Poder en asistir a las profesiones.Por:

Adolf Guggenbuhl-Craig

AgradecimientosQuiero agradecer al Sr. Myron Gubitz por traducir este libro de mi mecanografía alemana a la edición en ingles y a la Sta. Patricia Berry por editar. La edición en lenguaje alemán aparece bajo el titulo Macht als Gefabr beim helfer y esta publicado (1971) por S.Karger. Basel, todos los derechos reservados

Contenidos.Prologo ¿Y líbranos del mal? viiTrabajo Social e Inquisición 1Psicoterapeuta: Charlatán y Falso Profeta 20El contacto inicial entre Analista y Paciente 36Relación es Fantasía 43El Analista y la Vida Extra–Analítica del Paciente 54Sexualidad y Análisis 58El Miedo Destructivo de la Homosexualidad 67El Analista como Adulador 72Abuso en la Búsqueda de Significado 75El Poderoso Doctor y el Paciente Infantil 81El “Paciente Sanador” Arquetipo y Poder 85La división del Arquetipo 89La Conclusión de la División a Través del Poder 94Medico, Psicoterapeuta, Trabajador Social y Maestro 102Sombra, Destrucción y El Mal 107¿Esta el Análisis Condenado a Fallar? 123El Análisis No Ayuda 128 Eros 135Individualización 138El Psicoterapeuta Inútil 145Eros Otra Ves 149

Prologo

¿Líbranos de todo mal?

La mayoría de las profesiones sirven para la salud y el bienestar de la humanidad de un modo u otro, pero las actividades del doctor, cura, maestro, psicoterapeuta y trabajador social envuelven los mas especializados y deliberados intentos por ayudar a los mas desafortunados, a los enfermos, y a aquellos quienes de alguna manera han perdido el camino.En los siguientes capítulos me gustaría describir como y por que los miembros de estas profesiones pueden causar el mayor daño por su incansable deseo de ayudar.

Yo trabajo como psicoterapeuta medico. Preparando reportes siquiátricos, llegue a tener contacto regular con trabajadores sociales y muy a menudo me he sentido uno de ellos. Muchos de mis pacientes son maestros y clérigos. Mientras escribía este libro fue mi intención ver las cosas con mis propios ojos y no solo a través de los de mis colegas. Es por eso que me he concentrado, mayormente, en el poder de los problemas del doctor y el psicoterapeuta. Para presentar el tema de destrucción en la asistencia de profesiones, he explorado algo de los antecedentes del trabajo social y me he familiarizado un poco con las actividades de los clérigos y maestros.

Solo escribiendo de doctores y psicoterapeutas he tratado de explorar a detalle la posibilidad de vencer los problemas fundamentales de sus profesiones. Es mi propia casa, la que me gustaría poner en orden dejando a mis vecinos que se ocupen de las de ellos. Pero los problemas de poder y su dominio son similares en todas las ayudas de profesiones, aunque cada una tiene características especificas. Este pequeño libro es por lo tanto dirigido no solo a doctores y psicoterapeutas si no también a trabajadores sociales, maestros y clérigos. Por esta razón he tratado de usar un mínimo de términos sicológicos los cuales no son generalmente

familiares. Donde sea que me haya desviado de mi practica, he añadido una pequeña explicación de termino especializado.

Espero que algún miembro no-medico que asista profesionales trate a su manera de lidiar mas profundamente con los problemas personales mas básicos en su propio campo e indique posibles soluciones.

Las referencias literarias están prácticamente ausentes en este libro. Mis objetivos son incitar al lector a no seguir leyendo, sino a mirar hacia dentro y examinarse así mismo. También me he abstenido de tratar de probar afirmaciones citando experimentos, estadísticas y citas de otros autores. Espero estimular presentando mis propias experiencias, conmigo mismo, mis colegas, y mis compañeros de trabajo. No estoy interesado necesariamente en probar que tengo la razón.

Las siguientes paginas contienen el uso frecuente de las palabras análisis, psicoterapia, analista y psicoterapeuta. Para prevenir la confusión: Por Psicoterapia, me refiero, generalmente, al tratamiento que lidia con el psique; esto oscila desde consuelo psicológico que dura unas horas, hasta un análisis extenso de quizás muchos cientos de horas en las que el mas profundo de los inconscientes es explorado y este tipo de fenómeno como transferencia, contratransferencia y la relación entre analista y analizado son discutidos a detalle. El Analista de este modo entabla una especializada forma de psicoterapia. Los problemas de poder que confrontan a el analista y al psicoterapeuta general son básicamente los mismos. Es por eso que no tiene importancia para el lector si en un pasaje en particular nos referimos a la psicoterapia o al análisis.

Una idea introductoria final: Nosotros de la asistencia a profesiones no nos liberaremos del mal. Pero podemos aprender a lidiar con el.

TRABAJO SOCIAL E INQUISICION

El trabajo de bienestar social muy a menudo tiene que ser impuesto contra la voluntad de la persona, dado que no siempre es capaz de reconocer lo que es bueno para el. Bajo ciertas circunstancias el trabajador social tiene medios legales para ejecutar medidas bajo la base de su propio juicio – y los trabajadores sociales encuentran lamentable cuando no tienen estos medios. Por ejemplo, unos niños que han sido severamente maltratados o desatendidos por sus padres pueden ser removidos de su cuidado. Muy a menudo, aunque es perfectamente claro para las autoridades que un niño esta creciendo en condiciones desfavorables, no hay medios legales para involucrarse. Solo después cuando el niño es mayor y quizás tenga algún conflicto con la ley, habrá una oportunidad de tomar los pasos necesarios contra la voluntad de ambos, el niño y padres. Mucha gente envuelta en trabajo social lamenta el hecho de que la acción legal a menudo se puede tomar solo cuando es demasiado tarde, se quejan que es muy difícil tomar a los niños del cuidado de sus padres sin que afecte los intereses de los padres.

Es aun mas difícil tomar medidas impuestas en contra de los adultos. En Suiza, sin embargo, una persona que se ha puesto a si mismo o a su familia en peligro, en un estado de sufrimiento o indigencia por despilfarro, alcoholismo, depravación o mal uso de sus recursos puede ser puesto bajo custodia.

De acuerdo con las leyes de Suiza y en la mayoría de otros países, no siempre es posible para un trabajador social involucrarse donde y cuando considera necesario, pero hay situaciones en las cuales hay medidas que pueden ser tomadas en contra de los padres con respecto a sus hijos. Un adulto que ha sido puesto bajo custodia, por ejemplo, no es libre de actuar contrariamente a lo que ha dictaminado el trabajador social a cargo. Y los jóvenes menores de 18 que cometan aunque sea la menor de las violaciones podrán ser

criados y educados hasta que cumplan 22 años de acuerdo con el decreto que compete a las autoridades.Actuar en contra de la voluntad de una persona demanda convicción. Uno debe de estar convencido que sus ideas son las correctas. El siguiente caso podrá ilustrar este punto: Una chica de 17, le llamaremos Anna, vivía con su madre, divorciada dos veces. Después de que la madre se divorcio por segunda ves, la chica fue puesta bajo custodia (como resultado de quejas presentadas por algunas personas cercanas a la familia). Parecía que había una dependencia mal sana entre la madre y la hija. Después de terminar la escuela ella tomo una serie de trabajos casuales y en algún punto dejo de trabajar. Aunque la madre se quejo del comportamiento de la hija, parecía que apoyaba su inactividad, obviamente sin querer que ella creciera y se volviera independiente. El trabajador social que meticulosamente investigaba el caso llego a la conclusión, junto con un psicoterapeuta, de que la madre y la hija debían ser separadas. La salud mental de la chica estaba en juego. Ambas madre e hija resistieron la separación.

Aun después de la separación, se probo imposible levantar el interés en la chica de trabajar. Todo parecía indicar que ella prefería dejar que los hombres le proveyeran. Para prevenir que cayera en la prostitución, su custodia fue prolongada hasta después de que cumplió 20.

Los oficiales involucrados en el caso llegaron a la conclusión de que este había sido manejado correctamente en cada aspecto. ¿En que se baso su certeza? No se debe olvidar que las medidas que se tomaron, fueron en contra de la voluntad de los individuos involucrados.

Las actividades del trabajador social son basadas en una filosofía originada en La Ilustración, que asume que la gente puede y debe ser razonable y socialmente adaptable, que la realización de la vida consiste en desarrollarse normal y felizmente dentro de los limites del potencial de uno mismo. Un infante, cuidado por su amorosa madre, debería desarrollarse como un niño satisfecho, y un padre

responsable, debería de hacer lo posible por que el niño disfrutase de una juventud vivaz y sana en mas o menos un marco material seguro. Siguiendo un feliz periodo en la escuela el joven debería gradualmente desconectarse de sus padres, tomar alguna profesión y, como un individuo sereno, balanceado y socialmente ajustado, encontrara una pareja con quien el en su momento tendrá hijos a quienes el, como un padre satisfecho, guiara con madurez. Cuando sus hijos crezcan y comiencen sus propias familias, el experimentara las alegrías de ser abuelo.

