POEMAS PERUANOS

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Nicomedes Santa Cruz Gamarra Nicomedes Santa Cruz Gamarra (* Lima, 4 de junio de 1925 — † Madrid, España, 5 de febrero de 1992), fue un decimista peruano que llevó la cultura de su país por el mundo entero. Nicomedes Santa Cruz nació el 4 de junio de 1925 en el Distrito de La Victoria, Lima - Perú. Hijo de Nicomedes Santa Cruz Aparicio y de Vicky Gamarra Domínguez, era el noveno de diez hermanos. Al concluir el colegio, se decidió a trabajar en la avenida Abancay a las 12 de la noche, oficio que realizó hasta 1956, abandonando su taller y dedicándose a recorrer el Perú y América Latina, recitando sus décimas y versos. Su cercanía con don Porfirio Vásquez, a quien conoció en 1946, influyó de manera decisiva en su formación como decimista. Asumió la tarea de revivir el folclore afroperuano mediante las presentaciones de una compañía teatral que organizó con su hermana Victoria Santa Cruz (1956-1961), a través de actuaciones radiofónicas y sus colaboraciones en el diario Expreso, El comercio y otras publicaciones. Debutó en 1958 en el Teatro Municipal de Buenos Aires, en Argentina, con la Compañía de Pancho cosa de Fierro Cascarón, dentro de un espectáculo denominado Ritmos Negros de Perú. También incursionó en el periodismo, en la radio y la televisión. Poco después incursiona fugazmente en la política, abandonándola al poco tiempo en 1961, y viajando a Brasil en 1963. Entre sus diversos viajes, Nicomedes siguió participando en eventos para promover la cultura afroperuana, entre los cuales destaca la dirección del primer Festival de Arte Negro, realizado en Cañete, en agosto de 1971. Otro de sus viajes tuvo como destino África en 1974, donde participa en el coloquio Négritude et Amérique Latine. Ese mismo año viajo a Cuba y a México, participando en una serie de programas televisivos. A estos países les siguieron Japón (1976), Colombia (1978), Cuba (1979), Panamá (1980).

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Nicomedes Santa Cruz Gamarra

Nicomedes Santa Cruz Gamarra (* Lima, 4 de junio de 1925 — † Madrid, España, 5 de febrero de 1992), fue un decimista

peruano que llevó la cultura de su país por el mundo entero.

Nicomedes Santa Cruz nació el 4 de junio de 1925 en el Distrito de La Victoria, Lima - Perú. Hijo de Nicomedes Santa Cruz Aparicio y de Vicky Gamarra Domínguez, era el noveno de diez hermanos. Al concluir el colegio, se decidió a trabajar en la avenida Abancay a las 12 de la noche, oficio que realizó hasta 1956, abandonando su taller y dedicándose a recorrer el Perú y América Latina, recitando sus décimas y versos. Su cercanía con don Porfirio Vásquez, a quien conoció en 1946, influyó de manera decisiva en su formación como decimista.

Asumió la tarea de revivir el folclore afroperuano mediante las presentaciones de una compañía teatral que organizó con su hermana Victoria Santa Cruz (1956-1961), a través de actuaciones radiofónicas y sus colaboraciones en el diario Expreso, El comercio y otras publicaciones.

Debutó en 1958 en el Teatro Municipal de Buenos Aires, en Argentina, con la Compañía de Pancho cosa de Fierro Cascarón, dentro de un espectáculo denominado Ritmos Negros de Perú. También incursionó en el periodismo, en la radio y la televisión. Poco después incursiona fugazmente en la política, abandonándola al poco tiempo en 1961, y viajando a Brasil en 1963. Entre sus diversos viajes, Nicomedes siguió participando en eventos para promover la cultura afroperuana, entre los cuales destaca la dirección del primer Festival de Arte Negro, realizado en Cañete, en agosto de 1971. Otro de sus viajes tuvo como destino África en 1974, donde participa en el coloquio Négritude et Amérique Latine. Ese mismo año viajo a Cuba y a México, participando en una serie de programas televisivos. A estos países les siguieron Japón (1976), Colombia (1978), Cuba (1979), Panamá (1980).

Desde 1981 se trasladó a Madrid, donde residió hasta su muerte. Allí fue periodista en Radio Exterior de España. Al mismo tiempo en 1987, colaboró en la preparación del disco de larga duración España en su folclor, sin descuidar sus presentaciones en diversos países. En 1989 impartió un seminario sobre la cultura africana en Santo Domingo (República Dominicana) y al año siguiente participó en la expedición Aventura 92, que recorrió puertos de México y Centroamérica.

