues los candidatos de todos los
partidos están manejados por los mismos focos de poder. A mí me han dicho que la simulación es
una falacia, porque en México se celebran elecciones. Ante eso yo digo que, en efecto, los
candidatos van a elecciones, pero están previamente pridigitados por esos factores de poder que
están tras bambalinas, y esos factores de poder son los que han generado la fragmentación del
estado…” (id.). Más sin embargo, esas redes de poder encuentran sus verdaderas resistencias,
oposiciones y alternativas en los grupos, colectivos, movimientos y territorios organizados de
manera independiente, al margen del Estado y el capital; ya que ahí no cuentan con formas ni
mecanismos directos, ni bajo su poder, para controlarlos o encausarles con desfachatez hacia su
descarado sistema de dominación. Si la “izquierda” electoral ofrece el control de estos últimos, tal
vez los grupos de poder esta vez les tome la palabra.
Grupos de poder nacionales
A nivel nacional se encuentran los actuales 28 magnates empresariales (Slim, Salinas
Pliego, Larrea, Servitje, Azcárraga, Garza Sada, Harp Helú, etc.) que concentraron sus capitales en
las últimas tres décadas mediante los procesos de privatización implementados por gobiernos
neoliberales, y que tan sólo en tres años 1991-1994 pasaron de ser 2 a 24 multimillonarios
mexicanos en la revista Forbes. Entre los 28, con sus empresas y consorcios ligados a las
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trasnacionales, suman un promedio de 132 mil millones de dólares, es decir 1 billón 651 mil 250
millones de pesos que representan el 10 por ciento del PIB total de país. Por sí y a través de sus
organismos empresariales, se han convertido en los llamados “grupos de interés” o “grupos de
presión” que condicionan al Estado en general, a los gobiernos, partidos y candidatos. En
diciembre de 1987 algunos de ellos (Slim Helú, Brener, Legorreta, por ejemplo) conformaron la
Comisión de Financiamiento y Fortalecimiento Patrimonial del PRI para promover al candidato
oficial Carlos Salinas de Gortari, siendo luego beneficiados con las privatizaciones de ese sexenio.
En el año 2000 una parte (Alfonso Romo Garza entre ellos) conformó la agrupación Amigos de Fox
para promover y financiar la campaña de aquel insigne candidato “empresarial” que sólo trabaja
para los intereses de su grupo; el mimsi Romo Garza también apareció después impulsando la
candidatura de Calderón. Desde el pasado 19 de octubre, algunos de ellos (Gurza Obregón,
Guadiana, Madahuar, Sahagún, Turner, etc.) ahora han conformado la agrupación Despierta
México para evitar “que vuelva la dictadura del PRI o que el país continúe en el camino del fracaso
del PAN”, es decir, para apoyar la candidatura de López Obrador. Despierta México se dio a
conocer en Monterrey y es auspiciada también por el empresario regiomontano Alfonso Romo
Garza. El empresario cohauilense Fernando Turner es el propuesto como Secretario de Economía
en el equipo de Obrador, y él junto con los empresarios Romo Garza, Tamez, Lozano y de la cruz -a
solicitud expresa de Obrador-, son quienes formularon el proyecto económico lopezobradorista. El
longevo concesionario de Ford en Coahuila, Alejandro Gurza Obregón, sintetiza así el proyecto:
“Yo le he dicho a Andrés Manuel, dejémonos de izquierdas y derechas… lo que necesitamos es
pensar en un solo México y hacer un equipo con un programa de trabajo y una sola meta”, la que
coincide con ellos: generar empleos, con “buenos” salarios y disminuir la inseguridad (Proceso
1842, 19-feb-2012). Josefina Vázquez Mota, por su parte, busca sacudirse el peso de la mediocre
continuidad, pero en un lapsus lingue público masivo en Tamaulipas afirmó con contundencia:
“fortaleceremos el lavado de dinero”. Enrique Peña Nieto aparece como el promotor turístico de
los empresarios del ramo y de Televisa en cada uno de los Estados del país, con su desaforado
despojo y concentración de bienes costeros, bosques y lagunas. Grabriel Quadri ha sido el
ecologista preferido de los empresarios, fungió como director general del Centro de Estudios del
Sector privado para el Desarrollo Sustentable del Consejo Coordinador Empresarial y miembro del
World Business Council for Sustainable Development. El ahora ya ha planteado abiertamente la
privatización de PEMEX, la industria eléctrica y hasta de los reclusorios.