La meta de todos nuestros esfuerzos, de acuerdo con la filosofía básica, es crear gente sana, y socialmente adaptable, feliz con sus relaciones interpersonales. El desarrollo neurótico, desajuste social, excentricidad y relaciones familiares peculiares deben ser evitadas y combatidas. Cuando una persona no resulta feliz y normal en esos términos, es presumible que algo estuvo mal en su niñez, en su educación. Si se atendió bien se asume que la mayoría de los niños se convertirán en adultos bien balaceados y felices. El cuidado se debe de dar con o sin el consentimiento del individuo.

A primera vista parece incuestionable que semejante filosofía, la cual he presentado de algún modo de forma simplificada, debería ser la base de nuestras acciones. Pero la filosofía de “normalidad y ajuste social” no siempre ha gozado de una presencia dominante. Los Cristianos mas antiguos y medievales, por ejemplo, sostenían puntos de vista muy diferentes. Su meta primaria no era criar gente sana, serena, socialmente ajustada, si no salvar sus almas y ayudar a otros a llegar al reino de los cielos. Conceptos como emocionalmente sano o enfermo, socialmente ajustado o desajustado, relaciones interpersonales, independencia de los padres, etc., jugaban un rol secundario o ninguno en especial. El modelo a seguir en el que un cristiano se baso, hasta la edad media, fue la búsqueda por la salvación de su alma y hoy en día sería considerado por nosotros, como un individuo neurótico y socialmente mal ajustado. Los modelos a seguir destacados eran los santos, gente que no le temía a esforzarse por aproximarse a dios en su propio modo. Eran, por

ejemplo, los llamados santos-pilares, cristianos devotos del oriente medio quienes trataron de servir a dios, gastando la mayor parte de su vida sentándose o parándose sobre un pilar. Ellos, así como hombres de dios que vivieron como ermitaños, en el desierto, fueron definitivamente los no que no estaban bien-ajustados o que socialmente nunca fueron integrados. Esos santos que distribuyeron sus creencias en este mundo a los pobres y pasaron sus vidas como mendigos, tendrían que ser puestos, de acuerdo con el párrafo 370 del código civil suizo, en custodia, por ponerse ellos mismos en peligro en un estado de sufrimiento e indigencia. En términos de nuestra filosofía de normalidad y ajuste, los ermitaños que ayunaron y se atormentaron, parecen en el mejor de los casos como desafortunados excéntricos y en el peor, como mentalmente enfermos con necesidad de tratamiento.

Cuando la Cristiandad se estableció en su forma medieval, había muchos que no sostenían los mismos puntos de vista. Valores además de la salvación del alma en un sentido cristiano eran importantes para ellos –lo cual a menudo resultaba probar ser una actitud fatal-. En ciertos momentos y bajo ciertas circunstancias, aquellos quienes se habían desviado de esta creencia, o proponían un valor diferente, eran perseguidos, martirizados y ejecutados por la iglesia oficial. Hoy la palabra “Inquisición” es un mal presagio. Los inquisidores cristianos fueron capaces de justificar sus obras con convicción absoluta y fueron considerados por ellos mismos y su sociedad como hombres bien obrados. Los dirigentes cristianos estaban absolutamente convencidos que sus puntos de vista sobre la salvación del alma eran los correctos. En este sentido los inquisidores tenían el doble de tarea: por un lado ellos tenían que proteger al publico en general de los peligrosos herejes que representaban un grave peligro para las almas de los hombres, y por otro lado tenían que proteger a los herejes de su propia, inminente perdición. A través del shock del encarcelamiento y la tortura, ellos tenían que hacerles ver que sus almas tenían la necesidad de ser salvadas. El peligro para la sociedad en general fue eliminado por las quemas en la hoguera. Si, al hacer frente a las llamas, un hereje

admitía el error de sus creencias, era quemado de todos modos para salvarlo de futuras reincidencias, pero le era otorgada la misericordia de ser estrangulado de antemano. Así la tarea primaria de la inquisición no era de perseguir, torturar y matar; su noble objetivo era proteger y ayudar a la humanidad en general y al individuo en particular. Y los Inquisidores creían que todos los medios posibles eran justificados para promulgar la doctrina oficial, que era la única correcta.

Hoy en día, naturalmente no puede ser defendido que los esfuerzos del bienestar social son directamente provenientes de la Inquisición medieval: No hay tortura, no hay hogueras en el trabajo social. Pero hay ciertas similitudes. Se ha hecho un intento para combatir situaciones familiares dañinas, para corregir estructuras sociales insatisfactorias, para ajustar a los malos ajustados en pocas palabras, tratamos de imponer eso que consideramos ”correcto” para la gente. Y muy a menudo hacemos esto aun cuando nuestra ayuda es rechazada por aquellos a quienes queremos ayudar. En nuestro propio modo frecuentemente imponemos cierto punto de vista de la vida a otros, aun si están de acuerdo o no. No escogemos explorar el derecho a estar enfermos, a tener neurosis, relaciones familiares dañinas, degeneración social y excentricidad.Las similitudes entre la inquisición y el trabajo social moderno no deberían de tomarse literalmente. Mi punto es, que persuadir a la gente contra su voluntad, aun cuando esto parezca para nosotros el único curso apropiado, puede ser demasiado problemático. Nunca podemos saber de que manera se sitúa el verdadero significado de una vida individual humana. La meta de los esfuerzos colectivos e individuales, es siempre vista en cierto modo, diferente, por otra gente en otras épocas. Nuestros valores presentes no son los finales ni los únicos. De aquí a doscientos años nuestros valores podrían ser considerados como primitivos y ridículos. Hoy hay movimientos dentro de nuestra sociedad occidental, que menosprecian y pelean en contra de los valores de normalidad y ajuste social. Los hippies, y todas sus variaciones y subgrupos, son un ejemplo. Los vagabundos de pelo largo que hacen peregrinaciones de Europa a India, obtienen

un trabajo ocasional, mendigan y encuentran felicidad en fumar hashish, no necesitan normalidad social como la meta de su vida.

Se debe tener conciencia de cuestionar nuestro sistema de valores, deberíamos de actuar con cautela sobre imponer esos valores a otras personas. Los inquisidores tenían también escrúpulos, en este tema. En retrospectiva ahora sentimos que hubiera sido mejor si ellos hubieran tenido mas profundidad en los motivos detrás de sus acciones. Estudiando a la inquisición en estos días, difícilmente podemos evitar la sospecha que los motivos psicológicos que tuvieron, esos defensores santos no eran tan puros como ellos pretendieron para si mismos y para el mundo; me parece que una crueldad inconsciente y el poder estuvieron involucrados.

Para muchos de nosotros, la inquisición medieval representa la personificación de la sanción oficial, el deseo sádico de poder. Cuando, en el trabajo social moderno, algunas veces imponemos en los individuos cosas que el mismo rechaza, nuestros motivos son seguramente mejores. ¿O quizás no siempre? En mis años de trabajo analítico con trabajadores sociales he notado en repetidas ocasiones que cuando algo tiene que ser impuesto a la fuerza, los motivos consientes e inconscientes de los involucrados, tienen muchas caras. Un asombroso deseo de poder acecha en el fondo; sueños y fantasías se muestran como sus motivos, de los cuales la conciencia prefiere ignorarlos. Un trabajador de bienestar social, por ejemplo, soñaba que mientras manejaba su carro tenia que atropellar una persona quien, en vida real, el le había impuesto ciertas cosas. En el sueño, el estaba temeroso de haberlo hecho intencionalmente. Y aun en sus emociones abiertamente expresas, durante la psicoterapia, no mostraba el deseo de ayudar. “Mientras yo me sentaba mirándole a la cara, y ella me contradecía constantemente, sentía el deseo de enseñarle que yo era el que mandaba. Sentí que gane cuando ella no se daba cuenta lo poco que podía hacer en mi contra”. Estas declaraciones de los trabajadores sociales a menudo describen de manera exacta la situación emocional. Muy frecuentemente, la cuestión en juego parecía no ser el bienestar de los protegidos si no

el poder del protector. La imposición de una medida minuciosamente justificada en contra de la voluntad de la persona a menudo ha levantado un profundo sentido de satisfacción en el caso del trabajador, el mismo tipo de satisfacción sentiría un estudiante que ha molido a golpes a otro estudiante, probándose a si mismo mas fuerte y pensando, “eso le enseñara a no meterse conmigo.”Otro fenómeno psicológico interesante que me ha llamado la atención. Entre mas sombríos sean los motivos, del trabajador social mas parece aferrarse a su alegada “objetividad”. En estos casos sus acciones se convierten en dogmas, como si solo pudiese haber una solución correcta al problema. Un trabajador social inteligente que yo había analizado, un día me dijo: “Cuando logro probarle a mis colegas que una medida impuesta en particular tiene tanta razón como lo es 2+2=4, me dan sueños desagradables por la noche y las opiniones de otros me parecen como ataques personales”.