Afectado por un cáncer de riñón, falleció el 5 de febrero de 1992 después de haber sido intervenido quirúrgicamente en el Hospital Clínico de Madrid.

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POEMA EL DESPRECIO; NICOMEDES SANTA CRUZ

Me despreciaste por negroy yo te quise por blancaque maldito sea el color

que separó nuestras almas.

Por un instante quise yoque el sol nublara mis esperanzas

pero la noche no le quiso darel color a mi alma.

Y la culpa la tengo yoporque creí que ese amorcuando se quiere de veraz

no se fija en el color.

Te burlas de mi porque tengo esta piel negraque tanto te espanta, que tanto maldices

que tanto desprecias.Mucho más blanca que tú

tengo el alma y las entrañas.

Por eso te digo mujersi Dios es más grande del mundo,

porque me despreciassi tu al lado de Él: no eres nada.

Razón tenía mi madrecuando supo que te amaba

se compadecía de mi.

Es que sabía la pobrecomo queremos los negros

y como los blancos desprecianel color de nuestras almas.

Mira, aunque mis ojos son tan negroslloran lágrimas blancas.

Me despreciaste por negroy yo te quise por blanca.

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POEMA A COCACHOS APRENDI

NICOMEDES SANTA CRUZ

A cocachos aprendí

mi labor de colegial

en el Colegio Fiscal

del barrio donde nací.

Tener primaria completa

era raro en mi niñez

(nos sentábamos de a tres

en una sola carpeta).

Yo creo que la palmeta

la inventaron para mí,

de la vez que una rompí

me apodaron ?mano´e fierro?,

y por ser tan mataperro

a cocachos aprendí.

Juguetón de nacimiento,

por dedicarme al recreo

sacaba Diez en Aseo

y Once en Aprovechamiento.

De la Conducta ni cuento

pues, para colmo de mal

era mi voz general

?¡chócala pa la salida!?

dejando a veces perdida

mi labor de colegial.

¡Campeón en lingo y bolero!

¡Rey del trompo con huaraca!

¡Mago haciéndome ?la vaca?

y en bolitas, el primero…!

En Aritmética, Cero.

En Geografía, igual.

Doce en examen oral,

Trece en examen escrito.

Si no me ?soplan? repito

en el Colegio Fiscal.

Con esa nota mezquina

terminé mi Quinto al tranco,

tiré el guardapolvo blanco

(de costalitos de harina).

Y hoy, parado en una esquina

lloro el tiempo que perdí:

los otros niños de allí

alcanzaron nombre egregio.

Yo no aproveché el Colegio

del barrio donde nací…

POEMA MUERTE, SI OTRA MUERTE HUBIERA

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NICOMEDES SANTA CRUZMuerte, si otra muerte hubiera

Que de ti me libertara

a esa muerte pagara

porque a ti, muerte te diera.

La Señora Silenciosa,

La Veterana Infalible.

La Muerte, cosa terrible,

La Muerte… ¡tremenda cosa!

Qué fuerza tan misteriosa,

implacable, traicionera:

Llegas al que no te espera,

huyes del que te reclama,

ríes del pobre que clama:

¡Muerte, si otra muerte hubiera…!

Quisiera librar al mundo

de tu macabra misión.

Quisiera darte prisión

en un abismo profundo.

Quisiera, por un segundo,

contemplarte cara a cara

y que el Cosmos me dotara

de indestructible poder

conjugando un verbo Ser

que de ti me libertara.

Muerte, yo te desafío,

tu presencia no me extraña,

me burlo de tu guadaña

y de tus huesos me río.

Muerte, no le temo al frío

Que los corazones para.

Muerte, si otra te matara,

al saberte ya destruida,

con la prenda más querida

a esa Muerte pagara

Muerte que todo lo callas

estás en todo lugar,

en las nubes, en el mar,

en los campos de batalla.

Cada bala de metralla

es tu palabra certera…

Si de otra muerte muriera,

si otra muerte me llevase

a esa Muerte pagase

porque a ti, muerte te diera.

POEMA CANTARES CAMPESINOS; NICOMEDES SANTA CRUZ

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El agua la manda el cielo,

la tierra la puso dios.

Viene el amo y me la quita,

¡la p...ita que se partió!