El empedernido grupo neoliberal de Salinas-Zedillo actuando como poderes formales o de
facto, visibles o como renovados centros ocultos de poder (Luís Méndez y Miriam Alfie, 1995),
pretendiendo sostener a toda costa la política económica transexenal mantienen posicionados a
personajes claves en la SCT, SHCP, SE, Bolsa de Valores, Consultorías públicas y órganos
internacionales (en consejos de administración, consejos ejecutivos de empresas globales, Club de
Madrid, Consejo de Inter Acción, Iniciative for Policy Dialogue); en el PAN-PRI-PRD y “partidos
bonsay”; la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Federal Electoral; entre los empresarios de
puertos, minas, electricidad, ferrocarriles, gas doméstico, aeropuertos, Televisa (desde dentro con
Salvi Rafael Folch Viadero y Leopoldo Gómez); en tres de las principales encuestadoras nacionales
con exfuncionarios de Zedillo como dueños: GEA-ISA de Jesús Reyes Heroles, GCE de Liébano
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Sáenz y BMG de Ulises Beltrán; aparte de los intelectuales como Aguilar Camín, Krauze, Castañeda,
entre otros. Recuérdese que fue en tiempos de Zedillo cuando también la “izquierda” gobernó dos
delegaciones y luego la capital del D.F, volviéndose crítica contra Salinas pero favorable a la
política económica de Zedillo; es decir una “izquierda” favorable al proyecto neoliberal. Aquí es
imprescindible retomar la severa y fundada crítica que el EZLN (2005) hizo al proyecto que se
conjuntaba en torno de López Obrador: “…no estamos enfrente de un líder nostálgico del pasado
nacionalista revolucionario, sino de alguien con un proyecto muy claro de presente… y de futuro
(…) ofrece crear las bases de un Estado ‘moderno’ [que termine lo que dejaron pendiente Salinas y
Zedillo y que no pudieron Fox-Calderón]. Si Carlos Salinas de Gortari fue el gobernante ejemplar
como operador de la destrucción neoliberal en México, López Obrador quiere ser el paradigma del
operador del reordenamiento neoliberal. Ese es su proyecto” que parece que ahora sí cuenta con
una parte del aval empresarial y avanza. También está en juego el jugoso negocio de las empresas
paraestatales restantes, y que tan sólo PEMEX se encuentra valuada en 250 mil millones de
dólares. Por último, como ha señalado en The Wall Street Journal José de Córdova (2012), el
duopolio televisivo Televisa-Tv Azteca “ha estado tradicionalmente entre los principales
intermediarios del poder en México, a menudo cambiando acceso a la televisión por la protección
de sus intereses comerciales”, señalando ahora sus fuertes ligas con el candidato del PRI, Peña
Nieto.
Grupos de poder en Jalisco
Los mismos o semejantes grupos de poder que envuelven, condicionan y encauzan los
partidos y las elecciones se muestran en el Estado de Jalisco y sus municipios. Por ejemplo, en el
grupo de Aristóteles Sandoval ahora está incorporado Servando Sepúlveda, empresario
restaurantero, de seguridad privada y ex titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de
Guadalajara, quien se encuentra “envuelto en acusaciones por sus presuntos vínculos con el
hampa” (Alberto Osorio Méndez, 2012). Los grupos de poder empresarial (Servitje-Bimbo,
forestal, gasolineras), con Alberto Cárdenas como candidato ya conjuntan su proyecto con los
industriales de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara (Canaco) y los pequeños
empresarios del ramo abarrotero, pero también con los miembros del Consejo Mexicano del
Comercio Exterior, Delegación Occidente (Comce). Enrique Alfaro se reconoce en “relación
orgánica” con el sector privado, del que trae su origen y forma parte; por lo que el objetivo final de
su programa económico es “construir una relación ya no simulada entre el sector privado y el
Gobierno del Estado; que el sector privado sea parte de las decisiones más elementales de la
política de impulso a la competitividad y al desarrollo económico”, como él mismo lo expuso en el
Club de Industriales y por lo que no tiene empacho de solicitar el voto de los panistas (El
Informador, 3-mayo-12). Entonces “en Jalisco cocemos habas en idénticas cacerolas” de lo
nacional, ha dicho de manera metafórica el analista Juan M. Negrete. Y cuestiona al camaleónico
grupo padillista que durante los últimos 15 años mantiene coartado al PRD estatal y los candidatos
desde los comités municipales. Del sindicato de la U de G por ejemplo, Roberto López pasó a una
corta dirigencia estatal del sol azteca, para ser ahora candidato a senador. Pero el padillismo tiene
su apuesta mayor en la candidatura estatal del PRI, donde también el ex rector y diputado Trino
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Padilla ahora es candidato a diputado local por el distrito 13 y Leobardo Alcalá Padilla a la
diputación federal por el distrito 8. Pero este grupo también se introduce en el PAN, con medio
centenar de “investigadores” que pone al servicio de los candidatos del blanquiazul. Esas mismas
redes de grupos de poder fácticos controlando los partidos y elecciones, también se pueden
descubrir y mostrar en cada uno de los municipios.