Todas las personas que trabajan activamente en profesiones sociales, para “ayudar a la humanidad” tienen un nivel alto de ambigüedad psicológica como motivo de sus acciones. En su propia conciencia y para el mundo en general el trabajador social se siente obligado a considerar que el deseo de ayudar es su motivación principal. Pero en lo mas profundo de su alma lo contrario esta siendo simultáneamente preparado, no el deseo de ayudar, si no el deseo de poder y la satisfacción de someter a la persona.

Particularmente cuando un trabajador es sometido a operar en contra de la voluntad de la persona en cuestión, los análisis mas cuidadosos de lo mas profundo del inconsciente, han revelado que la capacidad de poder es un factor importante. En general, la capacidad de poder da libertad de dar rienda suelta a lo que podría parecer objetivo. La gente es la mas brutal cuando pueden usar esa misma crueldad para imponer “El bien”. En la vida diaria a menudo sufrimos remordimientos de conciencia cuando nos permitimos ser excesivamente motivados por la capacidad de poder. Pero estos sentimientos de culpa desaparecen completamente de la conciencia cuando nuestras acciones, mientras sean inconscientemente

motivadas por nuestro deseo de poder, puedan ser conscientemente justificadas por lo que es presumiblemente correcto y bueno. El problema de la “sombra de poder” es por lo tanto de primordial importancia para el trabajador social, que es en algunas ocasiones obligado a realizar decisiones vitales en contra de la voluntad de la gente envuelta en estas decisiones. Pero en este punto quisiera evitar malos entendidos: Nadie puede actuar exclusivamente por sus propios motivos. Aun las acciones mas nobles son basadas en lo puro y lo impuro, motivaciones buenas y malas. Es por esto que mucha gente y sus acciones son injustamente ridiculizadas o comprometidas. Un filántropo generoso es casi siempre motivado, entre otras cosas, por el deseo de ser respetado y honrado por su generosidad. Su filantropía no es en ninguna forma menos valiosa por eso. Similarmente, un trabajador social, fuertemente incitado por su necesidad de poder, puede, aun así, tomar decisiones que le puedan ayudar a las personas. Pero hay un enorme peligro para el trabajador social, entre mas pretenda para si mismo que esta actuando solo por motivos desinteresados, su sombra de poder tendrá mas influencia en el, hasta que finalmente lo traicione y le haga tomar decisiones demasiado cuestionables.

En Suiza están los que abogan por una extensión en el código penal juvenil después de que cumplan 20. Podríamos cuestionar si esto, como muchos otros puntos de vista similares, no es solo otra expresión de la sombra de poder del trabajador social (lo cual es naturalmente encontrado en profesiones relacionadas, como lo son, fiscales, abogados de delincuentes juveniles, etc.) . El cogido penal juvenil protege al joven delincuente de tener una sanción formal, y hace posible reeducarle y rehabilitarle. Pero -y esto es inevitable- al mismo tiempo lo somete a la voluntad arbitraria de las autoridades. Si el código penal juvenil se extendiese para abarcar gente que cumpla los 25, por ejemplo, esto significaría un efecto en el que un joven que cometa una infracción menor, no tendría que pagar por el crimen, pero se vería obligado a aceptar un programa de rehabilitación que seria mas largo y mas duro que el castigo dictado por el código penal normal para adultos. En lugar de ser sometido a

una sanción especifica por ley, se encontraría a merced de la misericordia pedagógica de las autoridades, quienes presumiblemente tratarían de obligarle, a través de la reeducación, a cambiar.

Aquí podríamos dar rienda suelta a nuestra imaginación. Muchos trabajadores sociales y algunos juristas interesados, han propuesto que el código penal general sea reformado para eliminar sanciones especificas enteramente, dejando solo medidas educativas. Un delincuente no seria castigado, si no en lugar de eso, ayudado a través de la reeducación a convertirse en un individuo socialmente ajustado. Esto significaría que cualquier ciudadano culpable de violar la ley podría ser examinado con respecto a su carácter y sus actitudes sociales, si se encontrase que su carácter no cumple con los estándares y valores de los examinadores, podría ser forzado a ser educado para cambiar interiormente. Para formular esta situación explícitamente: Bajo ciertas circunstancias, por ejemplo, estacionarse mal, conduciría a muchos años de rehabilitación. El trabajador social con cargo a recomendar o ejecutar determinadas medidas, se encontraría con poder sin precedentes. Es por eso que hice la pregunta de que si semejantes planes de reforma podrían no ser la expresión de la generalización de la sombra del poder.

Estoy muy impresionado por la dificultad que los trabajadores sociales mas dedicados tienen al aceptar el hecho de que los derechos paternos son fuertemente protegidos. En Suiza, aun cuando las autoridades creen que ciertos niños están siendo criados mal por sus padres y hay probabilidades de que desarrollen serias dificultades cuando crezcan, no tienen el poder para intervenir a menos que el caso sea de negligencia o maltrato. “Pero eso no tiene ningún sentido” dicen muchos trabajadores sociales, “ Debería ser posible detener a los padres antes de que arruinen a los niños”

Aquí, de nuevo, surge la pregunta en que si, detrás de esta demanda por una oportunidad de intervenir, no acechara la sombra de poder del trabajador social. Un trabajador social trato de remover a un niño

de lo que parecía en su opinión, unos padres completamente inadecuados, y fallo por falta de fundamentos legales. Cuando me dijo esto, lo dijo con admirable franqueza: “Lo que mas siento ahora es furia y odio contra esos padres. Me gustaría enseñarles una cosa o dos.” Su frustración en no poder probarse a si mismo mas fuerte que esos padres era mucho mas grande que su arrepentimiento en no poder haber ayudado al niño. Para ilustrar esto aun mas. Quisiera regresar al caso de Anna que cite antes. Una minuciosa examinación de nuestras motivaciones, era urgente y necesaria en ese momento. Quizás no era seguro que algo benéfico podría haber sido logrado al separar a la chica de la madre. Las dos admitieron tener una relación malsana. Pero era dudoso que si nuestra intervención haya hecho mas bien que mal. Como he tratado de ilustrar, nuestras ideas de salud y normalidad podrían no representar la mas grande de las sabidurías. ¿Podría la hija no haber tenido una vida plena mientras estaba atada a su madre? ¿Somos mas capaces que, ambas madre e hija, que se resistieron a la separación, de ver lo que constituía un modo de vida pleno? ¿En verdad quisimos ayudarlas? ¿O fuimos victimas de nuestro propia necesidad de poder? Yo iría mas lejos. ¿Por qué estamos tan seguros que era absolutamente lo correcto prolongar la custodia de la chica después de los 20, para salvarla de prostituirse? ¿Podríamos haber sabido que haberla colocado en esa posición pudo haberle hecho un mal mayor? De hecho, la custodia extendida no cambio el comportamiento de la chica para nada, ni tampoco el año que paso en el reformatorio. Uno a menudo escucha las quejas de los trabajadores sociales de que la gente solo acude a las autoridades cuando no hay nada mas que hacer. Si se les da asesoramiento, escuchan con mucho cuidado y de inmediato hacen lo contrario de lo que se les asesoró, apareciendo otra ves solo cuando sus acciones han resultado en calamidades. Los trabajadores sociales se sienten furiosos por tal comportamiento y sienten impotencia de que no hay mas formas de imponer sus consejos. ¿Pero es este enfado e impotencia realmente una expresión de Eros sociales o es meramente una decepcionante expresión de poder ? Los verdaderos

Eros no se involucran con alguien queriendo imponer su propio plan, o sus propias ideas a otros.La presencia de una problema de poder en el campo del trabajo social es también demostrado por lo siguiente: La estructura básica de la mayoría de las profesiones es reflejada en la opinión publica. Hay muchos puntos de vista colectivos de carácter profesional de los trabajadores sociales, doctores, clérigos, abogados, políticos, etc. La imagen colectiva es usualmente doble, con un lado mas claro y otro mas oscuro. La imagen colectiva negativa de una profesión en particular es generalmente mas individual y estandarizada que la imagen positiva. Clérigos son representados como hipócritas, maestros como infantiles e ingenuos, médicos como charlatanes, y podríamos continuar. Naturalmente estas imágenes positivas y negativas deben ser consideradas en parte como prejuicios. Pero todas estas ideas colectivas son cuidadosamente examinadas y a menudo se prueban parcialmente validas.

El problema de la sombra de poder juega un rol prominente en la imagen negativamente colectiva del trabajador social. El parece ser alguien que interfiere cuando le es posible, imponiendo su voluntad en la gente sin entender de verdad que es lo que esta pasando, tratan de poner a todos en línea de acuerdo con sus estándares, estrechos, moralistas, burgueses, impulsados por su deseo de poder, sintiéndose insultados y con malicia cuando su poder no es reconocido.