A ver, respóndame, hermano:

si esta fue tierra ´e los incas

¿de donde hay dueños de fincas

con títulos en la mano?

Pa mí que al pobre serrano

le vienen tomando el pelo.

Acequia, puquio, riachuelo

todo en títulos se fragua.

¿De ´onde tiene dueño l´agua?

¡el agua la manda el cielo!

Y por último, los incas

no han sido los más primeros;

antes los huancas ´stuvieron

y antes que ellos los mochicas.

Ora hay haciendas tan ricas

pa sólo un dueño o pa dos

y gritan a toda voz

que heredaron de su padre...

¡Que no me vengan, compadre,

la tierra la puso Dios!

Donde no hay minas de gringos

hay tierras de gamonales,

pagan míseros jornales

y te andan a los respingos.

Se trabaja los domingos

Más pior que en tiempo ´e la mita.

Y hasta si tengo cholita

para mi pobre querer,

por el gusto de ...poder

viene el amo y me la quita.

Creo que, ultimadamente,

debiera ser propietario

quien fecunda el suelo agrario

con el sudor de su frente.

Así espera nuestra gente

y así mesmo espero yo.

Y así ha de ser, pues si no

a gringos y gamonales

vamo a recontrasacarle

¡la p... ita que se partió!

JOSÉ SANTOS CHOCANO

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José Santos Chocano Gastañodi (*Lima, 14 de mayo de 1875 - † Santiago de Chile, 13 de julio de 1934) fue un poeta peruano, conocido también con el seudónimo de «El Cantor de América». En su poesía describe y representa a su país, el Perú. Es comúnmente conocido por la mayoría de peruanos y muchos escritores se refieren a él, abreviada y simplemente, como Chocano.

José Santos Chocano Gastañodi, considerado uno de los poetas latinoamericanos más grandes de todos los tiempos por la belleza de su poesía. Estudió en el

Instituto de Lima pero al poco tiempo, se trasladó al Colegio de Lima, que dirigía Pedro Alfonso Labarthe.

Ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, a la edad de 14 años.[1] Tuvo una vida agitada, acusado de subversión, fue encarcelado a los veinte años, lo cual lo llevó a recorrer América como diplomático y aventurero; así es que se desempeñó, desde muy temprana edad, en algunas misiones diplomáticas por su país que le condujeron inicialmente a Colombia y luego a España.

En 1908 escribió: «Walt Whitman tiene el norte, pero yo tengo el sur».

Fue secretario de Pancho Villa y fue colaborador del dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, lo que casi lo llevó ser fusilado en 1920 al ser derrocado éste.

En 1922, en Lima el gobierno de la ciudad lo nombró poeta laureado.

En la tarde del 31 de octubre de 1925,[2] mató de un disparo a quemarropa al joven escritor Edwin Elmore, luego de un altercado entre ambos en el local del diario El Comercio de Lima. Elmore había criticado ácidamente la posición política del poeta. Chocano salió a los 2 años por un indulto y se fue a vivir a Santiago de Chile, donde en 1934 fue asesinado en el tranvía por Martín Bruce Padilla, [3] un esquizofrénico chileno que creía que Chocano tenía el mapa de un tesoro.

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POEMA BLASON DE JOSE SANTOS CHOCANO

Soy el cantor de América autóctono y salvaje:

mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.

Mi verso no se mece colgado de un ramajecon

vaivén pausado de hamaca tropical...

Cuando me siento inca, le rindo vasallajeal Sol,

que me da el cetro de su poder real;

cuando me siento hispano y evoco el coloniaje

parecen mis estrofas trompetas de cristal.

Mi fantasía viene de un abolengo moro:

los Andes son de plata, pero el león, de oro,

y las dos castas fundo con épico fragor.

La sangre es española e incaico es el latido;

y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido

un blanco aventurero o un indio emperador.

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EL AMOR DE LAS SELVAS DE JOSE SANTOS CHOCANO

Yo apenas quiero ser humilde arañaque en torno tuyo su hilazón tejiera

y que, como explorando una montaña,

se enredase en tu misma cabellera.

Yo quiero ser gusano, hacer encaje;dar mi capullo a las dentadas ruedas;y así poder, en la prisión de un traje,

sentirte palpitar bajo mis sedas...

¡Y yo quiero también, cuando se exhala

toda esta fiebre que mi amor expande,

ir recorriendo la salvaje escaladesde lo más pequeño hasta lo más

grande!

