POEMA 15

download POEMA 15

of 9

description

selección de poemas de poetas latinoamericanos

Transcript of POEMA 15

POEMA 15

Me gustas cuando callas porque ests como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas estn llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma ma. Mariposa de sueo, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancola.

Me gustas cuando callas y ests como distante. Y ests como quejndote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: djame que me calle con el silencio tuyo.

Djame que te hable tambin con tu silencio claro como una lmpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque ests como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

AMOR DE TARDE (MARIO BENEDETTI)Es una lstima que no ests conmigocuando miro el reloj y son las cuatroy acabo la planilla y pienso diez minutosy estiro las piernas como todas las tardesy hago as con los hombros para aflojar la espalday me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lstima que no ests conmigocuando miro el reloj y son las cincoy soy una manija que calcula intereseso dos manos que saltan sobre cuarenta teclaso un odo que escucha como ladra el telfonoo un tipo que hace nmeros y les saca verdades.

Es una lstima que no ests conmigocuando miro el reloj y son las seis.Podras acercarte de sorpresay decirme "Qu tal?" y quedaramosyo con la mancha roja de tus labiost con el tizne azul de mi carbnico.

DESNUDO EN BARRO ( CESAR VALLEJO)Como horribles batracios a la atmsfera, suben visajes lgubres al labio. Por el Sahara azul de la Sustancia camina un verso gris, un dromedario.

Fosforece un mohn de sueos crueles. Y el ciego que muri lleno de voces de nieve. Y madrugar, poeta, nmada, al crudsimo da de ser hombre.

Las Horas van febriles, y en los ngulos abortan rubios siglos de ventura. Quin tira tanto el hilo: quin descuelga sin piedad nuestros nervios, cordeles ya gastados, a la tumba!

Amor! Y t tambin. Pedradas negras se engendran en tu mscara y la rompen. La tumba es todava un sexo de mujer que atrae al hombre!

AUSENCIA ( GABRIELA MISTRAL)Se va de ti mi cuerpo gota a gota. Se va mi cara en un leo sordo; se van mis manos en azogue suelto; se van mis pies en dos tiempos de polvo.

Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te haca campana cerrada a cuanto no somos nosotros. Se van mis gestos que se devanaban, en lanzaderas, debajo tus ojos. Y se te va la mirada que entrega, cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos: como humedad de tu cuerpo evaporo. Me voy de ti con vigilia y con sueo, y en tu recuerdo ms fiel ya me borro. Y en tu memoria me vuelvo como esos que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sera y me fuese en las palmas de tu labor, y en tu boca de mosto. Tu entraa fuese, y sera quemada en marchas tuyas que nunca ms oigo, y en tu pasin que retumba en la noche como demencia de mares solos!

Se nos va todo, se nos va todo!

YO VOY SOANDO CAMINOS ( ANTONIO MACHADO)Yo voy soando caminos de la tarde. Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... Adnde el camino ir? Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero... -La tarde cayendo est-. "En el corazn tena la espina de una pasin; logr arrancrmela un da; ya no siento el corazn." . Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombro, meditando. Suena el viento en los lamos del ro. La tarde ms se oscurece; y el camino que serpea y dbilmente blanquea, se enturbia y desaparece. . Mi cantar vuelve a plair; "Aguda espina dorada, quin te pudiera sentir en el corazn clavada."

DE INVIERNO ( RUBEN DARO)En invernales horas, mirad a Carolina. Medio apelotonada, descansa en el silln, envuelta con su abrigo de marta cibelina y no lejos del fuego que brilla en el saln.

El fino angora blanco junto a ella se reclina, rozando con su hocico la falda de Alen, no lejos de las jarras de porcelana china que medio oculta un biombo de seda del Japn.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueo: entro, sin hacer ruido: dejo mi abrigo gris; voy a besar su rostro, rosado y halageo

como una rosa roja que fuera flor de lis. Abre los ojos; mrame con su mirar risueo, y en tanto cae la nieve del cielo de Pars.