Concretamente en esta situación, esta “mitología negativa” de un trabajador social podría verse como esto: A las 10 de la mañana el trabajador social toca a la puerta de un departamento, entra, husmea por ahí, y observa que las camas no están hechas y los trastes de la noche anterior no se lavaron. La señora de la casa no se ha vestido aun, esta aun en bata, apenas esta empezando sus tareas diarias. Con base en la visita, el trabajador social concluye que la familia no es apta para mantener a su hijo adoptivo. El niño, muy querido por sus padres adoptivos, es removido para poder ser puesto en una casa mas burguesa. La opinión de la trabajadora social

es negativa no solo por el desorden que encontró ahí, sino por que la mujer de la casa rechazo su intromisión y en un principio estaba poco dispuesta a dejarle entrar en el apartamento.

En este punto se le podría levantar una objeción al anticuado y tradicionalista trabajador social por que lo que he dicho sobre el, que muy seguramente tenia una gran sombra de poder. Pero el problema es mucho menos grave en el trabajo social moderno. El trabajador social preparado, esta psicológicamente entrenado, trata de entender y ayudar a la gente de acuerdo con el conocimiento psicológico; sus actitudes básicas son a menudo muy poco diferentes de los de un psicoterapeuta. Ha sido mi experiencia, que el conocimiento en psicología puede mejorar el problema de poder, pero de ninguna manera lo elimina. De hecho el conocimiento en psicología puede en gran medida trabajar al servicio de la sombra del poder, por que podría crear una situación en la cual la persona puede ser despojada del dominio de su propia alma. La situación social y financiera y hasta su vida personal se convertirían en algo transparente y manipulable por el trabajador social. Y cuando las pruebas psicológicas son añadidas a la caja de herramientas del trabajador social, la desafortunada persona se encuentra totalmente indefensa. Solo puede percibir débilmente que su alma esta siendo vista a través de rayos X y que se ha revelado indirectamente su mas intimo ser, a los que se supone tenían que ayudarle. Es entonces cuando el trabajador social tiene la capacidad de decirle a una madre que insiste que ama a su hijo, que en realidad no tiene ninguna clase de conexión con su el. El trabajador social le puede decir a un joven desesperadamente resistiendo muchos años en rehabilitación que se encuentra contento de tener limites impuestos en el.

Esto toca el problema de la sombra de otra profesión, el psicoterapeuta, lo cual es de hecho el foco de atención, de este libro. Lo veremos en el siguiente capitulo. Pero antes de hacerlo, quiero agregar algunas ideas en un tono menos negativo.

La gente toma la responsabilidad y la dificultad de ser trabajador social por una gran variedad de razones psicológicas, lo cual se diferencia en cada individuo. Aunque la casualidad también juega su parte, hay ciertas motivaciones comunes para todos los trabajadores sociales, que les han llevado a escoger su profesión. No hablo de los que practican su profesión de manera cínica, meramente como medio de ganarse la vida. Para esa gente, de todos modos, el problema de la sombra de poder no es específicamente grave. Es primariamente el trabajador social diligente, entusiasta, realmente dedicado, que repetidamente cae victima de la sombra del poder. Los individuos cínicos e indiferentes simplemente hacen su trabajo formal, correctamente y nunca se conmueve por ningún aspecto ya sea positivo ni negativo de su trabajo.

¿Qué impulsa a un hombre a preocuparse por el lado oscuro de la vida social? ¿Qué lo hace posible para el lidiar cada día con gente infeliz, desafortunada y mal ajustada? ¿Qué le fascina sobre el mas deprimente lado de la vida? El debe ser en el análisis final, una persona del tipo especial. El individuo “sano” promedio prefiere ignorar y olvidar los infortunios, y sufrimientos de sus compañeros, cuando no le afectan directamente, o quizás cuando lo enfrenta de ves en cuando a una distancia cómoda viendo los periódicos o la televisión. Solo a unos pocos les interesa ser confrontados diariamente con las preocupaciones de otros; la mayoría de la gente tienen suficiente con sus propios problemas. Simplemente decir que los trabajadores sociales son gente bendecida con un amor mas grande de lo normal por sus semejantes, no nos llevaría a ningún lado, por que no es verdad. Tampoco lo son todos los trabajadores sociales cristianos que sostienen que el amor por tu vecino, expresado por ayudar a los desafortunados, es el mas grande mandamiento de dios. Al mismo tiempo, no debemos considerar el deseo de ayudar como la única racionalización de la sombra de la profesión o del hambre de poder. Es por supuesto muy tentador reducir algo admirable a algo mucho menos admirable. Hay trabajo psicológicos que muestran como una expresión de eros, por ejemplo es de hecho simplemente la sublimación de un instinto básico.

Debe ser una raza muy especial de persona, quien escoge como trabajo de vida la confrontación diaria con algunas de las mas fundamentales polaridades, adaptación, inadaptación, éxito social, fracaso social, salud mental, enfermedad mental. Ciertamente miembros de la asistencia a profesiones son los mas fascinados con estas polaridades mas que otras personas.

Psicoterapeuta.Charlatán y falso profeta.

La psicoterapia en estos días es relativamente joven. El modelo sobre el cual el terapista basa sus actividades son derivados de varias otras profesiones, este hecho no puede ser entendido, a excepción de la relación que tiene con las artes antiguas. Les guste o no, la psicoterapia esta relacionada con la medicina. Los modelos profesionales y éticos que guían a los médicos son en parte los del psicoterapeuta también, y el lado oscuro del psicoanalista, esta, de cierto modo, ligado al carácter medico de su trabajo.

El medico se compromete a ayudar a el enfermo y el que sufre. El juramento hipocrático dice en parte: “ El régimen que adoptare será para el beneficio de mis pacientes de acuerdo a mi habilidad y juicio, y no será para dañarles, ni para ningún mal… Cualquier casa a la que entre, iré por el beneficio del enfermo, absteniéndome de todos los actos de corrupción… considerare mi vida y mi arte como sagrados”. En esta descripción general, la idea es, que el doctor es algo familiar para la mayoría de la gente en el mundo occidental.

El lado oscuro de las actividades del doctor no será encontrado en el juramento hipocrático. Este lado oscuro fue hábilmente caricaturizado en Dr. Knock una obra de Jules Romain. Dr. Knock no tiene deseos de curar a otros desinteresadamente; el usa su conocimiento medico para tomar ventaja personal, sin siquiera dudar en convertir gente sana en enferma. Su filosofía es. “No hay gente sana, solo gente enferma que no sabe que lo esta”. Dr. Knock es

un charlatán. Y por este termino no me refiero a alguien que usa métodos poco ortodoxos u oficialmente rechazados para ayudar al enfermo, sino mas bien al de los médicos que en el mejor de los casos engañan a sus pacientes y a ellos mismos o en el peor de los casos, solo a los pacientes. Ellos solo se interesan en crecer financieramente y en términos de prestigio, mas que en ayudar al enfermo que busca su ayuda. Entendiendo este sentido, las actividades de un charlatán pueden ser en cualquier caso benéficas o nocivas o perfectamente neutrales.

La charlatanería es una forma de sombra, que acompaña al doctor a donde vaya. Es uno de sus hermanos. La charlatanería como tal puede vivir dentro de el o fuera de el. Algunos doctores ven esta sombra en el charlatán o curandero. Pero la mayoría de los doctores frecuentemente caen victimas de la sombra del charlatán, en el curso de sus actividades profesionales. Los pacientes ejercen presión en el doctor para que traicione el modelo hipocrático y que actué como Dr. Knock. Todas las incontables quejas sin saber su origen con las que el medico tiene que lidiar todos los días, y para las que todavía no se ha encontrado terapia alguna como: fatiga crónica, algunos dolores de espalda y de huesos, desordenes estomacales y del corazón, dolor de cabeza crónico etc. son comúnmente tratadas por medios pseudocientíficos. Al no ser señalados los componentes emocionales a estos pacientes, cuyas quejas corporales son en gran parte psíquicas de origen, el medico promedio fomenta a sus pacientes en recalcar aun mas en los aspectos físicos de sus problemas emocionales. Si los síntomas mejoran, el medico será el sanador mas grande, pero si el paciente no mejora, es obvio que no siguió bien sus instrucciones.

Un ejemplo histórico de cómo opera la sombra del charlatán, data del siglo 11, puede ser encontrado en las indirectas ofrecidas por Arquimateo de Salerno, que escribió: “A el paciente prométele una cura y a los miembros de su familia adviérteles de una grave enfermedad. Si el paciente no se recupera, será dicho que previste su muerte, si se cura tu fama crecerá.

Pero el Psicoterapeuta obtiene sus influencias solo parcialmente del campo medicinal. La otra vocación que tiene influjo en sus ideales proviene del sacerdote.

La imagen del hombre de Dios ha experimentado muchos cambios en el curso de la historia y no es el mismo entre las religiones. Un ejemplo importante a nuestros propósitos es el del líder religioso de la tradición Judeo-Cristiana. El es el hombre que al menos de ves en cuando, esta en contacto con Dios. No es esperado que todos los clérigos, como el viejo testamento lo profesa, reciban su vocación de la deidad, sino que se espera que actúen en nombre del señor y acorde a su voluntad.