Yo quiero ser un árbol: darte sombra;con las ramas, la flor, hacerte abrigo;y con mis hojas secas una alfombra

donde te hecharas a soñar conmigo...

Yo quiero ser un río: hacer un lazoy envolverte en las olas de mi

abismo,para poder ahogar con un abrazo

y sepultarte en el fondo de mí mismo.

Yo soy bosque sin trocha: abre el sendero,

yo soy astro sin luz: prende la tea.Cóndor, boa, jaguar, ¡yo apenas

quieroser lo que quieras tú, que por ti sea!

Yo quiero ser un cóndor, hacer galade aprisionar un rayo entre mi pico;y así soberbio..., regalarte un ala,

¡para que te hagas de ella un abanico!

Yo quiero ser una boa: en mis membrudos

lazos ceñirte la gentil cintura;envolver las pulseras de mis nudos;

y morirme oprimiendo tu hermosura...

Yo quiero ser caimán de los torrentes;y de tus reinos vigilar la entrada,

mover la cola y enseñar los dientes,como un dragón ante los pies de un

hada.

Yo quiero ser jaguar de tus montañas,

arrastrarte a mi propia madriguera,para poder abrirte las entrañas...

¡y ver si tienes corazón siquiera...!

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POEMA DE LAS FRUTAS; JOSE SANTOS CHOCANO

Simbólico festín. Amplia y espesa

enramada de vides forma el techo;

y de la yerba húmeda en el lecho,

tendida se halla la silvestre mesa.

Sobre los hombros de un gran Atlas pesa

un recipiente para tanto estrecho,

en donde saltan del monto deshecho

la piña enorme y la menuda fresa...

Corona la alta torre una partida

manzana de oro que a gustar provoca

frescas corrientes de ignorada vida;

y empinándose así la torre ufana,

se hace una torre de Babel que toca

el cielo del amor con la manzana.

POEMA NOSTALGIA DE JOSE SANTO CHOCANO

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Hace ya diez añosque recorro el mundo.

¡He vivido poco!¡Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras:

quien no hecha raícesno puede dar frutos.

Ser río que corre,ser nube que pasa,

sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,

es triste, y más triste para el que se siente nube

en lo elevado, río en lo profundo.Quisiera ser árbol, mejor que ser

ave,quisiera ser leño, mejor que ser

humo,y al viaje que cansaprefiero el terruño:

la ciudad nativa con sus campanarios, arcaicos

balcones, portales vetustosy calles estrechas, como si las

casastampoco quisiesen separarse

mucho...

Estoy en la orillade un sendero abrupto.

Miro la serpiente de la carreteraque en cada montañada vueltas a un nudo;

y entonces comprendo que el camino es largo,

que el terreno es brusco,que la cuesta es ardua,que el paisaje mustio...

¡Señor!, ya me canso de viajar, ya sientonostalgia,

ya ansío descansar muy juntode los míos... Todos rodearán mi

asientopara que les diga mis penas y

triunfos;

y yo, a la manera del que recorriera

un álbum de cromos,contaré con gusto

las mil y una noches de mis aventuras

y acabaré con esta frase de infortunio:

-¡He vivido poco!¡Me he cansado mucho!

CÉSAR VALLEJO MENDOZA

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César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892 - París, 15 de abril de 1938), poeta y escritor[1] peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta universal después de Dante", palabras que no añaden nada al enorme legado del poeta del "dolor humano", quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente. En Trujillo se asoció con la llamada “bohemia trujillana”, círculo de intelectuales que más tarde sería conocido como el Grupo Norte. Este núcleo estuvo conformado por Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Víctor Raúl Haya de la Torre, Juan Espejo Asturrizaga, entre otros. En la capital Vallejo se vinculó con

escritores e intelectuales como Abraham Valdelomar y su grupo Colónida, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, Manuel González Prada, José María Eguren y Juan Parra del Riego. Fue en Lima donde publicó sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), que reúne poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas melografiadas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo[2] complementado con trabajos de traducción y docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que serían publicados póstumamente. Publicó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su más famoso cuento, "Paco Yunque", que fue publicado años después de su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos poemarios es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humanos. Para muchos críticos, los “poemas humanos” constituyen lo mejor de su producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo de “poeta universal”.

POEMAS DE LOS DADOS ETERNOS DE CESAR

VALLEJO

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Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;

me pesa haber tomadote tu pan;

pero este pobre barro pensativo

no es costra fermentada en tu costado:

¡tú no tienes Marías que se van!