Conclusión, la verdadera elección
Con lo anterior parece suficiente para probar la tesis planteada. Pero ante esa maraña de
poderes fácticos controlando las formas políticas oficiales con sus núcleos partidistas y ciclos
electorales, es necesario resaltar las nuevas formas de auto-organización social y política que se
gestan por debajo y por fuera de la desorganización neoliberal provocada por más de tres
décadas, y que manifiestan su creciente independencia, autogestión y autonomía del Estado y el
capital en sus resultados cotidianos. “Viene una nueva era –explica Jorge Alonso (Proceso 1830,
27-nov-11)- en la que la gente resuelve sus necesidades cotidianas al margen del poder político. La
gente ya ni necesita a los políticos, pues ellos nunca voltearon hacia abajo para ver a los
ciudadanos. Entonces, que sigan con su farsa, con sus elecciones manipuladas; el pueblo seguirá
adelante, como siempre, por sí solo”. Pero ahora “se ocupa un movimiento que una las luchas en
contra del sistema que nos despoja, nos explota, nos reprime y nos desprecia” ha planteado el
EZLN (2005); un movimiento que no controle ni acumule poder, sino que potencialice las
diferencias, insubordinaciones e insurgencias; un movimiento de movimientos. Cosa que intentó
con precisión y acierto la Otra campaña (acosada por el sistema, los grupos de poder y su violencia
desde sus inicios con el elitista Pacto de Chapultepec auspiciado por Carlos Slim y el gobierno
Federal, hasta que la fragmentaron e interrumpieron por un tiempo), y que también podía haberlo
logrado la irrupción rabiosa del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (¡Estamos hasta la
madre!), pero al colocar como interlocutor al gobierno (y querer colocarse como interlocutor de
mismo), también se ha anulado hasta ahora a sí mismo. Por cierto, visto desde la teoría de redes
de arriba aquí expuesta, la estrategia y formato organizacional de “redes” no parece adecuada
para las organizaciones de abajo; sirven más como formas de poder, control, exigencia de
fidelidades y reparto de beneficios en una estructura social determinada desde arriba o desde un
centro de poder.
Sergio Rodríguez Lascano (2010) agrega que, “si bien es verdad que no existe todavía una
columna vertebral que permita unir los diversos esfuerzos, bien vale la pena entender la dinámica
del proceso. La voluntad de lucha es la clave de todo (…) Que esta irrupción violenta de los
trabajadores del campo y la ciudad deberá culminar con una alternativa de gobierno, es muy
probable, pero esto será la coronación de un proceso y no un evento mágico que deja en manos
de unos cuantos su realización”. Siguiendo el planteamiento de Rodríguez Lascano, lo que hoy está
en juego no es simplemente un proyecto económico, sino una encrucijada con dos vías de
solución, ante la imposibilidad de mantener la indefinición. Vista desde abajo, la verdadera
elección es: “1) Las élites en el poder se ponen de acuerdo o un par de ellas logra un consenso
social tal que logra operar el ‘reordenamiento neoliberal’, con el aval o la resignación de la
mayoría de la sociedad; 2) O se crea una fuerza social autónoma, abajo y a la izquierda, capaz de
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impedir el reordenamiento y, en cambio, organizar la ruptura social y política, el rescate de la
Nación y la conformación de un nuevo pacto social (entre los de bajo), que rompa las bases de
sustentación del capitalismo neoliberal” (Sergió Rodríguez Lascano, 2010). De manera más amplia,
“la suerte del género humano se va a jugar en dos niveles: al poner bajo su control los procesos
productivos, eliminando la explotación y el despojo, así como la ideología del progreso a costa de
devastar todo lo que nos rodea. Y, por el otro lado, transformando la relación de mando-
obediencia que implica la dominación” (id.). Como ahora sostiene Jorge Alonso, “la esperanza está
en la expresión espontánea de esos grupos, barrios, comunidades, que al margen de los poderes
fácticos se organizan, sin jerarquías, sin credenciales, sin estatutos, sin dar órdenes y sin obedecer.
Es un parteaguas, viene poco a poco, no de golpe. Lo otro, lo que ya conocemos, lo electoral, sólo
es simulación” (id.).