El lado oscuro de esta noble imagen del hombre de dios es el de mentiroso hipócrita, el hombre que predica no porque realmente tiene la creencia, si no solo para poder ganar influencia y poder. Es como en el caso del doctor y sus pacientes o como el clérigo y los miembros de su congregación, quienes involuntariamente activan su lado oscuro. Ellos ejercen presión en el clérigo para hacerla de hipócrita. La duda es la compañera de la fe. Pero nadie quiere oír un clérigo expresarse con duda. Cada quien ya tiene suficientes dudas. Así, el sacerdote a menudo no tiene otra alternativa que la de ser hipócrita de ves en cuando, esconde sus dudas y disfraza su vacío interior momentáneo, con palabras floridas. Si el personaje es débil, esta será una postura habitual.

El hombre ideal de dios debe tener coherencia entre su fe por sus acciones. No puede probar lo que predica. Se le espera que, con su propio comportamiento, aporte los cimientos de la fe que representa. Y esto abre la puerta para otro de los lados oscuros del clérigo, el que desea presentarse ante el mundo (y así mismo) mejor de lo que en realidad es.

La sombra del falso profeta acompaña al clérigo toda su vida. A veces aparece externamente, como el pastor de alguna secta secreta, o

como un colega que se hizo popular por la demagogia, en otras ocasiones crece dentro de si mismo. Sin embargo, muchos clérigos modernos, tiene miedo de esta sombra, hipócrita, de falso profeta. Se rehúsan a ser caracterizados como “hombres de dios” por cualidades internas o externas; sermonean vestidos casualmente, con una actitud casual.

Como analistas, a menudo lidiamos con alteraciones de la salud por lo cual, en términos de tratamiento y cura, los controles aceptados de naturaleza experimental difícilmente se llevan a cabo. Para la neurosis y psicosis no hay virtualmente estadísticas de un tratamiento exitoso. ¿Qué constituye una mejora? ¿Qué es el deterioro? ¿Debería ser el ajuste social un criterio a tomar en cuenta? ¿Qué tal la habilidad de trabajar? ¿Qué hay de el incremento y la intensificación o de la disminución y la mejora de síntomas neuróticos? ¿Qué tal los sentimientos del paciente no objetivos? ¿Y el progreso en el desarrollo psicológico, en el progreso individual en contacto con el inconsciente? Incluso los criterios son inciertos, en contraposición a una queja somática directa donde una restauración del funcionamiento proporciona un criterio inequívoco para el éxito del tratamiento. En el caso de problemas emocionales, incluyendo males psicosomáticos, generalmente cualquier criterio es usado para entregar resultados insatisfactorios. Aun con muestras estadísticamente grandes es muy difícil hacer juicios de calidad sobre el curso de las alteraciones involucradas, con tranquilizantes, o con nada.

La cercanía o la lejanía del “yo” de “el significado de la vida”, un mejor o peor contacto con el inconsciente, puede ser el criterio con el cual se indique mejor el éxito de la psicoterapia. ¿Pero como medir semejantes factores e investigarlos estadísticamente?

Quien sea puede registrar éxito en el tratamiento, si como terapueta se esta a la mano en el momento adecuado, si ese mismo se queda con el paciente el tiempo suficiente y es afortunado de encontrarse con alguien que este en búsqueda de ayuda y que su condición haya

mejorado de cualquier modo, en los términos de uno o mas de los criterios que ya hemos enumerado. La sombra del charlatán del analista medico, puede, por lo tanto, operar mas o menos libremente. Además, estos términos de enfermo y sano, con o sin necesidad de tratamiento, son en general mucho mas difíciles de aplicar a un estado emocional de una persona que a su condición física. El desarrollo físico de cada individuo es altamente complejo y todos nosotros tenemos un tanto de neurótico. Un psicoterapeuta que opera como lo hace Dr. Knock probaría fácilmente a casi quien sea, que años de análisis son inevitables. El asunto podría aplicarse tanto que todos los que nunca han sido analizados, de alguna manera, se sienten enfermos o al menos sin desarrollo psicológico completo.

La sombra del analista crece aun mas por los aspectos que el psicoterapeuta comparte con el clérigo. Nosotros como analistas, sin importar a que escuela de psicología fuimos, abogamos por ninguna fe especifica, ni por una religión organizada, sino que, como el clérigo, que a menudo defendemos cierta actitud básica sobre la vida. Nosotros no representamos a ninguna filosofía, pero si a la psicología, a la cual nos adherimos por convicción, dado que en nuestras vidas y en nuestros propios análisis hemos tenido experiencias las cuales nos persuadieron y formaron en los propios términos de esa psicología. El analista jungiano, por ejemplo, ha sido conmovido por los encuentros que ha tenido con lo irracional y el inconsciente. Sin embargo, hay algunas percepciones psicológicas las cuales pueden ser estadísticamente probadas empíricamente; estas solo pueden ser confirmandas por el testimonio honesto de otros investigadores. Nuestra única prueba es la experiencia de nosotros mismos y de otros, dado que la realidad psíquica no puede ser captada estadísticamente ni casualmente en el sentido de las ciencias naturales. Aquí nos encontramos en una posición muy similar a la del clérigo. Pero esta absoluta dependencia a la experiencia personal de uno mismo y de los demás, inevitablemente levanta dudas. ¿qué pasaría si nosotros y los demás nos hemos engañado? Después de todo hay, muchos hombres con integridad, psicoterapeutas que abogan completamente diferente de las escuelas del pensamiento.

¿Se están engañando a si mismos? ¿Estarán todos ciegos? O podría ser la situación como lo describe Mary McCarthy en su novela El Grupo, donde un psiquiatra que ha decidido rendirse en su profesión para perseguir la investigación en la bioquímica del cerebro: “Es por eso que me quiero salir(de la psiquiatría), si te quedas, tienes la opción de convertirte ya sea en un cínico o en un ingenuo charlatán”. ¿Somos capaces de admitir estas dudas para nosotros y para el mundo que nos rodea? O nosotros los psicoterapeutas hacemos con nuestras dudas y miedos lo que el clérigo hace a menudo con las suyas – suprimirlas y mantenerlas adentro sin que tengan oportunidad de salir?

Nosotros como el clérigo, trabajamos con nuestras almas, con nosotros mismos, los métodos, técnicas y aparatos son secundarios. Nosotros, nuestra honestidad y autenticidad, nuestro contacto personal con el inconsciente y lo irracional, esas son nuestras herramientas. Hay una gran imposición en presentar estas herramientas mejor de lo que son, y por lo tanto convertirse en victima de nuestra sombra psicoterapéutica.

Hay todavía otro paralelo con el cura: como analistas a menudo estamos forzados a tomar el rol de conocimiento absoluto. Trabajamos con el inconsciente, con los sueños y el psique, reinos en los cual los transcendental se manifiesta por si mismo - al menos es el punto de vista de muchos laicos y terapistas. Y así, se espera que sepamos mas sobre asuntos de altísima importancia de lo que lo haría el mortal común. Si fuésemos débiles, eventualmente creeríamos que estamos profundamente entrenados en lo que es la vida y la muerte mas de lo que están nuestros semejantes.

No es solo es la mas noble de las imágenes de la medicina y el sacerdocio los cuales convergen en el analista, sino los aspectos sombríos también, el charlatán y el falso profeta.

El problema de la sombra del analista esta mas acrecentada por algo que es especifico para el y no necesariamente ligado a el modelo

básico de otras profesiones. Es el hecho de que una de las tareas del psicoterapeuta es ayudar a sus pacientes a ser mas consientes.

Así como el conocimiento de dios juega un rol central en el modelo ideal del cura, y la de sanador desinteresado en la imagen del medico, un posición crucial para el modelo del psicoterapeuta es tomada por la figura de la cual podríamos llamar al fabricante de conciencia o el portador de luz. Pero las imágenes profesionales siempre tiene un aspecto oscuro el cual representa lo contrario de un ideal brillante. La sombra del analista profesional contiene no solo al charlatán y al falso profeta, sino que también al polo opuesto del portador de luz, una figura que vive completamente en el inconsciente y que se esfuerza en el lado contrario de las metas del analista. Tenemos una paradoja en la cual el analista esta mas amenazado por el inconsciente de lo que estaría el no-analista. El psicoterapeuta honesto se impacta de ves en cuando al darse cuenta que ha esta operando desde el inconsciente en su trabajo.

El analista no recibe advertencia frecuente de sus pacientes cuando esta siendo destructivo inconscientemente. Para el paciente, es el mismo analista inclinado hacia ser charlatán y el falso profeta, y el mismo paciente lo alienta en esos aspectos. Un terapista a menudo tiene la impresión de que su trabajo esta siendo esplendido, entre mas se adentra dentro de su propia sombra. Así como el doctor esta obligado a prestarse a ser un charlatán por sus pacientes, y el clérigo a ser un falso profeta por su congregación, el analista es repetidamente presionado para representar estos roles por sus analizados.