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,

hoy supieras ser Dios;

pero tú, que estuviste siempre bien,

no sientes nada de tu creación.

¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,

como en un condenado,

Dios mío, prenderás todas tus velas,

y jugaremos con el viejo dado.

Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte del universo todo,

surgirán las ojeras de la Muerte,

como dos ases fúnebres de lodo.

Dios míos, y esta noche sorda, obscura,

ya no podrás jugar, porque la Tierra

es un dado roído y ya redondo

a fuerza de rodar a la aventura,

que no puede parar sino en un hueco,

en el hueco de inmensa sepultura.

POEMA LOS HERALDOS NEGROS DE CESAR

VALLEJO

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Hay golpes en la vida, tanfuertes...¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios;como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufridose empozara en el alma...

¡Yo no sé!

Son pocos; pero son...Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.Serán tal vez los potros de

bárbaros Atilas;o lo heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondasde los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que elDestino blasfema.

Esos golpes sangrientosson las crepitaciones de algún pan

que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,como cuando por sobre el hombro

nos dan una palmada;vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,

como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida,tan fuertes... ¡Yo no sé!

POEMA PIEDRA NEGRA SOBRE PIEDRA BLANCA

DE CESAR VALLEJO

Me moriré en París con aguacero,

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un día del cual tengo ya el recuerdo.

Me moriré en París -y no me corro

tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso

estos versos, los húmeros me he puesto

a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,

con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban

todos sin que él les haga nada;

le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos

los días jueves y los huesos húmeros,

la soledad, la lluvia y los caminos...

POEMA MASA DE CESAR VALLEJO

Al fin de la batalla,

y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre

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y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:

«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,

clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

rodearon millones de individuos, con un ruego común:

«¡Quédate hermano!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon;

les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente,

abrazó al primer hombre; echóse a andar...

Abraham Valdelomar}

Pedro Abraham Valdelomar Pinto (Ica, 27 de abril[1] de

1888 - Ayacucho, 3 de noviembre de 1919) fue un narrador,

poeta, periodista, ensayista y dramaturgo peruano. Es

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considerado uno de los principales cuentistas del Perú, junto con Julio Ramón

Ribeyro.

Valdelomar fue un escritor completo pues abarcó prácticamente todos los géneros

literarios conocidos. Sin embargo, lo mejor de su creación ficticia se concentra en el

campo de la narrativa cuentística. Sus cuentos se publicaron en revistas y periódicos

de la época, y él mismo los organizó en dos libros: El caballero Carmelo (Lima,

1918) y Los hijos del Sol (póstumo, Lima,1921). En ellos se encuentran los primeros

testimonios del cuento neocriollo peruano, de rasgos postmodernistas, que marcaron

el punto de partida de la narrativa moderna del Perú. En el cuento El caballero

Carmelo, que da nombre a su primer libro de cuentos, se utiliza un vocabulario

arcaico y una retórica propia de las novelas de caballerías para narrar la triste

historia de un gallo de pelea, relato nostálgico ambientado en Pisco, durante la

infancia del autor. En Los hi jos del Sol, busca su inspiración en el pasado histórico

del Perú, remontándose a la época de los incas.

Su poesía también es notable por su evolución singular del modernismo al

postmodernismo, teniendo incluso atisbos geniales de vanguardismo. Aquella es de

una sensibilidad lírica extraordinaria que tiene como máxima expresión la de ser un

vuelco hacia su interioridad. Pero esta interioridad debe entenderse como una

expresión directa e íntima (por tanto, creativa) de la realidad. Esta poesía tiene como

ejemplos fulgurantes a Tristitia[2] y El hermano ausente en la cena de Pascua, los

cuales presentan a su autor como un poeta dulce, tierno y profundo, saturado de

paisaje, de hogar y de tristeza.

ABRAHAM VALDELOMAR

POEMA EL HERMANO AUSENTE EN LA CENA

PASCUAL

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La misma mesa antigua y holgada, de nogal,

Y sobre ella la misma blancura del mantel

Y los cuadros de caza de anónimo pincel Y la oscura

alacena, todo, todo está igual…

Hay un sitio vacío en la mesa hacia el cual

mi madre tiende a veces su mirada de miel

y se musita el nombre del ausente;

pero él hoy no vendrá a

sentarse en la mesa pascual.