ACABAR CON TODO ( OCTAVIO PAZ)Dame, llama invisible, espada fra, tu persistente clera, para acabar con todo, oh mundo seco, oh mundo desangrado, para acabar con todo.

Arde, sombro, arde sin llamas, apagado y ardiente, ceniza y piedra viva, desierto sin orillas.

Arde en el vasto cielo, laja y nube, bajo la ciega luz que se desploma entre estriles peas.

Arde en la soledad que nos deshace, tierra de piedra ardiente, de races heladas y sedientas.

Arde, furor oculto, ceniza que enloquece, arde invisible, arde como el mar impotente engendra nubes, olas como el rencor y espumas ptreas. Entre mis huesos delirantes, arde; arde dentro del aire hueco, horno invisible y puro; arde como arde el tiempo, como camina el tiempo entre la muerte, con sus mismas pisadas y su aliento; arde como la soledad que te devora, arde en ti mismo, ardor sin llama, soledad sin imagen, sed sin labios. Para acabar con todo, oh mundo seco, para acabar con todo.

HASTA LUEGO ( NICANOR PARRA)

Ha llegado la hora de retirarse Estoy agradecido de todos Tanto de los amigos complacientes Como de los enemigos frenticos Inolvidables personajes sagrados!

Miserable de m Si no hubiera logrado granjearme La antipata casi general: Salve perros felicesQue salieron a ladrarme al camino! Me despido de ustedes Con la mayor alegra del mundo.

Gracias, de nuevo, gracias Reconozco que se me caen las lgrimas Volveremos a vernos En el mar, en la tierra donde sea.Prtense bien, escriban Sigan haciendo pan Continen tejiendo telaraas Les deseo toda clase de parabienes: Entre los cucuruchos De esos rboles que llamamos cipreses Los espero con dientes y muelas.

ECUACION DE PRIMER GRADO CON UNA INCOGNITA ( JOS EMILIO PACHECO)En el ltimo ro de la ciudad, por error o incongruencia fantasmagrica, vi de repente un pez casi muerto. Boqueaba envenenado por el agua inmunda, letal como el aire nuestro. Qu frenes el de sus labios redondos, el cero mvil de su boca. Tal vez la nada o la palabra inexpresable, la ltima voz de la naturaleza en el valle. Para l no haba salvacin sino escoger entre dos formas de asfixia. Y no me deja en paz la doble agona, el suplicio del agua y su habitante. Su mirada doliente en m, su voluntad de ser escuchado, su irrevocable sentencia. Nunca sabr lo que intentaba decirme el pez sin voz que slo hablaba el idioma omnipotente de nuestra madre la muerte.

CONSEJO ( FERNANDO PESSOA)

Cerca con grandes muros aqul que te sueas. Despus, donde es visible el jardn a travs del portn de reja adecuada, pon las flores que sean las ms risueas, para que te conozcan slo as. Donde nadie lo vea no pongas nada.

Haz macizos como los que otros tienen, donde las miradas puedan entrever tu jardn tal como se lo vas a mostrar. Pero donde es tuyo, y nunca lo ve nadie, deja las flores que vienen del suelo crecer y deja las hierbas naturales medrar.

Haz de ti mismo un doble ser guardado; y que nadie, que vea y mire, pueda saber de ti ms de lo que sabe un jardn un jardn mostrable y reservado, por detrs del cual la flor nativa roza la hierba tan pobre que ni t la ves...

EL PRIMER BESO ( AMADO NERVO)Yo ya me despeda.... y palpitante cerca mi labio de tus labios rojos, Hasta maana, susurraste; yo te mir a los ojos un instante y t cerraste sin pensar los ojos y te di el primer beso: alc la frente iluminado por mi dicha cierta.

Sal a la calle alborozadamente mientras tu te asomabas a la puerta mirndome encendida y sonriente. Volv la cara en dulce arrobamiento, y sin dejarte de mirar siquiera, salt a un tranva en raudo movimiento; y me qued mirndote un momento y sonriendo con el alma entera, y an ms te sonre... Y en el tranva a un ansioso, sarcstico y curioso, que nos mir a los dos con irona, le dije ponindome dichoso: -Perdneme, Seor esta alegra.