Una discrepancia importante podría ser expresada aquí. Si el analista es honesto profesionalmente, permanece en constante contacto con su propio inconsciente, cuidadosamente estudiando sus sueños y cualquier otra afirmación que su inconsciente pueda hacer. Uno pensaría que esto lo prevendría de caer en el rol del charlatán, del falso profeta o del analista inconscientemente destructivo. Pero ese no es el caso. Como los demás, los analistas, a menudo, tenemos algo

así como un punto ciego en relación con nuestra propia sombra. No la vemos ni en nuestros sueños ni en nuestras acciones. Frecuentemente aun nuestros amigos no ven nuestra sombra de momento, siendo tan ciegos como nosotros, y el resultado es algo que se parece a un “Folie a deux (trastorno psicótico compartido). En estos casos, los enemigos pueden ser muy útiles, deberíamos de estudiar sus afirmaciones con detenimiento.

Hay algunas reglas en las cuales usamos un interprete de las afirmaciones del inconsciente. Pero en el análisis final, la interpretación es un arte mas que una artesanía, y nuestra ecuación personal puede repetidamente llevarnos a omitir algo crucial.

Hay también la dificultad de que las afirmaciones del inconsciente, como las del Oráculo de Delfos, con casi invariablemente ambivalentes. Y ya sea que uno escoja entender el inconsciente de algún modo u otro, depende del ego. Lo que paso con Creso en el Oráculo, nos puede pasar a nosotros también; esto es, podemos interpretar el inconsciente con nuestros deseos de ego y que por lo tanto se malinterprete.

Anticipando algunas observaciones posteriores, en este punto me gustaría tocar la cuestión de ¿qué consecuencias pueden redactarse del hecho de que a veces caemos presa de nuestra sombra profesional?

Demandamos honestidad de nuestros pacientes. Ayudamos a los pacientes en su confrontación con su inconsciente a través de nuestras explicaciones y de nuestras interpretaciones soñadas, pero sobre todo a través de nuestra actitud y modales. Al observar nuestra propia sombra profesional a los ojos, le mostramos a nuestros analizados que los lados mas desagradables de la vida tienen que ser enfrentados. Como ya he tratado de indicar, un rol importante en nuestro trabajo analítico, y por lo tanto en nuestras relaciones con nuestros pacientes, es interpretado por las figuras de la sombra del charlatán completamente inconsciente y el falso

profeta. Si el paciente se entera de esta sombra, es crucial para que haya progreso en la terapia, que seamos capaces de admitir ante el, nuestro propio retroceso dentro del inconsciente y de la sombra profesional, sin importar cuan doloroso sea este reconocimiento. El paciente, después de todo, debe de enfrentar percepciones dolorosas. Al constantemente tratar de encontrar el funcionamiento de nuestra sombra psicoterapéutica, para atraparla “en flagrancia”, ayudamos a nuestros pacientes en su propia confrontación con su lado oscuro. Si fallamos al hacer esto, todo lo que aprende el paciente de su terapista es como engañarse así mismo y al mundo, y el valor del análisis se vuelve muy cuestionable.

El problema de la sombra profesional es que toca otros fundamentos de la actividad psicoterapéutica. Como analistas lidiamos constantemente con el sufrimiento severo, con destinos trágicos y no muy comunes. A menudo lo que es requerido de nosotros es ayudar a la gente en problemas a entenderse a si misma hasta donde sea posible, no solo a tener contacto con el inconsciente si no también a soportar los aspectos trágicos de la vida y toda su incomprensibilidad. Para poder ayudar a una persona enferma en una vivencia trágica – en una situación la cual sigue siendo trágica aun si el contacto con el inconsciente mejora – debemos también tratar de ser buenos psicoterapeutas y a ayudar a nuestros pacientes a ampliar su conciencia, cuando mas caigamos dentro de el otro extremo de nuestro ideal profesional.

En cierto sentido la fe de cada persona que se esta esforzando por algo – por lo general nuestros pacientes son esa clase de personas – tiene un lado distintivamente trágico. Todo lo contrario de lo que uno quiere obtener o evitar esta siendo repetidamente cubierto. Esto es verdad en lo colectivo y en lo individual. La revolución francesa busco liberar a la gente y trajo consigo la tiranía napoleónica. En el siglo 19 muchos suizos interesados en el canto, trataron de promover esta actividad fundando coros con hombres; pero el hecho de que la existencia de estos coros de hombres destruyo completamente el canto como un pasatiempo popular entre la

población general, haciéndolo como algo que solo se hacia dentro del un marco organizado de un coro bajo la dirección de un conductor. La Cristiandad predicando amor y paz, causo cruzadas sanguinarias, y los cruzados, motivados por el deseo de conquistar tierra santa, primero trataron de exterminar a los judíos de Europa. C.G. Jung repetidamente señalo que, cuando a un contenido psíquico brillante se aloja en la conciencia, su inverso es cubierto en la inconciencia y trata de hacer daño con esa ventaja. El medico se convierte en charlatán precisamente porque el quiere sanar tanta gente como pueda; el clérigo se convierte en hipócrita y falso profeta precisamente porque quiere acercar gente a la verdadera fe, y el psicoterapeuta se convierte en un charlatán inconsciente y falso profeta aunque trabaja día y noche en convertirse mas consiente.

Mis afirmaciones hasta ahora podrían parecer sombrías, como las de un pastor Calvinista o un teólogo de la Islandia Ancestral – si es que hubieran teólogos en aquellos días -. Odin hace lo que puede, aunque el sabe bastante bien que las raíces de las cenizas del mundo están siendo poco a poco destruidas por la serpiente.

Pero la existencia de la sombra del psicoterapeuta también tiene aspectos los cuales son de alguna forma menos trágicos. Las acciones de un terapista operando desde la sombra no son siempre negativas. Los charlatanes a menudo hacen mas para aminorar el sufrimiento de lo que lo harían médicos seriamente respetados. Y el terapeuta que cae temporalmente dentro del inconsciente y opera completamente desde el lado oscuro, puede ayudar con su seguridad externa y definición a muchos pacientes, al menos temporalmente, quitando la orilla de su sufrimiento mas grave.

Una ves, uno de mis examinados tuvo el siguiente sueño: En un periódico el vio una caricatura de mi, hecho con el estilo Daumier, y debajo de ella tenia las siguientes palabras “Desafortunadamente nuestro colega el Dr. A.G.-C. Ha hecho mal uso de noble arte de la medicina, como un charlatán, para su propio bien”.

Al momento no creí que el sueño se refiriera a mi, sino que lo interprete como una expresión de resistencia basada en los prejuicios colectivos en contra de la psicología, la psicoterapia, y el inconsciente. Rechace la critica que apuntaba hacia mi, como el retrato de mi sombra profesional, una caricatura al estilo Daumier, y lo tome como un problema subjetivo del paciente. Durante el rumbo del análisis, regresamos, subsecuentemente a este sueño, y vimos claramente que se refería al problema de mi sombra profesional. Pero mi paciente también dijo que estaba contento de que hubiéramos fallado al entender el sueño completamente cuando recién surgió. La certeza con la cual me había referido al sueño, aunque era basada en mi propia conciencia, había tenido un efecto calmante sobre el. En el momento, el dijo, no habría soportado la presión de tener que lidiar con la sombra de mis problemas así como los suyos.

Podría imaginar una reacción bastante critica de las observaciones que he hecho hasta ahora en este capitulo. ¿No son muy destructivas? ¿Por qué deberíamos de tratar de ser mas consientes, si estamos destinados a caer otra ves, y otra ves, dentro del tipo mas desagradable de inconciencia? ¿Por qué no vivir y dejar vivir, alegremente inconscientes, y simplemente tratar de ayudar a nuestros pacientes con medicamentos? Para aquellos que están consternados con el profesionalismo, el esfuerzo de volverse mas consiente parece condenarlos al fracaso. Es quizás con mucha razón, que ciertas religiones de Asia Oriental tratan de liberarse completamente de las demandas y los lazos del ego, para liberar al individuo de las preocupaciones mundanas para que así podamos aproximarnos al nirvana. Todos los esfuerzos de nuestro ego, sin importar cuan serios intenten ser, solo te harán sufrir a largo plazo.

Pero los Europeos, no pueden y no renunciaran al ego. Tienen que tomar su esfuerzo y sus metas seriamente. El yo – el centro significativo e intencional del psique, según Jung – solo puede aparecer si el ego no se deja de lado y es erradicado como insignificancia.

El rey Edipo trato desesperadamente de vivir y actuar de acuerdo a la voluntad de los dioses, eso es el inconsciente. Apolo le informo por medio de un oráculo, que derramaría la sangre de su padre y se casaría con su madre. Para evitar esto, el joven Edipo dejo a su padre Polibo y a su madre Merope, si saber que ellos eran sus padres adoptivos en lugar de sus verdaderos padres, ya que ellos jamás le dijeron sobre su verdadero linaje. Pero su intento deliberado de evitar los hechos horribles y malditos predichos para el, condujeron a lo contrario. En el final de la tragedia, condenándose a si mismo, se describe como “el hombre mas maldito de los hombres, odiado por todos los dioses” . Cegándose, lloraba: ”Nada queda por ver, ni para amar, ni el sonido de los saludos me será placentero. Me marchare! Lejos de esta tierra, me iré! Destierro! Destierro!”