La misma criada pone, sin dejarse sentir,

la suculenta vianda y el plácido manjar;

pero no hay la alegría ni el afán de reir

que animaran antaño la cena familiar;

y mi madre

que acaso algo quiere decir,

ve el lugar del ausente

y se pone a llorar…

POEMA TRISTITIA DE ABRAHAM VALDELOMAR

Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,

se deslizó en la paz de una aldea lejana,

entre el manso rumor con que muere una ola

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y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía

;el cielo, la serena quietud de su belleza;

los besos de mi madre, una dulce alegría,

y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía

el canto de las olas como una melodía

y luego el soplo denso, perfumado, del mar,

y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;

mi padre era callado y mi madre era triste

y la alegría nadie me la supo enseñar

POEMA ELOGIO DE ABRAHAM VALDELOMAR

¡Poeta! tú naciste para reír bajo las vides

para cantar victorias y triunfar en las lides

y llevar el ensueño de canción en canción

orlarte con coronas del laurel de las Hadas

y llevar tus guedejas bajo el Sol

coronadaspor las formas olímpicas donde ríe el

amor.

Un haz de voluntades te llevó a otros vergeles

y cantaste a otras razas y bebiste otras mieles

junto a un río de plata donde se mira el

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Sol;la Historia entre tus humos un perfume

ha aspiradoy un susurro de voces en el bosque

sagradoanuncia el nuevo triunfo de un nuevo

Anacreón.

Heraldo de tu raza diste el primer acorde

en la augusta trompeta y en la lira tricorde

donde las notas juguetearon como en un humo sideral

y hay en tu vieja estirpe, noble como el acero

guerrero en la gloria y en la tierra un trovero

fresco, joven y ardiente como una flor primaveral.

Vayan mis versos pálidos a orlar serenamente

junto a tantos laureles los rizos de tu frente

cual susurro lejano de un modesto vergel,

bajo la débil sombra de tu imperial corona

que el arte, el talento y el amor eslabona

con un simbólico laurel.

Hubo en tu raza un hombre, precursor de la Historia

que soñó tus canciones y presintió tu gloria

entre águilas heráldicas y entre campos de azur,

que imaginó algo grande digno de tus hazañas

y en el nido más alto de las altas montañas

hizo un pueblo, poeta, ¡donde nacieras tú!

Recuerdo vagamente de un lejano momento.

Fue un floreal. Tus canciones impregnaron el viento

y yo vi ante tus versos la brisa sonreír,cantará las doradas espigas de la lira...

En el floreal de entonces cantaste a Primavera,

y hoy es la Primavera, ¡la que te canta a ti!

Ve por el mundo, bardo, y atraviesen tus rondas

entre frescos jardines y entre aromadas frondas

hacia el amplio sendero donde mora Ilusión

poeta que naciste para reír bajo las vides

para cantar victorias y triunfar en las lides

¡y llevar el Ensueño de canción en canción!

POEMA ORACION A LA BANDERA DE ABRAHAM

VALDELOMAR

Hija de San Martín y nieta de Manco Cápac, madre de Grau y Bolognesi, en la

hora magna de la libertad, bajo la paz del cielo claro y convexo, ante la cruz de

la religión y ante la espada del heroísmo, ante la legión infantil que venera y

canta, yo.

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niño aun, que seré mañana joven y fuerte, en nombre de las naciones en

primavera, te hago el voto de mi vida en flor y te saludo ¡ Oh bandera, ala de la

victoria, alma y sustancia de la libertad, símbolo augusto de la patria libre!

Bendita seas por que en tus rojos pliegues esta la sangre de mi sangre, la

sangre de mi padre y de mi madre, la sangre de mis abuelos, la sangre que por

ti derramaron todas las generaciones;

benditas seas por que pensando en ti, los niños nos haremos mas buenos; por

que viendo en extraña tierra tu imagen, sentiremos el beso de la madre, el

beso de la hermana, el afecto lejano y el bienestar distante; bendita seas por

que tu encarnas el ideal sobre la tierra; por que tu eres el ideal mismo hecho

ala en el viento y pliegue bajo el azul del cielo.

Por que fuiste ave con Chávez, pujanza con Elías Aguirre, ala con Ugarte,

sudario con Grau, anhelo con Tupac Amaru, idea con Unanue, músculo y nervio

con zela, gracia con Palma, música alada con Chocano.

¡Malditos sean los que no siguen tus colores, malditos sean los que no te

adoren de rodillas, malditos sean los que no sueñen con tu grandeza!