La muchacha del balcn ( JUAN GELMAN)

La tarde bajaba por esa calle junto al puertoCon paso lento, balancendose, llena de olor,Las viejas casas palidecen en tardes como sta,Nunca es mayor su harapienta melancolaNi andan ms tristes de paredes,En las profundas escaleras brillan fosforescencias como de mar,ojos muertos tal vez que miran a la tarde como si recordaran,eran las seis, una dulzura detena a los desconocidos,una dulzura como de labios de la tarde, carnal, carnal,los rostros se ponen suaves en tardes como sta,arden con una especie de niezcontra la oscuridad, el vaho de los dancings.

Esa dulzura era como si cada uno recordara a una mujerSus muslos abrazados, la cabeza en su vientre,El silencio de los desconocidosEra un oleaje en medio de la calleCon rodillas y rostros de ternura chocandoContra el "New Inn", las puertas, los umbrales de color abandono.

Hasta que la muchacha se asom al balcnde pie sobre la tarde ntima como su cuarto con la cama deshechadonde todos creyeron haberla amado alguna vezantes de que viniera el olvido.

COPA CON ALAS ( JOS MART)Una copa con alas: quin la ha visto antes que yo? Yo ayer la vi. Suba con lenta majestad, como quien vierte leo sagrado: y a sus bordes dulces mis regalados labios apretaba:? Ni una gota siquiera, ni una gota del blsamo perd que hubo en tu beso!

Tu cabeza de negra cabellera ?Te acuerdas?? con mi mano requera, porque de m tus labios generosos no se apartaran. ?Blanda como el beso que a ti me transfunda, era la suave atmsfera en redor: La vida entera sent que a m abrazndote, abrazaba! Perd el mundo de vista, y sus ruidos y su envidiosa y brbara batalla! Una copa en los aires ascenda y yo, en brazos no vistos reclinado tras ella, asido de sus dulces bordes: Por el espacio azul me remontaba!

Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista: en rueda o riel funde el herrero el hierro: una flor o mujer o guila o ngel en oro o plata el joyador cincela: T slo, slo t, sabes el modo de reducir el Universo a un beso!

HAY HOMBRES QUE NUNCA PARTIRN ( MIGUEL ARTECHE)

Hay hombres que nunca partirn,y se les ve en los ojos,pues uno recuerda sus ojos muchos aos despus de que hanpartido.

Pueden estar lejanos,pueden aparecer a medianoche(si estn muertos)y jugar a que viven.Pero siempre, con la desolacin de su ausencia,uno comprende que no han vivido en vano,y que su esperanzaes la nica esperanza digna de ser vivida.

Y los hombres que nunca partirnsuelen no aparecer en los peridicos,no se habla de ellos en las radios,su imagen no gesticula en la televisin:no son gente importante,no circulan entre las altas esferas.........Son aquellosque aceptaron el sufrimientoy lo hicieron suyo para la salvacin de otros hombressin decir una sola palabra:pero dejaron abiertos, bien abiertos sus ojospara que nunca los olvidemos cuando ellos hayan partido

BAJO UN VIEJO TECHO ( JORGE TEILLIER)

Esta noche duermo bajo un viejo techo,los ratones corren sobre l, como hace mucho tiempo,y el nio que hay en m renace en mi sueo,aspira de nuevo el olor de los muebles de roble,y mira lleno de miedo hacia la ventana,pues sabe que ninguna estrella resucita.

Esa noche o caer las nueces desde el nogal,escuch los consejos del reloj de pndulo,supe que el viento vuelca una copa del cielo,que las sombras se extiendeny la tierra las bebe sin amarlas,pero el rbol de mi sueo slo daba hojas verdesque maduraban en la maana con el canto del gallo.

Esta noche duermo bajo un viejo techo,los ratones corren sobre l, como hace mucho tiempo,pero s que no hay maanas y no hay cantos de gallos,abro los ojos, para no ver reseco el rbol de mis sueos,y bajo l, la muerte que me tiende la mano.

)