Pero es precisamente en este trágica crisis del ego de Edipo que el yo, el hombre divino, comienza a brillar. Como en cada tragedia, uno presiente un significado, el cual no esta orientado por el ego. Se siente algo similar por cada analista – y con el también por sus pacientes – que tratan de relacionarse con el inconsciente, de vivir tan conscientemente como sea posible, y practicar su profesión en estos términos. Y al hacerlo, se debería caer dentro de su propia sombra, y una y otra ves, jugar al charlatán y al falso profeta con sus pacientes.

Hasta ahora mis observaciones sobre el lado oscuro de los psicoterapeutas ha sido quizás muy general. En el siguiente capitulo, lidiaremos mas a fondo con el charlatán, el falso profeta y otras figuras oscuras, y veremos en términos prácticos que pasa cuando el psicoterapeuta cae dentro del inconsciente.

El contacto Inicial entre el Analista y el Analizado.

Como regla la inconciencia de un analista no esta relacionada primariamente con sus propios rasgos neuróticos. En el curso del entrenamiento sobre análisis y del análisis en si, los terapistas han aprendido a no atraer a sus pacientes hacia sus propios mecanismos neuróticos. Han aprendido también a reconocer claramente su propia neurosis, y a dominarla. Cientos de horas entrenando sobre análisis, han logrado al menos todo esto.

Pero habido grandes dificultades para el analista provenientes de su deseo de ayudar. El analista quiere servir a sus pacientes, quiere ayudarles en su sufrimiento neurótico, trata de estimular la conciencia en ellos. Para mejorar su conocimiento y su habilidad, el analista quiere ayudar desinteresadamente a sus pacientes. Pero este tipo de deseo – sin el cual el analista no habría escogido su profesión – cubre el polo contrario en el inconsciente, evoca al charlatán, el analista que trabaja no para sus pacientes sino para el. Esto es parte del fenómeno psicológico en el cual Jung a menudo denomina a “la sombra”. Este termino no debe ser confundido con el inconsciente per se. Por “sombra” Jung se refiere al lado reverso de los ideales colectivos personales. En el sentido, la sombra es siempre destructiva, maniobrando negativamente en los ideales positivos ocupados por lo colativo o lo individual. La existencia de la sombra es muy desagradable y dolorosa para el ego, cuyos objetivos son precisamente lo contrario. Conciencia o el súper-ego, son formadas por el ambiente inmediato, en términos de ideales existentes. El ego constantemente trata de llenar las demandas de el súper-ego, o al menos salir adelante con los compromisos. El hecho de que hay una división perpetua entre los valores consientes y el poder de la sombra, la cual desearía desmantelar estos valores, crea una tensión dinámica pero también crea una inseguridad dolorosa. Cada analizado debe de lidiar a veces intensamente con su propia sombra, y con todos los demonios que manipulan dentro de el mismo, quizás sin la idea de conciencia.

Ahora volvamos a la sombra del psicoterapeuta y describamos algunos de sus atributos. Los aspectos de la sombra pueden ser cubiertos en el primer encuentro entre el terapista y el paciente. Cuando los dos se conocen por primera ves, ambos tienen ciertas intenciones. El paciente desea ser liberado del sufrimiento y los síntomas neuróticos como lo son: compulsiones, fobias, impotencia, frigidez, depresión, enfermedades psicosomáticas. Los pacientes a menudo buscan ayuda con las generalidades de la vida, problemas en su matrimonio o con sus hijos, etc. Como el paciente orgánicamente enfermo a el medico, el paciente del psicoterapeuta quiere liberarse de el sufrimiento y la enfermedad, Al menos, así es como parece en la superficie psíquica. Las expectativas mas profundas son a menudo muy diferentes. Inconscientemente, al menos en parte, el paciente a menudo espera encontrar al redentor que lo liberara de todos sus problemas y quizás le despertara capacidades súper humanas dentro de el. Un muy inteligente paciente mío, que en suma a su neurosis severa también sufría de resfriados frecuentes, me confeso que unos meses después de empezar el análisis había esperado que a través de la psicoterapia se volvería inmune a todas las enfermedades físicas. Su constantes resoplidos eran una prueba; en el comienzo de la terapia había fantaseado que, si sus resfriados desaparecían, se volvería gradualmente capaz de usar sus poderes psíquicos para protegerse de todas las dolencias físicas. El paciente a menudo mira al psicoterapeuta no solo por el apoyo en su pelea en contra de la neurosis, si no que también para tener acceso al conocimiento el cual le permitirá resolver todos los problemas de su vida.

Esposos o esposas a menudo esperan el comienzo de la terapia para tener las herramientas podrán ver a través de sus parejas para persuadirlos a que se sometan completamente. Recuerdo una mujer que vino a tratamiento por sus repetidos brotes neuróticos y dolor de cabeza crónico. Durante nuestra segunda hora ella declaro que estaba muy feliz de empezar a obtener un destello de comprensión sobre las razones de su sufrimiento, porque pronto seria capaz de mostrarle a su esposo lo injusto que era y lo mal que la trataba.

En el comienzo de la terapia la relación entre el terapista y el paciente es a menudo como el de un hechicero y su aprendiz. Y la fantasía del hechicero-aprendiz del paciente, tiene un efecto poderoso en el terapeuta, en cuya figura inconsciente del mago o el salvador empiezan a cubrirse. El terapeuta empieza a creer que el es alguien con poderes sobrenaturales, capaz de hacer maravillas con su magia.

Las expectativas de el paciente y la esperanza de encontrar un mago poderoso también juegan una parte en como se escoge al analista. El analista, encuentra extremadamente difícil no ser afectado por esta proyección de ser mago. De hecho hasta lo exacerba en el paciente tratando de resaltar su poder y prestigio. Cuando el paciente le cuenta de sus problemas, el analista le deja ver al paciente que el entiende todo desde el principio. A través de el uso de ciertos gestos, como lo es asentir con la cabeza, y de observaciones interrumpidas entre las declaraciones del paciente, el analista crea una impresión que, mientras no este preparado para comunicar todo su conocimiento e ideas, el ya ha explorado la profundidad del alma de su paciente. Esta pretensión de dominio absoluto es también una parte de la imagen del hechicero. Como regla, los hechiceros quieren ser omnipotentes y no están dispuestos a tolerar ni a sus colegas ni a sus competidores. La relación entre los hechiceros es generalmente una lucha de poder, que consiste en magia y contra-magia. Fascinado por esta figura interior del mago, a el analista promedio le gustaría que todos los que necesitan de ayuda recurrieran exclusivamente a el. Por pura falta de tiempo se podría referir un caso a algún principiante de ves en cuando, pero trataría de mantener todas las cuerdas en sus manos. Un analista trabaja hasta la muerte y habla con cierto orgullo de su larga lista de espera de los que podrían ser sus pacientes. Un reclamo interno de poder absoluto y la fantasía de que el es el mejor y mas poderos de los hechiceros, hace imposible que el mande casos a sus colegas en una situación similar, no solo a estudiantes y principiantes. El analista no cree, como la madrastra de Blanca Nieves, que el es la persona mas justa sobre la tierra, sino un

hechicero maligno que es el único en el país que realmente entiende algo sobre el análisis.

El juego de hechicero y aprendiz, es a menudo interpretado no solo en el comienzo de un análisis sino justo al final y aun mas allá. Los análisis de entrenamiento en particular, están sujetos a este peligro. El instruido puede permanecer como “un aprendiz” por el resto de su vida, esto seria como un admirador e imitador de su análisis de entrenamiento. O puede tratar de convertirse en el hechicero maestro, lo cual guía a amargas recriminaciones entre el viejo maestro y el aprendiz; el analista inexperto alberga profundos resentimientos en contra de su colega, mientras que este ultimo se siente traicionado. Los dos pueden dejar de trabajar juntos. La imagen de padre, es a menudo insuficiente para explicar la fricción que surge entre en analista en entrenamiento y los aprendices profesionalmente maduros.

Antes de perseguir el fenómeno de la sombra en la psicoterapia aun mas, haremos algunas cuantas observaciones en orden. Como hemos visto, las sombras del terapista y el paciente se afectan mutuamente y a menudo esta ligadas en una muy cercana relación.

Por lo tanto, no podemos obtener una retención adecuada de la sombra del terapista sin que tengamos que lidiar con la del paciente. La sombra profesional de el terapista que desea ayudar a sus pacientes es el charlatán, el fraudulento sanador que persigue sus propios intereses. Paralelo a esto, encontramos en el paciente que viene a tratamiento para poder ser aliviado, o para desarrollar su psique, una fuerza psíquica que lucha en contra del proceso de sanación y desarrollo, una fuerza anti terapéutica. A menudo descrita como “resistencia”. Esta resistencia interna es muy agresiva. No solo resiste el proceso de la terapia, sino que trata de destruirla. Al final de este libro trataremos de comprender la llamada “resistencia” mas profundamente. Por ahora simplemente notaremos que la resistencia del paciente, a menudo forma una alianza con la sombra del terapista charlatán, la resistencia y el charlatán conspiran

mutuamente y algunas veces, no siempre, no se puede tomar esta mutualidad en cuenta.

En muchos aspectos, la situación inicial en la terapia es muy adecuada para cubrir la sombra el charlatán. Puede solicitar al analista, por ejemplo, a aceptar solo gente prospera y prominente para ser tratada, gente que puede pagar altas tarifas y que sus nombres le traigan prestigio. Esta tendencia es en parte fomentada por el hecho de que los pacientes les gustaría presumir el trabajo con un prominente analista.

El charlatán dentro del analista usa también el truco de una situación altamente dramática. Un paciente neurótico es visto teniendo “potencial psicótico y peligroso”. El termino “psicosis latente” usado a menudo por Jung, puede dársele mal usó en este caso. El peligro de una situación psicótica, puede ser explotada para hacer parecer que el analista es el salvador. Esto satisface una necesidad del paciente que le gustaría verse así mismo como rescatado, de una manera interesante, desde luego, de una situación que pareciera no tener esperanza. La situación es análoga a la de los pacientes con males físicos, que disfrutan siendo capaces de decir: “Todos los doctores se rindieron conmigo, peri cuando consulte con Dr. Healem, y hoy, soy un hombre sano.”

En el comienzo del tratamiento, establecer una tarifa juega el mismo papel. Una cierta charlatanería, a menudo se asoma en la actitud del analista, es notable cuan frecuente los psicoterapeutas encuentran necesario enfatizar que la tarifa es una terapéutica necesidad para promover el proceso de sanación. ¿Podría ser esto, entre otras cosas, una declaración de la sombra? La tarifa, después de todo, no es parte de la terapia, esta ahí para permitirle al terapeuta vivir de manera adecuada al nivel de un hombre con la educación y entrenamiento que ha recibido. Aquí, también encontramos la contra parte en el paciente, frecuentemente esta dispuesto a pagar una tarifa alta porque le da la impresión de que esta comprando al analista, a quien, como su empleado, lo salvara del problema de examinarse a si

mismo; al mismo tiempo pretende que, porque el ha escogido al analista mas caro, la ayuda esta asegurada.

Relación es Fantasía

Una ves que un análisis ha seguido su curso y los psiques de el terapista y el paciente han iniciado a afectar el uno al otro, un campo de operación fructífero se ha abierto para la sombra del charlatán. Pero para ver a través de todas sus esquives en este caso, primero debemos describir con mayor precisión el papel y las maneras entre la influencia psíquica del paciente y el analista. Los términos de transferencia y de contra transferencia, los cuales usaremos aquí, son a menudo aplicados con significados muy variados.

Primero hay que examinar la trasferencia y la contra transferencia en comparación al encuentro o relación.

En la transferencia, hay algo que se ve en la otra persona lo cual no esta realmente ahí, o quizás solo en forma latente o naciente. Como es comúnmente conocido, un paciente puede ver en el analista un padre o hermano, un amor, un hijo o una hija, etc. esto es, el puede transferir a el analista los rasgos de aquellas figuras que han jugando un rol importante en su vida. Las estructuras psíquicas de la uno mismo, pueden también ser transferidas a un compañero; las cualidades que son vistas en el otro, son problemáticas para uno mismo. El termino transferencia es comúnmente usado para describir este fenómeno.

A modo de contraste, en una relación o encuentro genuino la pareja es vista por lo que es. El tiene experiencia, es amado u odiado, como sea, el encuentro es con otra persona real. Naturalmente, la transferencia y la relación usualmente ocurre simultáneamente; no pueden ser exactamente diferenciadas como fenómenos en cualquier caso. A lo sumo, la transferencia se vuelve relación. Muchas amistades empiezan como transferencia y solo desarrollan una relación real hasta después. En mi opinión seria muy destructivo

tratar, como a menudo los psicólogos lo hacen, de explicar cada relación en términos de proyección y transferencia. La virtud principal de dicho procedimiento puede ser halagar el ego del psicólogo, puesto que el cree que ha captado uno de los fenómenos psicológicos mas misteriosos, aplicando simples conceptos de transferencia y proyección.

El misterio de la relación puede solo ser descrita vagamente, no puede ser captada claramente con el intelecto. Esto significa, como ya lo he indicado, ver al otro como en realidad es, o al menos parcialmente reconocerlo como la persona que es. También significa obtener placer o desagrado realísticamente de la persona vista, disfrutar de estar con esa persona o hacer algo con la misma, despertar su interés, intercambiar emociones, sentimientos e ideas. En otras palabras, en una relación, la pareja es solo mínimamente trasgredido por las proyecciones de transferencia.

En este contexto, por lo tanto, el dinamismo del psique, y el individuo, es a menudo ignorado. ¿Qué pasa con el otro, la pareja?, nunca esta estático, el es vida, desarrollo, pasado, presente y futuro. Comprender a otra persona significa verse reflejado no solo en su presente sino es su pasado y en su futuro.

Las relaciones siempre envuelven algo creativo. Cuando uso la palabra “creativo” me refiero a lo siguiente: El psique humano esta siempre lleno de nuevas posibilidades. Esta constantemente re creándose a si mismo, por así decirlo, esta en permanentemente re creación. El potencial individual psíquico, esta limitado, desde luego, pero es altamente variado y polifacético. Cuando conocemos a alguien, nos es ajeno verlo como una fotografía, una imagen arreglada. Encontrar a un apersona creativamente significa tejerle fantasías a su alrededor, rodear su potencial. Varias imágenes surgen de la persona, y la posible relación con esa persona. Esas fantasías creativas están a menudo alejadas de la realidad; son tan irreales y reales, como lo serian los cuentos de hadas y los mitos. Usan imágenes de su imaginación para captar la naturaleza de la otra

persona. Aun si las fantasías no están expresadas, también influyen en la otra persona, despertando un nuevo potencial en esa persona.

Esas fantasías creadas tienen muy poco que ver con las proyecciones, las cuales son autistas. En la transferencia proyectamos en las imágenes de nuestra pareja, problemas o posibilidades relacionadas con nosotros mismos o con historias de nuestra vida. Transferir imágenes tiene muy poco que ver con la otra persona, Pero las fantasías creadas que he descrito están relacionadas con la naturaleza de la otra persona; ellos representan, en una forma simbólica y mitológica, el potencial en su vida.

Ciertas fantasías de los padres pueden servir como ilustración. Los padres a menudo de entregan, consiente o mas o menos conscientemente, a las fantasías que tienen sobre el futuro de sus hijos. Estos sueños no son deseos poco frecuentes de los padres trasladados a las fantasías sobre sus hijos, ellos pueden tener mucho que ver con sus padres pero muy poco que ver con el potencial de sus hijos. Frecuentemente, por lo tanto, estas fantasías aparecen del punto de vista básicamente correcto de un niño y representan una observación verdadera de su potencial latente. Un niño podrá no crecer para ser jefe de estado, como su madre se lo había imaginado, pero puede tener grandes habilidades políticas, puede no convertirse en el siguiente Picasso, pero debería escoger una profesión las cual despierte sus habilidades artísticas.

Otro ejemplo: Una novia joven a menudo ver el futuro de su marido de una manera sumamente imaginativa. Aunque el es un trabajador social, ella sueña que es un profesor o el rector de la universidad. En estas fantasías ella puede reconocer cierto potencial académico oculto en su marido, quien podría algún día convertirse en un académico en una escuela de trabajo social. Las fantasias de la novia, en este caso, están relacionadas con su esposo y la materialización de su potencial, sus esperanzas podrán ser poco realistas, pero su punto de vista esta adaptado al futuro de su pareja.

Estas fantasías creativas, estas ideas de su pareja, son lo mas importante en cada relación humana, Aun cuando ellos están fuertemente mezclados con los componentes orientados al ego, al menos les sirve para estimular la imaginación de la otra persona. Todos tenemos la necesidad de fantasear sobre uno mismo, de despertar el potencial propio de forma mítica o en forma de cuanto de hadas. Una de las tragedias en las vidas de los huérfanos es que nadie teje esas fantasías sobre ellos, entonces frecuentemente nadie despierta en ellos sus potenciales en la vida, estos niños podrían crecer como adultos educados, pero solo estarán medianamente vivos físicamente.

Debería de ser enfatizado de nuevo que las fantasías de este tipo nunca son verdad en el sentido realístico, pero definitivamente lo son en el sentido simbólico. Pueden estar relacionadas con la persona en su totalidad o solo con algunas características, puede girar alrededor de su pasado o de su futuro. En las conversaciones diarias surgen ideas como “Puedo imaginarme como un pirata antiguo” o “El parece del tipo artístico para mi” o “Puedo verlo como un Lord Ingles”.

El efecto negativo de las fantasías, el cual, mientras que para otra persona estarían centradas en su ego, es bien conocido en el campo de la educación.